La inquilina, Parte 02 (de Cazzique)

Esta publicación es la parte 2 de un total de 5 publicadas de la serie La inquilina
5
(2)

Llegué puntual a la cita del departamento trece, toqué y casi enseguida me abrió Palma, se notaba que estaba sumamente nerviosa y hasta la voz le temblaba ligeramente; entré rápidamente al departamento que ahora estaba con las cortinas cerradas de antemano. Palma cerró la puerta con seguro y nos fuimos enseguida al sofá, la nena sonreía nerviosa y ayo estaba con la verga completamente tiesa tan solo pensando en lo que me esperaba. 

La chiquilla traía ahora un vestido azul de florecitas blancas de una tela demasiado ligera y nuevamente no traía un sostén puesto. La acerqué a mi ambos sentados en el sofá y la besé, ella se dejó manipular sin poner resistencia estuvimos así algunos minutos besándonos y yo acariciándole su cuerpecito. Fui levantando su vestido para mirarle y tocarle sus piernas deliciosas y ella no puso ninguna objeción, todo lo contrario cuando comencé a acariciar sus muslos la nena abrió las piernas dejándome trabajar libremente en su entrepierna, hurgué sobre la tela de las bragas clavando ligeramente uno de mis dedos entre sus labios vaginales y ella se dejó hacer.

Me saqué el los zapatos con los pies y luego levanté la cadera, desabroché el cinturón y el pantalón salió completamente, la chiquilla me miraba la verga completamente erecta, le pedí que me la chupara como la otra vez y ella reclinó su cuerpo de lado comenzando a darme una rica mamada. Su boca se abrió para abarcar mi glande y lentamente se la fue metiendo, humedeciéndola con su saliva. Le empujé la cabeza para que se metiera más verga en la boca.

Con mi mano izquierda comencé a acariciar la espalda de la chiquilla y luego lentamente comencé a levantarle de nuevo el vestido, sus piernas quedaron completamente descubiertas y pude ver luego las bragas, sus nalgas paraditas y un poco de su espalda. Metí mi mano entre la piel de la chiquilla y sus bragas acariciándole las nalgas, las tenía deliciosas, mis dedos recorrieron la tersa piel de los cachetes y el canal que las separa para finalmente recrearse en el diminuto agujero trasero de la pequeña.

Estaba así cuando sentí que mis bolas se comenzaban a contraer y con la mano derecha sujeté fuerte la cabeza de Palma, ella supo enseguida que me iba a venir, esta ves se preparó a tiempo y yo comencé a descargarme, la leche que me salía producía en mi cuerpo estertores de satisfacción y no pude evitar un gemido prolongado, mis caderas también se activaron moviéndose ligeramente arriba y abajo. Algo de mi semen se regó por entre los labios y mi verga mojándome las bolas pero la chiquita siguió mamando sin detenerse. Finalmente me dejó la verga completamente resplandeciendo con su baba y limpia por completo de mi semen. Palma levantó su cara limpiándose con el dorso de la mano la boca que se veía hinchada y enrojecida.

– ¡Qué bien has aprendido! – dije.

– ¡Sí, estuve pensando en eso los tres días!… Pero ahora es tu turno. Me levanté con la verga guanga completamente y la hice levantarse, le di la vuelta quedando a sus espaldas y bajé el cierre del vestido, lentamente se lo retiré del cuerpo apreciando su espalda desnuda y sus bragas esta vez de color amarillo. La acomodé en el sofá casi recostada con las piernas volando y los pies en el suelo. Le quité los zapatos que traía y luego jalé por el elástico las bragas, su vagina con algunos vellitos se dejó apreciar y debajo el oscuro ano. El olor de hembra me impregno la nariz y me metí entre las piernas de la pequeña.

Comencé primero a jugar con mis dedos por todo lo largo de su hermosa rajada con sus labios hinchados y abiertos ligeramente. Le abrí los pétalos para inspeccionar su agujero y el clítoris que seguía escondido en su capucha. Tras una larga exploración de sus partes mis labios se apoderaron de sus pliegues vaginales y comenzó el cunnilingus; Palma me sujetaba de la cabellera acariciándome mientras le daba lengua a su vagina que enseguida se humedeció. Los gemidos de la niña comenzaron cuando dediqué toda mi atención sobre el clítoris que ahora comenzaba a asomar.

Sentí como mi verga comenzaba a extenderse lentamente ante la candente escena de esa niña abierta de par en par y dejándose sorber deliciosamente la vagina. Palma se comenzó a venir y sus pliegues vaginales se apretaron contra mi lengua que siguió metiéndose profundamente en busca de las mieles del joven cuerpo. Con los dedos abrí los labios vaginales y así poder entrar más profundamente en ella, quería secarla pero eso hubiese sido imposible ya que como antes lo había comentado Palma era muy caliente y se mojaba y se mojaba sin dejar tiempo a nada más. La chiquilla se retorcía bajo mis insistentes lamidas y no dejó de hacerlo sino hasta que menguó en ella el placer experimentado. El aroma de la chiquilla impregnado en mi rostro hacía qué mis sentidos se embotaran todavía más, quería penetrarla, cogérmela, pero tenía que ir con calma, pues era más satisfactorio el lento descubrimiento de las capacidades de la nena. Por fin me separé de su cuerpo dejándola retozar únicamente un par de minutos.

