Inmediatamente después de que deje de descargar mi néctar cremoso en los intestinos de Abigail; su abuela prácticamente nos ordenó que aún no nos desacopláramos y que la acompañáramos al cuarto de baño. Así que nuevamente cargue en mis brazos a la niña y después de que la mujer de 66 años se recostara en la bañera y nos indicó que nos colocáramos de pie técnicamente sobre su rostro.
Mi verga ya comenzaba a achicarse y cuando finalmente salió del agujero trasero de Abigail hizo un extraño ruido como si descorchara una botella. Segundos después; mi semen comenzó a escurrirse a borbotones por aquel orificio y caía directamente en la boca de la mujer madura que lo degustaba como si fuese un exquisito manjar. Cuando ya casi no salía más nada; Rosa hizo que su nieta se sentara sobre su rostro y con su lengua termino de limpiar cualquier resto de esperma. Pero aquello no termino allí, ya que me entraron ganas de orinar y casi suplicándome; Rosa me pidió que lo hiciéramos sobre ella, allí mismo en la bañera. Nunca me imaginé que me excitaría el ver como mi chorro amarillento de orina al impactaba en el cuerpo de aquella mujer de 66 años que a su vez se masturbaba frenéticamente al recibirlo. Abigail también comenzó a orinar cobre el cuerpo de su abuela y esto pareció excitarla más aun y termino revolcándose mientras tenía un orgasmo.
En cuestión de segundos; Rosa recobro fuerzas y abrió la canilla de la ducha. Aquella mujer madura, enjabono suavemente todo mi cuerpo y a continuación hizo lo mismo con el de su nieta. Todo eso, hizo que mi verga volviera a endurecerse; cosa que le permitió a Abigail contemplar por primera vez lo que hace uno instantes atrás había estado dentro de sus intestinos.
- Todo eso estuvo dentro de tu colita Abi – comento Rosa a la vez que sujetaba mi garrote con una de sus manos.
- Guau… es grande – dijo Abigail con asombro.
- Son 20 centímetros…. aaagggghhh – comente yo.
- Quieres probarla – le pregunto la mujer madura a la niña después de extraer mi verga de su boca.
Rosa le fue dando indicaciones a su nieta de cómo debía lamer y succionar mi herramienta; cosa que la niña ya sabía hacer y en ese momento parecía casi una experta en el arte del sexo oral. Sujetándole la cabeza a Abigail, comencé a marcarle un ritmo lento en su mamada. Después de besarme ardientemente; Rosa se colocó detrás de mí y empezó a darme cortos mordiscos en mi cuello.
- Te gusta cómo te chupa la verga Abigail– pregunto casi susurrándome al oído la mujer de 66 años.
- Aaaggghhh… si…. Me encanta – respondí yo.
- Te gusto romperle el culito a mi nieta– volvió a pregunta la mujer madura.
- Aaaggghhh…. Si… me gusto – respondí yo jadeante.
- Te gustaría ser el macho amante de una inocente niña de 6 años – interrogo nuevamente Rosa.
- Si…aaaggghhh… pero… que… aayyy… – dije yo volteando mi rostro hacia el de la mujer mayor.
- Tranquilo… te va a gustar… solo es mi dedo dentro de tu cola… - dijo Rosa después de haberme besado en los labios y de haber introducido uno de sus dedos en mi recto como lo había dicho.
Jamás había experimentado algo por el estilo con mis amantes o con mi ex esposa y por un segundo pensé que era justificada aquella acción; pero la verdad es que era realmente excitante y nuevo para mí. Rosa comenzó a mover su dedo en forma circular dentro de mis intestinos a la vez que la sacaba y volvía a meter; esto me enloquecía de tal manera que deje de marcar el ritmo de Abigail en su mamada y haciendo que se tragar completamente toda mi verga de un solo empujón.
- La idea es que te chupe la verga y no que la asfixies con ella – me susurro Rosa al oído haciéndome dar cuenta que la niña casi se ahogaba con mi verga y forcejeaba intentando liberarse.
Abigail tosió varias veces cuando le quite mi verga de su boca e increíblemente, unos segundos después de que se hubiera recuperado de su ahogamiento volvió a succionarme el garrote mientras su abuela continuaba realizándome con sus dedos un masaje prostático que jamás había recibido en mi vida. Al cabo de unos minutos y no pudiéndome contener más, lance un primer y poderoso chorro de esperma en la garganta infantil de la niña de 6 años. Le siguieron otros en igual potencia y por la cantidad, me hizo recordar que nunca antes había tenido una descarga tan abundante como esa, pues el rostro de la niña estaba completamente cubierto por mis flemas blancas.
