El relato erótico "Lili, Sofi y Lici, Parte 02" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

Esta publicación es la parte 3 de un total de 4 publicadas de la serie Federico

Era sábado en la mañana cuando llegue al colegio; debido a que las alumnas pasaban casi todo el año en la escuela, nosotros los empleados de limpieza trabajábamos todos los días de la semana.

Ese día por casualidad resulto día de fiesta, por lo que ya se imaginaran que la mayoría de las alumnas se encontraban desperdigadas por todas las áreas del colegio, haciendo un poco mas difícil el trabajo de nosotros tres; Agustina, la odiosa Josefa y un servidor. ¿Qué de que día de fiesta se trataba?, pues no sabría decirles con seguridad, solo que el verano empezaba a hacer su aparición con su tremendo calor. Y como era día de fiesta, lógicamente las alumnas salían sin sus uniformes; y no que salieran desnudas, jejeje; salían con ropas ligeras que les permitieran estar frescas. Es aquí cuando cabe mencionar que yo estaba algo embobado con todas las chicas que pasaban, ¿y quien no?.

-parece que el verano ya llego a tu cuerpo, jajaja- menciono sorpresivamente una voz.

-¿qué…..?, Agustina, bu..buenos días- le conteste a mi amiga, tratando de ocultar mi vergüenza.

-no te preocupes- dijo Agustina con simpatía- ya te dije que mis hijos pasaron por lo mismo que tu, también eran unos calientes cuando veían alguna muchacha frente a ellos, jajaja.

-jajaja- reí temerosamente- pues ¿a quien habrán salido?.

-jajaja, tienes razón- comento mi amiga -por cierto, ya sabes que Josefa se ira temprano hoy y que mañana no vendrá.

-¿y eso por que?- le pregunte un poco extrañado.

-¡¡¿qué demonios te importa?!!- grito fuertemente una voz detrás de mi que me hizo dar un salto del susto.

-bu…buenos día Josefa- salude con temor a la horrible arpía que se encontraba detrás mío.

-pónganse a trabajar rápidamente- dijo con su característico mal humor –estas brutas están haciendo un “desmadre”, que seria un milagro que termine temprano. Comento la señora y se retiro mirando a todos con desprecio. Perdón por la palabra de antes; ya les había comentado que no quería un relato vulgar, pero no se me ocurrió otra forma de escribir lo que había dicho la señora.

-tiene razón, mejor nos apresuramos- dijo la señora Agustina y se paso a retirar. Cuando ya no vi a ninguna de mis compañeras, me quede mirando una vez mas a las estudiantes con sus ropas veraniegas. Pero realmente no estaba mirando solo por “morboso”, no; estaba buscando a la chica pelirroja con la que me había tropezado el otro día, y es que me había cautivado con su belleza. Ustedes estarán comentando: “pero si tenias tres hermosas niñas con quien “jugar”, porque buscar a esa muchacha”. Pues porque por alguna razón no podía quitármela de la cabeza; incluso cuando pensaba en Liliana, Sofía y Alicia, la pelirroja siempre aparecía en mi mente. ¿Me habré enamorado, solo con verla una vez?, damas y caballeros. ¡¡¡Así es!!!.

Aunque en esos tiempos no sabia que se convertiría en mi prometida. Bueno, sigamos. Yo estuve buscando a la chica pelirroja por un tiempo, pero como mi suerte es algo mala no la pude encontrar y me retire a hacer mis quehaceres.

Hasta que a eso de las dos de la tarde.

-Oye, Federico- me aviso la voz de Agustina cuando llegue al cuarto de los empleados, para comer. –Josefa ya se fue, así que nosotros dos nos encargaremos de cualquier problema que surja en
su área, ¿estas de acuerdo?

-no se preocupe, Agustina- le dije un poco emocionado por la noticia de que Josefa se había retirado –ya sabe que yo antes me encargaba de esos grupos, bueno, casi de todos.

-jajaja, tienes razón…..ya come algo o no tendrás fuerzas para la noche- me dijo con expresión maternal.

-¿la noche?….¡¡¡es cierto!!!- dije un poco sobresaltado –el guardia sufrió un accidente y debemos cubrirlo.

