
Las compañeras de Magdalena, Parte 06 (de Cazzique)
27 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Esa tarde estaba terminando un trabajo que tenía pendiente cuando escuché que la puerta de la calle se abría, seguí trabajando sabiendo que se trataba de Magdalena; sabía que si deseaba coger me vendría a buscar hasta la oficina. Y efectivamente ella subió después de cerca de diez minutos de haber llegado.
– ¡Papá! ¿Estás muy ocupado?
– Sabes que nunca para ti.
Mi hija me tendió la mano y me levanté para ir hasta su encuentro, me echó los brazos al cuello y me besó en los labios, le respondí enredando mi lengua con la de ella y ya comenzaba a bajar mis manos hasta sus nalgas cuando ella me detuvo.
– ¡Espera! Vine con unas amigas... Vamos a trabajar en equipo una tarea del colegio.
Fuimos hasta la sala en donde se encontraban las demás, me las presentó una a una y pude comprobar que varias de ellas se veían muy apetecibles, en especial me llamaron la atención cuatro chicas: Mónica, Verónica, Ivonne y Samanta. Ellas tenía aproximadamente la edad de mi hija y todas ellas eran completamente diferentes pero sin dejar de tener su atractivo personal.
Mónica, de cabellos rubios, ojos color verde y una sonrisa que inmediatamente te cautiva, su cuerpo delgadito y con curvas no muy pronunciadas, se marcaban bajo su blusa un par de pequeñas tetas que bien trabajadas muy seguramente la harían llegar a un portentoso orgasmo. Sus piernas blancas y delgaditas me encantaron pues se apreciaban muy tersas.
Verónica es todo lo contrario de Mónica, es más alta y ya tiene unos hermosos y grandes pechos que ella luce orgullosa, su piel es morena y debajo de su delgada cintura ya se pueden apreciar unas muy pronunciadas caderas, su cara finita y esos ojos completamente oscuros que la hacen verse mucho más hermosa. Sus piernas se ven llenitas y de piel muy suave, su aroma es delicado y excitante.
Ivonne a estas alturas a cambiado mucho de cómo era antes, en ese tiempo ella era muy delgadita de piel moreno claro, cabello largo y de color oscuro, sus tetas de mediano tamaño ahora le han crecido hermosas. Eso si sus caderas ya estaban bien marcaditas en ese tiempo y le crecieron un poco más. Su cara es adorable y su sonrisa muy hermosa.
Por último dejamos a Samanta que es una chica llenita, no gorda, es alta y sus formas son coquetas y elegantes, ella fue la que notó algo en mi mirada y enseguida se puso nerviosa, sus cabellos castaños le caían hasta la cintura y usa lentes, eso la hace verse muy intelectual. Su piel de color blanco se apreciaba suave y delicada, en sus mejillas se encendían unas chapas rosadas que se volvieron más rojas en cuanto me le quedé viendo muy detenidamente.
Luego de las presentaciones yo regresé a la oficina y las chicas comenzaron con sus tareas, un poco más tarde mi hija me interrumpió para que la ayudara a conseguir un poco de información en la red. No hubo mucha oportunidad de agasajar pero si la pude tocar un poco en su entrepierna. Magdalena un poco sonrojada regresaba poco después hasta donde se encontraban sus amigas haciendo el trabajo que al parecer iba a durar unos cuantos días.
Las chicas se fueron ya tarde de casa y tuve la oportunidad de irlas a llevar a sus casas, me acompañaba por supuesto Magdalena. A la última a la que dejamos en su casa fue a Samanta que se puso muy nerviosa cuando se despidió de mí. Ya en camino de regreso a casa mi hija se rió sin haber motivo.
– ¿Qué te pasa? ¿De qué te ríes? – dije sin entender cual era el chiste.
– ¡Es que se me hace que le gustaste a Samanta!
– ¿Por qué lo dices?
– ¿No viste como se puso cuando se despidió de ti?
– ¡No!
– ¿Te puedo preguntar algo papá?
– ¡Adelante!
– ¿Te gustaron mis amigas?
– Bueno, son muy lindas algunas...
– ¿Quién te gustó?
– Pues todavía no las conozco bien.
– ¿Te gustó Samanta?
– ¿Cuál de todas es?
– La última.
– ¡Bueno!... ella no es fea... tiene sus cosas.
– ¿Te gustó?
– Sí... un poco.
– Pues a ella le gustaste.
– ¿Si?... ¿Cómo lo sabes?
– Se vio papá... Oye...
– ¿Qué paso?
– ¿Te la cogerías como a mí?
La pregunta que me estaba haciendo mi hija me dejó perplejo y no pude responderle inmediatamente, estuve pensando unos minutos hasta que ella insistió:
– ¿Te la cogerías papá?
– Bueno... pues yo creo que si.
– ¿Quieres que te la ponga?
– ¡De veras!... ¿Lo harías?
– Si... me gustaría ver que cara ponen...
– ¿Te gustaría ver como me cojo a tus amigas?
– Sí... ¿Y a ti te gustaría cogértelas?
– ¡Claro!
La plática terminó, pero cuando terminó yo ya estaba completamente duro, le pedí a Magdalena que me masturbara. Ella se soltó el cinturón de seguridad y se inclinó entre mis piernas, me desabrochó el cinturón y abrió mi pantalón, su mano buscó mi tranca y enseguida la sacó. Su boca se apoderó del glande y comenzó a mamármela de una manera deliciosa. Su boca no paraba de subir y bajar a lo largo de mi tronco y no pude contenerme por mucho tiempo. Estallé a los pocos minutos y mi hija trató de tragar todo el semen que le daba, aunque un poco se le escapaba de los labios y mojaba mis pantalones.
– ¡Venias muy caliente papá!
– Y todavía sigo caliente... ahora que lleguemos vas a ver... para que me andas calentando.
