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    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 17

    7 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Esta publicación es la parte 17 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    La casa estaba en un silencio sepulcral, no había movimiento, el silencio solo era interrumpido por los gemidos que Pao daba, estaba empinada sobre su cama y tenía a Joaquín atrás de ella, quien le clavaba la verga una y otra vez en su tierna rajita, ella estaba feliz, era un momento especial para ella, amaba a Joaquín, era tan inocente que no se había dado cuenta de cómo la fue pervirtiendo, para ella todo fue un juego, un juego muy placentero.

    Joaquín era como su papá, al menos ella si lo sentía así, se preguntaba por qué había tardado tanto en llegar a sus vidas, ella hubiera deseando con toda su alma que el fuera su verdadero papá y siempre estuviera con ella.

    — Aaahhh aaahhh

    Gimió cuando sintió como Joaquín, su papá postizo, aceleró sin piedad abriéndose paso en su estrecha cuevita, ella sintió como sus paredes se abrieron con la penetración brusca que le daba, extrañamente no fue dolor lo que sitió, sino mucho placer, tanto que no pudo evitar gemir y sentir como su vagina lubricaba la verga invasora, permitiéndole salir y entrar a voluntad.

    — Aaahhh papi

    Gimió llamándolo “papi”, eso la enloquecía más, ella no conoció a su padre, ni siquiera recordaba el por qué se había ido, desde que tenía uso de razón sólo eran ellas tres; en su escuela ella miraba con nostalgia como sus amigas eran llevadas y recogidas por sus padres, sentía tristeza y envidia, pero ahora no, ahora tenía un padre a quien querer, que importaba que se la cogiera, era su padre y era el mejor papá del mundo para ella, pensando eso sintió un orgasmo al sentir como Joaquín bruscamente la sujeto del cabello y la jaló haciéndola chillar

    — Ay aaahhh

    Pao sonrió después de que el dolor del jalón de cabello pasó; si, él era su papá, no importaba nada más.

    — Mi puta, que rico aprietas — Aaahhh aaahhh

    Ella no contesto al obsceno comentario que hiso Joaquín, al menos no contestó con palabras, su respuesta fue gemir de placer y contraer su vagina una y otra vez para que la verga de su papá sintiera mucho placer, haciendo eso sintió como él aceleró sus embates, esa era la señal de su eyaculación, no sabía cómo sería esta vez, eran tantas las variantes, podría descargarse en su raja, sacarla y aventarle el semen en su espalda, en su rostro o bien voltearla y meterle la verga en lo más profundo de su garganta y vaciarse ahí.

    — Mi puta me vengo

    Él escogió la última opción, la jaló bruscamente y la volteo dejándola en cuatro, pero de frente a él, le metió la verga por la abierta y hambrienta boca de Pao, la sujeto por la nuca y sus movimientos de cadera fueron bestiales, Pao por reflejo intentó liberarse, pero sabía que era inútil, él siempre la sujetaba tan fuerte que no podía hacer más que recibir semen y soportar la asfixia que le provocaba.

    — Aaahhh—Joaquín con los ojos en blanco vació su semen en la garganta de Pao mientras la sujetaba del cabello — Mmmggghhh

    La pequeña solo emitió sonidos guturales, tratando de no vomitar, porque la verga le llegaba hasta el punto de su garganta que le provocaba arqueo de vómito.

    Joaquín termino su pervertida eyaculación dentro de la inocente Pao y cayó sobre la cama, pero no sacó la verga de la boca de Pao, se acomodó de tal forma que ella siquiera chupando, ya no la sujetaba fuerte, solo la guiaba, esa era parte favorita de Pao, sentir como la verga de su papá iba perdiendo dureza y ella recibía las últimas y saladas gotas seminales

    Para Pao solo era un tierno gusanito con el que le gustaba jugar con su lengua; se emocionaba cuando pasaba la lengua por el frenillo y veía como Joaquín daba brinquitos de placer, al sentir los chispazos postcoito.

    — Mi putita, cada vez lo haces mejor — ¿Si te gusta cómo cogemos papi? — Me encanta, cada vez eres más puta — Si, lo soy para ti

    Pao subió reptando sobre su papá y se acurrucó a su lado, lo abrazó con el mayor amor que pudo, deseo que ese momento nunca acabara, que él se quedara a vivir con ellas, que fuera realmente su papá, que se la cogiera todas las noches, no importaba que ella tuviera que usar algo en su boca para no gritar, le entregaría todos sus agujeros cada que se lo pidiera.

    — ¿Qué horas son?—pregunto Joaquín mirando el techo — No sé, ¿quieres que cheque? — Si putita, ve y checa mi reloj

    Joaquín como un lobo miró como Pao se levantó y desnuda con sus nalgas rojas por las nalgadas recibidas, caminó hasta su ropa tirada en le piso, se agachó sin saber que su papá la miraba, apreciando su enrojecida raja, su verga se inquietó cuando los infantiles labios se abrieron, tenía una raja tan dilatada que el simple hecho de agacharse hacía que se abriera como un ojo de una cerradura que invitaba a mirar dentro

    — Son las 5 y media—dijo Pao levantándose y sorprendiendo a su papá mirándole el trasero, sonrió coqueta — Ok, ya hace hambre, vamos abajo a ver que calentó la puta de tu hermana — ¿No quieres comer otra cosa?

    Pao lo miró coqueta y caminó hasta subirse a la cama y ahí continuó caminando hasta ponerse encima de su papá a nivel se cabeza, fue bajando a horcajadas y Joaquín con la mirada perdida de deseo vio como la rajita de ella se abrió, sin poder evitarlo sacó su lengua para recibir esa tierna rajita, sintió el sabor a jugo vaginal, su lengua entro unos centímetros y la movió dentro y afuera.

    — Aaahhh

    Pao lanzó un gemido y movió sus caderitas, Joaquín jugó con el clítoris de ella y su introito hasta sentir como emanaron jugos del orgasmo infantil de Pao, chupó como el manjar prohibido que era; Joaquín sintió como Pao se estremeció en su orgasmo, Joaquín bajo el ritmo de la chupada hasta dejar de hacerlo, tiernamente la bajó

    — Vamos, ya es hora de bajar — Si papi

    Pao brincó y Joaquín enternecido vio como caminó con dificultad por el tener las piernas abiertas durante la chupada, si las quería, más de lo que él se imaginaba, al principio fue placer carnal, pero después, aunque no lo aceptara, las había empezado a querer, realmente él nunca había tenido una familia, venía de un hogar fracturado, tuvo que salir muy joven a buscar su propio futuro, pasaba la navidad solo, nadie festejaba su cumpleaños, vivía en un cuchitril al que nadie visitaba, siendo honestos y realistas, si se había encariñado con las pequeñas

    — Hola papá, ¿ya acabaron? — Si mi puta y mira que hicimos mucha hambre, verdad mi amor — Si papi—contestó Pao coqueta

    Jo se levantó de la mesa de la cocina donde hacía tarea, sacó los platos ya listos del refrigerador y uno a uno los fue calentando, el primero que sirvió fue para Joaquín, pues era el papá y jefe de familia, al menos en ese momento; él veía la dedicación con la que Jo se esmeraba para servirle y complacerlo, claro que ella era más inteligente, más suspicaz, no era tan inocente como su hermanita.

    — Oye papá—dijo Jo sentándose sirviendo el último plato para ella— ¿papa Alvarado ya no vendrá? — No lo sé, el anda en unos asuntos en su casa — Pues como venía casi a diario y ahora nada — ¿Y lo extrañas? — Un poco—mintió Jo, porque extrañaba mucho la verga dura y larga de Alvarado, no significaba que no le gustara ser cogida por Joaquín, solo que le gustaba más la de Alvarado — No te preocupes mi putita que aquí está tu otro papá para meterte la verga como a ti te gusta — Mmm ¿me la meterás por el culo? — Sabes que si — Entonces comeré poquito, no quiero accidentes como con Pao — Jajaja

    Rieron los tres y continuaron comiendo, platicaban cosas triviales, en eso escucharon ruidos afuera, eran parecidos a pasos en el porche de la entrada

    — Hola hijas, soy yo su abuela

    Los tres palidecieron y abrieron los ojos como platos del susto, brincaron de sus sillas, Joaquín volteo a verse a sí mismo, estaba desnudo, Pao también, solo Jo traía ropa

    — Rápido suban los dos, vístanse y escóndete papá—susurró Jo a los dos

    Subieron los dos corriendo, Jo recogió el palto de Joaquín tiró la comida y lo dejo en el lavatrastos, arregló su ropa y miró a su alrededor, buscaba cosas que pudieran delatar la presencia de Joaquín, no vio algo delatador.

    — Hija abre ¿dónde están?

    La abuela golpeaba la puerta y gritaba, Jo suspiró para bajar adrenalina y caminó hacia la puerta

    — Ya voy abue

    Abrió y la anciana mujer entró sin pedir permiso

    — Muchacha, ¿pues qué hacían que no habrían? — Nada estábamos comiendo, Pao subió al baño — ¿Arriba— Y ¿por qué no usa el de abajo? — Ya ves cómo es ella, agarra modas, ¿qué haces aquí abuela? — Pues regresé a la ciudad y vine a ver como estaban

    En eso bajó Pao ya cambiada y con una coleta simple

    — Hola abuelita ¿Qué haces? — Mis niñas pues regresé a la ciudad y las voy a volver a cuidar

    Jo puso cara de angustia y Pao también, la abuela lo notó

    — ¿Qué no les da gusto? — Sí, pero es que ya nos cuidamos solas y pues…– Jo trató de decir más pero la abuela la interrumpió enérgicamente.

    — Pues nada, dos niñas de su edad no pueden estar solas tanto tiempo, y menos en estos días con tanta gente enferma

    ¿Gente enferma— Pues si es lo que a ella le encantaba, que esa gente enferma se la cogiera por todos sus huecos y la presencia de su abuela impediría su nuevo placer

    — Pero abue, de verdad no tienes que preocuparte, nos cuidamos solitas todo este tiempo ¿verdad Pao?

    Pao asintió inmediatamente, era inocente, pero no tonta, sabía que la presencia de la abuela impediría coger con su papá Joaquín de quien estaba muy encariñada o con su papá Alvarado quien le gustaba mucho.

    — Bueno, solo venía a avisar, ya me voy, al rato le hablo a su mamá para avisarle que vendré a cuidarlas

    Las dos callaron, sabían que la batalla no la ganaría convenciendo a la abuela, esa batalla la ganarían convenciendo a su madre, esa era la única esperanza, convencer a su mamá de que podían estar solas por las tardes

    — ¿Y esa maleta?

    Las dos palidecieron, había olvidado la maleta dónde Joaquín guardaba su material, cámaras, aceites dilatadores y todas sus “herramientas”, la cara de Pao era la viva imagen de la angustia

    — Es… es un proyecto de la escuela, es para una obra de teatro, la guardamos nosotras — ¿Y ustedes por qué?—dijo mientras se acercaba a la maleta — Pues porque la organizamos los alumnos — ¿Y podré ir?—la abuela preguntó emocionada — No creo, es solo para alumnos y maestros — Mmm que raro, igual hablaré con tu maestro para ver si me da oportunidad de ir — Bueno, si quieres habla con él — Jo suspiró aliviada cuando vio que su abuela salió de su casa, igual tenía al maestro de su lado, sería Alvarado quien le dijera que no podía ir a la obra de teatro — Jo, por poco y nos cacha, olvidamos la maleta — Ya sé, estamos bien tontas ¿y papá Joaquín? — Escondido arriba — ¿Dónde? — En el closet de nuestro cuarto

    Subieron las dos y Jo abrió bruscamente la puerta del closet, Joaquín brincó super asustado, aún estaba desnudo, tenía su ropa en la mano y temblaba como perro chihuahua, no se había vestido porque el closet era muy estrecho y su gordura no le daba facilidad de vestirse

    — Jajaja ¿te asusté papi?—preguntó pícaramente Jo — ¿Tu abuela? — Ya se fue, pero tenemos malas noticias, quiere regresar a cuidarnos, o sea que ahora nos veremos muy poco — Ya lo sé — Bueno déjame me cambió para irme, no sea que regrese — ¿Miedo?—preguntó Jo con ojos de diablilla — No como crees mi putita, me encanta que atrapen con dos niñas recién cogidas — Jajaja ay ya se fue, y no creo que regrese — No, ni madres hoy con el susto no creo que se me pare — ¿Apostamos?—dijo mientras pasaba la lengua por sus sensuales labios

    Una hora después Jo estaba sentada de espaldas sobre Joaquín, recibía verga en su culo y tenía a Pao metida chupándole la raja

    — Si papi cógeme, quien sabe cuándo podremos hacerlo de nuevo, hazme gozar, mete tu pince verga hasta dentro, si así… aaahhh

    El florido lenguaje hiso que Joaquín explotara en un estresado orgasmo, aún tenía miedo, pero la hábil lengua de Jo lo había hecho perder la cordura y termino cogiéndolcela en las formas que ella se lo pidió, de repente mientras eyaculaba dentro de ella pensó que ya no la dominaba

    — Aaahhh me vació todo mi putita — Si, que rico, siento como me entra tu pinche leche hasta dentro aaahhh

    Jo se movió muy brusco que hasta a Joaquín asustó, se levantó y jaló a Pao, se sentó en su rostro y apretó los dientes y ojos y volteo la cara hacia arriba para poder pujar y cagarle el semen a Poa en su boca

    — Si, está saliendo, aaahhh trágatelos puta, es la leche de papá

    Le gritó Jo a Pao que obediente trago la nutritiva leche de su papi, que importaba que viniera del culo de su hermana, Jo cuando sintió que ya no le salía leche se dejó caer sobre su papá y le beso el sudado pecho

    — Ya ves que si podías—le dijo ronroneando como gatita — Si, tu lengua revivió mi verga, pero ahora si me voy — Aaawww—Jo hiso un gesto de tristeza– bueno papi, y déjame ver como convenzo a mamá de que nos deje solas y puedas venir a cogernos cada que quieras — Si mi putita, haz lo que tengas que hacer, pero no dejes que tu abuela venga — Si papi, lo haré

    Joaquín salió y llegó a su casa, lo primero que hiso fue llamar a su socio Alvarado, contestó casi al instante.

    — Hola — Hola Alvarado — Hola Joaquín como estas — Muy bien mi estimado, sólo preguntándote como te fue, me quedé preocupado y ya no te reportaste — Bueno, creo que tendremos que vernos para decirte las cosas y para entregarte un pendiente — ¿Hablas de…? — Así es—Alvarado bajo la voz—hay muchos ceros — Excelente, ¿vendrás? — Si, en una hora estoy allá — Muy bien chao — Adiós

    Joaquín colgó, esperaba a Alvarado, pero este tardó más de la cuenta, lo que él no sabía ni imaginaba era que Alvarado en ese momento sodomizaba a su flamante esposa sin piedad.

    Toc toc

    El sonido de la puerta hiso brincara Joaquín de su asiente mientras veía porno en su computadora, ya había olvidado que venía Alvarado y se distrajo viendo porno del que le gustaba, se levantó, guardo la verga que masturbaba, acomodó su ropa y fue a abrir

    — Hola Joaquín—saludo alegremente Alvarado — Vaya hombre pensé que no vendrías—Joaquín le estrechó la mano con la que se masturbaba — Me entretuve con mi esposa—dijo guiñando un ojo — Jajaja eres un cabrón, ya ves, te dije que todo pasaría, pero ¿Cómo lo resolviste? — Es una larga historia, pero mira esto, es tu ganancia

    Alvarado soltó una maleta casi arrojándola a los pies de Joaquín, era pequeña. Pero estaba llena de billetes grandes

    — ¿Todo eso? — Y habrá más, le gente quiere más, tal parece que tienes talento para esto — Guau, es mucha plata — Sólo se discreto y sobre todo no lo guardes ni en tu casa ni en el banco, consigue una caja de seguridad o algo así.

    Joaquín miró el maletín y relamió sus labios, nunca había visto tanto dinero junto y menos que fuera de él.

    — Tenemos un problema — ¿Cuál? — La abuela de las chicas regresó y las va a cuidar de nuevo, — Es un problema—dijo Alvarado serio — Jo va a hablar con su mamá para convencerla de que las deje solas, ojalá y pueda porque si no nos quedamos sin modelos, lo bueno que tengo más material guardado — ¿Tienes más de Pao cagándose? — Sí, no tan bueno como los que te llevaste, pero sí tengo de esos; pero ya dime ¿cómo resolviste las cosas? — Es una larga historia — No tengo prisa, ¿quieres cerveza? — Si, ¿por qué no?

    Joaquín regresó con dos cervezas heladas y se sentaron en la vieja y desordenada sala, Alvarado contó todo con lujo de detalles, a Joaquín no le ocultaría nada, este puso cara de asombro y otras de cachondez cuando escuchó como terminaron en una orgía familiar, por poco y le pide permiso de sacar su verga y masturbarse, pero mejor no lo hiso.


    Jo le llevaba las pantuflas a su mamá, llegaba siempre cansada del hospital, las dejó en el suelo y le quito los zapatos de enfermera y le colocó las pantuflas

    — Ten mami, para que descanses tus pies — Gracias hija, solo 5 minutos en lo que descanso mis pies y les preparo la cena

    Carla era una mujer de 30 años, estaba en plenitud de belleza, trabaja para un hospital de seguridad social, desde que su esposo la había abandonado se había entregado a su hijas, trabajaba todo el día para tener más sueldo y que a ellas no les faltara nada, llegaba siempre a las nueve de la noche, se colocaba sus pantuflas y preparaba la cena, adoraba sus hijas; era una mujer muy atractiva, de ahí la belleza de ambas niñas, tenía el mismo color claro de ojos que Jo.

    En el hospital recibía invitaciones de los hombres de todas las categorías, desde el que limpiaba hasta el medico millonario de abolengo, ella declinaba siempre, porque sabía que sólo querían un acostón, se volvió la enfermera bonita, pero amargada de la clínica; Jo tímidamente se acercó a ella.

    — Mami — Dime mi princesa — ¿Crees que hemos sido responsables Pao y yo? — Si princesa, se han portado como todas unas mujercitas, la casa siempre está limpia y tú has cuidado muy bien a tu hermana.

    — De hecho de eso te quería hablar, si yo también siento que hemos madurado mucho Pao y yo y que nos hemos cuidado mutuamente, hacemos nuestra tarea, limpiamos la casa, yo le caliento la comida a Pao, creo que nos ha beneficiado — Y ¿por qué me dices eso mi princesa? — Porque la abuela regresó y quiere cuidarnos y Pao y yo queremos seguir cuidándonos solas — ¿Regresó tu abuela? — Si, vino hoy, pero por favor mami, anda deja que sigamos igual, nos sentimos más libres para administrar nuestros tiempos, la abuela a veces no me deja acabar la tarea y nos manda a dormir, luego andamos apuradas porque no acabamos la tarea, la casa ha estado limpia y ordenada, anda mami por fis ¿sí? Jo juntó sus manitas en súplica, tenía que convencer a su mamá de que las dejara solas para poder seguir invitando a sus amigos a coger con ellas, la mamá pensaba seria las cosas — No lo sé hija, me siento más segura con tu abuela aquí, dos niñas tan bonitas como ustedes no deben estar solas — Anda mami, por favor, de verdad seremos responsables como hasta ahorita, es más te prometo mejorar mis calificaciones en matemáticas — ¿Segura que prefieren estar solas? — Si mami — Y vas a mejoraren matemáticas — Si, te prometo un diez en mi próximo examen — ¿Segura que será un diez? — Si, si no lo saco, que venga la abuela — Bueno princesa, pero prométeme que se portaran bien — Prometido—dijo Jo con su manita atrás cruzando los dedos, sin que su madre la viera — Bueno hablaré con tu abuela mañana en la mañana y le diré que no venga, deja preparo la cena

    Jo casi grita de felicidad, había logrado convencer a su mamá, últimamente había notado la habilidad que tenía para convencer, miró a Pao que sonreía feliz.

    Cenaron se bañaron y se fueron a sus camas, Jo sacó su celular debajo del colchón y lo encendió, se tomó un foto de su rajita y se la envió a Joaquín

    — Hola papi, te mando un besito

    Joaquín veía porno, Alvarado tenía rato que se había ido y regresó a su rutina de masturbarse, escuchó su celular y su pene brincó cuando vio la foto de la rajita de Jo

    — Hola mi putita, como quisiera estar ahí para meter mi lengua entre esos labios

    Jo rio tapándose la boca por la respuesta

    — ¿Ha sí— Y ¿qué más me harías? — Te metería la verga en la boca hasta hacerte llorar — Y ¿Qué más? — Te empinaría y te metería la verga hasta hacer que te orines de gusto

    Jo abrió su boquita y apretó sus piernas, se estaba calentando con la plática; se tocó la rajita y metió dos deditos, se masturbó

    — Me estoy masturbando — Quiero verlo

    Mando foto y Joaquín también se masturbó viendo los dedos dentro de la rajita que le daba tanto placer

    — Manda video, quiero verte en video

    Jo sonrió y puso la cámara frontal y se masturbó, abrió su boca y susurró “papi”, Joaquín aceleró su mano cuando la vio

    — Métete dedos en el culo, quiero que te dedees el culo para mí

    Jo sonrió por la pervertida petición de su papá postizo, pensó como hacerlo, puso la cámara en el buró y se empinó ante esta, con una mano jaló una nalga y con la otra metió dos dedos, los metió y sacó, estaba tan laxo su culo que ya fácil lo hacía, mando el video

    — Aaahhh

    Joaquín puso ojos en blanco y gimió de placer al ver a la pequeña Jo como se metía dedos en el culo tal y como él se lo pidió

    — ¿Estas excitado? — Mucho, yo también me masturbo — ¿Vendrías a verme? — ¿Saldrías? — Si, nos iríamos al patio y nos metemos entre los arbustos y ahí me podrías coger por el culo ¿te gustaría papi?

    Joaquín estaba muy excitado, trataba de aclarar su mente y ver su imprudencia, pero su verga tenía el control en ese momento

    — Voy en camino

    15 minutos después Jo recibía un mensaje nuevo

    — Ya llegue, ¿qué hago— ¿por dónde entro? — Camina despacio y ve al patio, espérame por los arbustos

    Joaquín se arrepentía de haber ido, su pene había perdido dureza y ahora si veía el peligro que corría, caminaba sigiloso, pero los perros ladraban delatándolo, vio los arbustos y se escondió entre ellos, estaba agachado, vio la luz del celular de Jo y como esta abrió sumamente despacio la puerta trasera, lo hiso con un sigilo impresionante; se acercó a la barda donde el perro ladraba como loco y loe arrojó un trozo de pollo, el perro recibió el soborno y dejo de ladrar

    — Papi ¿dónde estás no te veo?—susurró Jo — Aquí—susurro en respuesta Joaquín

    Jo lo distinguió y sonrió mirándolo como se escondía como ninja entre los arbustos, se acercó a él y apagó la luz de su celular, Joaquín se hincó para no estar agachado y abrazó a la delgada Jo, sus bocas se juntaron desesperadas, se escuchaba el estruendo de sus bocas al ser chupadas mutuamente.

    Joaquín casi desesperado llevó sus manos por debajo de la bata de Jo y apretó sus nalgas ella gimió quedito al sentir el pervertido manoseo de su papá

    — Aaahhh papi, viniste — Si mi puta, me pusiste tan caliente que no pensé en otra cosa que en partirte ese hermoso culo que tienes Joaquín llevo sus manos al culo, Jo no se había puesto bragas, palpó el esfínter y lo sintió mojado — ¿Qué te pusiste? — Aceitito, ¿te gusta así? — Eres una puta — Tu puta, anda cógeme, ya muero de ganas

    Joaquín bruscamente la volteo y la hincó frente a él, saco su verga del cierre y levantó la delgada bata, la escasa luz de la luna permitió ver las blancas nalgas de Jo y al centro el oscuro culo que lo invitaba a pecar de la forma más pervertida; apuntó su verga y la metió hasta el fondo

    — Mmmggghhh

    La pequeña Jo apretó sus labios para no gritar de placer, sintió la brusquedad de Joaquín tan delicioso, ya estaba acostumbrada al sexo rudo que posiblemente ya nada le llenaría, más que el sexo rudo y pervertido

    — Papi

    Susurró Jo cuando Joaquín inició un mete y saca rápido, no quería perder tiempo, sabía que estaba abusando de la suerte, Jo se había lubricado con aceite el culo, porque no tuvo problemas para meterle la verga, sentía lo resbaloso del esfínter, eso le daba más placer, sujetó a Jo de ambos hombros para hacer más palanca; Jo pasó los ojos en blanco como la mayor de las putas

    — Papi, aaahhh voy a gritar mmmggghhh

    Joaquín rápidamente le tapó la boca y aceleró como una bestia en el culo de la bella, pequeña y frágil Jo, sintió el inminente cosquilleo en sus huevos y eyaculó dentro, se mordió tan fuerte el labio inferior para no gritar que por poco y lo hace sangrar, sintió un orgasmo muy intenso bombeando salvajemente el culo de Jo que gemía en la mano de su papá postizo.

    — Mmmggghhh — Mmmggghhh

    Gimieron los ahogando su orgasmo, Joaquín por reflejo soltó la boca de Jo, en cuanto lo hiso se escuchó el intenso gemido de ella

    — Aaahhh papi aaahhh…. Mmmggghhh

    Joaquín volvió a tapar rápidamente la boca de Jo, el gemido se oyó muy fuerte en medio del silencio de la noche, se oyó tan intenso quye los dos vieron asustados como la luz d ela recámara de la mama de Jo se encendió

    — Mierda—exclamó Joaquín sacando le la verga a Jo, quien brincó cayendo de pie y acomodándose su bata de dormir — Escóndete detrás de esos arbustos

    Le susurró Jo a Joaquín, quien gateando corrió a esconderse, la ventana de la recámara se abrió

    — ¿Quién anda ahí?—se escuchó la voz de su madre — Soy yo mami — ¿Jo— ¿Qué haces ahí afuera? — Escuché el gato que siempre viene a hacer destrozos y salí a espantarlo — ¿sola— No hija, no debes salir sola ¿y espantaste al gato? — No era un gato, era un perro—dijo Jo volteando al arbusto donde Joaquín en cuatro patas, con la verga escurriendo jugos, se escondía — ¿Un perro? — Si mami, yo creo que andaba en celo, porque traía su cosita de fuera—dijo mirando al asustado Joaquín en cuatro con su verga colgando– pero ya acabé con él — Hay que cosas dices, eres muy pequeña para fijarte en eso — En la escuela nos enseñan y vi muy bien como andaba el pobre perrito con la cosita de fuera — Hay hija ya metete, es tarde — Si mami

    La mamá de Jo cerró la ventana y apagó la luz, Jo se asomó riendo al arbusto dónde el pálido Joaquín seguía en cuatro patas

    — Hola perrito—dijo Jo sonriendo pícaramente — ¿Ya se fue? — Si ya, y ya me tengo que ir — Si, corre — ¿así nada más? — ¿cómo? — Pues falta que limpie tu verga

    Jo se agacho y llegó hasta dónde Joaquín seguía en cuatro, se torció toda y logro meterse debajo de su papá y le mamó la verga limpiándola de cualquier suciedad, la verga empezó a querer responder, Jo lo notó

    — ¿Otra vez papi? — No, ya metete, no vaya a ser que se asome y te vuelva a ver — Anda papi, lo hacemos raído—Jo estaba muy caliente, tenía demasiada adrenalina para meterse — Bueno, pero acabo en tu boca así como estamos — Si

    Joaquín se levantó quedando hincado y Jo quedó en cuclillas inclinada a él, ella sintió como la fue sostenido con ambas manos del cuello y de la nuca, su rajita brinco sabiendo lo que venía

    — Mmmggghhh

    Fue el gemido que dio cuando Joaquín la sostuvo firmemente y empezó a mover su cadera, prácticamente se la cogía por la boca, fue tan brusco el movimiento que la pobre cayó hincada y se sostuvo como pudo de la cadera de su padre

    — Oh mi puta, que rico siento—susurró Joaquín

    Apretó los dientes y aceleró haciendo que la pobre Jo luchara por zafarse y respirar, pero Joaquín se lo impidió, la sostuvo más fuerte hasta que sintió como sus huevos explotaron llenado de nutritiva leche la boca de su hija

    — Aaahhh mi puta—volvió a susurrar — Mmmggghhh

    Fue lo único que pudo contestar la asfixiada Jo, porque Joaquín no la soltó hasta que descargó la última gota, y cuando esto pasó no la sacó solo aflojo un poco a Jo para que respirara y empezara a mamar de nuevo, ella lo hiso, mientras respiraba por la nariz recuperando el aire, a ojos cerrados mamó la verga de su papá hasta que esta se aguado en su boca, eso le encantaba, sacarle la leche y chuparla después jugando con ella en su boca; finalmente la sacó y se levantó quedando hincada frente a su papá, este le limpió con el pulgar la comisura que tenía un poco de leche.

