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    Primer orgasmo - relato erótico en blogSDPA.com

    Primer orgasmo

    14 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Era una niña muy linda, con una caballera ondulada que me caía en la espalda y un cuerpo bien definido para mis 10 añitos.

    Mi tío hermano de mi mama tenía 25 años. En ese entonces, tenía buena relación con mis padres, hasta se quedaba en casa siempre. Era muy cariñoso conmigo y siempre estábamos abrasándonos y a él le encantaba acarisiarme cariñosamente, me sentaba entre sus piernas, me abrasaba y sus manos coincidentemente quedaban en mis teticas. Nunca vi malisia en eso, hasta que un día sábado estaba haciendo mis tareas, mientras mi mama lababa en el patio y llego mi tío ofresiéndose a ayudarme con las tareas.

    A mi mama le paresio bien, y también a mi comenso a explicarme, pero yo notaba que me miraba demasiado las piernas. Yo tenía puesta una bata de casa corta, lo que le llamaba la atención. En un momento, note que se quedo fijamente viendo mi entrepierna y note que tenía las piernas algo abiertas y se me veían las pantaleticas, es desir, el triangulito que enloquese a los hombres. Me causo curiosidad y en lugar de serrar las piernas, las abrí un poco más, lo que iso que él se impresionara, nos vimos a la cara y sonreímos. Creo que estaba claro lo que estaba pasando, él, muy inteligentemente, puso el libro en mis piernas y cuando lo retire metio la mano entre mi bata, llegando sus dedos a mi cuquita, lo que me iso estremeser. Mi tío fue al baño y dejo la puerta abierta, para que yo lo viera y cuando salio se venía guardando su pene, que estaba paradísimo.

    El resto de la tarde lo pasamos haciendonos insinuaciones, hasta que llego mi papa algo ebrio y compro 2 cajas de cerveza, que se tomaron los tres, mi mama, mi papa y mi tío. Nos acostamos como a las 10 y después de media hora, fui al dormitorio donde estaba mi tio, y él me estaba esperando con su gran pene parado frotándoselo, él sabía que yo iría, se bajo de la cama y me fui corriendo a mi cuarto y me hice la dormida.

    Siguiendome, primero subio mi dormilona hasta la sintura y recoge una pierna para fasilitarle las cosas, él se sento en mi cama y me dio un beso en los labios y luego uno en mi cuquita sobre las pantaletas. Al ver que no reaccionaba, metió sus dedos por la manga de mis pantaletas y descubrió mi vaginita, me abrió los labios con sus dedos y comenso a pasar su lengua por mi clítoris. Yo estaba que explotaba y no pude evitar soltar un gemido, él se subio y metió su lengua en mi boca y chupo mis teticas, que apenas salían, se subio a la cama completamente y abrio mis piernas tanto que metió su cabeza y continuo lamiedo mi clítoris. De repente, sentí que uno de sus dedos entraba por mi culito, lo que me enloquesio mucho más y fue cuando sentí lo que nunca había sentido, me estaba viniendo.

    No se como lo hizo pero sentía una mano pellizcando mis teticas, otra dentro de mi culito y su lengua penetrando mi virgen vagina. Tuve mi primer orgasmo o mis primeros, porque fueron varios. Mi cuerpo se desplomo, me estaba vaciando y él se quito el interior y tomo su gran pene erecto y lo puso en mi rajita, trato de empujarlo pero sentí que me desgarraba, no pude evitar quejarme de dolor y él quit? su enorme pija de mi rajita. Creo que por miedo me la metio en la boca, para que se la mamara y luego la puso entre mis piernas, las cerro y comenzó a frotar su pene en mi. Inmediatamente, comenso a salir semen y bajo todo mi estómago. Yo estaba impresionada, pero excitada a la vez. Nunca lo olvidar?, mi primer orgasmo, mi primer sexo.

    A partir de allí, nos veíamos distintos, él me decía que yo era su mujersita y que era un secreto entre los dos. Siempre tratabamos de quedarnos solos y nos besábamos, pero el próximo sexo lo tuvimos 3 meses después, que dependiendo de sus comentarios, se lo contare más adelante, porque esa fue mi primera penetrada. Allí no me salve, me lo metio todito.

    Fin

    La dulcerita, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La dulcerita, Parte 02 (Final)

    14 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 2 publicadas de la serie La dulcerita

    Sandy llegó al piso, avanzando muy lento por mis piernas; sin dejar de masturbarme y mirarme la verga, pasó junto a ella dándole un rápido y veloz lenguetazo. Como una auténtica viborita, reptando se deslizó sobre mis piernas desnudas con mis pantalones y bóxers hasta los tobillos, pasándome su entrepierna vestida sobre ellas y mis rodillas, restregándose con pasión inexplicable en una niña de 14 años.

    Al fin quedó montada en mis pantorrillas; con las manos sobre mis muslos bien derechita, me miraba fijamente la reata en silencio, con una carita de vicio y calentura que la hacía verse muy bonita. Yo le enseñaba la verga sacudiéndomela frente a sus atentos ojos, mostrándole completos lo bien largo y grueso de ella, que siempre me ha enorgullecido y hecho sentir tan seguro de sus dimensiones y de su efectividad en todos mis encuentros con el sexo opuesto. Ahora se la mostraba a esta nena, de quien sólo sabía su nombre y edad, además de que ya me había aceptado, sin entrar en detalles, que no era la única verga que había visto en su vida, pero por la expresión de su cara, yo notaba que era la mejor que hasta hoy conocía, y ésto lo iba yo a aprovechar, vaya si no.

    La diferencia de estatura quedaba de manifiesto en la postura en que estábamos, su casi metro y medio descansaba cómodamente en mis piernas (yo ando sobre el metro 85 ), incluso se acomodó con confianza, con sus codos en mis muslos, para ver más de cerca el garrote que le enseñaban, viendo a escasos 20 cms como me lo jalaba y me pelaba bien la cabezota, que para entonces ya era morada de lo caliente que me encontraba; ni siquiera sentía su peso, de no más de 40 kgs y para nada me molestaba tenerla montada sobre mis piernas, estaba muy ligerita la nenita. Solita acercó su carita a mis pelotas, rozándolas con la naricita con suavidad y con cariño; así, de detrás de mi garrote, me mandó una tierna y traviesa sonrisa. Ni aquí y ni así dejaba de ser una niña.

    Yo la tomé de la nuca y le puse la verga a lo largo del rostro, con la barbilla descansando en la base, sobre mis testículos, cruzándole por la boca, la nariz y la frente… uffff!!, le salía sobre el copete toda la cabezota de mi pitote y de ancho casi le tapaba la mitad de la carita.

    Ahí afloró mi lado sátiro, el que yo no conocía… Le pasé el fierro por las mejillas muy lentamente, sin prisas, no sólo gozando de la sensación de la caricia, sino del cuadro mismo que en primera fila observaba. El desigual encuentro de un adulto bien dotado con una Lolita de facciones infantiles y con esa expresión de vicio en ellas al sentir como le acariciaban tan obscenamente la cara con una vergota de más de 8 pulgadas, me puso loco.

    Le levanté la cara y la enderecé para que me la agarrara con las manos y me la jalara, la tomó y la sacudió; un sincero y admirado "Está bien grande!!", salió de su boca antes de ponerse la punta del chile en los labios, sola se metió la cabeza y me la empezó a succionar con calma, sabiendo lo que hacía. Era obvio que no había tenido algo así en el interior de su boca pues buscaba el modo de mamármela sin rozarla con los dientes, quería abrir la boca lo más que pudiera, pero ya era todo lo que daba. Esta niña bien que sabía el efecto incómodo que causan los incisivos en la delicada piel de un pito masculino. Vaya!!, cuántas sorpresas.

    Así estuvo un rato, mamándome bien el tolete, ya más cómoda después de que le dije que me lo llenara bien de saliva para que resbalara mejor entre sus labios y de que su boca dio de sí, aceptando ya muy bien toda la cabezota y algunos centímetros de verga invadiéndosela casi hasta la garganta. ¡¡Qué vicio, qué delicia!! La tomaba de su cabeza por los oídos y le marcaba el ritmo, sintiendo lo pequeño de su cabecita, mis manos la agarraban con facilidad como si fuera una pelota mediana, moviéndola y forzándola a los lados para ver como se le dibujaba mi glande en las mejillas, distendiéndolas al máximo, abusando de ella. Parecía que quería agujerárselas con mi pitote.

    Ella se retiró de mi verga y se puso una cosa, como liga forrada, que traía en la muñeca para sostenerse el pelo en un chongo, qué linda se veía!! con sus brazos sobre su cabeza, maniobrando para hacerse el chonguito sin dejar de mirar un solo instante mi irritada y ensalivada palomota. Parecía una mujercita en miniatura.

    Al terminar se dispuso de nuevo al juego, yo al notar como le cambió la cara con el cabello recogido, no la dejé volver a clavarse mi pico en la boca, sino que la levanté en vilo y me la monté, aún vestida, sobre mi abdomen para besarla, acomodándole la verga entre las piernas.

    Ella se tomó de mi cuello y empezamos otra sesión de húmedos besos. Mis manos la empezaron a recorrer como si de una mujer hecha se tratara. Le acaricié la espalda y las nalguitas sintiendo como respondía y sus besos se apasionaban más y cómo se movía sobre mi camote, notándolo claramente a lo largo de su rendijita apretada por su pantaloncito.

    Le metí las manos por debajo de la camisetita que traía y le sobé los incipientes pechitos, sólo sentía sus pezoncitos muy parados, casi no había más, pero a ella le gustó mucho y solita se levantó la blusa, forzándola porque le quedaba muy justa, y me tomó de la cabeza invitándome a probar. Tuve que levantarla un poco de las axilas, no alcanzaba bien, y me puse a chupetear y lamer esos botoncitos como frijolitos tiernos del mismo color de su piel.

    Ella sola se empezó a desabrochar el pantaloncillo, mientras yo le chupaba los pezones, tal parecía que estaba dispuesta a pasar al siguiente nivel. Cuando vi que ya el broche y el sierre estaban libres la bajé de mí y la puse de pie en el suelo. Sus manos deslizaron la prenda por sus caderitas y aparecieron sus calzones, blancos, inmaculados… Sin darle tiempo a que siguiera quitándoselos, la atraje a mí y le metí la mano entre el calzón y su abdomen, era increíble la humedad que encontré, parecía gel y su cantidad era muchísima.

    Le metí un dedo y ella sumisa abrió las piernas para que yo le siguiera. Entonces metí otro dedo y cupo!! Le pregunté si ya no era virgen y me dijo que no, sólo con la cabeza, como ya era su costumbre.

    La puse de espaldas y me la senté en la verga, con su pantalón hasta medio muslo. Desde allá metí mi mano otra vez por entre su calzón, sin quitárselo y le recorrí toda la pepita, llenándomela del liquido vaginal que la cubría toda la vulva y le seguía saliendo.

    Le metí los dedos y ella sola se restregaba apasionadamente mi vergona en las asentaderas, moviéndose como una serpiente, descontrolada.

    Se vino la nena… y vaya que se vino. Me parecía que se iba a desmayar, por un momento me asusté. La sentí ponerse tiesa, hasta pesó menos… Me sacó un susto, carajo!!

    Cuando reaccionó la puse de ladito sobre mí, como bebé y la miré de cerca, examinándola. Como si de una mujer se tratara, abrió sus ojos, se limpió el sudor de la frente con ambas manos y mirándome fijamente me dijo: "Haayyy, qué rico… Oiga… Qué rico me hizo"… No pude menos que volver a prenderme de esa boca y meter mi lengua lo más profundamente que pudiera, impresionado y destanteado por esta criatura que no terminaba de sorprenderme. Desde luego ella aceptó perfectamente la lascivia de mis besos acoplándose de inmediato a mi exigencia. Así descansando en mi brazo la tomé con mi otra mano de la cara y con mis dedos le apretaba las mejillas forzándola a abrir bien la boquita y así le metía la lengua y le pedía que sacara la suya para chupársela y lengueteársela con la mía, en un beso muy, pero muy cachondo.

    Ya muy calientes le dije que se la quería meter, que si podría aguantar mi vergota… Respondió que sí, sólo que se lo hiciera despacito pues la tenía demasiado gorda. Le pregunté que comparada con quién. No lo podía creer, me interesaba mucho saber quién más le metía mano a esta niña, como si se tratara de una mujer… de una de mis mujeres.

    En eso estábamos, casi le saco la confesión cuando se escucha el cerrojo de la puerta principal… En la madre!!, quién podría ser a estas horas, tal vez mi padre… Ya valió verga!!

