
Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 22
12 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Joaquín iba con una sonrisa de oreja a oreja, iba caminando por los pasillos de la escuela donde “supuestamente trabajaba” como trabajador social, quería visitar a Alvarado y darle la nueva noticia de haberse cogido a la hermosa mamá de las niñas.
Mientras caminaba por el pasillo recordaba cómo fue despertado muy temprano por la hermosa Carla.
—Joaquín, Joaquín… despierta, se me hizo tarde—le decía Carla a un somnoliento y fatigado Joaquín, apenas hacía unas dos horas que habían dejado de coger como conejos.
—¿Qué pasa Carla?
—Se me hizo tarde, me quedé dormida, ¿podrás tu llevar a las niñas a la escuela?
—Claro, cuenta con ello.
—¿No será problema para ti?—decía Carla con cara de preocupación, sus ojeras marcaban lo poco que había podido dormir.
—Para nada, tus hijas se bañan y se arreglan solas, ¿verdad?—Carla asintió—ya ves, yo solo las llevaría, creo que después iré a mi casa a cambiarme, no pensé que pasaría aquí la noche.
—¡Joaquín!—dijo Carla toda apenada sin poder dejar de sonreír.
—Pero me alegro, fue la mejor noche de mi vida—le dijo tomándola de la mano.
—¿de verdad?—preguntó Carla emocionada.
—Si, la mejor de toda mi vida—contestó, había mucha sinceridad en su respuesta.
—Me duelen las piernas y las caderas—dijo bajito y algo apenada.
—Ya te acostumbraras mi vida.
—¡Joaquín!—volvió a gritar ella roja como tomate, pero con una sonrisa en los labios—pero también fue la mejor noche de mi vida; bueno, me voy mi vida, muac
Le dio un beso en los labios, Joaquín no la quiso besar, le apenaba el mal aliento matutino que siempre tenía, pero se asombró que Carla no titubeó en besarlo.
Escuchó como se cerró la puerta y como un auto se encendió y posterior a calentar motor arrancó, se levantó lentamente, estiró su cuerpo, él también estaba cansado, pues cargó a Carla en la madrugada y se la cogió recargada en la pared continua a la recámara de su hija, lo hizo hasta que sus piernas le temblaron y apenas pudo regresar a la cama cargando a una muy feliz y orgasmada Carla.
Fue al baño y se lavó los dientes, escupió la espuma en el lavabo y enjuagó su boca, tocó su verga por encima de su nuevo bóxer y sintió como su verga se ponía dura, se dirigió al cuarto de Pao, entró muy sigilosamente y la vio acostada boca abajo, las sábanas estaban casi en el suelo, ella tenía flexionada una pierna y no traía pijama, estaba solo en pantaleta, se acercó y olió la rajita, sonrió pues olía a orgasmo, sonrió malicioso, eso significaba que cuando los escuchó se masturbó.
Lentamente le fue bajando la pantaleta, Pao se había desvelado masturbándose, estaba tan dormida que no se dio cuenta, la niña quedó desnuda de la cintura hacia abajo, un dedo entró en su rajita infantil, aún estaba mojada, su orgasmo fue muy intenso, sacó el dedo y escupió en su mano y la llevo a su glande que emergía erecto del bóxer.
Apuntó a la rajita y el glande se atoró, empujó un poco y entró hasta la mitad, la sacó y la regresó hasta que entró toda, justo cuando el glande doble el pequeño cérvix dela niña, esta despertó.
—¿Papá?—dijo volteando hacia atrás.
—Si mi putita, no hagas ruido, que no quiero despertar a tu hermana.
—Si papi, aaahhh
Empezó a gemir la pequeña Pao al sentir como la verga de su papá postizo entraba y salía de su rajita, recordó los gemidos de su madre, imaginó que Joaquín no se había lavado la verga, así que estaba compartiendo los jugos maternos, ese pensamiento la hizo tener un orgasmo.
—Aaahhh, papi
—Si mi putita, si voy a ser tu papá te voy a despertar a punta de verga todos los días, ¿te gustaría eso?
—Si papi, si quiero… tu verga… todos los días… aaahhh
—¿te gustaría recibir verga todos los días por tu culo?
—Si papi, todos los días… por mi culo… aaahhh
—Dilo entonces—dijo Joaquín dejándose caer para que le entrara más.
—Quiero que me despiertes con tu verga en mi culo todos los días, aaahhh
Dio un fuerte gemido al sentir que Joaquín se la metía muy profundo mientras le susurraba cosas pervertidas en su oído infantil, su rajita encharcada demostraba lo mucho que disfrutaba ser tratada como una vil puta.
—¿Te masturbaste anoche?
—Si papi, mucho, mi frijolito está todo hinchado de lo mucho que me lo toqué, aaahhh
—Si, lo siento muy hinchado, eres tan puta como tu mamá.
—Si, lo soy aaahhh—decía Pao loca de orgasmos.
—¿escuchaste anoche cuando me la cogí como a una puta?
—Si, escuche todo, como gritó cada vez que te la cogiste.
—Te la quiero meter en el culo.
—Papi, no he ido al baño—dijo volteando angustiada.
—Yo te ayudo a cagar—dijo con cara de pervertido ante la mirada de angustia de Pao.
Se la sacó de un tirón, escupió mucho en el culo de la niña y apuntó el glande, la cabeza entró, empujó sin piedad y entró lo demás
—Mmmggghhh—iba a gritar, pero Joaquín le tapó la boca con su mano.
Pujo la pequeña niña al sentir el intruso en su puerta posterior, se sintió demasiado plena, pues en las mañanas era la hora que generalmente defecaba, podía sentir como su excremento era comprimido por la verga de su papá postizo, eso le provocaba cólicos en su intestino grueso.
—Ay, papi, me duele la panza ay… ay… ay
—Aguántate puta, resiste la verga de tu papá.
—Si papi, ay… ay
Lo quejidos de la niña no detuvieron a Joaquín, al contrario se excitó al sentir la incomodidad de la niña siendo enculada con su intestino cargado de mierda, la sostuvo de la cadera para hacer más fuertes sus estocadas.
—Ay papi, me viene, ya no aguanto ay… ay… ya déjame, necesito ir al baño ay… por favor papi ay… ay
Joaquín no la soltó, siguió bombeándole fuerte el culo hasta que sintió que algo cremoso espeso rodeaba su glande, la sacó bruscamente y Pao rápidamente puso su mano en su culito tapándolo, se paró y corriendo se dirigió al baño, ni la puerta cerró, Joaquín tirado boca arriba respirando agitado y sonriendo escuchó el estruendo de flatulencias y caída de excremento ante los quejidos de la pequeña e inocente Pao.
Se levantó entró al baño donde Pao seguía cagando, tomó un trapo, lo mojó y limpió su verga, le sonrió a la pequeña cuando salió, Pao solo pudo sonreír brevemente y continuó haciendo sus caras de pujo.
Joaquín caminando en silencio se relamía los labios de lujuria, era la primera vez que amanecía con las niñas, siempre las veía por las tardes y nunca las había despertado, su mente pensaba muchas cosas muy sucias y puercas, pues seguía excitado, no había eyaculado, su verga seguía dura, totalmente erguida, así entró a la habitación de Jo.
La niña dormía boca arriba, estaba cubierta por la sábana, aun así se podía apreciar que sus piernas estaban abiertas, una de ellas estaba flexionada de la rodilla, cayendo y haciendo ver muy erótica la imagen.
Joaquín, que como un lobo hambriento babeaba, jaló la sábana dejando ver a la niña en un shortcito chiquito de tela delgada, casi transparente que dejaba ver su pantaleta, nunca lo había visto, seguramente era el que ella se ponía para dormir, eso lo excitó más, pues estaba conociendo los momentos íntimos de las hermanitas.
Con la habilidad que solo posee un hombre excitado jaló el short al mismo tiempo que la pantaleta, Jo quedó desnuda de la cintura hacia abajo, sus labios y monte de venus ya demostraban vellos, Jo pintaba para ser una mujer muy peluda de sus genitales.
Escupió en su mano y embarró la saliva en la vulva infantil de Jo, lo hizo suave, pues no la quería despertar, con esa misma suavidad posó su lengua en el introito y lamió, lo hizo como un pequeño y tímido gatito, pero los ojos con los que la miraba mientras lo hacía, eran del más grande de los pervertidos.
—Mmm
Jo se movió un poco, pero no despertó, Joaquín siguió lamiendo, separó suavemente la pierna de la niña para dejar más expuesta su vulva, dejo mucha saliva en el introito y con el sigilo de un felino se fue subiendo en ella.
—Mmm
Volvió a gemir Jo cuando la verga de Joaquín empezó a entrar, la niña no despertaba de su profundo sueño, también se había desvelado masturbándose, Joaquín logró meter casi la mitad, la sacó tan lentamente que parecía cámara lenta de alta definición, a esa misma velocidad la regresó.
—Mmm—Jo empezó a abrir los ojos– ¿qué pasa? ¿papá?
—Si mi putita, soy yo, vine a despertarte a punta de vergazos.
—¿Y mamá?
—Ya se fue, me encargó que las despertara, ¿te gusta cómo te despierto con mi verga?
—Si, que rico, aaahhh papi—dijo sin importar el vulgar lenguaje que empleaba su papá postizo.
Joaquín al ver que había despertado la tomo de ambas corvas y la penetró profunda e intensamente, los gemidos e la boquita infantil de Jo emergieron inundando la habitación.
—Papi que rico, así quiero que me despiertes todas las mañanas—dijo frunciendo el entrecejo y moviendo su cadera para sincronizarse con él.
—Si mi putita así lo haré, por las noches me cogeré a tu mamá y por las mañanas a ustedes dos.
—Aaahhh—la niña gimió recordando la candente noche que habían pasado.
—¿Eso te excita verdad?
—Aaahhh—no contestó, solo gimió mirando el techo y su vagina se mojó más.
—Me la cogeré y la hare gemir como una cerda, la voy a convertir en una verdadera puta ¿oíste?
—Si papi, hazla muy puta… aaahhh
—¿Más que tú?
—Si papi, más que yo, hazla que grite pidiéndote verga, cógetela frente a nosotras aaahhh… aaahhh… aaahhh que se venga con tu verga en el culo aaahhh
—¿qué más?—Joaquín la incitaba a decir obscenidades mientras era cogida.
—Jódetela fuerte, hazme que le chupe la panocha frente a ti mientras tú le rompes el culo, aaahhh
Gimió fuerte cuando Joaquín aumento la intensidad de la cogida, Jo sabía decir obscenidades, Joaquín le había enseñado, era una niña muy inteligente y rápido aprendió que eso le excita a los hombres, el lenguaje vulgar y las ideas sucias, entre más bajo mejor para los hombres, Joaquín nunca sería la excepción en eso.
—Aaahhh, papi ¿qué haces?—preguntó Jo cuando sintió dedos de Joaquín hurgando su culo.
—Te dilatándote mi primor, quiero tu culo.
—Espérate tantito ¿sí?—le dijo Jo con cara de angustia
Joaquín sonrió malicioso, sabía que la mañana era el punto débil de Jo, su mente tenía ideas muy perversas con esa niña en ese momento, Jo con cara de angustia fue volteada quedando boca abajo, sabía que no podía huir, se relajó, no había a donde escapara, abrió su boca cuando el glande se atoro en su culo.
—Ay—dio un gritito asustada.
Aunque el dolor de la penetración era el menor de sus temores, ya había sido enculada muchas veces y estaba acostumbrada, otra era su preocupación.
—Si, así me gusta, ya te entró toda, ¿la sientes mi putita?—preguntaba él con una sonrisa de maldad.
—Si papi, ay
Joaquín se acomodó y empezó un mete y saca de moderado a intenso, pero estaba muy atento a la reacción de la niña, quería aumentar la velocidad en el momento ideal para su intención, Jo ponía mil caras, en todo el tiempo que había sido cogida por el culo nunca había sentido tanta incomodidad, ella sabía lo que podía pasar, trataba de detenerlo, pero no sabía cuánto iba a resistir.
—Papi ay… no papi, ay… ay… papi… por favor no, ay… ay
Joaquín se afianzó bien y empezó a intensificar la penetración, apretó sus dientes y se dejó caer sobre la niña penetrándola una y otra vez, su verga entraba como pistón, la pobre Jo seguía haciendo mil caras.
—Papi no por favor, siento mucho dentro de mí, ay, me siento muy llena, para papi, por favor para ya… ay… de verdad siento mucho, snif… snif
Lágrimas empezaron a salirle entre sollozos, Joaquín lejos de detenerse le dio más fuerte, jaló su cabeza para besarla metiéndole la lengua sin dejar penetrarla, lamió las lágrimas de sus ojos, sintiendo que cada vez le salían más y empujo fuerte hacia dentro del recto infantil una y otra vez, gozaba como nunca haciéndola sufrir, las lágrimas que chupaba eran un manjar, pues sabía la incomodidad y dolor que le provocaba con su verga.
—Snif… snif
Jo seguía llorando por las arremetidas que su papá le daba, lloraba más de vergüenza que de dolor, sentía como su intestino se iba llenando cada vez más, la verga estimulaba su perístasis intestinal, la explosión era inminente.
—Papi ya por favor, para… para…ay, snif… snif
Joaquín al igual que con Pao hacia un momento sintió como su verga se fue rodeando de excremento.
Joaquín jaló a Jo y se volteó quedando boca arriba con ella encima, la tomó de ambas corvas y con furia le dio por el culo a esa niña que no dejaba de llorar.
—Toma puta, toma, sabía que algún día te haría cagar con mi verga, ese día te llegó, tómala toda puta, te vas a cagar el día de hoy quieras o no.
—Snif… snif.
La voz de Joaquín era ya de furia, apretaba los dientes y fruncía el entrecejo, parecía más enojado que excitado, sin embargo nunca había sentido tanta excitación, escuchó un grito desesperado de Jo y sintió como su verga se fue mojando y empapando de material viscoso y semisólido, la bombeó varias veces sintiendo cada vez más entre gritos desesperados de Jo, la quijada de Joaquín tembló y sus ojos se pusieron en blanco, por el placer que sentía, había logrado su cometido, algo que nunca pudo hacerle a la astuta de Jo.
La soltó y Jo brincó de la cama tapando su culo con ambas manos, se veía muy graciosa corriendo como si el piso tuviera lava, sonriendo vio como salió disparada al baño, a lo lejos escuchó el “quítate pendeja” que le gritaba a Pao que seguramente apenas se iba levantando de la taza del baño.
Joaquín volteo a ver su pubis y vio el desastre de mierda que le quedó, era poca, pero si había mierda, la tapó con la mano y así desnudo caminó por la casa hasta llegar al baño, Jo estaba sentada cagando, no puso seguro, cuando Joaquín abrió ella brincó asustada, pensaba que la cogida seguiría, pero Joaquín solo pasó a su lado y abrió la regadera para lavarse.
Ya en la regadera empezó a lavar el desastre que había en su pubis, escuchó como Jo jaló la palanca de la taza y se fuera toda la mierda, la cortina se abrió y vio a una seria y molesta Jo que lo miraba, él le sonrió.
—Hola mi putita ¿no quieres pasar?—le dijo Joaquín en tono burlón.
—Eres malo—le dijo ella con la mirada seria—eres muy malo, sabes que eso nunca me ha gustado
—No soy malo, solo antojado jajaja—rio lavándose descaradamente con el jabón los genitales—además bien sabías que algún día lo lograría—lo dijo con el cinismo que le caracterizaba.
Jo parada lo veía, estaba seria y sus ojitos aun rojos por las lágrimas, Joaquín la jaló y la metió a la regadera, Jo se dejó hacer, él tomó el jabón e hizo espuma y con esta empezó a lavar a Jo, qué seria se dejaba, le talló primero el culo lavándolo todo, metió dos dedos, aún estaba laxo, Joaquín no había eyaculado, su verga se había aguadado, pero al estar lavando a Jo se volvió a poner dura.
—¿No eyaculaste?—preguntó Jo mirando cómo se iba erectando.
—No mi putita, saltaste y te zafaste antes de que te aventara la leche y saliera con tu mierda jajaja.
—Eres un cerdo
—Sí, me gusta ser un cerdo y que su seas mi puta, ven acá.
Joaquín la acercó a él y la empezó a besar al mismo tiempo que la seguía lavando, sus manos jabonosas pasaban por todo el cuerpo de la niña, Jo fue aflojando la boca permitiéndole que metiera su lengua, dentro de su boca ella le correspondió jugando con la suya, para cuando acordó ya lo abrazaba colgada de su cuello besándolo con pasión mientras él le pasaba las manos por todos lados, deteniéndose en su rajita y culo, Jo se meneaba tallándole la verga con su cuerpecito.
—¿Quieres que te saque la leche papi?—le preguntó Jo con las pupilas dilatadas masturbándolo usando el jabón que traía en las manos.
—Sí, quiero que me la saques—dijo Joaquín lamiéndoles las mejillas de forma obscena– ¿dónde quieres que te la meta?—preguntó ya con voz ronca.
—Donde quieras papi, soy tuya, ahora las tres somos tuyas para que nos hagas lo que te de tu gana—dijo refiriéndose a su madre y su hermana, mientras lo seguía masturbando.
—¿Todo?—preguntó el con mirada lasciva, la masturbación lograba su objetivo, se estaba elevando en excitación.
—Todo—dijo ella mirándolo a los ojos mientras lo seguía masturbando.
—¿hasta sacarte la mierda?—le dijo Joaquín notando como Jo se iba excitando de nuevo.
—Hasta sacarme la mierda con tu verga—dijo Jo acelerando la masturbación– solo cuando quieras sacarme la mierda con tu verga, deja que vengamos aquí y me lo haces como tú quieras.
—Lo hubiera filmado, como no se me ocurrió—dijo Joaquín para sí mismo.
—Pues mañana pones la cámara y me lo haces aquí, si eso es lo que quieres.
—¿de verdad mi putita?—decía él con su verga dura y erecta masturbada por la niña.
—Si, de verdad, somos tuyas y pues si ya me lo hiciste una vez, ¿qué más da otras? pero eres un cochino, aún no sé porque te gusta esta asquerosidad—lo decía, pero sin dejar de menearle la verga.
Jo ya estaba excitada, estaba de nuevo en el punto donde decía de todo y era capaz de cumplirlo, se había cuidado mucho tiempo para evitar que la hiciera cagar con su verga, pero en la mañana con su intestino cargado ya no pudo detenerlo, ahora ya le había hecho de todo, y si ya lo había hecho, que más daba otra vez, solo que ella pedía que fuera en un lugar donde pudiera lavarse a tiempo, porque si le daba asco, pero con tal de mantenerlo contento lo haría de nuevo.
—Aaahhh
Gimió la pequeña Jo, ya se le había pasado el coraje de que su papá postizo la hiciera cagar cogiéndosela por el culo, ahora quería sentirlo de nuevo dentro de ella, Joaquín también estaba muy cachondo, no había podido eyacular, no lo hizo en Pao ni tampoco en Jo cuando la torturó analmente.
—Penétrame ya—le dijo Jo
Joaquín la fue volteando y la hizo sostenerse de la pared con las manos, le separó un poco sus piernas y acomodándose atrás de ella le guió la verga a la rajita infantil de Jo.
—Aaahhh, papi
Joaquín la tomó por las caderas con ambas manos y lentamente la fue penetrando hasta lograr que entrara toda, la sacó y la metió lentamente, Jo se sentía en el paraíso, casi nunca era tan tierno como en ese momento, se la sacaba y se la metía lentamente, la verga se iba lubricando con los jugos de Jo, le pasaba la mano por sus tetas en desarrollo y las acariciaba, no se las había pellizcado como siempre lo hacía, solo las acarició amorosamente, Jo vibraba con la cogida pasional que le daba, Joaquín se le acercó al oído y le susurró
—Te amo bebé, te amo mucho
—Aaahhh
La pequeña tuvo un orgasmo intenso, nunca le había dicho que la quería, mucho menos que la amaba, al menos no de forma sincera, ahora se lo decía justo cuando la pequeña estaba en su punto máximo, eso hizo que se corriera como nunca lo había hecho, ahora probaba el orgasmo de amor, era diferente para ella, ahora involucraba sentimientos, no la sensación carnal que estaba acostumbrada a sentir.
—¿Si me amas papi?—dijo en un susurro palpitando de emoción.
—Si bebé, te amo mucho, si pudiera me casaría contigo y tendríamos muchos bebes
—Aaahhh—tembló de sus piernitas, su corazón latió como nunca lo había hecho—yo también te amo papi, eres el hombre que más amó y siempre amaré, aaahhh
Lágrimas volvieron a salir de los ojitos de Jo, solo que ahora eran de entrega y felicidad, su papá postizo le decía que la amaba, nunca nadie se lo había dicho de esa forma, ahora se lo decían y ella sentía que era verdad; no, ella sabía que era verdad.
—Te amo, te amo papá–Le decía una y otra vez mientras lloraba de felicidad.
El agua ya les había quitado el jabón, Joaquín la cargo y así ensartada se la llevo a su cama, se la sacó y la volteo, Jo quedó boca arriba con sus piernas muy abiertas, se apoyó en sus codos y miró a su papá, Joaquín la miró, su raja estaba roja de la reciente cogida, él se fue acomodando y su verga sola se acomodó en el introito y solita se fue para adentro de la pequeña raja, Jo por mero reflejo abrió su boca y abrazo a Joaquín.
—Papi, estas dentro de mi otra vez
—Si mi bebé, estoy dentro de ti, te amo tanto
—Y yo a ti papi, te amo mucho, snif… snif
—Te amo tanto que quisiera embarazarte
—Si papi, quisiera tener un hijo tuyo, no sabes lo feliz que estoy, te amo papi—decía con lágrimas en sus ojitos.
—Y yo a ti bebé–Joaquín le lamió las lágrimas demostrando lo muy emocionado que estaba.
Mientras hablaban la verga de Joaquín iba de dentro a afuera y de afuera a adentro, Jo lo abrazaba y abriendo lo más que podía sus piernas le entregaba su cuerpo y sobre todo su corazón, si lo quería, pero ahora en este momento tan apasionado, no solo le estaba entregando su cuerpo, también le estaba entregando su alma, en ese momento se sintió mal por primera vez por haberle sido infiel con los otros sujetos, lo abrazo abrazó jalándolo de la cabeza pegando la boca de él a su cuello, Joaquín chupó, casi le hace una marca; Jo entregada, girando la cabeza a un lado para abrir su cuello, se dejaba, pero él alcanzó a pensar y dejo de hacerlo, ¿cómo justificaría un chupetón en el cuello de una niña?
—Aaahhh
La pequeña tenía el orgasmo sintiendo la boca de su papá en el cuello, estaba dispuesta a dejarse marcar por él, que supieran los demás que tenía dueño, no importaba si su mamá la castigaba, ella ya no estaba razonando, estaba guiándose solo por el amor que sentía y que se desarrollaba en ella.
—Chúpame el cuello papi
—¿Por qué?
—Porque te amo y quiero que todos sepan cuanto te amo y que tengo dueño.
—No puedo hacerlo, te lo verán—decía el sin dejar de penetrarla.
—No me importa—decía ella desesperada moviendo su cadera para excitarlo y que le marcara el cuello.
—No bebé, no es prudente—decía Joaquín sufriendo por no poder hacerlo.
—Bueno hazme una marca con tu boca dónde solo tú la veas—los ojitos de ella eran de súplica
La verga de Joaquín palpitó, se excitaba con lo que ella le pedía, él también se había enamorado de las dos, pero con Jo era diferente, era más madura, más inteligente, con ella tenía un sentimiento más carnal, a Pao la veía más como una hija verdadera, aunque se la cogiera, sabía que él representaba una figura paterna para la pequeña, pero para Jo representaba un amante más que un padre, ahora que le confesaba que la amaba se sentía en la gloria el ser correspondido por ella y ver que le entregaba el alma.
Lentamente fue bajando desde el cuello, incluso le sacó la verga para poder bajar bien, chupó la teta izquierda como si quisiera sacarle leche.
—Aaahhh—Jo gimió sintiendo que ahí sería la marca, pero Joaquín lo sacó de su boca.
Joaquín siguió bajando y se detuvo en el abdomen plano de la niña, le estuvo besando y chupando, bajo un poco más y le lamió la raja que estaba más que mojada, regresó al monte de venus y cerca de la ingle se detuvo, ese era el lugar ideal para marcarle la piel, hacerle saber quién era su dueño y que nadie la viera.
—Si papi—dijo la pequeña como aprobando cuando sintió la succión intensa de la boca de su papá postizo.
Joaquín chupó muy fuerte, se separó para ver cómo estaba y vio que aún no estaba lo suficientemente marcada, regresó la boca y chupó con todas sus fuerzas.
—Aaahhh—gimió Jo mientras con sus manitas lo sostenía de la cabeza, como si quisiera evitar que se despegara de ella.
La succión que Joaquín hacía con la ingle de la niña era muy intensa, tanto que Jo sentía algo de dolor, pero no lo quitaba, antes lo sostenía para que la siguiera marcando, Joaquín chupaba y levantaba su cabeza estirando la piel infantil para que la marca quedara de buen tamaño y final mente la soltó.
—Aaahhh papi te amo—dijo Jo levantando la cabeza y viendo al enorme marca que tenía en su ingle izquierda.
—Y yo a ti bebé—le dijo mientras se subía otra vez en ella y la penetraba de nuevo– ¿te gustó la marca que te hice?
—Si papi, mucho—la pequeña meneaba sus caderas sintiendo la verga de su papá entrando en ella—prométeme que no dejaras que desaparezca, todos los días me chuparas para que siempre este morada y sepas que soy tuya.
—Aaahhh, me vengo mi bebé
Joaquín ya no pudo más y explotó con lo último que le dijo Jo, ella quería que le chupara esa ingle todos los días y le marcara la piel y fuera como la señal de que ella tenía dueño y ese dueño era él.
Su verga escupió mucha leche, tanta que esta desbordó por los costados de su verga que seguía entrando y saliendo de la pequeña.
Joaquín tuvo el orgasmo de su vida, el también involucró sentimientos y sintió la emoción de su futura hija, la verga seguía dura dentro de la pequeña, tardó en aguadarse, mientras eso sucedía los dos se besaban con una pasión impropia para una nena de esa edad, era sentimiento de amor entre dos personas, solo que una era un adulto y la otra tan solo una niña.
—Creo que si me va a gustar que te cases con mamá si todas las mañanas van a ser así.
—Te lo dije, esto se pondrá mejor y más cuando nos vayamos de vacaciones juntos.
—Si papi, iremos a donde tú quieras a que nos hagas todo lo que se te antoje.
—Y prométeme algo
—¿Qué?
—Que me ayudaras que cojamos juntos con tu mamá
—Papi, te prometo lo que quieras, solo te diré algo, no creo que eso suceda, mi mamá no es así.
—Anoche noté otra cosa, debiste ver cómo se chorreo cuando le susurré cosas al oído, si tú me ayudas se podrá.
—Bueno, si eso es lo que quieres te ayudo papá—le dijo besándolo, la verga de Joaquín se aguado y salió.
Se zafó de ella y quedó acostado boca arriba en la cama a un lado de ella, respiraba agitado, en eso entro Pao, los vio y vio la verga que aún estaba semidura, vio el moretón en la ingle de su hermana, sintió envidia, pues a ella le gustaba ser la favorita de su papá, pero al parecer este día la ganadora era su hermana y no ella, de todas formas de subió a la cama y le chupó la verga limpiándola, tenía la esperanza de que recuperara dureza, si algo tenía Joaquín es que era de erecciones constantes y se ponía duro con mucha facilidad.
Pao sonriendo sintió como su felación rendía frutos, la verga de él se estaba poniendo dura, lo masturbó y lo miró, Joaquín la veía atento, nadie hablaba, Pao jaló a Jo y la sentó en la verga de su papá, Jo desconcertada se dejó hacer por su hermana menor, no entendía que es lo que quería, pues lo que ella esperaba era que Pao se sentara y se lo cogiera.
—Aaahhh—gimió Jo al sentir la verga de Joaquín de nuevo dentro de ella
Pao besó a su hermana y se acercó a Joaquín, se subió a horcajadas sobre el pecho de Joaquín mirándolo, se subió más y se acercó a el rostro de él que ya sacaba su lengua para chuparle la raja, pero Pao no le puso la raja, le puso la ingle izquierda en la boca, Joaquín entendió lo que quería, chupó con la misma intensidad que se lo hizo a su hermana mayor y la dejó marcada, Jo desde atrás sin dejar de menear las caderas vio la intensión de su hermana, sonrió por lo competitiva que era su hermanita, igual Joaquín se las cogía a las dos, así que eso era lo de menos, se movió con más intensidad para excitarlo y así marcara la piel de su hermanita.
Pao se levantó y miró su ingle, sonrió viendo una marca más grande que la de su hermana, volteo a ver a Jo que se seguía meneando y la hermana mayor entendió, se quitó y se puso al lado de su papa para besarlo mientras Pao lo cabalgaba, la cogida fue en silencio, nadie habló, solo se escucharon los gemidos y las respiraciones agitadas, Joaquín una hora después eyaculo dentro de Pao que nunca se bajó de él hasta sacarle la leche.
Las acostó y fue por su celular, les tomó fotos a las dos denudas, con leche en sus rajas y los chupetones en sus ingles izquierdas, la piel blanca de las dos hacía lucir muy visible la marca morada. Se vistió y salió de la casa, dejó a las hermanitas descansando y les dijo que no las llevaría a la escuela, resolvería unos asuntos y regresaría más tarde. Las niñas se quedaron dormidas del cansancio, eso sí, una sonrisa adornaba esos angelicales rostros.
Joaquín tocó tres veces en la puerta de la oficina de Alvarado este abrió mirándolo sorprendido.
—Hola ¿qué haces aquí?
—Vine a visitarte carnal y darte una noticia.
—¿Cuál?—dijo Alvarado invitándolo a pasar.
—Me la cogí anoche—dijo Joaquín desplomándose en un sillón.
—No—negó Alvarado con una sonrisa.
—¿Quieres pruebas?
—Las exijo—dijo Alvarado sin dejar de reír dándole poca credibilidad a su nuevo socio y ya casi mejor amigo.
—Pues tómala—le dijo Joaquín arrojándole una tanga a las manos.
Alvarado tomó la prenda y la extendió usando ambas manos, era la sexy tanguita que Carla se había puesto para lucir sensual para Joaquín, en el área de la entrepierna tenía una mancha grande de flujo vaginal, incluso la mancha tenía forma de la vagina de Carla, Alvarado la acercó a su nariz y aspiró la fragancia de Carla, olía a mujer excitada, pero con una limpieza antojable.
—Hey, hey, no inhales demás jajaja—dijo Joaquín con falsa molestia.
—Eres un cabrón, aun no sé cómo logras estas cosas—dijo aventándole la tanga de regreso– ¿y las niñas?
—Las dejé más que cansadas, me las cogí hoy por la mañana a las dos.
—Debes tener cuidado y ellas no pueden faltar tanto, tengo control sobre calificaciones de Jo, pero Pao depende de otro maestro.
—Claro, claro, eso lo sé, pero hoy era festejo—dijo Joaquín, en eso sonó su celular, un mensaje entraba
“Hola mi amor, ¿cómo estás?”
Joaquín sonrió y le mostró el mensaje a Alvarado.
—Mira carnal, si la tengo comiendo de mi mano.
—Te digo, eres un cabrón
—Mira checa esto—dijo Joaquín texteando algo
“no dejo de pensar en ti, tengo mi mente nublada, solo puedo pensar en tu hermoso cuerpo ahora que lo he visto”
Le enseño a Alvarado que sonriendo negaba con la cabeza.
“¿si te gusto yo?”—contestó Carla apretando sus piernas de emoción.
“mucho, tanto que necesito verte ahora mismo”
“pero estoy trabajando, no puedo salir”—decía, pero si estaba excitada.
“bueno mínimo mándame una foto tuya, pero sexy, que me haga excitar”
“Jijiji, espera”—dijo Carla que se sentía atrevida.
Ella había escuchado un sinfín de historias de compañeras de todas las categorías en el hospital que le habían mando fotos comprometedoras a sus novios o amantes casados y la cosa nunca acabo bien, ella se auto prometió que si un día tenía un novio jamás haría eso, este día mandaba al carajo esa promesa y buscaba donde era seguro desnudarse para Joaquín, quería que la deseara más que a ninguna otra mujer.