Por fin llegamos a casa y lo primero que hicimos luego de bajar del auto fue correr hasta el cuarto de mi nena, la desnudé de prisa y la tendí en la cama. Le comencé a mamar su conchita que también se encontraba sumamente mojada. Me bebí todos los jugos que tenía y la hice llegar a un orgasmo. Luego de esto me acomodé entre sus piernas y la penetré vaginalmente. Mi verga se fue perdiendo lentamente dentro de su apretada almejita hasta que por fin se la tragó completa. Comencé a bombear lentamente y cuando ella me avisaba que se estaba viniendo le solté mi leche en lo más profundo.
Las piernas me temblaban cuando salí del cuarto de Magdalena, me fui enseguida a mi habitación y me bañé, después me tendí en la cama y me quedé profundamente dormido hasta el día siguiente.
Y por fin el día siguiente las cosas comenzaron, con ansia esperaba la llegada del colegio de mi hija, la mañana se me hizo eterna, por fin después de mucho esperar oí que se abría la puerta de la calle y las chicas entraban. Bajé a saludarlas y entonces sucedió lo que mi hija había prometido.
– ¡Papá! mientras nosotras terminamos aquí ¿Por qué no llevas a Samanta a la computadora y la ayudas a buscar un poco de información?
– ¡Por supuesto que si mi nena!
La chica y yo nos perdimos por el pasillo con rumbo a la oficina y cuando llegamos a esta encendí la computadora acercándole una silla a la hermosa jovencita. La hermosa jovencita se notaba un poco nerviosa y cuando comenzó a buscar la información vi que le temblaban las manos, “buena señal” pensé. Fue entonces que le dije que la iba a ayudar y fui a cerrar la puerta de la entrada con seguro, acerqué una silla y me acomodé a su lado.
Su falda se subió hasta la mitad de sus muslos y podía ver sus piernas llenitas y de piel blanca. No traía el suéter y podía ver debajo de su blusa blanca el brasier que ocultaba ese par de generosas tetas, tras los anteojos sus ojos castaños esquivaban todas mis miradas que ya eran más que atrevidas. La comencé a alagar descifrando sus ademanes y llegué a la conclusión de que podía actuar sin problemas.
El primer paso fue comenzar a rozar sus piernas con mi mano, muy discretamente, ella no se retiró y los roces se convirtieron en caricias muy delicadas. Continúe acercando mucho mi cara a su cuello y poco después un ligero beso me abrió el camino, ella dejó por entero lo que hacía y vi en su rostro que las mejillas se encontraban completamente encendidas. Otro beso y ella se retorció un poco, para estas alturas una de mis manos se encontraba de lleno acariciando uno de los muslos de la chica, mi mano lentamente iba subiendo y metiéndose debajo de la falda escolar. Samanta trató de resistir pero le dije que no tuviera miedo, que sus amigas estaban cerca pero que no escucharían nada allá afuera. Siguió evitándome pero insistí besando su cuello, poco a poco ella fue bajando las defensas y por fin se entregó. Giró su cara hacia mí y la besé en los labios, ella abrió la boca dejando a mi lengua penetrar. Mi mano siguió su camino rumbo a la entrepierna de Samanta.
Su respiración estaba sumamente agitada y su corazón latía con fuerza, por fin mi mano tocó sus bragas. Acaricié lentamente su entrepierna sintiendo los vellos debajo, seguí la rajadita que se formaba entre sus piernas y ella gimió. Seguíamos besándonos, ahora ella completamente entregada. Le pedí que se acomodara en mi silla, entre mis piernas, así podíamos estar mucho más cómodos. Samanta se levantó y se sentó en la orilla de la silla pegando su culo contra mi verga erecta. Mi mano buscó nuevamente su entrepierna y acaricié por encima de la braga. Con la otra mano desabotoné la blusa para luego acariciar sus tetas por encima del brasier. Ella con la cara para atrás y nuestras bocas muy unidas.
– ¡Alguien viene!
Dijo la chica separándose bruscamente de mis labios.
– ¡No tengas miedo! Está cerrado con seguro.
La volvía a besar y la mano que estaba acariciando su entrepierna buscó la parte alta de las bragas, metí los dedos entre el elástico y sentí los vellos encrespados de la jovencita, seguí bajando hasta por fin llegar a la parte alta de su vagina y busqué el clítoris. Ella se tensó al sentir mis dedos directamente en su concha pero siguió besándome, mi dedo entonces comenzó a masajear su clítoris y ella casi en seguida comenzó a venirse.
Sus gemidos fueron ahogados por mis labios y ella con sus manos me apretaba los muslos.
– ¡Señor!... ¿Qué me hace?... ¡Hooo!
– Tranquila chiquilla... ¡No temas, disfrútalo!
Mi dedo seguía moviéndose en su concha y no dejé de moverlo hasta que ella terminó de venirse. Poco después hacía que Samanta se pusiera de pie delante de mí, la llevé hasta el escritorio y cargándola por las nalgas la senté sobre el mueble.
Le quité las bragas y la abrí de piernas, me hinqué frente a ella le acaricié la panocha, viéndola completamente, sus vellos oscuros, su rajadita allí escondida. La tomé por las nalgas y la jalé para el frente, dejando su panocha frente a mi cara. Saqué mi lengua y comencé a hacerle un cunnilingus. Sorprendida ella se dejó caer un poco hacia atrás pero sin dejar de mirar como le comía la vagina. Mi lengua recorría sus labios vaginales de arriba para abajo y lentamente se comenzaba introducir en su conchita.
Luego de esto me dedique a morder con mis labios sus pétalos y a estas alturas le metí uno de mis dedos en su ano. Ella gemía y se retorcía pero sin dejar de mirar como me tragaba sus jugos; me dediqué al clítoris entonces, ella respingó sintiendo nuevamente que se iba a venir. Sus manos me sujetaron de la cabeza y sin parar seguí lamiendo su erecto clítoris. Ella comenzaba a gemir más intensamente y pronto alcanzó de nuevo el orgasmo tan ansiado.
Después de eso me puse de pie y le dije que nos acomodáramos las ropas, nos volvimos a sentar y terminamos la búsqueda de la información. Antes de bajar le dije a la jovencita que la quería volver a ver y le puse fecha, ella aceptó y entonces salimos para encontrarnos con sus amigas.