    Como en las caricaturas a toda velocidad nos empezamos a vestir y yo desesperado notaba cómo no pudieron abrir y empezaron a tocar la puerta con fuerza. Ella tranquila me dijo que había puesto el cerrojo interior, que no iban a poder entrar si no lo retirábamos desde adentro. Bendita seas!! Si no hubiera hecho eso cuando llegó, nos hubieran sorprendido gacho.

    Escuché el grito de: "Licenciado, Licenciado…ábranos!!" Eran los señores que hacían la limpieza, un matrimonio de edad al que papá tenía confianza para trabajar de noche en el aseo general de las oficinas, no me acordaba. Agarré a Sandy de la mano y con su canasta la llevé al lobby y la escondí bajo el escritorio de la recepcionista. Les abrí a los señores del aseo, confiado en que siempre empezaban de atrás hacia delante, o sea del fondo hacia el frente de las instalaciones. Nos saludamos y ellos se fueron al fondo a empezar su labor.

    Cuando vi que estaban lejos y ocupados fui y saqué a la nena de donde la escondí y le dije que si me esperara en la calle, que se fuera a la esquina de a dos cuadras y que pasaría por ella en mi coche, que si podía ser?, que tenía muchas ganas de cogérmela y no aguantaba . Claro!!, oiga -me dijo- yo también quiero todo con usted. Nos besamos como novios y la saqué a la calle, no sin antes asomarme a ver si no había quien nos viera… ¡¡Qué onda, cabrón!!, que chingados me pasaba?? Esta chavita me traía loco perdido, cómo era posible…

    Fui y me despedí de los afanadores y me subí al carro, todavía evaluaba lo que iba a hacer, pero no había más: Hasta la saliva de esa criatura me gustaba!!, los que han tenido muchas mujeres en su vida me entenderán, cuando se junta el gusto por una combinación de detalles de una mujer ( físicos desde luego, los "internos" como ellas dicen, nos valen madre), esa nos pierde, nos enloquece, y tal parece que no importa su edad…

    Me dirigí a la esquina acordada y allí estaba. Puta madre!!, es una niña, no mames… pensé cuando la vi tan pequeña, media cuadra antes de llegar. No traía su canastita. Al subirse le pregunté por ella y me dijo que la había encargado en el resturante de la esquina, amigos de ella, para no tener que cargarla, que allí la dejaba siempre.

    Y ahora qué?, pensé. No. No, se me hace que ahí la dejamos, no me vaya a meter en un pedo… en un broncón. Casi estaba por decirle que mejor ahí la dejábamos, que se bajara, cuando en un semáforo en rojo, se hincó en su asiento y echándome los brazos al cuello me metió la lengua en la boca; me dio un beso tan sabroso y me apretó la verga con suavidad sobre el pantalón, que me desarmó. Diciéndome con sinceridad inocente: -"Hay, oiga, ya quiero estar con usted. Me gusta bastante, lo amo… nunca pensé que se me hiciera con usted; se lo voy ha hacer bien rico"…

    Ufff!!!, la verga me dio un brinco, sentí clarito como me salía un chisguete de jugo preseminal retenido; pinche niñita… le sacaba años luz a algunas pendejas, mucho mayores que ella, que se han cruzado en mi camino.

    El semáforo cambió y avanzamos, aprovechando que traigo los vidrio tintados y que ella no hacía mucho bulto, me abrí la bragueta y me saqué la reata rampante y muy hinchada, por la poca acción de la semana y por como me la ponía esta mocosa.

    Ella se sentó bien y la miró, encantada y feliz. Me la saradié y conduciendo le dije: -Mámamela, chiquita, mira que rica la tengo. Solita se inclinó sobre mí y se puso a saborear su nuevo juguetote, mientras yo pensaba en una lugar seguro para darle final feliz a mi locura. Incluso, moví el espejo interno para con la luz mercurial, ver aunque sea poquito, como me la chupaba. Así de ladito le cabía más porción de chile y se sentía divino.

    Me acordé de un motel, sobre una carretera de las que entran a la ciudad, a donde he ido varias veces. En auto entras hasta el cuarto, nunca se ve a la pareja que llevas, solo sacas el dinero por la ventanilla, por una rendija sin bajar el vidrio. Sandy iba dándome una mamada deliciosa, de esas que sientes que las plantas de los pies te arden, cabrona niña, que bien sabía comer verga!! En los semáforos la agarraba de la cabeza y le decía cómo le hiciera, que me lamiera con su larga y delgada lengua todo el camote y que me la metiera por el agujero de la cabezota. Iba yo encantado!! La tuve que interrumpir para que me dijera hasta qué hora podría llegar a su casa, ya eran casi las 9 pm. Fue algo chistoso oír el ruido que hizo su boca cuando le saqué el fierro de ella, incluso la tuve que agarrar del chongo pues se resistía a separarse de la vergona que se estaba refinando. Me dijo que no había problema, que ella algo inventaba, que no me preocupara. Se clavó el garrote otra vez hasta las amígdalas y le siguió sin importarle siquiera adónde íbamos.

    Al llegar a las cercanías del motel, la separé de mi reata y le dije que se echara mi chamarra encima hasta la cabeza. Así entramos sin problema. Después de pagarle a un tipo nos pasaron a una habitación con cochera y cerraron tras nosotros el portón. Bajé a la nena envuelta en la chamarra y yo con la reata de fuera y nos encerramos con llave. Ya estaba, ya no había reversa, le iba a meter mis urgidas 8 pulgadas y ¼ en su agujerito de 13 años.

    Encantada se puso a revisar el cuarto y a moverle al televisor, feliz e impresionada, no creo que hubiera pisado un motel en su vida, ya sería mucha mamada.

    Entré al baño, a enjuagarme la verga en el lavabo y exprimírmela un poco, cuando salí ya estaba desnuda, encueradita completamente. Se acercó a mí y me abrazó por la cintura, recargando su cabeza en mi pecho; de puntas en sus pies era notable la diferencia de estaturas. Le di un besito en la cabeza y la separé de mi, la cogí de las manos y la invité a que me modelara para verla bien.

    Muy delgadita, espigada. Sus pechitos apenas eran una promesa y su cintura muy breve. Sus caderas si eran algo sinuosas, seguramente por los camotes que ya se había tragado y sus piernas bien proporcionadas a su delgadez, largas y torneaditas. Su chuminito era lampiño, tenía algunos pelitos, no gran cosa. Lo que me gustó mucho fueron sus nalguitas, llenitas y esponjosas, redonditas y muy tersas.

    -Qué bonita!!, chiquita, qué chula estás…le dije, sabiendo que su joven vanidad necesitaba incentivos y eso, a mí, me daría mejores resultados. –Le gusto?, oiga. Usted también me gusta mucho, siempre me ha gustado… desde hace mucho que me lo quería "echar"… me confesó, inocente y enamorada.

    Vaya con la niña, ya me traía en jabón!!

    Algunas veces conversando con mis amigos tocamos el tema de las chavitas y discutíamos cuando alguien afirmaba que ya ellas estaban muy adelantadas. Ahora lo compruebo.

    La acosté boca abajo en la cama, con las piernas colgando y me dispuse a gozar de esas nalguitas que tanto me habían gustado. Me hinqué en el suelo y se las besé con calma y se las lamí metiendo mi lengua entre las dos, acariciando la tersura de sus muslos. Ella se empinó un poco y pude llegar fácilmente hasta su culito y su rajadita. Qué delicia, limpiecitos, deliciosos. Suspirando se subió bien en la cama y se puso de rodillas y empinándose arqueó sus nalguitas dejándome el camino más fácil todavía, para meterle la lengua bien adentro de la pepita y en la colita.

    Después de un rato, la volteé y la puse de espaldas en la cama, le abrí bien las piernas y me dejé ir a su rajita a lamer y chupar como bien sabía que le gusta a las viejas. Se puso como camión y se vino en un delicioso orgasmo, temblando como un pajarito mojado, apretándome la cabeza con sus muslos. Agridulce, fresco, exquisito, así es el jugo de esta criatura; caliente y suave… Nunca probé nada igual.

    Mientras ella estaba como dormida, como antes en la oficina en su primer orgasmo de la noche, yo me desvestí completo. La cargué y la llevé a un sofá que estaba a un lado de la cama, para quitar las sábanas y meternos bajo ellas.

    Cuando regresé por ella ya estaba "conciente" y, recargada de lado en el sofá con las piernas abiertas, se tocaba con los dedos la rajadita de la pepita. La manera como me miraba me hizo pensar si acaso no sería una mujer hecha y derecha atrapada en un cuerpo de niña de 13 años. Qué pendejadas, verdad? No puedo describir la expresión de su rostro, de sus ojos. Era una mirada de "mira lo que te ofrezco, saboréalo…", de calentura inaudita, descarada y cachonda.

    Me acerqué y ella en ningún momento dejó de acariciarse sola y de mirarme a los ojos. Al verla así se me antojó un beso de esos que ella sabe dar y me puse de rodillas en el piso. Me acerqué y me pegué a su boca sintiendo el delgado estilete de su lengua entrar hasta mi campanilla. Estuvimos cerca de 10 minutos ensalivándonos mutuamente las bocas, ella nunca dejó de acariciarse la vulvita mientras me besaba. Me enderecé y le ofrecí mi garrote, henchido ya de la presión que traía, con las bolas a punto de rompérseme de lo atrasado que andaba.

    Se lo metí en la boca y le solté el pelo de la liga que traía, se veía muy sensual… Movía su cabellera, cambiando de posición para mamarme bien la verga, echando su cabellera sobre ella y retirándola de un golpe de su cuello y cabeza, buscando mi fierro desde otra posición.

    La recargué otra vez en el sofá y me monté encima de ella, con mis rodillas a ambos lados de su cuerpo. La tomé de la cabeza y la empecé a poseer por la boca. Le metía mi palote hasta que topara y se lo sacaba todo, sólo para que tomara aire o para hacerla que me besara y lamiera los guevos y se la volvía a enterrar con firmeza. Al no sentir sus manos ni en el fierro ni en mis piernas, las busqué y las encontré entre sus muslos, pajeándose a todo lo que daba con ambas. Nunca dejó de autosatisfacerse.

    De su boca salía una gran cantidad de saliva que ella sorbía cuando le daba oportunidad. Mi verga estaba increíblemente parada y gorda. Sólo la loca casada que me estoy cogiendo ha logrado ponérmela así y eso cuando me dice en la cama que quiere que su marido nos vea cogiendo para que vea el vergón que le están metiendo y que sepa cómo se hace; y como lo conozco a él y esta perra antes de mí, era muy mojigata, me acelera la arrastrada.

    Sentí como desde lo más profundo de mi próstata se desprendían los mocos por litros y me recorrían todo el tubo del fierro y sin parar de literalmente jodérmela por el hocico, le dejé ir lo primero que salió, dando un grito que seguramente se escuchó por todo el puto motel. Ella se aguantó, firme, valiente. La leche le salía a presión por los lados de la boca, como si ella misma la estuviera escupiendo sobre mis muslos. Cuando se la quise sacar ella no se dejó… quería que me la siguiera chingando por la boca. Se la volví a meter y así a medio palo, volvimos a la carga sólo para que un par de minutos después ella fuera la que descansara en un sabroso orgasmo, más silencioso que el mío, pero no menos rico. Se había estado masturbando  mientras yo se lo hacía por la boca, será caliente la nena?

    Nos fuimos al baño y nos metimos en la ducha. Con cariño y paciencia me lavó bien todo el garrote y los testículos mientras platicábamos. Le preguntaba que con quién más había estado y se resistía a responder. Le dije que no fuera fea, que me tuviera confianza, que me ponía triste que no me lo dijera… –No, oiga, no se ponga triste porque me hace llorar…yo lo amo y no quiero verlo así… me respondió, y se le llenaron los ojos de lagrimas.

    Ah chingado!!, pensé. Pues cuándo empezó esta niña a soñarme? Bueno, pues ahí voy. Tengo que aprovechar y sacarle la sopa, no? A ver que me dice. Además falta lo bueno, dejarle ir mi buen amigo, "el 8 pulgadas y ¼", hasta que tope bien adentro de sus entrañas….

    Fin

    NOTA: No logré encontrar la continuación de éste relato 🙁

    La isla del Edén, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La isla del Edén, Parte 03 (de Janus)

    14 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Jovencitos

    Esta publicación es la parte 4 de un total de 6 publicadas de la serie La isla del Edén

    En la tarde.