-si…así es- contesto extrañada mi amiga –¿pero porque reaccionas así?.

-Es que no avise en mi casa, debo hablarle a mi mama- le decía mientras salía corriendo del cuarto de empleados.

-que chico tan despistado- alcance a oír lo que decía Agustina. Pues ya sabrán como fue todo eso; hable a mi casa, le dije a mi madre, me regaño un rato; pero como toda madre, me dijo que me alimentara bien, que me cuidara, que me abrigara en la noche, ustedes saben.

-si mama, nos vemos, que mis hermanos no me esperen y dile a papa que sobro un poco de refresco de anoche- le decía cálidamente para después colgar.

-¿con quien hablabas, Quico?- pregunto una vocecita que me hizo dar otro salto por lo inesperado de la pregunta.

-¿quién?…..ha, hola Sofi- salude al darme cuenta de que la pequeña rubia se encontraba atrás de mi. Cuando pude verla mejor sentí como el calor veraniego me cubría lentamente. Y no es para mas; la sexy Sofía venia vestida con una camisa de botones sin mangas color rojo, con el cuello blanco y echa de una tela delgada; también tenia puesto un pequeño short de mezclilla rosa que le daba su acostumbrado aspecto sexy y que mostraba muy bien sus torneadas y blancas piernas; tenis blancos y calcetas del mismo color; y para rematar, iba peinada con una colita de caballo que dejaba su carita al descubierto, y aquellos labios rosas que me invitaban a besarlos.

-hola….¿con quien hablabas?- volvió a preguntar sin quitarme sus lindos ojitos azules de encima.

-con mi madre- le dije- porque tengo que quedarme en la escuela toda la noche.

-es cierto, bueno, nos vemos en la noche, jijiji- me comento sonriente y dejándome algo extrañado.

-¿en la noche?…….¡¡¡demonios, es cierto!!!- me grite a mi mismo cuando me acorde de la promesa que les había hecho a las pequeñas. –¿ahora que voy hacer?. Volví a entrar en un estado de distracción que me produjo el acordarme de semejante promesa. Las niñas querían iniciarse en el mundo del sexo, y me habían elegido a mi precisamente para sus jugueteos; aunque realmente, siendo yo el único hombre aparte de unos maestros algo mayores(entre 55 y 62 años), creo que vieron una oportunidad perfecta cuando conocí a su amiga Liliana.

-¡¡¡oye!!!- grito otra voz melodiosa detrás de mi.

-¿quién…..?- me volví a quedar mudo. La muchacha pelirroja que estuve buscando todo el día se acercaba corriendo hacia mi. Vestida con una blusa blanca, sin mangas; una falda ligera que se elevaba con su velocidad y que dejaba ver su licra; y es que mi prometida nunca fue tonta, cuando usaba faldas siempre se ponía un licra o un short para que no se le vieran las bragas; su cabello caía como una cascada detrás de su espalda, y unos pequeños mechones le cubrían su rostro de modelo de forma muy sexy; y de remate, unas lindas sandalias que me permitían ver sus también perfectos pies, con uñas pintadas de rosa.

-¿oye, estas bien?- me pregunto cuando me volvió a ver abobado.

-si…si, estoy bien, jejeje- le sonreí tontamente -¿qué se te ofrecía?.

-es cierto- dijo sobresaltada –podrías venir a mi cuarto, es que mi estereo no funciona.

-¿a tu habitación?, por supuesto- le dije, sintiéndome como en el paraíso. Y empezamos el recorrido hacia su habitación. Mis primeros pensamientos fueron de alegría al encontrarme con esta jovencita; la miraba de momentos para que no se diera cuenta, pero creo que si se dio cuenta porque me sonrió.

-¿y como te llamas?- me pregunto sorpresivamente –yo me llamo Amanda y tengo 18 años.

-yo…yo me llamo Federico- le dije algo nervioso, pero feliz por los datos que me había proporcionado –y también tengo 18 años.

-que curioso, jijiji- sonrió con alegría -¿y estudias?

-ya termine mis estudios de preparatoria y me estoy preparando para ingresar a la universidad- le dije un poco orgulloso.

