
El parque de diversiones, Parte 3 (Final) (de Janus)
19 de marzo de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Violacion, Sexo en público
"¡Gracias de nuevo!", dijo Gregg con simpatía al encargado al irse. Michelle se dejó guiar mientras se tambaleaba a su lado. La multitud en el parque de atracciones era un poco más escasa y había muchos menos empujones. Dócilmente, Michelle lo siguió hasta la fila de la noria. Si uno se fijaba bien, era obvio que no llevaba ropa interior debajo de la falda. El dobladillo de mezclilla deshilachado de su falda apenas ocultaba las esbeltas curvas de su trasero.
Tampoco había mucha fila para esta atracción. En pocos momentos, Gregg y Michelle subieron a su propia noria, elevándose hacia el cielo. Michelle observaba las luces de neón parpadeantes que adornaban el parque. El viento le alborotaba el pelo, fresco contra su rostro y la abertura bajo su falda. La joven se sentía cansada y aturdida. La escena parecía un sueño.
Observó con ojos ligeramente vidriosos cómo Gregg se quitaba los pantalones cortos, dejándolos alrededor de los tobillos. Sus ojos se fijaron en el trozo de carne tubular entre sus piernas, recordando cómo se había frotado contra él hacía apenas unos minutos.
"Ven aquí" dijo Gregg". Arrodíllate en el suelo.
Michelle hizo lo que le pidió. Sabía lo que quería que hiciera. Ella y sus amigas también se rieron de esto. Sin que se lo pidiera, abrió la boca, dejando que deslizara su pene semi-duro entre sus labios. Ella y sus amigas se habían reído de lo asquerosas y repugnantes que debían ser las mamadas, pero Michelle decidió no pensar en eso ahora. En cambio, fingió que estaba chupando una salchicha, o incluso su propio dedo. Imaginando que lo que tenía en la boca era cualquier cosa menos el pene de Gregg.
Sintió que se hinchaba y se endurecía en su boca. Succionó mecánicamente, sintiendo cómo sus labios se movían a lo largo del glande. Sin opción, dejó que su lengua acariciara la parte inferior de su pene. Sabía diferente, pero no tenía referencia ni comparación. Era innegablemente almizclado, como sudor. También notaba el ligero aroma de su propio olor de antes.
La saliva de Michelle comenzaba a acumularse en su boca. La idea de tragársela le resultaba repugnante, así que la niña de diez años la dejó escurrir por la comisura de la boca. Su pene estaba completamente erecto y tuvo que esforzarse para meter la punta en su pequeña boca. Le dolían las mandíbulas de estar tan abierta.
Chupó durante varios minutos, intentando concentrarse en algo más que la tarea en cuestión. La noria seguía girando lentamente en el cielo, deteniéndose para balancearse a intervalos regulares. Tras el sordo rugido de su propia sangre, Michelle también podía oír el estruendo del parque, el chirrido de los motores y los gritos de la gente. Las manos de Gregg le acariciaban el pelo con cariño mientras trabajaba, pero ella lo ignoró.
Sin embargo, lo oyó suspirar. Luego, un leve gemido de aprobación. Luego, otro suspiro. Sintió cómo sus manos se apretaban sobre su cabeza, empujándola con más fuerza contra su erección. Sus músculos mandibulares estaban demasiado cansados, así que él solo rozó sus labios y lengua. Podía ver su pene brillar con su baba. Como solo alcanzaba la punta, Gregg movió el puño hacia el resto de su miembro, acariciándolo con la ayuda de la saliva de la niña de diez años.
"Oh, cariño, sí", suspiró Gregg. "Todo esto es para ti, cariño..." La obligó a aferrarse más a su pene y Michelle sintió una arcada al sentirlo en la garganta. Jadeaba cuando sintió el latido de su pene, seguido de un chorro de algo caliente en la garganta. La joven entró en pánico y retrocedió, liberándose de su agarre. Su pene se le escapó de la boca y Michelle jadeó, tragando saliva involuntariamente. Asqueada, sintió un vuelco en el estómago al sentir su semen deslizarse suavemente por su garganta.
Gregg continuó acariciando su miembro, sin embargo, extrayendo varias ráfagas más de fluido blanco y caliente que cayeron sobre el rostro de Michelle. Ella se estremeció, arrugando la cara con impotencia mientras Gregg la rociaba. Cuando terminó, le soltó el hombro y ella se retiró al otro asiento de la noria.
"Mmm, qué bien", murmuró Gregg, poniéndose los pantalones cortos. Michelle se quedó quieta, sin saber qué hacer con el líquido frío y pegajoso que le corría por la cara. "Mírate", dijo Gregg. "No tienes idea de lo guapa que estás".
Se levantó y se sentó a su lado. Con el dedo, limpió un hilo de semen de su mejilla. "Espero que te hayas divertido hoy", le dijo. Michelle lo observó mientras movía el dedo, reluciente con una gran gota de semen, bajo el dobladillo de su falda. Sin querer, se abrió de piernas para él. Una oleada de humillación la atravesó al darse cuenta de lo que había hecho.
"Buena chica" dijo Gregg con una sonrisa. "Sé que te gustó lo que pasó hoy". Empezó a acariciar su raja desnuda de nuevo, su propio semen permitiéndole deslizar el dedo con facilidad entre su valle sin pelo. Michelle sintió ese hormigueo familiar cuando la tocó. Apretó la mandíbula, odiándose por disfrutarlo.
"Voy a quitarte esto ahora", dijo, quitándole la gargantilla con la mano libre. "Y podrás irte en cuanto la noria se detenga". Dejó de frotarla un momento para recoger otra hebra de semen. Con las piernas abiertas, Michelle esperó a que siguiera tocándola. Se estremeció al sentir su fluido fresco y resbaladizo contra sus partes íntimas.
"Tú también puedes, ¿sabes?" le dijo. "Tócate con tus propios dedos. No es difícil, cualquiera puede. Además, se siente muy bien, ¿verdad? La miró a la cara, pero Michelle no podía sostenerle la mirada. Tomó su mano y la metió entre sus piernas. Colocando sus dedos sobre los de ella, Gregg le enseñó a masturbarse.
"Así, sin más", le sonrió. Retiró la mano y le alisó el bajo de los pantalones cortos. Tímidamente, Michelle dejó de tocarse. La noria se puso en marcha suavemente y se detuvo cuando el coche llegó al final. El encargado abrió la puerta para acompañarlos a la salida. No notó que el cabello le goteaba en la cara.
Salieron de la zona de la noria. Michelle se tocó la garganta; se sentía extraña al liberarse del collar que la apretaba. El semen que resbalaba por su mejilla le hacía cosquillas.
"Bueno, niña", dijo Gregg. "Supongo que esto es una despedida. Hay un baño por allá si quieres asearte". Señaló el baño de mujeres. "Gracias por el buen rato", gritó por encima del hombro mientras se alejaba.
Lentamente, Michelle caminó hacia el baño. Toda la experiencia había sido desagradable, pensó, pero al menos no sufrió ningún daño físico. Michelle estaba confundida. Sus padres le habían advertido a menudo sobre los encuentros con desconocidos, e imaginó que lo de esa noche habría contado como tal. Pero estaba ilesa, sin moretones, ni sangre, ni dolor.
Michelle ignoró los lavabos y se encerró en un cubículo. Sentada, reflexionó sobre los acontecimientos de la noche. Siempre había pensado que tales encuentros con desconocidos resultarían en un destino peor que la muerte. Algo terrible que dejaría a sus padres devastados. Pero su dedo. Luego, separando las rodillas, lo usó para tocarse entre las piernas como Gregg le había enseñado.
Fin

CreamWorks Pictures presenta: "Putas del softbol", Parte 3 (Final) (de Lucy)
19 de marzo de 2025 en Jovencitas, LGBTQ+, Relatos SDPA
La prueba.
La escena tiene lugar en un gimnasio. Las cinco chicas están sentadas en fila en el suelo, con las piernas cruzadas. La cámara las recorre, enfocándose por debajo de sus faldas y mostrando sus coños desnudos. Las chicas miran a su alrededor, aparentemente aburridas, esperando a alguien.
Se abre una puerta y entran dos figuras. La primera es una mujer de unos 40 años. Es alta y robusta, con unos pechos impresionantes. Lleva una camiseta roja ajustada sin mangas, pantalones cortos rojos ajustados y una gorra de béisbol roja. Lleva el pelo largo y negro recogido en una coleta. Su compañera es una chica negra de entre 15 y 19 años. Lleva el mismo atuendo, pero de color azul. Sus magníficos pechos solo se comparan con un trasero espectacular.
"Bien, chicas", dice la mujer mayor. "Soy la entrenadora Phillips. Ella es mi asistente, Alicia. ¿Así que, zorritas, quieren ser parte del equipo de sóftbol? Bueno, es difícil ser las más zorras de la escuela, así que ¡comencemos a ver qué pueden hacer! ¡Quítense esos uniformes!"
Las chicas se levantan de un salto y obedecen. Al poco rato, todas están allí de pie, desnudas. La entrenadora Phillips y Alicia intercambian miradas. Alicia se muerde el labio.
"¡Dense la vuelta y agáchense!", ordena la entrenadora. Las chicas obedecen. La cámara recorre sus suaves traseros. El de Kim todavía está rojo de haberse follado al conserje. La entrenadora Phillips camina lentamente entre las preadolescentes, observando el culo y el coño de cada una. "Tienen que verse súper sexys, con y sin uniforme. ¡Miren a Alicia!". Las chicas se enderezan y se dan la vuelta. "Es un espécimen perfecto, tanto con uniforme como desnuda. Alicia, quítate la ropa."
Alicia se quita la camiseta sin mangas por la cabeza y la tira al suelo, luego se quita los pantalones cortos. Se queda de pie frente a las chicas, completamente desnuda. Mientras tanto, la entrenadora Phillips abre una bolsa de lona y saca cinco vibradores.
"Siéntense, chicas", dice. "Veamos qué pueden hacer con esto". Las chicas se sientan en el suelo mientras Alicia les entrega un juguete a cada una. Las chicas los encienden y empiezan a jugar con sus coños. Suaves gemidos llenan el gimnasio.
"Van a tener que hacerlo mejor", dice Alicia. Las chicas empiezan a cogerse más fuerte, y sus gemidos y suspiros se vuelven más intensos y fuertes. Mientras las chicas continúan, la entrenadora Phillips se quita el uniforme.
"Bueno, déjame verlas", dice. Las chicas le pasan los vibradores y, uno a uno, los lame hasta dejarlos limpios. Se gira hacia Alicia. "Sí, están listas para el siguiente paso".
Alicia se acerca a la primera chica, Nina, y se agacha entre sus piernas. Pronto, la asistente de la entrenadora le chupa la concha a Nina mientras todos observan. La entrenadora Phillips se acerca a la chica del otro extremo, Jessica, y se para sobre su cara. Sin dudarlo, Jessica echa la cabeza hacia atrás y empieza a lamerle la concha a la mujer mayor.
La entrenadora Phillips y Alicia avanzan por la fila, cruzándose en el medio y tratando a todas las chicas por igual. Al terminar, la entrenadora se aparta para dirigirse a las chicas. "¡Muy bien!", dice. "Bien. Un paso más. Veamos qué pueden hacer juntas. ¡Encadenamiento!"
Las chicas obedecen rápidamente y forman un círculo para lamerse el coño. María lame a su hermana, quien lame a Kim, quien lame a Nina, quien lame a Naomi, quien lame a María. El gimnasio resuena con gemidos preadolescentes. La entrenadora Phillips camina alrededor del círculo, observando, y Alicia se sienta a un lado, tocándose el coño. Después de un largo rato, la entrenadora Phillips habla.
¡Bien, chicas, buen trabajo! ¡Vamos a las duchas! ¡Todas han entrado al equipo! Las chicas saltan y animan, intercambiando besos y abrazos, y todas corren juntas al vestuario.
Fin

La secta, Parte 9 (de Cazzique)
19 de marzo de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitos, LGBTQ+, Sexo en grupo
Una de tantas mañanas sonó el timbre de la entrada y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi parado en la puerta de la entrada al sacerdote que guiaba el monasterio que se encontraba a unos treinta kilómetros del pueblo. Me sonrió amablemente y aunque con un poco de desconfianza lo dejé entrar guiándolo hasta las oficinas del templo.
A decir verdad me imaginaba que venía con uno de esos sermones que el padre de la iglesia del pueblo siempre me dedicaba cuando me encontraba por las calles, pero no, para mi sorpresa no se trataba de nada de esto, el padre Calixto, así se llama me desconcertó un poco al comentarme lo siguiente:
–Se extrañara de mi presencia en su templo y a decir verdad no lo culpo, pero nos hemos enterado de ciertas actividades que para mí son de suma importancia y me gustaría que nos hiciera una visita al monasterio, tal vez uno o dos día serían suficientes... no desconfié le aseguro que seré muy de mucho aprendizaje... ¡ya lo vera!–
–Bueno a decir verdad no sé exactamente a que se refiere pero...– dije un poco nervioso.
– ¡Amigo! No se preocupe, se lo aseguro... ¿como decirle...? nuestro retiro de paz es muy grato y usted lo sabrá apreciar... no se arrepentirá... lo espero cuando usted guste, las puertas están abiertas. –
–Bien... pues siendo así tomaré en cuenta su invitación... yo le avisaré cuando será...–
–No se preocupe en avisar amigo, las puertas están abiertas y lo espero cuando usted quiera... piénselo bien y no deje de acudir... ¡lo estaremos esperando!-
Le invite un café pero él no acepto, al parecer tenia prisa pues todavía iría a la iglesia del pueblo para tratar algunos asuntos con el padre, se despidió y salió apresuradamente, la verdad es que me quede un poco fuera de mi pensando en lo que el padre había tratado de decirme, será que se había enterado de algo y trataría de aprovecharse de esto o tal vez alguna trampa, ya que nunca había tenido yo una buena relación con el padre del pueblo. Toda la tarde lo estuve pensando y decidí que si iría pero dejaría pasar si acaso una semana para hacer la visita.
Así las cosas transcurrieron dos semanas, la secta iba bien y mis feligreses eran muy felices con las enseñanzas que todos teníamos con respecto del nuevo amor que yo les había inculcado entre todos los miembros de esta nueva gran familia, de vez en cuando venía alguna que otra chica o chico para que yo la aconsejara en cuanto a las cosas del amor que ellas y ellos deberían de proporcionar a sus padres y madres, por supuesto que las practicas eran provechosas para ambas partes.
La tarde ya caía en el poblado, eran las cinco de la tarde de un lunes, después del fin de semana tan intenso sexualmente y espiritualmente que había tenido decidí que era tiempo de hacer la visita que le había prometido al padre Calixto, dejé de encargado del templo a uno de mis ayudantes Mario que era como mi brazo derecho diciéndole que regresaba en dos o tres días e indicándole en donde me iba a encontrar por si algo imprevisto pasaba.