La espera fue tan solo 3 minutos, el celular mando alerta de mensaje y en la pantalla se veía la leyenda “Imagen”, Joaquín la abrió y miró la foto que Carla le mandaba, era ella en una selfie en el espejo de algún baño, estaba con el chaquetín de enfermería abierto, su sostén subido y las tetas al aire, Joaquín se excitó, pero le presumió la foto a Alvarado que abrió los ojos como platos sorprendido, incluso le quitó el celular a Joaquín para agrandar la imagen y ver a detalle las tetas de Carla, eran firmes y muy estéticas, Alvarado sintió envidia de lo que Joaquín se estaba “comiendo”.
—Esta mujer está demasiado hermosa, carnal te volaste barda con ella—dijo Alvarado admirando la suerte que tenía su socio, sí que había encontrado el “dorado”
—Creo que iré a visitarla al hospital, a ver si logro cogérmela ahí, nunca me he cogido a una enfermera en su área laboral.
“hola, no contestas, ¿te gustó la foto?” era Carla, Joaquín la había olvidado
“perdón mi amor, es que no dejaba de ver tu imagen, no sé si sea correcto decirlo, pero estoy muy excitado”
“¿te digo algo? Yo también”
“¿Si?”
“sí, estoy toda mojada de la zorra”
Joaquín sonrió malicioso, sí que tenía de la mano a Carla, ya imaginaba su futuro con ella.
“Mi amor, perdón, ya me voy a ocupar, ¿te voy a ver a la noche?”—preguntaba Carla.
“si mi amor, por la cena no te preocupes, de eso me encargo yo”
Se despidieron como dos tortolos adolescentes, Joaquín sentía extraño, pues él nunca había vivido un noviazgo como tal, todo fue chicas pagadas, en la adolescencia no fue precisamente el más agraciado, volteo a ver a Alvarado que con una sonrisa lo veía, leía la emoción en su socio, Joaquín brincó al sentirse descubierto, Alvarado siguió sonriéndole.
—Carnal—dijo Alvarado con tono cordial– te voy dar el mejor consejo que alguien te puede dar, cuida a esa mujer y no hagas pendejadas, no todos los días encuentras al unicornio en el bosque, recuérdalo.
Joaquín solo asintió aceptando el sabio consejo, su socio tenía razón.
Guillermo alias “el príncipe”, vestía un traje gris claro brillante, camisa blanca y corbata negra, traía su cola de caballo semicanosa y era ese sello distintivo que lo caracterizaba con ese apodo, “el príncipe”, era un ex militar, de 1.80 metros de alto, de fuerzas especiales, su gesto siempre era de enojo, su frente presentaba el dibujo constante de un rostro mal encarado, reía poco y cuando lo hacía de todas formas lucía molesto.
Cayó en las drogas y el alcohol y prácticamente fue rescatado por el obispo tirado en un callejón muriendo de hambre, en aquel entonces el actual obispo era tan solo un párroco, el príncipe le debía la vida a él, se convirtió en su mano derecha y nunca titubeo en hacer lo que el obispo le pedía, ahora a sus 55 años era un veterano sumamente experimentado en “solucionar” problemas.
El obispo le había encargado un problema a resolver, su hijo nuevamente se había metido en problemas, recordaba aún con fastidio como tuvo que “convencer” a la novicia y su familia de que olvidaran la golpiza y violación que el estúpido mocoso de Damián le puso, la familia asustada con las amenazas del “príncipe” retiró del convento a su hija que jamás volvió a tocar una zona eclesiástica y nunca más supieron de ella.
Entró a la iglesia, esta estaba desierta, cerró la puerta con candado, en silencio caminó a la sacristía, conforme se fue acercando escuchó rumores que se fueron convirtiendo en gemidos, sin preguntar ni tocar abrió la puerta, Nidia la feligresa que estaba próxima a casarse y que asistía a las pláticas prematrimoniales, estaba empinada sobre la mesa de la sacristía, sus enormes tetas estaban liberadas y pegadas a la mesa bamboleándose al ritmo de la cogida, ella estaba con los brazos abiertos sosteniéndose al mismo tiempo de los borde laterales de la mesa para resistir los embates que le daba Damián desde atrás.
—Tu culo, te lo bendigo—decía Damián mirando la zona de la penetración.
—Si padre, bendígamelo todos los días—decía la excitada Nidia mientras era enculada, casi no se le entendía, pues traía su pantaleta en la boca.
A pesar del miedo que sentía Damián continuó con las pláticas prenupciales, Nidia se enteró del asalto injusto e impune que sufrió el cura y se ofreció a acompañarlo para cuidarlo, curarle las heridas diariamente y protegerlo de un nuevo episodio, obvio que desde el primer día se la cogió, ella feliz iba todos los días a recibir la sagrada bendición de Damián.
El príncipe se quedó parado, en posición de descanso con sus piernas ligeramente separadas y sus manos juntas al frente a nivel de sus cintura, en la típica posición de descanso militar; se quedó en silencio mirando la feliz pareja que cogía en plena iglesia, Damián subió sus ojos y vio al príncipe, se quitó de Nidia asustado, ella al sentirse desacoplada abrió los ojos asustándose al ver a alguien más ahí, como pudo acomodó su blusa guardando sus tetas y mientras bajaba la falda sacó la pantaleta de su boca que Damián le había metido para mitigar el ruido, tomó su bolsa y salió acomodándose la ropa con su tanga hecha bola en una mano.
—¿Qué haces aquí?—preguntó Damián subiendo el cierre de su pantalón.
—Me mando tu padre—dijo el príncipe sin cambiar de posición viendo de reojo a Nidia que salía apresurada.
—Hubieras mínimo hablado para saber que venías
El príncipe no contestó, solo lo miró con esa mirada dura que hacía quebrarse al más fuerte, Damián se estremeció, había escuchado historias de lo que el príncipe era capaz de hacer.
—¿Y qué es lo que quieres?
—Información
—¿De qué?—dijo abrochándose el pantalón-
—Tú sabes de qué—dijo con voz áspera de pocos amigos.
—Me dijo mi papá que me olvidara del asunto—ahora se abrochaba el cinto.
—Así es, tú te vas a olvidar del asunto, pero yo no y necesito información—le hablaba rudo, nunca le gustó el mococete, sentía que no era digno del carácter de su padre, el obispo y su actual mentor.
Damián ya no quiso discutir, le dijo todo, no omitió ningún detalle a pesar de la muecas de asco que el príncipe le hacía y la negación que hiso con la cabeza juzgándolo mientras él hablaba, el príncipe lo interrumpía haciéndole preguntas clave de información y detalles, copio en una pequeña libreta la dirección de las niñas, Damián aun guardaba los mensajes en su celular, el príncipe tomó notas de ellos, él no usaba celular, se quedó en la época donde no se usaban, para él eran solo un estorbo, los que realmente necesitaban buscarlo sabían dónde encontrarlo.
—Bien, tengo todo lo que necesito, continua con tus asuntos—dijo mirándolo de arriba abajo con desprecio antes de girarse y darla vuelta.
Salió el príncipe de la sacristía, afuera estaba Nidia sentada en una banca toda hecha nervios, pues no había podido salir por el candado superior que el príncipe puso en la puerta, la pobre era bajita y por más que brincó no lo alcanzó, resignada se quedó sentada en una de las bancas de la iglesia, el príncipe pasó a su lado indiferente, sin mirarla, su gesto siempre de enojado, las líneas de expresión muy marcadas, Nidia agachó la mirada ocultando su rostro, mirando al suelo de un lado a otro; mientras el príncipe iba a la salida escucho como Damián la llamó de nuevo.
—Nidia, hija ven por favor
—Pero padre—dijo Nidia mirando al príncipe que se iba
—No le des importancia, sigamos en la que estábamos, recuerda que te iba a bendecir el culo—le dijo Damián fuerte sin importar si era escuchado.
Damián la tomó de la mano y la jaló hacia él, la mano de él se perdió bajo la falda de Nidia, se excitó, el “príncipe” lo iba a resolver, les daría una paliza como mínimo a sus agresores.
El príncipe escuchó como nuevamente la sacristía se cerraba metiendo a Nidia en ella, eso no le interesaba, le era indiferente, aunque le molestaba lo fácil que este padrecito perdía la razón por cuestiones de faldas, eso era lo que lo había metido en problemas, pero eso no era su asunto, ahora tenía un objetivo más importante.
Arturo “el puma” miraba con nostalgia el celular, no había recibido mensajes de las niñas desde hace mucho, no se atrevía a saludarlas, pues sospechaba que posiblemente las habían descubierto, eso sí sería grave, era no solo eran menores, era unas verdaderas niña de 9 y 7 años, pero las ganas de estar con ese par fue más fuerte, apuró su cerveza, estaba en una cantina con unos amigos.
Paty la chica nueva y muy atractiva le había mitigado las ganas de mujer, pero no era lo mismo, extrañaba a Jo. Paty era atractiva, había que reconocer eso, pero el puma tenía que hacer casi todo; si, ella dejaba hacer de todo, como metérsela por el culo y esas cosas, pero extrañaba la iniciativa y lenguaje vulgar que esa atrevida niña era capaza de hacer y decir.
Se despidió de sus amigos y tomó su taxi, eran cerca de las 7:30 pm cuando decidió ir a pasar por la casa de la hermanitas, la ventaja de tener taxi libre era esa, que podía andar por donde quisiera sin levantar sospechas, cerca de la casa decidió estacionarse y contemplar con nostalgia la casa, aunque fuera de lejos.
El puma recordaba esas sesiones sexuales que tuvo con Jo y con Pao, su verga se erectó, la acarició por encima de su pantalón, cerró sus ojos un poco, pero los abrió de nuevo, pues aunque no era de noche y estaba en la vía pública; de repente algo llamó su atención, un auto se estacionó más cerca de la casa y nadie bajo del vehículo.
La persona que lo conducía apagó el motor y observó hacia el mismo lugar que él observaba, la casa de las hermanitas, la excitación desapareció y su instinto de peligro se activó, sentía que algo no andaba bien con ese vehículo, el conductor fumaba y miraba con la paciencia de alguien que vigila y no tiene prisa de irse hasta ver lo que necesita.
Hubo movimiento en la casa, el puma vio salir a un tipo algo panzón y de mediana estatura, lo vio abordar un auto y partir, el conductor se agachó como si escribiera algo, se mantuvo unos 15 minutos observando y partió.
El puma hizo lo mismo y a una distancia prudente lo siguió hasta que se detuvo en un antro tipo burdel y cantina, a una distancia prudente se estacionó y cuando vio que entró lo siguió.
El lugar era lo que se esperaba encontrar, chicas en poca ropa, algunas bailando en una pista, otras acompañando a los hombres tomando alcohol y riendo; se quedó un momento parado moviendo su mirada lentamente hasta que localizó su objetivo.
Lo reconoció, era el príncipe, el muy bien conocido matón del obispo, el puma andaba en los barrios bajos, no se metía con la mafia, pero sabía quiénes eran los que participaban, vio que este se sentó con dos hombre corpulentos en una mesa cerca de la barra, el puma lentamente sin llamar la atención se sentó en la barra de espaldas al príncipe, no era visto por él, pero el puma si podía escuchar todo lo que hablaban.
—Pues como les decía, este pendejo se metió con una hija de alguien pesado de la mafia rival, le dieron una paliza que casi lo mandan al hospital, el jefe quiere que averigüe quien es, hoy fui a la dirección donde viven esas niñas pero no vi nada inusual.
—¿Entonces no son de la mafia?—preguntó uno de los grandulones
—Obvio que sí son pendejo—dijo el príncipe molesto por la estupidez de sus compañeros, no eran precisamente unas mentes brillantes, pero eran efectivos para lo que él necesitaba—estos así juegan, son doble cara y esos son los más peligrosos.
—¿Entonces qué hacemos jefe?—volvió a preguntar el primer grandulón.
—De momento nada, no hay prisa, estaré vigilando esa casa y quienes la visitan, ya les avisaré cual es el movimiento, por lo pronto tu “oso” averíguame el dueño del carro de esta placa.
—Si jefe– dijo el segundo grandulón, uno muy moreno y barbón.
Los dos grandulones le hicieron reverencia, el príncipe se levantó y salió del lugar, eso dejó al puma muy desconcertado, ¿acaso esas niñas eran hijas de algún “cabeza grande” de la mafia? Él no había escuchado algo de eso y en la casa no vio ni siquiera una foto de algún papá o imagen masculina.
Salió unos minutos después subió a su taxi y una angustia lo invadió, las niñas estaban en peligro, quien quiera que fuera su papá ellas estaban en medio del fuego cruzado que se llegase a dar, se dirigió a la casa de Paty, el lugar donde dormía desde hace tiempo, el novio de Paty se atrasó por cuestiones de auditorías, era transición entre dos empresas y lo ocuparon más tiempo dejando a su flamante novia sola.
Toco tres veces, hiso su toquidos especial para que Paty supiera que era él, después de los toquidos especiales escuchó los pasos de Paty que casi corriendo fue a abrirle, traía una blusa grande que casi le llegaba a medio muslo, sus ojos se iluminaron cuando vio que era el puma, ya su corazón se había agitado de tan solo escuchar los toquidos, brincó y se colgó de su cuello y lo besó con una pasión, que tal vez ni a su novio “fresa” le demostraba.
—Llegaste mi amor, pensé que hoy no vendrías—dijo mordiéndose el labio y agitándose inquieta colgada de él.
—Estaba algo ocupado
—¿quieres una cerveza?
—Si pequeña
Paty lo soltó y corriendo fue a la nevera trajo dos y las abrió dándole una a él que ya estaba en la sala sentado, ella se sentó al lado de él pero de frente con sus piernas cruzadas demostrando su pantaleta, chocaron botellas y brindaron. El puma aún estaba preocupado.
—¿Pasa algo mi amor? Te noto raro—le preguntó Paty viendo como el miraba la nada mientras le daba una trago a la cerveza.
—No bebé, solo que fue un día pesado
—Pues ya estás aquí mi amor y yo te haré sentir mejor—dijo abriendo un poco más las piernas para acercarse a él y besarlo, después se separó—te tengo una noticia
—¿Cuál?
—Mi novio no vendrá hasta dentro de un mes, me hice la enojada y todo, pero estaba brincando de emoción sabiendo que estaríamos más tiempo juntos, hasta me masturbé como me enseñaste—lo miró a los ojos buscando su mirada– ¿No te da gusto?
—Si bebé mucho—dijo el puma mirándola, pero no había mucha emoción en su rostro.
Paty se volteó y se recostó en las piernas él, tomó los brazos del puma y los cruzó frente a ella, así como auto abrazándose con los brazos de él.
—¿Sabes? He pensado en algo
—¿En qué?—preguntó el puma aún preocupado por las niñas mientras le daba un trago a su cerveza.
—¿Y si corto a mi novio?—preguntó ella despacito.
El puma reaccionó a lo que le decía, dejó de pensar en las niñas y se concentró en ella por primera vez desde que llegó.
—¿Y por qué harías eso?—le preguntó mirándola.
—Pues para estar contigo, ya bien como pareja formal, te presentaría a mis papas y así no tendríamos que escondernos.
—No, no hagas eso—le dijo el puma serio—tu novio es subgerente de una empresa transnacional, su futuro es prometedor, esta joven, de tu edad y empiezan una vida, yo ya hice esa vida, no puedes estar conmigo, no te convengo.
—¿No me quieres?—preguntó Paty desenredándose de los brazos y poniéndose de frente a él.
—No es eso, es que yo no te voy a poder dar lo que él te da.
—Sí, eso dices siempre, pero él no puede darme lo que tú me das—dijo Paty con tono triste—estos días hicieron que me diera cuenta de eso.
Paty si bien llegó ilusionada a la ciudad, con un prometido flamante y una vida prometedora, se topó con el puma, que le enseño el verdadero orgasmo, ahora que lo conocía ya no quería perderlo y estaba dispuesta a dejarlo todo por el puma.
—Perdón, creo que estoy confundiendo los sentimientos que ya tenías con tu novio, creo que mejor me voy– Hizo un ademán de levantarse
Estaba con su mente en otro lado y ahora Paty le decía que quería hacer una vida con él, eso lo sacó completamente de donde estaba y no es que él fuera malo, solamente que ya había probado el compromiso y esa etapa ya había quedado atrás, ahora disfrutaba su soltería y no quería regresar a estar solo con una mujer, pero Paty estaba tomando otro camino, así lo sintió él y si iban por caminos diferentes lo mejor era terminar y dejar que ella continuara con su vida como antes la tenía.
—No te vayas—dijo impidiendo que se levantara– ¿Por qué te quieres ir?
El puma se le quedó mirando, con esos ojos azul profundo que habían enamorado a más de una mujer.
—Perdón, no quiero que pienses que estoy jugando contigo, por eso te digo que yo ya no quiero compromisos, ya lo viví y ahora estoy bien así como estoy; tu no, tú sí necesitas ese compromiso.
—Quédate—le dijo ella sin dejar de mirarlo, su mirada era de angustia como no escuchando lo que él le decía.
—Pero no puedo darte ese compromiso que tu quieres
—Ok, no me importa eso entonces—dijo ella angustiada de que se quería ir de ahí y no volver a verla—ya no vuelvo a decirlo, está bien seguiré con mi novio, pero quédate al menos hasta que él llegue y hazme sentir la mujer más dichosa del mundo—hizo una pausa y buscó su mirada–hazme sentir mujer, lo necesito.
Al decir esto ella le tomo la mano y la llevo a su entrepierna, el puma sintió la suavidad de esa vagina por encima de la suave pantaleta que se empezó a mojar, el puma miró la cara de abnegación de ella, haría cualquier cosa para que se quedara esos días que no estaría su novio y muy seguramente lo buscaría para verse a escondidas cuando él llegara a la ciudad, ya había vivido mucho esas historias, Paty le había dado hasta el culo para complacerlo, ahora le suplicaba que la hiciera suya esos días, el puma respiró hondo y metió su mano más bajo del blusón de Paty que abrió sus ojos y su boca al mismo tiempo que fruncía el entrecejo de placer, al sentir la mano de su macho abrirse paso por su pantaleta hasta llegar a su mojada vagina.
—Aaahhh mi amor
La sesión pasional comenzó y duró dos horas en las que el puma le hizo de todo, quiso probar que tan lejos llegaba y después de metérsela en el culo y vaciar su leche, se la metió en la boca y ella sin protestar se la mamó, eso lo excitó y se puso duro de nuevo, Paty al sentirlo se puso sobre él y se auto sodomizó hasta sacarle la leche nuevamente
—Si mi amor, lléname, hazme lo que quieras, soy tuya aaahhh
Decía Paty sin dejar de dar fuertes sentones para darle placer al puma con su culo para convencerlo de que se quedara con ella al menos esos días y cuando su novio llegara lo seguiría viendo, no sabía como, pero su vagina chorreaba imaginándolo, él no supo en que momento se quedó dormido aun con Paty encima cabalgándolo sacándole las últimas gotas de leche.
Continuará

Abusando de una tontita
11 de enero de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA
Creo haber hecho una buena obra cogiéndome a esa chiquilla. No me considero un malechor.
Ni me llamo Juan, ni me llamo Pedro, ni me llamo Francisco, ni me llamo Julio. Porque el caso es que para ustedes no me voy a llamar de ninguna manera. Seré tan solo un fantasma que explica unas vivencias pasadas. Pero nunca nadie va a saber quien soy yo.
El caso es que yo trabajo en una tienda de… digamos de congelados. Yo me encargo de la caja y soy digamos en gerente de la tienda. A mi mando estan unas cuantas chicas/mujeres de la tienda que si bien alguna está bien rica, no entra a formar parte principal de lo que me dispongo a relatar.
A menudo entra una madre o padre o lo que sea con una niña que vienen de compras. Como las niñas pequeñas pequeñas no entienden mucho de contactos humanos, a menudo me aprovecho y les pellizco el culo o alguna cosita así. Cuando se van haziendo más grandes las féminas, también se ponen muy buenas algunas de ellas. Pero entonces también se vuelven más listas y no puedo meterles mano con la misma facilidad con que meto a una niña que apenas sabe porque le estás acariciando en trasero o sobando las tetitas.
Pero haze unos cuantos meses entró en mi tienda una chica de unos 15 años, alta, delgada, guapita, pero con una muy especial particularidad que era para mi totalmente nueva.
El caso es que solo de mirarla a la cara, veías que esa chica no estaba a pleno juicio. Resumiendo; que era uno poco tontita. No tenía la típica cara del síndrome de down (mongol) sino que su disminución era de otro tipo. No sé ahora definir que tipo porque no soy médico, pero que tenía cara tan solo de tontita, no más.
Desde el instante en que la vi me fijé un blanco, manosearla. Esta acción tiene diferentes veces, diferentes dificultades. Y en la mayoría de casos tiene que tener uno un golpe de suerte. Como que le pase la chava por el lado (con su progenitor delante) o que mientras su progenitor escoge la compra, la chava se te acerque para bromear.
En este primer encuentro con la que llamaremos Dulce, tuve tan solo un poquitín de suerte. Su progenitora se fue ya de la tienda y la llamó porque ella aún estaba encantada mirando. Justo después de llamarla, la madre se giró hacia la calle. Y eso me dio la oportunidad de al pasar Dulce a mi lado, le metí la mano entre las piernas. Fue un contacto muy rapido, milésimas de segundo. Pero noté en esas milésimas de segundo, que le palpé la panocha como quien palpa la pelota de volleyball en un match.
Como me sucede a menudo después de manosear a una clienta, se me empalmó la poronga el rato inmediato a su tránsito. Deseé con intensidad que se convirtiera aquella tontita en una clienta habitual de la tienda. Y Dulce volvió, no se convirtió en una clienta habitual que viene día sí, día no, pero volvió.
No sé cuanto tiempo pasaría entre el primer y segundo contacto, quizá 2 o 3 meses, quien sabe. En este segundo contacto no hubo, digamos, contacto. Ella estaba con su madre ante mi, detrás de la barra, mientras yo cobraba. Y como vi que no tendría esta vez manera de manosearla, me dediqué a otras manipulaciones; mientras su madre se distraía mirando su monedero y sacando los €uros y esas cosas. Yo le echaba a Dulce unas cuantas miradas de estas que palpan. Primero la miraba a los ojos y viendo que ella me estaba mirando los míos, la recorrí de arriba a abajo. Mirandole las tetillas, la barriguita, esa de ensueño cadera en la que sería fabuloso hacer bailar mi poronga. Y al volver mi mirada a sus ojos (después de recorrela toda) vi que su sexto sentido femenino había captado todo lo que le había dicho con mis ojos.
Ahí acabó todo. Se fue y pasó otro intervalo de tiempo antes de volverla a ver. Esta tercera vez tuvo un aspecto nuevo, como las dos anteriores. Al igual que la segunda; cobré a su madre con ella a su lado. Mientras cobraba, veía que ella me miraba con ese que debía ser incomprendido deseo sexual que sentía su cuerpo, no su mente. La mirada que le pegué la segunda vez tuvo su efecto. Y ella, como mujer, había pensado en mi con posterioridad a la compra. Yo me dije “las cosas pintan tan difíciles como la segunda vez, no alcabzaré a tocarla” entonces puse mi atención al máximo, como si estubiera jugando un partido de volley, y esperé a los dos segundos en que su madre ya se encaminaba hacia la puerta, y ella aún no había comenzado a andar. Con la velocidad del rayo, alzé mi mano y le acaricié la tetita. Ella la recibió claro con sorpresa y me dedicó una sonrisa.. Yo la dejé claro, pues no era cuestión de que la madre se girara para llamarla. Al soltarla y después de dedicarme esa sonrisa, se volvió a su camino con su madre.
En los instantes después, pensé que la semilla ya estaba echada. Ella sabía quien era ese tendero de los ultramarinos y sentía atracción por él, era cuestión de aprovecharlo. El tiempo pasó de nuevo, pasaron semanas, quizá meses, y Dulce seguía sin aparecer. Pasado el verano (recientemente) llegó una semanita de vacaciones en mi tienda, plantada en una zona esencialmente turística. ¡Vacaciones! Loadas vacaciones. Pero tienen cosas buenas y también malas. Pues no podría manosear durante ellas a ninguna chava en la tienda.
¿Saben ustedes como cuando tu numero del cuponazo coincide con el premiado y la serie incluida? Pues esa fue la fortuna que me sonrió a mi cuando; era el miercoles de la semana de vacaciones. Yo tenía mucho tiempo libre y resulta que estoy acostumbrado a comer cada día, dormir cada día, y trabajar cada día y digo: ¿por qué no ir a la tienda a arreglar ese fluorescente que parpadea? Ahora que no hay nadie, no habrá quien me moleste y allí fui. Llegué con mi personal cajita de herramientas, dispuesto a arreglar el problema en un periquete. No cerré la verja esperando salir en 20 minutos, y fue ese el numero de lotería que me tocó sin esperarlo. Estaba yo concentrado en mi lampista tarea, cuando oí que la puerta de aluminio de la tienda se abría y entraban unos pasos.
¡Quien es! Vociferé, esperando que me contestara una de las empleadas. Pero no contestó nadie. Extrañado, me levanté y me fui a ver quien era el imprevisto. Casi que me saltan lágrimas de alegría de los ojos cuando vi quien era. Era Dulce. Con la sonrisa más grande que he tenido nunca en la cara, me acerqué a ella y la cogí de los costados.
Hola, dije.
Hola, dijo ella, vengo a buscar 500 gramos de calamares.
Uy, pues no te los puedo dar, porque la tienda está cerrada y nuestro surtido está temporalmente en otra tienda. Pero te voy a dar otra cosa riquísima, ya verás. Después de cerrar con llave la tienda, y viendo la que esperaba su reacción (ninguna) tomándola de la mano, me la llevé al lavabo. Una vez en el aseo. Tomándola del trasero, la senté en la repisa. Sus ojos tenían la misma mirada que esa última vez que vino con su madre, en que le toqué la tetita. No sabía en absoluto porqué le gustaba lo que le hacía, pero así era.
Sin prisa pero sin pausa empezé a besarle el cuello, ella tan solo sabía que le gustaba lo que le estaban haciendo, y no tenía ninguno de estos prejuicios que tienen las “enteradas”. No me andé con remilgos y en unos minutos de morreos y sobarle las tetitas, ya la tenía descamisada. Tenía unas tetitas soberbias, pequeñitas porque se ve que Dulce hace algún deporte, pero con la forma justa de una teta que bien criada puede ser hacerse idealmente grande.
Entre los muchos manipulares que practiqué en Dulce, no se cuando fue que empezé a sobarle la concha. Ella agradecía estas manipulaciones con unos muy dulces gemidos de adolescente a la cual soban la concha por primera vez. Evidentemente, al cabo del rato, ya la tenía en pelota viva encima de la repisa del lavamanos. Mis ojos no podían apartarse de ese primario objetivo que me llamaba a cada momento. Esa concha peludita, con esos pelos finos primerizos nunca rapados, pues al rasurarse una, se engordan los pelos y eso no me gusta mucho. Pero su panocha era virgen tanto por fuera (pelos nunca cortados) como por dentro (ya se me entiende). Sin poder evitarlo me saqué el ciruelo preparándome a “usarlo”. La cara de Dulce me revelaba que estaba excitadísima. Y yo iba a complacerla como se merece una chica tan linda.
Observando el intenso placer que sentía Dulce, la masturbaba con la punta de mi pene en su rajita. Se trataba de ir preparándola para penetrarla y eso iba a ser tan difícil como placentero. Cuando opiné que hubo llegado al grado de excitación máximo, empujé. Ahhhh, ella solto un gritito, revelador de la intensidad de sensaciones que sentía. Por no hacerlo doloroso, traté de hacer mi penetración lo más homogénea posible. Se la fui insertando toda arrancandole un gemido en cada centímetro mío que entraba. Al final quedaban un par de centímetros y fue allí que empujé al máximo mi entrepierna.
Oooooooooh.
Ya estaba, ya la tenía desvirgada, ahora era cuestión de gozarla. Sin pausa alguna, después de penetrarla totalmente. Adquirió mi entrepierna ese dulce ritmo de penetración masculino. Meterla, sacarlameterlasacarla. Al tiempo que veía que ella gemía como quizá nunca más hiba a gemir, me fijé en que salían lágrimas de sus ojos. Lágrimas de alegría son, como las que me iban a salir a mi cuando la vi entrar pensé. Eso apasionó mi cogerla hasta mi propio límite; abrazándola fuerte sentada ella en la repisa, le insertaba sin prisa pero sin pausa, toda la longitud de mi poronga, para volver a sacársela hasta que casi se saliera, para volver a metérsela tratando de que sus paredes vaginales sintieran el más grande placer sentido nunca y que no más se sentirá otra vez.
Llevábamos un buen rato cogiendo cuando de pronto pensé: un momento, no llevo goma, ¿que hago, me corro dentro y quizá la dejo embarazada? ¿Y quizá me busca la policía y hasta me encierran? Uy no, será mejor sacarla. Le saqué la poronga de la vagina y pensé como acabar; no me gusta el sexo anal, ¿sabrá ella chuparla? Pensé que no sabría y ideé una forma particular de acabar el polvo. Le dije que se pusiera de rodillas en el suelo y que abriera la boca. Me masturbé con su mano hasta que le descargué toda la leche en la boca, como le dije antes que se la tragara; se la tragó, satisfaciendo mi viril orgullo.
En acabado, la vestí de nuevo y para ser previsor, la acompañé a otra tienda de ultramarinos de la cadena y allí compramos ese medio quilo de calamares. Una palmada en el trasero y un “no se lo digas a nadie” y pa casa.
Fín

Colegiala, la nena de la familia, Parte 04 (de Ariel el Argentino)
11 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, LGBTQ+, BDSM
Ya sabes lo que tenes que hacer hermanita querida Le dijo Luciana a Jesse.
Yo no podía ver lo que pasaba.
¿Qué estaban tramando?
Creí que Jesse vendría a mí, pero no fue así. Pero Escuche decir a Jesse.
Dale o ya sabes Le ordeno Luciana.
Mis oídos se acostumbraban. Escuchaba la respiración de Jesse.
¿Se estaba masturbando?
Pero escuche otra respiración La respiración de un hombre. ¡Alguien estaba con mi Jesse! Podía escuchar un sonido característico, un œmmmsshp.Pero me estaba volviendo loco tratando de no pensar que era.
Voy a dejar que veas un poquito
Dijo Luciana y levanto la venda de mis ojos. Fue una fracción de segundo. La levanto y la volvió a bajar.Pero alcanzo y sobro para que vea la escena. ¡Dios! Jesse estaba arrodillada en el suelo, y un viejo, el viejo del cine, el profesor de historia sentado en un banco. Jesse entre sus piernas. Una de sus manitas sostenía la verga del viejo. Justo vi cuando ella pasaba la lengua por su verga de abajo hacia arriba. Mi mente completaba el resto. Era como que podía ver através de la tela. La cabeza de Jesse subir y bajar por la verga de ese viejo.
Esa boquita hermosa y esos labios carnosos mamando la verga de ese viejo.
¿En que estas pensando cuñadito? Me dijo Luciana y sentí su mano agarrar mi entrepierna. Bajo el cierre de mi pantalón y agarro y saco mi verga afuera. No podía evitarlo, estar imaginando a Jesse chupar la verga de su profesor me había puesto al palo.
¿Mmm estas durito, te gusta ver a la nena chupando la verga de su profe? Decía Luciana apretando su mano en mi verga. Luego comenzó a masturbarme, bajando y subiendo su mano rápidamente.
Contra el escritorio hermanita, el profe ya tiene ganas de otra cosa Dijo Luciana.
¿Que Que le van a hacer? Dije desesperado y agitado.
Pero Protesto Jesse.
Pero nada, además a tu noviecito le gusta, mira como la tiene de dura
Luciana me quito las vendas de un tiron. Luciana no dejaba de pajearme. Ahora podía ver. Jesse estaba mirándome, no a mi cara, si no a mi verga. Estaba inclinada contra el escritorio. Sus tetas se aplastaban contra la madera y su culito perfecto quedaba en pompa hacia arriba. Esa imagen me sºper excito. El viejo Profesor estaba detrás de ella, con la verga en la mano a punto de penetrarla.
Perdonam.
Me dijo Jesse mirándome apenada. Pero no termino la frase que el viejo le enterró su verga en la cochita. Jesse cerró los ojos y gimió fuerte. El viejo la agarro de la cadera y comenzó a bombearla. ¡Era un viejo de 60 años cogiendo a una colegiala! Los cachetes de la cola de Jesse vibraban a cada estocada. Ella recostaba la cabeza contra la madera. Se agarraba con sus manitas al escritorio aguatando las estocadas del profesor.
