
La depravación de una madre, Parte 05
17 de noviembre de 2024 en Exhibicionismo, Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Jovencitos
Al siguiente día cuando estaban desayunando María entusiasmo a los niños para que fueran al escondite en la colina a fisgonear a la mujer de don Tomás.
Todos estaban entusiasmados. María y las niñas prepararon una merienda y después salieron para la colina. María y las niñas llevaban jean apretados que hacían resaltar sus traseros. Los dos niños iban detrás de su madre y no dejaban de admirar sus grandes nalgas y melones que colgaban debajo de una franela sin sostenes. María estaba consciente que sus dos muchachos no dejaban de mirar su trasero, y por eso iba delante de ellos. Cuando llegaron a los arbustos María dejo que sus dos hijos guiaran el camino. Ellos entraron entre arboles tupidos altos, hasta llegar a una cueva. La cueva era grande y espaciosa. Después que dejaron las cosas en la cueva. Los dos muchachos llevaron a su madre y hermanas sobre una piedra grande que estaba oculta y desde allí todos podían ver la casa de Don Tomas.
María llevaba la cámara y enfoco el patio de la casa, cuando estaba satisfecha con el acercamiento para tomar buenas fotografías, retiro la cámara. Pasaron los minutos y no pasaba nada. Entonces María dijo: "Este paraje es muy bonito. Una podría hacer cualquier cosa sin preocuparse de ser vista. ¿Así que aquí es donde ustedes juegan, no Pablito?"
Pablito y Pedrito estaban mirando fijamente en el patio trasero de la casa de Don Tomas. Ellos l miraron a su mamá un poco extrañados por la pregunta y aseveraron con la cabeza.
"¿Verdad que sería lindo ver a estos dos pervertidos desnudos, justo como ellos hacen cuando están aquí solos, niñas?"
Las dos muchachas quedaron sorprendidas por la insinuación de su madre. Pero la pequeña Patty inmediatamente dijo: "Sería Cool mamá."
"Pero mamá nosotros no podemos." Dijo Pedrito.
"Claro que pueden, acaso son maricas o que. No se preocupen por nosotras. Aquí todos somos familia. Ven para acá Pablito."
María sabia que Pablito no le importaba si su madre o hermanas lo veían desnudo, ella pensó que estando Pablito desnudo, entonces Pedrito se animaría. Pablito se acerco a su madre y esta tomo la franela y la quito, exponiendo el imberbe y blanco torso de su hijo. Después fue por sus pantalones y soltando la correa los bajo, luego Pablito se los termino de quitar tirándolos donde estaba la franela. Pablito miraba a su madre y hermanas, entonces a Pedrito que no podía creer lo que estaba pasando.
Después maría tomo las bandas de su interior y los tiro abajo, exponiendo un pequeño e imberbe pene, de unos ocho centímetros. El pequeño cuerpo inmaduro de Pablito ahora estaba expuesto ante su madre y hermanas. Las miradas de juanita y Patty eran de curiosidad. Después llamo a Pedrito pero él se reusó y él mismo procedió a quitarse su ropa quedando completamente desnudo. María quedo sorprendida por el tamaño del miembro de su hijo de trece. Este tenía unos buenos 15 centímetros y unos tres de grueso. A su edad ya tenía el tamaño del de su padre. Juanita y Patty tampoco dejaban de mirar el pene de su hermano.
"No era tan difícil. No es así" dijo María.
Los jovencitos sin embargo aunque empezaron a sentirse cómodos en la posición en que estaban. María noto la incomodidad, pero eso era algo que ella esperaba, de unos jovencitos que estaban desnudos por primera vez delante de su madre y hermanas. El ruido de un motor hizo que la atención se dirigiera de nuevo a la casa de Don Tomas. Un camión lleno de personas estaba entrando a la casa. María calculó unas cuarenta personas entre mujeres, hombres y niños. También por la carretera venían cinco bestias cargadas, arreadas por dos hombres. Minutos después el patio estaba lleno de gente. Luego llegaron las cinco bestias cargadas, y los hombres empezaron a descargarlas. Dentro de la multitud se podían ver a Doña Elena y Don Tomas junto con sus hijos. María dijo:
"Parece que hoy no tendremos el show que queríamos ver. Parece que en la casa de Don Tomas hay fiesta hoy." Después de mirar el patio por unos minutos más, María se bajo de la piedra y se dispuso a ir a la cueva. Ella estaba desilusionada, porque tenía otros planes. Ella no quería regresar a su casa, todavía, entonces pregunto a Pedrito:
"¿Qué hay detrás de esta colina?"
"El convento de santa catalina."
Ella había visto el convento que estaba a orillas de la carretera nacional. El convento estaba a las afueras del pueblo, y cuando ella pasaba por el frente se veía bastante callado. Aunque se decía que en su interior vivían unas doscientas monjas. Siempre le impresiono la arquitectura antigua que todavía se conservaba intacta. Ella había preguntado a su esposo si sabía cuántos años tenía esta construcción y su esposo le había dicho que era tan viejo como el pueblo, y lo habían construido los monjes que llegaron junto con los españoles cuando la conquista. Ella invito a sus hijos a ponerse de nuevo la ropa, porque percibió que no estaban cómodos en presencia de ellas. Los jovencitos corrieron y se pusieron la ropa, luego todos subieron la colina que estaba cubierta de arboles. Cuando llegaron a la colina se acercaron a un claro y todos vieron abajo la vieja construcción que tanto impresiono a María.
María tomo la cámara que le servía de binoculares. Lo primero que le impresionó fue el tamaño, cubría más de una cuadra de construcción. Detrás del convento había un espacio abierto que era de aproximadamente dos cuadras, todo el convento estaba rodeado con un muro de aproximadamente diez metros de altura. Alrededor del muro estaba cubierto de vegetación y no se veía otra construcción cercana. El muro llegaba hasta el pie de la colina, y toda la colina estaba cubierta de arboles. La parte más alta del convento era el campanario, como ocurría en todas las iglesias.
"Bajemos un poco que quiero ver de cerca. ¿Ustedes muchachos han ido cerca?" "No, solo hemos llegado hasta aquí."
"Bueno vamos."
Todos bajaron apoyándose de los arboles, cuando estaban cerca del muro, había un camino por donde se notaba que había bastante transito, además se veían pisadas de animales. La familia siguió el camino. El camino llegaba a una puerta de madera grande que estaba en el muro.
"¿Para qué es este camino mamá?" dijo Juanita.
"Ni idea, aunque es utilizado a menudo. Podría ser para traer alimentos, de las granjas. Caminemos un poco hacía el otro extremo del camino, para ver"
Ellos siguieron por el camino hasta que avanzaron unos trescientos metros, pero este se seguía adentrando en la montaña. Las jovencitas se pusieron nerviosas y María decidió regresar aunque ella quería continuar. Desde que habían abandonado la colina hasta que regresaron había trascurrido unas dos horas. Abajo en la casa de don tomas se escuchaba música y la bulla de los niños jugando. María de nuevo se subió a la piedra y tomo la cámara. En la casa de Don Tomas tenían tres tanques grandes como los que había en la casa de María, estos los habían llenado, y casi todos los niños estaban bañándose junto con algunas madres, otros niños jugaban en la tierra. Había dos madres amamantando que estaban sentadas en unos bancos de cemento que estaban alrededor de los tanques.
También había algunos niños entre uno y dos años que estaban con sus madres, o bajo el cuidado de algún hermano o hermana mayor. Otras mujeres estaban ayudando en la preparación de la comida, mientras tres hombres estaban cocinando la carne que habían colgado en varas, mientras tomaban cerveza y reían, otros jugaban bolas criollas en un espacio retirado, también tomando cerveza. María noto que las madres y otras jóvenes estaban también tomando cerveza. Luego la tención se enfoco en cinco hombres que estaban, colocando una especie de tarima en medio de un charco por donde pisaban los animales, cerca de los establos. El barrial era de tal magnitud que los hombres usaban botas de caucho que le llegaban a las rodillas. Las botas se hundían casi hasta las rodillas. La manguera con la que habían llenado los tanques estaba se estaba botando en el charco.
"Pedrito y Pablito ¿ustedes habían visto esto antes?" señalando a la tarima. Todos los niños miraron donde estaba señalando su madre. "No."
"¿Para qué es eso, mamá? Dijo Patty."
"No se cariño. Pero parece interesante."
"¿Quienes son todas esas personas mamá?" dijo Juanita.
"No se cariño, no los había visto anteriormente, Por lo visto esto es para rato, y las cosas hasta ahora están comenzando, mejor vamos a la casa, y regresamos, cuando la tarde este cayendo."
Todos recogieron sus cosas y regresaron a la casa.
Continuará

Video L0L1 y Sh0T4
16 de noviembre de 2024 en Videos L0L1 & Sh0t4
Otro video, esta vez Loli y Shota (el shota es un femboy) con una relajante música de fondo...

Mi amiga Ney
16 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, LGBTQ+
Mi nombre Magda vivo en Ciudad Bolívar (Venezuela) en un edificio en el piso n° 4 soy de piel canela cuerpo muy bonito casada con un esposo y que me hace el amor exquisitamente, disfrutamos mucho teniendo sexo el me ama mucho, tengo un hijo de 9 meses de nacido (aun lo estoy lactando) mi esposo cambio de trabajo por mejor remuneración y en el nuevo trabajo hizo unos amigos. Como se aceraba una fecha muy especial para todos como es 24 y 25 de diciembre.
Los nuevos compañeros y amigos de mi esposo nos invitaron a la cena de noche buena que ellos acostumbran hacer.
Nosotros fuimos y nos llevamos al bebe porque no teníamos con quien dejarlo, cuando llegamos mí esposo WILL me presento a su compañero y su familia compuesta así: Juan su compañero, un hombre negro con un cuerpo divino, que tenía unos pantalones muy ajustado y se podía notar un tremendo bulto en sus entrepiernas, Ana su señora una mujer muy linda ojos verde cabello rubio muy delgada, su hija (la chica más bella que yo haya podido haber visto) tiene 16 años piel canela, ojos verde alta con una facciones muy lindas, cabello largo hasta la cintura y un cuerpo muy bonito, una chica totalmente voluptuosa sus senos talla 36 para la edad muy grande pero siendo ella tan alta se veía como una reina.
Nos saludamos y me dieron la bienvenida yo me quede observando a Ney (así se llama) y no podía dejar de mirarla porque se me parecía un ángel y estaba vestida con un pantalón largo blanco y un camisa blanca mangas largas y unos zapatos de tacón altos ósea que se veía más alta de lo que era esa preciosidad.
Nos invitaron a cenar nos sentamos en la mesa yo quede al lado de Ney y nos rosábamos sin querer yo comenzó a sentir sensaciones raras, terminamos la cena y él bebe tenía hambre y sueño y Ana me brindo su alcoba para que atendiera al bebe y le dijo a Ney que me acompañara y se quedara conmigo y me colaborar en todo, Ney le dijo ¿Mama se te olvida que ya casi viene Carl por mí? Ana le dijo Ney se me olvido decirte que el llamo que te dijeran que se demora porque no ha llegado nadie para hacerle el turno
Ella me dijo - bueno Magda vamos - subimos la escalera ella iba por delante de mí y veía esas nalgas linda y bien puesta en su cuerpo y llegamos a la alcoba.
Le dije voy a lactarlo
Ella me dijo ¿te cuento un secreto?
Yo le dije ¡sí!
NO HAY ALGO QUE MAS ME EXISTE A MI QUE VER UN BEBE LACTANDO
Yo le dije ¿SI? Ella me dijo no sé porque pero eso a mí me éxito.
Nos reímos las dos
Y yo me dispuse a lactarlo ella se le veían los ojos brillantes de excitación y me observa y me dijo ¿a qué sabe eso? Yo sin pensarlo mucho le dije ¿QUIERES PROBAR? No sé porque le dije así.
Ella me dijo déjame cerrar la puerta con seguro para que no nos molesten. Él bebe se durmió, y lo acostamos en el centro de la cama ancha.
Ney se acostó en la cama al lado mío y me dijo ¿de verdad que me vas a dejar probar?
Si y le coloque Mi seno grande y cargado de leche en su boca y ella comenzó a succionar, y yo a excitarme ella me dijo dame el otro seno y me chupaba exquisitamente, se pasaba de un seno al otro yo fui bajando mi mano y la metí en mi interior fui directamente al órgano que esta duro y parado y ardía de deseo que lo tocaran o lo comieran o lo besaran rápido mi clítoris pedía a grito, yo lo sobe y ya yo ardía de deseo y mis jugos ya corrían por mis piernas ella también se sobaba.
Yo le dije puedo tocarte ella me dijo si deseo tener a Carl aquí tengo ganas de que me la meta.
Yo le dije déjame ayudarte ¿puedo?
