- Diario de mi viaje a África, Parte 01
- Diario de mi viaje a África, Parte 02
- Diario de mi viaje a África, Parte 03 (Final)
Día – Miércoles, 10 de mayo de 1865:
Querido diario, mis amigos Motobo y Motubu me han contado el lunes que tienen otros amigos en su misma situación.
Pobres de ellos, el estar así. Les dije que podían acudir a mí, que los ayudaría, y ellos me llenaron la cara de besos y arrumacos. No puedo creer que sean tan afectuosos conmigo. Todos los días, y siempre fuera de la vista de mis padres, no paran de rozarse conmigo, de abrazarme, de tocarme por todas partes.
Cuanto me quieren, es increíble(nota: ¿por qué en Londres esto nunca pasaba?. Es fantástico recibir tanto amor de la gente a la que quieres). En más de una ocasión sus manos tocaron por accidente mis pechos, pero enseguida se disculpan.
Lo cierto es que esos toques accidentales me provocan unas sensaciones muy intensas, casi agradables. Hoy fue la primera vez que se lo permití, y lo cierto es que son muy delicados conmigo, y sus caricias me producen un efecto extraño. Me calman y a la vez me turban (nota: ¿por qué será esta excitación?).
Se nota que me quieren mucho. Poco después llegaron tres amigos suyos cuyos nombres ahora mismo no recuerdo, pero que llevaban aproximadamente entre 10 y 15 días sin descargar (que espanto).
Fueron muy amables conmigo, y dado que papá y mamá prácticamente me dejan sola(a veces durante casi todo el día), no tuve problemas para atender sus necesidades, de modo que no demoré más su alivio.
Ellos estaban encantados de poder descargarse, sobre todo por la razón de que, aún con la dificultad que supuso para mí tragar su «leche» esa primera, estoy ganando experiencia y aprovecho cualquier oportunidad para saber más acerca de ella.
Mis caricias y esfuerzos tuvieron su fruto y recibí en la boca de cada ellos lo que tanto deseaban sacar. Lo tragué todo y sí, el sabor es diferente en cada hombre (que curioso, ¿verdad?).
Se quedaron muy contentos y les dije que volvieran siempre que me necesitaran. Volví a casa a tiempo para cenar más contenta que nunca.
Me encanta ayudarles. Me necesitan tanto…
Día – Jueves, 25 de mayo de 1865:
Querido diario, hoy he sido testigo de algo muy curioso.
Era muy de tarde, después de hacer todas mis tareas, y anduve paseando antes de ir a casa cuando vi de lejos a papá. Iba a saludar, pero vi que fue directo hacia una de las mujeres del poblado. Kaluka, creo que era su nombre, que además era prima de Motobo y Motubu.
Debían ser amigos, porqué fue acercarse y ponerse a frotarse contra ella tal y como Motobo y Motubu hacen conmigo prácticamente a diario para recordarme cuanto me quieren(y que me encanta. Me dan tanto cariño…).
Creo que Kaluka no estaba de humor para hablar con él porqué hizo señas como para que fuera a casa, pero él no lo hizo.
Luego, la sorpresa: la dejó semi-desnuda, allí al lado de su tienda y se puso a acariciarla por todas partes hasta bajarle el vestido y dejar sus pechos al aire(nota: que bien ha aprendido papá las costumbres de áfrica, lo hacía tan bien como Motobo y Motubu, y ahora entiendo su afición a las chicas con mucho pecho). ¡¡dios de mi vida, que enormidad!!.
Yo tengo pecho, sí, pero no pensé que una mujer pudiera tener algo «así». La única diferencia entre ella y yo era que el mío se mantenía firme y recto, mientras que las suyas estaban caídas, aunque sus ropas hacían aparentar lo contrario.
Acto seguido, contemplé lo que jamás creí ver en mi vida: ¡¡papá se bajó los pantalones asomando su troncho!!. Desde luego no estaba ni tan hinchado ni tan largo como los de mis amigos, pero sí que estaba pidiendo un desahogo (nota: ¿es que mamá no se encargaba de eso?). Me impactó no solo verla, sino también como la puso entre el pecho de Kaluka e hizo que ésta lo estrujase fuertemente entre él y luego lo menease (no sabía que pudiera hacerse así, tendré que preguntar a mis hermanos favoritos).
Creo que papá ya había hecho eso más veces, dado lo fácil que le fue convencerla y ponerse a tono. Luego entendí que aún siendo mi padre, también es hombre y necesita desahogarse (nota: ¿estaría mal que yo lo ayudara a aliviarse?). Kaluka se entregó a fondo y al igual que yo, se tragó toda la «leche» de papá.
Luego se metió con ella en la tienda, y yo me volví en la casa para pensar en todo lo que vi y dejarles a solas. Supongo que tendrían cosas que hacer…
Día – Viernes, 9 de junio de 1865:
Querido diario, Motobo y Motubu se han quedado de piedra al saber lo de Kaluka, pero más sorprendidos se quedaron con mi petición: usar mi pecho para descargar sus tronchos, como hizo la propia Kaluka.