¿Viste como le gusta? es mas putita que yo Me decía Luciana al oído sin dejar de pajearme. Jesse mi miraba apenada, no podía evitar jadear. Estaba gozando, se le notaba en los ojos. Mi
verga estaba dura como hierro. Quería sacar a ese viejo de ahí e ir yo y clavarle a Jesse mi verga y partirla en dos.
Mira lo que voy a hacer, después no digas que soy mala con vos
Me dijo Luciana y fue con Jesse y el viejo. No se que le dijo al profesor, no alcance a escuchar. Pero Jesse vino hasta mí. Estaba toda sonrojada. Yo estaba sentado ahí tan solo mirándola y con mi verga dura como piedra.Cabalga al caballito hermanita, como bien sabes hacer Le ordeno Luciana. Jesse Paso sus piernas alrededor mío. La tenía tan cerca. Me miraba a los ojos sin decir nada. Su manita agarro mi verga y la estaba apuntando a su conchita.
Así no, al revés, quiero que los dos miren Dijo Luciana a Jesse.Sos terrible dijo el viejo agitado Luciana río a carcajadas. Jesse se dio vuelta dándome la espalda.
Por donde más te gusta hermanita Ordeno Luciana. Jesse agarro mi verga y la apunto a su culito. Poco a poco se fue sentando y enterrando mi verga dura en su ano. Luciana estaba arrodillada ante el viejo y lamia su verga. Los dos nos miraban.¡Jesse! Grito Luciana y Jesse se dejo caer, enterrándose mi verga hasta los huevos en su culito.Ahhhhhhhhhhhggg Jadeo. Jesse recostó su cuerpo sobre mí, aguantando mi verga ensartada en su culo. Luciana se ponía contra el escritorio y ofrecía su culo al viejo profesor.
Como en los viejos tiempos, no profe? Le decía Luciana mientras el viejo se la metía por el culo. Jesse algo más recuperada comenzó a subir y a bajar de a poco sobre mi verga. ¡Dios! Que bien se sentía. Jesse sola subía y bajaba. No quería admitirlo pera la situación me sºper excitaba. Jesse también miraba a su hermana ser culeada por el profesor.
¡Mas fuerte profe, mas fuerte! Le decía Luciana con vocecita de nenita. Le viejo estaba todo sudado y la culeaba mas fuerte, o lo mas fuerte que podía. Jesse bajaba y subía despacio por mi verga. Era un placer indescriptible. Luche contra lo que me ataba para agarrarla. Quería agarrar a Jesse y tomar el control. Peor no pude desatarme.
Huuu acabooo!Grito el viejo y Luciana se saco la verga del culo rápidamente. Agarro la verga de su profesor y comenzó a chapársela con pasión. El viejo comenzó a acabarle en la boca. Jesse y yo vimos como Luciana se tragaba toda la leche del viejo. Jesse comenzó a temblar y respiraba más rápido. ¡Estaba acabando! Se quedo quieta con la verga en su culito mientras su cuerpo convulsionaba. Luciana lamia la verga del viejo que seguía durísima como si nada.
El viagra es increíble, la tenes durísima Le decía Luciana laminado la verga del viejo. Este reía todo agitado y apenas respirando. Jesse estaba sobre mí, con mi verga enterrada en su culo. Estaba relajada disfrutando de su orgasmo.
Hay un agujerito libre ahí Le dijo Luciana al viejo. Este se acerco a nosotros con la verga en la mano. Jesse lo miro y no dijo nada. Pero la notaba asustada.
No los dos no Susurro cuando el viejo se coloco entre sus piernas y apunto su verga a la conchita de Jesse. Pero no hubo pero que valga. El viejo enterró su verga en la rajita de Jesse. Sentí la presión de la verga del viejo cuando entro. Jesse respiraba rápidamente y apretaba los dientes. Luciana estaba sentada sobre el escritorio con una mano en su concha. Se masturbaba viendo la escena.
Pártanla en dos ¡Vamos! Decía Luciana fuera de si. El viejo bombeaba a Jesse. Por ese mismo movimiento Jesse se movía y se ensartaba mas mi verga, la sacaba un poco y se la volvía a ensartar.
Ay Dios… aaahhmmm aaaaaayyyy.. ohhhmmm Jadeaba Jesse fuerte. Tenía dos vergas entrando y saliendo de ella. El viejo la bombeaba cada vez más rápido. Su frente estaba bañada en transpiración. Pero no se de donde sacaba tanta fuerza para seguir bombeando.
Aaahhhh.. aahhhhh!!!… Jesse jadeaba más fuerte. Sentía su cuerpito temblar de nuevo en otro orgasmo. Yo no iba a aguantar mucho tampoco, sentía mi orgasmo llegar. Luciana se metía tres dedos frenéticamente y se agarra sus tetotas con la otra mano estrujando sus pezones. Le viejo bufaba y parecía estar a punto de recibir un ataque al corazón.
Dioss.. diooosss Decía Jesse fuera de si. No me pude aguantar más. Comencé a llenarle el culito de leche a chorros. El viejo dio dos estocadas y dejándosela enterrada comenzó a acaba también. Creo que fue mucho para Jesse que comenzó a temblar de nuevo jadeando, teniendo un tremendo orgasmo más fuerte que los anteriores.
Los tres quedamos jadeando. El viejo se fue y se sentó en una silla agarrandose el pecho. Pero tenia la verga dura aun. Jesse quedo recostada sobre mi ronroneando.
Desata a tu noviecito Le dijo Luciana a Jesse. Mientras me desataba, Luciana se acerco al profesor.
Vamos a revivir viejos tiempos
No doy mas nena le decía el viejo sin energías.
Ya vamos a ver si no das más Ustedes dos se pueden ir, chao Nos dijo Luciana. Jesse me miro sin decir nada. La tome de la mano y salimos del colegio lo mas rápido que pudimos.
¿Cómo estas? le dije pasando mis brazos por su hombro.
Cansada quiero dormir Me dijo Jesse. Caminamos en silencio. La acompañe hasta dos cuadras antes de llegar a su casa. No le pregunte nada, ya bastante había pasado.
Bueno me tengo que ir a casa Me dijo apenada.
Sabes que cada día te quiero mas Le dije y Jesse me miro con ojos brillantes. Y sonrío de una manera que me derretí. No podíamos besarnos ni abrazarnos, alguien podía vernos.
Creo que yo te quiero mas Me dijo y salio corriendo hacia su casa. Yo me quede ahí mirándola irse. Estaba completamente enamorado de ella. Mientras volvía hacia mi casa, recibí un mensaje.
Era de Jesse. œestuvo bueno lo de hoy no? jiji
Era un angelito, pero tenía alma de diablita mi nena, de eso estaba seguro.
Estuve dos días sin ver a las chicas. Aunque ahora la comunicación con Jesse había vuelto y charlaba con ella por teléfono bastante seguido. Teníamos que hacerlo es horarios específicos y a ocultas, a ocultas de Jazmín y de Luciana. En un punto creía que era más preocupante que se entere Luciana y obligue a Jesse a alguna de sus locuras.
Ya era viernes y mi perversa mente, por que si, tenia la mente podrida para hacer lo que hacia, pensaba que hacer. Mis padres habían salido de vieja por 3 días y tenia la casa para mi solo. Y lo ºnico que pensaba era como podía hacer para que Jesse pueda venir a mi casa Tirado en la cama pensando, una cosa derivaba a la otra, me preguntaba como iba a terminar todo esto no podía estar eternamente así sentía una cosa dentro de mi que me decía que el final estaba cerca, que la situación se estaba haciendo insostenible. No se si fue cosa del destino, pero mientras pensaba en estas cosas, sono el teléfono. Era Jazmín.
Venite a casa esta noche, así cenamos dale? me dijo y no podía decirle que no. Además podría aprovechar y ver a Jesse. Tal vez tenia que aprovechar y traer a Jazmín a mi casa y arreglar un poco las cosas. Una voz dentro de mi me decía œSolo estas tapando mierda con mas mierda.
Esa noche la cena trascurrió sin muchas novedades. Luciana estaba muy calma y eso me alarmaba. Tan solo dijo un par de chistes en la cena y nada más. Nada de acosos, nada de amenazas, nada de toqueteos. Muy extraño. Jazmín estaba callada, solo respondía si le preguntaban algo. Y Jesse Jesse seguía siendo el angelito de siempre. Me miraba de reojo y me sonreía tímidamente.
Y mi nena esta primera en atletismo en el colegio Comentaba orgulloso el padre. Jesse sin
mucho esfuerzo tenia las mejores calificaciones en casi todas las materias, incluso las de gimnasia. Ya de por si su cuerpo (mi mente divago un buen rato recordando su cuerpo) era perfecto y con todo ese ejercicio solo lo perfeccionaba aun mas. El padre seguía con los elogios para su nena. ¿Qué me haría si se enterara de todo lo que hacia yo con su nena, la nena de la casa, la nena de papi?
¿En que pensas? Me pregunto Jazmín sacandome de mis pensamientos.
Hemm nada, en cosas que tengo que hacer para el trabajo Mentí rápidamente. Luciana tenía la vista fija en nosotros dos. Pero no dijo nada. Algo estaba pasando y yo no estaba enterado.
¿Van a salir esta noche chicos? nos pregunto la madre.
Si, no Javier? Vamos a tomar algo y tal vez a bailar Contesto Jazmín rápidamente. Aunque no sabia que quería salir, dije que si, no podía hacer otra cosa. Me sentí algo culpable por Jesse cuando me miro algo apenada.
Luego de cenar salí con Jazmín hacia un Bar de la zona. Era extraño. Hacia un tiempo que no salía con ella a solas. No íbamos tomados de la mano, y tampoco charlábamos. Algo olía muy mal.
Esta muy linda la noche no? Comento Jazmín mirando el cielo estrellado. Parecía que no me hablaba a mí. Me quede mirándola unos instantes. Era linda, era muy linda. ¿Cómo había terminado todo así con ella? Jazmín era hermosa, sus ojos gatunos brillaban en la oscuridad, siempre con su porte elegante y su silueta de modelo de revistas. Había estado loco de amor por ella ¿Qué sentía ahora?
No hay nadie en tu casa ahora no? Jazmín me saco de mis pensamientos.
Mis papás están de vieja, queres ir a casa? Le pregunte. Jazmín me miro fijo unos segundos y sentía que me atravesaba con la mirada.
Dale Fue toda su respuesta y nos dirigimos a mi casa. No se dijo mas nada hasta que llegamos. Jazmín conocía mi casa y fue directo al baño. Yo no sabía muy bien que hacer. Jazmín estaba extraña, muy callada. Y no sabía muy bien como reaccionar ante eso. La cosa venia seria.
Sabes Dijo una vez que salio del baño. hacia mucho no estábamos los dos solos, no?
Es verdad conteste. Jazmín estaba de espaldas a mí preparando un café.
¿Me extrañaste en todo este tiempo? Continuo preguntando sin darse vuelta.
Sabes que si – Jazmín se sentó frente a mí. Me sirvió una taza de café. Estaba muy seria. Y me miraba fijamente de una manera que me sentía desnudo, como si supiera lo que pensaba.
¿Qué fue lo que pasó con nosotros? No dejaba de mirarme. No sabia que decirle.
No lo se Apenas pude decirle.
¿Aun me quedes Javier? Su mirada me atravesaba como una espada fría y filosa.
Sabes que si Tarde mucho en contestar. Jazmín entrecerró los ojos. Bebió un sorbo de café.
¿Qué tienen mis hermanas que no tenga yo Javier? Me atragante con el café y casi escupo todo.
No es… Pero Jazmín no me dejo hablar.
No. No Javier. Sabes que se todo no? Nunca fuiste muy bueno para mentirme. Creí que te di todo. Pero no, no fui suficiente para vos evidentemente. decía esto de una manera tan fría, no parecía enojada ni triste era como un robot carente de sentimientos.
¿Fueron mis pechos? No los tengo enormes como Luciana, no son dos cosas que crecen sin control como los de Jesse. ¿O fue el sexo anal? ¿Qué es lo que necesitas para satisfacer todas tus perversiones Javier?
Yo Pero Jazmín siguió Hablando.
¿Acaso tenia que ser mas putita? Solo tenías que pedirlo Javier. No ir a acostarte con mis hermanas. Hasta con mi hermana menor. Luciana es una puta, todo sabemos eso. ¿Pero Jesse? ¿Que puede ofrecerte Jesse que yo no pueda ofrecer? ¿Tetas grandes? ¿Una carita de nena? ¿Un uniforme del colegio? ¿Que buscabas Javier? Si querías un trío solo tenías que proponérmelo. ¿Acaso no te ofrecí todo?
No sabia que decirle. No me espera esa reacción. No había gritos. No había llanto. Jazmín estaba fría como un témpano diciendo todas esas cosas. La mire pero nada salía de mi boca ¿Qué podía decirle? Jazmín se levanto, tomo su cartera y se dirigió a la puerta. Algo tenía que hacer.
Jazmín Dije corriendo tras ella. Jazmín Se dio vuelta y me miro. Creo que nunca voy a olvidar esa mirada fija y penetrante. Sentí miedo. Ella saco un cd de su cartera y me lo dio.
Espero te entretengas Me dijo y abrió la puerta.
Me olvidaba de algo Dijo, y camino hasta mi. Yo estaba ahí parado sin saber que hacer con ese cd en la mano. La mano de Jazmín surco el aire a una velocidad increíble y se estampo en mi cara. El sonido de la cachetada retumbo en toda la habitación. Me miro con odio, y pegando media vuelta salio por la puerta dejándome ahí. Su mano quedo marcada por un buen tiempo en mi cara.
Había quedado atontado por lo sucedido con Jazmín. No quería pensar en las consecuencias ni en todo lo que implicaba que ella sepa todo. Es mas, jamás había pensando seriamente que pasaría el día que se entere de todo.
Y ese día había llegado.
Me tire en la cama sin tratar de pensar demasiado. Arroje el cd junto con mis otros discos. Al final había visto las fotos. ¿Y si nunca hubiera visto esas fotos? Se habría enterado de otra manera. Jazmín tenia mucha razón en algo no era bueno mintiéndole a ella. No se cuanto tiempo pase en la cama hasta caer dormido.
Desperté por el timbre. Ya era de día. Las 2 de la tarde. Había dormido muchísimo. ¿Había sido un sueño? El timbre no paraba de sonar. No, lo de jazmín fue muy real. ¿Seria ella en la puerta, tal vez Jesse, o su padre furioso dispuesto a matarme? Me levante perezoso dispuesto a pagar mis pecados.
Ya va El timbre seguía sonando. Abrí la puerta y para mi sorpresa quien estaba parado ahí no fue ninguna de las opciones que había pensando.
Hola Cunañidto
Luciana Dije Observándola.
Yo y mi botella de tequila estábamos aburridas y pensamos, ¿Porque no divertirnos con nuestro cuñadito del alma? Mire a Luciana. Tenía una Botella de tequila en la mano y estaba tan perra como siempre. Que mas daba, la hice pasar. Ella como si fuera su propia casa, fue hasta la cocina a preparar no se.
Me voy a bañar le dije Me encere en el baño y deje correr el agua. No quería pensar mucho. Seguro Luciana se había enterado de todo y vino a hacer leña del árbol caído. Tarde unos 10
minutos en pegarme la ducha. Cubrí mi cintura con una toalla y salí del baño hacia mi habitación para buscar algo de ropa.
Javi Javier, picaron de mi corazón ¿Qué es esto? me dijo Luciana mostrándome un estuche vacío.
Ah Jazmín me dio ese cd anoche Le dije sin muy pocas ganas.
Ey, ¿de que me perdí? Dijo algo sorprendida. Algo extraño estaba pasando.
No te perdiste de nada, si son las fotos que nos sacaste vos y
Ja, acaso no viste este disco? Me dijo Luciana risueña. Yo entendía nada.
Hem no por?
Oh oh! Solo vi un poquitito, pero te va a sorprender tanto como a mi – Las cosas si que estaban extrañas, no habían muchas cosas que sorprendieran a Luciana. Luciana me empujo y me sentó en el sillón.
Quedate acá, ya vengo Dijo y salio rápido hacia la cocina. ¿Qué se traía entre manos? Volvió con la botella de tequila, unas rodajas de limón, sal y vasos. Se sentó a mi lado emocionado y sirvió dos tragos.
Entonces, desde cuando Jazmín sabe todo? – Me pregunto
No lo se… anoche recién soltó todo, las cosas de pudrieron mal Le dije algo si ganas.
Mmmm brindemos – Dijo dándome un vaso de tequila.
¿Por qué vamos a brindar? no creo que tenga motivos para brindar
Brindemos porque no todo esta tan mal como vos crees Dicho esto, ambos tomamos de un solo trago el tequila. El alcohol me quemo la garganta. Peor me hico bien, me hacia falta sentir algo fuerte.
¡Otro! Dijo Luciana y sirvió otro trago más. Lo tomamos más rápido que el primero.
Y ahora, que comience la función Dijo y apretó play en el reproductor de dvds. La imagen estaba en negro. Luciana sirvió otro trago más.
La imagen apareció de golpe en la tv. Era un video casero. Tarde unos segundos en caer que la cámara estaba en la habitación de Jesse. La macara se movía, alguien la estaba acomodando. Daba hacia la cama, peor no había nadie.
Subite a la cama
¿Esa era la voz de Jazmín? Jesse apareció ente la cámara. Tenía su uniforme del colegio. Se la veía nerviosa. Se sentó en la cama y quedo ahí quita sin saber bien que hacer. ¿Qué era este video?
Deci lo tuyo Jesse
Era la voz de Jazmín. Definitivamente era de ella. Jesse tardo unos segundos, pero miro hacia la cámara y dijo:
Hola javier Soy una putita y quiero que me veas haciendo mis cosas de putita
Mi mente no entendía nada. Luciana me miraba a mí, miraba la tv divertida.
Jazmín entro en cuadro. Vestía una faldita negra y una camisa blanca. Tenia el cabello suelo. Se dirigió a la cama y se sentó al lado de Jesse. Paso su brazo por el hombro de su hermana menos. Ambas ahora miraban a cámara. Jesse corría la mirada hacia abajo, pero cuando miraba a cámara era como si me mirara a mí.
Todos tienen una obsesión con mi hermanita, la colegiala, la nena de la familia. Mi mama, mi papa, Luciana, vos voy a descubrir que es lo que tiene mi hermanita
Y dicho esto, Jazmín inclino su cara hacia la de Jesse. No podía creer lo que estaba viendo. Jazmín apoyo sus labios sobre los de Jesse, su hermanita menor. Comenzó a besarla. Jesse no se movía, estaba ahí quieta dejándose besar. Pero luego vi que sus manos tomaban a Jazmín por la cintura. Ambas se iban recostando en la cama. Jesse ya no estaba quita, de a poco comenzaba a besar a su hermana con la misma pasión que ella. Yo no podía creer lo que estaba viendo.
Lastima que no me invitaron ¿Otro?… Me dijo Luciana dandome otro vaso de tequila. Lo tome sin dudarlo. Ella tomo otro. Mis ojos estaban como platos. Jazmín devoraba la boca de Jesse con una pasión que nunca había visto. Jesse abrazaba a su hermana y se dejaba hacer. Se notaba que poco a poco estaba disfrutando de aquello. Las manos de Jazmín se movían de acá para allá. Recorrían el cuerpo de su hermana rápidamente. Acariciaban sus piernas y amasaban sus pechos por encima del uniforme del colegio.
Ohhmmmm mmmmm Luciana subió el volumen de la tv. Los gemidos y jadeos de Jesse y Jazmín inundaron el living. Jazmín con sus manos abrió la camisa de Jesse de un tiron. Los botones de la camisa saltaron en todas direcciones. Los generosos pechos de Jesse saltaron hacia fuera. Jazmín fuera de si bajo el sostén de su hermana y comenzó a devorarle los pechos. Jesse estaba como sorprendida, pero tampoco hacia nada para evitar la situación.
Mire hacia mi costado y Luciana estaba con una pierna sobre el sillón. Estaba vestida con una musculosa y una minifalda de Jean. Tenía su mano entre sus piernas, dentro de su tanguita y se estaba masturbando. Miraba fijamente la tv. La deje hacer lo suyo. Dios, no podía creer lo que estaba viendo. Jazmín se sacaba su camisa y su falda quedaba desnuda. Ahora Jesse la besaba con la misma intensidad que ella. Jesse besaba el cuello de su hermana y tocaba sus pechos, sus piernas. Jazmín poco a poco la iba desnudando ambas se revolcaban en la cama con una suavidad y una pasión que me estaba volviendo loco.
Sentí las manos de Luciana en mi cintura. Abrió lo toalla y saco mi vera afuera. Ya la tenia durísima. Ver ese video me estaba dejando loco de lujuria. Sin mucho preámbulo Luciana pego un lametón a mi verga. Y sin más la engullo para comenzar a mamarmela rápidamente. Pero no dejaba de mirar la tv. Y tampoco dejaba de masturbarse. Tenia una de sus manos entre sus piernas y la movía frenéticamente.
Sos una putita y dan ganas de comerte
Aaahhh mmmmm.
Los jadeos de Jesse, la voz de Jazmín. Ambas estaban completamente desnudas. Tenían sus piernas cruzadas. Una pierna de jazmín entre las piernas de Jesse. Una pierna de Jesse entre las piernas de Jazmín. Ambas se movían como si se estuvieran penetrando fregando sus piernas contra sus conchitas. Jazmín amasaba los pechos de Jesse y los mamaba como una loba hambrienta. Jesse rasguñaba la espalda de Jazmín y jadeaba cada vez más fuerte.
La boca de Luciana me chupaba la verga a gran velocidad. Bajaba y subía su cabeza su parar, la lamia y me la succionaba y me chupaba los huevos. No aguante más. Agarra a Luciana y la arroje al suelo. Ella río divertida.
Me encanta cuando te volves un puto animal Me dijo en cuatro patas mirando hacia atrás. Su increíble culo, redondo y firme estaba a mi disposición. Me pare imponente, deje caer mi toalla y quede completamente desnudo. Tome mi verga con la mano como si empuñara un arma. Y colocándome detrás de Luciana, baje su tanguita y la penetre en la vagina de un estocón a toda velocidad.
Ohhh dios! ¡Así hijo de re mil putas! Me grito Luciana y comencé a embestirla mas fuerte.
Ambos no dejábamos de mirar la tv. Jesse y Jazmín se revolcaban en la cama, jadeaban. Jazmín bajo por las piernas de Jesse y coloco su cabeza entre ellas. Comenzó a chuparla la vagina a su hermanita. Jesse se mordía un dedo jadeando y curvaba su cintura.
¡Más fuerte puto, más fuerte! Me gritaba Luciana moviéndose ella sola para penetrarse aun más. Yo tenía agarrada a Luciana por la cintura y la embestida de una manera brutal. Mi verga entraba y salía a toda felicidad de su conchita. Su culo vibraba en cada estocada. Jazmín y Jesse en la tv hacían un 69. Jesse ya no estaba tímida ni temerosa. Lamia la vagina de Jazmín con pasión, pasaba su lengua y metía sus deditos en la raja de su hermana de una manera que jamás imagine que haría.
Luciana y yo traspirábamos de tan fuerte que estábamos cogiendo. No iba a aguantar mucho más. Luciana Jadeaba fuerte.
¡Así puto! ¡Más fuerte! Dame mas, destrózame puto! Me seguía gritando comenzando a jadear en un evidente orgasmo.
Ahhh.. aahhhhh ahhhhhhhhhh!!!
Emitía la tv. Jesse y Jazmín jadeaban más fuertes. Ambas estaba descontroladas chupandose y metiéndose dedos por sus orificios. Las dos estaban acabando y apretaba sus cuerpos. Jesse curvaba su cuerpo y temblaba. Jazmín jadeaba con la cabeza tirada hacia atrás.
No aguante mas, di dos fuertes estocadas más a Luciana y le enterré mi verga hasta lo más profundo. Comencé a eyecular violentamente. Luciana jadeaba y se aferraba a la alfombra en un potente orgasmo. Luego de llenarme la conchita de mi semen caliente, caí jadeando en el sillón. Luciana quedo recostada en la alfombra respirando fuerte y con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Ambos seguíamos mirando la tv.
Jazmín y Jesse se estaba besando dulcemente. Jesse sobre la cama y Jazmín sobre ella. El beso era largo y profundo. Luego de un rato, y Luciana y yo mirábamos hipnotizados esto. Jazmín se levanto de la cama y apago la cámara. Así terminaba el video.
Me gusta mirar este tipo de documentales, a vos no cuñadito? Me dijo Luciana sirviendo dos tragos más de tequila. No pude evitar reír. Las cosas habían tomado un curso inesperado.
Luciana era algo difícil de terminar de satisfacer. Pero luego de dos revolcadas más, más todo el tequila que seguimos tomando, caímos dormidos. Termine en un estado de ensueño. No quería pensar demasiado en lo que había visto en ese video. Al final de una manera u otra
todos abusábamos de Jesse
Y Jesse no hacia nada para evitarlo.
Cuando desperté Luciana dormía a mi lado placidamente. Ya era domingo. ¿Como fue que pasó eso? Mejor no pensarlo. Me pegue una ducha nuevamente y me hice algo de desayunar. ¿Qué tenia que hacer? No sabía ni como reaccionar ahora. Y no podía simplemente desaparecer o si?
¿Pensando en un plan maléfico para no perder nada y quedarte con todo?
Luciana me saco de mis pensamientos. Salía de pegarse una ducha completamente desnuda. No le conteste. Ella fue a cambiarse y al rato volvió y se sentó a desayunar conmigo.
Cuñadito pongámonos serios Me dijo Luciana sirviéndose café.
Justo vos me decís eso a mi Luciana rió divertida.
Si, ya se. Pero, ¿Qué pensas hacer? No te voy a negar que todo esto me divierte mucho, pero como te digo. Creí que yo tenía el control de todo, y ahora veo que no es así.
No esperaba que Jazmín reaccione de esa manera lo lógico seria que una vez que ella sepa todo, todo se termine no?
Esta no es una historia comºn y corriente tontito, y si tiene un final tiene que ser explosivo Luciana hizo una mueca imitando una explosión.
Si tus padres se enteran soy hombre muerto
Bueno si, pero no creo que se enteren, al menos durante un buen tiempo. Pensalo un poco, una persona normal al saber esto haría un escándalo. ¿Y acaso tenemos algºn escándalo acá? No, ninguno. ¿Y eso que quiere decir? Que yo seré muy puta, y eso me encanta y me pongo ese titulo a mucha honra. Pero mis hermanas también lo son. ¿Alguna vez sentiste que Jesse se negó firmemente a esto? No, la muy putita disfruta haciéndose la santa. Y Jazmín, tan elegante y señora, en vez de castigarte por todas las porquerías que hiciste, va y te hace un regalo. Te manda un video lesbico con su hermanita
Lo que decía Luciana tenia mucho sentido. ¿Por qué jamás lo vi de esa manera?
Es muy simple esto cuñadito a todas nos gusta esta situación.
Entonces, que decís que va a pasar? ¿Qué tengo que hacer? Le pregunte a Luciana que
parecía tener una respuesta para todo.
Nada. Ahora que Jazmín se sumo, no podes hacer nada. Sos nuestro titere. Yo no me quiero casar con vos, solo esta situación me fascina. Jesse te maneja, y Jazmín te esta manejando. Así que metete en la cabeza que no tomas ninguna decisión respeto a esto, nosotras te usamos, te ordenamos, te decimos que hacer cuando y como. Y no podes hacer nada el respecto.
Pero No aprecia Luciana la que decía todo esto. Jamás había hablado con ella de esta manera.
Pero nada. Porque mal no la estas pasando. Así que disfrºtalo tontito. Es solo un juego.
Luciana tenía razón. Siempre creí que ella no pensaba nada y hacia las cosas espontáneamente. Pero la verdad era que tenía todo fríamente calculado. Todo lo que decía era verdad ¿Qué podía hacer yo al respecto? Nada, tan solo esperar a que me dijeran que hacer. Mi teléfono sono en ese instante. Tenía un mensaje de texto.
Veni a las 20 hs a casa.
Era un mensaje de Jazmín, y tan solo decía eso. Y no me quedaba otra opción que ir. Luciana leyó el mensaje y lanzo una carcajada.
Te lo dije ¿no? esta situación no tenia fin.
Luciana por suerte se fue al rato. Necesitaba un poco de tranquilidad y pensar. Pero por más que hurgaba en mi cabeza no encontraba la solución a nada. Y me asustaba la idea de no poder estar con Jesse, estaba cayendo en la idea de que de verdad estaba enamorado de la mas chica de las tres hermanas ¿Pero era amor? Después de todo lo que le hice hacer ¿Era amor lo que sentía por Jesse o solo una calentura terrible?
Me tire en la cama y dormí casi hasta las 6 de la tarde. Y por primera vez desde hacia mucho tiempo sentí nervios, un dolor en la panza que me hacia recordar a cuando era un adolescente inexperto.
Media hora antes de de 20 hs, partí hacia la casa de las tres hermanas. Todo tendría su resolución ese día. Lo presentía.
Llegue y estuve como 5 minutos parado en la puerta sin hacer nada. Me daba miedo tocar el timbre. Tenía la imagen del padre de las chicas saliendo con un arma y volándome la tapa de los sesos. Tenía que controlarme, y tenia que afrontar todas mis culpas y pecados. Si señores, si hay alguien que va directo al infierno, ese soy yo.
Respire profundamente y toque el timbre.
La puerta se abrió y para mi asombro no escuche gritos de furia y un arma apuntándome. Si no que salio esa cabellera amarilla, esa carita de ángel con ojos color cielo. Jesse abrió la puerta y se quedo mirándome fijamente.
Me la quede observando unos instantes. Estaba preciosa como siempre. Tenía un jean que le marcaba toda la cola y su fina cintura. Y una remerita roja que aunque era suelta no podía ocultar sus grandes tetas.
Hola Me dijo tímidamente. Y me hizo pasar.
Tenemos una reunión familiar, porque ya sos de la familia no? Dijo Luciana sentada en uno de los sillones del living. Estaba tan perra como habitualmente solía estar. Una minifalda de jean, unos zapatos y su musculosa blanca que poco hacia por ocultar sus tremendamente grandes tetas. Todo era muy extraño. Jesse no se acercaba mucho a mí. Luciana me seguía con la mirada como un león sigue a su presa.
Llegaste Puntual para la cena Dijo Jazmín a mis espaldas. Estaba en el marco de la puerta de la cocina. Me miraba con una cara poco expresiva. No podía saber si estaba enojada, triste o algo. Solo me miraba. Tenia puesta una camisa blanca y un pantalón de vestir. Sus cabellos recoditos en un rodete que la hacían lucir muy bella y delicada.
Es hora de comer, vengan a la mesa Dijo Jazmín y nadie dijo nada. Jesse y Luciana fueron y se sentaron sin más. Luciana estaba muy divertida con la situación. Jazmín se sentó en la cabecera de la mesa.
Toma asiento Javier Me indico Jazmín y me senté frente a ella. Cada uno tenia un plato de pasta que había preparado mi ¿novia?. Jesse estaba como congelada, mirando su regazo.
¿Tus papas? Al fin me anime a preguntar. Jazmín me miro unos segundos y contesto.
Están de viaje por unos días, así que la casa es toda nuestra, no? tenia un tono sarcástico y una mirada fría que me dejaba sin saber que decir.
Coman antes de que se enfríe Dijo Jazmín y fue como una orden. Jesse tomo el tenedor y comenzó a comer muy lentamente. Luciana comía normalmente sin ningºn tipo de problemas. Jazmín me miraba fijo.
¿Esta rica la salsa? Me pregunto.
Esta muy bien Dije sin saber bien que decir.
¿Tan ricas como las enormes tetas de Luciana? Pregunto Jazmín sin ningºn pudor. Casi escupo los fideos que estaba masticando.
¿O tal vez los ricos pechos grandes y redondos de Jesse? ¿Cuáles son mas ricos Javier? No sabia que contestar. Luciana seguía comiendo con una sonrisa en la boca y parecía a punto de estallar a carcajadas. Jesse movía el tenedor lentamente pero también me miraba, esperando mi respuesta.
