Lali la Oriental de mi harem de Nenitas.
Laurita, era simplemente una diosa, una muñequita oriental de unos 12 o 13 añitos.
Las chicas la llamabas Lali, su nombre en verdad era Laura Lee (léase Li), de allí el apodo de Lali.
Lali era de origen oriental, ojos negros almendrados, una cintura que no tendría más de 56 cm., busto pequeño pero increíblemente puntiagudo y sus caderas eran suaves con un derrier que podía ponerse un vaso al final de su espalda.
Siempre su carita esbozaba una linda sonrisa, entre picara y coqueta, que en conjunto con sus ojitos me parecía un rostro encantador que hacia imaginar las caritas que ha de poner cuando estuviera en mis manos sintiendo mi pene en su rajita.
Cuando llego el día de disfrutar de esta ricura oriental. mi mente divago por varias imágenes de placer.
Aquel día maravilloso, fue distinto a los demás.
No tenia ganas de bajar a compartir con las nenitas.
Es así que me quede acostado en el altillo de la bodega.
Esa tarde no había expresado ni dicho nada a mis nenitas, ellas había llegado y organizado la cena.
De un momento a otro y de improviso, se abre la puerta de mi habitación en el altillo y entra Lali cubierta por una tunica verde Nilo transparente, puesta como pareo, a manera de una chica polinesia, solamente atada con un nudo en su hombro derecho.
La luz que entraba a mi habitación al momento de que Lali se ubica en el dintel de la puerta, deja traslucir su figura menuda, su cintura pequeñita y el perfil de unas tetitas pequeñas puntiagudas y uno pezón paradito.
Con su vocecita suave oriental, me consulta
¿si hoy tengo deseos de ella?
Que pregunta más exquisita que fue el sonido melodioso de la lujuria en mis oídos.
El cansancio y el stress de la semana desaparecieron como por arte de magia y le invite a pasar.
Mientras caminaba descalza muy coquetamente hacia mi; la luz lejana que entraba por la puerta dejo aun mas claro aun su figura menuda, ante mis deseos de tomarla y meterla entre mis sabanas para gozar de tan menudo y escultural cuerpecito.
Mientras caminaba muy lentamente con pasos en puntillas, veía como los dedos de sus pequeños pies acariciaban la alfombra y me parecían pasos que flotaban.
Como víbora de algodón se introduce en mi cama y susurra a mis oídos que le trate con dulzura, pues es la primera vez que un hombre le tocara
Entre besos y caricias le fui quitando lentamente bajo las sabanas y siento su piel suave recorriendo su cuerpo, sintiendo una piel suave y tibia.
Desnuda acerco mi cuerpo desnudo al suyo, pera abrazarla y acaricia su cuerpecito oriental
Le digo qui deseo gozar su aroma de princesita y le abrí sus piernas con mis manos.
Al deslizarme a disfrutar de su pequeña panchita la sabana que nos Cumbria dese desliza como cortina mantel que cae de la mesa y veo su escultural cuerpo de pequeño
Sabiendo que mi princesita asiática no ha sido penetrada aun, comienzo a darle confianza, con suaves caricias que van desde sus puntiagudos pechos hasta llegar a su rajita casi sin vellos, y comienzo a darle lengua abriendo poco a poco su labiecitos vaginales en busca de su clítoris que ya comienza poner se durito.
Podía sentir la estreches de su vagina con la punta de mi lengua le llegaba lo mas profundo que podía.
Lali gemía de placer, y yo estaba en el cielo al lamer aquella panochita virgen.
Acaricie sus bellísimas nalgas era maravilloso.
Ella se contorsionaba de placer.
Comienzo a subir por su vientre, dándole pequeños chapetones, hasta llegar a sus pechos, dos pequeños limones, duros, puntiagudos, y con unos rosados pezones aparecieron a mi embelesada vista.
Tome uno con mi ano uno de esos pequeños pechitos y al otro con mi lengua lo lamo chupo y muerdo suavemente.
