Al parecer la vida puede darte una grata sorpresa, en especial cuando tienes a una novia con los mismos gustos que tú.
Aburrido.
Esa era la palabra que describía mi situación en aquellos momentos o mejor dichos días, semanas, años o ¿toda mi vida? La verdad no podía asegurarlo, quizá no he vivido una verdadera emoción en estos treinta y tantos años que llevo de existencia. Quien imaginaria que las cosas cambiarían en un par de semanas y que pondría mi mundo de cabeza.
He tenido muchas novias a lo largo de los años empezando desde la secundaria como todo chico normal, incluso podría
confesar que mis primeras experiencias sexuales fueron con primas de mi misma edad. Uno sabe, a veces las calenturas llegan en los momentos menos esperados, una caricia o un beso puede provocar una reacción en cadena que lleva a la pasión y la lujuria. Pero esas son solo emociones normales, emociones que cualquier persona normal
experimenta a lo largo de su vida.
Yo no soy una persona “normal”, actúo y me veo como una, pero en el fondo, muy en fondo, soy alguien diferente con gusto diferentes. ¡Y vaya gustos! No es fácil admitir que a uno le fascinan las nenas de 8 años por encima de las de 18 para adelante, es una controversia total. Me creía loco, enfermo, desquiciado, etc. Todos los malos calificativos para una mala persona, pero yo no soy una MALA PERSONA, soy solo una persona con GUSTOS DIFERENTES. Una persona que también siente dolor al ver sufrir niños, que es cariñoso con sus sobrinos porque simplemente se siente a gusto con ellos, incluso sin sentir atracción física, que quiere protegerlos y velar por su bienestar por encima de todo. Si eso me convierte en una mala persona entonces todos estamos ENFERMOS.
En fin, mi historia (mi verdadera historia) empieza cuando me acepto a mi mismo tal como soy. Me doy cuenta de lo que quiero y como conseguirlo, pero en este caso todo ocurre como una muñeca rusa, es decir un gran paquete trae en su interior otro más pequeño, o quizá sea al revés, un paquete pequeño trae consigo otro más grande y así.
En mi caso este paquete pequeño era Internet y la basta cantidad de información de personas que hay en el. Ocasionalmente suelo encontrar amistades perdidas o encontrar otras nuevas. Yo disfruto de la compañía femenina y charlar con mujeres era una de mis prioridades.
En línea conocí a una bella mujer (al menos su foto de perfil me decía eso), se llamaba, Daniela, tenía más o menos mi edad (sino es que menos) y compartíamos varias cosas en común: música, películas y algunos libros. Me sorprendió saber que ella vivía en la misma ciudad que yo, salvo por el pequeño detalle que era en los extremos opuestos, es decir, yo en el norte y ella en el sur. Sin embargo nuestra afinidad era tal que hicimos una cita para conocernos en persona y mejor. Quedamos en vernos en un punto intermedio de la ciudad
La verdad no sabía que esperar, uno se siente nervioso en los primeros encuentros, le sucede a todo el mundo, pero muy en el fondo presentía que sería diferente.
La primera impresión que tuve al verla fue de nerviosismo, su foto de perfil no mentía era igual de hermosa que en la
foto, con su piel trigueña, labios gruesos, cuerpo despampanante, ojos cafés claros, unos senos prominentes y un trasero estupendo.
– Si no me la cojo en los primeros cinco minutos seguro exploto – pensé
Conversamos de todo un poco, una típica conversación que se hace en la primera cita. La pasamos tan bien los dos que
sin mucho miramiento la lleve a mi casa para pasar una noche de placer.
¡Oh si! Y que noche pasamos.
Daniela era fogosa y ardiente, besar sus labios era una delicia, verla desnuda un placer visual, y penetrarla una acción urgida ante tanta lujuria desencadenada. Era sexo puro y duro, rebotar sus nalgas contra mi pelvis era sin duda un placer aparte. Nuestros deseos desenfrenados estallaron, estaba claro que ella también deseaba una noche como esta, sus movimientos me decían que así era. Cuando me pidió que se la meta por el culo creí que bromeaba, nunca antes una chica me lo había pedido, y yo estaba con ganas de hacerle lo que sea porque realmente la estábamos pasando
bien.
La penetre con furia, como si fuese el polvo más largo de mi vida. Ella gemía y me pedía más, sus gritos y gemidos hacía eco en toda la habitación. Cambiamos de pose constantemente como si nos hubiésemos memorizado el libro del Kamasutra. Fue una noche para el recuerdo. Eche el polvo dos veces aquella noche y eso que era temprano, las once para ser precisos.
Apenas terminé Daniela se alistó para irse, quede sorprendido, creí que no la había complacido, ella me calmo diciendo que tenía que volver a casa porque sus hijos estarían solos.
¡Vaya, vaya! Eso si que era una sorpresa, pero debí suponerlo después de ver su cicatriz de cesárea en el abdomen.
