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    Carola, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    Carola, Parte 02

    1 de enero de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 3 publicadas de la serie Carola

    "Bien, Carola. Así es como se pone el pene de un hombre cuando una mujer lo calienta. Y diciendo esto, lo tomo con su mano y lo alzo casi hasta su barriga. Y estos son los testículos. Hay 2 de ellos aquí y aquí es donde se fabrica el semen." Tomando sus manos las llevó hacia él. "Vamos, tómalos, uno en cada mano. Así... así se siente bien, cuando los tomas." Le dijo, cuando él acercó sus manitos a sus testículos. Él sostuvo su mano contra sus testículos y los frotaba hacia un lado y otro. A Carola le parecían grandes, suaves y extraños. Ella estaba pareciendo a dónde su mano estaba tocando sus nueces cuando él tiró su gallo atrás abajo a su cara, casi tocando y movió su mano hacia él.

    "Ahora tócame el pene, Carola. Intente colocar tu mano alrededor de él. Así... así me gusta. Ahora tú me estas tocando, como yo te toque antes. Se siente bien cuando me lo tocas. Y más aún cuando, es una pequeñita como tú, que quiere aprender todo lo relacionado con el sexo... sí... así está muy bien. Pon tu manito alrededor y sostenlo. Míralo como se pone. Al hacerlo hace que se ponga muy excitado... Así está muy bien... mi pequeñita..."

    Felipe hablaba para que la pequeña muchachita, no dudara y tomara su pene tranquilamente. Él había puesto su mano alrededor de su pene y se la sostenía allí para que se lo acariciara, esta pequeñita. Él hablaba, pero sabía que la pequeña ni siquiera lo escuchaba. Ella estaba traspuesta mirando su erección casi cerca de su cara. Carola no podía creer en el tamaño del pene de don Felipe, duro como una roca, pero suave y liso por fuera. Él movía su manito, de arriba hacia abajo, y sacando la piel que recubría su pene a medida que sus movimientos se hacían más extensos.

    Ella podía sentir los latidos que se producían cada vez que lo acariciaba. Además unas gotas de fluido estaban saliendo de su punta, y no eran de un olor desagradable. Ella estaba asombrada. Carola estaba empezando a sentirse caliente a al tocar ese pene y por el hecho de que él pensara que agradable era, que se lo tomara una pequeñita de 9 años. De repente, él se movió hacia delante y su pene rozo la cara de la pequeña. Carola empezó temblar. Su pene se acercó otro poco más a su cara y Carola, recordó a la pequeña Debbie en la cinta.

    "Eeeee... ust... ¿Usted lo quiere poner en mi boca?" Ella preguntó temerosamente.

    "¿Y tú quieres que yo ponga mi pene en tu boca? Me gustaría realmente ponerte mi pene en tu boca y acabar adentro. Yo me caliento mirando tu cuerpo desnudo y me gustaría acabar en tu boquita. ¿Quieres hacerlo, mi pequeñita?"

    "Yo no sé. YO... Yo estoy asustada."

    "No, cariño... no debes asustarte. Tú viste que las pequeñas en la cinta lo hicieron. ¿Ellas parecían asustadas... ellas lo hicieron sin ningún problema? recuerda a esa niña de 7 años lamiendo los testículos a ese hombre. Ella estaba sonriendo después, ¿Recuerdas? Así que no te asustes... tú simplemente estas asustada por que es la primera vez. Yo no lo voy a poner ahora en tu boca... pero después quiero que si lo coloques adentro de tu boquita, ¿Está bien?"

    "Sí... Ok... ¿Qué yo hago ahora?"

    Felipe apenas podría creerlo. La pequeña Carola, no lo iba a poner en su boca, pero le preguntaba que quería hacer.

    "¿Por qué no haces que llegue al orgasmo con tus manitos y me lo acaricias? Simplemente tómalo con tus manitos y acaríciamelo, mueve tus manitos asiiiii... de arriba hacia abajo... uuuuuhhhmmmm... Sigue... sigue... yo voy a eyacular en tu pecho, para que este crezca y tengas lindas tetitas. Mirándote desnudita... me tienes tan caliente... mmmmmhhhh... aaaaahhhh... que ricoooooo... Yo voy a acabar mi princesita..."

    Carola tenía ambas manos ahora en su pene. Él le decía como acariciar su pene erecto. No era tan difícil, pero su pene era tan grande en sus manos. Mientras ella le acariciaba, él, pasaba su mano por su pelo y acariciaba su cabecita.

    Carola seguía acariciándolo, mientras con sus ojos, veía, el fluido que salía de su punta, y pensaba silenciosamente, en que le gustaría ver cuando don Felipe, explotara y saliera su semen. Ella no tendría que esperar mucho tiempo. Felipe estaba sumamente caliente con esta preciosura de pequeña.

    Ella estaba mirando su pene y acariciándolo, esperando a ver salir su semen. Él sujetaba su hombro para que no se retirara, pero ella tenía algo de temor aún. Sentir el cabello de esta pequeña, era un aliciente para tomarla y empujar su pene en su boca, pero se retenía. Su orgasmo estaba por salir... y sostenía con mayor fuerza a la pequeña para avanzar hacia adelante.

    "Rica muchachita... Carola... Yo voy a acabar, Carola... Yo voy a acabar en tus tetitas... ya voy a acabar... Acaríciamelo, Carola... Más rápido... es tan riiiiiiicoooooo. Aaaaaaaahhhhhh... más rápido... aaaahhhhhgggggg ya... ya... ya viene. VOY A ACABAR EN TIIIIIIIII... MMMMMMHHHHH... TODO PARA TIIIIIIIIII... TÓMALOOOOOOOO"

    ¡Carola sentía que su PENE grande se pone aun más grande!! Ella sentía que una mano sujetaba hacia abajo su hombro mientras que con la otra agarraba su pelo. Ella no SE podía mover, pero entonces... ella realmente no quería. Su pene empezó a empujar en sus manos pequeñas. Una, Dos veces. Y de repente explota el pene disparando el semen hacia sus labios y su mejilla. Rociaba todo su cuerpo con semen. Otra explosión y tan fuerte como la anterior, y otra VEZ Carola sintió otra descarga de semen en su mejilla. Ella siguió acariciando su pene mientras era rociada con semen su cuerpo de 9 años. Su semen caliente caía hacia su cuello y su barbilla.

    Estaba empapada de semen Finalmente, su orgasmo empezó a disminuir. El semen corría por su pecho cayendo hacia su pequeña conchita lampiña. La hizo acostarse de espaldas y tomando su pene aun goteando, lo paso a través de su cuerpo para mojarla toda. Él lo frotó en su conchita pequeña, untándola a la entrada, tal como lo hizo con el resto de su cuerpo. También untó el pequeño orificio de su trasero. Finalmente, frotó su pene con su semen por su mejilla y por sus labios.

    "Eso fue fantástico, Carola... Dios, se sentía grande. Has quedado impregnada con mi semen ", él dijo, mientras aún salían un par de gotas de la punta de su pene, "Abre tu boquita y prueba el sabor de mi semen... cariño."

    Y Carola lo hizo. Ella abrió sus labios y él con un dedo llevo su semen a su boca. Ella chupó su dedo llegó a su lengua. No lo encontró malo, de hecho, la excitación que ella tenía la hizo experimentar un sabor especial. Sus dedos estaban de nuevo delante de su boca, y esta vez ella lo aceptó sin preguntar. La pequeñita brillaba con su semen.

    Felipe estaba en el cielo, cuando él le pasaba sus dedos por la boca. Él no perdió su erección, incluso, él sabía que estaría listo en minutos de nuevo para otra carga. Esta vez él metería su pene en su boca, lo quisiera ella o no. Alcanzó una toalla, para limpiarla y así no estuviera tan pegajosa con su semen.

    "¿Te gustó eso"?, Él le preguntó mientras le limpiaba su cuerpo. "¿Te gustó el sabor de lo que recibiste?

    “Si... claro...." "Su pene es tan grande y había tanto semen... ¿Se siente bien ahora como yo lo estuve con mi orgasmo? ¡También estaba caliente!! ¡Llegó hasta mi boca! ¿Lo hice bien? ¿Fue correcto, como lo hice?"

    Carola estaba llena de preguntas. Todas sus dudas quería despejarlas ahora. Ella lo había hecho y quería saber más. "¿En realidad esto ayudara a crecer mis pechos? Yo quiero tener los pechos grandes para ser una modelo."

    "Espera... espera...", le dijo él cuando terminaba de limpiarla, y dejando caer la toalla al suelo. "Una pregunta a la vez". él se reía entre dientes cuando se colocó al lado de la pequeña en la cama, con su pene erecto apretando su muslo.

    "Se sintió realmente grande, Carola. Lo has hecho muy bien esta vez. Hay algunas cosas que podrías hacerlas mejor, pero que te las enseñare más tarde. Pero lo que hiciste ahora, fue muy rico. Y por supuesto, mi semen hará que tus tetitas crezcan y se vean mas lindas", le dijo, mientras le ponía su mano en su conchita tierna, "y hará que tu figura se empiece a desarrollar. Pero para eso, no basta una sola vez, también deberás recibir mi semen en tu boca."

    "¿Hacer que su pene entre en mi boca y su semen entre en mi garganta? Yo quiero decir... su semen no tiene mal sabor, pero... ¿Su pene, no es muy grande para metérmelo en mi boca?"

    "No, Carola. Tu boquita se estirará, y cabrá totalmente en tu boquita e incluso, llegará hasta tu garganta. Te vas a sorprender. Yo te quiero decir, sé que mi pene es más grande que el promedio, y que con tus 9 años, podremos probar de meterlo en todos tus agujeritos sin problemas. Pero primero, déjame hacerte una pregunta. ¿Cuánto te han gustado las lecciones de sexo?"

    Carola pensó para un momento. "Al principio yo estaba asustada porque yo no sabía que usted iba a ser tan bueno. Yo quiero decir, mi padre me pegaría si él averiguara lo que yo y David hacíamos, pero usted ha sido realmente bueno. Y me ha gustado cuando me ha hecho llegar al orgasmo... y... aca... acabar. Me ha gustado realmente todo esto. Y también cuando se quitó la ropa, me asusté un poco, pero cuando usted llegó al orgasmo, estuve bien... ¿verdad?."

    "¿Y te gustaría que de nuevo te hiciera acabar, Carola?"

    "Oh SÍIIIIIII!"!, Ella dijo, mientras abría sus piernas para que él tuviera más libertad de acariciarla con sus manos en su pequeña conchita, ansiosa. "Yo lo deseo."

    "Esta bien, cariño, pero ahora lo haremos de manera diferente. Yo te voy a mostrar cómo un hombre puede usar su boca en una pequeñita como tú. Ven...", le dijo mientras se recostaba de espaldas en la cama.

    "Súbete sobre mi pecho enfrente a mí. No, tienes que poner tu conchita cerca de mi cara. Así está bien."

    Carola quería otro orgasmo y su necesidad la urgía. Ella haría algo para él. Cuando don Felipe se acostó en la cama y la guiaba para que subiera sobre él, no entendía que era lo que él quería. Ella subió sobre su pecho, él colocó sus brazos por debajo de sus piernas, por lo que ella se acercó más a su barbilla. Su conchita lampiña estaba ahora al alcance de sus labios Ella estaba un poco avergonzada por eso, pero no había tiempo para protestar. De lo que se dio cuenta también Carola, fue que sus manos estaban sobre cada uno de sus glúteos, y la acercaban hacia él. Su lengua empezó acariciar la abertura de su conchita, y su lengua llegaba hasta su clítoris. Carola comenzó a sentir que su excitación estaba comenzando a subir.

    ‘¡Ooooohhh... que rico se sentía! ', Olvidando todos sus temores se entrego a disfrutar. Su lengua se sentía tan agradable en su pequeña conchita, y su respiración se aceleraba cada vez más al sentir ese toque en su pequeña conchita. Ella incluso empujaba su conchita hacia esa lengua que la devoraba, ya sin temores. Felipe no esperó a que la muchacha se pusiera cómoda y con sus manos empujaba su pequeño trasero hacia sus labios. Su abertura pequeña se abrió para él, y su nariz se apretó contra su conchita lampiña. Su cuerpo se sentía tan suave y caluroso. Su conchita empezó a mojarse e, y su sabor era una delicia de esta pequeñita virgen. Él miraba su cara y le vio mirar hacia abajo donde él estaba. Con sus ojos semi-cerrados, notó que la pequeña estaba empezando a sentir las delicias que esperaba... esta pequeñita realmente estaba caliente, pensó él. A cada minuto esta muchachita se calentaba más y más. Esto enardeció a Felipe más aun, y él tiró el cuerpo de las muchachas más fuerte hacia su cara. Él acariciaba su tierno trasero con ambas manos, mientras sus dedos sondeaban apenas la abertura de su hoyito trasero.

    "Ohhhhhh. Qué bien se siente bien.. Don Felipe... oooooooohhhhhggggggggggg... uuuuhhhhmmmmm...." Ella estaba empezando a gemir rítmicamente, dejándole saber a don Felipe el estado de su excitación. Sus caderas empezaron a moverse y acercarse cada vez más a la boca de don Felipe, mientras don Felipe, seguía con su lengua haciendo estragos en las sensaciones de la pequeña Carola.

    Felipe dejó que su mano vagara por su trasero, para luego llegar a la entrada de su vagina. Sus dedos encontraron la abertura de su conchita y junto con su lengua, hacían que su clítoris, éste ya estuviera hinchado con las caricias. Él metió su dedo en pequeña abertura hasta el primer nudillo.

    Carola parecía no notarlo o ya no le importaban. Sus caderas estaban ahora jodiendo su cara. Ella había dejado caer su cuerpo hacia adelante para que su clítoris entrara en su boca en su boca y los labios de su conchita se abrieron más, para que la lengua entrara en ella. Ella gemía con cada movimiento de sus caderas y hacia que don Felipe se enardeciera más aún con esos gemidos.

    ¡' Esta pequeña conchita está tan caliente que será una delicia, poseerla, pensaba él!!! ¡Tengo que poseerla!!! ‘Y mientras pensaba, su dedo se hundía cada vez más en su conchita. La pequeñita estaba tan húmeda que su dedo resbalaba fácilmente hasta el segundo nudillo de su dedo con el cual llegó a tocar la barrera de su himen. Felipe movió su dedo de tal manera que sintió que los labios de su vagina se lo chupaban, pero él lo sacó, para no sentir tan fuertes las sensaciones de su pene entre sus piernas que estaba como un mástil.

    "Aaaaaaaaahhhhhhggggg... ooooohhhhhh... uuuuuuhhhhhhmmmmm. La pequeñita se movía cada vez de manera desenfrenada. Su conchita emitía pulsaciones de agrado en la boca de don Felipe, enviándole emisiones de su juguito, para deleite de él. Don Felipe agitaba aun más su lengua en su conchita, mientras sus dedos disfrutaban acariciando su hoyito trasero.

    Estaban en el cielo. Carola tenía convulsiones que esperaba no acabaran nunca. Felipe quería disfrutar a esta pequeña, la sensación de perdía todo el control con su lengua en la conchita, era una sensación muy grande.

    Carola movía sus caderas en la cara de Felipe hasta que su orgasmo finalizó. Estaba totalmente agotada. Ella estaba recostada sobre sus manos y rodillas, su conchita descansaba en la boca de Felipe, su barriguita lisa estaba sobre su cara. Felipe podía mirar hacia abajo y podía ver su conchita lampiña, y sus ojos se cerraron sobre su pecho casi liso. Él sacó los dedos de su conchita y empezó a darle masajes al pequeño hoyito de su trasero.

    Carola dio un pequeño salto cuando sacó el dedo de su conchita, pero ella estaba agotada para reaccionar. Felipe sacó las manos de su trasero las llevó a su cintura. Dejó que la muchachita cayera hacia un lado quedando de rodillas en la cama, con su conchita sobre su pecho. Los ojos de Carola apenas se abrieron.

    "Carola... Carola.... ¿Fue rico para ti esto?"

    "Ooooooohhhhhh... ", Apenas susurró.

    "¿Te gustó como te acariciaron mis dedos, Carola?"

    De nuevo, un susurró, "Mmmmmhhhhh...”

    "¿Ahora entiendes porque la boca de un hombre es tan buena como sus dedos? Y también puedes ver por qué el pene de un hombre en las manos de una pequeña como tú se siente tan rico... ¿Correcto?"

    "Ooooooohhhhhh...... sssiii..."

    "Carola, yo realmente me siento caliente. Y mirándote acabar, me siento más caliente aún, y quiero que hagas lo mismo, para mí. Siéntate"?, Le dijo con voz fuerte y tomando su mano la llevo a su pene erecto. La movía de arriba hacia abajo, suavemente.

    "Mmmmhhhh... que rico Carola" "Yo quiero tu boquita. Quiero sentir mi pene en tu boquita. Quiero joderte en la boca cariño. ¿Está bien?"

    Él no esperó que ella contestara, y empezó a levantarse.

    "YO EEE... este..... Suponga que...", dijo Carola. Y abriendo sus ojos ve que él, se monta sobre su pecho, mientras pasa un brazo bajo su cabeza. Sus testículos rozaban sus pequeñas tetitas y su apuntaba directamente a su cara. Él se apoyó hacia adelante, y su pene roza su mejilla, y agarrando una almohada de la cama, la coloca bajo su cabeza. Su pene se sentía caliente contra su mejilla, y empujó varias veces antes de que dejara caer su cuerpo hacia adelante. Él puso una mano detrás de su cabeza y la sostuvo con la almohada mientras dirigía su pene erecto a la boca de la pequeña. Él lo tomó por abajo y empezó a acariciar su pene delante de su cara inocente.

    "Carola. Dime qué quieres hacerlo, por favor. Dime qué quieres hacerme sentir lo que yo te hice sentir. Dime que me quieres chupar el pene."

    La pequeña de 9 años miraba a Felipe inmóvil, "Yo quiero que usted se sienta bien... Yo quiero chupar su pene... pero... Yo no sé cómo."

    "No te preocupes cariño, esta vez solo quiero cogerte por la boca. Después aprenderás cositas nuevas... ¿Está bien?"

    "Ya... de acuerdo..." Respondió la pequeñita.

    "Tómalo en tu mano, cariño. Tómalo y demuéstrame que quieres realmente chúpamelo. Póntelo en la boca, para mí, preciosa."

    Carola estiró una mano y tomó su pene erecto El fluido pre-seminal cristalino que salía de la punta de su pene, goteó en su barbilla. Ella lo mira a los ojos, y entonces lleva la punta a su boca. Tocó con sus labios la punta de su pene.

    ‘Dios, es muy grande', ella pensó. Se sentía caliente cuando le toco con sus labios abiertos.

    "Sigue preciosa, demuéstrame que me quieres. Pásame tu lenguita por la punta, Carola. Lámeme el pene. Dale una chupadita, ya verás que tu puedes hacerlo, Carola."

    La respiración que sentía sobre su pene, hacía que quisiera retirar sus manos y llevar la punta hacia sus labios. Su líquido pre-seminal, goteaba ya, en los labios de la pequeñita.

    La muchachita estaba, como hipnotizada al sentir la punta de ese pene en sus labios. Y sacando su lengua la lleva a la punta de su pene. ¡Bien!, Pensó ella, no es tan malo. Y lo hizo de nuevo. Ahora haciendo un esfuerzo, empezó a lamer los fluidos de la punta de su pene. No le gustó mucho pero el solo hecho de hacerlo la calentaba sexualmente a Carola. Ella sentía que su conchita empezaba a mojarse con esta nueva sensación. Y lamió, nuevamente su pene. Esta vez pasando la lengua más rápido, por debajo de la cabeza del pene. Acariciando el tronco del pene, ella lamía.

    "Hazlo, Carola. Yo quiero que ahora te lo metas en la boquita. Ábrela, y mela dentro, cariño.

    Dios, tu lengua se siente tan rica en mi pene. Yo quiero verte chupármelo, cariñito mío... Sigue... ponlo en esa boquita caliente y métetelo, Carola"

    Ahora era el momento de la verdad... era ahora o nunca. Carola abrió ampliamente su boquita y metió, lo más que pudo ese pene erecto. La cabeza entró a medio camino antes de que ella pudiera abrir más ampliamente su boca. Cuando ese pene entró en su boca, sintió que le tocaba su paladar y sintió algo raro.

    "Ooooohhh Dios, pequeñita mía... mmmmmmhhhhhh... Así... así... que rico... Chúpamelo ahora... Chúpalo..."

    Carola trataba de detenerse, pero Felipe no dejaba de empujar para entrar más profundo. Sus caderas se movían hacia adelante después que notó que Carola dejó de resistirse. Su pene llenó la boquita de la pequeña de 9 años, la cabeza de su pene llagaba al fondo de su boquita. Pero una mano de Carola, aún sostenía su pene. Sus labios se estiraban alrededor de ese gran pene. Ella podía sentir las venas, a medida que entraba en su boca. Probó a chupar ese pene, y este respondió con gran estímulo. Ella oyó que él gemía y trataba de mirar su cara. Él estaba mirándola hacia abajo, con sus ojos muy abiertos.

    "Así cariñito... así... que riiiiiico... sigue chupándolo... Ohhh, Dios tu boquita esta tan caliente... Sigue, sigue cariño... Estas usando muy bien tu boquita." Colocó su mano en la parte de atrás de su cabeza. Felipe estaba en el cielo. Él miraba hacia abajo y veía como su pene desaparecía entre los labios de esta pequeñita, sus ojos que lo buscaban a él, esperando por las instrucciones. Su pene cada vez empujaba más y más en boca. De pronto el movió sus caderas y empujando de tal manera, su pene desapareció en la boca de la pequeñita. Ella intentó chupar, pero su boca estaba tan abierta, que le era imposible.

    No importaba. La boquita de esta pequeña virgen, pronto recibiría la descarga y ésta correría por su garganta. Él empezó a joder su boca, mientras con sus manos agarraba su cabeza para que no corriera hacia atrás. Y Felipe llegó a lo más profundo de su boquita, con su pene erecto.

    Carola no pensó que ya no entraría nada más, pero don Felipe siguió empujándolo más fuerte y duro en su boca. Ella estaba teniendo problemas respirar y pensaba que se ahogaría. Él estaba empujando muy fuerte cada vez, más y más. La cabeza de su pene ya tocaba su garganta y ella se estaba ahogando.

    ‘Dios, ya no puedo más... ¡Es demasiado grande!!!

    ‘Ese pene inmenso cubría todo el interior de la boca de esta pequeñita de 9 años Ella estaba empezando a sentir miedo, pero no había mucho que pudiera hacer. Todo el peso del cuerpo de don Felipe estaba sobre su pecho. Ella no podía mover su cabeza, por que don Felipe la tenía firmemente agarrada. Ella no podía hablar pues su boquita estaba llena con ese enorme pene. Ella intentó hacer algún ruido, pero el único ruido era el de los gemidos de placer de don Felipe.

    "Que muchachita más riiiiicaaaa... Oh, Dios, que calentita esta tu boquita Ooooohhhhh cariño mío... Relájate... Tú puedes más... Ooooohhh... Ooooohhh... mi dulce cariñito..." Él estaba empujaba más fuerte en su boquita, y más de la mitad de su pene erecto estaba enterrado en la boca de esta pequeña adolescente. Se detuvo un momento. Felipe quería sentir su garganta alrededor de su pene, entonces él le daría una carga de semen ella nunca se olvidaría. "Aaaaahhh cariñito... Lo estoy sintiendo tan rico en este momento... Solo relaja tu garganta... mmmmmmhhhhhh... sólo déjalo entrar más... cariñito mío... ya viene... aaaaahhhhhggggg... ya viene... Aaaaaahhhhgggg" Y él empujó sus caderas hacia adelante.

