Una continuación totalmente aparte del relato “Placer al final de la calle“.
…Y ahí la teníamos, Gema y yo fuimos padres de una hermosa bebita, a la cual llamamos Yasenka, y Rayén estaba felíz con su nueva hermanita. Imaginen ustedes como nos sentíamos nosotros, unos padres que son unos pervertidos totales.
Y los meses pasaban, Yasenka crecía poco a poco, y con Gema no veíamos la hora de comenzar a jugar con ella, o mejor dicho, iniciarla con su vida sexual. Gema y yo acordamos que no le haríamos nada a la bebita hasta que cumpliera los 10 meses de vida.
Como todo bebe curioso, ellos siempre tomando todo y se lo echan a la boca, como pasábamos gran parte del día en el living de la casa, mimando a la beba, le teníamos sus juguetitos, pero no eran juguetes comunes, como los cubitos de colores u otros, le teníamos accesorios eróticos, si, esos eran sus juguetes, consoladores, vibradores, varitas anales, dilatadores, bolas chinas, entre otros.
Imagínense, una bebita curiosa, echándose a la boca un consolador y babeándolo, y en la televisión, en vez de ver dibujos animados, siempre había una película porno.
Pasamos los primeros meses coqueteando con la bebita, y fotografiándola desnuda a cada momento, cada vez que se le daba un baño, cuando se le cambiaban los pañales o cuando estaba bebiendo leche de las tetas de mi novia Gema.
Ay! Yasenkita, ni te imaginas el futuro que tendrás con nosotros, en un par de días, tu biberón será mi pene.
Hasta que el ansiado día llegó, Gema se encontraba en el dormitorio cambiándole pañales a la bebita, y a la vez, con unas toallitas húmedas, limpiaba cada área de sus pequeños labios vaginales y su pequeño orificio de su ano. La llevamos a la cama y la diversión comenzó; Yasenka se encontraba con sus piernecitas en alto, mientras que se lamía sus pequeños pies. Santo cielo! mi hijita me estaba entregando su pequeña, virginal y jugosa vaginita. Mientras, Gema con su mano recorría todo su pequeño cuerpecito y a la vez besaba y rozaba sus pequeños pezones y acariciaba los labios de su vaginita. Yo me encontraba a mil, mi pene estaba sumamente duro, hasta que no dí más, y lamí su pequeña vagina. La bebita daba unos leves sobresaltos de felicidad.
Gema a la vez, muy lentamente, introducía unos de sus dedos en el ano de la bebita, pero no dió mucho resultado, puesto que soltó unas pocas lágrimas. (Pequeña putita, deberás acostumbrarte pronto). Tomé unas de sus manitos y la puse sobre mi pene, como todo bebé, lo apretó fuertemente y, por supuesto, se lo echó a la boca. No me resistía, lamía mi glande con su pequeña lengua y me lo dejó todo babeado. (Así es, aprendiste con un solo intento. Ya te las verás conmigo cuando te deje bañada en semen). Mientras que Gema, disfrutaba lamiendo su pequeña vagina. Luego intercambiamos, comencé a rozar mi pene en su pequeña vaginita, sabía que estaba solo a unos instantes de derramar mi primera descarga sobre mi pequeña hijita. Y ¡PUM! salió un gran y caliente chorro de semen sobre Yasenka, su vaginita quedó con semen, su panza, incluso le llegó hasta su cuello. Sentía que estaba tocando el cielo, en este instante, Gema se levanta, tiene un orgasmo, y lanza su chorro sobre la cara de la bebita. Gema y yo nos miramos con cara de satisfacción, somos dos personas, que no nos consideramos enfermos, solamente pervertidos, con gustos particulares que el resto. Al cabo de unos minutos, Yasenka se orina, lo cual dejó su vaginita aún más húmeda. Su panza aún tenía restos de semen, pero, aún no habíamos finalizado, faltaba otra cosa, que la bebita degustara el semen. Sin más rodeos, me masturbé rápidamente, y cuando estaba por venirme, introducí mi pene en su pequeña boca y me vine. Como aún es una beba pequeña y tonta, tragó todo.
Posterior a eso, la bañamos, le pusimos pañales, sabiendo que ya la habíamos convertido en nuestra pequeña putita a sus 10 meses de vida, pero, mientras más joven se le tocara, más rápido aprendería.
Continuamos así por casi un mes, Yasenka ya había cumplido 11 meses de vida, y cada vez faltaba poco para que cumpliera su primer añito de vida, también jugueteábamos con la pequeña Rayén.
Gema fotografiaba y grababa vídeos de nuestras relaciones pedófilas con su teléfono, hasta que sin querer un día, descubrí algo interesante en su WhatsApp…
Continuará
La historia esta buena
¿Y por qué debemos considerarnos enfermos o pervertidos? ¿Acaso todos los sistemas educativos son iguales? La libertad es poder elegir el sistema ¿o no?