
Amanda, una relación especial
13 de noviembre de 2024 en Sexo en grupo, Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Amanda era una niña tímida, obediente y agradable, de cuerpo delicado y tez blanca. Tenía sólo 10 años.
Amaba con locura a su padre. El suyo era un lazo especial, a Amanda siempre le había gustado jugar con su padre, Juan. Cada vez que Juan miraba la televisión Amanda se acurrucaba al lado de él. A ella le encantaba cuando la noche era fría, en que se envolvían en una manta y Juan ponía su brazo alrededor de ella y la apretaba contra él.
La madre de Amanda, María, trabajaba de noche así que a Amanda pasaba muchos ratos con su padre.
Amanda tenía vacaciones en la escuela puesto que era Navidad. Eran las seis de la tarde y María se preparaba para ir a trabajar. Juan vio a María en bragas y sujetador, dispuesta a vestirse.
Hola tía buena, dijo Juan, que se excitaba fácilmente con su encantadora mujer.
María estaba agachada y Juan deslizó una mano entre sus piernas sobando su monte de Venus. Juan empezó a acariciar los labios vaginales de María cuando oyeron a Amanda preguntar.
¿Qué estáis haciendo?
María sacó los dedos de Juan de su coño mojado.
Nada Amanda, contestó María, sólo estábamos jugando.
María se dio la vuelta y le dijo a Juan.
Tengo que irme o voy a llegar tarde. Ya te veré por la mañana y acabaremos.
María terminó de vestirse, besó a su marido e hija y se marchó.
¿Qué quieres ver en la tele, papá?, preguntó Amanda.
Bueno, hija, mira a ver que hacen mientras yo voy a tomar una ducha.
Juan tenía que andar doblado para aguantar la tensión de su verga durísima después de haberle metido el dedo a María. Se había metido ya en la bañera y acababa de enjabonar su polla cuando entró Amanda. Juan quitó su mano de su miembro, pero no antes de que Amanda viera lo que hacía. La niña, siendo una chica educada y tímida, hizo como que no vio la polla larga y dura de su padre y empezó a explicarle qué daban en la televisión. Juan escuchaba a Amanda y notaba que su hija continuaba mirando su nabo. No pudiendo hacer nada para bajar su erección, Juan sacó el tapón de la bañera y abrió la ducha.
Amanda preguntó a su padre si podía entrar con él en la ducha. Juan que no deseaba aparecer extraño a su hija le pidió que fuera a buscar su pijama. Mientras Amanda iba, Juan pensaba poder pajearse, pero cuando estaba a punto de correrse, se abrió la cortina y entró su hija. Juan soltó su polla y abrió de nuevo el grifo de la ducha.
Cuando fue a asir el jabón, la mano de Amanda rozó la dura polla de Juan. Amanda fingió no notarlo, pero Juan dio un respingo.
¿Estás bien papá?
Sí, cariño.
Amanda dio el jabón a su padre y le pidió que le enjabonara la espalda. Cuando Juan se dio la vuelta fue su larga y dura verga la que se frotó con la espalda de la niña. Juan gimió otra vez y se dio cuenta de lo lindo, tierno y delicado que era el cuerpo de Amanda. Podía ver las líneas del broceado en su lindo culito y se sintió avergonzado de excitarse con su inocente hija.
A Amanda le gustaba la sensación de las manos de su padre lavándole la espalda.
Cuando ella dio un paso atrás, pudo sentir su miembro frotarle la espalda. Era emocionante sentirlo frotarse contra ella, así que se tiró un poco más hacia su padre y le pidió que la lavara más abajo. La respiración de su padre era cada vez más rápida mientras empezaba a enjabonar las caderas de Amanda, y gradualmente sintió como su mano se iba deslizando sobre la suave nalga de su hija, parecía que no podía detenerse. Sus dedos resbalaron entre las nalguitas de la niña, cuya respiración se detuvo cuando sintió los dedos de su padre frotando en la entrada de su culito, mientras continuaba sintiendo la dura polla frotando contra su espalda.
A Amanda le gustaba ese frotamiento; separó sus piernas lo suficiente para dejar que su padre la lavara mejor. La niña suspiraba a medida que él continuaba frotando, y él comenzó a ejercer más y más presión. Antes de que él mismo se diera cuenta, Juan frotaba sus dedos a través de los labios del conejito de Amanda. Pudo notar la pequeña apertura de su hija al resbalar uno de sus dedos por la rajita. A Juan le gustaba sentir la suavidad de ese conejito y comenzó a deslizar su dedo más profundamente entre los labios del coñito de Amanda.
Continuó frotando, ejerciendo más y más presión hasta que su dedo resbaló entre los pliegues de los jóvenes labios del suave conejito. Amanda gimió y arqueó sus caderas levemente hacia adelante, haciendo que el dedo continuara en su pequeño y apretado agujero. Empezó a follarla con el dedo durante varios minutos, suavemente insertando su dedo hasta el último nudillo y después lentamente sacándolo casi por completo.
Juan sintió los músculos en su coño contraerse apenas levemente, el cuerpo entero de la niña parecía tensarse por un momento y después se relajó.
Como el conejito de Amanda se ajustaba al dedo de su padre, Juan comenzó a empujar su dedo aún más rápido, mientras continuaba presionando su verga en la espalda de la niña. Y Amanda se inclinó contra la ducha con sus piernas bien separadas para que su padre pudiese meter mejor su dedo en ella. Ella no sabía realmente que pasaba, lo único que sabía es que confiaba en su papá y que le estaba haciendo sentir muy, muy bien.
Cuando oyó a su hijita gemir, Juan no pudo resistir más y sintió su dura polla estallar en la espalda de la niña, presionando su verga fuertemente contra ella y eyaculando su semen sobre la suave piel infantil hasta que la última gota salió. Entonces quitó lentamente su dedo del coño de Amanda. Juan se sintió avergonzado por lo que había hecho a su dulce e inocente chiquilla. Se volvió con pensamientos atormentados y se secó y abandonó el baño después de vestirse.
Una hora más tarde, Amanda apareció en el salón llevando un corto vestidito y se sentó en el sofá con su padre. Juan se alegró de que la niña actuara como si nada hubiese ocurrido.
Papá, mi cosita me escuece.
Juan pregunto.
¿Qué cosa?
Amanda se levantó, levantó su vestido y señalo su entrepierna.
¿Te lavó papá demasiado fuerte?
No papi, sólo que siente algo raro.
Juan que no sabía qué hacer le dijo que trajera la leche corporal de su vestidor. Cuando Amanda regresó, su padre le dijo que se quitara las braguitas y que se colocará sobre el sofá. Juan se arrodilló en el suelo y comenzó a aplicar la loción en el blando conejito rosado de la niña, antes de que él se diera cuenta, sintió su verga crecer y luchar por salir de su ropa. Mientras Juan frotaba su yema del dedo entre los labios del conejito de Amanda, le preguntó si el escozor había parado.
Sí papá, la loción sienta bien.
Por segunda vez, Juan no podía creer lo suave que era el conejito de su hija. Separando delicadamente los labios del coñito insertó lentamente su dedo, haciéndolo entrar gradualmente más profundo hasta que notó el himen de la niña. Juan fue ensanchando lentamente el himen de Amanda hasta que el dedo quedó enterrado hasta lo más profundo.
Amanda simplemente se quedó así, abriendo las piernas de par en par porque ella notaba como su papá la hacía sentir bien. Entonces Juan reaccionó, paro en seco, sacó su dedo y mandó a la niña vestirse nuevamente.
Más tarde Amanda subió a la cama, al lado de su padre, que estaba acostado viendo programas nocturnos.
Juan acostumbraba a dormir desnudo y a la niña le gustaba dormir en la cama con sus padres. La polla de Juan seguía estando dura después del frotamiento de la vulva de su hija, y él se giró de espaldas para evitar rozarla de nuevo y no excitarse más. De repente la niña, que estaba detrás de él, puso su mano en el estómago de su padre. Juan podría sentir la pequeña mano prácticamente tocando la cabeza de su polla. Amanda estaba ocupada viendo la televisión del dormitorio y no movió la mano. Después de un par de minutos, Juan se incorporó un poco para tomar un sorbo de refresco y cuando volvió a su posición original, la mano de la niña resbaló accidentalmente quedando la cabeza de la verga de su padre en su palma.
Amanda dio un respingo al darse cuenta que lo que tenía en la mano era el pene de su padre. Un poco apurada, dejó su mano donde estaba, pensando que él no lo notaría, pero cada vez que la verga palpitaba, hacía brincar su mano, que iba desplazándose hasta que lentamente quedó envolviendo el duro miembro.
Juan casi no podía respirar cuando sintió la mano de la niña envuelta alrededor de su verga. Estaba desconcertado, aquí estaba él, acostado en la cama con la polla dura como una roca y su hija con la mano firmemente apretada alrededor de su verga. Juan lentamente comenzó a mover las caderas muy ligeramente, Amanda que no sabía qué hacer apretaba su puño sobre la verga de su papá. Al notar que la niña aumentaba la presión, Juan aceleró el ritmo de sus caderas.
Amanda, ingenuamente, comenzó a frotar ligeramente su mano arriba y abajo de la verga de su padre. Era una sensación extraña en su minúscula mano, la verga de su padre era suave, pero muy dura y caliente. Él empezó a bombear su pene en la pequeña mano primero lentamente y luego cada vez más y más rápido. Ella estaba contenta porque parecía ser que a su padre le gustaba cuando exprimía su verga firmemente. Antes de que ella se diera cuenta, su padre envolvió una toalla alrededor de la mano de la niña y empezó a moverla rápidamente arriba y abajo de su duro miembro. Amanda sintió súbitamente que su mano se mojaba bajo la toalla y casi seguido su padre quitó la mano de la niña de su pene y la apartó.
Amanda pensó que ella había hecho algo malo, pero su padre se le acercó y le dio un beso de buenas noches. Amanda se sintió aliviada de que no estuviera enojado, se acurrucó cerca de su padre y se durmió. Juan en un primer momento se sintió mal por haber dejado que su niñita le hiciera una paja, pero tomó la firme determinación que nada así volvería a ocurrir.
Pero dos horas más tarde Juan despertó con una rabiosa erección, él estaba aún medio dormido cuando se pegó más a su esposa y colocó su verga entre sus piernas. Ella estaba toda acurrucada, hecha un ovillo, de espaldas a él. Juan gimió cuando sintió lo mojada que ella estaba, su larga verga resbalaba contra los labios de la vulva, que él sentía muy apretada al tener las piernas cerradas.
Amanda se despertó cuando sintió la dura verga de su padre resbalar entre sus piernas. Amanda todavía tenía leche corporal en su vulva y su entrepierna estaba muy resbaladiza. Ella sentía como la verga de su papá se frotaba entre los labios de su conejito y no sabía cómo reaccionar. Amanda no se movió por miedo de despertarle, así que ella permanecía muy calmada y dejó que su padre continuara frotando su polla contra su cuerpo.
Mientras tanto, Juan empezó a mover su verga rápidamente contra su coñito y cuando sintió que él estaba a punto de correrse, agarró a Amanda alrededor de la cintura y empujó su cadera colocando la punta de su polla justo en la apertura del conejito de la niña.
Juan empujó sus caderas y sintió su miembro deslizarse en el coño de su esposa. La cabeza entera de su polla estaba mojada de líquido preseminal. Él tomó su verga y la movió arriba y abajo de los pliegues del minúsculo coño sin pelos de su pequeña hija hasta que no pudo aguantar más. Se colocó en la entrada del suave chochito y empujó poco a poco, haciendo un esfuerzo para conseguir entrar en ese apretado agujerito. Los labios externos del coño de la niña se separaron y rodearon apenas la punta del glande, pero como él continuó empujando, sintió como las apretadas paredes vaginales comenzaron a ceder, e insistió hasta que la cabeza de la polla se deslizó lentamente adentro.
Amanda jadeó y sus párpados se cerraron lentamente. Su cabeza estaba inclinada hacia atrás y su boca estaba abierta levemente. Ella respiraba muy rápidamente. Él continuó empujando dentro de ella. Las paredes de su coño se apretaban firmemente alrededor de la polla, lo que hacía la penetración muy lenta. En ése momento, completamente despierto, Juan se dio cuenta de que su verga no estaba entrando en el coño de su atractiva mujer, sino que entraba en el conejito de su hijita. Juan estaba demasiado caliente para parar y continuó empujando su verga más profundamente en Amanda.
Amanda mordía su mano para evitar gritar cuando ella sentía el grueso glande del miembro de su padre partir en dos el orificio de su minúsculo conejito. Amanda no deseaba despertar a su padre así que ella cerró fuertemente sus dientes y dejó a su padre meter la punta de la polla en ella. Juan, dándose cuenta que no podía entrar más adentro, decidió fingir que estaba follando con su esposa.
Aflójate un poco, María, que no te lo puedo meter bien. Ábrete un poco más de piernas.
Amanda se sorprendió de que su padre pensara que era su mamá. Aún con el dolor de tener una verga tan grande en ella, levantó lentamente su pierna, Juan se emocionó cuando sintió que su dulce hija se le abría y le metió de golpe su verga. Cuando lo hizo… cinco gruesos y duros centímetros de polla entraron en su coño rasgando completamente el himen de la pequeña: Amanda gritó sin poder evitarlo y Juan sintió su verga entrar en erupción en el apretado coñito de Amanda. Soltó un chorro después de otro de su caliente semen en la vaginita de su querida hijita.
En el momento de máxima pasión, Juan empujó unos centímetros más de polla dentro de la niña, Amanda aguantó su respiración mientras sentía la verga de su papá palpitar dentro de ella. Amanda se alegró cuando sintió la polla de su padre ablandarse dentro de su conejito. Juan después de tirar toda su leche en el coñito de Amanda, se empezó a asustar de lo que él acababa de hacer, él no podía creer que se acababa de follar a su inocente niñita.
Después de pensar un rato, Juan puso sus brazos alrededor de Amanda y le preguntó si se encontraba bien. Amanda contesto con un susurro que sí, que un poco soñolienta, se acurrucó en los brazos de Juan y se durmió plácidamente.
Juan despertó temprano a la mañana siguiente y encontró a su esposa en la mesa.
¿Cómo te ha ido la noche María?
Ha sido aceptable, contestó María… Juan, ¿por qué las braguitas de Amanda están en suelo al lado del aceite corporal?
Amanda me dijo que su vulva le escocía y era lo que encontré más a mano para ponerle.
Se te puso dura, Juan.
Juan miró avergonzado hacia abajo y le dijo a María que se había levantado con una erección. María estaba a punto de sugerirle una mamada cuando Amanda apareció y abrazó a su madre. Juan se alegró de que Amanda actuara con la naturalidad de siempre, pero observo horrorizado que había semen seco entre los muslos de la niña.
Mientras Amanda se alejaba para ir a vestirse Juan y María pudieron observar el lindo culito de la niña.
Esta pequeña gatita no se preocupa mucho de la desnudez, ¿no Juan?
Juan hizo que no con la cabeza, mientras daba gracias al cielo de que María no hiciera ninguna mención sobre el esperma seco entre las piernas de Amanda. María se dio la vuelta y se fue a la cama.
Más tarde ese día, mientras estaban en la cama, María comenzó a frotar la polla de Juan, se giró hacia su marido y le preguntó acerca del semen seco en la cama. Juan se puso tenso ante la pregunta. Entonces María pregunto.
¿Te excitaste con el culito desnudo de Amanda frotándolo contra tu verga tan dura y tan grande, cariño?
Juan no contestó y María movió su mano arriba y abajo de su verga. María se había inclinado encima de él y lamía el glande de Juan cuando oyeron a Amanda acercarse a la cama para preguntar si podía dormir con ellos. María quitó de su boca la polla de Juan pero mantuvo su mano alrededor, mientras la movía arriba y abajo de forma que Amanda podía verlo perfectamente.