    — Mi puta

    Jo sonrió ante el bello piropo de su padre y se acercó a besarlo, sus lenguas se enroscaron y la leche que traía pegada en su lengua fue saboreada por su padre, por mero reflejo la niña llevó su manita al pene y lo masturbó, lo sintió muy mojado

    — ¿Otra vez?—susurró la insaciable Jo—aún falta mi rajita — No mi puta, ahora si me voy — Mmm—Jo puso cara de puchero — Mejor convence a tu mamá de que no venga tu abuela — Si eso intentaré, pero creo que esta semana si vendrá

    Jo mintió, por alguna razón le gustaba tener el control de cada cuando iban, se puso a sí misma una semana “libre” para invitar al pastor, al cura o al semental de Arturo el “puma”, solo de pensarlo su rajita de mojo de nuevo, si, invitaría a los tres y cogería ella y su hermanita con todos.

    — Está bien le diré a Alvarado, o bueno tu mejor dile en la mañana en la escuela — Si papi, yo le digo y te hablo cuando estemos libres — Me voy mi putita, espero tu llamada

    Joaquín salió a hurtadillas, escabulléndose entre las sobras hasta llegar al auto, respiró hondo sintiendo el alivió de haber salido ileso del evento y con dos orgasmos de ensueño, lo dicho Jo era una diosa del pecado, aún sospechaba de ella, pero no había pasado nada extraño, así que dejo de investigar, esas niñas lo tenían loco, bendecía el día que las vio y decidió conocerlas, nunca imaginó que esas nenas inocentes terminarían siendo unas fierecillas del sexo.


    Eran cerca de las 4 de la tarde, Joaquín acababa de llegar a su casa de su trabajo, por recomendación de Alvarado no dejó el trabajo para no levantar sospechas, estaba indeciso entre ver porno y masturbarse, comer y tomar cerveza o de plano tomar una reparadora siesta, era miércoles y las niñas no le habían hablado, solo mensajeado un poco con Jo, quien le dijo que su abuela las cuidaba pero que la próxima semana se verían casi todos los días.

    Estaba abriendo el refrigerador para sacar una cerveza cuando el timbre de su celular sonó, vio que era el celular que le había regalado a Jo, sonrió con lujuria cuando lo vio, lo tomó y contestó

    — Aló — ¡Papi! ¡Ven por favor! ¡Corre!—era la voz angustiada, no más bien asustada y en pánico de Pao—el padre le está pegando a Jo, grita mucho y no la suelta — ¡¿Qué?! ¿Cuál padre— ¿De qué me hablas? Joaquín estaba asustado y desconcertado, escuchaba la asustada voz de Pao que le gritaba y no entendía nada.

    — ¡Ven por favor! ¡Corre! ¡Ayúdanos!

    Supuso que algo andaba mal, tomó sus llaves y salió casi corriendo, arrancó el vehículo y rechinando llantas partió rumbo a la casa de las hermanitas, llegó estacionándose y vio como salió un hombre alto y joven, iba vestido con ropas de sacerdote, caminó rápido pero tranquilo, abrió su lujoso auto y antes de subir movió su cabeza a los lados como estirando su cuello, Joaquín bajo al mismo tiempo que él arrancaba, entró a la casa de las niñas. , la sala estaba sola, subió corriendo a la recámara de Jo y escuchó llanto, abrió la puerta y se puso pálido con lo que vio.


    Continuará

    Imagenes SH0T4 - Imperio del Sol en blogSDPA.com

    Imágenes SH0T4: "Imperio del Sol"

    7 de enero de 2025 en Imágenes L0L1 & Sh0t4

    Esta publicación es la parte 17 de un total de 40 publicadas de la serie Imágenes L0l1 & Sh0t4


    Helen, relato erótico en blogSDPA.com

    Helen, Parte 01

    6 de enero de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA

    Esta publicación es la parte 1 de un total de 2 publicadas de la serie Helen

    Era el atardecer de un día como hoy, yo caminaba por la calle sin prestar atención a nada, estaba sumergido en mis sueños y problemas sin percibir los peligros que me deparaban el destino, aún peor era que tampoco me percataba de las oportunidades que me podría regalar la vida. Estaba por llegar a mi barrio solo me faltaba una cuadra, por lo que agilice el paso, con la mirada enfocada en la acera, quería llegar rápido a mi casa, para darle vuelta a los 5gr. de COCAINA que acababa de comprar, pero al voltear la esquina fue como si los dioses me dieran una señal, mostrándome lo que sería en el futuro mi más ferviente deseo. Pues al dar vuelta a la esquina un destello de luz dio a mis ojos, eran los últimos rayos de sol que penetraron mi visión pero había algo más que me obligó a voltear hacia la luz, y como si hubiese sido algo angelical, entre la cegadora luz apareció una sombra la que iba tomando forma, sentía que mis membranas oculares quemaban estaban casi ciegos, pero no podía dejar de ver a la figura que emergía del sol, poco a poco la distinguía mas, era pequeña y delgada, su rostro era delicado iba distinguiendo su angelical fisonomía a medida que se aproximaba, traía consigo una sonrisa hipnotizadora y coqueta, anonadado e incrédulo mis manos restregaban mis ojos para asegurarme que no estaba alucinando.

    Centre mi mirada tratando de definir bien quién era ese ángel, en ese momento los rayos del sol cesaron, ya el día había cedido paso al inicio de la noche, y pude ver con nitidez, que se trataba de una niña de unos 8 o 9 años, con el cabello castaño casi llegándole a los hombros, tenía tez clara y unos ojos entre pardos y verdes que mostraban inocencia y ternura, pero algo había en su forma de mirar y moverse que la diferenciaba de las niñas de su edad, ella poseía un aire de madurez o de pretender alcanzarla rápidamente, combinado con la inocencia e ingenuidad de un infante, pero que ansía conocer los pasos o el proceso que debe de seguir para ser considerada como una mujer, para esto debía vivir diversas experiencias que la mayoría de mujeres tienen, y que en este momento ella ignora cuáles serían.

    Ella traía un vestido de lana color azul, y una cafarena blanca que cubría su dulce cuello, haciéndolo más apetecible. No esperaba que me hablase, me podía quedar conforme con tan solo haberla disfrutado con la mirada y mis ojos recorrían todo su cuerpo, cuando al centrarme en su rostro nuevamente me percaté que ella me miraba fijamente a los ojos, y con pasos juguetones, pero seguros, se aproximaba directamente hacia mi, quedando paralizado no pude ni pestañar, pensaba que sabía todo lo que con ella había imaginado, pero suerte mía ella paso por mi costado sin detenerse, aunque pude notar que me miró de reojo, con un suspiro regrese a la vida, decidiendo seguir mis pasos hacia mi casa, sin atreverme siquiera a volver la mirada para marcar los últimos momentos que la vería.

    Ni bien di dos pasos y una suave y pequeña mano se postro en la mía, deteniendo mis pasos, me sentía como cuando niño era pillado por alguna travesura, pero me era imposible no sentir el calor que de sus manos emanaba, la delicadeza con que me tocaba, y podía ver el brillo de su ser de tal pureza que me mareaba; con una voz suave me llamaba acelerando mi corazón al máximo, al volver mi rostro hacia ella, quede perdido, hipnotizado por unos segundos en la profundidad de sus ojos de su forma de mirar.

    Ella me hablaba de algo que no entendía nada, solo como un orate asentía con la cabeza, sin saber en que me estaba metiendo, pero de pronto volví a la realidad pues una sonrisa como solo la pueden tener los niños, dibujo en su rostro, yo estaba tan atontado por su figura e inocencia, y me pareció que ella tenía cierto poder hipnótico, pues me arrastraba sin dificultad, con su dedito índice indicaba a donde íbamos, mas percatándome a donde me guiaba, unas gotas de sudor angustiosas recorrían mi frente, ella me llevaba hacia una casa en donde antes nadie vivía, enfrente de esta estaba estacionada un camión de mudanza, pero lo aterrado fue que una señora se postraba en nuestro camino, viendo algo de parecido deduje que era su madre, que al vernos llegar agitaba su mano como en un saludo, pensé en escapar antes del encuentro, pero no tenía o no veía ninguna salida, así es que caballeros acepte el encuentro con su madre, esperando lo peor. Pero fue todo lo contrario, ya que ella me saluda amablemente, solo querían que las ayude a bajar sus ultimas y más pesadas pertenencias de su camioneta ya que los obreros de la mudanza se negaron a hacerlo a no ser que les diese una "propinita" extra a lo cual la madre se negó y simplemente se marcharon sin mirar atrás dejándolas en apuros sin mas remedio a solicitar mi ayuda.

    Yo acepte enseguida, aprovechando en esta faena cualquier oportunidad de rozar las manos o de tocar el cuerpo de tan alucinante criatura. Pasaron como 45minutos cuando al fin terminamos, la madre me invitó a pasar para beber algo, los tres nos sentamos en la sala ella estaba enfrente de mí y no podía dejar de admirarla, de pronto su mama se puso de pie ofreciéndome una bebida a la que acepte mas por estar solo con la niña que por la sed que secaba mi garganta, apenas se fue mi mente la desvistió y surgieron las fantasías, la podía ver desnuda en diferentes poses y paisajes.

    En esos apetitosos sueños me encontraba cuando me vi obligado a retornar a la realidad por la repentina aparición de una bandeja que portaban tres especies de paletas de hielo en forma cilíndrica, de unos 10cm. de largo color rojo. La señora me extendió la bandeja pidiéndome disculpas, pues aún no encontraba los vasos y no tenía donde verter el líquido, pero que Helen había puesto a helar esas paletitas apenas estuvo disponible la refrigeradora.

    Siendo lo único refrescante que podían ofrecerme. Para esto yo no prestaba mucha atención a lo que me estaba diciendo, pues mi mente se quedó centrado en el nombre de esa dulce niña que por primera vez lo oía pronunciar, y al que como un eco se repetía una y otra vez acompañado de diversos planes que pudieran funcionar para poder conquistar y lograr la intimidad con ella sin que nadie nos moleste. Son de fresa escuche, reaccionando de mis negros pensamientos, bromeando y como para tener un motivo para observar directamente en toda la dimensión a la inocencia de Helen, conteste "No se preocupe señora, además estas paletitas son de Helen y a lo mejor ella ya les había planeado su destino", entonces ella rápidamente se acerco a nosotros con una sonrisita pícara como si ya tuviese una respuesta ingeniosa para el dilema, alargo ambas manos hacia la charola y con cada una tomo una paleta, una se la llevo a la boca y la colocó entre sus finos labios para luego empezar a succionar suavemente, trayendo mil pensamientos a mi cabeza, y con la otra mano colocó la paleta restante en mi boca, y dejando un momento de chupar su helado me dijo, "Te lo has ganado, si sigues así vas a poder pedirme lo que quieras" es obvio que lo dijo de la forma más inocente posible, pero mi cerebro se encargo de transformar todo, sacando a flote el lado morboso, me acorde entonces de que su madre estaba con nosotros y ella no debía ser tan inocente como su hija, por lo que volteé mi cara y enfoque de una forma juguetona y limpia de todo pensamiento impuro como me fue posible, me estaban esperando dos ojos intensos que sin perder detalle de mis gestos analizaba y buscaba la presencia o el brote de algún destello de perversidad y morbosidad, a lo que con suerte y mucha sangre fría pase la prueba impuesta.

    Día a día ganaba la confianza de la mamá de Helen, la cual era una madre soltera, hace no mucho tiempo que enviudó. A duras penas pude averiguar que su esposo había fallecido en un accidente aéreo, pues ella hablaba poco sobre el tema peor aún si es que Helen estaba presente. Un día como a las 7:30pm el silencio y el aburrimiento de mi hogar se vieron felizmente interrumpido por unos golpeteos a mi puerta, al abrirla me di la sorpresa de estar frente a frente de una mujer con el rostro notablemente cargado de signos de duda, pero con un tono de voz amigable y segura me pidió el tan ansiado favor, de cuidar a su hija por unas horas mientras ella atendía unos problemas del trabajo, con cara de como quien no quiere acepte hacerle el favor, segundos después la señora me llenaba de números telefónicos en caso de emergencia y pasado unos minutos que para mí fueron horas se despedía, diciéndome que no me preocupara por Helen pues ya estaba durmiendo, y no tendría problemas con ella ni siquiera ir a verla a su cuarto, pues tiene el sueño pesado.

    Por fin se marcho, mas tome mis precauciones pues imaginaba que la madre estaría al acecho para cuidar mis movimientos, así es que me senté en el sofá tome un libro que ni siquiera leía pues mis ojos estaban deambulando mas que todo vigilante enfocando las ventanas y puertas en busca de algún movimiento sospechoso, ya había pasado 30m. y decidí ir al cuarto de Helen, pero justo cuando estaba por ponerme de pie, escuche el ruido de unas llaves agitándose y la puerta se abrió en un segundo, dando paso a la madre de la niña que con los ojos buscaba el menor indicio de crimen.

    Notablemente aliviada observo que me encontraba sentado y concentrado en el libro, además de la puerta de Helen cerrada sin indicio de haber sido abierta pues pude ver en la dirección a la que ella miraba tan intensamente lo que era un pequeñísimo trozo de tela que estaba astutamente postrado en el piso muy cerca de la entrada del cuarto de su queridísima hija que serviría de alarma, pero estaba en la misma ubicación que ella lo había colocado, rápidamente como para no darme cuenta que me estaba vigilando, llevo su mano a la altura de la frente dando a notar que se había olvidado algo, comento lo tonta y olvidadiza que ella era, recogió de la mesa unos papeles y se marcho con una sonrisa ya de confianza retirándose a paso veloz, pues se notaba que ahora si estaba retrasada para su cita. Espere 5m de su marcha, me puse de pie, estudie al milímetro la posición del retazo de tela, lo retire y abrí la puerta, mi corazón empezó a latir acelerando el paso cada vez mas, pues ahí estaba ella tan pura e inocente, tan bella despertando mil deseos de tenerla.

    Estaba cubierta por una delgada sabana, hice unos cuantos ruidos para verificar si verdaderamente tenía el sueño pesado, ella ni se movió, la tentación me invadió y me acerque a su cama y con mano temblorosa tome la sabana comenzando a jalarla hacia abajo destapándola poco a poco con el mayor cuidado que ese momento me permitía, con gran jubilo me di cuenta que ella estaba completamente desnuda, podía ver su delicado cuerpo por completo, su piel parecía tan suave que no aguante las ganas de verificar por mi mismo su suavidad, me arrodille a su lado y con lentitud empecé a recorrer su espalda con mis angustiados dedos, llegue hasta su culito y baje poco a poco por la raya aproximándome a su vagina, ella se movió un poco a la vez que su respiración se hacía más profunda y fuerte, pero de pronto el temor a ser descubierto me venció y salí de su habitación colocando todo en su lugar, ni bien me senté nuevamente en el sofá cuando de repente la señora entró, dándome las gracias me acompaño a la puerta antes de despedirse me pregunto si podía cuidar nuevamente a su hija al día siguiente a lo que sin parecer ansioso accedí.

    Estaba como un loco contando los segundos los que lentamente avanzaban, hubiese dado lo que sea para tener en ese momento poderes mágicos sobre el tiempo, pero como un simple mortal tuve que esperar hasta la hora en que por fin gozaría de la hermosura de Helen, mi tierna vecinita que traía loco a todos mis sentidos. Como cualquier otro miembro de la hermandad pase el tiempo labrando cientos de planes, estrategias, engaños que logren cumplir mis sueños de poseer a Helen de una manera tierna juguetona cariñosa, sin tener que utilizar la fuerza, sin necesidad de ser violento y ganarme el odio imborrable que llevaría en sus recuerdos toda la vida.

    Por fin las agujas del reloj marcaban la hora pactada, mi corazón aceleró su paso en un segundo y a cada paso que daba este trepaba mas y más por mi pecho hasta alojarse en mi garganta. Al llegar a su casa y nervioso pensaba lo que diría apenas me abran la puerta, pero ni bien toque el timbre la puerta se abrió, aquella figura me regalaba una sonrisa sincera, de amistad y algo coqueta, yo estaba paralizado, solo me quede observándola, ella dio unos pasos hacia mi pasmado cuerpo haciendo que reaccionara, no sabía que quería, así es que opté por agacharme hasta estar a la altura de su rostro como si fuese a prestar toda la atención del mundo a lo que me iba a decir, pero sentí una corriente que iba desde la punta del dedo gordo del pie hasta la punta de mi cabello, en tan solo 2 segundos estaba lo mas excitado que jamás en mi vida había logrado sentir, ya que dos tibios y húmedos labios se habían postrado en mi rostro, y como yo no había movido la cara por lo estático que estaba, pues estos dulces tiernos y rojos labios fueron a dar nada menos que en la mitad de mis ansiosos labios, fue algo alucinante, pero esta escena quedo cortada en cuanto su madre salió en un instante a la puerta me saludo y se despidió, ni siquiera me dio el sermón de la responsabilidad que debía tener al cuidar a su virginal hija, era obvio que estaba recontra apurada, tan solo me dijo mientras se retiraba que a lo mejor estaba regresando a las 11:00pm o mas tarde en todo caso en la refri tienes el numero gracias y chao. Eso quería decir que tenía como 7 horas a solas con Helen.

    Estábamos sentados en la mesa del comedor frente a frente y el sudor frío brotaba de mi frente ya que no decidía por una de las 100 alternativas que rondaban mi mente para poder despertar la curiosidad sexual de Helen e iniciar las demostraciones físicas. Cuando estaba a punto de decir una cojudes, el silencio de la habitación fue quebrantado por la dulce voz de la niña,

    -¿Tu y yo somos amigos verdad? Me pregunto con cara algo angustiada.

    -Claro que sí lo somos, y de los buenos.

    -y ¿podemos contarnos secretos y solo queda entre nosotros?

    -depende de que secretos sean. Le respondí con cara de preocupación

    -de lo que sea pero debes prometer que no se los dirás a nadie.

    Yo notaba su ansiedad de revelar o contarme algo, sabía entonces que debía comenzar a actuar aprovechando la ocasión.

    -primero debes decirme si deseas que sea tu amigo especial-le dije con seriedad

    -si quiero que lo seas, pero ¿qué hacen los amigos especiales?

    -se cuentan secretos y nunca lo revelan a nadie.

    -si quiero que lo seas, ¿tu me prometes ser mi amigo especial por siempre? Ella me preguntó entusiasmada

    -Debes saber que los amigos especiales no solo se cuentan secretos también hacen cosas que nunca se deben contar a nadie, porque de hacerlo nuestras almas desaparecerán y no volverás a sonreír y tu mamá sentirá una tristeza muy grande que no se le pasará nunca, y estará enferma, por eso debes de prometerme tu primero que serás mi amiga especial por siempre y que no le contarás ni a tu mamá lo que hagamos. ¿Me lo prometes?

    -si te lo prometo que nunca le diré nada a nadie, y tu ¿lo prometes?

    -te lo prometo, pero ¿cómo sellamos este pacto para que sea sagrado? Pregunte maliciosamente.

    -no sé, podemos darnos la mano, o ¿tal vez con un beso? Respondió con inocencia.

    -yo creo que las manos no, porque todos los días y a todo el mundo se las damos.

    -entonces un beso... ah pero también damos besos siempre. Comento Helen pensativa.

    -¿pero que tal si es un beso especial, donde nadie te lo haya dado? Le pregunte sin demora.

    -puede ser en el pie ahí nadie me ha besado nunca, ¿o donde más puede ser?

    -tiene que ser un lugar especial donde nos besemos al mismo tiempo, y nos una, las personas que se quieren o que se casan ¿cómo se demuestran que son amigos?. Le comente algo preocupado pues podía perder la oportunidad.

    Ella con una sonrisa picara con algo de timidez me respondió

    -creo que en las manos.

    Al escucharla la decepción comenzó a invadir mi cuerpo y ya le estaba echando tierrita a la idea de besarla, pero en eso Helen agregó:

    -pero donde más se besan es en la boca, ¿nosotros donde lo vamos a hacer? Me preguntó

    -entonces para cerrar el pacto tenemos que besarnos en la boca o ¿no quieres ser mi amiga?

    -si quiero, hagámoslo. Replicó Helen cerrando los ojos, levantando un poco el rostro y ofreciéndome sus delicados y rojos labios.

    -hagámoslo conteste, acercando mis labios a los suyos, cada vez estaba mas excitado, ya podía sentir su respiración, su calor, finalmente la bese, sin aguantarme las ganas empecé a jugar con sus labios, yo abría los míos atrapando su labio inferior y presionaba ligeramente, aun me encontraba incrédulo como si estuviese divagando en el más bello sueño. Entonces surgió el temor de despertar y ver mis besos entregados al vacío de una obscura soledad, así es que mis brazos rodearan lentamente su cintura para poder aferrarme a de mi dulce pasión, ella como que se asusto o sorprendió al sentir este nuevo juego, yo pensaba que me había excedido cagando todo lo que anhelaba, pero mi sorpresa fue, que de pronto ella oprimía cada vez mas sus labios a los míos para luego imitar mi jugueteo con los labios, hubiese querido que no terminase nunca este momento pero como todo lo bueno llego a su final, al menos debió durar unos 20s.

    Que jamás en mi vida olvidaré. Después de ese intenso beso nuestros rostros se separaban lentamente, cuando llegamos a la corta distancia en que todavía podíamos sentir nuestra agitada respiración y aun percibíamos el calor de nuestras bocas, quedamos paralizados sin hacer el menor movimiento ni siquiera pestañar, pues nuestras miradas se habían cruzado y ambos nos perdimos en la profundidad de nuestros ojos, al estarla observando trataba de grabar y estudiar cada detalle, cada gesto que hiciera, aunque ninguno de los dos se movió pude sentir como una descarga eléctrica que salía de ella para luego alojarse en mi cuerpo, también pude sentir como si el palpitar de nuestros corazones de pronto se sincronizasen y lo que sentíamos en ese momento era exactamente lo mismo, que los dos al besarnos habíamos viajado a la profundidad de una emoción nunca antes sentida, donde las palabras sobraban, ante la efectividad de una mirada, de un roce de manos.

    Al reaccionar de nuestra hipnosis solo atiné a decir: "Muy bien ahora si nuestro pacto esta sellado," o ¿tu crees que nos falta algo? Le pregunté con picardía, pero casi sin esperanzas, de poder inducirla a mis juegos de perversión. Pero ni bien pestañeé, cuando me preguntó ¿porqué el hombre, en la película que había visto con sus amigas antes de mudarse, besaba por la entrepierna de la mujer?, ¿Qué se siente como para que las mujeres peguen semejantes gemidos?.

    Le conteste de una manera responsable, protectora y casi paternal, algo muy raro en mí, a cada palabra que salía de mi boca una intensa sensación de arrepentimiento me invadía pues estaba alejando la oportunidad como las que solo hay una. Yo le decía muy serio que ella no estaba en edad para saber de eso, que no estaba preparada para gozar de esas nuevas experiencias.

    Ella alegó bajando la vista, que una de sus amigas le contó que su tío ya le había besado por esos lugares y había sentido algo rico, un placer que la hizo gemir como a las chicas del video, también me comento algo extremadamente sorpresivo, que ella cuando nos conocimos y después que me marché de su casa al terminar de ayudar a su madre, se encerró en su cuarto para poner en marcha su cerebro y recordar las escenas para ella aún extrañas pero misteriosamente excitantes de la película, empezó a tocarse por donde supuestamente el hombre acariciaba la mujer del video, comenzó a sentir una extraña sensación que la envolvía de placer y la imagen de un hombre se le iba apareciendo a medida que se excitaba, y cuando pudo ver bien al hombre de sus sueños se percató que era yo el que la llenaba de placer.

    Bueno y que si se lo hacía por unos segundos, ella como recompensa haría todo lo que se me pueda ocurrir.

    Esta era la oportunidad por la cual había estado rogando todos los días desde que la conocí, por fin podía saciar mis sueños que abarcaban todo pensamiento sin dejar espacio a otro, sabía que debía estar feliz por esto, pero no sé si fue miedo o que mi estúpida conciencia me gritaba voz en cuello que lo que pretendía hacer con esa niña estaba mal, me hizo retroceder unos pasos de ella. Una lucha como antes no vivida se desarrollaba entre mi cerebro, corazón y mi sexo, donde dos ideales completamente adversos luchaban por ganar la decisión que mi cuerpo tomase. Ella percibió mi extrema confusión y la gran posibilidad de una negativa, y adelantándose a cualquier respuesta que hubiese dado, me dijo en la forma más tierna, inocente y atrayente:

    -Yo pensaba que éramos amigos especiales

    -Si lo somos. Le respondí algo confuso aun.

    -¿Acaso los amigos especiales no son para eso?

    -No...si...es que tu no entiendes. Le dije balbuceando sin saber que responder.

    -Yo solo entiendo que no era cierto todo lo que me dijiste sobre los amigos, y que tu no quieres ser mi amigo. Me replicó con el rostro triste.

    En ese instante me percate que los sueños que me había trazado y que tanto anhelaba estaban siendo obstaculizados por mí mismo, como si yo labrase mi propia infelicidad. Todo empezó a aclararse en mi ser, mi corazón y mi sexo habían dado la ultima estocada a mi conciencia poniéndole una mordaza para que dejara de joder. Mi rostro dibujaba nuevamente esa sonrisa picaresca y mis ojos enfocaron nuevamente a la razón de mis deseos y sin esperar un instante inicié mi cacería.

    -Yo soy capaz de hacer cualquier cosa por verte feliz. Dije seguro y como retándola a que me lo vuelva a pedir.

    -En serio ¿sigues siendo mi amigo especial?. Exclamó notablemente alegre nuevamente

    -Pídeme lo que quieras y olvida lo que paso hace un rato tú eres muy especial para mí.

    Note que su rostro se llenaba de vergüenza de volvérmelo a solicitar, parece que por mi reacción tan dramática le había hecho pensar que era algo malo, y su pedido que era del todo inocente se había transformado en algo ofensivo. Yo veía como la perdía poco a poco, me arrepentía por haber actuado de esa forma pero iba a hacer hasta el último esfuerzo por alejar las dudas de Helen.

    -No hay nada de malo en querer aplacar la curiosidad y yo me sentiría feliz si soy el que te ayuda en hacerlo. Le dije de la forma más tierna y sincera arrodillándome ante ella.

    -¿Aplacar? Me pregunto extrañada.

    -Si, o sea el que puedas conocer lo que querías saber, de lo que tenías dudas. Es decir el que puedas experimentar y saber lo que se siente cuando un hombre besa a una mujer entre las piernas, ¿Recuerdas? Para eso están los amigos especiales. ¿Aun quieres hacerlo?. Le pregunte sabiendo que de esa respuesta dependía todo.

    Helen no me contesto nada, simplemente se acercó hacia mí, y extendiendo sus labios me dio un cálido beso en la boca, se alejo unos centímetros regalándome una sonrisa del todo coqueta y me dijo:

    -Para eso están los amigos especiales.

    Nos tomamos de la mano, estábamos en completo silencio pero nuestras miradas se cruzaban a cada instante jugueteando y me guió hacia su habitación.

    Cuando entramos a su cuarto mi corazón estaba golpeteando mi pecho como nunca, mi mente se adelantaba al futuro y estaba causando una erección prominente, que trataba de ocultar con el propósito de ir paso a paso con la iniciación de Helen y no cambiar el tema de golpe, debía tratar de excitarla primero, de satisfacerla y así ella también me retribuiría.

    Nos detuvimos frente a la cama, tomando la iniciativa antes de que preguntase que debía hacer ahora y ponerla nerviosa, me senté sobre su colchón, la puse frente a mí, la mire por unos segundos agradeciendo al destino por haber puesto a esa niña en mi camino, luego poco a poco la comencé a aproximar hasta sentir su cuerpo junto al mío, quería probar el elixir de la inocencia de sus labios y empecé a acercarme lentamente a ella, adivinando mi propósito me ofreció sus rojos y finos labios, al hacer contacto una explosión de sentimientos, emociones, y éxtasis invadió mi cuerpo, causando como un vacío en mi estómago, como se le llamaba en mi infancia "mariposas en el estómago", luego la abracé y bese el cuello, al alejarme unos cm para poder ver su rostro, ella tenía los ojos cerrados y parecía estar disfrutando de esas nuevas sensaciones.

