- El grupo secreto, Parte 01 (de DagonX)
- El grupo secreto, Parte 02 (de DagonX)
- El grupo secreto, Parte 03 (de DagonX)
- El grupo secreto, Parte 04 (de DagonX)
Paso una hora y media desde que ambos entraron en aquella enorme casa y yo continuaba aun dentro mi auto con la ansiedad devorando mi cuerpo, cuando de repente nuevamente la puerta principal se abrió, mi hija salía sola esta vez, se despidió del guardia de seguridad y se alejó caminando de la entrada, quizá seria lo ideal seguirla para ver adonde se dirigía pero nuevamente después de un rato que ella saliera la puerta se abrió otra vez, ahora era el tipo desconocido que se había reunido con mi hija hace una hora quien salía presuroso, decid’ seguirlo a él en vez de a mi hija.
Tomo un taxi en una de las esquinas y yo lo seguí de cerca con mi auto todo el trayecto hasta llegar a lo que creo era su hogar, una pequeña casa en un barrio muy conocido, salió del taxi y fue ah’ cuando al fin pude ver su rostro con total claridad, quede asombrado al confirmar que el misterioso extraño era nada más y nada menos que uno de mis compañeros de oficina, no lo conocía personalmente pero si reconocía su rostro, pensar que una de las personas que trabaja conmigo se cogía sin problemas a mi hermosa hija me encolerizo a tal punto que quería bajar de mi auto y golpearlo ahí mismo hasta bajarle los dientes.
Respire hondo y calme mis ansias asesinas para después, viendo el tamaño de la casa a la que entro se notaba que vivía solo, justo cuando me acercaba a tocar su puerta para confrontarlo de frente mi celular sonó y tuve que contestar, era mi hija que preguntaba por mi preocupada porque no me encontraba en casa, le conteste que estaba haciendo algunas compras para la cena y que no se preocupara, ella me respondió de manera alegre y calmada como si todo lo que había vivido hace unas horas fuera lo más normal para ella y no le afectara en nada a su personalidad.
Debía posponer mi interrogatorio, ya habría oportunidad de encararlo después en el trabajo eso era seguro, di media vuelta y me dirigí’ al supermercado para realizar las compras, al llegar a mi hogar mi hija me recibió con su habitual sonrisa y vestida con un fino delantal de cocina con una singular inscripción en el pecho «Kiss the cook», tomo las bolsas de compras que traía en mis manos y se dirigió con ellas a la cocina, al darse vuelta note que llevaba puestos unos mini shorts azules completamente ajustados a su cuerpo, sus redondas y bien formadas nalguitas se mostraban ante mi y las líneas de sus calzoncitos contorneando su figura se podían apreciar a simple vista, con esa simple escena mi cuerpo empezó a calentarse nuevamente más aun cuando recordé que no hace mucho ella había estado completamente desnuda frente a otro hombre disfrutando de los placeres carnales desenfrenadamente, de seguro en su celular habría un nuevo video ahora mismo y quizá también otra anotación en su nueva libreta.
Sin duda alguna en mi mente mi hija ya no era la tierna e inocente niña de papi, ahora más bien era la niña más deseable y sensual de mis fantasías sexuales, por fin quedaría satisfecho y en paz si tan solo pudiera dar el gran paso y sometiera a mi hija a mis más bajos deseos carnales. Podría hacerlo ahora mismo si me animara o en la misma noche mientras ella duerme tranquilamente soñando quien sabe con qué cosas, tenia tantas oportunidades para hacer mía a mi hija dentro de estas paredes que el no intentarlo aunque sea una vez de seguro seria digno de un idiota.
Mi corazón se aceleró de la emoción mientras yo me aproximaba lentamente a mi hija por la espalda, mis manos varoniles se encontraban a solo centímetros de su trasero listos para tocar sus nalgas para después poco a poco ir bajando hasta sus firmes y suaves muslos y finalmente masajear su entrepierna con mis dedos, al sentir mis dedos en su vagina de seguro ella se estremecería un poco pero luego se acostumbraría a mi jugueteo y finalmente quedaría presa de la lujuria.
