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    Mi sobrina Betsy, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    Mi sobrina Betsy

    30 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Debido al trato que tenía con la familia de mi esposa ya conocía de vista a su sobrina desde que ella tenía 13 años pero no teníamos mayor trato que el estrictamente formal.

    Mi esposa y yo viajamos en el 2000 a la sierra del Perú, donde ella tenía familiares para visitarlos, en plan de vacaciones.

    Es allí donde los familiares de mi esposa nos piden que nos llevemos a Betsy, que era sobrina lejana de mi esposa, con nosotros para que estudie la secundaria en la ciudad.

    Esto pedido nos lo hicieron ya que a pesar de los muchos años de casados nosotros no teníamos hijos pues nos dedicamos totalmente al trabajo.

    Es así que mi esposa me consulta si podemos llevarla con nosotros y me argumenta que Betsy no tendría mayor futuro en ese pueblo pues sus padres eran de muy bajos recursos y más si ella era hija de una relación extramatrimonial de su madre y que actualmente vivía con su padrastro, y que lo más probable era que terminace embarazada y como madre soltera. Además me dice que ella podía encargarse de la limpieza y del cuidado de nuestra casa pues era cierto que nosotros estábamos trabajando casi todo el día.

    Aunque en ese momento Betsy no me inspiró ningún sentimiento pues estaba muy descuidada en cuanto a su aseo y vestimenta (propio de las zonas rurales del Perú) accedí a que se fuese a vivir con nosotros para tratar de brindarle un futuro mejor.

    Aquí debo aclarar que Betsy no era una sirvienta para nosotros pues la tratábamos como un miembro más de nuestra familia y creo que mi esposa la veía casi como una hija (hasta cierto punto). En ese momento ella contaba con 14 años estando a unos meses de cumplir 15.

    Betsy era un tanto tímida, callada y terca (algo que me traería muchos problemas en el futuro) supongo que por la poca confianza que tenía con nosotros.

    Tomada la decisión de que viva con nosotros regresamos a la ciudad los tres. Pasadas algunas semanas y luego de que mi esposa le comprara ropa y arreglara un poco me di cuenta que Betsy era bonita aunque algo delgada y más alta que mi esposa.

    Nosotros teníamos un negocio que mayormente atendía mi esposa y al que se iba muy temprano por la mañana. Yo soy profesional y trabajo independientemente por lo que me iba a trabajar mucho más tarde y con un horario bastante flexible.

    Es así que matriculé a Betsy en un Colegio cercano a nuestra casa para que asista por las mañanas y para evitar cualquier sorpresa elegimos un Colegio de Señoritas.

    Una cosa que mi esposa hizo mal (creo yo) fue que me delegase todas las responsabilidades en cuanto a su sobrina. Yo era su apoderado en el Colegio, me encargaba de ayudarla con sus tareas, me encargaba de su disciplina y hasta tenía que encargarme de comprarle ropa y demás accesorios.

    Bueno luego de algunas semanas de convivencia me comenzaron a llamar la atención su inocencia y algunas costumbres suyas como el que se le levantara muy temprano a preparar el desayuno y se quedará al lado de la cocina esperando que el agua hierva. Muchas veces me despertaba por el ruido y al dirigirme a la cocina la encontraba siempre ahí y me saludaba con una carita que me emociona hasta ahora.

    Le asignamos una habitación contigua a nuestro dormitorio pues estábamos terminando de construir nuestra casa.

    La verdad es que comencé a ver a Betsy con otros ojos. Mi esposa le compró su uniforme pero yo tuve que hacerme cargo de la compra de su uniforme deportivo, cuando se lo mostré se emocionó y le pedí que se lo probara para ver si no había necesidad de cambiarlo. Esto lo hice realmente para ver su reacción.

    Yo no salí de su habitación para ver si se cambiaba frente mío pero ella no se movía y yo le pregunté que qué pasaba a lo que me respondió:

    "Voy a cambiarme tío".

    Entendí la indirecta y salí de su habitación indicándole que me  llamara cuando haya terminado de cambiarse. Luego de unos minutos me llama y la encuentro un tanto avergonzada. El uniforme consistía en buzo, camiseta y una pantaloneta de esas que se pegan al cuerpo pero yo sólo le di la camiseta y la pantaloneta. Creo que Betsy estaba incómoda por la pantaloneta pues ésta se le pegaba bastante al cuerpo al igual que la camiseta.

    Allí recién pude apreciar su cuerpo, le pedí que se diera una vuelta y ella me obedeció toda avergonzada mientras miraba al suelo.

    Betsy tenía un lindo rostro, cabello largo, unos senos pequeños pero bien parados, no tenía caderas aún y su trasero era pequeño pero normal. Me preguntó si estaba bien, le dije que sí y proseguimos con nuestras labores cotidianas.

    Pasaron unos pocos meses y cumplió 15 años. Le regalamos ropa pues me parece que una adolescente es lo que más aprecia. En ese entonces mi sobrina pesaba 50 kg y medía 1.64 y yo pesaba 90 kg y mido 1.72, esto para que se hagan una idea de nosotros.

    Yo comencé a tener fantasías con ella y tenía miedo de abordarla pues no sabía cuál sería su reacción y si le contaría a mi esposa de mis intenciones para con ella.

    Creo que Betsy se dio cuenta de que comencé a tratarla diferente cuando estaba mi esposa y de que era más "cariñoso" con ella cuando mi esposa no estaba.

    Es así que comencé a acercarme a ella por cualquier excusa para poder tocarla, Betsy siempre se retiraba pero no se escandalizaba. En una de esas ocasiones en que me encontraba bañándome dejé la puerta abierta y la llamé con la excusa de que me pasara shampoo pues se había acabado el anterior.

    Ella tocó la puerta y le dije que pasara, yo aparecí desnudo y ella estiró la mano alcanzándome el shampoo pero mirando hacia otro lado. Yo me reí y le pregunté si nunca había visto a un hombre desnudo, Betsy no me contestó. La tomé de la mano y le pregunté si quería bañarse conmigo jalándola hacia la ducha.

    Creo que allí Betsy reaccionó y opuso resistencia y me dijo que la soltase si no le avisaba a su tía (mi esposa). Yo me asusté un tanto y le dije que la soltaba con la condición que nunca le contara este incidente a su tía, ella aceptó. La solté no sin antes disculparme.

    Así pasaron unos días y no noté que Betsy se haya molestado conmigo por este incidente, pero de todas formas yo dejé de seguir acercándome a ella.

    Las cosas se precipitaron sin querer. Capaz por el cambio de clima o no sé por qué pero Betsy se enfermó de gripe y le dio tos.

    En mi país existe un ungüento llamado Vick Vaporub que es muy bueno contra el dolor del pecho y la tos y que se unta en todo el pecho y la espalda.

    Como mi esposa no paraba mucho en la casa no se percató de que Betsy estaba enferma por lo que yo se lo comenté. Esa noche mi esposa sólo le dijo que se abrigara bien.

    Como ví que la tos de Betsy no se quitaba le dije que en el baño había Vick Vaporub y que se lo untara en el pecho y la espalda antes de acostarse y que luego se abrigara bien.

    Al día siguiente, en el desayuno, le pregunté si me había hecho caso y me dijo que sólo se lo había puesto en el pecho pues no pudo untarse la espalda, como era lógico.

    Allí aproveché para decirle:

    "Betsy, si quieres yo te froto la espalda con el Vick Vaporub".

    Ella me respondió con algo de vergüenza o miedo y luego de pensarlo un tanto: "Ya tío".

    Yo le dije entonces que en la noche me hiciera acordar para que le frotara la espalda antes de acostarse pero que no le dijera nada de mi ofrecimiento a su tía pues se molestaría y nos rezongaría a ambos.

    Esto yo lo hice porque la sola idea de este hecho me excitó muchísimo y por eso le dí la opción de negarse a mi ofrecimiento. Me fui a trabajar pero no pude dejar de pensar en ella todo el día.

    Yo pensé que si Betsy sospechaba algo de mis intenciones iba a "olvidarse" de pedirme que le echara Vick Vaporub y yo ya no le insistiría.

    Pero grande fue mi sorpresa cuando en la noche antes de que llegue mi esposa, Betsy me dijo: "tío, no se vaya a olvidar de echarme el Vick Vaporub".

    Luego de reponerme de la emoción o excitación que sentí en ese momento le dije que llevara a su habitación la crema y que iría luego de que se haya acostado.

    A mí me extrañó mucho que haya aceptado mi ofrecimiento de frotarle la espalda y que no se lo haya pedido a su tía pero supongo que no lo hizo porque tampoco tenía mayor confianza con mi esposa.

    Mi esposa se dormía temprano por lo mismo que se levantaba de madrugada así que a eso de las 10:00 de la noche ya estaba en los brazos de Morfeo. Yo siempre trabajaba en casa hasta altas horas de la noche en otra habitación. Verifiqué que mi esposa estaba dormida (con la TV prendida como siempre) y me dirigí al dormitorio de Betsy y la encontré haciendo sus tareas ya con pijama. Le dije que guardara sus cosas pues ya le iba a echar la crema y luego debía acostarse. Así lo hizo y se acostó.

    Yo me senté en el borde de su cama y ella se volteó, yo le dije que le iba a descubrir la espalda para echarle la crema y ella me dijo que estaba bien.

    Todo tembloroso y excitado le levanté su chompa y me doy con la sorpresa de que estaba con brassier. Yo le pregunté si dormía así, Betsy me respondió que sí. Le pregunté si tampoco se quitaba la ropa interior (bragas o calzón) a lo que ella me respondió que tampoco se lo quitaba.

    Yo le recomendé que se quitara el calzón y el sostén para dormir pues incomodan. Le indiqué que se quitara el sostén para poder echarle la crema. Ella sin moverse mucho se desabrochó el sostén y se lo sacó por entre la ropa. Yo caballerosamente me volteé.

    A continuación procedí a levantarle nuevamente la chompa y ví una espalda joven y delgada. Comencé a frotarle toda la espalda con la crema, fuertemente y sólo con la mano derecha. Le pregunté si notaba el calor que proporciona el ungüento y me dijo que sí. Seguí frotándole la espalda largo rato pensando en cómo aprovechar el momento.

    Luego de detenerme le dije que ya estaba y le bajé su chompa. Ella no se movió. Yo le pregunté si ya se había echado en el pecho y me dijo que no. Le pregunté si quería que le frotara igualmente el pecho.

    Betsy tardó en responderme pero me dijo que sí quería pero que tenía vergüenza de que la viera semidesnuda.

    Yo le dije que entonces le iba a frotar el pecho sin levantarle la chompa, es decir metiendo mi mano bajo su ropa. Ella accedió.

    Betsy se puso roja y dirigió la mirada hacia el lado opuesto del que yo me encontraba. Entonces yo procedí a frotarle el pecho bajo su chompa.

    Primero le frote el centro del pecho y el cuello, yo estaba muy nervioso, le pregunté si todo estaba bien, Betsy me dijo "sí tío". Volví a echar crema en mi mano y ahora sí procedí a frotar su pecho primero por los alrededores de sus senos y luego froté sus senos con delicadeza, pude notar que los tenía pequeños y con un pezón también pequeño. Mientras frotaba sus senos yo observaba su rostro, Betsy seguía con la cara hacia un costado y con los ojos cerrados.

    Debido a mi nerviosismo y miedo luego de un corto tiempo le dije que ya había acabado y le acomodé su chompa y la cubrí con las mantas.

    Betsy me agradeció y le dí las buenas noches. Esa noche no pude dormir pensando en lo que había sentido al tocar ese cuerpo tan joven y mi excitación era tal que por la mañana tuve una excelente sesión de sexo con mi esposa.

    Durante los cuatro días siguientes Betsy me pidió que le echara la crema. Esto yo lo hacía con el mayor placer y cada vez me detenía más en sus senos y le dedicaba gran tiempo a frotarlos y sentirlos pero el hacer esto bajo su chompa era un tanto incómodo.

    Es así que en la cuarta noche cuando Betsy estaba de espaldas se levanta sola la chompa para que le frote la espalda primero. Cuando terminé le cubro la espalda y le digo que ahora le toca al pecho.

    Betsy se da vuelta y diligentemente se levanta la chompa cubriéndose con ella la cara. Yo me quedé sorprendido y procedí a frotarle el pecho ahora mucho más excitado. Por fin pude ver sus bellos senos, como dije anteriormente los tenía pequeños pero bien parados es decir con el pezón apuntado hacia arriba. No necesitaba usar sostén.

    Esto pasó unas dos noches más y yo no me percaté si Betsy seguía con la tos o no. Pero comencé a sentir un remordimiento por lo que estaba haciendo ya que pensé que tal vez estaba forzando a Betsy a hacer todo esto.

    Esa noche luego de que Betsy me pidiera el cotidiano frotamiento yo estaba un tanto preocupado con mis cavilaciones y es por ello que cuando terminé de frotarle la espalda ya no le dije que se voltee si no que al contrario la cubrí con las mantas y le dije que eso era todo.

    Me sorprendió cuando se volteó rápidamente y me dijo: "tío, se está usted olvidando de frotarme el pecho", procediendo luego a retirar las mantas y descubrirse el pecho ella sola tapándose la cara con la chompa como siempre hacía.

    No me quedó más remedio que frotarle el pecho mientras pensaba que a Betsy le gustaba lo que hacíamos.

    A partir de allí comencé a buscar la forma de abordarla para poder tirármela. Comencé a entrar a su habitación cuando ella no estaba para hurgar entre su ropa y encontrar sus sostenes y calzones usados. Cogía sus calzones y los olía, era un olor peculiar y note que tenían bastante flujo, de aquel que es característico de las mujeres cuando están en su periodo fértil o cuando están excitadas.

    Mi esposa le enseñó a Betsy que anotara en un almanaque los días de su menstruación. Verifiqué en ese calendario si Betsy estaba en sus días fértiles y veo que no era así. Entonces me pregunté si era posible que ella esté excitada.

    También comencé a estar más en la casa y a entrar en su habitación repentinamente para poder sorprenderla cambiándose luego de que regresaba del colegio.

    Nunca ella intentó avisarle a su tía los incidentes que pasaban entre nosotros, tampoco noté que Betsy se molestará conmigo por mi constante acoso.

    La verdad, hasta ese momento lo único que sentía por Betsy era completa atracción sexual, solo pensaba en tirármela pues yo seguía queriendo a mi esposa.

    Es así que un día, alrededor de la medianoche, estando ya con pijama y muy excitado, luego de cerciorarme de que mi esposa estaba profundamente dormida, me dirijo a la habitación de mi sobrina, ella nunca cerraba su habitación con seguro por orden expresa de mi esposa, cosas de mujeres que nunca entenderé.

    La habitación estaba a oscuras y supongo que Betsy estaba dormida. Tomé una silla y la acerqué a la cama de Betsy para sentarme en ella.

    Escuchaba la respiración de Betsy y estaba un tanto atontado por la excitación que sentía es ese momento, son sensaciones difíciles de explicar y tendrían que vivir una situación semejante para entenderme.

    Después de dudarlo un momento me saqué el pene, que estaba extremadamente duro, y suavemente desperté a mi sobrina moviéndola y llamándola por su nombre.

    Ella despertó (al menos eso me pareció) y me dijo: "¿si tío?"; "tranquila, no pasa nada" le dije. Betsy estaba durmiendo de costado y mirando hacia el lado en el que yo me encontraba.

    "Dame tu mano Betsy" le dije cariñosamente, ella me extendió una de sus manos y yo temblorosamente puse mi pene en la palma de su mano y se la cerré yo mismo.

    Yo temía que Betsy se asustase o quitase su mano pero no había ya tiempo para arrepentirse. Grande fue mi sorpresa cuando vi que mi sobrina seguía sosteniendo mi pene en su mano, eso me dio valor e introduje mi mano derecha por entre las mantas y levantando su chompa comencé a sobar delicadamente uno de sus senos mientras que con la otra comencé a mover lentamente su mano que sostenía mi miembro. Mientras hacía esto ninguno de los dos dijo palabra alguna.

    Pasados unos diez minutos de sensaciones indescriptibles temí que mi esposa se despertara para ir al baño y al no encontrarme a su lado fuera a buscarme a mi estudio. Por tanto separé la mano de mi sobrina de mi miembro y volví a cubrirla con las mantas diciéndole "hasta mañana preciosa".

    Hasta ahora no sé si realmente ella estaba despierta o dormida cuando esto sucedió, pues mucho tiempo después y cuando ya teníamos una confianza casi de marido y mujer yo le pregunté detalles de esta ocasión y el porqué no se asustó o molestó (como era lo más lógico) pero nunca quiso responderme y por eso tengo la idea de que yo también le atraía sexualmente en ese entonces.

    Al día siguiente me armé de valor y llegué temprano por la tarde a mi casa. Betsy estaba estudiando luego de haber terminado sus quehaceres como era su costumbre.

    Yo le dije que en la noche tenía que dormirme temprano y que por lo tanto le iba a frotar de una vez el pecho. Nos dirigimos a su habitación y le indiqué que se quitara el sostén pues como era temprano ella no estaba aún con pijama. Betsy vestía una polera y un pantalón de buzo. Ella se quitó el sostén por entre la ropa sin quitarse la polera y se echó en la cama.

    Yo procedí a frotarle la espalda y luego le indiqué que se voltee, Betsy hizo lo de siempre; se volteó y procedió a levantarse la polera cubriéndose la cara con ella.

    Esta vez yo no froté su pecho como lo solía hacer. Me dediqué a sobar sus senos, a acariciarlos, me entretuve en sus pezones que se pusieron duros. Por supuesto que no le eché la crema; supongo que ella se dio cuenta de esto pero no dijo nada. Ante esto tomé valor y comencé a deslizar mi mano hacia su estómago, sentí un estremecimiento en Betsy pero seguí adelante ya que ella no dijo nada.