Tomé un caballo prestado por uno de los hermanos y me encamine hasta salir del pueblo, la tarde me iba ganado a medida que avanzaba por el polvoriento camino, de vez en cuando me cruzaba en el camino con algún hermano o hermana pero ya pasados como diez kilómetros del pueblo el camino se hacía más solitario y también cada vez más oscuro. Cabalgué durante aproximadamente dos horas y por fin en una de las colinas pude divisar a lo lejos el monasterio, tarde todavía como diez minutos más en quedar frente a la puerta de la entrada al santuario.
Bajé del caballo ya en la entrada y jale el hilo que estaba atado a una campanilla, la cual sonó graciosamente y poco después una voz tras una pequeña rendija pregunto de quién se trataba, me anuncie y podo después la pesada puerta del monasterio se abría. Uno de los novicios me recibió indicándome el camino hasta el aula del Padre superior mientras que él se llevaba mi caballo para alojarlo y darle de comer. Camine por un largo pasillo solo alumbrado por la luz de una antorcha que ardía en una pared ya que hasta este punto dentro de la sierra no llegaba la luz eléctrica, al final del pasillo se encontraba una escalera delgada por la cual subí y al llegar a la planta alta un pasillo corto con dos puertas, una de cada lado, toque una al azar, nadie respondió, luego de esperar toque la de enfrente.
–Unos instantes. – contestaron desde el interior.
Espero cerca de un minuto y luego la puerta se abrió. Un joven novicio me dijo que pasara y así lo hice, luego cerró la puerta detrás de mí, avancé en lo que parecía una sala cómoda aunque austera y me senté, inmediatamente después salió el padre Calixto a recibirme. Después de los saludos de bienvenida y esas cosas le dijo al joven novicio que me llevara a mis habitaciones y que ya mañana hablaríamos pues debería estar casado por el ajetreado viaje. Entonces salimos de esta sala y nos metimos a la puerta que antes había tocado y en la cual nadie respondió, era un cuarto grande, con un librero, una cama y un escritorio, el joven me indico que este sería mi cuarto durante la visita y luego de despedirse cortésmente salió cerrando la puerta, luego oí también como se cerraba la puerta de enfrente.
Esa noche dormí como un tronco y a la mañana siguiente el padre Calixto me estuvo mostrando todas las tareas del monasterio y me presento con los jóvenes que ahí atendía él para su futuro sacerdocio. Había cerca de veinte jóvenes de variadas edades, el más joven un chico de 12 años y el más viejo de unos 19 años que era como el ayudante del padre Calixto. Más tarde me estuvo mostrando todas las actividades del monasterio y ya por la tarde me llamó a su habitación.
–Como podrá ver los chicos son muy trabajadores y estudiosos, todos formamos una gran familia y nos comprendemos en todo... los muchachos son muy centrados y ordenados y tiene mucha paz interior. –
–Lo veo... pero aun no entiendo el motivo de mi visita a este lugar. – le comenté un poco extrañado aun de todo.
–Claro... como le comenté aquí hay chicos que vienen del pueblo y uno de esos chicos me comentó que su familia pertenece al grupo de hermanos que usted guía.-
–Bien... ¿y eso que tiene de raro?–
–Pues verá... él me comentó que en su familia su padre mantiene relaciones con una de sus hermanas y eso gracias al aprendizaje en su secta.... es más me dijo que usted también de vez en cuando hace el amor con la chiquilla de solo trece años.
– No supe que responder, me puse muy nervioso y él padre lo notó.
–Así las cosas decidí que usted tenía que venir aquí para que yo hablara con usted y así poder ponernos de acuerdo...– Este comentario me extraño y puse cara de interrogación.
–Veo que no me comprende... esta bien, le mostrare... ¡Juan, Raúl!... adelante. –
Dos jóvenes novicios entraron entonces en la habitación del padre Calixto, ambos traían puesta una sotana larga de color negro y las cabezas cubiertas con una capucha, las caras agachadas lo cual no me permitía verles la cara.
Los dos se pararon frente al padre y esperaron, Calixto se acerco a los dos chicos y les pidió que levantaran la cara, los dos lo miraron por unos momentos yo estaba ahora a sus espaldas, entonces el padre se movió junto al chico que estaba de mi lado izquierdo, puso sus manos en la cara del joven y sin más le planto un beso en la boca, yo entonces si que me sorprendí por completo.
Calixto y el chico al que aun no veía se estaban besando apasionadamente y no se separaban, el padre entonces se separó de él y le quito la capucha, una hermosa cabellera lacia de color oscuro se desvelo, su corte me indicaba que se trataba de una chica, luego desabotono la sotana y está calló al suelo, mostrando un delgado cuerpo de piel blanca, estaba yo muy asombrado, una tanga de color oscuro dejaba ver dos hermosos cachetes y tapaba solo el canal del culo, arriba un hermoso brasier del mismo color se apreciaba en la parte alta, Calixto hizo que esta bella mujer se girara para así poder apreciarla de frente y en verdad que era una delicia, su bella cara bien maquillada era hermosa, sus labio de un carmín intenso y su cabellera oscura a la altura de su barbilla eran un marco sumamente excitante; baje mi vista para poder apreciar su entrepierna pero sorpresa, si era un chico, bajo la tanga se apreciaba un potente bulto que dejaba ver una cabeza de pene por la parte alta.
El otro chico entonces también se deshizo de su capucha y sotana, igual traía puesta ropa interior de mujer, este era más morenito pero también con un cuerpo delgado y una peluca también de color oscuro pero de cabellera larga hasta la cintura y lacia. Su ropa interior era de color blanco y también se le apreciaban un par de hermosas nalgas.
El padre Calixto de nuevo comenzó a besar al joven y bello novicio, sus manos se apoderaron de las nalga de el joven y este lo abrazó por el cuello, así estuvieron unos minutos, luego quito las manos del cuello del padre y comenzó a desnudarlo pero sin dejar de besarlo, las manos de Calixto recorrían toda la espalda y nalgas del joven y se perdían luego bajo la entrepierna de este, el otro muchacho entonces comenzó a ayudar a su compañero a quitarle las ropas al superior, Calixto es un hombre como de 37 años, de 1.80 m. de estatura comenzó a menearse, sus músculos se marcan bien, de piel blanca y cabello castaño corto. Cuando el chico moreno le quito los pantalones pude apreciar su gran pene que salto enseguida calló el pantalón al suelo, el jovencito entonces se arrodillo frente a su superior y se introdujo la dura tranca en la boca, comenzó a mamarlo de manera lenta y profunda, metiendo casi todo el palo en su boca; el chico con el que se besaba se separó de su beso y también se agacho para entre los dos mamarle bien el nabo, unos minutos estuvieron así y luego el tomo al morenito del hombro y le hizo ponerse de pie, luego le pidió que se recargara en el escritorio y parara bien las nalguitas, él se hinco frete al hermoso par de nalgas y comenzó a besarlas y a lengüetear el ano del chico, haciendo a un lado la tanga pero sin quitársela, el otro chico entonces se puso debajo del escritorio y saco por un lado la verga del morenito y comenzó a mamársela, sus labio de color carmín se tragaban con gran placer la daga de su compañero hasta las bolas, este dibujaba en su rostro el placer que su superior y su compañero le brindaban.
Calixto se puso de pie después de unos diez minutos de comerle el culo a su pupilo y entonces nuevamente hizo la tanga a un lado, apunto su garrote a la pequeña entrada y coloco la gruesa cabeza en el ano, poco a poco fue empujando y el chico para más su culito, el otro no dejaba de mamar su verga toda erecta. La verga de su superior se fue perdiendo en el apretado culo hasta que por fin el estomago de Calixto choco contra la espalda del chico, entonces inició el bombeo, la gruesa verga del superior salía y nuevamente se introducía entre las nalgas del jovencito, yo estaba sumamente caliente pero seguía ahí solo observando la excitante escena.
La verga continuaba taladrando el ano del niño que se movía circularmente para dar más satisfacción a ese tronco que lo estaba haciendo feliz, pronto fuertes gemidos del chico se propagaron por la habitación al instante que él inundaba la boca de su compañero con su leche, el chico se la bebió toda sin derramar una sola gota, cuando el muchacho termino de venirse Calixto se quedo quieto en lo más profundo de su culo. Juan que estaba debajo de la mesa se subió entonces al escritorio y se acostó de espalda con las piernas caídas, Raúl el muchacho morenito se acerco a él y le quito la tanga, su verga completamente dura apunto entonces al techo, Juan se acomodo entre sus piernas y mientras su maestro las jalaba para arriba sosteniéndolas con las manos para dejar su ano completamente expuesto esté comenzó a chupar el pito del chico. La boca de Raúl se tragaba por completo la tranca de su compañero pero poco a poco fue dejando la verga para dedicarse a ese ano completamente expuesto, lo chupo, lamió y penetro con su lengua hasta dejarlo bien preparado, luego se retiro y Calixto se acomodo en su lugar sin soltar las piernas del chico a las cuales puso en sus hombros, la verga amenazo el ojete del jovencito y pronto se comenzó a introducir, despacio y milímetro a milímetro la gruesa cabeza se perdió en el rozado anito de Juan, este gemía y gemía a cada centímetro de pito que se le introducía, su rostro de mujer mostraba la gran satisfacción que debía estar experimentando al ser perforado por el grueso instrumento de su mentor.
Al final ese apretado culito logro tragarse por completo el garrote y comenzó entonces el vaivén, Raúl se coloco a un lado del escritorio y estaba besando a su profesor a la vez que este se cogía a su hermoso compañero, yo tuve que sacarme la verga que ya me dolía de lo parada que estaba y comencé a masturbarme rápidamente sin moverme de mi sitio ni dejar de observar esa excitante estampa.
La mano de Calixto se apodero del palo erecto del chico al que penetraba y lo masturbo, su mano se meneaba expertamente por todo lo largo de la verga de chico mientras que su propio palo se perdía dentro de las entrañas de este, varios minutos después de la verga de Juan escaparon fuertes y potentes chisguetazos de leche que volaron hasta caer pesadamente en el estomago del joven y un profundo gemido de placer escapo de sus labios, al mismo tiempo, Calixto comenzó a explotar en el interior del bello niño y su leche comenzó a escurrir a cada entrada y salida de su verga en el agujero caliente del chico.
Al ver la escena yo también me comencé a venir, dejando mi ropa completamente manchada con mi leche, que fue sumamente abundante.
Calixto saco su verga ya flácida del ano de Juan y Raúl la mamó hasta dejarla limpia, luego el padre me preguntó lo que me había parecido esta sesión, por supuesto que le comenté lo intensamente excitante que había resultado, luego los dos chicos me preguntaron si su atuendo me había gustado y por supuesto que les respondí que si. Luego los dos chicos se despidieron de mí dándome un tierno beso en los labios, después se despidieron de Calixto dándole otro beso pero este más intenso y de lengüita. Con sus sotanas en la mano y así vestidos salieron de la habitación dejándome solo con Calixto.
–Bien que bueno que te agradó. – dijo él sentándose a mi lado.
–Fue muy excitante, en verdad se veían muy bien con esa ropa interior de mujer.-
–Si me ponen a mil con esas ropas, luego veras más... por ahora no se si gustes algo. –
–La verdad es que me quede algo caliente... no abría forma de...–
–No te preocupes ya abra tiempo para más... yo como vez ya no podría aguantar más. –
Me despedí de él con ansias y un poco frustrado con ganas de más y me fui a mi habitación.

Aventuras pornográficas de pedófilos, Parte 22 (de CuPed)
19 de marzo de 2025 en Sexo en grupo, Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Jovencitos, BDSM
"Ese día, mientras observaba a mi tío con Margrethe, decidí por primera vez aprender de él. Había visto con qué entusiasmo mi hermana esperaba sus visitas, con qué rapidez acudía a él. Había respondido a mis insinuaciones, había mostrado la misma pasión cuando me adentraba en ella, pero nunca había estado ansiosa por mi contacto, nunca desesperada por oír mi voz degradándola como sí lo estaba con mi tío. Había intentado imitarlo en todos los sentidos, pero por alguna razón me había quedado corto. Ese día decidí aprender de él. Si tuviera el coraje." Mientras Jack leía la narración que acompañaba al guion que estaban grabando, la cámara de Bob entró en la habitación. George estaba sentado en el borde del sofá. Jill ya estaba allí, inclinada sobre su regazo mientras su cabeza se balanceaba de arriba abajo.
La cámara de Ray enfocaba el rostro dichoso de Jill mientras se empalaba una y otra vez en los tiesos quince centímetros de George. Las manos de George se posaban posesivamente sobre la cabeza de la niña y flexionaba los músculos de los brazos, aparentando estar presionándola sobre su polla, aunque en realidad dejaba que Jill marcara el ritmo, haciendo que su cabello negro, ricamente peinado, ondeara al viento.
Jill llevaba puesto su traje completo en ese momento. Un vestido negro de estilo victoriano, una falda plisada larga, guantes negros unidos a un encaje negro que le llegaba hasta los delgados brazos y botas de cuero negro que le llegaban hasta medio muslo. El vestido crujía ruidosamente mientras Jill le hacía una felación apasionada.
Ante un sonido proveniente del otro lado de la habitación, George levantó la cabeza de golpe, desde donde había estado mirando con desprecio la nuca de la cabeza negra que se balanceaba en su regazo. La cámara de Bob captó el ángulo en el que Justin entraba en la habitación. El miedo desfiguró su rostro mientras se acercaba lentamente a la pareja en el sofá. Cuando la voz de George espetó: "¡Fuera de aquí, chico, lo que pase en esta habitación no te incumbe! ¡Fuera de aquí y busca algo que jugar!". Justin se detuvo y se dio la vuelta a medias, pero una mirada de determinación cruzó su rostro y continuó acercándose, sentado en una silla mientras observaba a la niña de ocho años chupar la polla.
Jill no se perdió ni un instante cuando Justin preguntó: "¿Cómo lo haces, tío? Dime el secreto. Te he visto usar a esta niña desde el primer día que la tomaste. Yo mismo la he usado y la he declarado prostituta, pero ¿cómo es que la dejas tan ansiosa por ser degradada?"
El rostro de George se ensombreció de rabia y Justin retrocedió aterrorizado, pero entonces el personaje sonrió cuando George preguntó: "¿Has utilizado a esta niña, tu hermana, como lo hago yo?"
"Sí, tío" respondió Justin vacilante. "Y ella ha respondido conmigo como lo hace contigo. Pero no anhela mi contacto. No acude a mí con ansias. ¿Cómo consigo que anhele mi hombría como anhela la tuya?"
George soltó una carcajada y dijo: "¿Cual hombría? ¡Solo eres un niño! Si no te ha respondido como a mí, es porque no la has tratado con maestría". George aferró los cabellos negros de Jill y la levantó, haciéndola gritar de dolor, incluso mientras luchaba por volver a meter su polla entre sus labios. Sus ojos estaban clavados en la polla, hambrientos. Jack estaba orgulloso de sus expresiones faciales. "¿Tienes una polla así de grande, chico? ¿Puedes marcarla con tu semen? Eso es lo que se necesita para que una puta anhele tus caricias. No hay otro secreto, solo necesitas un poco de edad. ¿Verdad, niña?"
"Sí, amo" susurró Jill. "¿Puedo volver a mi deber? ¿Puedo complacerte?"