    La pequeña Carola lo escuchó, y sintió demasiado temor. Su pequeña boquita estaba siendo violada y ella nada podía hacer. Ella sentía su mano agarrar su pelo y sentía sus muslos a los costados de su pecho. La cabeza de su pene estaba pegada a su garganta, y don Felipe empujó más fuerte con su mano en la parte de atrás de su cabeza. Carola trataba de sacarlo fuera.

    ‘Esto me matará... ¡Por favor DIOS!!! ‘Sentía como su pene entraba en su garganta virgen. Ella sentía como su pene pasaba por sus labios, encima de su lengua y llegaba hasta su garganta. ¡' OH DIOS!!! YO LO HICE. ¡ENTRÓ!! ¡NO LO CREO!! ‘pensó a ella.

    En su temor ella había abierto su garganta y de alguna manera ese pene erecto había entrado en ella. Entonces fue que Carola, notó que los testículos de don Felipe, tocaban su barbilla, y los vellos púbicos, llegaban a su nariz.

    Él se quedó allí por un segundo, y entonces lentamente se echo hacia atrás hasta que la cabeza de su pene llegó hasta los labios de la pequeña.

    OOHHHHHH CARIÑITO MÍO... AAAAAAAAHHHHHHGGGGGGGG! OOOOOOOOH DIOS... QUE COSITA MÁS RICAAAAAAAA Cariñito mío... lo hiciste. ¡Lo hiciste!! Lo hiciste cariño. Tragaste mi PENE ENTERO... ¡Oh, eres un ángel mi amor!!! ¿Lo sientes también? Oh... que riiiiiiiico se sentía. ¡Oh, he sentido tu boquita, mejor que cualquiera que lo haya hecho antes!!!"

    Felipe estaba alabándola mientras él la miraba, y él sabía cuan asustada estaba la pequeña con su gran pene erecto en su boquita Él sentía su temor. Sentía sus pequeños forcejeos. Pero él lo la tenía muy bien agarrada y la deseaba. ¡Ahora él estaba listo para explotar con su semen en la boquita pequeña, y él quería que esta pequeñita, tuviera que pedírselo!!!

    "¡Carola, eres fantástica!! Echó sus caderas atrás ligeramente para que ella pudiera contestar. Su pene salió de su boca, y dejó su pene a la entrada de su boca.

    Carola tomó un poco de aire antes de contestar, se sentía como un sediento en el desierto. Ella escuchaba sus adulaciones y se miraron a los ojos.

    ‘Nunca nadie me había dicho algo así', ella pensó. ‘Él realmente la quería. ¡Yo hice que se excitara!! ¡Es como si yo fuera adulta y él es mi amante, era romántico!!

    "¿Estas bien, cariño?"

    "Eeeee... este... Sí, yo supongo que sí."

    "¡Realmente lo hiciste muy bien, y tu boquita se sintió fantástica! Ya sé, que es duro, cariño. ¿Pero, puedes intentarlo nuevamente? Yo realmente estoy caliente y quiero tener otro orgasmo. ¿Me quieres hacer llegar al orgasmo, con tu boquita, mi cariñito? Dime qué quieres una descarga de mi semen en tu boca, mi amorcito. Vamos... dime qué quieres sentir la tibieza de mis jugos en tu boca, cariñito..."

    Carola veía la lujuria en sus ojos. Lo que ella no sabía, era que de todas maneras iba a sentir esa crema, quisiera o no. Pero fuera de ello, el escuchar la lisonjeras palabras de don Felipe que ría agradarlo.

    Y empezó diciendo: "Oh, sí... Yo quiero su pene en mi boca. Yo quiero hacerle acabar como usted me hizo acabar. Yo realmente quiero su orgasmo en mi boca." Y así lo hizo.

    El pene había estado descansando en su barbilla al lado de su boca. Él extendiendo la cabeza de su pene a sus labios antes de que ella los cerrara después de hablar. Felipe empezó jodiendo la boca de esta pequeñita de 9 años, ahora, debía llegar hasta el final. Sólo iba a tomarle unos segundos, él se echó hacia delante totalmente, metiendo su pene en la boca de la pequeña.

    Sólo un poco.... ‘Un poco' pensaba Carola.

    Don Felipe la había cogido de tal manera que ella no podía mover su cabeza. Y metiendo su pene en el interior de su boca, empezó a moverse, hacia delante y hacia atrás. Su boca pequeña estaba realmente caliente. Lo sacaba y lo volvía a meter de manera fuerte en su boca. Ella se sentía que la cabeza de su pene entraba y salía de su boca.

    "OOOOOOHHHHH CARIÑO... AAAAAAAHHHHHGGGGGGGG... UUUUUUUHHHHHHMMMMM..." Cada vez sentía que su pene crecía más y más dentro de su boca. Y de pronto la explosión. Una vez. Dos veces. ‘AAAAAAAAAHHHHGGGGGG... OOOOOHHHHHHMMMM... que cosita más riiiiiiiicaaaaaa...

    Y de repente Carola sentía que se ahogaba en su semen. Ese pene disparaba y disparaba su semen. Simplemente sentía que se ahogaba, y su pene latiendo a cada explosión de semen. Su boquita se sentía llena de esperma caliente. Ella intentó tragar el semen que estaba en su garganta antes de que sintiera que se ahogaba, pero cada vez eran más intensas las descargas, y más espesas. Como ya no podía tragar más rápido y su boca estaba llena, el semen empezó a salir de sus labios y a correr por sus mejillas. Su pene volvió a entrar y nuevamente otra descarga más esperma inundó su boca.

    ‘Dios, yo tengo que tragarme todo esto, tan rápido como pueda', ella pensó. Y ella tragó.

    Pero tan pronto como ella tragaba, otra descarga ya estaba entrando a su boquita. Era caliente y espesa. Era más caliente que el que ella había saboreado cuando había caído en su pecho. El sabor era extraño, pero no era malo... Carola una pequeñita de 9 años, que nunca había visto “la cosa” de un hombre, ahora tenía que tragar todo el semen que pudiera de este hombre de 42 años, si no quería ahogarse. Y seguía tragando.

    Finalmente, el pene de don Felipe detuvo las descargas en su cara, aunque no dejó de seguir empujando. Ella movía su lengua por sobre la cabeza de su pene, y eso enloquecía a don Felipe. La mano que le sostenía la cabeza finalmente cayó hacia atrás y su cuerpo se derrumbo sobre su cara. El pene empezó a sentirse más pequeño, pero don Felipe no lo sacaba. Todavía latía entre sus labios, pero no parecía tan duro y grande como estaba antes. Carola no podía entenderlo, y ella no sabía qué hacer.

    Don Felipe simplemente estaba recostado en su pecho, no movía su pene en su boca, pero cada vez se hacía más pequeño en su boca. Carola estaba desconcertada. ¿' Habré hecho algo malo? Me habré equivocado en algo con su pene? ‘Se preguntaba. Ella estaba empezando a pensar que ella había hecho algo malo para que don Felipe se quedara tan callado, sobre ella, y con su pene recogiéndose. Finalmente, ella se relajó y de sus labios salió el pene fláccido, cayendo sobre su pecho.

    "¿Está usted bien don Felipe? Hice algo mal"?, ella preguntó con voz suave.

    Él hizo una pausa tratando de recomponer su respiración antes de contestar.

    "No, Carola. Eso fue fantástico. Lo hiciste muy bien... demasiado bien."

    "¿Y que está mal con su Pajarito... ¿Eee... este quiero decir... con su pene?"

    Ella intentó mirar hacia abajo y el semen aún cubría sus mejillas para ver el pene fláccido que descansa en su pecho. "Ya no está duro." "Si lo sé.... Espera..." Él pasó su pierna por encima de la pequeñita y se colocó al lado de ella. Él puso un brazo su cabeza y la abrazó. "Aaaaaahhhh... esto sí que era bueno", le dijo mientras cerraba sus ojos. Primero... es cierto. Mi pene estaba duro cuando yo estaba empujando bastante fuerte y tú te tragaste toda mi descarga de semen... Cómo está tu boca"?, Le preguntó mientras le daba un masaje en sus mandíbulas. "¿Esta tu boquita adolorida? ¿Te quedó adolorida cuando acabe en tu boca?"

    "Siiii... me dolieron bastante mis mandíbulas... su pene es tan grande. Usted realmente me asustó cuando lo empujó dentro de mi boca."

    "Lo siento cariño, pero es que tu boquita es tan rica. ¡Pudiste mantener entero mi pene dentro de tu boquita!!

    “Usted lo tiene grande."

    "¿En verdad? ¿Realmente lo sentiste así?" "No te puedes imaginar, cariño.

    ¿Cómo sentiste tu primera mamada?"

    "¿Mamada? ¿Qué es eso?"

    "Ésa es una palabra que se usa cuando una pequeñita como tú hace acabar un pene en su boca. ¿Qué pensaste cuando acabe en tu boca?"

    "Dios era tanto semen. Al principio, yo no sabía qué hacer, pero finalmente me lo tragué. Y como era tanto lo que me llenaba la boca, tuve que seguir tragando. ¿estuvo bien eso? ¿Quiero decir, con ello no tendré un bebé?"

    "No, Carola. Eso no es así como los bebes se hacen. Yo te explicaré eso más tarde. Sin embargo tú, solo debes confiar en mí. Yo no te haré quedar embarazada. Lo bueno es que tú tragaste todo mi semen y eso te hará crecer muy linda. ¿Te gustó el sabor de mi semen? ¿Era bueno?"

    "Era un poco agrio, pero no tanto. Solo que era tanto que apenas podía tragarlo todo, mientras con una mano toca su mejilla aún estaba mojada con su semen. "Yo pienso que puedo hacerlo de nuevo, si usted realmente lo quiere. ¿En realidad lo sintió tan rico como cuándo yo tenía un orgasmo?"

    "Seguro que lo hiciste, cariño."

    "Pero lo que pasó a su Pa... este... a su pene. Estaba tan grande, pero ahora...", ella no terminó la frase y miró hacia abajo donde estaba el pene fláccido, apoyado en su muslo.

    "El pene de un hombre no se pone duro todo el tiempo, Carola. Esa es una cosa que habrás aprendido con tus amigos en la escuela. Sólo se pone duro cuando el hombre está caliente o sexualmente es atraído por una muchachita como tú. Puede ser también mirando fotos de mujeres desnudas y por último, con niñitas tan lindas como tú. En realidad tú me calentaste mi amor. Cielos, tu cuerpo pequeñito es tan grande. ¿Quieres mirar ahora que mi pene esta fláccido?"

    "Claro."

    "Bien, tómalo y échale una mirada, cariño", le dijo, mientras se colocaba de lado, para que la pequeñita le mirara. La pequeñita desnuda se arrodilló frente al hombre. Ella extendió su mano y lo tomó con la punta de sus dedos. "Puedes tomarlo todo si tu quieres. No te morderá." Ella lo hizo. Ella puso su mano pequeña alrededor y lo sobre sus testículos. Aún quedaba allí algún resto de semen y ella lo tocó con su otra mano. La pequeñita movió el pene en varias direcciones, mientras veía las venas que corrían por los costados; la cabeza se parecía a una bombilla larga en la punta; cómo es que están unidos los testículos; cómo es que sus testículos parecen moverse solos dentro del saco cuando muevo su pene de aquí para allá.

    "¿Yo puedo tocar sus testículos también?"

    "Seguro cariño. Y también los puedes llamar pelotas, así los llaman vulgarmente. Anda, sigue y tócalos suavemente." Ella extendió la mano con su los cogió. Había 2 de ellos, y ellos parecían moverse alrededor en su mano. Ellos se sentían como pelotas, y eran muy calurosos.

    Para Felipe no podía haber una mejor sesión con Carola. La pequeñita estaba sobre su cuerpo arrodillada, acariciando y sobando su pene y sus testículos con cariño. Su mano descansaba sobre sus nalgas redondas lisas y dirigía sus dedos suavemente tocando suavemente su sexo. Su miedo inicial de estar desnuda con un hombre mayor había desaparecido completamente. Él le había dado un sabor especial a esto y ella quería aprender más. Ahora para sellar el trato.

    "¿Carola, qué piensas tú hasta ahora de tus lecciones de sexo? ¿Te gustó aprender sobre los orgasmos?"

    "Sí, me han gustado mucho."

    "Tú sabes que hay un montón de cosas más que te puedo enseñar. ¿Tienes que irte muy luego para tu casa? ¿Quieres seguir aprendiendo más lecciones de sexo?"

    "Yo supongo que sí... me gustaría. ¿Qué otras cosas puedo aprender?"

    "Oh querida, Carola, hay muchas cosas que debes aprender. Nosotros solo hemos tocado un poco de lo que hay que saber. Yo te enseñaré todo sobre el sexo, si tú realmente quieres aprender. Yo te enseñaré las cosas que NUNCA te enseñarán en la escuela. Yo te diré como hacer los bebes, y como se desarrollara tu cuerpo, y porque partes es más rico joder. Yo te enseñaré todo sobre el sexo anal, sobre sexo lésbico, esclavitud, y el sexo en grupo, y todas esas cosas. Pero me tienes que prometer que quieres regresar a que te dé las lecciones. Y por supuesto tendrás muchos orgasmos si tú regresas. Yo puedo mostrarte incluso cómo masturbarse que para que puedas tener tus propios orgasmos cuando tú lo quieras. ¿Te gustaría aprender todo eso, cariño?"

    "Oh Siiiiiiii", respondió. Aunque Carola no entendió la mayor parte de lo que don Felipe le había dicho. Eso de ‘el sexo anal’, y ‘el sexo lésbico’ no tenían ningún significado para ella. Ella no conocía eso de ' esclavitud', y no podía imaginarse eso de ‘el sexo en grupo’ eran palabras que tenían poco significado para ella. Tener más orgasmos, y aprender a hacerlos sola, esa si era una gran idea, sin embargo.

    "Yo deseo regresar y aprender todas esas cosas. Yo quiero aprender a dominar...” "Masturbarme." "Sí... Masturbarme, para que yo pueda tener mis orgasmos. ¿Usted me mostrará todo eso, por favor?"

    "Seguro, cariño. Te enseñaré todo eso y mucho más, pero ahora mismo, nosotros lo que haremos será bañarnos, para limpiarnos. Es tarde y ya debes irte a casa." Él se levantó fuera de la cama, y salió del cuarto, regresando con una toalla diminuta y un plato con agua. A Carola le gustó mirarlo caminar sin la ropa. Su pene colgaba entre sus piernas y se movía hacia atrás y hacia adelante cuando él caminaba. Él se sentó con ella en la cama y suavemente limpió el semen seco de su cara. Algo le había caído en su pelo y él lo limpió como mejor pudo. Él limpió su cuerpo pequeñito con la toalla húmeda a, mientras prestaba cuidadosa atención a su pequeña conchita lampiña que tenía también algo de semen seco por sobre los labios de su conchita.

    Él hizo que se echara hacia atrás y abriera sus piernas mientras él se aseguraba que ella quedara limpia por todos lados, incluyendo su diminuto ano. Para Carola era un deleite. Nadie le había puesto alguna vez este tipo de atención amorosa en su vida. Don Felipe limpió todo su cuerpo suavemente y su conchita pequeñita respondía a sus caricias. Carola estaba lista para que él le diera otro orgasmo. Ella quería que él le diera masaje a una y otra vez más a su conchita pequeñita. Ella quedó defraudada cuando él la secó y se levantó para guardar la toalla y el plato con agua. Felipe estaba encantado limpiando su pequeño cuerpo. Ella abría sus piernas para permitirle el acceso a su conchita. Él le dio masajes allí durante un minuto darle un sabor a los posibles deleites del futuro, pero se aseguró que ella quedara con ganas, para que volviera. Después de tirar las toallas en el suelo, él ayudó a la muchacha pequeña a colocarse sus bragas blancas, pantalones y su blusa. Mientras ella estaba poniéndose sus calcetas y zapatos, él subió sus pantalones y su camisa.

    "Bien, Carola. Mañana es un día de clases. Usted puede venir después de la escuela y nosotros podemos divertirnos un poco más, y te puedo dar más lecciones. Pero una cosa, Carola. Usted no puede decirle nadie sobre lo que nosotros estamos haciendo aquí, ¿Entiendes cariño? Si tú lo comentas, estaremos en problemas. Y no te olvides de David. Él también estará en problemas con nosotros. Y tus padres no se pondrían muy felices"

    "Yo no le diré a nadie. Se lo prometo. Yo tendría muchos problemas si mi papá averigua algo sobre lo que sucedió con David. Seguramente me pegaría."

    "Yo no quiero pasar por eso, cariño. Así que yo no diré a nadie sobre lo nuestro. Te lo prometo."

    "Yo prometo también no decir nada a nadie."

    "Y vendrás mañana aquí, desde la escuela. Yo sé que tú tienes tiempo después de la escuela porque yo te he visto jugar después de la escuela en el parque, y tus padres no trabajan"

    "Sí. Ellos no hacen nada. Hay una persona que cuida de nosotros, pero la mayor parte del tiempo ella no cuida lo que nosotros hacemos."

    "¡Bueno! Entonces tú y yo podemos divertirnos un poco más mañana. ¿Yo te veré mañana entonces, de acuerdo?"

    "De acuerdo. Adiós"

    "Adiós, Carola", le dijo don Felipe, haciendo que saliera por la puerta trasera. Cualquiera que estuviera mirando, le parecería que Carola estaba acortando camino por la puerta de don Felipe.

    Nadie supondría que aquella pequeñita venía de una sesión salvaje de sexo con un hombre mayor. Felipe tuvo cuidado de que Carola no fuera vista saliendo de su casa. Medio una hora después, él hizo una llamada telefónica, y 10 minutos después de ello, llegó David, el muchacho que quería “coger" a Carola jugando al doctor, que estaba golpeando en su puerta.

    "Bien, David. Aquí tienes 50 dólares, como te prometí. El trabajo fue muy bueno."

    "Fue muy fácil, tal como me dijo usted," contestó el muchacho de 14 años.

    "Yo solo quiero que guardes el secreto y seremos muy amigos.

    ¿Cómo sabía usted que ella lo haría?"

    "Yo he estado mirando a esa familia durante algún tiempo. Su papá es bocón, un borracho abusivo, y su madre simplemente se ha rendido. Les dices algunas palabras amables a esos niños y harán lo que tú les pidas. Créeme. Yo lo he visto muchas veces antes."

    "De acuerdo... eee... cuando usted quiera otra cosa... usted sabe..."

    "Seguro, David. Tú también lograras joderla. Yo me aseguraré de eso. Quizá a ambas hermanas también. Tú sólo debes ser paciente y permítame dejarte listo todo. Ya tendrás noticias mías."

    "De acuerdo, don Felipe. Ya nos estaremos viendo."

    "De acuerdo, David. Y recuerda compañero. Ni una palabra de esto a nadie.

    ¿Después de todo, yo tomé esas fotos que no te gustaría que vieran tus amigos, ¿Cierto?, "

    "Eeeeeehhh... por supuesto que no", Le contestó David. La zanahoria y el palo.

    Hacía unos meses, don Felipe que lo buscaba. Hasta que entraron en esta situación, sin que él se diera cuenta. Pero todavía... él tenía 50 dólares en su bolsillo y la promesa de algún sexo con una virgen David pensaba que valía la pena.

    "Bueno. Yo seré su contacto cuando usted quiera. Adiós", y él cerró la puerta.

    ‘No está mal pensó, Felipe. Esto va a funcionar bastante bien. ‘Volvió al cuarto y tomó la cinta y la retrocedió. Quería volver a ver a la pequeña Carola. ‘Y con ese pensamiento, él cerró con llave la puerta "No está mal", él se dijo.


    Continuará

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 11

    1 de enero de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA

    Esta publicación es la parte 11 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    Joaquín estaba en su casa acostado mirando el techo, lo veía como la pintura estaba descarapelada, no lo había pintado ni una sola vez desde que se mudó a esa vieja casa, no tenía una propia, era rentada, miraba lo descuidada que estaba, a él no le importaba la higiene o los cuidados, vivía solo así que no tenía que dar cuentas a nadie.

    En eso estaba cuando escucho un “toc toc” en la puerta, miró su reloj y por la hora supo quién tocaba, respiró hondo y se levantó, iba caminando lento, llegó a la puerta y al abrirla vio al pulcro y bien vestido Alvarado, llevaba su maletín de piel sujeto con ambas manos al frente de él, como en actitud de descanso

    Eres puntual

    Siempre, ¿puedo pasar?

    Si claro

    Alvarado entró y sintió asco por lo descuidado de la casa, platos sucios en la mesa adornaban el comedor y los sucios desde el fregadero daban el aroma indicado para el lugar, pestilencia pura.

    Perdón por el desorden, no acostumbro visitas

    No te preocupes—puso su elegante maletín sobre la mesa y lo abrió—bueno a lo que vinimos

    Tomo un disco DVD y se lo entregó a Joaquín, este lo miró y regresó la mirada a Alvarado

    Y ¿esto?

    Es la grabación que hice de ti en la oficina, puedes corroborarlo si quieres

    No, confió en ti

    Alvarado caminó hasta su cuarto y regreso con dos discos igual sin marcas

    Creo que esto es tuyo, son las grabaciones que hice de ti cuando…

    No pudo terminar, Alvarado los tomó y al instante lo doblo dañándolos permanentemente.

    Bueno creo que ahora si ya no hay secretos ni extorsión ¿de acuerdo?

    De acuerdo

    Quiero ver el material que tienes

    Si vamos a mi recámara

    Alvarado lo vio con intriga

    No te preocupes, ya no habrá trampas, es solo que ahí es donde tengo mi equipo de video

    Caminaron los dos hacía la igualmente desordenada habitación, Joaquín le ofreció un asiento a Alvarado, este se sentó frente a un computadora de última generación, insertó una memoria externa y abrió una carpeta oculta, puso una contraseña y una lista de MP4 apareció

    Adelante, es todo lo que tengo

    Había una buena cantidad de videos, estaban ordenados por fechas de creación, Alvarado abrió el primero de la lista, mientras Joaquín se sentó en la cama a observar, en el video aparecieron las primeras grabaciones de las niñas como las fue convenciendo para hacer lo que él quería, como las traía como cachorros; Alvarado vio todos los videos, obvio los adelantó y se detuvo en las partes que consideró importantes, sintió algo de nauseas cuando el hacía cagar a Pao, pero igual que Joaquín pensó que eso vendería mucho, la gente pervertida ama el scat.

    Bueno, creo que tienes buen material, ¿tendrás alguna memoria extra?

    ¿Por?

    Necesito una copia de este, este otro, estos dos y este de aquí

    Marco los videos que se llevaría para promocionar trabajo, Joaquín asintió y del cajón saco una memoria USB, grabó los videos y se los entregó

    Esperemos que todo salga bien—dijo el pobre Joaquín suspirando resignado

    Así será.

    Oye aparte del negocio quiero otro encuentro con Jo y uno con Pao

    Joaquín sonrió malicioso

    No veo problema, ellas harán lo que les pida ¿Cuándo lo quieres?