Una semana había pasado desde ese encuentro y las chicas ya habían presentado su trabajo en el colegio. Escuché que la puerta de la entrada se abría y entonces mi hija llegó hasta la oficina.
– ¡Papá! ¿Cómo estás?
– ¡Bien pequeña!... ¿Cómo te fue en el colegio?
– ¡Bien!... Oye, traje a una amiga... ¿al rato la podemos llevar a su casa? – dijo Magdalena señalando a Samanta que estaba en la entrada de la oficina.
– ¡Claro que si hija!
Entró Samanta visiblemente nerviosa y saludó, luego salieron rumbo al cuarto de mi pequeña. Una hora más tarde volvían a llegar hasta la oficina y Magdalena fingiendo que tenía que ir a comprar algo me dejaba encargada a su amiga. Obviamente todo estaba planeado y por más que su amiga insistiera que la acompañaba mi hija se negaba. Así me quedé a solas con Samanta nuevamente. Bueno, supuestamente a solas.
Nerviosa ella me miraba y entonces sin más me acerque y la besé, le pregunté que si quería seguir con lo que habíamos dejado, ella dijo que no, pero nunca evitó mis besos. Mis manos comenzaron a recorrer sus nalgas sobre la tela del uniforme. Su boca se pegó a la mía, comencé a desabotonarle la blusa hasta que se la quité completamente. Palpé sus senos y se los acaricié, luego le quité el brasier. Sus pezones estaban completamente rígidos. Mamé cada una de las dos tetas con mucho cuidado. Ella gemía. Mientras que le chupaba esos pezones erectos mis dedos buscaban el botón que sujetaba su falda, se lo desabroché y bajé el cierre, la falda cayó al suelo dejando al descubierto unas bragas de algodón. Le bajé las bragas y aprecié completamente su vagina peluda y ya húmeda.
Luego le quité los zapatos y las calcetas quedando ella completamente desnuda. Me levanté y le quité los anteojos que traía puestos. La llevé hasta el escritorio y la empiné allí. Su culito joven y fresco quedó a mi completa disposición y se lo acaricié y besé con deleite. Le metí un dedo en el culo mientras que le chupaba la panocha y la dejaba mucho muy mojada. Me levanté y bajé mis pantalones. Mi verga quedó al aire balanceándose y a la vista de Samanta que volteaba para atrás.
Me acomodé detrás de ella sujetando sus caderas y apunté mi tranca entre sus apretados labios vaginales, comencé a empujar lentamente y ella comenzó a quejarse de dolor. El glande avanzaba lentamente entre sus pétalos y ella seguía pidiendo que no lo hiciera. Por fin quedó completamente sepultada la cabeza de mi verga y ella trataba de zafarse pero la tenía sujeta por las caderas. Para evitar más complicaciones empujé con fuerza desgarrando su himen, ella gritó y comenzó a llorar, pero mi verga ya se encontraba en lo más profundo de su agujero. Me quedé quieto dentro de su panocha, sintiendo como me apretaban con fuerza sus pliegues mientras trataba de zafarse.
Pronto Samanta dejó de luchar por zafarse y se quedó empinada, comencé a bombear lentamente, mi verga salí un poco roja por algunas gotitas de sangre y nuevamente se volvió a clavar dentro de lo más profundo de la chica. Ella aún se quejaba pero ya sin mucha fuerza. Tomé un ritmo más o menos regular metiendo y sacando mi garrote de su apretada vagina, ella poco a poco fue comenzando a gozar y ahora sus quejidos se apagaron, respiraba con dificultad y se dejaba manejar a mi completo antojo.
No tardó mucho tiempo y la bella jovencita de piel blanca comenzó a gemir más y más hasta que sin poder evitarlo estalló en el tan ansiado orgasmo.
Le dejé mi verga dentro sintiendo como me apretaba una y otra vez, luego se la saqué y la llevé hasta el sofá, la recosté y me terminé de desnudar, ella miraba mi herramienta completamente erecta y esperó a que me montara sobre su cuerpo juvenil, abrió las piernas y la penetré. Nos comenzamos a besar mientras mis manos se apoderaban de sus nalgas y mis caderas subían y bajaban rítmicamente. Le pregunté si ya reglaba y me dijo que sí. Le dije que no tuviera miedo de un embarazo pues yo me había practicado la vasectomía y no había ningún problema.
Me seguí moviendo y ella más participativa comenzó a mover sus caderas, los chasquidos húmedos se hicieron más evidentes y entonces ella comenzó a gemir nuevamente; aceleré el ritmo de mis envestidas y cuando ella comenzó a venirse por segunda ocasión le solté toda la leche que tenían mis bolas, el orgasmo se prolongó más tiempo y los dos lo disfrutamos completamente. Nos quedamos tendidos un par de minutos y luego de eso la llevé hasta le baño en donde nos limpiamos, regresamos y nos vestimos.
Poco después llegaba mi hija Magdalena que había observado todo desde otra habitación, ¿Qué como nos veía?, bueno pues a través de una cámara que yo había instalado con ese propósito.
Ya por la tarde llevamos a Samanta a su casa, ahora ya convertida plenamente en mujer. Al regresar a casa Magdalena y yo cogimos como locos y nos quedamos dormidos en su cama los dos.
Continuará

Imágenes L0L1: "Navegando por la red antes de dormir" [15 puntos]
26 de enero de 2025 en Imágenes L0L1 & Sh0t4

Imágenes SH0T4: "La danza de las sombras" (de Insomniac) [15 puntos]
26 de enero de 2025 en Imágenes L0L1 & Sh0t4

Lo que hice con mi hermanita durante el confinamiento (de Sol y Lucas)
25 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Jovencitos
Durante el confinamiento mamá trabajaba demasiado y tuve que cuidar de la casa y de mí hermanita menor.
Hola soy Gus tengo 19 años y vivo en Valencia, entré a esta página para contar algo que debería ser un secreto a morir pero necesito sacarlo de mí.
Esto pasó hace tres años cuando empezó el confinamiento por la pandemia.
