
Mi aventura, Parte 04 (de Melkor)
21 de febrero de 2025 en Exhibicionismo, Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Zoofilia
Me costó mucho concentrarme en la escuela el viernes. Lo único en lo que podía pensar era en la reacción de papá cuando me viera con mi nuevo bikini. Estaba tan absorta en mi última clase, Matemáticas, que Becky tuvo que patear el respaldo de mi silla y recordarme en voz baja que había un examen el lunes y que realmente necesitaba tomar notas durante el repaso. Eso me recordó mi irritación con la Sra. Reynolds por tener un examen el lunes y fue suficiente para traerme de vuelta al presente. Quiero decir, ¿qué clase de profesor programa un examen de Matemáticas un lunes? ¡Una sádica, eso es!
El viernes por la tarde fue tan glorioso como podría haber esperado. En el autobús de regreso a casa, mis amigos y yo charlamos y nos reímos, hablando de nuestros planes para el verano. Todos estábamos celosos de Lisa. Su familia iba a hacer un crucero por el Caribe durante una semana entera. ¡Qué suerte! Parecía tan maravilloso que comencé a preguntarme qué haría falta para convencer a papá de que hiciera uno. Mmm, las posibilidades... Un crucero romántico, compartiendo camarote, durmiendo en la misma cama con papá...
Estaba tan absorta en esa ensoñación que casi me pierdo mi parada. Afortunadamente, Becky me lo recordó. Tras un comentario de despedida sobre que nos veríamos más tarde, agarré mis cosas y salí del autobus. Cuando llegué a la puerta principal, ya había dejado en un segundo plano la idea del crucero para más tarde. Desde el porche delantero podía oír a papá cortando el césped del jardín trasero. ¡Perfecto!
Entré a la casa a toda prisa, dejé mi mochila sobre la mesa y saqué la cabeza por la puerta del patio. Grité mi saludo habitual: "¡Hola, papá, ya llegué!" por encima del sonido de la cortadora de césped y, sin esperar respuesta, volví a entrar corriendo a mi habitación para cambiarme. Estaba casi temblando de emoción.
Rápidamente me quité la ropa y me puse mi nuevo bikini. ¡Dios mío! Era todo lo que podía haber esperado. ¡Papá iba a morirse cuando viera esto! Um, expresión incorrecta. ¡Se iba a sorprender!
Mi nueva arma era un bikini de tiras muy atrevido. Era blanco, la parte de abajo comenzaba apenas por encima de donde terminaban mis labios, a la mitad del montículo de mi pubis. He estudiado educación sexual, conozco los términos. Si hubiera tenido vello púbico, me lo habría tenido que afeitar para usar estas braguitas de bikini. Se estrechaban a medida que caían entre mis muslos y se ensanchaban solo un poco a medida que subían para cubrir apenas mi trasero antes de detenerse justo en la parte superior de la hendidura de mi trasero. Pequeñas tiras rodeaban y se ataban en pequeños lazos justo en mis caderas. Tenía bragas de tanga que cubrían más. ¡Eran muy sexys e incluso me ayudaban a parecer que tenía caderas! ¡Perfectas!
La parte de arriba era igual de maravillosa. Pequeños triángulos de tela cubrían mis pechos, lo suficiente para definirlos y llamar la atención. La tira de abajo continuaba a ambos lados de mi pecho para anudarse en la espalda. La tira que los sostenía se ataba justo detrás de mi cuello. Era un bikini de tiras clásico, aunque muy pequeño. ¡No podía esperar!
Rápidamente me puse la ropa que llevaba encima del traje. Papá siempre se preguntaba por qué lo hacía, ya que solo me la iba a quitar de nuevo en cuanto bajara al patio. Yo tampoco sé por qué lo hacía, podría llamarlo fuerza de la costumbre. Sin embargo, últimamente era porque me daba la oportunidad de menear el trasero frente a papá cuando me la quitaba al aire libre. Esa es una razón suficiente para ponérmela.
Entonces, me puse mis viejos shorts de jean, me puse mi gran camisa de playa, agarré mis lentes de sol y mi libro, junto con una toalla mientras pasaba por el armario de ropa blanca y bajaba las escaleras. Mientras estaba en la cocina, agarré una Coca-Cola y un poco de protector solar antes de detenerme en la puerta del patio para respirar profundamente. Mentalmente me pregunté si estaba lista. Sí, lo estaba. Así que salí al patio pensando: "¡Hora del espectáculo!".
Vi que papá casi había terminado de cortar el césped, así que tendría tiempo de prepararme. Dejé mi libro, mi Coca-Cola y mi protector solar en la mesita que había al lado de mi tumbona antes de extender mi toalla sobre ella. Luego me quité rápidamente la ropa y la puse en el patio del otro lado. Luego me acomodé rápidamente con mis gafas de sol y abrí mi libro.
En realidad no estaba leyendo mi libro. Lo estaba usando más como un accesorio. Estaba esperando a que papá me notara, vigilándolo por encima del borde del libro que estaba fingiendo leer. Sin embargo, me di cuenta en el momento en que lo hizo. ¡Fue todo lo que podría haber esperado! ¡Casi estrelló la cortadora de césped contra el gran álamo! ¡Éxito!
Me costó mucho no reírme, pero eso lo habría arruinado todo. Lo miré con indiferencia mientras terminaba de cortar el césped, pero sabía que debía estar lleno de curiosidad por saber de dónde había sacado yo un traje de baño tan sexy. ¡Era demasiado bueno!
Papá apagó la cortadora de césped en la esquina del jardín, junto al garaje, al lado de la puerta. Se dirigió hacia mí con naturalidad, como si quisiera quitarse los restos de césped de los pantalones cortos y la camiseta. Rápidamente fingí estar leyendo mi libro y no notar su llegada.
Esperé hasta que su sombra cayera sobre mí antes de mirar hacia arriba y, usando mi voz más dulce, decir: —¡Hola, papá!
Pude verlo tratando de adoptar un tono paternal antes de preguntar: —¿Dónde conseguiste ese traje de baño, jovencita?
Me costó mucho no reírme. Parecía que estaba siguiendo literalmente el guión que yo había planeado. Levanté mis gafas de sol y respondí: —¡TÚ me lo compraste, papi!—. ¡Cómo me hubiera gustado tener una cámara para grabar esto! Hubiera sido divertidísimo verlo después. Becky se habría muerto de risa. Tomé nota mental de tener una cámara lista para futuras ocasiones.
Papá interrumpió mis pensamientos con su protesta: —¡Claro que no!
Me las arreglé para mantenerme indiferente y, usando mi dulce voz, le dije: —Sí, lo hiciste. Lo pediste por Internet la semana pasada cuando no pudimos encontrar pantalones en el centro comercial que me quedaran bien. El paquete llegó ayer, ¿recuerdas? Tenía esos pantalones, un vestido, faldas, algunos accesorios y este traje de baño. Es una tarde tan agradable que decidí probármelo hoy—. Tuve que contener la risa. Eso lo habría arruinado todo.
Pude ver su boca tratando de preparar una respuesta, así que presioné mi ataque.
—Sabes que no lo voy a usar en ningún otro lugar que no sea aquí, en el patio de mi casa, papi. Además, me ayudará mucho a broncearme mejor. —Entonces me puse manos a la obra y me estiré lo más que pude mientras arqueaba la espalda, enfatizando mi figura que finalmente se estaba desarrollando—. ¿Te gusta, papi?
¡Cómo me hubiera gustado tener una cámara! ¡No tenía precio! Con mi cuerpo había logrado dejar a mi padre sin palabras. ¡Un éxito! ¡Doble éxito!
Después de unos segundos más, me di cuenta de que había aceptado la derrota, ya que murmuró algo sobre lo bonito que se veía y algo más sobre el patio y se volvió hacia la cortadora de césped para vaciar los recortes. Estuve a punto de soltar una risita, pero logré contenerla. Sin embargo, no pude evitar sonreír mientras me bajaba las gafas de sol y fingía volver a leer mi libro.
De todas formas, casi arruino mi actuación cuando noté un bulto en la parte delantera de los pantalones cortos de papá cuando se dio la vuelta. Casi no lo podía creer. ¡Por fin había logrado darle una erección a mi papá! ¡Pensó que me veía sexy! ¡Estuve muy cerca de arrojarme sobre él allí mismo!
Conseguí reprimir ese impulso, pero saber que acababa de excitar a mi padre me excitó sobremanera. Mi coño se mojó tan rápido que sentí como si me hubiera sentado en una boca de incendios. Tuve que apretar bien los muslos para evitar que papá viera la mancha húmeda en la parte inferior de mi bikini si se daba la vuelta. ¡Guau!
Estaba tan orgullosa de mi éxito que solo me di cuenta de pasada de que papá recogía los restos de césped y los llevaba al contenedor que había junto al garaje. Me di cuenta de que traía la máquina de embolsar y cerraba la puerta con el pie. Vi que movía la boca porque, obviamente, estaba hablando solo. Hubiera dado cualquier cosa por escuchar lo que estaba diciendo en ese momento.
Terminó de limpiar la cortadora de césped y la guardó en el cobertizo. Pasó a mi lado de camino a la casa, diciendo algo sobre una ducha para poder limpiarse y refrescarse. Observé mejor la parte delantera de sus pantalones cortos y confirmé lo que pensé que había visto antes: ¡papá sí tenía una erección! ¡Genial!
Asentí con la cabeza en señal de que lo había oído y pensé que estaba segura de que tenía que refrescarse. Yo también tenía tanto calor que no me habría importado refrescarme y darme una ducha junto a él.
Si hubiera hecho eso, esta historia habría sido mucho más corta. Pero tampoco habría sido tan... interesante. No creo que papá estuviera totalmente preparado en ese momento si me hubiera metido en la ducha con él, y las cosas probablemente hubieran ido mal.
Pero no me levanté de un salto y lo seguí. En cambio, al quedarme, sin saberlo, encontré a alguien tan especial para mí como mi papá, y no creo que lo cambiaría por nada. Nunca creí en el amor a primera vista como en mis novelas románticas antes, pero seguro que ahora sí. Solo desearía haberlo podido hacer sin sangre, sudor y lágrimas. Ah, y el dolor. Realmente me hubiera gustado evitar el dolor. No era permanente ni nada, solo me dolió un día o dos después, pero aun así, realmente hubiera preferido saltarme esa parte.
Entonces, papá acababa de entrar y yo estaba afuera, en el patio, recostada en mi tumbona, cachonda y empapada. Ya había comenzado a frotarme el coño dolorido casi antes de que se cerrara la puerta del patio.
Cerré los ojos, alternando entre la mirada de papá cuando me vio por primera vez en bikini y el bulto de su erección cuando pasó por mi lado de camino a la casa. De cualquier manera, las imágenes me excitaban cada vez más, y la sensación de frotarme a través de la parte inferior del bikini empapada no era suficiente. Rápidamente levanté la mano y la deslicé hacia abajo, pero esta vez debajo de la parte inferior del bikini. Mucho mejor.
Froté suavemente mi dedo medio hacia arriba y hacia abajo por la estrecha hendidura entre mis prominentes labios, evitando deliberadamente mi clítoris. Estaba tan preparada que no quería irme todavía. Continué bajando hasta la estrecha muesca en la entrada de mi vagina, la fuente de ese fluido sedoso y resbaladizo que esas imágenes de mi padre habían generado. Mi dedo hizo círculos alrededor del estrecho anillo en la entrada de mis profundidades, enviando escalofríos por mi columna vertebral. Sonreí para mí misma al pensar en cómo ese primer día después de esa fiesta de pijamas en casa de Becky ya había decidido que este iba a ser mi regalo para papi, mi virginidad. Quería que él fuera mi primero. Podía sentir mi orgasmo creciendo ante el pensamiento, una enorme ola esperando estrellarse contra mí.
Mi dedo recogió un poco de esa sedosa humedad y lo recorrió hacia arriba por la hendidura entre mis labios, con un poco más de presión esta vez, deteniéndome justo antes de mi dolorido clítoris y volviendo a bajar. Repetí este proceso, provocándome cada vez más, imaginando que era papá quien me frotaba, provocándome. La ola se elevaba cada vez más. Este iba a ser un orgasmo espectacular.
Acababa de levantar el dedo y lo estaba haciendo circular alrededor de mi clítoris hinchado, casi lista para tocarlo, sabiendo que era todo lo que necesitaba para liberarme, cuando un bufido fuerte y profundo como una tos "Hrrr-Rumphh!" y algo frío y húmedo en mi muslo me sacaron de mi fantasía y me llevaron a la realidad. Decir que estaba bastante furiosa con quien fuera que acababa de provocar que mi orgasmo inminente se estrellara y se quemara de repente habría sido un eufemismo ENORME.
Supongo que mis ojos brillaban de ira cuando me incorporé rápidamente y abrí la boca, a punto de darle una reprimenda bien merecida a quienquiera que fuera el que acababa de interrumpirme. Pero puedes imaginarte mi sorpresa cuando me di cuenta de que en lugar de una persona que había entrado en nuestro patio trasero, era más bien un perro, un perro GRANDE que acababa de sacarme de mi clímax esperado.
Me quedé tan sorprendida que la lengua me quedó atrapada en la garganta y me encontré mirando al perro más HERMOSO que jamás había imaginado. Olvidé por completo mi mano, que todavía estaba debajo de la parte delantera de la braguita de mi bikini, ya que el lazo del lado derecho se había desatado durante mi vigorosa sesión de masturbación, mientras miraba a este enorme intruso canino.
Lo primero que me llamó la atención fue su tamaño. Era GRANDE, probablemente incluso más grande que yo. Era un perro, definitivamente un perro, de color marrón grisáceo, o tal vez gris parduzco, con un pelaje muy corto, pero bastante sucio, que necesitaba desesperadamente un baño. Tenía orejas grandes y caídas, y unos ojos marrones muy conmovedores. Le colgaba una lengua larga y rosada y parecía estar riéndose de mi reacción ante la presión de su nariz fría y húmeda contra mi muslo. Papá me dijo después que parecía un Weimaraner de raza pura, pero nunca había oído hablar de uno tan grande.
Estaba fascinada. Siempre me habían gustado los animales. Sé que papá esperaba que fuera a la universidad y me convirtiera en ingeniera de software como él, pero siempre había querido ser veterinaria y trabajar con animales todos los días. Ya había hablado con papá sobre la posibilidad de tener un perro, pero no me lo tomé tan en serio como para intentar convencerlo. Ahora sí que lo quería. QUERÍA a ese perro. Sería mío sin importar lo que costara.
Sí, sé que suena loco. Había leído todo tipo de historias en mis novelas románticas sobre el amor a primera vista y todo eso. Pensé que todo era solo un recurso argumental cursi. Adivina qué, estaba equivocada. Solo había sido cuestión de segundos, pero en mi mente, ya estaba considerando a este chico guapo como mi perro. No me preguntaba de dónde había venido, cómo había llegado a nuestro jardín, incluso si ya tenía dueño. Todo lo que sabía era que ahora era MI perro.
Me di la vuelta y puse los pies en el suelo. Estaba asombrada, sentada en mi tumbona estaba cara a cara con ese enorme animal. Sin pensarlo, levanté la mano para que me oliera y la coloqué debajo de su nariz para que pudiera percibir mi olor y conocerme.
Primer error. Sin pensarlo, usé la mano que había estado justo debajo de la parte inferior de mi bikini y me froté furiosamente para que él la oliera. No puedo ni imaginarme lo que ese olor debe haber significado para ese gran cerebro de perro que tiene.
Todavía fascinada, extendí mi otra mano y rasqué detrás de sus grandes orejas caídas. Sentí que ese gran bebé se derretía bajo mis dedos. Prácticamente podía oírlo suspirar. Sonreí y le dije mis primeras palabras a mi nueva mascota: —¿Quién es un buen chico? ¿Te gusta lo que está haciendo mamá? Oh, eres lo más preciado que hay—. No te rías. ¿Alguna vez has escuchado a otras personas cuando hablan con sus perros?
Con una mano, le rascaba detrás de las orejas a mi perro, mientras que con la otra, que acababa de olfatearlo, le acariciaba el cuello y el hombro. Mientras acariciaba a mi perro, me sorprendió de nuevo cuando inclinó la cabeza hacia abajo y, con su larga lengua rosada, me lamió desde el codo hasta el hombro, el cuello y el costado de la cara, justo antes de la línea del cabello. Me hizo tantas cosquillas que me hizo reír.
Mi corazón se abrió para este perro y él se instaló en mi casa. Ahora tenía a alguien más a quien adoraba tanto como a papá. ¡Dios mío! ¡Papá! ¡Acaba de conocer a mi nuevo perro! ¡Sabía que lo amaría tanto como yo!
Estaba a punto de levantarme para llevar a mi nuevo perro a la casa para que pudiera conocer a papá. Ya estaba haciendo un inventario de las cosas que teníamos que hacer. Primero un baño, luego una carrera a la tienda para comprar comida para perros y esas cosas, y luego... Y luego mi perro me lamió otra vez y perdí por completo cualquier pensamiento racional que pudiera haber tenido.
