El relato erótico "La niña que me conquistó" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.
No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.
Keisi es la hija de un vecino muy amigo mío, él tiene 2 hijas: Mishell de 15 años y Keisi de 5, viven solas en un apartamento al lado del mío. Mi amigo (Mario) trabaja a diario de 8 AM a 8 PM y Mishell es la responsable de cuidar de su hermanita Keisi cuando están solas.
Sucede que Mishell, como es de esperarse, ahora tiene novio (uno de esos adolescentes idiotas) y el problema es que ella quiere salir con él pero no puede dejar sola a Keisi, si su papá se enterara la mataría. Así que el afortunadísimo de cuidar a Keisi soy yo (al menos un par de horas). Mishell sabe que no puede dejar sola a su pequeña hermanita, pero como me conoce a mi -el buen amigo de su padre- me pidió que la cuidara, y pues yo acepté. Yo se lo que se siente tener 15 años y tener las hormonas alborotadas y todo eso (por cierto tengo 20 años). Así que con mucho gusto acepté quedarme a solas con Keisi >:P…
Ese día le dije que cuidaría a Keisi mientras ella se salía con su novio. Debo decir que me gusta Mishell con su cabello marrón y un cuerpo aceptable, ni gorda ni delgada, pero la verdad adoro a su hermanita Keisi, es una ternurita, con su piel blanca, cabello también marrón y unas nalgas redonditas, que cuando las veo me dan ganas de restregar mi cara contra ellas, usarlas como almohadas y dormir con ellas. Solo tiene 5 años, pero a aparte de su cuerpo, es su personalidad la que me encantó. me enamoró.
Al entrar al apartamento de mi amigo Mario y quedarme totalmente solo con Keisi me invadió una excitación que pocas veces he sentido. Rapidamente cerré la puerta y le dije a Keisi que fuéramos a ver la televisión. Me senté en el sofá, tomé a Keisi y la senté en mis piernas y obvio, sobre mi pene. Este se endureció y se erectó presionando las nalgas de Keisi. Aún con mi pantalón y su short y calzón, sentía sus nalgas en mí.
Veíamos una película en la que el protagonista abrazaba a su novia y besaba su cuello, entonces Keisi empezó a hablarme de su hermana y su novio, y por lo que me dijo deduje que ella estaba celosa de que su hermana tenía a alguien más con quien compartir cariño. Y es que a su corta edad ella sólo había tenido el cariño de su padre y su hermana Mishell, por lo que yo aproveché el momento y le dije:
-Keisi, yo te doy mi cariño… ¿Quieres mi cariño?
-Sí tío, -dijo sonriendo (Su papá les dice que me digan tío)
-Mishell tiene novio, pero me dijo que no le dijera a mi papá.
-¿Tu hermana te dijo eso? le dije
-Sip -Me respondió
Entonces la empecé a besar en la cabeza y las mejillas, y abrazándola fuerte le dije:
-Juguemos a ser novios, como en la película de la tele.
Ella me vio con su sonrisa chimuela, falta de un par de dientes. Yo sólo podía pensar en que esa boquita con dientes de leche debía hacerme una mamada.
– ¿Entonces jugamos a ser novios? le repetí
-Si ¡bueno juguemos! -dijo con su infantil manera de hablar.
-Pero lo de Mishell me lo dijiste a mi, y ella te dijo que no lo dijeras -le reproché-
…. Se quedó callada.
-Mira no debes decírselo a nadie ¿escuchaste?
-Está bien -me dijo Keisi.
-Tampoco lo que estamos haciendo -le dije- ¿Me prometes que no le dirás a nadie lo que estamos haciendo?
-Lo prometo con el corazón -Me dijo-, tal como dicen en las caricaturas que ella mira. Y yo solo me reí y dije, ok esto es nuestro secreto mi amor.
Su forma de avergonzarse solo me excitaba más. Puse un rostro sereno y lentamente me acerque a su carita de angel, juntando mis labios con los suyos, la besé. La besé tiernamente y una electricidad recorrió todo mi cuerpo, pero yo seguí besando su tierna boquita «virgen de besos», no usé lengua para no abrumarla, pero eran beso tras beso tras beso… saboreé su saliva de niña, ella cerraba los ojos, supongo que porque en las películas lo hacían así, o tal vez por instinto. A mi solo me pareció tierno y romántico de su parte. Inocentemente romántico.
Mi pene estaba demasiado duro, sé que ella lo debió sentir, pero no me importó. Me dolía porque presionaba mi pantalón y el peso del cuerpesito de Keisi sobre mi pobre pene, pero estaba tan excitado y extasiado como para dejar de hacerlo. Fue una experiencia muy fuerte, mi primer beso con la niña de mis sueños… Solo puedo imaginar como fue la experiencia para ella, se que de alguna manera fue excitante para ella, no se bien lo que una niña de 5 años puede sentir, pero se que le gustó demasiado, porque no dejaba de hacerlo, ella simplemente hacía lo que en las películas hacían, pero yo sé que estaba muy emocionada, sentía su respiración por la tremenda experiencia, en su corta vida de contacto corporal.
