El relato erótico "Sandra en "El Hormiguero" (de Kamataruk)" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.


– ¿Qué pasa? ¿Estás nervioso?

– Pues un poco la verdad.

– Parece mentira, después de tantos años…

– Pues ya ves, todavía me sigue entrando ese cosquilleo antes de entrar al plató.

– ¿Es sólo por eso o es por la invitada de hoy?

– Je, je, je… – Pablo Motos sonríe con malicia al jefe de guionistas – Me has pillado. ¿Pero tú la has visto? No tiene un lado malo… ¡Qué culito…! ¡Está tremenda!

– Cierto. Y ya puede estarlo, nos ha costado un huevo y mitad del otro el traerla aquí.

– ¡Ufff, ya te digo! Por poco se mueren en consejo de administración de la cadena cuando les hice la propuesta…

– Y hablando del consejo – dijo el corpulento hombretón sacándose una pastilla azul del bolsillo – me han aconsejado… bueno… realmente me han ordenado que te tomes esto.

– ¿Viagra? – Pablo frunció el ceño en claro gesto de desaprobación – no hace falta…

– ¿Seguro? Te recuerdo que la semana pasada…

– ¡Pero venga… no me jodas! ¡Que vino la Belén Esteban con su hija…! ¡Esas no se la ponen dura ni a un mandril…!

– Y también nos costó un ojo de la cara y tu gatillazo no para de salir en todos los programas de la tele…

– ¿Y eso es malo? Publicidad gratis…

– Pablo. Tómate la jodida pastilla y no se hable más.

El guionista sabía que se jugaban mucho aquella noche. Las audiencias habían comenzado a bajar desde que la cadena de la competencia había fichado para el programa que emitían a la misma hora a la cantante Edurne, que no tenía remilgos en hacer mil y una guarradas como zoofilia, escatología y sadomasoquismo extremo en el más riguroso directo.

– Vale… ¿Y dónde está la guarrilla esa ahora?

– Pues ya sabes, cepillándose al consejo. Esos buitres quieren aprovechar el dinero.

– Espero que llegue a tiempo al programa…

– No te preocupes por eso, yo me encargo…

– Tampoco estaría bien que pareciese cansada…

– ¿Cansada? ¿Por tirarse a una docena de vejestorios? Sabes de sobra que para ella no son nada. No le aguantarán ni dos minutos cada uno. Es una profesional, hombre.

– Ya… dicen que varios hombres han muerto mientras estaban con ella…

– Eso son leyendas urbanas…

– Y que ni aun así dejaba de montarlos… es una bestia del sexo…

– Habladurías, te lo digo yo…

– Ya.

– No te preocupes tanto. Relájate y disfruta, picha brava….


Quince minutos más tarde del horario habitual y después de una treintena de anuncios publicitarios extra apareció en la pequeña pantalla de todos los hogares de España el pelirrojo presentador envuelto en un albornoz blanco con el logotipo de dos hormigas moradas en su pecho que responde al nombre de Pablo Motos.

– ¡Muy buenas noches, familia! Gracias a todos por estar aquí un día más. Bienvenidos al Hormiguero.

Ni siquiera hizo falta que el regidor arengara al público. Este, compuesto en su totalidad por casi un centenar de hombres, aplaudió a rabiar ante la suculenta perspectiva que se le venía encima.

– Hoy ha llegado el día que tanto estábamos esperando… hoy viene a follar al Hormiguero una estrella internacional, la preadolescente más buscada en internet, la actriz porno infantil más cotizada de todos los tiempos, con todos ustedes… Sandra… Orlow….

La muchedumbre rabió de gusto al ver aparecer a su ídolo. Aplaudían y vitoreaban como machos en plena berrea. La chica apareció entre bambalinas y su manera de vestir no defraudó a nadie: zapatos de aguja negros, medias rosas, corpiño del mismo color, una liviana chaquetita de gasa totalmente transparente… una angelical sonrisa y labios con el fucsia más vivo de su propia marca de maquillaje. Y nada más. Su sexo, culo y pechos quedaban a la vista de los espectadores y ella parecía de todo menos incómoda.

El presentador tragó saliva al verla acercarse de tal guisa. La había visto vestida, al llegar a la cadena de televisión junto a su inseparable madre y ya le había turbado su impresionante belleza. Era más alta de lo que pensaba. En aquel instante, al tenerla cerca con los senos y pubis a la vista le costó proseguir con el guión establecido hasta que una voz le bramó por el pinganillo:

– ¡Pablo, respira ostia! ¡Y cierra la boca, que pareces un viejo verde embobado…! ¡Di algo!…

Por suerte para él el tal Pablo reaccionó a tiempo pero no pudo evitar decir:

– Pero hija de mi vida… ¡Cómo vienes…! Estás preciosa…

Ella tardó un tiempo en responder. Justo el necesario para que la traductora hiciese su trabajo.

– Muchas gracias. – contestó ella haciendo el esfuerzo de chapurrear el castellano.

Él se ofreció a quitarle galantemente la chaquetita para que el cámara más cercano pudiese recrearse en todas las partes pudorosas o no de la anatomía de la ninfa.

– ¡Por Dios bendito! Date la vuelta para que pueda mostrarle al público tu fantástico culo…

Ella, profesional como pocas, accedió al ofrecimiento sin perder la sonrisa en la boca. Incluso se abrió ligeramente los cachetes de motus propio mostrando su ojete al objetivo, girando la cabeza hacia él como en muchas de sus famosas poses. En aquel instante la audiencia de El Hormiguero creció como la espuma.

– ¿Puedo?

– Por supuesto.

Ni medio segundo tardó el presentador en palpar a mano abierta el trasero de la chiquilla. Sintió como la pastilla azul comenzaba a tener efecto así que tuvo que contenerse.