ELLA me dijo siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii siempre tuve una fantasía y nunca pensé que se me iba a cumplir Y comencé a tocarle los senos y sus pezones estaban bien parados y listo para que se lo chupara como ella me lo había hecho a mi le quite la camisa blanca y los brasieres. Tenía esos pezones erectos y bellos y grandes invitaban a ser mamados. Se abrí el pantalón y metí mi mano y toque su vulva y la note con muy poco bello, y le corrían los jugos vaginales tenía el interior mojado súper mojado le pregunte ¿alguna vez has tenido una relación con una mujer? No nunca pero en mi interior siempre es deseado mamarle las tetas a otra mujer….. sabes cuándo Carl me mama las tetas yo pienso que es un mujer y me alborota a mil… esto que estamos haciendo lo he soñado mil y mil veces
¿te gusta? SI ME ENLOQUECE
Ven bésame no besamos me metió la lengua y mi boca y me metió tres dedos en mi vulva y me hacía u mete saca extraordinario yo baje mi bocas y me fui directo a su clítoris y se lo cogí con mis dedos tiene el clítoris grande como un pene y fácil de manipular y ella me dijo chúpalo por favor chúpalo necesito sentir tu boca
Y le coloque mi boca en su vulva y le metí la lengua en la cueva fantástica y empuje mi lengua en lo más profundo y me traje su clítoris en mi lengua y se lo prendí con mis labios
Y ella gritaba y él bebe se movía, me toco soltare el clítoris y meterle el seno al bebe ella estaba a mil y me tomo el otro seno y chupo y se metió tres dedos y comenzó a masturbarse deliciosa mente y yo la imite (mi bebe me chupaba el seno izquierdo) y ella el derecho y yo me masturbaba exquisitamente reventamos las dos en un estupendo orgasmo que mi amado nunca me había arrancado uno de ese estilo y con esa fuerza.
Pero quede tan excitada como el comienzo y ella me dijo quiero más leche de tu vulva y de tus tetas.
Me dolían las teta pero quería más. Me tire a la alfombra de la alcoba y le dije ven. Y le tome sus hermosas y ricas tetas y le dije me las quiero comer
Chupe y luego tome un pezón mío y se lo pase por su clítoris frote. y ella gritaba con la otra mano yo le tape la boca y seguí frotando mi pezón en su vulva y tuvimos otro orgasmo descomunal
Luego vino lo mejor coloque mi vulva en la de ella y mis tetas en las de ella y comenzamos un movimiento sincronizado único fantástico y reventamos en otro orgasmo caímos tendidas al piso y sentimos pisada que alguien intentaba abrir la puerta hicimos un silencio y los pasos de fueron nos vestimos yo temblaba toda y ella también.. ella no se podía parar y me dijo que ella no quería tener más relación con Carl si no conmigo
Yo le dije no yo soy casada y no puedo dañar mi hogar.
Ella me dijo tenemos que seguir viéndonos.
Me enseñaste cosas diferente y muy RICAS y yo le dije ven mi casa mañana mi esposo va de viaje a la provincia y dura dos días
Ella le pidió permiso al papa y su mama y el día siguiente a las 9:00 am sentí que tocaron mi puerta y ella estaba en mi puerta vestida con un short un suéter sin brasier y me dijo no traigo nada abajo yo la hice pasar.
Fin

Miedo
16 de noviembre de 2024 en Jovencitas, Incesto, Relatos SDPA
El cuarto estaba oscuro solamente una tenue brizna de luz de luna se filtraba por las cortinas que se movían levemente por el viento que se filtraba a través de la ventana abierta, afuera todo estaba en calma, no se percibía ruido alguno, las sombras de los árboles sobre el césped del jardín eran largas y también se movían levemente por el calmo aire que pasaba en leves ráfagas.
Sobre la cama una hermosa niña de apenas diez años se encontraba dormida, su cara es hermosa, pestañas largas, nariz afilada, barbilla afilada, labios rojos y llenos; el cabello rubio esta desordenado a los costados de su cabeza, lo tiene largo, de pie le llega hasta el final de la espalda. Esta tapada con una cobija ligera pues el calor en la región es intenso, solo por las noches hay un poco de fresco. Su esbelto cuerpo se dibuja bajo la cobija, su respiración es pausada.
La puerta de la habitación se va abriendo despacio y alguien se asoma al interior, espera por algunos segundos y con pasos felinos se va introduciendo pausadamente, detrás de si vuelve a cerrar la puerta y sigue avanzando silenciosamente hasta la orilla de la cama en donde la hermosa niña rubia esta durmiendo. Se agacha un poco y acerca su cara hasta la cara de la pequeña, es un hombre, no tiene mal aspecto, se ve agradable y joven, sus dedos se pasean por el suave rostro pálido de la niña, luego delinean los carnosos labios de la pequeñita y acarician después el rubio cabello. La otra mano del hombre acaricia su propia entrepierna y él siente como su bulto comienza a crecer rápidamente; quita la mano que acaricia el hermoso y terso cabello de la niña y lentamente la va descobijando, ella tiene puesta una pijama de color rosa de algodón. Él logra dejar la cobija hasta la parte baja de la cama y aprecia con calma el cuerpecito inerte de la pequeñita, su mano se posa entonces sobre la suave tela del pantalón del pijama y comienza a subir con cuidado de no despertarla por toda su piernita derecha. Siente bajo la tela del pijama la firme carne de la niña, sigue subiendo y siente el suave muslo, continua y palpa por fin la entrepierna, se da cuenta de que la niña trae puestas unas bragas; luego sigue su camino por el plano estomago de la chiquita y se detiene cuando nota bajo la tela los suaves y apenas crecientes senos de la niña, los pezones no están erguidos pero los puede notar, luego continua su recorrido hasta llegar a la carita de la nena y la vuelve a acariciar.
El hombre lleva ahora sus dos manos hasta el primer botón de la pijama y lo zafa del ojal, así uno tras otro hasta que logra por fin desabotonar por completo la camisa, abre la tela y puede admirar los hermosos pechitos de la pequeña, la tenue luz de la luna hacen todo más excitante, el hombre se quita los pantalones y su enorme pene salta y queda apuntando directamente al blanco cuerpo de la niña ahora mostrando los hermosos senos, con una mano el hombre agarra su miembro y lo comienza a menear lentamente de adelante para atrás, la otra mano se acerca al cuerpecito y con la yema del dedo comienza a acariciar el suave pezón que poco a poco se va poniendo duro.
Cuando el pezón esta completamente erecto el hombre se inclina y posa sus labios ardientes en el suave botoncito, lo mama y chupa, hace lo mismo con el otro y sigue moviéndose la verga lentamente; después de chupar los senos completamente el hombre se mueve hasta que su pene queda a la altura de la bella carita de la niña, acerca la punta de su palo hasta que está se acomoda sobre los carnosos labios de la pequeña, con dos dedos el los abre e introduce un poco de su verga, lentamente la cabeza morada del miembro se va perdiendo en la boquita y él puede sentir el calor de su boca. Con la mano sigue moviendo la piel del tronco y sigue metiendo un poco de más palo en la cálida boquita de a niña, una cuarta parte de la verga del hombre esta ahora dentro y él se mueve de adelante para atrás sintiendo como los carnosos labios le aprietan un poco la tranca.
El hombre se detiene después de unos minutos y le saca la verga de la boca a la niña, se hinca sobre el suelo y queda ahora a la altura de la mitad del cuerpo delgado de la niña, pone sus manos sobre el elástico del pantalón y lo estira a los lados y jala para abajo la prenda, unas bragas de color blanco quedan a la vista y el pantalón sale por los pies de niña y cae sobre el suelo, las manos del individuo se posan sobre los tobillos de la niña y comienzan a acariciarlos, suave despacio hasta los muslos y puede sentir lo suave y terso de la blanca piel, regresa desde la rodilla y va hasta casi la entrepierna, luego se pasean las manos sobre las bragas, recorre lentamente cada milímetro de estas y pone especial atención sobre el abultadito monte de Venus, de allí pasa suavemente uno de sus dedos por la leve hendidura bajo la cual están los labios vaginales de la niña. Se cerciora de que la niña continué dormida y luego sigue acariciando con su mano toda la parte de las bragas, regresa su mano hasta su pene y continúa masturbándose.
Pasa la mano que esta acariciando las bragas hasta el plano estomago y da varias vueltas por este, luego lentamente comienza a introducir los dedos bajo la tela de las bragas, palpa la suave piel del monte de Venus y acaricia el inicio de la vagina, su mano acelera los movimientos y un leve gemido se escucha mientras de la punta del pene escapa un potente chorro de esperma que golpea sobre las sabanas de la cama, su dedo masajea el botoncito que esta entre los labios mientras siguen saliendo de su pene espesos chorros de leche que impregnan las sabanas y por último y ya sin fuerza la mano de él y el piso. Él no saca la mano del interior de las bragas sino que con ella empuja la parte frontal de estas y logra que se deslicen un poco para abajo, luego con la otra mano se ayuda para irlas bajando y dejar completamente desnuda la entrepierna de la pequeña. Se detiene cuando las bragas de la niña están hasta los tobillos y luego se incorpora, sorprendentemente su verga no ha perdido su dureza y una larga gota de liquido escurre desde la cabeza y cae pesadamente sobre el suelo.
Se acomoda de tal forma que su cara queda sobre la niña y frente a su panochita, se acerca y comienza a lamer levemente sobre los labios vaginales de la chiquilla, su lengua recorre el canal que separa los labios y se detiene solo hasta la parte alta de esta para luego regresar hasta bajo, con los dedos va abriendo poco a poco los labios vaginales e introduce la lengua, puede saborear el agridulce jugo que esta estacionado dentro del agujerito de la niña y lo lame con gusto. Sus manos ahora se introducen bajo el cuerpecito de la pequeña y acaricia las nalgas de la niña, están duritas y son a la vez suaves y tersas, su lengua sigue inspeccionando el caliente interior de la panochita y puede tragar los jugos que poco a poco comienzan a inundar la cuevita.
Después de varios minutos se detiene y entonces con suavidad se sube a la cama, se acomoda sobre el cuerpo de la niña sosteniéndose con los brazos extendidos y deja que su pene se pose entre los apretaditos labios vaginales, frota una y otra vez su dura tranca sobre la suave panochita y los labios poco a poco se van abriendo y dejan que el grueso tronco se introduzca solo un poco entre ellos, él sigue moviéndose y siente como la base de su palo se moja un poco con los juguitos que salen de la rajadita; baja un poco la cabeza y posa sus labios sobre los de la niña, su lengua aparta los carnosos labios y se introduce en busca de la lengua de la niña, el beso es tierno y caliente a la vez, sus caderas continúan meneándose y su pene sigue restregándose sobre la caliente panochita.
Se detuvo por unos segundos y acomodó la cabeza de su verga entre los labios vaginales de la niña, está se introdujo un poco entre los labios. Las caderas empujaron y lentamente la gruesa daga se fue enterrando, solo la punta, cuando él hombre sintió que topaba con el himen se detuvo e instantes después comenzó a bombear solo metiendo la cabeza y un poco del tronco, ella apretaba rico la verga y sentía el calor que su vaginita le regalaba. Sus caderas continuaron meneándose por largos minutos y poco tiempo después la verga estalló de nueva cuenta, el semen salió disparada al interior del agujerito de la niña y pronto comenzó a escurrir por los labios vaginales, él continuó meneándose hasta que su palo perdió un poco de su dureza y se salió de ella, se puso de pie y acercó el pene a la boquita abierta de la niña, lo introdujo y lo movió para que los restos del semen se depositaran en los labios de la niña, sacó la verga de su boca cuando vio que ya estaba reluciente por la saliva de la chiquilla. Esperó unos minutos y luego comenzó a vestir de nuevo a la niña, cuando terminó la beso nuevamente sintiendo el sabor de su propio semen y salió del cuarto tan silenciosamente como había entrado.
Cuando él salió fue que me levante, el sabor a su semen llenaba mi boca, pase mi lengua por todo mi paladar y saboree nuevamente ese rico elixir, rápido comencé a desnudarme y pude sentir como aun escapaba sus semen de mi vagina, quedé completamente desnuda sobre mi cama y llevé mi mano hasta mi panochita, uno de mis dedos se introdujo en ella y lo comencé a mover con intensidad, entraba y salía rápidamente y alcancé el segundo orgasmo esa noche, el primero me lo había proporcionado mi papá restregando su verga sobre mi panocha. Él no lo supo pero nos venimos al mismo tiempo, cuando sentí como su leche comenzaba a inundarme me vino a mi también el orgasmo, todo el tiempo fingí estar dormida y así era cada noche, esto comenzó apenas hace unas tres semanas y me encanta, me gustaría que el me poseyera completamente, pero tengo miedo de que si le digo que sé lo que pasa desde le primer día en que me lo hizo, se vaya a asustar y ya no ocurra más.
Fin

Papi, enséñame tu leche
16 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Incesto, Jovencitos, LGBTQ+
Esta es la historia Mi padre con 45 años alto muy musculoso, guapo prácticamente calvo, lo que le daba un aire de macho duro y muy hombre su polla era grande o sea, gorda y larga, unos huevos grandes y colgantes vamos todo un partidazo.
Yo tenía trece años delgado alto pelo largo y grueso mi polla también larga a mi edad y unos huevos como mi padre, colgantes y grandes.
Mi padre no sé porque, cuando los dos estábamos solos en casa, pues mi madre se largaba de viaje a Madrid solía estar por casa, solo con sus calzoncillos, pero no los nuevos sino que se ponía los que siempre tenía algo rotos y sin goma. Y claro se le podía observar por el hueco de al lado, la polla flácida, y sus huevos que sobresalían a veces por ahí.
Él no se cortaba para nada, se sentaba en el sofá a mi lado a ver películas, etc. Y no era la primera vez que se le salía la mitad de la polla por ese hueco del calzoncillo. Yo nada no decía nada, miraba disimulado siempre.
Una noche salió una peli en la tele de amor y a raíz de lo que sucedía en la peli pregunte a mi padre.