Creo que podemos hablar claro de estas cosas, ¿No? Si podes tener sexo con mis hermanas, esta conversación debe ser pan comido. Contéstame
Jazmín no se inmutaba. Era fácil la respuesta para mi, solo tenia que decir los de Jesse. Pero sentía que no tenía que responder eso.
Las tres tienen un gusto particular Conteste.
No sos bueno mintiéndome en la cara Javier Jazmín tenia razón.
Hablando frente a frente no podía mentirle.
Jesse Conteste. Y Jesse me miro y sonrío. Jazmín la miro a ella, y Jesse rápidamente borro su sonrisa.
Bueno, veo que te gusta la piel joven. Afirmo Jazmín.
Mis tetas están muy enojadas con vos Javiercito Dijo Luciana riendo. Jazmín seguía mirándome y comía normalmente. Como si esta fuera la conversación más normal del mundo.
¿Y quien besa mejor Javier?
Vos Jazmín Conteste sin dudarlo. Y era verdad. Los mejores Besos los daba Jazmín. Jesse besaba increíble pero solo por ser Jesse. Y nunca había besado mucho a Luciana. Jazmín creo que no esperaba esa respuesta porque corrió la mirada algo incomoda.
Hay cosas mejores para hacer, besar no es importante Dijo Luciana.
¡Eso no es verdad! Dijo Jesse de repente. Luego se dio cuenta de lo que dijo y bajo la mirada
tímida.
Por lo visto no besas muy bien Jesse Le dijo Jazmín a su hermana menor. Jesse la miro y luego me miro a mí sin saber que decir.
¿Qué cosas es mejor que besar Luciana? le pregunto Jazmín a su hermana mayor. Luciana mastico los fideos que tenia en la boca y luego dijo con toda tranquilidad.
Chupar una buena verga es mejor que besar
¿Te gusta chupar vergas Jesse? Pregunto a su hermanita. Jesse se puso totalmente colorada.
No probo muchas que digamos Comento Luciana. Jesse me miraba a mí, miraba a Jazmín, miraba a Luciana sin saber que hacer. Yo no decía nada, temía empeorar las cosas.
¿Como es eso? Pregunto Jazmín.
Claro, Solo chupo la de Javier, y el otro día se la hice chupar a su profesor de historia. Tiene solo dos vergas en su haber. Perdón, tres, se la chupaste a mi novio aquella vez no?
Jesse no sabia donde ocultarse.
No se la chupo a tu novio Aclare.
Tenes razón, pero tenia ganas, de eso estoy segura
La nena de la familia Comento Jazmín.
Va a ser más puta que yo, no tengan dudas Contesto Luciana.
Eso va a ser difícil Conteste en su defensa.
¿Difícil? vos ya la convertiste en un putita, ni yo a su edad hice todo lo que hizo mi hermanita Dijo Luciana. Y tenia razón… yo la convertí en todo lo que era ahora. Jesse era consecuencia de mis actos. Jesse no decía nada.
¿Qué harían mama y papa si se enteraran de lo que hace la nena no?
Comento Jazmín con malicia. Jesse abrió los ojos asustada.
Se acabaría la diversión Comento Luciana.
Creo que comienzo a entender porque ves esto tan divertido Dijo Jazmín pensativa. Vamos a hacer esto dejen de comer y vayan al living. Ordeno Jazmín. Jesse no protesto ni se nego, se levanto de la mesa y fue hasta el living. Luciana la siguió divertida. Jazmín me miro pero no me dijo nada.
Ahora que estamos todos acá, ustedes dos se van a sentar ahí Ordeno Jazmín a sus hermanas y las hizo sentar en un de los sillones. .. Vos Javier en ese sillón Me indico un sillón individual. Jazmín fue hasta la cocina y volvió con un vaso de agua.
Tomate esto Me dio una pastilla y el vaso.
¿Qué es? Le pregunte dudando.
No es veneno, tómala Me dijo. Tome la pastilla y la tome, luego bebí el agua. Era mejor hacerle caso.
Era viagra, espero te haga un buen efecto. Me dijo Jazmín mientras salía de nuevo. Luciana miraba todo cruzada de brazos y con una sonrisa.
Jesse miraba expectante y nerviosa a su lado.
Te va a torturar Me dijo Luciana riendo. Jazmín volvió en ese momento con una cámara de video. Se sentó en el otro sillón individual. Apunto la cámara hacia sus hermanas y vi que la luz roja se encendió. Estaba grabando.
Hace lo tuyo Luciana Le dijo Jazmín a su hermana.
¿Y que es lo Mio? contesto Luciana riendo.
¿sabes? Mejor no. Vos Jesse. Besa a tu hermana Ordeno Jazmín. Jesse La miro y negó con la cabeza.
No te hagas la santita sabes lo que va a pasar si no haces caso, además, te gusta Jesse respiro profundamente y como alguien que camina a ser ejecutado se acerco a Luciana. Muy despacio iba acercando su cabeza a la de su hermana mayor. Luciana la miraba muy divertida. Jesse cuando estuvo a cm de su cara, le dio un poquito rápido en los labios y nada más.
Eso no es un beso hermanita Dijo Luciana y tomo a Jesse por la cabeza. Y le estampo un beso apasionado. Jesse se sorprendió al principio, Luciana sin mas le estaba comiendo la boca.
Pero poco a poco Jesse fue relajándose.
Podía ver claramente como ella también besaba a su hermana cada vez con más pasión. Jazmín grababa todo con la cama con sumo detenimiento. Mi mente no sabia que hacer. Miraba a Jazmín y trababa de comprender que se traía entre manos. Luego miraba a Jesse y a Luciana besándose oh dios mi mente divagaba no podía evitar comenzar a sentir un tremendo calor.
Subile la remera Ordeno Jazmín a Luciana. Y esta no se nego para nada. Empujo a Jesse en el sillón dejándola acostada y le levanto la remera. Jesse solo la miraba respirando agitada y con las mejillas sonrojadas. Luciana agarro las suculentas tetas de Jesse y las masajeo por encima del corpiño. Jesse respiraba cada vez mas agitada. Luciana tenia una sonrisa perversa en la cara. Le encantaba lo que estaba haciendo.
Chupale las tetas a la nena Seguía dando ordenes Jazmín. Luciana bajo el corpiño de Jesse y dejo sus grandes tetas al aire. Sin mas se tiro sobre ellas y comenzó a comerlas, chupandolas con pasión. Vi como los carnosos labios de Luciana chupaban y succionaban los pezones de Jesse. Ese se ponía duros como espinas. La mas chica de las hermanas ya estabas mas que excitada. Mi verga estaba durísima dentro de mi pantalón. Ver todo eso me estaba volviendo loco. Y el viagra que había tomado me la hacia tener dura como una roca. Me dolía, necesitaba sacarla.
Sos una putita hermanita, ya estas excitada ni siquiera te negaste a todo esto Le decía Jazmín a Jesse sin dejar de grabarla en video. Luciana se retorcía sobre Jesse comiendo las tetas. La hermana menor aun tenía cierto pudor de dejarse llevar por completo por las sensaciones. Además yo sabia bien lo sensible que eran las tetas de Jesse.
Saca tu verga y masturbate Me ordeno Jazmín. No puse objeción. Necesitaba hacerlo. Abrí el cierre de mi pantalón y casi desesperado libere mi verga. Nunca la senti tan duro y caliente. Mi verga ardía y temblaba.
¿Te gustan como se están besando aquellas dos? Me pregunto Jazmín y enfoco la cámara hacia mi.
Si Jesse ya estaba abrazando a Luciana y jadeaba ante las caricias. Ambas se estaban besando sobre el sillón apasionadamente.
¿Que es lo que te gusta de lo que ves?–Me preguntaba Jazmín. Mi mente ya no estaba bien. No podía pensar coherentemente. Solo pensaba en sexo y más sexo.
Me caliente mucha vergas revolcándose así Las palabras salina de mi boca sin que yo pudiera evitarlo. Mi mano subía y bajaba de mi verga y mis ojos no se podían quitar de encima de las dos hermanas.
¿Te gusta verlas así? Seguía Jazmín.
Me vuelve loco ver a Jesse ser comida por su hermana Dios, esto me estaba calentando demasiado.
¿Luciana te calienta? Preguntaba Jazmín.
Tiene un culo tremendo y esas tetas enormes sin increíbles
¿Que le harías?
Quiero romperte ese culo con fuerza, destrozarla con mi verga y hacerla gritar hasta que pida que pare No podía creer que yo le estuviera diciendo esas cosas a Jazmín. Luciana me miro unos segundos con una sonrisita perversa y siguió besando a Jesse. Una mano de ella estaba entre las piernas de su hermana y la masturbaba. Jesse se retorcía jadeando y gimiendo.
¿Y Jesse? Continuo Jazmin.
Jesse es increíble es perfecta
¿Qué tiene de perfecta?
Tiene una tetas que me vuelven loco, un culo redondo increíble, una carita que me fascina
¿Que le harías a Jesse? Jesse mientras jadeaba y gozaba de la chupada y paja que le hacia su hermana me miro.
Quiero hacerla mía poseerla, hacerle el amor toda la noche si parar
¿Tanto te excitan las dos?
Me están volviendo loco verlas así me vuelve loco
¿Te gusto el video que te mande?
No puedo dejar de pensar en ese video nunca me calentó tanto ver un video
Jazmín grababa todo con la cámara. Iba de mi cara a las dos hermanas, hacia un plano de mi mano pajeando mi verga a uno de las hermanas revolcándose en el sillón. Todo, cada detalle de lo que estaba pasando era capturado por la cámara de video.
¡Qué me rompa el culo ya! Grito Luciana jadeando mientras se sacaba la bombacha. Jesse mientras le besaba el cuello a su hermana mayor.
¿Vos que queres Jesse? Pregunto Jazmín. Jesse miro mi verga y sus ojitos celestes expresaban deseo y lujuria.
Quiero quiero Decía relamiéndose. Quiero chuparle la verga
Gatea como la gatita puta que sos hasta su verga entonces Le dijo Jazmín a Jesse. Jesse se bajo del sillón y a 4 patas se deslizo hasta donde yo estaba.
Vos también Luciana, quiero ver gatear a las dos putas de mis hermanas Dios, mis ojos se salían de sus orbitas al ver a Jesse y Luciana venir como gatas hacia mi. Mi verga temblaba de la emoción. Jesse estaba como poseída. Tenia una carita de vicio increíble. De Luciana no hacia falta decir mucho. Amabas llegaron hasta mi y agarraron mi verga. Dios, se sentía tan bien. Jesse no aguanto más y pego un largo lametón a mi verga.
¿Te morías de ganas de hacerlo no puta? Decía Jazmín. Se había levantado del sillón y grababa todo desde más cerca. Jesse pego otro lametón y cuando terminaba de hacerlo, Luciana hacia lo mismo. La sensación era sublime. Jamás sentí algo así en mi vida. Un lametón Jesse, un lameteen Luciana. Cada vez lo hacían más rápido. Luciana comenzó a chuparme los huevos Jesse sin mas abrió su boquita y se trago la cabeza de mi verga y comenzó a mamarla.
Dios que putas son, se desviven por una verga Las chicas no parecían oír. O si escuchaban las excitaba mas. Entre las dos me chupaban la verga de una manera que me enloquecía. Las dos iban con sus labios y lengua de aquí para allá sobre mi verga. Tener esas dos bocas ahí me estaba llevando al cielo. No se como fue que coordinaron, pero Luciana y Jesse colocaron sus labios sobre mi verga, una a cada lado. Y comenzaron a moverse al mismo tiempo rápidamente. Dios! Mi verga no aguantaba más.
Parecen estrellas porno Decía Jazmín. Las dos bocas sobre mi verga hacían estragos. No aguantaba más. Sentí mi rogamos llegar a toda velocidad. Mi verga se tenso y comenzó a expulsar chorros de leche sin control. Pero las chicas no dejaban de chupar. Mi semen caía sobre sus caras y ellas se lo relamían. Fueron tres potentes chorros de leche aliente sobre las dos hermanas. No dejaron de chupar hasta que dejaron mi verga limpia. Y lo que es mejor, ambas se lamían la cara tragando el semen que había en sus mejillas. Jamás pensé ver Jesse tan desinhibida.
Fue un buen comienzo Dijo Jazmín. Mi verga seguía tan dura como al principio. El viagra hacia efecto en mí.
Vas a pedir que paremos de tanto sexo Me dijo Jazmín. Ud dos vayan a cambiarse Les ordeno. Jesse y Luciana salieron sin chistar.
No entiendo No te entiendo Jazmín Le dije jadeando.
¿Acaso no te gusta? Me pregunto ella.
Si pero
Te lo voy a explicar en pocas palabras. No voy a arruinar mi familia por esto. No voy a hacer un escándalo aunque se que te lo mereces. Y si crees que fuiste lo bastante inteligente para llegar hasta acá estas en un error.
Y hago esto por mi, no por vos
Y dicho esto salio del living dejándome solo.
Aun con eso seguía sin entender. Jazmín era extraña y muy inteligente.
Nunca dejaba nada al azar. Y este parecía ser un plan perfectamente orquestado por ella. ¿Seria este el final que ella quería?
Saque un cigarrillo y lo encendí. No se que se tramaban las tres. Pero había algo que no me cerraba. Y lo que me molestaba era que no tenía el control. Pero había algo mas que no entendía. Todo esto era demasiado perfecto. No era normal. No podía ser que yo este a punto de tener sexo con las tres hermanas a la vez. Era irreal. Mire mi verga, seguía durísima.
Aunque no lo entiendas, disfrºtalo Dije mirando a mi verga. Estas cosas no le pasan seguido a cualquiera. Y tenia que aprovecharlo.
Escuche ruidos en las escaleras. Y lo que vi me dejo atónito. Mi mandíbula cayó hasta el suelo de la impresión.
Las tres hermanas bajaban en final por las escaleras. Era un sueño hºmedo hecho realidad. Sinceramente en ese momento dude de mi cordura.
Jazmín, Jesse y Luciana estaban vestidas con sus uniformes del colegio.
Luciana tenia uno tan ajustado que en la parte de las tetas parecía que iba a estalla la camisa. La faldita tableada era tan corta que podía ver su tanga al caminar.
Jesse tenia su uniforme habitual, ese uniforme que tanto me enloquecía. Y Jazmín ver a Jazmín con ese uniforme era como volver al pasado.
Las tres peinadas con dos trencitas a los costados de sus cabezas. Las tres vestidas de colegialas. Esto no podía ser real.
Jazmín traía una caja en la mano. La dejo a un costado y se quedo mirándome. Luciana se acerco a mi.
Yo estaba duro de la emoción. Jesse se acerco. Jazmín se acerco. Las tres tenían una mirada perversa. Sonreían como si yo fuera su juguete. Comenzaron a tocarme por todo el cuerpo. Sentía todas esas manos sobre mí y era como recibir el masaje de los dioses. Luciana comenzó a sacarme la remera. Jesse me sacaba mis zapatillas. Entre las tres me dejaron completamente desnudo. Cada vez que me quería mover las chicas no me dejaban.
Quietito me decían y seguían tocándome ellas. No se cuanto tiempo estuve así. Pero cuando ya no aguantaba más y quise tocarlas, note que no podía. Intente mover mis brazos pero no pude. Las tres hermanas me habían atado.
Pongamos algo de musica Dijo Luciana y Jesse troto hasta el equipo de musía. Un rock tranquilo comenzó a sonar en todo el living. Las tres hermanas parecían saber exactamente lo que hacían. Incluso Jesse. Jazmín cerrando los ojos comenzó a bailar lentamente meneando sus caderas. Luciana se acerco por delante y la tomo por la cintura. Jesse la tomo por detrás. Las tres se movían al compás de la musica contoneando sus cuerpos. Jesse y Luciana apretaban a Jazmín contra ellas.
Esto es divertido Susurro Jesse pero la escuche. Las tres me miraban. Las tres hermanas con una cara de vicio, de malicia, de que tenían todo el control sobre mí. La ºnica que seguía siendo igual era Luciana. Jesse y Jazmín parecían otra persona. El angelito inocente de Jesse ya no estaba. Ni la gatita elegante de Jazmín. Eran tres peras provocándome. Y lo estaban logrando.
Mmmmmm Jadeaban fuerte mientras refregaban sus cuerpos. Se tocaban entre ellas. Luciana metía sus manos bajo la camisa de Jazmín mientras pasaba la lengua por su cuello. Jesse acariciaba las piernas de Jazmín metiéndolas bajo la faldita tableada. Todo esto sin dejar de mirarme. Las tres querían que viera todo.
Miren el torito quiere soltarse.. Comento Luciana. Yo hacia fuerza para soltarme pero no podía. Jazmín y Jesse rieron la verme así. ¿Porque Jesse se comportaba así? No la vi tomar alcohol ni nada. Y ni hablar de Jazmín. Pero… verlas así me ponía de una manera quería romper mis amarras e ir hacia ellas y castigarlas con mi verga.
Estaba enloqueciendo de verlas tocarse. Dios Ahora comenzaban a besarse. Luciana comenzó a besar a Jazmín Jazmín luego agarro a Jesse y la arrojo sobre el sillón. Jesse rió divertida. Sus dos hermanas mayores se sentaron una a cada lado. Comenzaron a mandarle mano a Jesse por todos lados. Luciana lamia su cuello y subía hasta su oreja. Jazmín comenzó a besarla en los labios Mi verga temblaba, necesitaba ya ir con ellas, quería penetrarlas, quería cogerlas ahora.
Las tres hermanas ahora venían hacia mí. Las tres con esa mirada devoradora de hombres.
Luciana se coloco a un lado mío y comenzó a tocarme el pecho. Jesse a mi otro costado y comenzó a tocarme el pelo. Jazmín se coloco entre mis piernas. Pero no agarro mi verga. Solo paso su dedo sobre ella haciéndome delirar.
Te voy a contar un secreto Dijo Jazmín mientras pasaba su dedo por mi verga tiesa.
Yo sabía todo esto antes de que vos hicieras algo Continuo Jazmín.
¿Como? No entendía.
¿No te acordas de esto œno te gustaría coger con mis hermanas? MmmmmmVinieron a mi mente las veces que teniendo sexo con Jazmín ella me decía esas cosas.
¿Puedo jugar con tu novio? Le pregunte un día a Jazmín y ella acepto me dijo Luciana masajeando mi pecho.
Provócalo a Javier. Eso le dije a Jesse hace un tiempo Continuo Jazmín.
Yo acepte me gustabas mucho Me susurro Jesse al oído.
¿Te creías Don Juan de Marco conquistando a tres hermanas? Me dijo riendo Jazmín y agarro mi verga y la apretó con fuerza.
Todo fue planeado por nosotras chiquito Dijo Luciana riendo.
No podía creer lo que estaba escuchando.
¿Todo era un plan de ellas? Ahora todo cerraba. Ahora sabía porque todo era tan irreal.
Todo tan perfecto.
Continuará

La inquilina, Parte 04 (de Cazzique)
11 de enero de 2025 en Relatos SDPA
Pues como ya era costumbre llegué puntual a casa de la bella Palma, pero en lugar de encontrarme con la bella niña me encontré a su madre después de haber tocado.
– ¡Señor Gualberto!... Qué bueno que lo veo...
– ¡Hola! – saludé perplejo.
En realidad es que no esperaba a la señora y no sabía que responderle ahora sabiendo que iba a tratar de explicarme el porqué no me había pagado la renta del departamento. En realidad ella no me debía nada y sería de muy mal plan el cobrarle después de estarme cogiendo a su pequeña hija.
– Pero, pase... Pase, tengo qué explicarle y necesito que entre unos segundos.
– Es... ¿Es qué?
– Mire, mire la verdad es qué he tenido muchos problemas y necesitaba ese dinero, pero le aseguro que ya para el siguiente mes le comienzo a pagar lo que le debo. – dijo ella después de que entré.
– Bueno, es qu...
– De verdad mire... ¿No podríamos hacer algo para solucionar esto?
La mamá de Palma mientras decía esto se sentó en el sofá y cruzó las piernas mostrándomelas casi completamente pues traía puesta una minifalda que se le subió lo suficiente como para darme a conocer sus intenciones. Miré de tenidamente a la madre de mí joven amante y pude reconocer de donde venía la belleza de la niña, pensé que sería muy descortés de mi parte el no aceptar la proposición de la señora pues si ya me estaba cogiendo a la hija, ¿Qué tendría de malo probar a la mamá?
Sin decir nada más me levanté y caminé hasta donde ella se encontraba, le tendí la mano para que se pusiera de pie y la miré detenidamente. De estatura es aproximadamente como la misma Palma, cabello oscuro y largo, pero no rizado como el de su hija, ella lo tiene lacio; cara agradable, ojos grandes y oscuros, boca de sensuales labios. Sus senos son de regular tamaño y tiene unas caderas pronunciadas que acentúan más la tenue cintura de la señora. Sus piernas son largas y bien torneadas con suficiente grosor en los muslos como para volver loco a cualquiera. Olía muy agradablemente pues se notaba que tenía muy poco de haberse duchado y todavía su cabello se encontraba algo húmedo. Estuve apreciándola cerca de dos minutos pero sin decir ninguna palabra, ella paró un poco más el trasero como invitándome a aceptar su oferta pero yo seguí sin responder. Finalmente me separé unos pasos de la mujer y me le quedé mirando a la cara.
– ¿Está usted segura de lo que desea?
– En realidad no tengo opción... ¿O piensa aguantarme con lo de la renta?
– Bueno, lo que sucede es que usted no está nada mal, pero yo soy muy... muy especial en eso del sexo.
– ¡Estoy dispuesta a todo!... No sabe cómo necesito ese dinero.
– Bien... déjeme verle la panocha.
La mujer se levantó la minifalda dejándome apreciar las bragas que tenía puestas y con una mano bajó la parte frontal de la prenda quedando al descubierto una oscura mata de vello.
– ¡No está nada mal!... A ver las nalgas...
Ella se bajó las bragas hasta la mitad de los muslos y su minifalda la volvió a cubrir, se giró dándome la espalda y lentamente comenzó a descubrirse las nalgas levantando la minifalda, eran sencillamente preciosas, pasé mis dedos por sobre los tersos y morenos cachetes y luego los metí hasta tocar el caliente y arrugado ano.
– ¿Me dejaría metérselo por allí?
– ¡Lo qué usted quiera!
– Bien pues entonces... ¡Manos a la obra!
Me acerqué hasta quedar pegado a su cuerpo sintiendo como mi verga comenzaba a crecer bajo mis pantalones entre esas nalgas deliciosas, besé el cuello de la mujer lentamente y subí hasta su oído. Ella reclinó la cabeza servilmente y se dejó meter la lengua en el oído, pero noté que en realidad no lo estaba disfrutando, lo hacía únicamente por compromiso. La verdad es que esa situación me alentó más pero no porque me gusten las cosas fáciles sino porque me fascinó el reto de hacer que ella en realidad lo deseara en lugar de hacerlo por compromiso.
Coloqué las manos en su cintura y fui moviéndolas lentamente por sobre la blusa hasta su estómago, de allí subí lentamente hasta atrapar las dos tetas que se sentían firmes y deliciosas. Continuaba besándole el cuello y el oído pero ahora haciéndolo más candentemente, mi lengua recorría despacio la suave piel de su cuello sabroso y mis labios aprisionaban aquí y allá, subí una de mis manos tomándola a ella por el pescuezo y eché hacia atrás su cabeza, de esta manera pude besar sus labios lentamente aún sin meter mi lengua en su boca. Mi otra mano se encontraba acariciando el estómago y poco a poco levanté la blusa para colocar la palma directamente sobre su piel. Le acaricié delicadamente apenas rozándola y sentí como su piel se comenzaba a erizar.
Nuevamente regresé mi boca al cuello de la señora y esta vez si qué se contorsionó presa de una espasmo de placer, estaba seguro de que iba por buen camino así que no adelante las cosas. Continué acariciando y besando a la señora de esa manera y finalmente ella terminó entregándose. La giré y ya de frente la besé nuevamente en los labios, está vez si metí mi lengua obteniendo inmediata respuesta de ella, sus brazos se tendieron en mi cuello y así permanecimos por muchos minutos. Mis manos recorrían su cabellera sedosa y bajaban lentamente por su espalda, llegué a la minifalda y palpé por encima de la tela de la minifalda sus turgentes nalgas. Todas las curvas se podían percibir pues la tela de la prende era demasiado ligera, bajé un poco más para así meter las manos directamente debajo de la prenda y el calor de su culo me fascinó. Posé cada una de mis palmas en los cachetes amasándolos delicadamente y separando y juntando las masas de carne bajé un poco las manos hasta el inició de las nalgas y comencé entonces a cargar a la mujer y la llevé hasta la recamara que conocía perfectamente bien, con cuidado la fui tendiendo sobre la cama sin dejar de besarla.
Tendidos los dos en el lecho empecé a desabotonar la parte frontal de su blusa y su piel morena fue quedando al descubierto, la curva de sus senos se percibió deliciosamente y apresuré a mis dedos que terminaron de zafral el último de lo botones. Abrí despacio la blusa apreciando las firmes tetas de la señora con sus pezones que aún no estaban erguidos. Me recliné par lamer uno de éstos y así durante un par de segundos hasta que sentí que el botoncillo comenzaba a cobrar vida. Me estuve sobre ese pezón hasta dejarlo completamente erecto y fui directo al otro para aplicar el mismo trato, pero ahora con las dos manos atrapaba los deliciosos pechos y los aprisionaba delicadamente.
Por su parte la mujer bajó su mano derecha hasta sus muslos y levantó la minifalda para comenzar a rozar con sus dedos su vagina. Con movimientos circulares la madre de Palma comenzó una lenta masturbación mientras que yo terminaba de recrearme con sus senos, la dejé que se manipulara a su gusto pues eso era señal de qué en realidad la estaba calentando y ya no podía aguantar más tiempo sin que le hurgaran en la papaya. Continué en las tetas y luego el estómago, besando y lamiendo su sabrosa piel.
Me levanté para mirarla y después le quité las zapatillas que traía puestas, miré qué sus bragas continuaban en sus muslos y las deslicé por sus piernas hasta sacárselas completamente, ella se seguía tocando con los ojos puestos en mi rostro. Con delicadeza abrí sus piernas dejando a la vista la hermosa concha que se veía un poco abierta debido a los manipuleos de sus manos. Me metí entre sus piernas y acerqué mi rostro a su vagina recreándome en el fragante olor que despedía. Sin dejar de mirarla a los ojos acerqué mi boca hasta la rajada y comencé a lamerla metiendo profundamente mi lengua en la gruta, ella gimió levemente al sentirme y cerró y abrió lentamente los ojos.
– ¡Ahhh!
Duré algunos minutos mamándole la rajada y la bella mujer alcanzó un orgasmo relajador y satisfactorio. Me retiré lentamente admirando su rajada ahora húmeda y abierta. Me levanté y comencé a desnudarme rápidamente. Volví a acomodarme entre sus piernas pero esta vez comencé a apuntar mi pene contra ella. El glande se metió ligeramente en la gruta de la mujer y empujé despacio. El calor de su cuerpo y su humedad eran sumamente deliciosos, dejé que mi verga se perdiera completamente dentro de la caliente rajada y al chocar mi vientre con el suyo comencé un mete y saca a regular velocidad sintiendo cómo me apretaba deliciosamente. Los jugos que salían del interior de su vagina comenzaron a mojar mis vellos púbicos y los suyos produciendo un delicioso sonido, la madre de Palma se comenzó a venir por segunda ocasión y yo seguí bombeándola lentamente.
– ¡Oh, sí!... Me vengo... me vengo... así, así... sigue así.
Mi cuerpo se movía sobre el suyo sin dejar caer todo el peso pues me estaba sosteniendo con los brazos estirados mirando su delicada figura. Cuando su orgasmo menguó me detuve y me quedé profundamente clavado dentro de la vagina, solamente me moví algunos milímetros pero sin que fuese un bombeo rítmico, solamente para seguir disfrutando de la intimidad de la hembra. Ella seguía extasiada y disfrutando su orgasmo qué poco a poco comenzaba a desaparecer. Cuando la mujer estuvo lista de nuevo sola comenzó a menear sus caderas circularmente indicándome que estaba lista para continuar. Me salí de su panocha y la hice recostarse boca abajo, le abrí las piernas y me recosté sobre su cuerpo, puse mi verga entre sus piernas buscando nuevamente su entrada vaginal y cuando la encontré penetré lentamente. Podía sentir sus nalgas restregándose contra mi vientre y esa sensación era deliciosa a parte de tener la verga profundamente clavada en su vagina. Inicié un movimiento de entrada y salida lento, pausado pero profundo tratando de llegarle hasta el tope, la mujer gemía y suspiraba presa de la excitación. La estuve bombeando de esa manera hasta que sentí que estaba a punto de venirme, entonces decidí cambiar de posición.
Me recosté en la cama boca arriba y le dije a ella que me cabalgara, su montó en mi cuerpo clavándose ella sola el pito y comenzó a mover sus caderas arriba y abajo apoyando sus manos en mi pecho. Su vagina en esta posición apretaba deliciosamente mi garrote, pues en cada movimiento arriba o abajo los músculos de sus piernas se activaban y hacían que los pliegues interiores de su conchita se apretaran fuertemente sobre mi nabo. Agarré sus nalgas y estuve clavando ligeramente la punta de mi dedo en su ano a la vez que ayudaba a la mujer a subir y bajar. Las tetas brincaban con cada movimiento y esta visión hacía mucho más excitante toda la escena. La bella mujer se comenzó a venir por tercera ocasión pidiendo más y más con cada embestida.
Ella se dejó caer sobre mi pecho cuando no pudo más y me besó en los labios metiendo profundamente su lengua en mi boca, le respondí con mi lengua y nos enfrascamos en un prolongado y húmedo beso.
La levanté y yo hice lo mismo, acomodé a la mujer empinada contra su tocador, el espejo reflejaba su cuerpo frontalmente y yo me coloqué en la parte trasera, los dos quedamos de pie. Ella paró su culito esperándome y no me hice el perdido, coloqué la punta de mi pene en su entrada vaginal y la penetré, ella abrió la boca al sentirme; me sujeté de sus caderas y comencé a bombearla viendo como entraba y salía mi tronco de su panocha caliente y encharcada, la estuve bombeando cerca de diez minutos en esa posición y comenzó a llegar a otro orgasmo más, aceleré los movimientos de mis caderas contra su conchita y comencé a sentir que se formaba mi orgasmo, ya no me detuve, continué empujando y saliendo de su cuerpo hasta sentir que me llegaba, mi pene se inflamó al máximo y segundos después le solté mi leche profundamente dentro, ella pidió que no se la sacara, que quería toda la leche en su cuca y yo no paré de moverme, en cada nueva embestida una nuevo disparó llenaba un poco más la ya inundada cavidad; algunas gotas del semen se escaparon de nuestros cuerpos y bajando por mis peludas bolas se alargaron hasta romper la resistencia y caer pesadamente al suelo de la habitación. Lo estábamos gozando al máximo y creí que nunca me dejaría de salir leche. Empujé mi verga lo más profundamente posible al final para dejarle dentro el resto de mi descarga. Me apreté bien contra ella sintiendo como las palpitaciones de su vagina se sincronizaban con los últimos disparos de mi verga.
Nos quedamos mirando en el espejo, la escena era candente y había logrado mi objetivo de calentar a la hermosa madre de Palma. Miré como lentamente comenzaba a retirar mi aun endurecida verga de su panocha, los labios se pegaban a mi piel cómo no queriendo soltarla, desde esa posición también alcanzaba a mirarle el agujero oscuro del culo.
– ¡Chúpamela! – le dije.
Ella se hincó al frente y se llevó el nabo repleto de nuestros jugos a la boca y lo comenzó a mamar, tragó los jugos que estaban sobre mi tronco y poco a poco miré como mi verga se volvía brillosa con la saliva que ella le dejaba en la superficie.
– ¡Empínate de nuevo!... ¡Te la quiero meter por el culo!
– Sí. – dijo ella caliente todavía. – No tengas miedo, rómpeme el culo.
Nuevamente la mujer se empinó recargando sus manos contra la superficie del mueble y su imagen se reflejó perfecta al frente, alcanzaba a verle las tetas balanceándose excitantemente con los pezones erectos al máximo. Me coloqué en su trasero y ella paró las nalgas abriéndolas con sus manos para dejarme ver su arrugado agujero. Le puse saliva en la entrada y coloqué el glande sobre el agujero. Empecé a empujar con fuerza y el culito se abrió lentamente mientras el tolete se iba clavando. Miré su cara por el espejo, tenía los ojos cerrados y apretaba ligeramente sus labios, las tetas se le movían ligeramente y pasé mis manos hasta ellas amasándolas y apretando los pezones. En mi verga sentía la fuerte presión de su esfínter y el lento avance hacia su interior.