– Ven, acompáñame a la mesa, por favor.

Pablo acompañó a la ninfa hacia el lugar en el que transcurriría la entrevista. Ni el descarado magreo que Pablo le propinó en el trasero borró su sonrisa. Desde muy niña estaba acostumbrada a ser tocada por hombres y mujeres mayores.

– ¿Estas cómoda? – le interrogó el presentador una vez ambos tomaron asiento.

– Sí, muy bien. Gracias.

– Bien. Primero que todo, agradecerte especialmente que estés aquí esta noche para pasar un rato con nosotros. Sabemos los muchos compromisos que tienes y lo apretada de tu agenda.

– Es un placer.

– El placer va a ser nuestro, te lo aseguro.

Ella pareció alagada con el comentario.

– Tengo que decirte una cosa. Soy un gran fan tuyo… pero fan, fan. He visto… bueno como casi todo el mundo, supongo… he visto todas tus películas porno desde las primeras hasta la última, la que estrenaste hace un mes.

– Me alegro mucho de escuchar eso…

– Veamos, si no te importa repasemos algún dato de tu biografía.

– De acuerdo.

– Naciste en San Petersburgo…

– Sí…

– … hace prácticamente trece años…

– Los cumplo el mes que viene…

– Eres hija única…

– En efecto…

– Y tu apellido real no es Orlow… aunque tú prefieres que te llamen así…

– Sí. Es mi nombre artístico… el real lo dejo para mis amigos de la infancia y mi familia.

– De acuerdo. Me llama la atención que ya desde muy pequeña fuiste a una guardería toddlercon…

– Pues sí…

– No sé si lo sabes pero en España todavía no están permitidas ese tipo de guarderías. ¿Podrías explicarle a la gente en qué consisten?

– Son básicamente un tipo de guarderías en las que se enseña sexo desde muy pequeños, con juegos, estimulaciones anales, vaginales y cosas de esas…

– Entiendo. Dicen que son muy caras… pero que a ti no te cobraron ni un rublo porque ya entonces apuntabas buenas maneras con el sexo…

A la joven hembra se le notó algo incómoda con aquel tema.

– Eso son habladurías, leyendas urbanas. Yo he sido una niña normal como hay miles allá en mi país. Mi mamá pagó todo… supongo que como a todos los niños…

Su tono no era nada convincente. Pablo no quiso incomodar a la chica así que no siguió con el tema.

– ¡Tu madre, qué gran mujer! Y guapísima… ¿Es la persona que más ha influido en tu vida hasta ahora?

– Claro… como no…

– Tú misma has contado que era prostituta… y que rompió aguas mientras follaba con un cliente… ¡Y que al poco rato naciste tú!

Sandra asintió mientras escuchaba a la traductora.

– Era puta en un burdel de San Petersburgo. No me esperaba tan pronto. Yo… me adelanté un mes o así más o menos… y no le dio tiempo para ir al hospital…

– ¡Y naciste allí mismo, en la cama en la que tu madre se tiraba a los clientes!

– Ajá… no hubo problemas. La dueña de la casa había sido comadrona y todo fue muy bien…

– A la vista está. Entonces estabas predestinada a ser lo que eres…

– Sí. Puede decirse – continuó entre risas – que soy puta de nacimiento…

Motos también rió con la ocurrencia.

– Cuenta tu madre que, desde que se quedó preñada de ti no podía dejar de follar…

– Eso dice… – siguió ella en tono jocoso – pero por lo que sé tampoco se contenía demasiado antes… ni después.

– Ahora ya no ejerce…

– No, ya no. Tiene suficiente con acompañarme de aquí para allá.

– Tú has tomado el relevo…

– En efecto… yo soy la puta de la casa.

– ¿No te importa que te llamen eso?

– ¿El qué? ¿Puta? No, para nada. Es lo que soy. Nací puta y moriré puta… y estoy muy orgullosa de que así sea. Mi bisabuela lo era, mi abuela lo era, mi madre lo era, yo lo soy y si algún día tengo una hija espero que lo sea.

– Me parece estupendo. Y volviendo al tema de personas influyentes… ¿Qué supuso Fer en tu vida?

– ¡Uff! Un antes y un después, sin duda…

– Explica eso… ¿Cómo te descubrió?

– Bueno. Eso ya fue en el colegio. En Rusia la educación sexual es obligatoria a partir de los seis años…

– Como aquí…

– No sólo hay teoría, hay que practicar sexo. Te hacen fotos y graban vídeos que después los colegios venden para obtener dinero. También les cobran algo a los hombres y mujeres que participan en las orgías pero creo que es algo simbólico…

– Y Fer te vio en uno de esos vídeos…

– En efecto. Casualmente compró los correspondientes a mi colegio y de todos los chicos y chicas se fijó en mí…

– Y cuéntame… ¿Qué vio en ti distinto a las demás?

Sandra se quitó de la cara un mechón de su larga cabellera.

– Se lo pregunté una vez y me dijo que le encantaba mi actitud a la hora del sexo anal, que no me importaba el tamaño del pene que debía introducirme, que me buscaba la vida como podía pero que siempre terminaba metido hasta los testículos en mi ano… y eso le gustó.

– No me extraña…

– Eso y que estaba muy fotogénica con la cara cubierta de esperma…

– ¡Por dios que sí! Tenemos algunas fotos de entonces…

– ¿En serio? ¡Qué bien!

– ¿Te importa que las veamos y las vamos comentando?

– Estupendo.

– Pero mientras vamos poniendo las imágenes, dime: ¿Por qué Fer fue tan importante en tu vida?