    Mis manos agarraron la parte inferior de su blanco polo y lo levante con cuidado hasta sacarlo, nunca olvidare su blanca piel, que al recorrerla con los dedos se sentía la inocencia de un cuerpo suave y terso, sus pequeños y rozados pezones se iban endureciendo poco a poco subyugados por esta nueva experiencia, y siendo blanco de mis labios, la llene de besos turnando el derecho y el izquierdo pues quería ser el dueño de ambos y de cada parte de su cuerpo. Fue en ese momento cuando besaba sus senos que pude escuchar el primer gemido de placer de mi querida Helen, fue suave y casi imperceptible, no fue muy largo, pero era la señal de que ella estaba disfrutando tanto como yo además sus manos empezaron a acariciar mi cabello sintiéndome en la gloria.

    Mis dedos recorrían todo su torso descubierto sin obviar espacio, algunas veces el momento se veía interrumpido por una risita jovial pues Helen es muy cosquillosa y de vez en cuando mis dedos paseaban por las zonas sensibles a la risa. Era hora de pasar a la siguiente etapa, era hora de desnudarla por completo, mis dedos empezaron a juguetear con el botón de su Jean para calcular la forma más fácil de desabotonarlo, mientras que iniciaba a hacerlo mi corazón rogaba por culminar de manera exitosa la operación, pues había tenido dificultades al desabrocharlo en diversas experiencias que tenía relaciones.

    La operación fue un éxito pude hacerlo en forma suave sin tener que forcejear, con una sonrisa de triunfo empecé a bajar su Jean dejando a la vista un calzoncito blanco, era tipo bikini como a mí me encanta, dejándome atontado unos segundos con el pantalón de ella a la altura de las rodillas, mientras que no desprendía la vista de sus interiores, provocando la incontenible excitación en un 100%, Helen acarició un poco mas fuerte mi cabeza como para que reaccionara, y así lo hice continué bajando su Jean hasta despojárselo totalmente, volví la mirada directo a sus ojos tratando de inspirarle ternura y seguridad y pose mis dedos sobre su calzón a la altura de sus labios vaginales y sin presionar demasiado acaricie suavemente recorriendo todo el contorno de su virginal sexo, al principio sus ojos aumentaron de tamaño con sorpresa para luego cerrarlos y empezar a disfrutar del acto, ella humedecía su boca y mordía sus labios y dulces gemidos cada vez más fuertes y largos brotaban de su ser, lo que me hacía excitarme mas, tratando de concentrarme por no apurar el paso. Luego le baje suavemente su blanco calzoncito quedando expuesta por fin su frágil y bella rajita, era tan pequeña y coloradita por el masaje que le estaba haciendo que me atrajo inevitablemente a besarla.

    La levante y la puse en la cama donde la abracé sintiendo el calor de su cuerpo que había aumentado, luego como jugando la cargue y la puse sobre mí, de manera que su rajita estuviera accesible a mi boca para poder saborearla completamente, mi lengua entonces empezó a recorrer su vajinita para luego profundizarse en su inocencia, podía sentir el sabor de su virginidad, mientras ella probaba la sexualidad, retorciéndose y dando gemidos de placer apenas podía pronunciar palabra, lo que pude entender es,

    -Aaah aah Ya ahhh se mmmhhh looohh que ehh se sienmmppphte!!!

    Apenas me detenía un segundo ella me rogaba que siguiera, con tal de complacerla y escuchar sus gemidos yo continuaba con mas rapidez sintiendo como se humedecía su rajita. Yo ya sin poder aguantar había desabrochado mi pantalón dejando al descubierto mi pene a todo su esplendor, totalmente excitado, ella no se daba cuenta todavía pues estaba con los ojos cerrados y en una explosión de sus primeros orgasmos. De pronto ella aparta su rajita de mi boca y me comento lo increíblemente bien que se siente, pero como buena amiga era mi turno de pedirle lo que quisiera, la escena era increíble, ella estaba sentada sobre mi pecho viéndome a la cara, mientras a su espalda estaba erguido un coloso con hambre de su virginidad. La tome por las axilas y retrocedí su cuerpo hasta que sintiera mi verga, al hacer contacto entre su tierna piel y mi duro pene miles de fuegos artificiales estallaron en mi cabeza, tuve que concentrarme para no acabar en ese momento, ella al sentirlo trato de ver lo que era, pero yo se lo impedí.

    -Dime ¿y que paso después en la película?¿qué mas hicieron?. Le pregunte

    -Pues la mujer empezó a jugar y meter la cosa del hombre a la boca.

    -¿quisieras tocar "la cosa" del hombre y saber a que sabe?

    -Siii.. me contesto entre risas nerviosas

    -Pues aquí la tienes, debes de hacer lo que viste en la película.

    La cargue echándola entre mis piernas, ella sorprendida y como descubriendo un mundo nuevo se quedo viéndola un rato, segundos después sentí como sus pequeñas manos empezaban a explorar mi virilidad, el verla haciendo eso fue algo indescriptible, allí la tenía a la mas dulce niña tocando con sus inocentes manos mi sexo.

    Esa emoción quedo pequeña a comparación de sentir sus labios puros hasta ese momento, en mi erecto pene, que fue bendecido con un beso cariñoso y delicado, ese fue sin duda uno de los momentos sublimes de mi existencia, pues allí estaba Helen postrada en mis piernas, con sus pequeñas manos sosteniendo mi verga, sus ojos atentos en cada cm de piel que se erguía enfrente de ella y con sus labios degustando su nuevo amigo.

    Tras unos minutos en que ella hacía esto, levanto su carita y con gesto de ingenuidad me pregunto que mas debía hacer, pues con los nervios se había olvidado de cómo en la película la mujer continua su faena. Casi balbuceando de placer le informé de lo que debía hacer:

    -¿te acuerdas de los chupetes que me invitaste la primera vez que nos vimos?

    -Si me acuerdo, eran helados de fresa. Me respondió con extrañeza.

    -pues ahora debes de imaginar que lo que tienes entre las manos es uno de esos.

    -Pero el tuyo esta caliente y más duro, no creo que lo pueda morder. Me dijo bromeando mientras hacía el ademán de morderlo.

    -Noo espera! así no...le dije casi levantando el tono de voz.

    -Ya lo sé, solo estaba bromeando. Me respondió mientras se empezaba a tragar mi virilidad.

    Yo no respondí nada estaba extasiado de ver como introducía mi pinga en su pequeña boquita.

    -Así esta bien me pregunto como si estuviese rindiendo una evaluación en el colegio.

    -Biiiieeen, biieen, lo estas haciendo bien, pero debes de chuparla como cuando le sacas el jugo al helado, debes de succio....(no fue necesario terminar la palabra pues sentía como Helen succionaba con todas las fuerzas que sus pulmones le permitían)naaaarrr, concluí de exclamar tras unos segundos.

    No tengo idea del tiempo que pasó, pero para mí fue algo que debió durar más de 15m. Aunque yo quisiese que dure por toda la eternidad. Helen aumentaba cada vez mas el ritmo, como si disfrutase del verme la cara rebosante de placer y a cada articulación de placer que brotaba de mi garganta ella agilizaba mas sus movimientos y succionaba primero torpemente pero después con gran pericia, notoriamente mas profundo. Yo alucinando en un mar de éxtasis exclamé acaloradamente:

    -Me vengo, ya voy a terminar.

    Pero una pausa que Helen hizo para preguntarme algo, retuvo momentáneamente los mares de leche caliente que pedían a gritos salir.

    -¿Cómo que te vienes? ¿Qué significa eso de que ya vas a terminar? ¿hice algo malo? Me pregunto con su rostro lleno de tristeza, pues creía que me había decepcionado.

    -No al contrario, todo lo has hecho muy bien, es por eso que voy a terminar le dije un tanto angustioso pues quería que continuase.

    -¿Y como es que vas a terminar? Me pregunto con mucha curiosidad.

    -¿Te acuerdas que en la película llega un momento en que del pene del hombre sale algo blanco como leche?

    -Si me contesto, mi amiga me dijo que sabe muy rico, y siempre le pide a su tío que le vierta esa leche en su boca. Me contesto presurosa relacionando lo que le decía con lo que su amiga le confesó.

    -Pues si, pero no a todas le gusta, es cuestión de que pruebes.¿Te animas o no?. Esto se lo pregunte mientras mi corazón estaba golpeando mi pecho casi hasta salirse, pues con solo imaginar vaciándome en su pequeña boca, regando un poco de semen en su blanca y tierna cara, pues era realizar uno de los mas anhelados sueños que tenía con ella.

    -Si quiero probar de tu leche. Contesto en forma segura y deseosa. ¿qué debo hacer?. Pregunto a continuación.

    -Solo debes continuar con lo que estabas haciendo pero debes de moverme la pinga de arriba hacia abajo con tus manos mientras haces lo mismo con la boca, ojo que no debes dejar de chuparla por ningún motivo, haga el ruido que haga, o el movimiento que haga.

    Ella sin pronunciar palabra empezó nuevamente con la faena, pero esta vez se notaba claramente su ansiedad por probar el néctar masculino, Helen se movía de arriba a bajo succionando con fuerza. En poco tiempo puso mi verga a punto de estallar. Al sentir que se me venía todo el líquido blanco trayendo junto a esto el más celestial orgasmo de mi vida, con un rápido movimiento me levante y la tome de la cintura echándola boca arriba y yo postrándome de rodillas encima de ella con el órgano apuntando a sus inmaculados labios, deje salir el torrente de semen, el que salió en forma violenta y en cantidades nunca antes alcanzadas por mí.

    Ella aguardaba con la boquita abierta, recibiendo gran parte de mi jugo reproductivo. La primera reacción de ella fue el cerrar la boca en el primer chorro, pues estaba sorprendida ante el nuevo sabor que experimentaba, la verdad es que no sé si le gusto o no, pero después del primer trago ella volvió su mirada hacia mí, parece que se percató del placer que me estaba ocasionando y simplemente cogió mi pene y lo llevó nuevamente a su boca la cual estaba otra vez abierta dando la bienvenida a las ráfagas de leche que aún estaban brotando. (Ojo que esta reacción de Helen de tragarse o no mis fluidos sexuales tan solo duro unos milisegundos, pues yo no tengo tanto semen como para que el vaciado dure un minuto).

    Allí estaba yo, con el pene descansando sobre los labios de mi Helen, los que aún acariciaban y besaban en forma juguetona mi extasiado miembro. De su rostro brotaba una sonrisa divina y coqueta, que dibujaba la complicidad de continuar con nuestros juegos, con todo lo que nuestra nueva amistad traiga para que ella pueda aprender de las experiencias que aún le faltan vivir. Al verla así le limpie la boca con mi pañuelo, la bese tiernamente en los labios para luego echarme junto a ella y colocando mis brazos alrededor de su pequeña cintura, deseaba abrazar su alma y poder entrelazar nuestros caminos en un solo sueño. Una sonrisa se apoderó de mi rostro pues había conquistado una ilusión que creía imposible de realizar, pero gracias a mi dulce niña que ayudo a vencer mis temores y forjó el camino hacía este encuentro, es que ahora puedo contar esta historia


    Continuará

    Laura, relato erótico en blogSDPA.com

    Laura, Parte 01

    6 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Esta publicación es la parte 1 de un total de 2 publicadas de la serie Laura

    Han pasado dos semanas desde que mi tío Martín se tuvo que ir para los Estados Unidos, la situación lo llevó a esto y aún me encuentro un poco triste desde su partida, diario he revisado el correo pero no ha escrito todavía; desde que partió no hemos tenido noticias de el y no es de extrañar ya que a veces se requiere tiempo para instalarse en una nueva ciudad. Por fin, a las tres semanas exactas llegó la primera de las cartas del tío Martín, la primera, claro, venía dirigida a mi madre, ósea la hermana de mi tío. En esta carta nos cuenta que esta muy bien y afortunadamente se encontró rápidamente un trabajo y que por el momento alquila junto con uno de sus amigos una pequeña vivienda.

    Al siguiente día llegó otra carta más, esta dirigida para mí, Laura, ese es mi nombre; tomé la carta del buzón y corrí con ella a encerrarme en mi habitación, inmediatamente la abrí para leer su contenido, me sorprendí pues aunado a la y misiva encontré un billete de cien dólares, el contenido de la carta es el siguiente:

    Querida sobrina:

    Las cosas por acá se encuentran bien, he comenzado a trabajar y

    estos son los primeros cien dólares que me pagaron. Espero que no te

    moleste el regalo pues no estoy tratando de pagar nada con ello, es

    solo una muestra de que pronto comenzare a ganar más de estos.

    Te extraño mucho pues siempre nos hemos llevado muy bien y no

    sabes las ganas que tengo de estar como siempre contigo, espero que

    sepas lo mucho que te quiero y que pronto te volveré a escribir.

    Me encantaría que te gastaras esos dólares en lo que más quieras y

    esperó pronta respuesta a mi misiva; esperó que en ella no te

    reprimas los sentimientos como yo lo tengo que hacer por

    precaución, lo sabes, te quiero mucho.

    P. D. En las siguientes cartas que te escriba te seguiré mandando

    unos centavitos para que siempre mi reina tenga lo que desea.

    Te quiere tu tío.

    Martín.

    Las palabras de mi tío me encantaron pues se notaba mucho que en realidad me extrañaba y pues por mi parte puedo decir lo mismo, pero antes de continuar debo de explicar el porque de esta manera de extrañar tanto a mi tío.

    Todo comenzó un día hace cinco años, por ese tiempo mi tío se quedó sin trabajo y se vio obligado a planear el viaje a los estados unidos, esto acarreó su divorcio pues su mujer Elena no quiso más nada con él. Las cosas se le pusieron muy mal y hasta la casa en donde vivía y que aún estaba pagando se perdió, mi madre viendo que su hermano se encontraba en dicha situación le propuso a mi padre darle albergue en lo que buscaba trabajo y se lograba recuperar. Mi padre que siempre se ha llevado muy bien con el tío Martín acepto al instante la propuesta de mamá y a los tres días el tío se instalaba en nuestra casa. En esas fechas el tendría unos 40 años recién cumplidos.

    Durante las primeras semanas le vimos muy poco pues se dedicó a buscar trabajo y al poco lo consiguió. Al mes ya estaba bien adecuado a las normas de la casa y también para esas fechas comenzó a dejar parte de sus gastos como ayuda para la casa, esta acción de su parte terminó por hablar muy bien en su favor y nunca tuvimos quejas respecto de su forma de ser. Ante mi madre y mi padre no había ningún inconveniente porque él se quedara el tiempo que fuera en casa.

    Su trabajo era por las tardes así que por las mañanas se quedaba solo con mamá pues mi padre se iba a trabajar y mi hermano y yo nos íbamos al colegio. Las vacaciones llegaron y la familia entera salimos de vacaciones a excepción del tío Martín que se quedó a cargo de la casa por dos semanas enteras. Al regreso todo estaba perfectamente y una semana después nos fuimos a reinscribir al colegio, pero algo paso pues en esta ocasión las vacantes de mi grupo se llenaron dos días antes de que acudiéramos y no me quedó más opción que ingresar en el turno vespertino, mi hermano si alcanzo en el matutino.

    Aquí es donde comienza la gran amistad con mi tío. La primera vez que sucedió fue una mañana que me desperté como de costumbre y mi madre me informó que iba a salir para hacer algunas compras, en esos momentos mi tío estaba terminando de preparar el desayuno y después de terminar me preguntó si ya conocía los nuevos videojuegos, claro que los conocía pero no era muy buena para manejarlos así que mi tío me preguntó si me gustaría aprenderlos bien; le contesté que sí pues varias de mis amigas los jugaban y yo no era muy buena para eso.

    Traía puesta en esa ocasión una playera larga que utilizo para dormir, mi tío se sentó sobre la alfombra del cuarto de tele y me pidió que me sentara entre sus piernas, tomo el control y comenzó a jugar con el aparato mientras que me iba diciendo lo que se debería de hacer, luego fue mi turno, sus manos soltaron el control para dejármelo y las puso sobre mi estomago como abrazándome desde atrás. Seguí las instrucciones que el me iba dando levemente en el oído, cosa me puso un poquito nerviosa, al poco sentí que sus manos comenzaban a sobar levemente mi estomago pero traté de no prestar atención y seguí jugando, las manos de mi tío pasaron de mi estomago a mis piernas mientras que su boca pegada a mi oreja izquierda me rozaba levemente a cada instrucción que me daba. Mis manos se entorpecieron más de la cuenta y el siguió dándome instrucciones pero ahora estas iban mezcladas con ligeros besos en mi oreja y mi cuello, no pude evitar ponerme sumamente nerviosa aunque en realidad no sabía por qué.

    Las manos de mi tío se seguían moviendo lentamente sobre mis piernas, acariciando despacio y a la vez subiéndome un poco la playera que me cubría hasta la mitad de los muslos, minutos después sentí como sus dedos rozaban la piel de mi pierna, mi carne se erizó y dejé caer el control entre mis muslos, mi tío al recogerlo tardó un poco rozándome la conchita, luego de recogerlo y ponerlo en mis manos continuó sobándome las piernas. Así estuvimos y al terminar me levante temblando y me fui a mi cuarto totalmente confundida.

    Al día siguiente se volvió a repetir la clase de video juegos y se volvió a repetir la serie de tocamientos, esta vez mi madre se encontraba haciendo el quehacer en la planta baja; mi tío en esta ocasión logró subir mi playera hasta dejar ver mis bragas, sus dedos recorrieron entonces las costuras del panty lentamente y yo no decía nada pues a pesar de los nervios que sentía algo me impedía detenerlo. Estaba a punto de poner toda la mano sobre mi conchita cuando oímos que mamá subía, él rápidamente se separó de mi y se colocó a un lado lo que me dio a entender que mi madre no tenía por que enterarse de esto.

    Las clases de video se comenzaron a volver una costumbre diaria, y en cada sesión las manos de mi tío se volvían más atrevidas, sus besos en mi nuca y orejas también eran más prolongados, fue en la sexta clase cuando noté que la mano que estaba sobre mi estomago descendía directamente a mi entrepierna y la sobaba tiernamente por encima de las bragas que ya se mostraban, su dedo recorrió la rajada y esto me hizo estremecer, sentí algo sumamente grato que me comenzaba a gustarme demasiado; desafortunadamente se escuchó la voz de mi madre llamándome y casi enseguida me separé de mi tío, acomodé mi playera y la alisé para que no se apreciara que la había tenido arremangada, luego bajé para ver que quería mi madre.

    Una mañana me despertó una caricia sobre mi estomago, era mi tío, mamá había salido nuevamente y él entró en mi habitación, se hincó a un lado de mi cama y comenzó a tocarme como siempre lo hacia cuando estábamos solos, la otra mano bajó las sabanas hasta mis tobillos y se dedicó a acariciarme las piernas, mi respiración se agitó repentinamente y cerré los ojos dejando a mi tío en libertad para actuar, pronto la mano que me acariciaba las piernas subió mi playera y dejó al descubierto mis bragas blancas, la mano entonces comenzó a juguetear entre mis muslos sobando con delicadeza mi vagina, la otra mano se introdujo dentro de la playera y por primera vez me sobó los pechos, sus dedos me aprisionaban los erectos pezones con delicadeza y esto me hizo gemir levemente. Nunca como hasta hoy la mano de mi tío había durado tanto tiempo en mi entrepierna y debo confesar que me estaban encantando las caricias que me daba. Nunca antes me había ocurrido y de pronto y por vez primera sentí que me elevaba increíblemente, todo mi cuerpo comenzó a vibrar en espasmos formidables, no sé si grité o llore era la sensación más deliciosa que había experimentado en mi vida; cuando logré reaccionar mi cuerpo se encontraba arqueado y mi respiración sumamente agitada.

    – ¿Qué te pareció lo que te acabó de regalar? – dijo mi tío.

    No respondí pero era evidente que me había encantado lo que me había echó. Mi tío me tomó por los tobillos y me acomodó de tal forma que mis piernas caían por los costados de la cama, me sacó las bragas y se acomodó entre mis piernas a las cuales abrió.

    – ¡Qué linda esta tu panochita! – me dijo – Apenas te están saliendo los vellitos… y se ve tan mojadita. – hizo una pausa – Te la voy a chupar ¡Veras que rico!

    No contesté y enseguida el se inclinó entre mis piernas, yo tenía la cabeza levantada para ver qué era lo que me hacía. Su boca tocó mis delicados labios y su lengua se introdujo entre estos, era una extraña sensación sentir como me besaba toda la conca, de pronto llegó a un punto en el cual mi cuerpo sintió un fuerte espasmo; en este punto se concentro la lengua, subía y bajaba, rodeaba y se enredaba ahí. La sensación de placer aumentaba considerablemente a cada lamida que me deba, esta vez sí comencé a gemir y a decir algunas frases.

    – ¿Qué me haces tío?... ¡Qué rico se siente!... ¡Sigue tío, te amo, te amo!... ¡Ho, qué rico, que rico!... más, más… sí, que rico, tío así… 

    No me podía contener, las frases se escapaban de mi boca en cada una de las lamidas que mi tío Martín me regalaba, pronto noté que la misma sensación que anteriormente había experimentado me invadía y estallé de nueva cuenta. Mi tío no paró de mamarme hasta que por fin me fui relajando. Se levantó y quedó de pie frente a mi, apreciando mi cuerpo inerte, mis piernas abiertas, mi concha húmeda, mi playera a medía cintura. Mis cabellos largos, lacios de color castaño desordenados sobre las sabanas.

    Fue entonces que él se desabrochó los pantalones dejándolos caer sobre el suelo, bajó su calzón y por primera vez se la vi. Dura, cabezona, si su verga estaba frente a mí; me tendió la mano y me levantó hasta dejarme sentada en la orilla de la cama, puso mi mano sobre su tronco y pude sentir el calor que se desprendía de la superficie que a pesar de la dureza del tronco era suave.

    – Te voy a enseñar a chuparla… Lo primero que debes hacer es mover tu manita, de adelante para atrás… eso, que salga toda la cabeza… 

    Con su mano sobre la mía me mostró como debía de hacerle para masturbarlo, luego me dejó hacerlo a mi solita y aunque algo torpe al principio después tomé un poco de práctica. Fue después de esto que mi tío tomándome por la barbilla me acercó la cara a su garrote, me pidió que abriera la boca y lo hice auque con algo de asco. Sentí la calienta cabeza morada que se iba abriendo paso entre mis labios, lentamente avanzó y por fin logré tragarme la cabeza completa; mi tío me pidió que cerrara los labios en torno al tronco y así lo hice, la verga continuó avanzando lentamente hasta que sentí que me llagaba a la campanilla y una arcada involuntaria la acompañaba. Mi tío se detuvo y sacó solo un poquito de la verga dejándomela así.

    – Tienes adentro casi la mitad… ahora voy a moverme, quiero que tus labios y tu lengua se muevan junto con mi garrote… ¿Está bien? 

    Solo moví afirmativamente la cabeza pues no podía responder con tamaño tronco dentro, las caderas de mi tío retrocedieron sacando la tranca hasta la cabeza y luego me la volvió a meter, una tras otra las embestidas continuaron y él me iba dando instrucciones de cómo debería irlo haciendo. Sus manos se movían en mis pequeños senos poniéndole especial atención a mis pezones que atrapaba entre sus dedos y los molía tiernamente.

    Luego de unos minutos tomo con sus dos manos mi castaña cabellera y sus caderas se comenzaron a mover con más rapidez, la verga a esta acción comenzó a entrar y salir de mi boca a gran velocidad, aunque aún no me acostumbraba a la sensación no me era desagradable por completo; justo en esos momentos escuchamos que la puerta de la entrada se abría y se dejaba oír el grito de mamá anunciando su arribo, voltee a ver a mi tío con los ojos y el me hizo una señal de que no hiciera ruido pero no dejó de moverse dentro de mi boca y segundos después casi me ahogo al sentir que él me llenaba la boca de una sustancia con sabor acre, tragué para no ahogarme y el sabor me invadió por completo, las caderas de mi tío se siguieron moviendo sin descanso y a cada nueva embestida una nuevo disparo de la caliente sustancia, tragué toda la que me dejaba en lo más profundo de la garganta, sentí también como algunas gotas rodaban por mi barba y pecho.

    Después de unos segundos mi tío sacó su barra aún erecta y escurriendo la sustancia que pude ver era de color blanco, me volvió a acercar la cabeza y me pidió que le chupara los residuos, abrí mi boca y me volví a comer esa gran cabeza en forma de hongo, la lamí como me decía hasta que por fin vi como iba perdiendo la potencia y se hacía flaca y le colgaba. Procurando no hacer ruido el tío se acomodó los pantalones y salió de la habitación, yo me levante y así como estaba me miré al espejo que hay en mi habitación mis mejillas encendidas, mi cabello desordenado y mis ojos color miel se miraban diferentes, tenía que pensar mucho en lo que había sucedido con mi tío, no lo creía, me sentía como en un sueño. Las cosas que me hizo sabía que no debía hacerlas pero lo que se siente es algo que no podía ya dejar de experimentar, en realidad me encontraba en una encrucijada que me tuvo pensando toda la tarde y parte de la noche.

    Los días posteriores continuaron en el cuarto de la tele pero en estas sesiones ya las caricias eran francas y directas sobre mi concha, me escurría una o dos veces según las circunstancias nos lo permitieran y de vez en vez le regalaba una rápida mamada a mi tío. Por supuesto que varias veces estuvimos a punto de ser descubiertos por mamá y puedo jurar que si esto llegaba a pasar se nos hubiera armado una buena, afortunadamente esto nunca llegó a suceder.

    La otra parte de la historia sucedió en un día feriado, mis padres y mi hermano se iban a ir a pasar ese fin de semana a casa de unos conocidos y como mi tío tenía que trabajar y yo que estudiar se nos dejo en casa, claro mi tío se encargaría de mis cuidados y vaya que lo hizo.

    Desde la primera noche las cosas se pusieron sumamente calientes, el tío Martín llevó a casa para esa ocasión una película pornográfica, nos fuimos esta vez a su cuarto y nos acostamos, yo iba vestida con una minifalda color blanco y unos calentadores del mismo color pues hacia frío ese día, traía un suéter rosa de cuello alto y el cabello suelto, para esa época me llegaba hasta la cintura. Mi tío traía puesto un traje de color azul con camisa blanca. Bueno antes de continuar debo describirles físicamente a mi tío Martín, el es alto (1.80 m) de piel blanca, delgado, es calvo de la coronilla pero su pecho, brazos y piernas es muy velludo, claro obviamente también de allí es muy velludo. Su pene mide 18 centímetros y es bastante grueso.

    Pues bien como les decía esa noche comenzamos a ver la película porno, y mientras la veíamos nos comenzamos a acariciar por sobre la ropa, mi tío me repetía lo mucho que le gustaba y yo no debo oculta que también el me atraía, pronto las ropas comenzaron a estorbar y prenda a prenda fueron volando por el aire hasta depositarse sobre el alfombrado suelo de su habitación; por fin quedamos desnudos completamente, era la primera vez que estábamos en esas condiciones y a esta primera vez siguieron otros muchos estrenos, el segundo fue un beso francés, nunca antes nos habíamos besado de esa manera, su boca abrió la mía y su lengua jugueteó con la mía por muchos minutos.

    Luego de eso mi tío me enseñó a hacer el sesenta y nueve, mi cuerpo delgado quedó sobre el suyo y me trague la barra como él me lo había enseñado, el por su parte se comenzó a comer mi conchita justamente como me encanta. Nos venimos al mismo tiempo y por supuesto que tragamos nuestros jugos. Sin dejar de acariciarnos y besarnos descansamos unos minutos para luego continuar con otro estreno más.

    – ¡Te voy a desflorar!

    Fue lo que mi tío me dijo, yo ya sabía que era eso. Él me recostó de espaldas al colchón y luego se acomodo encima de mí sosteniéndose con los brazos extendidos sobre la cama, su verga se balanceaba de un lado al otro entre mis piernas que tuve que abrir ampliamente, desde mí lugar con la cabeza levantada vi mi vagina que ya comenzaba a tener unos cuantos vellitos y sobre esta la gran cabeza balanceándose. Mi tío entonces con una mano la restregó de arriba para abajo a lo largo de mi vagina, los labios la anidaban levemente y esto me excitó mucho; luego de unos minutos de jugar así con mi panocha el tío Martín me la acomodó entre los labios y comenzó a empujar despacio pero con fuerza. Sentí como mis pliegues se iban abriendo poco a poco y una extraña sensación me llenaba, la fuerza con que mis labios vaginales apretaban su tranca era mucha y le estaba costando trabajo avanzar al mismo tiempo una punzada aguda me comenzó a molestar.

    Mi tío la sacó y entonces la ensalivó con una de sus manos, luego regresó al ataque, esta vez el ariete se introdujo un poco más y el dolor en mi entrepierna se volvió casi insoportable.