No fue tanto que me lamiera. Ya lo había hecho una vez. Fue DÓNDE me lamió. Empezó en mi rodilla derecha y lamió a lo largo de mi muslo donde se unía con mi abdomen inferior. Así que estoy siendo clínica, demándenme. Continuó por mi costado y se detuvo justo debajo de donde la tira de la parte superior de mi bikini rodeaba mi pecho. Luego volvió a bajar, haciéndome reír todo el tiempo, hasta que llegó a la unión de mi muslo. Pero esta vez siguió el surco entre mi muslo y mi abdomen hasta que su lengua lamió directamente mi coño desnudo.
¿Recuerdas que mencioné que el cordón derecho se había desatado cuando me estaba masturbando hace unos veinte segundos? Cuando me di la vuelta, la parte inferior del bikini no giraba con tanta suavidad y apenas se sostenía con el cordón de la mano izquierda, lo que dejaba mi coño completamente expuesto. Bueno, estaba un poco distraído en ese momento. De todos modos, mi pequeño coño virgen de doce años que acababa de derramar mi aparentemente delicioso jugo de niña estaba frente a Dios y todos esperando a ser bebidos.
Ay, Dios mío. Y eso fue exactamente lo que hizo. Su lengua era INCREÍBLE. Áspera pero suave, cálida y húmeda. ¡Y Dios mío! ¡Qué ágil! ¡Encontró lugares en mi coño que ni siquiera sabía que estaban ahí!
Becky y yo nos habíamos estado besando durante varios meses, pero aparte de besarnos, manosearnos y frotarnos intensamente, nunca nos habíamos quitado las bragas. Todo había sido siempre a través de la tela. Quiero decir, no es como si alguna de las dos nos hubiésemos acostado todavía. La sensación de la lengua de ese gran perro en mi coño me hizo lamentar no haber llegado tan lejos con ella todavía.
Y entonces esa maravillosa lengua encontró mi clítoris. ¿Recuerdas cómo estaba al borde de un orgasmo monstruosamente poderoso antes de que mi nuevo perro me interrumpiera? Adivina qué, no solo fui devuelta instantáneamente al precipicio de esa ola masiva, sino que me encontré en un ascensor exprés que subía directamente. ¡No, un cohete! Antes de que me diera cuenta, el monstruo de todos los orgasmos me golpeó. Tenía los ojos y los puños apretados, la espalda arqueada y podría haberme arrojado hacia atrás desde mi tumbona si no hubiera tenido agarrada con fuerza la cabeza de mi perro con mis muslos.
Si no me hubieran apretado los dientes, probablemente habría gritado tan fuerte que los vecinos de tres calles más allá me habrían oído. Fue increíble... increíble... estas palabras no lo describen. Sinceramente, no sé por qué mi perro no me mordió por la presión de mis piernas alrededor de su cabeza. Ya se hacen una idea.
Cuando finalmente bajé, me di cuenta de que ya no podía más. Estaba tan sobreestimulada que me dolía. Empujé suavemente la cabeza de mi perro lejos de mi coño dolorido y dije: —Oh, Dios mío, no más. No podría volver a hacer eso—. Juro que podía decir por esos ojos conmovedores que él entendía, porque se apartó para darme espacio para ponerme de pie con las piernas temblorosas, apenas sosteniendo el cordón izquierdo de la parte inferior de mi bikini para evitar que se cayera alrededor de mis pies.
Di un paso o dos hacia adelante, en dirección al patio. Todavía no pensaba con claridad, algo sobre mostrarle a papá mi nuevo perro. De todos modos, mi hermoso chico estaba saltando como un cachorro y se agachó detrás de mí, donde tocó mi nalga derecha con su fría nariz. Por alguna razón, recuerdo claramente el sonido cuando su cola meneándose tiró mi lata de Coca-Cola sobre la mesa. De todos modos, me asusté tanto por su fría nariz en mi trasero, que me detuve por completo y accidentalmente solté la tira de la parte inferior de mi bikini. ¿Y adivina qué? Inmediatamente se cayó alrededor de mi tobillo. Qué idiota. No él, yo era la idiota.
Miré hacia atrás y moví un dedo mientras le decía: —Ese era un niño travieso, ¡mira lo que me hiciste hacer!— Y luego... error número dos.
¿Puedes adivinar lo que pasó después? Como una tonta, comencé a agacharme para recoger la parte inferior del bikini que acababa de dejar caer, lo que le proporcionó un ángulo amplio de visión de mi trasero y, justo debajo, la hendidura de mis labios que encierra mi coño todavía muy excitado y goteante a mi nuevo perro. Mi nuevo perro MACHO grande. Que acababa de lamerme hasta alcanzar un orgasmo increíble y todavía tenía mi sabor en la lengua. Ups.
Continuará

El señor de las golosinas, Parte 04 (de Falkop3d)
21 de febrero de 2025 en BDSM, Sexo en grupo, Relatos SDPA, Control Mental, Jovencitas, Jovencitos, LGBTQ+
Ni bien se fue Eduardo; me dirigí al galpón donde se encontraba la niña. Esta ya había recobrado el sentido y se contorsionaba en el piso tratando de librarse de sus ataduras a la vez que lloraba.
Le quite la mordaza y la niña comenzó a gritar; pero una bofetada mía en su rostro la hizo callar. Acerque a sus labios un vaso con agua; la cual bebió desesperadamente. En el agua había disuelto una buena cantidad de barbitúricos; los cuales al poco tiempo la hicieron dormir nuevamente.
La lleve a la casa y no sabía porque; pero su rostro se me hacía conocido de alguna parte. Después de que la recosté en el sillón; comencé a investigar sus pertenecías y las de la mujer fallecida. Entre estas; encontré sus documentos identificatorios, algunas alhajas y dinero y también unas pequeñas libretas que parecían ser bitácoras de viaje. La anotación más antigua era de hacía casi tres años antes.
El nombre de la niña era Laura, tenía según sus documentos 10 años. Con los datos que poseía inicie una exhaustiva búsqueda en internet. En la website de missing children encontré la foto de la niña y la de la mujer fallecida que resulto ser su madre.
Hilvanando las páginas web y lo que estaba escrito en las bitácoras; descubrí que la madre de la niña la había dado en adopción siendo la niña recién nacida. El matrimonio adoptante era del nordeste del país; más precisamente de una zona que se la denomina la triple frontera. Al parecer; con el tiempo, la madre supo que había sido vilmente engañada por dinero y que la niña recibía malos tratos y fue a buscarla. Allí se produjo un altercado que acabo con la vida del matrimonio y la desaparición de la madre e hija. Según reportes policiales y las anotaciones; la mujer apuñalo a los padres adoptivos, hasta darles muerte; sustrajo todo lo material que pudo y se llevó a la niña que estaba muy golpeada. Descubrí también; que el caso había sido cubierto por los medios informativos y que mucha gente quedo involucrada por falsas adopciones, prostitución infantil y adulta ya que el matrimonio era familiares de políticos de la zona.
Tanto la madre como la niña; aun eran buscadas por las fuerzas de seguridad para dar parte en la justicia. Esto me otorgaba cierto poder de manipulación hacia la niña que decidí explotar.
Me despertaron los gritos de auxilio de la niña. Me acerque a ella sigilosamente y siseando le quite la venda de los ojos. Tardo un segundo en acostumbrarse a los rayos solares que ingresaban por los ventalles de la casa; pero al final pude ver los hermosos ojos celestes que tenía.
La niña al percibir mi presencia se calló y así permaneció al observar mi rostro. Comenzó a quitarle las ataduras de sus pies y manos. Mientras lo hacía; le dije que no debía tener miedo; que era un amigo de su madre y que esta la había dejado conmigo ya que había decidido rendir cuentas ante la justicia. Le dije que sabía todo sobre ella y lo que le había sucedido. Trate de ser lo más convincente posible; al mentirle sobre mi conexión con su madre y sobre la ayuda que le brindaría.
Laura se frotaba donde había tenido las sogas que la inmovilizaban y lo único que pregunto era por qué la habían atado y amordazado. Le respondí que había sido su madre la que lo había hecho y que lo hizo para que pudiera tener tiempo para alejarse, abandonándola. La niña sollozo brevemente.
Un leve rugido de su estómago me hizo pensar que la niña estaba famélica; así que prepare un abundante desayuno, el cual devoro con rapidez. Mientras lo hacía; le dije que la haría pasar como una sobrina lejana y después de darle algunas reglas sobre cómo debía comportase. Laura solo escuchaba y asentía con su cabeza todo lo que le decía.
Le mostré cuál sería su habitación y entregándole el bolso con sus ropas le dije que le acomodara como ella quisiera. La habitación poseía un pequeño cuarto de baño contiguo y las ventanas poseían rejas. Le dije que tendría que ir a la ciudad y que ella se quedaría en la habitación mientras tanto. Por seguridad; al salir cerré la puerta con llave desde afuera.
Durante el resto del día; observe por las cámaras de seguridad a la niña. Durante casi todo el día estuvo sentada contra una pared en posición fetal llorando y pensando. A la noche; le abrí la puerta y excusándome por haberla dejado tanto tiempo allí encerrada. Prepare la cena para después de comer volver a llevarla a la habitación y encerrarla.
El día lunes; cuando Belén llego a la finca, no solo se encontró con la niña, sino que también había unos albañiles que había contratado para que realizaran los trabajos en el sótano. Note que Belén sentía algo de celos por como trataba a mi seudo sobrina ya que trataba de estar con ella y enseñarles cosas tontas.
Los trabajos en el sótano tardaron más de 15 días y durante ese tiempo; como había obreros no tuve sexo con Belén, pero si le administraba buenas cantidades de éxtasis, cocaína y marihuana.
El acceso al sótano se transformó en una especie de falsa pared con puerta secreta y su interior había unos sanitarios a la vista; ya que sus paredes eran de cristal. Había dos pequeños calabozos de 2 por 3 metros con sus correspondientes puertas metálicas y en el resto del área había lo que parecía ser una cama algo mayor que una matrimonial y una serie de extraños muebles y maquinas que habían sido modificadas para cumplir alguna extraña función. En una de las paredes había una estantería; en la cual había sogas, juguetes sexuales de todo tipo y tamaño; como así también frascos con aceites y cremas, medicamentos e implementos médicos varios. El lugar en sí, lucia como una especie de sala de operaciones y de torturas con aislamiento sonoro en sus paredes y techo.
Unos días después de que estuviera terminada la mazmorra; llame a la madre de Belén y con un pretexto tonto la convencí para que la dejara pasar unos días conmigo. La llamada la realice sabiendo que Belén estaba ya en camino hacia la finca y que no sabría que había hablado con su madre.
Unos minutos más tarde; Belén llego a la finca y como de costumbre me pidió la administración de sus drogas, las cuales le di. Se notaba que la quinceañera ya era toda una adicta y que para recibir sus drogas haría lo que sea. No le importo inhalar un par de líneas de cocaína frente a Laura; a la que desde hacía unos días le administraba pequeñas dosis de MDMA y que se comportaba muy alegre y risueña.
Después de colocar en la boca de Belén una píldora de éxtasis, le ordene que se quitara la ropa. Mientras lo hacía, le di a Laura una píldora de benzodiacepina; que con algo de temor la ingirió mientras observaba a la adolescente desnudarse. Sin objeción de su parte; la niña de 10 años permitió que le quitara su vestido floreado primeramente y después el resto de sus prendas hasta dejarla desnuda.
Tome de las manos a las niñas y las conduje hacia la mazmorra. Las niñas no entendieron el significado de lo que veían en la habitación. Hice que Laura se recostara sobre un mueble que parecía una camilla y desde allí observo como con unas sogas que había tomado comencé a maniatar a la quinceañera.
A Belén; primeramente le realice lo que se llama “SHINJU o LAS PERLAS” en la jerga del bondage, esto consiste en sujetar los pechos haciéndolos más esféricos. Esto hace que la piel de los pecho se hagan más sensibles al tacto con cualquier cosa; como así también los pezones.
Con otro par de sogas; la posicione el cuerpo de la quinceañera en lo que también en el bondage se denomina “STRAPPADO”. Esto consiste en atar las manos y brazos por detrás de la espalda de la víctima, para luego elevarlas obligándola a que flexione el tronco, quedando sus manos por encima de su cabeza. Por ultimo; separe las piernas de Belén y las inmovilice por los tobillos con un cepo metálico.
Tome de una mano a Laura y la conduje hacia donde se encontraba Belén. Le pregunte a la niña que le parecía lo que había hecho y está riendo solo dijo que le resultaba raro. La quinceañera miro de una forma rara a la niña mientras le colocaba una bola mordaza en su boca; parecía como si intuyera que ese día seria el fin de las dos.
Volví a llevar a Laura hacia la camilla y esta vez la hice recostarse en ella. Diciéndole que esto era solo un juego, sujete sus brazos a cada lado del mueble; para después también sujetar sus piernas que permanecían juntas. Accionando un botón; las piernas de la niña comenzaron a separarse una de la otra, aunque esta intentara no podía evitarlo. En pocos segundos sus piernas quedaron semiflexionada y abiertas, como si estuviera en una camilla ginecológica.
Me coloque entre sus piernas y diciendo que dudaba de su virginidad ya que sabía casi todo lo relacionado a ella; la examinaría con un especulo vaginal, el cual le mostré. La niña comenzó a contornear su cuerpo tratando de librarse de las ataduras y a gritar. Esto último; me obligo a colocarle una bola mordaza en su boca.
Lubrique el aparato y lo introduje levemente para después abrirlo y de esta forma pude observar que aún tenía su himen intacto; lo cual me sorprendió. Se lo dice saber a la vez que retire el instrumento médico. La niña lloraba desconsoladamente y emitía gruñidos inentendibles. Tome dos balas vibradoras de la estantería y con la ayuda de cinta adhesiva coloque una sobre su vestíbulo vulvar y en su ano. Al encenderlos; la niña se contorsiono fuertemente como queriendo quitárselos y liberarse de las atadura.
Me quite la ropa; mientras lo hacía, le dije a Laura que cuanto más se resistiera peor seria para ella. Por unos segundos; la niña pareció tranquilizarse, pero cuando vio mi descomunal verga de 26 x 8 centímetros se asustó y comenzó a llorar desconsoladamente.
Me coloque detrás de Belén; había presenciado en primer plano lo anterior y sin ningún tipo de juego previo ensarte mi verga en su vagina de forma violenta. La quinceañera soporto mi estocada; ya que estaba acostumbrada a mis envistes y la situación parecía haberla excitado un poco.
Me moví frenéticamente, sin importarme su dolor o placer. Mientras lo hacía; oprimíamás aun sus pechos cautivos por las cuerdas. Hice mi primer descarga en su útero e inmediatamente después retire mi verga aun erecta y se la introduje de forma igual de violenta en su ano. Esto la hizo chillar con bravura. Para cuando comencé a descargar por segunda vez; pude sentir como su esfínter se contraía sobre mi verga en señal de un fuerte orgasmo que la invadía haciendo temblar todo su cuerpo.
Le quite toda las ataduras a la quinceañera y después la hice sentaren una vieja silla de barbero. Sujete sus brazos en los apoyabrazos. En sus recientemente penetrados agujeros y de los cuales brotaba mi semen deposita; introduje unos vibradores en forma fálica y los encendí.
Me aproxime a la camilla en que se encontraba Laura. Parecía tener pequeños temblores en su cuerpo a causa de las bolas vibradoras y estaba relajada, como en trance. De un fuerte tiro quite las cintas adhesivas y con ello las bolas; esto hizo que su trance se interrumpiera y me mirara con preocupación y miedo.
Me sorprendió que la zona de su vulva, perineo y ano estuviera extremadamente humedecida por un líquido incoloro; pero con un fuerte olor similar al flujo femenino. Palpe y succiones sus pezones tratando de encontrar si ya había comenzado a desarrollar sus glándulas mamarias según los estados de Tanner.
Tome una jeringa y le inyecte una dosis de hormonas femeninas para que con ella se incrementara su desarrollo. Después de ello; la obligue a que aspirara por primera vez en su vida una línea de cocaína. El efecto de esta se notó enseguida calmándola.
Comencé a lamer su vulva y su ano; lentamente la niña comenzó a gemir susurradamente. Mi verga empezó a erguirse nuevamente y para cuando lo completo; la posicione entre los labios vaginales de la niña.
El primer intento de penetrarla la hizo sobresaltar y que gracias a que se encontraba bajo los efectos de las drogas no se resistió. En el segundo intento; solo mi glande si introdujo y aunque hubiera deseado penetrarla de un solo estocada; algo me decía que debería hacerle gozar su primera vez.
Mi glande y unos pocos centímetros se introducían en esa vagina infantil de 10 años. Laura había comenzado a gemir ante mis movimientos y en una de las veces en que retire completamente mi ariete; pude ver que la punta de esta estaba cubierta con algo de sangre.
Hice una breve pausa en la penetración de la niña; en la cual con la ayuda del especulo vaginal pude constatar que su virginidad ya no se encontraba. Esto me alegro y continúe penetrándola suavemente como lo había estado haciendo antes.
Pronto los gemidos de Laura comenzaron a incrementarse, al igual que su respiración. Segundos después de que ella comenzara a convulsionarse por su orgasmo; yo realice mi descarga de semen directamente dentro de su infantil útero.
Laura se desmayó poco después y pude escuchar mientras la desataba, como Belén tenía múltiples orgasmos gracias a los adminículos insertados en ella. Lleve el cuerpo de la niña a uno de los calabozos y la encerré allí.