– Porque me enseñó un montón de cosas. No sólo a practicar sexo sino a hacerlo con una cámara delante. Me enseñó todo lo que sé. Para triunfar en esto no sólo hace falta un cuerpo y una cara bonita…

– Que las tienes, sin duda…

– Muchas gracias. Como te decía para dedicarte a esto y no ser simplemente una chica más hay que dedicarle tiempo, sacrificio y ganas.

– Para ganas las que me están entrando a mí de encularte… – Pablo no pudo evitar expresar sus pensamientos en voz alta. – ¡Ejem… perdón! ¡Mira, la primera foto, un primer plano…!

– ¡Qué tierna!

– ¿Cuántos años tendrías?

– Creo que es de mi primer año de educación sexual. Es una de las fotos que compró Fer… ¡Qué gracia! Hacía tiempo que no la veía…

– Casi no te cabía el pene en la boca…

– Es cierto… pero al final entró.

– Y esta otra es la siguiente… en una descarga en plena cara…

– Recuerdo aquella sesión. Él era el papá de una compañera de clase… que me tenía ganas…

– ¡Un montón de ganas! ¡Menuda corrida! Pasemos a la siguiente…bebiendo pipí…

– Esa es de mi primera película porno profesional…

– ¿Con Fer?

– Sí, con Fer.

– Pero no eras la protagonista…

– No, aparecía en la orgía final…

– ¿Recuerdas de qué iba?

– Sí. Era casi toda de contenido lésbico. Éramos un equipo de gimnasia rítmica y la entrenadora nos metía el mango de las mazas por el coño y por el culo y cosas así… Mi primera lluvia dorada… ¡Qué tiempos!

– ¿Lo habías hecho antes?

– No – Sandra negó con la cabeza – Eso se practica en el colegio Ruso a partir de los ocho años, junto con la zoofilia y el sadomaso. Lo curioso es que no estaba en el guión pero aquella niña tenía ganas de hacer pipí… y lo hizo en mi boca.

– ¿Y tú qué hiciste?

– Pues tragármelo y abrirla de nuevo… – contestó la ninfa de lo más natural.

La ocurrencia provocó la risa del público que cada vez se calentaba más y más.

– Presumes de tener muy buena memoria.

– Es cierto.

– De hecho dicen que tu cociente intelectual está muy por encima de la media…

– Tengo buena memoria… sólo eso.

– Hablas Ruso, Inglés y Francés… ¿Español no?

– Estoy en ello – contestó ella en castellano haciendo un esfuerzo lo que arrancó los aplausos del respetable.

– Comentan una cosa… pero no puede ser…

– ¿Qué?

– No… No puede ser. Es imposible.

– ¿Qué?

– Dicen… que llevas la cuenta de los polvos que has echado… ¿Es cierto?

El ambiente se tensó al escuchar la traducción de la respuesta.

– Eso… es cierto.

– ¡No puede ser!

– ¡Que siiiiii! Pero…

La muchedumbre interrumpió a la ninfa que, cuando pudo, prosiguió.

– Es cierto pero sólo si ha habido penetración anal o vaginal…

– Ah… – replicó Pablo – las mamadas no cuentan…

– No, no cuentan porque probablemente la primera se produjo en la guardería y no lo recuerdo exactamente, era muy pequeña…

– ¿Y cuántos…?

– ¿Hombres o mujeres?

– Los dos…

– Mujeres menos… porque el acto suele durar más…

– ¿Cuántas?

– No muchas… dos mil cuatrocientas seis…

– ¡Madre! ¡Y dice que no son muchas! Entonces… ¿Y hombres?

– Yo no cuento hombres, cuento polvos… ¿Cuántos crees?

– No sé… si mujeres ya son dos mil y pico y dices que no son muchas… ¿diez… mil…?

– Más…

– ¿Quince mil?

– Más

– ¿Más?

– Treinta y tres mil quinientos cuarenta y siete… hasta ahora mismo…

– ¡Guau! Esperemos que hoy subamos esa cifra ¿Eh, chicos? – dijo Pablo Motos arengando al respetable. – Pero eso será más tarde. Antes vamos con las últimas fotos, que se nos echa el tiempo encima. Esta sí es de tu primera película como protagonista…

– Sí. Mi primera triple penetración delante de la cámara…

– Casi no se te ve…

– Aquellos tipos eran enormes y sus penes también.

– Esta otra… ¿Qué es ese edificio? Creo que se nos ha colado una foto que no corresponde…

Sandra se llevó la mano a la boca, partiéndose de risa.

– No, no. Eso es la Duma.

– ¿La Duma? Ah, el Parlamento Ruso. Es verdad, eres una de las putas residentes.

– Sí.

– ¿Y en qué cosiste tu trabajo allí?

– Pues básicamente somos un grupo de niños y niñas que ayudamos a rebajar la tensión de los parlamentarios durante las sesiones de plenos…

– Ahora que no nos escucha nadie dicen que son unos viejos verdes muy viciosos.

– Bueno… hay de todo. Pero no me está permitido hablar de ello. También voy a Naciones Unidas de vez en cuando. Conozco a muchos jefes de estado….

– «Santiago Segura le está cagando en la boca a la zorra de Edurne…» – le dijeron a Pablo por el pinganillo.

Dudó un instante, probablemente podría jugarse el puesto pero la lucha con la competencia era feroz y quería seguir siendo el líder de audiencia.

– ¿Conoces a don Felipe y doña Leticia? ¿Los reyes?

Sandra dudó en proseguir. Por supuesto que conocía a los miembros de la Casa Real Española. Habían resultado un poco tacaños al no querer firmar un contrato de confidencialidad debido a su alto coste así que quiso dar un escarmiento al resto de sus clientes poco generosos.