-¿y porque trabajas aquí?- pregunto secamente, pero aun con la alegría en su rostro. Así es Amanda, siempre preguntándome sin duda en su voz y con su sonrisa de ensueño.

-bueno….- le dije algo nervioso. –decidí tomarme un año sabático para estudiar lo suficiente, y como me hacia falta el dinero tome este trabajo.

-debes estar feliz por trabajar en una escuela para mujeres- me dijo sonriente.

-si…algo, jejeje- me había puesto nervioso. Incluso en esos momentos me dije a mi mismo que esta muchacha, a pesar de ser muy bonita, era algo rara.

-ya llegamos, puedes pasar- me dijo mientras habría la puerta de su habitación y entraba en ella.

-esta bien- le dije -¿y en que te puedo ayudar?.

-lo que pasa- me dijo con un poco de nerviosismo.

-¿qué pasa?- le pregunte al notar su nerviosismo, incluso yo creí que iba a pasarme algo muy bueno por su forma de hablar, con un tono de inocencia.

-podrías ayudarme a arreglar mi estereo- me dijo a final de cuentas –es que lo intente conectar a la televisión y no se oye nada.

-bu…bueno- le dije algo decepcionado, pero me repuse rápidamente. Amanda siempre se pone nerviosa cuando le pide ayuda a alguien, y es porque no le gusta. Siempre quiere hacer las cosas por si misma, ¿que puedo hacer?. Me acerque hacia el aparato electrónico para poder ver los problemas. Amanda se alejo un poco, parecía que estaba buscando a alguien; yo mientras tanto quitaba los cables y los volvía a poner.

-que malvadas, se fueron- comento un poco enojada, pero no le di importancia.

-ya esta, probemos ahora- le dije cuando hube terminado de arreglar el desperfecto.

-que bien, ya puedo escuchar todo- me dijo cuando prendió la televisión y el estereo y todo funciono. –eres muy bueno para esto, gracias.

-no hay de que- le dije un poco atontado cuando ella se inclino para agarrar el control remoto de la tele y me mostró su lindo trasero, respingon y hermoso. –bueno, ya me voy.

-si, nos vemos, y gracias por esto- me dijo sonriente. Salí rápidamente agradeciendo mi suerte y pidiendo que volviera a pasar algo así. Y esta, amigos lectores, fue mi primera experiencia con Amanda. Yo estaba muy emocionado por lo ocurrido, pero de repente me acorde de algo que me dejo helado y al mismo tiempo con una excitación sobresaliente. En la noche tenia que ir al cuarto de Liliana como se los prometí a sus amiguitas; se me ocurrió no asistir, pero pensé que ellas me saldrían a buscar de todas formas armando un gran barullo. Además sentía un poco de deseo de asistir.

La noche llego y mis obligaciones habían terminado. Estuve un rato con Agustina en el cuarto de limpieza, hablando sobre programas de televisión o cualquier otra cosa. Cuando dieron las ocho de la noche, simplemente me retire diciendo que iba a dar un vistazo. Y sin detenerme en ningún momento llegue frente a la puerta del cuarto de las pequeñas.

-pasa- me contestaron al unísono las tres cuando toque la puerta. Al momento de entrar no podía ver nada debido a que mantenían las luces apagadas; me tropezaba con todo lo que se ponía a mi paso y las pequeñas no me daban muestras de que estuvieran ahí. Sin darme cuenta me tropecé, según yo, con un muñeco y caí sobre una de las camas, sobre un cuerpecito tibio que no podía ver.

-taran- grito Liliana al momento de prender la luz y revelándome sobre quien había caído.

-Ho…hola- me saludo tímidamente Lici cuando nos quedamos frente a frente, pues había caído sobre ella.

-ay, lo siento, nena, no te vi- le pedí disculpas, percatándome que estaba cubriéndose fuertemente con sus sabanas.

-no te preocupes- me dijo sonrojada y cubriéndose cada vez mas con las sabanas.

-¡¡¡Lici!!!- grito otra voz que salía del armario –hace mucho calor, quítate las sabanas- ordenaba Sofi sin salir del armario.