Fui donde se encontraba la quinceañera; que lucia exhausta y después de quitarle las ataduras; la conduje al otro calabozo.
Durante cuatro días, el modus operandi fue el siguiente. Las alimentaba, las drogaba y las sodomizaba a mi gusto y en distintas formas y posiciones. A mitad del últimodía; fui algo benevolente con Belén, ya que debería de regresar a su casa. Por en cuanto a Laura; el calabozo se convirtió en su nueva habitación.
Durante esos días; mi amigo Eduardo se suicidó disparándose en la cabeza dentro de su auto. Dejo una escueta nota donde decía que debía mucho dinero y que ya no podía seguir viviendo con su cargo de conciencia. Personalmente me entere de ello cuando lleve a Belén a su casa; pero no me sentí afectado por la decisión que tomo mi amigo.
Pero lo que si me afecto; fue enterarme al día siguiente que la madre de Belén había fallecido a causa de su incurable enfermedad. Aclaro que no me deprimió esto; sino que sabiendo que la quinceañera totalmente adicta a lo que le suministraba, ahora debía hacerse cargo de ella y de su pequeño hermano ya que la madre la había emancipado legalmente y eso la hacía su tutora. También sabía; que la enfermedad les había endeudado mucho y aunque yo les entregaba una buena cantidad de dinero, este nunca les alcanzaba. En conclusión; la quinceañera era una bomba de tiempo muy peligrosa para mí y debía hacer algo al respecto.
Fui citado a declarar en la investigación del suicidio de Eduardo; ya que en algunos aspectos parecía raro como me había hecho yo con sus negocios. Yo me valí de algunos detalles técnicos legales para aclarar esa situación. De forma extraoficial; me entere que había encontrado restos de sangre de una persona que estaba sindicada como doble asesina hacia unos años atrás refiriéndose a la madre de Laura y que también había descubierto algunas huellas de la niña. Nadie se explicaba cómo habían llegado allí esas evidencias y que relación tenían con el suicido. Yo; por mi parte negué tener conocimiento de ello.
Belén concurrió a mí; no solo por sus dosis de drogas, sino que también por algo de ayuda. Cuando fue, estaba acompañada por su pequeño hermano; un niño de 6 años y con un aspecto algo afeminado. Aunque los varones no me agradan, algo en el me llamo la atención.
Belén me detallo los problemas no solo económicos que tenía; sino que también los de ser la tutora de su hermano. Mientras lo hacía; inhalo algunas líneas de cocaína para darse valor. Tuve que detenerla, ya que si seguía aspirando droga podría morir de sobredosis y eso si arruinaría no que estaba planeando.
Le dije a la quinceañera que en la ciudad dijera que yo cubriría sus deudas y que además le había conseguido un nuevo trabajo en otra ciudad. Después de pagar las deudas y de subir a mi camioneta las pocas pertenencias que tenían Belén y su hermano nos dirigimos hacia la finca. Esta sería la última vez que alguien vería a Belén y a su hermano Mateo en la ciudad.
Durante más de un mes, nos comportamos casi como si fuéramos una familia. Los poco e inusuales visitantes que tenía, jamás vieron a Belén o a Mateo allí, ya que estos se escondían como habíamos pactado como condición a su permanencia.
Belén y yo alimentábamos secretamente a Laura que permanecía en la mazmorra y ocasionalmente la sodomizaba levemente. Las inyecciones de hormonas que le aplicaba a la niña rápidamente le habían hecho florecer los pechos y al parecer el exceso de estas le hacía lactar. Además de las hormonas; a la niña se suministraba una droga hipnótica que acompañada de efectos audiovisuales dentro de su calabozo la transformaron rápidamente en una pequeña muy sumisa y pasiva niña.
Esto me dio la idea de hacer lo mismo con el pequeño Mateo; lo cual hacía con la excusa de que eran vacunas especiales. La mayoría de las veces, lo hice a escondidas de la quinceañera y cuando esta estaba semi inconsciente por las drogas; lo hacía frente de ella. Sabía que esto le ocasionaría problemas médicos al niño; pero no me importaba. Para mí era otra víctima de mis perversos juegos sexuales.
Un día; Belén descubrió el poder de lactar que tenía Laura y se deleitó succionándole sus tiernos pechos. Yo observe eso gracias a las cámaras de video que también había colocado en la mazmorra. Raudamente me dirigí allí para presenciar ese espectáculo.
Al verme allí, Belén sonrió cómplice hacia mí. Pero su sonrisa se borró rápidamente ya que vio que Mateo estaba conmigo. Talvez algo de instinto maternal afloro en ella al suponer que algo podría hacerle a su pequeño hermano y con una fiereza jamás vista en ella comenzó a atacarme con golpes de puño. Gracias a mis conocimientos de artes marciales; los eludí y la sometí llevándola al suelo. Allí la inmovilice con el peso de mi cuerpo y aplicando unas técnicas marciales hice que perdiera el conocimiento momentáneamente.
Para cuando recupero la conciencia; Belén se encontraba suspendida en el aire sujeta por múltiples sogas que la hacían formar una X en el medio de la mazmorra.En su cuerpo poseía varias ataduras del tipo bondage; entre ellas el “SHINJU”, el “SAKURANBO” y el “KARADA”; estas estaban conectadas a las sogas que la mantenían en suspensión. En su ano le había introducido un "bondagehook"; que es gancho metálico que en la parte introducida poseía una esfera de 4 centímetros de diámetro y que en la parte externa se conectaba a una soga unida a su cuello. En su boca tenía puesto una “ballgag” como mordaza y en uno de sus brazos le había colocado una vía intravenosa; la cual le suministraba suero y medicamentos desintoxicantes. Inmediatamente comprendió que algo terrible le ocurriría y comenzó a llorar entristecidamente.
Le quite la mordaza para escuchar lo que intentaba decirme pero que no entendía. Suplico por su vida y dijo que haría todo lo que le ordenara sin impórtale nada; lo último que dijo fue que la matara de una vez y que acabara con su sufrimiento. Después de esto; volví a colocarle la mordaza.
Por primera vez, estando consiente. Presencio como desnudaba a su pequeño hermano frente a ella y le inyectaba una dosis de hormonas femeninas y de la droga hipnótica que utilizaba con Laura. Aunque esta vez la dosis eran algo más elevadas de lo que normalmente le aplicaba. Escucho como le explicaba las consecuencias de lo que estaba haciendo; pero no de los peligros que acarreaba esto.
Tome a mateo de una de sus manos y lo ayude a recostarse en la camilla ginecológica. Cuando el niño termino de acomodarse; su hermana observo que este tenía introducido en su ano un pequeño plug anal. También observo como lo retiraba y lo volvía a introducir sin que el niño se quejase de ello; demostrando que estaba acostumbrado a que le hiciera esto.
-Cómo te llamas – le pregunte al niño después de introducirle el plug anal
-Matilde – respondió el niño
-Y que eres – interrogue
-Soy una nena – volvió a responder
-Y las nenas que son – dije
-Somos unas putas – respondió sonriente mirando a su hermana.
Ayude al pequeño niño a bajar de la camilla y le ordene que se recostara en la gigante cama junto a la pequeña Laura y esperara. El infante obedeció tranquilamente. Comencé a explicarle a Belén que mis intenciones no eran matar; no podía hacer eso con la primera de muchas niñas que se transformarían en mis víctimas. Que trataría de quitarle su adicción a las drogas de la misma forma que había lavado los cerebros de Mateo y Laura. Y que después de ello; la haría trabajar en uno de los negocios que me había adueñado de mi amigo Eduardo ya que este era un cabaret.
Mientras le hablaba; fui aplicándole algunos medicamentos en el suero intravenoso que lentamente le hicieron perder la conciencia. Cuando esto ocurrió; después de esperar unos minutos para asegurarme de su efectividad total, le quite todas las sogas, correas y artefactos que tenía. Después de esto; le coloque un chaleco de fuerza y la puse en el calabozo en que hasta hace poco había permanecido Laura.
Me dirigí a la cama donde me esperaban Mateo y Laura. La niña ya estaba acostumbrada a recibir casi más de la mitad de mi gran ariete en su vagina y a succionarlo. Pero su ano; al igual que el de Mateo aún permanecían vírgenes.
Le ordene a Laura que le enseñara al niño como mamarme la verga; que aunque se encontraba flácida aún tenía grandes proporciones. Sin decir nada, la niña tomo de una mano a Mateo y lo acerco a mi verga; para a continuación introducirla casi por completo en su boca. Rápidamente mi ariete comenzó a elevarse y Laura le cedió el lugar al niño que al principio lo hizo de forma algo torpe; pero enseguida mejor.
Yo estaba arrodillado en la cama; Mateo se encontraba en posición de perrito mamándome la verga y Laura estaba recostada a un lado del niño succionándole el pequeño miembro. Con una de mis manos comencé a quitar y volver a introducir el plug en el ano del niño de 6 años; mientras que con la otra masajeaba la vulva infantil de la niña de 10 años.
Sobre la cama había una variada colección de consoladores, vibradores y otros juguetes sexuales; todos de diferentes formas y tamaño. Reemplace el plug anal por un dilatador. Este consistía en 5 esferas continuas y escalonadas que iban de menor a mayor; la esfera principal tenía el mismo diámetro del plug anal y la mayor era de casi 6 centímetros de diámetro.
Al introducir la primer esfera Mateo ni se inmuto; pero a medida que introducía pausada y lentamente las siguientes cada vez de un tamaño mayor. Al ingresar una nueva esfera; el niño interrumpía su mamada para emitir un ahogado gemido sollozante.
Mientras tanto; a la pequeña Laura la sodomizaba con un vibrador de tamaño normal y podía oír los gemidos de esta iban en aumento. Un plug anal más grande que había estado en Mateo estaba dentro de la niña; este además tenía la propiedad de poder inflarse mediante una pera de goma; pero aún no lo accionaba.
Cuando al fin la esfera mayor penetro el ano de Mateo; hice que este se recostara boca arriba. Fue allí que note dos cosas. La primera fue su diminuto miembro erguido; este media unos 6 centímetros de largo y no llegaba al centímetro en diámetro. La segunda cosa que note; era que en sus tetillas, los pezones estaban erguidos y que de ellos pendía una pequeña gota de un líquido blancuzco; como si de calostro se tratara.
Lo último; lo atribuí a algún efecto de las hormonas que le inyectaba y supuse que el líquido era a consecuencia de ello, ya que en Laura había ocurrido algo similar. El cuanto al tamaño de su pene sabía que era normal y que con las hormonas no solo lo castraría químicamente; sino que también le reduciría su tamaño a futuro.
Se me ocurrió dejar que los niños copularan entre ellos a modo de juego previo. Le indique a Laura que se posicionara sobre Mateo y rápidamente no solo obedeció; sino que comenzó a cabalgarlo tranquilamente. Yo me dedique a observar esa escena y mientras lo hacia los interrogue brevemente.
-Les gustan lo que están haciendo?? – fue mi primer pregunta.
-Si – respondieron al unísono.
-La sientes mejor que la mía; Laura. – pregunte
-No señor… - respondió jadeando suavemente.
-Y cual te gusta más Laura
-La suya señor – respondió con una sonrisa en su rostro
Poco después; la niña de 10 años tuvo un orgasmo y cayó sobre el pecho del niño que continuaba bombeando su pequeño miembro dentro de la vagina de Laura. Inmediatamente le ordene al niño que se detuviera y que se colocara en posición de perrito; cosa que hizo rápidamente dejando a Laura recostaba boca arriba a un costado suyo.
Me ubique detrás de Mateo y en un rápido movimiento le extraje el dilatador de su ano. En el instante en que la última esfera salió; apoye la punta de mi ariete en el virginal ano infantil masculino. A medida que mi glande se iba introduciendo en el niño; este bufaba incansablemente y se quejaba de la intromisión. Si bien mateo intento repeler la penetración; no lo pudo hacer ya que lo tenía sujeto por su cadera y aunque no veía su cara; estaba seguro que estaba llorando.
Cuando mi glande estuvo completamente adentro de él; detuve por unos minutos la penetración para que su ano se amoldara a mi descomunal verga. Es corto tiempo; me sirvió para decirle palabras tranquilizadoras y de alivio.
Con casi la mitad de mi verga introducida; lentamente me fui recostando boca arriba en la cama. En ningún momento quite mi verga y en cada movimiento que hacia mantenía sujeto al niño de 6 años semi empalado.
La gravedad y el propio peso de Mateo completaron la total penetración anal ya que el niño se encontraba en un estado de catatonia sobre mí. Tres puntos de apoyo lo mantenían vertical a mí. Uno era mi verga; con la que se encontraba empalado. El segundo; era una de mis manos que fuertemente lo sujetaba por la nuca. Y el tercero; era mi otra mano que se encontraba en su entrepierna, que además aplastaba contra su cuerpo su pequeño miembro.
Comencé a moverme lentamente; pero lograr una buena coordinación en la posición en que estaba se mehacía difícil. Así que primeramente me incorpore; quedando sentado y con la espalda de Mateo apoyada en mi pecho. La mano que sujetaba su nuca; ahora rodeaba junto al brazo el tórax infantil.
No sé porque, pero me puse de pie y comencé a moverme con el niño empalado. Esta parecía una marioneta y mis movimientos se asimilaban a estar bailando una canción romántica. Después de unos minutos estando así; las ganas de vaciar mis testículos se hicieronevidentes y Me recosté nuevamente en la cama con el niño ensartado en mi verga. Poca después descargue mi semen profundamente dentro se los intestinos de Mateo.
Sin importarme el estado en que se encontraba el niño de 6 años, retire mi verga y pude ver con el ano infantil brutalmente dilatado iba cerrándose poco a poco y que dé el no solo brotaba mi esperma; sino que también algo de sangre.
Mi ariete continuaba aun erguido y aun me falta desvirgar analmente a Laura de 10 años. Hice que Laura limpiara mi verga cubierta de semen; excremento y sangre succionándola y lamiéndola. A la niña no le agrado mucho los sabores que mi ariete tenía; pero aun así hizo su labor.
Formamos un 69 recostados en la cama mientras ella se dedicaba a mi verga;yo lamia su vagina y además quitaba e introducía el plug en su ano. Después de unos minutos comencé a accionar la pera de goma; haciendo que el plug anal se fuera inflando para después desinflarlo. La niña de 10 años estuvo a punto de tener un orgasmo producto de mis lamidas en su vulva y juegos en su ano; pero lo interrumpí para llevarla hacia la camilla ginecológica.
Una vez ubicada la niña de 10 años allí y como el plug anal se encontraba inflado a la mitad de su tamaño; procedí a retirarlo. De la misma forma que hice con Mateo; ni bien extraje el adminiculo sexual introduje la punta de mi ariete en ese pequeño agujero rosado.
Al contrario que Mateo; Laura emitió un fuerte grito al sentir como mi descomunal verga se iba introduciendo en su ano forzando a su esfínter a dilatarse para recibirme dentro de sus intestinos. Con una de mis manos comencé a masajear su clítoris para que la niña retomara su clímax sexual.
Pronto; Laura comenzó a gemir a medida que le horadaba su pequeño trasero. Mis movimientos lentos y pausados favorecieron esto y en cuestión de minutos; toda mi verga entraba y salía de su ano.
No sécuánto tiempo estuvimos, pero la respiración de Laura; los temblores en sus piernas y los espasmos constrictores de su ano que sentía aprisionar mi verga dentro de ella, me hicieron saber que estaba a punto de tener un orgasmo anal antológico. Es por eso que aumente el ritmo de mis embestidas hasta que comencé a llenar sus intestinos con mi semen.
El orgasmo de Laura llego casi al mismo tiempo que descargaba mis testículos en su ano y eso agoto las fuerzas de la niña y las mías. Después de unos minutos; retire mi verga que comenzaba a retraerse del ano infantil.
Lleve a Laura y a Mateo al otro calabozo; donde los encerré, para después ir a mi habitación a dormir tranquilamente y exhausto por la faena realizada.
Continuará

Recuerdos de mi niñez, Parte 08 (de Veronicca)
21 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
En mi niñez quizás fuera demasiado ingenua o inocente y no fue hasta más tarde cuando empecé a darme cuenta del poder que teníamos las mujeres, ya desde niñas incluso, sobre los hombres y como algunas, a lo largo de la vida supieron explotar esa atracción , y otras simplemente no fueron lo suficientemente listas para hacer eso. El caso es que yo no se muy bien en que grupo ponerme, ya que me dediqué a disfrutar de lo que me venía sin pensar en otras cosas.
Así que en mis primeros años, cuando iba a casa de mis abuelos y cuando, como todas la niñas, me sentaba en las piernas de mi abuelo, y él se ponía a acariciarme las piernas, mi barriga por debajo de la ropa, me daba besitos..... yo me sentía a gusto y me dejaba hacer, como cualquier niña de esas edades, sin darle más importancia. Y cuando sus caricias se hacían más atrevidas y sus dedos se metían debajo de mis braguitas, y sus besos ya me los daba en la boca, sintiendo como su lengua entraba dentro de ella y me hacía sentir cosquillas mezcladas con mis primeras sensaciones placenteras, yo no pensaba que fuera algo malo y dejaba que metiera su lengua en mi boca y abría mis piernas para facilitar esos toqueteos.