– ¡Empuja papi!... ¡Empújalo todo, sin miedo!
Le seguí clavando mi verga y ella con sus ojos cerrados disfrutando de las sensaciones de una penetración anal. De vez en cuando soltaba sus tetas para abrirle las nalgas y mirar mi tronco como iba entrando en el agujero. Por fin tras algunos minutos mi vientre chocó contra las deliciosas nalgas y casi enseguida comencé un lento bombeo. Llevé una mano hasta la vagina y la comencé a frotar sobre el clítoris enseguida ella paró un poco más el culito sorprendida por el ataque ý abrió un poco más las piernas recargándose más contra el mueble. Abrió los ojos mirando su imagen en él y lo disfrutó intensamente pues se reflejó en sus ojos toda la lujuria que sentía.
– ¡Métemelo, métemelo, quiero sentirlo todo!... ¡Así, así! Me sujeté de su cintura para empujar con más firmeza mi tronco contra su culo y ella paró bien las nalguitas dejando que me fuera profundamente a su interior. Estuve bombeando cerca de cinco minutos y la mujer llegó nuevamente a otro orgasmo. Sus gemidos se hicieron más intensos y movió sus caderas circularmente disfrutando de este modo todavía más.
Yo nuevamente sentí que mis bolas se inflamaban y le solté la descarga profundamente, gemí satisfecho por la explosión y mi semen corrió profundamente en su cuerpo, jadeantes hicimos los últimos movimientos de nuestros cuerpos y me zafé de ella completamente flácido. Nos tendimos en la cama donde ya me había cogido a su hermosa nena.
Ella ya había pagado las rentas atrasadas así que lo de ahora solo fue una gratificación extra. Haciéndome el tonto le pregunté a la mujer que yo recordaba tenía una niña. Me dijo que la había mandado a casa de su abuelita precisamente para esta ocasión.
Salí deliciosamente satisfecho por haber disfrutado de la madre de mi pequeña amante pero un tanto triste por no haberme cogido a Palma qué me excitaba mucho más por las circunstancias que ya se imaginan.
Continuará

La experiencia de mi hija Amy, Parte 07 (Final) (de Melkor)
11 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Zoofilia
Volví a centrarme en el lugar donde Loki seguía penetrando rápidamente el coño increíblemente estirado de Amy. Me quedé asombrado al notar que había logrado hundir los últimos centímetros en el coño de mi pequeña… Me encontré pensando en el agujero del culo. Solo quedaba ese enorme nudo, que ya golpeaba contra la entrada de su coño.
Ese nudo iba a ser la parte más dolorosa hasta el momento si mi pequeña Amy iba a ser reproducida con éxito por su amante perruno. Amy confió en mí para ayudarla. Tenía que encontrar alguna manera de prepararla para la experiencia verdaderamente dolorosa más allá de lo que ya había logrado soportar. Sé que ella lo deseaba, pero sentí que tenía que hacer que ella LO DESEARA.
No sabía qué podría ayudarla a prepararse. No creía que su distracción actual al sentir la polla de Loki en su vientre fuera suficiente cuando forzáramos el nudo de Loki en su coño ya demasiado lleno. Entonces me di cuenta, el estímulo de hablar con April durante el parto de Amy. Recordarle cuánto quería tener éxito. Sí, era cursi, pero había funcionado. Incluso podría ayudar a Amy aquí en la preparación para el asalto final.
—Amy, ¿quieres ser la pequeña perra humana de Loki?
Sus ojos se abrieron de golpe y me miró como si estuviera loco.
—¡Dios mío, papá, tú sabes que lo soy!—, seguido de un profundo gemido.
Insistí: —No me respondiste, Ángel. ¿Quieres ser la pequeña perra humana de Loki?
Sus ojos brillaron de nuevo, esta vez con ira. Bien.
—Si es tan importante, entonces sí, ¡quiero ser la pequeña perra humana de Loki! —Abrió los ojos con asombro ante esa declaración, como si sus palabras hubieran abierto una especie de puerta en su mente. Era obvio que acababa de darse cuenta de que su deseo era algo más que el aspecto físico. De hecho, me encontré sintiendo celos del gran perro.
Mientras tanto, escuché a Loki quejarse de frustración mientras continuaba golpeando su nudo contra la obstinada abertura del coño de mi querida perrita de doce años.
Le di un momento para que asumiera que realmente quería ser una pequeña perra humana, luego le hice la siguiente pregunta.
—Amy, ¿estás lista para que Loki te críe, para que te llene con su semilla? ¿Quieres tener sus cachorros?"
Esa última pregunta se me escapó de la boca. Debió haber sido un desliz freudiano. No podía creer que la hubiera hecho. Me sentí como una especie de pervertido por hacérsela a mi dulce hija, que se folla a un perro. Pero me di cuenta de que era verdad, deseaba que Loki se procreara con mi pequeña niña y le diera cachorros. La idea me dejó atónito y ni siquiera me di cuenta de que me había corrido otra vez en los pantalones cortos con la idea.
Sin embargo su respuesta acalló cualquier sentimiento de culpa.
—¡Oh, papi, tengo tantas ganas de que Loki me cuide! ¡Que me llene la barriga de semen hasta que explote! —Sus ojos comenzaron a lagrimear y giró la cabeza hacia un lado. Con una voz muy tranquila, casi un sollozo, escuché su última respuesta: —¡Oh, Dios! ¡Oh, papi! Si tan solo PUDIERA tener sus cachorros.
Me sentí como un completo idiota por someter a mi pobre bebé a un evento tan emocional. Lo único que me hizo sentir un poco mejor fue que había funcionado. El coño aparentemente sin fondo de Amy había comenzado a rendirse notablemente a los golpes que estaba recibiendo. Loki casi había dejado de embestir por completo y, con un suave gemido, casi estaba frotando sus caderas contra el coño de su amante. Podía ver el dolor que se acumulaba en el rostro de Amy ante el lento ritmo de este terrible estiramiento. Parecía que iba a tener que ayudar como lo hice antes.
Amy todavía sollozaba por la tensión emocional y física que estaba experimentando, cuando le pedí disculpas gentilmente.
—Está bien Amy, lo siento mucho. No quise hacerte llorar así. Pero necesito que mires, Loki casi ha terminado de follarte. Necesito que te prepares.
Ella miró hacia abajo, sin querer, hacia ese enorme nudo que todavía golpeaba su coño y abrió mucho los ojos. "¡Oh, Dios, papi, me duele! ¡Es tan profundo que no creo que pueda!"
Puse mi mano sobre la suya que todavía frotaba el bulto en su vientre y traté de calmarla.
—Cariño, este es el último tramo antes de que pueda aparearse contigo. Puedo ayudarlo a que sea más rápido, pero necesito que estés preparada. ¿Estás preparada? Desafortunadamente, esto va a doler mucho.
Me sentí desconsolado por estar a punto de causarle tanto dolor a mi pequeña. Mi único consuelo era que sería solo momentáneo y que pronto lo olvidaría en su éxtasis cuando Loki finalmente la apareara. Mientras tanto, Amy se había reclinado, agarró el marco de la tumbona y cerró los ojos con fuerza. La escuché respirar profundamente y contener el aliento, luego asintió con la cabeza rápidamente.
No dije ni una palabra más mientras extendía mi mano hacia las caderas de Loki como antes, y sin siquiera contar, empujé con fuerza. Los ojos de Amy se abrieron de golpe y su boca se abrió en otro grito silencioso mientras su cuerpo se ponía rígido mientras Loki aullaba de victoria. Observé con asombro cómo el coño de Amy se estiraba grotescamente mientras ayudaba a Loki a introducir ese enorme trozo de carne en él y luego colapsó de repente alrededor de la base mucho más pequeña cuando su coño juvenil finalmente aceptó la totalidad de la enorme polla de perro de Loki.
Los músculos rígidos de Amy se relajaron de repente y ella se desplomó sobre la tumbona, retorciéndose de dolor. La miré con orgullo, acariciando suavemente el dorso de mi mano contra su mejilla sudorosa. La felicité suavemente: —Oh, Amy, lo lograste. Estoy tan orgulloso de ti. Lograste tomar toda la polla de perro de Loki y él te preñará en un momento.
Amy respiró profundamente, con los ojos cerrados, como si estuviera de parto, gimiendo todo el tiempo. Las lágrimas brotaban de sus ojos, todavía cerrados, y se dirigían débilmente hacia su coño, ahora firmemente unido a la polla de Loki. Movió la mano alrededor, como para confirmar que no la habían partido en dos, luego tocó ligeramente la base de la polla de Loki, para verificar que no quedaba más para castigarla.
Sus ojos, llenos de dolor, me miraron. Sus primeras palabras fueron: —Gracias, papi—, seguidas de otro profundo gemido: —Uunnhh, oh Dios, me duele. Me duele mucho, papi. Me duele hasta la barriga. Es tan profundo y me duele. Pero lo quiero, papi. No me sentiría bien si no me doliera.
Estaba muy orgulloso de mi bebé, aunque me dolía el corazón por su dolor. Sus gemidos disminuyeron en intensidad y su mano dejó de frotarse el coño, su pulgar y su índice rodearon la base de la polla de Loki con la palma presionando ligeramente. Sus ojos se abrieron y, sin levantar la vista, dijo con un gemido: —Papá, puedo sentir su nudo dentro de mí. Puedo sentirlo... haciéndose más grande.
Loki tiró suavemente del pobre coño maltratado de Amy, probando su vínculo con su pequeña perra humana. El movimiento provocó una serie de quejas de Amy mientras él tiraba de su coño dolorosamente hinchado.
—¡No, Loki! ¡No tires! ¡Cuidado, muchacho!
El tirón, por doloroso que fuera, debió haber estimulado enormemente a mi pequeña perrita guarra. Sus quejas pasaron rápidamente de gemidos de dolor a gemidos de placer.
—¡Oh Loki! ¡Oh Loki! ¡Oh Dios! ¡Oh Loki!
Amy levantó bruscamente las piernas y abrazó a Loki con las rodillas, cruzando los tobillos sobre su espalda. Observé cómo frotaba su coño, todavía atado a su amado perro, contra las caderas de Loki y de repente gemía incontrolablemente en éxtasis, su piel se sonrojó y los músculos de sus piernas y abdomen parecieron ondular mientras la ola de su primer orgasmo la invadía.
La estimulación de los músculos ondulantes del coño estirado de Amy debió haber sido demasiado para Loki, porque empujó sus caderas una última vez y aulló una vez más. Amy, todavía en medio de su orgasmo inducido al estilo perrito, se las arregló para gritar: —¡Oh Dios, oh papi! ¡Oh Dios mío! ¡Puedo sentirlo correrse! ¡Oh papi! ¡Me está preñando!
La sensación del semen caliente de Loki brotando en su útero inmaduro debió haber desencadenado otro orgasmo, incluso antes de recuperarse del primero que había tenido solo unos momentos antes. Amy apretó sus piernas, que ya rodeaban las caderas de Loki, y chilló. Sus puños apretados golpearon contra la tumbona y su piel se sonrojó como si estuviera sufriendo una fiebre alta.
Me encontré compartiendo su orgasmo, me dolían las pelotas mientras me corría otra vez sin siquiera tocarme la polla. La vista de mi angelical hija atada a su compañero perruno mientras la preñaba me proporcionó toda la estimulación que podría haber necesitado.
Loki continuó vertiendo su semen de perro en el receptáculo dispuesto del útero inmaduro de Amy. Jadeaba pesadamente, con la lengua colgando hacia un lado, la baba de perro goteaba sobre la curva de los pechos en ciernes de Amy antes de acumularse en el hueco de su hombro.
No podía imaginarme cuánto esfuerzo había invertido en preñar a mi hija. Sabía que no habría forma de que yo pudiera igualar su resistencia, incluso si tuviera veinte años de nuevo. Extendí la mano y le rasqué las orejas, agradecido por el placer que le había proporcionado a mi bebé.
Mi movimiento llamó la atención de Amy.
—¡Oh, Loki, te he estado descuidando! ¡Eres un perro maravilloso! —Luego se estiró y lo agarró por el cuello en un fuerte abrazo. Loki se tambaleó un poco, ya que se vio obligado a cargar todo su peso, ya que sus piernas todavía estaban envueltas alrededor de sus caderas también.
Amy extendió su lengua y tocó la lengua jadeante de Loki, antes de abrir bien la boca y prácticamente succionarla dentro de su propia boca. Observé con orgullo cómo mi pequeña perrita zorra besaba a su amante con lengua, sin creer mi suerte de poder presenciarlo.
Amy estaba demasiado cansada para aguantar mucho tiempo y pronto liberó al pobre Loki. No podía creer lo paciente que había sido Loki durante todo este episodio. Pero teniendo en cuenta la sensación de tener su polla envuelta por el indudablemente estrecho coño de su dispuesta perra, probablemente eso explicaba las cosas.
Paciente o no, Loki había comenzado a moverse nerviosamente. Amy y yo nos dimos cuenta rápidamente de que Loki estaba a punto de desmontar y alejarse del lugar donde estaba unido a su compañera. No quería que lastimara inadvertidamente a mi pequeña niña, y me puse de pie para ayudar a guiarlo mientras Amy rápidamente soltaba sus piernas de su cintura y se acercaba a donde el nudo de Loki ya estaba tirando contra su coño para tratar de evitar que el tirón se volviera demasiado doloroso.
En un período sorprendentemente corto, logramos dar la vuelta a Loki y colocarlo en su lugar con un mínimo de incomodidad para él y su pareja. Me arrodillé de nuevo junto a mi hija, que había vuelto a frotarse la barriga. El pequeño bulto de la polla de Loki había desaparecido después de que se desmontó y giró, pero la barriga plana de Amy ya se estaba hinchando notablemente mientras Loki seguía arrojando más esperma de perro en el útero ya atiborrado de Amy.
La cola de Loki, que ahora se movía frente a su cara, debió haber molestado rápidamente a Amy. Levantó la mano libre y la agarró con suavidad, sujetándola hacia abajo y a un lado. Obviamente, a Loki no le molestó en lo más mínimo, ya que ni siquiera gimió de incomodidad.
Me acerqué y coloqué mi mano sobre el vientre de Amy, junto a la suya, y ambos frotamos suavemente su abdomen, que se iba hinchando cada vez más. Ambos podíamos sentir los chorros constantes mientras Loki eyaculaba repetidamente en mi angelito. Me incliné y la besé suavemente en la frente sudorosa mientras ambas observábamos cómo su vientre se hinchaba gradualmente.
No podía creer que nada de ese semen acuoso de perro se hubiera escapado del pequeño coño de Amy. El tamaño del nudo de Loki incrustado en el coño de Amy debía haber sido enorme para evitar que la presión cada vez mayor en su útero se escapara. Esa fuerza que presionaba contra sus entrañas también debía haber comenzado a sentirse incómoda, ya que soltaba un gruñido ocasional debido a algún movimiento menor que empujaba incómodamente contra varias cosas en lo profundo de ella.
Ella gruñó una vez más, antes de volver a hablar.
—¡Ay! ¿Papá? Gracias por todo, por estar aquí, por ayudarme. —Volvió a gruñir—. Quiero hacer algo por ti. ¡Ay! Quítate los pantalones cortos y ven aquí.
Al parecer, mi querida y pequeña folladora de perros había cambiado al modo imperial. Me bajé los pantalones cortos caprichosamente y me quedé de pie junto a ella, esperando descubrir qué tenía en mente. —Está bien, acércate y móntate a horcajadas sobre mí justo ahí. ¡No, por ahí! Date la vuelta. Tienes que seguir frotando mi barriga—. Su tono autoritario casi me hizo sentir como si ella fuera la adulta y yo la niña, pero solo casi.
Cumplir con sus peticiones resultó ser bastante incómodo. La tumbona era demasiado ancha para sentarse cómodamente a horcajadas, así que me arrodillé sobre mi pierna izquierda con mi rodilla al lado de su hombro y mi pierna derecha todavía plantada firmemente en el patio. Para poder seguir frotando su abultada barriga, tuve que inclinarme hacia adelante y apoyar el resto de mi peso en mi brazo izquierdo, sujetándome del armazón de la tumbona al lado de la cadera izquierda de Amy. Era una posición bastante incómoda, para ser honesto.
—Bueno, eso es casi todo, retrocede un poco. ¡Ahí!— Estaba a punto de intentar descifrar qué tenía en mente al ponerme en una posición tan extraña, cuando mi pene se vio envuelto de repente por la sensación más cálida, húmeda e indescriptible que jamás haya sentido.
Mi pequeña hija había logrado acomodarme para que pudiera chuparme la polla al mismo tiempo que yo le frotaba la barriga y Loki seguía preñándola. La sensación de su lengua mientras se arremolinaba alrededor de la cabeza de mi polla era increíble.
Me quedé paralizado de placer, hasta que una palmada repentina en el trasero de la mano libre de Amy me impulsó a seguir frotando su estómago. Ahora entendía por qué Loki se había quejado cuando Amy le estaba haciendo una mamada antes. Casi me encontré gimiendo yo también.
Gemí involuntariamente cuando ella echó la cabeza hacia atrás y liberó mi polla de su boca aterciopelada, antes de deslizar su lengua a lo largo del eje hasta mis bolas, que succionó una, luego la otra, en su boca para ser masajeadas por esa increíble lengua.
Su mano, que me había recordado que debía seguir frotando su dolorida panza con esa bofetada, todavía tenía un agarre firme en mi trasero. Probablemente fue bueno que lo hiciera. Después de liberar mis bolas de su boca, en lugar de avanzar hacia mi dolorida polla, continuó hacia atrás a lo largo de la grieta de mi trasero hasta que el impacto de su lengua girando alrededor de mi ano me congeló por completo.
No recuerdo el jadeo de sorpresa que debí haber soltado, pero Amy sí. Escuché una risita malvada antes de que empujara bruscamente con fuerza con su lengua y la clavara en mi recto. Pensé que la sensación de su lengua en mi polla era increíble, no era nada comparado con la sensación de la lengua de mi pequeña hija, la puta que come culos, mientras exploraba mi trasero.
Parecía demasiado pronto, sentí que mi bebé retiraba esa increíble lengua de mi trasero, para luego darme un beso bastante húmedo en el ano que acababa de saquear. Luego, con una voz traviesa, imitando bastante bien la voz que había usado para prepararla para que su amante la atara, excepto que con un ligero deje de incertidumbre en su voz, me preguntó.
—Entonces, papi, ¿estás listo para dejarme quedarme con Loki, sabiendo que seré su pequeña perra humana y lo dejaré follarme cada vez que tenga la oportunidad?
Decidí seguirle el juego: —¡Caramba, Amy, sabes que lo haré!
Ante mi respuesta, Amy de repente me mordió el trasero con los dientes y se rió. Luego, con la risa todavía resonando en su voz, continuó.
—No me respondiste, papi. ¿Estás listo para dejarme quedarme con Loki, sabiendo que voy a ser su pequeña perra humana y dejaré que me folle cada vez que pueda?
Me reí mientras respondía como mi ángel lo había hecho antes: —Si es tan importante, entonces sí, te dejaré quedarte con Loki, especialmente sabiendo que eres su pequeña perra humana y que te va a follar cada vez que pueda. Pero solo bajo algunas condiciones.
—Papá, no se suponía que respondieras así. —Entonces me di cuenta de que no solo había aceptado oficialmente que ella se quedara con su pareja, sino que, por mi tono, aprobaba en realidad su relación—. ¡Oh, gracias, papi! ¡Gracias! Um, ¿qué condiciones?
Una vez más me encontré sintiéndome como si estuviera en un sueño y fuera a despertar en cualquier momento. Mi pequeña niña estaba acostada debajo de mí, convertida en una perra zorra ansiosa por una polla. La enorme polla de su amante canino todavía atrapada dentro de su coño de doce años, con el vientre hinchado por la cantidad de semen de perro que Loki había bombeado en su útero. Luego yo, encaramado sobre ella, con el ano todavía húmedo por donde mi hija devoradora de culos acababa de lamerme con desenfreno.
Sin embargo, allí estábamos, teniendo una conversación surrealista y normal sobre cuáles eran mis condiciones para que ella se quedara con su amante de los perros. Para ser honesto, mis condiciones no eran tan difíciles como pensaba. Decidí burlarme un poco de ella haciéndola esperar. Tal vez su ansiedad la llevaría a aceptar responsabilidades adicionales. No estaba en lo más mínimo preparado para lo que ella estaba dispuesta a ofrecer.
—Papá, ¿qué condiciones? ¡Sabes que haré lo que sea! ¡Puedes tenerme como quieras! Bueno, tal vez no mi coño, aún no estoy segura de si Loki lo compartiría. Pero puedes follarme el culo cuando quieras, y yo te chuparé la polla y el culo. ¡Te dejaré hacer lo que quieras! —Entonces pareció entrar en razón—. Bueno, casi lo que sea.
Me quedé atónito ante su transformación en una especie de demonio obsesionado por el sexo, aunque probablemente no debería haberlo estado. Después de todo, se había convertido en la perra humana dispuesta de su perro y todavía estaba unida a su amante canino mientras intentaba convencerme de que la dejara quedarse con su compañero canino. En realidad, sentí que estábamos jugando a una especie de juego, pero no podía decidir quién estaba ganando.
Logré reorganizar mis pensamientos después de su sorprendente declaración y respondí.
—Amy, niña traviesa, no iba a pedirte nada parecido. Sin embargo, ya que me lo has ofrecido, sin duda lo acepto. —Luego hice otra pausa. Era muy divertido hacerla retorcerse de esa manera.
—¡Papá! ¡No seas tan malo o no conseguirás nada de mí!—. Su risa casi la delató. Parecía que ella también estaba disfrutando del juego. Decidí terminar el juego abruptamente. No quería que mi pequeña se perdiera el placer de su segundo polvo con un perro.
—¡Está bien, está bien! Condición uno. Es oficialmente tu perro. Eres responsable de su cuidado. Alimentarlo, ejercitarlo y no solo en el dormitorio, además de limpiar lo que deja en el jardín. Además, parece un perro bastante inteligente. Realmente necesitas enseñarle cuándo puede y no puede hacer lo que quiera contigo. Rápido. No puedo imaginar lo malo que sería si intentara saltar sobre ti o sobre uno de tus amigos la próxima vez que vengan de visita. Además, no quiero que te folle cuando no esté aquí hasta que ambos se familiaricen más con eso. No quiero que ninguno de los dos se lastime accidentalmente. Por último, y lo más importante, quiero que disfruten el uno del otro, tener un perro propio es algo especial.
La respuesta de Amy fue sorprendentemente tranquila. Probablemente porque todavía estaba jugando a su pequeño juego, o porque estaba un poco distraída. Su tranquilo —Está bien, papi— fue rápidamente seguido por una respiración agitada y otro chillido cuando algo desencadenó otro orgasmo dentro de ella.
Me sorprendió que, incluso en medio de su orgasmo, lograra controlarse lo suficiente para levantar la cabeza y engullir mi polla en su boca increíblemente talentosa. Me sorprendió aún más cuando siguió adelante, mi polla pasó sin esfuerzo por la parte posterior de su garganta hasta que pude ver el contorno de mi polla en su cuello. Mi bebé parecía ser una chupadora de pollas nata.
Mi capacidad de explotar se había agotado hacía unos tres orgasmos propios, aunque todavía conseguía algo. La sensación de los músculos de la garganta de Amy mientras acariciaban mi polla era increíble. Demasiado pronto, la necesidad de aire y el colapso total después de su último orgasmo sacaron mi polla de su garganta y boca mientras ella caía de espaldas en la tumbona.
Mi posición agachada era tan incómoda y yo misma me sentía tan agotada que, con cuidado, me recoloqué en el suelo junto a mi querida hija. Amy hizo un intento poco entusiasta de hacer pucheros como si le estuviera quitando un capricho que deseaba, pero me imagino que también estaba agotada.
La cola de Loki golpeándome en la cara se volvió rápidamente incómoda, así que fue mi turno de mantenerla quieta mientras nos recuperábamos. —Entonces, Amy, ¿estás de acuerdo con TODAS las condiciones?
Amy logró levantar la cabeza con cansancio, pero aun así logró que un brillo travieso brillara en sus ojos al responder: —Sí, papá, incluso mis sugerencias.
—Bueno, en ese caso, creo que es necesario un poco de planificación. —Le di unas palmaditas en el trasero a Loki mientras continuaba—. Lo primero es que tenemos que conseguirle una licencia y registrarlo. De esa manera, si de alguna manera se te escapa, será mucho más fácil recuperarlo.
Eso provocó un comentario incrédulo: —¿Escapárseme a mí? No lo creo. Eres tú el que se queda en casa todo el día—. Luego, cuando se dio cuenta de que estaba bromeando, me dio un fuerte golpe en el hombro. —Papáaaa...
—A continuación, veré si puedo conseguir una cita con el veterinario el viernes por la tarde después de mi reunión de personal. Lo examinaré, me aseguraré de que esté sano, le pondré las vacunas, ya sabes, lo de siempre—. Luego, con mi propio brillo malvado, añadí una pequeña pulla. —Tal vez deberíamos castrarlo.
—¡Ni se te ocurra! —Aquel arrebato fue rápidamente seguido por una serie de dolorosos golpes en mi brazo, y un momento después por una risita y su sugerencia—. ¡Será mejor que no lo hagas, o tendré que programar una para ti también!
Levanté mis manos en señal de rendición mientras me ponía de pie.
—Cuando lo dices de esa manera, creo que nos saltearemos esa parte. —Luego seguí con un—: ¿Te parece bien que te deje a ti y a Loki aquí mientras entro y preparo la cena? Sé que es tu turno de cocinar, pero creo que me encargaré de eso esta noche.
Amy me miró con la sonrisa más dulce imaginable.
—Gracias, papi. Gracias por comprender, gracias por estar aquí conmigo. —Luego miró a Loki, que todavía jadeaba con fuerza y su pene todavía profundamente incrustado en su coño de doce años, y luego volvió a mirarme—. Gracias por dejarme tener a Loki, gracias por dejarme ser su pequeña perra humana, gracias por dejar que me reprodujera y, por último, gracias por ser mi papá.
Ella volvió a mirar el lugar donde la polla de perro de Loki estaba unida a su coño, y bajó la mano y la colocó sobre los labios hinchados de su coño.
—Sí, ya estoy bien. Puedes ir a preparar la cena. Creo que pasará un rato antes de que terminemos aquí. Te llamaré si necesito algo.
—Está bien, cariño. —Cuando me di la vuelta para entrar en la casa, me detuve y miré hacia atrás—. ¿Amy? Te amo. —Ella rápidamente miró hacia arriba y con una sonrisa como un rayo de sol respondió—: Gracias, papi, te amo. Ve a preparar la cena, me muero de hambre y creo que Loki también tendrá hambre.
Me reí mientras me dirigía hacia el interior. Por extraño que se hubiera vuelto mi mundo, no podía imaginar que fuera de otra manera. No me sentía perversa, ni culpable, ni malvada. En cambio, tenía una hermosa hija a la que adoraba y un nuevo miembro de nuestra familia. Decidí que me sentía... feliz.
Fin

Una propuesta indecente, Parte 09 (de iLLg)
11 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Sólo gracias a una combinación de calzoncillos ajustados y pantalones de lino holgados, Bill pudo disimular el hecho de que su pene había estado erecto todo el día. Desde que escuchó a su padre despedirse esa mañana, había estado duro, dolorosamente duro y húmedo durante la bienvenida en el balcón, palpitando al ver su trasero de doce años con pantalones de montar mientras su irritante sobrina la llevaba a dar una vuelta por el rancho, y luego rígido debajo de la mesa en el porche soleado durante el almuerzo.
Era una especie de locura, ahora lo sabía. Esa chica, esa jovencita, ese ángel de la tentación con alas negras como el cuervo y ojos de tigre, había tejido una especie de hechizo a su alrededor, un encanto de locura. Sólo estaba ella. Amigos, colegas, tiroteos, negocios, nada se le acercaba ahora, nada... sólo estaba ella, sólo ella, y cómo poseerla.
¿Era amor? ¿Uno de los empresarios más exitosos del país, jefe de su propia empresa de capital privado, se había enamorado de una colegiala? Una locura. ¿Lujuria, entonces? ¿Quería follársela simplemente porque era joven y hermosa y porque podía hacerlo? No, tampoco era eso. ¿Amor-lujuria? Algo así. Una locura.
Quería que cada parte de ella fuera suya, cada centímetro de su cuerpo celestial y joven. Pero quería que ella lo deseara tanto como él. Quería que ansiara que él le hiciera el amor, que rogara por su lengua, sus dedos, su polla, quería que se sintiera vacía sin él dentro de ella. Ella tenía su alma, así que él quería la de ella.
Él quería hacer las cosas más sucias con ella, tener el sexo más depravado posible con una jovencita, pero quería que ella también lo quisiera. Y tal vez lo quisiera. "Pequeña puta", había dicho, y ella no había pestañeado, ni se había encogido ni palidecido, simplemente había sacado el culo más hacia fuera. Y la mirada en sus ojos mientras escupía lentamente en su mano, la saliva brillando en sus labios como una promesa del cielo... Maldita sea, había tenido que morderse el interior de la mejilla para no arrodillarse detrás de ella y lamerle el culo y el coño, lamiéndole el coño y lamiéndole el culo hasta que se corriera, para luego tomarla anal, oral y vaginalmente allí en el balcón...
Era una locura para ambos. Él quería que ella le metiera el puño en el culo; sabía que lo haría si se lo pedía. Quería tumbarse y que ella se parara sobre él y orinara, sentir la orina de su chica caliente cubriendo su cuerpo. Quería mear sobre ella (sabía que ella se lo permitiría), ver su polla erecta meando sobre su vientre liso y plano. Quería correrse en su cara, su boca, su culo, su coño, por todo su dulce y celestial cuerpo... y sabía que ella quería que lo hiciera.
Su pene le dolía muchísimo. Sus calzoncillos estaban mojados, las manchas de líquido preseminal se habían fusionado y habían dejado su ropa interior hecha un desastre. Estaba esperando en los establos, viendo a las dos chicas regresar. Theresa, casi un año más joven y un verdadero dolor de cabeza, realmente se había encariñado con Camila. Tal vez fuera porque Camila era hermosa y Theresa no, pero Camila no sabía que era hermosa, y por eso Theresa tenía una amiga hermosa sin aires ni gracias. Y ella era tan, tan hermosa, y tan modesta, y tan sexy...
—Hola, señoritas. ¿Cómo estuvo eso?
Camila lucía fabulosa. Incluso con un sombrero de montar parecía un ángel, y esos pantalones ajustados le llenaban de humedad la punta de la polla. Había una leve mancha de barro en su nalga derecha que de alguna manera lo hizo rechinar los dientes con una lujuria dolorosa. Eso y la camiseta sin mangas. Sabía que ella había elegido eso para él, para volverlo loco con destellos de su lindo sujetador deportivo de niña. Funcionó.
Ayudó a las niñas y a la señora Fontanelle, la instructora de equitación de Theresa, a cepillar los caballos, darles agua y comida y llevarlos de vuelta a sus establos, y luego despidió a la señora por el resto del día. Mientras Theresa y Camila se preparaban para entrar, les dio la buena noticia.
—Theresa, la señora Valles está aquí para darte tu lección de piano. ¡Ahora, no discutas! Le prometí a tu madre que practicarías este fin de semana, así que practicarás. Ve a ducharte rápido y luego directamente a la sala, ¿ok? ¡Ve!
Aunque era una niña malcriada, Theresa tenía la virtud de tenerle un poquito de miedo, así que, con una simple protesta, se fue corriendo. Cuando se iba, Bill se volvió hacia Camila y le preguntó, sin demasiada ostentación: —Camila, ¿quieres saludar a La Dama otra vez antes de que te limpies?
—Claro, señor Kirchener —respondió ella mirándolo a los ojos—. Me gustaría.
—De acuerdo.