    Después del almuerzo, Amy y Claire fueron a jugar afuera con el resto de los estudiantes. Todo el mundo se aseguraba de utilizar un montón de protector solar para protegerse del fuerte sol del mediodía. Las niñas exploraban  el patio de recreo. Había un grupo de niños jugando a la pelota en la esquina más alejada. Una media docena de primer grado desnudos saltando la cuerda cerca de los columpios.

    "Ahí está Shannon", comentó Amy. "Le está dando una mamada al Sr. Harrison, después de todo, ella es la consentida..."


    "¿Dónde?" Preguntó Claire. Amy señaló. Efectivamente, vió las coletas rubias de Shannon ondeando mientras su cabeza se balanceaba arriba y abajo sobre el pene del señor Harrison. El propio Sr. Harrison estaba sentado sobre una manta, observando la zona de juegos para asegurarse de que todo el mundo se comportara.


    "Apuesto a que no lo hace eyacular", dijo Claire con disgusto.


    "Mira, ahí está Rufus", dijo Amy señalándolo. Claire forzó la mirada. Amy estaba enamorada de Rufus, que era dos años mayor que ellas, tenía nueve. "Recuerda la semana pasada cuando dijo que le gustaría jugar con nosotras? Tenemos que ir a preguntarle si quiere jugar ahora."


    "No lo sé", dijo Claire. "Realmente no me siento con ánimos hoy."


    "¿Está segura?" preguntó Amy.


    " Sí" respondió Claire. "Pero vé tu."


    " Está bien", dijo Amy."¿Te importa si uso tu botella de lubricante? Olvidé la mía."


    Claire le entregó a su amiga la botella y miró como Amy corría hacia Rufus. Vagó sin rumbo por el patio de juegos. Caminó por varios grupos de estudiantes que habían formado parejas y ahora tenían relaciones sexuales. En el jardín del frente, los profesores se sentaban bajo los árboles en busca de sombra. Claire no quería unirse a ellos por temor a ser calificada de la mascota de un maestro. Podía ver a Shannon aún trabajando en la erección del Sr. Harrison, así como a las mascotas de otros maestros que estaban dando mamadas y masturbándolos.


    Finalmente , Claire decidió sentarse en la acera y esperar a que sonara el timbre. Buscó en el patio de recreo a Amy y finalmente encontró a su amigo. La niña de segundo grado estaba a cuatro patas y disfrutaba en ambas direcciones. Detrás de ella Rufus bombeaba rápidamente su ano mientras Amy daba una mamada a su amigo, arrodillado ante ella.


    Por fin sonó la campana, indicando el final del recreo. Los estudiantes comenzaron a acercarse a la entrada de la escuela. Claire se encontró con Amy, que sonreía triunfalmente. " Tiene una gran mancha de semen en el pelo", le dijo Claire.


    "Lo sé", dijo Amy". Mi espalda está cubierta también. ¿Ves?" Se dio la vuelta para mostrar Claire varios hilos de semen que cubrían su espalda." ¿Me acompañas al baño a limpiarme?"


    "Claro", respondió Claire. "Oye, mira por allí!" Señaló el señor Harrison, que estaba de pie en la entrada de la escuela, asegurándose de que nadie  empujara. "Su pene sigue estando duro", le susurró a Amy. "Te dije que Shannon no sería capaz de hacer que eyaculara. "Ambas se rieron la una a la otra antes de apresurarse al baño. Llegaron a la sala de clases al igual justo a tiempo.


    El resto de la jornada escolar transcurrió sin incidentes. Claire asistió a sus clases de música, geografía e historia. Finalmente, tuvieron sólo cinco minutos al final del día escolar. El Sr. Harrison, claramente cansado después de su largo día, se sentó detrás de su escritorio, esperando a que el reloj indicara la hora. Los estudiantes estaban inquietos en sus asientos mientras esperaban a que sonara el timbre, así que el señor Harrison trató de hacer un poco de conversación para pasar el tiempo.


    "¿Todo el mundo recuerda lo que hemos aprendido hoy durante la Exploración hora?", les preguntó. Ellos asintieron." Bueno, asegúrese de usar ese conocimiento tan pronto como sea posible, o de lo contrario, lo olvidarán"


    Maddie levantó la mano."¿Le gusta tocarse la próstata, señor Harrison? " -preguntó ella.


    "En realidad, Maddie, sí lo hago. Es una de mis cosas favoritas. ¿Y tú? ", le preguntó. "¿Cuál es tu actividad sexual favorita?"


    "Me gusta recibir sexo oral", respondió la niño de siete años.


    "¿De quién? ", preguntó el profesor.


    "Um ... Me gusta que lo haga mi mami", dijo Maddie después de pensarlo. "Mi papá puede hacerlo también, pero prefiero a mi mami. "


    "Ya veo", respondió. Entonces el señor Harrison recorrió la sala interrogando el grupo de segundo grado sobre la actividad sexual que más les guste.


    "Jesse?", le preguntó.


    "Me gusta poner mi puño dentro de la vagina de mamá. "


    "Antoine?"


    "Me gusta cuando mi primo pone su pene dentro de mí."


    El Sr. Harrison asintió. "Ahora puedes mostrarle cómo dar masajes a su próstata también, ¿verdad?" Antoine asintió. "Bueno. Maddie, eres la siguiente."


    "Me gusta posar para las fotos de mi padre cuando él trae a sus amigos"


    "¿Qué tipo de fotos?" -Preguntó el señor Harrison.


    "Ellos, um ... Bueno, mi papá trae a sus amigos y ellos arrojan chorros sus cosas en mi cara y luego me toman fotos. "


    "Ajá ", dijo Harrison. "Faciales. Están eyaculando su semen en tu cara. Shannon? "


    "Um, me gusta el sexo oral también."


    "Amy, cuéntanos lo que te gusta."


    "Me gusta cuando mi papá pone su lengua en mi ano."


    "Correcto", respondió el Sr. Harrison. "Eso se llama beso negro. Julia, eres la siguiente."


    "Me gusta ver a mi papá tocándosela"


    " Masturbarse", el Sr. Harrison la corrigió . "Louie?"


    "Me gusta jugar con mi mamá y mi tía", dijo Louie .


    "¿Qué tipo de juegos?" -Preguntó el señor Harrison.


    "Um, a veces mi mamá me lo chupa, quiero decir que me da sexo oral, mientras que yo doy, um , sexo oral a mi tía al mismo tiempo."


    "Muy bien, " dijo el señor Harrison. "Hay tiempo para uno más ... Claire , ¿y tú ? ¿Qué te gusta más?"


    "Um..." Claire trató de pensar en una buena respuesta que nadie hubiera dicho aún. "Me gusta ... me gusta tragar el semen de mi papá cuando le doy sexo oral. "El Sr. Harrison sonrió y asintió con la cabeza. Justo en ese momento, sonó el timbre. Hubo un ruido en toda la escuela cuando los estudiantes se apresuraron a salir de sus aulas.


    " Nos vemos mañana", dijo el Sr. Harrison.

    Continuará

    La depravación de una madre, relato erótico en blogSDPA.com

    La depravación de una madre, Parte 02

    14 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, BDSM

    Esta publicación es la parte 3 de un total de 10 publicadas de la serie La depravación de una madre

    María levantó la mirada al hombre por primera vez y vio que llevaba un uniforme de presidiario.  El miedo se apodero aún más de ella.  Ella había escuchado en la radio en la tarde, que un peligroso violador se había escapado de la cárcel, y aconsejaban a todos a mantener las casas aseguradas mientras era aprehendido de nuevo.

    También se estaba dando una recompensa por cualquier información que llevara a la captura.  Miró a los niños y vio la mirada de miedo en sus ojos, entonces, tomando fuerzas, trago duro y calmadamente dijo: "No nos haga daño por favor.  Arriba de la mesa está el dinero en efectivo que tenemos.  Puede tomarlo."

    "Cállate puta.  Ahorita lo que tengo es hambre.  Tráigame algo para comer.  Yo la voy a estar vigilando y si hace algo estúpido, tus hijos van a pagar.  ¡Vamos Muévete!"

    María se levantó con temor, para ir a la cocina.  Pero cuando se disponía a marcharse, escucho:

    "Yo no he dicho que te muevas.  Tenía tanto tiempo encerrado en ese maldito penal, y no había visto una mujer tan buena como usted, señora.  De seguro no es difícil tener un hombre que este babeándose por usted."

    "Gracias señor." Respondió María con voz temblorosa.

    "Ahora quítate esas faldas, que quiero ver tu trasero."

    "Señor por favor, tenga compasión de nosotros.  Ellos son mis hijos, y nosotros somos una familia cristiana."

    "Bueno entonces sería mejor que tu preciosa hija mayor se desnudara, ,para mí."

    "No, no está bien, yo me quito la falda." Con eso María se soltó la falda con dedos temblorosos, y dejo caer la falda a sus pies, quedando de pie frente al hombre y a sus hijos.  Inmediatamente bajo sus manos y cubrió su horca.

    "Venga acá perra." María se acercó al alcance del hombre.  "Date vuelta."

    María se giro y el hombre empezó a manosear sus grandes nalgas, estrujándolas y abriendo sus nalgas, dejando a la vista de él y de sus hijos, el hueco del culo.  "Uhm, uhm que rico, tanto años que no acariciaba, algo así." El hombre se mantuvo unos minutos más manoseando y estrujando las nalgas de María.

    "Ahora quítate la blusa, puta que quiero ver las tetas."

    María quería negarse de nuevo, pero no lo hizo, en cambio quito las manos de su horca y rápidamente soltó los botones de la blusa y se la saco dejándola caer al piso.  "Date vuelta."

    María se giro de nuevo, pero esta vez no bajo las manos, para proteger sus zonas íntimas, más bien coloco las manos en sus caderas, y apunto al hombre sus grandes tetas, que querían salirse de sus sostenes rojos de media taza.  Los niños ya se estaban acostumbrando a la presencia del extraño que estaba siendo entretenido por su mamá.  El hombre había dejado el revólver sobre una mesita cercana.  Los niños y María lo habían notado. Esto la tranquilizó.  El hombre manoseo las tetas de María unos segundos. Entonces él mismo giro a María, y dándole una fuerte palmada en las nalgas que la hizo saltar y chillar.  La mando a la cocina.  En la cocina María había notado que ya no tenía miedo, extrañamente en cambio se sentía cachonda.  Sentía que la horca de su mini panty estaba mojada.  Preparó al hombre una comida rápida, ante la mirada atenta de él y de sus hijos, que desde la posición donde estaban podían verla.

    Después de preparar el alimento María llevó el plato a la sala y lo coloco sobre la mesita.  El hombre había puesto la pistola sobre su regazo. El hombre aparto la mesa, entonces se sentó en la orilla del asiento donde estaba sentado, abrió los botones de su bragueta, y expuso su miembro flácido que parecía un salchichón, de unos 25 centímetros de largo y al menos cinco de grueso.  Los ojos de María se abrieron, de asombro y temor nuevamente.  Ella pensaba que quizás el hombre comería la cena y luego tomaría el dinero y entonces abandonaría la casa, pero no.  Más bien estaba allí mostrando a todos un palo del tamaño que ella nunca se imagino, que podría existir.  Ella sabía que el miembro de su esposo era pequeño y delgado, pero ni en sus más húmedos sueños se pudo imaginar uno de este tamaño.  Este era grande y grueso y estaba flácido, ella se maravillo que tamaño tendría cuando estaba erecto.  Ella levantó la mirada del miembro y volteo a mirar a sus hijos.  Lo que vio, la perturbó aún más.  Tanto Juanita como Patty estaban hipnotizadas con ese palo.  En cambio, Pablito y Pedrito tenían la mirada puesta sobre ella, como si quisieran adivinar que estaba pensando.  El hombre la saco de sus pensamientos cuando gritó:

    "¡No te quedes ahí parada perra!  Agáchate en cuatro y venga acá."

    María nuevamente dirigió la mirada a sus hijos y noto que todos parecían interesados en ver lo que ella iba hacer.  No percibió miedo en lo más mínimo en ninguno de ellos.  Entonces pensó que no tenía caso luchar.  Ella se agacho y se puso en cuatro, y agachas fue al regazo del hombre hasta que podía oler el fuerte olor del miembro.  El hombre tomo un manojo del cabello de ella y la empujo hacía él hasta que la cabeza estaba completamente sobre la horca.  Él dijo: "Ahora lame mi guevo como una buena perra." María levantó la mirada a él como si quisiera suplicar, entonces a sus hijos.  Pedro y Pablo tenían una sonrisa dibujada, mientras Patty y Juanita, estaban en expectativa, esperando.  Ella sabía cómo complacer a un hombre con la boca, ella había mamado el guevo de su esposo incontables veces, y algunas veces hasta lo había hecho allí en la sala, con él sentado justo donde estaba sentado el hombre.  También aquella tarde había ganado el contrato con Don Manuel, utilizando su boca.  María aguanto la respiración un poco mientras se acostumbraba al fuerte olor que emitía la horca del hombre.  Entonces tímidamente abrió la boca y empezó a dar pequeñas lamidas al salchichón que sobresalía de la horca.  El tipo entonces agarro el plato y lo coloco sobre la espalda de María y empezó a comer.  Los niños no dejaban de mirar a su mamá lamiendo, aquel trozo de carne.  Al rato la excitación nuevamente se apodero de María y empezó a lamer con entusiasmo.