– Sí. Estuve con ellos a finales del año pasado. Doña Leticia, una fiera con la fusta…

– Bueno será mejor que pasemos a…

– Don Felipe, un pasivo. Era mucho mejor su padre, que tenía un pene enorme, sus hijitas son unas verdaderas ninfómanas, comen el coño como nadie…

– Nos vemos en un rato, no se vayan, aquí en el intermedio. – Pablo Motos estaba blanco como la leche.

No le volvió el color hasta que le dijeron por el pinganillo que no habían emitido la última contestación de la adolescente. A que el sexo a cualquier edad hacía tiempo que ya era una práctica legal y aceptada por la sociedad había cosas que todavía no podían decirse en la tele. Pablo recordó como al Wyoming le cerraron el programa simplemente por emitir una foto de la infanta Leonor en pelota picada y abierta de piernas.

Durante la pausa publicitaria Pablo aprovechó para consultar algunas cosas y tomar agua. Sandra, por su parte, participaba en un photocall con los espectadores del programa. Aleccionados por una legión de abogados solamente tocaban a la ninfa cuándo y dónde ella les indicaba. Sandra estaba por la labor e hizo poses de lo más provocativos. Incluso se hizo un par de fotografías con el pene de alguno de aquellos afortunados en la boca.

– ¿Cómo vamos? – comentó Pablo al control de realización.

– Bien… pero no te enrolles mucho y ve pronto al tema, que la Edurne se ha puesto las pilas.

– Menuda zorra. Cuando estuvo aquí ni siquiera quiso que se la metiese por el culo…

– Pues ya ves ahora… todo va bien…se come hasta la mierda.

– Bueno, ya estamos aquí de nuevo. Les recuerdo que está con nosotros Sandra, la archiconocida modelo infantil. Sandra… te presento a ¡Trancas y Barrancaaassss!

La aparición de las hormigas moradas sorprendió a la chica. Probablemente no se había informado demasiado bien del mecanismo del programa. Para ella era simplemente uno más en el que practicaría sexo en directo, uno más con el que engrosar la voluminosa cuenta corriente de su madre.

– ¡Mmmmmmmm! – dijeron las hormigas.

– ¿Qué pasa? ¿Qué es esto? – comentó Pablo a la vez que le quitaba a Barrancas una especie de maletín azul de la boca.

– ¡Buenas noches, Sandra! – dijo Trancas a la chica después de que esta le ayudase con la otra maleta rosa – ¡Qué buena estás!

– Te lo comería todo… – apuntó Barrancas.

– Gracias.

– ¿Qué son estas maletas, Sandra? Llevan una foto tuya desnuda…

– Son el regalo que todos los niños y niñas van a querer las próximas navidades.

– “Mi primer orgasmo” – leyó Pablo en voz alta. – ¿Podemos abrirlo?

– Sí, por favor. Ese es el de los chicos y este el de las chicas.

Casi a la vez abrieron los maletines. En ellos aparecieron multitud de juguetitos sexuales adaptados al tamaño de los más pequeños de la casa.

– ¡Qué bonitos! – dijo el presentador mostrándoselos al público.

– Lógicamente en el de los chicos hay una vagina de látex y en el de las niñas dos consoladores en lugar de uno.

– ¡Y unas bolas chinas! ¿No son un poco grandes?

– ¡Qué va! Para nada. Si te das cuenta hay lubricantes, enemas…

– Dilatadores anales, no falta de nada. Todo para ser como tú… ¿Pero qué es esto? ¿Una cámara de fotos?

– Sí, para que los niños se hagan sus fotografías posando mientras juegan.

– ¡Estupendo! Pero además no todo se queda ahí… hay un concurso con un premio especial, ¿No?

– Sí. El que quiera podrá enviar las fotos a través de mi página web oficial y allí podrán verse todas. Las diez más votadas tendrán un premio especial, un viaje a San Petersburgo para dos personas…

– ¿En serio?

– Sí, con todos los gastos pagados. Allí recibirán un curso intensivo de sexo extremo en mi escuela de modelos y después haremos una película todos juntos…

– ¿Contigo?

– Si.

– ¿Es estupendo? ¿Puede participar cualquiera? Por ejemplo… ¿Yo?

Sin perder la sonrisa Sandra contestó negando con la cabeza:

  • No, sólo hasta los quince años. A partir de ahí hay otros artículos, otras promociones…

– Es una lástima…

– ¿Puedo hacerte una pregunta? – interrumpió como siempre una de las hormigas.

– Claro.

– ¿Podrías enseñarme cómo funciona eso?

– ¿A qué te refieres?

– A eso que tiene Pablo en la mano…

– ¿Las bolas chinas? ¿De verdad no lo sabes?

– No, soy una hormiga un poco lenta… je, je, je… – contestó la hormiga haciéndose la tonta.

Sandra siguió la broma. Era una profesional y sabía a lo que iba al programa, a calentar la audiencia y conseguir que el share subiese por las nubes.

– Hazlo aquí… sobre la mesa… cerquita, que quiero verlo muy bien. Soy una hormiga un poco miope, ¿Sabes?

Entre vítores y silbidos Pablo ayudó a la ninfa a subir sobre la mesa. Ella se recostó, abriendo las piernas completamente enseñando su sexo a la cámara sin el más mínimo atisbo de rubor.

– ¿Aquí lo verás bien?

– Muy bien…

– ¿Puedes dármelas? – Dijo a Pablo una vez estuvo acomodada del todo.

– Por supuesto, toma, toma…

– Primero hay que humedecerlas…

– ¿Necesitarás esto? – el presentador le acercó a la chica un tubito con lubricante.

– No. Eso no será necesario… para eso estás tú.

Y ni corta ni perezosa introdujo una de las bolas en la boca de un sorprendidísimo Pablo Motos.