    Acaricié su vientre al borde de su buzo y comencé a deslizar mi mano más abajo por entre sus ropas. Betsy me sujetó la mano deteniéndome y sin descubrirse el rostro me dijo "no tío". Yo estaba demasiado excitado como para detenerme y le dije: "tranquila preciosa, no te voy a hacer daño".

    Creo que ella se tranquilizó pues retiró su mano que estaba encima de la mía y me dejó seguir. Yo procedí a meter mi mano bajo su calzón hasta llegar al tan ansiado tesoro. Sentí que tenía vellos muy pequeños y suaves, estaba mojada, muy mojada, esto me excitó aún más. Mi pene estaba por reventar dentro de mi pantalón y continué acariciando su sexo sólo superficialmente pues Betsy tenía las piernas cerradas.

    Me animé y la levanté de la cintura para bajarle su buzo y calzón pero Betsy se sentó y descubriéndose el rostro me sujetó las manos y me dijo "no tío no". Estaba entre avergonzada y excitada (lo vi en su rostro) y yo la tranquilicé diciéndole "tranquila preciosa, no te voy a hacer daño, si no te gusta lo que te hago me lo dices y me detendré". Esto se lo dije mientras acariciaba su rostro, creo que la convencí puesto que Betsy se echó nuevamente en la cama y me dejó hacer.

    Así es que le quité su buzo y su calzón y pude recién admirar la belleza de un sexo joven y virginal. Tenía muy poco vello, pero era precioso. Betsy tenía las piernas cerradas porque se sentía incómoda ya que estaba viendo su cuerpo desnudo. Yo sólo atiné a acariciarle las piernas y suavemente se las abrí y comencé a besar la cara interna de sus muslos, su bajo vientre y los alrededores de su sexo.

    Betsy no decía nada, entonces dirigí mi boca a su sexo húmedo y comencé a chupárselo. Betsy movía las piernas como tratando de que la soltase pero yo no soltaba su sexo y seguí lamiéndolo y chupándolo con frenesí. Su sexo tenía un olorcito excitante, un olor y sabor virginal que jamás olvidaré.

    En un momento ella se sentó y me dijo "ya no tío". Me detuve y nos miramos, ella parecía molesta y le pregunté si le había hecho daño. Betsy me contestó "no tío"; yo volví a preguntarle si acaso no le gustó lo que estaba haciéndole. Betsy no me contestó y cubriéndose con las mantas procedió a vestirse.

    Yo le di un beso en la mejilla y me levanté de la cama para luego salir de la habitación.

    En el resto de la tarde Betsy estaba seria conmigo pero no molesta. Me preocupó un poco la posibilidad de que le contase lo ocurrido a su tía (mi esposa) pero me tranquilicé pues luego de llegar mi esposa ésta estaba como siempre.

    Al día siguiente Betsy seguía seria conmigo así que me fui a trabajar pero en todo el día no pude dejar de pensar en lo sucedido.

    Alrededor de las 3 de la tarde llamé por teléfono a mi casa, sólo Betsy estaba en ella. Cuando me contestó le pregunté si ya había terminado sus quehaceres y le dije: "¿puedo preguntarte algo sin que te molestes Betsy?"; ella me respondió que sí a lo que yo le pregunté nuevamente:

    "¿Quieres que continuemos lo que estábamos haciendo ayer?" Betsy tardó en responderme y me dijo un "sí" nervioso y bajito. Yo le respondí que estaría en la casa en 15 minutos.

    Cuando llegué Betsy estaba nerviosa y vestía como siempre un buzo y polo; luego de ponerme cómodo de ropa (con un buzo) la llamé a mi dormitorio... no sabe lo que le esperaba.


    Fin

    San pedro y la angelita gabriela, relato sdpa en blogSDPA.com

    San Pedro y la angelita Gabriela

    30 de diciembre de 2024 en Jovencitas, Cómicos, Relatos SDPA

    San Pedro trabaja, desde que los tiempos consiguen recordar, en la portería del cielo. En tantos años en un lugar tan transitado, ha visto multitud de cosas cual quizá és el unico ser de la creación que las conoció.

    Por ejemplo ha visto psicópatas asesinos arrepentidos, entrar a la primera en el cielo. Y al mismo tiempo, ha vetado la entrada a santos sacerdotes pederastas que hasta se atreverían a continuar su delito, pasadas las santas puertas del cielo.

    La tarea en la portería es en el fondo sencilla, cuando se acostumbra uno. San Pedro és el gerente pero no es el único currante pues és ayudado por un buen puñado de ángeles. Cada ángel se encarga de vigilar durante toda su vida, a uno, dos, e incluso tres mortales los más experimentados.

    El ángel en cuestión anota todos los pecados y buenas obras del sujeto en cuestión. Y cuando llega su hora ante san Pedro, el ángel acude junto a él para hacer cuentas. Y una vez echas las cuentas y aceptada o denegada la entrada al cielo. San Pedro adjudica la vigilancia de otro mortal, al ángel libre. Son pocos los casos de purgatorio porque a san Pedro se le hace pesado transitarlos, pues exigen casi el doble más de papeleo que un envío directo al cielo o al infierno.

    La angelita Gabriela és una recién incorporada a la portería. Tiene unos pocos 200 años, pero con la angelical apariencia de una niña de 10 años, y aún le queda mucho que ver y aprender. Recientemente ha acudido bastante a la portería porque todos sus protegidos, tienden a morir temprano. El último ni tan solo llegó a nacer, fue abortado. Aunque eso agilizó los trámites y fue entrado directamente en el cielo sin pecados ni virtudes que calcular.

    Son miles los ángeles que transitan a diario por la portería. Y san Pedro apenas se fija en ellos pues le acaban pareciendo todos iguales. Pero hay algo en la angelita Gabriela que le hace a san Pedro torcer la mirada y fijarse bien.

    Como todos los ángeles, Gabriela va prácticamente desnuda, con solo un ligero tanga que le tapa las partes sagradas. Y eso le deja ver a san Pedro una bendita figura cual si se tratara de una de las mortales bailarinas que en ocasión trafica por su puerta, que curiosamente acostumbran a entrar todas.

    San Pedro ha tratado en ocasiones, de hacerle notar su atención a Gabriela. Esta no ha sabido apreciar mucho en la insistente mirada de su jefe. Y se limita a cumplir su tarea lo mejor que puede. Pero esto no satisface a san Pedro. Alguna cosa le impulsa a lo que hace y que nadie le diga que és pecado ni infierno ni parecido porque eso no le hará cambiar su actitud.

    La tarea de la portería tiene, como las santas escrituras dictan, un día de descanso. El domingo permanece cerrada y todas las entradas que se den ese día, tienen que postergarse hasta el lunes como mínimo. Ese día es ocupado por cada cual como le parece. A los ángeles les gusta mucho irse a practicar deportes de riesgo como <em>puenting</em> y parecidos y san Pedro los suele ocupar en tareas muy diferentes.

    Un día se va a meditar al polo norte y otro día se va a practicar submarismo a alguna que otra fosa abisal del océano. Y aún así, no és raro el domingo que le surge algún trabajo de salvar alguna alma, que cumple con gusto. Pero llega un día que son bastantes los domingos que acumula san Pedro, pensando en Gabriela a cada instante. Este se decide a hacer algo al respecto, no quiere pasarse el domingo aburrido pensando en Gabriela sino que quiere que esos pensamientos se materialicen y pasar el día con ella.

    Los dias transcurren con su acostumbrada faena, en especial un jueves hubo mucha por casualidades de la vida, o más bien de la muerte. Pero bueno, la vida continua por muchas desgracias que pasen y la tarea no puede ser descuidada. Llega un sábado en que san Pedro espera a cada momento la visita de Gabriela. Tiene todo un plan preparado para proponerselo para mañana domingo y sería otra semana perdida si hoy sábado, gabriela no asiste a la portería.

    ¡Albricias! Suena este grito en la mente de Pedro, cuando ve a Gabriela acercarse con un mortal cogido de la mano. El mortal esta temblando aún. -Quizá és que ha tenido una muerte muy súbita? Pregunta Pedro a Gabriela. Y este le dice que -Un poco bastante. -Se trata de que le ha dado una sobredosis de droga, no sé cual, y el típico infarto de miocardio. -Pero bueno, una ya no se espanta de nada.

    -Pedro: bien pues, mmm, déjame echar un ojo a ese bloc de pecados y buenas obras.

    San Pedro repasa cuidadosamente el bloc de notas y ve que en el fondo no fue tan malo. Consumió bastante veneno a lo largo de su vida pero no traficó nunca con él. Pocas peleas, pocas gamberradas, ninguna hijoputada e incluso alguna buena obra como una vez que ayudó a una ancianita a cruzar la calle. -Muy típico- piensa san Pedro, pero eso no le saca virtud a lo que hizo. Haciéndolo merecedor de un descanso en paz.

    -Pedro: bien Gabriela, lleva a este chaval un par de meses al purgatorio y cuando esté recuperado me lo vuelves a traer y veremos que se puede hacer por ello.

    -Gabriela: vale don Pedro, así se hará. Si me disculpa usted, me despido hasta la semana que viene.

    -Pedro: espera hija, una cosa que quería decirte. Digo yo, mañana es domingo como bien sabes y yo traía pensado de proponerte de pasarlo juntos. ¿Qué te parecería si nos fuésemos de pícnic un lindo prado que conozco a las laderas del Everest?

    -Gabriela: uy pues, me ha cogido desprevenida. Yo tenía pensado hacer lo de siempre y salir con mis amigos. Mañana domingo teníamos pensado acudir a la catedral de Santiago de Compostela. Pero ahora que me dice esto, creo que me gustaría cambiar un poco las costumbres y pasar un domingo diferente.

    -Pedro: pues podríamos pasarlo fenomenal. No preparamos de buena mañana un par de bocadillos. Y con la mochila a cuestas, en un par de horitas llegamos a ese sitio que te digo. Te aseguro que te gustará, el prado és verde como la jungla y tiene a un lado, una bonita cascada.

    -Gabriela: vale, pues quedamos acuerdo. A qué hora nos tendríamos que encaminar?

    -Pedro: pues és recomendable salir temprano, porque a mediodía el sol aprieta. Quedamos así: yo pasaré por aquí la portería, a las 9 de la mañana. Y me gustaría encontrarte ya preparada con la mochila y todo más o menos preparado. ¿Te hace?

    -Gabriela: sí claro, como usted diga. A las 9 estaré aquí del todo preparada.

    -Pedro: pues venga. Vamos a acabar el día tan pronto podamos y a dormir para un domingo diez veces más valioso.

    -Gabriela: espero que así sea don Pedro. Voy a llevar a este chavo al purgatorio, antes de que le dé otro infarto.

    Así se despidieron ambas personalidades divinas, para terminar el día lo más pronto posible. Y preparar un verdadero “día del señor”

    Al día siguiente y a las 9 en punto de la mañana. Estaba Gabriela, esperando en la cerrada portería donde había quedado con san Pedro. Llevava su fiel mochila colgada por delante pues claro. Los ángeles llevan la mochila al reves que los humanos, porque las alas hacen, sino incómodo, imposible llevarla por detrás. Puntualmente apareció san Pedro. También llevava una mochila quizá un poco más cargada. Evidentemente le gustaba más comer que a Gabriela.

    -Pedro: qué tal Gabriela? Estás en forma para el vuelo?

    -Gabriela: sí, me encuentro estupendamente. He desayunado provechosamente pues sé que hoy me hará falta toda la fuerza de mis alas.

    -Pedro: pues venga, vamos a ello. Échale un vistazo a este mapa global que he traído, así sabrás por donde pasamos a cada momento.

    En acabado de revisar el mapa, la ruta se inicia sin más pausa. Duranta la ruta, la conversación brilla por su ausencia, pues mantener una conversación en pleno vuelo és tecnicamente difícil. Recorren el mediterráneo con su España, Italia, Grecia, y llegando a la India, se encaminan hacia el norte. Hacia la sierra del Himalaya. Como premio a su esfuerzo, terminan llegando a su destino. Un lindo prado asoma rodeado de montañas y és entonces que Pedro indica a Gabriela con un dedo que és aquí y que és cuestión de bajar.

    -Gabriela: mmm qué bonito! Parece como un paraíso escondido en medio del ártico desierto.

    -Pedro: si ya te lo dije, que valía la pena hacerse la excursión. ¿Ves ese extremo? ¿Ves esa paradisiaca cascada? És agua del mismísimo cielo del mundo, el Everest.

    -Gabriela: oh és fenomenal, de verdad que vale ésto como diez catedrales de Santiago. ¡Mmm que hambre tengo! Me comería un elefante, ¡vamos a comer!

    -Pedro: sí és verdad, vamos a desmontar las mochilas.

    Acto seguido tomaron sitio en el centro del prado y Pedro desmontó su pesada mochila. Sacando un gran bocata, una jarra vacía que llenó en la cascada y una fiambrera llena de exquisita y fresca ensalada.

    -Gabriela: jaja todo mío.

    -Pedro: tranquila hijita, que con la jornada que llevamos, hay que tomarlo con calma.

    Pedro extendió una especie de mantel encima la hierba y distribuyó sabiamente toda la comida. Aún lo estaba extendiendo que Gabriela no se pudo esperar y cató una lechuga de la ensalada.

    -Pedro: estate quieta! Que lo vas a devolver si no andas con tiento.

    -Gabriela: no digas bobadas, tengo 200 años, mi estómago puede con todo.

    En media horita, se lo comieron todo y se dispusieron a hacer la digestión. Pedro propuso de ir a tumbarse ante la cascada y así fue. Un agua más transparente que el mismísimo aire, caía estrepitosamente y tenía a Gabriela embrujada. Pues se la miraba fijamente como aquel quien mira la televisión.

    -Gabriela: ¿tú crees que puedo bañarme en esta cascadita? ¿No lo veo peligroso verdad?

    -Pedro: peligroso no és la verdad, pero piensa que esta agua és nieve recién derretida y bañarse aquí, casi equivale a pegarse un chapuzón en el polo norte.

    -Gabriela: mmm soy joven, tengo el corazón en perfectas condiciones y hace un sol de maravilla. Yo me veo capaz.

    -Pedro: bueno Angelita, tienes razón de ser valiente. Pero que te parece si te metes en la cascada pero dentro de una horita, cuando esté echa la digestión.

    -Gabriela: és verdad, tienes razón, venga, vamos a echar la siesta.

    Se tumbaron los dos ante la cascada dispuestos a dormitar pero eso no detuvo la conversación de Gabriela.

    -Gabriela: y tú Pedro ¿no te has bañado nunca en esta cascada?

    -Pedro: sí me bañé, pero hace mucho, quizá 1000 años.

    -Gabriela: mm 1000 años, qué fácil lo dices, yo apénas tengo 200. ¿Te atreverías a volverte a meter debajo?

    -Pedro: mmm jeje eso suena como si me preguntases si soy cobarde, jeje. No soy cobarde, me meteré también debajo la cascada.

    -Gabriela: fenomenal, esperaba que lo dijeras.

    La ligera conversación siguió el rato hasta que la horita de la digestión hubo pasado. Gabriela, con la iniciativa, se acercó al borde de la cascadita y llamó al temeroso Pedro.

    -Gabriela: ¡Venga Pedro! Me has dicho que te atreverías.

    -Pedro: sí Gabriela, vamos a ello.

    Pedro cogió la angelita de la mano y le dijo.

    -Pedro: el reto és este: vamos a meternos justo en donde cae el agua y vamos a contar los dos juntos hasta diez. Y cuando hayamos contado ya podremos salir. ¿Estás al loro?

    -Gabriela: ok, venga, ¡¡¡sin esperassss!!!

    Aullando esto, Gabriela se adentró a la cascada con Pedro cogido de la mano. Y cuando estuvieron en medio, empezaron a contar los dos juntos.

    ¡UNO! ¡DOS! ¡TRES! ¡CUATRO! ¡CINCO! ¡SEIS! ¡SIETE! ¡OCHO! ¡NUEVE! ¡Y DIEZZZZZ!

    Aún con el grito en la boca, ambos volvieron al cesped y se tiraron al suelo entre gritos y risas.

    -Gabriela: jajajajajaja ¡que frioooooo!

    -Pedro: ven aquí caramelo. Que se te pasará el frio si te abrazas a mi.

    -Gabriela: oh, és verdad, tú estas caliente. Mmm que calor me viene si me pego a ti. Eres como un hierro candente, comparado con el agua.

    Sin prestar mucha atención a lo que Gabriela decía. Pedro empieza a besar el frio cuello de esta. Sus manos tampoco paran quietas y recorren suaves el largo cuerpo de Gabriela. Esta tiene una ligera sorpresa pues aunque sabe que los mortales hacen esto. Tiene entendido que a los ángeles les está prohibido. Pero no rechaza a Pedro pues también sabe que los ángeles a veces hacen cosas “prohibidas”

    El comer de cuello que san Pedro le propinaba a Gabriela, se ha convertido ahora en un profundo beso francés. Gabriela goza todo lo que puede del primer beso y quizá el único que tendrá en su divina vida.

    El minúsculo tanga de Gabriela es bajado con facilidad, quedando ella completamente desnuda. Pedro no se está por muchos juegos y se baja también su taparrabos, mostrándole a Gabriela, ese pene que tan solo había visto en mortales en sus secretas vigilancias.

    Pedro va muy deprisa para iniciar a la angelita. Pues sin esperar muchos sexos orales ni juegos, apunta su pene en el bendito entrepierna de ella.