El caso, es que esos besos más atrevidos y esas caricias, las hacía cuando estábamos solos o no podía vernos nadie, aunque estuvieran por ahí cerca, y empecé a darme cuenta de que esas cosas debían hacerse en la intimidad y ocultándose de los demás, sintiendo por primera vez los nervios de hacer algo que a la vez era muy placentero, pero que no debía hacerse delante de los demás, por temor a ser reprendida o castigada, siendo por primera vez consciente de uno de los grandes tabús de nuestra sociedad; la relación entre el placer y el pecado.
Quizás por eso, empezó a crearse esa complicidad entre mi abuelo y yo, sabiendo los dos cuando podíamos hacer ciertas cosas y cuando no y como estas acciones iban haciéndose cada vez más explicitas y más buscadas por los dos, pero siempre con la obsesión de no ser vista por los demás, y como según iba pasando el tiempo, tomaba mayores riesgos para hacerlas, como cuando habiendo gente en el salón con nosotros, y yo sentada encima de él, ponía una manta o cualquier cosa para taparme y que los demás no vieran como el me metía la mano y con sus dedos acariciaba mi vagina, pasándolos repetidamente por mi rajita, hasta que se me mojaba completamente consiguiendo arrancar mis primeros orgasmos, manifestados con algún gemido que llamaba la atención de mi abuela o mi madre que me preguntaban si me pasaba algo y yo las decía que nada, aunque mi cara estuviera toda roja como un tomate.
Con el paso del tiempo nuestro deseo, lógicamente fue aumentando y en mi inexperiencia, me dejaba guiar por los pasos más atrevidos que él iba tomando, como cuando llevaba mi mano a su pene, ya fuera del pantalón, pero oculto a la vista de los demás y yo agarraba con nervios y excitación ese trozo de carne duro y caliente que palpitaba en mi mano como si tuviera vida propia, sucediendo en muchas ocasiones que él acababa corriéndose mojando mi mano y nuestras ropas con su semen, lo que nos obligaba a quedarnos allí hasta que sin que se dieran cuenta, yo podía ir a limpiarme y si se notaba demasiado la mancha en mi falda, echarle agua y poner cualquier excusa si me la veía mi madre.
Es quizás en este momento cuando surge ese chiste, en el que un niño le enseña el pene erecto, a su amiguita, todo orgulloso, y ésta, cansada ya de que todos se la enseñen, le contesta, que la dijo su mamá que con su rajita, ella podría tener todos los que quisiera como el suyo, encerrando este chiste toda la filosofía de la vida, de lo que es el sexo entre hombres y mujeres.
En esa época, también era habitual, que cuando iba con mis amigas al kiosco a comprar golosinas, el señor que lo atendía me mandara pasar dentro del mostrador para que las eligiera, mientras sus manos me agarraban por detrás tocándome le culo por debajo de la falda y yo sabía que cuando pasaba eso, siempre me regalaba alguna y luego, al salir, cuando lo comentaba con mis amigas, me decían que a ellas les hacía lo mismo y nos reíamos entre nosotras, como diciendo, que tocara todo lo que quisiera si nos las iba a dar gratis. Recuerdo incluso, como en las ocasiones que iba sola, se entretenía más conmigo, tocándome también por delante y yo dejándome sin decir nada, pero otra vez con el temor de que pudiera vernos alguien.
Con estas experiencias, aprendimos, lo que decía antes, lo fácil que era para nosotras conseguir cosas, dejándonos acariciar, y llegando incluso a sentir placer con ello, intercambiando experiencias entre nosotras, como cuando una nos dijo que ella iba a un parque donde un señor la daba dinero por dejarse acariciar y acabó convenciéndonos a nosotras que guiadas por la curiosidad, también fuimos allí, para acabar en un rincón apartado viendo como ese señor nos metía el dedo en la vagina y luego lo chupaba quedándose en éxtasis.
Yo iba haciéndome mayor y ya iba dejando de ser esa niña ingenua y atrevida a la vez, que luego me di cuenta de hasta que punto pueden volver loco a un hombre y hacerle perder la cabeza, e iba siendo más consciente de lo que hacía, lo que no impidió que fuéramos progresando hasta convertirme en una experta masturbadora y llegara a la primera felación que hice a un hombre, cuando en una ocasión, estábamos los dos en el baño, y él cerró la puerta, se bajó el pantalón y me la enseño para que se la tocara como en otras ocasiones, pero esta vez me indico que me la pusiera en la boca y la lamiera con mi lengua, lo que hice, al principio con dudas, pero luego una atracción irresistible me hizo metérmela completamente en la boca y ayudada por sus indicaciones la hacía entrar y salir saboreando ese glande cada vez más rojo y sabroso, hasta que en un momento determinado él la sacó de mi boca bruscamente y la puso sobre el lavabo expulsando ese líquido blanco que tantas veces me había manchado la ropa, pero yo estaba completamente excitada por lo que acababa de hacer y volví a metérmela en la boca para saborear los restos de semen y las ultimas gotas que le iban saliendo mientras sus dedos me masturbaban para hacerme sentir el orgasmo más intenso que había sentido hasta ese momento.
Sin darme tiempo casi a recuperarme, llamó mi abuela a la puerta preguntándonos que estábamos haciendo ahí dentro y no se como hice para que al abrir no se diera cuenta de nada, diciendo cualquier tontería para salir del paso, aunque se quedara mirando a mi abuelo con una cara extraña, mezcla de enojo y resignación, quizás adivinando lo que allí había pasado, o porque era consciente de la enfermedad de mi abuelo, de la que poco tiempo después moriría, consintiéndole esos pequeños vicios que seguramente ella conocería hace tiempo.
Casi sin darme cuenta, en cuanto mis tetas crecieron de repente y mi culo se hizo mas prominente, noté como en casa, mi padre pareció volverse loco de repente, y si hasta ese momento, no me había hecho mucho caso, pasó a estar todo el día encima de mi, persiguiéndome a todos lados, aprovechando cualquier momento para meter su mano por mi escote para tocarme los pechos o sobarme todo lo que podía, llegándome a agobiar, porque volví a sentir ese temor de que mi madre nos viera.
Yo intentaba evitar esas situaciones, por miedo sobre todo, pero una vez que empezaba, ya no podía resistirme, al sentir ese cosquilleo que había descubierto con mi abuelo, pero ahora mucho más intenso, quizás por mi mayor edad, aunque su forma de actuar fuera más brusca, también sentía que necesitaba más, entregarme ya totalmente al sexo.
Por eso en una ocasión en que estábamos los dos en el sofá viendo la televisión y el se puso a tocarme descaradamente entre las piernas, después de haber estado acariciando mis muslos durante un rato, las abrí totalmente para él y sus dedos se abrieron paso entre mis bragas, apartándolas a un lado para tocarme todo el coño completamente empapado y me dejé meter los dedos arrancando mis primeros gemidos sin que me importara que mi madre estuviera en la cocina preparando la cena, y ya turbada por el placer abrí su pantalón para agarrarle su polla tiesa como un palo, carnosa y reluciente el glande por los primeros jugos que destilaba incluso antes de ponerme a sobársela. Esa visión me volvía loca y mi calentura me hizo perder todo el miedo para empezar a chupársela ante la sorprendida expresión de la cara de mi padre, que quizás no esperara tanto atrevimiento por mi parte, pero él había estado calentando ese horno que ahora había explotado buscando ya una satisfacción total. Puede que él me viera demasiado lanzada y quiso frenarme, pero no pudo evitar correrse en mi boca, intentando tragarme todo lo más posible el abundante semen que salía, para no dejar rastros de manchas como me pasaba con mi abuelo.
La voz de mi madre llamándonos a cenar nos devolvió a la realidad, y aunque yo seguía con la calentura sin desahogar, tuvimos que dejarlo y aparentar que no había pasado nada delante de mi madre, aunque la situación se hizo muy difícil para los dos.
Después de aquello, los dos nos dimos cuenta de que ya no había vuelta atrás y aunque temerosos de dar el siguiente paso, nuestro deseo era mayor y a la noche siguiente, después de pasarnos el día mirándonos de forma distinta a como se miran un padre y una hija, cuando la vecina de enfrente llamó a mi madre para ir a su casa a que la ayudara con una receta, yo estaba estudiando en mi habitación y él entró para tocarme como otras veces y como vimos que tardaba en volver mi madre, nuestros juegos preliminares nos dejaron excitadísimos y acabamos desnudándonos y tumbados en la cama. Sentí por primera vez el peso del cuerpo de un hombre sobre mi, y cuando su pene entró en mi vagina y comenzó un rítmico mete-saca, la sentí arder por dentro, viniéndome el placer más grande que había sentido hasta ahora, culminando mis agitados jadeos con un orgásmico grito que él trato de acallar tapándome la boca, sacando inmediatamente su polla de mi coño para echarme su semen en la parte exterior de mi vagina sobre mi incipiente vello púbico.
Por suerte mi madre no había regresado todavía de la casa de la vecina y pudimos arreglarnos para que todo estuviera en orden, pero al fin esa noche iba a dormir por primera vez como una mujer después de haber hecho algo que sólo unas pocas de mis amigas habían hecho ya, mientras las otras soñaban con ese momento.
Al día siguiente ya estaba esperando ansiosa el próximo encuentro y como alguien que empieza a hacer una cosa que le gusta mucho, no quiere parar de hacerlo, sobre todo a mi edad, en que todo me parecía poco., lo que hizo que cada vez tomáramos más riesgos, e incluso hice venir a mi padre alguna noche a mi habitación, con la excusa de que no podía dormir, y solo después de sus “atenciones” caía en un profundo sueño.
Todo esto quizás empezó a agobiar un poco a mi padre, que con mayor responsabilidad que yo, veía que en cualquier momento mi madre podría descubrirnos e incluso dejarme embarazada en las ocasiones que no se ponía el condón, pero yo estaba ya tan enviciada por ese placer que dominaba mi voluntad que no pensaba en esos peligros y había dejado ya de tener esos miedos de mi niñez.
Y lógicamente pasó lo que tenía que acabar pasando. Una noche que había venido mi padre a mi habitación, en el momento que estaba sobre mi follándome, quizás alertada por mis gemidos cada vez más fuertes, apareció mi madre en la puerta diciendo:
.- Dios mio, ¿Qué le estás haciendo a la niña? Eres un …... (dedicándole una sucesión de insultos interminable). ¿Y tú no dices nada, dejando que te la meta? Claro, si esto ya me lo temía yo, tantos secretitos y risitas. Ahora mismo quiero que te vayas de casa y tú, menuda zorra estás hecha, contigo ya hablaré, no vas a volver a ver a tu padre en tu vida, si no quieres que le denuncie.
.- Mamá, no es su culpa, era yo la que quería. No le eches.
.- Eso ya lo se yo, que fuiste tú la que le provocaste, que en cuanto os empieza a picar el coño, queréis una verga a toda costa. Ya se que a muchas ya les pasó esto también y estaban avisando las amigas que anduviera con ojo, pero no quería verlo; tú al fin y al cabo eres una niña y no te aguantas, pero él es tu padre y tenía que haberte parado, como hacen otros cuando se les echan encima sus hijas, aunque otros, si tienen tres, acaban haciéndolo con las tres.
Y de esta forma acabó la fiesta en mi casa, pero lógicamente, yo no iba a parar, y ya me encargué de buscar fuera de casa lo que necesitaba, pero eso es otra historia.
Continuará

El viaje de un hombre
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Sexo en grupo
Mi nombre es John, tengo 35 años, mido 1,80 y peso 79 kg. Esta es mi historia.
Me crié en una familia muy amorosa. Mi madre me enseñó a vivir el incesto a los 3 años. Me dijo que la había pillado masturbándose. Mide 1,70 m, tiene el pelo negro azabache, pesa 70 kg, tiene curvas en los lugares adecuados, pechos 40DD y un coño arreglado que olía a gloria. Me amamantó con su clítoris ese día y todos los días después de eso durante 14 años, hasta que me fui de casa.
Mis experiencias con mi madre nunca abandonaron mis pensamientos. Mis sentimientos de impulsos sexuales comenzaron a manifestarse en pensamientos de niñas preadolescentes. Mis pensamientos variaban desde bebés hasta adolescentes, y se inclinaban principalmente hacia niñas de entre 3 y 4 años. Caminaba por parques, pasaba por escuelas primarias y visitaba piscinas públicas solo para mirar a las niñas. Internet me ayudó a apaciguar mis impulsos por un corto tiempo. Luego me topé con salas de chat que tenían personas con los mismos intereses. Estaba en camino.
Conocí a Molly en una sala de chat. Tenía 19 años, cabello rojo, pechos 36C, 1,60 m, 54 kg. Se había escapado de casa a los 16 años cuando descubrió que estaba embarazada de su padre. Tenía miedo de que su padre se metiera en problemas, así que se fue. Nos llevamos bien desde el principio, hablamos durante horas. Su mayor fantasía era con su hija Paige, estar con un caballero cariñoso, que le hiciera el amor a su hija de 3 años. Me había mencionado que había estado tocando y lamiendo a su hija, eso había comenzado cuando tenía poco más de un año. No estaba muy segura de si realmente lo permitiría, pero como dijo, nunca se sabe. Le conté mis pensamientos y mi historia y le dije que me encantaría conocerla. Descubrí que estaba a solo 240 kilómetros de distancia. Hicimos planes para encontrarnos para cenar.
El viernes nunca llegó tan lentamente. Preparé la cena, compré 4 botellas de vino y música suave para ambientar. Llegaron a las 6 pm, se decidió que ella se quedaría el fin de semana. Después de la cena, ella quería bañar a su hija antes de irse a dormir y me preguntó dónde estaba todo para bañar a Paige. Me pidió que la acompañara mientras bañaba a Paige. Me levanté y entré al baño en 2 segundos. Solo pensar en ver a una niña de 3 años bañada por su madre, que había admitido haber abusado de su hija, me puso duro al instante.
Cuando entré al baño, Paige estaba de pie, de pie frente a su madre. Molly dijo que odiaba usar paños de baño con Paige, que prefería usar sus manos. Por la razón que fuera, yo estaba totalmente de acuerdo. Se lavó la cara, el pecho y la barriga sin pestañear. Comenzó a disminuir la velocidad y a tomarse su tiempo cuando llegó a la parte superior de las piernas. Paige abrió automáticamente las piernas para su madre sin que ella se lo pidiera.
Molly se enjabonó bien las manos y comenzó a lavar el pequeño coño de Paige. Molly se tomó su tiempo, se notaba que lo estaba disfrutando tanto como Paige. Ni Molly ni Paige dijeron una palabra. Paige solo tenía una sonrisa en su rostro. La estaba observando muy atentamente, sin siquiera parpadear, tenía miedo de perderme algo. Podía ver que el dedo de Molly se deslizaría dentro del coño de Paige mientras la lavaba. Tenía una barra de acero furiosa en mis pantalones. Salí para abrir una botella de vino mientras ella terminaba con Paige. Y para recuperar la compostura.
Molly le puso a Paige una camiseta muy suelta y, para mi sorpresa, Paige no llevaba bragas. Molly fue a ponerse algo menos ajustado, que para mi alegría era una bata de satén y nada más. Yo me puse un par de calzoncillos de Bob Esponja.
Después de dos botellas de vino, Molly empezó a sentirse un poco juguetona. Empezó a besarme el cuello y me dijo que quería chuparme la polla. Me quedé mirando a Paige, que estaba tumbada boca abajo en el suelo viendo una película infantil que había traído su madre. Su camiseta cubría solo la mitad de su pequeño trasero y sus piernas estaban abiertas lo suficiente para ver su coño. Molly se dio cuenta de lo que estaba mirando y me preguntó si quería un poco de eso. Por supuesto que dije que sí. Molly sonrió, sacó mi polla de mis bóxers y empezó a acariciarme suavemente. Me preguntó si quería que la mano de Paige acariciara mi polla. "Sí", susurré. "MMMMMMMM", gimió Molly en mi oído.
Molly preguntó: "¿Te gustaría que Paige hiciera esto?"
Con eso, me chupó la polla por completo en la boca de un solo golpe. Mis ojos se nublaron con esa pregunta. Maldita sea, su boca era fantástica. Lamía lentamente mi polla desde la punta hasta la base de mi escroto, y luego volvía a subir. Me estaba chupando delante de su hija y ni siquiera le molestaba. Se sentó un momento, me miró a los ojos y dijo: "Puedes llamar a Paige mientras hago esto".
"¿Estás segura?" pregunté.
"Sólo sé amable", dijo con una sonrisa que podría derretir el corazón de cualquiera.
"Paige", llamé, "ven aquí cariño", agregó Molly.
Paige se levantó, se paró entre mis piernas y le preguntó a su mamá: "¿Qué es eso?"
"Es un pene", explicó Molly.
Paige se rió, involuntariamente tiré de mi polla cuando Paige señaló mi polla.
"Es un pene delicioso, cariño", dijo Molly. Dicho esto, volvió a engullir mi polla en su boca, esta vez mientras Paige la observaba. Molly gemía y decía lo delicioso y lo rico que sabía. Tomé las manos de Paige y las coloqué alrededor de mi polla mientras aún estaba en la boca de su madre. Dios, era tan erótico ver a una niña de 3 años y medio tocar mi polla mientras su madre la chupaba.