La condujo hasta el puesto que estaba al final de la fila, el más alejado de La Dama. Ella no hizo ningún comentario mientras la atraía hacia la caja de madera vacía. Se dio la vuelta, con el corazón latiendo con fuerza, y se inclinó para besarla. Su pequeña boca se abrió para él. Sus lenguas se encontraron, se extendieron una sobre la otra. La atrajo hacia sí, presionando la dureza de su polla contra la suave calidez de su vientre. Sostuvo su cuerpo esbelto entre sus manos y la bebió.
Lentamente, los alejó hacia la pared trasera del cubículo, sin dejar de besarse. Había algo en la ligera torpeza, en la forma ansiosa pero poco sofisticada en que lo besaba, que era increíblemente erótico. La empujó contra la pared de madera y se detuvo para mirarla a los ojos. Los destellos y relumbrantes fragmentos de verde brillaban en el cubículo en sombras. Su respiración se agitaba, jadeando entre sus gloriosos labios. Todavía estaba caliente por la cabalgata, un delicado rubor le recorría la frente. Una chica preciosa.
Él extendió la mano, tomó sus manos y las levantó lentamente por encima de su cabeza. Sus brazos eran delgados, bronceados, suaves, hermosos. La blusa que llevaba la dejaba al descubierto justo por encima del fino tirante de su sujetador de niña. Él se inclinó hacia ella, bajó la cabeza y lentamente pasó la lengua desde el borde de la blusa hacia arriba, a través del delicado valle de su axila. Ella era salada, dulce, con sabor a niña calentada por el sol. La lamió de nuevo. Esta vez ella gimió, un sonido como ningún otro, una niña preadolescente gimiendo de excitación sexual ante su toque.
Él se acercó, su rostro pasó por el de ella, ella siguió su mirada. Le lamió la otra axila, saboreando su sabor, su sonido, el suave jadeo de su respiración.
De algún lugar vino un acorde de piano distante y discordante.
—Quítatelo —susurró, soltándole los brazos.
Sin dudarlo se quitó la camiseta y la dejó caer sobre la paja.
—Y tu sujetador, angelita. Eres muy joven para esas restricciones. Quítatelo, dame tus pechos. Quiero probarlos, angelita.
Ella maulló. No había otra palabra para describirlo: un pequeño sonido de gato, un maullido de gatito mientras se llevaba la mano hacia atrás, tanteando un poco, antes de desabrochar el sujetador de encaje y dejarlo caer por sus brazos.
Esos pechos perfectos, altos y florecientes. Sus pezones estaban erectos, pequeños y duros puntos. La lamió, su lengua jugando con su pecho izquierdo, raspando lentamente el deliciosamente duro pezón. La gatita maulló de nuevo, pero ahora era una gatita excitada, una gatita sexual caliente que quería su boca en su cuerpo. Sintió sus manos en su espalda, en la nuca, mientras la lamía.
—Ah, angelita, cada centímetro de ti es una fiesta… —murmuró.
Otra discordia desde la casa.
—Pero hoy te toca a ti, mi pequeño —dijo y dio un paso atrás—. Mira lo que me has hecho, mi ángel.
Ella lo supo. Lo supo de inmediato. En topless, con el pecho agitado, los ojos entre vidriosos y en llamas, se arrodilló frente a él. Bill la observó con avidez mientras ella extendía la mano y, lenta y cuidadosamente, le bajaba la cremallera de los pantalones. La imagen de una jovencita bajándole la cremallera, metiendo los dedos con cuidado para sacarle la polla...
Sus dedos se cerraron sobre él y lo liberaron con cuidado. Él observó su rostro: sus ojos se abrieron de par en par, era la primera vez que veía su pene, erecto, brillante, rojo, enojado. El suyo.
—Tuyo, angelita —susurró—, tú hiciste eso. Me pones tan duro todo el tiempo, Camila, todo el tiempo te quiero así.
Se agachó, agarró su polla cerca de la base, liberándola completamente de sus pantalones.
—Mírame —susurró—, mírame a los ojos. Ella lo hizo y se estremeció solo brevemente cuando él comenzó a acariciar la cabeza húmeda y resbaladiza de su pene por su dulce rostro. La acarició con él, gotas de líquido preseminal dejando rastros húmedos en sus mejillas perfectas. —Sigue mirándome. —Le sostuvo la mirada mientras le frotaba lentamente el rostro con su pene. La polla palpitaba bajo sus dedos.
Cuando la colocó sobre sus labios, no necesitó decir nada. Ella abrió la boca, sin dejar de mirarlo fijamente. Lentamente, él la empujó hacia delante, introduciendo su pene entre sus dulces y suaves labios, en su boca caliente y húmeda. Cuando la cabeza desapareció por completo, se detuvo.
—Chúpame la polla, angelita. Chúpamela.
Sin mucha experiencia, ella le chupó la polla. Él se deleitó con su ingenuidad, pero poco a poco comenzó a enseñarle lo que le gustaba. Siempre con los ojos puestos en él, ella aprendió rápidamente, lamiéndolo, chupándolo con más y más habilidad hasta que las semanas de lujuria, miedo y locura comenzaron a agitarse y arremolinarse en sus bolas. Para calmar las cosas, dejó que lo tomara lo más profundo que pudiera sin atragantarse, y simplemente lo mantuvo allí durante un minuto y más, con los ojos fijos en ella, con su polla descansando en su boca gloriosamente húmeda. La baba se le escapó de los labios y goteó y salpicó sus pechos desnudos.
Ahora jadeaba, la presión en sus testículos era increíble, el dolor en su pene era maravillosamente doloroso. Pronto, oh, joder, muy pronto...
Él sostenía su polla con fuerza desde la base con una mano y ahuecaba su cabeza suave como la seda con la otra. Lentamente, con suavidad, se mecía, follando su hermosa boquita, todo el tiempo con sus ojos fijos en los de ella. Ella apoyó las manos en las rodillas y dejó que él la follara. Ella era suya.
—Oh Dios, Camila, ángel... ¡Oh Dios! ¡Oh Dios...! ¡Ohhhhhhhh!
Se retiró justo cuando empezó a eyacular. Un gran chorro de semen brotó cuando el orgasmo lo atravesó, una larga y salpicada cuerda blanca que cubrió su pecho. Una y otra vez, su polla se sacudía y corcoveaba como un semental, se topó con sus pechos, su garganta y su vientre, cubriendo su joven belleza con semanas de semen reprimido. Espeso, blanco, brillante, por todos sus altos pechos de niña. Se veía fabulosa.
Después de seis o siete eyaculaciones, se dejó caer contra la pared del cubículo, con el corazón palpitando fuerte y la polla todavía palpitando. Ella seguía mirándolo, su rostro era una máscara de lujuria infantil, su mano apoyada sobre su pecho, el semen rezumando entre sus dedos. Mientras él observaba, ella se llevó los dedos a la boca y los lamió. Uno por uno, se lamió los dedos, limpiando la espesa sustancia blanca que los cubría. En ese momento, sus testículos se contrajeron, su polla volvió a tener espasmos y una última gota de semen blanco puro rezumaba sobre la punta de su polla.
El ángel colegiala de cabello negro azabache se inclinó hacia delante y lo chupó delicadamente.
Se estremeció; su vientre se agitó, las ondas de su orgasmo. Había imaginado este momento desde la primera vez que la vio, pero no lo había imaginado. Ni de lejos. La miró a los brillantes ojos verdes mientras lo sostenía, lamiendo suavemente su polla, una mirada que no podía leer en su hermoso, hermoso rostro. Joder, era asombrosa. Joder, era gloriosa. Joder, estaba caliente.
—Oh, mi dulce angelito—, murmuró, —tú y yo pasaremos momentos *tan* buenos...
Continuará

Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 21
11 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
“Siempre estoy pensando en ti”
“¿De verdad? No estás jugando ¿verdad Joaquín?”
“Nunca”
“Yo también pienso mucho en ti… pero ¿si piensas mucho en mí?
“Si, mucho, todo el día, entraste a mi mente y a mi alma de una forma que ya siento que eres parte de mí, es doloroso para mí no verte”
“¿En serio? ¿Soy importante para ti?”
“Mucho, más de lo que podría imaginar, ya espero con ansias poder verte a la noche”
“Yo también ya quiero verte”
“Solo espero no pensar demasiado en ti y volverme a equivocar de niño y que regañen al equivocado de nuevo”
“jajaja”
—Guau
Carla brincó al sentirse sorprendida, viendo su celular, por el médico de guardia en el hospital donde trabajaba
—¿Perdón?—preguntó ella guardando su móvil en el bolso de su chaquetín
—Dije “Guau”, ¿Y quién es el afortunado que provoca esa sonrisa tan alegre?
—No sé de qué habla—dijo Carla seria.
Sabía que no debía darles mucha entrada a los pretendientes, porque si no después no la dejaban en paz.
—Vamos Carlita, esa sonrisa solo la puede arrancar un hombre, eso es obvio, solo que no sé quién pueda ser ese afortunado—dijo el médico mirándola burlonamente
—No es nadie, son mis hijas, ¿Ya tiene las indicaciones del paciente de la cama 5?
—Si guapa, aquí están—Carla las iba a tomar y cuando estaba por hacerlo el médico rápidamente las apartó dejándola con la mano en el aire– ¿segura que no hay pretendiente? Recuerda que soy muy celoso y posesivo
—Si segura—dijo ella arrebatándole la carpeta de indicaciones médicas— y le pido por favor que no haga bromas de ese tipo, ya sabe que no me gustan.
—Ok, no te enojes guapa, te veo de rato
El médico se dio la vuelta y continuó su rondín, Carla inmediatamente tomó su móvil y texteó con una inevitable sonrisa de emoción.
“¿Qué quieres de cenar? Te preparo lo que tú quieras ¿Qué se te antoja para esta noche?”
En la casa de las “inocentes” hermanitas Joaquín estaba hincado en la cama de Jo, ella estaba en cuatro, su culito elevado para permitirle a él poder penetrarla a placer y voluntad, él se había lento y profundo, pues estaba escribiendo textos en su celular con la mamá de ellas, lo aventó a un lado para poder joderse a Jo como debía, muy fuerte; escuchó el timbre de nuevo mensaje, volteo a ver su celular que había dejado en la cama a un lado de donde él estaba hincado.
—Aaahhh
Gimió Jo cuando sintió que él la tomaba con ambas manos y se la metía fuerte y hasta dentro en cinco ocasiones antes de agacharse y tomar su móvil, sonrió malicioso con el texto que leyó.
“¿Qué se me antoja para esta noche? No preguntes, porque no me dejarías entrar a tu casa”
“jajaja, eres un pícaro, ya en serio ¿qué quieres cenar?
—Tu mamá pregunta que, que quiero de cenar, ¿qué me sugieres mi putita? ¿Qué guisa tu mamá que le quede rico?
—Aaahhh… lo que quieras papi, ella es buena cocinando… aaahhh…si, así… mas… aaahhh
—¿Y cogiendo?—preguntó él casi riendo, pues sabía que a Jo le molestaba esa relación
—No digas eso… aaahhh… aaahhh—gimió intenso cuando arremetió bruscamente sobre ella dándole fuertes golpes de cadera
—Jajaja no te creas, no necesito que me digas, igual eso lo averiguo esta noche jejeje—la sujetó fuerte y se la metió una y otra vez sin piedad ni misericordia– ¿quieres que te muestre como me La voy a coger?
—Aaahhh—gimió Jo sintiéndose muy excitada.
—¿Quieres?—preguntó Joaquín mientras le daba una fuerte metida
—Si, papi… si… aaahhh—contestó la ya muy excitada niña
—La voy a tomar así—la levantó jalándola de sus manos dejándola hincada, una mano se quedó en sus tetitas y la otra fue a su entrepierna—después me a mover así
Sus caderas empezaron a moverse penetrando a Jo rápida, profunda e intensamente, Jo solo fue un gemido tras otro
—Después la voy a hacer que se sostenga así de mí
Agarró ambas manos de Jo y las llevo a su cabeza, Jo tuvo que arquearse toda, su tórax dibujó un arco perfecto. Esta posición permitió que Joaquín la tomara de ambas caderas al mismo tiempo y la pudiera afianzar, una vez sujetada, se movió como loco penetrándola como pocas veces se lo había hecho, Jo comenzó a gemir, el pene de Joaquín parecía un pistón de moto taladrando el culo infantil de la pequeña.
—¿Te gusta cómo le voy a partir el culo a la puta de tu madre?—preguntó Joaquín con el ceño fruncido mientras la penetraba salvajemente
—Sí, me gusta mucho… aaahhh—dijo Jo desesperada en su orgasmo mientras penetrada fuertemente por su papá postizo y próximo papá verdadero.
—La voy a partir como a una puta
—Si, como a una puta… aaahhh… pártela como a una puta… aaahhh— Jo gimió cuando sintió como su papá empezó a darle más fuerte que nunca—papi… papi… aaahhh… me lastimas… ay… aaahhh
Jo sentía que su esfínter se desgarraba, abrió su boca todo lo que pudo, se inclinó más hacia adelante, sin soltar la cabeza de su papá, para que este pudiera partirle el culo, ella estaba toda mojada de su raja, por extraño que pareciera estaba teniendo el orgasmo de su vida siendo desgarrada por su padre postizo.
—Mira mi putita—dijo él apretando los dientes y poniendo cara de enojado al escuchar que ella se quejaba de que la lastimaba— no me digas eso como si dependiera de ti, ya te dije que tu solo me obedecerás, ¿entendido? Si quiero partirte el culo te lo partiré
—Si papi, perdóname… aaahhh… ¿si me perdonas?, no pares… aaahhh… que rico… aaahhh… pártme… párteme como a una puta… aaahhh y parte a mamá como a una puta también, hazla gritar de dolor… aaahhh… que sienta lo que es un hombre con una verga como tu… aaahhh—se sintió la mayor de las putas sometiéndose a su padre y recibiendo una penetración anal bestial,
Joaquín se quedó quieto después de darle una embestidas brutales y continuo dándole y no paró hasta sentir que Jo tenía un orgasmo, después bajo la velocidad y volteo a su móvil, escribió mientras Jo se movía de adelante a atrás suavemente para permitirle textear con su mamá.
“Mi estimada y respetable señora, creo que lo que sus manos preparen para mí será como un manjar de dioses”
Carla del otro lado del teléfono casi grita de emoción, ni ella misma se reconocía, era como si fuera otra mujer, más atrevida, más sensual, pero sobre todo más deseosa de estar con un hombre, bueno no con cualquier hombre, solo con Joaquín, algo le había pasado a ella con él.
Esa mañana mientras se bañaba por primera vez tomo el rastrillo que usaba para sus piernas y depiló la enorme mata de pelos que tenía por monte de venus, se sorprendió la cantidad de bello que quedó en la regadera, tuvo que tomarlo con la mano, lo envolvió en papel y lo tiro al cesto de la basura.
Se miró en el espejo de su recámara, su cuerpo lucía escultural, su estrecha cintura marcaba muy sensualmente sus caderas y ahora lucía más sensual con su vulva totalmente visible, buscó en su armario y no encontró ni una sola pantaleta decente que mostrar, todas eran grandes y conservadores, y es que nunca tuvo la necesidad de mostrar su ropa interior, decidió de regreso pasar al mol y comprar mínimo algo para esa noche.
“preparé algo que te va a encantar, esta noche será especial para ti”—texteó Carla apretando involuntariamente sus piernas de emoción.
Plaf plaf plaf sonaba la mano de Joaquín al golpear las hermosas e infantiles nalgas de Jo
—Aaahhh… aaahhh… aaahhh
Jo gemía su interminable orgasmo siendo salvajemente nalgueada por Joaquín, ya ni vio el móvil y se concentró el culo de Jo, su mirada era fúrica de deseo, sentía demasiado placer al encular a esa mini diosa llamada Jo; ya se había contentado plenamente con ella, ya volvía a coger seguido con ella, incluso Alvarado se la había vuelto a coger en la escuela, ella estaba contenta, no tan plena, pues ya no tenía tanta libertad, pero mínimo ya cogía seguido.
—Aaahhh mi puta, ven acá
Joaquín se desacopló de ella y la giró poniéndola boca arriba con su cabeza colgando al bode de la cama, ella abrió su boca, sacó obscenamente su lengua y recibió la verga de su papá postizo, aguantó los salvajes embates que él le dio, literalmente acostado sobre ella mientras salvajemente le dedeaba la encharcada raja infantil, la bombeó por la boca hasta eyacularle toda la leche.
—Mi puta… traga… traga… traga… traga
A cada palabra fue una embestida de Joaquín y una descarga de leche en lo profundo de su garganta, casi se ahoga, pero por extraño que parezca a ella le fascinaba eso, que su papá se saciara con ella, no importaba si era una puta, lo sería para él cada que se lo pidiera, su placer era escuchar los gemidos de placer agónico que él daba mientras eyaculaba la leche en su boca, ella podía adivinar la cara que ponía Joaquín, toda fúrica, desesperada, salvaje, asustaría q cualquier niña o mujer, pero no a ella; y no se equivocaba, Joaquín tenía una cara de espanto con sus ojos en blanco y la boca abierta mientras perversamente eyaculaba en la boca de esa niña de la que estaba enamorado.
Después de cuatro “traga” y cuatro chorros de leche dentro de la boca infantil de Jo, Joaquín cayó a un lado de ella y básicamente se desplomó, respiraba agitado, Jo elevó su cabeza para poder tragar la leche de él y la volvió a dejar colgando por la fatiga, desde su posición vio como entró Pao desnuda, los gritos del orgasmo de Joaquín la habían llamado, entre sus piernitas había semen seco que había escurrido desde su raja, se la había cogido antes que a Jo, ella escucho el orgasmo con su hermana menor de su papá postizo, que tal vez muy pronto pasaría a ser su papá verdadero, Pao se subió a la cama y se metió la verga de él a la boca, la limpio y no paró hasta dejarla dura de nuevo, notó que estaba de color rosa debido a la sangre que del culo desgarrado de Jo
—Para Pao, para por favor, necesito descansar—dijo Joaquín con cara de súplica
—¿No quieres metérmela por el culo a mí también?—dijo ella inocentemente, mientras a horcajas sobre el guiaba la verga al esfínter posterior
—Si, si quiero, pero tengo que guardar energía, tal vez a la noche tenga suerte con tu mamá
—Ha bueno, si es por eso te dejo descansar—dijo ella, pero la verga de Joaquín ya entraba hasta la mitad en el culo infantil—pero aunque sea solo métemela poquito ¿sí? Anda papi, “porfis”– dijo Pao juntando sus manos en suplica, ya con la mitad de la vera de él dentro de su esfínter posterior
—Si mi putita, ahí te va—dijo Joaquín elevando sus caderas hasta penetrar completamente a Pao que con ojos entrecerrados y la boca abierta recibió la verga de él y ella también colaboró bajando hacía él hasta que los huevos toparon con sus nalgas
—¿De verdad quieres ser pareja de mi mamá?—preguntó Jo seria acomodándose al lado de él de lado apoyando su cabeza en su mano.
Aun no muy convencida de lo que se avecinaba, mientras veía como su hermanita empezaba dar sentones sobre el excitado Joaquín que la guiaba con sus manos, Jo llevó una mano a su culo y vio restos de sangre, no supo qué hacer con sus dedos así que solo se los chupó, total no era la primera ni sería la última que sangraría por lo tosco de su papá.
—Si mi putita, tu mamá me gusta mucho… aaahhh—gimió de placer– solo piensa las posibilidades de vivir juntos, podríamos irnos los tres solos a una playa, a una cabaña, o a donde nos pegue la gana, ya siendo tu papá legal, puedo llevarte a donde tú quieras a coger como conejos y a hacer todas las marranadas que se nos antojen.
Jo se quedó viendo la nada mientras pensaba en eso, por primera vez ella vio otra perspectiva de la situación, ella solo veía la libertad que perdía para coger con sus nuevos amigos, pero no había tomado en cuenta que ahora podía salir con Joaquín libremente, Playas, cabañas solitarias en un bosque, etc.
Podrían hacer realidad muchas fantasías que tenía, podría jugar a caperucita roja y el lobo depravado feroz, o que la amarrara a un árbol y se la cogiera como si la violara o se la metiera por el culo en el mar, mientras muchas personas estuvieran ahí, su raja se mojó al pensarlo, ella apretó sus piernas inevitablemente excitada
Se quedó ensimismada en sus pensamientos mientras él se levantaba y se dirigía al baño cargando a Pao sin sacársela del culo, escuchó los fuertes golpes que dio con su verga y después a Pao casi gritando
—No papi, por favor no, ay, para… por favor… aaahhh… me viene la popó… aaahhh
—¿La qué?—preguntó Joaquín corrigiéndola de cómo debía hablar cuando él se la cogía
—Perdón, la pinche mierda que me sacas del culo con tu verga… aaahhh… no la puedo detener… aaahhh
Jo escuchó las ya tradicionales blasfemias de su hermana y después las flatulencias y el excremento de Pao cayendo en la taza del baño, después escuchó la regadera que Joaquín abría para limpiarse bien la verga, tal vez esta noche su “panchito” como él le decía tendría suerte de reestrenar una boca, una raja y hasta un culo, quien sabe, todo puede ser.
Pao había escuchado la misma respuesta y mientras sentada en la taza del baño terminaba de defecar, pensaba las posibilidades de estar juntos los cuatro, solo que ella pensó en Disneylandia, en Orlando florida, en los Estudios universal, en sus actuaciones de teatro en la escuela siendo vistas por Joaquín como ella siempre soñó etc. La perspectiva de ella era más hacia la de un papá verdadero.
1 semana antes Joaquín y Alvarado charlaban.
—¿Qué hiciste qué?—Alvarado con la boca abierta preguntaba a Joaquín
—Pues le puse un agasajo de miedo a la mamá de las niñas
—¿A Carla?
—Si
—¿Carla la bonita, con cuerpazo y ojos de color?
—Si
—¿Tú?
—Si hombre—dijo Joaquín con fastidio, por no tener credibilidad– ¿pues qué no me crees capaz de ligarme un forro como ella?
—La verdad no jajaja—rio Alvarado de buena gana y después preguntó serio– Oye pero, ¿No crees que nos puedes meter en problemas?
—No, ¿por qué seria eso?—preguntó Joaquín contando los billetes que Alvarado le había llevado como pago de su nuevo y turbio negocio
—Pues porque no eres trabajador social pedazo de imbécil, ella se va a dar cuenta
—No, ya lo tengo resuelto, cuando amarre a la potranca, le diré que renuncio y las cambio de escuela si es necesario.
—No creo que sea tan fácil
—Si lo es, la tengo comiendo de mi mano, la verdad me gusta mucho y si pienso hacer una vida con ellas tres
—Pues hombre, ¿Qué te puedo decir? Ya lo tienes decidido—dijo Alvarado encogiéndose de hombros– solo espero que no la cagues, de verdad no lo hagas, vamos muy bien con esto—le dijo mirando hacia el maletín con el dinero
—Si, lo sé—dijo Joaquín echándose aire con un fajo de billetes—y no te preocupes, que con la mamá voy muy bien, creo que en una semana le profano todos los huecos
—Bueno, si tú lo dices, y fíjate que pensándolo bien no es mala idea que cuides de cerca a ese par, ya ves lo que andaban haciendo
—Ni que lo digas, me las traeré muy cortitas a las cabroncitas
—Y de lo nuestro ¿seguiremos?
—Oye eso de “lo nuestro” se oyó muy puto—dijo Joaquín indignado– como si te cogiera a ti también
—Hablo de lo “nuestro”—dijo Alvarado inclinando la cabeza hacia un lado
—Ha claro que continuaremos con nuestro negocio, deja mucho dinero
—Hablo de lo otro “nuestro”—volvió a inclinar la cabeza para que Joaquín entendiera
—¿quieres seguirte cogiendo a las niñas? ¿No llenas en tu casa?—rio burlonamente Joaquín
—Sabes que eso es aparte
Alvarado por primera vez tenía un amigo al que le podía contar todo, hasta las cosas prohibidas que pasaban en su casa, sentía un gran alivio descargar su conciencia, aunque Joaquín lejos de hacer que se arrepintiera lo incitaba a continuar
—Está bien—dijo Joaquín finalmente– seguiremos en lo nuestro con las niñas, creo que deberías presentárselas a tu hija y a tu hijo, capaz que se llevan bien, imagínate iniciar nuestro “loliclub” privado
—Ya veremos—dijo sonriendo Alvarado, pues en ese momento no le pareció tan descabellado
Se despidieron como buenos amigos que eran y cada quien se dirigió a su casa
Ese mismo día, lejos de ahí Damián el sacerdote pervertido, estaba hincado frente al obispo, le besaba el anillo obispal
—Ave maría purísima—dijo el gordo y exageradamente trompudo obispo
—Sin pecado concebida
Contestó él, se levantó cuando el obispo le hizo una señal de que podía hacerlo, lo miró y vio los golpes en su rostro, ya casi desaparecían pero aún presentaba cicatrices.
—Dime tus pecados—dijo el obispo caminado indiferente hacia su escritorio como si la vida fuera hecha para su bienestar y comodidad.
—No vengo a confesarme su ilustrísima.
—¿Entonces?—volteo mirándolo con la indiferencia que lo caracterizaba, Damián miró hacia la puerta abierta y bajó su voz al hablar.
—Vengo a hablar con mi padre—dijo agachando la mirada.
—Entonces cierra la puerta– el obispo que con la misma mirada indiferente le habló y sin voltear a verlo preguntó– ¿qué te pasó en el rostro?
Damián poniendo seguro le contó todo, no omitió detalles, mencionó a las niñas, lo que había hecho con Jo, lo que hicieron en la iglesia, después como ella lo invitó a su casa y como la terminó golpeando y violando, el obispo escuchaba mientras miraba hacia la ventana, una vez terminado se volteó a verlo al escuchar la voz de su hijo quebrarse.
—Papá tengo miedo.
—¿A qué?
—A que vuelvan, temo por mi vida.
—No volverán.
—Tengo miedo—dijo Damián con su voz ya quebrándose casi para llorar, el obispo molesto se levantó y lo abofeteo volteándole el rostro.
—No te comportes como un cobarde, te dije que no tengas miedo—dijo el obispo con mirada de ira, mientras lo decía le temblaba el labio inferior de coraje– aquí el que provoca miedo soy yo, así que pórtate como un hombre y deja de lloriquear, vas a regresar a la iglesia que te encomendé y ahí estarás hasta que yo te dé la orden de moverte ¿Oíste?
Damián asintió mientras se tocaba el rostro golpeado, él sabía de lo que era capaz el obispo y padre biológico de él, se hincó frente a su padre para recibir su bendición, el obispo de mala gana hizo el ademán de la cruz y le puso la mano para que besara el anillo obispal, Damián después de eso se levantó y se fue, el obispo se sentó mientras miraba como su vástago se retiraba de su lujosa oficina, pensó un momento y después tomó su celular y marcó.
—“Príncipe”, Ven a mi oficina, necesito hablar contigo, tengo una importante tarea para ti.
En Tiempo actual.
Alvarado miraba su hija y a su esposa, las dos ensimismadas y desnudas preparaban la cena, veía sus cuerpos, el contraste entre el escultural cuerpo de su esposa y el que se desarrollaba en su hija prometiendo ser similar al de su madre, eso le gustaba hacer a él, sentarse y admirar los bellos cuerpos de sus hembras, bueno ya no eran solo de él, pues su hijo compartía los mismos placeres con ellas.
Sintió como su pene se erectó y se levantó para acercarse a ellas, Su flamante esposa sonrió cuando sintió las manos de él posicionarse en su cintura, le acercó la verga para que sintiera su dureza, su hija volteo y también le sonrió viendo cómo se restregaba atrás de su mamá
—Oye, compórtate—dijo Margarita divertida—vas a provocar un accidente
—Si mi amor—dijo Alvarado besando su cuello mientras su mano se perdía entre las nalgas de ella—no provocaré accidentes
—Aaahhh—gimió Margarita al sentir los dedos de él penetrar su mojada raja, soltó el cuchillo con el que picaba verdura para la cena y se sostuvo del borde de la cocina con ambas manos.
Alvarado movió su mano hasta la vagina de su flamante y hermosa esposa, dos dedos se perdieron dentro de ella, Margarita miró al techo mientras abría la boca y gemía; Alvarado no perdió tiempo y la sujetó por las caderas con ambas manos.
Margarita gimió cuando sintió los dedos mojados por sus jugos vaginales sostener su cadera, el sentir sus propios jugos embarrados en los dedos de su esposo le recordaran lo placentera que era su actual etapa de vida, ya no había inhibiciones entre ellos, ella podía llegar de la calle y no se sorprendía ver a su hija cogiendo con su esposo en la sala o ver a sus dos hijos compartir su sexualidad.
Samuel ya se cogía a su hermana, tuvo algo de dudas al hacerlo, pues él sentía que su hermanita era posesión de su padre, pero un día lo convencieron y frente a sus padres los dos hermanos se demostraron su amor carnal, tres fueron las eyaculaciones que Samuel dejo en los agujeros de su hermana.
—Aaahhh
Gimió Margarita al sentir la tibia lengua de su hija acariciándole el clítoris que ya estaba duro como roca, se movió medio paso atrás para dejarle espacio a su pequeña hija que ya se acomodaba hincada frene a ella, la lengua de Diana se movía de arriba abajo, después ella inclinaba su cabeza y hacía el mismo movimiento solo que ahora su lengua rascaba el clítoris materno de lado a lado.
—Aaahhh
Margarita volvió a gemir poniendo ambas manos en la cabeza de su pequeña, escuchó como la bragueta de su esposo fue abierta, moviendo ella sus caderas sobre la boca de su hija sintió como Alvarado le fue apuntando el glande en la entrada de su encharcada raja.
—Aaahhh mi amor
Casi gritó cuando la verga de Alvarado entró hasta topar con su cérvix, le encantaba coger con su esposo, de hecho siempre le gustó, solo que ahora en su nueva etapa se desinhibía más rápido y más intenso, la fuertes manos de él sujetaron sus caderas y potentes estocadas golpearon sus bellas y blancas nalgas, la verga de Alvarado era de buen tamaño, la vagina adulta de Margarita soporta ese largo y grosor, aunado a eso soportaba las fuertes embestidas que él le daba, en ese momento se preguntó cómo su hija aguantaba esa enorme verga, más por su estrecho culito.
—Mami
Margarita volteo hacia abajo donde su hija estaba hincada brindándole una sonrisa, su boca brillaba por lo mojada que estaba, el pulgar de Dianita estaba acariciando el clítoris mientras la verga de Alvarado la taladraba.
—Aaahhh… aaahhh—Margarita gemía sin cesar, sus cabellos volaban por la velocidad de las embestidas de su esposo.
—Hija, bebé, rápido abre tu boca.
Alvarado se desacoplo de ella y la movió hacia un lado, Dianita ya abría la boca para recibir la paterna verga que empezaba a aventar leche
—Mmm
Gimió Alvarado sintiendo como su hija con su lengüita acariciaba el meato por donde le eyaculaba la leche en su boquita.
—Las amo
Dijo él separándose de las dos, una con la raja toda roja y la otra de su pequeña con leche saliéndole de la comisura derecha, Margarita tomó la leche con su dedo y la metió a la boca de Dianita, después levantó a su hija y la beso, sus lenguas embarradas de leche se enroscaron, Alvarado se sintió nuevamente excitado, pero quería guardar fuerzas para la noche.
Alvarado parado en la cocina como un bobo miraba el beso pasional entre madre e hija, su verga seguía fuera del pantalón y ya recuperaba dureza, en eso escuchó su celular, fue la a sala y lo contestó
—Hola
—Hola carnal, ¿Qué haces?— dijo Joaquín en video llamada
—Nada, acabo de cogerme a mi esposa ¿Y tú?
—Yo también, pero no a mi esposa sino a estas dos cabroncitas—movió el celular para que la cámara mostrara a Jo y Pao desnudas que le sonreían y saludaban con las manos, Pao aun con leche en su rostro sonreía orgullosa.
—Hola preciosas
—Hola papá Alvarado—contestaron las dos al mismo tiempo—te extrañamos, ¿Cuándo vienes a visitarnos?—dijo Pao
—Un día de estos paso por allá ¿Y a qué se debe el milagro de la llamada?
—Joaquín apareció en primer plano y se alejó de las niñas
—Carnal, creo que hoy será el “día”
—¿Crees que vas a tener suerte hoy con Carla?
—No lo creo, lo aseguro, de hecho te hablo para pedirte un consejo, ¿cómo lo manejo con ella?