-¿que pasa?- le pregunte a Liliana cuando la mire, pero me puse totalmente colorado cuando la vi completamente desnuda, como la otra vez, con dos lindas trencitas que colgaban de sus hombros.

-no pasa nada- me dijo con su inocencia característica –es que Alicia no quiere quitarse las sabanas, aunque hace mucho calor, ¿verdad, Quico?.

-si, tienes razón- le conteste mas excitado.

-ya oíste, Lici- gritaba la rubia desde el armario, sin mostrarse.

-pero tu tampoco has salido del armario- le reclamaba la tímida niña.

-bu…bueno- titubeo Sofi si salgo, tu te quitaras las sabanas, ¿esta bien?.

-bi…bien, estoy de acuerdo- le contesto la niña acomodándose sus tiernas gafas sin descubrirse.

-no sean miedosas, ya salgan- les decía Liliana mientras tomaba mi mano y se la ponía sobre su cuerpo. Podía sentir sus pezoncitos creciendo con mi roce, y la pequeña se frotaba contra mi brazo mientras me veía a los ojos.

-esta bien- dijo decidida Sofi – a la cuenta de tres.

Una…..dos……..tres…. Sofía salió rápidamente de su escondite; desnuda, igual que su amiga, con el pelo suelto y mostrándome su perfecta figurilla.  Sus pechitos apenas eran dos bultitos que podía aplastar con tres dedos y ocultarlos. Su linda figura curveada le daban el toque sexy; y su vagina, como la de toda niña de 10 años, era pequeña y deliciosa a la vista, sin un solo vello y que ocultaba muy bien el clítoris.

-eso no es justo, tramposa- replico la huerita al ver que su amiga, Lici, no se había quitado las sabanas.

-es….es que me da vergüenza- dijo la inocente niña y se cubrió la cara con las sabanas.

-si como no……- la rubia se me quedo mirando. Se cubrió sus insipientes senitos y su  delicada vagina y corrió hasta su cama para cubrirse con las sabanas como Alicia.

-¡¡¡vamos!!!- exclamo Liliana con un tierno berrinche –ustedes querían hacerlo, no tengan miedo- decía sin dejar de frotarse el cuerpo con mi brazo y produciéndome una erección que se notaba claramente por debajo del pantalón.

-pero……- dijo dudosa Lici cuando se descubrió la cabeza y miro mi erección.

-diles que no tengan miedo, Quico- me pidió Lili con dulzura –muéstrales que les va a gustar.

-es…esta bien- le dije dudoso. Y es que si fuera una de ellas, también me asustaría con semejante animal que quería escaparse de su jaula. La pequeña Sofi se me quedo viendo a los ojos cuando me senté junto a ella por estar mas cerca.

-no tengas miedo- le dije de forma tranquilizadora, pero mi voz estaba temerosa.

-esta bien- dijo la pequeña mientras veía mi pene sobresaliendo por debajo del pantalón. -pero antes que nada, quítate la ropa, Quico- sugirió Liliana sin el menor problema. –y nada de replicas, porfis- me pidió al ver que iba a decir algo. Desde aquí no recuerdo haber dicho nada mas.

Empecé a obedecer las ordenes de las niñas sin chistar, debido a la gran excitación que tenia en esos momentos. Me quite mi camisa delgada, metiendo el estomago para no parecer tan gordo; después me quite rápidamente los zapatos y los calcetines y los avente hacia el pasillo que conducía al baño; me quite mis pantalones de mezclilla que me apretaban fuertemente la verga; solo había quedado en calzoncillos.

-pareces un osito, jijiji- comento Liliana al volver a ver mi cuerpo peludo

-¿verdad que si?. -si, jijiji- contestaron sus amiguitas ante lo chusco de la escena, relajándose de esta manera.

-bueno, ahora quítate el calzoncillo- me ordeno Liliana. Lentamente me fui bajando el calzoncillo, doblándome para poder sacarlo sin mostrar todavía mi endurecido miembro, hasta que me lo quite completamente; al momento de levantarme, mi verga se irguió poderosa sobre mis testículos, con un tamaño casi descomunal, incluso a mi me sorprendió. ¿Nunca les ha pasado eso?; que un día tienen una erección y se dan cuenta de que parece mas grande de lo que pensaban.