    -Gabriela: mmm ¿Pedro? ¿No vas muy deprisa? He visto esto otras veces en mortales, y no se, parece que lo hacen con más cariño.

    -Pedro: tranquila hijita, veras lo bien que lo vamos a pasar.

    Diciendo esto, Pedro impulsa su cintura, atacando el entrepierna de Gabriela.

    -Gabriela: ¡¡¡ooooooooh señor!!! ¡Don Pedro! Deténgase un poco por favor.

    -Pedro: está bien hijita. ¿Cómo lo sientes?

    -Gabriela: ooh, está dentro sin duda. Mmmm que rico se siente. Continue pero, hagalo con medida por favor, me ha dolido al entrar.

    Esta vez, san Pedro hizo caso a la recomendación de la angelita y moderó su coger. Su cintura se mueve adelante y atrás pero con delicadez. Esta cogiendo a una virgen y eso requiere un poco de suavidad para comenzar. A medida que se cuentan las acometidas en 10 – 30 – 50 acometidas. Estas van subiendo su potencia y no cesan en ningún momento de arrancar suspiros del alma de Gabriela.

    -Gabriela: ooooh ooooh ooooh ooooh don Pedrooooo ooooh ooooh.

    Gabriela tiene ojo para muchas cosas. Y calcula como si fuese un cronometrador deportivo, el tiempo que está don Pedro cogiéndola. En resumen: que pasa los 40 minutos más fantásticos de su vida, siendo cogida por san Pedro. Durante todo este rato, el coger del santo va variando su velocidad y profundidad y és en las últimas acometidas (las del orgasmo de don Pedro) que efectúan estas su mayor potencia y profundidad.

    Gabriela nota como el pene de Pedro expulsa su semen dentro de ella. Le parece fenomenal esa sensación de empuje junto a la de la descarga de semen. Pero esa descarga significa también el fin del acto.


    Fin

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 09

    30 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 9 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    Alvarado miraba perturbado la entrepierna de Jo, quien nuevamente le daba su espectáculo de pantaleta infantil, era una nena inocente que jugaba un juego prohibido, Alvarado imaginaba que dentro de la inocencia de ella, la falta de figura paterna o algo que no fuera perversión la hacía actuar así ante él; el espectáculo seguía pero esta vez también se miraban a los ojos en complicidad del momento, Jo maliciosamente las abría, él la miraba a los ojos y regresaba a la entrepierna, incluso en una de esas, Jo con su mano levantó la falda y separó con sus dedos sus muslos mostrándole su entrepierna a todo esplendor a su profesor, que sudaba excitado, el timbre sonó y el maestro permaneció sentado, si se levantaba todos notarían su erección, se acomodó y vio como Johana se acercó y le puso su libreta abierta, ahí estaba un papel que el discretamente tomó Es mi dirección, si irá a mi casa ¿verdad? Este, no sé, ¿ya le avisaste a tu mamá? No, pero mi abuelita ya está enterada y ahí estará con nosotros Bueno creo que así no habrá problema Muy bien lo espero a las 3 ¿está bien?

    Johana preguntó quedito para que nadie más escuchara y el solo asintió con la cabeza guardando el papel en la bolsa de su pantalón; todo el resto de la jornada Alvarado metía mano a su pantalón y acariciaba el papel, solo ese hecho lo excitaba, lo rozaba con sus dedos y sentía que representaba a la alumna más sexy e inocente que había tenido en la vida.

    El timbre escolar anunció la salida y el corazón de Alvarado brinco como un relincho de caballo que se dispone al galope feroz.

    Jo y Pao llegaron a la casa a eso de las 2:15, yo miraba el reloj, tendríamos el tiempo contado; ellas en cuanto entraron me vieron y se abalanzaron a abrazarme y besarme, Jo inmediatamente tocó mi entrepierna Papi cógeme un ratito, vengo muy caliente No mi putita debes estar apretadita para hacerle creer que es el primero Ay no, vengo caliente, cógeme por el culito o de perdido chúpame la rajita, anda solo 10 minutos Bueno vamos a tu cuarto y ahí te chupo un rato, sirve que checamos tu ropita

    Subimos yo me dirigí al closet donde ya había separado ropa interior para ella de varios modelitos, cuando voltee a verla Jo ya estaba acostada en la cama, subiendo sus piernas quitándose la pantaleta, para después abrirlas y esperarme moviendo inquieta sus pies, yo me acerqué y me hinque en el suelo cerca del borde la cama y metí mi cara en su entrepierna, la lengüetee mucho, chupe su clítoris, metí mi lengua en su raja, Jo gemía liberando jugos vaginales Si papi, que rico, sí, me gusta mucho como me chupas, ay sí. Y ¿si cancelamos al maestro y me coges toda la tarde? ¿por qué lo dices? Me da miedo, no sé cómo lo haré

    Seguía siendo una nena inocente, le daba miedo estar con alguien que no fuera yo, tenía que tranquilizarla para obtener mis resultados Vamos mi putita, ya sabes cómo lo harás, solo relájate, tu llevas ventaja sobre él.

    Pero de verdad papi me da miedo aaahhh

    Mi lengua de introdujo en su introito, lo hice lo más profundo que pude, la necesitaba relajada y excitada, la chupe con fuerza y me separe para meter mi dedos en su cuevita y mientras la dedeaba le dije No mi putita, el plan debe seguir, ya tendremos tiempo para notros dos solitos, por lo pronto harás lo que te pido Aaahhh aaahhh está bien, haré lo que quieras, pero no dejes de chuparme aaahhh

    Estuvimos así los 10 minutos prometidos y después me levante limpiándome la baba con el dorso de mi mano Ya mi putita, así está bien, límpiate con un trapo húmedo la rajita y regresas Si papi, gracias por chuparme, ahora me siento mejor

    Lamente no tener mi cámara a la mano o haber filmado, me encantaba cuando me daba las gracias o me pedía por favor que me la cogiera. Ella se fue al baño a lavarse, regreso con una sonrisa de oreja a oreja de satisfacción; le di instrucciones y como debía seducirlo, ella acostada el cama boca abajo sosteniendo con sus manos su cara ponía atención; sin dejar de sonreír escuchaba cuando le decía las cara que debía hacer y los gestos de dolor, ella más sonreía cuando yo hacía los gestos mientras le decía eso, para mis adentros pensaba que mis consejos estaban de más porque ella era una experta manipuladora. Le explique donde estaba las cámaras ocultas para que ella se moviera de tal forma que se grabara la cara del profesor, mi plan era perfecto porque la tenía a ella, de otra forma no funcionaría.

    Estaba escondido en el cuarto de la mamá de ellas cuando el timbre sonó, mire mi reloj y sonreí, eran exactamente las 3 de la tarde, el tipo tenía puntualidad inglesa y no lo culpaba, si yo fuera a estar con una nena como Jo por primer a vez, estaría hasta 15 minutos antes de la hora.

    Jo se dirigió a la puerta y abrió, le había doblado la falda de la parte superior, no se notaba pero esto hacía que su falda quedara a medio muslo, su cabello estaba suelto haciéndola ver sensual y no contento con ello se había desabotonado dos botones de su blusa, dejando ver su corpiño, Alvarado abrió la boca cuando la vio, sus manos temblaron Hola profesor, llegó puntual Gracias, siempre me ha gustado la puntualidad No trajo su carro ¿verdad? Pregunto Jo volteando a la calle en ambas direcciones No vine en taxi, mi carro lo deje en el taller, le tocaba mantenimiento Claro que le tocaba mantenimiento al coche, esa era su excusa para no llegar a su casa en la tarde, el tipo no había dicho que vendría con esta nena, eso significaba que tenía la esperanza de pasarla bien.

    Pase profe, póngase cómodo Gracias ¿y tú abuelita?—pregunto mirando a todos lados No esta—Jo puso cara triste—no va a venir hoy ¿No? Nop, estaré a cargo de la casa toda la tarde

    Alvarado entró y se sentó en la sala mientras escuchaba las noticias que Jo le daba, algo dentro de él se puso muy contento y “otra parte” muy dura; estarían solos todo la tarde, de la cocina salió Pao con una galleta Hola profe Hola Paola Pao, el profe y yo iremos a mi recámara, me va a explicar unos problemas, no nos vayas a molestar porque estaremos muy concentrados Está bien, aquí los espero

    Pao contesto con una sonrisa de amabilidad, y Alvarado sintió un mini infarto por la simpleza de Johana de pasar a su recámara a “estudiar”. La siguió como un zombi, sin decir nada iba tras ella viendo como meneaba su culito al subir las escaleras, Jo se dirigió a su recámara y lo invitó a pasar, cuando él lo hiso cerró con seguro la puerta ¿Es seguro que estemos aquí? Digo a tu mamá o a tu abuelita les puede molestar que este en tu recámara sin su consentimiento Bueno hagamos un trato, usted no dice algo de esto y yo tampoco.

    Será nuestro secreto—guiño un ojo al decirlo Bueno, está bien, no diré nada de esto— levantó su mano en señal de promesa, Jo hiso lo mismo—es muy bonita tu recámara, digna de una belleza como tu Gracias profe, ¿de verdad cree que soy bonita? La más bonitas que he conocido, ¿cuál de estas dos es tu cama? Adivine— Jo miraba divertida a su maestro Mmmm creo que esta Si, ¿cómo supo? Es la mejor acomodada Si, y es muy resistente, mire puedo brincar

    Johana se subió a la cama y empezó a brincar, cada vez que lo hacía su falda volaba y dejaba ver su pantaleta color rosa viejo, su cabello rubio volaba cada que caía haciéndola ver más que sensual; Alvarado miraba divertido la escena, tenía sus manos en las bolsas de su pantalón, la miraba desde una distancia prudente Ande profe acérquese y brinque conmigo

    El sonriendo se acercó, sacó las manos de su pantalón, la tomó de las manos y Johana siguió brincando tomado de las manos de su maestro; él emocionado la miraba y veía como su falda se quedaba toda arriba enseñando su pantaleta en plenitud.

    Jajaja es muy divertido brincar Jajaja si ya veo, oye esa no es la pantaleta que traías ¿verdad? No, jijiji me la cambié ¿Por qué? Me gusta más esta porque en muy suavecita, mire tóquela No Johana, eso no es correcto Ande, por favor, tóquela

    Alvarado miró la cara inocente de Jo y como le pedía por favor que le tocara la pantaleta, sintió que erala nena más inocente de este mundo al pedirle que le tocara su pantaleta, que seguramente se había puesto solo parpa él.

    Soltó las manos de Johana y ella dejó de brincar, hubo un silencio entre los dos y él tomó la iniciativa, puso sus manos en ambos muslos de la nena y lentamente las subió hasta llegar las nalgas infantiles, la niña se sonrojó al sentir las manos de su profesor, él sin dejar de verla ruborizada suavemente acarició las nalgas por encima de la suave pantaleta de algodón; Jo por instinto puso las manos en los hombros de su maestro para facilitarle la palpación de su pantaleta, la cual era suave en demasía, tanto que él fácilmente la pudo mover y metió sus manos por debajo de ella palpando los delicados y prohibidos bollitos de la nena, que al sentir el magreo adulto no pudo evitar sonrojarse aún más y suspirar excitada.

    Habían pasado como 10 minutos de magreo, solo magreo, ninguno hablaba, Alvarado con una erección de miedo trato de bajarle al asunto y le dijo Si, tienes razón, es muy suave ¿Tienes muchas?— esa era la pregunta que ella esperaba Si, muchas, deje se las enseño ¿cómo?— pregunto Alvarado desconcertado ¿No quiere que me las pruebe para usted? No Johana, no es correcto, alguien puede llegar No profe, nadie llegará y será un secreto entre los dos Johana… Por favor, no pasa nada, ande deje que le modele mis pantaletas, nadie las ha visto, me las compró bonitas, pero si nadie las ve de nada sirve eso.

    Ande profe por favor deje que las modele y usted me dice que opina ¿sí? Johana puso cara de niña triste suplicante, Alvarado se sentía mal por la inocencia de la niña, la simpleza con la que le pedía le viera sus ropitas interiores, él estaba en un dilema entre hacer lo correcto o dejarse llevar por sus impulsos; su verga ganó el debate, “un poco de picante a nadie le cae mal”, pensó para sí mismo Está bien enséñamelas, pero tendrás que prometerme que será un secretito entre los dos, si alguien se entera estaremos en serios problemas Gracias profe, prometido, será un secreto Tomó las manos del profesor de un brinco cayó en el piso, casi corrió a su closet y abrió el cajón, de ahí sacó varias ropitas y las puso en la cama, había una gran variedad desde las normales para una nena de su edad hasta las que parecían tangas tipo hilo dental.

    ¿Todas son tuyas? Si ¿y las usas? Si jiji ¿Cuál quiere que me pruebe? Mmm, mira, ponte esta

    Había tomado una pequeña que parecía en corte francés, Jo divertida la tomó y metiendo las manos bajo su falda tomó su pantaleta y la bajó, cuando lo hiso volteo a ver a su maestro que pálido veía que se cambiaba delante de él; de hecho él imaginaba que se metería al baño o lo sacaría de su recámara, Johana lo vio sonriendo y le hiso seña de que se volteara, Alvarado rápidamente lo hizo.

    Cuando Jo se la puso le dijo que volteara; él volteo hacia ella que tenía la falda acomodada, no podía verla No se ve— dijo él algo decepcionado ¿La quiere ver?—la cara de Jo cambiaba a picara Pues sí, eso querías Bueno, levante usted la falda

    Alvarado no lo pensó dos veces, se acercó y tomó la falda por los borde y la levanto lentamente, ya no temblaba tanto, ya se sentía más relajado, Jo sonrió inquieta cuando él la veía levantándole la falda, ella se separó de él, pero sostuvo su falda, giró lentamente para que Alvarado admirara su cuerpo infantil semidesnudo de la cintura hacia abajo, Alvarado ya más seguro de sí mismo y tomando control de la situación, tomó otra tanga aún más pequeña que la que traía, se acercó a Jo que mantenía su falda levantada, se hinco frente a ella y ella con ojos de divertido asombro lo miraba en silencio, mas sonrió cuando él tomó los bordes de su pantaleta y la bajo; la tanga cayó a sus tobillos y ella colaboró levantando los pies para qué saliera; y de la misma forma levanto para que colocara la nueva.

    Quiero ver cómo te queda esta

    La subió y con sus dedos acomodó los bordes, inclusive cuando lo hiso pasó sus dedo a nivel de su rajita, “acomodándola” y con esto rozo la abertura con el dorso de sus dedos, metió el hilo entre sus nalgas separándolas, aunque más bien parecía una caricia, después pasó sus manos por detrás de la falda y la desabotonó La falda estorba, no deja apreciar cómo te queda—dijo Alvarado sonriendo mirándola directo a los ojos

    Jo soltó la falda y Alvarado termino de bajarla, nuevamente los pies de Johana se levantaron para sacarla por abajo, ella seguía sonriendo ante la insolencia del maestro de dejarla sin falda, más abrió sus ojos cuando Alvarado fue desabotonando la blusa hasta sacarla por los brazos, tenía una camiseta interior, que él tomó de los bordes inferiores y la sacó por arriba.

    Ahí estaba Johana solo en corpiño y una pantaleta tipo hilo dental, demasiado sexy para su edad, posando ante un adulto, sola en su habitación y sin nadie que fuera a llegar pronto, Alvarado continuaba hincado frente a ella y con sus dedos acarició la rajita por encima de la tanga, Jo no pudo evitar abrir su boca y soltar un gemido leve, se sonrojó por su gemido; Alvarado se separó de ella y se sentó en la cama, no la dejaba de ver, apreciaba su silueta y como lucía con esa obscena tanga, que por cierto la había colocado ajustada hacia arriba para que le marcara su rajita a través de ella.

    Le hizo una seña para que se acercara y Jo lo hiso sonriendo cómplice, se paró cerca de él y Alvarado la tomo de los hombros acariciando su piel. Acarició sus pezones por encima del corpiño ¿Profe, por qué me quito mi blusa y camiseta? Para apreciarte mejor

    Contesto como un lobo feroz que era, irónicamente el cuanto de caperucita roja era el favorito de ambos y los dos captaron el mensaje, Johana sonrió Tiene una boca muy grande Es para besarte mejor Jijiji— Jo tapó su boquita tierna ocultando la risita que le provocaba el juego Johana acércate más a mi ¿para qué? Para acariciarte mejor

    Jo se acercó al adulto y se paró frente a él que como tenía las piernas abiertas, quedaron muy juntos, sus rostros estaba a 30 cm de distancia, podía percibir la esencia de la niña ¿Segura no vendrá alguien? Nop, no vendrá alguien, al menos hasta las 9 que llega mi mamá, tendremos mucho tiempo para “jugar” Alvarado armado de valor con el dorso de su mano derecha acaricio la suave piel infantil, paso su mano por el bracito de ella, subió hasta el hombro, después al cuello y de ahí lo bajo hasta su pezones subdesarrollados, ocultos por el corpiño, la piel de Jo se puso totalmente erizada ¿Le gusto?—preguntó Jo con la voz bajita y entrecortada Eres la niña más hermosa que he visto en mi vida— Jo se sonrojó ¿Si le gusto?—la voz de la nena era más entrecortada Mucho— Alvarado hiso un ademán de quitarle el corpiño pero Jo lo detuvo No ¿No?—Alvarado se desconcertó y detuvo su mano No, ya me vio desnuda, ya me vio hasta mi rajita y ahora quiere ver mis tetitas, pues no Hubo un silencio entre los dos, Alvarado creyó que ya había llegado al límite, igual estaba satisfecho por lo que había visto y tocado, llegando a su casa se encerraría en el baño y se haría la mejor puñeta de su vida, no lo llamaría masturbación, la palabra para esta fantasía era puñeta.