Vivo en Valencia, cerca de la costa, con mi madre y mi hermana.
Cuando empezó la pandemia yo tenía 16 años, mí madre Clara 35 y mí hermanita Ana 9.
Mí madre trabaja de enfermera, es una mujer, mide 1,55, es muy guapa, eso dicen mis amigos para hacerme enojar. Aunque no hace ejercicio tiene un trasero parado y buenos pechos. Varias veces me he agarrado broncas con viejos maleducados por la calle cuando íbamos juntos…
Aún así el idiota de mí papá la engañó con su mejor amiga, eso le rompió el corazón y el autoestima.
Mí hermanita Ana en ese entonces era bien delgadita, de piernas largas y torneadas, de piel blanca, de cabello negro hasta media espalda. Muy inocente, curiosa y risueña. Heredó la colita parada de mamá, aunque la de ella era pequeñita.
Yo tengo físico promedio, atlético, desde la secu crecí mucho, mido 1,75. Las chicas me notaban, muchas querían ligar conmigo pero yo no quería enredarme con nadie, todas querían lo mismo, un par de besos y presumir en instagram y después ya se enamoraban de otro. Yo buscaba algo más estable, una novia.
La pandemia a todos nos pegó duro, en el caso de mí familia también. Mamá prácticamente era esclava en la clínica, cuando volvía no quería tener contacto con nosotros, por miedo al contagio.
Ana no podía ir a la escuela, a sus clases de danza, ni jugar en el parque. Yo no podía ver a mis amigos, ni podía hacer deportes, que era lo que canalizaba toda mí energía, lo cual me frustraba bastante.
Para colmo tenía que ayudar en el aseo de la casa, ayudar a Ana con su tarea, comprar los alimentos, me sentía ahogado. Si bien desde los 10 soy «el hombre de la casa», esta mochila era demasiado grande a mi corta edad.
Necesitaba un cable a tierra, fumar un porrito con mis amigos, patear un balón, mirar los culos de las morras. Recuerdo que a las semanas ya me había visto todo lo interesante películas y series, y ya me aburrían la mayoría de vídeojuegos.
Recuerdo que empecé a ver mucho porno, cosa que no hacía casi nunca porque Ani y yo compartimos habitación. Aprovechaba a verlas mientras Ani hacia su clase de zoom en la cocina o cuando la amiga de mamá, nuestra vecina, venía a ayudar a bañar a Ana, ya que la conoce desde bebé.
Aunque Ana ya tenía 9 años todavía mí mamá la bañaba, debido a qué cuando tenía 3 o 4, el idiota de mí padre la había dejado sola en la bañadera para ver el fútbol y Ana casi se muere ahogada, así que tiene miedo a bañarse sola.
A mí ver porno se me había hecho vicio mientras Ana se bañaba o estaba en la cocina… De tanto ver porno fui dando en el porno de incesto; Padre con hija.. Hermano y hermana… Madre e hijo.
Todo eso me excitaba mucho y me hacía fantasear al punto de acabar mucho,y me provocaban muchas ganas de coger. En ese momento arrepentía de haber ignorado a esas chicas con las que me había liado y nunca llegue mas que a besos y franeleos.
Mí mejor amigo Bruno también me confesó que estaba perdiendo la cabeza por el encierro y las ganas de coger, la diferencia es que él ya se había cogido a unas chicas de nuestro curso y de cursos inferiores, hasta me dijo que se cogió una de 12. Bruno no tenía problemas ni escrúpulos cuando se ponía cachondo.
Pasando los días, el confinamiento pesaba cada vez más en casa, mamá venía muy poco y muy cansada, a veces le ofrecía unos masajes como me enseñó desde pequeño. Pero ahora su respiración y sus jadeos a sentir mis manos me provocaban excitación y creo que ella lo notaba y lo terminábamos dejando. A lo que yo esperaba a tener un momento de privacidad para ver porno de milfs y masturbarme.
Anita tampoco ayudaba ya que siempre se me sentaba arriba y movía su culito, o se pasaba a mí cama por las noches o las mañanas que estábamos solos, abrazándome y poniendo una pierna sobre mí paquete. Hasta alguna vez me he despertado con ella dormida y su manita sobre mí pene el cual estaba duro pero yo retiraba su manita ya que me daba culpa pues era mí hermanita y solo una niña. Otras veces la encontraba dormida en posición fetal mamandose el dedo pulgar como si fuera un chupete.
Una mañana le saque una foto asi, chupandose el dedo y con su calzoncito de frozen para hacerle un meme chiste de que todavía era La Bebé de Mamá, ya que ella decía que «ya era grande».
Se lo mandé por Whats a mamá, mí abuela y a mis tías abuela, que viven en Barcelona y se lo mandé a Bruno el cual me respondió: -Veo que nunca le perdió el gusto a tener algo para mamar en su boca, hasta dormida lo hace.
Pasó de las tetas buenísimas de tu madre, al chupete y luego al dedo… Ya sabes lo que sigue…
-Qué sigue, la bebida?
-No seas virgen Gus, lo que sigue es el chupete para niñas grandes
-No seas cachondo Bruno, que es solo una niña.
-Si si, una niña y todo pero… ya está creciendo, de seguro ya le están creciendo las tetitas… no te has dado cuenta? Porque la mía ya tiene sus lindos duraznitos.
A lo que se deja de responder y al momento me envía como 20 fotos de Laura desnuda, su hermanita de 10 años! No lo podía creer, había fotos de ella vistiéndose después de bañarse dónde se veían sus tetitas como duraznitos bien firmes y de pezón puntiagudo, su cabello largo y rubio. Otras dónde ella estaba dormida en su cama con sus calzones de rosados hasta la rodilla mostrando su vagina rosadita y con algunos pocos vellitos rubios muy finos.
Otras fotos de ella buscando algo debajo de su cama en posición de perrito en un primer plano de su ano y sus labios vaginales algo separados. Tenía un culo bastante grande y firme para ser una niña.
Me pareció muy pervertido pero muy excitante, ya que mi pene se endureció en menos de 10 segundos.
