El relato erótico "Sin querer queriendo, Parte 04 (Final)" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

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Esta publicación es la parte 4 de un total de 4 publicadas de la serie Sin querer queriendo

Cuando llegamos al casino, ya estaba muy lleno el estacionamiento, así que bajé a Nora y a Nena en la puerta y con Sara me fui a estacionar, diciéndoles que fueran rápido con sus madres y les dijeran que ya habíamos llegado, que seguramente ya estarían preocupadas. Que Sara y yo íbamos a buscar un lugar… un lugar donde pudiera ahogarla de verga, pensé, ya me dolían los huevos de tanta caricia de esas delgadas y ligeras manitas. 

A Sara la tuve que enderezar, retirar de mi pecho, porque no me dejaba de sobar la verga y en la puerta había algo de gente, sólo se me separó un poco pero me siguió acariciando el fierro. Cundo avancé por el interior del estacionamiento, ella sola se recargó en mi pecho y siguió sus frotamientos en mi pantalón saliéndosele un suspiro. – Qué, mi ́ja, qué tienes? Te gusta?, le pregunté. –Hay sí, tío, la tienes muy grande, está muy dura. –La quieres ver? –Sí, pero no nos ve nadie? –No creo, le dije desabrochándome los pantalones y sacándomela toda, bien parada, caliente y con la cabezota brillante de tanto juguito que me salió por el camino, ella la rodeo con su manita fría y delicada y me la fue apretando torpemente, le hacía falta capacitación, ese no era problema. Divisé un lugar en medio de dos pick-ups y me paré allí. Mal apagué el carro y me bajé la ropa hasta medio muslo. La verga salió infame, potente. –Qué te parece, Sarita?, pregunté orgulloso. –Hay tío, la tienes bien grandota y bien gorda, me dijo mirándola fijamente. –Ya habías visto otras? –Sí, un viejo nos la enseñó allá por la escuela, a una amiga y a mí, hace como un mes, pero no la tenía así. –Así cómo?, le pregunté sin dejar de masturbarme. –Así, tan grande, tan larga y tan gruesa. Sara es muy delgada, muy espigada y delicada, de cabello castaño claro, casi rojizo, de piel muy blanca, pálida. Se podría decir que es pelirroja por el color de su pelo y de su piel, ya ven que las pelirrojas son más blancas incluso que las rubias naturales, hermosa la niña en verdad. Sus ojos son verde olivo y su cara muy bonita, de familia, de boca muy rosita y de buen tamaño, no tiene la boca chica, para nada.
–Mira cómo me la jalo, quiero que me lo hagas tú, cómo ves, podrás?, le pregunté masturbándome todo el lomo de la vergona.


–Sí tío, pero no nos verán.

–No, apúrate, mira cómo la traigo.

– No te duele?, está muy hinchada.

–Sí, un poco, dale un besito en la puntita.

Hay mamita!, sin que le dijera cómo me la empezó a mamar delicioso, mientras yo me la jalaba para acabar pronto, no fuera a venir alguien y en la torre!, hasta el bote iba a dar. Luego de unos minutos, le dije que buscara un trapo bajo el asiento y le dije que me besara en la boca. –No sé cómo, tío. -Yo te enseño, mi ́ja, sólo abre la boquita y hazme lo mismo que le hiciste a mi cosa. La hinqué en medio de los asientos y con mi brazo derecho le rodeé la cintura y con la mano izquierda me seguí masturbando. Mmmm, qué ricos besos daba esta niña, qué rápido aprendió. Le daba la lengua en la boca y me la chupaba como si fuera una verguita o le cerraba mis labios y se los paraba como para dar besitos y me los chupaba igual, como si mamara verga, riquísimo. Cuando le dije que me diera su lengua, huy, qué delicia, muy fina y larga. Ahí sentí mi venida, sus besos eran demasiado. La retiré y le dije que me la jalara con sus dos manitas y que apuntara hacia el trapo, yo tomé la garra y empezó la danza de chorros de semen, 4, 5 , 6 ,7… bien espeso, bien concentrado.
–Eso es el espermatozoide, tío?, preguntó sin dejar de mirar como me seguía saliendo lefa.

–Los espermatozoides, reina, cómo sabes de
eso?

–En la escuela y con las amigas, tío, eso es lo que embaraza, vedad?

–Sí, mi ́ja, pero por la boca no.

–Se come?!, preguntó interesada. –Huy sí, vas a ver cómo te van a gustar cuando te los dé directo de mi vergota, mamita.


–Sí, verdad tío, es una vergota la que tienes tú. –Sí, reinita, una vergota para ti, pero si te gustó debes ser muy discreta y no comentar con nadie nada de esto, sí?.

–Con la que he platicado de ti es con mi prima Nena, es que a ella también le llama mucho la atención cómo la tienes. –Pues cuando me la ha visto?, pregunté admirado. –Nunca, pero es que se te nota mucho, en la casa cuando andas en shorts se te ve demasiado, bien rico, me dijo dándome un ultimo apretón, y Nena dice que le gustaría vértela alguna vez. Ya estaba!, sin querer queriendo, todo se iba dando.

Fin

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