El relato erótico "Fiesta familiar, Parte 18 (de Cazzique)" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

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Esta publicación es la parte 18 de un total de 19 publicadas de la serie Fiesta familiar
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Cuando llegué a la casa ya todo estaba apagado así que entre sin hacer ruido y por la puerta de la cocina, me dirigí a las escaleras que llevan a los cuartos, empecé a subir lentamente para no hacer ruido; cuando llegué a la parte alta me dirigí al baño para lavarme los dientes, salí del baño y me dirigía a mi cuarto cuando escuché un leve gemido en la alcoba de las visitas, cosa que inmediatamente me imaginé, sería mi hermana cogiendo con papá. Me acerqué curioso y empecé a escuchar por la orilla de la puerta, estaban muy entretenidos por lo que se escuchaba, procurando no hacer ruido giré la perilla y muy lentamente abrí, tenían encendida la lámpara del tocador así que ellos no me podrían ver ya que la lámpara queda entre la puerta y la cama y el reflejo impide ver hacía la puerta cuando uno está acostado, aún cuando la puerta este casi por completo abierta. Asomé la cabeza al interior de la recamara y vaya… Mi hija Vanesa estaba acostada en la cama con las piernas abiertas y mi hermana Marina le estaba chupando la panocha con las nalgas al aire, a la vez mi hermana estaba siendo cogida en esa posición por mi papá, lo más cachondo era que mi mujer estaba parada a un lado de mi papá siendo masturbada por él con una de sus manos mientras se besaban cachondamente.

Inmediatamente la verga se me puso dura a pesar de que ya venía completamente seco después de haberme cogido a Lucia. Decidí seguir observando mientras que me reponía de la impresión, mi papá se movía rápidamente en la parte trasera de mi hermana quiénse separó algunos segundos de la panocha de su sobrina para gritar que se estaba viniendo. Mi esposa se agachó un poco y sobó las tetas de Marina para hacerla disfrutar más su venida. Dejaron que ella terminara de venirse y cambiaron de posición, Vanesa se levantó y Patricia mi esposa se acostó, mi papá se montó en mi mujer y se la empezó a coger por la panocha, entretanto Marina y Vanesa estaban paradas a los pies de la cama besándose en la boca de una manera muy cachonda, sus lenguas se restregaban y se introducían en la boca de la otra, sus manos recorrían sus cuerpos dándole especial atención a sus nalgas.

Mi esposa estaba gimiendo a cada estocada que mi papá le estaba dando, su verga entraba y salía de la panocha de patricia mientras que sus labios se fundieron en un apasionado beso, las manos de mi esposa estaba ahora acariciando la espalda y las nalgas de su suegro, no me pude contener más y entré en la habitación, Vanesa y Marina me sonrieron, mi padre y Patricia siguieron cogiendo sin inmutarse, me acerqué a mi hermana y mi hija y entre las dos se dedicaron a desnudarme, mi hija se apoderó de mi verga y se la llevó a la boca dándome una espectacular mamada como las que ella acostumbra a dar. Casi estaba a punto de venirme cuando Marina detuvo a mi hija para pedirle que la dejara mamar también mi tronco, ahora entre las dos me comenzaron a chupar el pito y gracias a la breve interrupción pude contenerme para no venirme y calmar un poco los ánimos.

Le dije a mi hermana que se pusiera en cuatro patas en la orilla de la cama y ella así lo hizo, luego me coloqué detrás de ella y apunté la cabeza de mi verga a la entrada de su linda vagina, la cabeza se enterró un poco en la cálida cavidad y empecé a empujar lentamente en su interior, la panocha se comenzó a tragar mi miembro poco a poco, ella estaba ya muy lubricada por lo que no tuve ningún problema para que mis bolas chocaran contra sus piernas. Cuando por fin estuve completamente dentro de la panochita de mi hermana me comencé a mover lentamente disfrutando de la forma en como me la estaba cogiendo; por su lado, Vanesa, mi hija se acomodó debajo de Marina en forma de un sesenta y nueve, a la vez que mamaba la rajada de su tía aprovechaba para mamar mi tronco que entraba y salía extrayendo los jugos que ella degustaba. Mi esposa y papá seguían cogiendo sin que nadie los molestara, ahora se la estaba metiendo por el culo. Patricia se abría las nalgas lo más que podía para mostrarle a mi padre el camino, su ano se veía completamente abierto mientras que la verga de mi progenitor se clavaba en los mas profundo de ella.