Mientras Molly lamía la cabeza de mi pene, puso una mano sobre la cabeza de Paige para acercarla a lo que estaba haciendo. Un poco reacia, Paige se acercó. Le dije a Paige que lamiera mi pene como lo estaba haciendo mamá, estaba asustada, Molly le dijo que estaba bien y que estaba delicioso.
Paige cedió después de un poco más de insistencia. Estaba en el paraíso, mi sueño finalmente se estaba haciendo realidad. Creo que Paige se dio cuenta de que no era tan malo y le gustó el sabor de mi pre-semen. Molly se detuvo para ver a su niña lamer la polla de un hombre, se recostó en el sofá, abrió su bata y comenzó a acariciar su coño.
"Joder, estoy mojada", gruñó suavemente.
"Ponlo en su boca", dijo Molly con lujuria, "Dios, ponlo en su boca". Puse mi mano en la parte posterior de la cabeza de Paige, "abre la boca, nena", la convencí. Deslicé la cabeza de mi pene en su boca, sostuve su cabeza, sin dejarla retroceder. Para que se acostumbrara a la idea de tener mi pene en su boca.
"Lame, nena", le dije, manteniendo su boca sobre mi cabeza. Su lengua comenzó a hacer círculos alrededor de mi cabeza, casi estallé allí mismo. Para entonces, Molly se estaba masturbando con ganas.
Molly tenía dos dedos deslizándose dentro y fuera de su coño mientras observaba a su hija darle su primera mamada. Paige debe haber heredado ese rasgo de su mamá, porque esta niña tenía un don natural.
Comencé a mover la cabeza de Paige hacia arriba y hacia abajo lentamente, sin intentar amordazarla. En aproximadamente un minuto me voy a correr en su linda boquita, le dije a Molly. Estaba muy cerca de correrse también. Adelante, me dijo. Decidí que quería follar la pequeña boca de esta niña, sostuve su cabeza muy quieta y comencé a mover mis caderas en ráfagas cortas.
Estaba tan cerca de correrme que no podía ver bien. La lujuria me dominaba. Paige estaba empezando a asustarse un poco, pero no dejé que eso me detuviera. Molly llamó a Paige y le dijo que la mirara. Quería ver los ojos de Paige cuando yo me corriera.
"Ohhhhh Dios mío, estoy cerca. Paige, me voy a correr en tu boca, nena". Hazlo, córrete en su boca, dijo Molly. Molly comenzó a correrse mientras decía eso, verla correrse, tener a una niña de 3 años chupándomela, era demasiado para que pudiera contenerme por más tiempo.
Nnnnnnnnggggghhhhhhhh Me estoy corriendo. Me estaba sacudiendo salvajemente en la boca de Paige. Ella se asustó mucho, pero yo estaba demasiado ido para detenerme. Sentí como si me corriera a borbotones. Una ráfaga tras otra se disparaba en su boca. Paige se sacudía cada vez. Molly terminó de correrse y se unió a Paige, lamiendo lo que fuera que saliera de la boca de su hija.
Sostuve a Paige sobre mi polla hasta que supe que se había tragado mi semen. La dejé correrse y Molly comenzó a besar a su hija con lengua, gimiendo mientras lo hacía.
"Eso fue muy caliente", exclamó Molly. "¿Cómo te fue?", me preguntó.
"Fantástico, fantástico", dije. Me recliné en el sofá, sintiéndome completamente agotada. Molly se levantó, se acercó a Paige, se quitó la camiseta y le dijo: "vamos a la cama". Mi única respuesta fue que mi pene se contrajo y volvió a la vida.
Fin

Nuestra introducción al modelaje, Parte 01 (de BadDad)
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Después de que nuestra hija nació, ella también se estaba volviendo como su mamá. Heidi era de cabello oscuro, no de tez tan oscura, pero tenía el cuerpo naturalmente atlético de Sandy, incluso a la edad de 7 años. Cada vez que conocíamos a alguien, nos decían que deberíamos poner a Heidi en el modelaje. Tenía el cabello oscuro más largo y liso, ojos de color marrón oscuro y un cuerpo pequeño y esbelto que ya se acentuaba con músculos. Igual que su mamá. Sandy pensó que tal vez deberíamos al menos intentar ver si Heidi podía modelar.
No teníamos ni la menor idea de por dónde empezar, así que simplemente busqué en Internet lugares donde se pudiera trabajar como modelo infantil. Me aseguré de que los lugares parecieran al menos mínimamente respetables y concerté algunas citas. Para nuestra sorpresa, cuando llegábamos, siempre comentaban la belleza de Heidi, pero también hablaban de cuánto nos costaría un conjunto de fotos, su porcentaje y otras cosas. Parecía que tendríamos que pagar literalmente miles de dólares para que ellos convirtieran a Heidi en modelo.
La lista empezó a reducirse y también empecé a llamar a algunos lugares que parecían un poco menos deseables. Finalmente, me puse en contacto con un estudio que dijo que no había ningún costo inicial para la primera sesión de fotos. Me sorprendió tanto que me lancé de cabeza. Fuimos en coche a su oficina y conocimos a Jim. Era un tipo agradable, de unos 50 años, de complexión decente y pelo canoso. Dijo que había estado en el negocio de la fotografía durante más de 30 años, fotografiando modelos, bodas y cosas así.
Nos mostró algunos de sus trabajos, fotografías de modelos, bodas, reuniones y otras cosas. Heidi estaba sentada en el vestíbulo mientras Sandy y yo hablábamos con Jim. Jim entró en la otra habitación para buscar algo y yo saqué otro libro del estante para mirarlo. Eran fotografías de bodas, pero cuando lo hojeé hasta la mitad, mostraba a la novia vistiéndose en su habitación y estaba en ropa interior. Era impresionante, llevaba un sujetador blanco y medias con una tanga blanca y también su velo. Llamé a Sandy para que lo mirara y ella se quedó mirándolo. Estuve tentado de devolverlo, pero Sandy pasó la página y en la siguiente la mostraba de rodillas chupándole la polla a un tipo.
Supusimos que era el novio. No sabíamos si se trataba de una sesión de fotos pornográficas o si la pareja realmente quería estas fotos para recordar el día. Había unas 5 o 6 páginas de fotos de ellos follando y chupando. Escuchamos a Jim volver a entrar en la habitación y rápidamente volvimos a colocar el libro. Nos sentamos y Jim dijo que fijáramos un horario para hacer algunas fotos de prueba y ver qué pasaba. Acordamos volver ese sábado.
Mientras conducíamos a casa, mi mente seguía volviendo a esas fotos y ¡estaba muy excitado! Regresamos y Heidi salió a jugar, y Sandy me llevó al dormitorio, se arrodilló, sacó mi polla dura y comenzó a chuparla sin parar. La levanté y la empujé hacia la cama, le quité los jeans y vi que su coño estaba empapado. Dijo que esas fotos lo habían puesto tan caliente por la polla que no podía soportarlo. Le follé la boca con mi polla mientras le metía los dedos en el coño y la hice correrse dos veces antes de disparar mi carga en su boca hambrienta. Hablamos más tarde sobre si deberíamos aparecer para la sesión de fotos con Jim, basándonos en las fotos porno. Sandy dijo que probablemente era solo una parte del negocio que le daba un poco de dinero extra.
Ese sábado, Sandy ayudó a Heidi a vestirse para la sesión fotográfica. Eligió un par de pantalones cortos blancos muy bonitos con un cinturón negro que apenas cubría su trasero. También eligió un top azul con tirantes finos que dejaba un pequeño espacio entre los pantalones cortos y su camisa. Mostrando solo un pequeño indicio de su linda barriguita. La llevó al baño y también le puso maquillaje. Solo un poco de delineador de ojos y rímel para oscurecer un poco sus ojos. Cuando llevó a Heidi al auto, ¡no podía creer lo sexy que estaba!
Condujimos 45 minutos hasta el estudio de Jim y cuando llegamos, Jim nos estaba esperando con su asistente Mary. Mary era una mujer de unos 30 años, cabello rubio corto y un cuerpo decente, pero lejos de ser una belleza, que lo ayudó a instalar las luces y otras cosas. Todos nos presentamos y Mary llevó a Heidi a la parte de atrás mientras Jim, Sandy y yo firmamos los papeles. Jim nos acompañó de regreso al estudio, que era un escenario que parecía una sala de estar sencilla. Sofá, sillas, alfombra; si no estabas en el estudio, habrías pensado que estabas en la casa de alguien.
Mary sacó a Heidi y le agregó un poco de base. La llevaron al sofá mientras Sandy y yo nos quedamos en la esquina trasera. Después de unas sencillas instrucciones, Jim comenzó a tomar algunas fotos básicas de Heidi en el sofá, haciéndola sentarse, pararse y haciendo fotos divertidas. En una de ellas, la tenía de rodillas mirando por la "ventana" mientras la fotografiaba desde atrás.
Los pantalones cortos que Sandy había elegido estaban funcionando, porque su pequeño trasero se asomaba por debajo de ellos. Jim la mantuvo en esa pose durante un buen rato; la hizo inclinarse más, mirar por encima del hombro a la cámara. Sentí que Sandy se movía incómodamente a mi lado, saltando sobre sus pies. En ese momento pensé que estaba nervioso por cómo Jim estaba fotografiando a Heidi. En la siguiente pose, tenía a Heidi sentada en el suelo con un osito de peluche en su regazo. Estaba sentada con las piernas cruzadas con el osito justo en su regazo.
Jim estaba tomando muchas fotos de ese tipo y le sugirió que acercara al oso y lo abrazara. Cuando lo hizo, dejó expuesta su entrepierna y quedó casi completamente descubierta por la forma en que estaba sentada. Vi que la cámara de Jim también se dio cuenta de esto y tomó muchas fotos de ello. Jim se llevó al oso y le pidió que levantara las manos por encima de la cabeza y cruzara los dedos detrás de ella. Su camisa se levantó mucho con la entrepierna aún expuesta.
La cámara de Jim prácticamente se sobrecalentó con la cantidad de fotos que tomó. Dijo que necesitaba cambiar de lentes, así que le dijo a Heidi que se relajara por un segundo. Mary le trajo a Heidi un refresco con una pajita y le dijo que lo bebiera. Mientras todo esto sucedía, apenas me había dado cuenta de que Sandy se había movido para pararse frente a mí y había apoyado su trasero contra mi polla. Puse mis manos en sus caderas y la acerqué más. Mary y Heidi estaban hablando, y Heidi dijo que la última pose le había hecho doler los brazos, así que Mary le estaba frotando los hombros. Jim le preguntó si Heidi llevaba sujetador, a lo que ella respondió que no, así que Jim le pidió a Mary que hiciera que Heidi se "excitara" un poco para las siguientes fotos.
Las manos de Mary se deslizaron rápidamente desde los hombros de Heidi hasta su pecho y frotaron su pecho plano, cuando los pezones de Heidi se endurecieron y asomaron a través de la camisa. Mary les daba suaves tirones y torsiones, y Heidi cerró los ojos y se mordió el labio inferior. Una vez que sus pezones estuvieron duros como piedras y visibles, Mary salió de la escena y Jim reanudó la filmación.
Nos quedamos impactados por esto, pero no hicimos nada para detenerlo. Creo que Jim tomó eso como un consentimiento implícito para hacer más. Hizo que Heidi abriera las piernas para él y levantara las manos nuevamente. Sandy gimió audiblemente en mi agarre, mientras deslizaba una mano por la parte delantera de sus pantalones cortos. Fui a tocar su coño y descubrí, para mi gran sorpresa, que se lo había afeitado completamente. Su raja estaba empapada, mirando a su niñita posar para una película porno. Ella gimió mientras yo encontraba su raja y su clítoris húmedos.
De vuelta en el plató, Jim hizo que Heidi bajara uno de los tirantes y desabrochara el botón superior de sus pantalones cortos. Le repetía una y otra vez lo sexy que era, lo buena modelo que era y lo perfecto que parecía todo. Los ojos de Heidi estaban medio vidriosos, pero estaba haciendo todo lo que le decían. (Más tarde descubrimos que Jim había puesto algo en el refresco que le había dado a beber a Heidi).
Mi esposa y yo nos quedamos en shock cuando Jim le dijo a Heidi que se quitara la remera, ¡y ella lo hizo! Se la quitó de la cabeza, mostrando su hermoso pecho plano y sus hermosos pezones. Jim se acercó más y tomó fotos. Sandy se había desabrochado los pantalones cortos para mí, y yo estaba metiendo y sacando mi dedo frenéticamente de su raja húmeda. No nos habíamos dado cuenta, pero Mary estaba trabajando sus pezones con fuerza a través de su remera. Sin que nadie se lo dijera, Heidi había deslizado su mano por sus pantalones cortos y estaba frotando su coño calvo.
Jim le dijo que se las bajara para que todos pudiéramos ver lo que estaba haciendo. Ella obedeció, se quitó también las bragas, las deslizó hasta los tobillos y abrió las piernas. Su hermoso coñito estaba ahí, pelado y apretado, mientras ella lo frotaba de arriba a abajo con un dedo.
Sandy había llegado detrás de mí y tenía mi polla afuera acariciándola mientras yo la tocaba con fuerza. Mary estaba debajo de su camisa, amasando sus tetas y trabajando sus pezones, todo mientras nuestra pequeña estrella se sentaba frente a nosotros tocándose su pequeño coño calvo. Jim le dijo a Heidi que metiera un dedo, y cuando lo hizo, toda la habitación gimió. Heidi inclinó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y se estaba metiendo, ¡mientras Sandy guiaba mi polla hacia su agujero rogándome que la follara! El ritmo de Heidi aceleró y pudimos ver que estaba a punto de correrse y una mano se deslizó hasta su pecho para jugar con sus pequeños pezones.
¡Qué buena zorra!, comentó Mary. El cuerpo de Heidi empezó a tensarse y a ponerse rígido, ¡y tuvo un orgasmo delante de la cámara para todos nosotros! Gimió en voz alta, lo que me llevó al límite, y descargué una gran carga directamente en el coño húmedo y cachondo de Sandy. Todos nos quedamos allí parados en silencio mientras Heidi disfrutaba del resplandor de su orgasmo. Su pequeño cuerpo estaba flácido y ella trabajaba lentamente su coño calvo, disfrutando del momento.
Nadie dijo nada, pero todo quedó limpio, Jim nos pagó 500 dólares por la sesión y nos fuimos. Seguro que volveríamos a contratar a Jim.
Continuará

Mis nuevas vecinas, Parte 01
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Me describo como soy, tengo 24 años mido 1.70 soy de piel entre morena y piel clara, tengo un cuerpo casi atlético y me gusta socializar mucho con la gente.
Era un día caluroso más de verano, yo acaba de entrar de vacaciones después de un largo semestre en la facultad en donde estudio. Vivo solo en una casa que mis padres me regalaron por entrar en la universidad y por la cercanía de esta, es una villa de casa en donde la gente compra o renta esas casas nuevas así que vivía en una en donde a los lados no tenía vecino y no era muy poblada.
Un día como cualquier otro andaba encerrado en mi casa, escuche que la casa de alado había mucho ruido así que me asome por la ventana que tenía y vi claramente que un camión de mudanzas y una camioneta estaban estacionándose en frente de la casa y supuse que tendría nuevos vecinos, inmediatamente vi que los empleados de la mudanza bajaron y empezaron a bajar varios muebles, colchones y sillones. En eso vi que en la camioneta se bajó una hermosa mujer que me cautivó con su belleza, era de estatura normal, cabello negro largo, con un cuerpo que cualquier hombre dejaría con la boca abierta, pero lo que más me llamó la atención fueron sus grandes pechos, vi que ella se fue a la parte de atrás y abrió la puerta sacando maletas entre otras cosas al final salió una hermosa niña que jamás pensé que en mi despertara un gusto por las niñas, yo le calculaba la de edad de 7 años, su cuerpo era normal como de cualquier niña, era muy hermosa la verdad, tenía un cabello igual de largo y negro como de su madre, eran como dos gotas de agua, la vi bajar dando saltos de alegría detrás de su madre hasta entrar en su nueva casa.
Yo al quedar muy cautivado por la bellezas de mujeres que vi, me animé para ir a saludarlas y darles una calidad bienvenida, así que salí y esperé a que la mujer saliera y así fue salió para asegurar que la mudanza bajara todo lo que traía, así que me acerqué a ella y la saludé diciendo:
-“bienvenida nueva vecina, me llamo Oscar”
-“Hola, gracias, me llamo Vanessa”
En ese momento nuestra plática fue interrumpida por su linda hija que vino corriendo hacia su madre, ella le dijo:
-Hija, el es nuestro nuevo vecino saluda
Entonces la niña pegó un salto y me abrazó diciendo hola, algo que no esperaba realmente, sentí el calor de su cuerpecito junto al mío. Su madre dijo que ella era así de cariñosa con todos, ella dijo que se llama Elizabeth.
Vanessa interrumpió nuestra plática al decirme que ella tenía que ver que la mudanza bajara toda pertenencia que traía y que aún había cosas que bajar de su auto, a lo cual me animé y le dije que la ayudaría, ella insistió que no pero al final ella accedió. Cuando terminamos, ella me dio las gracias y como recompensa me invitó a cenar en su nueva casa, lo cual dije que no era necesario, que solo quería ayudarla, pero ella insistió ya que quería celebrar su nueva vida que estaba por comenzar, así que acepté gustoso.