El tiempo que duraron aquellas vacaciones, me las pase pervirtiendo anal y oralmente a Abigail con la ayuda y colaboración de su querida abuela. Realmente fueron unos días maravillosos y hasta parecíamos ser una familia común y corriente; aunque en las noches se repetía lo que habíamos realizado la primera vez.
Cuando Rosa y yo nos despedimos al finalizar nuestras vacaciones, intercambiamos nuestros números telefónicos ya que los dos vivíamos en el Gran Buenos Aires. Unas semanas más tarde; no me sorprendió el llamado de la madura mujer y como esta sabía que me encontraba en una situación económica delicada, me ofreció trabajo como niñero de Abigail. Debo reconocer que la paga monetaria no era muy buena, pero me servía para sustentarme mientras buscaba un buen trabajo; pero lo que si tenía de bueno aquella situación era que podría volver a sodomizar a la niña de 6 años y todo ello con la aprobación de su abuela.
Abigail se alegró de que yo hiciera de su niñera y casi desde el primer día comenzó a llamarme “papito”, lo que me emocionaba mucho, especialmente cuando teníamos nuestros encuentros sexuales.
La rutina diaria era sencilla; a la mañana temprano llevaba a Abigail a su escuela y el resto de la mañana podía buscar un trabajo mejor. Pasado el mediodía; retiraba a la niña de la escuela y tenía prácticamente el resto de la tarde para que Abigail me succionara la verga y para que yo la sodomizara. Claro está que Rosa en ocasiones se nos unía (es que trabajaba mucho y casi nunca estaba en la casa) y aunque eran en muy pocas ocasiones; siempre resultaron ser muy sorprendente y excitantes.
Como les dije; el sexo con Abigail solo era oral y anal. Su lampiña y virginal vagina estaba intacta y aunque me agradaba lamerla, pensaba que de poseerla por allí podría lastimarla. Pero un día, descubrí que a la niña la enloquecía que frotara mi garrote en su vulva y al hacerlo, mi herramienta se impregnaba con sus flujos y haciéndome darme cuenta que no solo ella, sino que cualquier infante es capaz de gozar.
Al principio; esos frotamientos eran suaves, pero con el tiempo fui incrementando la fuerza hasta que sin querer, un día la punta de mi garrote se introdujo en la vagina virginal de la niña de 6 años y aunque solo fue una parte de mi glande lo que se metió, note lo apretada y también deliciosa que era esa cavidad. Como no deseaba lastimar a Abigail; cada día me esmeraba en lograr introducirme un poco más. Su virginidad no resulto ser ningún obstáculo y el día que lo traspase, Abigail realmente lo disfruto mucho y solo unas gotas de sangre en las sabanas fueron la evidencia de su desfloración. A Rosa no le gustó mucho el no haber estado presente ese día tan especial; pero por extraño que parezca también se alegró, ya que en cierta forma era lo que quería que le hiciera a su nieta y me pidió que recreara junto a la niña aquel momento. Mientras lo hacía; la mujer madura nos observó detalladamente mientras se masturbaba de forma frenética. Rosa tuvo un orgasmo tan intenso que pensé que todo el edificio la había escuchado y mientras gritaba convulsionadamente; yo volví a inundar el útero infantil de su nieta con mi esperma.
Pero la cosa no termino allí, ya que cuando la mujer madura se repuso; nos ordenó ir al cuarto de baño y como había ocurrido en la primera sodomizasion de Abigail; su abuela nos pidió que defecáramos y orináramos sobre su cuerpo en la bañera. Mientras lo hacíamos; Rosa volvió a masturbarse y se refregaba lo que le lanzábamos por todo su cuerpo.
La escena de una mujer madura de 66 años embadurnada de excremento y orina era realmente desagradable y parecía que Rosa no podía llegar a un nuevo clímax. Fue por ello que abrí la lluvia de la ducha e inmediatamente después de que el cuerpo de la abuela de Abigail no tuviera restos de suciedad corporal procedí a masturbarla yo mismo mientras Rosa lamia desaforamente la vagina de su nieta.
- Necesito algo bien grande… méteme los puños – dijo Rosa entre gemidos y lamidas y de forma autoritaria.
No solo cumplí con lo ordenado; también introduje casi la totalidad de mi antebrazo en la matriz de la mujer madura. Pero eso pareció no alcanzarle y tuve que meterle mi otro puño, pero esta vez y como lo había solicitado Rosa, lo hice por su recto. Llegue a sincronizar mis movimientos de tal manera que cuando uno de mis brazos salía de uno de aquellos agujeros, el otro se introducía profundamente por el otro.