Para Juan era embarazoso que su verga fuera masturbada a pocos centímetros de la cara de Amanda, así que susurró a su esposa que no debía hacer esto delante de la niña. María preguntó a Amanda si el pene de su padre la incomodaba. La inocente niña se ruborizó e indicó con su cabeza que no. María dijo a Amanda que pusiera su mano alrededor del miembro de papá.
Juan comenzó a protestar cuando María colocó la pequeña mano de su hija alrededor de la gorda verga de su padre, pero al tacto de la mano de la niña dio un respingo de asombro, no podría creer que María estaba haciendo esto. Amanda comenzó a frotar ligeramente su mano arriba y abajo de la verga de su padre.
Juan sentía que estaba a punto de correrse con la mano de su hija que le exprimía la polla. Le susurró al oído a su mujer que se quería correr, pero ella le contestó que ya acabarían después de que Amanda se fuera a dormir. Juan gimió y asintió.
Mientras llevaba a su hija a su dormitorio, María le preguntó si su conejito todavía le escocía como ayer por la noche, Amanda se ruborizó y contestó que sólo un poco.
Entonces María le sacó el pijama y le dijo que se quitara las bragas. Después de vestirse con un camisón Amanda se colocó sobre la cama y separó sus piernecitas. María se quedó estupefacta de lo enrojecida que estaba la vulva de la niña, pero sin inmutarse precedió a aplicar una abundante cantidad de lubricante íntimo en el conejito de Amanda. Sólo como comprobación, María deslizó su dedo entre los labios de la niña y se sorprendió al ver su dedo desaparecer fácilmente casi por completo. Después de aplicar un montón de lubricante íntimo en y alrededor del coñito de Amanda. María le dijo a Amanda que quería que ella fuera a la habitación de sus padres, que se pusiera encima de su papá y que le mostrara cuánto lo amaba. Le explicó que las niñas pequeñas deben ser siempre agradables con sus padres abrazándolos firmemente.
También le ordenó que no bajara hasta que su padre se lo pidiera.
María subió a la cama al lado de su marido y le dio un beso de buenas noches, pero no antes de frotar ligeramente su verga un par de veces y de asegurarse que estaba bien dura. Amanda que era una niña cariñosa y obediente hizo lo que dijo su madre y se metió en la cama, se puso sobre el regazo de su padre por debajo de la manta y se estiró para abrazarle. La mano de María estaba acariciando los testículos de Juan en la base de su verga. Mientras que frotaba su verga ella le hablaba sobre el viaje del día siguiente. Actuando disimuladamente, María levantó como por descuido la verga de Juan de forma que quedó entre las piernas de su hija. Amanda sintió como al mover su madre el pene de su padre, su conejito presionaba contra su dura polla, pero ella continuó acostada encima de él, abrazándolo.
Juan gimió al contacto del conejito de su hija y presionó contra Amanda, él la envolvió con sus brazos en un fuerte abrazo para pegar su coñito firmemente contra su enorme polla. Juan rogó para que la mano de María permaneciera en sus huevos. Amanda se sintió presionada hacia abajo hasta que noto la cabeza de la polla de su padre empujar ligeramente entre sus labios vaginales, pero intentó hacer como si nada ocurriera. Juan hablaba un poco con María mientras que disimuladamente presionaba su verga hacia arriba contra el conejito de su hija.
Finalmente Juan notó como la punta de su polla expandía la vaginita de Amanda y se deslizaba hacia su interior. Su estrecho conejito se ajustó al glande del grueso pene como un puño. Él hizo como si ajustara sus caderas, y consiguió meter otro centímetro en el apretado coñito de su hija.
El masaje que le hacía María en las bolas, en la base del miembro, hacía que la punta de su verga hiciera un movimiento de entrada y salida del coño de Amanda. Antes de que Juan pudiera detenerse, gimió y su verga estalló en el conejito de Amanda. María sintió la base de la verga palpitar y supo que su marido estaba teniendo un orgasmo y que las contracciones que notaba significaban que estaba soltando una carga enorme de semen dentro de su propia hijita. Cuando Juan sintió que descargaba la última gota de su leche en Amanda, se dio cuenta que su esposa tenía que haberse dado cuenta.
María le susurró a Juan en la oreja.
Nuestra pequeña te ha hecho correr en su estómago, ¿no?
Juan, avergonzado, hizo con la cabeza que sí.
No pasa nada, sé que estabas muy caliente, y por lo menos no ha sido dentro de ella, seguro que no se ha dado cuenta de nada. Tranquilo, cariño.
Juan cabeceó otra vez con alivio y le dijo a Amanda que se fuera a dormir, pero él tenía muy claro que se había corrido en ella por segunda vez ese día y se sentía culpable.
Cuando Amanda se levantó para darse la vuelta Juan dio un respingo de asombro mientras que otros dos o tres centímetros resbalaban en el estrecho coñito de la niña, entonces ella se separó y se giró para dormir. María dio un apretón a la polla de su marido y rodó para dormir.
Después de que una hora de presionar su dura verga contra el suave culo de su esposa Juan se giró y sin darse cuenta sintió su polla pegada contra el culito de su hija. Juan que no deseaba despertar a su esposa presionó adelante hasta que la punta de su verga anidó entre las nalgas de Amanda.
Juan sabía que era incorrecto sentir eso, pero él deseaba follarse a Amanda una más vez. Su verga palpitó mientras resbalaba entre las mejillas mojadas del tierno culito.
Después de un par de minutos de presionar contra el culo de la niña, Juan se quedó helado al sentir la mano de su esposa rodearlo.
¿Juan, la tienes dura?, le preguntó mientras su mano se deslizaba por su vientre hacia su polla.
Juan comenzó a decir algo cuando la mano se envolvió alrededor de su dura verga.
María frotó ligeramente su mano a lo largo de la verga de Juan y notó que la punta estaba alojada en el culito de Amanda.
¿Amanda te la puso dura otra vez, cariño?
Juan articuló algún sonido ininteligible. Él comenzó a darse la vuelta, pero María le indicó que se estuviera quieto.
Sé que ella te tiene muy excitado, así que déjame ayudarte a frotarte contra su culito.
Juan no podía creerlo cuando sintió que María empezaba a deslizar la punta de su verga entre las nalguitas de su propia hija. Amanda que se había despertado, sentía a su madre frotar el miembro de su padre en su culito, pero no quería que supieran que se había despertado por miedo a que la enviaran a dormir a su cama.
Juan estaba muy nervioso y le dijo a María que mejor que pararan antes de que despertaran a Amanda.
María dijo a Juan que se relajara, que la niña dormía y que en un momento acabaría.
Después de un par de minutos de frotar su verga contra el culito y los labios del conejito de Amanda, Juan dijo a su mujer que si no paraban él se iba a correr. Ésta le contesto que no se preocupara de nada, que lo hiciera tranquilamente, pero que no desperdiciara su leche y puso la puntita de la polla de su marido entre los labios del coñito de la pequeña. Juan aflojó su cintura y dejó que María guiara su verga entre las piernas de la niña.
Empuja tus caderas, le susurró María.
Juan perdido totalmente por la sensación del suave conejito de su hija y la masturbación de la mano de su esposa empujó sus caderas adelante, el chochito de la niña, totalmente resbaladizo de lubricante y semen, se abrió fácilmente alrededor de la punta de la polla de su padre. María comenzó a masturbar con más fuerza la verga de Juan mientras lo empujaba adelante.
¿Sientes placer, Juan?, preguntó María.
¡Sí!
Entonces empuja un poco más…
Juan envolvió a Amanda con sus brazos y tiró de su pequeño y suave cuerpo hacia él, y con un leve impulso empujó varios centímetros más en su estrecho conejito.
La niña gruñó pero continuó inmóvil.
Juan notando la sensación del tierno coño de su hija envuelto alrededor de su verga comenzó a empujar sus caderas adelante y atrás haciendo que su polla entrara y saliera de Amanda. Su coñito apretaba su falo como un guante. Juan intentó forzar su enorme verga más adentro de la vaginita infantil de su hija tirando de ella hacia él, pero no entraba más, así que comenzó a bombear su verga dentro y fuera. Estaba tan apretado que Juan no pudo aguantar ni un momento más y su polla estalló en el estrecho coñito de Amanda una vez más. María notaba como la verga de Juan eyaculaba toda su leche en el interior de la inocente niña y masturbó su verga hasta que su marido acabó.
Así mi amor, así. Vacíate dentro de ella… goza, mi vida, córrete…
Amanda pudo sentir como su papá arrojaba chorros de líquido en lo más profundo de su vaginita, pero continuó haciéndose la dormida mientras su padre bombeaba su verga profundamente en ella.
María besó a su marido y le pidió que se cerciorara de sacar su miembro de la niña antes de que despertara. Amanda se dispuso a dormir de nuevo con la fláccida verga de su padre en su interior.
A la mañana siguiente Juan encontró a su esposa en la cocina preparando el desayuno.
María, no sé qué decir…
Entonces no digas nada ya que lo disfrutaste. Pero cariño, quisiera pedirte un favor… quiero que te la folles hoy en el coche para ver lo lejos que puede llegar estando despierta, dijo María con una sonrisa.
Pero María, ella no sabe nada de lo quesucedió…
Ya lo sé, solamente intentémoslo…
Entonces apareció Amanda bajando las escaleras. Andaba con las piernas un poco abiertas y había semen seco en su entrepierna.
¿Dormiste bien Amanda?, le pregunto su madre con una sonrisa.
Sí.
Amanda se ruborizó.
Anda, ve a darte un baño para que nos podamos ir…
¿Lo ves Juan? Todo está bien.
Juan sonrió y se fue a vestir. Se puso unos pantalones holgados y sin ropa interior.
María estaba en el cuarto de baño con Amanda.
Amanda, pongamos un poco más de cremita en tu rajita para mayor seguridad y mejor no te pongas ropa interior este fin de semana para dejar que el aire te dé en la entrepierna y se te cure el escozor.
María eligió una corta falda plisada azul para su hija y después cepilló su largo pelo rubio en una cola de caballo. Después de que Amanda se acabara el vestir, María la había puesto sobre la cama con sus piernas separadas de par en par. María se quedó perpleja al ver lo dilatada que tenía Amanda la entrada de la vagina, a medida que ella aplicaba lubricante íntimo en la vulva de su niña, deslizaba delicadamente la yema de su dedo sobre el tierno clítoris, entonces pasando su dedo por los labios vaginales María empezó a deslizarlo en el coñito de Amanda, haciendo el movimiento hacia adentro y hacia fuera hasta que entró totalmente.
Amanda grito de asombro al sentir el dedo de su madre resbalar adentro y hacia fuera y, sin darse cuenta, empezó a levantar sus caderas para aumentar la sensación de ese dedo entrando profundamente en ella. Cuando Amanda empezaba a disfrutarlo, su madre le ordenó dirigirse al coche.
Amanda subió en el asiento delantero con su papá porque el trasero estaba lleno de equipaje. María comenzó a conducir en dirección a la cabaña donde pasarían sus vacaciones. María apreció que Juan tenía su mano sobre el muslo de Amanda, y también podía ver el bulto de su erección en sus pantalones. Amanda estaba entretenida con un libro de colorear que tenía en su regazo.
Después de que cerca de cinco minutos Juan buscó en el suelo de atrás y sacó un refresco de la nevera, y al volverse a sentar su mano se deslizó ocasionalmente bajo la falda de su hija. Amanda hizo como que no notaba que la mano de su padre estaba a unos centímetros de su conejito. Juan podía notar la abundante cantidad de lubricante íntimo entre las piernas de su hija. Mientras que su hija continuaba coloreando, Juan comenzó a frotar ligeramente su dedo en el muslo y fue moviendo gradualmente sus dedos hacia arriba. Finalmente el dedo pequeño de Juan rozaba sobre los labios del conejito de Amanda. Él oyó a Amanda hacer una respiración profunda pero ella continuó coloreando. Juan comenzó a frotar su dedo arriba y abajo de la rajita de Amanda, aumentando con la presión hasta que la punta de su dedo meñique entró entre los labios del conejito.
María continuaba mirando de reojo, y se sorprendió de lo tranquila que estaba Amanda. Juan volviéndose más rudo, metió todo su dedo dentro de la vagina de la niña. Estaba tan lubricada y caliente que Juan comenzó a mover el dedo adentro y hacia fuera, frotando sobre su clítoris cada vez que el dedo se metía en la rajita. María finalmente se apartó del camino y se detuvo. Juan, pensando que María había cambiado de parecer sacó rápidamente su dedo del conejito mojado de Amanda.
¿Algo mal querida?, pregunto Juan.
Nada querido, sólo que necesito seguir estos mapas. Amanda, ¿te importaría sentarte en el regazo de tu padre? Así mis papeles no se arrugarán.
Amanda asintió. Mientras la niña recogía sus lápices, Juan aprovechó para desabrocharsus pantalones.
Amanda después de sentarse en el regazo de su padre continuó coloreando. Estaba inclinada hacia adelante absorta en su libro de colorear cuando notó la verga de su padre poniéndose dura entre sus piernas. Juan estiró repentinamente sus piernas, lo que hizo salir su dura verga fuera de sus pantalones, quedando entre las piernas de Amanda. La niña con las piernas una a cada lado de las de su padre, sentía la verga de su padre golpear rítmicamente contra su conejito, podía notar la punta de su enorme nabo contra su estómago bajo la falda.
Después de un par de minutos de tener su verga en contacto con el conejito mojado de la niña, Juan tiró a su hija hacia arriba y le dijo que se inclinara hacia atrás para aliviar la presión de sus piernas.
Amanda obediente como siempre, se inclinó hacia atrás y dejó a su padre ajustarla en su regazo. Juan levantó a su hija para arriba mientras sentía lentamente su verga resbalar hacia abajo por su estómago hasta que estuvo a la altura justa de los labios del coño de la niña. Entonces él le dijo que permaneciera así un rato. Amanda respiró profundamente al sentir la presión de la enorme y dura verga de su padre contra los labios de su conejito. Sabía lo que iba a pasar.
María miró a su hija y le pregunto si pasaba alguna cosa. Amanda que no deseaba ser un problema dijo que no a su madre con cara de resignación e hizo ver que coloreaba.
Mientras tanto, Juan separó las piernas para abrir más los muslos de Amanda. Y mientras separaba sus piernas, sintió los labios de la vulva de su hija extenderse alrededor de la punta de su verga. Levantó sus caderas lentamente hasta sentir su grueso glande rodeado totalmente por el conejito de la niña.
La respiración de Amanda se aceleró mientras sentía que la verga de su padre partía su conejito, pero actuada como si nada pasara.
Juan dejó escapar un gemido ahogado al notar lo apretado del chochito infantil de su hija. Él la sostuvo para dejar que su estrecho agujerito se acomodara a su gruesa polla.
Amanda que estaba en una posición estirada intentó tensar sus piernas para evitar que le entrara más ese miembro, pero al cabo de un ratito se cansó y las acabó relajando.
Conforme sus piernas se fueron cansando, la niña se fue destensando y dejándose caer gradualmente sobre la dura polla de su padre. Juan sintió que las piernas de Amanda se relajaban y empujó lentamente hacia arriba hasta que noto la agradable sensación de la vaginita de su niña abrochando firmemente su verga. Juan levantó a Amanda con suavidad para dejarla caer nuevamente sobre él y sintió que otros dos centímetros de polla resbalan dentro del estrecho y lubricado conejito. Juan quería saber cuánto era capaz de acoger el pequeño cuerpo de su niña en su interior, así que colocó sus manos bajo las piernas de su hija y la levantó hasta que su pequeña vulva quedaba situada justo sobre la punta de su polla.