—Si de verdad quieres mi consejo, pues ve lento, ella no es una mujer cualquiera, es un forrazo, debes ser un caballero y manejar el sexo tradicional, nada de mamadas, culearla y nada de querer eyacular en su boca o cara, todo tranquilo, ¿me entiendes?
—Si carnal, solo que no creo contenerme
—Pues debes hacerlo
—Lo intentaré
—Suerte con eso
—Gracias, te dejo carnal
—Hasta luego—se despidió Alvarado con un ademán.
Joaquín colgó y respiró profundo, tomó su ropa y se vistió, debía cambiarse y esperar afuera, Carla ese día llegaría más temprano para preparar la cena para los cuatro, se despidió con un beso de lengua de las dos niñas y les metió mano en sus rajitas, así eran los besos entre ellos.
Se sentó en el porche y espero cerca de media hora después vio como Carla llegó en su modesto carro, traía su uniforme de enfermería y se veía endiabladamente sexy, no traía su cofia, se había hecho una coleta de chongo alto, haciendo que su cabello cayera como una cascada y luciera sexy, traía unos lentes que en lugar de hacerla ver seria, la hacían ver como una invitación a pecar, su falda le llegaba a medio muslo, Joaquín abrió su boca, ella caminó hacia él y le sonrió coqueta.
—Hola, cierra la boca, parece que viste a un muerto
—No, he visto a un ángel—dijo Joaquín después de cerrar la boca que lo hacía poner cara de bobo– ¿de verdad ese es tu uniforme de trabajo?
—Algo así—dijo ella coqueta
—Me dan ganas de enfermarme
—Pues si te hospitalizas no me mirarías así
—¿A no?
—No
—Me cambié antes de venir, quería que me vieras bonita, por eso me puse esta falda que nunca usaría en el hospital
—¿de verdad hiciste eso para que yo te viera bonita?
—Si, ¿lo logré?—los ojos verde de Carla lo miraban expectante.
—Más de lo que imaginas, solo porque soy un caballero, sino no sé qué te hubiera hecho en este momento, de verdad irradias belleza
—Gracias—dijo Carla apenándose. Le dio un beso pequeño en la boca y juntos entraron.
Carla había hecho una parada en el moll, ahí compró esa falda para lucir sexy para él al llegar y además compró ropa interior nueva, eso no se lo había dicho a Joaquín, quería que él lo averiguara más tarde esa noche, ella se sonrojaba al pensar que quería que él durmiera con ella, de verdad no se reconocía a sí misma, era como si otra Carla estuviera dentro de ella diciéndole las formas de portarse mal.
La cena transcurrió como todas las anteriores, todos riendo por las graciosas anécdotas de Joaquín, él miró el reloj ya eran las 10 de la noche.
—Bueno, bella mujer—dijo dirigiéndose a Carla—ya es tarde y me tengo que ir
—¿No te quedas?—preguntó Carla casi asustada
—Bueno, pensé que ya tenían que hacer sus actividades previas a su descanso, ¿Quieres que me quede más tiempo?—preguntó Joaquín con cara de sorpresa
—Si—casi gritó ella desesperada.
Joaquín sabio lector de lenguaje no corporal sabía que ella quería estar con él, pero quería que ella lo pidiera, casi que le rogara que se la cogiera, era el talento que él tenía. Carla casi grita de desesperación pues ella ya se había preparado mental y físicamente para que él intimara con ella.
—Bueno, si es así ¿qué tal si las niñas se van a adormir y tú y yo vemos la tele un rato?—dijo él todo natural, pero su verga brincaba dentro del pantalón.
—Sí, me parece bien, niñas preparase para la cama.
Las dos se levantaron al mismo tiempo, Jo iba delante de su hermana y cuando Pao pasó a un lado de Joaquín le preguntó con la voz más tierna que pudo
—¿Puedes darme un beso de buenas noches?—la carita de Pao era de un pequeño angelito que suplicaba por cariño.
Carla sintió angustia, pues sabía que eso era mucho compromiso para Joaquín, quien tenía poco tiempo de conocerlas, sabía que Pao quería una figura paterna y por eso se había encariñado muy rápido con él, o al menos es la información que ella tenía. Vio como Joaquín sonrió enternecido tomó a la pequeña Pao de sus mejillas con ambas manos.
—Claro pequeña—la besó en la frente con un beso sumamente paternal y después le dijo—y que tengas los mejores sueños que una niña tan hermosa y pura como tu pueda tener, descansa pequeña.
Carla casi grita de emoción, ella no esperaba esa reacción tan paternal por parte de él, vio como la sonrisa de Pao demostró lo mucho que lo quería, si ese era el hombre ideal para ella y sus hijas, un hombre honesto, limpio y puro, Carla sentía para él sus niñas representaban a sus propias hijas; si, debía ser él, tenía que ser él, no importaba lo que tuviera que hacer, haría que se enamorara de ella.
Las niñas subieron corriendo por las escaleras, sus piececitos hicieron ruidos tiernos mientras corrían, se quedaron solos, Carla se levantó y se acercó a él, cuando cerca se agachó y lo besó, Joaquín cerró los ojos y lucho por no meter la mano bajo la falda de ella.
—En la nevera hay cerveza fría—dijo ella en un cuchicheo—abre dos y me esperas en la sala.
Joaquín sacó las cervezas, las abrió y se sentó en la sala a esperar a Carla, la espera no tardó mucho, escuchó los pasos a su espalada y volteo a verla, su boca nuevamente se abrió al ver la escultural mujer que bajaba para él.
Carla Bajaba con una bata muy corta, le llegaba poco más arriba de medio muslo, pero lo sensual o sexy de la prenda no era lo corto, sino lo transparente, no era una tela propiamente de encaje o algún material típico de las prendas sexys nocturnas, más bien era tela de algodón y poliéster, eso sí, muy delgada, tanto que dejaba ver su ropa interior, Joaquín admiraba con cara de bobo ese monumento mientras ella baja sensualmente sabiendo que era devorada por la mirada de él.
Carla estaba acostumbrada, y por acostumbrada debemos decirlo literal “acostumbrada” (mas no de acuerdo), porque realmente le molestaba mucho y en ocasiones le repugnaba como los hombres la miraban, literalmente desnudándola con la vista, sin embargo ahora quería ser vista por Joaquín, quería lucir ardientemente seductora para él, no recordaba ella una situación igual con su marido o con alguien más, ahora sentía ese calorcillo en su entrepierna, lo sintió desde que subió a cambiarse, se desnudó y cambió de ropa, cuando puso su pantaleta sintió como esta se humedeció un poco con el calor que emanaba de su raja, la desconcertó mucho, pero era algo que ella no podía evitar.
—¿Me tardé?—fue la pregunta retórica de ella
—Te esperaría mil años—le decía mirándola descaradamente de arriba abajo.
—Adulador—le dijo ella con una sonrisa de felicidad de oreja a oreja, sintiendo la penetrante mirada de él sobre su escultural cuerpo.
—Ven siéntate a mi lado—le dijo Joaquín señalando la parte vacía del sillón a su izquierda
Carla se sentó a su lado, él la tomó de las manos y la acercó a él, lo hizo cerca, pero respetó su espacio, sin embargo el uno podía sentir el aliento del otro, a esta distancia le dijo
—Carla, hermosa mujer, no cabe duda que en cuanto más te conozco, más cuenta me doy de lo que eres.
—¿Qué soy?—preguntó con divertida intriga.
—Simplemente la mujer más hermosa del mundo
La jaló hacía él y ahora si invadió su espacio y también su boca con su lengua, Joaquín cada vez batallaba más para detener a la bestia enferma sexualmente que llevaba dentro, soltó sus manos para sujetarla, una de ellas se fue a su nuca y la otra a su cintura, Carla gimió al sentir la fuerza con la que él la aprisionaba.
—Joaquín… aaahhh—gimió ella abnegada a él– ¿no quieres ofrecerme algo de cerveza?—preguntó ella como un escape de su inminente gemido de placer.
Joaquín estaba loco de deseo, su verga amenazaba con romper el pantalón de lo dura que estaba, pero se detuvo un momento, sabía que ella ere diferente al tipo de mujer que estaba acostumbrado a tratar, a las otras le pagaba, Carla lo hacía por gusto.
Tomó un cerveza y se la ofreció a ella, Carla con una sonrisa la tomó y la levantó como esperando hacer un brindis, Joaquín lo entendió, tomó la de él y chocaron embaces.
—¿Por qué brindaremos?—pregunto ella, Joaquín tomó aire y habló
—Por ti… por nosotros… por este momento… porque sea el momento más agradable para los dos y sobre todo porque nunca acabe
Carla nuevamente casi grita de emoción, Joaquín sí que sabía usar la lengua y no solo sexualmente, también hablando y convenciendo, ambos bebieron un sorbo de cerveza, Carla la puso sobre la mesa, la televisión estaba encendida, pero ninguno de los dos le interesaba que ocurría en ella, el interés estaba en el uno sobre el otro.
Joaquín miraba a Carla que estaba sentada de lado, para estar de frente a él, tenía sus piernas cruzadas, mostraba lo torneadas y firmes que eran y para rematar el color blanco de su piel hacía la combinación perfecta.
—¿Qué pasa?—preguntó ella divertida al ver la cara de bobo que él ponía mientras la miraba.
—Miraba tu belleza, y al mismo tiempo me preguntaba como una mujer como tú quiere convivir con un hombre como yo
—¿Cómo tú?—preguntó ella desconcertada
—Sí, no soy el más guapo del mundo, ni tampoco el más rico, creo que tu podrías salir con quien tú quieras—su mirada era de desconcierto
Carla sonrió y se levantó, se paró junto a él y lentamente se fue sentando horcajadas sobre las piernas de Joaquín, que tembló al sentir como a ella se le subió la bata y antes de que se sentara alcanzó a ver su ropa interior, era sexy.
—Tienes razón, recibo muchas invitaciones para salir, más de las que te imaginas—tomó la cara de él con sus manos y se acercó, pero no llegó a besarlo– ¿sabes cuantas he aceptado?
—No—dijo Joaquín con ya típica cara de bobo
—Ninguna, ¿Y sabes a cuantos he invitado yo a salir?
—No—volvió a contestar
—Solo a uno
—¿A quién?—preguntó Joaquín serio como si algo le hubiera molestado
Carla lo miró divertida, había logrado que se pusiera celoso, lo beso tiernamente en los labios
—A ti tonto, solo a ti, nunca antes había hecho eso, sé que hay hombres con la descripción que tu diste hace un momento que me invitan a salir, algunos hasta me ruegan prometiéndome el cielo y las perlas de la virgen, pero no me llaman la atención, porque no ando buscando novio, pareja ni un acostón, pero tu llegaste e hiciste algo en mí que ahora si quiero estar con alguien—hizo una pequeña pausa—contigo, por eso te invité a salir.
Lo volvió a besar, solo que ahora lo hizo con mucha pasión, sus caderas se movieron sobre él, Joaquín gimió, se sentía seducido por esa hermosa mujer, cosa que no era común en él, de hecho nunca antes le había pasado, al menos no sin que hubiera un pago de por medio, su verga se endureció casi al instante, Carla lejos de inhibirse se movió con más intensidad, él la tomó de las nalgas, tenía que sentirlas, tenía que apretarlas, prácticamente las magulló como viles tomates.
—Aaahhh
Carla gimió en la boca de él, Joaquín ya no lo pensó más, se levantó con ella enredada en su cintura, ella era ligera, así que no tuvo problemas para caminar con ella; camino hacia las escaleras, Carla estaba desconcertada, tenía sentimientos encontrados, ella pensaba que iba a haber besos, caricias intensas, algo de sexo oral, estaba dispuesta a chupársela, pero todo en la sala y de forma silenciosa, ahora no era dueña de su voluntad, era llevada cargada por ese hombre poco atractivo que la había hecho hacer cosas que antes no hubiera imaginado haber hecho.
Mientras era llevada a la recámara Carla agradeció, en su mente, que su hija Jo sacara el carácter impulsivo y agresivo de su padre y peleara en la escuela con esa niña, porque eso la había hecho conocer a Joaquín.
—Aaahhh
Gimió cuando cayó en la cama de su recámara, ni cuenta se dio cuando llegó, ella solo lo besaba mientras Joaquín desesperado la manoseaba mientras la cargaba de camino a su recámara, al caer por instinto abrió las piernas, se sintió sonrojada por hacerlo, pero no lo pudo evitar, quería que Joaquín mirara lo que muchos habían rogado por ver, pero que ninguno había podido, y era porque habían equivocado la manera de conquistarla, todos la querían llevar a la cama, y ninguno le interesaba sus hijas, Joaquín a diferencia de los demás se ganó su confianza y al ver como trató a sus hijas, con esa amabilidad y respeto hizo que ella cediera ante él.
—Ya ven—le dijo Carla a Joaquín en un gemido desesperado
Joaquín viejo lobo de mar, se tomó su tiempo, dejo que ella lo deseara más, se acercó lentamente a ella, su interior sonreía al ver como ella lo miraba a con ojos entrecerrados, con la boca abierta y como abría más la piernas, sus pupilas estaban totalmente dilatadas, era la hembra abnegada ante su macho dominante.
—Aaahhh
Carla vibró al sentir como la mano de él le acariciaba el muslo, lo hizo primero por fuera y después se desplazó hacia adentro y de ahí bajo lentamente en dirección a su entrepierna, Joaquín saboreaba la sensación de la suave piel de ella y como se estremecía al sentir la mano de él acercarse a su parte más íntima.
—Joaquín
Susurró ella cuando la mano de él llegó a dónde había querido llegar desde que la vio, se miraban directo a los ojos, nunca se dejaron de ver desde que ella cayó en la cama, Joaquín acarició con el dorso la vagina, le gustaba ver como ella abría sus ojos al hacerlo y los entrecerraba, quitó la mano, pero solo para con la otra jalar la pataleta de ella y dejarla desnuda de su cintura hacia abajo, Carla roja de vergüenza levantó ligeramente sus caderas para permitirle desnudarla.
Joaquín abrió los ojos cuando vio la vulva depilada de ella, ella se sonrojó aún más, porque era la prueba de que ella esperaba que él la viera desnuda y no quería que la viera con ese matorral de vellos que ella desde hace años ni se había molestado en mirar.
—Eres hermosa
—¿Te gusta cómo luce?—preguntó ella con el tono más inseguro del mundo
—Es la cosa más hermosa que he visto en toda mi vida
Joaquín le dio la respuesta más honesta del mundo, pues realmente le encantaba ver como lucía depilada, pero lo quemas le gustaba es que lo hubiera hacho para él, podía ver la irritación que presentaba en algunas áreas, pues posiblemente ella no tenía gran experiencia depilándose, con más atención vio una ligera cortadita, señal inequívoca de la poca experiencia de ella.
—Aaahhh
Gimió Carla cuando Joaquín con su lengua acarició las partes irritadas y la pequeña heridita que se había hecho, era como si quisiera curarla con su lengua en agradecimiento por tan noble gesto, ella podía sentir el cariño con el que él la lengüeteaba una y otra vez
—Aaahhh Joaquín…
Gimió y casi grita, de hecho tuvo que taparse al boca para evitar hacerlo cuando Joaquín le metió la lengua en el introito, él saboreo ese exquisito sabor de una mujer bien aseada y excitada a sobremanera, podía ver como escurría el jugo vaginal, ese jugo que se emana cuando una mujer anhela con todas sus fuerzas ser penetrada.
Carla tuvo que poner la almohada en su cara para que los gemidos de placer que daba, no fueran escuchados por sus hijas, en cierto momento entre nubes de placer, pensó cuanta experiencia tenía Joaquín con su lengua, eso solo significaba que no era la única a la que le había chupado la zorra, se volvió a sonrojar por el hecho de nombrar su vagina con el nombre de zorra, y también se sintió muy celosa por el hecho de no ser la primer zorra que él habría chupado, no imaginaba que numero sería ella.
—Aaahhh
Gimió más cuando Joaquín puso uno de sus dedos en el introito y la penetró, estaba loca de placer, no recordaba tanta excitación, ni siquiera con su esposo, sintió como Joaquín se separó de ella y la jaló dejándola sentada en la cama, tomó los bordes de su bata y la subió, ella nuevamente colaboró elevando sus delgados brazos para ser despojada de su prenda, ahora lo único que la cubría era el sostén que permanecía ahí indiferente a Joaquín que tenía algo mas con que entretenerse.
—Joaquín… aaahhh ¿qué haces?—dijo Carla en un susurro roja de excitación.
Joaquín la había levantado y en el aire la giró dejándola boca abajo, Carla quedó mirando la cama con sus brazos abiertos en cruz, gimió y apretó las sábanas cuando Joaquín le chupó la zorra, como ella la llamaba, pero un gemido intenso escapó de su boca hermosa cuando Joaquín más que atrevido le metió la lengua en el culo
—Aaahhh
El gemido se oyó en toda la casa, para las hermanitas no pasó desapercibido el que su mamá pasara cargada por su papa postizo, ni el crujir de la cama y ahora este gemido que retumbó en todos los rincones.
—Joaquín… Joaquín… aaahhh
Carla gemía como nuca en su vida, la lengua de él le estimulaba el culo y sus dedos penetraban su vagina una y otra vez.
—Aaahhh
Volvió a gemir muy intenso cuando la lengua de Joaquín intentó entrar en el culo de ella. Carla cerró sus hermosos ojos, de hecho los apretó, su boca tembló y apretó las sábanas con sus manos cuando la punta de la lengua de Joaquín logró vencer la resistencia del esfínter y entró en ella.
—Joaquín—alcanzo a decir ella en un susurro
Carla nunca había experimentado eso, normalmente sentiría asco de lo que le hacían, pero estaba tan excitada, Joaquín lo había hecho de una forma que no se pudo resistir ni impedirlo, al contrario, sus ojos lagrimeaban de placer.
Joaquín se saboreaba ese culo como un manjar de dioses y de hecho lo era, nadie en el mundo había podido probarlo como él lo había hecho, viejo lobo de mar sabía de ella estaba en su punto máximo y podría hacerle lo que quisiera, pero quería llevar las cosas tranquilas.
—No me puedo detener Carla
—No lo hagas—dije ella acostada boca abajo volteando la cabeza para verlo—métemela en la zorra
Joaquín sonrió en su interior viendo como la cara blanca como la nieve de Carla se ponía roja como un tomate, se auto había llamado “zorra” a su vagina. Ella cerró sus ojos verdes al escuchar la cremallera de él bajar, escuchó como el pantalón cayó, no quería voltear, pero lo hizo; vio el abultado vientre de Joaquín, su pelo en pecho que hacía una curva anterior hacia su panza, pudo verle la verga erecta, tenía buen tamaño, pero no como la de su exesposo que era más grande, sintió vergüenza compararlas, pues Joaquín no se merecía eso, después de todo a ella no le importaba el tamaño que tuviera, igual ya le había hecho acabar solo con su boca y con sus dedos.
—Carla, mi amor, te la voy a meter por tu zorra
—Aaahhh—Carla gimió, no supo si porque la llamó “mi amor” o porque le dijo que se la iba a meter por su “zorra” como ella la había llamado—sí, métemela en mi zorra, ya la quiero dentro.
No se incomodó en usar un leguaje “vulgar” se sintió excitada al usar palabras sucias, quería demostrarle que era atrevida y que podría explotar toda su sexualidad. Joaquín sonreía entre divertido y con ternura, ella no tenía idea de lo que era hablar vulgar, pero él se encargaría de enseñárselo así como lo hizo con sus inocentes hijas.
—Aaahhh
Volvió a gemir cuando sintió como Joaquín se fue subiendo al a cama, sintió como acomodó sus piernas a cada lado de las de ella, en ese momento recordó que nadie cerró la puerta, volteo y lo comprobó
—Joaquín, la puerta está abierta, nos pueden escuchar las niñas
—Lo siento, ya no puedo detenerme
—Aaahhh
Su gemido fue intenso cuando la verga de él se deslizó hacia su interior, perdió la noción, no solo del tiempo, sino también de la cordura, ya nada le importó, sintió como él se movió haciéndole ver estrellas de placer, mientras Joaquín sonreía malicioso, pues esa era su intención, jodérsela fuerte y que la niñas oyeran.
Puff puff puff
Joaquín bufaba en el oído de ella haciéndola volar de excitación, le excitaba el placer que ella le provocaba a él con su zorra, en ese momento entre nubosidades sexuales pensó si se dejaría coger por su culo, ciertamente sintió cosas que nunca había sentido cuando él le lamió su esfínter, pero no sabía si dejaría que se la metieran por ahí.
—Aaahhh
Gimió cuando Joaquín bajo su mano y la metió a nivel de su entrepierna y mientras la penetraba le estimulo su clítoris, sentía el vientre abultado de él recargado en su zona sacra- lumbar, el vello púbico le estimulaba directamente en su culo, la verga le estimulaba el interior de su vagina y los dedos le machaban de una forma deliciosamente dolorosa, ya no podía detener sus gemidos, su vagina era un charco de agua, se oía el chapotear de la verga de Joaquín, él sabedor de que ella ya estaba en su punto máximo se acercó a su oído y le susurró.
—Me gusta cómo se siente mi pene en tu zorra—quiso se suave y no llamarla verga
—Aaahhh—gimió casi en un grito— aaahhh Joaquín…
Joaquín arremetió contra la zorra de ella, lo hizo fuerte, quería que ella gritara tan fuerte que hasta los vecinos escuchara, él sentía que sus hijas postizas se estabn masturbando y estaba en lo correcto, Pao con sus ojitos cerrados movia sus deditos sobre su pequeño clítoris, Jo más osada los espiaba desde el marco de la puerta abierta metiéndose mano mientras veía como su papá se cogía a su mamá.
—¿Te gusta cómo te la meto?
—Si… aaahhh
—¿Dónde te la estoy metiendo? dímelo
—Aaahhh… En mi zorra… aaahhh—contesto ella entre jadeos, ya sin importarle si alguien le oía decir la palabra “zorra”
—¿Cómo quieres que te la meta en la zorra? ¿Suave o fuerte?
—Fuerte… aaahhh—Carla apretó las sábanas para afianzarse
—Pídemelo
—¿Qué?—preguntó ella algo desconcertada intentando voltear a verlo.
—Pídeme que te joda fuerte tu zorra, pídemelo—Joaquín dijo apretando sus dientes, el verdadero Joaquín empezaba a emerger.
Carla estaba en otro nivel de excitación, uno en el que nunca había estado, no podía razonar bien, para ella ese momento solo era placer exponencial, estaba llegando a dejar de ser ella misma, para convertirse una puta, sí, eso era lo que estaba siendo, una puta y ese sentir la hizo volar.
—Jódeme fuerte mi zorra, muy fuerte… aaahhh
—¿Así?
—Más fuerte, más— decía ya a grito abierto— aaahhh jódeme muy fuerte por mi zorra… aaahhh párteme mi zorra… aaahhh
Joaquín no se hizo esperar, se dejó caer sobre ella y sus caderas se movieron de forma bestial, como si realmente quisiera partirle “la zorra” como ella le llamaba, le tomó la cabeza y la beso, cuando la giró ella sacó su lengua y se enroscó con la de él, lo huevos querían explotar, Joaquín sintió como empezaba a salir la leche y bramó en el oído de ella.
—Me vengo, me sale la leche… aaahhh
—Aaahhh
Gimieron los dos en un intenso orgasmo simultáneo, Joaquín se siguió moviendo, pero lo hizo cada vez más lento hasta terminar en una suave penetración, se la metía lento y profundo, cuando sentía que llegaba al fondo, empujaba un poco más arrancando suspiros de su nueva amante.
Se bajó de ella cuando su verga se salió sola, se acostó boca arriba aun lado de ella que seguí boca abajo, en un momento se giró y quedó boca arriba, tapó con sus manos su cara, la cordura había regresado y se estaba arrepintiendo de lo que había hecho y sobre todo de lo que había dicho.
—¿qué pasa Carla?—dijo Joaquín girándose y tratando de apartarle las manos del rostro, cuando lo hizo vio a una Carla roja como tomate a punto de llorar
—¿Qué hicimos Joaquín?
—Nos demostramos nuestro amor
—Mis hijas nos oyeron, oyeron todo lo que te dije, todas esas obscenidades—dijo ella en un casi llanto
Joaquín luchaba por no carcajearse sabiendo lo que sus hijas eran capaces de hacer y decir.
—Tranquila Carla, hoy en día los niños no son tan inocentes, en la escuela deberías ver lo que algunos hacen y las cosas que alcanzamos a escuchar cuando hablan entre ellos de sexualidad
—¿Tú crees?
—Si Carlita—dijo el acariciándole el cabello—habla con ellas y abiertamente pregúntale que escucharon y explícales lo que pasó, obvio con palabras de amor.
—Joaquín, ¿te digo algo?—dijo ella mirándolo con cara de angustia
—¿Qué mi amor?—pregunto sin dejar de acariciarle el cabello.
—Nunca había sentido lo que sentí hace rato
—¿Fue bueno?
—Demasiado bueno, me perdí y dije cosas que nunca hubiera pensado decir ¿qué me hiciste?—dijo ella mirándolo como si la hubiera drogado
—Sólo te amé con la pasión que mi corazón siente por ti
—¿De verdad me amas?
—Con loca pasión, estoy enamorado de ti, te amo Carla
—Y yo a ti también te amo
Carla se puso de lado sobre la cama frente a él y se besaron con mucha pasión, tanta que la verga de él se erecto, suavemente se subió en ella y la penetró nuevamente por su zorra, el sexo ahora fue apasionado y con amor, Joaquín le pegó las rodillas de Carla a los senos y en esa posición la amó por una hora entera, el orgasmo fue simultaneo.
Y continuaron.
Lo hicieron casi toda la noche, cerca de las 5 am, se quedaron dormidos, él atrás de ella en tipo cucharita.
La vida estaba dando un giro completo.
Continuará

La princesa y los panties, Parte 03 (Final)
10 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, LGBTQ+
Me dormí sin darme cuenta. Al despertarme, el despertador marcaba las 8:30. de prisa, me cambio, y bajo al comedor. Ya no había tiempo de bañarme, además la alberca se encargaría de eso no?.
En el comedor veo a una desvelada madre y a Mel desayunando. No puedo evitar sonrojarme al verla, y menos después de lo de anoche. Ella alcanza a observarme y sonríe, y luego de voltear a ver a su madre y a su alrededor, me envía un beso con sus labios. Siento mi rostro encenderse intensamente, y titubeante, volteo a mi alrededor y también le envío un beso. Ella comienza reírse, al grado que su madre le pregunta si algo le pasaba, a lo que ella responde que nada, que vió algo gracioso.
Tras desayunar, voy a la alberca. Hay sólo otras dos personas a ésta hora. Me quito la ropa quedándo sólo en mi bikini, y me dispongo a ponerme bloqueador. Sólo me faltaba la espalda, cuando en eso llega Mel.
– Hola, buenos días!
– hola princesita! Buenos días!
– te ayudo a ponerte crema en la espalda?
Así, comienza a untarme crema en la espalda, mientras estoy recostada. Creo que las otras personas no nos prestaban atención, y si así fuere, no hay nada extraño en que, digamos, una sobrina le ponga bloqueador a su tía. Las suaves y resbalosas manos de la niña se sentían divino. Ella me platicaba sobre su madre, que llegó en la mañana, poco después de que me fuí. Al parecer no sospechó nada. Las manitas de mi musa se deslizaban por mi cintura y hombros, pero sentía que se dirigían en ocasiones hasta mis senos. En eso me dice:
– también te pongo acá abajo?
Obvio se refería a mi trasero. Le digo que sí y comienza a untarme crema. Era excitante sentirla, sus tímidas manos tocándome me estaban excitando. En eso se detiene.
– Todo bien querida?
Le pregunto mientras volteo a verla. Ella, roja de la cara, me dice tímidamente:
– es que… me estoy sintiendo como anoche…
Resultaba obvio que la pequeña estaba excitándose con todo esto. Decidí jugar con ella un poco y le dije que era mi turno de ponerle bloqueador. Así, deslizaba mis lubricadas manos por todo su delicioso cuerpo infantil. De vez en vez rozaba con mis dedos su pecho o su vulva. Ambas estábamos muy excitadas. Como la mujer mayor que soy, me tocó poner alto a esa situación y controlarme un poco. La invito así a acostarse en el camastro de junto.
Tras conversar un rato (me sorprendía lo agradable que resultaba conversar con ella aún a su joven edad), decidimos meternos al agua. Como ya había más gente, nos abstuvimos de actos obscenos explícitos. Sólo nadamos, jugamos, conversamos y nos relajamos. También aproveché para sacarle un montón de fotos a mi niña amante. Fotos, videos, fotos ella sola, las dos juntas, etcétera. En mi mente me lamenté por no haber llevado mi cámara anoche, pero supuse que sería demasiado para la primera cita de amor.
No podía tener suficiente de ella. Me encantaba estar con ella. Salimos al snack bar a comer unas hamburguesas, y disfrutamos del paisaje. Me sentía de maravilla junto a ella. Para mediodía, estábamos nuevamente en la alberca. Ella jugaba con varios niños de su edad. Me encantaba verla así, es decir, después de todo es una niña (aunque ya hayamos hecho cosas pervertidas), aunque he de admitir que de repente me daban celos cuando algún niño o niña le hablaba o tocaba jugando.
Finalmente, llega su madre buscándola para comer. Me inquietó un poco cuando se sienta en el camastro junto al mío (creo que era natural pues es allí donde estaban las cosas de Mel) y me saluda sonriente “buenos días”. Me puse nerviosa, he de admitir, tanto que tiré mi limonada en el suelo. Mel sale al encuentro de su madre y también se desconcierta al vernos a las dos juntas. La madre comienza a cambiarla y se retiran a comer. En eso, Mel voltea y me dice adiós con su manita. La madre observa eso y también se despide de mí. Suspiro.
En la comida no pude verla como es costumbre. Supuse que nuevamente estaba de paseo. Me sentía triste en realidad, con muchas ganas de verla otra vez. Cada vez resultaba más evidente que me me estaba enamorando. De una mujer. De 6 años. En tan solo un par de días.
Mi teléfono vibra al recibir un mensaje de Mel:
“hola mi mami me preguntó por tí…
Sentí que la sangre se me bajaba a los pies, y mi boca se secaba, pero seguí leyendo:
… me preguntó si te conocía y le dije que sí que eras mi amiga y que a veces platicabamos y jugabamos en la alberca porque estabas sola y mi mami me dijo que estaba bien, pero que no te molestara mucho y que estaba bien que tuviera amigas grandes. Pero yo no te molesto verdad Caro?”
Cautelosamente, le contesto:
“por supuesto que no princesa. Al contrario. Disfruto mucho estar contigo, tanto que ya te extraño”
Poco después suena otra vez mi teléfono:
“yo también te extraño mucho mi amor. Te amo”
Era casi bizarro lo que estaba sucediendo. Una pequeña niña diciéndome palabras como esas. Pero me sentía muy feliz. Comencé a derramar lágrimas nuevamente. Decido ir al baño a tranquilizarme un poco, y luego ir a la playa a relajarme. Pero antes, le envío mi respuesta:
“yo también te amo cariño”
En el camastro, pensaba en muchas cosas. Como en qué diría su madre si se le ocurre revisar su teléfono y descubre nuestros mensajes, cosa que no quisiera que pasara, pero que a la vez me parecía poco probable tomando en cuenta la inteligencia de la niña, evidenciada por su astucia al esconder las fotos prohibidas en otra tarjeta de memoria. En eso, se acerca una chica un tanto hippie, ofreciéndome tatuajes temporales. “será divertido”, pensé. Y decido hacerme uno en la espalda baja, en el coxis. La verdad, lo hice teniendo en mente a Mel, pensé que le parecería sexy.
Tras quitarme la arena y el agua salada, me cambio y mi habitación y voy a cenar. Está bastante tranquilo, quizá porque aún es temprano. En eso, veo llegar a Mel y a su madre, arreglada, con su tez blanca, su nariz respingadita y su contoneo al caminar. Para mi sorpresa, se dirigen hacia mí. Mi corazón casi sale de mi pecho al verlas sentarse en mi mesa; obviamente, por cortesía, la madre preguntó primero si podían hacerlo y, obviamente, por mis nervios y sorpresa, dije que sí.