-Wow amigo tu si que estas bien enfermo… Cómo hiciste para tomarle esas fotos?
-Ya me conoces que soy cachondo pero apuesto a que tienes el pene duro verdad? Las fotos se las tomé porque perdió una apuesta jugando al Among Us conmigo. Jaja. Si yo perdía le tenía que dar 50 euros.
Yo estaba muy excitado necesitaba masturbarme, me iba a masturbar con las fotos de una niña de 10 años que vi crecer. Pero cuando me encerré en el cuarto una llamada me interrumpió; era la amiga de mamá que me notificó que le dio positivo de COVID y que no iba a poder ayudarnos en casa, por lo tanto yo tenía que en encargarme de la comida del aseo y de la higiene de Ana.
Así que pospuse la paja y salí a comprar las cosas que faltaban, cocinar, el aseo, ayudar a Ana en la tarea… Cuando me estaba por relajar y jugar unas partidas en la PC me llama mí madre y me dice que no llega hasta mañana y si podía ayudar a Anita a bañarse y mandarla a dormir. Yo acepté de mala gana y algo frustrado por todas las responsabilidades y me agradeció y me prometió que me iba a recompensar.
Ana llego con su toalla y comenzó sin más vuelta a desvestirse… Primero se sacó su remerita.. y por primera vez vi sus senitos, nunca los notado… Eran como dos mitades de ciruelas, de color blanco crema con unos pezoncitos rosados, planos pero amplios, del diámetro de una moneda. Yo me quedé duro, mientras Anita se sacaba su calza y procedía a bajarse su calzoncito de conejitos ya algo gastado…
Ufff… Tenía frente a mis ojos su conejito… Era cortito pero abultado y de rajita larga y rosadita.
Era la primera vez que veía un coño, o mejor dicho un coñito frente a mis ojos. De hecho era la primer chica que veía frente a mí desnudarse.
Ese minuto mientras mi hermana Ana, mi hermanita de 9 años, se desnudaba me hizo eterno. Estaba flipando… No sé si me estaba subiendo o bajando la presión, pero me sentía como colocado.
Anita cruzo los brazos y dijo:
-Oye Gus… Te has quedado tarao o qué? Jajaja
-Vamos que me tienes que bañar- agregó sacándome del trance, a la par que veo como mira hacia mí cintura percatandose de mi erección que estaba como una carpa.
Anita entra en la ducha, me toma del brazo y me dice:
-Vamos Gus, que esperas? Métete conmigo
-Tas loca niña, mira que si me voy a meter contigo
-Y si tontito, tu me tienes que bañar, mamá ya lo dijo. Desafiandome burlonamente con la mirada.
Yo me esforzaba pero fracasaba en mí intento a qué mí mirada no se posicione y sus senitos o en su coño. No quería que piense que su hermano era un pervertido.
-Yo no me puedo bañar contigo porque soy niño y tu niña- intenté excusarme inocentemente
-Que tiene? Eres mí hermano, mamá es mí mamá y se mete conmigo, y la tía ni siquiera es nuestra tía y también se mete conmigo así que vamos- me decía jalandome.
Yo no supe que responder.
-Si no me voy a ahogar… Tu quieres que me ahogue? – agregó fingiendo que estaba por llorar como cualquier chiquilla manipuladora.
Yo entré, pero no me desvestí, entonces Ana me regaño -Asi no sé vale tu estás vestido y yo desnuda… Como te vas a bañar con ropa?
Yo me negué, la verdad que yo no quería que me viera con la verga dura.
Pero ella respondió tirándome agua hasta mojarme.
-Ups! Ahora no te queda más remedio que sacarte el short- dijo estirando del elástico
Sin más opción y con la mente ya caliente me despoje de mí short y mí boxer de un tirón liberando mí pene en su máximo esplendor
Anita se quedó mirandome
-Gus… Tu pilila está enorme…
Y era verdad, las fotos que me mandó mí amigo y ver a mí hermanita desnuda habían hecho que no fuera una erección normal, tenía la verga hinchadisima. Digamos que eran unos 15×5.
Luego Ana se dio la vuelta y me dijo que la enjabone… Tomé la esponja y comencé a pasarla por su espalda, baje hacia su culito, se la pase un buen rato por sus nalguitas, y baje a sus piernas.. y volví a subir a su culito.
-Me la tienes que pasar por entre las nalgas y lavarme el culito como hacen la tía y mamá.
Sin decir palabra metí la esponja y con el dedo del medio le fui lavando el culito, era un anillito cerradito y duro.
-Lavamelo bien con el dedo, en circulitos cómo hace la tía.
?Acaso mi vecina la lavaba o le estimulaba el ano a Anita cuando la bañaba?
Comencé a hacer los movimientos y Anita se apoyó contra la pared abriendo las piernas para que yo le «lave» bien.
Mí pene y mí moral estaban bajo una dulce tortura.
Tenía ganas de apoyarle mí verga entre sus cachetes y hacerme una rusa
-Dejame probar algo- le dije y me agache un poco detrás para alinearme con ella y apoyé mí pene entre sus nalguitas.
-Ey, me estás poniendo tu pitote en mí colita.
-Si así se lavan juntos vale?
-Bueno, tu pito está muy caliente Gus tienes calor?
-Algo así hermanita- le dije totalmente habiendo perdido el control. Ahí estaba yo, en la ducha abusando de mí hermanita de 9 años, con mí pene erecto en su traserito blanquito y suave.
Empecé a hacerme una rusa con mí pene en su trasero y ella dijo -Por que te mueves tanto?
-Uff … Es que estoy lavando la bien.. diosss.. mmm
-Lavame la rajita también Gus. Con la esponja No porque me raspa la cosita.
Así que pasé una mano por delante y por fin toqué su rajita, se gomosa y esponjosa nunca había tocado nada igual. Metí mis dedos por sus labios interiores y empecé a tocarla suavemente ya que nunca había tocado una vagina y tenía miedo de lastimarla.