Mientras la besaba, la abrazaba y le tocaba sus nalgas con libertad, con confianza, las acariciaba hasta meter mis manos dentro de su short y dentro de su calzón sintiendo la piel de su tierno culito. Ella abrió los ojos y dijo:
-¿Tío?
-Los novios se tocan mucho porque se aman, -le dije- ¿tú me amas? -le pregunté
-Te amo mucho tío, si, si si -dijo para convencerme de seguir jugando con ella.
-Entonces tócame también -Le dije-
Proseguí a meter mis dos manos entre su short y sentir sus nalgas con mis palmas, apretándolas. Ella abrazó mi cabeza y mi nuca, ya que sus pequeños brazos no podían rodear mi torso y espalda.
Con mi dedo hurgaba entre su ano, ella empezó a reírse y me dijo:
-¡No tío, me da cosquillas! moviéndose y apretando sus nalgas.
-Aguántate, así hacen los novios -Le dije cariñosamente.
Ella retorcía su cuerpo y apretaba sus nalgas para sacar mis dedos de su ano, inutilmente. Mi mano derecha tenía mas fuerza y firmeza que los músculos de su culito, así que me deleité tocando su ano virgen, sintiendo esa textura nunca antes tocada como yo lo hacía en ese momento. Keisi no paraba de reírse y sólo me abrazaba más y más fuerte con sus bracitos.
Bajé hacia su vagina, pero allí la toqué suavemente ya que no quería lastimarla o hacerla sentir mal. Al tocarle la vagina ella tomó una postura diferente y su espalda se puso recta. Me miraba con extrañeza a los ojos, y yo le dije:
-Sigue besándome «mi amor», y le besé el cuello. Yo sentía ligeros mareos, el besarle el cuello era alucinante por momentos. Me puse caliente y yo sé que ella también, pues la temperatura aumentó en ambos. Ella también me besó el cuello brevemente, lo sentí muy placentero y le dije que siguiera, entonces siguió besándome todo el cuello con su «boquita de pez», era tan tierna y ala vez tan excitante y sensual…
Seguí tocando lentamente su vagina, sintiendo su textura y saboreando el momento. Lo hice durante uno o dos minutos, saqué mi mano de su entrepierna y me la olí, luego lamí mis dedos para saborear ese virginal sabor a niña. Por más que deseaba hacerle el cunilingus, no podía, obviamente porque se volvería una experiencia mucho más impactante de lo que era en ese momento, y no quería que le contase a alguien sobre eso.
Mojé mi boxer y mis pantalones con el líquido presiminal (pre-semen) y a ella también le mojé un poco el short, entre sus nalgas. Se sentía el olor a semen, pero rápido tomé un pañuelo que estaba cerca y lo frotaba en su culito, secando la mancha de pre-semen que le había dejado impregnada.
Por último la abracé fuerte de nuevo, besando su cuello nuevamente y ella el mío, y con una mano me desabroché el pantalón y saqué mi pene mojado, también le bajé levemente el short y el calzón a Keisi, como para sentir sus nalgas con la cabeza de mi pene. Obviamente la abrazaba fuerte y la mantenía ocupada con nuestros besos para que no se diera cuenta de mi pene.
Me masturbaba rápido pegando fuertemente mi lubricado pene en sus nalgas y llegando a su ano, obviamente sin penetrarlo, pero el solo hecho de rozarlo tanto con su ano de niña, era suficiente para llevarme casi al orgasmo. Entonces besé salvajemente su boca a punto de tener mi orgasmo, Ella sentada sobre mí, en el sofá, con mis pantalones abajo y su short también abajo, besándonos y yo masturbándome, eso era el paraíso. Me masturbé hasta que me corrí, me empecé a correr entre sus nalgas y chorros salían disparados en su espalda expuesta, ella parecía no sentirlos pues el estímulo de los besos era suficiente como para distraerla en la pasión de sus infantiles hormonas.
Terminé de correrme en su cintura trasera, suspiré y tomé el pañuelo, limpiando el semen de su espalda y el de sus nalgas, hasta asegurarme de que estuviera seca. También limpiaba mi pene, mientras le preguntaba:
-¿Te gustaron mis besos?
-¡Hay sí tío! dijo sonriendo, luego me abrazó tiernamente.
Que niña tan cariñosa, pensé. Rápidamente le acomodé su ropa y disimuladamente me subí mis pantalones, con mi pene aún erecto y dolido.
Me limpie el sudor de la frente (también tenía mi espalda sudada), tomé unas toallitas húmedas (pañuelos húmedos con aroma) y limpié la espalda de Keisi para quitar el olor de semen con la que la había dejado. También limpié sus nalgas, diciéndole que se habían ensuciado con un sobre de ketchup que había en el sofá, ella me creyó tan inocentemente.
Casi una hora después llegó Mishell y me agradeció mucho el haberme quedado con Keisi, no sin antes pedirme por favor que no le dijera nada a su papá. Naturalmente le dije que no se preocupara, que podía confiar en mí cuando quisiera.
Me despedí de Keisi guiñándole un ojo y ella me lo guiñó también. Así me despedí de la niña que me conquistó con su suave culito de angel.
Fin