    Resignado asintió y la iba a retirar cuando escucho la voz de ella Primero me tiene que enseñar algo desnudo de usted Él sonrió aceptando el hecho de que ella estaba casi desnuda delante de él y asintió resignado Está bien ¿qué quieres que te enseñe? Eso— señalo su entrepierna que abultaba por la erección—nunca he visto una y quiero verla Nunca has visto un hombre desnudo—Jo negó con la cabeza– ¿ni en fotos?

    La nena volvió a negar mintiendo sin dejar de ver su entrepierna, no solo había visto una, sino que además ya se la había metido por todos sus agujeritos y la había disfrutado mucho. Alvarado no sabía esto, él pensaba que iba a ser el primero, volteo a la puerta Jo lo notó Tiene seguro, yo se lo puse, Pao no entrará, debe estar muy entretenida viendo la tele, es la hora de sus caricaturas

    Alvarado se levantó y cambio de lugar con ella, la sentó en la cama y se paró frente a ella. Tomó su cinturón lo desabrocho para después hacer lo mismo con el pantalón, cuando lo hiso lo soltó y este cayo quedando en sus pies. Jo relamía sus labios, se estaba excitada, abrió sus ojos como platos cuando vio como abultaba en su bóxer; la verdad yo también abrí mi boca cuando vi el bicho que se cargaba el profesorcito este, tenía una cosa que era lo doble que la mía, en cierto momento pensé en cancelar todo, me dejaría a mi putita inservible para cualquier persona normal, pero ni modo negocios son negocios.

    Alvarado sonriendo cariñosamente tomó las manos de Jo, las guio al elástico de su bóxer y lo bajo, cuando este cayo junto al pantalón emergió el monstruo de pito, no tenía circuncisión, estaba erguido, imponente ante los ojos de Jo, que con la boca abierta lo admiraba, casi hacía viscos mirando como salía una gotota pre seminal del meato urinario ¿Esto es lo que quería ver?—Jo asintió abriendo la boca– ¿la quieres tocar?

    Jo lo volteo a ver a los ojos y regresando al pito asintió sin cerrar la boca, Alvarado tomó nuevamente su manita y la llevo a su garrote y la puso sobre él, Jo por reflejo lo bajo descubriendo el brillante glande, por la cara que puso mi niña adivine que inhalaba el aroma de pene, movía su manita de arriba abajo y Alvarado la miraba con ternura desde arriba, mientras ella lo puñeteaba suavemente; él ya estaba demasiado excitado, la tomó de la cabeza con ambas manos y poco a poco la acercó a su pito Pruébalo Johana, si ya estamos en conocimiento pues que sea completo

    Johana sabedora de lo que vendría abrió su boca y el glande se introdujo en su boca, su lengua probo el sabor dulzón del esmegma de su maestro, chupó sin dejar de masturbar lo que no estaba en su boca, Alvarado movió sus caderas de atrás a adelante saboreando el momento, la tenía sujeta de la cabeza y movía sus caderas, se la estaba cogiendo por la boca, movió sus pies sacando su pantalón y bóxer y sin sacar el pito de la boca de Johana se acostó en la cama boca arriba y la puso perpendicular a él; la nena seguía en su tarea mamatoria y no percataba que su maestro la iba acariciando las nalgas, recobró conciencia cuando le acarició la rajita por encima del hilo dental, recordó que no debía dejarse dedear, porque podría descubrir que ya estaba más ponchada que una llanta vieja, movía su culito retirándose de la caricia de su maestro y sacó el pito de su boca poniendo una perfectamente actuada cara de miedo ¿Qué pasa Johana? Tengo miedo Ven preciosa no debes tener miedo

    La calentura había cegado al profesor y mintió, claro que ella debía tener miedo con la cosa que se cargaba él y sobre todo con lo que le pensaba hacer, la acomodo encima de él, por primera vez sus cara estuvieron juntas, demasiado juntas, suavemente ella se acercó y lo beso con un piquito en su boca, Alvarado la volvió a acercar y la beso más apasionadamente, ella no habría su boca (supuestamente no sabía besar) Abre tu boquita un poco Johana y verás que rico es besar

    Ella tímidamente asintió y se volvió a acercar a él, abriendo su boquita tal como se lo había dicho, se enroscaron en un beso francés apasionado que hasta a él sorprendió, abrió sus ojos mirándola y después los cerró dejándose llevar por la lengua infantil que hurgaba dentro de su boca; yo desde la otra habitación miraba las imágenes de cómo se morreaban en la cama, mi pene se estaba erectando y lo acaricie por encima del pantalón.

    El pene de Alvarado sobaba la entrepierna de ella que gemía quedito sintiendo la dureza de su maestro, movía sus infantiles caderas dándose placer solita, por como la veía podía adivinar que mi nenita si se estaba excitando, solo esperaba no se fuera a salir de la actuación y aflorara la puta que llevaba dentro; el maestro debía creer que era aún una nena inocente que el desfloraría.

    Seguían en el morreo, ella arriba de él moviéndose sobre su verga desnuda, el maestro bajo sus manos acariciando los bollitos de Johana que no dejaba de gemir ante las caricias de su profesor, sintió como él tomó los bordes de su tanga con la intención de bajarla, Johana colaboró levantando sus caderas, cuando su tanga de despego de la raya de sus nalgas gimió en el oído de Alvarado, quien no dejaba de decirle que era hermosa del mundo, que era la niña más linda que él había conocido, incluso en una le dijo al oído que le recordaba a su hija, a lo que Johana gimió fuerte moviendo su raja desnuda sobre el pene adulto.

    Alvarado quiso tocar la rajita de su alumna pero Jo se lo volvió a impedir No, tengo miedo ¿Miedo a que? A que me duela, nunca nadie me ha tocado ahí Eres un ángel

    La acostó boca arriba en la cama y se fue bajando besando sus pechitos por encima del corpiño, no dudo en levantarlo y cuando lo hiso Johana levanto los bracitos para que lo sacara, mientras le brindaba las más hermosa de las sonrisas; Alvarado se sintió en el cielo sacando el corpiño de una risueña nena, chupo ambos pezones siendo sostenido por las manitas de la niña que lo guiaba de un pezón a otro Sí que rico profe, siga chupándome

    Él lo hiso fuerte en uno de ellos, y Jo gimió tan fuerte que retumbó en la habitación, él volteo hacia ella y le hiso seña de que guardara silencio, la beso en la boca metiendo su lengua, Jo lo recibió feliz; la dejó de besar y volvió a bajar a chupar pezones pero no lo hiso mucho rato, continuó lamiendo la pancita de la niña que se rio por las cosquillas, bajo hasta su entrepierna y olio el aroma a raja infantil, nunca antes lo había hecho; recordó una ocasión que por puara curiosidad tomo un pantaleta de su hija y la olió, esta había olido a orina, no le agrado mucho; pero la raja de Johana olía a limpio, olía a raja de mujer; no dudo más hiso a un lado la pantaleta y metió su cabeza entre las pierna de Johana, poso su lengua en la apertura y lamio la esencia de ella, la probó y le supo cómo el manjar más prohibido, incluso para los dioses, y por eso era prohibido, su sabor te podía llevar a la gloria, Johana lo sujeto de los cabellos y lo jaló más hacia ella.

    Yo estaba hipnotizado viéndola pantalla cuando entró Pao a ver que hacía, supongo que la curiosidad le invadía, la invite con una seña para que no hiciera ruido y se acercara, ella admiró el espectáculo de como su hermana mayor recibía un cunnilingus por su maestro, veía como Johana abría las piernas lo más que podía y jalaba la cabeza enterrándola en su rajita; en cierto momento abrió los ojos y volteo a la cámara sonriendo satisfecha, mi pene reventaba, abrí mi bragueta, lo saqué, jale a Pao y se lo metí en la boca, ella mamó sin chistar mi verga, la sujete de su cabeza por la nuca y se la metí a fondo.

    En la pantalla el maestro se había levantado y se subió en Johana que lo esperaba con las piernas abiertas; se posó sobre ella y su pene quedó en la entrada de la rajita, supongo que el maestro ya estaba demasiado excitado para pensar, beso a Johana que lo recibió con gusto y dio un pequeño brinquito cuando el glande se atoro en su introito, se dejaron de besar y ella puso cara de miedo, a estas alturas no sabía si estaba fingiendo o ya no actuaba Me dolerá No bebé, te lo hare suave No Si, déjate No

    Johana decía no con su boquita pero mantenía las piernas abiertas en su totalidad y sus manos sostenían las caderas masculinas, jalándolo hacia ella, seguía diciendo “no” y lo jalaba más No, me va a doler ay ay ay El glande entró en su cuevita, si estaba muy grande el pito para mi nena, pero tenía la confianza de que aguantaría Profe está muy grande no entrará ay ¡sáquemela! Ponía cara de dolor pero tenía sus manitas encajadas en las caderas jalándolo hacia ella, Alvarado por su parte hacía un mete y saca leve, la miraba a la cara, miraba el gesto compungido de dolor de Johana, empujo más su verga y esta entro otro poco Ay duele, no profe, ya sáquela ay Johana levantó su cadera al mismo tiempo que el profesor empujaba haciendo que le entrara más, por el gemido de él y el grito de ella, adivine que este sería el momento que el pensaría fue el que rompió su himen Aaahhh profe ¿entro toda? No bebé, falta la mitad ¿La mitad?

    Johana abrió los ojos como platos y volteo a ver su entrepierna constatando que aún faltaba la mitad de verga, dejo caer su cabeza en la cama mirando el techo, abriendo su boca porque Alvarado empujo otro poco, sentía que la verga le llegaba lo muy profundo como nunca algo le había llegado, ni siquiera cuando su dildo se sintió tan invadida.

    Si sentía dolor, pero también placer, estaba conociendo hacerlo con alguien con una verga más grande que la mía, le estaba gustando, estaba siendo invadida en su rajita sintiendo como se dilataba a su máxima capacidad Aaahhh

    Fue el gemido que ella dio cuando Alvarado metió más, quedando solo una pequeña porción fuera de ella. Jo pasaba de las caderas a la espalda de su maestro y regresaba a las caderas, acariciando sus nalgas, Alvarado se sentía el hombre más feliz de la tierra, estaba cogiendo a una princesa por primera vez y sentía como ella se iba relajando y disfrutando la “desfloración”; metió su lengua en la boca de la gimiente Johana y se enlazaron en una danza lingual, las caderas de él se movieron de dentro a afuera aumentado el ritmo y la fuerza, su verga estaba lubricada por los jugos de Jo que gemía ahogando sus gritos dentro de la boca de Alvarado.

    Por alguna extraña razón se giraron sincronizados, como si lo hubieran hecho toda la vida y Jo quedo sentada en su verga, tenía sus manitas apoyadas en sus pectorales y su infantil cadera se movía torpemente al estar ensartada casi hasta la base del pito adulto, por su parte Alvarado puso sus manos en los subdesarrollados pechitos y los acarició con los pulgares, paso una mano por la boca de Jo que casi al instante lamió, metiendo un dedo a su boca, lo chupo como una experta, eso desquició a Alvarado que aceleró sus embestidas mientras la sujetaba fuerte de las caderas.

    La mano traviesa de él se fue deslizando por la cadera, acarició la nalga infantil y llego al ano de ella, que, al sentirse acariciada de ahí, gimió fuerte y apretó sus manitas sobre el pecho de él; Alvarado empujó su dedo y escuchó el quejido de Jo al sentir como su dedo corazón entraba en su culito, fingió dolor cuando lo que en realidad sentía era el mayor placer que ella había recibido.

    El dedo lubricado con saliva de Alvarado entro hasta el segundo nudo y salió solo para regresar a la oscura cuevita, Jo no lo pudo evitar y por instinto movió sus caderas al compás de la cogida y dedeada, sus gemidos retumbaban en las paredes de la habitación, estaba llegando a su orgasmo y no podía fingirlo, su vagina escurrió jugos que Alvarado percibió y esto hiso que acelerara su penetración, su mano también era un pistón en el culo de Johana que se apretó sus pezones dándose más placer, Alvarado estaba arrobado viendo el orgasmo de Jo y más se asombró cuando una manita de ella se fue a su entrepierna y acarició fuerte su clítoris, era una cosa que ella hacía cuando se venía en serio, en ocasiones lo hacía tan fuerte que liberaba orina y esta no fue la excepción, la zona púbica de Alvarado fue mojada con orina de ella.

    Era demasiado lo que los dos sentían, Alvarado se sintió con la confianza y la levanto poniéndola a un lado de el en 4 patas, se paró e hinco atrás de ella y guio su enhiesta verga a la rajita de Jo, que volvió a gemir al sentirse empalada por el tremendo garrote de su maestro. Nuevamente inicio la danza copuladora, los dos se movía como poseídos, él la sostenía fuerte delas caderas y ella se apoyaba en las sábanas Yo también estaba más que cachondo, quite a Pao que me seguía mamando, la puse frente a mi empinada, le quite rápidamente el calzón y mi verga se perdió en su rajita, ella comenzó a gemir, temí ser escuchado y le metí la pantaleta en la boca, quiso protestar, pero no la deje, ya más silenciosa le metí y saque mi verga de su rajita, mientras los dos mirábamos la pantalla y como Jo ya gritaba su orgasmo siendo penetrada como una perra.

    Alvarado estaba enloquecido, soltó la cadera derecha para seguir dedeando el culo de ella, en esta ocasión lo hiso con dos dedos, Jo gritaba y gemía, decía que no, que le dolía, pero no dejaba de moverse de delante a atrás, ponía más su culito en pompa para facilitarle la dedeada.

    Alvarado escupió en su mano y sacó su pene de la rajita y lo apunto en el ano, Jo volteo y puso cara de asustada No profe, por favor no, es muy grande Tranquila preciosa será como en su vaginita Bueno, pero así no. Sobre el buró hay aceite, use eso

    Alvarado volteo y vio sobre el buró un pomito de aceite de almendras, sonrió maliciosamente como nunca antes lo había hecho y camino dos pasos al buró, tomo el aceite y regreso atrás de la nena “inocente”, vertió abundante aceite al mismo tiempo que metía dos dedos; me la había cogido fuerte el día anterior y todavía estaba dilatada, Alvarado tomó más aceite y lo embarro en su verga, apuntó su glande en la entrada, Jo volteo a verlo, sus miradas se cruzaron, no había vuelta a atrás.

    Yo sabedor de lo que haría escupí en el culo de Pao y me dispuse a hacer los mismo. Jo agacho su cabeza cuando sintió que fue entrando y la levanto cuando el de golpe introdujo cerca de la mitad, el grito fue intenso, tanto que enmascaró el fuerte gemido que dio Pao al sentirse invadida por mí; cada quien en su recámara culeaba a su niña, Jo lloraba, apretaba y golpeaba las sábanas, abría su boca y Alvarado no se detenía, fue empujando cada vez más hasta que sintió como su pubis topo con las nalgas de Jo y como sus huevos campanearon en la rajita.

    Yo estaba excitado demás y la culee fuerte, Pao quería gemir, así que le tape la boca, solo podía respirar fuerte por su nariz, sentí que me venía y acelere sintiendo como mi leche salía a su recto, descargué toda mi leche y ya más relajado se la saque, le quite la pantaleta de su boca y se la metí ahí para que me la limpiara con su boquita.

    En la pantalla Jo seguía sufriendo los embates de su maestro, quien ya sudaba, se desabotonó su camisa y se la quitó, para después hacer lo mismo con su camiseta interior, quedo completamente desnudo culeando a Jo, admiré con envidia su tórax marcado por el ejercicio y como se marcaban lo músculos de sus brazos mientras sostenía fuerte a su alumna sodomizándola como si fuera adulta, regresé a sentarme en la silla sin sacar la verga de la boca de Pao y admiré la vitalidad del hombre, parecía actor porno, cogía como demonio, Jo estaba ya más relajada disfrutando la brutal enculada, gemía fuerte, porque así se la cogía él con su enorme pito.

    Profe… profe Aaahhh… es muy grande Pequeña aguanta, Ya te acostumbraras y te gustara Ya me gusta, si, así más… mas Jo ya estaba enloquecida disfrutando la salvaje enculada, Alvarado como todo un semental se la cogía y no daba señas de querer acabar pronto; la cargó sin sacar su verga del culito infantil y se sentó en la cama con Jo encima, movió sus nalgas de tal forma que se desplazó a media cama y se dejó hacer con la nena sentada en su pito, Jo bramaba como posesa por el dolor y el placer mezclados, este tipo era más canijo que yo para coger y ella estaba sintiendo la diferencia.

    Miré mi reloj y ya llevaba dos horas enculando a Jo, la había puesto en muchas posiciones, la niña estaba más que orgasmáda, la empinó, la puso de lado, boca arriba, boca abajo, se la metió por la rajita, regreso al culo, se la metió en la boca, creo que yo nunca le di tanto placer a mi Johana que a grito abierto recibía la verga de su maestro en su rajita; estaban en la posición de misionero y se besaban apasionadamente, los dos sudaban, era una faena legendaria, mi nena no se rajaba y aguantaba la cogida de su maestro con su mega pito, él no se limitaba en las arremetidas y le daba muy duro en su huequitos, vi como aceleró las metidas en la rajita de Jo y los dos gritaron, estaban llegando a su orgasmo, era simultaneo, él la apretó del tórax metiendo su verga en lo más profundo de la rajita y Jo lo sujeto con sus manitas de las caderas afianzándose para que no se quitara hasta que su vagina dejara de contraerse, gimieron por 30 segundo, fue un orgasmo largo y profundo, se relajaron poco a poco, Alvarado la seguía besando, pero ahora lo hacía suave, lento, apasionado, ahí si sentí celos, porque vi como Johana con los ojos cerrados recibía los tiernos y apasionados besos de su maestro, la conocía bien ya no fingía, le estaba gustando como la trataba el individuo quien lentamente se quitó de encima de ella y ya a un lado los dos se miraron directo a los ojos; Johana respiraba lento y profundo su sonrisa era de placer en plena relajación, Alvarado tiernamente le retiro cabellos mojados y pegados de su carita, se miraron a los ojos y el la volvió a besar, mientras lo hacía la acariciaba de su pancita y tórax, lo hacía con el dorso de sus dedos y Jo cerraba los ojitos elevándose al cielo con el trata tan bello que le daba su recién enculador.