    Mañana

    Ahí te esperaremos

    Salió Alvarado de la mugrienta casa dejando a Joaquín con una sonrisa, por alguna razón la visita lo había tranquilizado


    Aaahhh aaahhh mmmhhh

    Los gemidos de Jo eran callados por ella misma al apretar sus labios y morderlos, lo hacía porque no quería gemir fuerte, nuevamente estaba montada en la dura y gran verga de su maestro, se movía de arriba a abajo y de adelanta a atrás, quería darle placer, que fuera la mejor cogida de su vida, aunque no restaba el placer que ella misma sentía

    De hecho en ese momento, cuando sus vagina secretaba más jugos por el fuerte orgasmo que sentía, su conciencia sentía culpa al mismo tiempo, pues en verdad estaba disfrutando la cogida, de hecho más que con Joaquín su pseudo-papa; Joaquín le había enseñado a sentir placer, a liberarse, a que le hicieran sexo rudo y disfrutarlo y vaya que en su momento lo había disfrutado, hasta había colaborado en la perversión de su inocente hermanita, pero ahora comparaba, ya había cogido con alguien más, sentía el firme pecho de su maestro, lo limpio y bien arreglado de su cabello, el olor de su piel a jabón fino, el aliento de su boca que sabía mucho mejor que el de Joaquín, sus manos más fuertes que la apretaba con más intensidad que su mentor y no se diga la verga, que era mucho más gruesa y larga, le llegaba a donde no le había llegado el otro, cerro sus ojos y continuó moviéndose.

    La comparación era inevitable, lo mismo que el hecho de reconocer que su maestro fuera mejor copulador que su mentor, el sentir mejor le daba remordimiento, al fin y al cabo no era una niña mala, solo algo caliente y cooperadora.

    Alvarado sentado en su lujoso sillón la sostuvo de las nalgas y movió rápido su cadera de arriba abajo, llevaban escasos 25 minutos cogiendo, el descanso escolar era de 30 minutos, así que faltaba poco para que sonara la campana y se tuvieran que desacoplar y regresar a sus actividades

    ¿Profe no me la meterá por el culito?

    Pregunto Jo entre gemidos, él se quedó callado sintiendo placer y mucho morbo por lo que le pedía su inocente alumna

    Papi cógeme por el culito anda

    Si hija mía, te destrozaré tu orto

    Si

    Alvarado se levantó con la pequeña ensartada, las desacopló de él y la giró sin ningún problema colocándola con su pecho recargado en el escritorio, se agacho y escupió en el culo de la niña y tomó con lujuria su miembro que goteaba liquido pre seminal, colocó el glande en la entrada y lo empujo, Jo apretó sus ojitos y volteo como pudo a verlo

    Papi, tu vergota es enorme, se tierno con tu nena

    Alvarado escucho en su nebulosa lo contrario “se duró con tu nena” empujo sin misericordia su verga que se perdió dentro de la niña, entrado cerca de la mitad, la pequeña Jo abrió sus ojos como platos y después los volvió a cerrar apretándolos, abrió su boca lo más que pudo pero no gritó, sabía que no debía hacerlo.

    Alvarado sacó su verga un poco, volvió a escupir cerca del orificio posterior de la niña y metió nuevamente su verga, Jo gimió entre adolorida y complacida, la sujeto por sus caderas e inició su candencia de entrar y salir de la pequeña, Jo solo gemía quedito, ella solita puso su manita en la rajita y con su dedito estimuló su clítoris, eso la relajó, Alvarado lo percibió y aprovechó para aumentar sus estocadas dentro de la pequeña, los dos gemían quedito, el escritorio hacía ruidos de movimiento, pero es muy cuidado así que no rechinaba ni hacía ruido demás que fuera a despertar sospechas en los que estaba afuera de la oficina, Alvarado sudó un poco de su frente, en esa posición el esfuerzo era mayor para él, miraba con admiración como ese culito pequeño se comía toda la verga sin problemas, los sacaba en su totalidad, veía lo brillosos de los jugos y como el ano se invertía cuando el metía su verga de nuevo en él.

    Hija eres divina, me encanta cogerte

    Si papi, soy tu hija, me encanta que me cojas fuerte, dame más, más fuerte anda si… si así más, mas, mas…

    Alvarado enloquecido imaginando que enculaba a su hija aceleró como poseso, desencajando su cara, haciendo que Jo gimiera más fuerte sin poder evitarlo, pues las embestidas que da eran de miedo para cualquier adulta, movió todo su cuerpo intentando con ello meter más la verga en ese culito, ya era algo descontrolado tanto en gemidos como en movimiento, los huevos de Alvarado le avisaron que su descarga llegaría en cualquier momento y así fue, el semen salió disparado al recto infantil más allá del mismo llegando al mismo recto sigmoides

    Mmmhhhh aaahhh

    Aaahhh aaahhh

    Los dos gemían, Alvarado mordía su dedo índice derecho para no gemir tan fuerte y con la mano izquierda empujaba fuerte a Jo hacía el escritorio que al ser aplastada ya no pudo evitar gemir más en el orgasmo enloquecedor que sentía, su mano también hacía su trabajo en su entrepierna

    Papi… papi

    Solo podía exclamar quedito con sus ojitos cerrados y el orgasmo de su vida, si definitivamente era el orgasmo de su vida, ¿o había sido la otra ocasiónYa estaba confundida, con su maestro sentía cada vez orgasmos más fuertes.

    Los dos estaba quietos en la misma posición, Alvarado dejó de presionar a Jo que respiró mejor, pero continuaba con la verga muy en su interior, la campana sonó como anunciando el fin de la pelea, el pervertido maestro sacó el pene del culito infantil, al hacerlo Jo gimió nuevamente, él cayó sobre su sillón y la cansada Jo se levantó como pudo, sabiendo que tenía poco tiempo metió su cabeza en la entrepierna de su profesor, mamando su pene limpiando de cualquier suciedad, él acariciaba el rubio cabello de su alumna mientras ella a ojos cerrados mamaba como un pequeño becerro la ubre de su madre, cuando sintió que lo había limpiado, se levantó y se sentó a horcajadas sobre su maestro

    ¿Te gustó papi?

    Mucho, eres hermosa y divina, te visitaré hoy por la tarde

    ¿Si? ¿En serio?

    Si mi amor

    Pao estará encantada de que vayas, ella es más pequeña, no se lo hagas tan fuerte al principio, deja que se acostumbre después ya, le das fuerte ¿sí?

    Alvarado asintió, sentía ternura como ella trataba de proteger, a su modo, a su pequeña hermanita, recomendándole como debía cogérsela, primero despacio y después fuerte, no pudo evitar sentir amor por ella y el beso a lengua suelta, ella tiernamente lo abrazó del cuello y ladeo su cabeza para que la besara mejor.

    Bueno mi amor ya levántate y ponte tu pantaleta

    Si papi ¿o profe?—pregunto como queriendo saber si ya debía de dejar el juego

    Profe

    Contesto Alvarado con la sonrisa más amable que pudo, vio como le escurría por las piernitas la leche que le había dejado en el recto, le dio un papel y Jo se limpió sin ningún pudor delante de él, se subió y acomodó su pantaleta para después bajar la falda y plancharla con las manos, ya de despedida ella se agacho metiendo el pene de Alvarado que ni se había guardado, le dio tres mamadas rápidas y lo sacó de su boquita

    Me quería despedir de él

    Dijo poniendo carita inocente y tierna

    No te despidas, lo verás hoy por la tarde

    ¡si!

    Casi brincó emocionada, respiró hondo, acomodó su cabello y esperó a que su maestro guardara el pene dentro del pantalón, cuando lo hiso, llevo su dedo índice a la boca en señal de silencio, su maestro hiso lo mismo y sonrieron cómplices, salió volteando a todos lados si alguien la veía al salir, cerró dejando a Alvarado arrobado de emoción, pues por la tarde disfrutaría de estas deliciosas niñas.

    Por la tarde iban Pao y Jo en el transporte platicando entre sí, hablaban emocionadas de que serían visitadas, obvio no utilizaban palabras de quine serían, hablaban del maestro refiriéndose como el tío y a Joaquín como su papá, el sexo lo llamaban jugar y/o estudiar según fuera la frase, esto lo hacían por prudencia de que alguien les oyera, ellas sabían que no debían decir algo de esto, Pao ya le había agarrado el gusto por coger que ya nos quiere era necesario amenazarla con el monstruo.

    Entraron a la casa y corrieron al baño a lavarse sus vaginas y culitos, querían estar limpias para las visitas, ya no se pusieron pantaletas, Pao fuer por agua, tenía sed y Jo comió media manzana, ya por experiencia sabía que si quería que se la cogieran por el culo sin “riesgos” debía comer ligero, cosa que Pao aun no entendía, ella si comía bien por eso Joaquín su papi adoptivo la hacía cagar con facilidad.

    Se sentaron en la sala y encendieron la tele, la veían sin poner atención sus sentidos estaban atentos a la puerta o el timbre de entrada, en eso se oyó el timbre, Pao corrió a tal velocidad que la falda le voló mostrando sus tiernas nalgas, cuando abrió se asustó, había un hombre de saco con una biblia en la mano

    Hola pequeña ¿está tu mamá?

    No—contestó ella inocentemente

    ¿estás sola?

    Nop, mi hermana mayor está conmigo ¡Johana! ¡Hay alguien en la puerta!

    Johana que ya se estaba desabrochando la falda para esperar sus visitas, al escuchar que no era los esperados se acomodó rápidamente su falda y se dirigió a la puerta, vio a un hombre de alrededor de los 45 años, bien vestido, traía un saco color azul marino perfectamente planchado, camisa blanca con una llamativa corbata roja, sus zapatos perfectamente voleados y su aroma a limpio masculino, las pupilas de Jo se dilataron con la visión, por algún motivo sintió mariposas en su estomago

    Hola—saludo sin más

    Hola pequeña, le preguntaba a tu hermanita si está tu mamá

    No, no esta

    Bueno, vengo hablando de la palabra de dios, el testimonio de la biblia, pero ya veo que no hay adultos presentes, mira le entregas este folleto y dile por favor que lo lea

    El tipo lo entregó en la pequeña mano de Jo que lo vio despedirse y darse la vuelta para alejarse, llevaba 3 pasos hacia la calle cuando Jo sin saber por qué lo llamó

    ¡Señor! ¡señor! Disculpe— el tipo desconcertado volteo— mi mamá no está ahorita pero estará mañana

    Pao volteo a verle desconcertada frunciendo el ceño, iba hablar pero un codazo discreto de Jo la calló

    Ella estará mañana y creo que le interesara hablar con usted, a ella le gusta mucho hablar de la biblia

    Bueno, normalmente no regresamos a la misma colonia, siempre avanzamos a la siguiente…

    Por favor, de verdad a ella le gustaría escucharlo—interrumpió la vivaz Jo

    Bueno, creo que haré una excepción, ¿a qué horas estará ella aquí?

    A las 3, yo le diré que vendrá para que lo pueda recibir

    Muy bien, dile a tu mamá que vendré mañana chao

    Chao

    El hombre se alejó caminando a la siguiente casa, Pao, cuando lo vio alejado, le pregunto con recriminación a Jo

    ¿Por qué le mentiste? Mamá no vendrá hasta las 8, además el profe y papá pueden venir

    Yo sé lo que hago, quiero comprobar algo, ellos vendrán hoy, pero no les diremos de esto y me seguirás la corriente

    Pero…

    Lo vas a hacer

    La voz de Jo era autoridad para Pao, que no muy de acuerdo acepto, cerraron la puerta y regresaron a sus actividades.

    Pasaron alrededor de 20 minutos cuando el timbre sonó nuevamente Pao como un rayo corrió a abrir y gritó desde el umbral

    Jo el profe llegó

    Alvarado sonrió ante la emoción de la chiquilla, se llevó un dedo a la los labios en señal de silencio, Pao se tapó la boca cuando entendió que lo había dicho Profe y lo había dicho muy fuerte

    Pase profe—dijo Pao en un tono más bajo

    Hola ¿y Jo?

    Está en la cocina, le dio sed

    Muy bien, ¿cómo has estado?

    Muy bien, esperándolo, Jo ya me dijo todo y estoy muy emocionada de que jugaremos todos

    Alvarado sonrió para sus adentros, Jo era muy comunicativa con su hermanita, él tenía que controlar la información, tendría que hablar con Jo muy serio de eso, pero ahora su verga solicitaba un agujero infantil para penetrar, en eso estaba cuando Jo salió de la cocina tomando agua en un vaso, Alvarado admiró lo sensual que lucía la niña, caminaba lento, con su cabello suelto, su blusa algo abierta, su falda escolar desabrochada de un botón, descalza y sin calcetas, sus labios gruesos besaban el borde del vaso y cuando lo retiraba quedaba el brillo del agua, era una pequeña amazona que invitaba a pecar; nuevamente un relincho surgió dentro de él, su pene brincó

    Hola profe, que bueno que llegó pensábamos que no vendría

    Me retrase por unos asuntos, pero ya estoy aquí, veo que ya le comentaste a Pao

    Sí, no hay secretos entre nosotras, de hecho ella ya sabe a qué viene y está más que contenta

    ¿sí?—preguntó retóricamente Alvarado mirando a Pao

    ¡sí!—contesto la menor de las hermanitas

    Pao sube a tu habitación y espera al profe allá

    Si—Paso corrió ante la orden de su hermanita, una vez que se perdió en las escaleras Jo se acercó a su profesor

    Profe recuerde, Pao es más pequeña, hágalo despacio y deje que se acostumbre y después…

    No terminó la frase, Alvarado al jaló y la beso a lengua suelta, Jo divertida correspondió el beso colgándose del cuello, la niña acarició el paquete del adulto por encima del pantalón, con su manita localizó el pene adulto y lo masturbo por encima, Alvarado sus piro con la caricia, bajó el cierre y Jo metió su manita localizando la gruesa carne, la sacó y lo masturbo ya más cómoda

    ¿Quiere que se la chupe tantito antes de subir con Pao?

    No recibió respuesta, al menos no verbal, Alvarado la sujeto de la nuca y la empujo a su verga, metió al mitad de golpe en la pequeña boca de Jo, qué cerrando sus ojos mamó con devoción; decir que lo excitaba con la mamada sería hablar de más, pues Alvarado desde que la vio salir de la cocina desarrollo una erección natural y firme, no pudo evitar gozar de ella, cierto era que disfrutaría hoy a Pao, pero Jo era tan sensual que igual podría pasar toda la tarde con ella, eso mismo le recordó a que venía ese día, la separó dulcemente y la levantó sujetándola de los hombros, vio como la baba escurría de sus comisuras, Jo no se la limpió dejo que el viera como escurría, le sonrió y él le correspondió con un tierno y paternal beso en al frente, la hiso a un lado y caminó hacía las escaleras blandeando su pito erecto, arriba había otra niña que lo esperaba.


    Eran casi las 5 de la tarde cuando el timbre sonó, Jo estaba en la sala viendo la tele y disfrutando una pequeña porción de frescas fresas, se levantó acomodando su ropa y se asomó por la ventana, sonrió cuando vio quien tocaba, fue a la puerta y abrió, ahí estaba Joaquín bañado y peinado, cosa rara, normalmente venía desalineado y con mal aliento, talvez el hecho de que ahora hubiera dos hombre lo hacía alienarse y arreglarse mas

    Hola Jo ¿vino Alvarado?

    Sip

    ¿Dónde está?

    Arriba cogiéndose a Pao—ya dentro de la casa se escucharon lo gemidos de la pequeña, gemidos que provenían de su habitación

    ¿Es lo que creo?

    Sip, se la está jodiendo bien y bonito por el culo—Jo hiso una ademan obsceno de copulación con ambas manos— le dije que despacito porque era pequeña, pero tal parece que le vale madre a estas alturas, Pao esta grite y grite desde hace rato

    ¿y tú?

    Yo tenía hambre y aburrimiento, veía la tele y me comía unas fresas

    Dijo Jo mientras se sentaba nuevamente en el sillón frente al televisor, llevó una fresa a su boca y con la lengua acarició la punta antes de darle una pequeña mordida, el pene de su papá brincó

    Bueno ya llegue para des aburrirte

    La cargo y la volteo dejándola sobre sus rodillas apoyando sus brazos en el respaldo, Jo sonreía divertida negando con la cabeza ante la impaciencia de su papá

    Papá mójame primero un poquito, anda

    No mi putita, ando muy cachondo, mójate tu mientras te cojo

    Jo volvió a sonreír ante el egoísmo de su papá y escupió en su mano llevando la saliva a su rajita, apenas la untó apareció el pene de su papá que la penetro hasta la mitad, Jo frunció el ceño y apretó el respaldo con sus manitas, la danza de caderas empezó, Jo las movía de un lado a otro y Joaquín bombeando; la sujeto de la caderas y la embistió sin piedad, Jo comenzó a sentir placer de ser cogida de nuevo, volteo a verlo, vio su cara desencajada, esa cara que tanto le gustaba provocar en él, su boca se abrió y empezó a gemir, su ceño fruncido, Joaquín la jaló y le metió la lengua la boca, todo esto sin dejar de bombear a la niña que feliz lo recibía

    Papi y ¿si vamos arriba?

    Está ocupada la recámara

    ¿Y eso te intimida?

    La mirada de Jo era de una diablilla, retaba a su “papá” a subir a la misma habitación donde el profesor se cogía salvajemente a la pequeña Pao, eso ya era mucho, Joaquín sabía lo bien dotado que estaba Alvarado y no solo eso, su cuerpo atlético opacaba por completo al suyo regordete que lo adornaba, pero veía a Jo sonriendo maliciosa, eso lo reto y lo caso obligo a aceptar, no podía verse como intimidado por alguien más.

    Sacó su verga y tomándola de la mano la llevó a la habitación, conforme subían las escaleras los gritos de Pao eran más intensos, Jo abrió la puerta, entraron y vieron como Alvarado tenía los pies de Pao en sus hombros y sus manos en los muslos, se veía tan pequeña, tan frágil a su lado, Alvarado presumía un cuerpo atlético que era marcado por sus sudor.

    Pao estaba boca arriba en la cama, por la posición parecía una pequeña rana, sus bracitos a ratos se sostenían de los antebrazos Alvarado y a ratos de la almohada que estaba cerca de su cabeza; su carita estaba toda fruncida, no demostraba si era placer o dolor lo que sentía, eso sí, no se quitaba ni decía que se detuviera, solo se dejaba hacer.

    Joaquín y Jo se acercaron y se ubicaron en la otra cama, Jo sin dejar de ver la escena se puso boca arriba y abrió sus piernas donde Joaquín se situó, la verga mediana de este se perdió dentro de la mojada rajita infantil, Jo no lo veía a él, sólo veía fascinada como era salvajemente enculada su hermanita.

    Joaquín bombeo solo como 10 veces la rajita infantil y haciendo lo mismo que Alvarado puso los tobillos de Jo en los hombros de él y guio su verga al culo de la pequeña Jo, por primera vez desde que entraron ella volteo a ver a su copulador pseudo papá, le sonrió con esa sonrisa que invitaba a hacerlo fuerte y él no se hiso del rogar, embistió al poco dilatado ano de la niña haciendo que esta gimiera fuerte.

    El coro de gemidos inundó la habitación, los dos adultos enculaban a su respectiva niña y lo hacía tan sincrónico que parecía lo habían ensayado por semanas, cabe decir que las niñas gemían casi al unísono, que alguien que no viera la escena pensaría que era una sola niña gimiendo en una tina metálica que provocaba eco, Alvarado desde donde enculaba a Pao volteo a ver a Jo, las miradas se cruzaron y los dos sonrieron cómplices, Joaquín vio eso y acelero dando a entender que era él quien la enculaba y a quien le debía sonreír, Jo volteo a verlo entendiéndolo y le brindó una sonrisa a él también, eso lo tranquilizó y desde su posición también vio a Pao como ya estaba toda sudada, cansada por el tremendo esfuerzo, su vagina estaba hinchada después de haber sido masacrada por el enorme palo del Alvarado, su culo se invertía cuando él lo metía y se revertía cuando lo sacaba, eso significaba que no tenía suficiente lubricación y en ese momento era más el dolor que él placer.

    Joaquín de apiado un poco de la pequeña

    Hermano, ¿qué te parece si cambiamos?

    Alvarado sin dejar de ver ala pequeña Jo solo asintió, su enorme verga salió entre suspiros de la pequeña Pao, su pene goteaba líquido del meato y moviéndolo de arriba abajo se acercó a Jo, Joaquín se quitó y fue con la pequeña Pao, le metió el pito al aboca para que lo chupara un rato; mientras Alvarado ya se situaba entre la piernas de Jo, no lo metió, se dejó caer sobre ella besándola, metiéndole la lengua en la boca, Jo lo recibió cerrando los ojos y abrazándolo, sus lenguas se enroscaban y sus caras se movían sincrónicas, parecían dos novios enamorados.

    Jo bajo sus manos tomando la verga de Alvarado, la pasó por su rajita mojando la punta y después la guio más abajo hasta su culo, lo colocó y la empujó, las caderas del maestro hicieron el resto y el enorme pito se hundió hasta la mitad, el suspiro de la nena llegó a los oídos de su papá que en ese momento supo ella ya no le pertenecía, en el poco tiempo que había estado con Alvarado había sido suficiente para que lo quisiera y deseara más que a él.

    A decir verdad Joaquín no las quería, para él solo representaban negocios, pero eso no quitaba el celo que sentía al ver como otro hombre les daba más placer a sus tesoros, desde el principio pensó en compartirlas, prostituirlas, fue parte del entrenamiento que les brindo, las enseño a dar placer, a pedir más verga aunque les doliera, a decir frases como “soy Johana y me encanta que los adultos me metan sus vergas en mis hoyitos de niña”, ahora esa preparación rendía frutos ante sus ojos, solo que ahora el macho alfa no era él, sólo tenía la esperanza de seguir gozándolas y sacar el máximo provecho económico de ellas; con esa resignación puso en cuatro a la pequeña Pao y guio su verga al ojete infantil que entró sin ningún problema, ya estaba bien dilatado por Alvarado, la bombeó lo más fuerte que pudo y Pao gimió agradeciendo la enculada.

    Alvarado ya estaba acostado en la cama y Jo hábilmente se situaba a horcajadas sobre él y ella solita se metía la verga en el la rajita, copularon un rato besándose, Alvarado volteo a ver a Joaquín sus miradas se cruzaron, Alvarado volteo a ver la cadera de Jo y volvió a los ojos de Joaquín que pareció entender a que lo invitaba.

    Un trio, la mente de Joaquín voló y se maldijo como no tener una cámara puesta grabando, pero recordó que Alvarado no quería grabación, así que resignado se zafó del culo de Pao que volteo a verlo con protesta y se dirigió al de Jo que seguía besando a su maestro a ojos cerrados, los abrió cuando sintió el segundo intruso que buscaba entrar en su culo, miró a los ojos a Alvarado que con la mirada la tranquilizó, sus miradas no se perdieron y el maestro miró todo el sufrimiento en los ojos de la pequeña cuando Joaquín intentaba meter su verga, finalmente los cerró cuando el segundo intruso logró su objetivo y los volvió a abrir solo para ubicar la boca de su maestro y seguirlo besando, se acercó a su oído y le dijo

    ¿Te gusta papi, te gusta que me cojan dos al mismo tiempo?

    Si mi amor, me gusta, relájate para que no duela tanto, cuando estés lista asiente con tu cabeza y nos moveremos como salvajes en tus hoyitos, hoy será la enculada más salvaje que una niña pueda tener ¿oíste? Tú serás esa niña

    Joaquín sacaba su pene y lo metía a una velocidad moderada, lo mismo que el maestro, Jo estaba concentrada en sus esfínteres a ojos cerrados, cuando ella pensó que estaba lista abrió sus ojitos azules, frunciendo su entrecejo miró a su maestro y asintió dos veces, Alvarado desde abajo miró a Joaquín y asintió también, sin decir palabras los dos aceleraron al mismo tiempo, los gritos de Jo no se hicieron esperan, la escena era brutal, como esa pequeña era penetrada al mismo tiempo por sus dos hoyitos, ellos no se medían, lo hacía fuerte, uno entraba y luego el otro, los gritos se convirtieron en chillidos, parecía un pequeño cerdo correteado de miedo, Alvarado la sostenía de las caderas para penetrarla más fuerte y Joaquín de los hombros para apalancarse mejor, los ojos de Jo emanaron lágrimas, eso solo hiso que Alvarado acelerara más y Joaquín al sentirlo no quedó atrás; los apretaban sus dientes, sus expresiones eran de enojo, pero solo eso aparentaban porque era el mayor placer que ambos hubieran sentido en sus vidas.