Charlamos un rato las tres. Para mi sorpresa, Sara, como dijo llamarse la madre, resultó ser una mujer bastante agradable, aunque algo ensimismada y un tanto despreocupada por su familia. Los nervios estaban al mil, pero me tranquilicé cuando por debajo de la mesa, siento que una manita toma mi mano. La estrecho fuertemente y así estuvimos buen rato, hasta que suena el teléfono de Sara, y ésta, despidiéndose, nos deja, no sin antes encargarme a Mel y decirle que tras cenar fuera al cuarto o a ver el show del hotel si quería.
Así, terminamos Mel y yo de cenar de prisa. La noche era joven y decidimos pasear por la playa. Ahí corrimos un rato, jugamos, caminamos, siempre tomadas de las manos, con los dedos entrelazados. Ese detalle era importante para mí. Una amiga me decía que si alguien te tomaba de las manos de una manera normal, no significaba nada, pues así se tomaban de las manos los padres e hijos, o los hermanos, o los amigos. Pero si ese alguien te tomaba la mano y entrelazaba sus dedos contigo, significaba que esa relación era especial.
En la playa, nos detenemos, y nos miramos frente a frente. La cargo para que su rostro quede a mi altura. Ella se ríe, y me abraza por el cuello. No había otra alma en la arena. A lo lejos se oía la música del show, donde estaba toda la gente. Las olas rompiéndose en la costa ambientaban nuestro abrazo.
– te amo.
Me dice ella. Yo, embriagada de amor, y perdida por completo en su hermosa carita, la beso. Nos besamos apasionadamente, amorosamente. No quería que terminara nunca ese momento. Me sentía plena. Me sentía en el cielo.
Esa noche fue larga y triste. La madre de Mel nos alcanzó en el Lobby y tras agradecerme, se fueron a su habitación. Yo me fui sola a la mía. No podía dormir. Pensaba demasiado en ella. Abro el minibar y saco tres botellitas: una de tequila, una de brandy y otra de whisky. No acostumbro a beber, así que eso bastó para ponerme ebria. Lloré desconsoladamente, extrañando a mi niña. Me sentía demasiado mareada, hasta que vomité en un par de ocasiones, una en el pasillo camino al baño, y otra encima de la taza del baño. Tras bajárseme un poco lo ebria, tardo un rato en limpiar mi desastre. Eran ya las 3 am cuando me acuesto y quedo dormida.
Tras bañarme con agua fría, bajo al comedor. Allí estaban Mel y su madre. Con una seña, ésta me invita a unírseles. Desconozco los motivos de la madre de Mel para invitarme. Quizá le caí bien, o le gusté como amiga de su hija, o sólo quería una niñera gratis. No era que me importara, lo importante era que podía estar con Mel.
Como ya era nuestra rutina, jugamos en la alberca buen rato. Luego su madre le llama para ir a cambiarse y a comer. Ya me había resignado a no verla hasta la noche, pero cuando fui al snack bar fue grata mi sorpresa verla allí, con su madre y una gran hamburguesa. En eso, Mel me invita a sentar con ellas. Su ocupada madre nos deja solas tras recibir otra llamada. En eso Mel, que ya estaba sin su traje de baño y con un vestidito verde, muy fresco, me dice:
– Caro, quieres ver algo?
– sí claro, que es princesa?
La niña se pone entonces de pie, y tras un rápido vistazo alrededor, se levanta la falda dándome un pantyshot… o así sería si llevara puestas unas panties. Pero no. Me quedé literalmente babeando. Se sienta riéndo pícaramente. Me acerco a ella y le digo:
– voy al baño, encuéntrame allí en 2 minutos
Ella abre sus ojitos llena de emoción, y asiente con la cabeza.
Así, voy al baño, tomo el destinado a los discapacitados, también me quito las panties quedando sólo en mi falda blanca corta, y espero dos minutos. Los dos minutos más largos de mi vida.
Oigo que abren la puerta y mi corazón se estremece. Oigo unos pasitos de alguien buscando algo. Finalmente oigo que pregunta:
– Caro? Dónde estás?
Abro la puerta del baño y me asomo invitándola a entrar.
Apenas cerré con seguro la puerta, la abrazo y comienzo a besarla apasionadamente. Me siento en la taza y a ella la siento en mis piernas, frente a frente. Comienzo a acariciarle sus piernas y sus nalguitas, y con el dedo medio me atrevo a acariciarle su firme ano. La niña se estremeció un poco pero no dijo nada, seguía extasiada besándome. Comenzé a acariciarle su vulva, la cual ya estaba mojada. Ella llevó su manita hacia mis genitales, y abre sus ojitos, sorprendida, cuando se da cuenta de que tampoco tenía ya ropa interior.
Estuvimos así un rato, masturbándonos mutuamente. Sus movimientos aún eran torpes aunque ya menos. Yo seguía sobando su delicioso clítoris y sus jugos empapaban ya mi mano. Finalmente siento esa tensión en su cuerpo, y más néctar en mi mano. Ella muerde mi labio inferior al grado que me dolía un poco, pero no me importaba, no quería interrumpir su orgasmo. Jadeando, recargada en mi pecho, me dice:
– ahora sigues tú!
Y comienza a besarme los pechos, a los cuales saca de las copas del sostén y comienza a chuparlos. Con una mano me sobaba los senos y con la otra me seguía masajeando mi vulva. En eso, creo yo que curiosa por lo que hice yo, siento que uno de sus dedos se desliza (mojado por mis jugos) hasta masajear mi ano, e intentó introducirlo ligeramente. Con eso tuve y dejé salir mi orgasmo mientras apagaba mis gritos de placer besándo la boca de mi princesa.
Tras arreglarnos, salgo yo primero del baño y tras dos minutos, ella. Nos miramos, riéndonos pícaramente, y nos sentamos de nuevo en el bar, mientras tomábamos un helado. La tarde transcurrió tranquila. Sara se llevó de paseo a Mel. Y yo me quedé extrañándola. Lo del baño fue sumamente excitante para ambas. Tenía tantas ganas de hacerla mía de nuevo.
Por la noche, tras cenar con Sara y Mel, ésta y yo nos vamos a ver el show del hotel. Sara se fue a un festejo o a una junta, no sé (y la verdad no me importaba).
Estaba por comenzar el show, que esa noche iba a estar dedicado a los niños. El destino tiene un peculiar sentido del humor, ya que la temática del show era ni más ni menos que las películas de Disney. El ver a los niños emocionados (incluyendo a mi Mel) me hizo enternecer. Mel era multifacética: tierna novia, inocente niña, apasionada amante. En eso, sale el sketch de Frozen. Al ver a las dos hermanas en el escenario me hizo recordar las panties que Mel usó nuestra primera noche. Comenzé a excitarme. Mel me ve y creo que lo notó. Tras acabar el show, la niña me toma de la mano y me lleva al lobby. Junto al elevador, me dice:
– creo que en tu cuarto será mejor, pues mi mami puede llegar al mío en cualquier momento, y si estoy contigo y llego más tarde, le puedo decir que estábamos platicando.
Y así nos dirijimos a mi cuarto.
El ruido de las olas ambientaba el sonido de nuestros besos apasionados. Estábamos ya desnudas, sentadas frente a frente en la cama, besándonos, acariciándo cada centímetro de nuestros cuerpos. Decido que es tiempo de intentar algo nuevo. Le digo a Mel que se coloque encima de mí, mirando hacia mis pies. Emocionada, lo hace.
– Así podemos lamernos al mismo tiempo y disfrutar las dos a la vez
Le dije.
Así, mi niña se coloca en posición ofreciéndome una maravillosa vista de su trasero. Ya estaba con su conchita toda húmeda, y podía observar plenamente su delicioso anito. Rosadito, estrechito, perfecto, tentador. Con lentitud me acerco a ella y coloco mi rostro entre sus nalguitas. Siento que ella se estremece un poco pero se relaja. Posteriormente siento que ella comienza a tocarme mi vulva con sus deditos, acariciándo mi clítoris inflamado.
El tener mi cara en su trasero era increíble. Su aroma me embriagaba. Inhalaba profundamente mientras tenía mis labios en su vulva y mi nariz en su ano. Comienzo a lamer sus infantiles genitales con suavidad. Me encantaba saborear sus jugos. En eso, siento que ella también comienza a lamerme, gimiendo de placer. Su curiosa lengua se introducía en mi vagina y estimulaba mi clítoris, mientras saboreaba mis jugos. Yo estaba perdida lamiéndole sus nalguitas y su vulva. Luego de unos breves instantes, siento que viene mi primer orgasmo, el cual tengo, intenso, fuerte, mientras sumo mi rostro entre sus glúteos. Me siento extraordinariamente mojada. La niña sigue lamiéndome, lo cual me excita en demasía. Sigo lamiendo su vulva y poco después siento que ella se tensa, y gime de placer. Su orgasmo hace que su anito se abra ligeramente, invitándome a disfrutar de él. Y así lo hago. Llena de lujuria, comienzo a lamer sus nalgas, su pliegue entre ambas, y finalmente, a besar y a lamer su ano.
Parece que ella realmente disfrutaba eso, pues movía sus caderas sensualmente. Con mis manos separaba sus nalgas y lamía suavemente al principio, y luego más vigorosamente su ano. Era realmente delicioso. Mientras lo lamía, cuando sentía que se relajaba, arpovechaba para introducir ligeramente mi lengua en él, además, con mis dedos lo acariciaban e introducía de vez en vez la punta de mi dedo índice en su ano, el cual se sentía increíblemente estrecho y caliente. Aún sin que Mel me tocara (estaba demasiado ocupada disfrutando de lo que yo le hacía) tuve otro orgasmo: el hacerle el amor a su ano me excitaba en demasía. Finalmente, siento que Mel se moja mucho de su vaginita, y se tensa, gritando de placer. Su orgasmo fue intenso, y lo más interesante, fue un orgasmo anal.
La niña cae rendida encima de mí, y tras recuperar el aliento, me dice:
– Eso fue muy bonito Caro… te puedo hacer lo mismo yo?
– claro princesa, a mi también me gusta cuando me acarician mi anito.
Diciéndo ésto, me pongo en cuatro patas, y le expongo totalmente mi trasero a Mel. Volteo a verla y la veo allí, sonriente, mordiéndose el labio, se acerca a mi culo, mientras me dice:
– Me gusta tu tatuaje. No lo tenías antes verdad?
Ya no recordaba que me había hecho el tatuaje, pero me dio alegría que fuera del gusto de Mel
– No cariño, me lo hice para tí… te excita?
Ella asiente con la cabeza. Se acerca a mí y comienza a acariciarme las nalgas, luego, a cada una le da un suave beso. Yo me sentía chorreando. Comienza a besar más y más mis glúteos, hasta que finalmente siento su carita en medio de mis nalgas, siento su respiración agitada, y su ansiosa lengua recorrer mi ano. Era una sensación increíblemente pervertida y placentera. La niña logra introducir su lengua en mi ano, y luego uno de sus deditos, el cual entra por completo. Sigue lamiéndome el ano, cual gatito hambriento. Entonces, mi orgasmo me hace gritar un poco, y dejo caer boca abajo en la cama, respirando agitadamente. Mel se recuesta a mi lado y me besa apasionadamente en los labios. Nos quedamos abrazadas un rato, hasta que decido que ya es tarde. Nos vestimos y llevo a Mel a su habitación.
Esa noche me acosté relajada en mi cama. Aún sentía la lengüita de Mel en mi ano, y aún tenía el sabor de ella en mi boca. Me siento muy feliz, pero de pronto, cual balde de agua fría, me percato de algo: mañana será mi última noche en el hotel.
Mi felicidad empieza a ser desplazada por un sentimiento de tristeza, coraje y nostalgia. No sé que pasará luego de mañana. No sé que pasará después de que Mel y yo nos separemos. No sé que sera mi vida después de ella. Ya no me imagino sin verla. Ella es mucho más que ua aventura de verano, es la primera mujer de la que puedo decir con certeza, que realmente amo.
Pero, decidí dejar de preocuparme y empezar a ocuparme. Si mañana sería mi último día con ella, lo disfrutaría al máximo.
Por la mañana, bajo a desayunar con Mel y su madre, como ya era costumbre. El destino, como ya dije, tiene un peculiar sentido del humor, pero además, a veces nos pone las cosas en el camino y nos deja a nosotros decidir nuestro propia ruta. Sara me dice durante el desayuno:
– Caro, tengo que pedirte un enorme favor, no sé si quieras o puedas hacerlo
Sorprendida, le digo:
– Dime, si está en mis manos ayudarte, así lo haré.
– Bueno, ummm…
Se vé un poco titubeante. Me pregunto si será algo malo o bueno lo que me va a pedir. Acaso me va a pedir que deje en paz a Mel?
– verás, para festejar el cierre del contrato, organizamos una fiesta de toda la noche fuera del hotel… y como tú y Melanie parecen llevarse muy bien, me preguntaba si podías cuidar de ella durante la noche. Regresaría mañana como a las nueve, pues nuestro vuelo sale a las tres.
Trato de disimular mi entusiasmo al aceptar. No así Mel, quien está visiblemente entusiasmada y contenta. Además, mi vuelo salía a la 1, por lo que había tiempo.
El resto del día transcurrió casi con normalidad: jugamos en la piscina, comimos en el restaurante y luego Mel y su madre fueron a su habitación.
– te esperamos a las 9, de acuerdo?
Me dijo Sara. Como sería la última noche con mi princesa, decidí que esa sería una de las noches más especiales para ella. Pedí servicio a la habitación y decoré el cuarto y el jacuzzi, con flores, velas aromáticas y pétalos sobre la cama. Además, pedí comida para cenar íntimamente, además de una botella de vino. Finalmente, busco algo entre mis cosas, algo especial que no creí usar: un pequeño y delgado dildo. Esa noche, quería quedar grabada en la memoria de Mel para siempre.
Esa noche, tomaría su virginidad.
Ya casi es hora, y tras arreglarme y ponerme un lindo vestidito corto, voy por mi musa. Su madre me recibe y me deja con ella. Mel se ve hermosa, radiante, con su boquita coral, sus hermosos ojos, su naricita respingadita, sus colitas de caballo con moñitos, su blusita blanca, su faldita corta escocesa, tableada. Sus medias blancas hasta el muslo. El delicioso aroma de shampoo de chicle de frutas de su cabello…
– Mel, vamos a mi cuarto. Allí estaremos mejor.
Ella asiente, me toma de mi mano (entrelazando dedos por supuesto) y vamos a mi cuarto. Al llegar, le pido que espere un momento en el vestíbulo, mientras enciendo las velas, pongo la música y sirvo la comida. Nos sentamos a comer lasaña y vino tinto. Decidí que le daría a ella también algo de vino. Además yo también bebería sólo un poco. Mi objetivo era relajarla y hacer de su pérdida de la virginidad un evento menos ansioso y más placentero.
Ella bebió su copa de vino, la cual llené a la mitad. Se observaba muy relajada y se reía con facilidad. Además, no dejaba de acariciarme, tocarme los senos y el trasero. Yo me tomé una copa sólamente, como dije, no suelo beber. Finalmente, ella viene hacia mí, y comienza a besarme apasionadamente. Yo la cargo y la arrojo en la cama. Ella me veía, sonriente, feliz. Creo que ella no se había caído en la cuenta de que esa sería nuestra última noche juntas. Su mirada de amor y ternura despertó mi lujuria.
Sin quitarle la ropa, la volteo y hago que se ponga boca abajo, con el rostro hacia abajo y el culito levantado. Así, decido ir por mi cámara y tomar algunas fotos, preguntándole antes si podía hacerlo. Ella aceptó siempre y cuando yo también me dejara sacar algunas. Al verla empinadita, boca abajo, me acerco a su traserito, el cual movía de un lado a otro, como invitándome a probarlo. Comenzé a acariciar sus nalgas, suaves, delicadas, y a besárselas y lamérselas. Me sentía como un animal en celo, quizá por el alcohol, no lo sé. Comienzo a bajarle sus bragas de algodón, deslizándolas hasta medio muslo, dejando al descubierto su delicioso ano y su jugosa vulva. Tomo algunas fotos más, y procedo a acariciarla con mi lengua en todo su trasero. Comienzo con sus nalguitas, luego chupo y lamo vigorosamente su vulva y su clítoris mientras masajeaba con mi dedo su ano, introduciéndo un poco de mi dedo para sentir su estrechez. Comienzo a sentirla my húmeda, y movía mucho sus caderitas, deseosa de más. Comienzo a lamer su ano, el cual estaba ya dilatadito por mi dedo, y pude introducir mi lengua en él un poco más. Me encantaba lamérle el ano mientras sentía sus nalgas en mi cara. Mi vagina estaba como grifo de agua abierto. Con mi mano la masturbo mientras le hacía el rimjob de su vida. En eso, siento que está por venirse y decido lamerle la vulvita. En eso, siento que se tensa, grita de placer y para mi sorpresa, llena mi boca de líquido. Estaba eyaculando. Ésta niña, a sus seis añitos, era una squirter y yo estaba saboreando sus dulces jugos. Eso me excitó de sobremanera, y comenzé a masturbarme por encima de mis panties mientras ella recuperaba el aliento. Ella me observa haciéndo ésto, y se acerca a mí, quita mi mano y la sustituye con la suya, mientras me besa el cuello y, tras sacarme un seno de la blusa, comienza a chuparme el pezón. Me pide que me quite las panties y así lo hago. Ella me dice que me empine al igual que ella y comienza a besarme el trasero y mis genitales, al tiempo que siento sus manitas en mi ano. Me sorprendí un poco cuando introdujo un par de dedos en mi ano, pero eso me excitó aún más, y terminé empapando la carita de mi amada por la intensidad de mi orgasmo.
Aún quiero más de ella. Me volteo hacia mi princesa, la beso y le digo:
– Quieres intentar otra cosa? Algo que hará que las dos disfrutemos al mismo tiempo?
Mel asiente con su cabecita, entusiasmada. Entonces, le indico que se coloque semisentada, con las piernitas abiertas. Aún teníamos puesta nuestra ropa, lo que lo hacía especialmente excitante. Yo me coloco en posición similar, y acercando mi cuerpo al de ella, hago que nuestras vulvas se peguen una con la otra, dándonos un beso íntimo. Era demasiado sexy el sentir su lampiña vulva, escurriendo, ardiendo, pegar contra la mía. Comienzo a mover mis caderas, frotándo nuestros genitales.
– Te gusta princesa?
La respuesta era obvia, ya que comenzó a lubricar más, a jadear y a contonear su pelvis.
– sí Caro… ah…ah… se siente… ah… muy, muy rico…
Tras frotarnos un poco, siento un nuevo e intenso orgasmo. El sentir mi clítoris de adulta rozar el pequeño e infantil clítoris de mi princesa era demasiado. Me vengo, escurriendo, chorreando néctar en abundancia. Pero continúo a pesar de estar muy sensible tras mi orgasmo. Quiero que ella se venga otra vez. Tras un par de minutos, la siento demasiado húmeda, como si se hubiera hecho pis. La niña tiembla, estremeciéndose de placer. Eso confirmó mi tesis de que mi pequeña princesa ya era una squirter a sus seis añitos. Ambas nos recostamos en la cama, recuperando el aliento tras tan intensos orgasmos.
Aún jadeando, me levanto. Le pido que espere un poco mientras enciendo las velas y los inciensos en el baño. Luego, la tomo de la mano y la llevo conmigo. Así, nos desnudamos y nos metemos al jacuzzi a relajarnos. Pero no pasó mucho tiempo antes de que ella comenzara a acariciar mis senos y a besarlos y chuparlos. Comienzo a masturbarla nuevamente. Pasamos un buen rato dentro del agua. Me encantaba sentir su resbalosa piel contra la mía. Besar su infantil boquita. No sé cuantos orgasmos tuvimos. Cinco, siete, diez… me sentía en el cielo. En ese momento era claro que existía un Dios y uno de sus ángeles estaba conmigo, amándome.
Tras salir del agua, vamos a la cama a seguir con nuestra pasión. En eso le digo:
– princesa, sabes que ésta va a ser nuestra última noche juntas?
Ella abrió los ojos, dándose cuenta de ello.
– No te acordabas Mel?
– No. No sé por qué creí que estaríamos juntas siempre…
Casi lloro al oír eso. Pero sólo la besé, y le dije:
– antes de que nos vayamos a casa, quiero hacer algo muy especial contigo.
Tomo el dildo rosado de mi bolso. Ella lo mira con curiosidad.
– Sabes qué es ser virgen princesa?
Le pregunto. Ella, tímidamente me responde:
– pues creo que es cuando una mujer lo hace con un hombre y éste mete su… cosa en… la cosa de ella.
Sonriendo, le digo:
– así es princesa. Ésta noche tan especial quiero que hagamos algo muy especial: quiero quitarte tu virginidad
Ella me mira, extrañada, pensativa. Finalmente pregunta:
– pero… cómo? Tú también eres mujer!
Entonces le muestro nuevamente el dildo.
– con ésto princesa. Quiero que ésta noche sea inolvidable.
Le presto el aparato, y lo analiza.
– Duele?
Le contesto honestamente:
– un poco al principio. Pero ese dildo es muy delgadito y seré muy cuidadosa princesa. A lo mejor sangras un poquito pero nada más un poquito. Luego te va a gustar cómo se siente cuando tienes el dildo adentro y una mujer lo mueve para que disfrutes. Si no quieres, no lo haremos. Pero me gustaría hacerlo porque significaría mucho para mí, y tú tendrás un inolvidable recuerdo mío.
Aún no se veía muy convencida. En eso se me ocurre algo. Mientras la beso, le pregunto:
– quieres meterme el dildo a mí primero?
Ella asiente entusiasmada. Así, me acuesto, y de digo cómo hacerlo. Ella se pone entre mis piernas, me da unos besitos tiernos en mis muslos y vulva que hacen que me lubrique mucho. Toma el dildo y lo mete poco a poco en mi vagina. Por lo delgadito del mismo, entra muy fácilmente. Me estremezco un poco y gimo de placer.
– Te duele Caro?
– no corazón, al contrario, se siente muy rico…
La niña lo introduce aún más:
– ahora sácalo y mételo varias veces, rítmicamente princesa… sí, así…
Elevo la cabeza para mirarla. Se ve muy entrada en lo que hace. Mira fijamente cómo el dildo me penetra. Mordiéndose el labio comienza a hacerlo más rápidamente. Finalmente, me retuerzo en la cama y tengo otro orgasmo.
Ella se acuesta encima de mí, me besa y me dice:
– yo también quiero intentarlo!
La recuesto. Separo sus piernitas. Primero debo excitarla, así que comienzo a lamerle la vulva y el clítoris. Tras llevarla casi al límite, tomo el dildo, aún empapado de mis fluidos, y lo coloco en su introito vaginal.
– si te duele dime y me detengo princesa.
Ella asiente. Comienzo a introducirlo, muy despacio. Su virginal vagina está sumamente estrecha, y aún con ese delgado dildo, batallo un poco para introducirlo. Mirándola siempre para ver si le duele, finalmente logro introducirlo lo suficiente y así rompo la resistencia de su himen, entonces el dildo entra un poco más. La niña cerró sus ojitos en expresión de dolor.
– te dolió mi amor?
– sólo un poquito, como un torzón chiquito. Pero ya no me duele tanto… ahora siento raro, siento rico…
Saco el dildo un poco. Lo observo con un poquito de sangrado. No mucho, supongo que lo pequeño de su himen hizo que el sangrado fuera escaso. Lo introduzco de nuevo, y luego lo saco otra vez. Cada vez era más sencillo el hacerlo, y era obvio que Mel lo estaba disfrutando. En eso, me dice:
– ahí viene Caro, otra vez…
Fue un hermoso espectáculo el ver su orgasmo. Saco el dildo, mientras ella seguía jadeando con los ojos cerrados. Observo el dildo, lleno de sus jugos, con un poquitín de sangre. No sé por qué, lo chupé, saboreando sus fluidos. Lejos de repugnarme, me hizo sentir más cerca de ella. Nos recostamos, abrazadas. Ella durmió primero, o eso creí, pues cuando comenzé a llorar pensando en el día de mañana, ella me dice:
– No llores Caro, vas a ver que vamos a estar juntas.
Creo que en su infantil imaginación ella daba por hecho de que íbamos a seguir juntas por siempre. Le doy un beso en la cabecita. Ella se voltea para verme y me dice las más maravillosas palabras que he oído:
– Caro… quieres ser mi novia?
Con lágrimas en los ojos, sonriendo como nunca en mi vida, y cubriéndole su carita de besos, le doy la única respuesta que podría darle:
– claro que sí princesa. Sí quiero ser tu novia!
La noche se pasó muy rápido. Más rápido de lo que hubiera querido. El despertador sonó y me apresuro a despertar a mi joven novia. Novia. Sí. Ya éramos novias, si bien ese día nos separaríamos contra nuestra voluntad.
Ya en su habitación (la cual destendí para aparentar que es allí donde habíamos dormido), llegó su madre a eso de las 9. Me dió las gracias, me despedí de Mel, y partí a mi habitación a empacar. El autobús al aeropuerto pasaría por mi a las 10 y media, así que me dí prisa.
En el lobby, suspiré mientras esperaba el autobús. Ni siquiera pude darle un abrazo o beso de despedida a Mel. Ya son las 10:30. Ya no falta mucho para irme y alejarme de ella, quizá para siempre. En eso suena mi teléfono. Es un mensaje. Emocionada, lo veo. Era Mel:
“no te vayas a ir todavía. Vamos en camino a despedirte”
Poco después veo que del elevador sale corriendo Mel, seguida por su madre. Llegan conmigo. Su madre es la primera en hablar:
– Lo siento, Melanie insistió en venir a despedirte. Le dije que a lo mejor no era prudente pero ella casi me rogó.
– no es molestia, al contrario, me da mucho gusto que mi princesa halla venido a despedirme.
En eso, el autobús viene a lo lejos. Ya casi es hora.
– Caro… gracias por todo. Cuidate mucho, te voy a extrañar muchísimo…
Me dice la pequeña, llorando a moco tendido. Con un nudo terrible en la garganta, y con los ojos ya con lágrimas, me agacho y la abrazo fuertemente. Ella hace lo mismo. Su madre nos observa a unos pasos, pero no me importa. Me despego de ella, la abrazo de su cabezita y nos pegamos las frentes, quedando nuestros rostros a sólo unos centímetros de separación.
– Nunca te olvidaré Mel. Cuidate mucho princesa. Yo también te voy a extrañar.
El autobús se detiene. Es hora de abordar.
Sabía que no debía hacerlo. Sabía que podía haber gente mirando. Sabía que podía meterme en problemas serios. Sabía que su madre estaba viéndonos de cerca. Pero nada me importó. Acerqué mi rostro al de ella y le dí un suave, breve y tierno beso en los labios. Ella sonríe, feliz. Volteo a ver a su madre, quien sorprendentemente no dijo nada. Sólo nos miraba, sonriente, tiernamente. El chofer guarda mis maletas, y subo al autobús, despidiéndome a través de la ventanilla de ese ángel que cambió mi vida.
El vuelo fue breve, con escala en la capital. Mientras me dirigía a la sala de espera a tomar el otro avión, sonó mi teléfono. Un mensaje, de Mel:
“te amo. Siempre siempre siempre te amaré y siempre siempre siempre vas a ser mi novia. Te amo Caro”
En ese momento, con mis sentimientos a flor de piel, rompo a llorar. Me importó un comino que la sala de espera estuviera llena. Lloré como nunca. Alguna gente me veía extrañada. Otros me veían tristemente. Al subir al avión, seguía llorando. La sobrecargo, una guapa y sexy rubia con un cuerpo de reloj de arena y peinado alto, me preguntó si todo estaba bien. Le dije que sí. No sé bien porqué, pero se acercó a mí, y me abrazó con dulzura. Comenzé a llorar en su hombro. La sobrecargo me acariciaba la cabeza, consolándome, y pacientemente esperó a que me calmara antes de llevarme a mi asiento.
En la casa y oficina, la gente notaba algo diferente en mí. Si bien me notaban como en las nubes, cual adolescente enamorada, me observaban muy triste. Pasaron varios días y no sabía nada de Mel. Quizá ella ya se olvidó de mí. Pensé en llamarla, pero tenía miedo de que las cosas se malentendieran (o en este caso, se entendieran a la perfección) con su madre. Algunas compañeras me preguntaban qué pasaba, otras sólo murmuraban que era mal de amores. Las menos allegadas decían que seguía sin superar lo de Dora.
Eran finales de junio, y recibo una llamada a mi celular. Un número foráneo que no conocía. No acostumbro a contestar esas llamadas por aquello de las extorsiones y asuntos similares. Pero volvieron a llamar otras 3 veces. Finalmente contesto:
– Caro? Gracias a Dios que contestas!
– eh, quién llama, perdón?
– soy Sara, la madre de Melanie, de la playa, si te acuerdas verdad?
Cielos, era la madre de Mel. Cómo consiguió mi número? Para qué me llamaba? Acaso vió las fotos o los mensajes del teléfono de Mel? Hablaba para reclamarme? O para decirme que ya me había denunciado? Mi corazón latía a mil por hora.
– s… sí, recuerdo… cómo conseguiste mi número?
– no fué fácil, tuve que ver el celular de Mel. Tenía un número guardado como Caro Playa, y supuse que eras tú.
– y en qué te puedo servir Sara?
– bueno, no sé si Melanie te ha llamado o no, pero está muy triste sabes? A veces no quiere comer y a veces llora de la nada. Cuando le pregunto me dice que no tiene nada, pero la he visto varias veces mirando fotos de la playa, sobre todo una donde estás con ella en la alberca.
– ya veo…
– creo que te extraña mucho Caro. Sabes, el cumpleaños de Mel es el próximo día 27…
Es verdad. Mi novia está por cumplir 7 años. Me enojé conmigo misma por no haberlo recordado.
– … y ella me pidió algo especial de regalo. Me dijo que de regalo quería verte otra vez, así que pensé en que si no estabas muy ocupada te vinieras ese día a la fiesta…
En realidad, esas fechas tenía mucho trabajo, pero no me importaba. Tomé un avión para llegar a su fiesta, pero se retrasó el vuelo y llegaría más tarde. Le avisé de ésto a Sara, y le pedí que no dijera nada a Mel, para sorprenderla.
Durante el vuelo vino a mi mente el momento en que Mel y yo nos despedimos. Su madre no dijo nada sobre el beso. Quizá pensó que éramos muy grandes amigas, y cariñosas una con la otra. O quizá era de mente abierta. Pero nada importaba. Iba a ver a Mel y eso me hacía sentir feliz.
El taxi me deja frente a una hermosa casa, muy grande. Es ya casi media noche. Llamo a la puerta y me recibe Sara. Me saluda de beso en la mejilla y me lleva a la sala, mientras me dice que le da mucho gusto que haya ido, pues Mel se iba a poner muy contenta.
Sara llama a su hija. Ésta baja por la escalera hacia la sala, donde yo estaba. Se veía preciosa con un vestido muy llamativo y un peinado perfecto.
– qué pasa mami?
– Melanie, mira quien vino a felicitarte!
En eso, mi novia me ve. Abre sus ojos, los cuales comienzar a dejar salir abundantes lágrimas, al igual que los míos. Me pongo de pie, y abro mis brazos para recibir a mi princesa, quien viene corriendo hacia mí. La abrazo con fuerza. Las dos estamos llorando. Incluso Sara llora de emoción. Mel me dice lo mucho que me extraño, y lo mucho que le hacía falta. Sobra decir que ese sentimento era totalmente compartido por mí. Realmente necesitaba estar con mi princesa.
EPÍLOGO
El día siguiente a su cumpleaños Mel y yo salimos a comer y al cine, ya como novias oficiales (aunque aún a escondidas). Tras eso regresé a mi ciudad. Mel y yo seguimos en contacto telefónico, pero yo necesitaba estar con ella. Decidí aventurarme y abrir una sucursal de nuestro negocio en su ciudad. Ante mi sorpresa fue una excelente decisión, pues los clientes se multiplicaron. Pero lo más importante era que estaba más cerca de Mel. De hecho, la oficina estaba a unos pasos de su colegio. A veces yo iba por ella cuando Sara estaba muy ocupada, y se quedaba conmigo en la oficina. Hasta acondicioné un cuarto con una cama y más cosas para que fuera nuestro nido de amor. Sigo amando a Mel más que nunca, y el sexo sigue siendo increíble. Ella me dice que cuando cumpla 18 se va a casar conmigo. Eso sería realmente hermoso.
No sé que nos depare el destino, pero una cosa es segura, yo lucharé por estar siempre junto al amor de mi vida: esa dulce princesa que quería unos panties usados como regalo de cumpleaños.
Fin