Amanda, deja que te saque de encima de esta pierna, que se me duerme…
María miro disimuladamente con una sonrisa al darse cuenta de lo que Juan estaba a punto de hacer.
Amanda contuvo su respiración cuando sintió a su padre levantarla sobre su verga, se alegraba de que estuviera oscureciendo y su madre no podía ver lo que ocurría.
Amanda se sentía incomoda porque su papá hacía eso delante de su mamá. Juan consiguió con éxito embutir unos diez centímetros de su nabo en ella. Como no deseaba lastimar a su pequeña chiquilla, la iba bajando lentamente sobre su verga.
Notaba como su grueso aparato iba separando los labios del inmaduro conejito que se adaptaban firmemente alrededor de su enorme polla. Juan gimió cuando sintió que tres o cuatro centímetros más se alojaban en el pequeño coñito. Amanda aguantaba estoicamente el sentirse totalmente separada por el instrumento de su padre. Él consiguió meter dieciocho duros centímetros de polla en el apretado y minúsculo conejito de su hijita antes de llegar a bajarla del todo.
Amanda estaba asustada y se sentía incapaz de moverse con un pedazo de carne tan grande dentro de su cuerpecito. Ella se sentía partida, como si su vaginita hubiese sido abierta de par en par. Juan mantenía su verga enterrada profundamente en el vientre de la niña, ella era tan estrechita que él no se podía mover. Después de un rato intentó mover su polla dentro del coño de Amanda pero no pudo porque el conejito de la niña estaba cerrado firmemente alrededor del inmenso miembro. Juan intentó retirar su verga pero Amanda gruñó y él supo que estaban enganchados y que no se podría retirar de dentro de su hija hasta que no se corriera y perdiera la erección.
Al cabo de quince minutos Juan se dio cuenta que no podría correrse con el conejito de Amanda firmemente cerrado alrededor de su polla y se quedó inmóvil esperando perder la erección, aunque la excitación de tener su pene de adulto, de un tamaño más que respetable, empalado casi totalmente en el cuerpecito infantil de su inocente hija se lo impedía. María se preguntó por qué Juan había parado de moverse, así que tan pronto como pudo se detuvo en un área de descanso y le pidió a Amanda que fuera a sentarse con ella.
No puedo mamá… dijo la niña cabizbaja.
Amanda comenzó a llorar y su madre le preguntó qué era lo que pasaba.
Te enfadarás conmigo… sollozó Amanda.
Te prometo que no me enfadare…
Amanda miró tímidamente hacia su regazo, mientras gruesos lagrimones resbalaban por sus coloradas mejillas.
¡Oh, vaya!… dijo María.
Fue deslizando poco a poco su mano bajo la falda de Amanda hasta que notó la suave vulva de su hija separada grotescamente alrededor de la gruesa polla de su marido.
Parece que estamos enganchados, cariño… dijo Juan con una inocente sonrisa.
María no pudo aguantarlo y se puso a reír a carcajadas. María hizo que Juan reclinara su asiento hacia atrás y rodeó con la mano la base de la polla y comenzó a tirar suavemente de ella para sacarla de su encierro, intentando no hacer daño ni a su marido ni a su hija. Al final empezaron a salir dos o tres centímetros. Amanda se alegró cuando sintió el miembro de su padre comenzar a resbalar hacia fuera y comenzó a subir de su regazo para que acabara de salir. Entonces su madre le ordenó permanecer quieta.
María explicó a Amanda que sería conveniente dejar el pene de su padre dentro de ella y que incluso sería mejor si se deslizaba hacia arriba y hacia abajo a lo largo de él.
Amanda creyó a su madre y puso sus manos sobre el regazo de su padre para apoyarse y, con ayuda de su madre, lentamente se incorporó hasta que sólo la punta de la polla de su padre entraba en ella. Poco a poco dejó que su vaginita se acostumbrara, hizo una profunda inspiración y dejó caer su coñito por el propio peso de su cuerpo sobre el eje de la verga de su padre. Lo sentía tan grande dentro de ella.
Juan estaba en el cielo, desde su posición veía el pequeño y lindo cuerpo de Amanda y como su enorme polla iba desapareciendo en el vientre de su hija. Al mismo tiempo que la niña se dejaba caer sobre su verga, Juan comenzó a levantar sus caderas para arriba para empalarse mejor en el apretado coño infantil. Notó como el conejito de su hija cedía y la asió alrededor de las caderas y empujó cada centímetro de su dura verga en su vagina. Cuando tuvo sus veintiún centímetros dentro de su hija, no pudiendo aguantar más, empezó a eyacular grandes chorros de semen en lo más profundo del coño de Amanda en un increíble orgasmo, bombeando hacia el útero de la pequeña la misma leche que años antes le había dado la vida en el vientre de su madre.
La niña estaba perpleja cuando los veintiún centímetros irrumpieron en su conejito, ella se intentaba librar pero su padre la sostenía bien agarrada contra él. La pequeña sintió la polla de Juan palpitar dentro de su vientre, y después notó una humedad cálida y viscosa que fluía por sus muslos. Amanda se quedó inmóvil, sentada sobre la verga de su padre mientras notaba como se iba aflojando dentro de ella. Finalmente María la quitó de encima de su marido y le preguntó si se sentía mejor. Amanda asintió sin mucha convicción, mientras su madre observaba lo dilatada y enrojecida que estaba su pequeña vulva sin pelos, rebosando semen.
Siéntate sobre esta toalla para no manchar el coche… le mando… y no cierres las piernas o te escocerá otra vez la rajita.
María le dio un tierno beso a su marido y se dispuso a continuar el viaje hacia la cabaña donde iban a pasar sus vacaciones, mientras éste se disponía a dormir, exhausto después de ese tremendo orgasmo.
Amanda estaba confundida…
Fin

Aprendiendo a nadar
13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitos, LGBTQ+
Yo tendría unos once casi doce años cuando sucedió esto que les voy a relatar. Era un poco alto para mi edad, de cuerpo rellenito, buena cola, según me decían algunos compañeros míos, los que me la palpaban de vez en cuando, cosa que yo aceptaba con agrado y les respondía con una sonrisa quedándome quieto y dejándome hacer.
Teníamos un amigo que era mayor que nosotros, de unos dieciocho años, robusto, corpulento, al que también la gustaba acariciar mi cola, sólo que éste se detenía siempre un poco más, y como a mí me gustaba, buscaba siempre que me la tocara, cosa que me agradaba mucho. Era verano y mi pueblo natal estaba a las orillas de un muy lindo río, de aguas no muy profundas, al que íbamos a bañarnos y disfrutar del mismo. Allí nos tocábamos un poco dándonos algunos apretones, pero la cosa no pasaba de eso. Un día este amigo que ya les mencioné, me preguntó si sabía nadar, y como le contesté que no, me propuso enseñarme a hacerlo un día que estuviéramos solos. Muy pronto llegó ese día, y me llevó a unos arenales apartados para así estar más tranquilos, según me dijo.
Yo usaba unos pantalones de baño muy ajustados, según la moda, lo que hacía resaltar aún más mis redondas nalgas, y él también, por lo que se le podía notar un importante bulto en su parte delantera.
Bueno, me dijo... vamos al agua.
Y allá enfilé adelante y él se colocó detrás de mí sobándome las nalgas.
¡Qué linda cola que tienes!, decía mientras me la acariciaba.
Yo lo dejaba hacer porque me gustaba eso.
Tienes que aprender primero a zambullirte, me dijo, y tienes que hacer así.
Entonces me tomó de las caderas, poniéndome de espaldas, y me apretó contra su cuerpo. De inmediato sentí una cosa dura entre mis nalgas, y me apreté más contra ella. Se movió cuatro o cinco veces y me empujó fuerte con su pelvis, tirándome hacia adelante y haciéndome zambullir en el agua. Cuando salí a la superficie, volvió a tomarme por la espalda haciéndome lo mismo, y así varias veces. Cuando yo emergía, ya me ponía de espaldas a él y echaba mi cola hacia atrás, buscando su bulto. Me estaba gustando el jueguito aquel... hasta que en una oportunidad me abrazó fuerte contra él, movió su cuerpo, y entonces pude sentir algo duro y caliente que se deslizó entre mis piernas sobresaliendo hacia adelante. Ya no me soltó más, sino que me abrazó más fuerte y comenzó a moverse hacia atrás y hacia adelante. Cuando sentí eso, apreté un poco mis piernas y sentí los quejidos que daba cerca de mis oídos, mientras lo acompañaba en sus movimientos. Sus manos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo de una manera muy tierna mientras besaba mi cuello y mi espalda, murmurando cosas que no le entendía muy bien. Yo me apretaba más contra él... era muy lindo aquello.
Pronto me bajó el pantalón de baño un poco, y yo lo bajé hasta mis rodillas, entonces sí pude sentir el roce de su enorme verga entre mis nalgas y entre mis piernas.
Acariciando entre mis nalgas, de pronto sentí que puso un dedo en mi culito, virgen aún, y empujo... con el agua empezó a entrar, y aunque me dolía un poco, me gustaba bastante, entonces di un empujón y el dedo entró casi todo, pero junto con ese dedo pronto vino otro más y luego otro... yo apretaba los labios pero me dejaba hacer, ya que lo estaba pasando de maravillas. Con una mano le agarré la verga y me llevé una sorpresa enorme, ya que era larga y gruesa. No me daba la mano para tomarla toda, de tan gruesa que era. Estaba dura como una piedra. Nos seguimos acariciando así, hasta que me hizo inclinar hacia adelante, y sentí la cabezota de su verga punteando mi culito. Estando así, me tomó de las caderas y empujó con su pelvis hacia adelante... ¡qué dolor!... su verga comenzó a perforarme poco a poco:
primero la cabeza, luego otro pedazo, luego otro y otro hasta que me la metió hasta el tronco... yo gritaba como loco y él me tapaba la boca con una mano mientras me abrazaba de la cintura tirándome hacia atrás. Cuando ya estuvo toda adentro, se quedó quieto y me consolaba para que no llorara, del dolor que sentía. Con caricias y palabras, me hizo relajarme hasta que yo mismo me moví un poco, empujando más hacia atrás para que entrara más todavía. La sentía por mi estómago, empujando mis intestinos hacia arriba. Era una pija inmensa y yo la tenía toda adentro. De a poco se empezó a mover, acelerando cada vez más, tomándome con las dos manos de las caderas, de la cintura de los hombros y hasta del pelo, dándome cada vez más duro y más rápido. La sacaba hasta la punta y la volvía a poner entera. Ya no sentía dolor, sino un gusto enorme, por lo que lo acompañaba en sus empujones, moviendo mi cuerpo atrás y adelante. Mis gritos ya no eran de dolor, sino de placer, y él decía cosas casi incoherentes.
¡Negrito divino, qué culo hermoso!... ¡pareces una hembra!... ¡muévete así putito mío! ... ¡dale, dale así, que me acabo!...
Hasta que en unos últimos empujones, me la metió más adentro aún, y pude sentir adentro mío, como su verga se inflaba y se desinflaba soltando chorros calientes en el fondo de mi desvirgado culo. No eran gritos los que daba, sino alaridos mientras se acababa. Parecía que me iba a reventar por lo fuerte que me apretaba contra él. Poco a poco fue aflojando su abrazo y su verga, ya más blanda, comenzó a salir de adentro de mi culo dolorido. Era hermoso sentir el agua correr por mi cuerpo, el que se volvía más resbaladizo al estar sumergidos con sólo la cabeza fuera del agua. Me soltó y toqué el fondo nuevamente, ya que mientras me tuvo ensartado en su hermosa verga, estaba como en el aire, aunque estaba en el agua. Me acarició todo nuevamente mientras me decía.
¡Qué culito!... ¡qué divino que estás!... ¿te gustó?
Sí, me gustó mucho, le dije, pero me vas a tener que seguir enseñando a nadar, porque aprendí otra cosa y a nadar no.
Todas las veces que vos quieras, me contestó.
Nos acomodamos los pantalones de baño y salimos a la orilla. Me temblaban las piernas y las nalgas. Nos quedamos tendidos en la arena un rato y luego de descansar un poco, comenzó a acariciarme y a besarme de nuevo, por lo que nos desnudamos y volvimos a entrar al agua. Me puso de frente a él y me abracé con mis piernas a su cintura, tomé su verga, bien dura de nuevo, la puse en la entrada de mi culito y me dejé caer en ella... ¡ah!... de un solo empujón me la metí hasta los huevos otra vez...
y así, entre quejidos, jadeos, besos y empujones, me echó un segundo polvo bien adentro mío, mientras esta vez me acabé apretado contra su vientre. Ya no dábamos más, por lo que salimos del agua, ya casi de noche, nos vestimos y nos fuimos. Y así empezaron mis clases de natación, las que duraron todo el verano, todos los días.
Cuando terminó el verano, nos seguimos viendo en su casa, gozando cada vez más.
No aprendí a nadar, pero sí a coger con todo. Fue mi primer hombre y el que me hizo más feliz de todos los que pasaron después por mi cola, aunque a todos los disfruté enormemente, y hasta el día de hoy lo sigo haciendo, aunque sigo sin saber nadar...
Fin

Un día de pesca
13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Hoy ha sido un día muy raro. Como ya te he contado en días anteriores hoy era el día en que por fin papa me llevaría a pescar con la barca de los vecinos. Y eso ha hecho.
Pero como ha sido todo tan extraño intentare contarlo poquito a poquito.
Papa me ha levantado muy temprano, cuando apenas había amanecido. Tenía tantísimo sueño entonces que prácticamente ha sido el quien me ha vestido. Ahora que lo pienso me hace mucha gracia recordar lo torpe y patoso que es.
El pobre ha tardado un buen rato en quitarme el camisón y ponerme las braguitas y el vestido lila de tirantas. Sus manos grandotas y ásperas recorrían mi cuerpo una y otra vez sin atinar a colocarme las prendas en condiciones.
El camino hasta el lago me lo he perdido, porque iba frita sentada en el asiento de mama. Luego, mientras papa revisaba la barca y me ponía el bikini han empezado las cosas raras. Porque la parte de arriba no estaba en la bolsa, y yo estoy convencida de que la guarde ayer. Cuanto más lo pienso más me creo que ha sido una broma pesada de mi hermana, que estos días está la mar de tonta.
No sabía lo que hacer, y estaba a punto de llorar de rabia. Pero papa, muy comprensivo, me ha dicho que en la soledad del lago nadie nos podría ver, y que si le prometía no contárselo a nadie me dejaría estar sin la parte de arriba. Yo acepte encantada.
La barca era muy pequeña, con un solo asiento junto al motor, pero era una cucada.
Papa me hizo sentar en su regazo, para que no me cayera, y nos adentramos en el lago.
Estaba en la gloria, saltando sobre las olitas, y sintiendo la brisa en la cara. Papa me cogía de la cintura para que no me cayera y se reía mucho de mis grititos cuando saltaba y giraba con la barca.
Para pescar escogió una esquina muy resguardada, junto a un acantilado precioso y con muchas ramas cerca que nos tapaban de la lejana orilla del frente. Era un sitio divino.
Ahora que estábamos quietos podía notar, como otras veces, el enorme bulto que hacia su cosita bajo mi culo. Pero esta vez podía sentir incluso su calor a través del bañador.
Tuve que disimular y fingir que jugaba con el agua para no reírme ante el apuro que paso luego, cuando se puso a hacer pipí mientras terminaba de preparar la caña.
De reojo pude volver a ver como su gordita manguera echaba el pipí. Lo cierto es que aún me asombraba el enorme tamaño de su cosa. Pero supongo que eso es normal.