Le pregunté porque no me lo había dicho antes, a lo que respondió que temía que la fuera a dejar.
-Pero tranquila mi amor, si a mi me encantan los niños. A ver si cuando los traes para conocerlos.
Ella sonrió y dijo que pronto. Se fue dándome un largo beso en los labios.
Si uno quiere una relación duradera, tiene que amar todo lo que la mujer ame y eso incluye a los hijos. Sabía que si mostraba interés en los pequeños me garantizaba tremendas noches de placer como la que acabamos de vivir.
Fantaseé por la noche con lo que podría pasar con nosotros. Si ella tuviese una hija con la que ambos disfrutaríamos del sexo sería increíble, porque una de mis mayores fantasías era hacerlo con una madre y su hija pequeña, de solo pensarlo me creció la verga de nuevo y tuve que jalármela hasta quedar contento y dormir como un bebé.
Nos mantuvimos en contacto todos los días. Hablamos de todo hasta insinuarnos mutuamente cosas sucias para calentar nuestras hormonas. Ella era muy perspicaz para entender mi sucio y obsceno lenguaje, palabras que le enviaba a través de mensajes de texto y mails, que según ella la calentaban en sobremanera. Nunca una mujer se había comportado así conmigo, soportando mis vulgaridades y contestándome cosas peores; eso me agrada.
Un día le pregunte sobre sus hijos y ella me respondió que tenía una niña de 8 llamaba Elena y un niño de 3 llamado Gustavo. Le pedí que me mandara fotos de la nena y así lo hizo. Y vaya que si estaba buena la pequeña. Bien delgadita pero con unas piernas de ensueño, carita angelical, tenía la sonrisa de su madre pero con la ternura e inocencia propias de su edad. Fue amor a primera vista, era la niña de mis sueños y los sueños están para cumplirse.
Entre más en confianza con Daniela para que me presente a sus peques en persona pero no quería ser evidente por lo que mantuve las conversaciones centrándome solo en ella. Hablar de sexo era el pan de cada día, chatear sobre lo que nos gustaría hacernos el uno al otro si estuviésemos solos, escribir nuestras más profundas fantasías sucias, mandarnos mensajes de voz gritando a voz en cuello nuestros orgasmos, y escribiéndonos lo mucho que nos amábamos. Era prácticamente sexo virtual.
Pero las cosas fueron un poco más allá cuando un día le fue muy sincero sobre las cosas que realmente me gustaban. Sin querer le dije que sería interesante hacerlo con una menor de edad, ella en vez de oponerse o cambiar de tema me animo a que le contara más detalles. Yo me puse muy nervioso pues no sabía como terminaría reaccionando. Fui evasivo y algo tímido pero ella seguía insistiendo, tanto que acabe confesándole que me gustaban las niñas de corta edad.
En ese momento me sentía muy nervioso, jamás en mi vida le había contando a alguien mi secreto, jamás a nadie le había abierto mi corazón de esa manera. Pero su respuesta me dejo anonadado:
-Ustedes es un sucio mi amor…………….Y eso me vuelve loca.
¡¿Qué?! ¿Es esto cierto? ¿Era verdad que mi nueva novia le gustaba mis locas ideas pedofilas? Si es así que alguien me pellizque porque debo estar soñando.
Pero era cierto, leí su respuesta una y otra vez como si mi mente no lo pudiera asimilar. Charlamos muchas horas después, yo no quería dejar que se fuera sin antes desahogarme un poco. Si alguien entiende tú mundo lo mejor es no dejarlo ir.
Durante varios días estuvimos hablando del asunto. Sobre mi amor por lo peques, mi descontento social y mis fantasías con niñas pequeñas y su madres. Aquél tema lo estuvimos discutiendo como los sucios y calenturientos adultos que éramos. Yo le mostraba algunos videos que conseguí por ahí y ella me decía lo mucho que le encantaban. Leer sus reacciones era lo mejor, siempre con esa lujuria y pasión que la caracterizaban, era como una esponja que absorbía toda la información que yo le proporcionaba.
La cosa se puso mejor cuando le envié por correo fotos y videos de niñitas teniendo sexo con hombres, las cuales no eran muy explicitas pero si excitantes. Daniela me pedía que le enviara más videos y fotos, decía que la calentaban y la hacían venirse en seguida.
¡Demonios! Esta mujer se lo esta pasando en grande. Yo sabía que no me mentía, muy en el fondo presentía que ella ocultaba algo, algo como lo que yo le ocultaba al resto del mundo pero no me imaginé que yo sería el que liberase sus más oscuras perversiones.