    – ¡Me duele tío!

    – Lo sé… pero tienes que aguantar.

    – ¡Me duele mucho!

    – ¡Tranquila!

    Sin detenerse el seguía empujando su barra y a cada nuevo milímetro el dolor se intensificaba más y más, sentía como mis labios se abrían a su máximo además de un intenso calor. Grité muy fuerte al sentir un intenso dolor que me desgarraba completamente, lloré y traté en vano de zafarme de la terrible lanza que me penetraba. Por fin se detuvo el avancé de la daga, mi virginidad había desaparecido no sin gran dolor, mi tío detenido observaba como su tolete permanecía semiclavado en mi entrepierna cuyos labios vaginales se encontraban completamente expandidos alrededor de su grueso tronco.


    Continuará

    La experiencia de mi hija Amy, relato erótico en blogSDPA.com

    La experiencia de mi hija Amy, Parte 02 (de Melkor)

    6 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Zoofilia, Violacion

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 20 publicadas de la serie La experiencia de mi hija Amy

    Todo empezó una hermosa tarde de viernes. Estaba en el patio trasero cortando el césped cuando Amy llegó a casa de la escuela. Sacó la cabeza por la puerta del patio y gritó: "Hola, papá, ¡ya llegué!" por encima del ruido de la cortadora de césped, y luego desapareció escaleras arriba para ponerse el traje de baño.

    Poco después, volvió a salir al patio con sus pantalones cortos ajustados y la camiseta suelta habitual, una toalla, una Coca-Cola y un libro. La vi sentada en una de las tumbonas del patio, pero estaba más concentrado en terminar de cortar el césped. Sin embargo, la siguiente vez que miré en su dirección, casi estrello la cortadora de césped contra un árbol de la sorpresa. Se había quitado la camisa y los pantalones cortos y estaba tomando sol en la tumbona mientras leía su libro con el bikini de tiras más pequeño que había visto en mi vida.

    Era blanco, con pequeños triángulos conectados por una cuerda que cubría sus pechos en ciernes. La parte de abajo apenas cubría su entrepierna, con las cuerdas atadas a través de sus estrechas caderas con pequeños lazos. Mi cerebro se había congelado y no podía pensar en qué decir. Ese traje era demasiado sexy para cualquier niña de doce años, y mucho menos para MI niña de 12 años. No quería enloquecer y parecer un padre sobreprotector (aunque probablemente lo era), así que seguí cortando el césped para darme tiempo para pensar. Cuando terminé, apagué la cortadora de césped junto a la puerta de la cerca al lado del garaje.

    Me acerqué tranquilamente a mi hija, que estaba tomando sol en el patio con sus gafas de sol y leyendo su libro luciendo ese bikini blanco escandalosamente escueto. Cuando mi sombra cayó sobre ella, levantó la mirada y dijo inocentemente: "¡Hola, papá!".

    Conseguí utilizar una voz severa y le pregunté: "¿Dónde consiguió ese traje de baño, señorita?"

    Ella levantó sus gafas de sol y me miró hipócritamente: "¡Lo compraste para mí, papi!"

    "¡Ciertamente que no!", protesté.

    "Sí, lo hiciste. Lo pediste por Internet la semana pasada después de que no pudiéramos encontrar ningún pantalón que me quedara bien en la tienda. Había esos pantalones, varias camisas, este traje y algunas cosas más. El paquete llegó ayer y decidí probarme mi nuevo traje hoy", afirmó con dulzura.

    Sí recordaba que ella había pedido un montón de ropa y que yo había pagado por ella. En ese momento estaba bastante ocupado con un proyecto de trabajo, así que al parecer no le estaba prestando tanta atención como debería. Definitivamente no recordaba que hubiera un traje de baño tan escueto en ese pedido. Al parecer, mi pequeña y escurridiza niña había logrado pasarme por alto los detalles de su pedido.

    Amy insistió: "No es como si fuera a usarlo en otro lugar que no sea aquí en el patio trasero, papi, y realmente me permitirá tener un bronceado mucho más lindo. ¿Te gusta, papi?" Se estiró como un gato para permitirme verla mejor con su nuevo bikini.

    Casi me ahogo con eso. Debería haberla hecho entrar a la casa inmediatamente y cambiarse por algo más sensato. Pero Dios, se veía bien en ese bikini sexy. Además, tenía razón con lo del bronceado, y tal vez no sería tan escandaloso si solo lo usara en el patio trasero. De alguna manera logré murmurar algo sobre que sí se veía bien en ella siempre y cuando solo lo usara en el patio trasero de la casa, y me di la vuelta para vaciar el pasto cortado de la cortadora de césped.

    Se bajó las gafas de sol y volvió a mirar hacia abajo. Me pareció ver una sonrisa burlona en sus labios cuando me di la vuelta y casi cambié de opinión sobre el hecho de que llevara ese traje escandaloso. En cambio, me encontré hablando conmigo mismo sobre por qué le había permitido llevar esa prenda indecente y sobre lo mala idea que se habían convertido mis normas bastante laxas sobre lo que llevaba en casa. ¡Con ese traje bien podría haber estado desnuda!

    De repente, la imagen mental de ella, desnuda y acostada, apareció en mi cabeza de la nada y me hizo detenerme. Tuve que sacudir la cabeza para intentar sacarme esa imagen de la cabeza, diciéndome firmemente que Amy solo tenía doce años y que además era mi hija, y que no debía pensar en esas cosas. No ayudó y, con mucha culpa, me encontré teniendo una erección ante ese pensamiento perverso.

    En un intento de distraerme de esos pensamientos inapropiados, recogí los recortes y abrí la puerta con el codo para tirarlos en el cubo de basura que había junto al garaje. Cuando me volví hacia el patio, vi un destello de movimiento entre la maleza que había detrás del terreno del vecino. Pensé que parecía un perro, pero no estaba seguro. Me detuve y miré con más atención, pero no vi nada.

    Murmuré para mis adentros que debía estar perdiendo la cabeza, primero por haber dejado que mi hija usara ese bikini escandaloso y ahora por haber visto cosas que no estaban allí. Seguí murmurando mientras cruzaba la puerta, agarrándola con el pie para cerrarla detrás de mí.

    Y ahí, amigos míos, es donde mi vida cambió por completo. Al parecer, no tiré con suficiente fuerza y ​​el pestillo de la puerta no se trabó.

    Mientras tanto, guardé la cortadora de césped en el cobertizo y me dirigí a la casa. Cuando pasé junto a Amy de camino a la casa, le mencioné algo sobre que me iba a dar una ducha para limpiarme y refrescarme. No le mencioné a Amy que necesitaba refrescarme en más de un sentido, considerando que verla con ese diminuto bikini había introducido en mi mente pensamientos tan pervertidos.

    Mientras me desnudaba y me metía en la ducha, todavía no podía sacarme de la cabeza la imagen de mi pequeña Amy. No la imagen de ella con ese traje escandaloso, sino más bien la idea de que estaba desnuda. Ese traje dejaba tan poco a la imaginación que era fácil completar el resto. Me imaginé ahuecando su pecho en ciernes, deslizando mi mano sobre su piel cremosa por su costado sobre sus delgadas caderas y extendiendo la mano para ahuecar el montículo abultado de su coño inmaduro.

    Esta fantasía era totalmente errónea en muchos sentidos. Me repetía una y otra vez que no era un pervertido que deseaba a chicas prepúberes, pero la fantasía no desaparecía. La imagen de mi hija desnuda me provocó una erección tal que sentí como si alguien me hubiera implantado una barra de acero en la polla. Me encontré acariciándola lentamente mientras dejaba que mi imaginación me llevara con culpa. Antes de darme cuenta, tuve uno de los orgasmos más fuertes que recuerdo haber tenido. Disparé una enorme cantidad de semen por toda la pared de la ducha y, de hecho, me temblaron las rodillas por la descarga. No había tenido un orgasmo como ese desde antes de que April muriera.

    Todavía me sentía sucio y pervertido después de enjuagarme el desastre que había hecho, salí de la ducha y comencé a secarme. Ya estaba empezando a sentirme absolutamente culpable. Me había masturbado con imágenes de mi propia hija de 12 años. ¿Qué clase de pervertido enfermo era? Sentí una sensación de autodesprecio por mis acciones mientras me ponía los pantalones cortos. ¿Qué me pasaba? Fue entonces cuando escuché un grito asustado de Amy en la parte de atrás.

    Ese sonido eliminó de mi cabeza cualquier recuerdo de culpa o pensamiento racional. Ni siquiera sé cómo bajé las escaleras hasta la puerta del patio, debí haberme teletransportado. Salí corriendo al patio para defender a mi bebé de lo que le estaba pasando, cuando me detuve en seco como si me hubiera golpeado contra una pared de ladrillos.

    Allí estaba mi ángel, de rodillas, gritando: "¡PARA! ¡Quítate de encima de mí! ¡PAPI!". Lo que me había detenido en seco era el perro enorme y gruñón que estaba sobre la espalda de mi pequeña. El tiempo pareció detenerse y, por alguna razón, me vino a la cabeza la idea de que el perro que atacaba a mi hija era probablemente el Weimaraner más grande que había visto en mi vida. Era de color marrón grisáceo, fácilmente del mismo tamaño que Amy y probablemente más pesado.

    Miré frenéticamente a mi alrededor en busca de algo que pudiera agarrar para apartar a este perro de mi pequeña. Mi llegada abrupta pareció distraer al perro, lo que le dio a Amy la oportunidad de avanzar a toda prisa, para salir de debajo del perro. Aparentemente, el perro no iba a permitir nada de eso y, todavía gruñendo y rugiendo, extendió la cabeza y agarró la nuca de Amy con los dientes. Amy soltó un grito de dolor cuando el perro se aferró a su cuello.

    Lo único que vi cerca para usar contra el agresor de Amy fue la red de piscina con su mango largo colgando de un soporte junto a la pared. Sin embargo, cuando di un paso atrás hacia la red, el volumen del gruñido del perro aumentó y Amy volvió a chillar.

    "¡¡AY!! ¡Está mordiendo más fuerte! ¡Ayúdame, papi!" Pude ver un hilo de sangre corriendo por su cuello y me congelé nuevamente en un intento de evitar que ese monstruo hiriera gravemente o incluso matara a mi pequeña niña.

    "¡Nena, aguanta! Cada vez que me muevo, te muerde más fuerte. ¡Dame un minuto y pensaré en algo! ¡Intenta no provocarlo!"

    En cuanto el perro decidió que no me iba a mover de nuevo por el momento, volvió a centrar su atención en Amy. Sus caderas bailaban en círculo y hacía breves movimientos de pinchazos contra el trasero de Amy. Sus patas delanteras rodeaban sus estrechas caderas. Ya podía ver numerosos arañazos en sus flancos y muslos, varios de los cuales ya supuraban finos riachuelos de sangre.

    Noté que la parte superior del bikini de Amy apenas colgaba de su cuello, el lazo de la parte posterior aparentemente se había aflojado y dejaba al descubierto su pecho desnudo y sus diminutos senos. También me di cuenta de que la parte inferior del bikini de Amy no estaba a la vista. Con las manos apretadas por la impotencia y todavía buscando algo para salvar a mi pequeña y evitar mirar a esta bestia que atacaba a mi hija, noté el pequeño mechón de su nueva parte inferior del bikini en el suelo, junto al sillón, al lado de la lata de Coca-Cola derramada que había estado bebiendo.

    Un repentino "¡Oh, Dios mío!" de Amy hizo que volviera a prestar atención a mi pequeña. Las caderas del gran perro habían dejado de moverse y ahora solo se movían ligeramente. En ese momento, me di cuenta de lo que estaba sucediendo. ¡Ese gran perro estaba tratando de follar a mi hija de 12 años!

    Cuando me di cuenta, las patas delanteras del gran perro, que ya rodeaban las estrechas caderas de Amy, se apretaron aún más y una sacudida repentina provocó un chillido ensordecedor de mi pequeña niña cuando este bruto salvaje le arrancó su virginidad. Levantó la cabeza de golpe y abrió los ojos de par en par por la sorpresa.

    "¡Ayyyyyyy! ¡Oh, Dios! ¡Ayyyyy! ¡Papá, me duele! ¡Argh! ¡Haz que pare, papá!" Los sonidos de angustia intercalados con el llanto y los sollozos me desgarraron el corazón. Me sentí completamente impotente mientras este perro feroz violaba a mi pobre niña. Pero cada vez que hacía el más mínimo movimiento hacia atrás o hacia un lado, los gruñidos aumentaban y Amy gritaba aún más fuerte a medida que los dientes que sujetaban su cuello se apretaban aún más. Mi angustia por mi incapacidad para proteger a mi pequeña bebé era como un peso de plomo en mi corazón.

    Los gritos de Amy continuaron. "¡Duele! ¡Ay! ¡Papá, me está partiendo en dos! ¡Dios mío! ¡Es demasiado grande! ¡Ay! ¡Papá!". Podía ver las caderas del perro que cubrían a mi pobre hija embistiendo hacia adelante y hacia atrás más rápido de lo que jamás podría haber imaginado. Las embestidas se hicieron más cortas pero más poderosas cuando me di cuenta de que el perro estaba empujando constantemente su sucia polla de perro más y más adentro del coño virgen de mi pobre hija.

    El volumen de los gritos de Amy bajó, aunque las lágrimas y los gemidos continuaron.

    "¡Ugh! ¡Papá... OWW! ¡Me duele! ¡Ugh! Puedo... ¡Ugh! Sentirlo... ¡Ugh! Estirándome... ¡Ugh! ¡Por dentro! ¡Por favor, papá! ¡OWW! ¡Haz que pare!" Apenas podía hablar por el dolor del ataque del perro y la fuerza de las embestidas que esa malvada bestia le estaba infligiendo.

    ¡Me sentí tan impotente! ¡No pude hacer nada por mi pequeña en su momento de mayor necesidad! Apreté los puños sin poder hacer nada mientras me veía obligado a presenciar lo que le estaba sucediendo a mi pequeña y mi incapacidad para detenerlo. Tenía miedo de lo que ese bruto pudiera hacer a continuación si intentaba hacer algo. Todo lo que podía pensar era qué clase de padre era yo por permitir que ocurriera esta tragedia.

    Me encontré tratando de imaginar con compasión la agonía por la que estaba pasando. Inquietantemente, una de las primeras imágenes que visualicé fue la de esa feroz polla de perro partiéndole los diminutos labios vaginales, clavándose en su pequeño e inmaduro agujero del coño, mientras las paredes de su coño se apretaban con fuerza contra el enorme intruso que se adentraba en sus profundidades. ¿En qué estaba pensando? ¿Mi pequeña bebé estaba siendo brutalmente violada y yo estaba dejándome llevar hacia los reinos de la perversión?

    A pesar de los gritos y las lágrimas de Amy, la visión mental espantosamente excitante de lo que le estaba sucediendo era demasiado. Mi pene comenzó a temblar mientras me encontraba inexplicablemente excitado por la violación de mi pequeña niña. ¿Qué me pasaba? Había oído hablar de animales que se follaban a mujeres. Trabajo estrechamente con Internet, ¿cómo no me había enterado? Pero, ¡nunca había visto nada al respecto ni imaginado que le estaría sucediendo justo delante de mí a mi propia hija de 12 años! A pesar de mi repulsión, inconscientemente me encontré avanzando poco a poco en un esfuerzo por acercarme para poder ver mejor lo que estaba sucediendo. ¿Qué me pasaba?

    Al Weimaraner no pareció importarle que me acercara. De hecho, soltó el cuello de Amy, aparentemente para tener un mejor ángulo y poder aparear a su pequeña perra humana. No podía creer que acabara de usar el término "pequeña perra humana" en mi mente para referirme a mi pequeña niña. Pero era cierto, se había convertido en la perra de este enorme perro y él estaba decidido a aparearla. Y a pesar de mi angustia por el dolor de mi pobre hija, me encontré inexplicablemente deseando ver a este gran perro follar el coño inmaduro de mi pequeña hija de 12 años.

    Poco a poco me acerqué a mi hija, que aún lloraba y gemía, y seguí escuchando sus llantos suplicantes.

    "¡Papá! ¡Ay! ¿Qué estás haciendo? ¡Uf! ¡No me dejes! ¡Ay! ¡Todavía me está haciendo daño! ¡Ay! ¡Me va a partir en dos!"

    "Tranquilízate, Amy. Papá sigue aquí. No me voy a ir a ningún lado, cariño. Sólo me voy a poner detrás de ti para ver si puedo ayudarte. Intenta calmarte. No queremos asustarlo para que te vuelva a morder" la tranquilicé.

    "Está bien, papi... ¡Uf! ¡Apúrate, por favor! ¡AUU! ¡Me arde el coño! ¡Uf! ¡Me está partiendo en dos! ¡Uf! Está empujando algo... ¡AUU! ¡En mi vientre, y me duele!" Mi voz tranquilizadora había reducido aún más las lágrimas y los gemidos de Amy. Estaba orgullosa de mi pequeña niña mientras se calmaba. Sus únicos sonidos ahora eran fuertes gruñidos al ritmo de cada poderosa embestida del gran perro que la atacaba. Solo se le escapaba un gemido ocasional o un siseo agudo ante un pinchazo particularmente doloroso.

    El perro ya había dejado de gruñir. Continuó empujando rápidamente sus caderas contra mi pequeña niña, con la lengua colgando de su boca, jadeando por el esfuerzo. Desde el ángulo desde el que lo vi, juro que ese perro tenía una sonrisa en su rostro.

    Seguí avanzando lentamente hacia atrás, hasta donde podía ver, vigilando de cerca al perro grande que estaba montado sobre mi hija para no asustarlo. Sabía que el Weimaraner gris era consciente de mi presencia, pero no mostró ningún signo de reacción mientras me acercaba lentamente. Era casi como si pudiera sentir que ya no estaba dispuesto a detener la violación de su perra humana de doce años.

    Cuando pensé que finalmente había llegado a un buen lugar para tener una buena vista del rapto de mi hija, comencé a arrodillarme lentamente para tener un mejor ángulo de visión. A estas alturas, mi pene estaba tan duro que me dolía por estar apretado en mis pantalones cortos. Metí la mano dentro de mi cintura y lo ajusté, sujetándolo y acariciándolo lentamente mientras lograba arrodillarme y ver bien.

    Lo primero que noté fue la enorme polla del perro grande incrustada en el coño juvenil de mi niña. Era de un rojo furioso, con vetas blancas pálidas. También tenía aproximadamente el diámetro de la botella de champú de Amy, tal vez una pulgada y media de ancho. No podía creer que el coño de mi pequeña Amy pudiera estirarse lo suficiente para aceptar algo de ese tamaño. Ahora entendía mejor sus gemidos de agonía. Ya estaba tan estirada que no podía ver ningún signo de los labios externos de su coño en absoluto, solo el pequeño bulto de su clítoris en la parte superior de su raja vaginal grotescamente expandida. ¡No es de extrañar que se quejara de que sentía que la estaban partiendo en dos!

    Después de la sorpresa de ver cómo el coño de mi angelito se había expandido lo suficiente para aceptar el asombroso diámetro de esa enorme polla de perro, traté de averiguar cuánto medía. Fue muy difícil, ya que no podía decir cuánto había penetrado ya a mi niña. Las embestidas increíblemente rápidas no lo hicieron más fácil. Lo único que pude decir fue que todavía quedaban unos 10 centímetros fuera esperando enterrarse en el coño de mi niña. Y, después de esos quince centímetros había un bulto en la base de su polla, de unos cinco centímetros de ancho. No podía decir qué era. (No sabía qué era un nudo de perro en ese momento). Solo sabía que no eran sus bolas, ya que estaban colgando bajas, balanceándose al ritmo de las embestidas del gran perro.

    "¡Ay! ¿Papá?" La pregunta gruñona de Amy me tomó por sorpresa.

    - ¿Sí, cariño? - respondí.

    "¿Ves lo que está haciendo? ¡Ay! ¿Puedes sacármelo... ¡AY!?"

    "No lo creo, nena, no sin que nos muerda a alguno de los dos. Está muy dentro de ti."

    "¿Papá? ¿Me está cogiendo? ¡Uf!", preguntó ella, sorprendentemente racional.

    A pesar de lo que estaba pasando, que en ese mismo momento estaba viendo a mi hija de 12 años siendo violada por un perro enorme, escuchar esos dulces labios usar la palabra "coger" automáticamente desencadenó mi respuesta como padre.

    "¡Amy! ¡Sabes que esa es una mala palabra que no deberías usar!" la regañé.

    "Lo siento, papá, pero yo... ¡Ay! No sé otra palabra para... ¡Uf! Lo que está haciendo".

    Lo pensé un segundo. “Está bien, querida. Puedes decirlo, pero ten cuidado de no usarlo fuera de casa”, le respondí.

    "Papá, no soy estúpida. ¡Ay! ¿Y él también? ¡Ay! ¿Me está cogiendo?"

    "Sí querida, este perro te está cogiendo con fuerza".

    Me pareció muy surrealista que mi hija y yo estuviéramos teniendo una conversación como esta con ella con un perro encima que le estaba clavando su enorme polla en su pequeño coño preadolescente mientras yo estaba sentado a menos de medio metro de distancia, increíblemente excitado por todo eso y acariciando mi propia polla.

    Amy me sorprendió con un fuerte sollozo. "¡No es justo! ¡Ay! Esta no es la manera... ¡Ay! No quería que mi primera vez... ¡Uf! ¡Fuera así!"

    Su respuesta me tomó completamente por sorpresa. ¿Estaba siendo violada por un perro y se quejaba de que eso no encajaba en su plan? Entonces mi mente dio un giro inesperado: si ese no era su plan, ¿cuál era? Antes de que pudiera seguir esa línea de pensamiento, Amy me sobresaltó con un fuerte grito de dolor.

    Mientras mi hija y yo manteníamos nuestra extraña conversación, el gran Weimaraner debió de sentirse frustrado por no haber logrado avances. Había comenzado a gruñir de nuevo y había disminuido la velocidad de sus embestidas. En su lugar, comenzó a dar embestidas más cortas y mucho más fuertes.

    Ahora miro hacia atrás y me doy cuenta de que debe haber tocado fondo dentro de su pequeño coño y había estado golpeando durante algún tiempo contra la pared trasera de su coño y su cuello uterino inmaduro. Finalmente, la punta puntiaguda de ese pene de perro debe haber encontrado esa pequeña abertura y logró alojarse en ella. Los golpes constantes del perro mientras empujaba repetidamente contra ese obstáculo, gradualmente comenzaron a abrirlo. Esa debe ser la fuente del dolor en lo profundo del vientre de Amy del que se había estado quejando antes.

    El grito de Amy debió haber surgido en el momento en que su cuello uterino finalmente se rindió ante ese monstruoso intruso y se estiró dolorosamente, permitiendo que más de esa enorme polla de perro se abriera paso más adentro de su cuerpo. Me sorprendió ver cómo otros cinco centímetros desaparecían dentro del pequeño cuerpo de Amy. ¡Ese perro grande ahora estaba follando el útero inmaduro de mi hija!

    "¡Aiieeee! ¡Me duele, papi! ¡Dios mío, me duele! ¡Haz que pare, papi!"

    Traté de calmar a mi angelito en su agonía. Había llegado a un punto en el que ni siquiera podía reconocerme a mí mismo. Estaba destrozado por el dolor brutal que estaba experimentando, pero aún así estaba muy orgulloso de que hubiera logrado tomar tanto de la gran polla de perro. La vista de su coño increíblemente estirado envolviendo ese monstruoso tubo de carne era increíblemente excitante. Estaba empezando a preguntarme si podría tomarlo todo. Solo quedaban unos diez centímetros, incluido ese extraño bulto en la base.

    Me encontré a mí mismo QUERIENDO ver a ese perro enorme enterrar esa enorme polla de perro hasta el fondo de mi pequeña niña. La idea ni siquiera me generó dudas ni un remordimiento de conciencia. Me encontré cantando en voz baja: "Vamos, gran bruto. Fóllate a mi hija. Entierra esa polla. Preña a esa perra".

    Mientras tanto, yo seguía intentando calmar a mi pequeña niña en voz alta, animándola disimuladamente a que aceptara ser la pequeña perra humana de ese perro grande.

    "Está bien, está bien. No queremos que el perro grande y malo se enoje para que te muerda. Creo que ya casi ha terminado. Luego se irá y estarás bien. Mira, ya dejó de empujar tan rápido".

    Mi pequeña soltó un resoplido. "No es tan rápido, pero es mucho más duro. ¡Uf! ¡Y me duele tan profundo en la barriga! ¡Uf! ¿Estás seguro, papá?"

    "Sí, querida, estoy bastante seguro. Relájate y deja que este grandullón termine, luego se irá y podremos volver adentro". Pensé en una posible distracción. "Tal vez te deje ir a Victoria's Secret mañana. Puedes comprar lo que quieras."

    Increíblemente, mi pequeña Amy saltó sobre esa zanahoria.

    "¿CUALQUIER COSA? ¿Lo que yo quiera y no me vas a decir que no?"

    "Así es, cualquier cosa", respondí. Sentí una ligera punzada de alarma por lo que me estaba metiendo, pero ya era un poco tarde.

    Increíblemente, esa oferta pareció permitir que mi bebé ignorara momentáneamente el ataque que se le estaba infligiendo. Secó de inmediato cualquier resto de lágrimas y prácticamente pude ver cómo giraban los engranajes en su cabeza mientras intentaba decidir qué iba a recibir al día siguiente. No podía creer que una oferta como esa pudiera haber tenido los resultados que tuvo.

    Me di cuenta de que mientras hablábamos, habían introducido varios centímetros más en su coño aparentemente sin fondo. Casi lo único que quedaba era ese extraño bulto en la base de la polla de ese perro, que parecía ser más grande de lo que recordaba, tal vez de 6 o 7 centímetros de ancho ahora.

    Mientras observaba cómo esa enorme polla entraba y salía del coño aparentemente elástico de Amy, noté algo que me excitó aún más. Amy todavía estaba absorta en decidir qué quería de Victoria's Secret al día siguiente, pero estaba empezando a empujar contra esa enorme polla de perrito. Ni siquiera estaba seguro de que fuera consciente de ello, pero estaba empezando a ayudar a esa enorme polla en su coño a follarla. La vista hizo que me corriera en mis pantalones cortos sin siquiera tener que tocar mi propia polla. Fue la vista más increíble que podría haber imaginado.

    El ritmo de sus embestidas contra las profundas embestidas de ese enorme perro se hizo más regular y más duro, me di cuenta de que no podía haber sido un comportamiento inconsciente. ¡Realmente estaba ayudando a ese gran perro a follarla! Parecía que mi querida Amy realmente estaba empezando a disfrutar de ser la pequeña perra humana del gran Weimaraner. Darme cuenta de eso me excitó aún más, si es que era posible.

    "¿Eh, papá? Emmm, estoy empezando a sentirme rara. Siento un hormigueo y como si tuviera mariposas en el estómago... Uh-oh..." El cuerpo de mi pequeña niña empezó a sonrojarse y oí que su respiración se aceleraba y se hacía más fuerte. De repente, gritó "¡Oh, Dios mío!" Pude ver cómo los músculos de sus piernas y su espalda casi se ondulaban y sus brazos se desplomaban, su cabeza siguió hacia abajo para descansar sobre sus brazos con el culo todavía en el aire con ese maldito perro todavía follándola. Sin embargo, lo que me hizo reír fue que incluso en medio de su orgasmo sus caderas nunca dejaron de empujar hacia atrás contra la polla embestida de ese perro.

    Si me quedara algo, probablemente me habría unido a su orgasmo, pero estaba demasiado agotado. En lugar de eso, le froté suavemente la pantorrilla donde podía alcanzarla mientras la observaba recuperarse de lo que probablemente fue el primer orgasmo inducido por una polla que había tenido en su vida. Estaba muy orgulloso de mi pequeña Amy.

    El orgasmo de Amy también debió haber sido increíble para la gran polla de perro de Weimaraner, porque el ritmo de sus embestidas aumentó drásticamente. No sabía cómo podía seguir así. Debía haber estado yendo duro durante más de 10 minutos. El gran perro gruñó y gimió alternativamente en su extremo esfuerzo por aparearse. La baba de su lengua jadeante goteaba, aterrizando en la espalda sudorosa de Amy, corriendo por sus omóplatos para perderse en algún lugar debajo de su cabello desaliñado.

    Amy se deleitó con el resplandor de su orgasmo, mientras seguía empujando hacia atrás esa polla de perro que la golpeaba. Pude notar ese extraño bulto que ahora golpeaba la entrada ya distendida de su coño. Sin embargo, después de un rato, tener ese bulto golpeando contra la entrada de su coño debe haber resultado bastante incómodo.