Luego me volví a sentar en su regazo, ya con la caña en las manos. Aunque prestaba mucha atención a sus explicaciones no podía dejar de pensar en el gran bulto que tenía debajo y que parecía más duro y rígido que antes.
Pronto empecé a pescar y, mientras esperaba que picaran, charlaba con el de mil cosas diferentes. Cuando al fin pico el primero papa se emocionó aún más que yo. Gritaba sus consejos y palabras de ánimo como si estuviera en la luna, agitándose tan nervioso que pensé que volcaríamos la barca. Para evitarlo, mientras agarraba la caña con una mano me sujetaba con la otra. Pero con los nervios se equivocó y me cogió una tetilla en vez de la barriga. Yo estaba tan concentrada intentando recuperar el pez sin que se me enredara el carrete que no le dije nada.
Papa estaba frenético, me animaba y adulaba sin parar mientras su manaza me estrujaba el pecho sin descanso. Estuvimos así un buen rato hasta que el final capture mi primera pieza. No era tan grande como parecía, pero me sentí dichosa.
A lo largo de la mañana pesque otras dos piezas, una bastante grande. Y las dos veces papa me sujeto del mismo sitio. Supongo que por comodidad.
Había sido una mañana tan emocionante que después de darnos un baño y comer los emparedados me quede dormida en su regazo, acurrucada contra su velludo pecho.
Un buen rato después, cuando me desperté, me sorprendí al notar como las dos manos de papa recorrían mis tetitas. Le pregunte que hacía y el me contesto que poniéndome crema para que no se me quemaran. Le di las gracias porque lo cierto es que tenía los pezones de punta y sentía un extraño picor en ellos, que era una mezcla de gusto y calor bastante rara. Decidí darme otro bañito, con lo que el curioso calorcillo menguo.
Luego fue papa el que se quedó traspuesto, por lo que procure no moverme mucho para no despertarlo. Como estaba aburrida me puse a jugar con las lombrices, aunque sé que papa me ha regañado varias veces por hacerlo. El no entiende lo divertido que es sentir su tacto húmedo y resbaladizo, y ver como se deslizan entre los dedos.
Pero tuve tan mala suerte que mientras tenía un puñado de ellas sobre la barriga un bicho molestara a papa, despertándolo de golpe. En un movimiento reflejo las escondí dentro del bikini, dado que no me daba tiempo de echarlas de nuevo al cubo.
Papa empezó a charlar conmigo, pero yo no le prestaba mucha atención, pues sentía a las lombrices deslizándose chichi pelona de niña de 8 años, y me hacían unas cosquillas terribles. Como tenía las piernas separadas por encima de las de mi papa, al cabo de un ratito note como algunas empezaban a meterse dentro de mi cuevecita.
Tenía tanto miedo de la regañina de papa que aguante todo lo que pude. Pero las raras cosquillas que me hacían por dentro me obligaban a removerme inquieta sobre el regazo de papa. Encima su bulto me parecía cada vez más grande y duro, por lo que cuando me meneaba se me clavaba aúnmás en el trasero.
Cuando las cosquillas se hicieron insoportables no me quedo más remedio que confesar a papa lo que había hecho. Para mi sorpresa no solo no me riño sino que me acomodo con mucho cuidado en la banqueta y se arrodillo frente a mis piernas abiertas para encargarse el mismo de librarme de los gusanos.
Estaba tan avergonzada que me recosté del todo en la banqueta, cerrando los ojos para no ver como papa se deshacía de los incómodos gusanos una vez que me hubo quitado el bikini para lavarlo. Teniendo en cuenta las manazas que tiene fue la mar de cuidadoso conmigo, metiendo con mucho cuidado sus dedos dentro para sacarlos a todos. Yo tenía la respiración cada vez más agitada y sentía un gustillo terrible en la almejita. Que se hizo casi insoportable cuando papa pellizco mi botoncito con dos dedos mientras movía el resto cada vez con más velocidad.
Al final no pude más y gritando hice como pipí, pero sin llegar a orinar. Fue algo muy extraño y que me dejo totalmente agotada. Como papa ya había terminado le di las gracias y me gire en la butaca, quedando boca abajo y bastante espatarrada.
Papa, dulce y cariñoso, empezó a acariciarme la espalda con mucha suavidad.
Estaba prácticamente dormida cuando sentí que su mano había descendido hasta llegar a mi culito, donde estuvo largo rato hurgando sin parar. Cuando le pregunte que hacia me respondió que preparándolo para darle crema. Al escuchar sus jadeos supuse que le costaba abrir el bote, y estaba a punto de darme la vuelta para ayudarle cuando note que unos espesos chorros de crema me caían en el trasero. Papa repartió la crema con su mano, y con mucho cariño, hasta que me queda dormida del todo.
Lo último que vi antes de dormirme fue el bote de crema a mi lado, junto al motor. Así que me quede frita pensando en qué clase de crema me habría puesto papa entonces.
Al despertarme todavía notaba curiosas sensaciones en mi irritada intimidad.
Me dio un poco de apuro ver que papa había estado todo el tiempo arrodillado junto a mí, quedándose también traspuesto usando mi culito como almohada.
Solo me queda por decir que mientras mi hermana me ayudaba a ducharme pude ver en sus ojos que la corroía la curiosidad, pero como le prometí a papa no le conté nada.
Fin

Enseñanzas mutuas
13 de noviembre de 2024 en Incesto, Relatos SDPA, Jovencitas
Yo conocía en ese entonces a muchas niñas, ya que era profesor de ingles de una escuela cercana a mi casa. Las niñas siempre fueron mi debilidad, pero yo no empecé a notarlo sino hasta cuando entré al salón por primera vez.
Como estaba por fechas de verano, las niñas estaban con ropas muy ligeras, algunas con minifaldas, otras con shorts. Sin darme cuenta empecé a calentarme con esas piernas, con esos ombliguitos, además que las niñas eran coquetas en todo momento. El colmo para mi desborde fue cuando una mañana al salir del colegio tras haber terminado las clases, pase por el patio para salir por la puerta auxiliar. Allí vi. En el centro una piscina armable, y a varias niñas dentro. Saben que cuando la ropa esta mojada se puede ver prácticamente todo, como si esta fuera transparente. Yo miré culitos apetecibles, rajitas deliciosas, las piernas, los senos en desarrollo de alguna de ellas, los pies pequeñitos…
Mirando toda esa delicia creo que es comprensible ser tan débil con ellas.
Algunas de las niñas que ya me conocían me saludaban, y al pasar al lado de la piscina me empezaron a tirar agua jugando, a lo que yo solo respondí con una sonrisa disimulando mi estado de hambriento por ellas, y seguí caminando hacia la puerta.
Una noche ya en mi casa y en mi cuarto, por primera vez empecé a fantasear con una niña. Tendría 8 años. Muy linda. Flaquita, sonriente, con voz algo ronquita, muy coqueta. En esas fechas calurosas siempre la veía con una minifalda delgadita, y con medias cortas. Toda su pierna era siempre devorada por mis ojos. Lamentablemente no siempre se sentaba adelante, por lo que también miraba a otras niñas. No todas eran bonitas, ni sueltas al vestirse. Llevaban buzos, pantalones, pero yo prefería naturalmente a las que eran menos tímidas.
Como yo suelo ser muy cariñoso con las niñas, a veces estaba acariciando la espalda de alguna niña que se acercaba a mi escritorio, o también pasaba mis manos por sus cabellos o barriguita. Pero nunca me atrevía a posar mis manos en algún lugar mas conveniente, para mí claro, pero una tarde en la que estaba evaluando a las niñas se me acerco aquella niña de las hermosas piernas. No había salido bien en el examen, y me estaba pidiendo una oportunidad de aprobarlo. No se si con intención o no, pero pego su cuerpo bien al mi. Yo con mi brazo acariciaba su espalda, explicándole que si le tomaba un nuevo examen a ella tendría que tomárselo a todas las que habían salido mal, y eso es algo que no me permiten desde la dirección, y que no era justo que solo le tomara uno a ella.
Tras esto ella me abraso, pidiéndomelo con más insistencia. Su rostro se acerco bastante al mi por lo que estábamos a solo centímetros.
Estaba luchando con todas mis fuerzas por evitar comerme sus labios, pero fui derrotado cuando ella puso sus labios sobre los míos. Solo fue un piquito, y siguió tratando de convencerme como si nada. Fue entonces cuando decidí bajar mi mano, y tímidamente la puse sobre una de sus nalgas.
Está bien, le decía, voy a ver como puedo hacer para darte otra oportunidad sin que se enteren de la dirección, pero tendrás que evitar contárselo a tus amigas, pues ellas también me pedirán lo mismo y me meteré en problemas. Ahora ya tras ver que ni se inmuto con mis manos en sus nalgas se las acariciaba con mas soltura, mientras que con mi otro brazo acariciaba su torso delantero, pero sin atreverme aún a subir a sus senos. Eran dos bolitas pequeñas, se las había visto también en la piscina, una tarde cuando pase por ahí al salir.
Como todavía tenia que entregar las notas el día lunes, era jueves en ese entonces, decidí no hacer aquel examen en el momento, sino hacerlo a su tiempo. Esperaba una ocasión en la que como aquel DIA, quedáramos solos ella y yo.
El viernes le pedí que viniera el sábado y se quedara a esperarme cuando terminara mis clases con los mayores. Como en vacaciones el colegio tenía otros servicios como gimnasio, piscina y demás, no sospecharían nada si ven a la niña un día en el que no recibía clases. Mientras le decía como sería el examen ella se puso a acariciar mis piernas, a veces subiendo demasiado y estar a unos pocos centímetros de mi pene, pero no le di más importancia ya que pensé que era casual.
Luego se sentó en mis piernas durante un rato hasta que la aleje. Tenía miedo que entrara algún otro profesor o encargado del colegio, y no era esta una conducta buena de un profesor con una alumna.
Diciéndole que ya me tenía que ir me levante y me retire. Pasando claro, por el patio para ver a las niñas que se remojaban al sol en la piscina portátil.
Al DIA siguiente mis planes se vieron modificados por el azar, pues tuve que tomarle el examen antes de empezar las clases con los otros chicos mayores, y no al final como lo tenía pensado.
Resultó que llegué temprano como siempre para preparar las clases, soy un profesor responsable, jajaja. Y encontré a Danielita en el salón, jugando con un game de esos pequeños que funcionan a pilas. Tras sorprenderme de verla tan temprano pues eran las 10.30 más o menos, me contó que no tenía nada que hacer en su casa y había quedado en jugar en la piscina con sus amigas, y las estaba esperando.
Bueno, pero estudiaste esta vez me imagino. Le pregunte y ella me respondió diciéndome que acababa de leerse todas las lecciones antes de salir al colegio. Pensé entonces que lo mejor seria tomarle el examen rápido, antes que se olvidara todo lo leído. Además la mente esta mas fresca antes del medio día, así que tras estar ella de acuerdo le entregue las hojas y le di 50 minutos para que me las devolviera.
Yo mientras preparaba mi clase, deseando que no llegara ninguno de los alumnos al salón, pues ya los escuchaba afuera conversando, pero por suerte para Daniela nadie entro. Además ella termino el examen antes de lo previsto, por lo que mejor para mí y para ella. Esta vez logro aprobar, con buena clasificación encima. En fin, me dije, asunto terminado, y sin complicaciones.
Di la clase con tranquilidad, con la conciencia tranquila de haber ayudado a una niña que no era mala alumna, pues así lo había demostrado en el segundo examen, sino quizás una niña distraída. ¿Que niña a esa edad no lo es?
Pero la sorpresa me llego al terminar las clases. Era ya la 1pm, y mientras los alumnos se retiraban a sus casas vi. A Daniela entrar al salón con ropas mojadas. Tras acabar también el horario de juegos ella salió de la piscina y así, sin cambiarse se vino al salón. Me agarro ya casi a punto de salir, y me sorprendió verla en ropa tan ligera, y enzima mojadita. Mi compañero entre mis piernas se animo en seguida. Lo sentí levantarse rápidamente, preparándose para algo que no debía de ocurrir.
La niña se me apegó bien, mojándome con su ropa húmeda, y me pidió que le hiciera otro favor.
El favor era tomarle un examen de recuperación a dos de sus amigas, que también habían salido mal. Le dije que no, y que no les dijera nada, que no quería complicaciones. Pero ya era tarde. La muy pendéja les había contado, y sus amigas no tardaron en entrar al salón, y al poco rato tenia a las tres encima mi suplicándome por sus exámenes. Mis manos se pasearon por el cuerpito de Danielita, que mojadita estaba mas rica que cualquiera de las modelos famosas de TV, y por el cuerpo de las otras niñas que andaban por ahí en edad con Daniela. Las otras dos ya estaban cambiadas, pero eso no les quitaba lo buenas que también estaban.
¡Hacemos lo que usted nos pida! dijo la mas pequeñita de las tres al ver que yo no daba mi brazo a torcer. Con una de mis manos acariciando las piernas frescas de Danielita empecé a pensar en alguna solución que las beneficie. Les explicaba que ya el lunes tenía que entregar los exámenes, y que no quedaba tiempo. Ellas no habían estudiado y por eso tampoco podía hacerles el examen ahora, y domingos yo no pasaba por el colegio. Daniela se acomodo mejor sobre mis piernas, y una de las niñas tras pensarlo por un rato me dijo que las aprobara nomás. Nosotros estaremos en deuda con usted, haremos lo que nos pida. Pero, y acercándose de nuevo me abraso y pidió que por favor las aprobara.
Suspiré, y subí mis manos por las piernas hasta quedar casi al lado de su sexo, del de Daniela, y quede en silencio. La otra niña se sentó en el suelo y empezó a pedirme por favor, mientras movía mi pierna izquierda, animando a las otras dos a moverse también, tratando de convencerme. Y no pude más. Les dije que las aprobaría, pero que estaban en deuda conmigo.
Mande a Daniela a que se cambiara, y me quede con las dos niñas. Les pregunte sus nombres, pues entre tantos alumnos que tenia no era raro que me olvidara del nombre de ellas. Valeria y Carol, tenian 7 y 8 años.
Mientras conversaba sentado en mi silla con ellas, las niñas estaban sentadas en el suelo a mis lados. Note un comportamiento confuso para mi, pues en varias ocasiones Valeria, la que me había dicho que harían lo que yo les pidiera a cambio de aprobarlas, puso distraídamente según yo, sus manos en mi pene, y tras uno o dos segundos de moverlas las retiraba. Pero cada vez que yo la observaba me parecía ver que me guiñaba el ojo, o que mostrara la lengua entre sus labios, o me miraba también y me sonreía.
Notaba cierta sensualidad en ella, y eso me dejo confuso durante un tiempo. Luego la otra niña se fue, y me quede con Valeria. Me disponía a levantarme para también retirarme, pero la niña se levanto y quiso sentarse en mis piernas, para lo que se apoyo en mi pene para levantarse y situarse sobre mí.
Juro que sentí sus manos apretar mi tronco mientras ella trato de sentarse en mis piernas, sentí como sus dedo se serraban alrededor de mi pene, y tontamente la rechace diciéndole que tenia ya que irme.
Fin

La depravación de una madre, Parte 01
13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Incesto, Exhibicionismo
María estaba dispuesta a no perder la granja. Por lo que se dispuso a vender la mercancía de cualquier manera, que con tanto esfuerzo los trabajadores se habían esforzado en producir. En la mañana reunió a sus hijos antes de salir para el colegio y les dijo que ella se iba a encargar de los negocios de su difunto esposo, entonces encargo a Juanita para que cuidara a sus hermanos mientras ella no estaba en casa.