    El hombre empezó a sentir el efecto de las mamadas, y el miembro se puso erguido alcanzando, unos treinta centímetros y unos ocho centímetros de grueso.  María estaba demasiado excitada para mostrar algún tipo de recato, entonces se dispuso a lamer aquel bello espécimen descaradamente, no solo lamiendo sino tragando el miembro hasta donde podía. Ella había aprendido el arte de la garganta profunda, los escasos quince centímetros de su esposo ella los podía tragar hasta que los labios tocaban las bolas, y luchaba por tragar lo más que podía con este.  María no se había dado de cuenta, o no le importaba ya, que las tetas colgaran libres mientras batían de lado a lado, como peras de boxeador.  El hombre se inclinó hacia adelante y empezó a bajar las mini pantaletas, María abrió las piernas para permitirle mejor acceso.  Al rato la mini panty estaba en las rodillas de la mujer.  El hombre manoseaba las nalgas y coño de María mientras comía y limpiaba las manos llena de grasa y comida.  El hombre retiro el plato vació de la espalda y entonces se dedico a manosear todo el cuerpo de María.  Ella empezó a responder a las caricias meneando el cuerpo y caderas al ritmo de sus mamadas.  Entonces como a los veinte minutos de mamar un chorro de semen se disparo directamente a su garganta, María trago hasta que no salía ninguna gota, y continúo hasta que el miembro estaba flácido de nuevo.  Entonces lo soltó y con ojos vidriados de excitación, levantó la mirada al hombre, como si esperara otra orden.  En ese momento se escucho a los lejos y acercándose en el camino una sirena de policía. El hombre se levantó, empujando a María al suelo, y salió de la casa huyendo.  Cuando sintieron que la patrulla pasaba frente a su casa, los niños corrieron a la ventana.  Entonces vieron cuando pasaba la patrulla.

    Cuando los niños retornaron a la sala, su mamá había recogido todo su equipo que estaba regado en el piso y había corrido al baño.  María salió del baño después de haberse bañado y puesto una vieja bata de casa, como las que normalmente usaba.  Los niños estaban en la sala todavía descreídos de todo lo que habían visto.  Cuando María fue a la sala todas las miradas se posaron en ella como si quisieran una respuesta a una pregunta.  María fue directamente a la ventana y miro hacia la carretera.  Pero solo había oscuridad y silencio allí afuera.  María regresó a la sala, se sentó y dijo: "Si la policía viene para acá, ustedes no han visto a nadie.  Yo no quiero problemas, con nadie.  Más bien debemos dar gracias a Dios que nada paso." Los niños no atinaban a decir nada, entonces María se dio cuenta que ellos querían era saber sobre su conducta, momentos antes.

    "Porque me miran así.  Yo hice lo que cualquier madre de cuatro en una situación como esta hubiera hecho." Pero el silencio de los niños parecía preguntar más que las palabras.

    "Ok está bien.  Exagere un poco, pero no me culpen.  Cuando vi que ustedes no estaban asustados, sino más bien interesados en lo que estaba pasando.  Me sentí débil, y me deje llevar por mi deseo, además, yo ya tengo meses sin recibir el cariño de un hombre.  Perdón ok."

    "Fue Cool Mami." Dijo Patty en tono travieso.  Todos reían.  Entonces la tensión bajo.

    "A mí me gustaría que regresara de nuevo", dijo Patty de nuevo.

    "Que estás diciendo Patty" rápidamente comentó Juanita.

    A mí también dijo Pablito."

    "QUEEE estás loco." Dijo de nuevo Juanita.

    "Cálmate Juanita, yo te vi también y a Patty, y vi como no apartaban la mirada del pene de ese hombre.  Entonces deja de fingir.  A mí también me impresionó ese pene.  El de su papá no era tan grande, pero les juro que este debe ser muy difícil de encontrar, dicen que los negros son bien dotados.  Pero definitivamente este hombre tiene uno de caballo.  Bueno ya es suficiente de hablar.  Es hora de cenar y dormir, porque mañana tienen clase y yo tengo que trabajar"

    Continuará

    Varios clips de audio, distintas situaciones... ¡muy sexys! (Audio en inglés)

    13 de noviembre de 2024 en Audios L0L1 & Sh0t4

    Esta publicación es la parte 3 de un total de 6 publicadas de la serie Audios L0l1 & Sh0t4

    Les traigo una compilación de audios cortos pero extremadamente sexys, déjenme sus comentarios para ver si les agradan este tipo de audios.

    Boy's Bathroom

    La nueva profesora se masturba en el baño de niños...


    Gimme Good Grades!

    Una alumna le pide a su profesor buenas calificaciones...


    Go as deep as you'd like

    Una madre le pide a su pareja que se coja a su hija tan profundo como pueda...


    Mommy, stop it!!

    Una niña le pide a su madre trans/futa que deje de penetrarla...


    P3d0 babysitter

    Una niñera le explica a dos niños lo que está a punto de ocurrir...


    P3d0 life guard

    La narradora explica lo difícil que es ser salvavidas y tener que ver niñas en traje de baño todo el día...


    P3d0 mommy loves Amy

    A mami le gusta ver a su hija Amy siendo cogida por diferentes hombres...


    P3d0 trans girlfriend

    La narradora explica cómo es tener una novia transexual, adicta al sexo y a los niños...


    P3d0s are sexy

    Una joven disfruta siendo cogida por ciertas personas...


    Try and quit

    La narradora te anima a... bueno... mirar cierto contenido...


    Watching certain porn

    Una mujer descubre cierto género pornográfico y no puede dejar de verlo...

    La dulcerita, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La dulcerita, Parte 01

    13 de noviembre de 2024 en Jovencitas, Exhibicionismo, Relatos SDPA

    Esta publicación es la parte 1 de un total de 2 publicadas de la serie La dulcerita

    Uffff!!!, qué caliente andaba. Divorciado, con 24 años de edad y además con una de mis Perras de vacaciones con su esposo y sus hijos, y la otra, la soltera, hospitalizada por una accidente automovilístico que tuvo este fin de semana, me urgía acción.

    En plenitud de mi vida sexual, con un buen pedazo de verga de 8-1/4 pulgadas, acostumbrado a moverla bastante, ahora me encontraba en blanco desde casi una semana. Incluso pensé, cuando venía a la oficina de regreso de la comida, en pasar por una de esas salas de masaje, donde por unos pesos te hacen un oral y de perdido descansas los adoloridos testículos... No me decidí, no es el caso, como que todavía no estoy para pagar por sexo, aunque de una mamada se trate. Qué rápido caí...

    Esa misma tarde, después de que la secretaria (más bien secretaria de mi padre, una señora ya vetusta de edad, y de antigüedad siendo el brazo derecho de él, el dueño de la empresa familiar en la que empecé a laborar tan pronto terminé mi carrera de abogado), me avisó que ya se iba, me metí al internet a buscar una buena página porno para darme una buena jalada de verga y descansar aunque sea un poco, me sentía muy congestionado.

    Pasé por y encontré dos o tres cuentos que me dejaron más caliente de lo que andaba, luego me fui a algunos portales de fotos de sexo y nenas en cueros... Ahí me encontré con una divinidad de mujer, exquisita: La presentan como Aria Giovanni; mamacita!!!, quienes la conocen sabrán de lo que les estoy hablando, es una Diosa. Los que no, se las recomiendo. Terminé peor, con la verga casi reventándome de lo parada que la traía. Nada más de ver semejante super mujer.

    Me dispuse a la puñeta. Fui al baño y me traje un rollo de papel, para la lefa. Me bajé los pantalones y el bóxer a las rodillas y sin quitar la vista de la pantalla, me la jalaba muy despacio, observando toda la humanidad de la famosa Aria, imaginando como sería introducirle la lengua en esa boquita tan deliciosa y en todos sus rinconcitos... Mamita, si te me aparecieras ahorita, te embarazaba, PERRA!!!, le decía. Después de varios minutos casi estaba por estallar en lechazos, cuando tocaron a la puerta principal. CHINGA TU MADREEEE!!!, Quién jijos puede ser. Carajo ya mero me venía!, me cortaron la inspiración. Empecé otra vez, sabroso, "hay Aria, qué buena estás", dale... dale y: toc toc toc. "Chingado, cómo molestan". Me medio acomodé la ropa y fui a asomarme por el visor de la puerta, a ver quién tenía la osadía de molestar mi puñeta.

    Era Sandy, la niña de las donas. Ya la había visto por la oficina algunas veces. Vende donas y dulces; con una canastita recorre las oficinas del barrio, ofreciéndole a las secretarias lo que vende. No tiene nada de relevante, o no me había fijado para nada: Por lo poco que había observado, según yo andaba por los 12 años, delgada, pelo a media espalda, lacio y oscuro. Morenita, tostada por el sol, por la friega del recorrido diario. Simpática de carilla; alguna vez que yo estaba con las muchachas, llegó algo maquillada, según dijo que por otras secretarias ociosas vecinas... Se veía guapa, guapita la nena, pensé. Yo casi no la conocía. Las chavitas no se me daban, nunca me faltaron hembras ya hechas... hasta ese día. Además por mi profesión, sé perfectamente la chinga que te paran si te denuncian por estupro: De 10 a 15 años a la sombra, aquí, en mi País.

    No se pregunten por qué, hasta hoy no lo sé yo mismo: Abrí con mucho cuidado el cerrojo de la puerta, para que no escuchara y me retiré de ella, yéndome a mi despacho y sentándome como estaba, con la ropa a la rodilla y mi animal al aire. Era un volado, un cara o cruz, vaya. Si no se le ocurría empujar la puerta y entrar solita, ni pedo, ADIOS. Si por el contrario, entraba... Ya veríamos cómo se daban las cosas. Yo, por lo pronto seguí jalándomela, pero ahora más sabroso, por la emoción.

    Pues sí, sí entró. Incluso, quién sabe por qué, volvió a cerrar con la llave... Yo como si nada, haciéndome el incauto, seguí con la verga al aire, masturbándome de lo más sabroso de lado a la puerta de mi despacho, viendo por el reflejo de los vidrios de un librero como se acercaba de puntitas a mi puerta. Llegó a la puerta y se paró allí mirándome, sin hacer ruido, callada. Perfectamente pude distinguir como abría más sus ojos cuando vio mis 8 pulgadas de verga bien irrigada y sumbante, pajeada muy lentamente por mis dos manos, como exprimiéndomela.

    Por la impresión se le salió un suspiro y volteé, según yo, asustado. Ella soltó la canasta de sus productos y estos se regaron por la alfombra. Sin guardarme la reata, incluso sin dejar de cascármela, le pregunté qué se le ofrecía. Sólo contestó que buscaba a las muchachas. Le dije que ellas se iban desde la 6 y que ya eran casi las 7 de la noche, que si no lo sabía. Me respondió que se le había olvidado y se arrodilló a recoger sus cosas. Yo por mi parte puse el sillón ejecutivo de frente a ella y así seguí jalándomela.

    La niña siguió nerviosa recogiendo sus golosinas, con la cara al suelo pero atisbando como yo me seguía autosatisfaciendo, con los pantalones y el bóxer ya en los tobillos, mostrándole también mis bien hinchados guevotes. Ahí me fijé que traía una diadema, deteniéndole el pelo , retirándoselo de la frente. Cuando terminó, se puso de pie y se quedó allí parada, como castigada, sin hablar, sin dar muestras de retirarse, con la barbilla pegada al pecho.

    Saqué un cigarro y lo encendí. Con una mano fumaba y con la otra me zarandeaba el garrote y me lo pajeaba ya muy húmedo por mi líquido preseminal, embarrándomelo por todo el chilón para que me brillara bien , observándola de pies a cabeza. Noté que la diadema había desaparecido; seguramente estaba en la canasta, clarito pude notar como embebida me devoraba la verga con los ojos escondidos tras el cabello. Ya estaba...