Papi te gusta la peli si hijo, y a ti también pero no sé cómo se hacen los niños tu sabes no papa. Hombre si no lo supiese no estarías aquí hijo jajaja. Ya claro padre es lógico jajaja.
Papi yo quería saber cómo se hacen porque no me lo explicas anda papi anda. Bueno a ver pues los hombres con la polla que tenemos sé la metemos a la mujer por el coño y así tras varios mete y saca sale la leche y se queda dentro del coño y quedan embarazadas.
Vaya padre que cosa. Y me podrías enseñar cómo es esa leche, hijo quieres que me corra delante tuya para que veas mi leche. Si padre me gustaría mucho.
Pero necesito ponerme caliente para que se me ponga dura y correrme hijo, tú quieres colaborar no, si padre pues ala desnúdate por completo y yo me quito los calzoncillos.
Vaya hijo tu polla y tus huevos son casi como los míos, si eso parecen padre, si vaya que sí. Mira hijo necesito calentarme date la vuelta a ver si lamiendo tu ojete me caliento. Comenzó a lamerme el culo con gran placer… mmmm nene, mmmm que ojete tienes tan lindo esta sin estrenar mmmm uff,ya me estoy calentando hijo ya. Voy a meterte mi lengua por el ojete eh cariño no te asustes, vale papi mmmm…mmmm… ay mmmm hijo como me gusta mmmm…
Mira ya estoy cachondo ves ahora para que salga la leche te meteré mi polla por tu ojete y así me correré dentro como si fuese un coño ya verás cómo te gusta mucho.
Ok papi yo seré tu coño métemela, me fue metiendo su polla poco a poco ya dentro comenzó el mete y saca: así cariño así tómala toda mi coñito rico tómala uff… uff… tómala cabroncete… uff… uff…
Ay papi si sigue dame tu lechita ya dámela ya, cariño ya me corro ya me corro… uff… uff… ay… me corro… me corro… saco su polla y me dice nene espera que te voy a lamer todo ese semen que te sale de tu culito y te lo daré para que te lo comas eh nene, si padre hazlo. Me comió todo mi culo y con ese resto de semen me lo dio con su lengua a mi boca mmmm que rico está papi que rico.
Papá me gustó mucho eso jajaja así se hacen los niños no, si hijo jajaja. Me dejas ver tu culo padre, claro cariño y quiero que también tú me metas ahí tu polla y tu leche.
Mmmm… ese culo lo abrí con mis dedos uff que ano tan grande y que nalgas tiene mi padre, la lengua me entro en ese culo sin ningún problema que rico padre mmmm te gusta eh cariño si papi pues anda méteme tu polla y fóllame mucho… anda dame toda tu leche.
Toma padre toma cómetela mmmm métela toda hijo hasta los huevos toda mmmm ay papi me corro mmmm córrete hijo… mmmm… mmmm… ya padre… ya… ya… ya… también lamí esa leche y con mi boca se la pase a mi papi y nos morreamos mmmm que rico hijo esto lo repetiremos mucho que me gusta un buen culo y si es casero mejor jajaja y a mi papa casero y tuyo jajaja cabrón que eres un cabroncete calentorro.
Fin

La depravación de una madre, Parte 04
16 de noviembre de 2024 en Jovencitas, Incesto, LGBTQ+, Zoofilia, Relatos SDPA
"Yo creo que ella necesita un hombre." Dijo Pablito, con su manera de hablar.
Patty dijo casi sin dejar de hablar a su hermano: "Mi amiga dice que cuando una mujer está buscando un hombre se porta muy cariñosa, o es muy regañona. Yo creo que mi mamá está muy cariñosa."
"Si bueno, parece que el tipo de anoche la dejo cachonda. Y yo estoy casi segura que ahorita esta masturbándose, pensando en el palo de ese tipo."
"Juanita que estás diciendo. Ver para creer." Dijo Pedrito.
"Lástima que el tipo se fue tan rápido, me hubiese gustado ver más acción. De seguro el tipo hubiera cogido a mi mamá." De nuevo Patty dijo sin pensarlo mucho.
"De seguro a Pablito y a Pedrito le hubiera gustado eso." Dijo Juanita.
"Lo dudas acaso." Dijo Pablito.
Mientras hablaban entre ellos escucharon la puerta del baño abrirse y a su mamá salir envuelta en un paño, que escasamente cubría sus nalgas. Ellos nunca habían visto a su mamá salir del baño de esa manera, siempre iba en una bata de casa que casi llegaba a los tobillos. Los niños se miraron entre sí como si querían decir: ¡tenemos razón!
Su mamá fue a su cuarto, y al rato salió con una bata como era su costumbre. Cuando estuvo frente a ellos. Dijo: "Bueno niños, ¿Cómo estuvo la escuela hoy?"
Todos asintieron con su cabeza como era su costumbre. Entonces Juanita dijo:
"¿Mamá que paso con el tipo, que estaba huyendo de la policía?"
María miro a Juanita con conocimiento, entonces dijo: "Escuché que lo aprendieron de nuevo. ¿Por qué preguntas?"
"Pensé que iría a la policía a poner la denuncia."
"¿Para qué? Es mejor tener la policía fuera de nosotros."
"¿Mamá pero el tipo te estaba violando?"
"Bueno casi. Pero que importa ya paso."
"¿Mamá, eso sonó extraño?"
María miró la cara de sus niños, como si todos estaban interesados en cada palabra que ella decía. "Si yo digo que me sentí un poco decepcionada. ¿Eso estaría mal para ustedes?"
Los niños se miraron entre sí, luego como una sola voz dijeron: "No, claro que no" Patty agrego: "Lo de anoche estuvo Cool. Un poco asustada. Pero nada más."
María cepillo la cabeza de la pequeña Patty, entonces dijo: "Yo también estaba un poco asustada."
"¿Mami cuando viene de nuevo ese tipo?"
"No, creo que venga más cariño. El está preso de nuevo."
"Jajá, jajá Pablito y Pedrito se quedaron con las ganas."
"Cállate Patty ¡Sapa!" Dijo Pedrito.
"Basta de peleas entre ustedes, niños. A ver Patty. Termina lo que quieres decir. ¿Con las ganas de qué?"
"Con las ganas de que el tipo te cogiera, y ellos ver todo."
Las manos de Juanita fueron a la boca, mientras esperaba lo que fuera hacer su mamá. Ella nunca había permitido que ellos dijeran palabras vulgares. Pero en vez de un regaño o darle una bofetada, como había hecho con ella cuando tenía la edad de Patty y se le salía una palabra vulgar. Su mamá sonrió, por la travesura de su hermanita. Entonces dirigiéndose a Pedrito y Pablito, dijo: "¿Ustedes niños han visto a una mujer desnuda?"
"Bueno no, a una mujer madura, pero yo he visto a Juanita y a Patty desnudas." Dijo Pablito.
"¡Cállate Pablito! Mentira mamá." Dijo juanita.
"Es verdad mamá. El otro día ella estaba bailando desnuda en su cuarto. ¡No me digas que no, juanita porque te vi! Ella estaba en la computadora. Cuando se dio cuenta que yo la vi entonces cerró la puerta. Y a ti también te vi Patty, también en la computadora."
La cara de Juanita se puso roja como una remolacha. Quería salir corriendo a su cuarto. Era verdad lo que decía su hermano. Una vez él y Pedrito la vieron desnuda mientras ella estaba en la computadora. Aquel día había olvidado cerrar la puerta, porque sus dos hermanos estaban fuera jugando fútbol, pero empezó a llover y ella no se dio cuenta. Entonces cuando ellos regresaron a la casa. La vieron desnuda. Ella y su hermana les gustaba andar desnudas por la casa cuando están a solas. Pero ellas prometieron que ese sería su secreto. Ahora su mamá sabía el secreto. Y el miedo recorría por su cuerpo. María no estaba sorprendida por lo que había escuchado. Ella sabía que sus dos hijas eran exhibicionistas, justo como era ella. Ella también a veces andaba desnuda por la casa, cuando estaba sola. Y se imaginaba que alguien llegara a la casa, de repente y no le diera tiempo de vestirse. La visión de verse desnuda, delante de otra persona extraña, incluso sus hijos, la hacía temblar de emoción. María respiro profundo, entonces dijo:
"Uhm, parece que aquí hay una casa llena de secretos. Me alegra que estemos siendo sinceros. ¿A ver niños, ustedes no tienen ningún secreto?"
Los dos jovencitos se miraban entre sí. Como si uno le dijera al otro con la mirada, cuidado con hablar. María vio la mirada de confesión, entonces agrego: "No tienen de que temer, aquí todas estamos siendo sinceras. Yo ya les dije que soy un poco exhibicionista. Y sus hermanas también, parece que comparten mi fetiche. Pero de ustedes no sabemos nada. ¿Verdad niñas, que cualquier cosa que nosotras sepamos, de nosotras y de ellos, ninguna otra persona lo va saber?"
Juanita, ya se había tranquilizado. Parecía que a su mamá no le importaba. Entonces ella y Patty se miraron y con una mueca, asintieron lo que su mamá acababa de decir. María todavía veía el temor en los niños. Entonces con una voz, que implicaba mando, como si estuviera regañando dijo: "¡Que les pasa, ustedes tienen bolas, o no!"
Pedrito entonces dijo: "Bueno es que a nosotros nos gusta también jugar desnudos en los arbustos que están en la colina."
"¿Qué hacen ustedes desnudos en la colina? Ustedes dicen la colina que esta próxima de la granja donde vive la zorra de Doña Elena que parece que tiene un hobby por estar embarazada. En el tiempo que la conozco ya ha dado a luz como a cinco."
Patty dijo: "Ya tiene ocho hijos"
"Y el mayor debe estar de la edad de Pedrito. ¿Bueno y que hacen ustedes desnudos en esa colina, detrás de los arboles, Acaso masturbándose mientras están fisgoneando para la casa de Doña Elena?"
"Sí, bueno lo que pasa es que donde estamos se ve completico el lavandero que está al lado del baño de los obreros. Y parece que doña Elena lava cada tarde cuando los obreros se van a bañar."
Pablito continuo: "Si mami. Ella siempre está lavando cuando los obreros van a bañarse."
"¿Y qué tiene que ver que ella lave cuando los obreros se están bañando?
Acaso ustedes tienen un fetiche por las mujeres que lavan."
"No. Claro que no. pero siempre uno de los obreros va donde está Doña Elena y la coge allí mismo, detrás del lavandero, antes de meterse al baño."
"Y siempre es uno diferente. Mami"
"Yo siempre pensé que esa mujer era una zorra y no me equivoque. Y ustedes se masturban mientras ven a esa perra ser cogida por uno de sus obreros. ¿No es así?"
"Al principio, solo mirábamos y nos regresábamos a la casa. Pero el otro día que no tuvimos clase, fuimos en la mañana. Entonces cuando llegamos."
Pablito añadió: "Doña Elena y sus hijos estaban jugando desnudos en la grama del patio. Todos desnudos, mami."
"¿Qué estaban haciendo desnudos?"
"Estaban jugando con una manguera, pero mientras, doña Elena lavaba el burro, que ella siempre lleva para el pueblo."
"también estaba desnuda. ¿No es así?"
"Si. Entonces nosotros nos pareció muy divertido y nos desnudamos, también. Después de ese día nos gusta estar desnudos, escondidos entre los árboles. Entonces cada vez que estamos en el campo y sabemos que nadie nos ve, jugamos desnudos." La conversación terminó y cada uno se dedicó a sus cosas de costumbre, mientras María fue a preparar la cena. Después que los niños estaban acostados después de cenar, María fue a la salita donde estaba el pequeño altar de su esposo. Después de cambiar las flores y las velas, ella se arrodillo frente al retrato como era su costumbre. A pesar que ella se había masturbado en el baño, sin embargo la calentura que sentía no se le quitaba. Sentía rabia y frustración, cuando ellos eran pareja, ella se sentía satisfecha. Pero ahora sentía un vacio, y desde unos días para acá solo pensaba en sexo. María se levantó y fue a su cuarto. Mientras trataba de conciliar con el sueño, las imágenes de todas las cosas que había visto en la casa de la mujer del reo, y la conversación que tuvo con sus hijos, no se apartaban de su mente. Ella tenía que masturbarse de nuevo. Después de su orgasmo, quedo tendida en la cama, entonces pensaba, si acaso sus hijos no se irían a sus cuartos a masturbarse también. Una sonrisa se dibujo en su rostro. Parecían que el exhibicionismo corría por sus hijos también. Pero no solo en su familia. También parecía ser algo común, por lo menos eso parecía. Allí estaba Ana la esposa del reo, y también doña Elena, si lo que le dijeron Pedrito y Pablito era verdad. Ya era casi media noche y el sueño parecía haberse ido de ella. Menos mal que al siguiente día no tenía que ir a trabajar.