Anita empezó a jadear y moverse pero provocaba que mí verga se saliera de lugar. Así que opte por deslizar mí verga desde atrás hacia adelante de su rajita. Anita sintió mí pene y lo vió salir por delante de sus piernas separando sus labios vaginales
-Wow, me vas a lavar la rajita con tu pitote Gus?
Tomandola de las caderas empecé el vaivén, sentía el calor y la suavidad de su coñito, era el mayor placer que había sentido en la vida! Aunque no haya penetración sentía que la estaba follando, éramos dos personas desnudas con sus sexos en contactos, para mí ya valía como follar, el inconveniente era que se lo estaba haciendo a una niña prepuber y que esa niña era mí hermanita.
Pero en ese punto poco me importaba, lo estaba disfrutando al máximo y ella tambien. Nos vi por el reflejo del vidrio y parecía una película porno ella con sus dos manos en la pared sosteniendo y aguantando mí ritmo sosteniéndola de la cinturita. La diferencia de tamaños también era muy morboso de ver
-Ay… Gus… Me gusta… como me lavas… Siento rico en mí rajita… Umm
-Si… Ani? A mí también… Dios… Tu coñito es tan suave… uff
Aumentamos el ritmo, lo digo así porque Ana ya me acompañaba moviendo su cintura. En un momento ella se baja una mano y comienza a acaricia mí pene, ese estímulo me hace excitar más por lo que aumentó la velocidad de la follada a su coñito. Ana junta sus piernitas y levanta un poco la cola
-Qué calentita es tu pilila Gus… Ay.. aaay.. Me están dando ganas de orinar… Me hago pipí guuus.. aaay… perdóoon.
En el momento que siento sobre el glande el calor y humedad de su corrida me provocan las ya incontrolables ganas de acabar.
-Aaah hermanita te gusta mí pene ? Eres una pequeña putita! Eres la putita de tu hermano no? Aaah eres una nenita sexy… Aaah qué lindo coñito tienes… Dios…! Te lo follaria como una perra… aaaaah aaaaah ahh
Exclamé sin medir mis palabras mientras mí semen salía a chorros sobre los dedos y la mano de Ana que no daba crédito al ver qué de mí pene salían chorros de leche.
-Oye Gus te está saliendo como crema de tu pito, está bien raro. decía mientras juntaba mí semen con ambas manos para mostrarme.
-See.. Ana… Esa «crema» se llama Semen, pero los grandes le decimos leche- le respondo recuperando el aliento.
-Yo también soy grande así que le voy a decir leche… Oye Gus y tu leche se puede tomar lo hacen los bebes de los pechos de las mamás? Preguntó mientras se secaba con su toallón.
-Ssssi… se puede tomar pero no es para bebes… sino para grandes. Y ahora no hagas más preguntas y salgamos que ya es hora de dormir- sentencié aterrado cuando comencé a tomar dimensión de lo que acababa de hacer
-Lo sé… Gracias por bañarme Gus… Es divertido hacerlo contigo. Te quiero – agregó dándome un beso en la mejilla.
-A mí también me gustó «hacerlo» contigo Ana. Te amo hermanita.
Le correspondí con un beso en el cuello mientas la abrazaba. Ana me pidió si la cargaba para llevarla a su habitación para no mojar el piso.
La recosté sobre su cama, ella comenzó a colocarse un calzoncito blanco que tenía un corazón rosado justo en la parte de su vulva, me pareció pervertidamente sugerente.
Después de vestirse la arropé y Ana me dijo…
-Gus… te acuestas un rato conmigo hasta que me duerma?
Fin

Dulce y tierna venganza, Parte 01 (de Sol y Lucas)
25 de enero de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA
La amiga de mí novia siempre intenta sabotear nuestra relación sin yo poder más que defenderme hasta que se me presenta una oportunidad para cobrarmelas, pero la que va a pagar por ella es su nena...
Hola, soy de Argentina tengo 30 años, mí novia 25, pero esta historia no se trata de nosotros, sino de su amiga Evelyn y sobre todo su hija Zaira.
Todo comienza cuando mi novia retoma contacto con su amiga después de años debido a una discusión. Su amiga empezó a frecuentar mí casa, o mí novia iba a la de ella, salían juntas. Yo la recibía con la suficiente simpatía y distancia que amerita en estos casos.
Evelyn es una chica morocha de ascendencia del Noreste argentino, parecida a Pocahontas o Nicky Minaj. No tenía gran cuerpo pero si mucha cara y actitud de putona. Ella era la típica amiga zorra que pueden tener las chicas, como nosotros hombres tenemos al amigo mujeriego. No digo que sea zorra porque me provocaba sino porque cuando venía a tomar mate, escuchaba como se jactaba burlonamente de todas las veces que le era infiel a su marido, con diferentes hombres, que a veces no usaba protección, que lo besaba al llegar del trabajo después de haberse tragado el semen de un amigo del mismo o de su jefe ya que ella era mesera en un pub, y según dice no sospechaba nada. Y así cientos de cosas que en definitiva no eran mi problema.
Por el contrario su hija Zaira era una dulce nena de entonces 5 años, alta para su edad, muy tímida, casi no decía palabra, y de mirada seria y cejas tristes, pero con una sonrisa hermosa y cabello largo y lacio que le llega hasta la cola. Tiene piel clara color arena y unos ojos hermosos grandes y algo rasgados por sus genes maternos. Para que se hagan una idea tiene parecido a la chica de la película Fragmentado.
El problema comenzó cuando Evelyn comenzó a influir en nuestra pareja, porque le decía a mí novia que me habían visto con una chica besándome o entrando a un hotel cosas que no eran verdad.
Yo negué todo y le dije que si amiga nos quería separar, que no se dejara manipular. Así el desprecio que me generaba Evelyn se convirtió en odio.
La gota que colmó el vaso fue cuando encontré el celu de mí novia desbloqueado y ví todas las conversaciones con su amiga donde está la incitaba continuamente a dejarme o engañarme, a lo que mí novia siempre se negaba. No podía increpar a mí novia por lo que su amiga decía porque no quería decirle que revisé su celular.
