El relato erótico "Miedo" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.
No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.
El cuarto estaba oscuro solamente una tenue brizna de luz de luna se filtraba por las cortinas que se movían levemente por el viento que se filtraba a través de la ventana abierta, afuera todo estaba en calma, no se percibía ruido alguno, las sombras de los árboles sobre el césped del jardín eran largas y también se movían levemente por el calmo aire que pasaba en leves ráfagas.
Sobre la cama una hermosa niña de apenas diez años se encontraba dormida, su cara es hermosa, pestañas largas, nariz afilada, barbilla afilada, labios rojos y llenos; el cabello rubio esta desordenado a los costados de su cabeza, lo tiene largo, de pie le llega hasta el final de la espalda. Esta tapada con una cobija ligera pues el calor en la región es intenso, solo por las noches hay un poco de fresco. Su esbelto cuerpo se dibuja bajo la cobija, su respiración es pausada.
La puerta de la habitación se va abriendo despacio y alguien se asoma al interior, espera por algunos segundos y con pasos felinos se va introduciendo pausadamente, detrás de si vuelve a cerrar la puerta y sigue avanzando silenciosamente hasta la orilla de la cama en donde la hermosa niña rubia esta durmiendo. Se agacha un poco y acerca su cara hasta la cara de la pequeña, es un hombre, no tiene mal aspecto, se ve agradable y joven, sus dedos se pasean por el suave rostro pálido de la niña, luego delinean los carnosos labios de la pequeñita y acarician después el rubio cabello. La otra mano del hombre acaricia su propia entrepierna y él siente como su bulto comienza a crecer rápidamente; quita la mano que acaricia el hermoso y terso cabello de la niña y lentamente la va descobijando, ella tiene puesta una pijama de color rosa de algodón. Él logra dejar la cobija hasta la parte baja de la cama y aprecia con calma el cuerpecito inerte de la pequeñita, su mano se posa entonces sobre la suave tela del pantalón del pijama y comienza a subir con cuidado de no despertarla por toda su piernita derecha. Siente bajo la tela del pijama la firme carne de la niña, sigue subiendo y siente el suave muslo, continua y palpa por fin la entrepierna, se da cuenta de que la niña trae puestas unas bragas; luego sigue su camino por el plano estomago de la chiquita y se detiene cuando nota bajo la tela los suaves y apenas crecientes senos de la niña, los pezones no están erguidos pero los puede notar, luego continua su recorrido hasta llegar a la carita de la nena y la vuelve a acariciar.
El hombre lleva ahora sus dos manos hasta el primer botón de la pijama y lo zafa del ojal, así uno tras otro hasta que logra por fin desabotonar por completo la camisa, abre la tela y puede admirar los hermosos pechitos de la pequeña, la tenue luz de la luna hacen todo más excitante, el hombre se quita los pantalones y su enorme pene salta y queda apuntando directamente al blanco cuerpo de la niña ahora mostrando los hermosos senos, con una mano el hombre agarra su miembro y lo comienza a menear lentamente de adelante para atrás, la otra mano se acerca al cuerpecito y con la yema del dedo comienza a acariciar el suave pezón que poco a poco se va poniendo duro.
Cuando el pezón esta completamente erecto el hombre se inclina y posa sus labios ardientes en el suave botoncito, lo mama y chupa, hace lo mismo con el otro y sigue moviéndose la verga lentamente; después de chupar los senos completamente el hombre se mueve hasta que su pene queda a la altura de la bella carita de la niña, acerca la punta de su palo hasta que está se acomoda sobre los carnosos labios de la pequeña, con dos dedos el los abre e introduce un poco de su verga, lentamente la cabeza morada del miembro se va perdiendo en la boquita y él puede sentir el calor de su boca. Con la mano sigue moviendo la piel del tronco y sigue metiendo un poco de más palo en la cálida boquita de a niña, una cuarta parte de la verga del hombre esta ahora dentro y él se mueve de adelante para atrás sintiendo como los carnosos labios le aprietan un poco la tranca.
El hombre se detiene después de unos minutos y le saca la verga de la boca a la niña, se hinca sobre el suelo y queda ahora a la altura de la mitad del cuerpo delgado de la niña, pone sus manos sobre el elástico del pantalón y lo estira a los lados y jala para abajo la prenda, unas bragas de color blanco quedan a la vista y el pantalón sale por los pies de niña y cae sobre el suelo, las manos del individuo se posan sobre los tobillos de la niña y comienzan a acariciarlos, suave despacio hasta los muslos y puede sentir lo suave y terso de la blanca piel, regresa desde la rodilla y va hasta casi la entrepierna, luego se pasean las manos sobre las bragas, recorre lentamente cada milímetro de estas y pone especial atención sobre el abultadito monte de Venus, de allí pasa suavemente uno de sus dedos por la leve hendidura bajo la cual están los labios vaginales de la niña. Se cerciora de que la niña continué dormida y luego sigue acariciando con su mano toda la parte de las bragas, regresa su mano hasta su pene y continúa masturbándose.