    "¡Ay! ¿Papá? ¡Ay! ¿Qué pasa ahí atrás? ¡Ay! Me está empezando a doler aún más". Amy me miró mientras se quejaba.

    "Solo está intentando meterte el último trocito de su polla, cariño. Solo falta un poquito y estará listo".

    "¡Ay! Ojalá se apurara. ¡Uf! ¡Esta parte me duele mucho y también las rodillas!"

    Me quedé atónito. Allí estaba mi hija, siendo violada dolorosamente por esta bestia feroz, y ella se quejaba de que le dolían las rodillas. "Déjame ver si este bruto me deja conseguir algo para tus rodillas, nena. Luego veré si puedo ayudar a este gran perro a terminar de follarte. ¿No sería genial?"

    "Sí, lo sería, papi. ¡Ayyyyy! ¡Apúrate, me duele mucho!". Una vez más me sorprendió su respuesta. ¡Prácticamente acababa de admitir que le gustaba ser una pequeña perra humana para este perro enorme! La poca culpa y vergüenza que todavía me quedaba por permitir que esto continuara se redujo sustancialmente con su aceptación.

    Me levanté lentamente. El perro grande me miró con recelo, con la lengua afuera y todavía babeando baba de perro sobre la espalda de Amy. Me alejé del perro lentamente y me dirigí hacia la tumbona de Amy y la toalla que había sobre ella. Le hablé con dulzura al perro grande, que seguía golpeando a mi hija de 12 años.

    "Está bien, muchacho. No quiero detenerte. Quiero ayudarte. Déjame conseguir algo para que sea más fácil para tu perra".

    Amy levantó la cabeza. "No me llames perra, papi. ¡Ay!"

    Me reí mientras agarré la toalla y regresé.

    "¡Oh, Amy! Una perra es follada por los perros y justamente esos haces tú ahora"

    El perro seguía machacando a Amy mientras ella se resistía a sus embestidas. Podía ver las palabras que acababa de decir rebotando en su cabeza. Desenrollé la toalla y me incliné a su lado. Cuando levantó la rodilla para que pudiera poner la toalla debajo, perturbó el equilibrio del perro grande. Agarró a Amy con más fuerza por las caderas y su pata trasera se revolvió mientras intentaba mantener el equilibrio y seguir embistiendo.

    "¡Ay! ¡Deja de arañarme, perro estúpido! Papá, ten más cuidado, eso duele." Casi me reí ante esos sonidos de angustia. Eran mucho menos perturbadores que sus gritos de dolor anteriores.

    Sin embargo, fui más cuidadoso con la segunda rodilla y, como mi hija estaba más cómoda, volví a mi puesto detrás de ellos. Mientras tanto, el gran Weimaraner había recuperado el equilibrio y el ritmo y se lanzaba con más fuerza aún hacia mi hija pequeña.

    "¿Papá?"

    "¿Sí, querida?"

    "Si ahora mismo estoy siendo una perra... ¡Ay! ¿Eso significa que este perro está intentando reproducirse?"

    "Sí querida, no creo que falte mucho."

    Con una voz muy baja preguntó: "¿Papá? ¿Voy a tener cachorros?"

    Me reí tanto que creo que incluso asusté al perro. Me miró como si estuviera loca. "No, cariño. No tendrás cachorros".

    Después de unos segundos, apenas la oí decir "Oh". Y luego más fuerte: "Papá... ¡Ay! Cuando me trajiste la toalla... ¡Ay! Dijiste que lo ayudarías a darse prisa. ¡Ay! Todavía me duele ahí abajo... ¡ouch! En mi vientre... ¡Auuuh! Pero no tanto... ¡Ay! Lo que realmente me duele... ¡Ay! Es donde está empujando contra mi coño. ¡Ay! Me estoy cansando... ¡AY! ¿Podrías ayudarme? ¡Ay! ¿Por favor? Creo que sí quiero... ¡Auch! Que él... ¡Oh! Me preñe".

    No podía creer lo que escuchaba. Mi hermoso angelito quería que ayudara a este perro grande y malvado, que hace apenas unos minutos la había aterrorizado al atacarla para correrse dentro de ella. No estoy seguro de si ella sabía lo que realmente significaba que la apareara, pero yo sí y no podía esperar a verlo.

    Volví a mirar hacia donde ese perro grande seguía intentando introducir ese gran bulto en su pene más allá de la entrada del coño de mi hija. Incluso con Amy empujando hacia atrás contra las embestidas del perro grande, no pensé que pudiera lograrlo. El Weimaraner estaba empezando a gemir de frustración. Supuse que su instinto de reproducción debía exigirle que metiera cada parte de su pene en su compañera.

    De repente, tuve una idea. Solo esperaba que no me mordiera.

    "Amy, creo que puedo ayudar al perro a terminar, pero necesitaré tu ayuda. Cuando cuente hasta tres, empuja su pene de perro hacia atrás tan fuerte como puedas. Ten cuidado, podría doler un poco.

    "¡Oomph! Vale, papi. ¡Ay! Mientras... ¡Oomph! No duela demasiado".

    Estaba bastante seguro de que lo que tenía en mente dolería más que un poquito, pero no iba a decirle eso a Amy. La idea de ver toda esa enorme polla de perro enterrada dentro del pequeño coño de mi bebé me consumía. Traté de justificar lo que estaba a punto de hacer con la excusa de que al menos de esta manera, el dolor solo sería momentáneo y probablemente no sería peor que el que ella ya había soportado.

    Con eso, extendí cuidadosamente la mano y toqué suavemente la parte baja de la espalda del perro grande mientras seguía embistiendo violentamente a mi pequeña niña, esperando que no me mordiera. Solo gimió un poco y gané más confianza mientras deslizaba lentamente mi mano por su columna peluda hasta que descansó sobre sus caderas justo encima de la cola. Seguí el movimiento de su embestida con mi mano hasta que encontré su ritmo de embestida mientras seguía mirando entre sus piernas al ver su polla golpeando contra el pobre coño abusado de Amy. "Está bien, cariño, a la cuenta de tres necesito que empujes hacia atrás lo más fuerte que puedas".

    Comencé a contarle a Amy cada embestida. "¡Uno... Dos... Tres!". Mientras gritaba tres, vi y sentí que Amy empujaba con fuerza contra la polla del perro mientras yo ponía mi peso detrás de mi brazo sobre las caderas de ese perro y EMPUJABA. Vi cómo ese gran bulto literalmente pasaba por la entrada de su coño y vi cómo los labios vaginales de Amy, previamente invisibles, reaparecían mágicamente y se cerraban alrededor de la base mucho más pequeña de la enorme polla de ese gran perro. Al mismo tiempo, Amy chilló de dolor y ese gran Weimaraner aulló victorioso.

    Rápidamente me acerqué y me estiré para abrazar a mi bebé e intentar consolarla por lo que acababa de pasar. ¡No podía creer que hubiera logrado aceptar toda esa enorme polla de perro! Mi corazón se llenó de orgullo por la magnitud de su logro. No sabía cómo había logrado aceptar un invasor tan grande en su pequeño cuerpo, ¡pero lo había logrado!

    Lo siguiente que supe fue que Amy me había golpeado fuerte con su mano.

    "¡Papá! ¡Me dijiste que no me dolería mucho! ¡Me dolió mucho!". Mi única condolencia fue que su enojo por mi supuesta traición aparentemente había anulado el dolor repentino de ese enorme bulto cuando fue tragado por su cuerpo.

    "Lo siento, Ángel. En realidad no pensé que sería tan malo" respondí, un poco sin sinceridad.

    Amy resopló ante eso: "Bueno, ten más cuidado la próxima vez. ¡Eso me dolió mucho!". Mi cerebro dio un vuelco ante esa declaración. ¿Acaba de decir la próxima vez?

    Después de haber logrado finalmente introducir toda su polla en su pequeña perra humana, las embestidas del gran perro se ralentizaron sustancialmente, prácticamente cesaron. Lo observé tirar suavemente de esa gran polla incrustada en mi chica como para asegurarse de que no se saliera por accidente. Con el esfuerzo que había costado introducirla en el coño lleno de polla de Amy, sabía que ESO no iba a suceder. Miré con orgullo a mi pequeña niña. Sus ojos verdes parecían desenfocados. "¿En qué estás pensando, cariño?", le pregunté.

    Ella se sobresaltó un poco. "Lo siento dentro de mí. Es tan profundo y tan caliente. Y duele, mucho. Pero es un dolor bueno, como el dolor que siento en los músculos después de ganar una competencia de natación. Pero mejor". Se estiró hacia atrás para frotarse el vientre. "Casi siento que debería poder sentirlo, pero no es así".

    Entonces abrió mucho los ojos. "Uh... ¡Oh, Dios! Uh, uh, uh, ¡Ay!"

    Preocupado, pregunté: "¿Qué pasa, nena? ¿Qué te pasa?"

    "¡Oh, Dios mío! ¡Está creciendo! ¡Dios, realmente está empezando a doler!" Me incliné hacia atrás y miré la unión entre su coño y la polla del perro grande. Parecía que ese bulto en la base se había hinchado aún más desde que lo habíamos introducido en Amy. Podía ver cómo los labios de su coño se hinchaban hacia afuera a medida que el bulto creciente los empujaba desde el interior. Esperaba que no creciera demasiado. No quería que mi pequeña Amy se lastimara gravemente después de todo lo que había sucedido hasta ahora.

    De nuevo escuché a Amy gritar "¡Oh, Dios mío!", pero en un tono diferente, casi de asombro. Luego, en tono de queja, me miró y dijo: "¡Papá, se está haciendo pis dentro de mí! Lo siento en mi barriga".

    Me reí de nuevo. "No, querida. Eso no es pis, se llama semen. Es esa sustancia que producen los chicos y que contiene el esperma que ayuda a hacer bebés. Significa que este grandullón de aquí finalmente te está reproduciendo".

    Ella pensó de nuevo por un momento: "Oh, todavía siento como si estuviera haciendo pis. ¿Cuánto crees que me pondrá? Ya estoy empezando a sentirme llena". Parecía que el perro que finalmente la había reproducido la había distraído del dolor y la incomodidad que estaba sintiendo.

    Inconscientemente extendí la mano y rasqué detrás de las orejas del perro grande mientras pensaba.

    "No estoy muy seguro. Puede que sea bastante".

    "Um, ¿Papá? Está bien. Todavía me duele, pero no demasiado. Siento como si mi vientre se estuviera estirando, pero en realidad se siente bastante bien. Ooooh, papá. ¡Se siente REALMENTE bien! ¡Ugh! ¡Ugh! ¡Ugh!" Amy comenzó a emitir gruñidos cortos y a respirar mucho más fuerte y rápido. Su piel se sonrojó nuevamente y, de repente, arqueó la espalda debajo del gran perro que la cubría y chilló. Me di cuenta de que mi pequeña bebé estaba teniendo otro orgasmo poderoso mientras sentía que ese gran Weimaraner unido a ella la llenaba con su gran polla de perro llenando su útero juvenil con su semen.

    Al parecer, la sensación del coño de Amy espasmódicamente alrededor de su pene incrustado también le sentó bien al gran perro, porque volvió a aullar por su éxito en la reproducción de su pareja. La presión en el útero de Amy debe haber sido enorme, un chorro de líquido acuoso, casi como clara de huevo líquida, brotó de ese enorme bulto que sellaba su coño y salpicó el cemento del patio detrás de ella. La vista desencadenó mi propio orgasmo, aunque ya me había corrido dos veces y quedaba muy poco. Sin embargo, logré empapar la parte delantera de los pantalones cortos que llevaba puestos.

    Amy estuvo cubierta de sudor, gimiendo y temblando durante un tiempo sorprendentemente largo. Finalmente, los músculos de su pierna dejaron de contraerse y dejó escapar un profundo suspiro. "¡Oh, papi! ¡Oh, papi! ¡Eso fue increíble! ¡No puedo creer lo bueno que fue! Pero estoy muy cansada. ¿Ya terminó?"

    "No lo sé, cariño. Si fuera yo, ya me habría desmayado hace mucho tiempo".

    Amy se rió entre dientes: "Eso estaría bien, pero me gustaría que se apurara. Es pesado". Se estiró hacia atrás y puso la mano sobre su vientre. "Todavía está chorreando en mi vientre. Puedo sentir que se llena. Hace mucho calor... ¡Oye! ¡Detente! ¡Ay!"

    Las quejas de Amy se desencadenaron por el movimiento del perro grande. Había saltado de su espalda y estaba tratando de darse la vuelta, su pata trasera izquierda se movía y le arañaba el muslo mientras intentaba pasarlo por encima de su espalda.

    No quería que lastimara a mi niña, así que me moví hacia donde podía agarrar la pata y ayudar al pobre perro a levantarla y ponerla sobre la espalda de Amy sin arañarla más.

    "¡Ay! ¡Me está tirando del coño! ¡Ten cuidado, perro estúpido! ¡Uau! ¡Papá! Su cosa... ¡Ay! ¡Se está retorciendo dentro de mí! ¡Ay, no dejes que tire, eso duele! Ohhh, así está mejor..."

    El perro había terminado de desmontar y ahora estaba de espaldas a Amy, jadeando pesadamente. Sus traseros se tocaban, pero aún estaban unidos por su enorme polla. Su larga cola rozó lentamente la espalda sudorosa de Amy.

    "Ah, ya está mejor. Ya estaba muy pesado" Se estiró hacia atrás y se frotó la barriga de nuevo. "Papá, sigue chorreando. Me está llenando de verdad. Está muy metido en mi barriga. Ven a sentir esto..."Se estiró y me agarró la muñeca, casi haciéndome perder el equilibrio cuando la jaló para poner mi palma sobre su barriga.

    La sensación de su piel cremosa era tal como la había imaginado. Muy suave, pero sorprendentemente cálida. Le froté la barriga con suavidad y luego me detuve con la palma de la mano contra el costado, justo debajo de su ombligo. Podía sentir suaves pulsaciones desde adentro. Estaba asombrado. Podía sentir al perro grande todavía corriéndose dentro de mi hija de 12 años mientras continuaba preñándola.

    "¡Ay, Amy! Eso es... No se me ocurre la palabra. Es más que increíble. Estoy muy orgulloso de ti." Me incliné más cerca y le di otro gran abrazo.

    "Gracias papá, pero se me están cansando los brazos. ¿Podrías acercar mi silla hasta aquí? Creo que eso ayudará". Me reí mientras saltaba, agarraba la tumbona del patio y la arrastraba hasta aquí. Luego ayudé a Amy a acomodar cómodamente la parte superior del torso.

    "¿Puedo ofrecerte algo más mientras estoy arriba?"

    "No, gracias. Prefiero que te quedes aquí conmigo. ¿Podrías frotarme un poco más la barriga, por favor? Me duele de estar tan llena."

    Me estiré por encima de su espalda y alrededor, y comencé a frotar lentamente su vientre de nuevo. Tuve que agarrar la cola del perro grande con mi otra mano para evitar que me golpeara en la cara con ella. Pasé brevemente mi mano desde la barriga de Amy hasta entre sus piernas, donde esa gran polla estaba incrustada en el cuerpo de mi pequeña niña, pero el área alrededor de su coño estaba indudablemente muy dolorida, y su siseo de dolor me hizo mover inmediatamente mi mano de nuevo para frotar su vientre.

    Todavía podía sentir los latidos de la enorme polla del Weimaraner, pero estaban mucho más separados y no eran tan fuertes. Noté que su vientre estaba mucho más firme que cuando lo estaba frotando unos minutos antes. Casi parecía que también era más grande. Bajé la cabeza y miré. Definitivamente estaba distendido. Me asombró la cantidad de semen que ese perro había producido para hacer eso. Un breve sonido de queja de Amy me recordó que debía seguir frotando su dolorida barriga.

    "¿Eso te ayuda a sentirte mejor?" pregunté. Amy cerró los ojos por un momento, como si mirara hacia dentro. "Sí, sí. Me duele mucho la barriga y el coño, pero el roce me hace sentir mejor" Giró la cabeza y me mirço. "Me alegro mucho de que estés aquí, papi. Gracias."

    "Lo que sea por mi niña". Sonaba muy extraño, considerando la situación, pero era cierto. Acababa de presenciar el evento más erótico que jamás podría haber concebido y estaba agradecido con mi hija por compartirlo conmigo.

    Después de unos minutos Amy volvió a hablar.

    "¿Papá? Realmente necesita un nombre".

    Su declaración me tomó totalmente por sorpresa. Solo pude responder: "¿Qué?"

    "¡Papá, no seas tonto! El perro necesita un nombre. Tenemos que llamarlo de alguna manera. No podemos llamarlo simplemente Perro.

    Ni siquiera se me había ocurrido, pero supongo que tenía razón.

    "¿Tienes algo en mente? Creo que en estas circunstancias deberías elegir tú el nombre".

    Ella se rió. "Papá, eso es muy gracioso. 'En estas circunstancias...'" Sus ojos se desenfocaron e inconscientemente comenzó a morderse el labio inferior mientras reflexionaba sobre el nombre del perro que todavía estaba unido a ella. De vez en cuando miraba hacia atrás al Weimaraner gris que estaba detrás de ella como para ver si el nombre que estaba considerando le quedaba bien, sacudía la cabeza y volvía a mirar hacia adelante.

    Entonces levantó la cabeza de golpe y le brillaron los ojos. Hizo una mueca de dolor y el perro gimió. El movimiento brusco debió haberle dado un tirón en el lugar donde su pene todavía estaba incrustado en su coño juvenil.

    "Lo siento, muchacho, pero ya sé cómo te llamas. ¡Te llamaré Loki!"

    Me quedé un poco sorprendido por su elección. ¿Loki? ¿De dónde sacó eso? Luego me giré y miré detenidamente al gran Weimaraner gris relacionado con mi pequeña niña. Después de unos segundos, tuve que estar de acuerdo. Este perro grande definitivamente parecía un Loki.

    Extendí el brazo con el que había estado acariciando la panza de mi bebé y le rasqué al perro grande detrás de las orejas. "Hola Loki, es un placer conocerte".

    El perro, no... Loki... suspiró audiblemente ante la atención y casi pareció derretirse. Parecía que había pasado algún tiempo desde que alguien le había prestado atención. Estaba bastante demacrado y sucio, pero aún parecía bastante saludable.

    "¡Papá, no dejes de acariciarme la barriga!" ordenó Amy.

    Tímidamente le di a Loki una última caricia y volví a frotar el vientre todavía hinchado de Amy.

    De repente, tuve un pensamiento paternal que me resultó muy extraño considerando la situación: "Amy, ¿no tienes un examen de matemáticas el lunes? ¿Estás lista para ello?".

    Escuché a Amy tragar saliva con culpa y luego responder: "Sí, papi, pero tengo todo el fin de semana para estudiar".

    "Siempre y cuando no esperes hasta el último minuto, estaré pendiente de ti".

    Su humilde respuesta de "Sí, papá" dio lugar a una conversación bastante agradable sobre todo tipo de cosas. Hablamos de su escuela, de qué programas de televisión eran mejores, de qué películas nuevas nos gustaría ir a ver. No podía recordar la última vez que había hablado así con mi hija. Parecía que siempre estábamos demasiado ocupados. Debería haberle agradecido a Loki por reunirnos a mi hija y a mí de esta manera. Lástima que fuera necesario que fuera víctima de una agresión sexual canina para llegar a esto.

    Perdimos la noción del tiempo, pero debían haber pasado unos 40 minutos desde que había ayudado a Loki a encerrarse en mi pequeña hija que se follaba a un perro y él la había preñado, cuando comenzó a tirarse de Amy. El movimiento desencadenó una oleada de quejas por parte de Amy: "¡Ay! ¡Loki, deja de hacer eso! ¡Eso duele! ¡Ten cuidado!"

    Entonces, con un tirón firme y repentino, la polla de perro de Loki finalmente se liberó de su compañero con un pop audible. Amy dio un breve jadeo de dolor cuando su coño finalmente liberó el bulto aún grande en la base de la polla de Loki seguido por el resto de su impresionante longitud mientras se deslizaba hacia afuera. Un torrente de semen acuoso de perro brotó del coño de Amy junto con un repentino suspiro de alivio por parte de ella al liberar toda esa presión reprimida.

    No tuve la oportunidad de ver mejor el equipo de Loki para formarme una mejor imagen de cuánto había tomado mi pequeña niña. Rápidamente se dio vuelta y le dio un rápido golpe con la lengua en la nalga izquierda de Amy, luego se dio vuelta y se fue a paso lento hacia la puerta abierta.

    Amy miró hacia atrás cuando él atravesó la puerta y, casi presa del pánico, gritó: «¡Loki, no te vayas!». Pero ya era demasiado tarde. El gran Weimaraner gris se había ido. Amy empezó a sollozar. «No es justo. Se ha ido y ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme».

    "Está bien, cariño. Probablemente volverá. Sólo tendremos que estar atentos".

    Sus ojos se iluminaron.

    "¿Crees eso? ¡Gracias, papá!"

    "Creo que es hora de llevarte y limpiarte. Loki te arañó muchísimo y tu cuello todavía sangra. Me imagino que debes estar bastante adolorida por haber estado tan dentro de ti".

    Ella extendió la mano y se tocó la nuca, y pareció sorprenderse al ver sangre en sus dedos. Luego se puso de pie, con las piernas muy temblorosas, extendió los brazos y dijo: "¡Llévame, papi! Ah, y no olvides mi bikini nuevo, no quiero perderlo".

    Sacudí la cabeza mientras me acercaba y recogía la diminuta braguita del bikini, y luego volví a mirar a mi pequeña, que ahora estaba sentada en la tumbona sosteniendo la parte superior de su nuevo bikini, completamente desnuda. Me sorprendió la capacidad de recuperación de la juventud, que ella pensara en algo tan mundano como su nuevo bikini después de los eventos que acababan de ocurrir.


    Continuará

    Una propuesta indecente, relato erótico en blogSDPA.com

    Una propuesta indecente, Parte 04 (de iLLg)

    6 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 4 de un total de 10 publicadas de la serie Una propuesta indecente

    Bill había visto llegar a los Morales desde el balcón del piso superior. Ver de nuevo a la chica Camila había tenido un impacto mucho más fuerte del que esperaba; solo ese vistazo desde la distancia había hecho que la sangre le corriera a la entrepierna, había reforzado su determinación. Llevaba un sencillo vestido de verano de color amarillo, el pelo recogido en una cola de caballo con una banda de flores amarillas. Sostenía la mano de su padre con suavidad y una llamarada de celos se encendió momentáneamente en el pecho de Bill. Sería él en su lugar, tenía que serlo. ¡Dios mío! ¿había existido alguna vez una criatura femenina tan absolutamente encantadora en este planeta? Detrás de la barandilla cubierta de hiedra del balcón se había acariciado para ponerse erecto mientras observaba a esa belleza de cabello negro como el cuervo mirar alrededor de los extensos jardines en la parte delantera de su hacienda favorita.

    Había existido la posibilidad de que no viniera. Había existido la posibilidad de que fuera la única niña allí. Pero había venido, y media docena de los chicos habían traído a la familia, así que todo parecía ir bien. Ningún otro niño de su edad, hasta donde él podía ver. Esa podría ser una entrada. Eso y los caballos.

    Cuando bajó a recibirlos, ya se había calmado, se había tranquilizado, había vuelto a ser el Bill Kirchener urbanamente encantador que todos conocían.

    —Hola, Carlos, ¿verdad? Me alegro de conocerte. David y Estevan han tenido mucho que decir sobre ti últimamente. Me alegra que hayas podido venir. ¿Y tu hija...? Creo que nos conocimos en el picnic, ¿verdad? He oído que has encantado a los chicos para que se sometan jugando al voleibol, ¿verdad? — Bill le guiñó un ojo mientras tomaba brevemente la mano de Camila. El ligero rubor en su rostro y la caída momentánea de sus ojos lo emocionaron: un impacto. Siempre asegúrate de causar un impacto de inmediato. Esperó, volvió a captar su mirada cuando levantó la cabeza; estaba avergonzada por su rubor, pensó, una chica fuerte, llena de energía, que quería dejar de sentirse intimidada por el gran jefe de su padre. La miró a los ojos y la sostuvo durante una fracción de segundo, una fracción más de lo que exigía la etiqueta social. Vio un destello de sorpresa en sus ojos, tal vez cuando percibió algo en los suyos, un brillo que se reflejaba en el fuego que había en lo más profundo de él, tal vez... o su mente lo inventó. De cualquier manera, su sangre se aceleró. Sólo la fuerza de voluntad mantuvo a raya su erección.

    Morales, podía ver, estaba asombrado. Se preguntaba qué había detrás de la invitación. ¿Por qué estaba allí con los peces gordos, haciendo visitas sociales al jefe? ¿Significaba esto algo? ¿Podría ser este su golpe de suerte? Bill sonrió para sí mismo. Sí, amigo, tal vez lo sea; depende de si tu pequeña angelita de hija juega a la pelota...

    —Nos vemos luego, Carlos. Un placer conocerte. Ve, come, diviértete. —Justo cuando se dio la vuelta, Bill miró a Camila una vez más. Ella todavía lo estaba mirando. Le guiñó el ojo de nuevo. Una pequeña sonrisa involuntaria curvó las comisuras de su hermosa boca, y una oleada de sentimientos recorrió el pecho de Bill para retorcerse en su entrepierna como un nido de serpientes. Se deslizó entre la reunión, palabras aquí y allá, pero solo una imagen detrás de sus ojos, solo un pensamiento. Quedarse a solas con ella. Tenía una propuesta para ella. Quedarse a solas con ella.

    En su despacho, recibió un par de llamadas y luego llamó a Torres para que fuera a buscar a David Rodrigues, uno de sus lugartenientes. Mientras esperaba, su mente daba vueltas y vueltas, cada vez más cerca de las imágenes de una chica de pelo negro azabache, con los ojos verdes más vivaces y el trasero más dulce del mundo, dando vueltas como una polilla alrededor de una vela, alrededor de una hoguera, con la destrucción asegurada al menor desliz.

    —David, gracias por dejar la diversión. ¿Qué opinas de Morales? ¿Es uno de nosotros? Bueno, mira, creo que tiene potencial y me estoy cansando de las quejas de Eduardo, así que... Hay una gran cuenta rusa en camino -TFG Bank, ¿sabes? - y quiero que le des la delantera a Morales. Sostén su mano durante el proceso, asegúrate de que lo consiga, ¿de acuerdo? Será una gran ventaja para él y tú recibirás algo extra por la tutoría, ¿de acuerdo? Ahora, vamos a buscarlo. Cuéntale los antecedentes y tráelo de vuelta aquí. Me uniré a la fiesta por un rato.

    Encontraron a los Morales junto a la piscina principal y la barbacoa. El propio Morales estaba charlando con un par de chicos, un poco cohibido, por cierto, y por un segundo Bill se quedó paralizado: no estaba Camila. Maldita sea, ¿dónde estaba? Tal vez debería abortar, volver a intentarlo más tarde, ¡pero no! Allí, sentada un poco más lejos, mostrándoles a los gemelos Tyler cómo hacer cadenas de margaritas. Mostrando su lado maternal, qué tierno y sexy era eso.

    —¡Oye, Carlos! —gritó David Rodrigues a su hombre—. ¿Tienes media hora? Tengo una idea que me gustaría comentarte. Sí, es una idea de Bill. —Hizo un gesto amistoso con la cabeza hacia Bill, quien le devolvió la sonrisa a Carlos—. Sí, Carlos, David y yo creemos que eres nuestro hombre para esto. Vayan a pensar un poco. Usen mi oficina.

    Morales pareció desconcertado por un instante, pero luego se recompuso. —Vaya, quiero decir, suena muy interesante. Claro, sería bueno saber más, ¿cariño?— Se había vuelto hacia Camila, que ahora observaba con interés. "Buena chica", pensó Bill. Presta atención ahora. —¿Te parece bien si voy a hablar de negocios un rato?

    Camila asintió y estaba a punto de hablar cuando Bill aprovechó su momento. —Camila, te gustan los caballos, ¿no? ¿Qué tal si te muestro mis favoritos?—. Observó sus ojos brillar de emoción, toda una serie de emociones cruzaron su rostro, mientras se ponía de pie, olvidando las guirnaldas de margaritas y los niños de seis años. —Vamos, ven a conocer a mi potra favorita, te encantará—. Estudió su intercambio silencioso con su padre "por favor, por favor, papi? Por supuesto, ¡pero dónde están tus modales! ¡Ups, lo siento, papá!" y sonrió para sí mismo cuando ella se volvió hacia él y dijo: "Muchas gracias, señor Kirchener, ¡me encantaría! Lo siento, Trudy, Tonya, ¡terminaremos con eso más tarde! Oh, ¿a menos que puedan venir también?"