Mientras más videos le enviaba más loca se ponía mi chica, era como poner más leña a la gran hoguera que había iniciado y eso me encantaba. Por fin me animé a enviarle un video de una madre pervirtiendo a su hija junto con su esposo. Ese era uno de mis favoritos porque reflejaba mi mayor fantasía. Apenas lo recibió Daniela no paraba de mandarme mensajes de agradecimiento y me pedía más videos de ese tipo, desafortunadamente no poseía ningún otro. Sin embargo intuí que gane mucho terreno con aquel video por lo que me animé a hacerle la pregunta del millón, esa pregunta que todos lo que tenemos una novia con hijas queremos hacer:
-¿Té gustaría que le hagamos lo mismo a tú hija? Podríamos hacer cosas muy divertidas entre los tres ¿Qué dices?
No tardo nada en responder.
-Me leíste la mente mi amor. Usted es tan sucio como yo y eso me vuelve loca.
No podía dejar de pensar en ellas después de la propuesta que le hice, es decir, imaginármelas a las dos en la misma cama, desnudas y sólo para mí ¡Cielos! ¡Qué Locura! Entonces en aquel momento le pedí que me mandara fotos de su hija mostrando su coñito.
¡Y me los mandó!
Me decía que le excitaba que yo le pidiera ese tipo de cosas. Lo medité un momento y decidí que ambos tengamos nuestra primera video conferencia. ¡Gracias Internet!
A Daniela le emocionó la propuesta pero me dijo que no tenía webcam en su casa, le dije que no importaba, pues el objetivo era hablar con su hija y que ella me conozca a mí.
– Le he hablado cosas lindas de ti – Dijo Daniela por medio del micrófono que usaba desde su casa. La conexión era estable y el ruido de fondo era apenas audible lo cual era bueno pues evitaría las interrupciones auditivas – ¿Verdad Elena?
-Si, mi mamá me dijo que usted es bien churro – respondió Elena. ¡Dios! Su voz era dulce, deleitaba mis oídos con sus palabras – ¿Te llamas Arturo?
-Así es mi reina, Arturo Gonzáles para servirte – Las salude con la mano porque tenía la cámara prendida pero no estaba seguro si podían verme.
-No le dije que es hermoso Elena.
Escuche la risita de Elena por encima del micrófono; me sonrojé. Hasta su pequeña risita me ponía nervioso.
-Elena esta celosa porque yo tengo novio y ella no. Dígale que es verdad
-Si – Dijo con voz claramente molesta.
Me reí, estaba claro que Daniela era una zafada pero ya sabía hacia donde se dirigía la conversación.
-No debes estarlo. Yo amo a su mamá mucho, pero cuando me contó que tenía a una niña tan preciosa como tú mi corazón dio un vuelco, quería conocerla y ya ve, con sólo escuchar su preciosa voz ya me enamoró.
Elena volvió a reír.
– Porque no hacemos algo – propuse – Como yo las quiero demasiado a las dos ¿Por qué ambas no se convierten en mi novias?
Pequeños murmullos se escucharon a través de los parlantes de mi computadora, deliberaban.
-Mamá dice que si y yo también – dijo Elena.
-¡Perfecto! Ahora tengo a dos novias que voy a querer mucho mucho. Las voy a colmar de regalos y cariño, y ellas me visitaran cuando quieren y haremos cosas juntos ¿Les parece?
-Si – Grito Elena. Su emoción era evidente, la alegría de un niño es siempre sincera. Yo no podía estar más feliz – ¿Cuándo nos vemos?
-Qué te parece la próxima semana. Así me alisto para que juntos pasemos un lindo fin de semana.
-Ok amor – Dijo Daniela – Espéranos entonces. Te mandamos muchos besos. Mándele un beso a su nuevo novio Elenita.
El ruido de un beso enviado por micrófono era inconfundible. Pensar que esos pequeños labios se juntaran con los míos muy pronto hacían que mi verga se me parara por completo.
-¡Que Rico! – Exclamé, en verdad estaba muy emocionado.
-Adiós mi amor, yo igual te mando muchos besos.
-No sabes lo ansioso que me has dejado Dani, contaré los diás, horas, minutos y segundos para su llegada y tendré un par de sorpresa que les encantarán, Serán mis reinas y yo su rey.
-¡Hay que dulce eres mi amor! Y sabes que eso me vuelve loca.
No podía conciliar esa noche.
Acostado en mi cama, veía en mi celular las fotos que Dani me había mandado y no paraba de observar esa precioso cuerpo que tenía Elenita. Era delgado y curvilíneo como una vasija de barro bien esculpida. Su piernas torneadas y firmes al igual que sus muslos. Toda ella era divina. Daniela me estaba poniendo en bandeja de plata a su propia hija para satisfacer nuestras perversiones y yo no podía desaprovecharía esa oportunidad ni un solo instante.
Respiré profundamente un par de veces porque la sangre se me subía a la cabeza, era demasiada ansiedad para poder soportarla, ni siquiera la masturbación podía calmar estas ganas que tenía de tenerlas a ambas echadas en esta misma cama, pero debía ser meticuloso y paciente si apresuraba las cosas todo podría salirse de control.
-¡Ah! mis dos novias – susurré antes de quedarme profundamente dormido.
Continuará