-es….esta mas grande que la ultima vez- dijo Sofi con mas miedo que el de antes. –no se si quiera aprender.

-ti…tienes razón- secundo Lici y se volvió a esconder bajo las sabanas –me da miedo.

-no pasa nada, miren- les dijo Liliana y tomo mi enorme falo con sus dos manitas. Empezó a masturbarme como le había enseñado, de arriba abajo, acariciando lentamente mi glande, humedeciéndose las manitas con mi liquido preseminal y embarrándomelo por todo el tronco de mi verga. Mi excitación llegaba al borde de la fantasía y el éxtasis al sentir las tibias manitas de Lili apretando mi verga con suavidad; hasta que volví a sentir aquella humedad tibia que había sentido con Sofi, y es porque Liliana se estaba metiendo mi pene en su pequeña boquita. Sus lindos labios, suaves y tiernos, cubrían todo el grosor de mi miembro; la lengua de la niña empezó a juguetear con mi glande y parte de mi tronco; la niña estaba imitando perfectamente todos los movimientos de su amiguita Sofi; pero con la sutil diferencia de que, mientras me lamía el pene, jugaba con mis testículos sobre sus manitas. ¿De donde aprendió eso?, no tengo la mas mínima idea. Solo podía ver las caritas de asombro de sus amiguitas mientras veían a su compañerita ahogándose con el animal que tenia dentro de la boca. Me intentaba contener para no eyacular dentro de la boquita de Liliana, pero eran tremendamente excitantes los jugueteos de la lengua de la niña que no pude contenerme y empecé a lanzar los primeros chorros dentro de su garganta. Lili se saco mi verga rápidamente con un poquito de miedo por la sorpresa, pero no pudo esquivar los otros tres chorros que le cubrieron su hermoso rostro.

Volvió a tomar mi verga con sus manos y la apunto hacia su boquita, tomándose el ultimo chorrito de semen que había salido; después, con la misma determinación, empezó a limpiarme el pene con su lengua.

-ven, no es para asustarse- les dijo Liliana a sus amigas sin soltar mi verga.

-esta bien, yo lo intentare- dijo Sofi, sin dejar de ver como mi semen se escurría por las mejillas de Lili.

-no, así no- le comento Lili a su amiga al ver que la pequeña quería meterse mi verga en su boca. –eso ya lo hice yo, ahora te toca que te la meta por tu cosita.

-esperen un poco, niñas- les dije un poco cansado, y es que no dejaban que mi verga reposara por lo menos un rato –déjenme descansar un momento, por favor.

-esta bien- dijo Sofi con un poco de alivio. Lentamente y con un poco de esfuerzo llegue a sentarme en una de las camas, precisamente en la cama donde Alicia estaba escondida. Mire un rato aquellos ojitos negros escondidos detrás de esas gafas tan tiernas; la pequeñase había descubierto la cabeza y me dejaba ver dos pequeñas coletas en su cabello que la hacían aun mas inocente. Lentamente mi verga se iba endureciendo cuando la pequeña agachaba la mirada con vergüenza y sus amiguitas empezaron a repelarle.

-vamos, Lici- dijo la huerita –no tengas miedo.

-pe…pero- seguía dudando. Cuando mi verga estuvo de nueva cuenta en todo su esplendor, me le quede viendo a la inocente niña.

-no te va a pasar nada, corazón- le decía completamente dominado por la excitación.

-esta bien- me contesto mientras me miraba a los ojos y aflojaba su capullo de sabanas.

-mira, te voy a mostrar como hacerlo- le dije a la tímida Alicia. Lentamente le fui quitando todas las sabanas con las que se había cubierto hasta dejarla completamente desnuda como sus amiguitas. Allí estaba la pequeña, arrodillada sobre su cama; desnuda, con solo sus gafas cubriéndole el rostro; miraba su infantil cuerpo y podía notar sus pezoncitos rosas, suaves al contacto de mi piel; y mas abajo se encontraba aquel botoncito, tierno e inocente que invitaba al deseo. Tome con delicadeza sus piernitas y las levante sobre su abdomen, dejándome ver perfectamente aquel conejito tan delicado y pequeño y al mismo tiempo su hermoso anito rosado como sus pezoncitos.