Después que María quedo sola, se dispuso a vestirse para salir a su primer día de trabajo, fue al closet y saco sus vestidos negros que había comprado para guardar el luto. Todos eran del mismo modelo por lo que tomo uno y se lo puso, entonces fue al espejo, el vestido era de una tela suave y se ajustaba a su cuerpo pero la falda estaba por debajo de las rodillas, y cerrado al cuello. Ella solo había usado estos vestidos en el funeral, desde entonces no había salido de la casa. Ella se quitó el vestido, y rápidamente le hizo algunos arreglos en la máquina de coser. La costura era su hobby desde pequeña, su mamá era costurera y le había enseñado, ella disfrutaba cociendo. Después de hacer los arreglos se lo puso, se miro en el espejo y sonrió, tomo el maletín y salió. Cuando llego al primer negocio ella estacionó la camioneta, y después de acomodarse su vestido y calzarse con unos tacones altos, entro al local. El lugar estaba vacío a esta hora y un jovencito como de la edad de Pedrito estaba acomodando algunas verduras. María se dirigió donde estaba el niño, que no apartaba la mirada de ella, un cosquilleo recorrió el cuerpo de María, entonces dibujo una sonrisa y sensualmente dijo:
"¿Buenos días hijo, cómo te llamas?"
Sin apartar la mirada de la hendidura de las tetas de María, respondió
"Pedro, señora."
María estaba consiente donde estaba fija la mirada del niño, entonces ella bajo su mirada y notó que las mitades de los globos de sus tetas estaban a plena vista y parecían que luchaban por salirse, después disimuladamente miro la horca del muchacho y pudo notar un pequeño bulto, en vez de sentirse avergonzada ella empezó a sentir un cosquilleo de excitación que recorría su cuerpo, añadió:
"¿Qué edad tienes, hijo?"
El niño estaba incomodo porque noto que la señora no apartaba la mirada de su horca, rápidamente dijo:
"Trece señora"
"Uhm, Justo mi hijo también se llama Pedro y tiene trece años como tú. ¿Donde está don Manuel?"
"En el almacén haciendo inventario, si usted lo busca yo lo puedo llamar."
"¿No es necesario, será que puedo pasar al almacén para hablar con él?"
"Puede pasar. El almacén está detrás de aquella puerta." Señalando al fondo.
"Gracias cariño. ¿Por qué no estás en la escuela?"
"Hoy no fui porque tuve que ayudar a mi abuelo aquí en la tienda, él necesitaba hacer el inventario y no tenía a nadie que atendiera la tienda mientras tanto."
"¿Donde estudias?"
"En el colegio Santa María, octavo año."
"Qué casualidad mis hijos también estudian en el mismo colegio y mi hijo Pedro también está en octavo."
"Yo conozco a Pedro, él y yo somos buenos amigos."
"Bueno yo le diré hoy que te conocí. Voy a ver a don Manuel. Chao."
Alejándose del muchacho, mientras se dirigía a la puerta del almacén el niño se quedo mirando como aquella voluptuosa mujer meneaba su trasero. María atravesó la puerta y llamo a Don Manuel. Cuando escucho un "sí", como respuesta al fondo, y la bulla de algunas cajas, ella dijo: "Soy la señora María, la viuda de José, que le vendía mercancía. ¿Puede atenderme un momento?"
"Lamento la muerte penosa de su esposo en ese accidente. Pase hasta aquí porque estoy atareado, tengo que hacer todo esto hoy. Por favor acérquese."
María avanzó, al final estaba Don Manuel de espaldas acomodando unas cajas, un hombre de unos 60 años de edad, alto y fornido. Cuando ella estaba a su espalda, aclaro la voz de manera audible, entonces Don Manuel dejo las cajas y se volteo. Don Manuel había visto a María en el funeral, y había quedado impresionado por su voluptuoso cuerpo a pesar que el vestido que llevaba entonces ocultaba mucho de sus encantos. Pero el vestido que llevaba hoy, lejos de ocultar sus encantos los acentuaba: su vestido era negro con falda corta y escasamente llegaba a medio muslo, pero tenía dos aberturas a cada lado que llegaban a la altura de la horca; el vestido estaba ceñida a su cuerpo y hacía resaltar su gran trasero y el plano de su vientre. El vestido era escotado y dejaba ver gran parte de la hendidura de sus grandes tetas, la mitad de sus melones sobresalían claramente a la vista. Rápidamente María noto la mirada descarada de Don Manuel. Ella dejó que él la mirara, y disimuladamente se inclino un poco para revelar más de los globos de sus tetas, mientras le explicaba su situación.
El delantal que llevaba puesto Don Manuel le tapaba el tremendo hard-on. Sin embargo María noto el bulto, mientras se mordía su labio inferior. Don Manuel Dijo:
"Señora; no sé cómo decir esto, pero vino otro proveedor y... bueno yo pensé..."
"Don Manuel no me diga eso, por favor entienda mi situación." Entonces se acerco y apoyo su cabeza y tetas contra el pecho del viejo, entonces empezó acariciando sus pechos, añadió. "Yo estoy dispuesta hacer cualquier cosa, realmente estoy desesperada."
Don Manuel no podía resistir aquella mujer, "dicen que las oportunidades las pintan calvas.í Se quedo allí, sin hacer el menor esfuerzo por alejarse de ella. María prosiguió siendo más atrevida y poco a poco bajo su mano hasta la entrepierna. Dijo: "Si usted me ayuda Don Manuel, yo estaré infinitamente agradecida de usted."
María salió de la tienda media hora después con una sonrisa, y por supuesto limpiándose su boca después de haber chupado y tragado los 25 centímetros de palo de Don Manuel. No solo le había vendido la cuota que normalmente le vendía su esposo, sino que él seguiría comprándole a ella. Claro a cambio recibiría un trato especial.
María regreso a su casa, estaba satisfecha porque no le había ido tan mal en su primer día. Cuando llego, sus hijos ya estaban en casa reunidos en la sala viendo la tv. María inmediatamente noto las miradas de asombro de sus hijos, ellos nunca la habían visto vestida de esa manera. Para ellos su mamá era una madre enchapada a la antigua, con vestidos largos, o faldas que iban más debajo de las rodillas. Entonces Pablito que siempre era muy espontaneo y a veces había recibido una que otra palmada por la boca por soltar las palabras, dijo: "Mamá esta vestida como una puta." Después se tapo su boca, mientras esperaba la manotada de su mamá, con temor. Sus hermanos miraban a su mamá y a Pablito, esperando el momento que saltara sobre su hermano y lo manoteara, sin embargo en vez de eso, María permaneció como si no hubiese escuchado nada. Juanita agrego: "¿mamá porque estas vestida de esa manera?"
Todos los demás hermanos estaban expectantes por la respuesta de su mamá, María respondió: "Niños es mejor que me escuchen y entiendan. Ustedes saben que tu papá que en paz descanse estaba trabajando duro por mantener la granja. Las cosas no estaban muy bien y por eso el se vio obligado a vender los productos lejos. Ya la gente no puede comprar como antes, entonces es muy difícil vender, y cuando se vende quieren pagar un mísero precio. Pero él no se desanimo y lucho duro para poder pagar todas las deudas que se estaban acumulando. Él no quiso vender la granja porque fue una herencia, y si la hubiese vendido escasamente podríamos vivir en un barrio. Además de que iba a trabajar, si toda su vida fue granjero. Por eso yo lo apoye todo ese tiempo. Y yo lo único que he hecho en mi vida es dedicarme a la casa y a ustedes, pero ahora que él no está, que creen ustedes que debo hacer. Pensé que lo mejor es seguir con la granja y asumir trabajo de tu papá, y esperar que las cosas mejoren, entonces podremos contratar a alguien que se encargue de las ventas.
(Después de una pausa agrego) Niños, había días que tu papá llegaba destrozado y deprimido, porque las ventas no eran suficientes para pagar las deudas. Él me decía que había mucha competencia y los clientes eran difíciles de convencer. Entonces esta mañana cuando me vestí con el vestido de luto para ir a visitar a mi primer cliente del pueblo me veía más como una adolorida y desvalida viuda, que daba lástima y no como la agresiva y decidida vendedora. Como yo no tengo ninguna experiencia en ventas, pensé que podría usar mis atributos femeninos y por eso hice algunos arreglos a este vestido. Y a no ser por la decisión que tome hoy no hubiera vendido la mercancía a Don Manuel, pero además logre que él renovara el contrato de nuevo por otros seis meses".
Después que su mamá guardo silencio, Juanita dijo: "Si, bueno mamá pero no te parece que el vestido está un poco, usted sabe..."
"Vulgar, es eso lo que me vas a decir. Bueno déjeme decirte esto jovencita y a ustedes niños, la vida de una mujer es dura en un mundo de hombres. Por eso nosotras tenemos que recurrir a nuestras armas, así como los hombres utilizan las de ellas. Ahora nosotros estamos solos y debemos apoyarnos unos a otros, y además allí tenemos una granja que mantener y trabajadores que dependen de nosotros, y yo le jure a mi difunto José que haría cualquier cosa para conservar la granja. Y créenme esto, no estoy bromeando si yo tengo que ir desnuda a visitar un cliente para vender la cosecha, lo haré. Ese sacrificio no sería nada comparado con todo lo quemi querido José hizo por nosotros."
Los niños nunca habían escuchado a su mamá expresarse de esa manera, en cambió la conocían como una madre estricta que no permitiría ningún comportamiento, que rayara en lo moral. Era la primera vez que alguno de ellos había visto las piernas de su madre, siempre usaba vestidos o faldas y algunas veces batas de casa que siempre llegaban unos centímetros de los tobillos. Ahora no solo estaba vestida con un vestido que mostraba las piernas hasta medio muslo y si cualquiera de ellos era detallista podríaincluso ver parte de sus nalgas, cuando se agachaba, y el top que dejaba al descubierto prácticamente media teta, sin dejar mucho a la imaginación. E incluso hablaba de ir desnuda si el caso fuera necesario.
Patty dijo espontáneamente e inocentemente: "guao mami usted iría desnuda a vender."
María se sentó en el mueble que estaba frente al sofá donde los cuatro niños estaban viendo la tele, y respondió: "Cariño es solo un decir, pero lo que quise decir es que haré cualquier cosa para cumplir mi promesa que hice a José."
Pedrito en un tono un poco más serio dijo: "Mamá pero que, si alguien te dice que vaya desnuda a la tienda. ¿Usted iría?"
"En realidad no lo sé, pero si no tengo otra opción lo haré."
Pablito dijo sin pensarlo. "Me gustaría eso."
"Cállate Pablito" grito Juanita.
"Que te pasa, estas envidiosa. Mami Juanita le gusta andar en el colegió con la falda que casi se le ven las pantaletas, y no me digas que no porque yo te he visto."
"Cállate Pablito"
"Es verdad mami yo también la he visto, y cuando ella y yo estamos solas en la casa, le gusta andar desnuda por la casa."
"Cállate Patty."
María en otro momento ya hubiese, reprendido duramente a sus niños. Pero contrarío a eso, una sonrisa se dibujo en su rostro. Entonces dijo interrumpiendo la discusión: "Ya Juanita. Me parece que este es un buen momento para que todos seamos sinceros. ¿Y tú Pedrito que tienes que decir, has visto a Juanita en esas faldas cortas, también?"
"Casi siempre. Pero casi todas las muchachas del colegio lo hacen y los profesores también lo saben y no dicen nada, incluso hay maestras que llevan unas faldas casi tan cortas como las que ella usa. A mi parece que está bien."
"A mí también, cuando yo era más joven que Juanita, también me gustaba llevar las faldas cortas, justo como juanita cuando no había ningún profesor a la vista. Incluso le voy a contar mi secreto de adolecente. Yo antes de dejar el colegio para ir a la casa iba al baño y me quitaba las pantaletas, y me subía las faldas tan alto como pudiera, e iba a mi casa caminando contorsionando mis caderas para que todos me vieran."
"Guao, mami eso debe ser Cool. Dijo Patty."
"Si que lo es cariño, y por eso digo que ojala un día alguien me rete a ir desnuda a su tienda, yo iría pero necesito que me empujen, porque sola, por mi cuenta, no sería capaz."
"¿Guao, mami usted sería capaz?"
"Sí cariño me siento que puedo hacerlo. Toda mi vida he tenido un sueño de ir por las calles desnuda y que las personas me vean, y me digan cosas obscenas. Eso siempre me ha excitado."
"Guao, mami. Eso es Cool."
"Por eso si Juanita quiere mostrar su cuerpo, me parece bien, no sería justo que yo se lo prohibiera."
"Guao mami. Yo también puedo."
"Si cariño tú también puedes. Además estoy segura que con ese cuerpo vas a babear más de un pervertido. Yo recuerdo que cuando tenía tu edad, los amigos de papá se reunían en casa los sábados en la noche para jugar y tomarse algunas cervezas. Mi mamá no permitía que tú tía Elena y yo usáramos el baño, mientras la casa estuviera llena de hombres tomando cerveza y yendo al baño a cada rato. Entonces nosotras teníamos que bañarnos en el patio con un perolito y sacábamos agua de un depósito donde manteníamos agua para cuando había escases. El patio estaba al frente delporche de la casa donde se reunían mi papá y sus amigos, pero también cualquiera que pasara frente a la casa podría vernos. Mi mamá nos había comprado dos bikinis de dos piezas tanto a Elena como a mí. Mientras nosotras nos bañábamos éramos el centro de las miradas de todos y nosotras durábamos horas allí, mientras nos reíamos de las miradas de todos esos viejos pervertidos."
Juanita dijo: "Mamá el otro día vi a Pedro y Pablo que estaban fisgoneando en la puerta de su cuarto mientras usted se cambiaba, cuando vieron que yo los estaba viendo salieron corriendo a sus cuartos."
Las miradas de Pedrito y Pablito se clavaron en Juanita, mientras Patty miraba a su mamá y a sus hermanos. María rápidamente intervino antes que se formara una discusión: "Sí ya lo sabía, y sé que no es la única vez, yo dejo la puerta sin seguro a propósito, como dije a mi me gustan que me miren. Eso no es de extrañar en jóvenes de su edad. Ellos son curiosos, y las primeras hembras que tienen a la vista son sus hermanas y por su puesto su madre. Yo estoy segura que todos los jovencitos hacen lo mismo en sus casas. ¿Usted no ha estado curiosa por saber que tienen ellos ahí abajo en sus horcas que nostras no tenemos, Juanita?"
Juanita vaciló un momento, entonces respondió: "Bueno e...e...este sí."
"Ve, como yo pensaba."
La conversación seguía mientras el sol se estaba poniendo y la noche ya se apoderaba de la granja, de repente se escucho el ladrido del perro afuera en la perrera. El perro se mantenía amarrado de día, para evitar que fueran a morder a alguien o corriera a la carretera y lo atropellara algún carro. Pero de noche lo soltaban para que cuidara, la casa. María se levantó y salió al porche para ver que estaba molestando al perro. Aunque la oscuridad ya se estaba apoderando, aún se podía ver a lo lejos. No vio nada, aunque el perro seguían ladrando, "Debe ser algún animal suelto que pasoí pensaba, entonces se dispuso a entrar a la casa. En el momento que dio la espalda para entrar a la casa, una mano la tomó por el cabello, y un revolver le hirió la espalda, entonces una voz masculina dijo:
"No haga ninguna cosa tonta si quiere seguir viviendo." Entonces el hombre la empujo adentro. Los niños que aun estaban reunidos esperando a su mamá, quedaron paralizados de miedo cuando vieron que su mamá era empujada por un extraño. El hombre dijo: "Yo no les voy hacer nada si ustedes prometen hacer lo que yo les diga." El hombre empujo a María al asiento donde ella estaba sentada más temprano. Cuando cayó en el asiento la falda se le arremolino en la cintura dejando el dobladillo al borde de la horca, enseñando las mini pantaletas rojas. La mirada de todos se poso sobre su horca. Ella bajo la mirada y se dio cuenta de su exposición vulgar, entonces trato de levantarse un poco para bajar la falda. Pero escucho la voz del hombre: "Quédese donde esta puta. No hagas nada."
