Fiesta familiar, Parte 20 (de Cazzique)

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    Esta publicación es la parte 20 de un total de 42 publicadas de la serie Fiesta familiar
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    Era el segundo día de Montserrat en casa y ya habíamos tenido nuestro primer encuentro así que las cosas debían seguir sobre este camino, cómo era de esperarse saliendo de la oficina me fui para la escuela de mi sobrina y la recogí para después dirigirnos a la casa a realizar las tareas escolares después de la comida.

    Esa tarde me encontré con la noticia de que la escuela de Montserrat estaba preparando una excursión para padres e hijos este fin de semana y por supuesto que yo no iba a dejar que mi sobrina se quedara a aburrirse en la casa. Terminamos rápidamente las labores escolares y esta vez nos quedamos en la sala, nos empezamos a besar mientras que mis manos sobaban ya las nalguitas de mi pequeña sobrinita, me saqué la verga y le pedí que me la mamara, ella se hincó delante de mi y con sus manitas tomó el erecto palo y lo comenzó a mover observándolo detenidamente, jugaba con la piel de mi pito y sus ojos no dejaban de seguir cada movimiento que realizaba con su mano, luego sacó su lengua y despacio me empezó a lamer todo el tronco, le dije que le pusiera especial atención a la cabeza y ella así lo hizo, con largos lengüetazos fue recorriendo cada milímetro de la cabeza de mi palo, luego de unos instantes de estar jugando de esta forma se fue tragando toda la barra de carne palpitante y caliente, su pequeña boquita se fue abriendo más mientras que la verga se iba perdiendo en su interior, le insistí en que debería tragarse lo más que pudiera de mi palo, ella obediente logró tragarse más de la mitad de mi verga.

    Comenzó a menear su cabecita de arriba para abajo c on mi palo en su boca provocando en mi gratas sensaciones que hicieron que unas cuantas gotas de lubricante se depositaran en la garganta de mi pequeña amante, puse una de mis manos sobre su cabeza para guiarla en el ritmo que deseaba siguiera mientras que me la chupaba; los labios de la niña apretaban de exquisita manera mi tronco y su lengua restregaba deliciosamente mi pene.

    Montserrat continuó mamando por largo rato, entre tanto yo la iba desnudando, y acariciando sus lindas partes, sus largas piernas y sus tersa piel me estaban volviendo loco. Por fin logré desnudarla por completo de la parte de abajo, mis dedos se fueron a buscar inmediatamente las cavidades y suavemente las fui acariciando sólo por encima, u no de mis dedos también buscó introducirse en su culito pero le faltaba un poco de lubricación y no lo conseguí; lleve mi dedo a la boca y lo lubrique muy bien, luego lo regresé hasta su ano y se lo fui introduciendo hasta que éste se perdió por completo dentro de la apretada cavidad. Con movimientos profundos y suaves empecé a bombear con mi dedo dentro de su ano, en pocos minutos mi sobrinita empezó a vibrar gracias a su primer venida de la tarde.

    Cuando sentí que estaba ya a punto de venirme le pedí a la niña que dejara de chupármela y le pedí que se acostara en el sillón, la terminé de desnudar ahora sí, por completo y me hinque ahora yo para mamarle sus lindos pechitos, sus pezones me recibieron ya completamente erectos.

    Mis manos se posaron bajo sus nalgas y continué penetrándola con mi dedo por su culito, ella gemía y suspiraba haciéndome saber que le estaba encantando esta sesión. Bajé a mamarle su puchita, recorriendo sus labios vaginales uno por uno de arriba abajo y de un lado para el otro, luego subí hasta que me encontré su clítoris y con la lengua lo empecé a molestar hasta que la niña regó con sus jugos mi boca, fue un fuerte orgasmo el que le vino ya que sus gritos de placer se dejaron oír por toda la sala y pronto su caldo fue recibido por mi sedienta lengua; bebí cada gota de sus mieles y cuando ya no manaban me dediqué a limpiar todos los jugos de su vagina con mi lengua. La dejé descansar por unos minutos y mientras que se recuperaba de su orgasmo nos dedicamos a besarnos ardientemente, su lengua y mi lengua se enredaban y exploraban el interior de nuestras bocas, sus manos y mis manos recorrían nuestros cuerpos sin dejar de explorar lugar alguno que pudieran alcanzar.

    Pasado el tiempo de caricias yo me incorporé hincándome en el sillón y sujetando una de las piernitas de mi sobrina mientras que la otra la subí sobre el respaldo del sofá, su panochita quedó completamente expuesta, sus rosados labios se abrieron mostrándome un poco del cálido interior, coloqué la punta de mi verga entre los pliegues carnosos de su vagina y ésta fue alojada delicadamente, mi sobrina me volteo a ver por unos segundos y con agitada voz me dijo que continuara, con la mano tomé mi verga y la restregué de abajo para arriba entre los labios, luego busque su gruta y aplique un poco de presión, ella dio un leve respingo al sentir que topaba con su himen; me agarró de los brazos con fu erza y con la mirada me pidió que continuara, empujé lentamente y con fuerza en su vagina hasta que sentí como iba desgarrando la delicada membrana, ella soltó un fuerte grito y algunas lagrimas salieron de sus ojitos, ya no había vuelta atrás, continué metiendo mi verga hasta que la mitad logro invadir su intimidad.

    Con un leve bombeo inicie para ir dejando que su dolor menguara, poco a poco mi miembro se fue incrustando más y más hasta que por fin mis huevos chocaron con su culo, me detuve unos instantes en lo más profundo de la vagina de mi sobrinita, viéndola a la cara a la vez que ella me veía a mi, sus llorosos ojos reflejaron ahora un poco de satisfacción y una leve sonrisa se dibujo en su rostro, menee un poco la verga en forma circular en su interior y reinicie el bombeo, lo hacia lentamente para poder sentir como sus pliegues interiores me iban apretando el garrote, además de transmitirme todo su calor, en pocos minutos logré hacer que la vagina de mi pequeña sobrinita me regalara su primer orgasmo con una verga incrustada, fue largo y fuerte, mientras que me la seguía clavando ella pedía a gritos más verga y luego estalló en fuertes carcajadas.

    Descansamos por algunos segundos y continuamos cogiendo hasta que de nueva cuenta ella logró venirse pero en esta ocasión sus músculos vaginales apretaron con tanta fuerza mi verga que no pude contenerme más y junto con ella empecé a venirme en abundancia, los chasquidos de nuestros jugos mezclados se escuchaban a cada metida y sacada, tanto mi sobrinita como yo disfrutamos ampliamente esta primera cogida por su vagina, mi semen empezó a escurrir por su culito cayendo en el sofá, fue tal la cantidad de jugos que escaparon de su panochita que un pequeño charquito se formó en el sillón.

    Descansamos por algunos minutos, fuertemente abrazados acariciándonos y por fin decidimos ponernos de pie, nos vestimos y después nos salimos a comprar un helado como si fuésemos dos jóvenes enamorados, caminamos un largo rato hasta la casa y cuando llegamos ya se encontraba Patricia preparándose para tomar un baño. Saludamos y luego de cenar todos nos pusimos a mirar la televisión por un rato para poco después irnos cada quién a acostar.


    Continuará

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