Me llamo Eduardo y tengo 20 años, tengo una hermanita de 9 años que se llama Emely, una niña muy preciosa la cual estudia 3 grado en la escuela. Mi hermanita tiene muchas amiguitas muy preciosas las cuales han sido motivo de muchas de mis pajas porque cabe mencionar que me encantan las niñas menores de 12 años.
Cierto día mi hermanita me pidió permiso de hacer una pijamada en la casa, me pidió permiso a mi porque solo nosotros dos vivimos en la casa. Yo le dije que si a la petición, con la condición que me dejara estar con ellas en el cuarto, osea participar de la pijamada con ellas. Ella me dijo que aceptaba. La pijamada comenzaría a las 9 de la noche.
Tal y como me lo dijo a las 9 de la noche comenzaron a llegar sus amiguitas hermosas. La primera en llegar fue Leticia y su hermanita Sofía de 6 años muy lindas las dos, luego llego Dianita, Liz, Valeria, Giovanna, Dayana y Etel. Todas hermosísimas, cada vez que una llegaba la desnudaba con la vista.
Al poco tiempo llegue a el cuarto y ya toditas estaban con sus pijamitas, algunas con sus batitas o con sus shorts cortitos, a algunas se les podía ver el paquetito entre medio de las piernas. Pero a la primera que le puse el ojo encima fue a Sofía, la hermanita de Leticia de 6 añitos. Me encantaba ver a todas esas niñas en pijama y descalzas con esos pies tan lindos.
Todas las nenas estaban cada una en su cosa. Unas haciéndose peinados, otras viendo las muñecas de mi hermanita, otras en la computadora y algunas viendo televisión. Pero Sofía estaba solita en un sillón sentadita viendo un osito de peluche.
– Porque tan sola preciosa. Le dije.
La nena solo me miro con ojitos de pena, unos ojitos tan inocentes. Por cierto, la nena vestía una bata rosadita bien cortita y de tirantes, y a veces podía ver su calzoncito de fresitas.
– Hay, le comieron la lengua los ratones? Le dije bromeando.
Por lo cual me regalo una sonrisita muy linda, la sonrisa más hermosa que había visto, con un camanance en sus mejillas rosaditas.
– Así se ve más linda sonriendo. Le dije.
No pude controlarme al ver esa sonrisa en esos labios tan lindos, tanto que tome a la nena de la carita con mis manos y le di un peño beso en sus inocentes y suaves labios. Creo que nadie nos vio. La nena se quedo paralizada de lo cual tome ventaja. Comencé a tocar sus lindos y suaves pies, luego sus pantorrillas hasta llegar a sus piernas. Cuando estaba a punto de llegar a su potito por fin hablo.
– Déjeme!!! Me dijo algo enojada y asustada se levanto del sillón y se fue para otro lado.
Luego de esa corta pero rica experiencia fui a mi cuarto y me eche una paja como nunca, pensando en esa niña tan hermosa. Cuando regrese al cuarto una de las nenas dijo:
– Juguemos a la botella.
La botella es un juego en el cual todos los jugadores se ponen en una rueda, luego se gira una botella en el centro y a la persona que le caiga tiene que elegir entre “verdad o reto” si elige “verdad” tiene que confesar algo, y si dice “reto” los demás jugadores le ponen una penitencia. Un juego muy apropiado si se está ligando con una niña.
Todas las niñas aceptaron a jugar a la botella. Nos pusimos en un círculo y comenzó a girar la botella y la suerte cayó sobre Liz, una niña hermosísima la más hermosa de todas, pero también muy inocente y callada.
– Elijo…… verdad. Dijo la nena. A lo cual las otras le preguntaron.
– Haber…… ya has besado? A lo que luego Liz contesto.
– Si, muchas veces.
La botella siguió girando por un largo rato con preguntas y retos aburridos. Pero yo no estaba nada aburrido pues la nena Sofía ya me había dado su confianza, estaba arrimada a mí y yo le estaba tocando su potito el cual era un manjar delicioso. Pero luego un reto me bajo de la nube.
– Dale un beso en la boca al hermano de la Emely.
No sabia que había ocurrido, solamente escuche el reto. Cuando reaccione vi que la retada era Liz de nuevo, tome su carita, la acerque a mí y nos dimos un beso que duro alrededor de un minuto. Vaya sorpresa, la nena besaba con mucho estilo, movía bien sus labios.
Luego el juego termino y cada quien volvió a sus cosas. Pero dos niñas se me habían perdido, Valeria y mi hermana, Valeria era una niña morenita con un lindo cuerpecito. Decidí ir a buscarlas. Entre en el baño y escuche la regadera, me asome un poquito a modo que nadie me escuchara y ahí estaba Valeria y mi hermanita completamente desnudas besándose muy apasionadamente no me resistí y dije:
– Me invita…
Las dos se asustaron y se taparon sus partecitas tan gorditas.
– No, no se preocupen no le voy a decir a nadie, siempre y cuando me dejen jugar con ustedes.
Me desnude, le quite las manos a mi hermana de su cosita, me arrodille y le comencé a lamer la conejita tan linda que tenia. Luego mientras le hacía eso a mi hermana, tocaba la conejita de Valeria la cual estaba muy mojadita. E levante y las puse a chupar a las dos. Que placer me dieron. Luego decidí poner de estilo perrito a Valeria, sacudí mi pene y se lo metí, increíblemente me di cuenta de que no era el primero que entraba en esa vaginita, la nena no era virgen, lo cual me dio confianza y le di tan duro como pude hasta hacerla venirse, luego desvirgue a mi hermanita la cual lloro como nunca porque no quería que se la metiera y al final se lo hice a la fuerza, la hice que llorara. Y le dije.
– Eso le pasa por zorrita.
Las deje a las dos y Salí del baño complacido de lo que había pasado en ese baño. Había varias nenas en mi casa Leticia y su hermanita Sofía de 6 años, Dianita, Liz, Valeria, Giovanna, Dayana, Etel y mi hermanita. Ya me había cogido a dos, me faltaban 7…
Continuará