"¿Lo ves, muchacho?", preguntó George con desdén, soltando a la niña de ocho años, quien inmediatamente comenzó a acariciar su miembro con la boca una vez más.
"Sí, tío" respondió Justin. "Entonces espero madurar pronto."
"Normalmente no comparto mis putas con nadie, muchacho, pero como eres carne de mi carne, sangre de mi sangre, te doy permiso." Las manos de George dejaron la cabeza de la niña y le desató el corpiño. "Quítale esta ropa y usa a tu hermana conmigo" ordenó.
"Sí, tío", dijo Justin, obedeciendo rápidamente. Mientras deslizaba el vestido por el cuerpo de Jill, quien se removió en el sofá para ayudarlo, añadió: "Quiero aprender de usted, señor. He intentado imitarlo, pero quiero aprender de usted a manejar a una zorra como esta; quiero aprender a ejercer el poder". Entonces Justin se arrodilló y acercó su boca al coño de Jill. Bob lo atrapó mientras la lengua del niño comenzaba a rozar los labios vaginales de la niña, apuñalándole el clítoris al acercarse. Jill gimió de placer.
"¿Qué estás haciendo, muchacho?" gritó George.
"La estoy preparando", dijo Justin sorprendido. "Si no, estará demasiado seca para penetrarla fácilmente".
"¿Esta perra ya está seca?" preguntó George con firmeza.
"No señor, sus jugos fluyen como el arroyo detrás de nuestra mansión.
"Así es, niño. ¿Dices que quieres aprender? Pues aprende esto. Una puta se prepara sola. El simple hecho de dominarla la prepara para poseerte. Si no has aprendido esto, quizás no hayas dominado a esta puta después de todo." gruñó George.
"Entiendo, señor", dijo Justin mientras ponía a Jill de rodillas con brusquedad. Al colocarse detrás de ella y empujar su erección de diez centímetros dentro de ella, Jill emitió un fuerte gemido. "Me preguntaba cómo era que siempre estaba dispuesta a ti". Jill empezó a gemir sin parar mientras se acostaba con el hombre y el chico.
"¿Oyes eso, chico? Yo diría que está preparada", dijo George con malicia, con un tono tan duro que Jack pensó que podían usar esa frase. Volviendo al guion, continuó con la misma voz áspera mientras Justin empezaba a embestir contra Jill con tanta fuerza que la mecía sobre la polla de George: "Sí, chico, eso es, enséñale a esa zorra quién es el amo. ¡O al menos, el alumno del amo!"
"¿Entonces seré tu aprendiz?", preguntó Justin mientras sus embestidas impactaban el cuerpo de Jill con un sonoro golpe una y otra vez.
George echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. "¡Un aprendiz de usufructuario! ¿Por qué no?". Luego levantó la cabeza de Jill de su regazo y dijo: "¡Es hora de una lección sobre cómo usar una vagina! ¡Date la vuelta, niña, y déjame enseñarle a este chico cómo se hace!".
Jill se movió rápidamente para obedecer. Mientras George se levantaba y Justin se sentaba, ella se colocó entre ellos. Al hundir la cabeza en el regazo del chico, el hombre empezó a acariciar la punta de su pene de arriba a abajo por el coño hinchado y resbaladizo de Jill antes de encontrar su túnel del amor y abrirse paso. Jill gruñó de placer mientras tomaba los 10 centímetros de Justin entre sus labios. Bob vio bien cómo la boca de la chica se movía furiosamente. Ella podía manipular mejor la polla de Justin con los labios y la lengua que la de George, mucho más gruesa.
La cámara de Ray también grabó algunas buenas escenas, y George empezó a penetrar y extraer la polla de la niña por segunda vez ese día. Como George ya le había corrido encima una vez ese día, había durado mucho más en la segunda escena. Pero mientras el estrecho coño de la niña de ocho años le ordeñaba la polla, George empezó a acercarse al orgasmo.
Antes de que eso sucediera, algo lo interrumpió. Mientras Jill le acariciaba la pequeña polla, Justin soltó un grito ahogado y se puso rígido. Apartó las manos de la nuca de Jill y empezó a llevárselas a la suya mientras Jill gemía de sorpresa. Sus brazos se detuvieron dos veces y se quedaron quietos antes de continuar. Mientras el cuerpo tenso de Justin comenzaba a relajarse, Jill extendió una mano con los dedos bien separados. Era el gesto de seguridad que tenían las chicas cuando sus bocas estaban ocupadas.
"¡Corten!" gritó Jack. George dejó caer su pene de su estrecho coño mientras Jack preguntaba: "¿Qué pasa, Jill? ¿Qué te pasa?".
La preadolescente no respondió de inmediato. Retiró la cabeza del regazo de Justin y lo miró a los ojos un momento antes de besar profundamente a su compañero. Cuando interrumpió el beso con el chico jadeante, levantó la vista y le dijo a Jack: "Justin se corrió un poco. ¡Qué rico estaba!".
"¿Lo hice, verdad?", dijo Justin asombrado, y Bob dejó la cámara con cuidado y abrazó a su hijo. Otras voces lo felicitaron por su primer orgasmo ante la cámara.
"¡Pasó tan rápido!", exclamó Jill. Un segundo lo estaba chupando y al siguiente tenía la boca llena. Me quedé tan sorprendida que me lo tragué sin pensar. ¡Debería haberlo dejado escurrir para que quedara grabado para siempre!
Bob se acercó y besó a la niña con ternura en la frente. "No te preocupes, cariño. Seguro que Justin se alegra de que su primera corrida haya sido en una boquita tan caliente como la tuya. ¡Cuídalo en tu barriguita!"
"¡Oooo, sí, me tragué su primera carga! ¡Ay, Justin, estoy tan feliz!", exclamó Jill con los ojos abiertos antes de inclinarse para darle otro beso. Justin se sonrojaba furiosamente por toda la atención. Después de terminar de besar a Justin, Jill miró por encima del hombro a George y dijo: "¡Quiero correrme también! ¡Haz que me corra, George!"
"Ya oíste a la chica, vamos a continuar" gritó Jack. "Jill, sigue chupándole la polla a Justin. No te preocupes si no se le levanta, pero necesitamos que te balancees en su regazo para que el final de George quede bien.
"De acuerdo, Jack." Jill regresó, moviéndose sobre la polla desinflada de cinco centímetros de Justin. "Date prisa, George, estoy muy cerca", añadió antes de observarlo.
George regresó con entusiasmo su polla a la húmeda rajita de Jill, entrando y saliendo lentamente hasta que Jack gritó "¡Acción!". De inmediato, George empezó a moverse rápidamente, cogiendo a la niña de ocho años con fuerza mientras ella gemía y movía la cabeza arriba y abajo en el regazo de Justin.
Fiel a sus palabras, en dos minutos, el cuerpo de Jill se endureció y sus gemidos inundaron el estudio. Gimió con fuerza sobre la pequeña polla de Justin al alcanzar el orgasmo y su joven cuerpo comenzó a agitarse. Su columna se expandía y contraía mientras su pequeño cuerpo se sacudía. Sus sacudidas llevaron a George al límite, quien comenzó a embestir con furia a la chica que se agitaba antes de gritar y retirarse para empapar su espalda y culo con su semen caliente.
Fue Renee, en lugar de Joyce, quien apareció en el set después de que Jack cortara la escena. Renee limpió con cuidado el sudor y la saliva de la niña jadeante antes de ayudarla a ponerse de pie y tomar el vestido negro para llevárselas a ambas del set. Arlene y Katie también aparecieron, percibiendo la necesidad, y gritaron de alegría al ser captadas por un camarógrafo. La escena había sido la última del día, así que Jack las dejó divertirse mientras ayudaba a Richard a guardar todo. Travis, Gregg, Fred y Robert también aparecieron para echar una mano, y más rápido de lo habitual, todo quedó limpio, todos vestidos y el lugar estaba listo para cerrar.
Dan apareció para recoger a Renee y su familia, quienes conducirían solos al día siguiente, ya que ya sabían dónde estaba el lugar. Nina abrazó a Jack con fuerza y, mientras él se despedía de su madre y hermanos, le levantó la camisa, metió la cabeza debajo y empezó a lamerle la piel peluda alrededor del ombligo, extendiendo las manos para acariciarle el trasero mientras su madre decía: "¡Esta niña ha estado insaciable todo el día! No hay un hombre aquí que no la haya tenido hoy, excepto Dan, y podría tenerla de camino a casa. ¡Creo que filmar le va a sentar bien!"
Jack se rió tanto por la declaración como por la sensación de cosquilleo de una lengua rosada lamiendo la piel sensible antes de sacar a Nina de debajo de su camisa, levantarla para darle un beso sonoro mientras ella reía y enviarla a su camino con una palmada no muy suave en su trasero que todavía la hacía reír.
Jack recogió las cintas grabadas ese día, se quedó el tiempo suficiente para pasar todas las toallas usadas de la lavadora a la secadora, luego cerró con llave y puso la alarma antes de emprender el corto viaje a casa. Iba todo sonrisas mientras conducía, pensando en Nina y su familia y en lo bien que encajaban en el grupo.

El parque de diversiones, Parte 2 (de Janus)
17 de marzo de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Violacion, Sexo en público
Se abrieron paso entre la densa multitud. Michelle miraba con anhelo el rostro de cada desconocido, deseando poder comunicarles de alguna manera su situación. Su única escapatoria sería huir, pero él la sujetaba por los hombros con demasiada fuerza. También había anochecido y, a pesar de las luces del parque, oscurecía rápidamente. Las posibilidades de que Michelle volviera a encontrarse con sus amigos eran, como mucho, escasas.
La condujo más allá de las montañas rusas y los puestos de comida rápida, serpenteando hasta el otro lado del parque. Finalmente se detuvieron en la atracción Wild Water Rapids. Michelle conocía esta atracción. Consistía en subirse a una gran llanta por un canal largo y serpenteante que rodeaba el parque.
Como ya había anochecido, la fila era bastante corta. Gregg la ayudó a pasar por el torniquete y pronto estaban esperando a que el encargado de la atracción los subiera a la siguiente llanta. Michelle intentó mirarlo a los ojos, pero él no le prestó atención.
"¿Da miedo este paseo?", preguntó Gregg al trabajador.
"Eh, no, para nada " dijo el encargado. El aburrimiento en su voz era evidente.
"¿Cómo es?" preguntó Gregg.
"Um, simplemente te subes a esta llanta. El recorrido serpentea por todo el parque".
"Ya veo" dijo Gregg. "¿Crees que mi hija se mojará?"
"Probablemente se moje un poco", asintió el encargado. "Aunque todavía hace calor, aunque ya se ha puesto el sol".
El encargado sujetó la llanta mientras Gregg y Michelle subían. "Una última pregunta", preguntó Gregg mientras la llanta comenzaba a alejarse flotando del andén. "¿Cuánto durará el viaje?"
“Unos quince minutos.”
"¡Gracias!"
Michelle se sentó rígida en el flotador. Era grande, de unos dos metros de diámetro, con una envoltura de nailon que permitía a los pasajeros mantenerse secos y evitar que se resbalaran por el centro. Se deslizaron en silencio por el agua tranquila y gorgoteante durante un instante. Como ya estaba oscuro y el canal no estaba bien iluminado, Michelle ni siquiera podía ver el rostro de su captor. Podía distinguir que tenía el pelo corto y la cara estrecha, pero nada más.
"Divirtámonos un poco", le dijo Gregg. No supo qué hacía en la penumbra, pero lo oyó bajarse la cremallera. Se quedó paralizada de miedo al verlo retorcerse en la llanta. No veía nada, pero supuso lo peor.
"Ven aquí " dijo Gregg. "Siéntate en mi regazo, Michelle. " La tomó de la muñeca.
A regañadientes, trepó por la llanta y se sentó en su regazo. La niña de diez años sentía su cosa presionando su muslo. Sus ojos se acostumbraron lo suficiente a la tenue luz como para ver sus pantalones cortos alrededor de sus rodillas. Ahora estaba sentada sobre su entrepierna desnuda. La idea la avergonzó.
"Abre las piernas", dijo, separándole las rodillas. La sentó en su regazo, con las piernas abiertas a ambos lados de las suyas. Michelle se estremeció cuando él le acarició la entrepierna de sus shorts vaqueros.
"Ahí vas otra vez" le dijo Gregg. "No tengas miedo. " Trabajó torpemente con sus pantalones cortos por un momento. Michelle miró a su alrededor, pero no encontró ayuda por ninguna parte. Esta parte de la atracción flotaba en una zona apartada del parque. No había otras llantas flotando delante ni detrás de ellos.
"Espera un momento", dijo Gregg. Metió la mano en el bolsillo de sus pantalones cortos, que estaban arremangados alrededor de sus piernas. Sacó un objeto y lo sostuvo en la penumbra. Era una navaja suiza. Michelle lo observó mientras sacaba las tijeras. Sus manos volvieron a la entrepierna de sus pantalones cortos y lo oyó cortar.
"Listo" dijo Gregg, cerrando el cuchillo de golpe. "Eso está mucho mejor."
Michelle metió la mano entre sus piernas y palpó sus pantalones cortos. Él había cortado la tela entre las aberturas de las piernas, convirtiéndolos en una falda vaquera. Una falda vaquera muy corta. Entonces sintió sus manos bajo el dobladillo y tirando de su ropa interior. Antes de que pudiera resistirse, se la quitó bruscamente. Michelle observó, horrorizada, cómo él hacía una bola con sus bragas y las tiraba por la orilla de la llanta.
"¡Oye!" susurró alarmada. Estiró el cuello y vio su ropa interior flotando en el agua mientras la llanta se alejaba.
"De todas formas, no los necesitabas" la tranquilizó Gregg, acercándola a su regazo. Acomodó a la joven en su regazo. Michelle se sonrojó al sentir el calor de su gruesa verga entre las nalgas de su trasero desnudo. Su mano volvió a alcanzar su entrepierna.
Flotaron, la llanta navegando automáticamente. Habían llegado a una sección de agua más rápida y la llanta giraba lentamente mientras se movía y se balanceaba en el agua agitada. Los dedos de Gregg la exploraban con delicadeza. Estaba tan oscuro que ni siquiera estaba segura de si eran sus manos. Distraídamente, la niña de diez años imaginó que algo más le hacía cosquillas entre las piernas.
Vio aparecer una forma oscura junto al canal. De repente, se sumieron en la oscuridad total y Michelle se dio cuenta de que estaban en un túnel. Los dedos de Gregg seguían jugueteando con ella, provocando extraños cosquilleos y espasmos entre sus piernas. Su mano libre acarició las sensibles protuberancias de su pecho plano, despertando sensaciones que Michelle nunca antes había experimentado.
La llanta se sacudió al salir del oscuro túnel y ganaron velocidad a medida que el agua se aceleraba. Ahora navegaban por un sendero que serpenteaba directamente por el centro del parque. A solo seis metros de distancia, Michelle podía ver el centro con sus luces intermitentes y filas de peluches y otros premios. Ella y sus amigos habían estado allí esta tarde. Parecía que había pasado mucho tiempo.