    Eres preciosa Johana, la niña más bella que he conocido ¿cómo está tu cosita?—le pregunto mientras acariciaba su pubis Bien creo yo, pero me arde mi colita y mi rajita—dijo ella sin dejar de sonreír feliz mirándolo a los ojos—tengo que ir al baño Se retiró y vi como Alvarado se quedó mirando el techo del cuarto como analizando lo que acababa de hacer, puso sus manos en el rostro, creo que era el momento en el que la culpa aparece, se levantó y se puso su ropa, para cuando Jo regreso desnuda del baño él ya estaba completamente cambiado, en su mano traía un papel manchado de rojo, lo miró alarmado, vi el rostro del maestro que se asustó y se acercó a ella ¿Qué es? ¿Sangre de tu vagina? Si y de mi colita, me duele mucho

    Jo ponía cara de miedo y de dolor, el maestro se metió al baño y reconoció la pomada antinflamatoria, la trajo y acostó a JO en la cama y con sus dedos le fue aplicando generosamente la crema en su rajita, y un poco más en su culito Perdón Johana, perdón, no debí… eres muy pequeña. Por favor prométeme que no contaras esto, mañana te revisaré en la escuela para ver como seguiste. ¿está bien?

    Jo con su cara más inocente asintió con la cabeza, él la llevo al baño, ahí no tenía cámaras pero escuche la regadera y supuse que la lavaba de sus hoyitos, regreso con ella cargada en sus brazos como si fuera bebe, Jo no podía disimular la cara de felicidad, la coloco en la cama, aplico más crema en los dos hoyitos y la vistió, le coloco la ropa que debería llevar una nena inocente y decente de esa edad, la peino, arreglo su carita, ni yo podía creer lo galante que era el tipo, yo me las cogía y las dejaba a su suerte, pero Alvarado se esperaba en arreglarla, mientras lo hacía le decía cual bonita y hermosa era.

    Terminó de cambiarla y bajaron juntos, yo ya hacía rato que había mandado a Pao a la sala y le dije que fingiera estar dormida, llegaron los dos a sala, iban de la mano como novios y la vieron, Pao tenía los ojitos cerrados y Jo se sentó a un lado de ella y le acarició su carita.

    Mi hermanita es muy inocente, no se dio cuenta delo que hicimos, de hecho ni cuenta se dará que estamos aquí con ella. Le tomó la falda y le descubrió su pantaleta blanca de algodón extra suave, Alvarado sintió coquillas en la entrepierna, su pene se llenó un poco de sangre; Johana acariciaba la rajita de su hermanita por encima de la pantaleta, volteo a ver a su maestro que la miraba atenta, con solo la mirada lo invito a que se sentara junto a ella y le tocarla rajita Es muy suave verdad Alvarado no respondió pero su mano seguía acariciando la rajita infantil, de repente se despegó de ella y se levantó Johana me tengo que ir, ya es tarde ¿Vendrá mañana? No sé, depende de ti, si no dices algo podré venir, pero si comentas con alguien no podré regresar jamás Entonces no diré nada Muy bien, me voy

    Le dio un beso en la boca que duró más de lo que debe durar un beso de despedida, su pene brinco en erección y estaba a punto de cárgala y llevarla a la recámara para cogérsela de nuevo, la lengua de Johana lo invitaba a eso, pero no debía abusar de su suerte, había hecho con esa nena más de lo que imaginaba llegara a pasar, él solo pensaba que le miraría la pantaleta y con eso se masturbaría en el baño de su casa, pero no, se la había cogido y bien cogida por todos su agujeros, ni siquiera sabía si menstruaba, podría quedar embarazada, su cordura lo regreso a la realidad y suavemente se separó de ella Bonita, me tengo que ir y si me besas así no me saldré nunca Jo sonrió coqueta y le dio un último beso igual o más apasionado que el que se daban hace rato, terminó el beso y Alvarado tomó su maletín y salió de ahí, eso sí, vigilando que nadie lo viera.

    Una vez que salió y se retiró caminando, salí de la habitación sonriendo, Pao ya se había levantado del sillón y le reclamaba porque no lo había incitado a que la manoseara más, que ella también quería, no cabe duda que estaba formando una putas convertidas en minas de oro. Jo me vio bajando y se acercó a mi emocionada ¿Viste el tamaño de verga que me comíTe dije que la tenía muy grande, me hubieras dilatado más, si me sangro la cola—decía mientras me abrazaba coqueta Eso estuvo perfecto, el creyó que si te había reventado tu virginidad, eso nos favorece. ¿Cómo te sentiste mi putita? Pues así, bien puta, jajaja me gustó, de hecho no podremos repetir, digo, si vas a sacarle plata a lo mejor con más videos

    La mirada de Jo era de una niña putita, me lo pedía como negociando un nuevo encuentro, al parecer si le había gustado mucho que se la cogiera su maestro con su enorme pito Bueno ya veremos, por lo pronto ¿qué me toca a mi? ¿a ti? Pues vaciarte en Pao, porque yo tengo mis hoyos hechos mierda y quiero descansar por hoy

    La tomé de la mano y la lleve a la recámara, reía divertida viendo como me valía madre que estuviera cansada, la puse en cuatro patas en la cama y le hice a un lado la pantaleta, Jo divertida me decía que no, escupí en mi mano untándola en mi verga y se la metí, su cola estaba toda aguada, sentí como si se la metía a una mujer con muchos partos, pero eso no impidió que gimiéramos felices cogiendo, la nalgueaba con ferocidad Papi ay si… papi me gusta cómo me lo haces

    La sodomice por 1 horas, quería aguantar más pero no tenía la vitalidad de Alvarado, pero eso no me resto placer, la nalgueé fuerte mientras me vaciaba en su culo infantil, nuevamente un adulto le había profanada su culo y en el mismo día, eso debía ser un record para una nena de esa edad, y claro que su record lo romperíamos pronto, tenía en mente como la prostituiría, mis huevos liberaban leche mientras pensaba en esto y eso hacía que mi placer fuera más pervertido que nunca, bramamos felices tenido nuestro orgasmo, ya era toda una puta pervertida.

    Caí en la cama a un lado de ella que se volteo hacia mí y se acurrucó como lo haría una hija con su padre, los dos callados, niña y adulto compartían la cama después de haber cogido; más relajado la bese y me levanté, acomode mi pantalón y la deje en la cama con su falda enrollada y su culo a medio cubrir escurriendo leche.

    Retire todas las cámaras y cambie sábanas para borrar evidencia, puse las maletas en la entrada y vi a Pao y Jo comiendo en la mesa, no quería perder más tiempo Mis putitas, me tengo que ir, mañana será un día largo, Jo ya sabes que hacer mañana en la escuela ¿verdad? Si papi Muy bien, Pao un beso adiós Adiós papi Contestaron las dos sin levantarse de la mesa. Nuevamente mi rutina y a mi casa, me dormí tarde editando los videos, mañana haría una visita a la escuela y hablaría con Alvarado del rendimiento escolar de mi nena.


    Continuará

    La parada de descanso, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La parada de descanso, Parte 05 (de Janus)

    30 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Violacion, Sexo en público

    Esta publicación es la parte 5 de un total de 8 publicadas de la serie La parada de descanso

    Amanda se despertó desorientada y confusa. Se frotó los ojos y miró a su alrededor, a un entorno desconocido. Parecía estar en una especie de habitación teñida de azul. Presa del pánico, se sentó de golpe.

    Amanda miró su cuerpo y se encontró cómodamente arropada en un saco de dormir. Entonces se dio cuenta de que estaba en la tienda de campaña familiar y que la luz del sol se filtraba a través del material sintético azul. A su lado, Travis y su padre dormían pacíficamente en sus propios sacos de dormir.

    Amanda se volvió a acostar. Su padre debió haberse cansado de conducir y se detuvo en un camping. Ese había sido el plan original, detenerse en algún lugar de Ohio y descansar antes de continuar el viaje a Boston. Amanda se puso el saco de dormir encima y se durmió nuevamente.

    Se despertó con el sonido agudo de la cremallera de un saco de dormir al abrirse. Parpadeando y frotándose los ojos, Amanda contempló con ojos llorosos a su padre, que estaba enrollando su saco de dormir.

    "Despierten, niños", dijo, dándole un codazo a la figura dormida de Travis que estaba a su lado. "Son casi las 9. Tenemos que hacer las maletas y asearnos antes de emprender el viaje".

    Los niños, bostezando, salieron de mal humor de sus cálidos sacos de dormir. Treinta minutos después, desmontaron la tienda y guardaron todo el equipo en la camioneta. Los Blackwell tomaron sus bolsas de dormir y se dirigieron al baño.

    "Amanda", le preguntó su padre mientras caminaban, "¿qué pasó con tus jeans? Anoche te estaba metiendo en tu saco de dormir y te faltaba un botón".

    Amanda se tambaleó cuando su padre le hizo la pregunta. De repente, todo volvió a su mente: los baños vacíos de la noche anterior, el extraño tocándola una y otra vez, la extraña explosión que sacudió su cuerpo la noche anterior... Casi había olvidado lo que había sucedido, o al menos pensó que era solo un sueño. Pero el botón de sus jeans que faltaba lo confirmó. Con un escalofrío, recordó la sonrisa burlona del hombre, su bigote, la gorra de caza naranja...

    "¿Amanda?" repitió su padre.

    —Um, no sé qué le pasó al botón, papá. Creo que se cayó —respondió ella, sintiéndose avergonzada. Quería contarle lo que había pasado, pero se sentía terriblemente avergonzada. Con sentimiento de culpa, recordó cuánto deseaba poder volver a tener esa dulce y placentera sensación. El hombre la había abusado, pero a ella no solo le había gustado, sino que había deseado que volviera a suceder.

    Encogiéndose de hombros, su padre condujo a los dos niños hasta el baño de hombres. Las instalaciones de este camping eran muy modernas y las duchas estaban ubicadas en una gran sala con un banco de veinte duchas privadas. Como tal, las duchas eran muy populares y la sala estaba llena de actividad. Sin embargo, en ese momento solo dos estaban abiertas.

    —Amanda, Travis —dijo su padre, alzando la voz para hacerse oír por encima del ruido de la habitación—, ¿por qué no toman esas dos duchas vacías?

    —Tengo que ir al baño— dijo Amanda automáticamente.

    —Está bien —dijo su padre—. Iré a ducharme entonces. Tú toma la próxima ducha que esté disponible y nos vemos afuera cuando termines, ¿de acuerdo?

    Amanda asintió. Su padre y Travis se dirigieron a las duchas mientras ella iba al baño que estaba al otro lado de la habitación. Encontró una cabina vacía y orinó. Cuando terminó, Amanda regresó a la zona de duchas y se sentó en un banco a esperar a que se desocupara una cabina de ducha. La sala de duchas era muy ruidosa, con un estruendo de voces que resonaban, inodoros que tiraban de la cadena, secadores de pelo que zumbaban y agua corriente que competían entre sí.

    Mientras esperaba, Amanda notó que algunos chicos la miraban fijamente. De pronto recordó que estaba en el baño de hombres. No se había planteado la posibilidad de que entrara sola en el de mujeres. Amanda fingió no darse cuenta de que los chicos la miraban fijamente.

    Finalmente, se abrió una ducha. Amanda entró en la cabina y cerró la puerta detrás de ella. La cabina de ducha estaba dividida en dos áreas. Había un pequeño vestuario con un banco y un gancho para toallas justo detrás de la puerta de la ducha y luego estaba la ducha en sí, que estaba separada del vestuario por una cortina de ducha.

    Amanda se desnudó y se dejó las sandalias puestas. Entró en la ducha, corrió la cortina y abrió el grifo. Disfrutando de la sensación del agua caliente, Amanda comenzó a lavarse el cabello. Acababa de enjuagarse la espuma del cabello cuando, con el rabillo del ojo, vio que la cortina de la ducha se abría detrás de ella.

    La joven giró sorprendida y se encontró cara a cara con el hombre del baño. Estaba desnudo.

    Instintivamente, Amanda intentó gritar, pero el hombre extendió la mano y le tapó la boca. Su grito fue interrumpido, pero el ruido de las duchas lo habría ahogado de todos modos.

    —Hola, Amanda —dijo, acercándola a su cuerpo. Amanda podía sentir su pene presionando contra su nuca mientras luchaba. Su pierna peluda rozó su espalda—. No vas a gritar —le dijo—. De todos modos, aquí dentro hay demasiado ruido. Nadie puede oírte. —Retiró la mano.

    -¿Qué haces aquí? -preguntó Amanda conmocionada.

    —Me estoy duchando —respondió el hombre con naturalidad—. Vas a ayudarme, ¿no? —La tomó por los hombros y la giró para que lo mirara de frente. La niña de ocho años estaba ahora a la altura de sus ojos, con su pene colgando. Era obvio lo que quería que hiciera.

    En silencio, le entregó el jabón. Amanda tragó saliva, tomó el jabón y se enjabonó con las manos. La niña de ocho años hizo una mueca y, con cautela, le dio un golpecito al pene del hombre.

    "Lávalo con ganas", le dijo el hombre.

    Amanda hizo una mueca y empezó a enjabonarle el pene, tomándolo con una mano y esparciendo la espuma por su entrepierna peluda. Luego pasó a lavarle el escroto; sus testículos parecían aún más grandes en su pequeña mano. Con la otra mano sostenía su blando pene para que no estorbara, pero ahora sentía que se hinchaba y se inflaba. Pronto estuvo completamente duro y sobresalía de su cuerpo. A pesar de su disgusto con su tarea, Amanda no pudo evitar sentirse ligeramente fascinada.

    Dejó que el agua corriera sobre la entrepierna del hombre, quitando la espuma. Aunque sabía que ahora estaba técnicamente limpio, todavía sentía que su pene era feo y repugnante. El hombre le sonrió.

    —Gracias, Amanda —dijo, tomando el jabón—. Déjame devolverte el favor... Amanda se puso rígida mientras él comenzaba a lavarla. Le frotó el cuello y la espalda con la espuma, haciendo que la jovencita se retorciera de placer a regañadientes. A continuación, pasó al pecho, tomándose el tiempo de pellizcar suavemente los pezones rosados ​​de su pecho plano y de niña. Luego le enjabonó rápidamente las piernas antes de volver a la entrepierna.

    Amanda tragó saliva con fuerza cuando el hombre se puso en cuclillas detrás de ella. Su mano enjabonada se hundió entre sus piernas mientras acariciaba su coño sin vello. Sin darse cuenta, la niña de ocho años separó los pies para darle un mejor acceso. Una vez que tomó conciencia de su acción, Amanda se sonrojó profundamente y la vergüenza brotó de su interior.

    El hombre aprovechó el espacio adicional para pasar toda la mano entre sus piernas, frotando a fondo sus partes íntimas. Incluso metió la mano en la hendidura de su trasero, teniendo cuidado de limpiar su roseta anal. Con sentimiento de culpa, Amanda sintió que una oleada de placer se extendía por su joven cuerpo.

    De repente, el hombre se detuvo y cerró el agua. Amanda sintió emociones encontradas, de decepción y alivio. La tomó por los hombros y la hizo girar. Amanda se dio vuelta y vio que el pene erecto de él apuntaba directamente a su rostro.

    "Tienes la altura justa, ¿no?" sonrió el hombre. "Abre la boca, Amanda".

    La joven dejó que su boca se abriera un poco. El hombre se acercó y su pene rozó sus labios pero no dejó de empujar así que Amanda abrió más la boca y lo dejó entrar. El pene del hombre era tan grande y Amanda tan pequeña que no logró meter más de su pene en la boca llena que ya tenía.

    Pero al hombre no le importó. Comenzó a meter el pene fuera de la boca de Amanda. Sin saber qué hacer, Amanda se quedó de pie boca abajo con la punta del pene del hombre en la boca. No succionó, así que la baba comenzó a acumularse en su boca. Como ya había lavado su pene, no tenía mucho sabor en la boca. Aun así, Amanda deseaba poder sacárselo.

    El hombre continuó masturbándose, disfrutando de la sensación de su polla en la boca de la niña de ocho años. La baba comenzó a gotear por la comisura de su boca, por lo que Amanda tragó, su lengua acarició accidentalmente la parte inferior del pene del hombre. Él suspiró por el contacto accidental. Podía sentir sus bolas endureciéndose y preparándose para ahogar a la joven en su semen.

    Amanda permaneció inmóvil en la ducha, con las manos a los costados y la boca llena del pene del hombre. La saliva se le acumulaba en la boca, así que Amanda tragó saliva de nuevo, mientras su lengua se arremolinaba debajo del pene del hombre. El hombre gimió en voz alta y comenzó a mover el puño más rápido.