Después de un rato más, ella decidió ir a la cocina por un vaso de agua con azúcar. Los días eran calurosos por esta fecha, por lo que María dormía en unos shorts de algodón holgados, sin pantaletas, y con una franela holgada de algodón. Ella se levantó de la cama y fue por su bata, pero entonces, pensó y dejo la bata, en cambió se quitó los shorts y la franela quedando desnuda, buscó la linterna que tenía en su cómoda y salió del cuarto así como estaba. La casa estaba a oscuras, y callada, entonces encendió la linterna, y empezó a caminar hacia la cocina. Después de preparar el vaso de agua, ella fue a la ventana de la cocina y la abrió, una brisa fresca entro recorriendo su cuerpo. La luna estaba llena y se podía ver a lo lejos. Incluso la carretera se veía iluminada. Todo estaba quieto, a lo lejos se podía ver la colina y los arbustos donde jugaban sus dos hijos varones, y de donde fisgoneaban a doña Elena. La calentura estaba de nuevo recorriendo su cuerpo. Parecía que había sido poseída por un espíritu del sexo. A ella no le importaba. Inconscientemente, ella empezó a frotar su coño, y se sentía bien. Quería regresar a su cuarto a masturbarse, pero entonces y comenzó a masturbarse allí en la cocina, con la ventana abierta.
La sensación era agradable, y su coño quemaba, ella frotaba su coño y manoseaba sus tetas. De repente se dio cuenta que alguien de la casa podría ir a la cocina y verla allí, pensó, pero ya no le importó. Entonces en cambió ella tomo la linterna y la encendió luego salió de la cocina y empezó a caminar por la casa mientras con la mano libre no dejaba de estrujar su coño y tetas. Cuando estuvo frente al cuarto de Pablito y Pedrito, asió con cuidado la cerradura de la puerta y la giró, esta estaba sin seguro. Entonces abrió lentamente para no hacer tanto ruido por el crujido de la puerta y entro. El cuarto no estaba tan oscuro porque el reflejo de la luz de la luna traspasaba la ventana que estaba abierta. Ellos dormían en una cama grande que había sido de los abuelos. Los dos jovencitos estaban descubiertos por el calor que estaba haciendo. Ellos dormían en calzoncillos largos y holgados. María se acerco y se arrodillo al lado de Pedrito. Entonces acercó su nariz a la horca y con la mano suavemente toco la horca del calzoncillo. Como ella suponía estaba húmeda, y olía a semen fresco. Luego muy cautelosamente desbotonó la cremallera y abrió las alas del calzoncillo. A pesar que Pedrito solo tenía trece y el palo estaba flácido, María pudo ver que este medía unos buenos quince centímetros. Y era grueso como unos tres centímetros. La cabeza era más gruesa. Mientras miraba el guevo de su hijo, ella no dejó de masturbarse. Luego de unos minutos, fue al otro lado donde estaba Pablito. Con Pablito hizo lo mismo. Después de comprobar que su pequeño de once también se había masturbado, y después de unos minutos de admirarse también con el palo de Pablito. Ella se incorporó, entonces se quedo admirando los pequeños guevos de sus hijos por un rato, mientras no dejaba de estrujarse ella misma, las tetas y el coño. Entonces cerró la cremallera de los shorts con cuidado, y abandonó el cuarto. Después fue al cuarto de las niñas, pero cuando intentó abrir, la puerta tenía seguro. Ella se sintió decepcionada, le hubiese gustado entrar al cuarto de sus hijas también, pensaba. Entonces se imaginó que quizás la ventana del cuarto estaba abierta, como era con sus hijos, aquella noche estaba haciendo mucho calor.
Entonces se dirigió a la puerta de servicio que estaba en la cocina, y daba afuera. Cuando se sintió afuera, la brisa baño su húmedo cuerpo. También el perro guardián, que siempre se echaba al lado de la cocina por la puerta de servicio vio que su ama salía de la casa. María también vio al perro que se acercaba a ella. En otras circunstancias, ella lo hubiese espantado con un "¡VETE!" pero en ese momento lo menos que ella quería era hacer algún ruido que despertara a los de la casa, pusiera en alerta los otros perros, de sus vecinos. Menos mal que el perro, rápidamente reconoció a María y se acercó, moviendo la cola. Cuando el perro estuvo al alcance de su mano, María le acarició la cabeza, que estaba más o menos a su cintura, mientras con muecas trataba de decirle que no hiciera ruido. Ella empujaba al perro como si quisiera que entendiera que regresara de nuevo a su casa, pero el perro, parecía no entender. María se cansó de hacerlo entender, entonces se rindió y dio media vuelta y empezó a caminar alrededor de la casa hacia la ventana del cuarto de sus hijas. Cuando llegó al cuarto, efectivamente notó que estaba la ventana abierta, aunque había una cortina que no permitía ver para adentro. Ella con cuidado retiró la cortina, y pudo ver la silueta de sus dos hijas en la cama, grande donde ellas dormían. Sus dos hijas estaban completamente dormidas, pero María también noto que la cabeza de una estaba para los pies de la otra. Ella buscó apoyarse en el protector de la ventana para ver bien, entonces de repente, sintió una lengua fría y babeada en su coño, desde atrás. María dio un salto en el sitio del susto, y ahogo un grito, que pudo haber despertado a todo mundo. Pero rápidamente se repuso y con la manó trataba de echar el perro hacía atrás, pero este era demasiado grande. Al momento toda la horca estaba completamente mojada de la saliva de perro. Pero también de su propia humedad. Ella nunca en su vida había sido lamida en su coño por alguna lengua. Pero este perro la tenía al borde de un orgasmo, casi en unos segundos. María no quería perder el equilibrio por lo que se apoyo a la ventana, y abrió sus piernas lo suficiente para darle mejor acceso a la lengua del perro. Al rato María estaba meneando su trasero en la cabeza de Guardián. El perro parecía no cansarse, y María ya había estado en esa posición por unos quince minutos, y tres orgasmos. Al fin el perro se retiró y María se soltó de la ventana. Cuando María se giró vio al perro lamiéndose su propio palo. Jamás en su vida ella se imaginó que un perro tuviera un palo de ese tamaño, este estaba colgando de su barriga y casi llegaba al suelo. María podía calcular unos treinta centímetros por lo menos de largo, y unos cinco de grueso. `Dios mío es enorme, y aún no está completamente fuera de su bolsaí, pensaba. María entonces regresó a su cuarto. Para entonces ya estaban cantando los gallos.
Cuando María se despertó en la mañana, ya era casi mediodía, los niños ya estaban en la escuela. Ella estaba orgullosa de sus hijos, porque en días como el de hoy, ellos no dependían de ella, sino más bien ellos se las arreglaban. Lo primero que le vino a la mente fue la aventura de la noche anterior. María se toco su horca y noto que el short estaba pegajoso.
Entonces se apoyo con el brazo y se miro, y noto que sus muslos estaban todos llenos de saliva seca de perro. Ella se levanto de la cama para meterse en la ducha, pero extrañamente el sentirse sucia la excito. Entonces revisó en sus apuntes, si aquel día recibía visitas, pero como tenía el día para ella, decidió quedarse así. Ella se levantó con sus shorts holgados de algodón y la franela holgada que usaba para dormir. Fue a la cocina y abrió la ventana, entonces miro el campo, y la carretera a lo lejos por donde pasaban de cuando en vez, un automóvil o una bestia arreada por alguien, a veces iban transeúntes que iban a pie al pueblo. Ella se quedo mirando la carretera por un tiempo, entonces desvió la mirada a los potreros y los sembradíos. Ella podía ver a lo lejos el reflejo de algún trabajador. Después miro la colina donde jugaban los niños, en las tardes.
Ella entonces miro la perrera, donde probablemente estaba Guardián. Su coño empezó a picar, y María empezó acariciarlo a través del short. Abrió la puerta para salir donde estaba la perrera, entonces una sonrisa picara se dibujo en su rostro y fue a su cuarto. Busco y se puso una falda sin pantaletas que una vez había comprado, porque le pareció sexy pero nunca se la había puesto. La falda era de algodón y era apretada en su vientre y caderas pero holgada desde las caderas, era corta y escasamente cubría medio muslo. El objetivo de la falda era que la mínima brisa la levantara exponiendo sus nalgas y la horca de las pantaletas. Ella alguna vez pensó en usarla en el pueblo, pero nunca tuvo el coraje. Luego se puso una franela sin sostenes. Luego de verse en el espejo salió de la casa. Las personas que pasaran por la carretera, estaban como a cincuenta metros, y de seguro no pensarían nada extraño. Ella fue directo donde el perro, y justo como pensaba este estaba dentro de la casa, pero como era la costumbre de su hijo Pedrito lo amarraba con una cadena, para evitar que fuera a morder algún desprevenido. Guardián salió de su casa cuando sintió que alguien se acercaba, cuando vio a María movió la cola. María se detuvo frente al perro, sin saber qué hacer, miro de reojo para ver si tenía el palo fuera, pero no era así. Entonces ella se acercó al perro, acaricio su cabeza, miro a la carretera y levanto la falda, exponiéndole su coño. El perro olió la saliva seca y dio algunas lengüetadas al coño. María se mantenía mirando por si alguien pasara por la carretera. Después dio vuelta y le puso su culo, justo como había estado expuesta la noche anterior. El perro lamió por un rato, mientras María gemía, pero sin quitar la vista del camino. El perro no dejaba de babear que corría por sus muslos, María entonces se le ocurrió quitarle la cadena que lo sujetaba al cuello. Cuando el perro se sintió libre se abalanzo sobre ella, y casi la hace caer. María tuvo temor porque el perro era muy fuerte y de seguro la echaría al piso si lo intentaba de nuevo, y eso podría hacer que cualquiera que pasara por la carretera se diera cuenta y entonces, crearía un alboroto. Ella pensó rápidamente entonces corrió a la cocina. El perro perdió el interés y se echó al lado de la casita. El coño de María picaba y quería aporrearlo, cuando llevo su mano al coño este estaba completamente mojado con saliva que corría por sus muslo y goteaba en el piso, se sentía sucia pero también su calentura la tenía al borde. Ella se froto duro el coño con su mano, pero cuando estaba al borde del orgasmo, retiraba su mano. Esta sensación de estar en excitación, sin acabar le gustaba.
Ella quería sentir de nuevo la lengua del perro. Pensó en llamarlo, o llevárselo a un sitio donde nadie la pudiera ver, pero el reto de ser expuesta a cualquiera que pasara, la excitaba aún más. Entonces salió de nuevo de la cocina y camino donde estaba guardián. El perro no parecía interesado. María se agacho, comenzó acariciándolo de cabeza a la cola, mientras miraba alguna señal de excitación. Entonces empezó acariciar la vaina del perro, como si quisiera masturbarlo. Segundos después un palo rojo empezó a salir de la vaina. Rápidamente este empezó a crecer y minutos después unos 30 centímetros de carne roja colgaban de la barriga. Este era más o menos el tamaño que ella había visto, la noche anterior.
Las voces de personas que reían en la carretera, la distrajeron de la tarea, e hizo que ella soltara la vaina, y se acomodara, en una posición decente, entonces miro a la carretera. Era una familia que iban caminando hacia el pueblo, los niños jugaban y reían cuando pasaron frente a la casa, vieron a María y al perro; entonces el esposo y la señora, dirigieron un saludo con los brazos, mientras seguían sin prestar atención a lo que estaba haciendo la mujer. María volvió su atención de nuevo al perro, mientras admiraba el tamaño de ese guevo, se maravillo que pasaría si ella seguía manipulando la vaina. Pero con el perro echado sería muy difícil. Entonces ella tomo la cadena y amarro de nuevo al perro, mientras lo animaba a levantarse, halándolo. El perro se resistió al principio pero después se levantó y siguió a María. María llevo al perro a un árbol que estaba cerca y lo amarro asegurándose que no se pudiera echar de nuevo, en la posición donde estaba, se ocultaba de la carretera, y al menos que alguien verdaderamente se fijara, ella podría no ser vista. María se agacho de nuevo, y empezó a manosear la vaina del perro, de una manera desenfrenada, al rato ella ya estaba echada en la grama, y el perro presumía sus treinta centímetros, que tenía antes. María ya no le importaba nada y desvergonzadamente empezó a bombear el palo del perro, a los minutos este estaba de unos 40 centímetros de largo y cinco de diámetro, con una hinchazón en el centro que era como de 8 centímetros de diámetro, de repente el perro empezó a bombear y un chorro de cum baño el rostro de María que la tomó por sorpresa. Parte del chorro fue directo a su boca que la tenía abierta, María trago y el sabor no le pareció nada malo. María quedo en la grama, mientras se reponía del orgasmo que había tenido sin ni siquiera tocarse, de repente el ruido de un motor le dijo que era el autobús del trasporte escolar. "Coño, los muchachos" dijo en voz alta y rápidamente se repuso y llevo al perro de nuevo a la perrera. Entro justo a la casa cuando a lo lejos se podía ver l silueta del autobús.
María corrió a la ducha.
Mientras María estaba en la ducha escucho la voz de Patty que decía: "¿Mami, mami, podemos bañarnos afuera con el chorro del tanque? Hay demasiado calor."
Había días, especialmente en verano, que los niños acostumbraban a bañarse en el patio trasero de la casa. El patio detrás de la casa daba a los cafetales. Y en estos días los trabajadores estaban recogiendo caña, por lo que ellos tenían privacidad. María grito: "Esta bien cariño, mientras yo preparo la comida." Ella escucho los niños gritar de alegría y todos corrieron a sus cuartos a prepararse, para el baño.