Observó a la gente que paseaba por el parque, a no más de cuatro metros y medio del canal. Aunque cualquiera podía ver fácilmente a los pasajeros del flotador, les era imposible ver lo que sucedía en el fondo oscuro. Aún sentía su miembro debajo, duro y caliente. Era una sensación extraña, ser tocada en su zona más íntima con tanta gente presente. Algunos incluso la miraron a los ojos, pero no se le ocurrió pedir ayuda.
Michelle sintió una desconcertante combinación de humillación y excitación sexual cuando Gregg la tocó. Se sintió desorientada, con los sentidos abrumados. Era una combinación del balanceo de la llanta, el rugido distante de las montañas rusas y los gritos de los pasajeros, y el ocasional rocío de agua fría en su rostro. Y el roce insistente de sus dedos entre sus piernas. La joven sintió que algo crecía en su interior, un deseo indescriptible.
El sinuoso sendero fluvial volvía a entrar en una zona apartada, más alejada del centro del parque. La llanta flotaba tranquilamente por un canal de hormigón con césped y árboles a ambos lados. Los dedos de Gregg estaban ahora más que resbaladizos mientras exploraba la vulva de Michelle. Ella se tensó y gimió suavemente cuando sus dedos pellizcaron una zona sensible entre sus piernas que nunca antes había notado.
"¿Esto se siente bien, Michelle?", le preguntó Gregg. "Sé honesta".
Ella no respondió al principio. Él aceleró el ritmo de sus dedos y presionó con más fuerza su punto sensible. Involuntariamente, Michelle se estremeció en su regazo, sacudiendo las caderas. Su miembro ahora le presionaba con fuerza el muslo.
“¿Esto se siente bien?” preguntó de nuevo.
“Sí”, susurró Michelle.
“¿Si qué?”
"Sí, se siente... bien", susurró Michelle, avergonzada. No le gustaba la situación, pero tenía que admitir que no quería que dejara de tocarla. Las sensaciones eran abrumadoras ahora, el hormigueo imposible de ignorar.
"Bien" dijo Gregg. "Quiero que hagas algo por mí. Levántate... Así es, ahora date la vuelta para que me mires". Reacomodó a la joven, dejándola a horcajadas sobre él, mirándolo. La luz aún era demasiado tenue para verle la cara. Michelle sintió una profunda oleada de humillación y vergüenza al verlo de frente.
"De acuerdo" dijo Greg. "Relájate un poco, ahí vamos..." Michelle estaba ahora sentada sobre sus muslos, pero lo más importante, su miembro erecto la penetraba entre las piernas. Podía sentir su calor al abrir su raja sin vello y rozar su inmadura vulva.
"¿Qué se siente?", le preguntó Gregg. "¿Se siente bien estar sentada sobre mi polla?"
Michelle se sonrojó en la oscuridad. A menudo se reía con sus amigas sobre la anatomía masculina, pero ahora sentía la presión de la realidad contra ella. La empujaba con fuerza, reemplazando los dedos que la habían estado provocando momentos antes. Su propio peso empujaba su entrepierna desnuda contra la suya, provocándole las mismas sensaciones que antes.
"¿Entonces? ¿Se siente bien?" preguntó de nuevo. "Dime, Michelle."
“Sí.” Sus mejillas estaban al rojo vivo.
"¿Por qué no mueves un poco las caderas?", dijo Gregg. "Muévete de un lado a otro encima de mí. Ahí tienes... ¿No te parece bien?"
Michelle no respondió. Estaba completamente abrumada por la humillación y la excitación sexual. Se sentía tan mal, tan mal hacer esto. Nunca había movido las caderas así, pero su cuerpo se estaba acostumbrando rápidamente a los movimientos. La niña de diez años se mecía en el regazo de Gregg, dejando que su pene rozara lascivamente entre sus labios sin pelo.
"¡Oh! " susurró Michelle. "¡Dios mío... qué pasa!" Sin saber qué hacer, la joven se mecía cada vez más rápido sobre la dura carne alojada entre sus piernas. Una serie de escalofríos la recorrieron, seguidos de una explosión de puro placer.
"¡Oh! "susurró Michelle de nuevo. Quería gritar de placer, pero sabía que no podía. Un rayo de luz iluminó de repente el rostro de Gregg y la niña de diez años se quedó mirando el rostro de su abusador mientras temblaba con su primer orgasmo.
"Oh, sí, Michelle, sí...", susurró Gregg. "A mí también me gusta mucho, cariño. Frota tu coñito contra mi polla...". Escuchó sus palabras obscenas, términos que ya había oído en la escuela, solo que ahora entendía exactamente lo que significaban. Michelle siguió moviéndose contra Gregg hasta que el hormigueo remitió. Finalmente, se detuvo, agotada, cuando la zona entre sus piernas se sintió demasiado sensible para continuar.
Sintió que Gregg le apartaba el pelo de la cara. "Perdón por arruinar el final, cariño", le dijo, "pero el viaje casi termina". La levantó y rápidamente se subió los pantalones cortos. Michelle yacía despatarrada en el fondo de la llanta, aturdida, sin entender lo que quería decir.
Una luz fluorescente brillante la cegó de repente. Gregg la ayudó a ponerse de pie cuando Michelle se dio cuenta de que habían llegado al final del recorrido. El mismo asistente la ayudó a salir de la llanta. Se tambaleó un poco, pero por suerte recordó bajarse los pantalones cortos lo máximo posible. Su falda nueva era muy corta y no llevaba ropa interior. El aire fresco le hizo cosquillas mientras esperaba a que Gregg saliera de la llanta.
Continuará

CreamWorks Pictures presenta: "Putas del softbol", Parte 2 (de Lucy)
17 de marzo de 2025 en Jovencitos, Sexo en grupo, Relatos SDPA, Jovencitas
Día de escuela.
La escena comienza con Nina sentada en el autobús escolar. Lleva un uniforme escolar tradicional y mira por la ventana. Dos niños mayores, de unos 12 años, se inclinan sobre el asiento detrás de ella.
"Hola, zorra", dice una de ellos. "¿Qué pasa?"
"Nada, Mike", responde la niña. "¡Solo que hoy me presento a las pruebas para el equipo de sóftbol!"
El amigo de Mike le responde: "¡El equipo de sóftbol es el grupo con más putas de la escuela! ¡No puedes con eso!"
"¡Claro que puedo, Jack!" protesta Nina. "Ya sabes lo guarrilla que puedo ser. Ya se la chupé a mi papi antes de salir esta mañana."
"¿Y qué?", dice Mike. "Todos se la chupan a su padre. Demuestra lo guarrilla que eres. Deja que Jack y yo te follemos ahora mismo". Los dos chicos se levantan de sus asientos y se dirigen al pasillo. Se bajan los pantalones y se apoyan en los respaldos. Sus erecciones preadolescentes miran fijamente a Nina. Se desliza hasta el borde del asiento, se lame los labios y toma una polla en cada mano. Frota la verga de Mike de arriba abajo y se inclina hacia la de Jack, tomándola en su boca. Después de unos momentos, se pasa a Mike.
Mike aparta la cabeza de la chica. "¡A la mierda con las mamadas!", dice. "¡Dije que te vamos a follar!". Nina se levanta y Jack la reemplaza en el asiento. Se tumba boca arriba y la pequeña lo monta a horcajadas, su erección deslizándose en su joven coño, que está desnudo bajo su falda. Se inclina para ofrecerle un ano a Mike, que lo penetra sin demora. Los dos preadolescentes penetran los agujeros de la niña de 8 años, mientras la pequeña gime y lo disfruta.
Unos minutos después, Mike agarra a Nina por los hombros y la aprieta contra su polla. Su cuerpo tiembla y le corre en el ano. Jack no tarda en seguirlo, y Nina gime con fuerza con su propio orgasmo.
La siguiente escena transcurre en un aula. Un hombre blanco de mediana edad escribe en la pizarra. La clase está formada por unos 20 niños y niñas, incluyendo a Naomi. De repente, parece sobresaltarse.
"Te hice una pregunta, Naomi "le dice. "Pareces distraída hoy, jovencita."
"Lo siento, Sr. Johnson", responde la niña. "Estoy pensando en lo de más tarde. Voy a hacer una prueba para el equipo de sóftbol".
"¿El equipo de sóftbol?" El Sr. Johnson sonríe y le guiña el ojo a la clase. "¿Te refieres al grupo de zorras más grande de la escuela?" La clase grita, y Naomi sonríe.
"Así es, Sr. Johnson", dice, y luego se gira hacia sus compañeros. "¿Quieren verme ponerme cachonda?", responden los otros diez años con una ovación. Naomi se levanta de su escritorio y se acerca al Sr. Johnson, quien está apoyado en el suyo. En lugar de arrodillarse, se dobla por la cintura hasta quedar frente a su entrepierna y su trasero y su coño desnudos quedan expuestos a la clase y a la cámara.
La niñita le baja la cremallera al Sr. Johnson, mirándolo fijamente. Su polla dura sale disparada y ella fija su mirada en ella. Saca la lengua y lame la punta, formando un hilo de líquido preseminal. Lame su miembro hacia abajo y luego hacia arriba. Envuelve el pene del profesor con sus labios y comienza a chuparlo, de arriba abajo.
El Sr. Johnson gime y pone sus manos sobre la cabeza de Naomi mientras los estudiantes exclaman "ohhh" y "ahhh". Una chica en la primera fila se ha levantado la falda y se acaricia el clítoris. Después de que Naomi se la chupe al hombre mayor durante unos minutos, Johnson se tumba boca arriba sobre el escritorio. Naomi se sube encima de él en la posición del 69. Continúa chupándole la polla mientras él le lame el coño y le mete el dedo índice en el culo. Naomi gime fuerte y claramente, disfrutando.
Naomi empieza a menear el culo, a punto de alcanzar el orgasmo. El Sr. Johnson también gime con más fuerza. Naomi llega al clímax, y momentos después, su profesor le dispara chorro tras chorro de semen en la cara y la boca. Usa el dedo para llevárselo a la boca y tragárselo. Los alumnos aplauden.
La cámara sigue a Kim caminando por el pasillo. Pasa junto a aulas y casilleros, y al final del pasillo, llega a una puerta con un cartel que dice "Conserje". Con libros en una mano, llama a la puerta. Un hombre negro corpulento, de unos 30 años, le abre y le sonríe. Lleva una camiseta sin mangas y vaqueros.
"Hola, niñita", dice. "¿Qué puedo hacer por ti?"
"Estoy haciendo una prueba para el equipo de sóftbol", dice Kim. "Así que tengo que ser una de las más zorras de la escuela. ¿Me ayudas?"
"Claro, cariño", responde el conserje. "Pasa". La lleva a su cuarto de suministros y cierra la puerta. Los estantes están llenos de productos de limpieza y herramientas, y hay un montón de escobas y trapeadores en un rincón. El conserje observa a Kim y la gira una vez, inspeccionándola y sonriendo.
"Veamos qué tienes", dice, apoyándose en un estante. Kim deja sus libros y su mochila en el suelo y se desabrocha la camisa. No lleva nada debajo. La tira al suelo mientras el conserje empieza a frotarse el bulto en el pantalón. La niña se baja la falda. Al igual que las demás, no lleva ropa interior. Ahora está desnuda, solo lleva calcetines hasta la rodilla y zapatos negros.
Kim se acerca al conserje. Su cabeza apenas le sobrepasa la cintura, una altura perfecta. Lame su bulto a través de los vaqueros y lo acaricia con las manos. El conserje acaricia el suave cabello negro de Kim mientras ella le baja la cremallera. Con cuidado, baja la cinturilla de sus bóxers hasta su pene, que es enorme. Kim saca la lengua y la recorre de arriba abajo por su miembro negro mientras él gime con fuerza. Ella lo rodea con los labios y empieza a chuparlo.
"Una zorrita como tú se merece una polla por cada agujero", le dice. Ella deja de chupar, sonríe y mira a su alrededor. Camina hasta la esquina y coge una escoba. A gatas frente al conserje, se mete la punta del mango en el coño, metiéndose unos 13 centímetros. Luego vuelve a chuparle la polla al conserje, mientras ambos gimen.
Pronto le apartó la cabeza de su polla. Con la escoba todavía en el coño de la chica, el conserje la montó por detrás, metiéndole media polla en el coño. La agarró por la cara, con dos dedos en la boca.
"¡Oh, sí!", grita la niñita. "¡Fóllame! ¡Fóllame el culo bien fuerte!". El conserje aumenta la velocidad y la fuerza de sus embestidas. Kim chilla con cada movimiento. Después de unos minutos, el conserje anuncia que está a punto de correrse, acerca el culo de Kim lo más que puede y le mete una carga tras otra. Se retira lentamente, y la cámara enfoca su culo enrojecido, con el semen rezumando.
La escena cambia a otra aula. Jessica y María están sentadas juntas. La clase está viendo una película porno de una chica en una orgía. Suena el intercomunicador y una voz pregunta: "¿Pueden enviar a Jessica y María a la dirección, por favor?". La profesora les hace un gesto con la cabeza a las chicas, que se levantan y caminan por el pasillo hasta una puerta que dice "Director". María abre la puerta y las gemelas entran.
El director está sentado tras su escritorio. Es un hombre de mediana edad, calvo, con perilla y en muy buena forma.
"Hola, chicas", dice. "Siéntense". Solo hay una silla frente a su escritorio. Jessica se sienta, y su hermana se sienta en su regazo. "¿Qué es eso de que te unes al equipo de sóftbol? ¿No saben que solo las más zorras de la escuela pueden hacerlo? Me temo que ninguna de las dos está calificada".
"¡Estamos realmente cualificadas!", protesta María. "¡Podemos ser guarrillas! ¡Ya lo somos! ¡Justo la semana pasada se la chupamos a todo el equipo de béisbol!"
El director sonríe. "Ah, es cierto", dice. "Bueno, quizá. No lo sé".
"¡Déjennos mostrarles!", exclama Jessica. Las gemelas de 8 años se levantan y empiezan a limpiar el escritorio del director. Cuando terminan de hacer espacio, se desnudan lentamente. Jessica se tumba boca arriba sobre el escritorio, y su hermana la monta a horcajadas en la posición del 69. Las chicas empiezan a comerse los coños. El director se ha bajado la cremallera de los pantalones y se está masturbando.
Las chicas gimen a gritos y se dicen guarradas. El director no aguanta más y se acerca a un extremo del escritorio. Se baja los pantalones y atrae a las dos chicas hacia él, penetrando el coño de María con su polla. Sus testículos rozan la cara de Jessica mientras ella sigue lamiendo el coño de su hermana.
"Ustedes dos son unas guarrillas", dice el director, respirando agitadamente. "Siempre lo supe. Pero necesitaba una prueba más". Saca su polla del coño de María y se la ofrece a su hermana, quien empieza a chuparle los jugos con fervor. Al poco rato, se la vuelve a meter a María, y Jessica vuelve a lamerla.
El director está a punto de correrse. Se retira y empieza a masturbarse. En cuestión de segundos, chorros de semen salen de su polla y caen sobre el coño de María, goteando sobre la lengua de Jessica, quien lo recibe con gusto. Una vez que termina, las chicas se incorporan y se miran. Se abrazan en un beso, el semen del director les cubre la lengua y la barbilla.