Continuará

Trucos de un exhibicionista, Parte 01 (de Janus)
12 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Exhibicionismo
Algunas personas se excitan exponiéndose a las niñas. Si bien la idea fue siempre seductura, prefería algo más discreto que bajarme los pantalones cerca de un parque infantil. Me resulta más emocionante si puedo conseguir que una niña me mire con inocencia, o incluso que toque mi pene. Me pasé un montón de tiempo pensando en formas de hacer esto realidad.

Ariana
12 de noviembre de 2024 en Jovencitas, Incesto, Relatos SDPA
Ariana tenía ya once años; iba al colegio, tomaba clases de ballet y natación, y se había convertido en una preciosa criatura de larga melena oscura, ojos azules y piel de melocotón.

La depravación de una madre, Parte 00 (Introducción)
12 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Exhibicionismo
Las cosas pasaron tan rápido que aún me pregunto cómo me paso esto a mí pensaba María. Se había casado con un hombre veinte años mayor que ella y para ahora tuviera cincuenta y cinco a no ser por el terrible accidente que lo condujo a la muerte. Vivían en una granja a las afueras del pueblo que era propiedad de él, cuando se caso con ella, el matrimonio tuvo cuatro hijos dos hembras y dos varones: las hembras; Juanita y Patty de quince y nueve años de edad y los varones; Pedrito y Pablito de trece y once años. La granja también tenía algunas casas humildes en las afueras que albergaban a trabajadores de la granja y sus familias, casi todas extranjeras.
Entonces de repente vino una crisis económica que afecto toda la venta de la producción de la granja y las facturas empezaron a amontonarse, cuando los proveedores de alimentos y semillas empezaron a presionar, el esposo de María se vio obligado a viajar largas distancias para poder negociar la cosecha. Él estaba empeñado en no dejar caer la granja, que era una herencia de la familia, además que sentía una obligación moral por sus trabajadores de mucho tiempo. Entonces ocurrió el accidente en uno de estos viajes, dejando a María sola con semejante carga.
Ella salió de la casa de sus padres apenas cuando cumplió los 18 años y solo completo el bachillerato, y en todo este tiempo ella no intervino en los negocios de sus marido, solo se dedicaba a los deberes que una madre debe hacer en su casa y a cuidar de sus hijos. Por lo que quedar de repente sin esposo, una granja que mantener y muchas deudas que pagar, además de cuidar a sus hijos fue un tremendo golpe para ella. Se sentía como que quería morir y así permaneció por varios días, pero eso no la desobligaba de sus compromisos, entonces decidió que la única manera de salir del estado en que se encontraba, era asumir el reto de administrar la granja como había hecho su difunto marido.
Lo primero que tenía que hacer era salir de la producción que se estaba acumulando y salió a visitar a los clientes. Primero me decidió visitar a los clientes que tenía en el pueblo.
Ella conocía el pueblo pues a menudo bajaba por las cosas que necesitaba en casa. A pesar de ser madre de cuatro se conservaba y mantenía su figura. Ella había heredado la figura de su madre, un metro setenta de altura y 65 kilos de peso, con grandes tetas que parecían melones, grandes caderas, nalgas grandes y redondas y cintura reducida. Ella tenía la misma figura de su hija cuando tenía su edad, era el objeto de las miradas por donde quiera que pasara, tanto de viejos como de niños, que ya tenían algún interés sexual, de profesores y por supuesto de sus compañeros. Ella se sentía excitada cuando la miraban y empezó a usar la falda colegial al límite del código del colegio, cuando estaba acalorada subía unas o dos pulgadas su falda que prácticamente se podían ver sus pantaletas con una simple inclinación, Caminaba del colegio a la casa y antes de salir del colegio iba al baño y se quitaba las pantaletas que luego guardaba a escondidas en el bolso, subía su falda justo unas pulgadas debajo de su horca y caminaba a su casa, siempre pendiente de las miradas, devolviendo sonrisas a algunos piropos o incluso vulgaridades que algunos viejos pervertidos le decían. Entonces cuando estaba por llegar a su cuadra se acomodaba la falda, para evitarle una molestia a su madre.
Cuando apenas termino su bachillerato su madre la obligo a casarse con José que fue en su tiempo un compañero de colegio de su madre. Con el tiempo acepto que él era su esposo y aprendió amarlo. Sin embargo su fetiche exhibicionista siempre la acompaño y cuando tenía que bajar al pueblo sola, se ponía faldas que flotaban con la brisa o vestidos que ella misma había hecho: con botones o cierres en la falda y cuello escotado, le gustaba usar mini pantaletas que apenas tenían un mini parche que tapaba su coño. Cuando usaba estos vestidos o faldas llevaba unos zapatos de tacón altos. Cuando estaba por entrar al pueblo subía sus faldas a medio muslo y soltaba unos botones de su blusa para hacer acentuar la hendidura entre sus tetas y caminaba por la calle ondulando sus caderas, atrayendo las miradas del todo el que pasaba. En verdad: `me sentía como una putaí pensaba, pero lejos de avergonzarse se sentía cómoda y cachonda.
Cuando su esposo murió el velorio se hizo en una funeraria del pueblo, y recibió muchas condolencias de los amigos de él, y clientes, la mayoría tanto hombres como mujeres ya la habían visto a ella caminar por las calles exhibiendo su cuerpo y a muchos de ellos de seguro yo le había provocado un hard-on y quien sabe cuántos niños no se habían masturbado por causa de ella. Lo que de seguro recuerda muy bien en aquellos momentos de dolor; es que muchos abrazos de pésame parecían manoseos, algunos incluso se atrevieron a manosear sus nalgas o tetas.
En la sala de su casa había colocado un pequeño santuario con una fotografía de su esposo y varía velas encendidas al frente como era la tradición, mientras se guardaba el luto. La noche anterior después que sus hijos estaban en cama María fue al santuario y se arrodillo frente a la fotografía, y entonces prometió que no dejaría que la granja se perdiera y haría cualquier cosa que fuera necesario para salvarla.
Continuará

Las gemelas y la enfermera
12 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Sexo en grupo
Esta vez las chicas se quedan en casa con su picado primo que no desaprovecha la oportunidad para poder gozar de sus picadas primitas y con la complicidad de una despampanante enfermera hará gozar a las Gemelitas hasta límites inimaginables.
Era 30 de diciembre, faltaba prácticamente nada para el cambio de año. Ese día ya bien temprano, las gemelas se habían levantado haciendo barullo como siempre hacían, y despertaban a todos. El drama era que ellas pedían regalos por ser año nuevo, y su madre, su abuelo y su tía de 19 años le explicaban que en año nuevo se regala ropa nueva, y que los juguetes se los van a traer los Reyes Magos.
-pero mamá.. yo quiero un Teletubi!!...- Suplicaba Mary.
-yo una pantera Rosa, un hombre Araña, un Payaso.... – Le seguía Katy...- Las niñas habían quedado fascinadas con los personajes, y querían tenerlos para ellas.
-no chicas... se los piden a los reyes, y después vemos si se los traen o no, si se portaron bien...- Les decía su abuelo. Mientras su tía se reía por lo bajo.
-hufaaa... si que nos portamos bien Abu...
- Refunfuñaba Katy. Ante las caritas tristes que ponían las gemelas, su Tía, una joven de 19 años, que iba a ir a la peluquería, les dijo de llevarlas con ella, para ver si dejaban de pedir regalos.
-siii.. a la peluquería!...- Saltaron contentas ellas, hace rato nadaban con ganas las gemelas de ir a hacerse algo en sus cabellos rubios, cosa que nadie las dejaba porque decían que sus bucles eran mas que hermosos y cortarlos seria arruinarlos.
Javier se había ido a trabajar al "trencito de la alegría", y recién volvió a su casa a las 7 de la tarde. Y al entrar a la casa, se sorprendió gratamente al ver a las gemelas.
-hola tío!!..- Le dijeron ellas dos acercándose corriendo.
-te gusta tío lo que nos hicimos en el pelo???...- Le pregunto Katy
Emocionada.
Ella se había oscurecido sus cabellos, de un marrón rojizo furioso, lo que la hacia verse muy sexy. Mary estaba a su lado, y miraba con sus grandes ojos verdes a que también le dijera algo por sus cabellos. Ella tenia sus cabellos rubios clarísimos, casi blancos, que le daba el aspecto de una ángel.
-guau! Están... preciosas las dos!...- fue lo único que atino a decir. Las gemelas sonrieron satisfechas.
-mama y la Abu dicen que nos arruinamos el cabellos, la tía nos llevo a la peluquería y os hice hacer esto...- Explicaba Katy rápido.
-nos queda lindo no?...- Preguntaba Mary jugando con un mechón de su pelo. Javier que ya las miraba con calentura creciente, les dijo que "mas bonitas no podían estar" y que "parecían mas grandes", cosa que fue un gran halago para ellas.
A la noche, todos hablaban de ir a cenar afuera, a un restaurante. Pero Mary y Katy no estaba muy contentas con la idea. En Navidad ellas habían recibido una playstation (tenia un juego de los Teletubis, pero lo habían dejado de jugar diciendo que "el Teletubi no hace lo que queremos") y cuando no estaba corriendo, se la pasaban pegadas al televisor jugando. Y ambas, empezaron a decir que les dolía la panza. Y su madre las había empezado a regañas porque habían comido mucho helado durante el día, y que eso les pasaba por golosas.
-y no podemos ir a cenar afuera con las gemelas así...- Decía su Abuela preocupada. Pero los padres de las gemelas, tenían muchas ganas de ir a cenar afuera, pocas veces tenían oportunidades de hacerlo.
-y una niñera?...- Decían algunos que también querían salir, y más sin las gemelas que seguramente se la pasarían haciendo lió en la mesa. Y Javier, que vio su oportunidad deseada, dijo tranquilamente...
-las cuido yo, muchas ganas de ir no tengo, estoy cansado... de paso llamo a un doctor así las ve...-
-seguro Javi?, no te molesta?...- Le preguntaba su abuela-
-no, para nada...- Decía el rezando porque lo dejen quedarse con las gemelas.
-las gemelas se llevan muy bien con el, van a estar contentas de quedarse a su cuidado...- Dijo la madre viendo la posibilidad.
Y así paso, dejaron a Javier como niñero de las gemelas por unas 3-4 horas. Le dieron instrucciones, que las gemelas no jueguen toda la noche con la playstation, que coman, que se acuestan como mucho a las 11 de la noche, y que llame a un medico si les seguía doliendo la panza, y que si pasaba algo mas, llamara al celular.
Ni bien se fueron todos, y Javier se quedo solo con ellas. Las gemelas empezaron a reírse. Y en secreto el contaron a Javier que era una mentirita para quedarse jugando a los jueguitos.
-no vas a decir nada no???...- Le decía Mary haciéndose la enojada.
-me deben algo ahora, si quieren que no diga nada...- Le decía Javier frotándose las manos.
-que queres tío?...- Le pregunto Mary con carita inocente, Javier decía por sus adentros "tu cola Mary, tu cola" pero no dijo eso...
-después vemos...-
Le dijo y las dejo jugar a los videojuegos. Se puso a pensar, estaba solo con las gemelas y era lo que había deseado como nada en los últimos días. Pero todo lo que había pasado con las gemelas fue fruto del destino, de su inocencia, y de que se creían todo lo que les decían. Así que planeo algo que nunca había hacho con las gemelas y hace rato le rondaba por sus fantasías morbosas.
-voy a tener que llamar a una doctora, porque si no sus padres se van a enterar de que les mintieron...-
Las gemelas escucharon esto como algo muy obvio y dijeron "esta bien". Y mientras las gemelas seguían jugando compenetradas, Javier fue a hacer un llamado telefónico a la cocina.
Luego, Javier se sonto en el sofá detrás de las gemelas, sonriendo por lo bien que salían las cosas. Contemplaba a las gemelas jugar, estaba vestidas como siempre, iguales pero con colores distintos.
Ambas con unas remeritas ajustadas, Katy una roja que tenia escrito con letras negras "hello kity!" y Mary una verde con un dibujo de un osos de peluche destartalado, que les dejaba la pancita afuera, y por ende, el ombliguito. y unos shorts de verano blancos que les quedaba perfecto, resaltando sus prominentes colas.
Luego estaba descalzas, les gustaba andar sin calzado por la casa como indiecitas. A Javier le encantaba el pelo casi blanco de Mary, que lo llevaba recogido con una coleta, también le gustaba mucho lo de Katy, ese pelo casi rojo que los llevaba atados con dos trencitas que caían a los costados de su cabeza. Cuando de repente sonó el timbre.
-debe ser la doctora, háganse las enfermas en mi cuarto....- Javier dormía solo en un cuarto de huéspedes del 1° piso de la casa.
-en tu cuarto?...- Le preguntaron ellas.
-si tontas, así están las dos juntas y se ocultan las pruebas del delito.. apúrense que voy a abrir...- Le dijo rápido Javier.
" a si.. Bueno!", Dijeron ellas cómplices y subieron corriendo al cuarto de Javier. Mary y Katy entraron al tío. Les dieron unas ganas terribles de revisar las cosas de Javier, pero escucharon ruidos abajo y se acostaron rápidamente. La cama de Javier era de una plaza, pero como las gemelas eran pequeñitas, entraron perfectamente las dos juntas.
-hacete al que te duele la panza!...-Le decía Katy a Mary mientras se tapaban con las sabanas. Escucharon que Javier y la doctora hablaban abajo, y que luego subían por las escaleras. Las dos miraron abrirse la puerta y que entraba Javier con una mujer, que era la doctora, o mejor, una enfermera, porque de eso estaba vestida.
-hola niñas, soy la enfermera Verónica, pero pueden decirme doctora Vero...-
Le dijo la mujer sonriendo ampliamente al verlas. La enfermera era una mujer de unos 26 años, morocha con los cabellos recogido en un rodete que tapaba con esos gorritos que usan las enfermeras.
Levaba un estetoscopio colgado del cuello, un uniforme blanco y una valija negra en su mano, eso era todo lo que la hacia aparentar enfermera. Porque La enfermera Vero, o doctora Vero, era una mujer que partía la tierra al pasar. Tenia grandes ojos celestes delineados de negro, la cara maquillada de un color claro, y sus labios carnosos, porque tenia una boca grande, enorme pintada con un rojo fuerte. Era casi tan alta como Javier, o eso porque sus largas piernas terminaban en zapatos negros de taco aguja. Su uniforme le quedaba bastante pequeño, dejando ver sus esplendorosas piernas y el nacimiento de los cachetes de su redondo y generosos culo, firme y duro como pocos. Y los botones del pecho, solo los pocos que estaban abrochados, porque tenia un gran escote, parecían saltar por la presión que ejercían sus pechos. No es que eran grandes, sus pechos eran gigantes, como dos sandias, de una talla 120 o mas. O sea, que era una tremenda mujer que hacia que los muertos se levanten con el hueso duro a su paso. Y Javier la miraba a la voluptuosa enfermera, y a las gemelas inocentemente haciéndose las enfermas en la cama, y se le caía la baba de pensar en lo que iba a pasar.
Las chicas miraban a la enfermera con los ojos muy abiertos, nerviosas por tener que llevar adelante la mentira de que estaban enfermas. La enfermera miro a Javier y este asintió, ella sonrió picaramente y se acerco a las gemelas meneando su culo.
-a ver pequeñitas, que les pasa?...- Les pregunto inclinándose hacia ellas, dejando su enorme culo al descubierto porque se le había levantado el delantal, cosa que Javier miraba con su verga ya palpitando en le pantalón.