    La joven no se esperaba en absoluto lo que sucedió a continuación. El hombre volvió a gemir y de repente su pene entró en erupción, arrojando un líquido caliente en su boca. Amanda se atragantó e intentó zafarse, pero él la agarró de la cabeza y la sujetó con fuerza. Con gran dificultad, Amanda tragó el semen que tenía en la boca, sin saber lo que era. Sin embargo, tuvo que tragar porque el pene del hombre seguía chorreando y rociando su boca.

    Amanda tragó el segundo bocado. Luego otro. Finalmente, el hombre aflojó la presión sobre su mano y Amanda giró la cabeza, escupiendo el pene de su boca. Tosió y vomitó, pero tenía la boca vacía. Ya se había tragado todo lo que él había descargado. Amanda hizo una mueca y se preguntó si él se había orinado en su boca.

    Miró al hombre que estaba apoyado contra la pared de la ducha, recuperando el aliento. Su pene se estaba desinflando y ahora colgaba flácidamente entre sus piernas. Suspirando, se arrastró hacia la cortina de la ducha.

    —Gracias, Amanda —dijo por encima del hombro—. Me voy. Ya puedes terminar de ducharte. —Abrió la cortina de la ducha y estaba a punto de irse cuando Amanda habló.

    —Espera —dijo, odiándose a sí misma. Le tendió la pastilla de jabón—. ¿Puedes lavarme otra vez? En el momento en que esas palabras salieron de su boca, Amanda se sintió profundamente avergonzada.

    El hombre se detuvo en seco y le sonrió ampliamente a la niña. "¿Por qué debería lavarte otra vez?", preguntó. "Ya lo hice una vez".

    Amanda se sonrojó profundamente. "Creo... creo que aún no estoy limpia".

    El hombre reflexionó un momento. "Te diré algo, Amanda. Tengo mi cámara digital aquí conmigo. Si posas para algunas fotos para mí, te lavaré de nuevo".

    "¿Posar aquí en la ducha?" preguntó Amanda.

    "Sí."

    Amanda reflexionó un momento. "Está bien", asintió. El hombre rebuscó en su bolso de lona y sacó una cámara. Volvió a entrar en la ducha y cerró la cortina.

    - ¿Qué quieres que haga? - preguntó Amanda con incertidumbre.

    Pero el hombre ya le estaba tomando fotos. "Es perfecto", le dijo. "Así de simple. Sonríe ahora".

    Amanda intentó forzar una sonrisa. Se sentía terriblemente culpable por pedirle al extraño que la tocara nuevamente. Sabía que estaba mal, pero quería volver a tener esa agradable sensación...

    —Bien —dijo el hombre, sin dejar de tomar fotografías—. Recuéstate contra la pared... Perfecto. Bien, Amanda, ahora mete la mano entre tus piernas y ábrete para mí.

    —¿Qué? —preguntó Amanda, confundida. El hombre tomó sus manos y las colocó sobre sus labios sin vello—. Así —le dijo. Tomó algunas fotos más de la niña de ocho años abriendo su coño calvo para él, revelando el delicado color rosa de sus partes íntimas.

    —Eso está bien —le dijo—. Vamos a tomar unas cuantas más. ¿Qué tal si te pones de rodillas y me apuntas con ese lindo culito tuyo?

    Amanda se tragó el nerviosismo y la vergüenza y obedeció las órdenes del hombre. Se puso de rodillas y le señaló el trasero, sintiéndose cohibida por ser tan descaradamente traviesa. Nunca antes se había mostrado así.

    El hombre intentó contener su excitación mientras miraba la arrugada abertura anal de la niña de ocho años y su raja sin vello. "Bien, bien", murmuró. Amanda esperó, estudiando los azulejos de la ducha mientras él tomaba las fotografías. Finalmente, lo oyó decirle que se pusiera de pie.

    —Has sido una buena chica, Amanda —le dijo con tono de aprobación—. Ahora te daré lo que me pediste. —Se puso en cuclillas frente a ella, extendió un dedo y comenzó a explorar su raja hinchada. Amanda volvió a separar los pies para que él pudiera acceder mejor. Ninguno de los dos mencionó el truco olvidado del «lavado».

    Amanda suspiró, sintiendo el familiar hormigueo que crecía en su interior. El hombre frotó con fuerza su pequeño botón, haciéndola estremecer. Amanda cerró los ojos y el hombre sonrió mientras acariciaba el coño de esta chica dispuesta. El resto del baño no se dio cuenta de que este extraño abusaba de una niña de ocho años en la privacidad de una cabina de ducha.

    Su dedo estaba ahora entrando y saliendo de su raja sin vello mientras acercaba a Amanda cada vez más a su esperado segundo orgasmo. Podía ver cómo los músculos de sus piernas se contraían involuntariamente de placer y su dedo se deslizaba fácilmente por su valle rosado, lubricado por su propia humedad.

    De repente, Amanda dejó escapar un gemido agudo cuando el orgasmo la azotó. Sin quererlo, extendió la mano y agarró los hombros del hombre para mantener el equilibrio mientras jadeaba de placer. El hombre observó con gran interés cómo la niña de ocho años se corría con tanta fuerza que se puso de puntillas.

    Amanda, agotada, se desplomó contra la pared mientras pequeñas réplicas la hacían temblar. El hombre se levantó. "Tengo que irme ahora, Amanda", dijo. "Gracias por el buen momento". Entonces la cortina de la ducha se cerró de golpe y él se fue. Lentamente, Amanda terminó de ducharse. Cuando abrió la cortina para alcanzar su toalla, el área para cambiarse estaba vacía.

    Con el pelo todavía mojado, Amanda salió del baño de hombres y encontró a su padre y a Travis esperándola en una mesa de picnic. "Por fin", dijo Travis, poniéndose de pie.

    "¿Pasó un rato antes de que se abriera la ducha, cariño?", le preguntó su padre, proporcionándole una excusa.

    "Sí, papá", dijo. Amanda decidió que lo que el extraño le había hecho sería su secreto. De todos modos, ya había terminado. Los Blackwell regresaron a su camioneta y empacaron los suministros que les quedaban.

    Amanda se sentó en su lugar habitual en el asiento trasero. Observó cómo la luz del sol se filtraba entre los árboles mientras su padre salía del campamento y regresaba a la carretera. Sin embargo, primero tuvieron que detenerse en una cabina de peaje y había varios autos esperando para pagar.

    Amanda miró por la ventanilla y vio una furgoneta Volkswagen roja que le resultaba familiar en una fila a dos carriles de distancia. Estiró el cuello para intentar distinguir al conductor y vio el destello fluorescente de una gorra de caza de color naranja brillante.

    Sentándose en su asiento, Amanda preguntó: "Papá, ¿cuánto falta para llegar a Boston?"

    Su padre la miró por el espejo retrovisor y le respondió: "No sé, cariño, ¿quizás unas doce o catorce horas?" Amanda asintió y se reclinó en la gastada tapicería de la camioneta. Distraídamente, su mano se deslizó dentro de sus calzoncillos debajo de sus jeans y comenzó a frotar su pequeño botón.


    Continuará

    Clip L0L1 - padre e hija en el comedor - blogSDPA.com

    Clip L0L1: "Padre e hija en el comedor"

    29 de diciembre de 2024 en Videos L0L1 & Sh0t4

    Esta publicación es la parte 18 de un total de 32 publicadas de la serie Videos L0L1 & Sh0T4

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    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 08

    29 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 8 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    El profesor Alvarado era un hombre de alrededor de 45 años, había trabajado en el magisterio toda su vida desde que se graduó en la docencia, estaba casado desde hacía 20 años con Margarita, había procreado dos hijos Samuel de 14 y Diana de 11; su vida económica marchaba viento en popa, había estudiado las maestrías y diplomados necesarios para alcanzar el máximo sueldo que un maestro puede alcanzar, vivía cómodamente; su hermosa y flamante esposa ocupaba un lugar importante entre sus amigas, tanto por el puesto económico como por el moral, ella era la esposa de un prestigiado maestro, eso la enorgullecía y siempre que podía lo presumía; sus hijos eran el orgullo de él y se desvivía por ellos, trabaja por las mañanas y por las tardes se dedicaba a su hogar.

    En pocas palabras se sentía el hombre más afortunado del mundo.

    El lunes por la mañana inicio su rutina como cada inicio de semana, preparo en su oficina las cosas que enseñaría y las evaluaciones pertinentes, llegó al salón de clases y todos sus alumnos lo recibieron con un buenos días mientras se ponían de pie, contesto educadamente y con un ademán dio una seña de que se sentaran, le pidió abrir el libro en la página correspondiente al tema del día y que iniciaran con los ejercicios que habían practicado la semana anterior, los alumnos así lo hicieron.

    Estaba Alvarado repasando los detalles de su semana cuando algo llamó su atención, al final de la fila cercana a él, Johana la niña rubiecita leía ensimismada su libro de matemáticas, mientras lo hacía tenía las piernas abiertas dejando ver parte de su pantaleta, él como viejo docente estaba acostumbrado a presenciar esas escenas fortuitas, no le impresionaban, aunque esta ocasión era diferente, Johana no solo las abría sino que además las abría y cerraba lentamente, sostenía el lápiz entre sus dedos y la boca luciendo concentrada; el borrador del lápiz estaba entre sus labios y era acariciado por su lengua, continuaba con el aleteo de sus piernas abriendo y cerrando lenta y sensualmente, lo hacía no como una niña, sino como una mujer que luce sensual.

    Alvarado pensó que Johana estaba tan concentrada que no se daba cuenta de la sensualidad que derrochaba y por alguna razón el no dejaba de ver su entrepierna mostrando su pantaleta blanca e infantil; Alvarado por primera vez vio a una alumna en su entrepierna más del tiempo debido, Johana seguía con danza cadenciosa de sus piernas como lo haría una mariposa que lentamente agita sus alas, el pene de Alvarado comenzó a crecer dentro de su pantalón, se sintió ofendido a si mismo por desarrollar una erección viendo la ropa interior de Johana, no era pedófilo, nunca se había sentido atraído por una niña, pero aun así no perdía detalle ni su creciente erección.

    En cierto momento Alvarado miró al rostro de Johana que ya no miraba el libro, lo miraba directamente a él con una sonrisa, ella tomó el borde de su falda y la levanto agitándola, como si tuviera calor sin dejar de sonreír inocentemente; Alvarado ahora si se perturbo, pues había sido sorprendido mirando la entrepierna de la niña, Johana le sonrió como le sonreiría una alumna a su maestro, pero mientras lo hiso continuo con su danza demostrativa, el pene de Alvarado no dejaba de crecer, se estaba excitando demás, él pensó que tenía que desviar su propia atención

    Johana, por favor pasa al pizarrón y escribe el primer problema

    Si, profe

    Johana al levantarse abrió casi totalmente sus piernas mostrando su pantaleta, que ahora Alvarado pudo percatarse no era tan infantil, era una pantaleta de encaje que poniendo más atención podía distinguir la rayita de sus labios mayores, no pudo evitar abrir la boca al ver tal espectáculo; Johana para variar, caminó sensualmente mirándolo y cuando casi llega al pizarrón, recordó que no llevaba su libro, se giró sobre sí misma y al hacerlo la falda voló dejando ver sus muslo y parte de la sexy pantaleta de encaje, Alvarado se maldecía a si mismo ya que su pene estaba completamente erecto, si llegara la directora o alguien más notarían su erección; Johana de regreso a su pupitre contoneo su cadera y se agacho para levantarlo, dejando ver en pompa su culito en desarrollo, el maestro ahora si alucinaba, mientras admiraba el trasero de la niña, Johana volteo sin levantarse se giró y lo miró a los ojos volviendo a sonreír.

    Se enderezó y camino al pizarrón escribió el problema que le había señalado, cada que podía volteaba ver a su maestro le brindaba una sonrisa, Johana desarrollo el problema con las dificultades que cualquier alumno hubiera tenido, no era ningún genio.

    Terminó la hora de clase y tocaba cambiar de salón, el maestro les dio tarea para el día siguiente y mientras guardaba las cosas en su lujoso maletín de piel, Johana se le acercó

    Profe

    Dime Johana

    he tenido muchas dudas de los últimos temas ¿cree que pueda ir a su oficina y mostrárselas? Usted me dice que ejercicio hago y yo lo sigo al pie de la letra, no quiero reprobar este block

    sabes que no puedo dar asesorías, menos si no están tus papas de acuerdo

    es que mi mamá trabaja hasta tarde y no tiene tiempo de venir, por fa profe—Jo lo miraba con súplica y lo sujetaba suavemente del saco.

    está bien, te espero en mi oficina a la hora del descanso

    gracias

    Johana casi brincó de emoción al ver que su maestro acepto aclararle sus dudas, el maestro sintió un escalofríos al pensar que estaría solo con Johana, algo en eso le perturbaba.

    Alvarado realmente no se pudo concentrar en las siguientes clases, pensaba en la pantaleta de la niña, sus ojos azules, su boca sensual, cuando fuera mayor sería una verdadera rompecorazones, aunque ahora ya lo era, cuando pensaba en todo su frágil cuerpecito desnudo su pene brincaba y tenía que concentrarse en su clase para bajar la erección.

    Su corazón dio una fuerte palpitación cuando escucho el timbre que anunciaba el descanso, sintió sus propios latidos y hasta escucho su corazón como se aceleraba, con cierto temblor guardó las cosas en su maletín, incluso ni tarea dejo al grupo, solo se despidió y salió al mismo tiempo que los alumnos lo hacían, algunos corriendo y aventándose entre ellos, en un día normal los reprendería y los haría esperar en el salón hasta que salieran los demás, pero hoy andaba muy tolerante y sobre todo no quería perder tiempo para llegar a su oficina.

    Llegó y se sentó en su cómodo sillón, saco unos documentos, apenas los iba a leer cuando escuchó los toquidos de la puerta.

    Adelante

    Dijo levantando la voz, Johana entró con una libreta y su libro de matemáticas entre sus brazos.

    Pasa Johana, toma asiento, dime ¿Qué dudas has tenido?

    Son varias, mire… mmm ¿me puedo acercar?

    Si

    Jo se acercó y se puso a un lado de él, abrió su libro y señalo los problemas que no podía resolver.

    Alvarado como todo un profesional, le explico cómo resolverlos, Jo ponía atención en todo, en algunos momentos se acercaba mucho a Alvarado y él podía percibir el perfume del jabón de baño infantil.

    Ya me case de estar parada, ¿me puedo sentar en el escritorio? es que no hay más sillas o ¿quiere que me siente en sus piernas?

    En el escritorio está bien

    Alvarado contesto rápido y fracciones de segundo después se arrepintió de su respuesta, hubiera sido agradable tener a esa nena sentada en sus piernas, aunque tampoco sería prudente.

    Terminó de explicar el problema y Johana se lo agradeció y para demostrárselo le dio un beso en la mejilla.

    Todavía quedaban 10 minutos de descanso y Johana se dispuso a platicar, se recargo con sus brazos hacía atrás apoyados en el escritorio e interrogó al profesor, sobre que hacía por las tardes y cuantos hijos tenía, como se llamaba su esposa y cosas por el estilo, el respondía a todo, pero en cierto momento se armó de valor y él hiso las preguntas, cabe decir que todo el tiempo Johana movía inquieta sus piernas y su falda se había subido hasta la mitad de su muslo, el profesor no perdía detalle de las blancas y delgadas piernas de la niña

    Johana ¿por qué tu mamá no acude a las juntas y solo tu abuela?

    Es que trabaja hasta tarde, siempre llega a las 9, nos da de cenar, a veces nos baña y nos lleva a la cama.

    Johana, ¿quién te compra la ropa interior?

    Mi mamá ¿por qué?

    Sin querer vi tu ropa interior, y vi que era de encaje ¿ella te la compró?

    Si jijiji, ¿me vio? Qué vergüenza— Johana tapo sus ojos azules con su mano derecha apenada.

    No tengas pena, no te vi con malos ojos solo me llamó la atención que era de encaje, es bonita—hubo un silencio entre los dos, pero nunca dejaron de mirarse a los ojos, ni ella de sonreír coqueta, eso lo animo— ¿me la podrías enseñarSolo un poco, por curiosidad

    Jijiji ¿la quiere ver? bueno no creo que haya algo malo, igual ya me la vio

    Johana con sus manos tomó el borde de la falda y la levanto lentamente, Alvarado miraba arrobado como se iban mostrando la parte superior de los muslos, miraba su blanca piel con escaso bello, ella levantó un poco más y su blanca pantaleta emergió iluminada por la luz de la oficina, Johana no contenta con mostrarla abrió sus piernas un poco, Alvarado sintió escalofríos y como sus manos temblaron.

    Es muy bonita— dijo con su boca completamente seca

    Y es muy suave, mire tóquela

    ¿Si? ¿La puedo tocar?— preguntó levantando la mano y dirigiéndola a la entrepierna infantil

    Jijiji si, si quiere, pero y ¿si alguien entra?— la mano de Alvarado se detuvo en el aire

    El profesor se quedó congelado, no supo que responder, no le iba a decir que no pasaba algún problema si alguien entraba, porque no hacían nada malo, porque si lo estaban haciendo, una niña no debe mostrarle la pantaleta a un adulto y mucho menos dejar que la toque; Johana al notar duda en él soltó su falda y de un brinco bajo del escritorio y se dirigió a la puerta poniendo seguro, regreso a donde estaba sentada y volvió a abrir las piernas y levantar su falda, Alvarado se quedó perplejo, vio toda la escena y como ella regreso con sonrisa cómplice para seguir enseñándole la pantaleta.