Era la primera vez que veía sus senos completamente desnudos y me levanté del suelo en donde me encontraba arrodillado, jalé delicadamente a Palma de una de sus manos haciéndola levantarse.

– Porqué no vamos al cuarto. – le dije.

– ¡Sí! – Dijo ella y caminó delante de mí.

Aprecié en esos momentos como se movía su delicado cuerpo, sus nalgas rozándose con cada paso y el gracioso contoneó de las caderas casi inexistentes todavía.

Corrí detrás de la nena y la miré de pie a un lado de la cama, me quedé frente a ella y la besé en la boca, luego la fui recostando lentamente en el lecho y cuando estuvo por entero sobre el colchón me monté en su cuerpo besándola y acariciándola. Tras besar su boca algunos minutos bajé hasta los senos y los estuve chupando, sus pezones puntiagudos y largos eran de un color oscuro, mamé cada uno de estos y luego dediqué un par de minutos a el resto del seno, en cada uno tardé cerca de diez minutos produciendo un segundo orgasmo en ella tan solo con lamerle las ricas masitas de carne.

No seguí bajando por su cuerpo, me levanté y la hice girarse boca a abajo, me volvía montar sobre su cuerpo metiendo mí endurecido pene entre el canal que separa los cachetes de las nalgas, levanté el torso mirando como mi glande sobresalía en la parte alta de su culo. Lentamente comencé a mover las caderas haciendo que mi garrote se restregara entre esas deliciosas nalgas. Palma trataba de voltear par mirar lo que le estaba haciendo pero finalmente desistió y solamente se dejó hacer. Yo por mi parte sentía delicioso estar restregándome de esa manera tan delirante entre sus nalgas y de vez en vez apuntaba contra su ano solo empujado levemente sin intentar la penetración. Mis caderas es estuvieron moviendo rápidamente pero cuando sentía que estaba a punto de venirme bajaba la velocidad y así poder disfrutar más tiempo de las deliciosas sensaciones que esa pequeñita me estaba haciendo experimentar. La segunda vez que sentí que me venía me detuve e hice que Palma se levantara, me recosté yo en la cama y entonces con mi verga recostada sobre mi barriga hice a la chiquilla montarse a horcajadas sobre mí. Vi su panochita irse abriendo cuando iba ella hacia abajo y por fin sus labios vaginales posarse sobre el tronco de mi garrote. La cabeza salía por la parte delantera de su vagina.

– ¡Ahora te vas a mover como yo lo hice!… ¡Quiero que se restregué toda tú conchita en mi verga! – le dije.

La chiquilla comenzó a mover sus caderas adelante y atrás restregando su pepita sobre mi tronco de una manera deliciosa, ambos nos logramos masturbar así deliciosamente. Yo sujeté por las nalgas a Palma sintiendo como su anito se abría y cerraba con los movimientos y ella comenzó a gemir tras algunos minutos de estarse moviendo sobre mi cuerpo. Solté sus nalgas y le acaricie los pechos y así alternaba mis caricias sobre el bello cuerpecito de la nena, pronto comencé a sentir de nueva cuenta que me iba a venir pero ya no quise prolongar más la satisfacción.

Afortunadamente la bella Palma también estaba experimentando lo mismo y prácticamente tuvimos un orgasmo simultáneo. Mi leche salió disparada potentemente sobre mi estómago y entre sus pliegues y luego sentí sus jugos vaginales mojando el tronco de mi palo. La nena no terminó de moverse hasta terminar completamente su orgasmo.

– Chúpalo. – le dije cuando se detuvo.

Ella desmontó de mi cuerpo y comenzó a lamer el semen que estaba regado por mi piel, la chiquilla lo hizo perfectamente bien y poco después le pedía que se montara en mí, nos besamos largos minutos hasta que decidimos que era hora de terminar, nos vestimos y me comencé a despedir.

– ¡No le digas a tu mamá, pero ya has pagado lo que me debía!… para la próxima vez ya veremos como nos arreglamos. – le dije.

Me despedí de la chiquilla y quedamos de vernos una semana después. Su olor de hembra se me quedó en el rostro durante toda esa tarde.


Continuará

Califica esta publicación

Ayudarás al autor y a la administración a mejorar el contenido...

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 2

Hasta ahora no hay votos. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ayúdame a mejorar la calidad del blog dejando tus comentarios en la parte de abajo y una calificación a la publicación aquí arriba. También puedes dejar tus dudas, sugerencias y/o comentarios en la página de contacto.

Si el relato lleva varios días sin continuación es muy probable que no la tenga 🙁, ¡pero quizás tú si la tienes 😀! Para compartir tu relato puedes usar la sección de Enviar relato

blogSDPA.com
blogSDPA.comhttp://blogsdpa.com
A este usuario se le asignan las publicaciones anónimas como Relatos SDPA y galerías multimedia.

1 COMENTARIO

ESCRIBE UN COMENTARIO

¡Por favor ingresa su comentario!
Por favor ingresa tu nombre aquí

Publicaciones similares