– Brszzzzzz…

– Así, baboséala bien… ahora la otra…

El conductor del programa ya estaba, nunca mejor dicho, como una moto así que se afanó en la tarea.

– Ahora tendrás que trabajarte también la entrada…. ¿No?

– ¡Por supuesto!

Le faltó tiempo al pelirrojo para abalanzarse contra el juvenil sexo.

– Que conste que esto lo hago por todos ustedes – bromeó el hombre a la cámara justo antes del primer lametón.

Después siguieron muchos más a cuál más intenso.

– Lo haces muy bien Pablo. – apuntó la chica agradecida por el tratamiento.

– Afición que le pone uno.

– No te olvides de la puerta trasera…

– Ni en sueños.

El realizador estaba encantado. Había bastado un primer plano con la comida de aquel coñito para que el contador de audímetros saltase por los aires.

– Edurne… eres historia, nena. Ni follándote al Papa superas esto…

– Pablo, ¿Quieres metérmelas tú?

– Se hará lo que se pueda.

  • ¡Odio al hijoputa que me hizo estos brazos de mierdaaaa! – gritó Trancas amargamente.

– ¡Y yooooo, capulloooooo! – intervino Barrancas.

– ¿Ves que fácil me ha entrado la primera? ¿Ves como no son muy grandes?

– Ya veo, ya.. pero ¿Y la segunda?

– Métemela por el culo… verás como tampoco hay problema.

– ¿Aprieto? ¿Seguro?

– ¿Estás sordo? – gritó Barrancas – ¡Daleeeee!

En efecto, apenas hizo un poco de fuerza con la brillante bola contra el esfínter anal de la adolescente y este se abrió como una flor en primavera. La introdujo con la misma facilidad que una moneda en una máquina tragaperras. Pablo estaba gratamente sorprendido. En los cuatro años de programa creía que ya lo había visto todo pero la elasticidad del culo de Sandra consiguió descolocarle. Verdaderamente era un prodigio de niña.

– Pues sí que ha entrado fácil.

– Están diseñadas para ello…

– Eso y que tu ya tienes mucha experiencia…

– Je, je, je… eso también.

Pablo tiraba de la cuerdecita y la bolita salía de su funda hasta que él volvía a meterla una y otra vez. Sandra no dejó de sonreír en ningún momento mientras el presentador jugueteaba con las bolas y su ano.

– Tengo una curiosidad. Sé que practicas todo tipo de relaciones sexuales pero, sinceramente, a ti qué es lo que más te gusta. Se comenta por las redes que en realidad eres lesbiana…

– No lo soy, aunque no me importaría serlo. Hacer el amor con una mujer es divertido y diferente. Generalmente son más delicadas y saben lo que nos gusta pero personalmente prefiero hacerlo con hombres… en plural…

La chiquilla contestaba con soltura todas aquellas preguntas. Había sido entrevistada un montón de veces y casi siempre las cuestiones eran las mismas. Tenía una legión de asesores que le indicaban cómo tenía que actuar para no perder ni uno solo de sus potenciales clientes. Debía mantener contenta a su audiencia femenina, menos numerosa pero tremendamente fiel y generosa al comprar sus artículos eróticos.

– ¡Golfillaaaa!

Las hormigas siempre emitían comentarios más irreverentes. Eran el contrapunto a la corrección de Pablo.

– Eso está bien. Pero a la Sandra de verdad, a la adolescente que se masturba en solitario en su habitación… ¿En qué piensa? ¿Qué le gusta?

– Bueno – la entonación de la traductora denotaba que la chica por primera vez en toda la noche dudaba la respuesta – ciertamente hay pocas cosas por no decir ninguna que mi trabajo como modelo pornográfica no me permita hacer en materia de sexo…

– Venga… seguro que hay algo.

– Hay una cosa que hago de vez en cuando… aunque confieso que menos de lo que me gustaría.

– ¿Sí? ¿El qué?

– Bueno, no sé si debería contarlo…

  • «Por lo que cobras me tendrías que decir hasta las veces que cagas, zorrón» – pensó Pablo para sus adentros.

– Venga – suplicó él.

– Me gustaría… poder hacer la calle más a menudo…

El bueno de Motos no se esperaba aquello, era un dato totalmente novedoso de la lolita.

– ¿La calle? ¿Tú?

– Es un problema porque casi todo el mundo me conoce…

– ¡La calle! ¡Como una puta barata! – exclamó una de las hormigas.

  • ¡Me encanta! – en verdad Sandra parecía entusiasmada al contar uno de sus secretos ocultos – Ir por un polígono industrial, enseñar la mercancía a los coches que se acercan…

– Tú, que lo tienes todo, que te mueves en burdeles de alto standing, hoteles de cinco estrellas y harenes de jeques árabes… ¿De verdad te gusta hacer eso?

– Sí. Es muy excitante. Negociar el precio, hacerlo en el coche… con tipos gordos y mal aseados… ¡Uf, me pongo cachonda sólo con pensarlo!

Pablo tragó saliva al comprobar cómo efectivamente su vulva comenzaba a supurar.

– Pues nunca lo diría. Menuda sorpresa. Bueno, pero como tú dices no podrás hacerlo mucho. ¿Quién no conoce a Sandra Orlow?

– Sí. Es complicado. Tengo que hacerlo de noche, dos o tres clientes nada más… Por supuesto fuera de Rusia. Allí sería imposible…

– ¿Vas a hacerlo esta noche en Madrid?

Ella coqueteó con la cámara antes de responder en castellano.

– ¿Quién sabe?

Y, después de arrancarse las bolas de su interior procedió a limpiarlas con la lengua lenta y sensualmente.


– ¿Se puede saber qué narices haces? – le gritó el realizador a uno de sus ayudantes.