-nos duele la panza....- Le dijo Katy rápidamente, y junto a Mary, emitieron un gemido "ahhgg" de dolor falso.
-mmm.. pobrecitas... voy a destaparlas así las reviso, sí niñas?...-
Las gemelas contestaron "bueno. Y la enfermera Vero las destapo. Las gemelas todavía estaban vestidas, no se habían sacado nada al acostarse. Javier miraba embelesado el culo de la enfermera Vero, como la tanga negra que llevaba de le encajaba, y como se veía tremendamente sexy con el portaligas.
-acá les duele chiquitas?...- Decía la enfermera Vero acariciando con sus manos las pancitas de las gemelas, frotándolas sensualmente por debajo de sus remeritas.
-si.. hay nos duele un poquito...- Decían las gemelas tratando de disimular sus sonrisas ante las carisias.
-y acá... les duele pequeñas?...
- decía la enfermera Vero subiendo sus manos, metiendolas mas bajo sus remeritas, casi hasta los pechitos de las gemelas. Las niñas comenzaban a respirar cada vez mas acelerado, pero se quedaban quietecitas una al lado de la otra. Javier se había sentado en la silla de su computadora. El, en secreto, había puesto la web-cam enfocando hacia la cama, y grababa todo lo que sucedía.
-mmmm... creo que voy a tenerlas que revisarlas mejor niñas...- Decía la enfermera Vero sonriendo. Las gemelas la miraban un poco agitadas, pero sin decir nada.
-me parece que tiene algo mas que un dolor de pancita...- Seguía diciendo la Enfermera Vero. Sus manos ahora bajaban por los cuerpecitos de las gemelas, y se metian bajo sus pantaloncitos, para comenzarle a frotar sus vaginitas por encima de la bombachita.
-ahhhh....- Se les escapaba a las gemelas por sus bocas. Luego Vero saco sus manos, y ellas quedaron con los ojos cerrados suspirando.
-voy a tener que revisarlas enteras chicas, pueden tener alguna enfermedad, como fiebre.. están muy calientes...- Les decía Vero.
-la pancita ya no me duele, pero si me siento calientita.. estoy enferma?...- Le pregunto Katy un poco asustada. Vero Sonrió ampliamente, Javier disimuladamente se frotaba el bulto de su pantalón.
-tal vez no sea nada grave, pero eso lo voy a saber después de revisarlas enteritas?...-
-y que nos va a hacer... no nos va a pinchar no???...- Pregunto Mary todavía mas asustada que Katy. Las dos gemelas se acurrucaban una al lado de la otra, pensando en que les iban a dar una inyección.
-si se portan bien, no va a haber inyecciones...- Dijo la enfermera Vero y las gemelas se tranquilizaron. La enfermera Vero les dijo que salgan de la cama y se paren una al lado de la otra así las revisaba. Y las gemelas lo hicieron sin chistar.
-ahora sáquense toda la ropita, que tengo que verlas...- pero las gemelas titubearon. La enfermera Vero se acerco a ella y les pregunto que les pasaba, y ellas tímidamente y en vos baja, le dijeron "esta el tío Javi, nos da vergüencita".
-después a su tío también lo voy a revisar, y se va a tener que sacar toda la ropita...- Les dijo mirando a Javier, y este asintió con la cabeza.
-no te molesta tío vernos sin ropita?...- Le pregunto Mary ingenuamente, como si a Javier le molestara que el angelito se desvista para el. "no angelito, para nada, después yo también me desvisto, y vamos a estar todos iguales, si?".
Le dijo y las gemelas lentamente comenzaron a quitarse la ropa. La enfermera se sentó en la cama y desde hay miraba como ellas se desvestían.
Las gemelas ya se habían quitado la remerita que llevaban, y quedaron con sus pechitos bastante desarrollados al aire. Luego se sacaron los pantaloncitos, quedando solamente con la bombachita puesta, ambas tenían ala misma, una bombachita blanca llena de corazoncitos.
-la bombachita también niñas... eso...- Les decía la enfermera mordiéndose el labio inferior, y las gemelas quedaron completamente desnudas, sacándose la bombachita que habían dejado caer al suelo de un saltito.
Katy estaba desnuda sin ningún problema, pero Mary se tapaba sus pechitos con las manos.
-acérquense chiquitas, que las voy a revisar...- Y las gemelas se colocaron frente a la enfermera Vero.
-díganme todo lo que sienten cuando las reviso, sí niñas?..- Y las gemelas nerviosas, dijeron "bueno". La enfermera comenzó a tocarlas, a cada una con una mano. Primero masajeo el sus cuellos, luego sus axilas, hasta que llego a sus pechitos, los cuales comenzó a apretar suavemente, jugando con los pezones de las niñas que se endurecían.
-me da... como frió...- Dijo Katy sonriendo. Mary asintió con la cabeza.
Ambas comenzaba a agitarse de nuevo. La enfermera vero siguió bajando sus manos, acariciando las pancitas de las gemelas, jugando con su ombliguito. Ellas respiraban cada vez mas rápido, y se quedaban quietecitas ante la revisada de la enfermera.
Luego, siguió bajando sus manos hasta llegar a las vaginitas de las niñas, que apenas si tenían alguna pelusita rubia.
-ahhhh.... me hace cos... cosquillas...ahhh...- jadeo Mary cerrando sus ojos.
Katy también lo había cerrado. La enfermera pasaba sus dedos lentamente, hacia delante y hacia atrás por las conchitas de las niñas, haciéndolas temblar.
-no les gusta.. les duele niñas?..- Le pregunto la enfermera sonriendo mirando como las gemelas jadeaban.
-noo..ahhh.. siga revisando un poquito mas...- Decía Katy moviendo sus caderas instintivamente. Un gato de traspiración caía por la frente de Javier.
-ahhhh...mmmmmm....- Seguían gimiendo las niñas tirando sus cabezas hacia atrás, disfrutando de la revisación de la enfermera. Luego la enfermera se ensalivo los dedos y siguió tocándolas.
-ahora las voy a revisar mas adentro...- "por favor...." gimió Katy sin pensar en lo que decía. Vero metió un dedo dentro de sus vaginitas, y comenzó a mecerlos y a sacarlos lentamente.
-ahhhh...aahhhh...aahhhhh...-jadeaban las niñas cada vez mas fuerte. La enfermera había metido su segundo dedo, los movía mas rápido. Las niñas movían sus caderas queriendo penetrarse mas esos dedos dentro de ellas, gimiendo y jadeando, hasta que comenzaron a gritar.
-ahhh!! Explotooo..aahhhhhhhhh!!!...- Gritaba Katy.
-aahhhhh!! Yo también... me quemoooo!!!!- Gritaba Mary. Ambas explotaron en un orgasmo, quedando desfallecidas, apenas manteniéndose en pie.
-hufff... y? Estamos enfermitas?...- Le pregunto Katy respirando fuerte. Vero las miro como inspeccionándolas, de arriba abajo, y les dijo.
-mmm... no se.. voy a tener que revisarlas mejor- acuéstense en la cama, una al lado de la otra. Y las gemelas contentas por lo placentera que resultaba la revisación medica, se acostaron rápidamente y sin chistar.
-ahora tengo que probar si esta todo en orden- Les dijo Vero sentándose en la cama a su lado.
-que va a hacer ahora doctora?...- Le pregunto Mary. Y la enfermera Vero, tocándoles las frentes con sus manos, les dijo.
-están calientes todavía.. voy a usar un remedio casero a ver si se les baja el calor....-
-que remedio es? No es feo no?...- Pregunto Mary recordando un remedio de gusto asqueroso que su madre le había hacho tomar.
-ni preciosa, voy asar mi boca...- Les dijo Vero sonriendo.
-su boca?...- Pregunto Mary.
-si tonta, los médicos usan su boca para curar, no sabias?...- Le contesto Katy haciéndose la entendida, y Mary dijo "ah si..." entendiendo cualquier cosa.
La enfermera vero se inclino sobre Mary, que estaba mas cerca de ella, y colocando su boca muy cerca de las tetitas de ella, comenzó a pasarle la lengua. Jugaba con su pezón, sus manos agarraban los pechitos de Mary y los aplastaban, chupaba uno, luego el otro.
-mmm..aahhh....- Mary jadeaba, había cerrado los ojos y se dejaba llevar.
Katy miraba con los ojos muy abiertos lo que hacia la enfermera.
-ahora a mi, revíseme a mi!...- Le dijo impaciente, viendo como gozaba su hermanita Mary. Y la enfermera fue hasta Katy, y comenzó a hacerle el mismo trabajo que a su hermanita, pero sin dejar de masajear con una mano los pechitos de Mary.
-ahhh... ahhhh....- Jadeaban las niñas antes las chupada de pechos que le hacia la enfermera. Luego, la enfermera fue bajando su boca por los cuerpecito de Katy, lamiéndole toda la pancita, hasta quedar arrodillada en le suelo.
-ahora tengo que revisar acá, esta muy calientes!!...- Les dijo la enfermera metiendo su cabeza entre las piernitas de Mary. Comenzó a pegarle lametones a la vaginita de la niña, y Mary comenzó a jadear como una loca.
-aahhh!!..aahhhh!!!!!....- Luego de un rato, iba hasta la conchita de Katy, y comenzaba a chaparla, mordiendo suavemente su pequeñito clítoris. Katy apretaba la cabeza de la enfermera con sus manitas, queriendo metersela mas y mas. Mary se retorcía porque tenia dos dedos de la enfermera entrando y saliendo de su vaginita.
-aahhh... estoy re caliente doctora!!..aahhhhh....- Gritaba Katy arqueando su cintura. Mary se dio vuelta, quedando boca abajo y dejando su cola redondita en pompa.
-me arde acá, acá doctora....- Le indicaba tocándose la cola. La enfermera Vero no dudo en comenzar a lamer el anito de Mary, que le respondió con fuertes y dulces gemidos.
-aahhhh... ahhh... mas adentro me quema!!...aahhh...- Gritaba Mary al sentir como la larga lengua de la enfermera se metía por su anito. Luego lamía la vaginita de Katy, que también ya tenia tres dedos de la enfermera dentro chapoteando.
-todavía estas caliente Katy?...- le pregunto su tío Javier desde la silla, el se estaba masturbando con la mano dentro del pantalón, con la frente toda transpirada.
-si tioo.... aahhhh ... estoy que me quemoo..aahhh...- Gritaba Katy. Vero, que iba de una gemela a la otra chupandolas con su enorme boca, le dijo a Katy.
-dale el remedio tu hermanita, así me ayudas si?...- Y Katy que tenia unas ganas de mamar bárbaras, le pregunto como deba el remedio.
-metele tu luenguita en su agujerito, como hago yo vez?...- Le decía la enfermera lamiendo el anito de Mary, que se retorcía de placer. Katy acerco su boca a la cola de Mary y le pego un lametón. No le disgusto el sabor, así que hundió su cabeza y comenzó a lamer la cola de su hermanita desaforadamente.
-metele unos deditos.. así...- Y Katy mientras lamía metía sus pequeñitos deditos en la cola de su hermanita.
-aahhhh... ahhhh!!!: exploto!!!...ahhhhhhhhh!!...- Comenzaba a gritar Mary convulsionando todo su cuerpecito. Luego, quedo con la cabeza recostada en la cama, jadeando y respirando fuerte con una sonrisa en su boca.
-lo hice bien??.. lo hice bien???...- Preguntaba Katy emocionada. "muy pero muy bien!!" le dijo la enfermera.
-ahorita tu hermanita te va a curar a vos, te parece?...- Le dijo vero sonriendo morbosamente. Y Katy dijo "sii!!" Emocionadísima que su hermana la cure de la calentura que tenia. Katy se acostó boca arriba en la cama, abriendo sus piernitas.
-pásale tu luenguita como te hacia yo. Sí princesa?...- Y Mary decía "bueno", acercando su boca a la vaginita de su hermanita. Katy sonreía de la emoción, y cuando Mary le paso su primer lametón, suspiro largamente.
-así esta bien doctora?...- Pregunto Mary, pero la que contesto fue Katy, con un "siii!!! Seguí curándome!!!". Y Mary siguió lamiendo la conchita de su hermanita. Lo hacia dulcemente, pasándole lentamente la lengua, y siguiendo las indicaciones de la enfermera. Katy arqueaba su cintura ante la chupada de su hermana.
-aahhh!!..aahhhhh!!!....- La enfermera estaba al lado de Mary, con una mano entre sus piernas toqueteándose su girl thingy, mordiéndose el labio inferior mientras daba las instrucciones. Mary mordía el botoncito de su hermana, y le metía a la vez tres deditos que los hacia entrar u salir como le indicaba la cachonda enfermera.
-aahhh... exploto!! Exploto!! Explotoo!!! Ahhhhhhh!!...- Grito Katy retorciéndose con otro orgasmo. Mary se relamía los jugos de su hermana, sonriendo complacida ante las consecuencias de "curar" a su hermanita.
-pero doctora... yo no me curo mas! Sigo caliente!!...- Le dijo Katy excitada por seguir curándose su calentura. Mary también,, ella dijo "que sentía que quemaba por dentro, y que no se apagaba". Javier estaba absorto mirando el show que le daban las gemelas y la enfermera.
-si siguen enfermitas, pueden curarse la una a la otra, saben?...- les dijo la enfermera.
-como se hace eso? Podemos curarnos nosotras dos solitas?....- "solitas o con ayuda", les dijo la enfermera y les explico una pose.
-Vos acostate.. eso... y vos acostate encima de tu hermanita, peor al revez... así...- Las gemelas estaba una encima de la otra, haciendo un 69 perfecto, como eran gemelas, las dos daban con las medidas perfectamente, quedando sus vaginitas de su hermana en la boca. Tímidamente por la posición en la que estaban, comenzaron a lamerse, Katy lo hacia rápido, moviendo su lengüita de aquí para allá, Mary era más lenta, le gustaba morder con sus labios el botoncito de su hermana.
-aahhh..aahhhmmm..aahhhh...- El cuarto se lleno de jadeos enternecedores y excitantes de las niñas. Ambas se chupaban con pasión, la enfermera les decía que hacer, meter un dedito acá, otro allá, moverlos así... y ellas lo hacían para su placer propio. A Katy Mary le metía tres de sus deditos en la girl thingy, y Katy, para placer se su hermanita, le metía dos de sus deditos en la cola.
La enfermera se había recostado, sin aguantarse mas contra el respaldo de la cama, y abriendo sus piernas, metió su mano bajo su tanga y comenzó a masturbarse furiosamente.
-pero doctora! Usted también esta enferma!!...- Le dijo Katy que la había observado. La enfermera sonrió y les dijo que si, que se había contagiado la calentura de ellas.
-ahora me van a tener que curar ustedes....- Y las gemelas, emocionadas por curar a la doctora, porque las hacia sentirse importantes, se acercaron a ella. La enfermera se sentó en la orilla de la cama, e hizo que las gemelas se sentasen en su regazo, una en cada pierna.
-donde le duele doctora?, nosotras la vamos a curar!!..- Le dijeron las gemelas sentadas en la enfermera como lo habían hecho antes con papá Noel. Y la enfermera se desabrocho los botones de su uniforme. Las niñas miraban expectantes de ver los pechos de la enfermera, y cuando ella bajo el corpiño de encaje negro que llevaba, exclamaron asombradas.
-pero son enormes, nosotras los tenemos mas chiquitos!!- Decían ellas asombradas. Katy sin pensarlo, agarro uno de los enormes senos con sus manitas, y comenzó a apretarlo. Mary al ver a su hermana, hizo lo mismo.
-no lo puedo agarrar todo!...- Decía Mary divertida al sentir que tenia entre sus manos una pelota de playa. "ahorita la vamos a curar" le dijeron, y ambas al mismo tiempo acercaron sus labios a los pechos de la enfermera.