    ¡Ah, mierda! Esa pregunta, que por supuesto era de esperarse de una chica tan inteligente, amable y maternal, casi lo descarriló. ¡No, vete a la mierda con los niños, te quiero a solas! Su sonrisa se congeló y fue Morales quien lo rescató. —No, Camila, creo que son un poco jóvenes para los caballos, ¿no crees? No querríamos que se lastimaran, ¿no?"

    Ja, gracias, amigo, pensó Bill. —Sí, el establo no es un lugar para jugar, pero una chica sensata como tú estará bien. ¡Bien, vámonos!

    Los establos eran probablemente la mejor opción para su propuesta. Camila estaba fascinada con los caballos (él tenía seis, incluida La Dama Oscura, su hermosa potra oscura) y eso le impedía notar el intenso tono de su comportamiento, lo que significaba que no veía el bulto apenas contenido en sus pantalones. Con las fosas nasales llenas de sudor de caballo, tampoco era consciente de que él apestaba a sexo. Debía hacerlo. Su deseo por ella, ahora que tenía tiempo a solas para mirarla, hablar con ella, olerla, era completo; su lujuria debía estar goteando por todos sus poros...

    Habían llegado al extremo más alejado de los puestos. La luz del sol se filtraba a través de la puerta entreabierta, pintando un millón de motas de heno que flotaban suavemente en el aire caliente. Ella se giró, sonriendo, para darle las gracias. Él golpeó con el brazo hacia adelante, con la palma de la mano contra la pared del puesto, una barrera justo delante de ella. Ella levantó la vista, la perplejidad inundó su rostro, sus ojos se abrieron de par en par. Él captó su mirada. Su voz era baja, urgente, llena de lujuria. —¿Amas a tu papi, Camila?


    Continuará

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 16

    6 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Jovencitos

    Esta publicación es la parte 16 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    Alvarado manejaba feliz a su casa, habían pasado varios días desde que su esposa se acostó con su hijo y había descubierto que los placeres no deben tener límites, lejos de enojarse con ella, se sintió el hombre más afortunado del mundo, había reencendido la llama entre ellos, todas las noches habían cogido, en unas hasta dos veces, eso no resto que en la escuela enculara con placer a Jo y por las tardes disfrutara de su hija, aunque aún no había penetración la pasaba muy bien con ella; no había ido a visitar a las hermanitas, pues en su casa tenía cosas nuevas por hacer.

    Estacionó su auto en la cochera, y bajo mientras la cortina descendía de forma automática, entro por la puerta trasera y llego a la parte posterior de la sala, su niña lo vio y se lanzó sobre él; Alvarado riendo la cargo sosteniéndola de las nalgas, ella aun traía su falda escolar, era de tablones a medio muslo.

    — Hola papi te extrañe — Y yo a ti mi amor La niña acercó el rostro al de su padre y lo beso metiéndole la lengua, él le correspondió sintiendo como su pene crecía dentro de su pantalón, su esposa salió de la cocina, estaba toda roja de la cara y sus labios hinchados, lo vio como besaba a su hija le sonrió — Hola amor, ya veo que llegaste y lo último que haces es saludarme — Jajaja no amor, es sólo que tu hija se te adelantó a darme la bienvenida — Pues espero que eso no acabe en “venida”, recuerden primero la cena y después el postre Los tres rieron, Alvarado volteo a la cocina y de ahí salió su hijo, su primogénito terminando de abrocharse el pantalón — Mmm veo que alguien también estaba adelantando el postre — No era postre mi amor, era un tentempié—su esposa le guiñó el ojo coquetamente — Jajaja Alvarado bajo a su hija, no sin antes meterle la lengua por última vez, la terminó de bajar y se dirigió a su esposa, que sensualmente entreabrió su boca y le lanzó esa mirada felina que lo enloquecía, más últimamente; la abrazó de la cintura y la jaló hacia él, la beso con loca pasión, sus hijos los miraron desde diferente lugares de la sala, ambos sonreían porque se veían tan apasionados.

    Dianita emocionada los veía, recordaba como antes le incomodaba hasta molestarla el verlos besarse, ahora no, ahora le excitaba y pensaba que ella lo haría igual o más con su papá.

    — Hey los dos, dijimos que postre al final Dianita los interrumpió, los dos se separaron con una sonrisa, se soltaron y Alvarado tomó su maletín — Bueno me voy a cambiar, ya no aguanto este traje — Yo te acompaño—grito dianita — No mi amor, usted señorita se queda aquí, ya te conozco y sé a qué quieres ir con tu padre Su mamá le espetó pero no muy enérgicamente, dianita se quedó cruzada de brazos haciendo un puchero de niña malcriada.

    Alvarado entró a su lujosa recámara y comenzó su ritual de cambio de ropa, una vez cambiado con algo más cómodo bajo a la sala, dianita ayudaba a su mamá a preparar la cena y Samuel miraba tele en la sala, Alvarado se dirigió a él — Hola hijo ¿Qué miras? — Un documental africano de iniciación sexual — ¿Es porno? — No papá jajaja es documental — Pues que aburrido—Alvarado hiso una pausa, tomó aire, necesitaba hablar con su hijo, no lo había hecho formalmente desde que pasaron las cosas– Hijo ¿puedo preguntarte algo? — Si papá — Desde que las cosas han cambiado en esta casa te he notado algo distante conmigo, cuando en realidad deberían ser al revés Samuel agachó la cabeza, estaba apenado por lo que había hecho, no soportaba la idea de sentir que traicionaba a su papá y tampoco la idea de desear tanto a su madre, incluso cuando su padre entró a la casa, él le metía la verga en la boca a su madre hincada, mientras la sostenía de la nuca para sentir como su glande era aprisionado por las amígdalas maternas, su mamá hacía arqueo de nausea y él más metía, sentía como la estaba asfixiando y eso lo hacía enloquecer más, escuchó como la puerta de la casa se abrió y la soltó asustado, como si fuera la primera vez, su madre sonriéndole se limpió la boca y se acomodó la ropa para dirigirse a recibir a su esposo, Samuel apenado vio su pantalón desabrochado y con sus manos temblorosas lo abrochó mientras se dirigió a la sala a recibir a su padre — Hijo, ya se lo que haces y tú lo que yo hago, mírame a los ojos por favor—Samuel volteo con ojos dudosos—yo quiero a tu madre, quiero a tu hermana y también te quiero a ti, pero no quiero que tengas dudas, dime ¿te gusta lo que haces? — Si papa — Y ¿por qué te noto distante a mí— ¿Te he hecho algo malo? — No papá — ¿Entonces? — No sé, siento pena cada vez que te veo — ¿Por qué te coges a tu madre? Samuel se puso rojo como un tomate, la pregunta retórica de su padre lo puso bajo mucha pena, no esperaba eso tan directo — Si… bueno no, es que tú y mamá y ahora yo… pues — Tranquilo hijo, no pasa nada, ella es mi esposa, es tu madre y ahora será la hembra de los dos, pero eso solo será dentro de esta casa — ¿De verdad a ti no te importa papá? — No hijo, de verdad, me gusta compartir contigo, aunque siendo honestos solo contigo, no soportaría pensar que tu madre saliera con alguien más — Entonces ¿de verdad no estas molesto conmigo? — No, y para demostrarlo mira—Alvarado volteo a la cocina y grito— ¡marga… mi amor, ven por favor! Margarita algo desconcertada salió de la cocina secándose las manos, los vio sentados en la sala mirando la pantalla donde una adolescente africana era manoseada por el jefe de la tribu en inspección de pre coito.

    — ¿Qué pasa— ¿Para qué me llamas? — Nada, solo quiero decirte que hoy te ves hermosa—margarita miró a Alvarado con algo de reproche, él continuo hablando—pero pienso que te verías más hermosa con menos ropa, anda quítatela por favor — ¿Aquí? — Si aquí, quiero que tu hijo vea algo Margarita los vio y miró directo a los ojos a su esposo, ella sabía que su hijo aún no se adaptaba bien, sonrió finalmente y cedió, desabotonó su vestido y lo abrió, llevaba una conjunto negro que hacía un contraste perfecto con su color claro de piel, el vestido cayó al piso, margarita de pie frente a ellos semidesnuda puso la mano en la cintura — ¿así? — Mmm no sé, ¿tú qué opinas hijo? — Menos—dijo Samuel relamiéndose los labios — Ya oíste a tu hijo, menos ropa La mirada de los dos cambió como la de un lobo en celo, Margarita sonrió mostrando su dentadura perfectamente estética y pasó sus manos a su espalda, desabrocho el sostén y lo arrojo a su esposo, que riendo lo recibió, lo llevó su nariz y lo olió Margarita estaba sin sostén, sólo en bragas en frente de los dos, sus tetas se bamboleaban al leve movimiento de ella, sus caderas perfectas estaban levemente cubiertas por su sexy pantaleta, estaba con una mano en la cintura, como retándolos a que no se excitaran, arqueó su ceja y preguntó — ¿Así? — No, menos—su hijo volvió a hablar, ya salivando — ¿ah quieres menos eh?—Margarita acaricio sus senos mientras preguntó a su hijo — Si, menos — Bueno si quieres menos tendrás que quitarla tú Margarita habló con voz sensual, el pene de los dos brincó dentro del pantalón, padre e hijo con pupilas dilatadas veía a ese mujerón que tenían por esposa y madre respectivamente; margarita parecía flotar cuando se acercó a Samuel y se paró justo frente a él, quien volteo a ver a su padre, Alvarado riendo cómplice le hiso una seña alentándolo a que lo hiciera Samuel con manos realmente temblorosas tomó e borde de la pantaleta y la bajo lentamente, mientras lo hiso miró la entrepierna materna que lo enloquecía, esa que fue fantasía y motivo de muchas masturbaciones nocturnas de él, incluso fue motivo de intercambio de golpes con uno que otro compañero que lanzaba piropos impropios de su madre, Samuel tenía la genética de su padre, no tuvo problemas para poner en su lugar a esos insolentes que osaban desear a su madre La pantaleta bajo suavemente en los muslos de margarita, ella sintió como las manos de su hijo la despojaron de su última prenda, su raja se humedeció con solo el hecho de ser desnudada por su hijo, respiraba lento, pero profundo, su tórax marcaba el ritmo de su excitación, Alvarado lo notó.

    Samuel seguía hipnotizado con esa vulva por la que una vez salió, se veía hermosa como brillaba de la unión de los labios.

    — Huy mi amor, parece que alguien está “mojadita” Alvarado dijo en tono burlón, margarita lo volteo a ver y le sonrió, no contesto, solo sonrió y volvió la mirada a su hijo que se relamía los labios — Anda campeón comprueba como “nuestra hembra” está toda mojada de la raja, tócala y mete un dedo—Alvarado incitó a su hijo La mano temblorosa de Samuel se dirigió a la raja materna, palpó con un dedo la abertura y sintió el movimiento de excitación de su madre — Aaahhh — Vaya, parece que tus dedos surten efecto, anda mete uno — Aaahhh—Margarita volvió a gemir al sentir como el dedo índice se introdujo al introito — No, ese no, mete el medio—el papá volvió a hablar — Mejor los dos—ahora era margarita la que hacía la sugerencia mientras jadeaba sin poder evitarlo— aaahhh Margarita gimió intenso cuando sintió los dedos dentro de ella, volteo a ver su esposo, su mirada estaba nublada de deseo, Alvarado lo notó, incluso notó el abultamiento en la entrepierna de su hijo, sonrió malicioso — Mi amor, creo que alguien también está muy emocionado con esto, creo que necesita de ti Margarita abrió los ojos y volteo a ver la abultada entrepierna de su hijo, se separó de los dedos de su hijo y se hinco frente a él, mientras miraba a su esposo que no dejaba de sonreírle.

    Samuel todo excitado vio cómo su madre frente a su esposo, sin importarle nada le abrió la cremallera, el sonido se escuchó en toda la sala, él no pudo más que estremecerse de lujuria, sintió la mano materna hurgar dentro de su pantalón, vio la sonrisa de satisfacción cuando su madre palpo su dura carne, volteo a su papá que sonreía orgulloso.

    Margarita sacó el pene de su hijo, este lucía erguido brillante, tenía dimensiones dignas de un semental, Alvarado sintió nostalgia recordando tener un tamaño similar a esa edad, margarita lo masturbo lentamente, parecía más quererlo acariciar que provocar una erección — ¿Huele bien?—pregunto Alvarado — Huele delicioso — Pruébalo entonces—invito Alvarado Margarita pasó su lengua por el glande, mientras miraba directo a los ojos a su hijo, que n o puco más que abrir la boca al sentir esa descarga de placer; Alvarado ya no pudo más, bajo su cremallera, su hijo al escuchar el sonido volteo a verlo, el tolete de Alvarado salió erguido, imponente, era más grande que el de Samuel, pero el de este último prometía rebasar a su padre en algunos años.

    — No vas a descuidar a tu esposo ¿Verdad?—preguntó Alvarado con voz ronca de excitación — Nunca—le contestó Margarita mientras con su mano izquierda tomó el pene de su marido El show comenzó, Margarita masturbaba con su mano derecha el pene de su hijo y con la izquierda el de su esposo, metía un pene y lo chupaba con esmero y luego alternaba el otro, bien podría ser la fotografía de una película porno profesional, margarita lucia hermosa desnuda solo en tacones, hincada frente a los dos mientras los masturbaba y mamaba.

    Alvarado volteo a la entrada de la cocina y su hija metía mano bajo su falda masturbándose suavemente, con una seña la invito a acercarse, la pequeña se acercó lentamente, esta sería la primera vez que participarían los cuatro, lo habían hecho en parejas o en tríos, pero esta sería la primera vez que lo harían todos juntos.

    La pequeña Diana se acercó a su padre quien la jaló y la acercó besarla, le metió la lengua al mismo tiempo que su mano se perdía bajo la falda infantil, sonrió cuando sintió la humedad que provenía del sexo de su hija, la pequeña gimió cuando se sintió dedeada por su padre.

    — Aaahhh Gimió la pequeña. Ni su madre ni su hermano voltearon a verla, estaban muy ocupados entre ellos, Alvarado le bajo el calzoncito y le metió un dedo, la pequeña lanzó un gritito de placer y más le metió le lengua a su papá en la boca, volteo a ver a su hermano que tenía sujeta a su madre de la cabeza y la movía de arriba abajo haciendo que esta tosiera, miro a su padre como una invitación de hacerle lo mismo, los dos sonrieron, ella se levantó y ante la mirada directa de padre y a ratos de su hermano se desnudó frente a ellos, su madre ni cuenta se dio, ella luchaba por respirar con la verga de su hijo.

    — ¿Papi? — Si, hazlo Esas fueron las únicas palabras que se dijeron antes de que ella se hincara frente a él e iniciara una rápida mamada, ella ya sabía cómo debía moverse de arriba abajo y sacarle las gotitas de líquido pre seminal a su padre, eso le encantaba a él, sabía que debía masturbarlo rápidamente para hacer que la verga estuviera más dura.

    Ahora el cuadro había pasado de película “porno profesional” a película “porno bizarra y prohibida”, madre le mamaba a su hijo, mientras la pequeña hija se la mamaba a su padre, las dos denudas tenían sus culos elevados, florecía el ano de las dos, el de la madre era imponente sensual y el de la pequeña estaba en desarrollo, pero invitaba a pecar de la forma más aberrante.

    Alvarado se levantó y se quitó su camisa, el pantalón ya estaba desabrochado por lo que cayo y de los pies fue sacado levantando los pies, la pequeña nunca dejo de mamar a su padre, Samuel veía como su padre se desnudaba sin pudor frente a él, se armó de valor e hiso lo mismo, ambos varones estaban de pie, desnudos y siendo mamados por su respectiva mujer.

    Samuel y Alvarado estaba de pie uno a un lado del otro, en la sala se escuchaban los sonidos felatorios de las dos, parecía competencia de mamada, los ruidos solo eran opacados por los gemidos que daban tanto Samuel como Alvarado; en un movimiento raro de Margarita Samuel se movió y casi se cae, Alvarado lo sostuvo del brazo y evito que se cayera, Samuel lo miró y se sonrieron — Agárrate que te caes hijo — Si papá — Ves que no pasa nada, eres mi hijo y podremos compartir cosas de hoy en adelante… todo — Si… aaahhh papá Los dos estaban muy cerca, tanto que podían percibir el olor uno del otro, Alvarado olía a fragancia de loción cara, mientras que Samuel olía a juventud pura, se miraron a los ojos y fue Alvarado quien se acercó más, sus rostros estaba muy cerca uno del otro, se miraban a los ojos y respiraban por la boca, las pupilas de ambos estaban dilatadas de excitación, Samuel fue ahora quien se acercó más a su padre tanto que sus bocas quedaron pegadas, se entreabrieron los labios de los dos y sus lenguas buscaron la cavidad contraria, Alvarado sujeto a su hijo de la nuca y lo oprimió más contra él.

    Ninguno de los dos era gay, nunca habían sentido atracción por algún hombre, tal vez en otra situación jamás se hubieran siquiera acercado tanto uno al otro, pero el tener a su madre e hija mamándoles las vergas, los hiso elevar más allá de su control, Alvarado se deleitaba con la suave y joven boca de su hijo mientras que Samuel sentía la rasposa barba de su padre, nunca imaginó que raspara tanto, pero no le molestaba, en ese momento solo pensaba en el placer que sentía.

    Margarita y Dianita sintieron los movimientos de los dos y casi al mismo tiempo voltearon hacia arriba, viendo el beso fraternal, después se miraron entre ellas, sonrieron y regresaron a mamar su respectiva verga, cabe decir que ahora lo hicieron con mayor entusiasmo, su cabezas casi en sincronía se movieron de atrás a adelante, lo hicieron más rápido arrancando gemidos de placer a su padre e hijo.

    — Aaahhh — Aaahhh Los dos gemían y se besaban con más pasión Alvarado se sintió en la gloria cuando su hijo lo tomó del rostro para besarlo con más intensidad, estaban en su punto máximo, casi en sincronía exacta sintieron el típico cosquilleo en los huevos de la inminente eyaculación, sus hembras también lo percibieron y aceleraron sus movimientos; el semen de ambos salió disparado a la garganta de ellas, se quedaron quietas las dos metiendo lo más que podían las vergas en sus bocas, esperaron a que saliera hasta la última gota, Alvarado y Samuel se despegaron para gemir a gusto su eyaculación, se seguían sujetando de los rostros, Alvarado fue el primero en soltarlo completamente, no sin antes darle un beso en los labios, sin legua ni pasión solo fue un beso de amor y agradecimiento — Te amo hijo — Y yo a ti papá — Seremos la familia más feliz del mundo Cayeron los dos sentados en el sillón y las dos mujeres siguieron chupando sus ya aguados penes, todos sonreían, era un momento familiar, intimo, tal vez prohibido, pero familiar y solo de ellos.

    Margarita se levantó y busco su escasa ropa, levantó también la de dianita que seguía mamando la verga paterna, los miró sonriendo, era una mirada diferente, sensual, cómplice, con lujuria, deseo todo mezclado.

    — Dianita ya deja de chupar a tu padre, lo vas a hacer desmayar, ven vamos a terminar de preparar la cena Dianita se levantó limpiando con su mano el resto de semen de su boca, iba tomar la ropa para ponérsela cuando su padre la interrumpió — No mi amor, las hembras de esta familia hoy cenarán desnudas Margarita miró a Alvarado que le cerró un ojo y le lanzó un beso, ella le sonrió y tomó de la mano a dianita para ir a la cocina.

    Las dos se perdieron de vista y Alvarado tomó su pantalón y se lo puso de nuevo, Samuel hiso lo mismo — Papá — ¿Qué hijo? — ¿Somos gays? — ¿lo dices por el beso? — Si — Jajaja claro que no, jamás besaría a otro hombre, contigo lo hice porque te amo, pero no soy gay y por como miras a tu madre creo que tú tampoco — Ha bueno Dijo Samuel más tranquilo, minutos después margarita los llamó a cenar, los dos vestidos se sentaron en la mesa y comenzaron a cenar con sus mujeres desnudas — ¿Saben algo?—dijo margarita mientras desnuda cortaba su trozo de carne, sus hermosos senos se bamboleaban de un lado a otro—esto es rico, muy rico y agradable, pero siento que se sale de control, debemos poner reglas — ¿Reglas— ¿Cómo qué?—dijo Alvarado llevándose un bocado — Si, esto es sólo de nosotros, pero no podemos hacerlo todos los días, lo debemos dejar para un sólo día y los demás comportarnos como una familia normal — Ay no, yo quiero besar a papi, todos los días — Y yo a ti mamá—dijo Samuel con cara de preocupado — Y yo a ustedes, pero no podemos, imagínense que algún vecino venga a pedir algo y nos mire por la ventana — Te compraré cortinas gruesas—dijo Alvarado que seguía masticando — No, esto no debe ser así — Dejémoslo a votación—dianita propuso sabiendo que tenía mayoría — No, ya sé que todos votarían por “esto”—margarita suspiro resignada—miren lo que podemos hacer es poner horario, será en nuestras recámaras y antes de dormir, no nos vamos a estar desvelando todos los días — Creo que su madre tiene razón, no debemos perder el control, yo voto por el horario, creo que eso es mejor que un día a la semana — Bueno está bien… horario—dijo dianita con cara de no muy contenta — Si, horario—Samuel hablo serio, no dejaba de ver la tetas de su madre, su padre lo notó y le sonrió — Ya ves, te dije que no eras gay jajaja Jajaja Todos rieron el comentario y continuaron la cena hablando de temas triviales, Samuel mientras continuaron con la cena no dejo de ver a su madre, los senos de Margarita se bamboleaban de un lado a otro, tenía un sexy lunar en la cara interior del seno izquierdo, estaba tan abajo que ni con el escote más pronunciado se podría ver, ese lunar era solo para aquel que la pudiera ver desnuda; Samuel pensando en eso desarrollo una nueva erección, Alvarado lo noto y le sonrió cómplice a su mujer, que no dejaba de mirarlos coqueta, Dianita no se quedaba atrás y también le lanzaba miradas de deseo a su padre.

    — ¿Papá?—hablo el tímido Samuel — ¿Si hijo? — No quiero ser atrevido ni disputar tu título, pero ¿podría dormir con mamá hoy— Solos ella y yo, con tu permiso obviamente — Hijo, esa pregunta no me la debes de hacer a mí, no te preocupes por mi título, eso ya no existe, ahora a quien debes preguntar es a tu madre Samuel miro a los ojos a los dos, no se esperaba esa respuesta, él no quería brincar la autoridad de su padre, miro directo a los ojos a su madre — ¿Podría mamá dormir contigo? — ¿Eso quieres?—Margarita lanzó la mirada seductora que ella sabía que tenía — Si — Está bien, dormiré contigo Dianita todo el tiempo estuvo callada, miró a su hermano que solicitaba dormir a solas con su madre, sintió un cosquilleo en su rajita, y la humedad que la excitación da, miró a su papá y este le guiño un ojo como si adivinara sus pensamientos, pues si su hermano pasaba la noche con su mamá ella lo haría con su papá.

    La cena continuó en charla normal, hablaron de la escuela, del clima y de otras tonterías, era como si nunca hubiera pasado algo diferente, pero en el aire se respiraba la excitación de los cuatro, ansiando llegar a la hora de dormir Mi amor, la cena estuvo deliciosa, creo que me voy a bañar y preparar mi pijama Si mi amor Alvarado subió y se dispuso a dar una ducha, la disfruto tanto, sentía el flujo del agua pasar por su cuerpo, tenía una extraña sensación de placer y tranquilidad al mismo tiempo, pensaba en las cosas que habían pasado y de cómo la vida dio un giro desde que intimó con Pao y Jo, pensaba si sería capaz de confesarle eso a su esposa, llevar a su hija y hacer una orgía con la hermanitas o de plano llevar a Samuel y que se saciara con esas niñas como él lo había hecho; todo eso pasaba por su mente, imaginándolo desarrollo una erección, toco su pene y estaba duro como una roca, se quiso masturbar, pero debía conservar fuerzas para la noche.

    Estaban los cuatro viendo la televisión, miraban un programa de comedia esperando la hora de dormir, los cuatro sentados en sillón largo de la sala, Margarita miró el lujoso reloj de pared que tenían y ya eran cerca de las 10:30, bostezó al mismo tiempo que estiraba sus delgados brazos.

    — Aaahhh niños creo que ya es hora de irnos a dormir, vayan a sus recámaras Los dos niños se levantaron y se dirigieron a sus recámaras, Alvarado y margarita se quedaron solos en la sala, Alvarado la abrazaba, ella volteo le brindo una hermosa sonrisa y le dio un beso en los labios — ¿Te arrepientes de algo?—preguntó Alvarado — No ¿y tú? — Tampoco — Procura no hacer mucho ruido con Samuel, los demás debemos dormir — Jajaja si está bien y tu procura ponerle vaselina a dianita si te la piensas coger — Jajaja si mi amor, pero aún no creo que sea prudente hacerlo, es muy pequeña — Pues la verdad no creo que pase mucho tiempo en que la penetres, cada vez los veo más apasionados a ustedes dos — ¿tú crees? — Sí, es más deja subo y preparo la vaselina, no vaya ser que la “ocupes” Margarita subió siendo seguida por la mirada de su esposo, al minuto, desde arriba, ella le grito — Ya está, me voy a dormir, te veo en la mañana, descansa Alvarado sonrió y se levantó, subió las escaleras y entró a su habitación, estaba sola, se acercó a la cama y la preparo para dormir, fue al baño, lavó sus dientes y se dirigió a la cama, apagó la lámpara del buró y suspiró mirando el techo con la escasa luz que la luna daba.

    Alvarado sentía pesadez en sus ojos cuando escuchó a su esposa gemir, se escuchaba despacio, como si no quisiera ser escuchada, pero de repente sus gemidos se intensificaron, se hicieron rítmicos y con intensidad, supuso que su hijo le daba la cogido da su vida, no pudo evitar sentir celos, pero estos desaparecieron por completo cuando la lz de su cuarto se encendió.

    Alvarado desde su cama vio a Perlita, su pequeña hija, entrar. Estaba con su infantil pijama, se paró frente a su cama y sus miradas se cruzaron, eran miradas de deseo, perlita sonrió cómplice a su papá, era como si adivinara lo que él quería, lentamente se desnudó, primero se quitó su camisa, fue lento pero continuo.

    Perlita estaba frente a su papá sin camisa con sus pezones expuestos a la mirada de su papá, Alvarado por su parte tenía una gran erección y vio como perlita se agachó para llevar su pantalón abajo.

    El pantalón de perlita quedó en sus tobillos, lo liberó con sus pies y quedó ante su padre solo en pantaleta, caminó lentamente hacia él, subió a la cama casi gateando y llegó cerca de su padre, sus rostros estaban cerca uno de otro — ¿Me amas?—preguntó de forma retórica perlita — Si, con toda mi alma — Entonces hoy será el día… o la noche ¿verdad? — ¿quieres que así sea? — si Alvarado sintió el corazón acelerar, su hija estaba ante él dispuesta a ser desvirgada, no le importaba el dolor, ella quería ser mujer… su mujer Alvarado extendió su mano en señal de que se acercara, ella con una sonrisa coqueta lo hiso, sus manos se juntaron y ella quedo acostada al lado de su papá, él deslizó su mano por su espalda, la bajo hasta sus nalgas y las apretó, perlita dio un suspiro y se acercó a besarlo, sus lenguas se juntaron y cuando lo hicieron la mano de Alvarado se metió entre las nalgas y palpó la rajita ya húmeda.

    La rajita de perlita era tan estrecha, tan tierna, tan virginal que Alvarado sentía que profanaba la tumba faraónica más prohibida del mundo, y con ello le caería una maldición por 100 años, pero eso no detuvo a su dedo que se metió palpando el himen que marcaba la pureza de perlita — Aaahhh papi Fue lo que alcanzó a decir perlita para después seguir metiendo su lengua en lo profundo de la boca de su padre, el dedo de Alvarado entraba y salía con facilidad, no era la primera vez que se lo hacía de esa forma, solo que esta vez introdujo otro, la niña vibro al sentir como un segundo dedo forzó su vagina y entró, abrió sus ojos y miró a su padre — No papá, si vas a “romperme” que sea con esto Palpó la verga de Alvarado por encima del pantalón y él sonrió hundido en lujuria, bajo rápidamente su pantalón del pijama y quedo en un bóxer de algodón tan suave que parecía una tienda de campaña, ahora fue Perlita quien tomo el elástico del bóxer y lo bajo hasta donde pudo, Alvarado termino de bajarlo.