Lo que si tenía claro era que esa puta me las iba a pagar, algo tenía que hacer. No sabía qué ni cuando, pero ya se me iba ocurrir. Cómo dice el refrán, La venganza es un plato que se sirve frío.
Pasaron semanas… Meses… Se hizo verano… Evelyn se había separado, el marido la dejó porque se enteró que le era infiel. Un día vino a casa con Zairita a pedirle a mí novia que si podía cuidarla para poder trabajar. Mí novia acepto sin problemas y la nena se quedó con nosotros. No decía mucho, hablaba poco, era bastante tímida y se la veía triste ya que su papá se había ido. Yo intentaba consolarla comprándole cosas ricas cada vez que ella venía, pero no teníamos mucho contacto.
Esas días de calor la pude ver más ligera de ropa, en mayitas, bikini, topcitos y shorcitos. Pude ver bien sus piernas largas y torneadas, su pancita de nena, un cuerpo delgado y una cola chiquita pero paradita, ahí me empezó a llamar la atención.
Uno de esos días mí pareja la mando a bañarse y enseguida se fue a comprar, en eso Zaira la llamó para pedirle una toalla porque le entró champú en los ojos. Iba a decirle que había salido pero se me ocurrió llevarle yo la toalla así poder verla desnudita. En ese momento me empecé a excitar y a sentir adrenalina. Busqué la toalla y entre sin hablar al baño, corrí la cortina de la ducha y ahí estaba Zaira, toda mojadita y desnuda con espuma es su cabello y en su cuerpo, cerrando fuerte los ojos por el ardor. Tenía el pene y el corazón a punto de estallar de ver tan hermosa criatura con su vagina abultada y su cola, chiquita y paradita, marcadas de un tono más claro por el bronceado alrededor de la bombachita, era muy sexy. Tenia muchas ganas de sacarme la pija y hacerme una paja ahí nomás pero se me ocurrió algo mejor que fue sacar el teléfono y grabar lo que estaba viendo aunque sea unos segundos hasta que le dí la toalla y se secó la cara.
Cuando abrió los ojos y vió que era yo quien estaba frente a ella se asustó y se tapó la vagina con la manos.
-La tía (así le decía a mí novia) no está, Zai. No te preocupes que no vi nada, igual le vi la pochola a todas mis sobrinas – le confesé en tono distendido.
-Secate rápido y vestite que hoy las invito al McDonald’s – le prometí para que se pusiera contenta y quitarle el miedo y la vergüenza. Cosa que cumplí.
-Bueno- me respondió escuetamente con su suave y tímida voz.
Agarré su bombachita usada e inmediatamente me encerré en mí cuarto a olerla y masturbarme morbosamente. Me estaba drogando con el olor a de su bombachita (con olor pis y a conchita de nena, los que sabrán) pensando que esa nena tenía que ser mía, no daba más… Estaba por acabar pensando en esos segundos que la vi y como me miró al verse desnuda, mojada y vulnerable frente a mí, con la pija parada bajo el short, que justo en ese momento se me cruzó por la cabeza algo tan animal como sacarla de la ducha y llevarla cargada hasta mí cama, tirarla ahí, chuparle esa colita chiquita y paradita, esa conchita que contrastaba por el bronceado, después acostarla boca arriba y subirme arriba ella y metersela toda, violarla, cogerla cómo un animal, dejarle la conchita bien llena de mí semen… Pero NO. No la iba violar.
Ahí se me ocurrió que esa era una buena venganza para las maldades que me hizo Evelyn: cogerme a su hijita, pegarle donde no pueda defenderse, era una buena manera de cobrarmelas, pero no iba a traumar a una nena, una nena hermosa. Sí quería tener algo con ella, pero de una forma que no nos perjudique ni a la nena ni a mí.
Cuando terminé la paja me limpie con su bombachita y la devolví al baño. Y empecé a pensar como poder estar con Zaira.
Pero para no hacerlo tan largo eso se los cuento en la segunda parte si quieren…
Continuará

Un extraño romance (de Falkop3d)
25 de enero de 2025 en Jovencitos, LGBTQ+, Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Una joven transexual conoce a una joven madre y forman un romance en el que la hija de la mujer se involucra.
Me inicie en la prostitución y en la transexualidad cuando tenía tan solo 15 años. Pero mi historia personal no es la que quiero contarles; sino lo que me ocurrió un año atrás. Tengo 29 años, soy de tez blanca, mido 1.72 sin zapatos, mi cabello es negro y mis medidas gracias a las hormonas que tomo son 125-61-96.
Todos mis clientes son hombres que en su mayoría desean experimentar el cambio de rol o la bisexualidad. En ocasiones suelen pedirme hacer cosas muy locas como practicar tríos sexuales con sus esposas, ser sumamente dominante o sumiso y creía haber hecho de todo en los más de diez años que llevo trabajando en el oficio más antiguo de la humanidad; pero no estaba preparada para lo que les voy a relatar.
Como ya dije todo empezó hace un año atrás; me dirigía a mi lugar de trabajo habitual y como era verano había mucha gente caminando por la calle tomando algo de fresco después de un día muy caluroso. Cuando pasaba junto a un automóvil estacionado último modelo; vi y escuche a una mujer llorar desconsoladamente; me aproxime a ella por la otra ventanilla y le pregunte si se encontraba bien.
Con lágrimas que rodaban por sus mejillas una joven mujer comenzó a contarme que había sido obligada a casarse a los 15 años con un hombre al que nunca había amado y que este la había embarazado en su primera relación sexual y que este no solo la había alejado de su familia y amistades; sino que también del mundo en que vivían ya que prácticamente no la dejaba salir de la casa. También me conto que su esposo había fallecido hacía ya un par de años y que le había dejado una inmensa fortuna pero que sentía que su vida era sin sentido y sin razón.
No sé porque; pero termine consolando y reconfortando a esa joven mujer y olvidándome de mi trabajo. Estuvimos varias horas conversando y a pesar de haberle revelado mi condición de transexual, lo que pareció no molestarle.