María sentía unos deseos locos de masturbarse, pensando en toda la aventura que había vivido en las últimas horas, pero ella quería estar en fuego, y cachonda, como una perra en calor. Después de bañarse, fue al cuarto y se puso una bata de casa. Pero sin ropa interior, luego fue a la cocina y preparo la comida. Luego de terminar, como una hora después, fue donde los niños. Los niños habían abierto el chorro de un tanque aéreo grande que utilizaban para llenar los tanques donde se limpiaba el grano de café, en temporada. Ellos habían tapado el desagüe del tanque y estaba casi lleno. El tanque era pequeño y a lo más llegaba a la cintura de Pedrito. Pero del tanque caía una chorrera. Los niños llevaban puesto los shorts que siempre usaban cuando se bañaban en la chorrera: las niñas y los niños las franelas largas y shorts que llegaban a las rodillas. María llego hasta donde ellos y se sentó en un banco que estaba alrededor de una mesa grande de cemento que estaba al lado del tanque. Unos segundos después se levantó y regresó a la casa, los jóvenes se extrañaron, se miraron entre sí, pero siguieron con sus juegos, luego escucharon la máquina de coser, y como media hora después su mamá regreso de nuevo.
Los niños se quedaron mirando lo que traía en la mano. Cuando estuvo de nuevo en el asiento, María dijo: "Juanita. Patty tomen póngase esto." Entonces le lanzó a cada una unas prendas. Las jovencitas se quedaron mirando, y Juanita dijo: "MAMÁ que le hiciste a mi pantalón de jean."
"Tú tienes suficientes pantalones de Jean para estar preocupándose por uno. Vamos dense prisa, y no hagan que me arrepienta. Y ustedes niños, quítense esos shorts."
Pablito dijo: "¿Mami y que nos vamos a poner?"
"Se quedan en la ropa interior. Aquí todos somos familia, porque la pena. Vamos niñas que esperan. Y no usen ropa interior."
María miro como sus dos muchachos descascaraban los pantalones cortos y quedaba en ropa interior. María noto que los muchachos, estaban cachondos, y trataban de ocultar sus palos, cubriéndose con el agua del tanque que ya estaba casi lleno. Al rato Juanita y Patty salían de la casa. Las quijadas de Pedrito y Pablito casi se caen cuando vieron, a sus hermanas. Mientras que a las niñas no parecía importarles, como sus hermanos las miraban, si acaso, les gusto. Ellas llevaban shorts calientes, pero más cortos aún, vulgares, era la palabra. Ninguna joven o dama decente usaría. Las nalgas quedaban completamente expuestas, y la horca del short quedaba prácticamente encajada. Las franelas estaban justo por debajo de sus tetas, que con el mínimo agache, estas quedaban expuestas. A María le gusto lo que vio y dijo:
"Ve, así está mejor. Ahora si se pueden quitar todo el sucio. ¿Yo voy a traer la comida y todos vamos a comer aquí afuera que les parece?" todos aplaudieron. Las jovencitas parecían cómodas exponiendo sus cuerpos a sus hermanos, y a ellos no parecía importarles tampoco, al rato estaban de nuevo jugando, como si toda la vida ellos se habían vestido de esa manera.
El siguiente día era libre en el colegio. Entonces María propuso que aquella noche fuera a la feria del pueblo, todos estaban aplaudiendo. Cuando había ferias en el pueblo los habitantes estaban casi todo en las calles disfrutando de todas las actividades que se organizaban. Las otras veces que habían ido a una feria fue con su papá. Ellos iban y se divertían en los juegos que montaban y después comían algo, y luego regresaban a la casa. María se puso una falda corta de las que usaba a veces cuando iba al pueblo; escasamente le cubría medio muslo y era suelta, que la brisa la hacia volar, acompañada con una camisa a medio abotonar que dejaba al descubierto los globos de sus tetas, acompañada con botas de cuero de tacón alto y sombrero de vaquero. Cuando ella salió del cuarto, los niños estaban esperando en la sala, los varones no podían creer lo que veían, su mamá en verdad era un monumento para ver, y aunque estaban un poco asombrados por la manera de vestir de su madre, ya se estaban acostumbrando a esta nueva conducta de su madre. Mientras las niñas estaban vestidas con su habitual ropa, cuando salían al pueblo, para las ferias: pantalones y camisas con botas y sombrero de vaquero. Cuando María
vio a sus hijas dijo:
"Juanita, ya es hora que empieces a salirte de ese closet, anda y te pones algo sexy."
"¿Mamá, que estás diciendo?"
"No es lo que siempre has soñado. Que otros te vean."
"Sí, bueno pero es..."
"Nada, cuando yo era de tu edad me moría por vestir sexy, y yo se que tu quieres lo mismo. Vamos deja de ser tan mojigata."
La pequeña Patty dijo: "¿Yo también, puedo mami?"
"Si cariño, ahora vayan."
Las dos jovencitas se pusieron faldas de jean que casi llegaban a las rodillas, y franela, botas de cuero y sombrero. Cuando salieron del cuarto, no era lo que María esperaba, entonces dijo: "No está mal, pero las faldas necesitan un arreglo." Entonces ella arreglo las faldas de las chicas y cuando se las dio dijo: "vayan y se las ponen, y Juanita no use sostenes."
Las dos muchachas se pusieron las faldas que ahora les quedaban más arriba de medio muslo. Las tetas de Juanita eran grandes y redondas y se amoldaban claramente al tejido de la franela. Mientras a Patty, los dos limoncitos también se amoldaban a la franela. Las dos jovencitas rápidamente se acostumbraron a las miradas de sus hermanos. Las tres mujeres definitivamente no iban a pasar desapercibidas. "Nos vamos" dijo María y todos salieron para la camioneta.
Los niños se montaron en la parte trasera de la camioneta, mientras las niñas iban acompañando adelante a María. Rodaron en silencio un rato, entonces Juanita se animó a decir:
"Mamá usted cree que sea correcto que vayamos vestidas así, que van a decir de nosotras."
"Para ser franca me importa un comino lo que digan de nosotras. Siempre quise ser yo misma. Pero me abstuve por causa de tu padre. Pero como te dije es hora de salir del closet."
"Si, pero que van a decir de Patty y yo los amigos del colegio que de seguro deben estar en la feria también."
"Por lo que se de tus hermanos, ellos ya saben que tu eres una exhibicionista, así que cual es tu preocupación, además si en el colegio no lo puedes hacer, estos son los momentos. Mira cariño todo mundo por estos días no le importa como tu vistes o como te comportas. Las fiestas las inventaron para que las personas se liberaran de sus ataduras y como decía mi padre, echar una canita al aire. Apuesto que hasta tus profesores, te van a tragar con sus miradas de pervertidos, y agradecerán que una muñeca con un cuerpo como el tuyo, lo muestre. Ellos son hombres también, lo que pasa es que en el colegio tienen que ocultar su verdadero yo. Ya vas a ver." Con eso María soltó una mano del volante y la llevó debajo de la falda, y empezó a quitarse las pantaletas. Cuando Juanita supo cual era su intención dijo:
"¿Madre que estás haciendo?"
"Haciendo el paseo más interesante. Siempre quise hacer esto. Y estoy en humor para hacerlo. Pero no le digan nada a tus hermanos."
Patty dijo: "¿Mami yo también puedo?"
"Si cariño si usted quiere, y tu hermana también, este será nuestro pequeño secreto. Okey."
Las niñas miraron a su madre, entonces sonrieron y Patty y juanita siguiendo los pasos de su madre se quitaron sus pantaletas. Entonces María metió las suyas en la guantera y las muchachas hicieron lo mismo. Cuando llegaron a la feria María estacionó la camioneta, después de echarse una mirada entre ellas, se bajaron. Los niños ya estaban abajo y mirando la gran cantidad de gente que había. María dio dinero a los niños y estos se perdieron en la multitud. Entonces las mujeres hicieron lo mismo. María notó inmediatamente como las miradas de hombres, jovencitos y hasta de niñas y mujeres se posaban sobre ellas. Mientras estaban mirando un grupo de música tocando, unos jovencitos se acercaron a ellas, eran compañeros de Juanita. Cuando ella los vio sintió como si quisiera que la tierra se la tragara. Los jovencitos la saludaron y Juanita le presentó a su mamá.
María podía sentir la lujuria en las miradas de los jovencitos y se sintió como una madre pervertida. Pero extrañamente en ves de sentir vergüenza, su coño empezó a picarle. Al momento ella se sentía cómoda en medió de estos niños. Juanita también había perdido la timidez y todos estaban hablando y sonriendo de los chistes que echaban, mientras María miraba e intervenía de vez en cuando. Los jovencitos invitaron a Juanita a ver el grupo que estaba tocando en otra tarima, era un grupo juvenil. Juanita invito a su mamá y las tres fueron. Cuando llegaron, el lugar estaba lleno de jóvenes. Algunos bailaban, otros cantaban al ritmo de la música y otros más estaban tomando alguna bebida alcohólica. María pensó que estaban demasiado jóvenes para estar injiriendo bebidas alcohólicas, pero qué más da, ella no era quien para corregirlos. Al rato María y las niñas estaban metidas dentro del grupo de jovencitos y jovencitas. Juanita se había apartado de ella. María empezó a buscarla con la mirada y la vio rodeada de jóvenes, que la estaban manoseando, mientras ella trataba de salirse del grupo. El impulso maternal de María fue ir donde su hija y sacarla de allí. Pero su coño le dijo que se quedara tranquila. Después de un rato noto que Juanita ya no hacia tanta resistencia y empezó a aceptar el manoseo de estos jovencitos. Después de unos treinta minutos María se acercó donde estaba su hija, cuando los muchachos vieron a su mamá venir, rápidamente dejaron tranquila a Juanita, mientras ella buscaba acomodarse su ropa. María hizo como si no hubiera notado nada. María miro de reojo los bultos que sobresalían en las horcas de los jovencitos, y también la mirada soñadora de Juanita. El coño de María le picaba y ella sintió envidia de su hija. Como si no hubiera notado nada, se disculpo de los jóvenes y se despidió, sacando a sus niñas de allí. Cuando iban saliendo de la multitud vio a Pedrito y Pablito que estaban reunidos con un grupo de jovencitos. Los dos jóvenes vieron a su mamá acercarse, María los llamo. Entonces uno de los niños dijo: "¿Esa mujer es tu mamá?"
Pedrito respondió, "Sí" mientras él y su hermano se alejaban.
Cuando estaban todos reunidos y caminando por el lugar María dijo a Pedrito: ¿Qué significa todo ese alboroto que tenían ustedes y sus amigos?"
"Nada, solo nos divertíamos."
"Nada ya veo. ¿Por qué ese chico dijo si yo era tu madre? Que tenían conmigo"
Pablito dijo: "Bueno mami, todos nos estábamos divirtiendo por ti"
"Que significa que se estaban divirtiendo de mi, Pablito"
"Mis amigos decían que nunca habían visto a una vieja mas buena, en toda su vida. Uno dijo que le gustaría que usted fuera su mamá para tenerla siempre en casa, y otro dijo que le gustaría llevarte a la cama. Y todos nos reímos. Cada uno de ellos tenía algo que decir de usted mamá."
"Así que sus amigos estaban, hablando cosas sucias de su mamá en sus caras y ustedes se reían de lo que decían. Que par de machos tenemos en casa muchachas. Con hombres como ellos en la casa no tenemos de que preocuparnos." Las muchachas se reían. "¿Eso era todo?" continuo María.
Pablito continuo "uno de ellos dijo me gustaría ver las nalgas de esa vieja, apuesto que son redondas y grandes, entonces otro dijo a que no te atreves y vas y le levantas la falda. Entonces todos empezamos a burlarnos del chamo, y él fue donde usted estaba, y te levantó la falda. Suficiente para que todos viéramos tu trasero. Mamá. ¿Usted no se dio cuenta?"
"Como diablos me iba a dar cuenta, con todo esa multitud apretando. Así que tengo dos hijos que le gusta andar fisgoneando, no. ¿Y luego que paso?" María sabía que alguien le había levantado la falda, pero no le importo. También estaba consciente que los jovencitos que estaban alrededor de ella no apartaban sus miradas de sus tetas y su culo, como si la estuvieran desnudando con la mirada. Algunos incluso se atrevieron a manosearla en atrevimiento. Ella lo notaba pero no le importaba, más bien le gustaba ser el centro de atención de estos pequeños pervertidos.
"Eso fue todo, porque usted se fue donde estaba Juanita."
"Mejor nos vamos ya para la casa. Que se está haciendo tarde" Fueron donde estaba la camioneta. La camioneta estaba estacionada en un lugar apartado cerca de unos arbustos. Cuando se acercaron escucharon voces y el gemido de una mujer. Se acercaron sigilosamente y vieron en un claro que había, y bañado con la luz de una bombilla del poste a un grupo de jóvenes no mayor de dieciocho años rodeando a una mujer en sus últimos treinta, que estaba desnuda y completamente absorta en chupar los guevos de cada uno de estos jóvenes. María y sus hijos se escondieron en un lugar donde no los pudieran ver y se quedaron mirando aquel erótico espectáculo. Entonces como si se hubiesen puesto de acuerdo, los cuatro niños dijeron: "Es la profesora Laura."
"¿Laura la profesora de Pedrito? No me diga, que pequeño es el mundo. ¿Si no me equivoco ella tiene dos hijos de unos quince y diecisiete años, y su esposo no es acaso Marcos el director del colegio? Vaya, vaya."
Los cinco no podían creer lo que veían sus ojos, entonces María, dijo: "No hagan ningún ruido, ya vuelvo, voy por la cámara que tengo en la camioneta."