    Ahí estaban los dos, Alvarado ya desnudo y perlita sólo en su pantaleta infantil color rosa, sus miradas se cruzaron y sus bocas se juntaron con pasión, sus lenguas se enroscaban en una danza sexual, las manos de Alvarado fueron al elástico de la pantaleta infantil, la bajo mientras la besaba con pasión, la lujuria ya lo invadía, no la baja lento, lo hacía cuán rápido podía.

    Quedó desnuda bajo su padre y este sin pensarlo apunto su verga a la entrada de su hija, el glande se atoro en el introito de su hija y de repente se escucharon los gemidos de Margarita que venían de la otra habitación, eran intensos, ella estaba en su orgasmo.

    Alvarado al escuchar los gemidos de su esposa se excitó más de lo que ya estaba, empujo el glande y este se adentró más allá del introito, perlita abrió sus ojos con miedo, sintió la invasión del enorme pene de su padre ya eso le causo dolor, este la besaba desesperado y movía su cadera de dentro a afuera, era solo el glande que la penetraba.

    — Papi, despacio me duele ay Alvarado la escuchó y eso la trajo a su realidad, bajo la intensidad, se quedó quieto y miro a su hija que tenía cara de miedo, respiraba agitada, la verga de su padre estaba metida hasta el glande, sus piernitas temblaban, él se sintió mal y la beso más tiernamente, recordó que era una niña solamente que se aventuraba a intentar ser mujer.

    Alvarado iba a sacar su pene pero ella lo detuvo con sus piernas alrededor de su cintura — No papi, no la saques, solo hazlo despacio Alvarado tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no ser salvaje, escuchaba como margarita gemía como una loca siendo cogida por su hijo, el traqueteo de la cama se percibía, no cabía duda que su hijo había heredado sus dones.

    Volteo a ver a su hija que estaba bajo el y movió su verga lentamente, lo hiso como si estuviera acariciando su vagina por dentro, la niña tenía lágrimas que escurrían hasta sus orejas, parecían un pequeño riachuelo, se acercó a ella y la besó tiernamente, sus labios estaban hinchados por el llanto, pero eso no impidió que correspondiera el beso a su padre.

    Alvarado sintió como de la nariz salía fluido por el llanto, degustó el sabor salado de su hija y la besó con más pasión, su verga se movió con más entusiasmo, su hija sollozaba mientras lo besaba, enrosco sus piernitas en la cintura de su padre y movió sus caderas a pesar de sentir un dolor horrible.

    Perlita amaba tanto a su papá que no le importaba el dolor que sentía al ser desvirgada por él, el hecho de verlo gozar tanto con ella valía la pena ante cualquier miserable dolor, no importaba si todas las veces que se dejaría coger dolieran, sería algo que le entregaría a su papá, el dolor de su raja contra el placer de la verga de su papá.

    — Te amo princesa — y… yo a ti… snif snif Ella seguía llorando, sentía que le destrozaban la vagina, pero no cedería por dolor, su papá estaba muy excitado con ella y eso la hacía la niña más feliz del mundo; Alvarado bajo su mano por el costado de ella y llego a su nalga izquierda, la apretó al mismo tiempo que metió su verga, la niña gritó dentro de la boca de su padre, llevó la mano más hacia la raja y la palpo siendo penetrada por él, sintió la tensión que las paredes de la pequeña vagina de hija soportaban a su gruesa verga — Princesa ¿quieres parar y lo intentamos después? — No, sigue, no importa si grito, no te detengas Eso fue más que una invitación, Alvarado saco la verga y la regreso a fondo, cuando lo hiso sintió como algo se desgarró por dentro, talvez no solo había roto el himen, lo más probable es que también haya desgarrado pared vaginal, posiblemente habría que visitar un ginecólogo para que reparara su vagina, pero habría preguntas y eso complicaría las cosas.

    Alvarado pensaba eso mientras volvió a repetir la maniobra, sacó la verga y la regreso al interior, lo hiso una y otra vez, misma que su hija grito y araño sus espalda, ya no había marcha atrás, estaba tan caliente que no se detendría con nada y así fue, ya en su punto máximo acelero casi gritando cuando sintió que sus huevos explotaron liberando leche — Aaahhh bebé me vengo dentro de ti, siento hermoso aaahhh — Si papi acaba dentro si ay ay Alvarado ya no se contuvo en sus movimientos y se agito muy brusco, la pobre perlita recibió los embates rudos de su padre, vuelto loco de lujaría eyaculaba una y otra vez dentro de ella, sintió que la partía en dos con su metidas profundas, pero aguantó todo, eso sí no pudo evitar gritar ni llorar.

    — Aaahhh bebé te amo — Y yo a ti papi, seré tuya para siempre Alvarado terminó de eyacular y se desacoplo de su hija que volvió a gritar cuando él la sacó, se desplomó a un lado de ella, estaba agitado sudoroso, voleo a ver a su hija que lloraba con ojos cerrados y un puchero que lo hicieron sentir mal, la culpa post coito lo invadió — Mi amor, perdón, yo… — Está bien papi, snif… yo quería que lo hicieras… snif… pero si dolió mucho ¿siempre será así— Snif snif — No mi amor, las posteriores serán placenteras cada vez — Está bien, solo quería saber si siempre dolerá, solo para saber, soy tuya y te complaceré cada que quieras, aunque me duela… snif snif — Princesa Alvarado la abrazó y la arropo con él, era una niña que lo amaba y él se había aprovechado de ese amor, se sintió el hombre más despiadado del mundo, acaba de romper por dentro a si hija que entre dolor y lágrimas le había entregado su pureza.

    — Deja te reviso princesa, deja ver si te dañe mucho La acostó y puso las piernas en posición ginecológica y tomó una lámpara y abrió sus labios, estaba muy dilatada los que facilito observa el interior, afortunadamente no había desgarros serios, solo el himen que había pasado a mejor vida.

    La cargó y la llevó a bañar, cuidadosamente le limpió la vagina y cargada la regresó a la cama donde la secó y vistió de nuevo para dormir juntos; abrazados descansaron, los gemidos de margarita, su esposa, cesaron entrada la madrugada y el silencio reino en la casa.

    La luz del día despertó a Alvarado, que se levantó mirando a su alrededor, su hija estaba profundamente dormida, levantó las sábanas y vio su ropa manchada con sangre, se volvió a sentir mal, se puso su bata y se dirigió a la planta baja, margarita ya estaba despierta y preparaba el desayuno — Hola mi amor ¿cómo dormiste?—pregunto de forma retórica su bella esposa que lucía unas ojeras por el desvelo — Bien, ¿y tú— Bueno para que pregunto si te escuche, luces cansada, deberías regresar a la cama — No, estoy bien, aunque más tarde tomaré una siesta, lo bueno que ni hoy ni mañana hay escuela, así que no importa desvelarnos Margarita le giño un ojo — Por cierto como te fue con perlita, escuche que se quejó mucho ¿acaso tú ya la…? — Sí — ¿De verdad?—margarita se sentó muy interesada — Sí, no me pude contener, me lo pidió de una forma que ya no pude detenerme, necesito que la revises para ver que todo esté bien Margarita puso cara de asombro, pero después la quitó — Si, desayuno, subo a verla Margarita se perdió en las escaleras y regreso a los 20 minutos, Alvarado comía los panes tostados que ella le había preparado ¿cómo está? Bien, algo machacada, pero no hubo desgarro importante, sacó mi vagina— Margarita le dio un tono de broma porque vio a su esposo preocupado— eso sí, no podrás repetir el ”numerito” por una semana mínimo, ya le di analgésicos y le apliqué una crema inflamatoria, con eso deberá bastar, así que reposo para esa rajita ¿de acuerdo mi amor? Si, de acuerdo Alvarado respiró aliviado, no hubo recriminación por su esposa, la vio como ella con una sonrisa amable se sentó y lo acompaño a comer pan tostado con mermelada, en eso se escuchó el teléfono celular de Alvarado sonar, se levantó y lo contestó — Hola — Hola Alvarado—era Joaquín — Hola Joaquín como estas — Muy bien mi estimado, sólo preguntándote como te fue, me quedé preocupado y ya no te reportaste — Bueno, creo que tendremos que vernos para decirte las cosas y para entregarte un pendiente — ¿Hablas de…? — Así es—Alvarado bajo la voz—hay muchos ceros — Excelente, ¿vendrás? — Si, en una hora estoy allá — Muy bien chao — Adiós — ¿quién era mi amor? — De la escuela, tengo que salir a arreglar unos asuntos, no me tardo — ¿todo bien? — Sí, todo bien, subo a bañarme—Alvarado se dirigía a la planta alta cuando Margarita lo llamó — ¿no se te olvida algo? Volteo a verla, ella estaba de pie a un lado de la mesa con la bata entreabierta, su piel blanca lucía más blanca con el contraste del azul fuerte de la bata, se dibujaban el contorno de sus senos perfectos, Alvarado sonrió pensando que no podría llegar en una hora con Joaquín, su pene se erecto y se dirigió a su esposa que lo recibió con apasionado beso… *** Tres horas después Alvarado tocaba la puerta de Joaquín mientras esperaba recordó cómo se cogió a Margarita en la mesa, como le embarró el culo con mermelada y le metió la verga entre gemidos de placer de ella que empinada sobre la mesa con las piernas abiertas y sus nalgas obscenamente separadas por sus manos lo recibió, para después de eyacular recibir la boca de margarita que lo limpio a conciencia, en verdad que era el hombre más afortunado del mundo.

    Capítulo 16

    Alvarado manejaba feliz a su casa, habían pasado varios días desde que su esposa se acostó con su hijo y había descubierto que los placeres no deben tener límites, lejos de enojarse con ella, se sintió el hombre más afortunado del mundo, había reencendido la llama entre ellos, todas las noches habían cogido, en unas hasta dos veces, eso no resto que en la escuela enculara con placer a Jo y por las tardes disfrutara de su hija, aunque aún no había penetración la pasaba muy bien con ella; no había ido a visitar a las hermanitas, pues en su casa tenía cosas nuevas por hacer.

    Estacionó su auto en la cochera, y bajo mientras la cortina descendía de forma automática, entro por la puerta trasera y llego a la parte posterior de la sala, su niña lo vio y se lanzó sobre él; Alvarado riendo la cargo sosteniéndola de las nalgas, ella aun traía su falda escolar, era de tablones a medio muslo.

    — Hola papi te extrañe — Y yo a ti mi amor La niña acercó el rostro al de su padre y lo beso metiéndole la lengua, él le correspondió sintiendo como su pene crecía dentro de su pantalón, su esposa salió de la cocina, estaba toda roja de la cara y sus labios hinchados, lo vio como besaba a su hija le sonrió — Hola amor, ya veo que llegaste y lo último que haces es saludarme — Jajaja no amor, es sólo que tu hija se te adelantó a darme la bienvenida — Pues espero que eso no acabe en “venida”, recuerden primero la cena y después el postre Los tres rieron, Alvarado volteo a la cocina y de ahí salió su hijo, su primogénito terminando de abrocharse el pantalón — Mmm veo que alguien también estaba adelantando el postre — No era postre mi amor, era un tentempié—su esposa le guiñó el ojo coquetamente — Jajaja Alvarado bajo a su hija, no sin antes meterle la lengua por última vez, la terminó de bajar y se dirigió a su esposa, que sensualmente entreabrió su boca y le lanzó esa mirada felina que lo enloquecía, más últimamente; la abrazó de la cintura y la jaló hacia él, la beso con loca pasión, sus hijos los miraron desde diferente lugares de la sala, ambos sonreían porque se veían tan apasionados.

    Dianita emocionada los veía, recordaba como antes le incomodaba hasta molestarla el verlos besarse, ahora no, ahora le excitaba y pensaba que ella lo haría igual o más con su papá.

    — Hey los dos, dijimos que postre al final Dianita los interrumpió, los dos se separaron con una sonrisa, se soltaron y Alvarado tomó su maletín — Bueno me voy a cambiar, ya no aguanto este traje — Yo te acompaño—grito dianita — No mi amor, usted señorita se queda aquí, ya te conozco y sé a qué quieres ir con tu padre Su mamá le espetó pero no muy enérgicamente, dianita se quedó cruzada de brazos haciendo un puchero de niña malcriada.

    Alvarado entró a su lujosa recámara y comenzó su ritual de cambio de ropa, una vez cambiado con algo más cómodo bajo a la sala, dianita ayudaba a su mamá a preparar la cena y Samuel miraba tele en la sala, Alvarado se dirigió a él — Hola hijo ¿Qué miras? — Un documental africano de iniciación sexual — ¿Es porno? — No papá jajaja es documental — Pues que aburrido—Alvarado hiso una pausa, tomó aire, necesitaba hablar con su hijo, no lo había hecho formalmente desde que pasaron las cosas– Hijo ¿puedo preguntarte algo? — Si papá — Desde que las cosas han cambiado en esta casa te he notado algo distante conmigo, cuando en realidad deberían ser al revés Samuel agachó la cabeza, estaba apenado por lo que había hecho, no soportaba la idea de sentir que traicionaba a su papá y tampoco la idea de desear tanto a su madre, incluso cuando su padre entró a la casa, él le metía la verga en la boca a su madre hincada, mientras la sostenía de la nuca para sentir como su glande era aprisionado por las amígdalas maternas, su mamá hacía arqueo de nausea y él más metía, sentía como la estaba asfixiando y eso lo hacía enloquecer más, escuchó como la puerta de la casa se abrió y la soltó asustado, como si fuera la primera vez, su madre sonriéndole se limpió la boca y se acomodó la ropa para dirigirse a recibir a su esposo, Samuel apenado vio su pantalón desabrochado y con sus manos temblorosas lo abrochó mientras se dirigió a la sala a recibir a su padre — Hijo, ya se lo que haces y tú lo que yo hago, mírame a los ojos por favor—Samuel volteo con ojos dudosos—yo quiero a tu madre, quiero a tu hermana y también te quiero a ti, pero no quiero que tengas dudas, dime ¿te gusta lo que haces? — Si papa — Y ¿por qué te noto distante a mí— ¿Te he hecho algo malo? — No papá — ¿Entonces? — No sé, siento pena cada vez que te veo — ¿Por qué te coges a tu madre? Samuel se puso rojo como un tomate, la pregunta retórica de su padre lo puso bajo mucha pena, no esperaba eso tan directo — Si… bueno no, es que tú y mamá y ahora yo… pues — Tranquilo hijo, no pasa nada, ella es mi esposa, es tu madre y ahora será la hembra de los dos, pero eso solo será dentro de esta casa — ¿De verdad a ti no te importa papá? — No hijo, de verdad, me gusta compartir contigo, aunque siendo honestos solo contigo, no soportaría pensar que tu madre saliera con alguien más — Entonces ¿de verdad no estas molesto conmigo? — No, y para demostrarlo mira—Alvarado volteo a la cocina y grito— ¡marga… mi amor, ven por favor! Margarita algo desconcertada salió de la cocina secándose las manos, los vio sentados en la sala mirando la pantalla donde una adolescente africana era manoseada por el jefe de la tribu en inspección de pre coito.

    — ¿Qué pasa— ¿Para qué me llamas? — Nada, solo quiero decirte que hoy te ves hermosa—margarita miró a Alvarado con algo de reproche, él continuo hablando—pero pienso que te verías más hermosa con menos ropa, anda quítatela por favor — ¿Aquí? — Si aquí, quiero que tu hijo vea algo Margarita los vio y miró directo a los ojos a su esposo, ella sabía que su hijo aún no se adaptaba bien, sonrió finalmente y cedió, desabotonó su vestido y lo abrió, llevaba una conjunto negro que hacía un contraste perfecto con su color claro de piel, el vestido cayó al piso, margarita de pie frente a ellos semidesnuda puso la mano en la cintura — ¿así? — Mmm no sé, ¿tú qué opinas hijo? — Menos—dijo Samuel relamiéndose los labios — Ya oíste a tu hijo, menos ropa La mirada de los dos cambió como la de un lobo en celo, Margarita sonrió mostrando su dentadura perfectamente estética y pasó sus manos a su espalda, desabrocho el sostén y lo arrojo a su esposo, que riendo lo recibió, lo llevó su nariz y lo olió Margarita estaba sin sostén, sólo en bragas en frente de los dos, sus tetas se bamboleaban al leve movimiento de ella, sus caderas perfectas estaban levemente cubiertas por su sexy pantaleta, estaba con una mano en la cintura, como retándolos a que no se excitaran, arqueó su ceja y preguntó — ¿Así? — No, menos—su hijo volvió a hablar, ya salivando — ¿ah quieres menos eh?—Margarita acaricio sus senos mientras preguntó a su hijo — Si, menos — Bueno si quieres menos tendrás que quitarla tú Margarita habló con voz sensual, el pene de los dos brincó dentro del pantalón, padre e hijo con pupilas dilatadas veía a ese mujerón que tenían por esposa y madre respectivamente; margarita parecía flotar cuando se acercó a Samuel y se paró justo frente a él, quien volteo a ver a su padre, Alvarado riendo cómplice le hiso una seña alentándolo a que lo hiciera Samuel con manos realmente temblorosas tomó e borde de la pantaleta y la bajo lentamente, mientras lo hiso miró la entrepierna materna que lo enloquecía, esa que fue fantasía y motivo de muchas masturbaciones nocturnas de él, incluso fue motivo de intercambio de golpes con uno que otro compañero que lanzaba piropos impropios de su madre, Samuel tenía la genética de su padre, no tuvo problemas para poner en su lugar a esos insolentes que osaban desear a su madre La pantaleta bajo suavemente en los muslos de margarita, ella sintió como las manos de su hijo la despojaron de su última prenda, su raja se humedeció con solo el hecho de ser desnudada por su hijo, respiraba lento, pero profundo, su tórax marcaba el ritmo de su excitación, Alvarado lo notó.

    Samuel seguía hipnotizado con esa vulva por la que una vez salió, se veía hermosa como brillaba de la unión de los labios.

    — Huy mi amor, parece que alguien está “mojadita” Alvarado dijo en tono burlón, margarita lo volteo a ver y le sonrió, no contesto, solo sonrió y volvió la mirada a su hijo que se relamía los labios — Anda campeón comprueba como “nuestra hembra” está toda mojada de la raja, tócala y mete un dedo—Alvarado incitó a su hijo La mano temblorosa de Samuel se dirigió a la raja materna, palpó con un dedo la abertura y sintió el movimiento de excitación de su madre — Aaahhh — Vaya, parece que tus dedos surten efecto, anda mete uno — Aaahhh—Margarita volvió a gemir al sentir como el dedo índice se introdujo al introito — No, ese no, mete el medio—el papá volvió a hablar — Mejor los dos—ahora era margarita la que hacía la sugerencia mientras jadeaba sin poder evitarlo— aaahhh Margarita gimió intenso cuando sintió los dedos dentro de ella, volteo a ver su esposo, su mirada estaba nublada de deseo, Alvarado lo notó, incluso notó el abultamiento en la entrepierna de su hijo, sonrió malicioso — Mi amor, creo que alguien también está muy emocionado con esto, creo que necesita de ti Margarita abrió los ojos y volteo a ver la abultada entrepierna de su hijo, se separó de los dedos de su hijo y se hinco frente a él, mientras miraba a su esposo que no dejaba de sonreírle.

    Samuel todo excitado vio cómo su madre frente a su esposo, sin importarle nada le abrió la cremallera, el sonido se escuchó en toda la sala, él no pudo más que estremecerse de lujuria, sintió la mano materna hurgar dentro de su pantalón, vio la sonrisa de satisfacción cuando su madre palpo su dura carne, volteo a su papá que sonreía orgulloso.

    Margarita sacó el pene de su hijo, este lucía erguido brillante, tenía dimensiones dignas de un semental, Alvarado sintió nostalgia recordando tener un tamaño similar a esa edad, margarita lo masturbo lentamente, parecía más quererlo acariciar que provocar una erección — ¿Huele bien?—pregunto Alvarado — Huele delicioso — Pruébalo entonces—invito Alvarado Margarita pasó su lengua por el glande, mientras miraba directo a los ojos a su hijo, que n o puco más que abrir la boca al sentir esa descarga de placer; Alvarado ya no pudo más, bajo su cremallera, su hijo al escuchar el sonido volteo a verlo, el tolete de Alvarado salió erguido, imponente, era más grande que el de Samuel, pero el de este último prometía rebasar a su padre en algunos años.

    — No vas a descuidar a tu esposo ¿Verdad?—preguntó Alvarado con voz ronca de excitación — Nunca—le contestó Margarita mientras con su mano izquierda tomó el pene de su marido El show comenzó, Margarita masturbaba con su mano derecha el pene de su hijo y con la izquierda el de su esposo, metía un pene y lo chupaba con esmero y luego alternaba el otro, bien podría ser la fotografía de una película porno profesional, margarita lucia hermosa desnuda solo en tacones, hincada frente a los dos mientras los masturbaba y mamaba.

    Alvarado volteo a la entrada de la cocina y su hija metía mano bajo su falda masturbándose suavemente, con una seña la invito a acercarse, la pequeña se acercó lentamente, esta sería la primera vez que participarían los cuatro, lo habían hecho en parejas o en tríos, pero esta sería la primera vez que lo harían todos juntos.

    La pequeña Diana se acercó a su padre quien la jaló y la acercó besarla, le metió la lengua al mismo tiempo que su mano se perdía bajo la falda infantil, sonrió cuando sintió la humedad que provenía del sexo de su hija, la pequeña gimió cuando se sintió dedeada por su padre.

    — Aaahhh Gimió la pequeña. Ni su madre ni su hermano voltearon a verla, estaban muy ocupados entre ellos, Alvarado le bajo el calzoncito y le metió un dedo, la pequeña lanzó un gritito de placer y más le metió le lengua a su papá en la boca, volteo a ver a su hermano que tenía sujeta a su madre de la cabeza y la movía de arriba abajo haciendo que esta tosiera, miro a su padre como una invitación de hacerle lo mismo, los dos sonrieron, ella se levantó y ante la mirada directa de padre y a ratos de su hermano se desnudó frente a ellos, su madre ni cuenta se dio, ella luchaba por respirar con la verga de su hijo.

    — ¿Papi? — Si, hazlo Esas fueron las únicas palabras que se dijeron antes de que ella se hincara frente a él e iniciara una rápida mamada, ella ya sabía cómo debía moverse de arriba abajo y sacarle las gotitas de líquido pre seminal a su padre, eso le encantaba a él, sabía que debía masturbarlo rápidamente para hacer que la verga estuviera más dura.

    Ahora el cuadro había pasado de película “porno profesional” a película “porno bizarra y prohibida”, madre le mamaba a su hijo, mientras la pequeña hija se la mamaba a su padre, las dos denudas tenían sus culos elevados, florecía el ano de las dos, el de la madre era imponente sensual y el de la pequeña estaba en desarrollo, pero invitaba a pecar de la forma más aberrante.

    Alvarado se levantó y se quitó su camisa, el pantalón ya estaba desabrochado por lo que cayo y de los pies fue sacado levantando los pies, la pequeña nunca dejo de mamar a su padre, Samuel veía como su padre se desnudaba sin pudor frente a él, se armó de valor e hiso lo mismo, ambos varones estaban de pie, desnudos y siendo mamados por su respectiva mujer.

    Samuel y Alvarado estaba de pie uno a un lado del otro, en la sala se escuchaban los sonidos felatorios de las dos, parecía competencia de mamada, los ruidos solo eran opacados por los gemidos que daban tanto Samuel como Alvarado; en un movimiento raro de Margarita Samuel se movió y casi se cae, Alvarado lo sostuvo del brazo y evito que se cayera, Samuel lo miró y se sonrieron — Agárrate que te caes hijo — Si papá — Ves que no pasa nada, eres mi hijo y podremos compartir cosas de hoy en adelante… todo — Si… aaahhh papá Los dos estaban muy cerca, tanto que podían percibir el olor uno del otro, Alvarado olía a fragancia de loción cara, mientras que Samuel olía a juventud pura, se miraron a los ojos y fue Alvarado quien se acercó más, sus rostros estaba muy cerca uno del otro, se miraban a los ojos y respiraban por la boca, las pupilas de ambos estaban dilatadas de excitación, Samuel fue ahora quien se acercó más a su padre tanto que sus bocas quedaron pegadas, se entreabrieron los labios de los dos y sus lenguas buscaron la cavidad contraria, Alvarado sujeto a su hijo de la nuca y lo oprimió más contra él.

    Ninguno de los dos era gay, nunca habían sentido atracción por algún hombre, tal vez en otra situación jamás se hubieran siquiera acercado tanto uno al otro, pero el tener a su madre e hija mamándoles las vergas, los hiso elevar más allá de su control, Alvarado se deleitaba con la suave y joven boca de su hijo mientras que Samuel sentía la rasposa barba de su padre, nunca imaginó que raspara tanto, pero no le molestaba, en ese momento solo pensaba en el placer que sentía.

    Margarita y Dianita sintieron los movimientos de los dos y casi al mismo tiempo voltearon hacia arriba, viendo el beso fraternal, después se miraron entre ellas, sonrieron y regresaron a mamar su respectiva verga, cabe decir que ahora lo hicieron con mayor entusiasmo, su cabezas casi en sincronía se movieron de atrás a adelante, lo hicieron más rápido arrancando gemidos de placer a su padre e hijo.

    — Aaahhh — Aaahhh Los dos gemían y se besaban con más pasión Alvarado se sintió en la gloria cuando su hijo lo tomó del rostro para besarlo con más intensidad, estaban en su punto máximo, casi en sincronía exacta sintieron el típico cosquilleo en los huevos de la inminente eyaculación, sus hembras también lo percibieron y aceleraron sus movimientos; el semen de ambos salió disparado a la garganta de ellas, se quedaron quietas las dos metiendo lo más que podían las vergas en sus bocas, esperaron a que saliera hasta la última gota, Alvarado y Samuel se despegaron para gemir a gusto su eyaculación, se seguían sujetando de los rostros, Alvarado fue el primero en soltarlo completamente, no sin antes darle un beso en los labios, sin legua ni pasión solo fue un beso de amor y agradecimiento — Te amo hijo — Y yo a ti papá — Seremos la familia más feliz del mundo Cayeron los dos sentados en el sillón y las dos mujeres siguieron chupando sus ya aguados penes, todos sonreían, era un momento familiar, intimo, tal vez prohibido, pero familiar y solo de ellos.

    Margarita se levantó y busco su escasa ropa, levantó también la de dianita que seguía mamando la verga paterna, los miró sonriendo, era una mirada diferente, sensual, cómplice, con lujuria, deseo todo mezclado.

    — Dianita ya deja de chupar a tu padre, lo vas a hacer desmayar, ven vamos a terminar de preparar la cena Dianita se levantó limpiando con su mano el resto de semen de su boca, iba tomar la ropa para ponérsela cuando su padre la interrumpió — No mi amor, las hembras de esta familia hoy cenarán desnudas Margarita miró a Alvarado que le cerró un ojo y le lanzó un beso, ella le sonrió y tomó de la mano a dianita para ir a la cocina.

    Las dos se perdieron de vista y Alvarado tomó su pantalón y se lo puso de nuevo, Samuel hiso lo mismo — Papá — ¿Qué hijo? — ¿Somos gays? — ¿lo dices por el beso? — Si — Jajaja claro que no, jamás besaría a otro hombre, contigo lo hice porque te amo, pero no soy gay y por como miras a tu madre creo que tú tampoco — Ha bueno Dijo Samuel más tranquilo, minutos después margarita los llamó a cenar, los dos vestidos se sentaron en la mesa y comenzaron a cenar con sus mujeres desnudas — ¿Saben algo?—dijo margarita mientras desnuda cortaba su trozo de carne, sus hermosos senos se bamboleaban de un lado a otro—esto es rico, muy rico y agradable, pero siento que se sale de control, debemos poner reglas — ¿Reglas— ¿Cómo qué?—dijo Alvarado llevándose un bocado — Si, esto es sólo de nosotros, pero no podemos hacerlo todos los días, lo debemos dejar para un sólo día y los demás comportarnos como una familia normal — Ay no, yo quiero besar a papi, todos los días — Y yo a ti mamá—dijo Samuel con cara de preocupado — Y yo a ustedes, pero no podemos, imagínense que algún vecino venga a pedir algo y nos mire por la ventana — Te compraré cortinas gruesas—dijo Alvarado que seguía masticando — No, esto no debe ser así — Dejémoslo a votación—dianita propuso sabiendo que tenía mayoría — No, ya sé que todos votarían por “esto”—margarita suspiro resignada—miren lo que podemos hacer es poner horario, será en nuestras recámaras y antes de dormir, no nos vamos a estar desvelando todos los días — Creo que su madre tiene razón, no debemos perder el control, yo voto por el horario, creo que eso es mejor que un día a la semana — Bueno está bien… horario—dijo dianita con cara de no muy contenta — Si, horario—Samuel hablo serio, no dejaba de ver la tetas de su madre, su padre lo notó y le sonrió — Ya ves, te dije que no eras gay jajaja Jajaja Todos rieron el comentario y continuaron la cena hablando de temas triviales, Samuel mientras continuaron con la cena no dejo de ver a su madre, los senos de Margarita se bamboleaban de un lado a otro, tenía un sexy lunar en la cara interior del seno izquierdo, estaba tan abajo que ni con el escote más pronunciado se podría ver, ese lunar era solo para aquel que la pudiera ver desnuda; Samuel pensando en eso desarrollo una nueva erección, Alvarado lo noto y le sonrió cómplice a su mujer, que no dejaba de mirarlos coqueta, Dianita no se quedaba atrás y también le lanzaba miradas de deseo a su padre.