Aparte de decirme que ya procurarán saldar el tema de Kaluka con mamá (nota: ¿por qué con ella?), ellos quedaron encantados con la idea.
Cierto es que vergüenza me daba enseñarles mis pechos, pero después de meses de bañarnos juntos y aliviarles, y dado lo mucho que me quieren, no siento temor alguno, así que me desvestí de cintura para arriba, dejándolo al alcance de su vista. Ellos tomaron uno cada uno, haciendo algo que me volvió loca de placer: se pusieron a besarme en mis pezones con tanto amor que me creí desmayar (nota: ahora sé para que sirven. ¿Cómo puede algo tan pequeño dar tanta felicidad?).
Me dijeron que así los preparaban para cuando pusieran sus tronchos. Por un instante me sentí llegar al cielo, pero luego pararon y empezamos a probar.
Lo cierto es que para ser mi primera vez, no lo hice mal del todo.
Me extrañó mucho la pasión con que sus tronchos ardían al contacto con mi cuerpo, pero me agradó porqué quedaban justo delante de mi boca y era más fácil que con las manos(y así no las agoto tanto como hasta ahora me pasaba).
Su «leche» llegó como una bendición que es, ahora he descubierto que me encanta, y como me dicen que me hace más fuerte, pues mejor aún. Luego volvieron a besarme los pezones, incluso a pasar la lengua por ellos.
Ay que cosa, me sentí morir y luego renacer, fue indescriptiblemente bello.
Después nos estuvimos besando largo rato antes de separarnos para dedicarnos a las otras tareas que tenemos que hacer en el poblado(es el cuento de nunca acabar).
Antes de irme, Motobo y Motubu me dijeron que la próxima vez me revelarán un secreto sobre la «leche». Me corroe la impaciencia. ¿Qué será ese secreto que tan celosamente se habrán guardado hasta ahora?.
Día – Lunes, 19 de junio de 1865:
Querido diario, hoy he hecho la cosa más sibilina de mi vida, y todo gracias a Motobo y Motubu.
Justo después de contarles lo de Kaluka y decir que ya lo hablarían con mamá, ellos se miraron un instante y luego, sonriente como ellos solos, me sugirieron que, si papá necesitaba descargar tanto y usó a Kaluka de ese modo, yo podría ayudarle para que no sufriera de esa manera(nota: pues no les falta razón).
Si bien la idea me pareció un tanto extraña el ayudar a descargar a papá (francamente, nunca imaginé que él sufriera de lo mismo), lo cierto es que ellos tienen razón, y es deber de todo inglés ayudar al que lo necesite (fue el mismo papá quien me lo enseñó).
Esperé varios días a fin de resolver todas mis dudas sobre si hacerlo o no, y una vez resolví que lo haría hice caso de la sugerencia de ellos de hacerlo por la noche, cuando él durmiera, a fin de no molestarle por el día debido a lo ocupado que está. Total, que ayer entré en el dormitorio de papá a altas horas de la noche (como el de mamá queda algo distante, ella no me oiría).
Descorrí las sábanas y luego desabotoné su pijama hasta que encontré su troncho, el cual era lo más pequeño que vi en mi vida, todo arrugado y encogido. Por fortuna, mis expertas manos lo trataron con mucho mimo y enseguida conseguí levantarlo.
Tuve que contenerme la risa una vez más debido a su forma (ni tan grande ni tan gorda como las de Motobo y Motubu) y él casi se despertó, pero solo farfulló algo ininteligible y siguió durmiendo.
Sin pensarlo dos veces, lo acogí en mi boca y empecé a mover la cabeza y a usar mi lengua para ayudarlo a descargar (nota: pobre papá, tenía que hacerlo). Mis esfuerzos surtieron el efecto deseado y se le endureció más aún. Redoblé esfuerzos con la punta de mi lengua en la punta de su troncho, y mis manos en sus bolas, y por fin, ¡¡zas!!, papá descargó en mi boca.
Me lo tragué todo como una señorita, pero el sabor no fue de mi agrado. Demasiado salado para mi gusto, aunque no puedo negar que me sentí muy bien por haberlo ayudado.
Luego lo dejé tal y como estaba antes y me fui a dormir. Esta tarde vi a Motobo y Motubu y les conté lo ocurrido. Se mostraron muy felices por ello, y me dijeron que si papá estaba tan mal, lo ayudara de vez en cuando (nota: no está mal pensado, así descansaría mejor). Después lo celebraron conmigo a base de profundas descargas en mi boquita(o mejor dicho, directamente en mi garganta jajaaja).
Sobre lo de papá aún no he decidido nada, pero si tanto necesita aliviarse, quien mejor que su amantísima hija para hacerlo…
Continuará