    Jo respiraba agitada, sus chillidos eran intensos, los dos parecían pistones en su culito y rajita respectivamente, Pao sentada sobre sus talones miraba la escena medio asustada, pero sin dejar de tocar sus rajitas, recordó cuando vieron una película en a que dos hombres negros se cogía a una niña, aunque más grande que Jo, los negros se la cogieron sin misericordia y las dos le preguntaron a Joaquín cuando harían algo así, ahora Pao no sabía si sentir emoción o miedo.

    Alvarado fue el primero en gruñir su orgasmo, no dejo de acelerar y Joaquín también tuvo el suyo, los dos huecos fueron llenados de leche fértil masculina, bufaban como toros mientras esta salía y se adentraba en Jo, conforme salió se fueron relajando, se quedaron quietos y Jo poco a poco fue recuperando el aliento, Alvarado soltó sus caderas y la tomó del rostro besándola tiernamente

    Ves te dije que sería la enculada más salvaje

    Jo sonrió y lo besó en la boca, ninguno de los dos había sacado sus vergas de los hoyitos, Joaquín volteo a Pao

    Pao acuéstate boca arriba, se ve que tienes hambre

    Pao sonrió y se acostó boca arriba Alvarado medo entendió y cuando vio como Joaquín tomaba del vientre y del tórax a Jo y la cargaba desacoplándolo de él, lo entendió y sonrió, puso sus manos en la nuca a modo de almohada y vio como Joaquín la llevó hasta Pao y la sentó en su boca, Jo comenzó a pujar y la leche salió de ambos hoyos llenando la boca de Pao que golosa tragaba la leche.

    Se relajaron un rato y Jo bajo a preparar la merienda para los cuatro, Pao exhausta se fue a bañar

    No cabe duda que este es el mayor placer del mundo—dijo Joaquín

    Sí, sí que lo es, la verdad nunca había participado en algo como esto, de lo que me perdía jaja

    Oye y ¿cómo vamos con el negocio?

    Muy bien, contacte a un amigo de un país balcánico y le dije de que se trataba, puso muchos ceros en las grabaciones si eran en verdad lo que le había dicho, creo que pronto tendremos mucho dinero

    ¿Me dirás detalles?

    No, es mejor que no los sepas, no te preocupes quedamos en honestidad y eso será

    Jo desde abajo los llamó para merendar, los dos bajaron y vieron a la pequeña Jo con un delantal, por lo demás desnuda, sirviendo la sencilla merienda, Pao bajo recién bañada desnuda y vio el cuadro donde los cuatro estaban igualmente desnudos, sólo Jo que traía su delantal, Alvarado ya estaba caliente otra vez y la jaló besándola en la boca, Pao solo pudo abrazarlo y corresponder al beso, el pene se erecto y Alvarado la sentó de espaldas a él y se la metió en la raja, pao cerró los ojito sy os abrió ya toda empalada

    Profe, primero es la merienda y después el postre

    Dijo Jo con reclamo con una mano en la cintura, Joaquín la jaló riendo y la sentó en sus piernas y la beso, Jo le correspondió también y lo besó riendo, las dos niñas merendaron con un pene dentro de ellas, a ratos se movían y a ratos comían, Jo era más cariñosa, le daba de comer en la boca a Joaquín que con su verga en el culo de ella recibía los bocados con gusto.

    Terminó la merienda, a eran las 6:30, los dos estuvieron de acuerdo que era peligroso seguir, así que ahí mismo en la mesa, se movieron más rápido haciendo gemir a las niñas hasta vaciar sus huevos en ellas, los cuatro sonrieron cuando el orgasmo pasó

    Pao, ¿crees estar lista para hacer lo que le hicimos a Jo?—pregunto Alvarado acariciando la espalda de esta

    No sé, me da miedo—decía la pequeña Pao moviendo su caderas, extrayendo las ultimas gotas de leche

    Tu tranquila, te iremos preparando verdad Joaquín

    Así es socio, te haremos gritar igual o más que al putita de tu hermana, ¿estás de acuerdo primor?

    Si– contesto Jo divertida aún con la verga en su culo, pensó que era oportuno hablar y dijo– papi

    Mande

    Mande

    Contestaron los dos al mismo tiempo y rieron cuando se escucharon

    ¿A quién le hablabas?- preguntó Joaquín

    A ti papi, mmm serás papi Joa y usted papi Alva—dijo Jo renombrándolos para no confundirse de papi—mañana no estaremos solas vendrá mi mamá temprano, creo que pidió medio día porque le “preocupa” que estemos solas, yo les diré cuando vengan para que no esté ella o mi abuelita

    Está bien

    Ok

    Contestaron los dos, Pao la volteo a ver y ella con la mirada le ordenó silencio

    Tu nos avisas, bueno a Alvarado en la escuela y el me avisa a mí y vendremos por Pao, que ella es la que sigue

    Los cuatro rieron aunque Pao aún estaba desconcertada, se levantaron las niñas, se fueron a bañar los dos adultos se cambiaron en la habitación y ya todos en la sala cambiados y bañados se despidieron, primero salió Alvarado, después Joaquín.

    Jo se tocó sus hoyitos recién profanados y pensó en el día siguiente con un suspiro.


    Continuará

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    La parada de descanso, Parte 07 (de Janus)

    1 de enero de 2025 en Violacion, Sexo en público, Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 7 de un total de 8 publicadas de la serie La parada de descanso

    Después de salir del restaurante, los Blackwell reanudaron su viaje por carretera. Amanda había echado un vistazo por el borde de la ventanilla y se alegró de ver que Richard ni siquiera se había subido a su coche cuando salieron del aparcamiento. La niña de ocho años incluso miró hacia el parabrisas trasero mientras el coche ganaba velocidad en la autopista, para asegurarse de que el familiar Volkswagen rojo no los estuviera siguiendo.

    Eso había sucedido hacía horas. Amanda finalmente había dejado atrás su terrible experiencia y se quedó dormida. Estaba durmiendo la siesta cuando de repente se despertó. Algo no iba bien. Podía sentir que el auto desaceleraba.

    —¿Papá? —dijo, sentándose erguida en el asiento trasero—. ¿Qué pasa?

    La camioneta se estaba deteniendo lentamente y su padre condujo el auto hacia la banquina. “No lo sé, Amanda”, respondió distraídamente. “La luz de 'Check Engine' está encendida”.

    Ahora estaban completamente parados en la banquina de la autopista. Amanda se frotó los ojos soñolientos y miró por la ventanilla. Había dejado de llover. El paisaje que los rodeaba parecía exuberante y verde, aunque el sol estaba bajo en el cielo y proyectaba largas sombras sobre la autopista vacía.

    Su padre volvió a encender el motor, pero éste no emitió ningún sonido. El tictac de las luces de emergencia de la camioneta, que sonaba como un reloj, inquietantemente inundó el vehículo. Amanda oyó a su padre maldecir en voz baja.

    —¿Puedes arreglar el auto, papá? —preguntó Travis con ansiedad. Amanda se dio cuenta de que su hermano también estaba preocupado.

    —No estoy seguro, Travis —respondió. Volvió a girar la llave, pero no había nada—. Chicos, esperad aquí mientras echo un vistazo debajo del capó. Los dos chicos vieron a su padre desaparecer debajo del capó de la camioneta. Volvió unos minutos después e intentó poner en marcha el coche de nuevo. Nada.

    —¿Qué haremos? —preguntó Amanda a su padre, ahora asustada.

    —No te preocupes, cariño —le dijo su padre, notando la ansiedad en su voz—. Seguro que no estamos lejos de una gasolinera. Podemos caminar un poco hasta encontrar un teléfono para pedir ayuda.

    “¿Dejaremos el auto aquí?”, preguntó Travis.

    —Supongo que tendremos que hacerlo —respondió alegremente su padre—. ¡Vamos! Anímate. Estaremos bien. ¿Todos tienen los zapatos puestos?

    Su padre acababa de salir del coche cuando oyeron que un coche se acercaba por detrás de la camioneta. Curiosa, Amanda se giró para investigar. Un escalofrío de alarma recorrió su cuerpo al ver el Volkswagen rojo.

    —¡Hola de nuevo! —dijo Richard sonriendo mientras salía de su camioneta.

    “¡Richard!”, exclamó su padre. “¡Estoy tan feliz de verte!”.

    —¿Tienes problemas con el coche? —preguntó Richard, mirando fijamente el capó abierto.

    —No sé qué pasó —dijo su padre encogiéndose de hombros—. Íbamos a toda velocidad cuando de repente el motor se averió. Creo que vamos a tener que caminar hasta la próxima gasolinera y llamar a un camión.

    —¿Camión? —repitió Richard—. ¿A pie? ¡No, señor! ¡Sube a tu grupo a mi camioneta y yo te llevaré!

    —Oh, en serio, Richard... —su padre titubeó un momento, su masculinidad no le permitía aceptar más ayuda. Amanda comenzó a morderse nerviosamente un mechón de pelo. No quería subirse a la camioneta de Richard.

    —Está bien —dijo su padre—. Supongo que no quiero que los niños caminen demasiado, sobre todo porque está oscureciendo.

    —¡Así se habla! —Richard sonrió.

    Travis y Amanda se subieron a la furgoneta Volkswagen roja mientras su padre cerraba la camioneta con llave. Amanda se sorprendió al ver una cocina en miniatura dentro de la furgoneta. Había un pequeño frigorífico y una pequeña mesa de comedor que sobresalía de una pared lateral. A pesar de estas extravagancias, había muy poco espacio real dentro de la furgoneta.

    —Lo siento, pero puede que esté un poco apretado aquí —se disculpó Richard mientras su padre se acercaba y echaba un vistazo al interior de la furgoneta Volkswagen—. Alguien puede sentarse en el asiento del pasajero y yo puedo despejar un poco el espacio del asiento trasero...

    —Travis, ¿por qué no te sientas en el asiento delantero? —sugirió su padre—. Amanda y yo nos sentaremos atrás. Travis se sentó con entusiasmo en el asiento delantero de la camioneta. Su padre se sentó en el espacio que Richard había despejado, pero aún quedaba muy poco espacio en el asiento trasero para que Amanda se sentara.

    —Ven, cariño —dijo su padre—, ¿por qué no te sientas en mi regazo por ahora, de acuerdo? Amanda se subió al regazo de su padre y se acomodó. Richard arrancó la camioneta y pronto estaban deslizándose por la autopista nuevamente.

    —Lo siento por el espacio tan reducido —se disculpó Richard de nuevo. Tuvo que alzar un poco la voz para hacerse oír por encima del estruendo del antiguo motor del Volkswagen—. Tuve que empacar un montón de trastos antes de irme de Colorado. Amanda echó un vistazo al interior de la furgoneta. La parte trasera de la furgoneta estaba repleta de equipaje y bolsos de lona. En el asiento de al lado había una gran caja que tintineaba cada vez que la furgoneta pasaba por un bache en la carretera.

    —No te preocupes —respondió su padre—. Al fin y al cabo, nos dirigimos a la siguiente gasolinera. Pero cuando llegaron a la primera, las ventanillas estaban oscuras y la estación estaba desierta.

    —Oh, oh —dijo Richard—. Estaba preocupado por esto. Es domingo por la noche en el campo. No hay nadie abierto.

    —Hmmm —dijo su padre, estirando el cuello para mirar por la ventana. Amanda se movió en su regazo—. ¿Crees que hay un teléfono público que podamos usar?

    —Allí hay uno —señaló Richard—, pero no hay guía telefónica.

    —Probemos en la siguiente gasolinera —sugirió su padre. La furgoneta volvió a salir a la autopista, pero en la siguiente gasolinera ocurrió lo mismo. Y en la siguiente también. Cuando llegaron a la quinta gasolinera, el padre de Amanda estaba claramente exasperado.

    “¿Todo cerrado?”, se preguntó incrédulo. “No lo puedo creer”.

    —Es domingo por la noche —explicó Richard en tono de disculpa—. A todo el mundo le gusta cerrar temprano, sobre todo en el campo como este. Se quedaron sentados en silencio durante un momento mientras la furgoneta se detenía en la gasolinera cerrada.

    —Te diré algo —dijo Richard con seriedad—. Estamos a sólo tres horas de Boston. ¿Por qué no te llevo hasta allí? Yo voy hacia allá, ¿recuerdas?.

    —No, no, Richard —objetó su padre—. Ya has hecho demasiado por nosotros.

    —Tonterías —respondió—. ¿Qué más vas a hacer? Aunque encuentres una grúa, ya habrá anochecido cuando llegues a tu coche.

    Eso era cierto. El sol se había ocultado en el horizonte y la oscuridad se hacía cada vez más profunda. Su padre suspiró. —Richard —dijo—, eres lo mejor que nos ha pasado en este viaje. Te agradeceríamos mucho que nos llevaras a Boston.

    Richard asintió y sonrió a los Blackwell. “Un placer”, dijo mientras detenía la camioneta en la entrada de la autopista. “Un placer”.

    Amanda había escuchado con inquietud este intercambio. No quería estar en el auto con Richard al volante, pero la joven no tenía otra opción. Se movió nerviosamente en el regazo de su padre, tratando de ponerse cómoda. Al menos estaba segura de esta manera con los brazos de su padre envolviéndola firmemente. El asiento estaba directamente frente a la pequeña mesa del comedor en la camioneta, así que Amanda apoyó los pies sobre la mesa.

    No fue hasta una hora después que encontraron una gasolinera que estaba abierta. Richard se detuvo para llenar el tanque. Su padre no dijo nada sobre llamar a una grúa ahora. Eran casi las 8 p.m.

    —Richard —dijo su padre—. ¿Qué te parece si me dejas conducir? Debes estar cansado.

    Las orejas de Amanda se levantaron con aprensión.

    —No es necesario —dijo Richard con un gesto de la mano, quitándole importancia. Pero su padre insistió.

    —No, por favor, déjame conducir —imploró—. Sólo una hora. Necesitas descansar un poco. Amanda tendrá que sentarse en tu regazo, pero no te preocupes, es bastante ligera.

    Richard se rió de la broma de su padre, pero Amanda sintió que una oleada de pánico la invadía. —Está bien —consintió, mientras bajaba del asiento del conductor. Amanda sintió los brazos de su padre sobre sus hombros, que la apartaron mientras él se movía para sentarse detrás del volante. Richard se acomodó donde estaba sentado su padre.

    Su padre puso en marcha el coche y empezó a salir de la gasolinera. Amanda, sin embargo, seguía de pie en la furgoneta, sin querer sentarse. “Vamos, Amanda”, dijo Richard, tomándola de los brazos. “Vamos, vamos”.

    La niña de ocho años se sentó rígidamente en su regazo. Trató de mantener su trasero cerca de sus rodillas para no tener que apoyarse en su abusador. Pero Richard no lo permitió. Lentamente, haló su pequeño cuerpo hacia atrás hasta que descansó contra su pecho.

    La camioneta se alejó a toda velocidad de la gasolinera, lejos de la iluminación de las farolas de la calle. Pronto estuvieron de nuevo en el campo oscuro. Solo un atisbo de luz brillaba en el tablero de instrumentos de la camioneta Volkswagen. Por lo demás, Amanda estaba sentada tranquilamente en la oscuridad mientras Richard rodeaba su esbelto cuerpo con sus brazos.

    —Estoy tan feliz de que podamos estar juntos de nuevo, Amanda —le susurró Richard al oído—. ¿No nos divertimos mucho en esa ducha del campamento? —Le frotó la barriga con la mano—. ¿Recuerdas cómo te hice ponerte de puntillas mientras te frotaba? ¿Recuerdas lo bien que te sentiste?

    Amanda no respondió. Su padre y su hermano estaban sentados en los asientos delanteros sin saberlo mientras Richard continuaba acariciándola. Se sentía tan frustrantemente impotente. Un gran deseo de hablar le invadió la garganta, pero Amanda no pudo encontrar la fuerza para decir nada. Su padre tenía que mantener la vista en la carretera y estaba demasiado oscuro para que Travis pudiera entender lo que estaba sucediendo.

    Richard le acarició la nuca con la nariz. Inhaló profundamente su limpio aroma a niña. A pesar de sí misma, Amanda se estremeció cuando Richard comenzó a besarle suavemente la nuca. Su mano se desplazó hasta su rodilla. Desesperada, Amanda miró hacia la parte delantera de la camioneta. Sin embargo, fue inútil porque ella y Richard estaban sentados directamente frente a la mesa del comedor. Estaban ocultos de la cintura para abajo.

    —Se siente bien, ¿no, Amanda? —le susurró. La pequeña volvió a temblar de emoción cuando los labios de Richard mordisquearon juguetonamente su piel desnuda. El hombre comenzó a masajear su pecho plano mientras ella se retorcía en su regazo.

    —Eres tan hermosa, Amanda —le dijo Richard suavemente—. Tan sexy. Te encanta que te toquen, ¿no? ¿No te gustó cómo toqué tu coñito en el restaurante? ¿No te hizo sentir bien por dentro?

    Le pasó una mano por el muslo, frotando sus rodillas, que todavía estaban apretadas. Ni su padre ni Travis se dieron cuenta de las caricias que se estaban produciendo. Las acciones de Richard estaban bien ocultas por la mesa del comedor colocada estratégicamente. —Respóndeme —susurró de nuevo—. ¿No te gusta cómo te toco y te hago sentir bien?

    Amanda se retorció en su regazo. Podía sentir su trasero presionando contra su miembro duro dentro de sus pantalones. La confusión se apoderó de Amanda mientras luchaba en una guerra interna. No quería estar allí con Richard, no quería que la tocara así pero... Sus labios mordisquearon nuevamente su cuello, enviando un hormigueo que recorría su columna vertebral. Amanda no quería que la tocara, pero se sentía tan bien. Tan bien.

    —No quieres que me detenga, ¿verdad Amanda?

    Silencio. Y despúes, “No”, dijo Amanda en voz baja.

    “¿Qué quieres que haga?”

    Amanda dudó un momento, pero luego respondió abriendo las piernas y dejando que sus rodillas cayeran fuera del regazo de Richard. Amanda se sentía completamente sucia y avergonzada, pero el deseo había ido creciendo en su interior mientras Richard la masajeaba y la besaba. Cada temblor de energía sexual que recorría su joven cuerpo se dirigía directamente a su entrepierna. Y ahora la niña de ocho años había abierto las piernas, invitando al hombre a tocarla.

    Richard sonrió en la furgoneta a oscuras. Dejó que sus dedos acariciaran la delgada cara interna del muslo de Amanda, acercándose cada vez más a su unión. Finalmente, sus dedos descansaron suavemente sobre su entrepierna, todavía cubierta por sus pantalones cortos de algodón. Provocándola, le dio unos golpecitos suaves entre las piernas.

    “¿Es aquí donde quieres que te toque?”

    Amanda sintió que se le enrojecía la cara de vergüenza mientras él se burlaba de ella. Su hermano y su padre seguían sentados a unos pocos metros de distancia, sin darse cuenta. Amanda sabía que estaba mal, pero su sexualidad despertaba y estaba abrumando sus defensas. La niña levantó la cinturilla elástica de sus pantalones y ropa interior, lo que le dio a Richard un camino libre hacia su raja sin vello.

    —Sí... Por favor —dijo de mala gana. Amanda no pudo evitarlo. Se sentía demasiado bien como para que él se detuviera ahora.

    Richard obedeció. Amanda se puso rígida, en parte por la excitación y en parte por timidez, cuando el dedo de Richard presionó su coño desnudo. Ella ya había producido un poco de humedad y eso era todo lo que Richard necesitaba para comenzar a acariciar su pequeño bulto de placer.

    —Ahhh —suspiró Amanda de placer. El ruidoso motor de la furgoneta ahogó cualquier ruido que ella hiciera. Un temblor de placer prohibido recorrió su cuerpo mientras Richard la acariciaba. Se sentía traviesa al abrir voluntariamente las piernas y dejar que él la tocara mientras su familia estaba sentada tan cerca.

    Richard siguió acariciando su clítoris durante varios minutos. Amanda podía sentir que la intensidad del placer aumentaba con cada momento que pasaba. Ahora respiraba con rapidez y podía sentir el cuerpo de Richard caliente debajo del suyo.

    —Amanda —le susurró al oído—, eres una niñita muy sexy. Muy traviesa. Te encanta esto, ¿verdad? Puedo sentir tu cuerpo retorciéndose de placer mientras te froto.

    La boca de Amanda se abrió en un gemido silencioso cuando su dedo se hundió en su pequeño clítoris. Habló de nuevo: “Todos tus músculos se contraen de placer. Puedo sentir cómo te pones rígida en mi regazo cada vez que estás más cerca de correrte para mí. Tu dulce coñito se está poniendo cada vez más húmedo…”

    Amanda se mordió el labio. Estaba cerca y el dedo de Richard la jugueteaba sin descanso, con la mano metida bajo la cinturilla de su ropa interior. Una cálida oleada de placer embriagador explotó en el cuerpo de la niña de ocho años.

    —Ahh... ahh... —Amanda jadeó sin control mientras se corría. Su espalda se arqueó mientras su cabeza caía sobre el hombro de Richard.

    —Así es —le dijo sin detenerse—, déjame hacerte sentir bien, Amanda. Nadie puede oírte, haz todo el ruido que quieras.

    De la garganta de Amanda salieron sonidos agudos y cortos, guturales y animales, propios de su orgasmo reflejo. Después de lo que pareció una eternidad, Amanda se relajó en el regazo de Richard, con los brazos y las piernas colgando flácidas a los costados. Estaba agotada. La cabeza le daba vueltas ligeramente, como si estuviera mareada. La mano de Richard permanecía bajo su cintura, pero estaba demasiado cansada para que la sacara. Amanda cerró los ojos y una tranquilidad silenciosa se apoderó de su cuerpo.

    La joven, agotada por el poderoso orgasmo, se quedó dormida. Amanda se despertó sobresaltada, tomó una gran bocanada de aire mientras intentaba reconocer su entorno. Seguía reclinada en el regazo de alguien. ¿De Richard?

    Sí, debió ser porque sintió una mano debajo de la cinturilla de su ropa interior. Un par de dedos comenzaron a acariciar con rudeza su punto de placer. Los músculos de las piernas de Amanda se tensaron involuntariamente por la estimulación mientras su cuerpo respondía.

    —Hola, pequeña Amanda —le dijo Richard suavemente al oído—. ¿Has dormido una siesta? La jovencita intentó sentarse, pero Richard no se lo permitió. Su mano se desplazó hasta su pecho plano y la apretó contra él mientras continuaba acariciándola.

    —Mi dulce angelito —le susurró Richard—. Debes haberte sentido muy bien, ¿no?, por haberte cansado tanto.

    La niña de ocho años recordó de repente las intensas sensaciones que habían recorrido su cuerpo. Las mismas sensaciones de aleteo se estaban manifestando en ella ahora mientras Richard manipulaba el área entre sus piernas. Sus ojos se dirigieron hacia la parte delantera del auto donde su padre todavía estaba sentado detrás del volante. Mientras tanto, Travis parecía estar dormido en el asiento del pasajero.

    Una fuerte ondulación de placer le hizo cosquillas a Amanda, comenzando desde la columna hasta el cuello. Se sentía bien, pero Amanda ya no quería que la tocaran. Trató de cerrar las piernas, sus delgados muslos atraparon la mano debajo de su cintura.

    “¿Qué te pasa, Amanda? ¿No te gusta que te haga sentir bien?”