Continuará

La secta, Parte 8 (de Cazzique)
17 de marzo de 2025 en Relatos SDPA, Incesto, Jovencitos, Sexo en grupo
Magdalena se presento con Jorge puntualmente a la cita que habíamos programado, era miércoles y ellos llegaron a las 14:00 horas en punto, yo ya los esperaba y cuando tocaron salí inmediatamente para recibirlos. Jorge venía con su uniforme escolar, él tiene catorce años, la piel es como la de su madre, de un color blanco casi pálido, de estatura media, ojos de color azul y cabello castaño y complexión delgada.
Inmediatamente los conduje hasta la sala de la casa, ahí los tres nos pusimos a platicar sobre cualquier cosa. Por supuesto que yo aprovechaba cualquier comentario para expresarle a Jorge lo hermosa que era su madre, invitándolo a él también a expresar sus opiniones sobre ella, por sus comentarios me pude dar cuenta de que el niño también la veía hermosa, y no podía ser de otro modo ya que era su madre. Fueron un par de horas las que nos pasamos platicando y luego me levante diciéndole a Jorge que me acompañara, dejamos sola a su madre por un par de segundos, Lo llevé hasta mi recamara y al entrar lo comencé a inundar de preguntas sobre su madre, el las iba contestando, como si fuéramos ya grandes amigos, me llegué a enterar de que en algunas ocasiones el la había espiado mientras se cambiaba de ropa y algunas otras cuando se estaba bañando.
Todos estos comentarios se fueron acercando cada vez más al tema del sexo y ya estando en esos términos le pregunte si le gustaban las películas pornográficas, él me volteó a ver con cara de espanto y después de pensarlo algunos segundos me dijo que sí, tome uno de los discos de película que estaban en uno de los cajones de mi cómoda y la puse en el DVD. Le di el control a Jorge y el apretó el botón de reproducción, las escenas empezaron, se veía a una chiquilla como de diez años mamándole la verga a un gran tipo, su pito apenas y le cabía en la boca a la niña, luego de varios minutos de estársela mamando el tipo la penetró por el culo, sus anito se abrió hasta más no poder y lentamente la tranca se fue enterrando en su culito hasta la mitad más o menos, luego el tipo le sacó la verga y eyaculó en la boquita de la niña, quien se trago todo el semen que salía de la gruesa cabeza.
Una prominente erección ya se dibujaba en el pantalón de Jorge, entonces y a quema ropa le pregunté.
-¿Te gustaría cogerte a tu mamá?-
-No... No sé... a lo mejor.- contestó él después de varios minutos de pensarlo, con una cara de sorpresa ya que no se esperaba esta pregunta.
Entonces yo salí de la habitación sin decirle nada y lo dejé ahí viendo lo que seguía en la película, fui hasta donde se encontraba Magdalena y le pedí que me siguiera y que cuando entrara en la habitación no hiciera ningún comentario, que solo se dejara llevar y guiar por mí.
Abrí la puerta de la habitación y ahí se encontraba Jorge completamente embebido en el televisor viendo las imágenes de otra chiquilla que era penetrada por la vagina por otro tipo, estaba tan distraído que no se dio cuenta de cuando entramos, su mano sobaba ya su potente erección, sin decir palabra me coloque detrás de su madre y después hice un poco de ruido para que él se diera cuenta de que habíamos entrado, cuando vio a su madre allí parada se puso blanco como una hoja de papal sin saber que hacer, pero enseguida yo que estaba detrás de ella y con las manos en sus hombros jale los tirantes dejando caer un poco la blusa, su sostén quedo expuesto, ahora la sorpresa fue de Magdalena quien tampoco se esperaba esto.
-Ven hijo, acércate a tu madre.- le ordené a Jorge, él tímidamente se puso de pie y se acerco hasta donde nos encontrábamos, tome con mi mano una de las suyas y la posé sobre uno de los senos de su mamá, la mujer saltó un poco al sentir la tímida caricia que su hijo le proporcionaba, con la otra mano agarré la de ella y la llevé hasta el grueso paquete que se dibujaba en el pantalón de Jorge; Magdalena envolvió el pene de su hijo con su mano y lo palpó de arriba abajo con un poco de temor, pero su cara comenzó a ponerse roja por la excitación que comenzaba a experimentar, también pude apreciar desde arriba como los pezones se marcaban más en el sostén.
Le dije a Jorge que le quitara el brasier a su madre, éste con mucho nerviosismo hizo caso a mis instrucciones y llevó sus manos a la parte frontal del brasier, con muchos temblores de sus manos por fin logro quitarle la prenda pasados algunos minutos, los dos hermosos melones de Magdalena quedaron apuntando a su hijo, con mi mano acerque la cabeza del muchacho hasta uno de los pezones y el torpemente comenzó a mamárselo, le fui guiando en el proceso, diciéndole lo que debería de hacer, poco a poco el chico fue adquiriendo más confianza sobre el pezón de su madre y luego de unos minutos ya se lo mamaba con mucha excitación, su lengua se enredaba en el capuchoncito de caliente carne de su madre y giraba a su alrededor, en pocos minutos logro arrancar de los labios de su progenitora un fuerte gemido de placer.
Yo por mi parte comencé a quitarle la camisa al chico, y luego sus pantalones, ellos solo se meneaban para deshacerse de las prendas que comenzaban a estorbar, bajo los calzoncillos de Jorge se dibujaba una tremenda erección a pesar de su corta edad, él se pegó al cuerpo de su madre haciéndola sentir el prominente montículo en su entrepierna, la mujer dio un respingo al sentir la dureza de su niño y se separó un poco de el para poder apreciar bien lo que había ahí abajo, sus ojos se desorbitaron cuando apreció la fuerte erección, instintivamente su mano fue a parar al duro pene que se encontraba bajo el calzón del niño; Magdalena palpó con mucha delicadeza la bella pieza de carne por encima de la prenda y no pudiéndose contener por más tiempo puso sus manos en el elástico del calzón y lo bajo rápidamente, la verga salió disparada hacia el frente como si tuviera un resorte, la madre observo entonces detenidamente el pene de su hijo, largo y grueso, más o menos de unos 14 o 15 centímetros de largo además se pandeaba un poco hacia arriba casi en la forma de un plátano, con una mano la madre sujetó el pene de su bebe y comenzó a menear la piel de arriba hacia a bajo a lo largo del tronco, Jorge soltó un leve gemido de satisfacción al sentir en su miembro la mano de su madre que lo comenzaba a masturbar.
Varios minutos la mano de la mujer estuvo meneando la cálida carne de la verga de su hijo, luego me acerque a ella y le pedí que se la mamara, ella sin pensarlo por mucho tiempo se hinco frente a su niño y abrió ampliamente su boca, pronto la verga recibió en la punta los labios húmedos de la mujer que de a poco se fue introduciendo más y más de la dura tranca hasta que se logro meter un poco más de la mitad, con movimientos de adelante para a tras Magdalena fue mamándosela al chico, produciendo en este fuertes oleadas de placer que se reflejaban en su rostro, mamaba la verga por unos instantes y luego se la sacaba de la boca para pasarle la lengua a toda la cabeza, envolviéndola con ella para luego irse deslizando por todo el tronco y llegar hasta donde estaban las bolas, a las cuales chupaba con gran placer, su lengua ensalivaba perfectamente cada pliegue de la verga, luego se la volvía a meter en la boca y continuaba mamándosela expertamente; por la cara de Jorge me iba dando cuenta de que cada vez estaba más cerca de su orgasmo y así fue, a los pocos minutos él comenzó a inundar lo más profundo de la boca de su madre con sus jugos, ella por supuesto no dejo escapar ni una sola gota del semen de su pequeñín, se lo trago todo.
Cuando Magdalena terminó de mamar la macana de su hijo se separó de el observándolo, en la cara de ambos se dibujaba la gran satisfacción que habían experimentado, ahora yo tenía que guiarles en el siguiente paso, le pedí a la bella dama que terminara de desnudarse por completó, ella así lo hizo y quedo su hermoso cuerpo al desnudo, su vagina bella mente dibujada entre sus piernas fue lo que más llamó la atención de su hijo, este la observaba sin atreverse a tocarla, fue entonces que le dije que podía tocarla. Él con un poco de temor se acerco nuevamente a su madre y posó su mano sobre la oscura mata de vellos, acarició despacio todo el monte de Venus de su madre y luego bajó para sentir sobre su palma los labios vaginales que ya estaban húmedos, cuando retiró su mano se podía apreciar en su palma el brillo de la humedad que le quedo de la vagina.
Le pedí a Magdalena que se recostara sobre la cama con las piernas abiertas, la mujer se acomodo en ella boca arriba con sus piernas flexionadas y las abrió, sus hermosa vagina quedo completamente expuesta y a la vista, regalándonos un hermoso panorama, me acerque al chico y tomándolo por los hombros lo encaminé hasta la cama y lo recosté boca abajo entre las piernas de su madre.
-Ahora es tu turno, te toca a ti darle placer a tu mami.- Diciéndole esto empuje su cabeza con delicadeza hasta la mojada panocha de su mamá, el chico observaba con un poco de temor los labios vaginales de su madre, le fui diciendo primero que debía de conocer, el olor, la textura, las suavidad y el sabor del sexo de su madre, luego le fui indicando lo que iba a hacer.
-Ahora aspira, siente ese olor y grábalo en tu mente... toca esos labios, despacio, con suavidad, mete un poco tu dedo... ahora pruébalo, te va a encantar, ya lo veras...-
Esas instrucciones le iba dando y el chico las estaba cumpliendo al pie de la letra, su cara de sorpresa iba en aumento, él poco a poco estaba conociendo los rincones más hermosos de su madre y al parecer le estaba agradando la tarea. Llegó por fin el momento más esperado y le dije al niño.
-Ahora vas a lamer toda esta rica concha, primero desde abajo, procura chupar bien cada unos de los labios que vez aquí... tu madre debe de sentir riquísimo cuando empieces a mamarle, luego subes por toda la raja hasta esta parte (señalé el clítoris), este botoncito es especial ya que en él se depositan muchas sensaciones agradables para las mujeres... aquí tienes que ser muy delicado, morder despacito, solo como caricia, mamarlo y chuparlo con delicadeza, lengüetea también esta zona en círculos alrededor del botoncito, éste se llama clítoris, apréndetelo bien, es una zona muy sensible para ellas.-
Cuando terminé de decirle todo eso el comenzó a pasar su lengua por los tibios labios vaginales de su madre y comenzó a hacer lo que le había dicho, su lengua recorrió desde abajo hasta arriba una y otra vez, el chico comenzaba a disfrutar del sabor de una dama, esta su propia madre; ella también empezaba a gemir y suspirar por el placer experimentado. Pasaron varios minutos y ya Jorge le mamaba la concha a su madre como todo un experto, su lengua se incrustaba en el agujero de ella y pronto la hizo llegar a un fuerte orgasmo que arranco sonoros gemidos de Magdalena a la par que sus caderas se meneaban en forma circular. Las manos de ella apretaban la cabeza de su niño para evitar que este se detuviera, el chico lo estaba haciendo muy, pero muy bien, dejó a su madre agotada por unos minutos después de su venida.
Era hora de aprender cosas nuevas y entonces dejé a Magdalena en la misma posición que se encontraba al principio, de espaldas a la cama y con las piernas flexionadas y abiertas de par en par, le dije a Jorge que se montara sobre su madre, sus genitales se juntaros, ambos se perdieron en un intenso beso, sus lenguas comenzaron a explorar la boca del otro y sus labios chupaban la saliva del contrario mientras que un fuerte abrazo enlazó a los dos. En lo que ellos estaban así yo aproveche para desnudarme, ya la verga me dolía de tan dura que la tenía y ni siquiera me la había tocado, me la comencé a menear con delicadeza, masturbándome lentamente mientras continuaba mirando esas escenas. Pero la cosa tenía que ser todavía más intensa así que le dije a Jorge que ahora venía la parte más sabrosa de todas, le dije que se incorporara un poco y que con su manita apuntara su gruesa y larga verga hasta la entrada de la pepa de mamá, el chico entonces lo hizo y la cabeza de su verga se introdujo entre los labios vaginales, de ahí ya no tuve que decirle nada más ya que lentamente le fue introduciendo el pito a su madre hasta que por fin este se perdió en el cálido interior, fue entonces Magdalena la que le comenzó a decir como debería de moverse ya en su panocha, el chico lo comenzó a hacer y a los pocos minutos ya llevaba un ritmo más o menos intenso. Los chasquidos producidos por la pareja comenzaron a inundar la habitación gracias a la inmensa cantidad de fluidos que escapaban del a panocha de Magdalena. La verga se enterraba cada vez más y más rápido en su cuca y esto llevó a Jorge a comenzar a eyacular en el interior de su madre, arrancando de su garganta fuertes gemidos de gozo que se mezclaron con los de su madre quien al sentir como su pequeño la comenzó a inundar con sus mocos también estalló, sus jugos se revolvieron con los de su pequeño y gruesos ríos de jugos comenzaron a escapar de las panocha cada vez que la verga entraba y salía.
Ambos quedaron agotados y tendidos en la cama, yo por supuesto comencé a venirme después de ver estas escenas, lo hice en la boca de Magdalena quien también se trago toda mi leche. Ese día completo fue dedicado a ellos dos y toda la tarde nos la pasamos Jorge y yo haciendo el amor con Magdalena.
Continuará

Aventuras pornográficas de pedófilos, Parte 21 (de CuPed)
17 de marzo de 2025 en Jovencitas, Relatos SDPA
"Fue cuando vi al tío Christoph ponerle los cuernos a mi padre que supe que jamás podría ser el hombre que él era. Aunque había tomado su premio y compartido lo suyo, sabía que jamás tendría el poder, la crueldad que inspiraba un miedo tan implacable en un semejante."
"¿Por qué tienes que ser tan cruel?", gritó Bianca, dirigiéndose a George. Bianca era la tercera mujer que participaba en la producción de películas porno. No tenía hijos, pero como maestra de veintidós años, descubrió que dos de las chicas de su clase mantenían relaciones sexuales con sus padres. Las había escuchado hablar de sus dos familias, que se habían reunido la noche anterior, y le intrigó el entusiasmo con el que las dos niñas de siete años habían hablado de sus aventuras sexuales. Eso fue antes de que se implementaran las reglas. Bianca investigó y se unió al grupo. Había participado activamente en él durante diez años y fue aceptada como una de ellos.
Fue difícil conseguir que Bianca compartiera las actividades del grupo. Bianca estaba casada y su esposo no sabía nada del grupo. Bianca había intentado atraerlo, pero su esposo odiaba a los pedófilos con pasión. Si alguna vez descubría que su esposa era una, la habría matado o algo peor. Bianca amaba al hombre, pero era un pésimo amante, y Bianca solo estaba verdaderamente satisfecha cuando participaba activamente en el grupo. Por suerte, su esposo era confiado, poco sospechoso y estúpido. Podía conseguir tiempo para jugar fácilmente si se le daba el tiempo.