Busque la mano de Lali y la coloco sobre mi enhiesto miembro, apenas lo agarraba con su diminuta manito.
Sin dejar de lamerle sus pechos y una mano metiéndose en su cerradita panochita tratando de que comenzara a humedecerse con la intención que llegado el momento no le produzca dolor al penetrarla
Le tome de nuevo la mano y la puse a que lo agarrara…Cuando por fin lo tomo en su mano, se aparto de mi…tenía una expresión de sorpresa y miedo, Comprendió de inmediato su miedo, al sentir con mi boca y mis dedos lo pequeña de su vagina, me di cuenta que la desproporción.
Le infundí confianza, diciéndole que será muy suavecito, sin que se percatara mi miedo de dañarla.
Lo haré tan despacio y tan poco a poco que no te hará ningún daño, no te preocupes cuando vea que ya estas húmedas veras que la elasticidad de tu vagina ayudara a que todo sea muy bueno para ambos y disfrutaras al igual que yo.
Creo que mi explicación le dio la confianza para relajarse y esperar que todo pasara conforme le explique,
Comencé de nuevamente a chupar sus pezones, y le dije que se pusiera boca abajo, así lo hizo y pude disfrutar de la exquisita visión de su trasero, levantado terminado con aquella cinturita.
Le puse mi miembro entre las piernas y le pedí que las cerrara y que se moviera junto conmigo, así comenzamos un simulacro de coito, que culmino con una eyaculación involuntaria que lejos de agradarme me molesto, pero que disimule.
Volteándola luego, busque una toalla y nos limpiamos.
Lali comenzaba a excitarse y a mostrar que deseaba sentir el placer del sexo.
Se percata que mi miembro estaba perdiendo tamaño, así que le enseñe a chuparlo para que volviera a estar preparado para hacerla mía y pudiera experimentar de cómo es placer de sentir como tener hombre en ella y sin negarse la tomo de su cabeza y le enseño a mamarlo.
Se introdujo un poco en la boca, y comenzó a mamar yo me di vuelta, acomode mi cabeza entre sus piernas e hicimos un 69, le metía mi lengua profundamente en su rajita a lo que la pequeña Lali respondía con un movimiento de pelvis,
Entonces la tome fuertemente por la cintura con un brazo y le introduje un dedo hasta dentro, escuchando un profundo UHHHMMM sin sacarlo, comenzó a darle rotación al dedo, los movimientos mi pequeña oriental se aceleraron. Yo lamia su clítoris y empujaba el dedo mientras escuchaba sus ummmm ummm, único sonido que le permitía salir con el pene en su boca, no dejaba de mamar y de moverse cuando sentí que se venía, así que acelere mi lengua contra su clítoris hasta que sentí como se tensaban sus piernas, luego todo su cuerpo y después quedo flácida e inerte.
Yo con la corrida entre sus piernas, podía ahora aguantar mucho, así que continúe lamiendo ahora más despacio y más suave toda su conchita, no tardo el pequeño clítoris eructarse nuevamente.
Es así que me voltee la puse en posición para colocar la cabeza de mi pene en la entrada.
Su ojitos almendrados de abrieron como nunca, su miedo le hacia cerrar sus muslos y doblar las piernas como negándose a que la penetrara, me decía…no, no, no, por favor, eso me va a doler….Vamos a tratar, “le dije”, si te duele mucho, me quito.
Eso la tranquilizo.
Apoye el glande en su entrada y empuje, aunque estaba lubricada, era insuficiente, así que la comenzó a lamer de nuevo…
Ella levantaba sus piernas así, así mi cielo así, ahhhhh ahhhhh que rico…Que rico…cuando la vi tan excitada, me volví a colocar encima de ella,
Ahora estaba tan mojada que la cabeza de mi pene se deslizo hasta sentir una estrechez que impedía su paso Lali gimió.
Muy fuertemente pero no puso resistencia…Yo le apreté la cintura y susurre a su oído, quiero que seas mía, quiero estar dentro de ti, aguanta un poco, y luego será algo maravilloso lo que sentirás.