– Pues… una paja… ¿Por qué?

– ¿Crees que este es el momento?

– No veo mejor momento que este. La cría esa me está poniendo burro, burro…

– Anda, gilipollas. Esconde la herramienta y a trabajar…

– Vale, vale…


Pablo Motos también estaba tremendamente empalmado. Él, los espectadores en directo y cualquier hijo de vecino que estuviese viendo la tele en aquel instante. Pensó que podría discutirse el que Sandra fuera o no la preadolescente más bonita del mundo pero una cosa sí estaba clara, sin duda era la más bella delante de la cámara. Había nacido para posar, ser observada y evolucionar frente al objetivo como pez en el agua. Lo dominaba todo a la hora de excitar a los espectadores: el cuerpo, la mirada, el cabello…y el sexo, por supuesto.

– ¡A la mierda el guión! – gritó el pelirrojo – Yo ya no puedo más.

Y sin mayor dilación se desprendió del albornoz, mostrando como cada noche su desproporcionada anatomía a la audiencia.

– ¡Dios mío, Pablo! ¡Menuda verga que tienes! – dijo Sandra realmente sorprendida.

– ¿Qué pensabas, putón? ¿Acaso creías que era el presentador más popular de España por esa mierda de entrevista que te he hecho?

– ¡Fóllatelaaaaa! – Gritaron las hormigas a coro. – ¡Revientalaaaaaa!

Sandra ni hizo la menor intención de resistirse, muy al contrario abrió todavía más las piernas para ser penetrada cuanto antes. Ya estaba cansada de tanta charla. Pablo se abalanzó sobre ella y allí, encima de la mesa, junto a Trancas y Barrancas sintió cómo una barra de carne le atravesaba el coño. Se quedó sin respiración un instante ante lo impetuoso de la arremetida. Colmada de verga sintió como sus fluidos envolvían el enorme falo que entraba y salía de ella.

– ¡Qué rico! – Sandra realmente estaba encantada.

En efecto, la orgía con los miembros del consejo de administración de Antena 3 había resultado de lo más frustrante. A penas había comenzado a calentase cuando aquellos vejestorios ya habían terminado.

El ritmo de la monta se incrementaba por momentos. Pablo, rojo como un tomate, se esforzaba para que la penetración fuese lo más profunda posible. Él también era un profesional, un perfeccionista, así que sabía qué postura adoptar para que la cámara tuviese un ángulo perfecto de la penetración.

– ¡Dale duro, Pablo!

– ¡Pártela en dos!

Pero por muy grande que fuese la verga del hombre por aquel agujero habían pasado antes otros mucho mayores así que la lolita aguantó el envite sin problema alguno. En un gesto estudiado milimétricamente se mordía ligeramente el labio demostrando tal vez un placer que realmente no sentía

Pablo Motos se portó como un campeón, diez minutos estuvo bombeando sin parar. Incluso arrancó de los labios de su partenaire algunos gemidos que, de ser fingidos, valdrían por sí solos para que le diesen el Óscar a la mejor interpretación.

– Atención cámara cinco… va a correrse… – gritó por línea interna el realizador – ¡En la cara Pablo, en la cara…!

Ni qué decir tiene que el pelirrojo hubiese preferido eyacularle en las entrañas pero sabía que una corrida en el rostro era mucho más televisiva así que se encaramó sobre la mesa y no sin dificultad debido a la extremada dureza de su verga la puso a escasos centímetros de la cara de una Sandra realmente sobreexcitada. Ella ayudó un poco, bastaron un par de sacudidas con su mano para que el chorro de semen saliese disparado de la punta del capullo en dirección al rostro más popular del planeta. La cantidad del líquido estuvo acorde al tamaño de los testículos del semental. Hubo suficiente para embadurnarle media cara, parte del cabello y que el resto aterrizase directamente en la boca que lo esperaba golosa.

– La boca… enfoca a la boca, joder. Métele la puta cámara dentro si hace falta…

Pero no hacía falta. Sandra sabía perfectamente lo que debía hacer así que abrió la boca para que el objetivo inmortalizase el dulce coqueteo de su lengua con la simiente blanquecina que la rodeaba. Tras tragarse la lefa, lamió con la punta de su lengua el meato, sorbiendo para sus adentros el resto de esperma que por él salía. Lo quería todo y para ella era.

– ¿No haber más? – dijo mimosa en su castellano limitado.

– Qué… que entren Jandro… y el Hombre de Negroooo – gritó Pablo cuando tuvo un hilo de resuello.

Aparecieron en escena dos de los colaboradores del programa. Inmediatamente Sandra se fijó en uno de ellos. El tipo aquel era el paradigma de lo que ella buscaba en un hombre. Un tiarrón grande, fuerte, misterioso… con aquel albornoz negro y unas gafas de sol que le daban un aspecto duro y misterioso. Al otro, calvo y desgarbado ni le prestó atención… hasta que ambos se quedaron en pelota picada. Ahí la cosa cambió.

– ¡Oh, dios mío! ¿Eso es… de verdad?

Exclamó la lolita alucinada al ver el miembro semierecto de Jandro. No es que el cipote del Hombre de Negro estuviese mal sino que el del calvo se salía de lo convencional. El muy vicioso se masturbaba a dos manos y aun así le sobresalía una parte considerable de verga pese a que todavía la erección no era completa. Sacaba la lengua y la movía frenéticamente simulando una comida de coño. Si ya de por sí era puro nervio, aquella noche estaba especialmente alterado.

– ¡Te voy a partir el culo, putitaaaaa! ¡Vas a gritar como una loca!

– ¡Qué la enculen, que la enculen! – aullaba el coro violeta – ¡La triple, la triple!