-aahh.. ssiii...- Suspiro la enfermera al sentir como las gemelas pasaban sus lengüitas por toda la carne de sus tetas. Luego las niñas comenzaron a mamarle los pechos, apretándolos con sus manitas. La enfermera cerraba los ojos excitada, y se tiro hacia atrás, acostándose en la cama, quedando las gemelas encima suyo, cada una prendida de una de sus tetasas.
-mmsshp..mmmmm...- Hacían ruido las gemelas con sus bocas como cachorras alimentándose de las pechos de una madre. La enfermera les apretaba sus cabecitas, hundiéndolas entre sus tetasas. Luego, les indico que ellas llevaran sus manitos a su entrepierna.
-así doctora?...- Le preguntaba ellas frotándole la girl thingy.
-aahhh... aahh... si... metan sus dedos... metanlos... aahhhh...- Jadeaba la enfermera. Las niñas le mamandolos pechos, y cada una tenia una de sus manitas hurgando en la concha de la enfermera, que se retorcía de placer.
Ambas gemelas tenia dos deditos cada una metidos dentro de ella. Katy le mordía el pezón, y Mary lamía con su lengua toda la carne que tenia a su paso. La enfermera, mientras apretaba las cabezas de las niñas, las fue acercando, y ellas que estaba mamando las tetasas como locas, no se dieron cuenta que habían comenzado a lamerse la cara la una a la otra.
Estaban tan compenetradas en lo que hacina que habían comenzado a besarse sin darse cuenta, hasta que Katy abrió los ojos y se separo rápidamente de su hermana.
-le di un beso a mi hermana!...- dijo confundida Mary.
-es parte de la cura, si ustedes se quieren mucho, dense besitos como en las novelas, es rico no?...- Les dijo la enfermera, y Mary contesto "si... se sintió lindo...". Y a Katy que le había gustado besar a su hermana, le agarro la cara y comenzó a besarla de nuevo. No tardaron mucho en aprender a meterse las lenguas en sus boquitas, porque Katy intentaba metersela suya a Mary hasta la garganta, pero Mary lo hacia mas lento.
Ambas se habían olvidado de la enfermera y estaban muy ocupadas besándose encima de sus tetasas, usándolas como su fueran almohadones de carne.
-chicas, yo sigo enfermita....- Les dijo la enfermera todavía caliente.
-ah si!! Disculpe!! Ahorita la curamos...- Y Katy sin mas fue hasta las piernas de la enfermera, y le dijo.
-va a tener que sacarse la ropa, para que podamos curarla bien doctora...-
Y al enfermera se saco en menos de un segundo la tanga que llevaba. Y Katy metió su cabeza en las piernas de ella, comenzando a lamerle la girl thingy a la doctora. Javier trataba de no tocarse mas la verga, para reservarse para mas tarde, pero por le momento ninguna de las tres féminas le daba mucha bola.
-aahhmm..mmaahh....aahhh...- Se escuchaban los jadeos. Katy le metía 4 de sus deditos a la enfermera, mientras pasaba su lengüita rápidamente por le clítoris. Mary estaba encima de la enfermera, besándola suavemente, mordiéndole los labios. La enfermera le mandaba unos dedos a Mary en la cola, cosa que ella recibía gustosamente respondiéndole con besos cada vez mas apasionados.
-Mete mas deditos mi amor.. más!! Ahhh!!... Gemía la enfermera. Katy ya tenia 4 de sus dedos dentro de la girl thingy de ella.
-más nenita... masss!! Aahhhhh!!!...- Seguía gritando la enfermera. Mary se había dado vuelta, haciendo un 69 con la enfermera, que entre sus jadeos le lamía su vaginita.
-ya tiene toda la mano adentro doctora!!...- Grito asombrada Mary al ver como la mano de su hermana desaparecía en le interior de la enfermera. Mary se bajo de encima de la enfermera y se coloco al lado de su hermana, para tener una mejor vista del nuevo fenómeno para ella.
-La cosita de la doctora te chupo toda la mano Katy!...- Exclamaba Mary asombrada.
-aahhggg!!... movela despacitoo... ahhhhhhh!!!...- Jadeaba la enfermera como una perra en celo.
-chupale a si se cura mas rápido, mira como grita la pobrecita!...- Le dijo Katia su hermanita. Y Mary comenzó a lamer el botoncito de la dilatada girl thingy de la enfermera.
-aahhh!!... siii!!.. me curan niñas!!... me curan!!!..ahhhhhhhhhhhhh!!!!...- Comenzó a acabar con un tremendo orgasmo la enfermera. Luego ella quedo jadeando en la cama, las gemelas le habían dado el mejor orgasmo de su vida. Katy lentamente y con una gran sonrisa comenzó a sacar su mano de la girl thingy de la enfermera.
-ya esta curada doctora?...- Le pregunto Mary sonriendo al ver el estado de la enfermera.
-si niñas, me curaron para toda la vida....- Dijo ella satisfecha, o no tanto. Porque miro a Javier que tenia cara de explotar en cualquier momento.
-ahora hay que revisar a su tío...-
Javier se levanto de la silla con dificultad, su verga pedía a gritos libertad dentro del pantalón. La enfermera se incorporo toda despeinada, y se acerco a Javier.
-vas a tener que sacarte toda la ropita bebe...- Le dijo sonriendo.
-si tío!! Como nosotras!...- Decían las gemelas pidiendo que cumpla con lo prometido. Y Javier, sin dudarlo, se saco la remera, y la enfermera agarrandole los pantalones, los tiro hacia abajo, con todo y calzoncillos.
-pero que hinchado esta esto!! Estas muy enfermito...- Le decía la enfermera relamiéndose mirando la verga dura de Javier.
-tenes una corneta como el payaso tío!...- Dijo Mary mirando con ojos muy abiertos la verga de su tío.
-y como el teletubi, pero menos gorda...- Dijo Katy. La enfermera no entendió esto, pero tampoco pregunto, creyó que eran cosas de chiquillas.
Luego se arrodillo, y agarrando la verga del Javier con la mano, comenzó a menearla lentamente, de arriba hacia abajo.
-ahora te voy a curar toda esta hinchazón que tenes...- Le dijo y se metió la verga de Javier entre sus grandes labios, y comenzó a succionarla como si fuera una aspiradora.
-aahhhh....- Suspiro Javier al sentir labios tan expertos mamandosela. Katy se relamía mirando como la enfermera le chupaba la verga a su tío, que se perdía completamente en la gran boca de ella.
-puedo curarlo yo doctora??? Puedo???...- Decía Katy ansiosapor tener nuevamente una verga en la boca.
Porque no lo curamos las tres?...- Y Las gemelas, emocionadas, se arrodillaron inmediatamente, una a cada lado de la enfermera. Y entre las tres comenzaron a mamarle la verga a Javier, que era mas que un sueño hecho realidad.
Las gemelas lamían como desaforadas, la enfermera pasaba su larga lengua por toda la verga. Mary le pagaba lametones, Katy trataba de metersela en la boca y tenerla para ella sola. Las tres lenguas se peleaban por la verga, las tres bocas se mezclaban. Hasta que Javier no aguanto mas.
-aahh!!! Acá esta su postreeeeeeeeeee!!!!!....- Y comenzaron a saltar cantidades industriales de semen para todos lados que Javier se había guardado toda la noche. Las tres se desvivían por tragar el semen que les enchastrada sus caras, principalmente Katy que logro metersela en la boca y succionar desesperada los últimos chorros de la eyeculación. La enfermera lamía la cara de Mary, limpiándole los chorros de semen que ella tenia, y luego la beso en la boca dulcemente como a la niña le gustaba. Katy, luego de dejar brillante de saliva la verga de Javier, vio la cara con semen de la enfermera, y ni dudo en lamérsela, para tragar su preciado postre.
-sigue enfermo, la tiene re dura y caliente doctora!!- Dijo Mary agarrando la verga de Javier con la mano. Katy miro con ojos brillantes la verga de Javier que seguía dura sin perder la más mínima fuerza.
-vamos a la cama así nos curamos todos...- Dijo la enfermera. Y las gemelas fueron corriendo al la cama.
La enfermera acostó a Katy boca arriba, y le dijo a Mary que se sentara en la cabeza de Katy sin aplastársela. Katy sin mas instrucciones, comenzó a lamer la vaginita de su hermanitas, haciéndola jadear dulcemente. La enfermera se coloco en 4 patas y metiendo la cabeza entre las piernitas de Katy, comenzó a chuparle como bien sabia la vaginita.
Javier ni dudo, tenia el esplendoroso culo de la enfermera apuntándole y a su disposición. Se arrodillo detrás de ella, y de una estocada, le enterró toda su verga hasta lus huevos en la girl thingy.
-aahhhhh!!....Siiiiiii!!!!...- Jadeo al enfermera. Javier comenzó a bombear duramente, haciendo vibrar los cachetes de la cola de la enfermera. Bombeo como loco por unos minutos, mientras las gemelas gemían por la s chapadas que recibían y daban. Pero el quería el culo de ella, así que escupió el ano de la enfermera, saco su verga, y de un estocon, se la enterró en el ano.
-aagghhh!!..aahhh!!!!... despacito!!..aahhh!!!!- Grito la enfermera. Pero Javier la penetraba duro, sacando su verga totalmente para volver a meterla con fuerza. Mary vio lo que hacia su tío, y saliendo de estar sentada en la cabeza de su hermana, fue conel.
-cúrame a mi tío!!! Cúrame a mi!!!...- Le dijo la ver claramente como la verga del él entraba y salía por el año de la enfermera.
-ponete encima de la doctora, así te curo..ahhh...- Gemía Javier. Y Mary se acostó encima de la enfermera, dejando su cola en pompa junto a la de la doctora. Y Javier no se iba a negar al angelito rubio, así que saco su verga y la apunto al anito de Mary.
-dale tío, cúrame!..aahhggg....- dijo Mary pero callo cuando Javier comenzó a deslizar su verga en su anito, que estaba ya un poco dilatado por tanta chupada que la habían dado. La enfermera seguía chupando la vaginita de Katy, que se retorcía en la cama porque la enfermera metía tres de sus dedos además de su larga lengua.
-aahhhh!!!...aahhhhhhhh!!!!!!!...- Gritaba Katy acabando nuevamente. Luego quedo como desfallecida en la cama. Javier bombeaba lentamente la cola de Mary, y ella apretaba sus dientes aguantando lo que tanto le gustaba.
-Después me curas a mi, no tío?...- Le preguntaba Katy viendo como su hermanita era enculada. "si preciosa..aahh.. ahorita te curo..aahhh". Gemía Javier culeando cada vez más rápido a Mary. La enfermera había ido hasta su valija negra y sacando algo, dijo.
-es hora de la inyección, veo que siguen calientes niñas!...- Y Katy, que era la que no hacia nada, miro asustada la inyección, pero se tranquilizo al ver que no era lo que ella imaginaba.
-que inyección rara...- Dijo Katy mirando el consolador rojo de la doctora, que era mas grande y gordo que la verga de Javier.
-aahhh!!.. Exploto tío!!! Explotoo..aahhhhhhhh!!!!...- Gritaba Mary acabando en un orgasmo, al igual que Javier, que con dos fuertes estocadas y enterrandole la verga hasta los huevos, comenzó a llenarle las entrañas de leche caliente.
-aahhh tío... me quema adentroo...aahhhhh....- Suspiraba Mary al sentir el semen caliente que bañaba su interior. Cuando Javier y Mary miraron a Katy, vieron que estaba acostada en la cama, con las piernitas abiertas recibiendo poco a poco el gran consolador en su vaginita, que se dilataba al máximo para recibir semejante consolador.
-aahhgg!..aahhhhh!!!!...- jadeaba Katy toda colorada aferrada a las sabanas. Cuando tubo todo el consolador dentro, a enfermera comenzó a meterlo y a sacarlo. Katy gritaba de placer, y se aguantaba como una reina el consolador que la llenaba completamente.
-toma princesa, dale la inyección vos que yo tengo que curar a tu tío...- Le dijo la enfermera a Mary, que esta emocionada agarro el consolador y comenzó a meterselo a su hermanita.
Javier fue con la enfermera, ella se coloco contra la pared. Y sin mas, de una estocada, la penetro por la girl thingy. La enfermera se aferró a su cuello con los brazos, y rodeo al cintura de Javier con sus piernas.
-aahhh!!..aahhhhh!!!!...- Gemía la enfermera. Javier la penetraba fuerte, mamandole las tetasas, mordiéndoselas. Ella apretaba la cabeza de él contra sus pechos, recibiendo la verga cada vez mas adentro.
-Más rápido Mary!...aahhhhh!!!!...- Jadeaba Katy, Mary cada vez le metía mas velozmente el consolador. Luego, sin sacárselo a su hermanita, se acostó encima de ella, y comenzó a besarla. Katy le correspondió vorazmente, comiéndole la boca a su hermanita.
-aahhhhh!!!...aahhhhhhhh!!!...- Javier y la enfermera acababan. Pero ella no lo dejo acabar dentro de ella, sino que en un segundo, se arrodillo y se metió la verga en la boca, y succiono la leche de Javier que ya no era tanta como en un principio, y se la mamo hasta dejársela limpia de saliva, y dándole un besito en la cabeza de la verga, dio por terminado su trabajo.
-ya pasaron dos horas bebe... no.. tres horas!!..- Le dijo la enfermera. Las gemelas seguían revolcándose en la cama jugando con le consolador de la enfermera.
-Inyéctame Mary! No vez que estoy enferma?...aahhh...- Decía Katy cuando Mary sacaba el consolador. Y seguían revolcándose. Mary besaba y penetraba con el consolador a su hermanita, y Katy metía sus deditos en los agujeritos de su hermana, dándose mutua cura a su enfermedad, o placer.
Javier y la enfermera no las quisieron molestar. Y Bajaron al living, porque la enfermera se tenia que ir.
-me puedo quedar toda la noche si queres...- Le decía la enfermera con ganas de seguir curando a las gemelas.
-si fuera por mí... cuanto te debo?...- Le dijo Javier.
-por estar con tan tremendas gemelas, te hago un 59 de descuento.... son 300 pesos...- 300 pesos es una suma mas que considerable, La enfermera Vero era un prostituta de lujo mas que cara, pero que valía su precio. Y Javier, que había ahorrado de sus trabajo en el trencito de la alegría mas lo que les dieron sus abuelos en navidad, le pago mas que satisfecho por su trabajo.
-Huy.. se olvidaste tu "inyección"!.. – Le dijo Javier recordando que las gemelas se habían quedado jugando con le consolador.
-deja... deciles que es un regalo mío por portarse tan bien...- Y así la enfermera vero se fue. Javier apenas podía creer lo que había conseguido, y eso valía mas de los 300 pesos que había costado. Y pensó que todavía tenia algo de tiempo para jugar con las gemelas. Así que subió corriendo a su cuarto.
Y al entrar, se encontró con las gemelas dormidas, acurrucadas juntas y abrazadas al consolador como si fuera un trofeo. Las llevo cargando hasta el cuarto de ellas, y les coloco los pijamas.
-ya estamos curadas tío?...- Le pregunto Mary despertando un poco. Katy también había abierto un poco los ojos.
-casi casi... después la curo yo, pero no le digan nada a nadie, porque si no todos van a saber el remedio...-
-y la inyección?...- Le pregunto Katy.-..a Mary no se le dio la doctora....-
-después se la doy yo... pero escóndala que si las ven con una inyección de esas, sus papas las matan...-
-porque tío tenemos que esconderla?...- pregunto Mary.
-porque las nenas no pueden jugar con remedios tonta!...- Le dijo Katy. Y Mary dijo "ahh, si...".
Fin