    Ya cerré, ande, tóquela profe para que vea que es muy suave

    La mano de Alvarado se había quedado en el aire todo ese tiempo, cuando Jo se acomodó exactamente donde estaba, la mano continuó su perverso camino, los temblorosos dedos palparon la pantaleta percibiendo el encaje que ostentaba; con su pulgar acaricio la línea divisora de los labios de la rajita, lo hiso de arriba abajo, Jo abrió más las piernas para recibir la malversa caricia, riendo suavecito y disfrutando como el maestro todo nervioso trataba de palpar su rajita.

    Es muy suave, tanto que se puede hacer a un lado sin ningún problema— dijo Johana sin dejar de sonreír

    Alvarado sin dejar de temblar paso su dedo índice por el borde de la pantaleta, justo a nivel de la rajita, la hiso a un lado y vio por primera vez la raja de una niña, de una alumna o algo que fuera mujer y tuviera 10 años, palpo la rajita, en ese momento sintió miedo de romper algo de su virginidad, su instinto perverso quería meter el dedo, probarla con su lengua, meterle la verga con ferocidad, pero su prudencia solo le permitía acariciarla suavemente, con sus temblorosos dedos, por la apertura de los labios.

    Se siente rico—dijo Jo sin de dejar mirarlo y sonreír

    ¿Te gusta?

    Si

    ¿Alguien había tocado tu pantaleta o mirado tu rajita?

    Solo mi mamá— mintió Johana– pero solo me lava, no me acaricia como usted aaahhh se siente rico

    Johana tenía el ceño fruncido y ya habría su boquita recibiendo la caricia del adulto “responsable” de su educación.

    Huele muy limpia

    Sí, me lavo todos los días para que este muy limpiecita, puede olerla jijiji o probarla si quiere.

    El maestro sintió la palpitación de su corazón, nunca hubiera imaginado hacer lo que hacía, mucho menos que una nena inocente le pidiera eso, su cabeza estaba nublada por la excitación, no pensaba más, su pene reventaba en su pantalón, lentamente se acercó a la rajita percibiendo su olor, su lengua emergió de entre sus labios, estaba a 10 centímetros de la rajita infantil, iba saboreando el manjar nublado de excitación cuando de repente el timbre escolar lo hiso brincar del susto, por instinto saco la mano de la entrepierna de la niña y se acomodó su ropa nerviosamente; Johana recargada en el escritorio, apoyándose en su brazos hacía atrás, respiraba agitadamente, la pantaleta quedó cubriendo parcialmente la rajita, él podía ver los jugos que emanaron demostrando que se estaba excitando

    Johana arréglate y ve a tus clases

    ¿Quiere que regrese mañana?

    Si… digo no… bueno, talvez… no, mejor no, no podemos

    ¿Por qué? si nos estamos divirtiendo mucho

    No es correcto, además alguien puede entrar

    Es cierto—Jo pensó un momento— Profe y ¿si va a mi casa a darme asesorías? Podríamos repasar y así aprendo más

    Pero dices que tu mamá no está, eso no sería correcto

    Bueno no está mi mamá pero mi abuela nos cuida, si es para repasar ella no se opondría

    No sé, bueno creo que talvez si podríamos

    Perfecto, mañana le doy la dirección y usted llega a eso de las tres de la tarde ¿sí?

    La mirada de Jo era de súplica, casi juntaba sus manos suplicando que dijera que sí, Alvarado todavía estaba demasiado excitado para pensar correctamente y terminó cediendo ante la incorrecta petición de Johana, quien al escuchar el “SI” brinco de gusto y le dio un beso en la boca, no fue un beso apasionado, solo fue un piquito fugaz, pero a Alvarado le alboroto toda la hormona, Johana se puso de pie y metió las manos bajo su falda acomodando la pantaleta sin dejar de mirar a su profesor con cara de pilla, para después retirarse de la oficina dándole una última mirada picara

    Ella sabía que esa semana su abuela no las cuidaría, tenía que resolver asuntos en otra ciudad por enfermedad de una hermana de ella, la mamá le dijo a Johana que contrataría a una niñera, pero ella se opuso diciendo que podía cuidarse solas, que ya eran grandes, además sabían cuidarse de las personas desconocidas, la mamá vio en ella madurez y seguridad por lo que no contrató niñera, solo les dejaría cosas para calentar en microondas y comer.


    Aaahhh aaahhh aaahhh

    En la habitación de las niñas se escuchaban los gemidos de Pao mientras yo la enculaba salvajemente, la criatura se sostenía de las sábanas y en cuatro patas recibía mi verga por su culito; había batallado, pero le pude meter toda mi verga, la niña lloró, sangro de su ojete, pero ni así me detuve, Johana tuvo, en esos días, que ponerle a diario crema antinflamatoria y dado pastillas para prevenir infección y quitar dolor, cabe decir que la tuvo bajo amenaza de que vendría el monstruo si ella decía algo, estuvimos así cerca de 3 semanas hasta que se acostumbró y tolero toda mi verga sin problemas, le jodía fuerte en todas las posiciones que se me venían a la mente, siempre por el culo, ya su rajita no era divertida para mí, solo pensaba en darle fuerte y hacerla cagar mientras la sodomizaba sin piedad.

    Jo, en ese momento, estaba abajo preparando la comida y esperando a que acabara de cogerme a su hermanita, para después merendar juntos, yo estaba con mi cara desencajada de placer, ponía mis ojos en blanco, mi boca abierta liberaba baba de las comisuras, sacaba mi lengua y hacía movimientos como si el aire tuviera vagina y yo la lamiera; Pao me estaba dando un placer infinito, me movía sosteniéndola de las caderas embistiendo una y otra vez; me encantaba como su cabello volaba a cada embestida que le daba, no le había quitado su uniforme, su pantaleta estaba enrollada en un tobillo a nivel de su calceta escolar, la falda solo se la había subido y después de comérmela con la boca y lengüetear sus hoyitos, primero pase mi glande por la rajita que entre pujido y gemidos me recibió y momento después por el culito, que mientras me lubricaba con la raja, le dilaté a punta de dedazos y saliva, ella se quejaba como de dolor, pero le metía la verga más fuerte en la rajita arrancándole gemidos de placer y así olvidara las molestias de la dilatación.

    Aaahhh aaahhh aaahhh si, así métemela toda, me gusta, me gusta la verga en mi culito

    Su lenguaje había florecido bastante, le enseñaba a hablar sucio para excitarme más durante la cogida, la hacía decir cuánto le gustaba la verga y cuando se la metía ya sabía que tenía que decir “más fuerte” “si por el culo” “jódeme como hombre en mi culo hasta que me arda” y sandeces impropias de una nena de esa edad.

    ¡Si papi! ¡jódeme fuerte por el culo!, si ¡ay!.

    ¡ay!.

    ¡ay!.

    Abrió su boquita y ojos al máximo cuando la embestí fuerte como pistón de carro, tanta fue la velocidad y la fuerza que me tuve que dejar caer, eso sí, sin dejar de bombear y la hice quedar boca abajo completamente acostada, la bombeaba fuerte la sostenía del cuello y su cadera, mi panza se atoraba en su región lumbar y vibraba a cada arremetida que le daba, mi sudor empapo su espalda; la jalé del cuello, levantándola y girando su cabeza para meter mi lengua en su boquita, no recordaba si me había lavado la boca, posiblemente traería mal aliento; mi boca apestaría a raja, culo y un poco de orina aparte de mi mal aliento, pero eso no me detuvo para profanar con mi lengua la boquita infantil, que se abrió para recibirme sin problema alguno

    Mmmggghhh mmmggghhh

    Era el sonido de sus gemidos ahogados dentro de mi boca, me estaba cansando de estar sobre ella, la jale y me puse de lado, le levante la pierna y la seguí bombeando fuerte y rápido, sentía como mi corazón se aceleraba, en ese momento recordaba cómo al principio, cuando las conocí, me cansaba de bombearlas y tenía que parar para agarrar aire, pero de tanta cogida que les ponía ya había agarrado condición física, era como correr, te acostumbras de tanto hacerlo; le saque mi verga y le abrí el culo para que la cámara captara la plena y completa dilatación del mismo, le metí tres dedos sin ningún problema.

    Méteme tu verga otras ves papi, en mi culo anda

    Jeje reí para mis adentros, era toda una actriz y ya sabía pedir verga cuando mostraba a la cámara su dilatación; escupí en mi mano y le unte la saliva en su anillo anal, dirigí mi verga al hoyo y volví a arremeter contra su culo, metía y sacaba mi verga sin ningún problema, la saliva había hecho milagros.

    Volví a acomodarme y la puse sobre mí, de tal forma que la cámara captaba la penetración anal; la cámara no solo captaba la penetración anal sino también como mis dedos apretaban su clítoris, Pao gemía como una adulta, en ocasiones pujaba cuando se la metía hasta el fondo, solté su clítoris y con mis dos manos apreté su pancita al mismo tiempo que le metía el pito, sus pujidos se incrementaron, tanto que demostraron alarma

    Papi… papi, siento cosas raras en mi panza ay… ay

    Sabía lo que venía, con mis intenciones más pervertidas aceleré y apreté su abdomen, ella se quejó más

    Siento que me cago papi… ay… no… para, si me cago… ay

    Sentí opresión sobre mi verga que venía del intestino de la nena, apreté más el abdomen y saque rápidamente mi verga, la sostuve de sus corvas con mis dos manos y de su ano salió mierda semisólida, casi aguada en dos pequeños trozos, desde abajo veía como Pao luchaba por cerrar su ano y frenar la mierda, estaba tan dilatado que no lo pudo evitar, la veía roja de la cara, estaba más que apenada, sentí la fragancia propia de la mierda y eso me hiso pensar que ganaría una fortuna con los malditos pervertidos que vieran el video.

    Había hecho que se cagara con mis estocadas, imaginaba como se masturbarían como locos viendo la escena hasta eyacular en su mano; la deje en esa posición unos segundos para que la cámara captara todo el mugrero y después la hice a un lado y le ordené que fuera al baño a lavarse, me levante y caminé tras ella, vi cómo se desvistió en el baño y se metió a la regadera, vi su trasero manchado de café y reí; yo con el rollo del baño limpie mi abdomen tire los papeles sucios a la taza del baño, con toallitas húmedas limpie las manchas de excremento de mi abdomen y mi verga, lave mis manos y salí del baño, dejando que la niña se aseara sola, fui y apague la cámara.

    Baje desnudo y ahí estaba Jo, viendo sus libros e intentando hacer la tarea, me vio y se levantó, caminó a la cocina y empezó a preparar las cosas que calentaría para nosotros tres, la miraba con su falda escolar su cabello recogido en una cebolla mostrando su largo y delgado cuello y como concentrada ponía la comida en las vasijas de plástico para calentar en el micro y después servirme

    ¿Ya vamos a comer verdad papá?

    Sí, pero acércate, la putita de tu hermana no pudo sacarme la leche, se cagó antes de que acabara en ella

    ¿Otra ves?—su mirada cambió a enojada — ¿de perdido pusiste un hule en la cama?

    Nop, la putita de tu hermana se puso tan cachonda que no me dio tiempo y me la tuve que coger sobre las sábanas, ya sabes cómo es, jejeje

    ¡Joder papá! Ahora la cama va a apestar, no sé por qué te gusta esa cochinada

    Tranquila mi putita mayor, yo me las llevo y las lavo, ya sabes, yo siempre lo resuelvo

    ¿Y te lavaste?

    Me limpie con una toallitas húmedas muy concienzudamente

    O sea papá, hay un pinche baño allá arriba— Johana molesta apuntaba con su brazo extendido a la planta alta— ¿por qué no te lavas? Sabes que no me gusta el sabor a toallita húmeda ¡chingado!

    Tu hermana estaba en la regadera lavándose el culo y posiblemente querría cagar más, así que la deje sola

    Yo estaba sentado con mi verga parada y Jo estaba cruzada de brazos frente a mí con cara de molesta, eso me divertía, el cómo le gustaba poner reglas y que se siguieran al pie de la letra, pero a mí me gustaba hacerla enojar para después contentarla a punta de cogida limpia

    Ya mi putita ven, acércate no te enojes

    La jalé hacia mí y abriendo mis piernas quedo muy cerca de mí, la abrace sujetándola de las nalgas y mi verga apuntó directo a su rajita, tan solo separada por su falda y pantaleta, acerque mi boca, ella sin dejar de mirarme seria se dejó besar, la bese suavemente, como lo haría un enamorado con su novia, sentí como poco a poco aflojo su boca, pero seguía seria, mis manos se perdieron bajo su falda y bajaron un poco su pantaleta, solo lo suficiente para que mis dedos palparan su huecos; hurgue su ano sin penetrarlo, solo lo acariciaba suavemente, mi otra mano exploraba su rajita, sentía como emanaba jugos demostrando excitación; no dejaba de besarla, ella no me abrazaba, pero si ladeaba su cabeza para facilitar mi besos e intromisión de mi lengua y en ocasiones cerraba los ojitos y los volvía a abrir para seguirme mirando.

    Cualquier persona de amplio, pero muy amplio criterio, que mirara la escena, notaría que en ese momento había amor y enamoramiento profundo entre los dos, deje de besarla y la separe un poquito mientras le bajaba otro poco más la pantaleta y la desplazaba a un lado destapando su rajita, cerré mis piernas y la subí a horcajadas en mí, mi verga tiesa se apuntaló en la entrada de su cuevita y la baje enterrándola en lo profundo de su ser, cuando lo hice Jo no pudo evitar abrir su boquita y entrecerrar sus ojitos azules, gimió quedito, aún estaba enojada y no me quería demostrar lo excitada que estaba, pero bastaron cuatro metidas en su coño para que empezara gemir más fuerte y se sujetara de mis hombros facilitando mis metidas y moviéndose ella misma como una putita que era, comenzó la danza pervertida de copulación entre un adulto y una niña, dos de mis dedos se perdieron en su culo, ella abrió la boca cuando lo sintió y me miro con cara de pícara.

    Ves que así lavo mi verga más rico, la limpio con los juguito de tu panochita

    Ella sonrió, ya la había hecho sonreír, nuevamente ganaba yo quitándole el coraje mientras me la cogía

    ¿Ahora si me la vas a chupar putita? Ya no va a saber a toallita

    Volvió a sonreír y asintió con la cabeza rápidamente.

    Se desmonto de mí y se puso a un lado mío inclinándose para mamar mi pito, a ella le gustaba más hacerlo así que hincada, porque en esa posición mis dedos hurgaban libremente sus hoyitos; y así lo hice, dos de mis dedos estuvieron profanando su culito y su rajita alternadamente, arrancándole gemidos de placer.

    En eso estábamos los dos cuando bajo Pao recién bañada, traía solo puesta su pantaleta rosa, nos vio, me sonrió y se sentó frente a nosotros poniendo sus manos juntas sobre la mesa, apreciando el espectáculo copulador y malsano que le dábamos.

    Jo se cansó de chuparme y se levantó volviendo a cabalgarme de frente, ella solita se metió mi pito en su raja y se movió en todas direcciones como una puta que era, mire a Pao que sonriendo nos veía sin perder detalle, Jo estaba haciendo un trabajo sobre mi verga fenomenal, mis dedos volvieron a hurgar su culo, ella sonrió cuando lo hice, sabía que era un pervertido que le encantaba el culo de las dos

    Jo, te la voy a meter por el culo y voy a hacer que te cagues también, esta vez sí lo lograré

    No creo papá— contesto Jo agitada sin dejar de moverse—ya hice en la mañana

    Siguió cabalgándome sin dejar de mirarme y una sonrisa pícara emergió de su boca, se acercó a mí y me susurró en mi oído

    Pero puedes vaciarte en mi culo y cago tu semen en la boca de Pao

    Ella había visto eso en una película porno que le rente, sentí un calambre en mi verga, mi mente voló con la idea de Jo, ella noto que me agrado porque mi verga se endureció más dentro de ella y la metí más profundo, eso le arranco gemidos de placer, no esperé más, la quite de mí y la empine en la mesa, ella se apoyó con sus codos en la mesa y miro directamente a Pao que estaba atenta a nosotros; Pao por la cara desencajada de Jo, adivinó que se la estaba metiendo por el culo, yo mientras lo hacía fui desabotonando su falda hasta sacársela por arriba, porque por abajo mi verga dentro de su culo lo impedía, le deje la pantaleta solo la jale lo más que pude a un lado para que no estorbara; mis estocadas fueron profundas, era como si quisiera sacarle mi pito por la boca desde su culo, Jo gemía con ganas, estaba excitada por lo que iba a hacer con mi leche, y a mí el imaginarlo me enloqueció, sentí el típico cosquilleo en mis huevo, señal de mi inminente eyaculación, acelere y brame cuando mi leche salió hacia el culo infantil, temblaba sintiendo como le llenaba el culo de leche, no la saque hasta derramar la última gota dentro de ella; cuando se la saque lo hice con cuidado, no quería derramar el vital líquido; Jo cuando sintió que salió mi verga de su hueco, lo tapó con su mano, siguió inclinada y en esa rara posición se dirigió a Pao que no entendía, se dejó acostar por su hermana mayor, quien una vez acostada su hermana, se Hincó a nivel de la cabeza de ella, retiró la mano de su culo y pujo.