Pasa la mano que esta acariciando las bragas hasta el plano estomago y da varias vueltas por este, luego lentamente comienza a introducir los dedos bajo la tela de las bragas, palpa la suave piel del monte de Venus y acaricia el inicio de la vagina, su mano acelera los movimientos y un leve gemido se escucha mientras de la punta del pene escapa un potente chorro de esperma que golpea sobre las sabanas de la cama, su dedo masajea el botoncito que esta entre los labios mientras siguen saliendo de su pene espesos chorros de leche que impregnan las sabanas y por último y ya sin fuerza la mano de él y el piso. Él no saca la mano del interior de las bragas sino que con ella empuja la parte frontal de estas y logra que se deslicen un poco para abajo, luego con la otra mano se ayuda para irlas bajando y dejar completamente desnuda la entrepierna de la pequeña. Se detiene cuando las bragas de la niña están hasta los tobillos y luego se incorpora, sorprendentemente su verga no ha perdido su dureza y una larga gota de liquido escurre desde la cabeza y cae pesadamente sobre el suelo.
Se acomoda de tal forma que su cara queda sobre la niña y frente a su panochita, se acerca y comienza a lamer levemente sobre los labios vaginales de la chiquilla, su lengua recorre el canal que separa los labios y se detiene solo hasta la parte alta de esta para luego regresar hasta bajo, con los dedos va abriendo poco a poco los labios vaginales e introduce la lengua, puede saborear el agridulce jugo que esta estacionado dentro del agujerito de la niña y lo lame con gusto. Sus manos ahora se introducen bajo el cuerpecito de la pequeña y acaricia las nalgas de la niña, están duritas y son a la vez suaves y tersas, su lengua sigue inspeccionando el caliente interior de la panochita y puede tragar los jugos que poco a poco comienzan a inundar la cuevita.
Después de varios minutos se detiene y entonces con suavidad se sube a la cama, se acomoda sobre el cuerpo de la niña sosteniéndose con los brazos extendidos y deja que su pene se pose entre los apretaditos labios vaginales, frota una y otra vez su dura tranca sobre la suave panochita y los labios poco a poco se van abriendo y dejan que el grueso tronco se introduzca solo un poco entre ellos, él sigue moviéndose y siente como la base de su palo se moja un poco con los juguitos que salen de la rajadita; baja un poco la cabeza y posa sus labios sobre los de la niña, su lengua aparta los carnosos labios y se introduce en busca de la lengua de la niña, el beso es tierno y caliente a la vez, sus caderas continúan meneándose y su pene sigue restregándose sobre la caliente panochita.
Se detuvo por unos segundos y acomodó la cabeza de su verga entre los labios vaginales de la niña, está se introdujo un poco entre los labios. Las caderas empujaron y lentamente la gruesa daga se fue enterrando, solo la punta, cuando él hombre sintió que topaba con el himen se detuvo e instantes después comenzó a bombear solo metiendo la cabeza y un poco del tronco, ella apretaba rico la verga y sentía el calor que su vaginita le regalaba. Sus caderas continuaron meneándose por largos minutos y poco tiempo después la verga estalló de nueva cuenta, el semen salió disparada al interior del agujerito de la niña y pronto comenzó a escurrir por los labios vaginales, él continuó meneándose hasta que su palo perdió un poco de su dureza y se salió de ella, se puso de pie y acercó el pene a la boquita abierta de la niña, lo introdujo y lo movió para que los restos del semen se depositaran en los labios de la niña, sacó la verga de su boca cuando vio que ya estaba reluciente por la saliva de la chiquilla. Esperó unos minutos y luego comenzó a vestir de nuevo a la niña, cuando terminó la beso nuevamente sintiendo el sabor de su propio semen y salió del cuarto tan silenciosamente como había entrado.
Cuando él salió fue que me levante, el sabor a su semen llenaba mi boca, pase mi lengua por todo mi paladar y saboree nuevamente ese rico elixir, rápido comencé a desnudarme y pude sentir como aun escapaba sus semen de mi vagina, quedé completamente desnuda sobre mi cama y llevé mi mano hasta mi panochita, uno de mis dedos se introdujo en ella y lo comencé a mover con intensidad, entraba y salía rápidamente y alcancé el segundo orgasmo esa noche, el primero me lo había proporcionado mi papá restregando su verga sobre mi panocha. Él no lo supo pero nos venimos al mismo tiempo, cuando sentí como su leche comenzaba a inundarme me vino a mi también el orgasmo, todo el tiempo fingí estar dormida y así era cada noche, esto comenzó apenas hace unas tres semanas y me encanta, me gustaría que el me poseyera completamente, pero tengo miedo de que si le digo que sé lo que pasa desde le primer día en que me lo hizo, se vaya a asustar y ya no ocurra más.
Fin