    Le pregunté que por qué venía tan tarde y me respondió que no le fue bien en la venta, que vio mi coche y vino a tocarme, a ver si le compraba algo. Le dije que a mi no me gustaban las donas ni los dulces, que cómo le hacíamos. Sólo levantó los hombros, sin decir nada. Le pregunté porqué no había vendido y se sonrió y se llevó un dedo a la boca, mordiéndose una uña. Rápido le repliqué que seguramente se había ido de novio toda la tarde y me dijo que sí. Le pregunté su edad y me dijo que casi 14 años, que en 5 meses los cumpliría.

    -Te ves más chiquilla, le respondí.

     -Y tu novio, cuántos años tiene?.

    -14, respondió, "es compañero de la escuela". Ya viéndome, sin tapar su cara con el pelo, agarrando confianza. Mirando mi cara y mi palote, bien sacudido con mi mano libre, exhibiéndoselo todito.

    Me confesó, con voz temblorosa por los nervios, que si no lograba reponerse su mamá y su padrastro la iban a regañar mucho, que mejor se iba a seguirle. -Bueno, le dije, cierras bien la puerta al salir, cariñito, adiós.

    Me volví a jugar otro voladito... quería estar bien seguro de que ella estaba interesada, si no mejor ahí que quedara. No se movió!!, siguió mirando la vergona que le estaban enseñando, sin hacer por irse.

    - Ándele, oiga, cómpreme algo, me dijo, se lo lleva a su casa, no sea malito. Yo me sonreí, triunfante y le pedí que me enseñara lo que traía. Solita se acercó y puso su cansta sobre el escritorio, quedando de pie a centímetros de mí, con el fierro casi reventándose, de lo excitado que me estaba poniendo.

    Traía puestos unos pantaloncillos de esos de moda hasta las pantorrillas, muy pegaditos, delgaditos, a la cadera y arriba una blusita top corta, a la cintura, de manga corta, muy fresca también.

    Mientras me enseñaba los dulces y me decía su precio, yo le pasaba la vergota por el pantalón, a la altura de sus muslitos, mojándoselo con mis babas. Al verla y sentirla tan cerca de mí me empezó a gustar, se veía muy linda, olía muy bien, a perfumito juvenil.

    No era, ni por mucho, parecida a mis muchas viejas que he tenido, no. Tenía un aire... un encanto inocente, desconocido para mí hasta entonces. Me provocaba gran ternura ver como sus manitas tomaban los dulces con mucho cuidado, con tanta feminidad; sentirla tan cerca, tan bonita me mareaba. La tomé de la cintura y la volteé de frente a mí y le dije como si fuera una mujer, seguro de que causaría el mismo efecto que siempre he tenido en ellas:

    -Me gustas mucho, Sandy, mi cielito, estás muy chula. La verga le quedó embarrada en el estómago y casi llegándole al principio del pecho, entre los dos. Se me quedó viendo a los ojos, entre asustada e interesada en lo que le decía, con sus manos entrelazadas entre sí, como no sabiendo dónde ponerlas, algo incómoda sintiendo mi garrote bien pegado a su cuerpo. Además sentía mis guevotes en su bajo abdomen.

    Ella volteó a ver su canasta sobre el escritorio y yo sabiendo lo que quería escuchar le dije que no se preocupara, que le iba a comprar lo que ella quisiera y aparte le daría dinero para ella. La tomé de las manos y se las puse sobre mi gordo y necesitado garrote. Sentí la frescura de sus manitas, sus dedos largos y delgados me la tomaron y lo enderezaron. Sus ojos interesados lo revisaron y lo ponían de varios ángulos, revisándola con cariño, como lo había hecho con sus dulces y sus donas, cuando me los ofreció en venta.

    Qué, princesa? Le pregunté.

    -Uuuyy, la tiene muy grande. Bien grande y gorda... Me respondió, abriendo bien sus ojos.

    –Si, nena, tú crees..., le pregunté, no conocías otras?

    – "Sí", me dijo solamente, sin más. Ya no habló... se concentró en jalármela con las dos manitas, sabiendo muy bien lo que hacía, exprimiéndome el juguito que salía de la punta y esparciéndolo sobre la cabeza del pene con sus pulgares, con ritmo, sin yo enseñarle nada.

    La tomé de las mejillas, como para comprobar si mis sospechas, de que esta nena ya sabía de lo que se trataba estar con un hombre, eran ciertas, y le dije que me diera un besito. Retiró su interesada mirada de mi verga y viéndome a los ojos me dijo que sí sin hablar, sólo afirmando con su cabeza. Me tomó del cuello y abrió su boca sobre la mía, ella de pie y yo sentado en mi sillón de oficina. Era buena la nena, por lo menos sabía de lo que se trataba. Era paciente al momento de besar, no se dejaba ir como algunas pendejas ya mayores, ya les habrán tocado, que lo babosean a uno todo. Incluso me recargué en el sillón y ella se vino conmigo, tendiéndose sobre mi cuerpo a todo lo largo, sin dejar de darme su lenguita.

    Se la empecé a frotar en el estómago con la blusa ya subida casi hasta el pecho, haciéndosela sentir en carne viva. Ella sola se frotaba sobre mi palo, sintiendo la cabezona bien hinchada en su piel. La dejé de besar y la subí un poco para restregarle el fierro en la pepita, sobre el pantaloncito y al sentirla volvió a suspirar como cuando llegó. La niña estaba muy caliente, se veía muy bonita así, se mordía el labio inferior muy sexi, si es que una niña de 13 años puede ser sexi. Se detenía con sus manos de cada una de los descansa brazos del sillón y se frotaba en mi verga, pasándosela por la entrepierna del pantaloncito.

    Me miró y se me acercó otra vez para que la siguiera besando. Ya viendo como estaba la criatura, la tomé de las mejillas y la metí toda la lengua en la boca, haciendo mi beso más lascivo y cachondo, calándola, viendo ha dónde se podría llegar con ella... Respondió!!!, los besos crecieron, las lenguas estaban fuera de nuestras bocas, peleando entre sí, enredándose y acariciándose, sin importar la diferencia de edades. Dejó de sostenerse en el sillón y me agarró la verga para masturbarme con una mano mientras me seguía besando.

    Me separé de ella y le dije al oído:

    -La sabes chupar, nenita? Otra vez me miró a los ojos, trémula, sumisa y me lo afirmó con la cabeza: Un silencioso SÍ, y se fue deslizando por mis piernas, al piso, sin dejar de masturbarme mi ya babeante garrote, sin dejar de mirarlo...

    Continuará

    Trucos de un exhibicionista, relato erótico en blogSDPA.com

    Trucos de un exhibicionista, Parte 02 (Final) (de Janus)

    13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Sexo en público, Exhibicionismo

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 2 publicadas de la serie Trucos de un exhibicionista

    Después de mi éxito con el truco de la serpiente en la caja, me inspiré para encontrar otras maneras de exponerme en secreto hacia las niñas. Mi siguiente idea se centra en el mercado local al aire libre que se celebra cada fin de semana. Los agricultores de todo el estado vienen a la ciudad para vender sus frutas y verduras. El lugar estaba lleno de gente, por lo general familias y por lo tanto una gran cantidad de niñas pequeñas. El primer asunto del día fue comprar una vieja silla de ruedas en una venta de garaje. La silla de ruedas me serviría para dos propósitos: primero, los adultos tienden a incomodarse en torno a las personas en silla de ruedas. Por razones, obvias, nadie se queda mirando a alguien en una silla de ruedas. Eso me proporcionaría una fachada perfecta para no llamar la atención. En segundo lugar, la gente se sentiría apenada al ver la silla de ruedas. Seguramente, cualquier cosa que estuviera vendiendo, sería comprado solo por solidaridad.

    No fue dificil tomar la desición de vender plátanos. Fuí a un supermecado local y compré varios racimos. Entonces elegí un bonito y largo plátano, uno que no era demasiado curvo. Corté la punta y la tiré. A continuación, utilizando una cucharilla, saqué con cuidado la pulpa del plátano hasta que todo lo que quedase fuese la piel. Usé un poco de lubricante para facilitar el camino mientras deslizaba la piel del plátano sobre mi pene como si se tratara de un condón. Se ajustaba perfectamente.

    Era un espectáculo divertido, viendo ese plátano colgando de mi entrepierna. Tenía la esperanza de que a algunas niñas les resultara interesante también. Riéndome de mi mismo, me llevé una caja de cartón poco profunda y corté un agujero en ella. Me senté en la silla de ruedas, coloqué la caja en mi regazo y acomodé los otros plátanos alrededor de mi pene.

    Lucía perfecto. Para cualquier transeunte, parecía ser sólo un tipo en silla de ruedas, con una caja llena de plátanos en mi regazo. Casi no podía esperar hasta el fin de semana para probar mi nuevo plan.

    Imaginen mi decepción al ver llover fuertemente la mañana del sábado. Era un aguacero de tal manera que yo sabía el mercado sería cancelado. El domingo, sin embargo, resultó ser un mañana de sol glorioso, con una brisa cálida y el cielo azul profundo.

    Yo tarareaba mientras conducía al mercado con la caja de plátanos en el asiento de al lado. Aparqué lejos para no ser visto desplegar la silla de ruedas. No había nadie alrededor, así que fue muy fácil organizar todo. Puse un poco de lubricante en mi pene, que estaba en estado semi erecto antes de colocar mi plátano/condon. Sólo en caso de necesitar más, guardé la botella de lubricante en el bolsillo de la camisa.

    Mi corazón latía más y más conforme me acercaba al mercado. No me di cuenta de lo difícil que es desplazarse en una silla de ruedas, en particular por los altos topes y aceras agrietadas. Estaba muy sudoroso y demacrado cuando llegué al mercado.Me coloqué en una acera que estaba llena de gente, pero no muy ocupada. Como sospechaba,  la mayoría de las personas me miraron y rápidamente pretendieron desviar la mirada. Hice un breve contacto visual con varias personas que me devolvieron la mirada, avergonzadas. Su malestar era evidente. Por un lado, reconociendo mi presencia significaba que habían notando que estaba en una silla de ruedas. Por otra parte, detenerse a comprar plátanos podría indicar un sentido de compasión hacia mí. ¿Quién quiere tomarse la molestia de hablar con un hombre en una silla de ruedas, con un cartel de cartón que decía: "Bananas - 25 centavos cada uno"? Los niños, ellos serían. Los niños en el mercado nunca están interesados ​​en el frijok, las berenjenas o las aceitunas. Quieren comida que es familiar para ellos. Y los niños pequeños no tenían reparos en acercarse a una persona en una silla de ruedas.

    "Mamá, ¿puedo comprar un plátano?", Preguntó una niña. Le sonreí. Tenía probablemente cinco o seis años, con hoyuelos y lindo cabello rubio y largo. Si alguien miraba cuidadosamente, habrían visto uno de los plátanos en mi caja moviéndose descontroladamente producto de mi exitación.

    "Claro, cariño", dijo una mujer. Vi como ella se volvió hacia su hija y luego me di cuenta que vio hacia la silla de ruedas. "Oh, um ... aquí tienes cariño," dijo ella buscando a tientas en su bolso y entregándole a su hija una moneda. "¿Por qué no acaba de elegir la que te guste? Voy a estar aquí mirando los tomates".

    La mujer se volvió a un puesto a sólo unos metros de distancia. Su hija se acercó a mi silla de ruedas y se inclinó para examinar la bandeja de plátanos en mi regazo. Su cabeza estaba tan cerca que podía oler el encantador aroma de su champú. Llevaba una camisa blanca de manga larga bajo un vestido rojo sencillo que caía a la mitad de su pecho. Mi corazón latía.

    "Mami, ¿cuál debería ser?" Ella llamó.

    "Cualquiera que sea, cariño," su mamá contestó por encima del hombro, sin siquiera molestarse en hacer contacto visual con nosotros. "Tal vez una madura"

    "Está bien", dijo la niña. 

    "Eres una cosita tan bonita", le dije. "¿Cómo te llamas?"

    "Diana", dijo.

    "Bueno, Diana, te voy a contar un secreto", le dije, bajando la voz. "Se puede saber si los plátanos están maduros y dulces apretandolos. ¿Lo sabías? "

    "No", respondió Diana.

    "Es cierto", continué. "Tú quieres uno que no sea demasiado duro, pero tampoco demasiado blando. ¿Por qué no lo intentas? "

    "Está bien", dijo Diana valientemente. La niña metió la mano en la caja y empezó a apretar los plátanos. Mi corazón latía cada vez más rápido mientras se acercaba al centro de la bandeja donde "mi" plátano estaba esperando. Por último, sus pequeñas manos buscaron a tientas mi pene disfrazado.