    La niña se retorció en el regazo del hombre, pero la abrazó con fuerza. Un lento cosquilleo comenzó a arder bajo su dedo acariciador. Amanda se sentó derecha en su regazo. Desesperada, trató de controlar la creciente oleada de excitación entre sus piernas.

    —Déjame hacerte sentir bien —le susurró Richard al oído—. Puedo sentir cómo se moja tu coñito…

    Sin quererlo, Amanda dejó escapar un pequeño jadeo. La sangre que corría a borbotones comenzó a latirle en la cabeza. Con un rubor de vergüenza, se dio cuenta de que, sin darse cuenta, había vuelto a abrir las piernas, dándole la bienvenida al toque de Richard. Con gran fuerza de voluntad, apretó las rodillas y trató de levantarse de su regazo.

    —No —se quejó—, basta. No quiero seguir haciendo esto.

    Sin embargo, su mano libre la sujetó con fuerza. Amanda volvió a temblar entre sus brazos. Cuanto más luchaba contra la creciente excitación sexual, más fuerte se volvía. Las piernas de la jovencita se relajaron y se abrió de nuevo. Ahora estaba demasiado excitada para resistirse.

    —Uhh... uhh... —gruñó Amanda suavemente, consciente de la presencia de su padre. De repente, fue demasiado. El abuso brusco de su dedo sobre su pequeño clítoris llevó las maravillosas sensaciones a un punto crítico. Contra su voluntad, el cuerpo de Amanda aceptó un poderoso orgasmo.

    —Uhhhmmmm... —gritó Amanda, recordando en el último segundo que debía contenerse. Jadeó con fuerza mientras su cuerpo latía en liberación sexual. La niña de ocho años se sentía como si estuviera flotando, sin cuerpo. Agotada de nuevo, Amanda descubrió que no podía sostener sus párpados pesados. Parpadeó un par de veces antes de cerrar los ojos.

    Amanda se despertó con el tacto de su mano acariciando suavemente sus labios hinchados. Esta vez, no hubo confusión cuando se despertó. Sabía que era la mano de Richard la que la tocaba, pero no estaba segura de cuánto tiempo había estado dormida. ¿Habían sido diez minutos? ¿Treinta? No importaba porque su dedo había separado su hendidura carnosa y había comenzado a acariciar nuevamente su sensible punto de placer.

    Demasiado débil para resistirse, Amanda permaneció tendida en el regazo del hombre mientras él la acosaba. Quería que se detuviera, pero sabía que era inútil desafiarlo. En cambio, se relajó e intentó volver a dormirse.

    "Tal vez si lo ignoro y me duermo, dejará de hacerlo", pensó para sí misma. Sin embargo, Amanda no tuvo que fingir porque el descanso era todo lo que su cuerpo necesitaba. Se quedó medio dormida, incapaz de escapar por completo del dedo implacable de Richard entre sus piernas. Fue un sueño cálido y difuso mientras se desarrollaba el tira y afloja entre su agotamiento y su excitación. Los pequeños hormigueos en su abdomen no eran del todo desagradables.

    Amanda dormitó así durante la siguiente hora. Justo cuando pensaba que podía quedarse dormida, el dedo de Richard despertó un zumbido eléctrico en su entrepierna y ella volvió a la conciencia. Pero su toque produjo una dicha tan relajante que pronto se encontró durmiendo de nuevo. Sin embargo, debió haber perdido el conocimiento porque hubo varias veces en las que regresó de su oscuro mundo de sueños para darse cuenta de que alguien la estaba acariciando.

    Sin embargo, como antes, el cuerpo de la pobre niña no pudo resistir más. Una sensación mucho más poderosa sacó a Amanda de su ligero sueño. El dedo de él trazaba círculos ligeros alrededor de su clítoris. Al abrir los ojos, Amanda supo instintivamente que necesitaba algo. No podía explicarlo. Era tener hambre, pero no de comida. La niña de ocho años abrió las piernas, lo que le permitió a Richard tener un mejor acceso a su coño sin vello. Empujó su entrepierna hacia adelante, hacia su dedo.

    Richard comprendió de inmediato y comenzó a acariciar con más fuerza el bulto hinchado de Amanda. Ella gimió en voz baja. Todas las caricias de la última hora habían despertado el apetito sexual de la niña. A Amanda no le gustaba que Richard la tocara, pero sí le gustaban las sensaciones que recorrían su cuerpo.

    —¡Oh! —gritó Amanda. El orgasmo, que llevaba tanto tiempo gestándose, la invadió con una fuerza inesperada. Se sacudió violentamente en el regazo de Richard. Si él no la hubiera estado sujetando con fuerza, fácilmente habría caído al suelo. Amanda gruñó cuando el orgasmo golpeó su cuerpo reacio.

    Su tercer orgasmo de la noche la dejó aturdida. Richard la soltó y Amanda se deslizó hasta el suelo de la furgoneta Volkswagen. Sintió que sus piernas tocaban el linóleo frío y su rostro se apoyó en la pierna de Richard. En un estupor confuso, Amanda se dio cuenta de que estaba sentada debajo de la pequeña mesa del comedor.

    En la penumbra, vio a Richard bajarse los pantalones hasta los tobillos. Una alarma sonó en la cabeza de la niña cuando vio aparecer sus piernas peludas. Luego se empujó hacia adelante hasta que ella pudo ver su grueso pene apuntando directamente hacia ella. La iluminación era débil, pero Amanda pudo reconocer el eje que él le había metido a la fuerza en la boca esa misma mañana en la ducha del campamento.

    Todavía sumida en su estupor, Amanda sólo pudo observar cómo el puño de Richard comenzaba a acariciar su pene erecto. No estaba segura de si él quería que ella hiciera algo, así que se limitó a observar. Las caricias y todos sus orgasmos debieron haberlo excitado mucho, porque sólo unos minutos después escuchó el jadeo apagado de Richard por encima de ella, desde más allá de la mesa.

    Su puño era un borrón a lo largo de su miembro. La tenue luz oscurecía los detalles, pero Amanda vio un destello blanco en la punta de su pene. Una cálida salpicadura de líquido aterrizó en el puente de la nariz de la niña de ocho años. Ella retrocedió cuando otro chorro aterrizó en su mejilla. Richard decoró el rostro y el cabello de Amanda con varias salpicaduras más mientras ella estaba sentada pasivamente debajo de la mesa.

    Finalmente se detuvo. Amanda sintió que el espeso líquido empezaba a gotear de su barbilla. Podía sentir una mancha húmeda en su camiseta, el algodón empapado fresco contra la piel de su pecho. Richard se subió los pantalones. Luego se agachó y tiró de Amanda hacia el asiento también.

    Ella se sentó sumisamente en su regazo. Si su padre hubiera mirado por el espejo retrovisor en ese momento, habría visto a su hija de ocho años brillando con varios hilos de semen goteando. Pero no miró hacia atrás. Amanda frunció cuidadosamente los labios para que el líquido coagulado no entrara en su boca.

    Richard sacó un pañuelo de papel y comenzó a limpiarla. Ella dejó que le limpiara la cara. Cuando terminó, le dio un beso en los labios.

    —Eres una chica muy buena, Amanda —le dijo con cariño—. Tan sexy y tan obediente. —Cuando ella no respondió, la besó de nuevo—. Descansemos un poco antes de llegar a Boston, ¿de acuerdo?

    Él se recostó en su asiento, rodeándola castamente con sus brazos por la cintura. Amanda se reclinó de mala gana sobre su regazo. Ella también estaba cansada. Aunque Richard la había limpiado, una fina capa de su semen todavía adornaba sus mejillas y podía sentir que se formaba una costra a medida que se secaba. Amanda cerró los ojos y se durmió, sin preocuparse por su excusa cuando finalmente llegaran a Boston y su padre le preguntara por las manchas en su camiseta y el mechón de semen seco en su cabello enmarañado.


    Continuará

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    Clip L0l1: "Papi recibe el mejor regalo"

    31 de diciembre de 2024 en Videos L0L1 & Sh0t4

    Esta publicación es la parte 19 de un total de 32 publicadas de la serie Videos L0L1 & Sh0T4

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    Seducido por mi hijastra, relato erótico sdpa en blogSDPA.com

    Seducido por mi hijastra

    31 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Soy empresario, profesionista de actualmente 51 años. Divorciado a los 42 con 3 hijos que ahora son mayores de edad.

    A los 46 años, después de 4 de divorciado, conocí a una hermosa mujer 23 años menor que yo, ella tenia solo 23 años, tenia una pequeña hija, producto de un frustrado matrimonio de solo 4 años, ya para cumplir 5.

    Yo no podía creer que comenzara una relación con una mujer 23 años mas joven que yo, sin embargo ella, no se por que, se enamoro inmediatamente de mi y puso todos los medios para que yo lo hiciera de ella. Después de 3 años de noviazgo, donde hubo sexo intenso y donde pude pulir a una mujer prácticamente sin experiencia sexual y hacerla a mi modo y antojo, a tal grado de poder llevar a cabo con ella mis mas mórbidas fantasías sexuales, que a pesar de mi edad no había podido realizarlas y solo estaban en mi mente, fantasías que después ella me confeso, fantasías que nunca había podido lograr con un sinnúmero de mujeres y aun con mi esposa anterior en 18 años de casado, la mayoría estaban también en su mente y formaban parte de sus propias fantasías, razón por la cual de su parte nunca hubo inhibición ni recato alguno para llevarlas a cabo. Me refiero a sexo oral, anal, vaginal, con objetos, etc. una de sus fantasías era penetrarme el ano con su dedo mientras me mamaba la verga y lo permití para que cumpliera su fantasía y sin ser homosexual, lo he gozado intensamente cada vez que lo hace de nuevo.

    Por otra parte, su hija, desde la relación de noviazgo, la chiquilla de 4 años, también se encariño locamente de mi, me acepto sin cortapisas de tal manera que no fue un obstáculo en esa relación, sin embargo, aunque mi mujer estaba dispuesta a casarse conmigo a los 3 meses de noviazgo, extendí la relación hasta cumplir los 3 años, tal vez para estar seguro de lo que tenia después de mi primer fracaso matrimonial.

    Al fin después de los 3 años, accedí a sus constantes insistencias de casarnos y así lo hicimos. Fue una boda por el civil, muy simple a la que asistieron nuestros familiares mas allegados, entre ellos mis hijos y su hija.

    Actualmente tenemos 5 años de casados felizmente llevados, es una mujer amorosa y generosa en todos los sentidos, sexualmente fogosa y complaciente. La niña ya tiene 10 años.

    Desde el año pasado, teniendo la niña 9 añitos, diariamente una de mis comisiones era llevarla a la escuela, mientras mi mujer se quedaba en casa haciendo los quehaceres del hogar antes de salir un poco mas tarde a trabajar. Hubo un periodo de tiempo en que la niña, durante el trayecto a la escuela que es de aproximadamente 30 minutos, comenzó a preguntarme cosas de sexo. Primero inicio a preguntar como nacían los niños, ella tenia una idea vaga de que se requiere una relación sexual para que los niños se engendren y nazcan, procedí a explicarle todo como es, ni mas, ni menos, yo con la intención sana en ese momento de instruirla sin tabúes que ocasionaran morbosidad que yo percibí ya traía la niña.

    En cada viaje me preguntaba algo nuevo, que como era el pene y los testículos de los hombres y la función de cada parte, de cómo eran los órganos sexuales de las mujeres y las funciones de cada una de sus partes, etc. etc. Un buen día me dijo, papa (Por que ya con el tiempo me dice papa) traigo un condón!!!, de donde lo sacaste hija!!!!!, una amiga se lo encontró en un cajón de la recamara de sus papas y lo llevo a la escuela y me lo presto!!!!, Por que esta tan grande papa? si el pájaro de los hombres no es tan grande?????, bueno hija ya te explique de las relaciones sexuales y como nacen los niños, pero no te dije que para que el pene pueda ser introducido en la vagina, se tiene que estimular para que se ponga grande y duro, de tal forma que llega a tener el tamaño del condón que traes ahí. Y tu como sabes que el pájaro de los hombres no es tan grande?. Pues por que te veo en calzones y si estuviera de este tamaño no te cabria o se notaria, no?????..

    Un día al llegar a la escuela, siempre nos despedíamos de beso en el cachete, ese buen día me dio un beso en la boca, solo de puro pico. Situación que me dejo engranado y confuso en ese momento, sin embargo lo tome como cosa natural, pero me lleve la imagen de una sonrisa picara de la niña. Yo la llevaba a la escuela y su mama la recogía, nos veíamos en casa todos por la tarde. Ese mismo día, al yo andar haciendo labores de la casa en el patio, limpiando, acomodando cosas en cuarto que tenemos para tiliches y herramienta, la niña me seguía y me seguía, queriéndoseme subir para que la soportara en mi espalda “de caballito”, y me besaba el cuello y la nuca, diciendo “papito te quiero mucho”, yo le decía, espera, ando ocupado. De pronto estando solos en el cuartito, me pidió la cargara en mi regazo, ella a horcajadas con sus piernas rodeando mi cintura, me abrazo por el cuello y me dio un beso en la boca, solo los labios, así nos quedamos estáticos por unos segundos, se separo de mi boca y me dijo: papito así se besan los novios???, bueno hija es una forma en que se besan.

    Hay otras formas?, así besas a mi mama???, no hija los besos que le doy a tu madre son diferentes. Me podrías dar un beso como a mi mama????. Mi cabeza, mi mente y mis emociones comenzaron a dar vueltas, una electrizante y morbosa sensación recorrió todo mi cuerpo, accedí, introduje mi lengua en su boca, moviéndola dentro de ella, saque mi lengua y la niña hizo lo mismo conmigo, al introducir ella su lengua en mi boca, yo la comencé a succionar suavemente, de nuevo introduje mi lengua en su boca y ella comenzó a succionar también de la misma manera. De pronto, sentí como mi verga comenzaba a hincharse, a agitarse mi respiración, vi sus mejillas y estaban sonrojadas, dije : esto no puede estar pasando y pare inmediatamente!!!!!, sin decir palabra, me separe, la baje y silenciosamente seguí con mis tareas. La niña, callada continuaba detrás de mi, siguiéndome. Me dijo: así besas a mi mama?????, si hija, pero esos besos son de novios o esposos, no de padres e hijas. Pues, sabes?????, me gusto mucho, sentí muy rico y como que me dio calor y respiraba como cansada. (Yo jamás pensé, también a mi edad, que una criatura de esa edad se podría excitar). Bueno, le explique, eso es la excitación, ni mas, ni menos, ya habíamos hablado de eso, es cuando el pájaro del hombre se comienza a poner duro y grande. A ti se te puso duro y grande con el beso papa?, no hija (mentí), se necesita estar haciendo eso y otras cosas por mas tiempo. Que otras cosas papa?, pues tocándose el cuerpo, besándose otras partes, así como hace rato me besabas en el cuello y la nuca. En eso su mama la llamo, se retiro.

    Me quede cavilando en lo sucedido, nunca en la vida había pensado en alguna atracción sexual hacia una menor, yo un pedofilo???? Nunca!!!!!! y aunque sentía una tremenda culpa, interiormente sabia que lo había disfrutado, que me había excitado, que traía la punta de mi verga escurriendo lubricante. Sin embargo me dije: no volverá a suceder.

    Eso no volverá a suceder!!!!!!!!!, que cosa mas alejada de eso, los subsecuentes días, como todos los días al llegar del trabajo, mi esposa hace quehaceres dentro de la casa y yo fuera limpio y lavo los patrios pues tenemos 3 perros, acudo al cuartito a extraer lo que necesito para hacer mis labores. La niña como el primer día que sucedió me busca insistentemente y busca la oportunidad de que estemos solos para que la cargue y darnos tremendos besos de lengua. Se ha convertido en toda una maestra de los besos imitando todo lo que yo hago. Hemos pasado de los besos en la boca a los besos en el cuello, al tenerlo soportada a horcajadas sobre mi, con mis manos la sostengo de las nalguitas, la he empezado a sobar y a pasar mi dedo por su ranurita del culito, sobre los calzones, de vez en cuando, paso mi dedo suavemente por su rajita de su sexo, también por encima del calzón. Cuando hago esto, la niña aprieta sus piernitas como acalambrándose alrededor de mi cintura. Con un dejo de constante arrepentimiento y temor, detengo las escenas cuando me entra la cordura, sin embargo al bajarla se da cuenta de que hay un tremendo bulto en mis pantalones, cuando la quiero bajar, aprieta sus piernas, de tal forma que resbala hasta pasar su vulva y sentir mi abultado lugar.

    Cierto día al ir en camino a la escuela, me pregunto: oye papa????? a ti te da vergüenza que yo te vea desnudo??????. Pensé muy bien mi respuesta, sabia que era una pregunta con mucha cola. Mi razón se excito inmediatamente con la posible escena de que mi hijastra me viera desnudo. No, le conteste, eres mi hija y no hay por que tener vergüenza, y a ti te da vergüenza que yo te vea desnuda?????(Muchas ocasiones la he visto desnuda), no papa, de hecho me gusta que me veas, por eso en muchas ocasiones estoy frente a ti desnuda cuando salgo de bañarme.

    Pues ahí comenzó otra odisea. Constantemente la niña de por si al meterse a bañar olvida su toalla, le grita a su mama o mi para que se la llevemos. Pero ahora solo me la pide a mi. Con cara y sonrisas picaras me pide la toalla, abre la cortina de la regadera y se me muestra desnuda. Como ahí esta su mama en la recamara, salgo inmediatamente.

    En una ocasión, yo estaba viendo la TV, la niña se estaba bañando y mi esposa se disponía a cocinar para dejar comida para el día siguiente. Algo le falto a mi esposa y anuncio que iría al supermercado a traer lo que le faltaba y otras cosas que requería, que regresaria al rato. Mi esposa se fue, se escucharon las puertas abrir y cerrar y el automóvil arrancar y alejarse. De pronto escucho: papa!!!!!, se me olvido la toalla, me la traes por fas????. Me levante, fui a su recamara por la toalla y se la lleve, toma le dije, aquí esta la toalla, abrió la cortina como siempre y me dijo no te retires papa. (intuí que se había dado cuenta de la partida de su mama al súper) Escurriendo cerro la tapadera del excusado, se trepo en ella y me dijo: ayúdame a secarme por favor, sii????. Tembloroso y excitado con una excitación relámpago, mi mente calculando a 1000 por hora la situación, mi mujer no estaba, se había ido al súper, tardaría de menos 45 minutos o una hora, estábamos solos la niña y yo, la niña estaba desnuda frente a mi pidiéndome que la secara. No había soltado la toalla, comencé en silencio, accediendo a su petición a secarle el cabello, la cara y el cuello, después la envolví en la toalla y seque su plano pecho, aun sin muestras de protuberancia alguna, sus brazos, sus axilas, de ahí baje a sus piernas y pies y le dije: OK. acábate de secar. Noooooooo papa!!!!!!, sécame lo demás!!!!!!!. Suavemente seque sus nalguitas, vi como la niña estaba ya respirando profusamente y sus mejillas enrojecidas, síntoma inequívoco y ya conocido por mi de su excitación. Se volteo espaldas a mi y me dijo sécame mi rajita. Seque suavemente por encima y de pronto abrió sus piernas y me dijo sécame bien, introduje mi mano con la toalla en su lampiña entrepierna y comencé a sobarle la vulva, me arranco la toalla y me dijo: Sécame sin toalla papito. Muy suavemente acaricie su vulvita, rozando apenas con uno de mis grandes dedos, inmensos en relación a su pequeñísima rajadita, busque su clítoris, lo encontré y sobe en movimientos circulares muy suaves, apenas rozando, temiendo lastimarla, inicie a besar su cuello y a acariciar su plano pecho, tocando con la yema de mis dedos sus diminutos pezones, fui mas abajo y cual fue mi sorpresa que la niña a pesar de que la había secado, estaba toda mojada, pero no de agua, de ese liquido medio viscoso que ya conocemos, para mi asombro, la niña estaba lubricada!!!!!!!!!, moje mi dedo con el lubricante y mas fácilmente, ya sin resequedad, abrí sus labiecitos y con mi dedo subía y bajaba por su pequeña ranura, sobando su clítoris y alrededor de sus labios vaginales, como a los 3 minutos, estando de espaldas a mi, la niña me agarra del cuello y comienza una frenética convulsión de sus caderitas, hacia delante y hacia atrás en repetidas ocasiones, a arquear su espalda hacia mi, a abrir lo mas posible sus piernitas, exponiendo todo su pequeño sexo a mis magistrales dedos, la niña no dejaba de asombrarme: se estaba viniendo!!!!!!. Se quedo petrificada……… me quede inmóvil con mi dedo en su ranura, sintiendo en él las contracciones de sus labios, se volteo hacia mi, estaba sudorosa, enrojecida de la cara, me abrazó fuertemente, se separo, me dio un gran beso de los que ya le había enseñado y me dijo: Me encanto papito. Esta bien hija, métete a bañar de nuevo para que te calmes, hazlo rápido y vístete por que no tarda en llegar tu mama. Volví a mi recamara, me eche a dizque ver la TV con una tremenda hinchazón en mis pantalones, hinchazón que comenzó a amainar con un fuerte dolor de huevos.

    Cavilando la experiencia, como un tipo de 50 años, en ese entonces, estaba siendo seducido lentamente y amorosamente por su pequeña hijastra de tan solo 9 años???. Aun en contra de mis principios y los de la moral y los de la sociedad y los de la iglesia y de todos los principios habidos y por haber. Una cascada de emociones me invadían y se encontraban unas con otras, miedo a ser descubierto, enojo, confusión, placer, curiosidad, temor a las consecuencias de que esto se supiera, nuevas experiencias, nuevos conocimientos, sin embargo mi morbo y mi lujuria exacerbados me impedían arrepentirme y parar.

    Lo cierto es que a mi edad, de nuevo con la edad, estaba siendo instruido por una niña….. yo jamás pensé que una criatura de esa edad, tuviera la capacidad de excitarse, de lubricarse y menos de alcanzar un clímax tan violento a la par de una mujer hecha y derecha………… Y yo que sabia todo sobre mujeres!!!!!!!!!.


    Fin

    Diario de mi viaje a África, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    Diario de mi viaje a África, Parte 01

    31 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 1 de un total de 3 publicadas de la serie Diario de mi viaje a África

    Recopilación de las aventuras de una ingenua niña inglesa de 13 años en una colonia de áfrica durante la época victoriana (traducidas del inglés).

    Por: Mary Elizabeth Hendricks-Winstone

    Día - Martes, 14 de febrero de 1865:

    Querido diario

    Hoy es un día especial. Cumplo 13 años. Mi padre, en vez de regalarme un perro o un gato, me ha dado un viaje a áfrica. Como oficial del ejército de su majestad la reina Victoria, mi padre ha recibido órdenes de venir para poner algo de orden en las colonias.

    Ahora estoy en kenia, una tierra extraña y salvaje donde tengo que vivir varios meses. Tras bordear casi toda áfrica en un eterno viaje en barco, finalmente llegamos a kenia, subimos el río tana y luego fuimos a nairobi y finalmente de allí cogimos el tren hasta un poblado que será nuestro nuevo hogar. No hace ni un día que estoy aquí y ya echo de menos Londres, con sus calles, sus carruajes y sus edificios. Hace un calor terrible, y la gente apenas va vestida. Me he quedado muy escandalizada al ver en la estación de tren a muchos hombres de color con el torso desnudo (nota: ¿cómo pueden ir así?, ¿no les dará vergüenza?).

    El olor es insoportable, olor a sudor, a gente y a granja. He visto animales de todas clases, algunos de los cuales nunca esperé ver. Mamá y papá han estado muy pendientes de mí, no sé porqué. Me ha llamado mucho la atención la forma en que algunos de los mozos me miraban, sobre todo a mi busto (que descaro).