Cuando estábamos por despedirnos; nos dimos un tierno beso en la comisura de nuestros labios que en segundos se transformó en un beso muy ardiente y fogoso. Inexplicablemente terminamos en un motel donde tuvimos una agotadora e increíble sesión de sexo y que cuando terminamos ella quiso darme mi tarifa pero yo me negué diciéndole que era mi forma de demostrarle que su vida no estaba desperdiciada como ella pensaba y que tenía muchas cosas por las que vivir.
Antes de que me dejara en mi casa; intercambiamos nuestros números telefónicos como si fuéramos amigas de casi toda la vida y así comenzamos una relación muy especial, en la que la joven mujer me llamaba para después tener tórridos encuentros sexuales.
Habían pasado dos meses de nuestra primera relación y Carmen (así se llama mi amante femenina) me había citado en su casa ya que según ella su hija estaría toda la tarde en lo de unas amigas y también se quedaría a pasar la noche ya que era viernes.
Estábamos de lo más compenetradas en nuestro romance que no escuchamos la puerta principal abrirse. Carmen estaba sodomizando mi trasero con un consolador con arnés mientras yo estaba en posición de perrito; cuando me pareció ver una sombra y dirigí mi vista hacia la puerta del dormitorio pero no vi a nadie. Unos minutos después; un ruido de algo que se cayó nos distrajo a mi amante y a mí. Fue entonces que vimos a la hija de Carmen en una esquina de la habitación y que una de sus manos se encontraba dentro de su pantalón y parecía dar caricias en su infantil vagina.
La joven madre y yo interrumpimos nuestro encuentro sexual y la niña avergonzada dijo que se había vuelto de lo de su amiga por que se había aburrido. Carmen y yo estábamos estupefactas y no sabíamos que hacer ya que la niña continuaba masturbándose observando nuestros cuerpos desnudos.
–Te gusta ver como tu mama me rompe el culo – le pregunte a la niña mientras una de mis manos sujetaba el falo plástico que poseía su madre adosado a su cadera.
–Si – respondió la niña de 11 años para después morderse los labios.
–Te gustaría ver cómo le hago lo mismo – pregunte nuevamente y con mi otra mano blandiendo mi verga como si fuese una espada.
–Si – volvió a responder la niña.
–Te gustaría jugar con nosotras – dije yo sonrientemente.
–Yoli… – dijo sorprendida Carmen ante mi propuesta.
–Porfa… mami… porfa – dijo la niña aproximándose a donde estábamos su madre y yo.
–Tarde o temprano tendrá algún tipo de experiencia – dije yo.
–No se… – dijo Carmen algo pudorosa.
–Porfa mami… me pica mucho la conchi – dijo la niña aun con su mano dentro de su pantalón.
–A ver… – dije yo para después comenzar a quitarle el pantalón a la niña.
En cuestión de segundos, la niña quedo completamente desnuda frente a nosotras y se notaba que debajo de sus pezones comenzaban ya a formarse sus pechos. Carmen beso suavemente a su hija y después lo hice yo.
Susana o Susy como le llamamos nosotras tiene el cabello rubio, ojos celestes y el mismo rostro angelical de su madre y que para quienes no las conocieran fácilmente podrían pasar por hermanas y no como madre e hija.
Después de aquel primer beso; Susy acaricio los pequeños pechos de su madre y después los míos. A continuación y con el mismo orden beso los pezones de cada una de nosotras mientras su madre y yo comenzábamos a acariciar su cuerpo infantil.
Carmen sabiendo que mis conocimientos sexuales eran mayores a los suyos me pidió que tratara con suavidad a la niña y que llevara el control de este trio sexual. Después de eso; comencé a lamerle la vagina a la niña mientras esta y su madre se fundían en un apasionado beso.
Unos minutos más tarde; Carmen le enseñaba a su hija como mamarme la verga mientras Susy estaba recostada sobre mi formando un 69. La niña no resistió mucho tiempo y tuvo un orgasmo muy ruidoso con alaridos y gemidos que retumbaron en la habitación.
Sin darle tiempo a que se recuperara; me coloque entre las piernas infantiles de Susy y dirigí mi verga a su virginal gruta infantil. La niña sollozo por mi introducción a pesar de que lo hice suavemente; pero entendió que el dolor era pasajero ya que era su iniciación sexual.
Carmen volvió a penetrar mi ano con su consolador mientras yo penetraba la vagina de su hija y así estuvimos un largo rato. Cuando anuncie mi llegada; Carmen estaba teniendo su orgasmo y Susy comenzó a moverse más intensamente para que llegáramos juntos a nuestro clímax y así sucedió.
Mientras tomábamos un descanso; Susy comento que sentía como mi esperma salía de su vagina recientemente desvirgada y su madre se zambullo entre sus piernas y comenzó a lamerla. Esto hizo que la niña comenzara a gemir y que yo le depositara mi verga en su boca para que la volviera a erguir.
Poco después; Carmen le ordeno a su hija que se colocar sobre ella y con el consolador que aun llevaba puesto comenzó a penetrarla vaginalmente. Yo me coloque detrás de la niña y comencé a lamer su canal trasero y su orificio anal. Utilizando mi saliva como lubricante y mis dedos; logre dilatar el ano de Susy y sin avisarle que la penetraría dirigí mi verga así aquel agujero virgen. Solo me vasto hacer un poco de presión y me introduje casi por completo en él. La niña de 11 años dio un grito cuando la sodomice pero su madre lo acallo besándola fogosamente.
Carmen y yo comenzamos a movernos casi sincronizadamente por más de media hora y los tres llegamos a nuestros orgasmos, lo hicimos juntos. Las tres nos dormimos abrazadas ya que este último encuentro fue muy agotador para nosotras.
Pasamos aquel fin de semana fornicando de mil y una formas. Carmen me dijo que me amaba y me pidió que no me fuera. También me pidió abandonara la prostitución para quedarme con ella y su hija. Yo acepte porque sentía lo mismo por la joven madre de 27 años y así iniciamos un romance en el que también es participe Susana.
Hoy; madre e hija están embarazadas gracias a mi esperma. Carmen está en su quinto mes de gestación y Susy esta de siete meses.
Fin