Esa noche cenamos, platicamos de muchas cosas, como que ella tenía un esposo pero ella la abandonó y que ese fue un motivo para cambiarse a una nueva casa, y también me platico sobre su hija y ahí supe que ella tenía 7 añitos (que por cierto, si era muy cariñosa, a cada rato no dejaba de abrazarme y eso mi palo se ponía 100 cuando sentía su rico cuerpecito). La cena terminó y yo regresé a mi casa pensando en esas dos bellezas, de pronto sin darme cuenta ya me estaba masturbándome algo que nunca pensé hacer.
Al día siguiente a eso de las 7:30 am, me despertaron llamaron a mi puerta eso me enojó mucho porque no me gusta que interrumpan mi sueño fui abrir pensando que era un vendedor esos cuando me doy cuenta que era Vanessa vestida con una blusa muy provocativa que dejaba ver todo su escote. Ella muy apenada me pidió de favor de cuidar a su hija porque ella tenía que salir a ver unas cosas y como la nena no había despertado temía que ella se quedara sola. En ese momento el sueño y el enojo que tenía desaparecieron dándome un sinfín de ideas para aprovecharme de esa nenita, le contesté que no hay ningún problema que yo la cuidaría, ella me dio las gracias y me dijo que volvería a las 4 de la tarde y me dio las llaves de su casa para entrar (Si que esa mujer me tenía mucha confianza a pesar que apenas nos conocimos ayer).
Entonces después de que ella se fuera inmediatamente me cambié y desayuné y me fui a esa casa, meto la llave y abro la puerta, no vi a esa nenita que tanto deseaba supuse que aún dormía así que me senté en el único sillón que había mientras esperaba que ella despertara. A los 10 minutos escucho el ruido de una puerta en el pasillo que se abre, supuse que era mi princesa, volteo y me doy una gran sorpresa al verla, ¡estaba solo en pantis! Pude ver todo ese lindo cuerpecito desnudo, vi con gran detalle, un lindo pecho plano, sus penzoncitos rosaditos unas lindas y carnosas piernas que no se cómo es que me contuve al no saltar sobre esa chiquilla. Ella se dirigía hacia la sala, entonces pude volver al mundo y pensé que Eli se asustaría al verme y estando casi desnuda aun más. Ella me vio y no reaccionó de la manera como yo estaba esperando, ella corrió hacía mi abrazándome diciendo Hola buenos días Oscar, en ese momento me sentí en el cielo al sentir el calor de ese cuerpecito desnudo yo con algo de timidez le acaricié su espaldita pensando que ella se asustaría. Tenía mi pene casi al reventar y acabar en mis pantalones, pero saque muchas fuerzas para que eso no pasara.
Ella preguntó por su madre a lo cual le respondí que ella salió a ver unas cosas, ella inmediatamente fue al comedor a desayunar aún estando semi desnuda, ella terminó y se fue al baño, imaginé que ella se iba poner algo de ropa, al poco tiempo vi que salió aún desnuda y fue directamente hacia mi y se sentó, yo algo nervioso le pregunté por que estaba sin ropa, ella me contesta que así le gusta dormir porque había mucho calor y que le gusta andar asi de desnuda en su casa. Yo me puse a pensar: que chiquilla tan confiada y más la mamá sabiendo que su hija hace eso.
Entonces Eli se sube en mis piernas y yo sentí sus suaves nalgas en mi duro pene a punto de explotar, me dio mucha tentación de aprovechar a tocar ese cuerpo desnudo pero me contuve pensando que ella se asustaría, ella se voltea quedando cara a cara diciendo que ibamos a jugar, lo cual yo le respondí, lo que sea Eli, ella dijo que quería salir a correr en su patio y yo le dije está bien, ella salto de mi con mucha alegría y fue directo al patio y empezó a correr diciendo que no la atrapaba, claro yo me hacía que no la alcanzaba pero en eso me dio una idea de cuando la alcanzara iba aprovecharme de ella cargandola desde sus brazos y tocándole su inexistente pecho y sentir sus pezones, asi que lo hice lo mas natural parz qu ella no se incomode y así fue, ella no sospechó nada y lo vio como juego y me decía que le hacia cosquillas, todo bien hasta que ella se cansó y los dos estabamos muy sudados que decidimos entrara la casa para tomar agua y refrescarnos.
Encendí el ventilador y me senté en el sillón y ella se sentó en mis piernas volviendo a sentir su rico culito en mi pene. En eso tuve una idea mientras estabamos refrescándonos, le dije que había mucho calor, ella me contesta si, y le dije que sería mejor que se quitara las pantis para que estés más fresca, ella me contesta con alegría: ¡Que buena idea! En eso se levanta de mis piernas y empieza a bajarse su panti y lo pude ver, esa vaginita virgen sin bello, inchadita, blanquita, ahi estaba completamente desnuda ante a mi, la verdad no pensé que esta nena lo haría. Entonces ella me dice que no val así ya que yo no estaba desnudo como ella, yo le hice caso y me desnudé inmediatamente y ella lo primero que vio fue mi pene al 100, se le quedo viendo un rato y me dijo: Tu pilín está muy grande. Yo le respondí: está así porque estás muy bonita desnuda. Ella me contestó alegremente: ¡si! ¡Soy bonita!
En eso me siento en el sillón de nuevo y ella sorprendente se sienta en medio de mi pene erecto siento todo su culio, ella algo incómoda empezó a moverse haciendo así que mi pene esté a punto de explotar, no se como pude aguantar toda esa sensación, ellase acomodó y se quedó quieta. Agarré mi celular y nos pusimos a ver videos de gatitos graciosos de youtube, Eli estaba más que divertida, ni parecía que le incomodaba de que estabamos desnudos y que mi verga este en medio de su rajita de su culito.
Entonces tome valor y la empecé a acariciar su espalda, hombros luego empecé a acariciar sus pezones, noté que su respiración cambió, ella no decía nada a mis caricias, le besé su mejilla, cuello, espalda sin dejar de jugar con sus pezones, luego bajé mis manos a sus muslos acariciando y subiendo poco a poco a su vaginita, las risas de Eli desaparecieron y ella empezaba a gemir y su respiración era igual cuando terminamos de correr en su patio. Empecé acariciar si vaginita, a masajearla muy cuidadosamente, le pasaba mi dedo en su rajita sintiendo algo húmedo, me detuve y le pregunté que si le estaba gustando, ella me dijo que si y que yo siguiera. Así fue, continué con las acaricias y ella con sus pequeños suspiros y gemidos, era algo tan erótico esos sonidos con su voz infantil, mi pene me dolía, estaba mas que al 100. Entonces la levanté y la acoste abriendo sus piernas para poder saborear esa rica vaginita ya húmeda por mis acaricias. Tomé todo ese néctar dulce que soltaba, ella gemia con más fuerza cada vez que pasaba mi lengua, mientras disfrutaba aquel néctar con una mano jugaba con sus pezón y notaba que ella le gustaba mucho eso ya que vi con su propia mano jugaba con su otro pezón. Ya la tenía a mi merced ya andaba muy exitada, y la verdad no pensé que una niña de 7 años podría tener orgasmos y disfrutarlos.
Me detuve y le dije que me haga lo mismo conmigo, ella algo confundida preguntó: ¿Que debo hacer? Yo le contesté: princesa debes de chupar mi pilín asi como lo hice con tu cosita. Ella dijo está bien, acto seguido tomó mi pene con ambas manos ya que estaba muy parado y con trabajo se lo metio a la boca, pude sentir que su lengua lamía mi pene y cuando empezó a succionar fue algo indescriptible que estuve a punto de eyacular, solo cerré mis ojos y me aguanté. Le di instruciones que debe chuparlo como si fuera una paleta, así lo hizo, era tanto el placer que me ofrecía esta nena que a los pocos minutos la separé y eyaculé en mi mano. Ella vio como salía todo ese semen que tenía guardado tanto tiempo y preguntó: ¿Qué es eso? Yo le contesté: Es semen, sale cuando una niña bonita le chupa el pene a un hombre. Ella se acercó aun mas para ver con mas detalle aquella sustancia, lo vio y dijo que parecía leche y que olía algo raro, entonces Eli hizo algo que nunca se me ocurrió en mi cabeza: con un dedo lo sumergió y lo probó, haciendo muecas tratando de descubrir su sabor, ella hizo un movimiento indicando que se lo había tragado, luego con una sonrisa dijo: sabe muy rico. Eso me puso mi pene de nuevo al 100, ella sin pena alguna tomó mi mano y con su lengua poco a poco se comió toda mi venida haciendo al final un movimiento de lengua diciendo que estuvo muy rico, yo estaba que mi pene eyacularía en cualquier momento.
Luego que Eli se comiera toda mi venida, acto seguido tomó mi pene erecto de nuevo y dijo que quería más y empezó a succionar como si fuera un popote esperando a que mi leche saliera, no puede aguantar y eyaculé dentro de la boca de mi angelito, Eli se tomó toda mi venida de nuevo, haciendo que mi pene se vuelva flácido.
Yo caí rendido, Eli seguía limpiándose los restos de mi semen en sus manos, de nuevo ella se sentó sobre mi pene, todos sudados estábamos, así que tuve una idea, le dije a mi angelito que si nos bañáramos, ella empezó a brincar de alegría sobre mi pene, y así fue, nos fuimos a su baño. Nos limpiamos mutuamente, igual aproveche de nuevo para acariciar y saborear de nuevo su vagina.
Salimos del baño y me di cuenta de la hora que ya eran las 3 de la tarde, aún faltaba una hora de que su madre llegara, así que ya frescos, salimos a la sala desnudos. Claro yo seguí con mis acaricias en sus pezones y en su pequeña vagina, hasta que ya dando casi las 4 le dije que se vistiera, lo cual me obedeció y le dije que lo que hicimos no se lo digiera a nadie ni a su mamá, que era un juego secreto entre nosotros, ella me juro que no lo diría.
Luego pasado de las 4 escucho que su madre llegó, abrió la puerta diciendo: ¡Hija ya llegué! La nena salto del sillón y fue hacia los brazos de su madre. Ella me vio y me dijo: -Pensé que no estarías aquí, muchas gracias por cuidármela. Yo le contesté: – No hay ningún problema, me divertí mucho con ella (en realidad su supiera que su hija es una experta mamando). Yo entonces me despedí de ella de beso en la mejilla y Vanessa le dijo a su hija que se despidiera, ella me abrazó diciéndome nos vemos, luego escuché que su madre le dijo: -Dale un beso de despedida, lo cual lo hizo pero no de la manera que yo esperaba, me dio un beso en la boca enfrente de su madre, yo algo apenado pensé que diría algo o que su madre sospechara de algo, solo ella se rió y dijo: – Que tierno beso, no te preocupes, ella es así de cariñosa.
Luego salí de esa casa para solo dar unos pasos hasta la mía, entro a mi casa y me dirijo a mi habitación cayendo sobre mi cama y recordando y pensando de lo que pude disfrutar de esa niña de 7 años, nunca pensé que esa chiquilla pudiera despertar algo de mí que no conocía.
Esa fue la primera parte, aún hay más cosas que debo contarles especialmente lo que pasó al día siguiente. Fue algo realmente un día con muchas emociones fuertes.
Continuará

Mi aventura, Parte 03 (de Melkor)
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Decidí que iba a encontrar una manera de hacer lo que yo quería con papá, o más bien convencerlo de que hiciera lo que quisiera conmigo, era muy diferente a encontrar la manera de hacerlo realidad. Al día siguiente, volví a casa de Becky con todas esas grandes fantasías de pestañear y que papá me levantara en vilo para llevarme arriba, a su habitación, donde me violaría hasta el cansancio. Obviamente, había leído demasiadas novelas románticas.
Llegué a casa justo a tiempo para hacer las tareas del hogar, luego me tocó a mí preparar la cena y antes de darme cuenta, papá y yo estábamos acurrucados en el sofá viendo una película. Traté de obtener una respuesta siendo cariñosa y cariñosa, pero lo único que conseguí fue un abrazo y un "Yo también te extrañé cuando estabas en casa de Becky anoche". Qué tonto.
Lo sé, podría haberme desnudado y haberme tirado sobre él, pero no creo que eso hubiera funcionado. Estoy segura de que lo habría asustado (es un tipo anticuado) y habría arruinado nuestra relación para siempre. Yo quería una mejor relación, no destruir la que ya tenía. Tenía que encontrar el camino correcto, preferiblemente uno que lo hiciera saltar sobre mis huesos.
Al levantarme a la mañana siguiente, me di cuenta de que las cosas no iban a suceder por sí solas. Tenía que hacer que sucedieran. Traté de pensar en las veces en las que papá se había centrado en mí como persona y no como su hija. La última vez fue cuando me torcí la muñeca el otoño pasado al caerme de la bicicleta.
¡No fue mi culpa! Iba de camino a la casa de Becky y la última tormenta había arrastrado un poco de grava al camino y no pensé que estaría tan resbaladizo y automáticamente bajé la mano para agarrarme cuando resbalé y me caí. Al menos no me la rompí. Papá actuó como si me hubiera amputado el brazo cuando entré a la casa sujetándome la muñeca.
Papá se preocupó mucho y me ayudó mucho mientras sanaba, prestándome mucha atención y todo eso. Pero, una vez más, era más una cuestión de preocupación paternal. ¿Cómo podía lograr que me viera como una mujer y no como una niña? Aunque ayudaría si me viera como una mujer. Dios, deseaba que mi cuerpo se pusiera en marcha y me diera algunas curvas para impresionar a papá.
Aunque espero no tener acné. Pobre Lisa, tiene un caso muy grave. Una vez me dijo que preferiría cambiar mi falta de desarrollo por su figura y su acné en un santiamén. No estoy segura de que yo haría ese cambio. Sin embargo, no se lo dije. Ella es mi amiga y no soy estúpida.
Así que, volviendo a mi historia, a la mañana siguiente, mientras me cepillaba los dientes, me miré en el espejo y me vi en camisón. ¡No me extraña que papá no me tomara demasiado en cuenta como mujer! Me vestía como una niña pequeña. Si quería que papá pensara que yo era sexy, ¡tenía que verme sexy!
Estaba a punto de entrar corriendo a mi habitación para rehacer por completo mi guardarropa, cuando papá me llamó desde abajo. Me había olvidado por completo de que era domingo y tenía que apurarme para prepararme para ir a la iglesia. Por un momento pensé que Dios me estaba jugando una mala pasada, poniendo constantemente obstáculos en mis planes de hacer lo que yo quería con papá, y luego me sentí culpable por ser tan... sacrílega.
De todos modos, fue bueno ver a todas mis amigas en la iglesia, Becky, Lisa, Staci, Melissa y Tami. Me hubiera gustado pedirles consejo sobre cómo hacer que mi papá me atacara, pero aunque Becky sabía cómo me sentía, no tenía la suficiente confianza para pedirle ayuda a nadie. Además, lo veía como un desafío que quería resolver por mí misma.
Al menos, finalmente logré ordenar mi ropa después del almuerzo mientras papá limpiaba la piscina. En realidad, me sorprendió que mi montón de ropa "sexy" fuera tan grande. A veces, vale la pena ser una niña de once años adicta a las compras y a la moda. Sin embargo, mi ropa de dormir era completamente inaceptable. Dudaba que pudiera convencer a papá de que fuera a algún centro comercial esta tarde. Realmente había demasiado que hacer antes del lunes y no me gusta que me apuren cuando voy a comprar ropa.
Entonces, un viaje de compras para renovar mi guardarropa tendría que esperar hasta el próximo fin de semana. Maldita sea. Entonces tuve una inspiración. ¡La mamá de Becky! La mamá de Becky todavía se veía muy bien para su edad. ¡Caramba, tenía cuarenta y un años, incluso más que papá! (¡Espera, no lo dije así!) De todos modos, la mamá de Becky usaría algunas de las camisetas viejas de Greg con un bikini de satén. Podía ver que Greg lo apreciaba cada vez que iba a dormir a su casa. Siempre la vigilaba dondequiera que fuera. ¡Podría intentarlo!
Corrí por el pasillo hasta la habitación de papá para hurgar en sus cajones y encontrar algunas de sus camisetas más viejas que pudiera... adquirir. Sin embargo, no creerías el olor de la ropa de papá cuando abrí su cajón. Era un aroma almizclado a hombre, como a cuero viejo. Pensé que mis ojos se pondrían en blanco hasta la nuca de lo bien que olía. Casi quería hacer un nido en el cajón y mudarme allí.
¿Por qué no me había dado cuenta del olor de la ropa de papá antes? Quiero decir, mi trabajo era lavar la ropa desde que papá encogió accidentalmente mi par de jeans favoritos. Así que no era como si nunca hubiera estado cerca de su ropa. Pero esto era completamente diferente.
Creo que me habría pasado toda la tarde allí disfrutando de ese olor a papá masculino si el sonido de la puerta de abajo no me hubiera hecho entrar en razón. Tenía una idea bastante clara de qué camisetas quería y rápidamente las encontré en el fondo del cajón. Dudo que se perdiera mi oportunidad de agarrarlas.