-¿qué…que vas a hacer?- dijo la pequeña mientras se cubría el rostro con sus manitas debido a la pena que le daba que le estuviera viendo sus mas preciosos agujeritos.

-no te preocupes, Lici, esto ya se lo he hecho a Liliana- le dije para tranquilizarla.

-¿es cierto eso?- le pregunto Sofía a su amiga Lili.

-si, fue lo primero que me hizo, jijiji- comento la pequeña sin perder la sonrisa del rostro. Las dos niñas volvieron a dirigir la mirada hacia lo que estaba haciendo. Empecé a bajar mi boca hacia aquellos lindos orificios; saque mi lengua y empecé a saborear el ano de Alicia, mientras un aroma dulce llegaba a mi nariz y me producía una excitación suprema.

-aaahhh…..aaaahhh- gemía levemente la pequeña al sentir mi lengua metiendose dentro de anito. Mi lengua entraba en aquel orifico con suma delicadeza, excitando cada vez mas a la pequeña, la cual empezaba a humedecerse con mis húmedos roce. Luego mi lengua fue subiendo hacia el cáliz que derramaba tan exquisito elixir. Saboree los jugos de la pequeña mientras con mis manos abría un poco mas aquella hendidura y mi lengua jugaba con su clítoris. La niña solo dejaba escapar delicados suspiros y gemidos, pero nunca me pidió que me apartase, por lo que seguí con la faena.

Mis manos habían abierto un poco aquel conejito tan delicioso y mi lengua se metía incesantemente dentro de su cuevita. Hasta que por fin, en un pequeño espasmo, Alicia esparció sus infantiles jugos dentro de mi boca y a la vez escurriéndose sobre la cama.

-que….que rico- comento la pequeña con bastante cansancio, cerrando los ojos hasta quedarse completamente dormida. Que niña tan tierna.

-parece que su amiguita se a quedado dormida- les comente a las niñas, pero mi mirada se fijo directamente en la rubiecita.

-tienes razón- dijo Liliana mientras revisaba a su amiguita y le limpiaba con la mano los restos húmedos que tenia sobre su vagina –esta muy mojada, jijiji.

-¿y esta bien?- pregunto la pequeña rubia tratando de esquivar mi mirada, pero siempre mirando hacia mi verga.

-tu amiguita esta bien, solo tuvo un orgasmo- les dije un poco indiferente, pero muy suave para que se relajaran un poco.

-ahora te toca a ti, Sofi- le comento Liliana a su amiga.

-si…esta bien- le contesto mientras me miraba con algo de temor.

-si no quieres, no te hago nada, pequeña- le dije, ya con algo de coherencia en mi cabeza.

-no, estoy bien, ¿qué debo hacer?- pregunto decidida.

-no es difícil, ven- le ordeno inocentemente Lili mientras a mi me tumbaba boca arriba sobre la cama de Sofi, con mi verga apuntando hacia el techo. –solo te paras sobre Quico y vas metiendo lentamente su cosota en tu hoyito.

-esta bien- respondió la niña y se subió sobre la cama, poniendo su delicada vagina arriba de mi verga. La pequeña Sofía se fue agachando lentamente; tomo con una de sus manitas mi verga y la puso a la entrada de su conejito, abriendo sus labios vaginales con el glande. Con un poco de esfuerzo se metió el glande; lo apretado de la hendidura ya la notaba mi pene, y la vagina de la niña empezaba a tener pequeños espasmos
para poder contener tremendo animal.

-no….no, me duele un poquito- decía la  niña cuando no había entrado ni la mitad de mi verga y se la había sacado de su conchita.

-no te preocupes, te dolerá un poco, pero luego se siente bonito- la animaba su amiguita. Una vez mas, Sofi se metió la punta de mi verga y empezó a bajar cada vez mas. Sus ojitos estaban cerrados por el dolor, pero quería continuar y siguió bajando. Mi verga ya estaba sintiendo el cálido himen de la pequeña cuando la detuve con mis brazos.