En un determinado momento; Rosa contorsiono su cuerpo de tal manera que sus rodillas quedaron a cada lado de su rostro y me ordeno que la penetrara analmente con mis dos puños. La flexibilidad que demostró tener la mujer madura era increíble y ni hablar de su dilatación anal ya que prácticamente no me costó mucho trabajo introducir mi otro puño.
Pero la cosa no concluyo allí; ya que le había ordenado a su nieta que le lamiera la vagina e inmediatamente después de que los labios infantiles tocaran los labios vaginales de su abuela; la mujer aprisiono la pequeña cabeza de la niña contra estos como si quisiera que la chiquilla se albergara dentro de su útero.
No sé porque; pero aquello me excito tanto que mi verga estaba tan rígida como una barra de acero y por como estábamos; Rosa se dio cuenta de mi predicamento. Sujetándome con una de sus manos por mi garrote, me hizo casi arrodillarme detrás de Abigail y así dirigió mi herramienta así uno de los orificios de la niña. Solo me vasto un ligero y certero movimiento de mi cadera para volver a penetrar uno de los orificios de la niña.
Aunque no veía si fornicaba la vagina o el ano de Abigail; podía sentir la lengua de Rosa acariciar mi anillo trasero y eso me enloqueció tanto que rápidamente descargue una andanada de flemas dentro de la niña y en el preciso momento en que la mujer madura llegaba a un poderoso orgasmo que aprisionaba mis puños dentro de su recto.
Sin dudas; después de aquel evento pensé que ya no había más por descubrir en cuanto a sexo. Pero estaba equivocado, ya que unos días más tarde; me encontraba fornicando con Abigail y no escuche que Rosa había llegado al departamento. La mujer de 66 años se desnudó y como si fuese un ágil y sigiloso felino se aproximó a nosotros. Lo más extraño de aquello, fue que la madura mujer directamente comenzó a lamer mi trasero como lo había hecho en la bañera. Esto me excito y unos segundos más tarde; mi orificio anal era horadado por uno de los dedos de Rosa.
Por un momento pensé que volvería a ser una experiencia como la primera vez; pero cuando sentí en mi esfínter algo más grueso que un dedo y frio también, voltee y vi que Rosa tenía colocado un arnés con un consolador muy similar a un falo humano.
Parecerá extraño; pero por un segundo pensé que era justo dejarme sodomizar por la mujer con una verga de goma, ya que yo disfrutaba penetrando y pervirtiendo a una niña inocente de 6 años. Después de una leve molestia en mis tripas; Rosa y yo logramos coordinarnos de tal forma que cuando ella empujaba su falo plástico, yo penetraba fuertemente a Abigail.
Al cabo de unos minutos; descargue mi primera dotación de esperma, inundando la vagina de la chiquilla. Pero mi garrote continuo erguido y Rosa parecía empeñada en romperme literalmente el trasero y yo me dejaba hacerlo.
Rosa se recostó en la cama y sin que me lo ordenara me senté sobre su miembro postizo. Abigail observo nuestra particular unión fornicadora por unos instantes y siguiendo las órdenes de su abuela se colocó frente a mí ofreciéndome su pequeño trasero y prácticamente se sentó sobre mi garrote ya que yo la sujetaba por sus piernas. Esta vez tuve que ser yo quien marcara el ritmo, pero antes de que empezara, Rosa me pidió que le entregara un pequeño bolso que había dejado en un extremo de la cama y que no había visto antes.
Comencé a cabalgar lentamente empalado por el falo plástico y observe que Rosa revolvía dentro de su bolso y sacaba de este una especie de huevo plateado y al parecer metálico muy similar a una de esas capsulas amarillas de los huevos kínder. Sin muchos preámbulos; la mujer madura introdujo ese dispositivo en la vagina de su nieta y a través de la separación que me unía a la niña comencé a sentir una leve vibración que fue paulatinamente aumentando en intensidad.
Abigail comenzó a gemir alocadamente al igual que su abuela. Yo estaba en una especie de transe y no dejaba de cabalgar montado sobre el miembro de goma. No recuerdo cuanto tiempo duro aquello; solo sé que tuve dos intensas descargar dentro de los intestinos de la niña y la última fue estando está casi desmayada de agotamiento.
Así fue como descubrí mi bisexualidad por así decirlo y ese tipo de encuentro se repitieron por poco más de un año. Lamentablemente, conseguí un trabajo en una entidad prestamista de una tarjeta con nombre de fruta y debido paulatinamente nos fuimos nos fuimos distanciando y antes de que Abigail cumpliera los 8 años me ascendieron a gerente y me asignaron una delegación en el interior del país.
Aunque extrañaría aquellos encuentros; me mi nuevo domicilio viviría una aventura que se las relatare en otro texto.
Fin