    No sé si será por el corsé o por qué el pecho me ha crecido bastante en el último año, que casi todos se me han quedado embobados. No pude evitar sonrojarme un poco al ver su desfachatez de mirar así a una señorita inglesa.

    Son unos salvajes.

    Afortunadamente nos fuimos de allí pronto y llegamos a la que será mi casa. Está lejos del bullicio de la ciudad y es muy grande, tanto que tenemos varios criados y criadas para atendernos.

    Dos de ellos también se han quedado mirándome y se rascaron un poco en sus pantalones (supongo que tendrían algún picor). Ahora estoy en mi nueva cama y a punto de irme a dormir. Espero volver lo antes posible a mi Londres amado.

    No me gusta este lugar.

    Día - Miércoles, 22 de febrero de 1865:

    Querido diario, después de una semana aquí, mi opinión de áfrica no es muy distinta de cuando llegué.

    Hay demasiado espacio libre y echo de menos a mis amigos y amigas (suerte tengo de recibir sus cartas y de que puedan recibir las mías, a pesar del retraso por el viaje). Lo único bueno es que debido al calor mamá me ha permitido quitarme el corsé y las enaguas, que me hacían pasar unos sofocones terribles.

    Por curiosidad me acerqué a los criados de casa pese a que papá dice que no es propio de la gente como nosotros relacionarse con la plebe o la chusma

    (nota: ¿qué será "chusma"?)

    Y conocí a dos de ellos, Motobo  y Motubu, que son hermanos y aunque parecen muy mayores, solo tienen 20 años

    (jajajaja sus nombres son casi iguales. Qué cosas, ¿verdad?).

    No hablan mucho inglés, de modo que para pasar el rato me he ofrecido a enseñarles el idioma un par de horas al día. Creo que son simpáticos, aunque no entiendo porqué se rascan tanto los pantalones cuando yo estoy delante. ¿Qué les picará tanto?

    En otro orden de cosas, papá viaja mucho, tanto que apenas está en casa. Mamá se ocupa de todo para que esté perfecto y dado que me deja sola, paseo para conocer al lugar pero no voy al poblado, me asusta la forma en que me miran algunos de los que pasan por allí. Debe ser que nunca han visto una chica blanca.

    Por si acaso, me limito a recorrer la finca y a conocerla. Aunque el río Tana está a milla y media de donde vivimos[nt: aprox. 2’25 km.], un afluente pasa cerca y podré bañarme allí cuando lo necesite sin que nadie me vea.

    Creo que empiezo a sacarle partido a mi nuevo hogar.

    Día - Lunes, 6 de marzo de 1865:

    Querido diario, casi hace un mes que estoy aquí y aún no me acostumbro a este silencio que reina en la noche.

    Por suerte las clases de Motobo  y Motubu me ayudan a sobrellevarlo.

    Son buenos chicos y más listos de lo que yo creía. En pocas semanas han aprendido a hablar inglés con mucha fluidez. Tanto es así que a la mínima ocasión no paran de piropearme, poniéndome colorada, y yo que los tenía por salvajes. Son un encanto, pero también algo patosos.

    Más de una vez han tropezado y han tenido que agarrarse a mis piernas o a mi cintura para no caer al suelo de bruces, sobresaltándome al notar sus manos en mi cuerpo. Por suerte sé que no lo hacen adrede, por qué a ver, ¿qué ganarían haciéndolo?.

    No es de buen gusto tocar así a una señorita.

    Al menos, al ser ellos, lo tomo con naturalidad. Sí fuera cualquier otro del poblado, sería diferente. Cuando voy al poblado para algo, los viejos del lugar, de pelo blanco y ropa raída, no paran de tocarse y mirarme descaradamente. Que indecencia, que escándalo. Y no son los únicos: más de una vez algunos chicos mientras juegan con mi falda y poco faltó para que me la levantaran.

    Como nunca han visto algo así, les extraña mucho y lo entiendo, pero la vergüenza que pasé fue tremenda. Por suerte me tapé a tiempo y volví a casa enfadada.

    Otra cosa que me llamó la atención y que no entiendo es la cantidad de pantalones abultados que he visto. ¿Qué pasará que se ponen así?

    Supongo que tendrán necesidades, como todos (nota: si no tienen baño, ¿cómo hacen para orinar?). Creo que les preguntaré a mis nuevos amigos, porqué realmente estoy intrigada. ¿Será que están enfermos por esa hinchazón?

    Día - Jueves, 9 de marzo de 1865:

    Querido diario, esta tarde pude encontrar un hueco para preguntar a mis amigos por lo que vi el pasado lunes.

    Mi pregunta les debió parecer incómoda porqué se quedaron mirándose un momento con gesto extraño. Antes de contestar me preguntaron si en verdad no sabía lo que significaba y contesté que no, que una auténtica señorita inglesa no sabe de esas cosas.

    Me dijeron que eso ocurre cuando a ellos se les acumula un líquido dentro, lo que hace que se hinchen así. Cuando pregunté si era orina (que vergüenza explicarles lo que era. ¿Cómo es posible que no supieran nombrarlo como es debido?)

    Me contestaron que no, que es otra cosa. Cortésmente me dijeron que si tanto me intrigaba ellos aclararían cualquier duda que yo tuviera, lo que me alegró. Son unos santos. Cuando su clase del día acabó di un paseo por el poblado, viendo que aún seguían teniendo esa hinchazón.

    Qué pena me dieron. Tuve ganas de aliviarles, pero tampoco ellos me explicaron como se hacía (nota: tengo que enterarme como se hace).

    En la calle había unos niños jugando y corriendo. Eran muy golfos, porqué se pusieron de nuevo a jugar con mi vestido, a levantarlo y bajarlo como si fuera un juguete. Yo insistí en que me dejaran tranquila, pero no paraban de tocarme el vestido por todas partes, incluso la espalda, el vientre, los brazos y el pecho. Fue muy vergonzoso para mí, pero para ellos parecía algo natural.

    ¿Será así como juegan aquí?.

    Lo digo porque cuando fui al granero, Motobo  y Motubu me hicieron lo mismo solo que más rápido y bastantes más veces. También me han pellizcado bastante, pero me calmaron diciéndome que es normal, que es algo que hacen a sus mujeres como gesto de cariño (nota: que forma tan curiosa de mostrar cariño.

    En Londres es tan diferente…). Mucho me deben querer, porqué no han parado de hacerlo en todo el rato. Me dijeron que no lo contara a mamá y papá, que al ser tan adultos no lo entenderían, que yo lo comprendería mejor. Sabiendo que me quieren tanto, confío en ellos. Saben lo que hacen.

    Día - Sábado, 18 de marzo de 1865:

    Querido diario, no me puedo creer que en pleno de marzo haga tanto calor.

    Apenas si ha llovido un par de días desde que estoy aquí.

    Tanto calor es agobiante. Suerte tengo de no llevar el corsé y las enaguas. A media tarde, mientras papá estaba fuera y mamá ocupada en tareas de casa, me fui a darme un chapuzón al río.

    No aguantaba más. De camino me crucé con Motobo  y Motubu, que al saber a dónde iba quisieron venir camino a refrescarse también. La verdad es que con el ritmo de trabajo que tienen, los pobres han de estar reventados, de modo que les invité de buen grado.

    Al llegar allí se lanzaron con ropa y todo, mientras que yo les pedí que se volvieran para quitarme el vestido (y quedarme con la ropa interior. No es decente de una señorita bañarse desnuda delante de hombres). Luego me zambullí directa al río. El agua fue refrescante y jugué con ellos largo rato.

    Me preguntaron si todas las niñas de Londres eran como yo a mi edad, y les dije que en su mayoría sí, lo éramos. Me quedé sorprendida cuando me dijeron que con ese cuerpo para ellos ya somos mujeres y no niñas, y lo cierto es que me tratan como a una mujer (nota: que diferencia del trato que mis padres me dan, que me tienen casi por un bebé).

    Me enseñaron a nadar sosteniéndome por la cintura, y creo que domino un poco la técnica, pero con tanto movimiento me meneaba de un lado a otro bamboleando el cuerpo. Por la forma tan fija de mirarme, creo que les gustó verme nadar (¿qué verían de especial?).

    Luego salimos un momento para secarnos un poco. A Motobo  le entraron ganas de orinar y me preguntó si quería que yo le ayudara a sostenérselo (estaba hinchado, pobrecito). Al quitarse su ropa quedé con la boca abierta, y ellos entendieron que era porqué nunca había visto algo así: era negruzco, enorme, firme y muy caliente a pesar del frío del agua.

    Las mejillas se me quedaron como tomates al verlo. Con cuidado lo tomé en mi mano y lo ayudé a orinar, siguiendo sus consejos. Luego di unos meneos para limpiarla.

    Después hice lo mismo a Motubu. Se quedaron muy agradecidos por mi ayuda, y al preguntar si podría ayudarles más adelante, me dijeron que sí con una amplia sonrisa.

    Son un encanto de chicos…

    Día - Lunes, 3 de abril de 1865:

    Querido diario, hoy ha pasado algo fantástico.

    Después de unas tres semanas ayudando a Motobo  y Motubu con el inglés (que ya lo dominan perfectamente), me siento más que satisfecha con los resultados.

    Y como las lecciones que aprendían luego las transmitían a los demás, ahora prácticamente todos los criados (y parte de la gente del poblado) saben el idioma.

    Mamá y papá están muy orgullosos de mis logros, y me dicen que si sigo así pronto seré como ellos, llevando la cultura y la educación a estos sitios perdidos de la mano de dios. Ya a solas, ellos me han propuesto que, como recompensa, podré ayudarles a sacarles del cuerpo ese líquido que les provoca esas hinchazones, lo que me alegró mucho.

    Por fin sabré como se extrae ese líquido que tantos problemas les causa.

    Nos fuimos cerca del río, en un viaje donde no pararon de rozar y/o frotarse conmigo, tal y como llevan haciendo desde hace un mes.

    Cuanto me quieren. Al llegar cerca de un árbol, vi de nuevo sus miembros hinchados al natural, y me dijeron que los meneos que siempre les doy después de que orinen (algo que aprendí a hacer muy bien en este tiempo) tienen que ser más prolongados.

    Dicho y hecho, me puse a meneársela para ver si conseguía sacarlo, pero el líquido debía estar muy oculto porqué no salió. Motobo  y Motubu me dijeron que tenía que seguir haciéndolo y aumentar la rapidez hasta conseguirlo.

    Por sus caras supe que lo hacía bien al verlos con los ojos cerrados y jadeando (nota: ¿qué clase de enfermedad será ésta?).

    Después de mucho esfuerzo, finalmente lo logré. Fue la cosa más extraña del mundo. No sé, parecía como leche, pero algo cortada, espesa…fue…no sé…raro…muy raro…al menos sé que lo hice bien a juzgar por los gemidos de ellos.

    Al acabar me dieron sendos besos en las mejillas, los dos a la vez, poniéndome roja de contenta.

    Tanto que me quedé sonriendo toda la tarde y el resto de la noche.

    Día - Viernes, 14 de abril de 1865:

    Querido diario, hoy me he llevado una sorpresa enorme, y además doble.

    Ayer me puse a pensar una cosa: "¿cómo hacían Motobo  y Motubu para aliviarse de ese líquido blanco antes de llegar yo?". Como no lo sabía esta mañana fui a preguntarles.

    Me dijeron que antes de llegar yo la única manera es desahogarse con alguna de las chicas del poblado, pero que era algo difícil porqué ellas se negaban y pasaban semanas y quizá meses contenidos(nota: ¿pero qué les pasa a esas chicas?, ¿no ven lo mucho que ellos sufren?).

    Me dio mucha pena por ellos y les dije que en cualquier momento en que me necesitasen, solo tenían que decírmelo, y no solo ellos, si no cualquier amigo suyo en la misma situación. Creo que se llevaron una alegría enorme, porqué sonrieron de oreja a oreja y me dieron muchos besos en la cara hasta ponerme rojísima. Yo no podía parar de sonreír muy contenta.

    Ya a últimas horas de la tarde, y antes de irse a dormir, vinieron a decirme que me necesitaban, de modo que nos fuimos a nuestro rincón secreto, que encontramos el pasado sábado (no lejos de casa, pero sí apartado de miradas indiscretas) y me puse manos a la obra, pero literalmente jejeje.

    Esta vez, ya con la experiencia, no me costó mucho liberarles de esa carga, y sé que ellos lo agradecen, solo tengo que verles la cara para saberlo. Mis manitas de señorita inglesa acariciaron sus duros tronchos (no se me ocurre otra palabra mejor) y los menearon hasta liberarles de su pesada y maldita carga (nota: ¿cómo es que por mucha "leche" que les saque nunca consigo vaciarlos de ella?).

    En agradecimiento, Motobo  y Motubu me revelaron el otro motivo de mi sorpresa: que esa especie de leche puede tragarse, que no es mala si se bebe, solo lo es si se acumula demasiado dentro de ellos.

    Desde entonces llevo dándole vueltas a eso sin parar. ¿Es posible que "eso" sea algo bueno para el cuerpo? No lo sé, pero estoy deseando salir de dudas…

    Día - Sábado, 6 de mayo de 1865:

    Querido diario, por fin reuní el valor necesario para hacer lo que quería hacer: probar esa leche que tan desesperadamente mis amigos necesitan sacar (nota: y lo felices que son por ello).

    Llevo casi un mes entero intentando hacerlo, pero ver ese líquido me producía una especie de nausea.

    No me cabía en la cabeza que se pudiera beber como quien bebe agua cuando alguien tiene sed, pero lo cierto es que esa duda no ha dejado de crecer en los viajes a nairobi con papá y mamá para comprar suministros, armas, ropa y materiales, o cuando doy clase a algunos de los niños del poblado, los cuales son como diablos juguetones que no dejan de correr y jugar con mis vestidos, más de una vez casi dejando al aire mis piernas(que vergüenza paso, pero no desistiré hasta culturizarles como es debido, como corresponde a todo buen inglés).

    En fin, que en mi mente esa duda no ha dejado de crecer royendo mis pensamientos como un ladino ratón hasta casi volverme loca.

    Finalmente, esta tarde fui a verlos y decirles que estaba preparada, que quería hacerlo para saber lo que era. Ellos se miraron con extrañeza y luego me lo preguntaron de nuevo, a lo que contesté que sí. Son tan amables. Me dijeron que para poder beberlo tenía que abrir la boca justo cuando saliera, incluso poniendo los labios sobre la punta de sus tronchos.

    El corazón parecía querer salírseme del pecho de la emoción. En cuanto vi sus esplendidos tronchos comencé la tan sabida maniobra, sabiendo que se acercaba el anhelado momento.

    Ellos, por primera vez, no perdían detalle de todo, esperando ver si lo hacía o no. Y finalmente, por sus gemidos que sonaban entre dientes, supe que estaban a punto, de modo que presa del nerviosismo y más por instinto que por acción propia, me arrodillé frente a Motobo  justo a tiempo para que su leche fuera recibida por mi boca, poniendo mis labios en la punta de su troncho para no dejar nada fuera(nota: ¿cómo supe lo que debía hacer si nunca lo había hecho?).

    Fue el sabor más extraño, espeso y caliente que jamás probé, tanto que por poco lo echo fuera, pero aguanté y lo tragué. Luego hice lo mismo a Motubu, comprobando sorprendida que el sabor no era exactamente el mismo (nota: ¿es que en cada hombre el sabor es diferente?).

    Si me gusta o no, no pude saberlo entonces, me pudo la confusión del momento, pero como ya lo hice una vez, volveré a hacerlo otro día.

    De todos modos, a ellos pareció encantarles…


    Continuará

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    Alvarado notó diferente a Johana, la veía cabizbaja, casi ni lo miró y no se diga de su entrepierna que ya no era exhibida para él.

    Antes de salir la hiso acercarse y le pregunto

    Johana ¿estás bien?

    No, me siento muy mal por lo que pasó

    ¿Cómo seguiste de ahí?

    Me arde y me duele

    ¿Seguiste aplicando la crema?

    Sí, pero mi mamá me pregunto porque caminaba raro

    Alvarado sintió angustia manifestada por fuertes palpitaciones y temblor de manos y no se hable de su cara que cambio de varios colores como pulpo en celo

    Y ¿se enteró de lo que pasó?

    No, no le dije.

    Usted y yo quedamos en un trato

    Muy bien te espero en mi oficina en el descanso y ahí hablaremos más detalladamente

    Alvarado pensó que se estaba metiendo en problemas serios, si la niña hablaba no solo iría a la cárcel sino que también el prestigio de su familia caería por los suelos, debía resolverlo y lo mejor era curar los hoyos de Johana, convencerla de que olvidara el evento y no volver a verla; la niña le gustaba en serio, la había disfrutado como nunca antes a una mujer, ni siquiera a su esposa cuando eran novios; Johana era diferente, lo excitaba, lo elevaba por los cielos, recordó que él nunca había hecho sexo anal, su esposa, la mujer impecable, se habría horrorizado solo al proponérselo.

    La mañana transcurrió normal, Alvarado entró a su oficina y se sentó a esperar a Johana, tenía una larga charla con ella pendiente, en su cabeza pensaba como la abordaría para que ella entendiera la discreción y olvidara el asunto.

    La puerta sonó en toquidos cortos, el corazón de Alvarado se aceleró, se auto-tranquilizó y alzó su voz

    Adelante

    Grande fue su sorpresa cuando me vio entrar, con 1.70 de estatura mi vientre abultado por la cerveza, mi barba sin rasurar de tres días, mi ropa relavada, usaba mezclilla despintada por el uso y una camiseta simple, eso sí llevaba mi laptop en mi mano

    ¿Disculpe?—fue la pregunta de Alvarado

    Perdón buenos días, soy Joaquín el tío de Johana, mi hermana me envió para hablar sobre el bajo rendimiento de Johana, me dio toda la autoridad para buscar una solución

    Johana no es mala alumna, de hecho sus calificaciones son buenas, creo que se equivocó de materia

    No, es esta, ¿matemáticas verdad?

    Sí, es mi clase

    Bueno, me gustaría que viera algo antes de hablar

    Me senté sin pedir permiso y abrí mi laptop, tenía ya preparado el video que el necesitaba ver, puse el volumen bajo para que solo el escuchara.

    La pantalla se abrió y le di play, me acomodé en la silla y burlonamente miré la cara de Alvarado y como cambió de colores; en el video se veía a él en primer plano con imagen HD como eculaba a Johana que gritaba que “estaba muy grande” y como él la tranquilizaba diciendo que aguantara que lo iba a disfrutar.

    Miré como los ojos del maestro se vidriaron, como queriendo llorar.

    ¿Qué es esto?

    El mejor porno pederasta que haya visto

    ¿Quién es usted¿Cómo consiguió esto?

    Ya, ya tranquilízate hermano, sino quiero perjudicarte, sólo quiero hablar de negocios

    ¿Qué quieres?

    Bueno, por lo pronto quiero esto—deslice un papel con una cantidad que consideré el conseguiría rápido

    ¿Dinero?—miró el papel— es mucho necesito una semana para tenerlo

    ¿Una semanaEntonces será el doble

    Eso es imposible, necesito tiempo para vender unos terrenos que tenía en secreto

    Mira mariconsin, esa es la cantidad, por cada semana que tardes aumentara al doble, tu sabes cuánto te quieras tardar

    Está bien pediré prestado, pero necesito que me entregues los videos y no vuelvas por aquí jamás

    Jajaja mira , las condiciones las pongo yo, por lo pronto necesito ese dinero

    Me levante y me dirigí a la puerta, me despedí saludándolo con mi mano en la frente tipo militar y me fui de ahí, Por la tarde me esperaba mi rutina de cogérmelas por todos lados…

    Hola soy Pao, tengo 9 años y me encanta que me metan la verga en mi…

    Pao agacho la mirada, había olvidado el dialogo que le había pedido dijera, trataba de recordarlo como una tabla de multiplicar, a pesar de que ya disfrutaba mis arremetidas y había presenciado como otro adulto se había cogido salvajemente a su hermanita mayor, Pao seguía siendo una niña y sobre todo muy inocente, no miraba la magnitud de lo que le hacía, para ella era un juego, que aunque secreto (porque si no vendría el monstruo) no dejaba de ser un juego para ella.

    En tu panochita—le recordé mientras la filmaba con mi cámara portátil

    Ha si, en mi panochita

    Muéstramela

    Ella se sonrojó, aun le daba pena enseñar sus partes íntimas a la cámara, lentamente se levantó la falda y enseño su pantaleta infantil en color blanco, se acostó en la cama e inocentemente separó sus piernitas, levantando con una mano la pantaleta; yo trataba de ser “profesional” mientras filmaba, pero mi perversión y gusto por las niñas me traicionaba, mi verga se endurecía dentro de mi bóxer que era la única prenda que vestía.

    Repite lo que quieres que haga

    Quiero que me metas tu vergota en mi panochita

    Su mirada era la de una niña que sonreía inocente al juego pervertido pedido por un adulto que abusaba de su inocencia

    No lo estas pidiendo bien

    Ha si, perdón, ¿podría por favor meterme tu vergota en mi panochita¿Si?

    Había soltado su faldita y junto sus manitas en señal de súplica, mi verga reventaba, me gustaba como la pervertía y dentro de su inocencia no distinguía como al suplicar ser cogida por un adulto excitaba demás a las personas.

    Me acerque a ella que emocionada vio como mi pene abultaba en mi bóxer, cuando estuve muy cerca ella me miraba a los ojos y a mi bulto alternadamente, su mirada era de emoción

    Papi, ¿me dejarías chupártela?—sus ojitos claros y puros me sonreían; el guion era hecho por mí y me encantaba que pidiera las cosas por favor

    Sácala tú y chúpamela

    Ella se puso de rodillas en la cama, su falda escolar cayó y le volvió a cubrir su entrepierna, su blusa estaba desabotonada hasta dejar ver su corpiño, me encantaba que luciera sexy, ya hincada tomó el elástico del bóxer y lo jaló hacia abajo, mi pene brincó erecto al sentirse libre, ella puso ambas manos en mis muslo y sin tocar mi pene bajo su cabeza, este erecto lo esperaba liberando gotas pre seminales, lo metió a su boquita, solo el glande primero y lo sacó, me volteo a ver

    ¿Así te gusta papi?

    Si mi putita, me gusta que no uses las manos, si así, solo usa tu boquita

    Ella apoyada en mis muslos movía su cabeza de arriba abajo, la giraba mientras hacía esos movimientos y mi pene estaba en la gloria, aún tenía sus coletas escolares, que vibraban a cada movimiento de ella, yo de pie filmaba con mi cámara cada movimiento y hacía cercamientos a su boquita que sujetaba mi glande haciendo que se estiraran sus labiecitos, de vez en cuando abría sus ojitos y me miraba.

    Era una filmación tipo gonzo, eso hacía que los que vieran el video sintieran que era a ellos a quien la nena mamaba el pito, mis caderas de forma involuntaria se movía de atrás a adelante; ya no era tan “profesional” estaba disfrutando en serio la felación de mi inocente nenita; pero bueno que hay de malo en disfrutar nuestro trabajo, es la meta de todo ser humano, “trabajar en lo que te gusta y disfrutar lo que haces”.

    Así que ahí estaba yo haciendo filme gonzo con esta inocente nenita que me mamaba con fervor, sin darse cuenta de que lo que estaba haciendo era muy penado por la sociedad.

    Pao comenzó a hacer ruidos guturales, ya le había enseñado a hacerlos, ella solita forzaba mi verga en su garganta, sus ojitos claros se ponían rojitos cuando hacia esfuerzo con mi verga en su garganta, se la sacaba toda por completo para agarrar aire y respiraba por la boca; en algunas ocasiones había un puente de baba entre mi verga y su boquita, ella absorbía esa baba cuando se iba acercando y metía de nuevo mi glande en su prohibida boquita, era una maniobra que les había enseñado, las dos lo hacían con maestría.