Ella se aferro a mi espalda con ambos brazos, me rodeo la cintura con sus piernas y me dijo, “deseo ser tuya pero me duele,… pero dale así despacito, penétrame, cojéeme como siempre lo deseaste.
Aquellas palabras, llenas de lujuria, en una jovencita, casi una niña, casi me hacen perder los estribos, con toda la fuerza de mi voluntad, evite darle el empujón que la ensartaría, pero que le haría mucho daño.
Ya tenía adentro la cabeza, pero un apretado anillo, que me aprisionaba el glande, impedía su paso, yo le daba a sacar y meter, a presionar y empujar muy despacio.
Lali levantaba las caderas, se movía se quejaba, yo en el colmo del éxtasis, veía como poco a poco ya tenía casi la mitad adentro, ella se retorcía de placer y de dolor, ayyyy ayyyy duele, pero es un dolor exquisito, ayyyy me duele, exclamaba muy suavecito con su voz infantil,
Con un solo empujón, enterré mi miembro en sus entrañas…un profundo quejido salió de la garganta de mi pequeña oriental.
Me quede inmóvil, mire hacia abajo y su vulvita ya estaba bien dilatada, abierta con aquel empeñon que le di de una vez que la había atravesado.
Ya sentía que mi pene estaba todo dentro y ella ya no se quejaba, estaba a mi merced. Lo saque un poco y empuje nuevamente, una y otra vez y otra más.
Mi pequeñita estaba como desmayada…yo comencé a moverme frenéticamente, sacaba casi todo el miembro y lo volvía a introducir, podía escuchar un Glup Gluck de mis embestidas.
Lo alzo sus piernas para introducirla mas aun hasta lo más profundo y Lali comenzó a jadear de placer.
Así que bueno, tenias razón es la gloria, cógeme, ayyyy que placer, ayyy que placer, no pares; dale mas, métemelo todo, mételo mas, así, ayyyy ahhhhhh ahhhhha ahhhhh.
Por supuesto que yo empujaba con todo mi ser, hasta dentro, mis bolas chocaban con sus nalgas y de repente comencé a sentir unas fuertes contracciones en su deliciosa y pequeña vagina, parecía que me lo chupaba con una aspiradora.
Mi pene, había logrado el objetivo.
Un enorme placer la estaba volviendo loca y chorros incontenibles de semen brotaron de mi miembro, inundado su pequeña gruta, que ahora deslizaba el pene suavemente lubricada con su humedad y mi semen que le inundaba toda.
Yo enardecido, seguía bombeando sintiendo el enorme placer de su estrechez y viendo como se le abrir enormes sus almendrados ojos de puro placer.
Le enterré profundamente el pene hasta sentir que tropezaba con su útero, ella, empalada y abierta, tenía otro orgasmo, que la estaba sumiendo en un océano de sensaciones.
Lali, se había convertido en una deliciosa hembrita y había dejado de ser la pequeñita oriental de mi “harem de nenitas”.
Ya era mía, y rezaba porque fuera por mucho tiempo más.
Al acabar en ella.
La pequeña Lali, quedo tendida en mi cama como cuerpo inerte por espacio de algunos minutos.
Yo jamás con ninguna nenita de mi harem había sentido tanto placer y creo que ella tuvo su primera experiencia con los mayores primeros orgasmos de su vida.
Al rato su cara se lleno de esa sonrisa picara que tanto me agrada, se levanto se monto sobre mi dejo caer su cuerpo en el mío y me dio un beso, dándome las gracias por tal maravillosa experiencia y que siempre pensó que la trataría con dulzura y que solo fue el miedo a la primera vez que en algún momento se resistió.
Le exprese que era normal y que cuando nos encontráramos nuevamente vería que hacerlo por su culito también seria algo placentero.
Ella me miro y con complicidad asintió con su cabeza.
Bajamos, nos dirigimos desnudos de la mano al baño, nos duchamos y salimos sonrientes a cenar con las demás nenitas que ya tenían la cena de arroz y carne caliente en la mesa.
Continuará