Su cabello, normalmente rubio oscuro, estaba teñido de un color más claro para la escena, aunque sus ojos azules eran tan brillantes que no necesitaba lentes de contacto. Con su 1,60 m, la mujer de treinta y dos años no había perdido su figura juvenil. Sus pechos, algo pequeños, seguían firmes, con pezones del tamaño de una moneda de cinco centavos, de 1,25 cm de largo y muy sensibles. Ahora estaban expuestos, y ella estaba de rodillas frente a un amenazador George. Esta era una escena muy poco común, solo para adultos, que el alemán había solicitado.
El segundo hombre adulto en el set dio un paso adelante y dijo con voz débil y suplicante: "¡Por favor! No puedes hacerle esto a mi espo...". Fue interrumpido por la mano de George cerrándose alrededor de su garganta.
"Ella no es 'tu' esposa. Olvidas tu lugar, hombrecillo patético", siseó George furioso en la cara de Robert. "Permití que esta zorra se casara contigo con el único propósito de darme lo que necesito. Nuevas hembras para saciar mis deseos. Ahora que lo ha hecho, ya no eres necesario. ¡Te haría bien recordarlo! Te dije que me dejaras con mi juego, pero como necesitas que te recuerden quién es el amo de esta zorra, ¡ahora te quedarás a observar!" Dicho esto, George dio un paso adelante con calma y metió sus dieciocho centímetros en la boca y la garganta de Bianca.
"¡Corten!", gritó Jack. "¡Buen trabajo, chicos! Preparémonos para la siguiente escena". La escena que acababan de filmar era corta según el guion del alemán. Era más bien un preludio para la escena gay que se filmaría a continuación. Ayudaron a Bianca a ponerse de pie, quejándose de que la habían excitado y habían cortado la escena. George tendría otra escena con Jill ese día, y Jack no quería que se cansara. Pronto, la voz de Bianca exclamó de alegría al ser presentada a Travis y Gregg. Tendría suficiente atención masculina para justificar su salida, pues los chicos ya empezaban a manosearla mientras la llevaban a la sala verde.
"Esto es muy oscuro e intenso", dijo Robert acercándose a Jack. "¿Crees que realmente ocurrió?"
"Creo que el diálogo se ha enriquecido", respondió Jack. "Y quizá también algunos recuerdos de los encuentros sexuales, pero claro, creo que ocurrió".
"Me pregunto cómo resultó entonces", dijo Robert. Justo cuando lo hacía, Justin se acercó.
"¿Listo para tu escena?", le preguntó Jack al niño de ocho años. Justin asintió, pero no dijo nada. "¿Nervioso?", preguntó Jack.
"Un poco", respondió Justin.
"No te preocupes, seré lo más delicado posible", dijo Robert, poniéndole una mano en el hombro a Justin. Con un metro sesenta y cinco de altura, Robert no era mucho más alto que el niño de ocho años. Robert era el hombre bisexual que actuaría con Justin en la siguiente escena.
La introducción de Robert a esa vida había sido única. Un hombre pasivo casado con una mujer dominante, tenían tres hijas. Se resistió con todas sus fuerzas cuando Fiona empezó a incitarlo a excitar sexualmente a sus hijas, pero finalmente cedió. Fiona no tocaba a las niñas, pero siempre se emocionaba al ver a Robert poner a prueba a sus dispuestas hijas.
Peter los había descubierto y presentado al grupo dos años antes. Cuando Fiona descubrió que Peter tenía dos hijos bisexuales, instó a Robert a probarlos. Robert se resistió de nuevo, pero finalmente accedió a los deseos de su esposa. Al hacerlo, descubrió que disfrutaba tanto del sexo con chicos como con chicas. Después de que Peter consiguiera un ascenso y se despidiera del grupo a regañadientes para mudarse a Florida, Fiona lo instó a tener encuentros sexuales con otros hombres, y Robert no se resistió tanto a esa transición.
Mientras Robert tanteaba el terreno con otros hombres, a él y a su familia se les prohibió participar en el grupo. El miedo al SIDA era una gran preocupación para todos. Si bien el grupo era numeroso en ese momento y todos los miembros tenían relaciones sexuales libremente, en general era monógamo. No solo Robert, sino cualquiera que tuviera relaciones fuera del grupo tenía prohibida la participación. Dan y su familia fueron excluidos del grupo cuando él inició a Renee y a los suyos. Renee y su familia tuvieron que hacerse la prueba antes de poder ser presentados. No se trataba solo del SIDA, sino también de todas las ETS. Incluso el propio Jack fue excluido del grupo cuando introdujo a Fred y a su familia.
Justin le sonrió a Robert y le respondió: "Sé que lo harás. Pero después de las escenas, creo que seguiré con chicas. No creo que haya nada malo en el sexo entre chicos, pero simplemente no creo que sea para mí". En el set, Bob sonrió ampliamente aliviado, pero rápidamente recuperó la neutralidad. Jack, sin embargo, había visto la reacción.
"¿Seguro que quieres hacer la escena?", preguntó Jack. "Aún estamos a tiempo de echarnos atrás. Podemos buscar a otro chico si hace falta".
"Está bien", respondió Justin. "Puedo hacerlo. Dije que lo haría, y de verdad que no me importa. Lo haré como es debido".
"Buen chico", respondió Jack con firmeza. Habría sido difícil encontrar a otro niño pequeño para el papel. Pero Jack no iba a obligar a Justin a hacer algo que no quería. "Vamos a organizarlo, entonces".
La escena se montó y se desarrolló sin problemas. Fiel a su palabra, Justin la representó a la perfección. La escena se montó de tal manera que, después de que su madre y su tío dejaran al padre cornudo en la habitación, el alemán que interpretaba Justin se atrevió a confrontar a su padre. El padre se enfureció con las palabras del chico y lo violó oral y analmente. Normalmente, Jack evitaba las escenas de violación, pero como se trataba de un vídeo privado y el diálogo de la narración denotaba aceptación, si no pasión, lo hizo.
Para cuando terminó la escena masculina, Gregg salió de la sala verde para observar. Fred estaba de pie junto a él, con un brazo sobre el hombro del niño de doce años, hablándole suavemente. Gregg asentía e incluso sonreía discretamente a lo que Fred decía. Al terminar la escena en el set, Fred le hizo una seña a Robert y los tres se quedaron charlando. Jack se concentró en el guion, preparándose para la escena de George y Justin con Jill, y cuando levantaron la vista, los tres hombres desnudos habían desaparecido.
Mientras miraba en esa dirección, Katie salió de los camerinos. Vio a Jack, sonrió y lo saludó, luego miró hacia la sala verde. Por un momento, la niña de ocho años pareció indecisa, pero luego se giró y se acercó a Jack, subiéndose a su regazo para acurrucarse.
Mientras los fuertes brazos de Jack sostenían a la niña, ella dijo con nostalgia: "Ojalá pudiera hacer una escena como la de Jill. Se ve tan guapa con ese vestido negro y el pelo así recogido". Katie había estado atrás observando cómo vestían y maquillaban a Jill para su siguiente escena.
"En la próxima película de disfraces que hagamos, podrás actuar", le prometió Jack con una sonrisa radiante. Jack pensó en la película programada que harían y se le ocurrió una idea: "De hecho, ¿te gustaría disfrazarte de Barbie para poder ponerte traviesa con Ken?".
"¿En serio?", preguntó Katie esperanzada. "¿Podría usar el vestido rosa con el dobladillo de encaje?"
"Solo el tiempo que Ken necesite para quitártelo" dijo Jack con picardía mientras le apretaba el trasero.
Katie se rió y se retorció contra él, luego preguntó: "¿Qué tipo de escena sería?"
"No lo sé. Aún no lo he escrito. Pero sé de un lugar donde podría encajarlo en el próximo guion", respondió Jack. "¿Qué te parece si estás en el suelo, jugando con Barbie y Ken, la cámara se difumina y te imaginas la escena? ¿Qué tipo de escena te imaginarías?"
La cara de duendecillo de Katie se arrugó pensativa por un momento y luego dijo: "Estaría en un tocador, en un dormitorio grande. Mientras me miraba en el espejo admirando mi vestido y cepillándome el pelo, Ken entraba vestido con su esmoquin. Sonaba música y Ken bailaba conmigo por la habitación.
Cuando nos acercábamos a la cama, Ken dejaba de bailar y me besaba profundamente, bajándome la cremallera del vestido. Cuando empezaba a quitármelo, me resisto, pero Ken me tira sobre la cama y me sujeta, besándome mientras yo forcejeo hasta que cedo. Entonces se incorpora y me desnuda, aunque yo intento detenerlo. Después de desnudarme, me besa hasta someterme de nuevo y luego me obliga a desnudarlo. Después de desnudarse, me obliga a chuparle la polla, aunque me da miedo.
Después de correrse en mi boca, me empuja de nuevo al colchón. Lloro y le pregunto qué más quiere, luego besa todo mi cuerpo y me come. Me hace tener un orgasmo, luego se levanta y me toma en sus fuertes brazos. Me pone de rodillas y me empuja la cara contra las almohadas para que mi grito se ahogue cuando me toma. ¡Ay, Jack, qué duro es! ¡Después de desgarrarme, se siente tan culpable! Intenta ser amable conmigo. Pero entonces me meto en ello y empiezo a decirle guarradas para que vuelva a ser fuerte conmigo. Después de que Ken y yo nos corremos juntos, se tira sobre mi espalda y me aprieta con su peso mientras me susurra al oído cuánto me ama y cómo lo haremos para siempre. Entonces la escena se funde a negro y tengo a Ken sobre la espalda de Barbie, con el rostro sonrojado por mi fantasía. ¿Qué te pareció?" concluyó mirando a Jack a los ojos, los suyos ardiendo.
"¡Guau!", dijo Jack sin aliento. "Eso sí que estaría buenísimo. Pero no pudo correrse en tu boca en la escena. Tiene que ser una toma espectacular."
"Luego, después de hacerme un tratamiento facial, me empuja la cabeza hacia la manta para limpiarme su semen de la cara", dijo Katie después de un momento.
"¿Pero podrías con las cosas rudas?", preguntó Jack. "¿Ser presionada bajo un hombre?"
"Oh, sí", dijo Katie, retorciéndose de nuevo en el regazo de Jack. "En la fiesta de Arlene, después de que Bob me follara y se tumbara encima de mí, empecé a excitarme de nuevo". Confesó tímidamente.
"¿A quién te gustaría ver interpretando a Ken?", preguntó Jack, asombrado por la niña en su regazo. Ella abrió la boca rápidamente para responder, pero Jack fue más rápido y añadió: "¡Además de mí!".
Katie cerró la boca y le dedicó a Jack una sonrisa tímida. Luego, pensativa, sus ojos se nublaron y, tras un minuto, dijo lentamente: "Mmm, Jason, creo. Siempre ha sido muy suave al follarme, pero noté que quería ser más fuerte. Siempre se ha contenido conmigo, pero apuesto a que le da caña a Helen".
"Entonces Jason", dijo Jack. "Y para que encaje con el guion, puede hacer de tu papá. Entra y ve lo sonrojado que estás y la posición en la que sostienes las muñecas. Adivina a qué estabas jugando. Luego te seduce, siendo tan suave en esa escena como rudo en la otra".
Katie asintió con una sonrisa y se bajó del regazo de Jack. Metió las manos en sus pantalones cortos y se los quitó rápidamente. Desnuda de la cintura para abajo, agarró el cinturón de Jack y dijo: "Estoy caliente y excitada. ¡Tengo el coño tan mojado! ¡Quiero follar!".
Jack miró su reloj y vio que faltaban veinte minutos para la siguiente escena. Sonriendo con anticipación, levantó las caderas para dejar que la ansiosa niña le bajara los pantalones y la ropa interior, y luego ayudó a la niña de ocho años a subirse torpemente a su regazo, mirándolo. La silla del director no estaba bien diseñada para permitirlo, pero hicieron lo mejor que pudieron.
Jack, con los pantalones aún colgando, deslizó el trasero hacia adelante todo lo que pudo en la silla. Esperando que fuera lo suficientemente firme, ayudó a Katie a subirse. Al hacerlo, deslizó la mano entre sus piernas y descubrió que su coño estaba empapado. Katie gimió cuando sus dedos le rozaron el clítoris un momento antes de volver a su cadera. La silla no era lo suficientemente ancha como para que ella apoyara las rodillas, así que tuvo que dejarlas colgando bajo el reposabrazos mientras se apoyaba con las manos en sus anchos hombros y los pies en sus rodillas.
Mientras Jack colocaba a la ansiosa chica sobre su miembro, ella acercó su rostro al suyo y reclamó sus labios en un beso apasionado y necesitado que dejó a Jack sin aliento. Mientras la gimiente niña de ocho años le chupaba la lengua, Jack la bajó sobre él, sintiendo su grueso pene abrirla. Katie gimió de nuevo cuando Jack la bajó quince centímetros sobre su pene, disfrutando de la sensación de su apretado coño preadolescente extendiéndose sobre él.
Katie flexionó las piernas y Jack la ayudó con las manos en la cadera mientras se levantaba, luego la bajó lentamente, gimiendo al sentir las suaves y resbaladizas paredes de su coño aferrándose a él. La folló lentamente de arriba a abajo cuatro veces antes de empezar a acelerar. Katie comenzó a mover las caderas adelante y atrás, atrayendo su clítoris hinchado contra su miembro y gimiendo de placer mientras enviaba descargas eléctricas a través de su joven cuerpo.
Los labios de Katie dejaron los de Jack y bajaron para acariciar su cuello mientras el ritmo se volvía más frenético. "Oh, Dios, sí, fóllame, Jack". La excitada preadolescente respiró en su garganta. Él suspiró mientras aceleraba el ritmo, empujando a la niña de cabello castaño rojizo de arriba a abajo sobre su miembro. "Fóllame, fóllame, fóllame", decía Katie al ritmo de su pene penetrante. Jack cerró los ojos mientras suspiraba extasiado.
Sus ojos se abrieron de golpe al oír fuertes vítores provenientes de la sala verde. Mirando los monitores frente a él, Jack sonrió al darse cuenta de que su encuentro con Katie estaba siendo mostrado a todos. Ray tenía una vista panorámica de la espalda de la preadolescente, arqueando la columna al mover las caderas. Bob había hecho un zoom para un primerísimo plano de los labios vaginales de Katie ordeñando su pene con cada embestida. Al levantar la vista, Jack vio que un micrófono de brazo había sido colocado sobre ellos para captar los sonidos de la excitación de la chica y los jadeos de Jack. "Para tu colección privada", gritó Ray alegremente al darse cuenta de que Jack había notado su broma.
"Están locos", los reprendió Jack mientras volvía a acelerar el ritmo, volviendo loca a su amante preadolescente. El cuerpo de Katie se ponía al rojo vivo y su voz se había apagado mientras Jack la llenaba una y otra vez. De repente, su cabeza se echó hacia atrás y un grito escapó de su garganta. Las manos de Jack volaron desde sus caderas hasta la parte baja de su espalda para evitar que se cayera de la silla mientras su pequeño cuerpo comenzaba a agitarse en la liberación. "¡OH DIOS!", gritó Katie con fuerza mientras su cabeza se movía de un lado a otro.