María fue a la camioneta y saco una cámara fotográfica que siempre llevaba en sus paseos, ella era fanática a la fotografía, y su esposo le había regalado una cámara en su último cumpleaños. Era una cámara profesional y podía sacar fotografías nítidas aún en escasa luz. Y lo más importante era que no necesitaba de flash. Ella tomo la cámara y rápidamente regreso con sus hijos. Enfoco la cámara y empezó a tomar fotografías de la profesora chupando los guevos de estos jóvenes. Cuando iban a partir vieron una sombra que estaba detrás de otro árbol escondido a lo lejos. María enfocó la cámara y vio al personaje, que se estaba masturbando. Entonces enfoco la cara en la lente y dijo: "Vaya, vaya que tenemos aquí. El director es un mirón y le gusta ver a su esposa, teniendo actos sexuales sucios con extraños." Entonces paso la cámara a sus hijos para que vieran. Después de hacer una toma demás, ella invito a sus hijos a dejar el lugar antes que alguien los viera.
Cuando ya iban a dejar el lugar, Juanita dijo: Mira Pedrito esos dos que están de espaldas no son Jorge y Gabriel."
Pedrito miro fijamente y dijo "si ellos son" Patty y Pablito también dijeron "Si ellos son"
"¿Quiénes son Jorge y Gabriel?í" repuso María.
Juanita dijo: "Los hijos de la profesora Laura."
"Vaya, vaya. Bueno vámonos" y todos salieron a la camioneta.
Cuando iban rumbo a la casa, todas estaban calladas, entonces María dijo: "sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas. Quien lo creería que el director de la escuela y su esposa e hijos, tuvieran una vida sexual tan libre. ¿Qué piensas ustedes niñas?"
"No se mamá, todo me parece Cool." Dijo Patty.
"Creo que todos somos unos hipócritas." Dijo Juanita.
"Si incluso nosotras." Respondió María. "Yo te vi que estabas muy a gusto con esos chicos, no es así juanita."
"Mamá porque no me ayudaste, usted sabías que esos niños me estaban fastidiando y usted solo miraba."
"Cuando vi como te estaban manoseando, quise ir y sacarte de allí, pero pensé, que sería mejor si tu enfrentabas esta situación por ti misma, no va ser la primera vez, ni la última. De todas maneras yo estaba pendiente, por si alguien se pasaba de la raya. Pero al rato me di cuenta que tu no necesitabas ayuda, como diría mi papá tenía la situación bajo control creo que si yo no voy a sacarte de allí, los que estarían en problemas serían esos niños"
"Mentira. Eso no es cierto"
"No es cierto, tus ojos, no creo que engañaran ni siquiera a Patty"
"Es verdad mami, Juanita estaba excitada."
"Ve, así que porque no eres sincera. ¿Te gustó verdad? No me mientas"
"bueno si, fue lindo."
"Ve que no es tan difícil." Con eso María alargo la mano y levanto la falda de Juanita, y metió su mano hasta tocar el inflado coño de su hija. Juanita estaba tiesa por este inesperado asalto de su madre.
Solo atino a decir "¿Qué haces madre?"
"Esta es la mejor manera de comprobar si una mujer está mintiendo. Vaya, vaya pero si estas toda empapada. Mijita cuantos orgasmos has tenido."
Patty también se levantó la falda y dijo: "Mami yo también estoy mojada."
María soltó a Juanita y toco a Patty: "Si cariño, ya veo que tengo dos pequeñas mujerzuelas por hijas. ¿Quiere saber si tu madre también está disfrutando de todo esto? Ven y mete tu mano bajo mi falda y toca mi coño."
Las dos muchachas no podían creer lo que estaban escuchando, estaban consientes que su madre estaba actuando raro en los últimos días, pero nunca se imaginaron semejante petición. Sin embargo la pequeña Patty salto del asiento y se acurruco al lado de su madre. María abrió sus piernas hasta que la rodilla izquierda toco la puerta. Patty levantó la falda de su mamá y sin ninguna timidez asalto el coño de su madre. María no esperaba que su hija fuera tan impulsiva y el toque de los pequeños dedos con su coño todo mojado hizo que diera un salto en el asiento. "Cariño si no tienes cuidado vas hacer que me orine aquí mismo."
"Mami estas toda mojada, mira" sacando la mano y mostrándola a su padre.
María tomo la mano y se la llevó a la boca y chupo dos dedos de su pequeña Patty ante la mirada atónita de las muchachas. "Si seguro que es mi cum, bueno esto también me hace una mujerzuela. No es así."
Patty agrego: "¿Mami porque tú no tienes pelo allí abajo, como Juanita?"
"Eso es porque me lo afeite. Cariño. Mi coño ahora parece un coño de bebe pero crecido. ¿Quieres verlo?" entonces sin esperar respuesta María se levanto del asiento y levantó la falda hasta la cintura mostrando a la pequeña Patty y a Juanita un coño calvo, grande y mojado, también boquiabierto. ¿Te gusta, a ver muéstrame el tuyo?"
Patty se incorporo como pudo y levanto su falda hasta la cintura dejando a la vista un imberbe coño, hinchado por la excitación y brillante. María lo miro y dijo: "Cariño que lindo coñito tienes entre esas piernas. Vamos Juanita ahora muéstranos el tuyo."
Juanita estaba toda cachonda para el momento y sin decir nada levantó su falda hasta la cintura, dejando a la vista un coño inflado con escaso vello alrededor, sus muslos estaban húmedos. María elogio a Juanita diciendo: "Cariño si yo tuviera un coño como el tuyo de seguro me gustaría andar desnuda todo el tiempo."
"Mami, no es justo" dijo Patty.
María dijo: "El tuyo tampoco tiene que envidiarle nada a ninguno, cariño"
Madre e hijas siguieron el camino sin siquiera molestarse en acomodar sus faldas. Después de un rato Juanita dijo: "Mamá, parece que a Pedrito y Pablito no le importo en lo más mínimo que su madre estuviera expuesta a todos, si acaso, creo que estaban disfrutando de eso."
"Eso es porque ustedes tiene dos hermanos pervertidos."
"Y usted no piensa corregirlos."
"Para que, a ellos les gusto y a mí también, entonces todo está bien". Las tres reían entre sí.
Continuará

Sin querer queriendo, Parte 02
16 de noviembre de 2024 en Jovencitas, Incesto, Relatos SDPA
Hay Maruquita, qué rica boquita tenía!! Tiernita, húmeda, grandecita y profunda. Con sus manos en sus rodillas, sentadita en la cama, me dejaba hacerle y se dejaba hacer. Despacio, tomándola de la cabeza, le iba metiendo y sacando la verga, pidiéndole que alejara los dientes de la cabeza de mi palo y que usara sólo los labios, enseñándole a chupar vergas, con la boca bien abierta. Cuando se la iba metiendo, su boca avanzaba sobre el tronco como escalándolo, como una serpiente se va comiendo su presa, engulléndola poco a poco, consumiéndola. Con media verga adentro de la boca, yo la forzaba un poco y la agarraba firmemente de la nuca y se la metía otro par de centímetros, ella empezaba a desesperarse y retiraba sus manos de su rodillas agitándolas en el aire, como imitando a un pajarito, indicándome que no podía más, que se asfixiaba. Se la empezaba a sacar de reversa, muy despacio y diciéndole que chupara fuerte, sentía que me chupaba todo, no sólo la verga, sino todo el cuerpo, viendo cómo mi pitote iba abandonado poco a poco sulinda boquita, bien cubierto por su saliva y hasta con cierta espuma que se me quedaba encima del lomo. Me encantó, se lo hice varias veces, me gustaba ver cómo se ahogaba una criatura tan hermosa con ese garrotote bien ensartado en la boca.
Sentía como mis huevos se hinchaban, produciendo esperma en cantidad, le dije que con sus largas uñas me rascara suavemente la bolsa de mis huevotes, me cosquilleaba la punta de la verga con la lengua, suelta, sola, con mis manos en su cabeza y sus uñas en mis testículos; ya me ardían las plantas de los pies. Ahí venía la tormenta de leche, por fin… por fin iba a descansar.
La unilateral decisión de mi esposa me tenía muy cargado y todo se lo iba a dar a su hermanita menor. Se la alejé de la boquita y me la empecé a jalar en su cara, diciéndole que se bajara el vestido y me enseñara sus tetitas. Ella, limpiándose la saliva de la barbilla y volteando a la escalera, me dijo que ya era mucho, que se tenía que regresar a la cocina, que su comida estaba servida y que ya no tardaban en ir a buscarla, eso sí, sin quitar los ojos de mi impresionante erección, viendo cómo me la cascaba muy lentamente, casi pegado a su nariz.
Le dije que ya iba a acabar, que se sacara los pechos y me dejara velos, por favor. No muy convencida, se bajó los tirantes y se puso el vestido debajo de los senos, enderezándose para que le salieran más y volteando su hermosa cara hacia arriba, buscando mi reacción. Le di lo que quería, la mueca de satisfacción que se me dibujó en la cara, la debe haber dejado satisfecha.
La visión de esos senos divinos me acabó de extasiar, eran perfectos, asimétricos, redondos y bellos, le salían por los costados de su torso tan estrecho, tan delgado. Blancos como la leche, inmaculados. Coronados por una aureola color de rosa tenue, mediana, con unos pezones paraditos. Bajé mi mano izquierda y acurruqué en ella uno de esos ensueños, frotándolo suavemente y apretándolo, sintiendo su firmeza increíble, parecía estar relleno de algo, pues al apretarlo sentía cómo mis dedos eran "aventados" hacia afuera por la presión interna del joven pecho. Sentí mi descarga llegar, incontrolable, me volteé de lado y empecé a expulsar con fuerza varios borbotones (a ultima hora la prudencia ganó, la iba a dejar bañada de mocos, no era el caso), los primeros dos llegaron hasta la cabecera de la cama, el resto calló al piso, todos, seguidos por los grandes ojos negros de mi cuñadita.
– Te sale mucho, y bien fuerte!!, dijo sinceramente impresionada. –Sí, chiquita, ya andaba muy apurado, mira cómete esa gotita, le dije al ver cómo, al exprimírmela, me asomaba un goterón sobre la cabezota de la verga, acercándosela a la boca. Ella sin asco, sin prejuicios, la recogió con la lengua y todavía me dio un par de chupetones en el glande. Se la puse de lado y la recorrió toda con la lengüita, de un lado y otro, sustituyendo los restos de leche y sudor por su bendita saliva.
Al verla así, con su divina carita en mi abdomen limpiándome la verga con la boca y con el vestido a modo de faja, enrollado en su cintura, le retiré el pene y me hinqué ante ella, queriendo pasar a lo que sigue. La quise besar mientras mis manos volaban sobre sus muslos, pero ella ya no se dejó, se me escurrió por un lado y se acomodó el vestidito, se metió a la cocina y vació la comida de un plato en otro y el refresco a un vaso y se bajó con el plato, la charola y el envase, si voltear siquiera a verme, como si le urgiera alejarse de allí, apurada, asustada yapenada. En lo que ella recogía en la cocina, yo me puse el short que traía antes y me fui tras ella, siguiéndola sin que lo notara a cierta distancia. Antes de llegar a la cocina, en un baño se enjuagó la boca y se arregló el vestido, salió y siguió su camino.
Yo quería saber si la mamá, mi suegra, le llamaba la atención por tardarse tanto conmigo a solas. Al llegar a la cocina me quedé tras un muro y escuché cómo la señora le preguntaba qué tanto hacía y Maru le respondió que conversábamos. Se me subieron aquellos a la garganta, supuse que ahí venía la bronca y las preguntas, pero lo que escuché me dejó gratamente sorprendido:
--Vaya!, hasta que hiciste caso, ese muchacho es de la familia, es como tu hermano, debes ser más atenta con él, qué bueno que ya estás entendiéndolo.
–Sí, mamá, le respondió secamente Maru. –De qué platicaron?, si se puede saber. –De varias cosas… de automóviles!, ya ves que quiero que papá me compre uno. –Qué bien, hija, te felicito por eso, no está bien que seas tan reseca, con él y con toda la gente, le respondió mi suegra contenta por nuestro "acercamiento". Me retiré con cuidado de que no me notaran y me fui a vestir para irme a trabajar. Cuando me iba tomé unas revistas y unos folletos automotrices que tenía (mi esposa y yo también estábamos comprando un auto) y me bajé a despedirme. Maru estaba ayudando a su mamá a recoger la mesa y le dije que ahí le dejaba los folletos de los coches, que los revisara y me dijera cuál le gustaba, para traerle más información.
Con cara de wath??!! Los miró y le dije, pelándole los ojos, que eran los que me pidió, cuando me había dicho que quería pedirle un auto a su papá. -Aaaahhh, sí, ya me acordé!!, respondió admirada. –Te digo que ésta anda en la luna, intervino su mamá divertida. Los tres nos reímos y yo me despedí. Al otro día al después de dejar a mi mujer en el trabajo me regresé a casa. Eran las 9 am de un martes, día de super. Cuando entré en la casa, mi suegra iba saliendo con su hija Maru y sus nietas Sara y Nena. Me dijo que Nora, la rubia de 11 años, aún estaba dormida, que me la encargaba por si despertaba, que era muy miedosa, que por favor le diera de desayunar y que ellas regresaban como a las 12 am, después de hacer la compra semanal.