Mi hija en lo que mamaba mi verga introdujo uno de sus dedos dentro de mi ano y lo comenzó a mover, esto hizo que mi venid a se acercara inminentemente y en lo que mi hermana comenzó a decirme que ya acababa yo la inunde con mis mocos, fue una espectacular venida que puedo decir que hasta los huevos me dolieron de tanta leche que le expulsé en su interior, ella gemía y se retorcía mientras sentía cada uno de los disparos de mi pito. Por varios minutos yo quede fuera de combate, todos los que estaban en la cama cambiaron de posiciones, mi hermana ahora se comenzó a cachondear con mi esposa y mi hija Vanesa se acercó a su abuelo tomando con una de sus manitas la dura verga de él y después de darle unos leves masajes con la mano acerco su boca y se la comenzó a mamar, mi papá le tocaba los senos haciendo que los pezones se le pusieran completamente duros; ambos se acomodaron en la cama e hicieron un sesenta y nueve, la boca de mi padre devoraba la vagina de su nieta sin ninguna contemplación, la lengua se introducía lo m ás profundamente posible en su gruta haciendo que ella exhalara gemidos de placer que se esparcían por toda la habitación.

Patricia y Marina también estaban haciendo un rico sesenta y nueve mientras que sus manos masajeaban las nalgas de la otra poniéndole especial atención al pequeño y apretado agujerito, esta escena de toda la familia haciendo el amor me puso a tono nuevamente y me levanté acercándome hasta donde estaban Vanesa y papá, me coloqué detrás de mi hija que estaba encima de su abuelo y le empecé a lamer las nalgas, en lo que mi padre se encargaba de la vagina yo me dedique a chupetear sus cachetes y su ano, mi hija se retorcía por el placer que empezó a experimentar; pasados algunos minutos mi padre le pidió a Vanesa que lo montara, ella se levantó y se acomodó sobre papá, su cuerpo fue descendiendo lentamente hasta que la punta del pene de papá tocó los labios vaginales de su nieta, ella acomodó bien sus caderas y solita se fue tragando la pieza de carne que estaba debajo, yo me acomodé para poder observar como se iba introduciendo en la vagina de mi pequeña ese gran garrote, los labios vaginales se iban ensanchando poco a poco a medida que la verga se le iba metiendo más y más. Cuando porinf las bolas de mi papá chocaron con la entrepierna de mi hija inicio un leve bombeo y luego de unos minutos de estar cogiendo y lograr que mi hija tuviera un orgasmo mi papá le dijo a Vanesa que si le gustaría sentirse penetrada por los dos, ella inmediatamente aceptó la proposición.

Yo que ya tenía completamente dura la tranca de nuevo me coloqué detrás de mi hija y ella se empinó un poco sin sacarse la verga de su abuelo de su vagina, me puse un poco de saliva en la punta de mi pito y se lo puse en la entrada de su ano, con un poco de fuerza empujé mi cadera pero la verga se desvió de su objetivo. Vanesa se acomodó parando un poquito más su culo y entonces con las manos se abrió los cachetes de l as nalgas mostrándome a plenitud su espectacular ano; nuevamente apunte mi verga ahora sujetándola con una mano y empuje, el prepucio se fue abriendo paso en el apretado agujero trasero de mi hija, lentamente la penetre hasta que por fin toda mi verga logró penetrarla por ese apretado rincón; cuando los dos estuvimos completamente adentro de mi hija empezamos a movernos despacio, Vanesa gemía fuertemente mientras que la verga de su padre y de su abuelo la penetraban, sus caderas se comenzaron a mover instintivamente en forma circular para aumentar su propio goce. Pasados algunos minutos nuestros ritmos eran ya más veloces y las vergas entraban y salían rápidamente de los huecos de la niña, pasamos así algunos minutos más y Vanesa ya había tenido como tres orgasmos, nuestros movimientos se hicieron más profundos y más pausados pero con más ímpetu y le dijimos a mi hija que nos avisara el momento en que se estuviera viniendo, ella así lo hizo y cuando su orgasmo empezó a invadirla también de nuestras vergas comenzaron a escapar gran cantidad de chorros de leche que inmediatamente inundaron las entrañas de mi pequeña hijita, gruesas gotas de esperma empezaron a escurrir de los agujeros de mi niña mientras fuertes chasquidos se escuchaban a la vez que las macanas seguían entrando y saliendo de sus cavidades; por fin los cinco quedamos completamente exhaustos y todos nos tendimos en la cama aun acariciando nuestros cuerpos y hasta por fin quedarnos profundamente dormidos.


Continuará

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