    Acaricie su cabecita con mi mano libre y la sujete de la nuca, mis caderas se movieron rápidamente de adelanta a atrás y ella aguantó los embates que le daba con mi verga, en ocasiones ponía tensa sus manitas y se retiraba para respirar, pero yo no la dejaba mucho y forzaba mi verga en su garganta, sus ojitos verdes lagrimeaban y se ponían rojitos, me sonreía y se volvía a meter mi pito en su boca, se la saque y me dirigí a mi maleta, tomé el colar de perro que les había comprado y se lo puse en la cama

    ¿vamos a jugar a la perrita?

    Preguntó retóricamente mientras brincaba y aplaudía emocionada

    Si mi putita, vamos a jugar, ponte tu collar

    Ella se lo puso en el cuello y ajusto el cincho, tomó la correa y me la dio, se puso en cuatro y ladro dos veces para después sacar su lengüita como perro sediento

    Woff woff

    Ah ¿mi perrita tiene sed?

    Woff

    Bueno abre tu boquita y saca tu lengüita para darte un poco de lechita

    Abrió su boca y yo masturbe un rato mi pene cerca de su boquita, cuando vi que salió una gota pre seminal se la acerque y ella con la lengüita la agarro de mi glande

    ¿te gusta tu lechita verdad?

    Woff

    La jale de la corre y ella divertida me seguía en cuatro patas, reía y sacaba su lengüita y ladraba, para ella era un juego y este en especial le divertía mucho, la lleve hasta la sala filmando todo, Jo estaba en la mesa haciendo tarea, nos vio y sonrió moviendo la cabeza en sentido negativo

    ¿Quiere pasear mi perrita?

    La jale y la lleve a la puerta e hice ademan de abrirla, ella abrió sus ojitos azules, no importaba cuantas veces lo hiciera siempre hacía que se asustara pensando que si abriría, la volvía a jalar, Jo salió en la imagen haciendo tarea, vio la cámara que filmaba y saludo con su manita, me acerque a ella con Pao por un lado en cuatro

    Hola mi putita ¿qué haces?

    Mi tarea— sonreía a la cámara coqueta

    ¿quién eres?

    Soy Jo y soy una putita y me encanta que me metan vergotas los adultos

    Sí, eso lo sé

    Papi ¿me cogerás al ratito?

    Si mi putita, solo deja acabo con tu hermanita y regreso contigo

    Subí las escaleras, lo hice lento porque Pao las subía como perrita que era, llegue a la habitación y le indique se subiera a la cama, ella lo hiso y se volteo a mí, metí mi verga en su boquita, no había perdido erección, ella chupo mirando a la cámara, la volví a sujetar de los cabellos y metí y saque mi verga con ferocidad, tanto que hacía que se perdiera la imagen de la mamada, La pequeña Pao hacia arqueo de vómito, pero se recuperaba y volvía a atacar mi verga chupándola con ganas, puentes de baba se hacía entre su boquita y mi glande, ella los absorbía como una profesional, lo hacía sonriendo a la cámara, me sentía el más pervertido del mundo viendo como esa pequeña me mamaba dándome placer en todos los sentidos; sentí que ya era tiempo y la jale de su correa, la puse en cuatro en el borde de la cama, sus rodillas quedaros justo en la orilla y sus pies volando, solté la correa y coloqué la cámara en un mueble para que filmara de lado como me la pensaba coger; la cámara enfoco el cuadro en el que yo aparecía ante una inquieta Pao que meneaba su culito mirando de lado la cámara, después aparecí yo como mi vientre abultado y peludo, mi verga mediana erecta y goteando baba, me coloqué atrás de ella y la apunte a su introito, cuando lo hice Pao agacho su cabeza mirando la cama, lentamente mi pito se perdió dentro de su rajita, la danza comenzó, Pao se sujetó fuerte de las sábanas y yo de sus caderas, los gemidos de ambos retumbaron en la habitación al compás del sonido de mi pelvis golpeando las nalguita de la nena, aceleraba y cuando sentía mi eyaculación me detenía y la metía a una velocidad más lenta, saboreando la chorreante rajita de Pao que gemía quedito apretando las sábanas inundando mi verga de jugos orgásmicos.

    Voltee a la cámara y como el mueble estaba pegado a la cama se había movido por nuestro ajetreo, se la saqué y volví a acomodar la cámara, regresé a Pao que ya pegaba su pechito a la cama poniendo en pompa su culito, se veía tan deliciosa, que mi verga solo con esa imagen brincó, ella estaba toda sudada por el cansancio ejercido por mi cogida, desde su posición volteo a verme y me sonrió, esa sonrisa que me enamoraba, mi boca libero baba que fue recogida por lengua, me sentía el lobo feroz que se cogería a la tierna nieta de la abuelita, la hermanita de caperucita roja, ¿cómo podría llamarse la hermanita menor de caperucita rojaEn ese momento solo pensé en un nombre… Pao

    Me posicioné atrás de ella, estaba tan empinada que su rajita se abría lo mismo que el oscuro hoyo de su culito, la tentación fue demasiada, escupí en mi mano y embarre mi asquerosa saliva en el tierno hoyito, Pao se contrajo un poquito, ya sabía lo que venía, cerró sus ojitos y trato de relajarse, mis dedos entraron en el agujero prohibido doblemente, si era prohibido en una adulta, sería lo doble en una niña, pero este era un agujero con oficio, ya había sido cogida por mi muchas veces.

    Mi glande se atoró en el hueco y empuje sujetándolo de la mitad para que estuviera más duro y pudiera entrar rompiendo nuevamente la poca resistencia que me pondría, Pao lanzó un gritito, siempre lo hacía

    Aayy

    Tranquila mi putita, relájate

    Metí más mi verga dentro de ella, entre gemidos míos y pujidos de dolor de ella, lo hice sin detenerme hasta que entró toda, una vez logrado me quedé quieto para que ella respirara más tranquila, una vez normalizada su respiración (era la señal que teníamos en pacto) la saque solo para volver a meterla, mi verga gracias a la saliva estaba resbalosa, no fue problema meter y sacar mi pito del culito infantil, la sujete por las caderas y metí saque más rápido, estaba yo parado en el piso a una orilla de la cama, Pao empinada en la orilla, mis cabellos sudados se pegaban a mi frente, estaba ya cansándome, la empuje con mi cadera fuerte dejándome caer sobre ella para que quedara acostada boca abajo en la cama, con mis rodillas seguí empujándola hasta dejarla en medio, ya estando los dos encima de la cama me la cogí con fuerza ella cerraba los ojitos y los apretaba cuando aceleraba y aumentaba la fuerza, la sujetaba del tórax para que no se moviera y moví mis caderas como si me cogiera a una mujer adulta, mi verga era un pistón y los gritos de ella se acoplaron a mi cogida.

    Sentí mi eyaculación, ya llevábamos una hora cogiendo en su cama y me estaba cansando, aceleré y cuando mi semen comenzó a salir se la saque y la hinque, ella ya sabía que hacer abrió su boquita y puso sus manitas juntas cerca de su boca para que cayera lo que no podía entrar en boquita, me puñetee fuerte mi verga pegando mi glande a su lengüita de fuera y me vacié gimiendo como búfalo, los chorros salieron cayendo la mayoría en su boquita, otros en sus manos y algunos por la fuerza con la que salían lograron impactar su cara, respiré tranquilo exprimiendo mi verga para sacar las últimas gotas, me aleje para tomar la cámara del mueble y me acerqué a ella que limpiaba con su lengüita el semen que estaba en sus manitas para después recoger el que había caído en su cara, me miraba cuando lo hacía sonriendo a la cámara, le hice una seña para que hablara, ella la entendió

    Me encanta la leche de los adultos en mi boquita

    ¿y qué más te gusta?

    Sacarla chupándola de sus penes

    De sus ¿qué?

    De sus vergotas

    Corrigió recordando la palabra correcta, la tomé con mi mano de su nuca y la guie a que chupara mi verga, ella lo hiso y mi babosa verga fue chupada nuevamente por mi nenita pervertida, lo hacía tan rico que podía sentir su tibia lengua moviéndose alrededor de mi pene que por inercia recobró vida y se endureció dentro de su boquita, ella lo notó y me volteo a ver emocionada, sabía que significaba dos cosas, la primera que había logrado parármela nuevamente después de una cogida y la segunda que me la cogería de nuevo, solo que en esto último estaba en un error porque Jo me esperaba abajo y también debía recibir su ración de hoy.

    Metete a bañar, voy por tu hermanita que también quiere verga

    Hiso puchero pero hiso caso, se levando y camino desnuda al baño, yo la seguí filmando como meneaba su culito todo rojo por mi reciente cogida, antes de bañarse se volteo a mí y me lanzo un besito con su manita, lo hiso tan sensual que si me vi tentado a entrar y cogérmela en la regadera, pero resistí y me fui.

    Baje las escaleras y ahí estaba Jo haciendo su tarea, aun traía su uniforme escolar, me vio como baje desnudo, sudado y con mi verga chorreando babas pero bien parada, me sonrió maliciosa y sin decir nada se levantó y ella misma se desnudó ante mi cámara, solo en calcetas y zapatos escolares caminó hasta e sillón, se hinco apoyándose en el respaldo, escupió en su mano y embarró la saliva en su rajita y en el culito, desde su posición volteo con cara inocente y me dijo

    Papi ¿me podrías cogerPor favor

    No me hice del rogar, puse la cámara en la mesa de centro de la sala y me la cogí por todos sus agujeros y en todas la posiciones que me vinieron en gana, los gemidos fueron ahogados por las gruesas cortinas, la nalguee, la escupí y me vacié ferozmente en su rajita, para después mandarla con Pao a que le sacara la leche con su boquita, le dije que jugaran con mi leche antes de tragarla, ella feliz se levantó y se dirigió a buscar a su hermanita, yo me quedé desfallecido en el sillón recuperando el aire.

    Mi semana fue normal, me cogí a las dos en todas las posiciones habidas y por haber, Me encantaba hacer que Pao se cagara cuando la embestía como monstruo en su culo, a ella no le agradaba mucho, pero era algo que no podía evitar, Johana sabedora de mis perversiones y fetiches ponía hules bajo las sábanas que luego yo cambiaba, no los aburriré con los detalles, fue una semana rutinaria, Hablé con Johana que no buscara a su maestro y que no le coqueteara, ella me comento que él ni la volteaba a ver, que estaba de lo más serio con ella, que incluso ni su tarea le revisaba, solo tomaba la libreta la firmaba y la mandaba sentar, era de los más apático e indiferente.

    Solo le comenté que no preocupara que no la molestaría y que además ya tenía su pase garantizado con excelente calificación en matemáticas, ella sonreía cómplice y se abalanzaba sobre mí a mamar mi verga hasta erectarla y metérsela solita; nuestra semana estaba como a mí me gustaba, llegó el martes esperado, me arregle y perfume, iba a recibir una cantidad obscena de dinero así que saque a crédito ropa nueva y hasta me di el lujo de comprar una cámara de última generación, mi futuro económico pitaba muy bien.

    Eran las diez en punto cuando entré al pasillo de la escuela rumbo a la oficina de Alvarado, toque la puerta y escuche la voz de “adelante”, entre con la mejor de mis sonrisas y me senté sin pedir permiso.

    Hola mi estimado, llegó la fecha pactada, espero no me decepciones

    Él solo deslizo un sobre cerrado hacia mí y este llego a mí con la fuerza que llevaba, lo notaba serio y con cara de seguridad que me desconcertaba, abrí el sobre y ahí solo había cerca de la cuarta parte de lo que habíamos pactado

    ¿Y esto¿Es una broma?, no es ni la cuarta parte de lo acordado

    No, no lo es

    ¿Y el restoNo quiero enojarme, así que será mejor que me lo des

    No lo tengo y no lo tendré, solo tengo esto

    Arrojo sobre la mesa un sobre grande amarillo, lo abrí intrigado y ahí dentro en unos papeles estaban mis datos personales, mi dirección, trabajo, contactos familiares, mi número de seguridad social, todo referente a mí

    ¿Y estoNo juegues

    No, no juego, mira esto

    Arrojo un tercer sobre y al abrirlo se me cayó la quijada, eran fotos mías entrando a la casa de mis nenas y saliendo recién bañado, se me veía el cabello mojado recién bañado, mi maleta de accesorios en mi mano y hasta se veía cuando me subía al carro, las fotos eran tan nítidas que se veían las placas de mi armatoste y una foto se veía como llegaba la mamá y yo observaba.

    ¿Vamos a portarnos mal?, te advierto que tengo tus videos y los puedo subir a la red te iría muy mal

    No nos engañemos, Johana no era virgen cuando fui, no creerás que soy tonto, supongo que tú te las has cogido y no solo a ella, Pao también ya paso por tus garras.

    Sí, me las he cogido a las dos a Johana y Pao y me las seguiré cogiendo cuantas veces me dé la gana por todos sus agujeros, pero tú no tienes pruebas de ello, solo fotos estúpidas que no demuestran nada, en un juicio saldré libre sin problemas y sobre eso te demandaré por difamación.

    Alvarado respiró hondo indiferente, tomó un control remoto y encendió una tele que estaba a un lado de nosotros, en ella apareció mi rostro

    Saluda a la cámara, te estoy grabando desde que llegaste y acabas de aceptar que te cogiste a las dos niñas que viven en esta casa y que te las seguirás cogiendo por todos sus agujeros, si me voy a las rejas iras conmigo.

    Mi piel sudó, me acaba de atrapar con mi propio juego, mi boca seca no podía emitir palabras, mis manos temblaron, el cazador se volvió presa, me podía mandar a la cárcel con esta prueba, imagine todo el escenario del juicio y ya no me era muy favorable extorsionar al maestro este; ya no tenía yo la carta mayor.

    ¿y ahora?— pregunte solo por decir algo— bueno será mejor que me vaya, aquí no ha pasado nada— hice ademán de levantarme pero su voz me detuvo

    No, no saldrás tan fácil, ahora me dirás desde cuando pasa esto— tomó otro control y apago la cámara que filmaba, eso me desconcertó— hablaremos honestamente, no habrá cámaras ocultas ni extorción, ¿estamos?

    Estamos— conteste resignado

    Quiero imaginar que sólo planeaste extorsionarme o ¿además pensabas comercializar esto?

    Honestamente, pensaba vender los videos, obvio iba a editar tu cara, nadie quiere ver el rostro del adulto, solo el de las nenas

    ¿Ya tenías comprador?

    No, apenas estaba en eso

    Eso Imaginé, no tienes mucho intelecto, aunque he de aceptar que haber logrado cogértelas sin que alguien se diera cuenta fue muy audaz de tu parte.

    Agache mi mirada, me sentía sumamente estúpido con esto

    Esta es mi propuesta, esto se puede vender a muy buen precio, tú haces el material y yo lo vendo, iremos a partes iguales y será una sociedad por conveniencia, nunca imagines que llegaremos a ser amigos

    ¿Qué?

    Lo que oyes, haremos sociedad, yo tengo los medios y el presupuesto para comercializar esto sin ser descubiertos, yo me encargo de esto y tú haces el material, editarás videos etc.

    O sea ¿yo lo técnico y tú la mercadotecnia?

    Así es ¿Aceptas?

    Y ¿Cuándo podremos venderlo?

    Pronto, pero antes necesito dos cosas, ver todos los videos y sobre todo destruir los míos, no quiero evidencia de mi acto.

    Está bien, seremos honestos, tengo muchos videos, puedo darte los tuyos y comercializar los otros.

    No hablemos más, iré hoy por la tarde y revisaremos los videos, pero no a la casa de las niñas sino a la tuya, ya sé dónde vives, espérame ahí a las tres– agache mi mirada y asentí

    Está bien

    Salí de la oficina peor que como entre, llevaba en mi mano el sobre con el dinero que él me había dado más por lástima que por obligación, mi plan había fracasado, tal vez tenía razón no era bueno para la planeación y él se veía que sabía de lo que hablaba, me arriesgaría a planear con Alvarado un negocio de porno prohibido, bueno también no tenía mucha opción.

    Llegue a mi casa y esperé.

    Johana fue llamada, una hora antes del descanso, a la oficina del maestro Alvarado, ella nerviosa caminaba hacia ahí, sabía que yo estaba extorsionándolo y una cosa era que entre él y yo hubiera problemas y otra involucrarla, no sabía que decir o cómo reaccionar, al fin y al cabo era solo una niña.

    Tocó tímida la puerta y escuchó loa voz de que pasara, Alvarado estaba tranquilamente sentado, se veía paz y tranquilada en su postura

    Siéntate Johana, necesito hablar contigo

    Si

    Tu “tío” vino a visitarme, ¿sabes a lo que vino verdad?

    Ella asintió, no era muy buena improvisando en ese momento, estaba asustada y se decidió por la honestidad

    No nos pusimos de acuerdo en su negocio— hiso una pequeña pausa y continuo– pero optamos por emprender otro juntos, yo sé lo que pasa entre ustedes, solo quiero saber algo ¿te obligo a hacer lo que haces con él?

    No

    ¿te gusta?

    Si— Johana contestaba con la mirada agachada estaba demasiado nerviosa y apenada por aceptar que le gustaba coger

    Si te lastimó u obligo puedes contármelo y yo te ayudaré

    No, no me obliga, me gusta a Pao también— tapó su boca y cerró sus ojitos claros apretándolos, había hablado demás

    No te preocupes, sé que Pao también participa, sólo quería saber si estabas a gusto con eso, porque si no yo te ayudaba a que no te molestara más

    No me molesta, si me gusta

    Está bien, lo entiendo y guardaré el secreto, ahora dime ¿fingiste cuando estuvimos juntos?

    No

    ¿te gustó lo que hicimos?

    Sí, mucho

    Jo entrelazaba sus dedos nerviosa y seguía con la mirada en el piso, quería correr, llorar, gritar, su cara estaba roja, su boca seca, sus manos sudaban, no podía evitar mover sus pies que colgaban de la silla, estaba verdaderamente asustada, la voz de su profesor la sacó de sus pensamientos

    Muy bien, por los negocios que haremos tu tío y yo creo que estaremos mucho e contacto

    ¿sí?— Johana subió la mirada sorprendida

    Si, y creo que nos llevaremos muy bien los cuatro— una sonrisa de tranquilidad emergió de la nena, respiró más tranquila, algo dentro de ella sabría lo que vendría— levántate y pon seguro

    Johana sonrió y se levantó en dirección a la puerta, ya estaba segura de qué se trataba, puso el seguro y el click retumbó en la habitación, este selló el pacto entre los dos, la niña se acercó a su maestro, ya no se sentó, se dirigió directo a él, se puso a un lado y él la acarició en la cara, Johana recibió la caricia cerrando los ojos y recargando la cabeza en la mano adulta

    No mentí, eres la niña más hermosa que he visto en mi vida

    Johana abrió sus ojos azules y le brindó una bella sonrisa, ella misma fue quien se acercó a su maestro y lo besó, él la recibió con su boca semi abierta, nuevamente adulto y niña se entrelazaban en un beso prohibido por la sociedad, pero entregado en total pasión entre ellos.

    Johana sujetó la cabeza de su maestro metiendo los dedos entre el cabello de este, ladeo su cabeza y aflojo sus labios para que el profesor se diera gusto con su boca, la rajita de la niña empezó a emanar jugos solo con el beso y se contraía en espasmos esperando el intruso; Alvarado se giró para quedar completamente de frente, la sujeto con sus manos de la cintura y suavemente fue las fue bajando, las dos que se atoraron en las nalgas infantiles, un gemido escapó de la boca de Johana y otro más al recibir un apretón en sus nalgas.

    Alvarado continuó bajando sus manos y llegó al borde de la falda escolar, sus manos se perdieron por debajo y subieron acariciando la cara posterior de sus muslos hasta llegar a las nalgas de Johana, las acarició, las sintió un poco frías, las apretó; Johana se movía inquieta ante las caricias prohibidas de su maestro y lo besaba con más intensidad y pasión, metiendo su lengua en lo profundo de la boca adulta; ya estaba más que relajada, de hecho estaba muy excitada.

    Alvarado la sostenía firmemente de las nalgas y la jalaba hacia él, Johana aflojaba su cuerpo, como dándole permiso de que hiciera con ella lo que quisiera, el pito de Alvarado reventaba en sus pantalones, cuando la pego a él Johana lo percibió y sin dejar de besarlo sonrió saboreando lo mucho que disfrutaría cogerse ese enorme pene.

    Johana soltó la cabeza de su maestro y bajo sus manos hasta llegar a la bragueta, la abrió con una habilidad impropia de una nena, ya sabía perfectamente cómo hacerlo, metió la mano dentro palpando el duro y enorme miembro adulto, su pequeña manita apenas lo rodeaba, no recordaba cómo pudo metérselo, pero en unos momentos más lo recordaría con mucho placer.

    Alvarado desde su posición estaba indeciso entre hurgar los hoyos infantiles o bajarla a que le mamara un rato la verga, él dudaba, pero Johana no, ella sabía lo que le gustaba los adultos, meter dedos en los hoyitos mientras las nenas les mamaban el pito, había visto muchas películas y lo había aprendido; se separó de él y para este momento ya había sacado el pene del bóxer y este brillaba erecto esperándola; ella con una sonrisa y cara excitada le cerró las piernas y se puso a un lado de él, se agacho lentamente y lo metió en su boca, Alvarado no pudo evitar gemir al sentir la tibia boca de su alumna, la sujeto de la cabeza y de la cintura, Johana tomó la mano de él que estaba en su cintura y la guio a su rajita por debajo de la falda; la mano de Alvarado se metió por su pantaleta y después paso entre sus nalgas acariciando su ano, solo lo acarició un poco y continuo hasta la rajita que parecía un charco de agua.

    Los dos gemían quedito, Johana mamaba con mucho esmero y Alvarado metía y sacaba dos dedos de la rajita infantil, no tenían mucho tiempo, los dos lo sabían, Johana solita se separó y se bajó rápidamente la pantaleta, la puso en el escritorio y sin quitarse la falda se subió a su muy excitado maestro, los dos gimieron cuando Johana fue bajando introduciendo el miembro adulto, mientras lo hacía hiso mil muecas que excitaron más a Alvarado.

    Una vez completa la penetración niña y adulto iniciaron su danza, Johana se recargaba en el hombro para ahogar sus gemidos y Alvarado mordía sus labios, para no gritar su placer, los dos a ojos cerrados se movía dándose placer.

    Alvarado la separo un poquito para quedar los dos de frente se volvieron a fundir en un apasionado beso, Alvarado conoció a que sabía su verga, Johana tenía impregnado la esencia masculina en sus labios, por alguna razón Alvarado le excitó más el sabor.

    Johana necesitaba agarrar aire y lo dejó de besar respirando por la boca, lo miraba sonriendo con cara de placer, abría su boca y respiraba al ritmo de la cogida, se veía sensual haciendo eso, sus labios rojos por los besos recibidos, abiertos, permitiendo ver parte de su boca, sus ojos azules le daban una mirada felina los cerraba y los abría mirándolo directo a los ojos, Alvarado arrobado miraba como esa nena inocente disfrutaba la cogida; en ese momento, por alguna razón, Alvarado sentía que Johana se parecía a su hija, tal vez no se parecía pero empezaron a emerger sentimientos ocultos, muy ocultos en él, sintió que era a Diana a quien se cogía, su mirada se nublo y su pene se endureció más dentro la pequeña nena

    Johana eres hermosa, te pareces tanto a mi hija

    Aaahhh

    Johana sentía que estaba siendo penetrada como nunca, la posición le permitía estimulo directo a sus zonas erógenas y su vagina ya un charco de agua se contraía una y otra vez, sintió tanto placer que decidió darle otro regalo a su maestro

    Profesor… ¿cómo se llama su hija?—pregunto Jo respirando entrecortada y moviéndose de arriba a abajo

    Diana

    Llámeme así

    Alvarado era un adulto inteligente y comprendió el juego, por su parte Johana ya sabía que a los adultos les gusta fantasear, recordaba que algunas veces me la cogí y tuvo que fingir que era otra persona, si yo veía una película donde una niña me gustaba la hacía llamar así y ella fingía ser esa persona

    Papi, te gusta cogerme

    Si Diana, me encanta cogerte

    ¿Siempre has querido hacérmelo verdad?