Claro!, le dije, no se apure yo la cuido. Se fueron y yo fui a darle una vuelta a mi "encargo" a su cuarto. Estaba bien dormidita, súpita. Destapada por el calor, boca arriba sólo con su calzoncito y una camiseta de tirantes, con las piernas entre abiertas, preciosa la niña. Bien piernudita y caderoncita, hasta el panty le quedaba muy apretado, era de los viejitos, supongo sólo para dormir, se le veía muy pequeño. La estuve contemplando un rato, luego me acerqué y puse mi nariz en su cosita abultadita para olerle allí, mmmm!, qué rico aroma, me llegó hasta el alma, y hasta la mera verga. Saqué la lengua y le lamí la parte interna de los muslos, al sentir mi lengua, sin despertar los abrió más y pude lamerle las ingles, sobre el pliegue del calzón, bien cerca de su papita. Ya me iba cuando quise verla desde otro ángulo, al notar que estaba sobre la sábana hecha bola abajo de ella, la empecé a despertar, moviéndola y llamándola por su nombre: -Nora, Norita, hijita, despiértate. Soy tu tío, déjame taparte bien.
Ella entreabrió los ojos y al verme preguntó por su abuela. –Se fue al mandado con tu hermana y tu prima, no se tardan, a ver, levántate tantito para sacar la sábana y taparte bien. En cuanto se enderezó, con una mano le saqué la sábana y con la otra la hice acostarse boca abajo, la agarré de una corva, o sea de la parte trasera de una rodilla y le separé ese muslo, formando un 4 con sus piernas, disimuladamente, sin forzarla. Puso su mejilla sobre la almohada y cerró sus ojos, haciendo por dormirse de nuevo. Yo me enderecé y extendí la sábana que le había quitado, mirando lo rica que se veía así, comiéndome con los ojos sus llenitas piernas y sus inflamadas nalguitas.
Le pregunté si la tapaba o tenía calor y me dijo que así estaba bien, que no tenía frío. Puse la sabana a un lado y me incliné sobre ella a besarle la mejilla y el cuello, diciéndole que me iba a bañar para darle de desayunar. -No, tío, no te vayas, no me gusta quedarme sola, tengo miedo, me dijo con vocecita chiflada. Le dije que no tenía nada qué temer mientras yo estuviera en la casa con ella, que nadie le iba a hacer daño, que yo la defendería de quien fuera, sin dejar de besarle el cuello y agarrarle las nalguitas disimuladamente. Pude notar la piel de sus brazos y de sus muslos como se hacía de gallina, erizada por mis besitos en su cuello y oreja, mientras le hablaba muy bajito.
–Hay tío, siento rico… No te vayas, cuídame, duérmeme otra vez, ándale. –Sí mi hijita, duérmete, si tienes miedo te vas para arriba conmigo, sí?, allá voy a estar, duérmete reina, ssshhh, ssshhhh. Sin dejar de besarla en cuello y oreja, le empecé a recorrer con mi mano la rajadita del culito, con cariño, ella solita sacaba más sus nalguitas, sintiendo mi caricia en sus redonditas posaderas.
Cuando caí a la cuenta, ya le recorría los muslos de arriba abajo, sin reservas, y mi dedo medio, hacía una disimulada presión en su vaginita, motivando que ella sola se semi empinara en la cama en busca de mi mano. Mejor me fui, ya me estaba descontrolando, mucho. –Tío, no te vayas, quédate, me dijo cuando sintió que le quitaba las manos de encima. – No, ya me voy a bañar para darte el desayuno, le dije y me subí al baño de arriba, al de mi recamara. Cuando salí de bañarme, envuelto en la toalla, me paré ante el peinador para ponerme crema en el cuerpo, desodorante, etc., por el espejo pude ver a Nora asomándose por la ventana que daba a la escalera, esa ventana estaba a ras del piso, no estaba apoyada en pared alguna y la niña escondida, según ella, dos escalones abajo.
Me quité la toalla y quedé en cueros, me empecé a poner crema en los brazos y en el pecho, la verga se me empezó a levantar y le apliqué una buena cantidad de cremita, esparciéndola por lo largo y ancho de ella y en los huevotes sacándolos bien, con calma, poniéndome de lado y de frente a la ventana, para que la niña viera bien mis cosotas, como ella les decía. Cuando terminé, me puse un calzón tipo bikini, de esos que se usaban entonces, como de nylon color crema, muy pequeño y me acomodé el tubo de la verga por un costado. En eso escuché un –Tíooo, tíooo… tíooo, tíooo, tengo miedo.
Era Norita que me llamaba desde la escalera, haciendo voz como si llorara de miedo. Apurado, actuando por supuesto, salí de la recamara como andaba, en puro calzón y le dije que qué pasaba, que quién la había asustado. Ella, sentada en el segundo escalón, de arriba hacia debajo de la escalera, me dijo que escuchó ruidos y se asustó mucho, mentirosa, ya tenía más de 10 minutos espiándome. Le pregunté que si quería que fuera a revisar y me dijo que no, que ya había cerrado bien la puerta y que sólo se quería quedar conmigo mientras regresaban su abuela y las niñas.
Le extendí la mano y le dije que viniera conmigo, se levantó del escalón y subió el que le faltaba, llegando a mí. Venía como estaba acostada, en calzón y camisetita, y descalza. La tomé de la cabeza y me la puse en el pacho, calmándola, siguiéndole la corriente. Ella me abrazó por la cintura y me repegó su estómago en toda la verga, sintiendo como se la hincaba completita, pero sin decir nada. De todas las niñas, ella nunca dijo nada, se dejó hacer y me hizo, pero nunca dijo nada, como si no estuviéramos haciendo lo que hacíamos, nunca preguntó, nunca se admiró, sólo se dejaba hacer, como si estuviéramos jugando o haciéndonos cariñitos. Le pregunté si tenía hambre y me dijo que sí.
La agarré de la mano y la llevé la cocina, sentándola en una silla en la mesa. Le dije que me iba a poner un short, o que si no le molestaba pues así me quedaba, rápido respondió que no, que ella también andaba así. Le respondí que a lo mejor su mamá se enojaba y ella me dijo que al cabo que no estaba y que no lo iba a saber, entablando ya una complicidad necesaria en estos casos. La verga casi se me salía por un lado del calzón, la traía bien parada, pero Nora se hacía la desentendida, como si se acordara de lo que le dijo su hermana un día anterior, cuando pasé entre ellas en la escalera, me la veía, claro, pero con disimulo. Abrí el refrigerador y saqué yogurt y leche, al seguir buscando que darle, me vino una idea perversa y saqué mermelada, chocolate líquido y helado. Le pregunté que quería desayunar y lógico, me dijo que helado, le dije que cómo iba a desayunar eso y me insistió chiflada que eso quería. Le propuse un concurso, si adivinaba qué le estaba dando a probar, le daría lo que ella quería.
-Cómo?, preguntó. -Te tapo los ojos, te doy probaditas de todo esto y me dices qué es, cómo ves?, la reté. –Bueno, va, me respondió dispuesta a divertirse. Le tapé los ojos con una servilleta de papel de rollo, con la idea de que no le iba a durar mucho y se le caería, eso es lo que yo quería. Con un dedo le di a probar mermelada de fresa y lo adivinó, al reírse se le movió un poco la servilleta, pero no le dije nada, haciéndome tonto. Luego le di yogurt de mango y adivinó también. Se le movió otro poco la servilleta, casi dejándole un ojo descubierto. –Ahora si vas a batallar para adivinar, le dije, se me hace que ahora si te vas a tardar en decirme lo que es. Dicho esto y seguro de que estaba viéndome, me quité el calzón y me puse chocolate en la cabezota de la verga, esparciéndolo con mis dedos. Se la acerqué y le dije que probara, que de seguro le iba a gustar mucho pero que no lo iba a adivinar fácilmente. Me empezó a chupar la cabeza del pene con suavidad, comiéndose el chocolate que ahí traía embarrado, calladita chupando y chupando rico, con suavidad. Se la retiré y le pregunté lo que era.
–No sé, respondió la mentirosa, acomodándose ella sola la servilleta sobre los ojos, dándome facilidades.
–Otra vez?, le pregunté.
–Sí, tío, dame otra vez una probadita. Me volví a poner chocolate, ahora menos, sólo unas gotas y le acerqué el fierro a la boca, se la metí más profundo, toda la cabeza y ella me la chupaba muy bien, saboreándola. Se acabó el poco chocolate que me puse y siguió mamándomela un par de minutos, sin mencionar nada del dulce ya terminado.
Se la saqué y le dije que si ya. –No, no sé a que sabe todavía, tío. –
Te doy más?, le pregunté ya ardiendo. –Sí, a ver si ahora sí adivino. Ya no me puse nada en la verga, así se la metí en la boca y la niña la recibió chupándomela a sabiendas de que ya no tenía chocolate, sólo verga. Le retiré la servilleta de los ojos y la agarré de las mejillas, enseñándole lo que era, moviéndole la verga ante su boca con una mano y pasándosela por la nariz y la frente. Retirándome otra vez para que la viera bien, esperando un comentario acerca del tamaño, del grosor, pero nada, no dijo nada.
Se la puse en los labios otra vez y ella los abrió y se la metió a la boca, le tomé las dos manos y se las puse alrededor de mi vergota, para que la sostuviera ella misma, para verla entrando y saliendo de su boquita, bueno es un decir porque sólo le entraba la cabeza. Así la tuve unos 10 minutos, sus ojos azules estaban muy irritados, se la metía muy adentro, ya no era sólo la cabezota sino parte del tronco, ya su boquita se había hormado y su saliva lubricaba bien el mete saca que le hacía. Su blanca carita estaba muy roja por el esfuerzo que hacía para recibir ese 1⁄2 kilo de carne, yo estaba poseído viendo cómo la ponía, al borde del ahogo con mi garrote. Por la nuca le hacía un chongo con su cabello de oro y con mi mano maniobraba el vaivén de su cabecita sobre mi verga, inmisericorde, sintiendo sus manitas que apenas podían sostener semejante animal. Qué bruto soy, era una niña de 11 años, de apenas 1.20m y 40 kgs!!
Cuando me vino esto a la cabeza, la solté y le saqué la verga de la boca. Me senté en una silla a su lado y le limpié la boca y la barbilla, cubiertas de saliva y espuma. Se me remordió la conciencia de estarle haciendo eso a esta bebita y me medio acosté en la silla con mis nalgas en el borde y con las piernas abiertas, con las manos en la cara, arrepentido. A los dos-tres minutos de estar así, sentí cómo me agarraba la verga y me la volvía a chupar, abrí mi ojos y volteé para abajo y ahí estaba Nora, la rubia de 11 años, de rodillas entre mis piernas chupándome sin mucho conocimiento la verga a medio parar, ya que había perdido erección con mi ataque de remordimientos. La polla me creció en su boca, ella me miraba con sus ojazos azules sin dejar de chupeteármela y sostenerla con sus dos manos, como le había enseñado minutos antes; me puso muy caliente verla así, entregada, sumisa, dócil.
La puse de pie y le saque la camiseta y los calzoncitos, la volteé de espaldas y le puse mi terrible garrote entre las nalguitas, ella sola se echaba para atrás sintiendo mi verga entre sus piernas rozándole la colita y la vaginita, excitada como yo, era increíble. La levanté en vilo y la puse sobre la mesa, empinadita con sus codos apoyados en ella, le mordizquié las pompis y le lamí el culito y la vaginita desde atrás, sin dejar de masturbarme. Después de un rato la volví a bajar al suelo y la senté en la silla para que me la mamara otra vez. -Tienes hambre, Norita?, le pregunté. Ella solo frunció el seño, sin dejar de recibir mi verga hasta la garganta, como preguntando qué tenía que ver eso. –Me va a salir lechita para ti, mi cielo, te la tomas toda, he?, le dije sintiendo mi venida a chorros, todavía estaba ella asintiendo con la cabeza, no muy convencida del porqué, cuando me llegó el primer chorro, no lo aguantó, se separó y se llevó las manos a la boca, para ver que era, sorprendida. Yo la tomé del cabello y le levanté la cara, echándole el resto de mis venida en toda la cara y diciéndole que abriera la boca grande. Otros 3 chorritos, ya colgantes sin presión, le cayeron dentro y le dije que se lo comiera, así lo hizo, después le pasé la verga por las mejillas y la frente, recogiéndolo todo y depositándolo en su boquita, usando mi garrote como cuchara, como espátula. Eran casi las 10:30 am, todavía faltaba poco más de una hora para que regresaran del super mercado.
La limpié en el baño y nos recostamos en la cama, desnudos y abrazados. No platicábamos de lo que le hice, para nada. Conversábamos de cine, de televisión, de su escuela, etc., me tenía impresionado esta nena. Al tenerla tan cerca, los dos de lado, uno frente al otro, yo no dejaba de acariciarle sus esponjosas nalguitas y de meter mis dedos entre ellas, sintiendo su suavidad y calorcito, pasándole la verga parada por las piernas; pero ella ni la volteaba a ver, yo quería que dijera algo, que la tenía muy rica, que le gustaba mucho, no sé, algo! Incluso me senté en la cama, recargado en la cabecera y me la empecé a sobar y a jeringuear, con la cabeza de la niña en mi muslo, se me paró bárbaro, casi me la reviento, se me puso hasta morada de lo parada que me la dejé, y nada… nunca dijo nada. Se la pasé por la carita, por los ojos y la barbilla, le gustaba mucho, se le veía, pero nunca dijo nada. Me acosté otra vez de frente a ella y saqué mi lengua y se la pasé por los labios. Ella extrañada sólo se dejó hacer, luego le dije que me hiciera lo mismo. Después le dije que me chupara la lengua y así lo hizo. Poco a poco le enseñé a besar y al rato ya estábamos en una declarada danza de lenguas dentro de nuestras respectivas bocas.