La combinación de verla en el monitor y sentir su cuerpo agitado moviendo su coño espasmódico contra la verga de Jack lo llevó al clímax. "¡Gyuahhhh!" Su voz se unió a la de Katie mientras sus testículos se tensaban. Su polla empezó a chorrear su semen caliente dentro de ella y la cámara que sostenía Bob lo capturó mientras su semen se derramaba alrededor de su polla. Después de que el hombre y la niña disfrutaran juntos de sus orgasmos, Katie se desplomó contra su pecho mientras su cuerpo, aún tembloroso, se calmaba. Las manos de Jack volvieron a su cintura y la folló lentamente de arriba abajo mientras su pene comenzaba a desinflarse en su coño acalorado. Mientras estaban sentados jadeando, Jack escuchó aplausos y más vítores provenientes de la sala verde y sonrió.
Joyce apareció como por arte de magia con dos toallas. Exclamó con admiración: "¡Dios mío, Jack, qué bien la pusiste!". A Katie casi se le doblaron las piernas cuando Joyce la ayudó a levantarse, saciada. Katie tomó otra toalla que Joyce le había traído y, mientras la sujetaba con las piernas sobre su coño supurante, limpió a Jack con cariño. Al terminar, se inclinó y besó el pene desinflado de Jack con reverencia antes de dejar que Joyce, entre risas, la acompañara.
Continuará

El diario secreto de mi hija (de Veronicca)
16 de marzo de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Este Diario es el de la hija de una mujer que me escribió para compartir algo que llevaba un tiempo atormentándola. Me cuenta que su hija lleva tiempo viviendo fuera, desde que se fuera a estudiar a la Universidad y posteriormente ponerse a trabajar, por lo que solo volvía a casa los días que tenía de vacaciones, aunque en realidad cada vez iba menos por las ocupaciones de su trabajo.
Un día pidió a su madre que hiciera una limpieza general en su cuarto, porque quería tirar muchas de las cosas que conservaba todavía desde que era niña y así fue como su madre, mirando todo lo que tenía en los armarios y los cajones, descubrió como una especie de Agenda, que al ojearla vio muchas hojas escritas con la letra de su hija, por lo que se le ocurrió ponerse a leerlo para ver si podía tirarla, pero su lectura la dejó tan perpleja que no pudo dejar de leer hasta que terminó la última hoja de ese diario.
Ella no sabe cuándo su hija empezaría a escribirlo, aunque al principio hace mención a cuando tenía 7 años, ni cuando dejó de hacerlo, pero su hija andaría sobre los 16 años, por lo que contaba en él, quizás cuando pensó que ya no era una niña para tener un diario donde contar sus intimidades.
Estaba claro que su hija, cuando la llamó, ya no se acordaba de ese diario, o en ese momento, con la cabeza ocupada en otras cosas, ni se le ocurrió pensar que su madre podría descubrirlo, ya que su hija era bastante despistada, pero en él se notaba como iba evolucionando desde una letra infantil hasta una forma de escribir al final, que le costaba entender, resultando lo más turbador ver como una niña podía escribir sobre sus experiencias sexuales, comenzando su Diario de esta forma, y que yo he adaptado para hacer este relato:
“”Por la noche escuché ruidos, como gritos de mi madre y fui a asomarme a la puerta de la habitación de mis padres pudiendo ver como estaban desnudos, con mi padre encima de mi madre, moviéndose sobre ella, haciéndola gemir o gritar, pero yo no sabía si mi padre la estaba haciendo daño y si mi madre estaba llorando porque no podía quitárselo de encima.
Me quedé bloqueada. Tenía que haber entrado a defender a mi madre, para que mi padre la dejara en paz, pero me quedé allí mirando, cada vez más confusa, porque parecía que eso a mi madre le gustaba y le decía a mi padre que le diera más y más fuerte. Yo no entendía nada, pero al ver eso, sentía latir muy fuerte mi corazón y casi no podía respirar, sintiendo también unas cosquillas entre las piernas, pareciendo como si tuviera ganas de mear.
Cuando mi padre se quitó de encima de mi madre, pude ver su pene muy gordo y estirado, todo mojado. Nunca se lo había visto así, pero no podía dejar de mirarlo hasta que mi madre se sentó encima de él, viendo como se lo metía entre las piernas y se movía sobre él, empezando a gemir otra vez, como si eso le diera mucho gusto, y así se lo decía a mi padre.
Mi madre tenía unas tetas grandes y duras y se movían arriba y abajo mientras saltaba sobre mi padre, que la sujetaba por las caderas, pero mi madre parecía como si estuviera montando en un caballo, cabalgando sobre él. Ojalá tenga yo esas tetas cuando sea mayor….. De pronto, se quedó tumbada sobre mi padre, quieta, resoplando y respirando fuerte; luego apagaron la luz y se durmieron.
Yo volví a mi habitación, pero no podía dormir. Mi corazón todavía palpitaba en mi pecho y parecía que quería salirse de él, mientras seguía sintiendo ese cosquilleo en mi vagina toda mojada, y al tocármela, noté el gusto que me daba. No sé si en ese momento entendí por qué mi madre sentía tanto gusto al tener el pene de mi padre metido dentro de ella, pero no fui consciente de ello. Era la primera vez que veía algo así y tenía que asimilarlo.
Todas las noches estaba pendiente de esos ruidos para ir a verles y así fue durante todas las noches en que no me quedaba dormida antes. Les vi hacer más cosas, como cuando mi madre se metía el pene de mi padre en la boca y lo chupaba hasta metérselo todo dentro y como mi padre metía la cabeza entre las piernas de mi madre para chupar su vagina también, haciéndola gritar de gusto.
Todo eso me excitaba mucho, sin saber muy bien por qué, pero mientras los miraba yo empezaba a tocarme la vagina también, gimiendo como mi madre, pero más bajo, para que ellos no me escucharan.
A las mañanas siguientes, todavía tenía eso en la cabeza, estando despistada todo el día en el Colegio, pero no tenía ninguna amiga a la que poder contárselo. Ellas no sabían nada de sexo ni hablaban de esas cosas, pero un día, hablando con una compañera que no era de las más amigas mías, me contó que espiaba a su hermana mayor cuando follaba con su novio. Yo me quedé escuchándola con mucha atención, preguntándome ella que si yo había visto a alguien alguna vez y allí fue cuando la dije que yo veía a mis padres hacer eso.
Ella se río con picardía, preguntándome las cosas que hacían. Yo no sabía muy bien como contárselo, pero ella me preguntaba si mi madre le comía la polla a mi padre o como se ponían para follar. Con ella aprendí todas esas palabras de follar, coño, polla y otras más que me excitaba pronunciarlas, pero solo lo hacía cuando hablaba con esta compañera contándonos todo lo que veíamos.
También me preguntó si a mí me habían tocado la rajita, contestándole que no, pero ella me dijo que un tío suyo se lo hacía y que le daba mucho gusto. Todas estas conversaciones con esta amiga me excitaban mucho, tanto como ver a mis padres y eso hacía que cada vez estuviera más en mi mundo, pensando solo en llegar a casa para tocarme hasta hacerme venir como un poco de pis que me daba mucho gusto. Alguna vez mojé las sábanas de mi cama y mi madre, al notarlo, se enfadaba conmigo, diciéndome que siendo tan mayor como me meaba en la cama todavía, pero yo la decía que no era pis, llena de vergüenza, y ella me miraba de una forma que no sabía que decirme.
En alguna ocasión, mientras lo hacían, veían en la tele películas que yo no podía ver desde la puerta, pero se escuchaba gemir mucho y gritar a las mujeres y yo supuse que serían de sexo, y una vez que estaba sola en casa, busque esas películas escondidas y me puse a verlas, quedándome impactada con todo lo que vi, masturbándome varias veces mientras las veía tumbada en la cama de mis padres.””
Aquí hago yo un inciso, para deciros que la madre de esta niña, según iba leyendo el diario, recordaba muchas de esas situaciones que su hija contaba y eso le hacía estremecer, porque esa lectura le estaba haciendo comprender muchas cosas que en su momento no llegaba a descifrar, lamentando no haberlo hecho en su momento, continuando yo con el Diario:
“En esa edad en la que no podía hablar con nadie de estas cosas, esta niña que me contaba todo eso me tenía encantada y hasta mis amigas se enfadaban conmigo diciéndome que estaba mucho tiempo con ella hablando y que las dejaba a ellas, pero es que con ella estaba aprendiendo todo eso que quizás, por mi edad, no me correspondía, pero a la vez, necesitaba saber todo eso para entender lo que hacían los mayores y por qué lo hacían, aparte de que con ella, cuando estábamos a solas, empezamos a tocarnos una a la otra y fue a la primera a la que besé en la boca con la lengua, dándome mucho gusto hacerlo, mientras nos masturbábamos con los dedos una a la otra.
Así que cuando mis amigas empezaron a hablar de chicos y de sexo, yo ya sabía todo eso, pero tenía que disimular con ellas, para que no me preguntaran como sabía yo tantas cosas, aunque en realidad me faltaba por experimentar muchas otras prácticas que estaba deseando tener, como el tocar una polla y sentir como eran cuando se ponían duras.
Los chicos empezaron a andar detrás de nosotras para tocarnos y que les diéramos besos y a veces nos escondíamos en algún lugar para hacerlo y así fue como toque la primera polla, de un compañero que se llamaba Carlos y que dejaba que todas lo hicieran, tocándonos él también el culo, y por delante, a la que se dejaba meter el dedo.
Yo siempre tenía muchas ganas de hacer esas cosas y ellos empezaron a darse cuenta, por lo que siempre me buscaban y querían estar conmigo, porque me dejaba hacer todo y fui la primera de mis amigas que empecé a chupar pollas, pero cuando ellas se enteraron, también empezaron a hacerlo.
Yo estaba siempre caliente y después de ver tantas veces la polla de mi padre, tenía ganas de que me la metiera también, como a mamá, pero a la vez pensaba que me iba a hacer daño, porque el coño de mi madre era muy grande y yo solo tenía una rajita cerrada, lo que me hacía tener sueños por la noche que a veces se convertían en pesadillas, como me pasaba cuando soñaba que mi padre me estaba follando, y mi madre entraba en la habitación, toda enfadada, diciéndole a mi padre:
—¿Pero qué haces? Desgraciado, que me la vas a convertir en un putón, con tanta polla, salte ahora mismo de ella.
Y yo me despertaba, sobresaltada, sudando y con el coño todo mojado, diciendo:
—¡Nooo, déjalo, mamá!, que me gusta y no me hace daño.
Como lo decía gritando, a veces venía mi madre a la habitación para ver si me pasaba algo y yo le decía que había sido una pesadilla, muy desconcertada por lo que había soñado.
Pero a pesar de eso, todas las noches tenía que masturbarme, a veces viendo a mis padres follar y otras, yo sola en mi cuarto. También, durante el día, me metía en el baño para tocarme e intentar meterme cosas por la vagina, como el mango del cepillo o algo más fino que me entrara mejor, para ver lo que se sentía, aunque no me atrevía a meterlo del todo hasta una noche en la que me llevé una zanahoria a mi habitación y tan excitada como estaba, empecé a metérmela cada vez más dentro, y aunque sentía algo de dolor, yo seguía apretando más hasta que empezó a salirme sangre por la vagina y me asusté mucho, sin saber qué hacer.
Yo había escuchado a las chicas mayores hablar de que cuando se desvirgaban, salía sangre, por lo que yo entendí que al meterme la zanahoria tan dentro, me había desvirgado y ya no podría hacérmelo ningún chico, como ellas contaban, pero por suerte, no me salió más sangre, aunque ya había manchado las sábanas y mis braguitas con ella y mi madre se iba a dar cuenta de lo que había hecho.
Por la mañana, mi madre me preguntó qué había pasado, que de qué era toda esa sangre y como yo no decía nada, ella al ver mis braguitas con sangre, se acabó dando cuenta de lo que había hecho sin acabar de entenderlo del todo, diciéndome:
—¿Qué te has hecho, hija? ¿Cómo puede ser? ¿Qué te has metido? ¿Quién te ha enseñado a hacer eso? Pero si eres una niña todavía……
Una tormenta de preguntas que yo no sabía responder, toda avergonzada, mientras mi madre seguía preguntandome:
—¿Qué pasa, que ya te gusta esto? Madre mía, pero si todavía no tienes ni la regla, ¿qué voy a hacer contigo…..? ¿Ya te vas con chicos? ¿O algún hombre mayor te ha tocado? ¿Ha sido tu padre….?
Como empezó a meter a mi padre en esto, yo la respondí:
—No, mamá, nadie me toca. Soy yo misma la que lo hago porque empezó a darme gusto.
—¿Tan pequeña ya? Eso es porque has visto algo, ¿te han enseñado pornografía?
Otra volví a callar, sin decir nada, pero mi madre descubrió la zanahoria manchada de sangre y siguió preguntándome:
—¿Esto te has metido? ¿Pero no ves que está lleno de porquería y puedes tener una infección?
Yo me quedé muy asustada por lo que decía, pero mi madre adivinó lo que estaba pensando:
—Claro. Con la calentura, ni se te ocurrió pensar eso. Esperemos que no te pase nada, porque si tenemos que llevarte al médico, a ver que le decimos.
Por suerte no me pasó nada y mi madre parece que se va olvidando de lo que hice, pero yo sigo con mi curiosidad y con ganas de meterme una polla de verdad, por lo que dentro de la ingenuidad de mi edad, cuando estoy con mi padre, me pongo encima de él, frotándome y moviéndome para que me haga lo mismo que a mamá, pero aunque noto su polla dura debajo de mi culo, él se siente incómodo con lo que hago y me aparta para que no siga, sin que todavía me haya dejado tocársela nunca.
Pero cuando viene mi abuelo a casa, a él si le gusta que me siente en sus piernas y me acaricia las piernas debajo de la falda, por lo que empiezo a moverme encima suyo para que ponga la mano en mi culo y lo manosee, dejándome yo que me toque todo lo que quiera, poniéndose él a respirar fuerte mientras lo hace, y yo me siento feliz porque me gusta mucho que alguien mayor me toque de esa forma.
También su polla se pone dura debajo de mí, pero nunca me la quiso enseñar, aunque estemos solos, por lo que yo acabo muy excitada y cuando me voy a la cama, empiezo a masturbarme pero sin meterme nada, solo los dedos frotándome la vagina hasta que me viene el gusto.
Un día que llegué a casa del Colegio más pronto de lo normal, al entrar en casa, escuche ese mismo sonido que oía por las noches, pero me extrañó porque mi papá estaba fuera y al asomarme a la puerta vi a mi madre en la cama con un hombre que no conocía. Estaban follando como hacía con mi padre y eso me llenó de confusión, porque no entendía porque mi madre necesitaba a otro hombre si mi padre le daba tanto placer.
Era la segunda polla de un hombre mayor que veía y aunque era distinta a la de mi padre, también me gustó y me dio envidia cuando mi madre se la chupaba con tanto gusto, porque debía de estar muy rica y otra vez tuve que masturbarme mientras los veía follar y mi madre ahora sí que gritaba como una loca, pensando que no había nadie en casa.