    Si mi amor siempre

    Alvarado se dejaba llevar y cerraba los ojos pensando en su propia hija, después de todo era solo fantasía ¿o no?

    Papi quiero algo

    ¿Qué mi bebé hermosa?

    Johana se acercó al oído y le susurró con la voz más infantil que pudo

    Papi, por favor… métemela por el culo

    El pene de Alvarado casi relincho, para estas alturas dos dedos de él ya se perdían dentro del culito infantil y al escuchar ese susurro, un pene casi eyacula, él tuvo que detenerla porque si no eyacularía dentro de la niña, una sonrisita inocente pero de pilla emergió de ella

    ¿Pasa algo papiPor favor métemela en mi culito, anda, consiente a tu hijita

    Jo ponía cara de niña con puchero y lo miraba directo a los ojos, Alvarado como pudo se la sacó y la iba a levantar, pero ella lo detuvo, guio su manita hacia atrás y tomo el miembro viril adulto, lo apunto a su culito y fue bajando, el pene de Alvarado se hundió dentro, sintió como el esfínter cedió paso a su enorme pito, se sorprendía como una nena de esa edad podía tolerarlo, ni su mujer lo dejaba, una vez lo intentó con ella y terminó llorando pidiendo que lo sacara y ni siquiera había metido el glande, solo había empujado un poco, pero Johana se la comía por atrás como si fuera actriz porno profesional; la cara de Johana era de dolor mezclado con placer

    Papi, es enorme… es enorme, aaahhh

    Logró meter la mitad y ahí se detuvo, respiraba agitada, como agarrando valor, se levantó un poco y se volvió a dejar hacer metiendo otro poco en su pequeño orto, Alvarado la sostenía de las nalgas, ayudando a soportar su peso, Jo se armó de valor y metió lo que faltaba, gimió fuerte cuando lo hiso, descanso totalmente empalada por su culo.

    Alvarado la veía directo a su rostro, Jo tenía cabellos regados por su cara que se habían zafado de su coleta cuando le mamó la verga, sus labios se abrían sensualmente cuando metía aire, sus ojitos cerrados denotaban concentración en el tolete que tenía metido por el culo, se movía lento al mismo tiempo que los labios de su boca, Alvarado imagino que así debía mover los labios las sirenas cuando encantaban a los marineros, las manitas de Jo se posicionaban suavemente sobre los hombros de su profesor, su cadera de deslizó hacía arriba y después bajo, cuando lo hiso Alvarado no pudo evitar gemir, se sentía en el paraíso acompañado por esa pequeña diosa del sexo.

    Inició una danza sexual, Jo abrió los ojos cuando se acostumbró al grosor y se movió con más rigor, su mirad felina enloquecía a su maestro, su boca entreabierta mostraba el placer que sentía, talvez era más dolor que placer, lo que no entienden algunos es que cuando una hembra se entrega a su macho, no importa el dolor, el placer esta en eso, en mirar como el macho disfruta aunque a ellas les provoque dolor y es esa sensación las que las lleva al cielo.

    Alvarado estaba consciente de que el tiempo era corto, no duraría las horas, tenían que regresar a clases, de hecho ya había sonado el timbre que marcaba el inicio del descanso, él sabía que solo duraría 25 minutos el descanso y después volvería a sonar y Johana tendría que regresar clases, había perdido el sentido del tiempo, no recordaba cuanto tiempo llevaba si 10 o 20 minutos, eso hiso que acelerara para llevar a su clímax, Johana cabalgaba sobre él

    Papi que rico, me gustas mucho, quiero que me cojas todos los días, seré tu nenita

    Si dianita, mi amor, te cogeré todos los días

    Papi… papi… papi…ya… ya … ya… acabo aayyyy

    Johana enloquecida casi gritaba cuando sentía su pequeño pero jugoso orgasmo, Alvarado acelero sus estocadas en el culo infantil y se vació mordiendo sus labios, lo hiso porque si no gritaría de placer y alguien podría escucharlos, Jo por su parte se recargo sobre su hombro y ahí ahogó sus gemidos.

    Se quedaron quietos los dos, ella sobre él y él todavía con su pito dentro, solo respiraban recuperando el aire y la cordura, Johana fue la que se despegó de él, lo miró a los ojos, era el momento en el que la conciencia rompe el instinto carnal y analizas que es lo que has hecho, no hablaban, solo se miraban aun compenetrados, él fue quien hablo

    Eres una niña hermosa Johana

    No, llámeme Diana

    Jajaja si, está bien, me gusto el juego, pero ya acabó, ahora eres Johana, gracias por la fantasía

    Podemos repetirla cada que quiera profe

    Gracias, en verdad que eres una lindura, pero no creas que no pensaba en ti, es solo que me gustó el juego, eso hace que me gustes aún más

    Y ¿qué pasará con mi “tío”?

    Johana pregunto realmente preocupada, ella aún me era fiel, si le gustaba el tolete de su maestro pero su corazón me pertenecía

    Nada, llegamos a un acuerdo, seremos socios de algunos negocios

    ¿Entonces no está enojado con él ni conmigo?—su mirada era de preocupación

    Hermosura, talvez con él un poco y ya pasará, pero contigo nunca

    Aún ensartada se acercó a besarlo, lo hiso con la pasión más profunda que pudo, parte por agradecimiento por no tener rencor con ninguno de los dos, lo dejó de besar y lentamente se sacó el monstruo de pito del maestro y bajo de él, se agachó a limpiarlo con su boquita ante la mirada sorprendida y emocionada de él, era algo que solo había fantaseado en sus masturbaciones y ahora tenía a una niña sumamente bonita y sensual limpiando su verga después de haber sido enculada.

    Una vez terminada la higiene, Jo se levantó limpiando sus labios sin dejar de sonreír a su maestro, tomo su pantaleta y se la colocó, se veía hermosa brincando enfrente de su profesor para acomodar su ropita interior, una vez que acabó titubeó en besarlo de nuevo, pensó que a él le podría dar asco besarla después de haberle mamado su sucio pene, Alvarado lo notó y la acercó a él metiendo su lengua lo más profundo que pudo, se fusionaros nuevamente en ese beso prohibido, se separaron cuando escucharon la campana de regreso a clases, ella acomodó rápidamente su cabello dejando su coleta impecable, se hecho aire con las manos en su carita y caminó por la oficina para calamar el color de su rostro, Alvarado arrobado veía eso, no podía creer tanta inteligencia en una niña que pensaba en todo, cuando Jo sintió que estaba lista le dijo

    Gracias por todo profe, espero que me visite en mi casa y ahí volver a jugar

    Si preciosa, así será

    Pao estará también emocionada de que vaya, la última vez pensó que ella también recibiría algo y se sintió muy decepcionada de que solo la tocara

    Él pene de Alvarado brincó dentro de su pantalón solo imaginar el cogerse a Pao, pero sobre todo el cómo Jo lo llamaba “jugar”, para ella era solo un juego, pero para él representaba el placer más prohibido pero delicioso del mundo.

    Se despidieron con un piquito y ella salió de la oficina no sin antes brindarle una pícara sonrisa y lanzarle un beso con la mano, Alvarado le sonrió y una vez que la nena salió se quedó muy pensativo sobre las cosas que se había suscitado, por lo pronto se había salvado de la extorsión y ahora tendría mucho que meditar.


    Continuará

    La parada de descanso, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La parada de descanso, Parte 06 (de Janus)

    31 de diciembre de 2024 en Sexo en público, Relatos SDPA, Jovencitas, Violacion

    Esta publicación es la parte 6 de un total de 8 publicadas de la serie La parada de descanso

    Amanda estaba aburrida. El viaje a Boston empezaba a resultar largo y aburrido. La niña de ocho años se estaba cansando de ir sentada en el asiento trasero. Le había preguntado tantas veces a su padre cuánto faltaba para llegar a Boston que él se había enfadado bastante con ella.

    No es que el señor Blackwell lo supiera. Una ligera lluvia había comenzado a caer una vez que entraron en Pensilvania. Cuando llegaron a la frontera con Nueva York, el cielo se oscureció considerablemente y la lluvia comenzó a caer en forma de cortinas horizontales. Su padre conducía mucho más despacio ahora, muy por debajo de los 90 km/h. Amanda suspiró y observó las gotas de lluvia golpear su ventana.

    No había habido señales del cazador y su furgoneta Volkswagen roja desde que salieron del campamento. Cuando se detuvieron en la primera parada de descanso, Amanda estaba un poco preocupada por lo que podría pasar, pero se sintió aliviada al ver que las paradas de descanso estaban demasiado concurridas durante el día. Pasó la primera parada de descanso sin incidentes. Luego, también la segunda parada de descanso.

    Amanda se preguntó si el hombre había tomado una ruta diferente o si había perdido de vista su camioneta. La pequeña aún se sentía confundida por los eventos de las últimas veinticuatro horas. Aunque no podía negar que su cuerpo se sentía bien cuando él la tocaba, Amanda todavía sentía miedo cuando recordaba todas las veces que él abusó de ella.

    Era una sensación extraña. Amanda todavía podía sentir que le picaba y se excitaba entre las piernas cuando pensaba en que él la tocaba, y al mismo tiempo sentía miedo de la idea de estar a solas con él otra vez. Pensó en tocarse entre las piernas mientras él se lo mostraba, pero se sentía nerviosa por hacerlo. Aunque no podía explicar por qué, Amanda incluso sentía miedo de tocarse y tener esa buena sensación.

    Acababan de salir de una parada de descanso en Albany cuando Amanda escuchó un "pop" apagado. La camioneta comenzó a tambalearse. Alarmados, Amanda y Travis se sentaron erguidos en sus asientos mientras su padre murmuraba una maldición. Recuperó el control del auto y disminuyó la velocidad, deteniéndose en el arcén.

    Su padre agarró su chaqueta impermeable y saltó del auto hacia la lluvia. Amanda lo vio dando vueltas alrededor del auto y observando cada uno de los neumáticos. Finalmente, abrió la puerta y metió la cabeza mojada dentro.

    “Chicos, tenemos una rueda pinchada”, les dijo. “Quédense aquí y yo pondré la de repuesto, ¿de acuerdo?”

    —¿Necesitas ayuda, papá? —preguntó Travis con entusiasmo. Amanda se dio cuenta de que él también estaba aburrido.

    —No, gracias, Travis —respondió—. Quédate aquí con Amanda, ¿de acuerdo? Dame un segundo y en un abrir y cerrar de ojos estaremos de nuevo en camino. —Cerró la puerta de golpe. La puerta trasera de la camioneta se abrió y él comenzó a mover las maletas para recuperar la rueda de repuesto.

    Amanda suspiró y miró su reloj. Eran casi las dos de la tarde. Se desabrochó el cinturón de seguridad y se arrodilló en el asiento del coche para poder ver a su padre trabajando en la parte trasera del vehículo.

    —¿Papá? —dijo—. ¿Vamos a almorzar pronto? Tengo hambre.

    Se escuchó un fuerte tintineo de herramientas mientras hablaba. “Amanda, cariño, ten paciencia, ¿de acuerdo? Pararemos a comer algo tan pronto como cambie esta rueda, ¿de acuerdo, cariño?”

    —Está bien —dijo Amanda, sentándose de nuevo. La lluvia ligera tamborileaba suavemente sobre el techo del coche. Amanda se movió nerviosamente. En el asiento delantero, Travis encendió la radio y comenzó a buscar emisoras.

    De repente escuchó a su padre decir: “Oh, genial…”. Luego suspiró.

    Amanda se arrodilló de nuevo y miró por encima del asiento. “¿Qué pasa, papi?”

    “El gato del coche no funciona”, se quejó. “No puedo cambiar la rueda si no puedo levantar el coche con el gato”.

    —Oh —dijo Amanda sin saber qué podía hacer.

    —Bueno... —dijo su padre, pensando para sí mismo—. Supongo que podría...

    Lo interrumpieron los faros de un coche que se detuvo detrás de él en la banquina. La visión de Amanda estaba parcialmente obstruida, por lo que no podía ver, pero escuchó el portazo de un coche y una voz familiar que hablaba.

    “¡Hola!”, dijo el desconocido. “¿Tienes problemas con tu auto?”

    —Ah, sí —respondió el padre de Amanda—. Se pinchó una rueda. Me alegro de que te hayas detenido. ¿Tienes un gato hidráulico que pueda usar? El mío está roto.

    “¡Claro, por supuesto!” dijo el hombre. “Déjame ir a buscarlo…”

    —Eh, chicos —les volvió a hablar su padre a través de la puerta trasera abierta—. Este hombre nos va a ayudar, así que quédense quietos, ¿vale? Cerró la puerta trasera.

    Travis se encogió de hombros y siguió jugando con la radio. Amanda, sin embargo, se quedó muy quieta mientras miraba por la ventana trasera de la camioneta. Aunque el vidrio estaba salpicado de gotas de lluvia, podía ver que el auto que se había detenido era una camioneta roja. Y el hombre que salió a ayudar vestía una de color naranja brillante.

    Quince minutos después, la camioneta avanzaba con suavidad por la carretera. Su padre tarareaba alegremente para sí mismo.

    “Fue fantástico”, dijo. “No hay nada como ayudar al prógimo”.

    —¿Quién era ese tipo, papá? —preguntó Travis.

    —Sólo era un buen samaritano que viajaba por la carretera —respondió. Miró por el espejo retrovisor a su hija, que estaba extrañamente callada—. ¿Amanda? ¿Aún tienes hambre, cariño?

    Su hija se quedó mirando fijamente al vacío, pero sus palabras interrumpieron su ensoñación. “¿Qué? Ah, claro, papi. ¿Vamos a parar en algún sitio?”

    —Pensé que podríamos parar en algún restaurante o algo así —respondió su padre—. ¿Te parece bien?

    "Bueno."

    El coche aminoró la marcha y su padre tomó una salida. Distraídamente, añadió: “Ah, y solo para demostrar nuestra gratitud, le pregunté al hombre que ayudó a cambiar la rueda si quería venir a almorzar con nosotros. Así que él también estará allí”.

    Amanda se quedó helada cuando escuchó a su padre decir esas palabras. Su mente todavía estaba procesando esa información cuando su padre estacionó el auto y paró el motor en un pequeño restaurante. “Vamos”, anunció. Se desabrochó el cinturón de seguridad y salió del auto. Ansioso por salir del auto, Travis lo siguió. Lentamente, Amanda salió del auto y se unió a ellos.

    Amanda entró en el restaurante de la carretera sintiéndose como un zombi. El interior estaba bastante poco iluminado, pero había varias cabinas libres. La camarera les sonrió cuando entraron.

    —Cuatro, por favor —pidió su padre. La puerta del restaurante se abrió y entró alguien. Amanda tenía miedo de mirar para ver quién era, pero vio que el rostro de su padre se llenaba de sonrisas.

    “¡Richard!”, dijo. “Me alegro mucho de que hayas podido unirte a nosotros”.

    Su padre le estrechó la mano al hombre. Amanda se dio la vuelta lentamente. Estaba cara a cara con el mismo hombre de las áreas de descanso y las duchas del campamento. Sus pobladas cejas y bigote eran todos iguales y vestía el mismo chaleco. Le sonrió a Amanda.

    “Él es mi hijo Travis”, le dijo su padre, “y ella es Amanda”.

    El hombre estrechó educadamente la mano de Travis y luego le ofreció la suya a Amanda. Tras dudar un momento, Amanda le tendió la mano a regañadientes. El hombre le dio un firme apretón de manos, pero su pulgar acarició suavemente el dorso de su mano por un instante. Amanda apartó rápidamente su mano.

    —Por aquí, por favor. —La camarera los condujo hasta una mesa en un rincón oscuro del restaurante. Travis se sentó primero y su padre se sentó a su lado. Amanda se detuvo, al darse cuenta de que no quería sentarse al lado de Richard. Pero, como era un caballero, él se hizo a un lado y esperó a que la niña se sentara primero. Ella lo hizo sin mucho entusiasmo, sentándose frente a Travis.

    Abrió los menús. “Entonces, ¿a dónde vas?”, le preguntó su padre a Richard.

    —Boston —respondió con frialdad.

    —¡De verdad! —su padre lo miró sorprendido—. ¡Nosotros también! ¿Qué te trae por ahí?

    —Sólo estoy visitando a unos amigos —dijo Richard, mirando el menú—. ¿Y tú?

    Su padre y Richard iniciaron una conversación informal. Amanda era demasiado pequeña para alcanzar la mesa del reservado, así que sostuvo el menú en su regazo mientras lo leía. Deseaba poder sentarse más lejos de Richard, pero los reservados eran tan pequeños que su pierna tocaba la de ella mientras se sentaban. Pero en realidad no se sentía tan asustada ni nerviosa. Seguramente él no haría nada en ese restaurante con su padre y Travis sentados frente a él...

    La camarera se acercó y tomó nota de sus pedidos. Todos pidieron hamburguesas con queso, excepto Amanda, que quería un hotdog. “Bueno, Richard”, dijo su padre, tomando un sorbo de agua. “¿Cuánto tiempo llevas conduciendo en este viaje?”

    —Oh, ya pasó un tiempo —Richard se encogió de hombros—. Vengo de Colorado.

    “¡Guau, Colorado!”, comentó su padre. “Es un viaje bastante largo para un solo hombre”.

    —Ha sido un viaje largo —comentó Richard. Pasó la mano por debajo de la mesa y la apoyó sobre la rodilla de Amanda—. Pero no me he aburrido.

    Amanda se movió incómoda, pero la mano de Richard permaneció sujeta a su rodilla. La niña miró suplicante a su padre, pero él no se dio cuenta de su situación. Nadie podía ver lo que estaba sucediendo debajo de la mesa del comedor.

    —¿No? —preguntó su padre—. ¿Cómo haces para no aburrirte en la carretera?

    Amanda permaneció sentada completamente inmóvil mientras la mano de Richard subía desde su rodilla y le masajeaba el muslo. Richard le sonrió a su padre. “Hago muchas pausas en las áreas de descanso”, explicó. “Me da la oportunidad de relajarme”.

    La mano de Richard se desplazó hacia la parte interna del muslo de Amanda. La niña de ocho años mantenía las rodillas cerradas, pero él intentaba con insistencia separarle las piernas. Amanda miró impotente a su padre, pero él había iniciado una nueva línea de conversación con Richard. Travis, mientras tanto, no prestaba atención a nadie mientras garabateaba en un trozo de papel. La niña quedó abandonada a su suerte.

    La mano de Richard le acarició suavemente la pierna a través del fino algodón de la ropa de Amanda. Ella había decidido no usar jeans ese día, sino un par de shorts ajustados de algodón. El calor de la mano de Richard era fácilmente perceptible contra su piel. Sus dedos se acercaban cada vez más a la unión de sus muslos, a pesar de los intentos de Amanda de mantener sus piernas cerradas.

    La camarera se acercó con una gran bandeja de comida. Amanda sintió que la mano de Richard se retiraba, por lo que relajó las piernas. Pero el hombre rápidamente aprovechó su descuido y empujó su mano hacia la indefensa entrepierna de la joven. Amanda se estremeció y se sentó erguida mientras Richard ahuecaba los hinchados pliegues de su vagina. Su rostro se sonrojó de vergüenza cuando el hombre la acarició en secreto mientras estaban sentados a menos de un metro de su padre.

    “¡Aquí está su comida!”, anunció alegremente la camarera mientras comenzaba a distribuir los platos. Amanda miró abatida a la camarera, esperando notar la mano de Richard. Pero la camarera solo llenó los vasos de agua antes de sonreír y alejarse de la mesa.

    Todos empezaron a comer con avidez, excepto Amanda, que había perdido el apetito. Nadie se dio cuenta de que Richard comía sólo con una mano. La otra permanecía subrepticiamente debajo de la mesa, y su dedo aplastaba con fuerza el pequeño clítoris de Amanda a través de sus shorts y ropa interior delgados. La niña inhaló con fuerza y dejó escapar un pequeño jadeo de sorpresa cuando los dedos de Richard provocaron la respuesta adecuada en su cuerpo.

    —¿No tienes hambre, Amanda? —comentó su padre, que no notó nada fuera de lo normal—. Antes dijiste que tenías mucha hambre. Amanda frunció los labios y se encogió de hombros sin comprometerse. Sin demasiado entusiasmo, empezó a picotear su perrito caliente. A pesar de su incomodidad con la situación, Amanda no pudo evitar sentir un ligero cosquilleo de excitación entre las piernas mientras Richard la molestaba.

    Los tres hombres devoraron rápidamente sus hamburguesas en cuestión de minutos. Amanda solo había comido la mitad de su hot dog cuando la camarera llegó a retirar sus platos. Sin embargo, dejó que la camarera se llevara su plato. Amanda esperaba que pudieran irse pronto, pero sus esperanzas se vieron frustradas cuando Richard y su padre pidieron café.

    Richard dejó de tocarle la entrepierna por un momento. Amanda se permitió esperar por un breve momento que hubiera terminado con ella. En cambio, el hombre deslizó su meñique debajo de la cinturilla elástica de sus pantalones y ropa interior. Amanda tragó saliva, miserable, mientras él comenzaba a explorar su raja calva. Se estremeció cuando su dedo hurgó en la carne hinchada de sus partes íntimas.

    “Parece que seguirá lloviendo”, comentó su padre, mirando por la ventana del restaurante.

    —Sí —convino Richard, mientras su dedo meñique se adentraba en el húmedo interior rosado de Amanda—. Está bastante mojado. Richard miró a Amanda y sonrió ante su broma privada. Avergonzada, Amanda se dio cuenta de que su cuerpo estaba respondiendo al tacto de Richard. Sus orejas se pusieron rojas.

    Finalmente, llegó la cuenta y su padre insistió en pagar el almuerzo de Richard. “Es lo menos que puedo hacer”, dijo con firmeza. Después de mucho discutir, Richard le dejó pagar. Pareció una eternidad, pero la camarera finalmente regresó con la tarjeta de crédito de su padre y él firmó la cuenta. Después de acariciar a la niña una última vez, Richard sacó su dedo de sus interior.

    Todos salieron de la cabina. “Bueno, Richard”, dijo su padre, “quiero agradecerte nuevamente por detenerte para ayudarme con esa rueda pinchada”.

    —No, ni lo menciones —dijo Richard, agitando la mano en señal de despido. Salieron del restaurante.

    "Si no hubiera sido por ti, probablemente todavía estaríamos sentados allí", bromeó su padre. Llegaron a la camioneta. Amanda deseó que su padre se apresurara a abrir la puerta del auto para poder entrar. En cambio, su padre le agradeció a Richard una vez más y le estrechó la mano.

    "Que tengas un buen viaje", le dijo su padre a Richard.

    —Tú también —dijo Richard, sonriéndole. Se acercó a Amanda y le dio una palmadita en el hombro—. Sé una buena chica, Amanda —le sonrió. Richard fingió pellizcarlre la nariz, pero en lugar de eso dejó que su dedo meñique pasara por las fosas nasaes de la niña. Amanda detectó inmediatamente el olor revelador de su excitación en el meñique del hombre. Se sonrojó, pero ni su padre ni Travis notaron lo que acababa de suceder.


    Continuará