Me apresuré a volver a mi habitación para examinar mis premios. Rápidamente me probé el primero y al principio me decepcioné. El escote en V era perfecto, siempre listo para deslizarse por un hombro u otro. El problema era el dobladillo. Yo era alta para mi edad, 1,62 m, pero papá medía 1,88 m, y el dobladillo de su camisa me llegaba casi hasta las rodillas. Estaba bastante decepcionada por este obstáculo en mi plan, cuando se me ocurrió otra idea genial: ¡la máquina de coser de mamá! ¡Podría usarla para levantar el dobladillo hasta donde pudiera asegurarme de que papá lo notara! Ya había usado la máquina de coser antes para "ajustar" algunos de mis atuendos, digamos, menos favorecedores, así que volver a hacer el dobladillo de algunas camisetas fue fácil. Problema resuelto.
Cuando terminé, el dobladillo quedó apenas a una pulgada por debajo de la parte inferior de mis bragas. Perfecto. Cada vez que me estiraba o me agachaba, papá se aseguraba de echarle un vistazo. Ahora, las bragas.
Ya había colocado mis calzoncillos de niña en la pila de ropa no sexy. Me quedaban suficientes braguitas de tiro bajo y de bikini para que me duraran hasta la salida de compras de la semana siguiente. Sería aún mejor si pudiera meter algo aún más sexy en mi armario. ¡Algo de encaje o mejor aún de satén! ¡Eso volvería loco a papá! Solo tenía que encontrar una manera de adquirir mi último cebo. ¡Esto estaba mejorando cada vez más!
Estaba muy nerviosa esa noche, después de prepararme para ir a la cama y bajar a ver la televisión con papá. Respiré profundamente en la entrada de la sala familiar para calmar las mariposas en el estómago y luego, tranquilamente, entré a sentarme a su lado, como solíamos hacer.
No creo que me haya notado al principio, pero cuando lo hizo, ¡GUAU! ¡Genial! Pensé que se le saldrían los ojos de las órbitas.
—Umm, Amy, ¿qué le pasó a tu camisón? ¿Por qué llevas puesta mi camisa vieja?
—Papá, me estaba quedando pequeña. Pensé que tu vieja camisa sería lo suficientemente amplia. ¿Te gusta? —Estiré los brazos para enfatizar la amplitud. Traté de no ser demasiado obvia. Papá era tan anticuado que no quería provocarle un ataque al corazón. Solo quería que se diera cuenta de que ya no era una niña. Le dirigí la típica mirada inocente y la sonrisa tímida y casi pude ver cómo se derrumbaba. No lo ayudó el hecho de que fuera suya la regla de que podía vetar cualquiera de mis prendas que usara fuera de la puerta de entrada, pero yo podía usar lo que quisiera dentro y fuera de la casa.
—¿De verdad es mucho más cómodo? ¿No podríamos ir de compras mañana después de la escuela y comprarte algo más... apropiado?
Esa fue una oferta horrible que no había considerado. Al menos logré darle un "bueno, veremos algo entonces". Recuerdo que pensé en qué tipo de excusa tendría que inventar para no salir mañana. Por mucho que quisiera comenzar a actualizar mi vestuario, no quería correr el riesgo de que papá arruinara mis planes eligiendo algo irrazonablemente conservador para mí. Aun así, mi asalto al Monte Daddy había comenzado. Ahora era solo cuestión de tiempo.
Y así comenzó mi viaje para convencer a mi papá de que me cogiera. Antes me sentía mal por lo solo que debía sentirse cuando algunas de las mujeres solteras de la iglesia no despertaban su interés. Ahora estaba muy contenta. ¡No había competencia!
Creo que devoré todas las novelas románticas que pude conseguir que describieran el arte de la seducción y probé todas las que pude. Era difícil tener paciencia, especialmente cuando no estaba segura de mi progreso. Sin embargo, sabía que estaba logrando algún tipo de progreso, porque él se volvió menos puritano con respecto a mis elecciones de ropa a medida que pasaban las semanas. Estaba llegando al punto en que solo las prendas más atrevidas hacían sonar su alarma de anticuado.
Mientras tanto, en una de mis visitas a la casa de Becky, ella logró convencerme de que me quitara la parte de arriba mientras estábamos jugando. Entonces descubrí lo increíble que se sentía que alguien lamiera y chupara mis pezones y también lo hiciera con otra persona, especialmente cuando esa persona ya tenía un par de pechos bastante bien formados.
Aún mejor fue que Becky se diera cuenta de que mis areolas habían crecido junto con mis pezones; al menos era una señal de que la pubertad finalmente estaba en camino. Estaba tan feliz hasta que Becky bromeó sobre tener que esperar hasta Navidad para que me salieran los pechos, lo que le valió otra pelea de almohadas. Aun así, era una señal más de que pronto tendría la figura que esperaba que hiciera que papá se fijara en mí como mujer y no como niña. Todo ayudó. Sin embargo, resultó que no debería haberme molestado en preocuparme. Resultó que él realmente se estaba dando cuenta después de todo. Lástima que no fue hasta que leí su versión de nuestra historia para descubrirlo, el sinvergüenza.
Aunque me daba cuenta de que había empezado a abrir una grieta en el muro del paternalismo inocente de papá, a veces sentía que mi búsqueda iba a durar una eternidad. Aun así, mi preocupación por seducir a papá hizo que el tiempo pasara muy rápido y, antes de que me diera cuenta, era el 22 de abril. ¡Mi duodécimo cumpleaños!
El sábado por la tarde tuvimos una fiesta en la piscina y todos mis amigos estaban allí. El clima era perfecto, finalmente cálido. Quien diga que no hace frío en invierno sólo porque no nieva está mintiendo. Hubo música, comida y la tradicional tarta y helado. Mis amigos me dieron algunos regalos increíbles. La última foto de Justin Bieber para mi iPod, unos jeans A&F muy lindos que realmente me quedan bien y Becky me regaló un collar muy lindo. Sin embargo, hubo dos cosas que lo hicieron particularmente memorable.
Primero fue el bikini de Staci. Siempre he preferido los trajes de baño de bikini desde que tengo memoria y solo usé uno de una pieza para el equipo de natación. Ahora bien, mis primeros bikinis eran extremadamente... conservadores. Muy parecidos a los que usaría una niña pequeña. Incluso en mi fiesta en la piscina la mayoría de nosotras usábamos variaciones de ese bikini clásico diseñado para niñas. Pero Staci no, no hoy.
Era de un azul pálido con braguitas de bikini de corte alto, similares a las que se encuentran en las tiendas. La parte superior le llegaba hasta el pecho y se levantaba para cubrir sus pechos y atarse alrededor de su cuello. Realmente enfatizaba su escote. No era justo. Sin embargo, hizo algo. Me hizo querer tener mi propio par, pero más sexy. Ahora solo tenía que encontrar una manera de adquirir uno propio. Pronto.
El segundo fue el regalo de papá. Fue el mejor de todos. Casi se me salen los ojos de las órbitas cuando abrí su pequeño regalo. Eran los pendientes de diamantes más bonitos que podría haber imaginado. Eran enormes. No eran un regalo para una niña, ¡eran algo que se le daba a una adulta! Casi me arrojé a sus brazos de la emoción, antes de recordar mi objetivo de que me viera más madura. Aun así, logré darle un abrazo sincero, un beso en la mejilla y un sincero "Gracias, papá". Trató de restarle importancia como una pena que los diamantes fueran mi piedra de nacimiento, pero me di cuenta de que estaba contento con mi reacción. ¡Genial!
Esta vez, después de la fiesta, Becky se quedó a pasar la noche en mi casa. No me había dado cuenta de que, de alguna manera, me había olvidado de mencionar los cambios en mi ropa de dormir, porque pensé que se le saldrían los ojos de las órbitas cuando me pusiera la camiseta vieja de papá.
—¡Dios mío, Amy! ¿Cuánto tiempo llevas usando eso?
Intenté restarle importancia: —Unos meses.
—No, no lo llevabas puesto cuando pasaste la noche en mi casa el mes pasado.
Le respondí: —Tal vez no quería usarlos cerca de Brian o Greg.
—Por supuesto, habrías tenido que golpearlos con un palo.
Me lo estaba pasando genial. —Tal vez sí, quizá por eso no me lo puse—. Intenté cambiar de tema. —Oye, huelo a palomitas de maíz. ¡Bajemos a ver la película!
Mi intento de distracción no funcionó. Fue como si no hubiera dicho nada.
—¿Estás bromeando? Si te pusieras eso abajo, tu papá... Espera...— Pude ver la luz en sus ojos mientras sumaba dos y dos. —¿Tu papá te deja usar eso?—
Asentí y esperé, dándome cuenta a regañadientes de que no podía guardarle un secreto a mi mejor amiga mientras ella se daba cuenta de las cosas.
—¡Dios mío, Amy! ¡Eres una coqueta descomunal al hacerle eso a tu papá! ¡Dios mío, sí que estás loca por él! ¡No puedo creerlo! ¿Se ha dado cuenta? ¿Se lo has dicho? ¿Te ha hecho algo? ¿Le has hecho algo tú a él? ¡Cuéntamelo! ¡Cuéntamelo todo!
—Shhh, cállate. No quiero que se entere. Si se ha dado cuenta, no lo sé. CREO que sí, pero no estoy segura. Oh, Becky, ¿y si no puedo hacer que me ame? No sé qué más hacer.
—Oh, Amy, la verdad es que la estás pasando muy mal. ¿Te acuerdas de Jimmy Riker y de mí, del equipo de natación de chicos, el otoño pasado? Pensé que el sol salía y se ponía con él. Lástima que resultó ser un idiota tan inmaduro. ¿Pero tu papá? ¡Eso es simplemente increíble! Tendremos que hablar de eso más tarde. Ups, tenías razón, huelo a palomitas de maíz, será mejor que bajemos rápido. Podemos hablar de eso esta noche.
No podía creer la respuesta de Becky. Pensé que ella pensaría que yo era una loca enferma por desear a mi propio padre. En cambio, pensó que era lo mejor que podía pasar. Esa era otra razón más por la que ella era mi mejor amiga. No estoy segura de si lo entendió, pero al menos lo aceptó. Hasta ahora.
Después de la película, cuando nos encontramos de nuevo en mi habitación, me encontré contándole todo. Me sentí muy bien desahogarme con alguien en quien confiaba. Ella se sentó allí en silencio mientras yo hablaba, y solo dijo brevemente "No-no" cuando la culpé por haberme puesto en esa búsqueda.
Cuando terminé, ella se acercó y me dio un abrazo.
—Oh, Amy, lo estás pasando muy mal. No sé qué decirte. —Empecé a suspirar en señal de acuerdo cuando un brillo travieso apareció en sus ojos—. ¿En qué puedo ayudarte?
Debimos haber hablado durante una hora, discutiendo planes e ideas. Fue un gran alivio encontrar a alguien que comprendiera. Desafortunadamente, no tenía ninguna sugerencia realista que yo no hubiera intentado ya. Al menos era comprensiva, y eso era lo que más necesitaba.
Hablar de cómo podríamos hacer para que papi se meta en mis bragas debe habernos puesto cachondas a las dos. Logramos una sesión de besos antes de dormir. Besar, frotar y restregarnos contra Becky fue genial, pero aun así hubiera preferido que fuera papi. En una nota más alegre, mientras nos estábamos besando, nos quitamos las camisetas y terminamos besándonos y mordisqueándonos los pechos de nuevo. ¡Fue mientras nos estábamos acariciando los pezones que Becky descubrió algo fabuloso!
—Mmm, Amy—, gimió mientras me volvía loca haciendo girar su lengua alrededor de mi pezón, luego se detuvo abruptamente y se inclinó hacia atrás. Sin embargo, logró detener mi queja descontenta cuando dijo: —¡Mira! ¡Tu pezón ya no está plano! ¡Ahora tienes tetas!
Había estado tan desanimada por mi falta de desarrollo que no le había prestado atención a mi pecho en semanas. No lo suficiente como para notarlo. ¡Pero Becky tenía razón! ¡Mi aureola había crecido y de hecho cubría un par de pechos en ciernes! Estaba tan emocionada que salté sobre Becky y le di un beso apasionado, frotando mis pechos recién brotados contra los suyos mucho más desarrollados. Fue maravilloso, hasta que un comentario travieso sobre las picaduras de mosquitos instigó una pelea de almohadas épica. Aún así, finalmente significó que finalmente había terminado de ser una niña y estaba en camino de ser una mujer. ¡Esperen a que papá se diera cuenta de esto!
Al día siguiente de esa noche épica, pude hacer un viaje de compras sin acompañante al centro comercial, solo porque papá estaba ocupado. Todavía había un gran desorden de la fiesta de ayer, pero no quiso saber nada cuando Becky y yo nos ofrecimos a ayudar. Sin embargo, casi nos hizo esperar hasta que terminara, pero en cierto modo le di a entender que no íbamos a ser solo Becky y yo las que fuéramos de compras y que nos encontraríamos con más amigos allí.
Afortunadamente, no me presionó para que le contara detalles. Realmente no me gusta decirle mentiras descaradamente a papá, es muy fácil que me descubran y su decepción sería peor que recibir un castigo. Sin embargo, no contarle hasta el último detalle no contaba, especialmente cuando no me pidió específicamente esos pequeños detalles de información.
Tener a Becky conmigo fue de gran ayuda para mejorar mi look "sexy para papá". Intentamos encontrar algunos sujetadores de encaje y cosas así, pero aunque finalmente me estaban saliendo pechos, solo pude encontrar sujetadores deportivos que me quedaran bien, y esos simplemente no servían. Excepto en la escuela, no quería avergonzarme ahora que podía mostrar "faros" a través de mis camisetas. Así que me compré un par de esos.
Pero lo que realmente hizo que ese viaje fuera memorable fue cuando Becky me arrastró alegremente hasta la sección de tangas dentro del departamento de ropa interior. ¡Dios mío! Tenía que conseguir unas. Me podía imaginar cómo se le saldrían los ojos de encima a papá cuando le mostrara un adelanto de mí con esas bragas. Becky tuvo que controlarme o tal vez hubiera agarrado todas las tangas que tenía a mi alcance.
En general, fue una gran salida de compras y me dio pena que Becky volviera a su casa, pero no podía esperar a que papá me viera con mi ropa interior nueva. Me costó mucho no correr escaleras arriba justo después de la cena para ponerme la ropa de dormir.
Sin embargo, la espera valió la pena. Después de ver nuestros programas habituales en la televisión, finalmente subí las escaleras y me preparé para ir a la cama. Fue genial cuando me puse una tanga azul bebé realmente bonita y me miré en el espejo. Al principio me sentí un poco rara, pero en cuanto vi cómo me daba la apariencia de caderas, ¡me encantó! Me puse mi camisón y bajé las escaleras para probármelo.
Me detuve en la entrada de la sala familiar y respiré profundamente. En realidad, estaba algo nerviosa, era casi peor que la primera noche que usé mi nueva camisa de dormir. Aun así, me recuperé y me dirigí al sofá con bastante indiferencia. Estaba segura de que encontraría la oportunidad perfecta para darle a papá un buen vistazo a mis nuevos atributos. Sin juego de palabras.
No tuve que esperar mucho. Papá me pidió que eligiera la película que íbamos a ver, así que me levanté y fui hasta el estante de películas. De alguna manera logré dejar caer la película que había elegido y, con un "Ups" para llamar su atención, me agaché para levantarla del piso y, "accidentalmente", le di una buena vista de mis nalgas junto con mi ropa interior nueva.
Su reacción fue todo lo que podría haber esperado. Sus ojos se abrieron de par en par y se quedaron pegados a mi trasero. Me costó no reírme. Me levanté, puse la película en el reproductor de Blu-ray y volví a la bolsa. Justo antes de sentarme, papá finalmente logró formular una pregunta.
—Amy, ¿cuánto tiempo llevas usando eso?
Opté por la respuesta inocente: —Llevo meses usando mi camisón.
—No es eso, me refería a esas bragas.
—Papá, ¿estabas mirando mi ropa interior? —Tuve que esforzarme para no reírme cuando se sonrojó. Nunca había logrado que lo hiciera antes, ni siquiera cuando estábamos teniendo "La Charla". ¡Genial! No le di tiempo para recuperarse—. No es como si alguien más fuera a verlas. Solo tú me ves en bragas y uso ropa cuando salgo. Además, son bastante cómodas.
—Deberías usar algo menos revelador. Es prácticamente indecente.
—No seas tan anticuado, papá. Además, es más de lo que llevas puesto. ¿No duermes sin ropa?
Eso hizo que se sonrojara aún más, pero lo tenía bajo mi control y lo sabía. Traté de no sonreír burlonamente mientras me acomodaba y lo escuché quejarse en voz baja otra vez sobre lo mal que estaba que los minoristas vendieran esas cosas y sobre cómo las hijas no deberían verse tan sexys.
Ese pequeño comentario no me permitió escuchar nada más. Todo lo que pude hacer fue no saltar y aplaudir. ¡Papá pensó que yo era sexy! ¡Golpe! ¡Ganador! Creo que repetí variaciones de eso para mí misma durante toda la película. Seguro que no recuerdo haberlo visto. No podía esperar para decirle a Becky lo bien que había funcionado su sugerencia. Este era el mayor éxito que había tenido hasta ahora. Lástima que tendría que esperar hasta mañana para decirle, papá no me dejaba llamar ni recibir llamadas después de las 9 p. m. El gran tontito, pero lo amaba de todos modos, a pesar de sus reglas tontas.
Así que abrí otra grieta más en la pared de las anticuadas nociones de papá sobre mi condición de niña. ¡Éxito!