Cuando terminaron, volví a salir de casa para volver más tarde, intentando disimular con mi madre todo lo que había visto antes.
Ya no volví a ver más veces a ese hombre en mi casa y si mi madre seguía follando con él, a lo mejor se iban a otro sitio, pero después de eso, yo tenía cada vez más ganas de follar y en una de esas veces que estaba chupándole la polla a un compañero del Colegio, me tumbé y abrí las piernas para que me follara. Él se quedó muy sorprendido, porque ninguna niña le había dejado hacer eso, pero me hizo caso y se puso encima para metérmela. Como yo ya no era virgen, no noté mucho dolor cuando me la metió y le dije que se moviera para follarme, pero cuando estaba empezando a darme gusto, él se corrió y la sacó, quedándome yo un poco frustrada porque quería seguir más tiempo, hasta que me corriera yo.
Yo le dije que siguiera, pero se le bajó y ya no pudimos más.
Como ese chico debió de decírselo a los demás, lo que había hecho conmigo, otros quisieron también y lo volví a hacer con tres compañeros más, que también se corrieron muy pronto, menos uno que si aguantó más hasta hacerme correr a mí también y fue el que más me gustó.
En una ocasión, en el Colegio nos mandaron hacer un trabajo por parejas y un chico enseguida se apuntó para hacerlo conmigo y decidimos ir a mi casa, diciéndole a mi madre que teníamos que hacer un trabajo.
Mi compañero se quedó mirando a mi madre, porque llevaba poca ropa para estar en casa y cuando nos metimos en mi habitación, como él debía saber que yo era muy caliente, enseguida empezamos a distraernos hablando de sexo, preguntándome él:
—¿Tú le has visto el coño a tu madre?
Como yo note que mi compañero se había fijado en ella, habiéndome confesado que le gustaban las mujeres mayores, le dije que sí, y él entusiasmado, empezó a preguntarme:
—¡Uuufff! ¿Y cómo es? La mía lo tiene lleno de pelos y casi no se le ve la raja, pero cuando se lo abre debe de ser una pasada.
—La mía tiene muchos pelos también y lo tiene grande porque la polla de mi padre le entra bien.
—¿También le has visto la polla a tu padre? ¿Estaba dura? ¿Les has visto jodiendo? ¿Te ha metido mano alguna vez….?
—Buenooo, tranqui, jaja. Sí, se la vi varias veces, y jodiendo también, pero a mí no me deja ni tocarla.
—Pues yo tengo amigas que su padre las soba todo lo que quiere y casi hasta se las follan.
—A lo mejor lo hicieron y a ti no te lo dijeron.
—Sí, es verdad, pero tengo una que me lo cuenta todo, que algunas veces follamos también y me dijo que no.
Esa conversación estaba excitándonos a los dos y empezamos a tocarnos y besarnos, queriéndome él desnudar, pero yo tenía miedo de que mi madre entrara en la habitación, aunque al final, como ya estaba muy cachonda, me tumbé en la cama y él me bajó las bragas para empezar a joderme, intentando yo que mis gemidos no se escucharan mucho y no sé si al final mi madre oiría algo, pero seguimos hasta que acabamos corriéndonos los dos. Y luego, enseguida, nos pusimos a hacer el trabajo a toda prisa para terminarlo.
En el Colegio, a veces las compañeras hablaban de un Maestro que decían que era un sobón, porque solía tocar a las chicas, pero sobre todo a Cristina, que era la que más tetas tenía y con ese Maestro siempre sacaba buenas notas.
Ya había follado con varios chicos, pero yo seguía deseando hacerlo con alguien mayor, preguntándome si ese Maestro habría follado a Cristina también, pero en esos días me llegó la primera regla y estuve un tiempo sin hacerlo con nadie, porque tenía miedo de quedarme embarazada. Además, mi madre me dio la charla de que tuviera cuidado también:
—A ti, que te gustan tanto los chicos, ahora ya te pueden preñar, así que ya puedes cerrar bien las piernas para que no te la metan, que ya escuché yo por el Colegio, que algunas andáis puteando demasiado.
No sé por qué mi madre me decía eso, como si supiera que yo ya andaba jodiendo por ahí, pero supongo que las madres se dan cuenta de esas cosas y después de lo que me había pasado con la zanahoria, ya se esperaría de todo de mí.
Un día, estando en el parque, una chica mayor que yo se acercó a mí y me preguntó si quería ganar dinero:
—¿Ganar dinero cómo?
—Por follar, ya sé que lo has hecho.
A mí me extrañó eso porque follar era lo que más me gustaba, pero si me daban dinero por hacerlo, entonces sería una puta y no me gustaba sentirme así, por lo que seguí preguntándole:
—¿Follar con quién?
—Con un señor, que me dijo que le buscara una de 12.
—¿Tú follas con él?
—Sí, cuando voy a su casa me da dinero por dejarme hacer de todo, pero ahora quiere probar con una más pequeña.
Yo llevaba ya tiempo queriendo follar con alguien mayor, para saber si se tenía más gusto con ellos, y esta era mi oportunidad, aunque el dinero me daba igual, así que le contesté muy decidida:
—Vale. ¿Cuándo tengo que ir?
—Ahora, ven conmigo.
Esta chica me llevó unas calles más lejos, hasta un portal, donde llamó al timbre y nos abrieron la puerta. Subimos al segundo piso y allí nos esperaba un hombre, mayor que mi padre, algo gordo y calvo, pero a mí me daba igual, porque era muy amable y cariñoso conmigo.
Empezó a tocarme mientras la otra chica miraba, quitándome la ropa y cuando me bajó las braguitas, se quedó mirando entusiasmado:
—Que rica, sin pelitos y ya tan abierta a tu edad. ¿Qué andarás haciendo para tenerla así?
Empezó a lamerla, dándole unos pequeños mordiscos que me estremecieron, pero él notaba como me gustaba y sonreía mientras me lo hacía, diciéndome:
—Me encanta la suavidad de tu coño, es un manjar que nunca había probado.
Ya me tenía muy excitada, pero yo lo que quería era verle la polla y tenerla en mis manos, así que por fin se quitó el pantalón y se puso en la cama conmigo desnudo, preguntándome:
—¿Quieres chupármela antes de que te folle?
—Yo solo moví la cabeza afirmativamente y me fui hacia su polla, que aunque no era muy larga, si era muy gorda, con el glande hinchado y cuando la tuve en la boca me encantó. Me la llenaba toda y yo la sacaba y la metía para verla brillante por mi saliva.
Era la primera polla tan grande que tenía en la boca y lo estaba disfrutando, después de tanto tiempo deseándolo, pero ahora venía lo mejor. Ya me la había puesto entre mis piernas para metérmela con el preservativo puesto, y cuando empezó a apretar, sentí algo de dolor, porque era muy gruesa para mí y no estaba acostumbrada a eso, pero él siguió haciéndomelo muy despacio, con mucho cuidado, aunque la otra chica ya le había dicho que no era virgen, pero a él no le importaba, lo que quería era hacerme gozar y disfrutar él conmigo.
Cuando la tuvo toda dentro, empezó a follarme y por primera vez sí que pude sentir lo que era un hombre dentro de mí, como se movía y como mi placer iba subiendo de intensidad, gimiendo cada vez ms fuerte y seguido, sabiendo él cuando iba a correrme, por lo que siguió follándome más deprisa hasta que grité como nunca lo había hecho antes al correrme, y él me la sacó para quitarse el preservativo y correrse encima de mi barriga, que me la llenó toda de semen.””
Ahora hago otro inciso para deciros que la madre de esta niña me mostraba su preocupación preguntándose si había educado bien a su hija y si le había prestado la suficiente atención para que no hubiera tenido que prostituirse con esa edad, pero en realidad no sabía lo que podía haber hecho ante el deseo de su hija de disfrutar del sexo en toda su dimensión de esa forma tan precoz.
Incluso, llegó a insinuarme si tendría que haberla dejado estar con su padre, para que él la calmara lo suficiente como para que no anduviera de puta por ahí, pero yo solo pude decirla, que ante eso, poco se puede hacer, porque hay niñas con un deseo sexual desproporcionado para su edad y por mucho que hagamos las madres, ellas cada vez van a querer más y no saciarse con nada, pero yo seguí leyendo su diario:
“”Ahora ya sabía lo que era joder con un hombre mayor y me encantaba. Volví varias veces más a esa casa y un día estaba con un amigo de él, que quería follarme también. Yo, cada vez era más viciosa y no me importaba. Por primera vez tuve dos pollas en la mano, en la boca y aunque ese señor ya había estrenado mi culo, ahora iba a tener dos pollas dentro de mí al mismo tiempo.
Entro los dos hicieron lo que quisieron conmigo. Mi cara de vicio debía de excitarlos más y ya no me trataban como a una niña, sino como la puta que era, aunque a mí no me gustara reconocerlo. Yo no hacía eso por dinero, sino porque me gustaba, por puro vicio que no sé de donde me salía, porque la mayoría de mis amigas no eran así, muchas eran vírgenes todavía y aunque les gustaran los chicos, no se daban a cualquiera, como lo hacía yo.
Con 14 años tuve mi primer novio, un chico algo mayor que yo, que quería tenerme para él solo. Era muy celoso, no me dejaba vestir faldas cortas ni llevar escotes. Yo permitía todo eso porque me gustaba, pero pronto empecé a sentirme agobiada y a engañarle con otros chicos, hasta que él se enteró y se puso a pegarme y a insultarme, llamándome puta en la calle, hasta que un hombre pasó por allí y me defendió, haciendo que se fuera.
Me llevó a su casa para curarme las heridas que tenía en la cara y en el cuerpo. Me dijo que tenía que decírselo a mis padres lo que me había pasado y que no tendría que ver más a mi novio, pero yo le tenía miedo, porque una vez me dijo que solo me jodería él o me mataría, pero este hombre me dijo que buscaría a ese chico para que me dejara en paz.
Yo estaba muy asustada, pero agradecida también a él y mi única forma de agradecérselo era ser cariñosa con él, pero no se sentía cómodo con mis ofrecimientos, aunque supongo que una cría de 14 es demasiado apetecible para un hombre de 45 y al final acabó cediendo a mi insistencia.
Después de besarle con mi lengua, me tocó las tetas, apretándolas con sus manos y cuando me tocó el coño, se volvió loco. Estaba todo mojado y sus dedos podían entrar fácilmente en él. Me confesó que nunca había estado con una chica de mi edad, pero que era uno de sus sueños. Me llevó a la cama y después de desnudarme, me folló con un amor como nadie me lo había hecho nunca.
Él me hacía feliz y yo se lo hacía a él. No sé si estaba enamorada pero solo pensaba en ir a su casa para follar con él. Me decía que me quería mucho, pero que no podíamos ser novios, que teníamos mucha diferencia de edad, que yo podría ser su hija y no estaba bien que un padre se follara a su hija. Yo le decía que eso me daba igual, pero en mi inconsciencia no me daba cuenta que sus vecinos habían empezado a murmurar porque me veían subir a su casa, aunque él les dijera que era su sobrina.
Un día me dijo que no fuera más a su casa, que no podíamos vernos más. Yo no lo entendía, pero él estaba llorando y solo me dijo que deseaba que un día me casara con un hombre que me hiciera todo lo feliz que me merezco. Yo también lloré, me fui y no le vi más.
Durante un tiempo no me apetecía follar con nadie, aunque me buscaran, solo me masturbaba alguna vez en casa para desahogarme hasta que un amigo que conocía mi historia me dijo que estaba demasiado buena para no follar con nadie, y así empecé a follar con él, solo como un entretenimiento, para evadirme. Era solo sexo, aunque él intentaba darme el cariño que me faltaba, pero no me llenaba lo suficiente.
Después conocía a otro chico, era de otro Instituto, pero me había vuelto a hacer sentir todo eso que disfruté durante tantos años. Follábamos sin límite, en cualquier sitio y yo hacía todo lo que me pedía, hasta que un dúa me pidió que folláramos con un amigo suyo, haciendo un trío. Yo nunca había hecho algo así, pero acepté porque confiaba en mi novio.
Fuimos a casa de ese chico y dejé que empezaran a desnudarme entre los dos. Se sacaron las pollas y yo estaba cada vez más cachonda chupando la polla del amigo de mi novio y luego se sumó él también poniéndomela los dos en la boca.
Yo estaba golosa, ya había había tenido dos pollas, así para mí, pero ahora era distinto, una de ellas era la de mi novio, que me compartía con otro y comprendí en ese momento lo que era sentirse una puta de verdad, pareciendo una reina entre ellos . Mientras uno me follaba, yo se la chupaba al otro. Luego se intercambiaban, me cambiaban de posición, hasta que me quedé entre los dos, con la polla de mi novio en el coño y la de su amigo en el culo. Empecé a gritar como loca y sentía que me desmayaba con las dos pollas dentro de mí, que me hicieron correrme dos veces seguidas, mientras ellos se corrían también dentro.
Cuando la sacaron, yo estaba llena de semen, que me caía entre las piernas, haciéndome sentir como una puta, pero el problema fue que mi novio también me vio así, después de verme gozar con su amigo y a partir de ese día cambió conmigo. Empezó a reprocharme cualquier cosa, a discutir sin motivo y como la relación se volvió insoportable, lo dejamos.
Ahora soy joven todavía, he dejado la niñez atrás, pero sigo buscando ese hombre que me llene completamente, que me folle todos los días y me comprenda, que me deje libertad para ser como soy, que soy de todos y no soy de nadie, eso debe saberlo si quiere amarme.””
Después de leído el diario de su hija, esta mujer me dijo que le había servido para conocer a su hija, a quien en realidad no conocía después de haberla parido y criado todos estos años en los que no había sabido ser madre. Se sentía culpable y se lamentaba, aunque yo intentaba consolarla diciéndola que los hijos siempre son unos desconocidos para sus padres, porque sólo conocemos una cara de ellos, una parte que se va haciendo más pequeña según van creciendo, porque se van alejando de nosotros y ya no nos necesitan.
Pero ella insistía conmigo:
—¿Pero no ves que siempre me necesitó? Desde que me veía con su padre, ahí tenía que estar yo, tenía que saber eso y acompañarla en sus dudas y en sus descubrimientos.
—¿Y qué ibas a hacer? ¿Reprenderla? ¿Negar su deseo?
—Sí, seguramente hubiera hecho eso, pero ahora se mi error, el de muchas madres que tardan años en darse cuenta o nunca quieren reconocerlo, pero una buena madre debe acompañar a su hija en su placer, guiar sus deseos y enseñarla a disfrutar de su cuerpo y del de los demás. Tú sabes que muchas madres hacen eso, te lo han contado y tú nos lo has transmitido. Por eso te escribí, para contarte esto tan íntimo y tan crudo a la vez.
Al final, esta mujer me preguntó si debía decir a su hija que había descubierto ese diario y lo había leído, pero yo le dije que no lo veía necesario, porque ya nada podría cambiar lo que había ahí escrito y sería revolver un pasado que fue como tuvo que ser.
Fin