    Yo estaba en el cielo. Sólo la piel de plátano separó las manos de Diana de mi pene duro y palpitante. Ella le dió al plátano unos apretones, haciendo que me doliera el pene con placer. Ella se dió cuenta de que algo estaba pasando. Vi una mirada de consternación en su rostro.

    "Este se siente diferente", me dijo.

    "¿Crees que esté maduro?" Sugerí. "¿Por qué no tratas de oprimir un poco más?"

    Diana dió a  mi plátano más apretones. Miré a mi alrededor, pero nadie estaba prestando ninguna atención a nosotros. "Se siente raro", anunció. "Es suave, pero no mucho. Es un poco duro al mismo tiempo. "

    En realidad no estaba preparado para lo que sucedió después. Diana seguía tanteando el plátano, enviando  sensaciones agradables a todo mi cuerpo. Estaba tan excitado por la idea de que ésta niña de seis años, sin saberlo, maneja mi pene sin poder detenerla de sacar el plátano del racimo. La cáscara de plátano se desprendió en manos de Diana y mi duro pene quedó libre de su disfraz.


    "Oh caramba", balbuceé, mi cara se puso rojo brillante. Diana estaba mirando atónica la cáscara de plátano en su mano y el pene en la caja. Pensando rápidamente, traté de encontrar una manera salir de ahí sin llamar demasiado la atención.

     "¡Hey!", dijo Diana, visiblemente sorprendida. "¡Había un pene dentro de éste plátano!"

    "Oh, uh .... Sí, "farfullé. Ya podía imaginar el titular en mi mente, PEDÓFILO recibe cadena perpétua por pervertido TRUCO EXHIBICIONISTA.

    "Dios mío, ¿cómo llegó eso ahí?", le dije sin convicción.

    "Se ve como el pene de mi papá", dijo Diana, inspeccionándolo.

    "Oh, bueno, eso es genial", le dije. La niña miró a su madre que no nos prestaba atención en absoluto. Para mi asombro, ella extendió la mano y tocó mi pene.

    "Papá nunca me deja tocar su pene". Me dijo la niña al oído. "Ni siquiera le gusta cuando lo veo.A tí no te molesta, ¿verdad?"

    Yo no podía creer que estaba tranquilamente sentado allí, y que una niña de seis años tocaba mi pene en público. Se sentía fenomenal pero seguía mirando nerviosamente a mi alrededor para ver si alguien nos estaba viendo. Diana se arrodilló al lado de mi silla de ruedas para un mejor punto de vista.

    "Se siente bien", dijo Diana, mientras me acaricia. Sus pequeños dedos exploraron la cabeza púrpura, sintiendo su piel aterciopelada. "¿De quién crees que es éste pene? ¿Por qué estaba en el plátano?"

    Mi ataque al corazón se retrasó por lo menos cinco minutos con este comentario. ¡Diana no sabía que era mi pene! Por lo que sabía, era sólo un pene al azar que se había metido en una cáscara de plátano.

    "Um, nose", le dije, jugando. "Tal vez el agricultor tomó su pene y lo puso ahí, uh, dentro del plátano."

    "¿Crees que querrá recuperarlo?" Preguntó Diana. Pasó las manos por la parte inferior de mi pene, dándole otro apretón. Sin esperar respuesta, continuó, "¿Crees que podría quedármelo? Voy a tener cuidado de él. "

    "Um, no lo creo", le dije. "Estoy bastante seguro de que el agricultor que lo perdió lo quiere de vuelta."

    "Está bien", dijo Diana, decepcionada. "Ojalá papá me la mostrara. Siempre quise ver uno de cerca y tocarlo. Le pregunté a mamá por qué no me lo enseñaba y me dijo que porque no".

    Ella estaba dándole a mi pene un apretón final cuando algo terrible sucedió. Por el rabillo del ojo, vi la sombra de una figura detrás de mi hombro. Mi corazón se hundió. Luché contra el deseo de cerrar los ojos y pedir misericordia.

    "Hey, ¿qué está pasando?"

    Diana se levantó a toda prisa. Preparándome mentalmente, dí la vuelta para encontrarme cara a cara con una joven, probablemente de unos diez años. Tenía el cabello largo y castaño, con una cola de caballo y mejillas salpicadas de pecas.

    "Hum, hola", le dije, tratando de ocultar mi pene con las manos.

    "Aquí tiene, señor", dijo Diana, y me entregó la cáscara de plátano. "Mejor me voy ahora."

    "Ya puede dejar de ocultar su pene", la chica me dijo en un tono de dalo por hecho. "Vi todo lo que pasó."

    Mi cara estaba tan caliente que podría haber frito un huevo en ella. Acomodé los plátanos en la caja para ocultar mi pene desinflándose rápidamente. Yo sabía que todo había terminado, pero me sentí abrumado por una repentina sensación de modestia. La chica se rió de mis esfuerzos.

    "Adelante", le dije, derrotado. "¿Vas a gritar? ¿llamar a la policía? Me iré tranquilamente".

    "No voy a hacer nada de eso," la chica me dijo.

    "¿En serio?"

    "No".

    "¿Quieres decir que mantendrás ésto en secreto?"

    "No diré nada, si eso es lo que me estas preguntando"


    No podía creer en mi suerte. Giré la silla de ruedas y comencé a alejarme tan rápido como podía. "Juro por Dios que nunca voy a hacer algo como ésto otra vez", me dije a mi mismo: "¡Gracias, gracias Jesus, gracias! Nunca miraré a una niña otra vez, lo juro".


    "Hey, espera un minuto", dijo una voz detras de mi. Mire por encima del hombro, sin detener la silla de ruedas. Era la chica pecosa de antes. Me estaba siguiendo.


    "Crei que habías dicho que me podía ir", le dije.

    "Lo que dije fue que no gritaría", me dijo.

    ¿Entonces, por qué me estás siguiento?". Ella corrió a mi lado mientras yo seguía "rodando" hasta mi coche. Estábamos lejos del mercado y no había nadie mas alrededor.

    "¿Se siente bien?". Preguntó la chica. "Que una niña toque tu pene".

    "¿Por qué preguntas eso?". Le dije, confundido.

    "Sólo tienes que responder la pregunta".

    "Si", dije finalmente. "Se siente muy bien. Me encantó. ¿Puedo irme ahora?"

    "Eso pensé", dijo la niña. "A los hombres les gusta ser tocados por niños, ¿no?"

    "No a todos", le dije. "Sólo a algunos tipos nos gusta. Mira, ¿por qué quieres saber todo esto?"

    "¿Cómo te llamas", me preguntó.

    La miré fijamente, desconcertado. Me pregunté si esto era realmente una especie de anzuelo. Tal vez había un policía que nos mira en estos momentos. Miré a mi alrededor con nerviosismo, pero no vi a nadie.

    "Mira, yo sólo quiero saber su nombre," dijo de nuevo la chica. "Prometí no decir de ti. ¿No puedes al menos decirme tu nombre? "

    "Soy Jeff," le dije. Probablemente debería haber dado un nombre falso, pero, por alguna razón, no sentí  como si tuviera que hacerlo. Las campanas de alarma en mi cabeza sonaban poco a poco más tranquilas.

    "Mi nombre es Teresa," dijo ella.

    "Encantado de conocerte, Teresa", le dije con cautela. "¿Cuántos años tienes?"

    "Tengo nueve años de edad."


    "¿Qué es lo que una niña como tú hace con un tipo como yo?", Le dije en tono de broma. Ella no sonrió sin embargo. Hubo un largo silencio. Me di cuenta por la forma en que me miraba que quería decirme algo.

    "¿Puedo ver tu pene de nuevo?", me preguntó Teresa.

    Mi corazón empezó a correr de nuevo. ¿He oído su derecho? Esto tenía que ser un anzuelo, me dije a mí mismo. Recorrí la zona de nuevo, pero no había señales de vida.

    "¿Por favor?" Teresa declaró. La miré fijamente. Ella era una tierna chica con pecas y cara ovalada. Llevaba un sweter a juego con una camiseta blanca debajo. Junto con la cola de caballo de color marrón, daba la impresión de ser una marimacha. Sin otra opción, quité los plátanos que cubrían mi pene.

    Durante un largo momento, Teresa se ​​quedó mirando mi pene, que se encontraba flácido, descansando tranquilamente entre los plátanos. A pesar de la situación, la sangre comenzó a fluir a pene de nuevo, por lo que comenzó a crecer poco a poco. Como exhibicionista que soy, me encantan éstas cosas. Exponer el pene a una niña de nueve años de edad era el primer tema de mi libro.

    "¿Puedes hacer que se ponga duro de nuevo?". Preguntó Teresa.

    "¿Qué?", Le dije, sin poder creerlo. Mi pene saltó semiduro a petición de ella.

    "Que se ponga duro otra vez," repitió Teresa.

    Me encogí de hombros y comenzé a acariciar mi pene hasta que se paró completamente. La niña de nueve años de edad, miró fijamente a mi regazo mientras mi pene sobresalía obscenamente.

    "¿Puedes mover esa tonta caja de plátanos?", preguntó Teresa.

    Con cuidado, levanté la caja de cartón y liberé mi pene. Mis pantalones estaban ya sueltos pero me deshice del botón del cierre de todos modos. Yo no llevaba ropa interior debajo de los pantalones vaqueros. Sintiendo que quería ver más, levanté mis testículos fuera de los pantalones vaqueros para que colgaran sobre la cremallera de mis pantalones desabrochados. Entonces aparte mis manos para no oscurecer su visión de mi pene dura mis huevos carnosos. Me senté cómodamente para disfrutar otro gran momento mientras miraba.

    "Esa cosa es resbaladiza, ¿no?", preguntó Teresa, indicando la botella de lubricante en el bolsillo de mi camisa. Sin esperar respuesta, la arrebató de mi bolsillo. Asombrado, vi como ella se arrodillaba delante de la silla de ruedas y con experiencia aplicaba el lubricante en su palma de la mano y luego en mi pene. Entonces comenzó a masturbarme, su puño apenas rodeaba mi pene.

    No podía creer que mi suerte fuera mejorando tanto. Una guapa morena de nueve años me estaba masturbando (con una excelente técnica, debo añadir) y sólo a dos cuadras de distancia todavía podía ver el ajetreo y el bullicio del mercado. Por enésima vez, inspeccioné nuestro entorno, pero la calle estaba desierta.

    Yo sabía que debería haber aguantado, pero era demasiado. Después de sólo unos minutos, yo estaba listo para disparar mi carga. El pene me dolía después de que Diana, de sólo cinco años de edad me maltrató en el mercado. Ahora Teresa estaba terminando lo que Diana había comenzado."Oh Dios ..." Gemí , recostándome en la silla de ruedas. Levanté mi entrepierna ligeramente mientras Teresa expertamente me masturbaba, usando ambas manos para ordeñar mi pene. Mi esperma blanco brotó en un elegante arco antes de aterrizar en sus manos y sus muñecas. La niña preadolescente nunca soltó mi palpitante virilidad.

    Teresa continuó hasta que las últimas gotas de leche terminaban de salir de mi pene. Se levantó y se miró las manos, que estaban goteando con rastros de semen. Una vez aliviado, subí mi cremallera por si alguien pasaba.


    "Hey ... ¿Estás bien?" Le pregunté a Teresa. La joven seguía mirando sus manos y las hebras de semen blanco que las adornaban.

    "Estoy bien ", dijo ella en voz baja.

    "Ok". Hubo una larga e incómoda pausa post-sexo. "¿Puedo preguntarte algo?". Dije finalmente. "¿Por qué has hecho esto?"

    "Él solía hacer lo mismo", dijo Teresa , volviendo la cabeza para mirar con nostalgia a la nada.

    "¿Él? ", pregunté.

    "Mi tío", dijo. "Mi tío James"

    "¿Qué hizo contigo?"

    "La primera vez que lo toqué, fue un accidente", dijo Teresa. "Al menos eso es lo que yo pensaba. Yo estaba en su casa, viendo películas. Él hizo un agujero en el cubo de las palomitas y metió su pene en ella. Accidentalmente lo agarré cuando traté de conseguir un poco de palomitas de maíz" .

    "Oh", dije.

    "Fue como con usted y sus estúpidos plátanos", dijo Teresa, sonriendo un poco .

    "Oh", dije de nuevo, no estaba seguro de qué decir.

    "El tío James usaba ésta misma cosa", dijo Teresa , y me entregó la botella de lubricante KY. "Después de esa primera vez con el cubo de las palomitas, me mostró cómo tocarlo. Yo era muy joven entonces. Pensé que era sólo un juego".

    "Él te hizo ... " comencé , sin saber cómo terminar.