    — ¿Papá?—hablo el tímido Samuel — ¿Si hijo? — No quiero ser atrevido ni disputar tu título, pero ¿podría dormir con mamá hoy— Solos ella y yo, con tu permiso obviamente — Hijo, esa pregunta no me la debes de hacer a mí, no te preocupes por mi título, eso ya no existe, ahora a quien debes preguntar es a tu madre Samuel miro a los ojos a los dos, no se esperaba esa respuesta, él no quería brincar la autoridad de su padre, miro directo a los ojos a su madre — ¿Podría mamá dormir contigo? — ¿Eso quieres?—Margarita lanzó la mirada seductora que ella sabía que tenía — Si — Está bien, dormiré contigo Dianita todo el tiempo estuvo callada, miró a su hermano que solicitaba dormir a solas con su madre, sintió un cosquilleo en su rajita, y la humedad que la excitación da, miró a su papá y este le guiño un ojo como si adivinara sus pensamientos, pues si su hermano pasaba la noche con su mamá ella lo haría con su papá.

    La cena continuó en charla normal, hablaron de la escuela, del clima y de otras tonterías, era como si nunca hubiera pasado algo diferente, pero en el aire se respiraba la excitación de los cuatro, ansiando llegar a la hora de dormir Mi amor, la cena estuvo deliciosa, creo que me voy a bañar y preparar mi pijama Si mi amor Alvarado subió y se dispuso a dar una ducha, la disfruto tanto, sentía el flujo del agua pasar por su cuerpo, tenía una extraña sensación de placer y tranquilidad al mismo tiempo, pensaba en las cosas que habían pasado y de cómo la vida dio un giro desde que intimó con Pao y Jo, pensaba si sería capaz de confesarle eso a su esposa, llevar a su hija y hacer una orgía con la hermanitas o de plano llevar a Samuel y que se saciara con esas niñas como él lo había hecho; todo eso pasaba por su mente, imaginándolo desarrollo una erección, toco su pene y estaba duro como una roca, se quiso masturbar, pero debía conservar fuerzas para la noche.

    Estaban los cuatro viendo la televisión, miraban un programa de comedia esperando la hora de dormir, los cuatro sentados en sillón largo de la sala, Margarita miró el lujoso reloj de pared que tenían y ya eran cerca de las 10:30, bostezó al mismo tiempo que estiraba sus delgados brazos.

    — Aaahhh niños creo que ya es hora de irnos a dormir, vayan a sus recámaras Los dos niños se levantaron y se dirigieron a sus recámaras, Alvarado y margarita se quedaron solos en la sala, Alvarado la abrazaba, ella volteo le brindo una hermosa sonrisa y le dio un beso en los labios — ¿Te arrepientes de algo?—preguntó Alvarado — No ¿y tú? — Tampoco — Procura no hacer mucho ruido con Samuel, los demás debemos dormir — Jajaja si está bien y tu procura ponerle vaselina a dianita si te la piensas coger — Jajaja si mi amor, pero aún no creo que sea prudente hacerlo, es muy pequeña — Pues la verdad no creo que pase mucho tiempo en que la penetres, cada vez los veo más apasionados a ustedes dos — ¿tú crees? — Sí, es más deja subo y preparo la vaselina, no vaya ser que la “ocupes” Margarita subió siendo seguida por la mirada de su esposo, al minuto, desde arriba, ella le grito — Ya está, me voy a dormir, te veo en la mañana, descansa Alvarado sonrió y se levantó, subió las escaleras y entró a su habitación, estaba sola, se acercó a la cama y la preparo para dormir, fue al baño, lavó sus dientes y se dirigió a la cama, apagó la lámpara del buró y suspiró mirando el techo con la escasa luz que la luna daba.

    Alvarado sentía pesadez en sus ojos cuando escuchó a su esposa gemir, se escuchaba despacio, como si no quisiera ser escuchada, pero de repente sus gemidos se intensificaron, se hicieron rítmicos y con intensidad, supuso que su hijo le daba la cogido da su vida, no pudo evitar sentir celos, pero estos desaparecieron por completo cuando la lz de su cuarto se encendió.

    Alvarado desde su cama vio a Perlita, su pequeña hija, entrar. Estaba con su infantil pijama, se paró frente a su cama y sus miradas se cruzaron, eran miradas de deseo, perlita sonrió cómplice a su papá, era como si adivinara lo que él quería, lentamente se desnudó, primero se quitó su camisa, fue lento pero continuo.

    Perlita estaba frente a su papá sin camisa con sus pezones expuestos a la mirada de su papá, Alvarado por su parte tenía una gran erección y vio como perlita se agachó para llevar su pantalón abajo.

    El pantalón de perlita quedó en sus tobillos, lo liberó con sus pies y quedó ante su padre solo en pantaleta, caminó lentamente hacia él, subió a la cama casi gateando y llegó cerca de su padre, sus rostros estaban cerca uno de otro — ¿Me amas?—preguntó de forma retórica perlita — Si, con toda mi alma — Entonces hoy será el día… o la noche ¿verdad? — ¿quieres que así sea? — si Alvarado sintió el corazón acelerar, su hija estaba ante él dispuesta a ser desvirgada, no le importaba el dolor, ella quería ser mujer… su mujer Alvarado extendió su mano en señal de que se acercara, ella con una sonrisa coqueta lo hiso, sus manos se juntaron y ella quedo acostada al lado de su papá, él deslizó su mano por su espalda, la bajo hasta sus nalgas y las apretó, perlita dio un suspiro y se acercó a besarlo, sus lenguas se juntaron y cuando lo hicieron la mano de Alvarado se metió entre las nalgas y palpó la rajita ya húmeda.

    La rajita de perlita era tan estrecha, tan tierna, tan virginal que Alvarado sentía que profanaba la tumba faraónica más prohibida del mundo, y con ello le caería una maldición por 100 años, pero eso no detuvo a su dedo que se metió palpando el himen que marcaba la pureza de perlita — Aaahhh papi Fue lo que alcanzó a decir perlita para después seguir metiendo su lengua en lo profundo de la boca de su padre, el dedo de Alvarado entraba y salía con facilidad, no era la primera vez que se lo hacía de esa forma, solo que esta vez introdujo otro, la niña vibro al sentir como un segundo dedo forzó su vagina y entró, abrió sus ojos y miró a su padre — No papá, si vas a “romperme” que sea con esto Palpó la verga de Alvarado por encima del pantalón y él sonrió hundido en lujuria, bajo rápidamente su pantalón del pijama y quedo en un bóxer de algodón tan suave que parecía una tienda de campaña, ahora fue Perlita quien tomo el elástico del bóxer y lo bajo hasta donde pudo, Alvarado termino de bajarlo.

    Ahí estaban los dos, Alvarado ya desnudo y perlita sólo en su pantaleta infantil color rosa, sus miradas se cruzaron y sus bocas se juntaron con pasión, sus lenguas se enroscaban en una danza sexual, las manos de Alvarado fueron al elástico de la pantaleta infantil, la bajo mientras la besaba con pasión, la lujuria ya lo invadía, no la baja lento, lo hacía cuán rápido podía.

    Quedó desnuda bajo su padre y este sin pensarlo apunto su verga a la entrada de su hija, el glande se atoro en el introito de su hija y de repente se escucharon los gemidos de Margarita que venían de la otra habitación, eran intensos, ella estaba en su orgasmo.

    Alvarado al escuchar los gemidos de su esposa se excitó más de lo que ya estaba, empujo el glande y este se adentró más allá del introito, perlita abrió sus ojos con miedo, sintió la invasión del enorme pene de su padre ya eso le causo dolor, este la besaba desesperado y movía su cadera de dentro a afuera, era solo el glande que la penetraba.

    — Papi, despacio me duele ay Alvarado la escuchó y eso la trajo a su realidad, bajo la intensidad, se quedó quieto y miro a su hija que tenía cara de miedo, respiraba agitada, la verga de su padre estaba metida hasta el glande, sus piernitas temblaban, él se sintió mal y la beso más tiernamente, recordó que era una niña solamente que se aventuraba a intentar ser mujer.

    Alvarado iba a sacar su pene pero ella lo detuvo con sus piernas alrededor de su cintura — No papi, no la saques, solo hazlo despacio Alvarado tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no ser salvaje, escuchaba como margarita gemía como una loca siendo cogida por su hijo, el traqueteo de la cama se percibía, no cabía duda que su hijo había heredado sus dones.

    Volteo a ver a su hija que estaba bajo el y movió su verga lentamente, lo hiso como si estuviera acariciando su vagina por dentro, la niña tenía lágrimas que escurrían hasta sus orejas, parecían un pequeño riachuelo, se acercó a ella y la besó tiernamente, sus labios estaban hinchados por el llanto, pero eso no impidió que correspondiera el beso a su padre.

    Alvarado sintió como de la nariz salía fluido por el llanto, degustó el sabor salado de su hija y la besó con más pasión, su verga se movió con más entusiasmo, su hija sollozaba mientras lo besaba, enrosco sus piernitas en la cintura de su padre y movió sus caderas a pesar de sentir un dolor horrible.

    Perlita amaba tanto a su papá que no le importaba el dolor que sentía al ser desvirgada por él, el hecho de verlo gozar tanto con ella valía la pena ante cualquier miserable dolor, no importaba si todas las veces que se dejaría coger dolieran, sería algo que le entregaría a su papá, el dolor de su raja contra el placer de la verga de su papá.

    — Te amo princesa — y… yo a ti… snif snif Ella seguía llorando, sentía que le destrozaban la vagina, pero no cedería por dolor, su papá estaba muy excitado con ella y eso la hacía la niña más feliz del mundo; Alvarado bajo su mano por el costado de ella y llego a su nalga izquierda, la apretó al mismo tiempo que metió su verga, la niña gritó dentro de la boca de su padre, llevó la mano más hacia la raja y la palpo siendo penetrada por él, sintió la tensión que las paredes de la pequeña vagina de hija soportaban a su gruesa verga — Princesa ¿quieres parar y lo intentamos después? — No, sigue, no importa si grito, no te detengas Eso fue más que una invitación, Alvarado saco la verga y la regreso a fondo, cuando lo hiso sintió como algo se desgarró por dentro, talvez no solo había roto el himen, lo más probable es que también haya desgarrado pared vaginal, posiblemente habría que visitar un ginecólogo para que reparara su vagina, pero habría preguntas y eso complicaría las cosas.

    Alvarado pensaba eso mientras volvió a repetir la maniobra, sacó la verga y la regreso al interior, lo hiso una y otra vez, misma que su hija grito y araño sus espalda, ya no había marcha atrás, estaba tan caliente que no se detendría con nada y así fue, ya en su punto máximo acelero casi gritando cuando sintió que sus huevos explotaron liberando leche — Aaahhh bebé me vengo dentro de ti, siento hermoso aaahhh — Si papi acaba dentro si ay ay Alvarado ya no se contuvo en sus movimientos y se agito muy brusco, la pobre perlita recibió los embates rudos de su padre, vuelto loco de lujaría eyaculaba una y otra vez dentro de ella, sintió que la partía en dos con su metidas profundas, pero aguantó todo, eso sí no pudo evitar gritar ni llorar.

    — Aaahhh bebé te amo — Y yo a ti papi, seré tuya para siempre Alvarado terminó de eyacular y se desacoplo de su hija que volvió a gritar cuando él la sacó, se desplomó a un lado de ella, estaba agitado sudoroso, voleo a ver a su hija que lloraba con ojos cerrados y un puchero que lo hicieron sentir mal, la culpa post coito lo invadió — Mi amor, perdón, yo… — Está bien papi, snif… yo quería que lo hicieras… snif… pero si dolió mucho ¿siempre será así— Snif snif — No mi amor, las posteriores serán placenteras cada vez — Está bien, solo quería saber si siempre dolerá, solo para saber, soy tuya y te complaceré cada que quieras, aunque me duela… snif snif — Princesa Alvarado la abrazó y la arropo con él, era una niña que lo amaba y él se había aprovechado de ese amor, se sintió el hombre más despiadado del mundo, acaba de romper por dentro a si hija que entre dolor y lágrimas le había entregado su pureza.

    — Deja te reviso princesa, deja ver si te dañe mucho La acostó y puso las piernas en posición ginecológica y tomó una lámpara y abrió sus labios, estaba muy dilatada los que facilito observa el interior, afortunadamente no había desgarros serios, solo el himen que había pasado a mejor vida.

    La cargó y la llevó a bañar, cuidadosamente le limpió la vagina y cargada la regresó a la cama donde la secó y vistió de nuevo para dormir juntos; abrazados descansaron, los gemidos de margarita, su esposa, cesaron entrada la madrugada y el silencio reino en la casa.

    La luz del día despertó a Alvarado, que se levantó mirando a su alrededor, su hija estaba profundamente dormida, levantó las sábanas y vio su ropa manchada con sangre, se volvió a sentir mal, se puso su bata y se dirigió a la planta baja, margarita ya estaba despierta y preparaba el desayuno — Hola mi amor ¿cómo dormiste?—pregunto de forma retórica su bella esposa que lucía unas ojeras por el desvelo — Bien, ¿y tú— Bueno para que pregunto si te escuche, luces cansada, deberías regresar a la cama — No, estoy bien, aunque más tarde tomaré una siesta, lo bueno que ni hoy ni mañana hay escuela, así que no importa desvelarnos Margarita le giño un ojo — Por cierto como te fue con perlita, escuche que se quejó mucho ¿acaso tú ya la…? — Sí — ¿De verdad?—margarita se sentó muy interesada — Sí, no me pude contener, me lo pidió de una forma que ya no pude detenerme, necesito que la revises para ver que todo esté bien Margarita puso cara de asombro, pero después la quitó — Si, desayuno, subo a verla Margarita se perdió en las escaleras y regreso a los 20 minutos, Alvarado comía los panes tostados que ella le había preparado ¿cómo está? Bien, algo machacada, pero no hubo desgarro importante, sacó mi vagina— Margarita le dio un tono de broma porque vio a su esposo preocupado— eso sí, no podrás repetir el ”numerito” por una semana mínimo, ya le di analgésicos y le apliqué una crema inflamatoria, con eso deberá bastar, así que reposo para esa rajita ¿de acuerdo mi amor? Si, de acuerdo Alvarado respiró aliviado, no hubo recriminación por su esposa, la vio como ella con una sonrisa amable se sentó y lo acompaño a comer pan tostado con mermelada, en eso se escuchó el teléfono celular de Alvarado sonar, se levantó y lo contestó — Hola — Hola Alvarado—era Joaquín — Hola Joaquín como estas — Muy bien mi estimado, sólo preguntándote como te fue, me quedé preocupado y ya no te reportaste — Bueno, creo que tendremos que vernos para decirte las cosas y para entregarte un pendiente — ¿Hablas de…? — Así es—Alvarado bajo la voz—hay muchos ceros — Excelente, ¿vendrás? — Si, en una hora estoy allá — Muy bien chao — Adiós — ¿quién era mi amor? — De la escuela, tengo que salir a arreglar unos asuntos, no me tardo — ¿todo bien? — Sí, todo bien, subo a bañarme—Alvarado se dirigía a la planta alta cuando Margarita lo llamó — ¿no se te olvida algo? Volteo a verla, ella estaba de pie a un lado de la mesa con la bata entreabierta, su piel blanca lucía más blanca con el contraste del azul fuerte de la bata, se dibujaban el contorno de sus senos perfectos, Alvarado sonrió pensando que no podría llegar en una hora con Joaquín, su pene se erecto y se dirigió a su esposa que lo recibió con apasionado beso… *** Tres horas después Alvarado tocaba la puerta de Joaquín mientras esperaba recordó cómo se cogió a Margarita en la mesa, como le embarró el culo con mermelada y le metió la verga entre gemidos de placer de ella que empinada sobre la mesa con las piernas abiertas y sus nalgas obscenamente separadas por sus manos lo recibió, para después de eyacular recibir la boca de margarita que lo limpio a conciencia, en verdad que era el hombre más afortunado del mundo.


    Continuará

    La experiencia de mi hija Amy, relato erótico en blogSDPA.com

    La experiencia de mi hija Amy, Parte 01 (de Melkor)

    5 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 1 de un total de 20 publicadas de la serie La experiencia de mi hija Amy

    ¿Por dónde empezar? En primer lugar, para que conste, no planeé que las cosas salieran como lo hicieron. No fui ni soy un pervertido enfermo y retorcido que solo espera la oportunidad de saciar sus deseos. Fui un padre cariñoso, un viudo triste y un excelente ingeniero de software. Nunca imaginé ni en mis sueños más locos que las cosas iban a resultar como lo hicieron. Dicho esto, sucedieron y no creo que cambiaría nada, incluso si quisiera hacerlo.

    Podría decir que todo empezó la semana pasada, pero no sería del todo correcto. Preferiría no pensar en ello, pero tendría que decir que todo empezó hace cuatro años, cuando mi querida esposa April murió en un accidente de tráfico al ser atropellada y asesinada por un conductor ebrio.

    Conocí a April en la universidad cuando tenía veinte años, nos casamos poco después de graduarnos y nos alegramos muchísimo cuando Amy llegó dos años después. La muerte de April me destrozó. Creo que lo único que me mantuvo cuerdo fue la necesidad de cuidar de nuestra hija Amy, que probablemente quedó aún más devastada que yo por la pérdida de su madre cuando tenía solo ocho años. Dicen que el tiempo cura todas las heridas. Supongo que todavía no ha habido tiempo suficiente. Aun así, la vida continúa y yo tenía la responsabilidad de cuidar de Amy.

    Poco después del accidente, mi empresa respetuosamente nos permitió a Amy y a mí mudarnos a una nueva ciudad donde no tendríamos recordatorios constantes de nuestra pérdida. Lo mejor fue que me permitieron hacer la mayor parte de mi programación desde casa. Fue muy conveniente estar en casa cuando Amy regresaba de la escuela.

    Encontramos una casa nueva muy bonita, casi más grande de lo que podríamos tener los dos en 2 acres, con un gran patio trasero que contiene una piscina y un patio de buen tamaño y una cerca de privacidad de ocho pies de alto. Fuimos una de las primeras casas construidas en esa subdivisión, justo antes de que estallara la burbuja inmobiliaria. No hace falta decir que, 4 años después, seguimos siendo la única casa en nuestra calle y estamos rodeados de lotes vacíos.

    No me malinterpreten, no me quejo. La privacidad ES buena y no tener vecinos a los que molestar es una verdadera ventaja cuando Amy invita a sus amigas a fiestas en la piscina. Nunca hubiera pensado que media docena de niñas de séptimo grado jugando en la piscina y sus alrededores pudieran ser tan ruidosas.

    Después de la muerte de April, nunca volví a salir con mujeres. Cuidar de una hija joven y bastante exuberante ocupaba la mayor parte de mi tiempo y mi agenda no dejaba muchas oportunidades para conocer mujeres nuevas. Algunas de nuestra iglesia mostraron interés en mí, pero aunque fui educado, no las animé. Sin darme cuenta, las comparaba con April y las diferencias me desanimaban mucho. Hasta cierto punto, Amy se había convertido en esa mujer importante en mi vida.

    Desde pequeña, Amy siempre había sido precoz. Tenía una curiosidad increíble por todo y captaba con mucha rapidez cualquier cosa nueva. Me alegré mucho cuando la aceptaron en el programa para superdotados de su escuela y, aunque no era una alumna de notas perfectas, el hecho de que nunca sacara menos de un 8 me hizo sentir muy orgulloso. Era muy buena con las computadoras y, aunque todavía no ha decidido qué hacer "cuando crezca", tenía la esperanza de que siguiera mis pasos como ingeniera de software.

    Amy nunca había sido una niña "hermosa", sino más bien "linda". Tenía el pelo castaño claro que prefería llevar a la altura de los hombros, la mayoría de las veces recogido en una cola de caballo. Había heredado los ojos verdes traviesos de su madre, pero había adquirido mi altura. Siempre había sido delgada, aunque no del todo menuda, muy atlética y elegante. A los doce años ya medía un metro sesenta y cinco, pero apenas pesaba 40 kilos. Juro que era mitad pez, por el tiempo que pasaba en la piscina. Obtuvo algunos de los tiempos más rápidos del equipo de natación de su escuela secundaria.

    A pesar de que solo yo la crié, Amy se las arregló para ser una chica muy femenina. Siempre estuvo interesada en los últimos estilos y modas del momento. No podía esperar a que pasara la etapa de Beiber y pasara a la siguiente moda entre las chicas jóvenes, aunque estoy seguro de que lo que sea que le guste a continuación también me volverá loco.

    Como ya he dicho, Amy ya era una estudiante destacada, pero cada vez que sentía que no se esforzaba tanto como debía en sus estudios, bastaba con que le mencionaran que iba a ir de compras para que volviera a centrarse en sus estudios. A veces creo que estaría dispuesta a hacer casi cualquier cosa, incluso a comer hígado encebollado con coles de Bruselas, con la esperanza de ir al centro comercial.

    Por alguna razón, a Amy siempre le ha encantado ir de compras al centro comercial. Incluso cuando era niña, uno de sus eventos favoritos eran sus viajes de compras con su madre. Durante el primer o segundo año, siempre me rompía el corazón cuando Amy se detenía y miraba con los ojos llenos de lágrimas algunos de los artículos más mundanos, sin duda recordatorios de los momentos felices con su madre.

    Estoy segura de que esa es la causa principal de que siempre me haya resultado difícil decirle que no cuando salimos de compras. Su vestuario siempre parecía necesitar una renovación, y no solo porque ya no le quedaba ropa.

    Como es una gran fashionista, estoy seguro de que gran parte de sus gustos de ir de compras se debían a que quería estar a la vanguardia de la moda actual de séptimo grado. Sin embargo, incluso un padre cariñoso no puede pasar mucho tiempo en varias tiendas de ropa mientras su hija de 12 años se prueba un conjunto tras otro sin aburrirse. Sin embargo, su entusiasmo por todo el proceso fue más que suficiente para superar mi renuencia a sentarme afuera de un probador.

    Últimamente, las constantes peticiones de una marca de vaqueros en particular se habían ido transformando en constantes quejas sobre su figura y lo difícil que era encontrar algo que le quedara bien. Hasta ahora, la adolescencia no parece haber alcanzado a mi pobre Amy todavía. Aparentemente se ha convertido en un ejemplo de desarrollo tardío e incluso a los doce años Amy todavía tenía una figura más bien masculina, sin apenas curvas y con muy poco pecho.

    Su figura, o más bien la falta de ella, era probablemente lo único que parecía preocuparle cuando estaba con sus amigas. Me compadecí de sus aparentes deficiencias físicas y le recordé lo menuda que había sido su madre, sin mucho éxito. Aun así, apreciaba bastante la pubertad tardía de Amy a pesar de las quejas y gruñidos resultantes sobre su apariencia. Realmente no estaba ansiosa por los cambios de humor, y en particular los inevitables novios, una vez que la adolescencia finalmente llegara.

    De todos modos, Amy tenía razón en lo de encontrar ropa sin tener que pasar la vergüenza de comprar en la sección de chicos. Gracias a Dios que existen tiendas de ropa en línea que complementan lo que no podíamos encontrar localmente. De lo contrario, probablemente nunca habría escuchado hablar de sus problemas con sus deficiencias en cuanto a la moda.

    Yo solía llevarla de compras con más frecuencia, ya que cuando Amy iba de compras con sus amigas, traía a casa prendas que yo solía tener reparos en dejarle usar fuera de casa, considerando lo ajustadas y escotadas que eran. La cantidad de piel que mostraban era espantosa. Algunas de sus prendas me hacían pensar hasta en cosas inapropiadas y tenía que recordarme a mí misma que solo tenía doce años y que era mi hija.

    Sin embargo, lo que me pareció extraño fue que, incluso cuando se las arreglaba para pasarme de contrabando algún artículo en particular, no pasaba mucho tiempo hasta que lo usaba donde yo pudiera verlo. En realidad, no podía saber si estaba haciendo alarde de su éxito al engañarme o poniendo a prueba mis límites en cuanto a lo que era aceptable o no. La mayoría de las veces, era que había llegado a mi límite y sus compras terminaban siendo devueltas a la tienda y reemplazadas por algo más apropiado. A veces, juro que ser un padre soltero apropiado para una hija traviesa de doce años sería mi muerte.

    Pero lo peor no era lo que se ponía fuera de casa, sino más bien lo que se ponía dentro de casa, sobre todo en la piscina. Yo era tan estricto con lo que se ponía fuera de casa que hacía tiempo que había decidido darle un poco más de libertad para elegir lo que se ponía cuando estaba en casa. A medida que ha ido creciendo, creo que he llegado a lamentar esa decisión.

    Tan pronto como Amy llegaba a casa de la escuela, se dirigía a su habitación para cambiarse la ropa escolar y ponerse el traje de baño (para mi disgusto, prefería los bikinis en casa en lugar de su traje de baño de una pieza estilo equipo de natación). Se cubría, si se le puede llamar así, con un par de pantalones cortos que eran al menos dos tallas más pequeños con el botón desabrochado, y una camiseta que era dos tallas más grande, que estaba a punto de caerse de su hombro.

    Cada vez que le comentaba cuándo pensaba vestirse, su respuesta siempre era: "Pero papá, ya estoy vestida". A menudo me preguntaba por qué se molestaba en cubrirse, porque se quedaba con el traje de baño tan pronto como salía al patio a tumbarse al sol o se zambullía en la piscina.

    Pero eso no fue lo peor. No sé cuándo sucedió, pero Amy había logrado quedarse con varias de mis camisetas viejas y las usaba como camisones. Ella decía que eran más cómodas y amplias, pero a veces yo pensaba que eran un poco "demasiado" amplias. No ayudaba que, dada su altura, apenas le cubrían el culo. Las curvas inferiores de sus nalgas se asomaban por debajo del dobladillo inferior de esas camisetas incluso en circunstancias normales. Realmente no recuerdo que esas camisetas fueran tan largas cuando las usaba...

    Cuando llevaba esas "camisetas de dormir", parecía que cada vez que me daba la vuelta podía echar otro vistazo al cuerpo cada vez más sexy de Amy. Cada vez que se inclinaba hacia mí, veía el cuello de su camisón y vislumbraba rápidamente los pequeños picos de sus pechos en desarrollo. O se inclinaba o estiraba los brazos hacia arriba y su camisa se le subía hasta la parte baja de la espalda, mostrando los dos globos con hoyuelos de sus nalgas atravesadas por la tanga que había empezado a usar. Tenía que recordarme constantemente que era mi hija de 12 años, por el amor de Dios, y que dejara de mirarla con lujuria. Pero eso no era fácil, ya que constantemente me recordaban que mi pequeña estaba creciendo, y que ahora mostraba todo el tiempo, inocentemente, atractivos destellos de su cuerpo muy joven pero en rápido desarrollo.

    Bueno, creo que ya he divagado lo suficiente. Creo que he cubierto lo suficiente nuestra historia de fondo como para que los extraños acontecimientos de los últimos días tengan un poco más de sentido. Como mencioné antes, fue la semana pasada cuando las cosas realmente dieron un giro y nos dejaron a los dos en la dimensión desconocida. A pesar de la apariencia, no, la realidad, de una perversión total, no puedo quejarme. Resulta que disfruto bastante de estar aquí, y también lo hace mi querida Amy. Déjame que te lo cuente.


    Continuará

    Agustina, la hija de mi prima, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    Agustina, la hija de mi prima, Parte 02 (Final)

    5 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Violacion

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 2 publicadas de la serie Agustina, la hija de mi prima

    Agustina trató levantarse, esta vez con éxito, pero apenas lo hizo, sujeté su faldita-short haciendo que ella misma se la sacara, verle la cola desnuda a la nena, bastó para que se me parara un poco.