Me separé de sus besos y me fui a su entrepierna, a dejársela bien ensalivada para frotarle mi cabezota en ella. Así se lo hice por largos minutos hasta que me vine otra vez en su rendijita, dejándosela bien escurrida de lo mío. Durante el proceso de cabeceo, muy difícil se me hizo no dejársela ir por ahí, pero la pobre criatura nunca hubiera aguantado tal invasión, era terrible la diferencia de tamaños de su mini papita y mi terrible cañón de más de 8 pulgadas, no había caso, la hubiera destripado. Otra vez la limpié bien y le dije que debía ser muy discreta, que ni a su hermana y prima les debería contar de eso, que tuviera mucho cuidado y nos fuimos abajo a vestirla y darle, ahora sí, de desayunar. Al rato llegaron las compradoras y nos encontraron sentados en la cocina, yo leyendo el periódico y Nora, viendo la tele, bien peinada, aseada y "bien desayunada".
Continuará

Fiesta familiar, Parte 03 (de Cazzique)
16 de noviembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Las semanas siguientes pasaron sin ningún percance entre mi hija y yo es más creo que ambos tratábamos de encontrarnos lo menos posible cuando estaba alguien en casa, pero las cosas se suceden y en esta ocasión a mi hijo se le ocurrió que seria una buena idea pasar unas vacaciones con sus tíos en la playa, ellos viven en Acapulco, así que Tomas se fue con ellos a pacérsela bien durante sus vacaciones, y como Vanesa tenía que presentar todavía algunos exámenes se tubo que quedar en casa.
Una de esas tardes en que estábamos los tres mirando la televisión las amigas de mi mujer hablaron para pedirme permiso de que la dejara ir con ellas a una despedida de soltera, por mi no había ningún problema así que le pase el teléfono a mi esposa y se puso de acuerdo con ellas, a la hora ella iba saliendo cuando sus amigas pasaron a recogerla. Nos despedimos de ella y continuamos viendo la película en la que estábamos, yo estaba recostado en el sofá grande y mi hija en esos instantes estaba en un sillón pequeño, en un corte comercial ella se paro y se fue al baño, como siempre traía puesta su playera y unas bragas debajo de esta, cuando llego del baño la película ya había comenzado, y continuamos mirándola hasta que acabo, luego seguía otra también bastante buena así que como mañana sería sábado no habría ningún problema de desvelarnos.
Nos quedamos viendo la siguiente película y para el primer corte yo me puse de pie y fui al baño, cuando regrese mi hija ya se había acostado en el sofá en el que yo estaba antes, me iba a sentar en el otro cuando ella me dijo que no había problema, que los dos cabíamos bien. Entonces yo me acerque y me acosté atrás de ella, jale otro cojín más para que mi cabeza quedara un poco más elevada. Abrace a mi niña que estaba justo al frente de mi, pase mi brazo por encima de su costado derecho a la altura de su cintura y entonces mi mano quedo justo a la altura de su pecho, la otra mano quedo bajo mi cuerpo y rozando su espalda. Por supuesto que mi pene quedo a la altura de sus nalgas pero no estábamos pegados así que no había ningún problema.
Mientras veíamos la película mi mano empezó a menearse sobre su seno izquierdo e inmediatamente pude apreciar lo abultado de su pezón que ya se dibujaba sobre la tela de la playera, con mi brazo la jale un poco más hacía mi y entonces nuestros cuerpos quedaron pegaditos, para este entonces ya mi verga se encontraba completamente dura y Vanesa la recibió en medio del canal de sus nalgas, yo podía sentir como sus cachetes se acoplaban perfectamente a mi instrumento.
Mi mano se seguía meneando sobre su pezón, solo rozándolo con los dedos como si de un accidente se tratase, como ella estaba recostada su cabello caía entre los dos dejando al descubierto su oreja y su cara, entonces cuando yo le hacía algún comentario lo hacía directamente en su oído, de vez en cuando mientras le hablaba rozaba con mis labios la piel de su oreja, ella se reía levemente. Inesperadamente mis dedos se descararon y empezaron a jugar con el pezón al que acariciaba entre dos de ellos y lo pellizcaba levemente, mis caderas se movía de cuando en cuando de arriba abajo para poder restregar mi pene entre ese firme culo, se estaban perdiendo los limites.
Ella que tenía su brazo sobre su costado derecho lo dejo caer como por accidente también quedando su mano a la altura de mi miembro, yo entonces se lo acerque y ella disimuladamente lo fue rodeando con su manita hasta que lo tuvo bien agarrado, ahora si ya no había dudas, ambos disfrutábamos de esto.
Con total desinhibición y delicadamente tome con mi mano todo su seno mientras que con el brazo que tenía sobre su cintura fui levantando lentamente la playera, como mi cabeza estaba a una altura superior podía ver perfectamente como sus bragas iban quedando al descubierto, entonces le dije que me permitiera pasar mi otra mano por debajo de ella para abrazarla mejor y que no se me fuera a caer ya que ella estaba en la orilla del sofá, ella se levanto un poco dejando que mi mano pasara por debajo de su cuello, su playera ya estaba completamente en su cintura, lo cual me indicaba que sus bragas ya estaban por fin totalmente a la vista, puse la mano del brazo que tenía bajo de ella en su estomago y con la mano que estaba arriba baje hasta sus piernas y las fui acariciando detenidamente, disfrutando de su suavidad, hasta que me tope con sus bragas, entonces me pose sobre de ellas y despacito inicie el ritual que semanas antes habíamos tenido, mis dedos sobaban la parte alta de la vagina, su mano se movía ahora tímidamente sobre mi pene de arriba abajo, masturbándome lentamente.
Mis labios se apoderaron de su oreja y la empecé a besar suavemente, ella pegaba mas su cuerpo al mío y paraba sus nalguitas para rozarme más, Vanesa y yo ya estábamos entregados, mi mano derecha busco la orilla de las bragas de mi hijita y la fui jalando hacia a bajo, despacio, sin prisas, disfrutando de lo que estaba sucediendo. La tela fue dejando al descubierto una tenue pelusilla que cubría la parte superior de su panocha, por fin llegue a la unión de sus labios, puse mis dedos allí e inicié un movimiento circular, no fue mucho lo que tuve que esperar para que su clítoris se pusiera firme, el delicado órgano empezó a lograr su cometido, mientras lo continuaba masajeando la respiración en mi hijita se hacía más y más agitada, al oído le preguntaba que si le estaba gustando lo que le hacía y ella me respondía que si, le pregunte que si quería sentir algo más rico, ella por unos segundos dudo y después con un poco de vergüenza me dijo que si. Le dije que nadie se debería enterar de esto, ella afirmo con la cabeza y entonces me puse de pie, y le tendí una mano, ella me la tomo con la suya y también se puso de pie, se acomodo las bragas que estaban a la mitad de sus caderas y después le di un delicado beso directamente en los labios y la abrace guiándola hacia las escaleras que llevan a las habitaciones.
Abrazados fuimos subiendo las escaleras, despacio, disfrutándonos, a ella yo la iba guiando, me miraba totalmente enamorada, perdida dentro de mi mirada. Cuando llegamos a la parte alta de la casa continué hacia su habitación y le abrí la puerta, ella entro sin dejar de mirarme y yo detrás de ella sujetándola de la mano, como dos enamorados, nos colocamos en frente de la cama y ahí parados acerque mis labios a los suyos y lentamente se los fui separando con los míos para que ella respondiera el beso, por fin sus labios se abrieron y ambos empezamos a chupar y a saborear de nuestros labios, así durante largo rato, los dos nos abrazamos. Mi lengua lentamente empezó a penetrar la de mi pequeña hija, cada vez más profundamente dentro de su dulce boca, ella lentamente fue correspondiéndome con su lengua en la mía, ahora estas se entrelazaban y forcejeaban dentro de la boca de alguno de los dos.
Mis manos fueron acariciando su cabello y bajando lentamente por su espalda hasta el inicio de sus turgentes nalguitas, pronto me logre apoderar de ellas, eran tan calidas y suaves aún sobre la tela de las bragas, subí mis manos un poco he hice que se introdujeran bajo ele elástico de las bragas, las fui deslizando lentamente hasta que estas cayeron al suelo por si solas, ahora podía sentir en mis manos la calida piel de mi hija directamente, sin nada que se interpusiera, pasé largos momentos deleitándome con la forma de su culo, fantástico, suave, joven, firme. Mis manos se pasearon por el canal que separa las nalgas para luego delicadamente acariciar su orificio trasero con la yema de mis dedos, nuestras bocas seguían unidas en un beso interminable, podía sentir como sus senos se pegaban más a mí mientras su agitada respiración movía su pecho.
Deje sus nalguitas por unos instantes para poder quitarle su larga playera, la tome por las orillas inferiores y la fui levantando hasta que esta salió por su cabeza, por fin podía verle claramente sus firmes y pequeños senos puntiagudos, con un hermoso pezón que apuntaba hacia el cielo. No me pude resistir y rápidamente lleve mi boca hasta ese delicado botón, mi hija por instinto me tomo de la cabeza y me apretó contra ella mientras que mi boca comenzaba a explorar esas masas de carne virgen. Mi lengua salió al encuentro de ese rozado y erguido pezón al cual comencé a lengüetear en forma circular haciendo que de la delicada boca de mi niña escapase un gemido de placer.
Después de estarle mamando sus tetas hasta que estas se pusieron coloraditas le pedí a mi hija que se sentara en la cama, ella así lo hizo y yo me hinque frente a ella para nuevamente volver a besarla, solo que ahora fui deslizándome por su cuello y bajando lentamente hasta pasar nuevamente por esos maravillosos senos, disfrute de la redondez de cada una de sus tetas, las lamí de la mejor manera posible, utilicé toda mi experiencia. Con las manos fui empujando suavemente a Vanesa quién comprendió que se debería de acostar y así lo hizo, luego baje mis labios por su estomago, su ombligo al cual disfrute por varios minutos y luego continué mi marcha más abajo hasta llegar a esa suave pelusilla que después se convertiría en su vello púbico.
Vane tenía sus piernitas cerradas cuando yo besaba y lamía su monte de Venus, puse mis manos sobre sus rodillas y despacio se las fui abriendo, ante mi se iba descubriendo su hermosa vagina, de un color rosado claro que se volvía mas intenso en las partes internas, era una hermosas estampa poder apreciar la delicadeza de sus labios vaginales mientras estos estaban pegaditos, su clítoris, sin embargo, sobresalía en la parte alta de su conchita como esperando el ataque de mis labios y así fue, lo tomé delicadamente con mis labios y luego pase mi lengua sobre de este botoncillo, mi hija pego un leve respingo cuando sintió esto por vez primera, despacio se lo comencé a mamar poco a poco hasta que de sus labios empecé a escuchar que pedía más, ahora si, empecé a pasear mi lengua por todo loo largo de sus labios mayores, haciendo que poco a poco se fueran separando y dejando ver como un poco de los líquidos de mi nena salían de entre ellos.
Vanesa meneo sus caderas en forma circular como para que el placer se volviera todavía más intenso, de pronto fuertes gemidos me indicaron que por primera vez mi hija se estaba viniendo. Fue un largo y magistral orgasmo que pronto inundo su gruta con sus propios jugos, ahora metí un poco mi lengua a su panocha para extraer el líquido que de esta estaba manando, su sabor era realmente excitante, mi vergas estaba siendo masajeada fuertemente, a mi Vanesa se le junto otro orgasmo gracias a las lamidas que le estaba dando en las paredes vaginales, mi hija respiraba agitadamente, su venida fue algo agotador para ella, era la primera, cuando, su orgasmo concluyo me puse de pie en frente de ella y continué masturbándome de pie, ella quiso levantarse pero yo le hice una señal para que no lo hiciera, me estaba jalando la verga en frente de mi pequeña hija y lo estaba disfrutando tanto ella como yo, de pronto una gran explosión de semen empezó a brotar de mi interior, gruesas gotas de esperma volaron por el aire y fueron a caer al virginal cuerpo de mi hija Vanesa de 14 añitos. Su estomago y parte de sus tetas estaban siendo regados por mis líquidos, con sus manitas ella empezó a tocar las gruesas gotas que estaban cayendo en su cuerpo por curiosidad, palpando la consistencia de estos, luego con uno de sus dedos tomo una de las gotas y se la llevo hasta la boca, al principio parece ser que no le agrado mucho el líquido, luego lo volvió a probar esta vez con menos asco.
Mil sensaciones se agolparon en mi mente en esos instantes, no podía creer que mi pequeña hija había recibido de mi parte un cunnilingus que la hizo venirse en dos ocasiones y que ahora yo estuviera parado frente a ella depositando mi esperma sobre su bello cuerpo de adolescente. Mi venida parecía no terminar ya que seguían saliendo de mi pito algunas gotas de semen, cuando ya por fin deje de eyacular y sin que la erección en mi verga cesara le acerque mi palo a su gruta y lo restregué de arriba hacia a bajo por toda la rajada, luego me puse de pie y me agache sobre ella para depositarle un ligero beso sobre los labios, luego me levante de nuevo y sin dejar de apreciar su escultural cuerpo me dirigí a la puerta y salí de la habitación. Esta fue la segunda ocasión que estuve con mi bella hija de catorce añitos, esto después de haber visto a papá cogiendo con mi hermana menor.
Continuará