    "Me hizo tocárselo", dijo Teresa . "Yo sólo tenía cinco años de edad, al igual que la niña en el mercado. Yo no sabía lo que estaba haciendo. No fue hasta el año pasado que me enteré de que el juego tenía un nombre. Masturbación. Él nunca me dijo lo mucho que le gustaba".

    "Así que ... " , le dije. "¿Por qué me masturbaste? "

    Teresa miró de nuevo. La tristeza en su rostro era evidente. Pude ver las lágrimas en sus ojos mientras su labio tembló . "Fue mi culpa",  dijo ella con su voz quebrada por el sollozo.

    "Teresa", le dije suavemente, " ¿qué fue tu culpa?"

    "El tío James", dijo ella. "Él está en la cárcel porque le dije a mi mamá acerca de nuestro juego. No quise decirlo para que fuera a la cárcel! ¡Yo no sabía que estaba mal!"

    Me quedé en silencio por un momento mientras Teresa se ​​abrazó a sí misma, mientras su cuerpo  era sacudido por los sollozos silenciosos. Su sweter se estaba manchada del semen en sus manos, pero no me dijo nada.

    "Lo extraño", dijo Teresa finalmente. "Me gustaría que no estuviera en la cárcel y me gustaría nunca habérselo dicho a nadie"

    "Está bien", le dije sin convicción. "No fue tu culpa. "

    Teresa pasó una manga por su mejilla . "Es por eso que no le diré a nadie de usted", dijo. "Debo irme ahora".

    Antes de que pudiera decir nada, se volvió y se alejó rápidamente. Yo podría haber tratado de seguirla, pero no lo hice. Volví al mercado durante los próximos fines de semana (sin la silla de ruedas, por supuesto), pero nunca vi a Teresa de nuevo. Espero que se encuentre bien.

    Fin

    La isla del Edén, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La isla del Edén, Parte 02 (de Janus)

    13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Jovencitos

    Esta publicación es la parte 3 de un total de 6 publicadas de la serie La isla del Edén

    En la escuela.

    Claire atravesó la puerta de salida saltando, vistiendo sólo una mochila y un par de sandalias. Dejó de saltar, sin embargo, al sentir el dilatador dentro de su ano. La niña caminaba con cierta rigidez al sentir ese juguete en su recto. Su amiga y vecina, Amy, ya estaba esperando por ella cuando llegó a la parada de autobús.

    "Hola Claire", dijo Amy.  

    "Hola Amy", contestó ella. 

    Claire y Amy estaban en el mismo grado en la escuela y eran mejores amigas.  

    "¿Estás usando tu dilatador hoy?" preguntó Amy.  

    "Sí".

    "¿De qué tamaño?" volvió a preguntar.

    "Del numero seis", dijo Claire.

    "Yo estoy usando del numero ocho", dijo Amy con orgullo.

    "¡No te creo!", exclamó asombrada Claire.

    "¡Que si! lo puedes ver por ti misma..." Amy se inclinó y abrió los cachetes de su culo con sus manos. Claire se inclinó para mirar la parte inferior del dilatador en el ano de su amiga. Efectivamente, se leía:

    "Talla 8"...

    "Bueno, no me importa de todos modos", dijo Claire, desilusionada.

    "Mamá me dijo que podría tener sexo anal con papá antes de cumplir los ocho años." Amy se jactó. Antes de que Claire pudiera pensar una respuesta, el autobús escolar se detuvo.

    Notó a Amy caminar cautelosamente cuando se subió al autobús. "Se cree muy grande", Claire pensó para si misma. "Pero está teniendo problemas para caminar."

    "Hola chicas", dijo el conductor del autobús mientras subían. Era un hombre mayor, y tenía el estómago como el chef de la televisión que Claire había visto momentos antes. Su pecho era demasiado velludo. Esta mañana lucía una gran erección, que él acariciaba mientras miraba a las chicas desfilando frente a él.

    "Hola", dijeron Amy y Claire cortesmente. Claire sintió pena por el conductor del autobus. Debe ser bastante aburrido conducir el autobus cada mañana porque siempre se estaba masturbando al verlas subir.

    El trayecto a la escuela era corto, sin embargo, los estudiantes llegaron a la escuela sólo unos minutos antes de iniciar clases. Las dos chicas se fueron a sus aulas y colocaron sus mochilas a un lado. El Sr. Harrison llegó y llamó a la clase a calmarse.

    "Buenos días, niños. Esta mañana trabajaremos con las matemáticas..."

    A Claire le gustaba el señor Harrison. Era alto y estaba bien afeitado. A diferencia del conductor del autobus, su pecho era musculoso y sin vello. Incluso su vello pubico estaba recortado y limpio.

    Su pene por lo general estaba flácido durante clases, pero en ocaciones se paraba delante de todos. Claire recuerda una vez, cuando ella estaba de pie detrás del profesor y se dió vuelta de repente. Su pene erecto le golpeó el rostro, provocando la risa de la clase entera.

    "Vamos a trabajar en éstos problemas juntos en el pizarrón, ¿de acuerdo?". El Sr. Harrison asignaba grupos de dos personas para trabajar. Claire fue asignada con Louie, un niño rubio con grandes orejas. Ella hizo una mueca. Por lo general, Louie nunca presta atención a la clase y a menudo se mete en problemas por jugar con su pene bajo su mesa, cuando debería estar escuchando la clase.

    La clase de matemáticas pasó rápido, luego siguió la clase de ortografía. Claire no estaba segura sobre los temas que trataban, por lo que a menudo levantaba la mano para preguntar, pidiendo ayuda al Sr. Harrison. Él era siempre paciente con ella, así que sabía que no le molestaba.

    "Sr. Harrison", dijo ella, levantando la mano. "¿Me puede ayudar con esta frase?"

    "Por supuesto, Claire", dijo él, levantándose de su escritorio. Se puso de pie detrás de ella, mientras se inclinaba sobre su mesa. Cuando el Sr. Harrison se inclinó detrás de Claire, sintió su pene sobre su hombro. Si volteaba su cabeza, podría besarlo, pero la niña de siete años de edad se resistió a la tentación. A ella siempre le gustó lo limpio que olía el pene del Sr. Harrison, como a jabón fresco.

    Una vez que la clase de ortografía había terminado, era el momento para la clase de exploración. Ésta era una clase mensual, donde los estudiantes tomaban clases acerca de sus cuerpos. Normalmente eran cosas que Claire ya sabía, pero aún asi le gustaba esa clase. En lecciones anteriores, habían incluido cosas como hacer la posición de "la vaquera invertida" o usar vibradores. ¡Vibradores! Claire tenía experiencia con vibradores desde que tenía cuatro años y no podía imaginar que alguien no supiera usarlos.

    "Clase", dijo el Sr. Harrison, dirigiéndose a los niños. "El tema de éste mes para la clase de exploración, es la glándula de la próstata. ¿Saben lo que es la glándula de la próstata?". Claire suspiró. Ella llevaba un año masajeando la próstata de su padre. Levantó la mano.

    "Es una pequeña bolita que está dentro del culo de un hombre", dijo Claire.

    "Así es, Claire", asintió el Sr. Harrison. "A propósito, recuarda usar las palabras adecuadas para referirte a las partes del cuerpo"

    "Oh", dijo Claire, recordando. "Es un...mmmm... una bolita dentro del ano de los hombres", dijo Claire.

    "OK", el Sr. Harrison aprobó la respuesta. "¿Cómo lo encontraste?"

    "Humm", dijo Claire, en busca de la manera correcta para describirlo. "Se mete el dedo en el ano de un hombre, algo asó", señaló, "y entonces se mueve el dedo así..."

    "Bien, Claire", el Sr. Harrison le dijo. "Ya que sabes tanto de la próstata y ya que es tan difícil de explicar como encontrarlo, ¿tal vez estes dispuesta a pasar al frente de la clase y demostrarlo conmigo?"

    "Está bien", dijo Claire, levantándose de su asiento. El Sr. Harrison despejó la gran mesa colocada al frente del salón y se subió. Se acostó y abrió las piernas para dar acceso a Claire.

    "Niños, dijo, "¿porqué no vienen a la parte delantera de la sala tambien? es dificil de ver cuando estan tan alejados."

    Los niños se levantaron y rodearon la mesa. Claire tomó la botella de lubricante que aplicó en el Sr. Harrison y en su dedo medio. "A veces se tiene que usar mucho", le explicó a la clase. "Hay que levantar las bolas... emm... testículos quise decir..."

    Y diciendo ésto, Claire levantó suavemente los testículos del Sr. Harrison, sintiendo su peso. Luego extendió su dedo medio y lo introdujo en la abertura anal de su profesor, empujando en la medida que podía. "Entonces, sólo tienen que sentirlo", le dijo a la clase. "Si ustedes doblan su dedo hacia arriba un poco... ¿eso es, Sr. Harrison?"

    "Si, Claire", contestó. "¡Buen trabajo!"

    "Y una vez que lo encuentras", Claire continuó, "sólo se tiene que frotar un poco y se siente muy bien para el hombre." Como para corroborar sus palabras, el pene del Sr. Harrison, antes flácido, comenzó a endurecerse. Continuó masajeando la próstata de su profesor, hasta que su pene se encontraba totalmente erecto y apuntando hacia arriba.

    "Gracias, Claire", dijo el Sr. Harrison. "Me has provocado una muy buen erección." Claire se sonrojó ante sus palabras. "Deberías mencinar ésto a tus padres durate la cena de esta noche, van a estar muy orgullosos de ti." Ella retiró su dedo cuando el profesor se sentó, no sin antes dar un suave masaje a sus testículos.

    "Clase", dijo él. "Quiero que hagan pareja chico y chica como esta mañana. Lleven a su pareja a la mesa y luego las niñas practicarán buscando la próstata de sus compañeros. ¿Entendido?"

    "¿Sr. Harrison?". Era Shannon, agitando alocadamente la mano. "Yo no tengo compañero".

    "Muy bien, Shannon", dijo el profesor, "yo seré tu pareja".

    A medida que los estudiantes se organizaban, Claire caminó hacia Amy y señaló en dirección a Shannon. "Consentida del profesor", susurró ella con desdén. Amy asintió y miró a Shannon.

    Claire encontró a Louie esperando sobre la mesa, con las piernas abiertas y listo. Claire hizo una mueca cuando vió que tenía una erección. "¿No puedes prestar atención a la clase en vez de jugar con tu pene?", le preguntó ella. Tomó la botella de lubricante y puso un poco sobre su dedo.

    "No puedo evitarlo", dijo Louie tímidamente. Sacudiendo la cabeza, Claire se inclinó, apuntando su dedo al ano del niño.

    "Estás apretado, demasiado apretado", Claire se quejó.

    "Lo siento", dijo Louie.

    Claire masajeó su esfinter, tratando de conseguir que se relaje. Finalmente, su dedo se deslizó dentro de su apretado agujero, haciendo jadear al chico. "Estoy dentro", Claire dijo, como si él no lo supiera. "Wow, estás apretado todavía..." El lubricante resbaladizo hizo su trabajo, Claire deslizó su dedo profundamente, encontrando la próstata y frotandola.

    "Ésto se siente bien", dijo Louie. "¿Puedes tocar mi pene también?"

    "De ninguna manera", replicó Claire. "El Sr. Harrison no dijo que hicieramos eso".

    "Pero Teresa y Jesse están haciéndolo", señalándolos.

    "¡Sr. Harrison!", llama Claire a su profesor, "¿debemos masturbar también a nuestro compañero?"

    El Sr. Harrison y Shannon estaban en la mesa, en la parte delantera de la sala. Shanon tenía una sonrisa tonta en la cara mientras jugaba con su prostata, con la cara apoyada cerca de la gran erección de su profesor. "No es necesario, Claire, por ahora enfoquémonos en la próstata...", dijo él.

    Un par de minutos después, todos los niños tenía enormes erecciones, pero la hora del almuerzo llegó.

    "Clase", dijo el Sr. Harrison. "Quiero que todos se laven las manos y se preparen para el almuerzo."

    Hubo una estampida de cuerpos, ya que los estudiantes se fueron corriendo a los lavabos para estar listos para el almuerzo.

    "No hay que olvidar", gritó el Sr. Harrison por encima del estruendo. "Si quieren jugar con cualquier cosa, estén seguros de tomarlo ahora, porque no regresaremos hasta despues del almuerzo. Pelotas, cuerdas para saltar, lubricante, estén seguros de tomarlo ahora mientras puedan."