– ¿Podrás? – le preguntó Pablo a la chica – una triple penetración con el cipote de Jandro por detrás…

– ¿Eso? ¿Por el culo? Sí, claro. – dijo ella sin vacilar.

– ¿Seguro?

– Por supuesto, vamos allá…

– Señores, esta noche en El Hormiguero algo histórico, en riguroso directo Sandra, la modelo preadolescente más cotizada del mundo triplemente penetrada.

Los aplausos del público eran ensordecedores.

– ¿Cómo vamos de audiencia? – preguntó el realizador una de sus becarias.

– Hasta el infinito y más allá…

– Cojonudo. Deja de mirar el share y ven a comerme la polla.

Ayudada por los tres sementales Sandra bajó de la mesa de Trancas y Barrancas. Después, el Hombre de Negro la cogió entre sus brazos llevándola hacia el centro del plató en el que ya estaba todo dispuesto. Un enorme colchón blanco y seis cámaras a su alrededor para inmortalizarlo todo. De camino la chiquilla recogía con el dedo el esperma de su cara y lo llevaba de nuevo a la boca, señal inequívoca de que se había quedado con ganas de más.

– ¿Cómo queréis hacerlo? – inquirió la niña.

– Pues… Jandro, túmbate en el colchón.

– ¡Como las balas!

– Después tú te pones encima, te metes el falo por el culo y cuando lo tengas bien metido el hombre de negro te taladra el coñito…

– Entiendo. Y después tú te acercas y te como el rabo…

– Correcto. Veo que eres una chica lista. Sobre todo abre todo lo posible las piernas para que se pueda ver todo bien desde casa.

– Vale, vale.

– Pero antes le voy a decir al público que está en el plató que forme un círculo alrededor de nosotros para que te sientas más arropada.

– Perfecto.

Cuando todo más o menos estuvo preparado Pablo apuntó:

– A ver chicos, podéis masturbaros… pero no os paséis que luego llegará vuestro turno y no supongo que querréis dejar el pabellón muy alto. Una potrilla como esta no se monta todos los días. Venga, Sandra… al tema.

– De acuerdo.

La chiquilla comenzó a trabajarse con la boca el cipote de Jandro a base de jaladas profundas y húmedas. Mientras lo hacía no dejaba de coquetear con la cámara. El realizador estaba encantado tanto por la pose como por la felación que le estaba regalando la becaria quinceañera. Al principio había admitido a regañadientes colaborar con uno de los internados católicos más prestigiosos del país en su programa de iniciación al periodismo pero tenía que reconocer que tener a aquellas crías a su disposición tenía sus ventajas.

Sólo cuando Sandra consideró que el pollón del hombre estaba lo suficientemente duro dejó de mamarlo. Con la agilidad que la juventud da se colocó en cuclillas apoyándose únicamente por la puntera de sus zapatos de aguja. Jandro colaboró sujetándola con las manos, gesto totalmente innecesario ya que la lolita era una experta en tales menesteres y sus movimientos eran precisos al milímetro. Llevaba trabajándose penes con el culo desde que tenía uso de razón. Agarró el cipote con la mano, dirigiéndolo después a su entrada trasera. Deliberadamente se detuvo antes de iniciar el empalamiento:

– It´s ok? – le preguntó al cámara que tenía más cerca.

– ¿Está bien así? – repitió la traductora.

Este le respondió afirmando con la cabeza. Sin el menor atisbo de duda la niña se dejó caer lentamente hasta que el cipote se alojó completamente en su entraña. Cerró ligeramente los ojos, señal inequívoca de que no era inmune al tamaño de la herramienta del colaborador del programa pero pronto se repuso y su eterna sonrisa volvió a brillar con luz propia en El Hormiguero.

– ¡Mi madre! – gritó Jandro al sentir la dulce presión en su miembro viril.

Pocas hembras y por supuesto ninguna tan joven habían logrado montarlo de aquella manera tan espectacular por la entrada trasera.

Sandra hizo un trabajo acorde a lo que se esperaba de ella. No se contuvo absolutamente nada. Aburrida de penes viejos y flácidos, disfrutó de la barra de carne que Jandro tenía entre las piernas. Si alguien sabía distinguir un buen pene era ella, que tantos había catado. De vez en cuando deliberadamente se desacoplaba completamente para que quedase en evidencia el enorme boquete en el que se había convertido su ano.

– ¡Jandroooo, esa putita te está ordeñando a fondooo! – gritó Trancas desde su hormiguero

– ¡Por ahí le caben dos como la tuya! – apuntó Barrancas recordando seguramente la escena más famosa de la lolita que no era otra que una doble penetración anal tremendamente salvaje.

Sandra rompió a sudar. Aparentaba estar tremendamente excitada. Podrá ser que fuera cierto o que simplemente estuviese actuando una vez más. En cualquier caso el resultado era el mismo. Una inmejorable escena pornográfica entre una preadolescente de trece años y un adulto. Y pronto a ese afortunado adulto se le unirían más ya que hizo un gesto con el dedo al Hombre de Negro para que se sumase a la fiesta.

– Muy bien Hombre de Negro, creo que es tu turno. Sandra te quiere dentro – dijo Pablo.

– Voy.

El Hombre de Negro, fiel a su estilo era un tipo de pocas palabras y mucha acción. La chica dejó de cabalgar por un instante, abriendo aun más, si cabe, las piernas para facilitar la tarea.

– ¡Dividir la pantalla en dos! Cámara uno: quiero ver esos penes bien adentro. Cámara dos: un primer plano de esa zorra… – bramó el realizador a sus acólitos – y tú, princesa, deja de chupar un rato que este es un momento importante, luego te doy lo tuyo.

– Sí… señor – dijo la becaria sumisa y obediente después de limpiarse los labios con la manga de su camisa.