Ahora, después de ver a Staci en bikini en mi fiesta en la piscina, mi siguiente objetivo era comprarme un bikini nuevo. Eso resultó ser un desafío. Casi todo lo que había disponible en el centro comercial no era lo que estaba buscando. Todavía eran demasiado conservadores, incluso las prendas de PacSun o American Eagle. Parecía que iba a tener que recurrir a Internet.
Sin embargo, tenía que encontrar el momento perfecto para hacer mi pedido. Si papá se daba cuenta de lo que realmente estaba comprando, arruinaría todo. Necesitaba estar lo suficientemente distraído como para no mirar demasiado de cerca, pero no tan ocupado como para posponerlo hasta que tuviera tiempo de mirarlo. Fue un acto de equilibrio difícil. ¿Parece que tal vez haya hecho algo así antes? Bueno, obvio...
Terminé esperando casi tres semanas enteras por el momento adecuado. Pensé que nunca llegaría. De todos modos, fue perfecto. Encontré el bikini perfecto, ah, y un vestidito negro que tenía posibilidades, varios pares de pantalones, faldas, blusas, algunos accesorios. La mejor parte fue que lo llevé hasta el resumen y el total. El resumen solo mostraba la cantidad y una descripción, traje de baño, vestido, pantalones, etc. ¡Logré sacar a papá del trabajo el tiempo suficiente para ocuparme de los datos de la tarjeta de crédito y listo! Lo único que escuché de papá cuando regresó a la oficina fueron quejas sobre el escandaloso costo de la ropa para adolescentes. ¡Genial!
Fue difícil esperar a que llegara mi paquete. Todos los días, cuando llegaba a casa después de la escuela, esperaba verlo nada más entrar. Me encantaba cómo papá respetaba mi privacidad al no abrir mis paquetes. Además, sabía que pronto le mostraría mis cosas nuevas. Aun así, me decepcionaba cada tarde cuando no llegaba. La expectación era increíble. Hasta papá notaba mi inquietud. Por sus comentarios, supuso que se debía a los nervios de no poder esperar a que llegara el verano. ¡Qué poco sabía él...!
Así que, después de casi una semana y media, finalmente llegó. Era el jueves previo al fin de semana del Memorial Day. Quería correr y probármelo en ese mismo momento, pero ahora el clima conspiraba en mi contra. Era un día demasiado aburrido para pasarlo en la piscina. Maldita sea. Al menos se suponía que el clima para mañana sería perfecto.
Continuará

El señor de las golosinas, Parte 03 (de Falkop3d)
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA
Durante casi el resto de la semana transcurrió de la forma en que relate en el final anterior. A excepción del día viernes; a partir de ese día muchas cosas cambiarían.
Casi había amanecido cuando me despertaron unos insistentes bocinazos provenientes de un vehículo fuera de la finca. Algo malhumorado, me levante a ver que sucedía. Afuera se encontraba mi amigo Eduardo; un tipo que en ese momento tenía 36 años.
Eduardo estaba histérico y muy exaltado. No dejaba de decir que había cometido el error más grande de su vida. Después de unos minutos logre que se calmara y que me contara lo que le había sucedido.
El me conto que volvía de viaje y que se detuvo para levantar a una mujer y su niña que hacían auto stop en la ruta, unos 100 kilómetros antes de aquí. Y que durante una parte del trayecto conversaron sobre cosas tontas. La niña le pidió a la madre algo de tomar; pero este le ofreció una gaseosa a la que le había colocado un medicamento que el usaba por orden médica, pero que lo había olvidado en ese momento.
Poco después la niña comenzó a sentirse mal y la madre empezó a agredirlo mientras conducía. Según Eduardo; detuvo el auto en la banquina y discutió con la mujer. Esto termino cuando mi amigo le propino un fuerte golpe y la mujer se desplomo golpeando su cabeza en una roca cercana. Llorando totalmente angustiado dijo que subió el cuerpo de la mujer al automóvil y vino para aquí; ya que esto había ocurrido no muy lejos de aquí.
Me acerque al vehículo y abrí la puerta del acompañante. Allí había una mujer de unos 40 años que parecía inconsciente y poseía un gran corte en su cabeza, del cual había emanado mucha sangre. Intente tomarle el pulso pero no lo encontraba; así que aproxime mi oído a su pecho y fue allí que me di cuenta que estaba muerta.
Abrí la puerta trasera y allí me encontré con una niña de unos 10 años que más bien parecía estar dormida. Verifique su pulso y en esta ocasión pude constatar que estaba viva; solamente estaba bajo los efectos del medicamento que le había suministrado.
Sabía que Eduardo además de ser mujeriego; tenía algunos problemas económicos. En más de una ocasión le había ofrecido mi ayuda en sociedad con sus negocios pero este siempre me rechazaba. Además de esto; el me debía un buena suma de dinero que siempre que se la reclamaba me daba alguna excusa o dilataba el plazo de entrega.
Mientras caminaba pausadamente hasta donde se encontraba mi amigo, fui ideando un plan para esta situación. De frente a él; le dije que madre e hija estaba muertas y que lo que había hecho me convertía en su cómplice. Le explique que yo me vería más afectado que el si se supiera todo; pero que lo ayudaría. Él se sujetaba la cabeza y trataba de negar todo.
Sabía que las cámaras de seguridad habrían registrado todo; inclusive la conversación que había mantenido con Eduardo y esto me serviría para chantajearlo. Busqué en la casa mi cámara digital y me dirigí al vehículo; allí fotografié los cuerpos de la madre y de la hija como si fuera un médico forense. Mi amigo observaba mientras caminaba de forma errática y perturbado alrededor del automóvil.
Retire el cadáver de la mujer; el cual coloque sobre una lona. Recordé que la finca tenía un viejo, profundo y seco aljibe. Este tenía casi 10 metros de profundidad y casi nadie sabía de su existencia ya que estaba lejos de la casa y dentro de un pequeño bosquecillo casi impenetrable.
Obligue a Eduardo a arrastrar sobre la lona el cuerpo sin vida de la mujer hacia el aljibe. Allí volví a comprobar sus signos vitales, para después revisar sus ropas y quitarle pocas las joyas que poseía. Por algún motivo, mientras lo hacia comencé a tener una terrible erección y esto me llevo a arrancas las ropas del cadáver.
El cadáver de la mujer tenía una buena figura. Sus pechos eran extremadamente grandes; lo que me hizo suponer que debía tener implantes. Una vieja cicatriz horizontal en su depilado pubis me hizo recordar que era la madre de la niña que aun yacía inconsciente en el automóvil y que esta había nacido por cesaría.
Separe las piernas de la mujer y me quite los pantalones. Eduardo al ver mis intenciones y las dimensiones de mi verga intento huir; pero lo detuve diciéndole que era tan culpable como él y que él sabía que jamás desaprovechaba a una mujer desnuda.
No sé si fue el pánico que tenia o por morbo que mi amigo se quedó observando como penetraba vaginalmente el cadáver. Unos minutos más tarde gire el cuerpo y lo penetre analmente. Esto me fue más placentero que cuando desflore el ano de Belén y pronto descargue mi semen en el cuerpo sin vida.
Alenté a Eduardo a que hiciera lo mismo y como poseído por alguna entidad demoniaca se quitó su ropa y la penetro anal y vaginalmente. Mientras lo hacía; yo tome fotografías de esto. Mi amigo descargo tres veces su néctar; una fue en el ano, la otra en la vagina y la última sobre los pechos.
Después de esto; envolvimos el cuerpo con la lona formando una mortaja funeraria, la cual sujetamos con unas cuerdas para después arrojar el cuerpo al aljibe y regresar a la finca. Allí conduje hacia la casa a mi amigo; donde le di unas píldoras de benzodiacepina junto a un vaso de whisky. Minutos después; Eduardo se relajó y se durmió sentado en el sillón. Fui hasta la habitación y me cerciore que Belén continuara durmiendo; pero empezaba a despertarse así que le dije que un amigo había llegado y no quería que la viera. Le dije que se quedara en la cama y que volviera a dormirse, cosa que hizo.
Aun me faltaba encargarme de la niña y que no tenía certeza de que era lo que había ingerido; pero sabía que tarde o temprano despertaría. Por suerte para todos aún estaba bajo los efectos del medicamento. Así que la cargue en brazos y la lleve a un pequeño almacén. Allí le inmovilice los pies y brazos. Para después amordazarla y cubrirle los ojos con una venda.
Tome los bolsos de la madre y de la niña que había en el auto y junto a las cosas que había recolectado del cadáver; los guarde en el galpón donde había colocado a la niña. Después de esto; limpie la sangre que había en el vehículo tratando de eliminar las últimas evidencias.
Era casi mediodía cuando termine todo y fui a despertar a mi quinceañera. Cuando lo hizo; le dije que se vistiera ya que la llevaría a su casa porque debía seguir hablando con mi amigo que ahora dormía en el sillón.
Antes de que se bajara de la camioneta, le entregue dos sobres; uno de los cuales tenía escrito su nombre y el otro el de su madre. En el de ella había 500 dólares y le dije que no se los gastara en tonterías y en el otro había 2000 dólares que su madre tomaría como le había dicho como pago por servicios extras de la niña. Después de darme un tierno beso en los labios y decirme que nos veríamos pronto, se despidió y entro a su humilde casa.
Regrese a la finca a esperar que mi amigo Eduardo recobrara la conciencia. Mientras tanto; hice un escrito en la computadora y edite los videos de seguridad, al igual que las fotografías. Era media tarde; cuando Eduardo se despertó y mirándome me dijo:
-Jejeje – ya sé porque te dicen tripo – tratando de ocultar lo ocurrido _
-Yo que vos no me reiría – sentencie
-Que pasa – dijo en tono gracioso – loco… amigo
-Pasa que si alguna vez me hubiera hecho caso ahora no estarías así – algo colérico mostrándole las fotos en que fornicaba con el cadáver –
-Pero … pero … - titubeando y asustándose al recordar lo que las fotos le mostraban
Le explique a mi amigo la situación en la que estaba metido; a la vez que observaba el video de las cámaras de seguridad. Le entregue una hojas en las cuales estaba escrito que él me cedía desde ese mismo momento el 60 % de todos sus negocios y que en un término de un año yo sería el dueño de ellos. Que a cambio de ello, guardaría el secreto del doble homicidio que había realizado y que además le entregaría una cantidad de dinero como para que empezara algo en otra ciudad.
También le explique las consecuencias que le traería el no cumplir o no firmar el contrato. Le dije que para algunas personas yo hacía días que no me encontraba en la ciudad y que podría presentar testigos de ello. Además de eso; le dije que yo había ocultado y destruido todas las evidencias que lo incriminaran a excepción de las fotos y video, los cuales guardaría como seguridad.
Al principio protesto y hasta trato de hacerme sentirme culpable por haber sido yo el primero que violo el cadáver de la mujer que había asesinado. Después se hizo al silencio por unos minutos para así comenzar a llorar desconsoladamente como un niño.
Lo deje solo por un rato; para que pensara en lo que debía hacer, pero no le perdí de vista. Así fue que observe como con las manos temblorosas tomo el bolígrafo y estampo su firma al pie del contrato. Tuvo que juntar mucho valor para levantarse del sillón y sin decir nada y con la cabeza gacha se marchó de la finca.
Continuará

Recuerdos de mi niñez, Parte 07 (de Veronicca)
20 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Cuando iba al colegio, tenía una amiga que me contó su historia terriblemente excitante:
Era la tercera de 4 hermanos, todos varones, y por falta de espacio, ella dormía con el más pequeño.
En esa edad de curiosidad sexual, enseguida empezó a notar como a su hermano, en muchas ocasiones se le ponía dura y ella jugaba con su pene, moviéndolo arriba y abajo ante la complacencia del chico, que llegaba a alcanzar mucho gusto, aunque todavía no le saliera semen.
En algún momento, esto debió de contárselo a sus hermanos, que eran bastante mayores que ellos, y empezó a suceder que en mitad de la noche, apareció el segundo de ellos en la habitación y le dijo al más pequeño que le cambiara la cama, metiéndose él con mi amiga y la decía:
.- Anda, hazme lo que le haces a Juanito, que dice que se siente muy rico.
Y ella se ponía a moverle el pene, el cual le agradaba más, porque por su mayor tamaño podía jugar mejor con él, y para su sorpresa, llegó un momento que sintió como su mano se mojaba y se asustó un poco, pero su hermano la dijo que no se preocupara, que eso era porque lo había hecho muy bien, y que a los chicos les salía eso cuando se lo hacían.
Otra noche, apareció el mayor en la habitación, mandando al pequeño cambiarse, y cuando mi amiga tuvo su pene en la mano, casi no podía abarcarlo con la mano porque lo encontró muy grueso y la encantaba ver como se descubría su glande al bajarle la piel. Su hermano la dijo que le diera besos y le pasara la lengua, que era muy rico, y ella empezó a hacer sus primeras mamadas, sacándole toda la leche a su hermano con su boca.
Así fueron sucediéndose varias noches, en que recibía la visita de sus hermanos, siendo cada vez más osados y buscándose más placeres hasta que empezaron a metérsela por el coño y culo, descargándose en ella cada noche.
En una ocasión, su madre descubrió a uno de ellos con ella en la cama, y aunque en ese momento, no estaban haciendo nada, ella se imaginó que la andarían tocando por todos lados y les echó una buena reprimenda, sobre todo al chico, preguntándole:
.- ¿Qué estabas haciendo con la niña?
.- Nada. Sólo dormía con ella. Mis hermanos tambien vienen.
.- Janet, ¿Se ponen a tocarte?
.- Si bueno, pero no me hacen daño.
.- Pero bueno, si es vuestra hermana. Esas cosas hacerlas con las demás niñas. Entre hermanos no se hace. Tus hermanos están mayores ya y voy a tener que llevarte conmigo a dormir.
Cuando su madre se lo contó a su marido, él no le dio importancia y la dijo que eso eran cosas de niños y que muchos lo hacen, pero que de todas formas, hablaría con ella.
Cuando el papá de mi amiga la encontró sola, empezó a interrogarle sobre lo que hacía con sus hermanos y ella le fue contando todo, porque tenía mucha confianza con él. El a escuchar todo eso, se puso muy caliente y se sacó el pene para que le demostrara como lo hacía. Los ojos de mi amiga se abrieron asombrados porque nunca había visto una verga tan grande apuntando hacia arriba de la erección que tenía y se entusiasmó pajeándola hasta que el semen de su padre salió con fuerza salpicándole la cara y manos y diciéndole ella:
.- Esto es porque te ha gustado mucho, ¿a que sí?
.- Si, se nota que ya lo sabes hacer muy bien, pero tienes que enseñarme eso que decías que te las metías en la boca.< .
- Si, mira como lo hago. Janet, agarró la verga de su padre, que ya empezaba a bajarle la erección, y al metérsela en la boca, volvió a aumentar su tamaño, ocupándole toda la boca, solamente con la mitad de su tamaño, por lo que le fue más cómoda ir chupando el glande por fuera, hasta que nuevamente un chorro de semen acabó dentro de su boca derramándose entre sus labios. Mientras, su padre ya la había estado acariciando toda la vagina, comprobando que sus dedos entraban perfectamente dentro de ella y sospechando que sus hermanos también se la habían metido por allí, lo que ella confirmó ante sus preguntas.
.- Mira, el mío es más grande que el de tus hermanos, pero ya tendrás que empezar a acostumbrarte a que te los metan así de grandes, así de grandes, así que vamos a probar, ¿de acuerdo?
.- Vale, pero primero me lo chupas bien rico, como hacen ellos antes de meterla.
.- Si hija, esto es lo más delicioso que existe. Te voy a dar mucho más gusto que ellos. Después de provocarle dos orgasmos a la niña con su lengua, puso su pene en la entrada de la vagina y con un leve empujón se la introdujo entera sin la menor queja por parte de ella, por lo que empezó a bombear suavemente, a pesar del tremendo calor que rodeaba su pene en su interior, pero no pudo aguantar más y aumentó su ritmo dándole con fuerza ante los continuos gemidos de su hija que le pedía continuar sin parar. Nuevamente, se derramó dentro de ella, alcanzando un gozo como no recordaba en mucho tiempo. Al terminar le pidió que no contara nada de lo que habían hecho y que hablaría con su madre para que la perdonara y no la mandara con su tía como le había dicho. Luego, con su mujer, tuvo la siguiente conversación:
.- Ya he hablado con la niña y me dijo que sus hermanos habían llegado a penetrarla.
.- Por dios! Menos mal que todavía no ha tenido la menstruación. Tenemos que hacer algo para que no sigan haciéndolo.
.- Si, ya había pensado como me dijiste, que lo mejor era traerla a dormir con nosotros, así estaremos más tranquilos por las noches, y por el día ya podremos vigilarla mejor. Ya hablaré con sus hermanos para que se busquen una novia, porque ellos están en una edad que lo necesitan y entiende que son hombres y al tener a la niña a mano, se desahogaban con ella.
.- Las vecinas de al lado, ya están grandecitas, a ver si tenemos suerte y se fijan en ellas y dejan un poco tranquila a su hermana. Como podréis imaginar, los chicos empezaron a tenerlo más fácil con sus vecinas y el papá la tuvo sólo para él, en los momentos que se despistaba su mujer.
Continuará