-espera, si lo haces lentamente te va a doler mas- le dije mientras la sostenía con mis brazos de su pecho, tocando al mismo tiempo sus tiernos pezones.

-¿entonces?- me pregunto la pequeña con las lagrimas queriendo salir de sus ojitos.

-déjame a mi- le dije. Entonces levante a la pequeña sin sacarle mi verga de su vagina, la detuve un momento para que se amoldara al tamaño de mi verga y de un movimiento rápido la ensarte en mi pene. La pequeña sintió toda mi verga entrar rápidamente en su estrecha hendidura, parecía que iba a dar un grito muy fuerte, pero se contuvo y tumbo sobre mi; con las lagrimas escurriéndole sobre las mejillas, apretaba fuertemente mi pecho y lanzaba pequeños gemidos de dolor. Mi verga aun no realizaba ningún movimiento, hasta que sentí como una cálida humedad estaba escurriendo de la vagina de la niña y se resbalaba por mi verga.

-ay, esta sangrando- grito Liliana un poco asustada.

-no te preocupes, Lili, es normal cuando es la primera vez- le dije para tranquilizarla.

–¿te acuerdas que a ti también te paso?. -es…es cierto- afirmo Lili, acordándose de aquella vez.

–pero….¿por qué no haces nada aun?.

-Es que la vagina de Sofi tiene que amoldarse al tamaño de mi pene- le dije cuando sentí que ya era el momento.
Lentamente fui metiendo y sacando mi verga de la vagina de la niña, la cual ya estaba un poco mas relajada. Los movimientos de arriba abajo empezaron a hacerse mas rápido y Sofi empezó a disfrutar de aquella sensación tan placentera.

-aaaahhh….si…siento bonito…aaaaah- dijo la pequeña al sentir el placer en su hendidura. La niña iba de arriba abajo cubriendo mi verga un poco mas de la mitad de lo que hacia el conejito de Lili. El movimiento era cada vez mas rápido hasta que llegamos al punto en que los dos no pudimos contenernos mas. Sofía lanzo un grito sordo de placer y su vagina empezó a escurrir sus jugos fundidos con mi semen, el cual no podía salir por lo apretado de la niña; pero en cuanto levante a la pequeña, sacándole mi verga, los jugos de los dos empezaron a salir de su tierna conchita. Coloque a Sofi a un lado mío. La pequeña estaba cubriendo su cama con aquellos mieles sexuales mientras que la pequeña Liliana se acercaba a su amiga y la limpiaba con las manos, tratando de no tocar la sangre pero saboreando mi leche y la miel de su amiga. Después de eso se acerco a un lado mío y se recostó sobre mi cuerpo; pude sentir que la pequeña Lili estaba húmeda, debido a la excitación seguramente. Y como una de las ventanas estaba medio abierta; el aire veraniego nos lleno de un sopor que ninguno pudo contener.

Y aunque no lo crean, me quede dormido. Cuando me desperté, me di cuenta de que ya eran las 11 de la noche y que la pequeña Liliana se había quedado dormida sobre mi, por lo que me levante con mucho cuidado para no despertarla y la lleve a su cama. Durante un buen rato estuve moviendo a las niñas para limpiar sus camas y las acomode para que durmieran bien. Me volví a vestir, apague la luz y salí sin hacer ruido. Como ya era muy noche pensé que Agustina estaría extrañada. Rápidamente me dirigí hacia el cuarto de limpieza y me encontré a mi Amiga dando respingos sobre una silla, estaba durmiendo.

-¿Quico?, ¿eres tu?- pregunto mientras intentaba quitarse el cansancio. -¿qué hora es?, válgame, estuve durmiendo dos horas y media, ¿por qué no me despertaste?.

-bu…bueno…- conteste con la alegría de mi suerte.

-bueno, olvídalo, no le digas a nadie que me quede dormida- me pidió mi Amiga.

-no se preocupe, jejeje.

Continuará

Publicación anteriorLili, Sofi y Lici, Parte 01
Publicación siguienteAngelita diablita