Se daría media vuelta y de seguro me besaría apasionadamente, nuestras lenguas se buscarían desesperadamente dentro nuestras bocas haciéndonos experimentar sensaciones que nunca antes habíamos experimentado, ella se pondría salvaje y rápidamente mordería mis labios adueñándose por completo de ellos, yo en cambio le halaría el cabello hacia atrás y la obligaría a soltarme, nuestras miradas se cruzarían y nuevamente uniríamos nuestros labios mientras prenda por prenda nos quitáramos las ropas hasta quedar completamente desnudos frente a la cocina, yo la tomaría de su delgada cintura y la elevaría por los aires hasta abrazarla a mi entonces con ambas manos fuertemente sujetas en su trasero la acomodaría sobre mi caliente y endurecido pene que sin ningún problema se encajaría dentro de ella de manera gentil.
Podría oír sus gritos de dolor y placer, quizá se lo tenga bien merecido, si, esto debería ser un castigo a ella por preferir acostarse con otros hombres antes que conmigo, en mi mente no podría soportar la idea de que mi propia hija todo este tiempo no se fijara en mi para nada, con ambas manos sujetándola en el aire elevaría su cuerpo lo más que pudiera y dejaría que la gravedad haga el trabajo de encajarla fuertemente contra mi verga hasta tocar lo más profundo de su interior, sus gritos con cada estoque de seguro rezumarían por toda la casa sin que nadie las escuche y sus lágrimas caerían sobre mi pecho refrescándome y dándome aún más energías para seguir con mi labor, al tenerla tan cerca de mi podría oír su corazón acelerándose casi hasta llegar a la locura y también podría ver su expresión de satisfacción cuando sin previo aviso libere mi esencia en lo más profundo de su ser, chillaría por el orgasmo que el tibio semen produciría en su interior y luego de un rato podría oír satisfactoriamente sus gemidos finales en mi oreja, la tendría unida a mi hasta sentir el líquido blanco desparramándose en el suelo y luego la descorcharía velozmente de mi pene para obligarla a lamer hasta la última gota derramada, me miraría con una expresión de sumisión y al fin quedaría satisfecho.
La fantasía en mi mente estaba por volverse realidad nada podía impedir que tomara a mi hija en este preciso instante, claro a menos que algo inesperado ocurriera y ese algo inesperado fue el sonido de su celular en la mesa del comedor, su firme trasero se escapó de mis manos y se dirigió rápidamente a contestar, tuve que calmar mi calentura pensando en otras cosas y mojándome con un poco de agua fría del lavavajillas, carajo eso estaba realmente cerca, unos segundos más y ahora mismo estaría realizando incesto definitivamente esta vez me salvo la campana.
Luego de una deliciosa cena me encontraba en la sala mirando el televisor todo pensativo, por un lado una enorme parte de mi quería someter a mi hija a todo tipo de situaciones eróticas contra su voluntad, pero por otro lado una pequeña pero muy insistente parte de mi quería simplemente hacer lo correcto y alejar a mi hija de ese tipo de explotaciones.
Mi decisión debía recaer en una de esas dos opciones de una vez por todas, cual de ambas seria la correcta.
Mientras pensaba en aquello mi hija se aproximó silenciosamente a m’ y se sentó a mi lado en el sofá para ver junto a mi la televisión, tomo el control y puso uno de sus programas favoritos, a mi no me importo mi atención estaba en otros asuntos, estuvo ah’ sentada unos cuantos minutos cuando de repente en un instante decidió recostarse y apoyo delicadamente su cabeza en mis piernas, su aroma juvenil inundo mis sentidos y casi hizo que nuevamente perdiera el control, pero esta vez el lado paterno se impuso y toda la lujuria de mi cuerpo se perdió por completo, con una mano cariñosamente acaricie el sedoso y negro cabello de mi linda hija, poco a poco el masaje la fue relajando haciéndola dormir en un instante, de seguro había estado agotada.
Echada sobre mis piernas mi hija estaba totalmente indefensa ante mi, no me importo, yo seguí acariciando su cabeza y ella entraba cada vez más en un sueño profundo, hasta que nuevamente su bendito celular sonó, de un brinco mi hija despertó de su breve sueño y rápidamente tomo el celular entre sus manos, debía poner la clave para desbloquear la pantalla lo cual hizo, sin notar que yo atentamente la observaba hacerlo, el código de cinco números se revelo ante mi.
Una vez termino de hablar con quién sabe quién, se despidió de mi y se fue a descansar a su cuarto, yo en cambio me quede aun en la sala haciendo hora hasta que mi niña se quede profundamente dormida, esta noche entraría a su cuarto y tomaría su celular para revisar más a fondo su dichoso grupo.
Esta noche más que seguro no podría dormir.
Continuará