    Continuará

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    Pequeñas tentaciones

    13 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Jovencitos

    Bueno, como todo inicio debo empezar por la razón que me llevo a tomar la decisión de escribirles este relato y esta tiene que ver concretamente con la necesidad de exteriorizar mi vivencia, aquellas personas que están acostumbradas a leer sobre mujeres de certamen o hombres de penes descomunales, les recomiendo no leer este texto, a aquellas personas que mas allá de compartir mis gustos o no , pero que se atrevan a leerlo lo único que les puedo adelantar es que fuera de algunas modificaciones que de sobra se entenderán, es un escrito muy honesto. A, se me olvidaba, de origen soy aficionado al erotismo mas que a las palabras contundentes.

    A la edad de 15 años pensaba estudiar la carrera de medicina , era un joven inquieto y amante del deporte, en el terreno de lo sexual, aun que parezca mentira me mantenía totalmente limpio, no tenia ni la mas mínima experiencia, lo mas cercano a relaciones sexuales, se remontaba a mis 9 o 10 años épocas en las que jugaba con una vecinita mía a ser marido y mujer y lo mas audaz que llegamos a hacer fue a darnos algunos besos.

    En mi ciudad de origen fronteriza con los EUA aun no había escuela de medicina, por lo que para acceder a esta tuve que cambiar mi residencia a Nuevo León, esto con apoyo de mis padres, mi familia era de clase media, por lo que mas allá de mis gastos escolares y lo mas básico de hospedaje y alimentación, no contaba con recursos, deseoso como estaba a esta edad de divertirme y conocer todo lo que aquella industriosa cd me brindaba decidí buscar un empleo, explore de todo, vendí cervezas en el estadio local de fut bol, trabaje en restaurantes de lava platos, etc, cerca del edificio donde alquilaba un cuartito modesto , había un edificio , en la contra esquina de 8 departamentos que era cuidado y administrado por doña petra, una mujer de poco mas de 55 años , con rasgos de haber sido una mujer muy atractiva, pero por su mismo trajín ya solo quedaba eso, rasgos, conservaba un par de tetas que para su edad y las batallas que escenifico se mantenían muy deliciosas, grandes y consistentes.

    Doña Petra había sido en mejores épocas amante del dueño de los departamentos, en consideración este le otorgo en comodato el departamento que ella ocupaba y la autoridad para encargarse de las rentas y el mantenimiento del edificio.

    Yo entable una amistad con esta dama a base de convertirme en su mandadero, al grado de convencerla de darle mantenimiento al edificio, así fue como conseguí mi primer empleo estable, a los pocos días de haber iniciado a trabajar descubrí las razones que llevaron a doña petra a hacerse de mis servicios, la principal razón era que a ella le causaba mi desconocimiento sobre el tema sexual y ella necesitada de reeditar viejas épocas se autoasigno a ser mi madrina en esos menesteres.

    Llego el DIA en que sin previo aviso me invito a quedarme en el departamento que ocupaba ella en compañía de una hermana, ya entrada la noche de ese DIA fue cuando sentí su agitada respiración cerca de la cama que me asigno, se había puesto de rodillas y trabajaba por desabotonar un short que usaba como pijama, al ser un novato en la materia desperté algo sobre saltado, pero ella se encargo de tranquilizarme argumentándome que no me preocupara que no pasaría nada.

    Me deje hacer y a los pocos minutos su boca había digerido mi pene que recibía su primera de una larga serie de felaciones de parte de doña petra, que al DIA de hoy debo reconocer que en pocas ocasiones recuerdo haber recibido un tratamiento tan eficaz como el de la vieja.

    Regresando a esa noche solo puedo decirles que después de haberse aplicado en mi miembro hasta hacerme eyacular , ella se encargo de volverlo a estimular , hasta tenerlo de nuevo erecto, cuando esto sucedió , ella misma se me encimo y con uso de una maestría muy depurada se mantuvo encima de mi por espacio de poco mas de 20 minutos hasta que sintiendo que me estaba por llegar mi segunda explosión , ella se retiro para recibirla en su boca.

    Minutos después charlábamos al amparo de la oscuridad y ella me decía lo necesitada que estaba de una buena ración de leche matutina, se ofreció a enseñarme sus experiencias en materia sexual y se comprometió a respetar mi espacio vital, por lo que acordamos que solo esa noche me quedaría ahí , yo regrese a mi cuarto, pero ahora tenia un trabajo muy agradable, pues la doña solo en ocasiones me encargaba tareas simbólicas, yo a cambio recibía un modesto sueldo, pero suficiente para mis 15 años.

    Poco tiempo transcurrió para que le tomara un afecto muy especial a doña petra, pues esta fue muy generosa en todos los aspectos con su servidor, pues al poco tiempo invito a vivir en su departamento a una sobrina suya mayor que yo solo 2 años riquísima de nombre patricia, con la que ella se turnaba en atenderme sexualmente.

    Pero lo que habría de marcarme en mi vida para siempre sucedió cercas de 2 años después.

    Por un lado desistí de estudiar medicina la carrera era muy absorbente y yo estaba viviendo una etapa que antes de salir de mi tierra jamás habría imaginado, a cambió opte por estudiar historia en la escuela de ciencias sociales, por otro aparecieron en mi mundo 2 personitas que me convirtieron sin quererlo en un amante empedernido de bellas princesitas.

    Doña petra había aceptado a hacerse cargo de dos nenitas de 6 años , hijas de 2 mujeres dedicadas a la profesión que ella había ejercido, la verdad es que a las pobres no les hiba bien del todo, aun que no eran abusadas físicamente la verdad es que el carácter de la doña , fuera de para con migo no era muy agradable, les hablaba muy fuerte y las tenia muy disciplinadas, sin embargo estas lo preferían a los maltratos que recibían de sus mamas.

    Yo les tome un genuino cariño, les ayudaba con sus tareas y para no enfrentar a la doña las convencía con buen trato de hacer lo que se les indicaba para que no la irritaran y las dejara jugar un poco, ellas 2 también se dieron cuenta de la influencia que yo ejercía sobre la doña , por lo que desde que yo llegaba ellas buscaban estar cerquita de mi.

    Una tarde en la que me estaba bañando para irme a la escuela, doña petra había salido a hacer unas compras, las nenas jugaban en la sala de la casa (o eso pensaba yo) cristina una de las nenas se había asomado por debajo de una cortina que hacia las veces de puerta del baño y me espiaba, nunca antes de ese momento yo había tenido un pensamiento erótico con las nenas y aquello me puso muy nervioso, no sabia que hacer, por lo que intente persuadir a la chiquita para que se alejara haciendo ruido en señal de terminar mi ducha, para darle ocasión a que se retirara de ahí y así lo hizo.

    No hice mas al respecto pues pensé que se debía a una simple travesura infantil y a la natural curiosidad de los niños y concluí que no lo volvería a hacer, que equivocado estaba yo.

    En esas épocas yo me encontraba, dándole una mano de pintura a todos los departamentos, por lo que por la tarde antes de ir a la escuela , era obligado darme una ducha y para no perder tiempo entre mi depto y mi trabajo, me llevaba ropa y me bañaba en casa de doña petra, quien llevada en la confianza que me tenia, salía todas las tardes sin mas preocupaciones dejándome a solas con las 2 pequeñas a su encargo y solo regresaba a la hora en que sabia me iba yo a la escuela , juanita que así se llamaba la otra nena tenia por costumbre dormir siesta entre las 3 y las 5 de la tarde , por lo que era cuando cristi aprovechaba para darse a sus tareas de investigadora.

    Y lo volvió a hacer no sabría explicar la razón pero comencé a disfrutar de saberme espiado y entonces fue cuando me decidí a dar el siguiente paso.

    Una tarde sorprendí a cristina en su espionaje y amenace con delatarla con doña petra y peor aún con su mama, eso lleno de terror a la nenita quien llena de angustia , me pedía con un llanto mudo que no la delatara, que si quería yo le impusiera un castigo pero que lo prefería al de su mama.

    Me senté a platicar con la pequeña y le explique que era natural que le llamara la atención el cuerpo de un hombre pues después de todo ella era una mujercita, pequeña, pero al fin mujer, pero lo malo era espiar, por que ella sabia que en cualquier momento podía llegar la doña y si la sorprendía como lo había hecho yo la iba a pasar mal, ella acepto el señalamiento en silencio y con sus ojitos me decía en silencio que aceptaría mi sanción.

    Grande fue su sorpresa cuando le explique que desde aquel DIA ella y yo seríamos amigos y que si quería conocer mejor el cuerpo de un hombre yo la enseñaría, pero sin mas riesgos para ninguno de los 2, ella me dijo que si pero yo me di cuenta que lo hizo incrédula aun de mi explicación, por que se mantenía muy tensa y con sus ojos muy abiertos, entonces le propuse que cerrara sus ojos, ocasión que aproveche para sacarme mi pene y decirle que sin abrirlos, lo agarrara con sus manos, ella así lo hizo y a los pocos minutos guiada por mi la nenita me estaba dando una rica chupada, que terminó con una escandalosa eyaculación de mi parte, ella se sintió atragantar por tal cantidad de leche en su boquita, y la bebió obligada por mis palabras , pues el sabor en aquella primer ocasión le resultó un cuanto desagradable.

    Pero a partir de esa tarde mis avances con la nenita se sucedieron de manera gradual y cada DIA mas intensos y deliciosos, hasta que a sus 9 añitos llegó el momento de la penetración, cosa con la que batalle menos de lo que yo esperaba , debido a las ocasiones en las que con mis dedos había jugado con el capullito de aquella muñequita.

    Con juanita resulto todo mas fácil, resultó que una tarde charlando con la doña esta me explicaba que la mama de cristi, era una mujer de temperamento muy ardiente y eso la hacia muy famosa entre sus clientes, pues estos salían siempre satisfechos de con ella, pero como los servicios de ella incluían el no ir a los hoteles si no que lo hacia en su casa, ella había optado por mandar cuidar a la nena para que la dejara maniobrar con libertad, mientras que la mama de juanita tenía otras razones.

    La mama de juanita muy joven aún estaba de amante de planta de un político que le pasaba una buena suma de dinero mes con mes , lo que le permitía a ella darse el lujo de tener una nana al cuidado de un bebe de 6 meses de nacido de aquel personaje, de tener a cristi al cuidado de la doña y a ella pasarse buena parte del DIA entre masajes y gimnasio, para mantenerse en buena presencia para su don.

    Pero había algo mas con relación a la tal juanita

    Resulta que esta nena siempre buscaba cualquier ocasión para quitarle el pañal y mirarle el pequeño pollito a su hermanito, esa fue la razón por la que la llevaron a la casa de la doña, una tarde en la que doña petra me pidió que llevara a juanita a casa de su mama , esta me solicitó cuidarla un poco junto con el bebe , por que su galán la había invitado a pasear y la niñera del bebe no se encontraba, yo acepté .

    Cuando se hubo marchado la mama y con el conocimiento que tenía de su punto débil, además del apetito que había adquirido yo con las peques a consecuencia de mi relación con cristi, invite a juanita a que bañásemos al bebe ella acepto gustosa, yo observaba como la pequeña se emocionaba cuando yo le pasaba una esponjita al pollito de el bebe así que decidí tentarla y ver su reacción.

    Con el pretexto de ir por pañales y ropita me aleje de ella y la deje a solas con el bebe ocasión que esta pequeña bribona no desaprovecho, y de inmediato estaba jugando con el pollito del bebe , yo me acerque en silencio y la sorprendí en la faena, ella se asustó de manera mayúscula, pues de inmediato sus miaditos comenzaron a correrle por sus piernitas, de solo adivinar el castigo que le esperaba con su mama cuando yo le comunicara lo ocurrido.

    Yo fui directo con ella, terminamos de vestir al bebe y con su mamila este enseguida se durmió, inmediatamente le dije que si no aceptaba jugar con migo en lugar de con el bebe la delataría, no batalle mucho en convencerla, ya que esta nena era muy precoz y directo de su mama había adquirido un gusto muy temprano por el sexo.

    No me anduve por las ramas, le quite el calzoncito y me comí su rajita mezclada de sus miaditos y su rica miel que comenzó a desprenderse de ella a consecuencia de la rica lamida que le estaba dando, fue delicioso sentir temblar de la exitación su cuerpecito de 6 años a consecuencia del orgasmo que la pequeña juanita alcanzo a los pocos minutos, acto seguido del cual ahora le toco el turno a ella de pagarme de la misma manera , hasta que me provoco una rica eyaculación , que a diferencia de cristi juanita se bebió con mucha pasión desde la primer ocasión.

    Desde ese momento y hasta que retorne a mi cd de origen después de haber terminado la universidad, fueron 5 deliciosos años en los que pude disfrutar de las atenciones de estas bellas criaturitas, de patricia y desde luego de mi rica y madura madrina DOÑA PETRA.

    Fin