En el plató la temperatura subía por momentos. Cada vez el círculo de pollas que rodeaba a Sandra se hacía más pequeño. Los regidores trataban de contener la jauría humana para que no se interpusieran entre las cámaras y la ninfa

– Tranquilos, no os pongáis nerviosos. Todos nos la tiraremos. Tenemos toda la noche…

El trío seguía a lo suyo, follando frenéticamente como conejos. El Hombre de Negro ponía el ritmo, taladrando con su herramienta como si la vida le fuese en ello. La estampa era bellísima con la nínfula completamente entregada a sus dos sementales.

– ¿Pablo? – gimoteó Sandra al notar la pasividad del conductor del programa.

Tan embelesado estaba que no recordaba su papel

– ¿Qué?

Como respuesta sólo obtuvo la boca abierta de una Sandra sedienta de verga. El pelirrojo reaccionó de inmediato.

– ¡Serás puta!

Y olvidando sus modales agarró a la niña del pelo, clavándole el cipote hasta la garganta. Ella lo jaló como si nada, tremendamente satisfecha al lograr el objetivo propuesto: ser triplemente penetrada.

El primero en eyacular fue el Hombre de Negro haciéndolo lo más adentro de la vagina que pudo. Una norma no escrita del programa recomendaba hacerlo en la cara, en la boca o sobre el cuerpo de la invitada pero aquella noche, con tanto semental a disposición de la niña habría tiempo y semen de sobra para literalmente bañarla en esperma. Además, el Hombre de Negro tenía otra razón para venirse dentro. No era más que un rumor pero se especulaba con que Sandra quería convertirse en madre lo antes posible. Tenía su lógica ya que las películas porno que tenían como protagonistas a niñas preñadas eran las más cotizadas y que, pese a estar en ese instante en el apogeo de su carrera, pronto sería desplazada por las nuevas generaciones que venían pisando fuerte en el mundo del porno. Quién mejor que su propia hija para tomar el testigo.

El segundo en alcanzar el clímax fue el propio Pablo. Eligió como diana el pecho de la ninfa y esta se dejó disparar. La eyaculación no resultó demasiado copiosa, el hombre ya no era tan joven como antaño. Ya sólo quedaba Jandro, que aguantaba como un campeón minando el intestino de la joven. Sandra se lo tomó como algo personal e incrementó el ritmo hasta límites insospechados.

– ¡Zorra! – gritaba él resistiéndose a perder aquella batalla tan pronto.

Cuando ya no pudo más, en un acto de rebeldía Jandro agarró a la muchacha, elevándola como si de una pluma se tratase y la lanzó contra el colchón. Ella cayó de bruces entre risas, sabedora de que su victoria estaba cercana. Clavando sus uñas en el colchón aguardó a que el calvo cambiase de postura aunque no de objetivo. Ni cinco segundos tardó en sentirse de nuevo enculada. Jandro estaba fuera de sí, sodomizando a la niña con una fuerza tal que rozó la brutalidad. Ella profería gemidos y sonidos guturales que todavía espoleaban más a su agresor. Él despotricaba y profería insultos y palabras soeces.

– ¡Jandro! ¡En la boca, joder! ¡Por la puta de tu hija, hazlo en la boca! – bramaba el realizador con la esperanza de que el hombre le escuchase a través del pinganillo.

Quizás le escuchó o tal vez lo hizo de motus propio… pero de una forma u otra cumplió los deseos del hombre. En la boca, en la cara, sobre el cabello, allí desparramó su esencia el colaborador más loco y dotado del programa para mayor gloria del índice de audiencia. La cara de Sandra parecía envuelta en gelatina.

– Gracias. – dijo ella en cuanto tragó todo el esperma que pudo.

– Gracias a ti, guapa. Tienes el mejor culo del mundo…

– ¡Guau, qué corrida!

– Así se hace, Jandro.

– Venga, tu turno – dijo el regidor del plató a uno de los espectadores.

– ¡Voy!

Instantes después Sandra volvía a estar abierta de piernas con un macho sobre ella.

– Bueno, señores. No hay tiempo para más, tenemos que dejarlo aquí en Antena 3.– dijo Pablo – Les recuerdo que seguimos emitiendo en Neox, nuestro otro canal desde aquí hasta que terminemos la orgía. Agradecemos a Sandra su presencia aquí…

– De nada – contestó la otra sin dejar de follar.

– … y también les anuncio que la semana que viene nos visitarán: el lunes Andrea Rodríguez y Jesús Bonilla, que realizarán en directo una escena de cama de su famosa serie «El Chiringuito de Pepe». El martes vendrán los nuevos aspirantes de Nude Master Chef Junior, que nos demostrarán cómo se puede cocinar con un vibrador en el culo. El miércoles vuelve con nosotros una habitual del programa que no es otra que Denisse Peña quien, después de triunfar en Holywood con sus películas escatológicas vuelve a España a los catorce años para presentar junto a Nacho Vidal el nuevo reality de esta casa: «La Isla del Incesto»… ¿Se puede saber qué haces? – le dijo a Jandro, un tanto enfadado al ver lo que éste hacía.

– Pues… mearla… ¿Por? – dijo mientras orinaba en la boca de la invitada.

– Eso no lo teníamos hablado con su madre…

– No problemo – repuso la muchacha una vez se bebió el primer trago. Después abrió de nuevo la boca a por más.

– En fin… ¿Por dónde iba? Ah, sí, el jueves. Para terminar la semana el jueves otra estrella internacional… Chloë Moretz, que nos presentará su última película «La encantadora de perros». No se lo pierdan. Les esperamos aquí, en el hormiguero. Buenas noches.

Fin

Escrito por Kamataruk, corregido por Kaleeb.

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