    Yo no tenía erección, pero jamás había estado tan excitado viendo como Jo pujaba apretando sus dientes y ojitos, teniendo su culo en la boca de su hermanita, quien finalmente entendió de que se trataba y abrió su boquita sonriendo, el primer chorro de leche cayó en su lengua, blanco como la leche que era, el segundo salió un poco más oscuro, Pao igual lo mantuvo en su boca, Jo se sentó de plano en la boquita de su hermana y le ordeno chuparlo

    Chúpame putita, sácame la leche de papa

    Yo maldecía para mis adentros, no tenía la cámara cerca y ese momento quedaría solo guardado en mi memoria; Jo sintió que acabo de cagar mi leche, se levantó y se dirigió a mí cambiando coqueta, se acercó y me besó, yo estaba sentado en la silla desfallecido por el esfuerzo, me enderecé un poco para poder besarnos a gusto, Jo volteo a su hermana y le ordenó

    Putita, trágate la leche de papá, sabes que es muy buena y nutritiva para ti, anda trágala

    Pao cerró sus ojitos y tragó mi leche y con su lengua recogió la que estaba en sus labios comiéndola también para después voltear a vernos y brindaros una chimuela sonrisa, Jo volvió a mí y con carita mimosa me dijo

    Ya ves papi cuanto te quiero, siempre terminó cumpliendo tus caprichos no importa lo asquerosos que sean

    La jalé a mí y la volvía besar, Pao por iniciativa propia, gateo hasta mí y metió mi pito en su boca mamando y sacando lo último de leche y limpiándolo al mismo tiempo.

    Había recién eyaculado y no tendría erección mínimo por una o dos horas más, las separé de mí y les dije me iba a bañar que calentaran la comida para comer juntos.

    Me bañe y baje con mi maleta en la que llevaba las sábanas manchadas de mierda, además había echado perfume en la cama para que no oliera, las dos me esperaban, Jo ya se había puesto su falda, la pantaleta estaba doblada sobre la mesa de centro de la sala, como quedo manchada también me la llevaría a lavar; Pao permanecía en pantaleta, me senté y comimos.

    Mmmm esta comida esta deliciosa, felicítame a tu mamá de mi parte

    Si papi, lo hare

    Jo sonrió divertida sabiendo que nunca lo haría, de hecho casi desde el principio supo que yo no conocía a su mamá, pero algo en ella le dijo que no hablara con su mamá de mí, eso permitió que pasara lo que había pasado.

    Y dime ¿cómo te fue en la escuela putita?

    Bien aprendí mucho

    No de eso, de nuestro asunto

    Ha si, jajaja muy bien, vendrá mañana a las 3

    Perfecto, yo llegaré desde la mañana para preparar todo, tú me darás tu llave

    Si papi

    Y batallaste

    No, para nada, hubieras visto su cara cuando vio mi calzón de encaje, lo dejé que la tocara y la hiso a un lado y estaba a punto de meterme su lengua, pero el pinche timbre sonó y no pudo hacerlo

    Jo decía palabrotas, yo le había enseñado, me gustaba que hablara grosero y se expresara de todo con una maldición

    ¿te hubiera gustado que te lamiera?

    No sé, si estaba muy cachonda en ese rato

    Puta

    Solo tu hija papá, solo tu hija

    Sonreí con ella.

    Ella no tenía papá, yo era la figura paterna de su vida, una figura paterna que se la cogía y la pervertía cada vez más, eso me excitaba a morir.

    Y ¿cómo la tiene?

    Yo creo que grande, más que la tuya, yo digo que me va a doler

    Sonreí porque tenía razón, yo no era el monstruo de pito, solo normalita, posiblemente él la tendría más grande que yo y si le dolería, eso sería aún mejor, que hubiera dolor para que se creyera una desvirginación.

    Miré a Jo que se quedó pensando y me dijo

    Papá yo creo que si me va a doler ¿y… si antes de irte me coges por el culo?, para que no se me cierre y no me duela tanto mañana

    ¿Crees que te cogerá por el culo?

    No sé, tal vez, pero quiero estar preparada

    Si, tienes razón, es mejor estar preparados, te ayudaré

    Una hora y media después estaba Jo recargada en la puerta, apoyada de manos, con su falda escolar enrollada en su cintura y yo atrás de ella cogiéndomela por el culo, gemía y se retorcía rico, yo estaba masticando un chicle y miraba mi reloj para no perder hora, Jo se retorcía de un lado a otro

    Papi muévete de un lado a otro para que me dilates más el culo

    Yo obediente lo hice, no solo metía y sacaba, también me movía de arriba abajo y de derecha a izquierda, en círculo, era una dilatación placentera para los dos, Pao sentada en calzones en la sala nos veía, mientras acariciaba su rajita por encima de la pantaleta, empuje fuerte a Jo haciéndola pegarse a la puerta con su cara y bombee fuerte, la nalguee varias veces mientras la jalaba del cabello, me estaba comportando brusco, necesitaba más excitación para vaciar mis huevos, había eyaculado demasiado ese día y ese me estaba costando para llegar a mi orgasmo, la llame puta ramera, la escupí en la cara cuando la voltee parta besarla; lo peor del caso es que Jo sonreía ante mis insultos y escupitajos y no se diga los gemidos fuertes que daba cuando la nalgueaba sin piedad, hacía un gran esfuerzo por bombear fuerte, en ocasiones sentía que mi pito pedía descanso pero mi pervertida mente no se lo daría, apreté mis dientes y sujetándola de un hombro y una cadera la bombee deseando desgarrarle el ano con mi verga, lo hice con furia, Jo gritaba, no sé si de placer o de dolor, a mí me valía madres todo en ese momento; estaba de lo más salvaje cuando sentí por fin mi inminente eyaculación, la penetré lo más profundo que pude v aciándome en su culo, terminé de eyacular, fue una dilatación de media hora y descargue leche casi agua, la sujete fuete de la cadera con una mano y del cuello con la otra ahorcándola mientras me vaciaba de nuevo en su culo, gimió ahogada, abriendo los ojos mirando la nada, terminé de eyacular y tomé mi verga llena de baba y la guardé en el pantalón, Jo volteo y me beso dándome las gracias por ayudarla con su dilatación, camino con dificultad alejándose de la puerta, abrí cerciorando que nadie pasaba y cuando voltee a verla ya estaba empinada, apoyando sus manos en sus rodillas y Pao bajo su falda jalándola de los muslos, extrayendo con su boca la leche que le deje dentro, por la cara de placer de Jo adiviné que Pao le hacía un excelente trabajo con su boca, me hubiera gustado quedarme más, pero el tiempo era el enemigo, puse seguro y salí a hacer mi rutina de vigilancia, llegó la mamá una hora después y todo en calma, me fui tranquilo saboreando el día siguiente.


    Continuará

    La parada de descanso, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La parada de descanso, Parte 04 (de Janus)

    29 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Violacion, Sexo en público

    Esta publicación es la parte 4 de un total de 8 publicadas de la serie La parada de descanso

    Amanda de vez en cuando se quedaba dormida, pero se despertaba y recordaba que debía tocar su clítoris tal como le indicaba el hombre. Al principio, solo había estado dando pequeños toques con el dedo, pero después de experimentar un poco, Amanda descubrió que le resultaba agradable frotarse el botoncito. Era como rascarse una picazón.

    Se sentía confundida por la extraña humedad que parecía estar mojando sus bragas. Al principio, estaban secas, pero la niña de ocho años podía notar que había algo resbaladizo entre sus piernas cuando se frotaba el botón. Se sentía bien hacerlo, pero la relajaba tanto que se estaba quedando dormida. Inquieta, cambiaba de posición para mantenerse despierta.

    Su padre se percató de la falta de sueño de su hija. "¿Qué te pasa, Amanda? ¿No puedes dormir?"

    —No estoy cansada, papá —respondió Amanda, reprimiendo un bostezo.

    "Deberías intentar descansar, cariño. Son las 2:30 de la mañana", le dijo. "Todavía nos queda un largo camino por recorrer hasta que amanezca".

    "¿Cuánto tiempo más?", preguntó Amanda, temiendo la respuesta. Aunque estaba hablando con su padre, la niña de ocho años seguía jugueteando con su clítoris. Subconscientemente disfrutaba de la estimulación, aunque estaba un poco confundida por la creciente humedad entre sus piernas.

    —Unas tres horas más o menos —le dijo, mirándola por el espejo retrovisor. Vio que Amanda palidecía—. Cariño, ¿estás bien? —preguntó preocupado—. Si quieres ir al baño otra vez, podemos parar.

    —¡No! —dijo Amanda ansiosamente. Sacó la mano de sus pantalones vaqueros—. ¡Estoy bien!

    —Bueno, cariño —dijo, reduciendo la velocidad del coche—, de todas formas tengo que parar y cargar gasolina. Tú y Travis deberían usar el baño mientras puedan.

    Se detuvo frente a un surtidor de gasolina. Apagó el motor y despertó a Travis, que dormía plácidamente en el asiento del pasajero. "Travis", dijo, sacudiendo suavemente su hombro. "Despierta y lleva a tu hermana al baño".

    Las manos de Amanda temblaban mientras intentaba desabrocharse el cinturón de seguridad. Sus dedos eran tan torpes que le costaba abrir la puerta del coche. Un nudo de miedo se formó en su estómago mientras ella y Travis caminaban juntos hacia el baño. No fue hasta que empezó a caminar que se dio cuenta de la cantidad de humedad que se había formado entre sus piernas. Aun así, su cuerpo estaba tan tenso como la cuerda de un violín mientras se acercaban al edificio de la parada de descanso.

    Incluso Travis notó su aprensión. "¿Estás bien, Amanda?", preguntó soñoliento. "Te ves algo pálida". Se detuvieron frente al baño de hombres. Amanda miró a su hermano mayor con ojos asustados.

    —Ve tú —tartamudeó—. No tengo por qué ir. Te esperaré en el coche.

    Pero Travis la agarró del hombro cuando ella se dio vuelta para irse. La condujo al baño y le dijo: "Vamos, Amanda. Papá se enojará si tiene que detenerse en el camino".

    Amanda se sintió desesperada cuando Travis la llevó a un cubículo. Antes de cerrar la puerta, le suplicó: "Travis, solo por esta vez, ¿por favor no me dejes sola? ¿Por favor?"

    Al oír el miedo en su voz, Travis cedió. "Está bien, está bien", le prometió. "Esperaré aquí, ¿de acuerdo?".

    Aliviada, Amanda se sentó en el inodoro y orinó. Podía oír a Travis jugueteando junto al lavabo y su presencia la tranquilizó. Amanda tiró de la cadena y se subió los vaqueros. Sin embargo, justo cuando abrió la puerta del cubículo, alguien entró en el baño.

    Clic-clac, clic-clac, era el sonido de sus botas.

    Amanda se quedó paralizada. Levantó la vista y vio que el extraño acababa de entrar al baño. Su rostro se puso pálido, pero vio que Travis estaba allí, apoyado en el lavabo y esperándola.

    El extraño les sonrió a ambos. "Dios mío", dijo, "viajan tarde, ¿no?"

    Travis bostezó y asintió. "Viaje nocturno a Boston", le dijo al hombre.

    —Ha sido un viaje largo —dijo pensativo—. Joven, aquí tienes un dólar. ¿Por qué no vas a comprar chocolate caliente para ti y tu hermana?

    Los ojos de Travis se iluminaron. "¡De verdad!", dijo, tomando el billete de un dólar que le ofrecía el hombre. "¡Gracias, señor!".

    "De nada."

    "Amanda", dijo Travis, dirigiéndose a la salida del baño, "termina y lávate las manos. Iré a buscar el chocolate caliente, ¿de acuerdo?"

    Alarmada por estar sola con el extraño, Amanda protestó de inmediato: "No, espérame. ¡Ya terminé!".

    —Lávate las manos —dijo Travis por encima del hombro—. Estaré afuera. —Y luego se fue, dejando al hombre solo con Amanda. Le sonrió.

    —Hola, Amanda —dijo, acercándose a ella—. ¿Por qué no vuelves al baño y veo si te has portado bien?

    Amanda se encogió cuando él se acercó a ella. Incapaz de negarse, dejó que la mano que él ponía sobre su hombro la guiara hacia un cubículo. Él cerró la puerta detrás de ellos, el pestillo hizo un fuerte "clic" al cerrarse.

    -Quítate los pantalones, Amanda.

    Desesperada, la niña se bajó la cremallera de los vaqueros y los dejó caer hasta los tobillos. El hombre se agachó frente a ella y le tocó la raja calva. Amanda se tensó mientras él la acariciaba.

    —Húmeda —dijo, sonriendo—. Hiciste exactamente lo que te dije. Buena chica. —Continuó acariciando sus labios sin desarrollar por un momento, saboreando la sensación de su raja hinchada contra su dedo áspero—. Ya que fuiste una chica tan buena, tengo algo para ti también —le dijo.

    Amanda observó, estupefacta, cómo él se desabrochaba los pantalones y los dejaba caer hasta los tobillos. La niña de ocho años se quedó mirando, estupefacta, mientras se encontraba cara a cara con su pene. Colgaba a sólo unos centímetros de ella y sintió repulsión instantánea por él. Amanda sólo había visto otro pene en su vida y ese era el de su hermano cuando eran más pequeños. Pero el pene de este hombre no se parecía en nada al de Travis. Era arrugado, mucho más grande y descansaba sobre un lecho de pelo grueso, a diferencia del pequeño y rosado pipí de Travis que no tenía ni una pizca de pelo.

    —Te gusta, Amanda —le preguntó. Con picardía, tomó su pene en la mano y comenzó a acariciarlo frente a la niña. Amanda observó cómo se endurecía y se hacía aún más grande en su puño. —Vamos —le dijo el hombre—, sentémonos los dos, ¿de acuerdo?

    Se sentó en el inodoro y luego sentó a la chica renuente en su regazo. Amanda podía sentir su pene, duro y cálido, mientras le rozaba el trasero. El hombre la colocó en su regazo y posicionó su pene de manera que presionara con fuerza contra su coño sin vello. Era lo suficientemente largo como para extenderse hasta debajo de su raja y aún así rozar su muslo mientras ella se sentaba.

    Amanda se sentó rígida en el regazo del hombre mientras él comenzaba a acariciarla nuevamente. Él se maravilló de lo mojada que estaba y se preguntó si se había corrido en el auto. Inhalando el dulce aroma de su cabello, el hombre comenzó a frotar su clítoris con movimientos fuertes y seguros. La niña se sacudió suavemente en su regazo e, inconscientemente, abrió más las piernas. Él sabía que eso debía ser agradable para ella.

    Mientras el hombre le frotaba el pubis con su pequeño botón, Amanda no pudo evitar sentir un hormigueo mientras pequeñas descargas recorrían su cuerpo. No le gustaba él y no le gustaba que la tocara entre las piernas, pero la joven no podía defenderse del maravilloso calor que se acumulaba en su interior. Todos los roces y caricias que Amanda se había hecho en el coche habían preparado su cuerpo para un orgasmo y la niña de ocho años no pudo resistir las oleadas de placer que la lamían.

    Amanda exhaló rápidamente y se puso rígida en el regazo del hombre. Sus dedos la acariciaban sin descanso y todo estaba llegando a su punto álgido. Al mirar el pene duro del hombre que sobresalía obscenamente de entre sus piernas, Amanda tuvo su primer orgasmo.

    "Ohhhh..." Amanda gimió, asustada por el abrumador placer que la invadió. El hombre sujetó a la chica con fuerza por la cintura mientras su cuerpo se estiraba entre sus brazos. Sus piernas se levantaron en el aire y ella se retorció y se arqueó en su regazo, frotando su raja calva suavemente contra su polla dura.

    Cuando volvió a tomar conciencia de lo que la rodeaba, sintió que el corazón le latía con fuerza y ​​se sonrojó. Todos los músculos de su cuerpo estaban relajados y sueltos. Amanda deseó poder sentir esa sensación de nuevo. Apenas se le ocurrió esa idea, Amanda se sintió profundamente avergonzada. ¿De verdad le gustaba lo que ese hombre le estaba haciendo?

    El desconocido aflojó el agarre que tenía en su cintura y ella se deslizó fuera de su regazo. "Ponte los pantalones", le indicó. "Tu hermano te espera afuera con un poco de chocolate caliente. ¿No suena bien?"

    Amanda se subió lentamente los pantalones, todavía aturdida por su primer orgasmo. El hombre seguía sentado en el inodoro con el pene sobresaliendo lascivamente de su entrepierna. Amanda evitó mirarlo. Frunciendo los labios, se dio la vuelta y salió del cubículo.

    Afuera, encontró a Travis bebiendo chocolate caliente con satisfacción. "Aquí está el tuyo", dijo, entregándole un vaso de papel. "¿Por qué tardaste tanto?"

    Amanda no respondió. Tenía mucho sueño y sus párpados se negaban a permanecer abiertos. Caminó con dificultad hasta el coche y dejó el chocolate caliente en el portavasos. Su padre puso en marcha el coche y pronto el vehículo volvió a avanzar suavemente por la autopista. Agotada por su primer orgasmo y demasiado asustada y confundida para expresar lo que sentía, Amanda se sumió en un sueño profundo y vacío.


    Continuará

    tienda de lenceria para niñas, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    La tienda de lencería para niñas, Parte 04 (Final) (de Peachy)

    29 de diciembre de 2024 en Jovencitas, Incesto, Sexo en grupo, Relatos SDPA

    Esta publicación es la parte 4 de un total de 4 publicadas de la serie La tienda de lencería para niñas

    Amy miró la dirección del remitente en el sobre grande, marrón y sencillo y soltó un grito de emoción. Por razones obvias, no se hacía referencia a la tienda de lencería para niñas, pero sí el nombre de Shona y la dirección de la lavandería. Ante la insistencia de Amy, lo abrí y saqué un catálogo y un DVD. Amy y yo solemos ver DVD porno juntos, así que estaba seguro de que disfrutaríamos de esto. Sugerí que Amy se preparara para ver un DVD y, con un rápido "estoy lista", se quitó la bata para revelar que su pequeño cuerpo de seis años estaba desnudo, salvo por una gargantilla de terciopelo negro, un liguero de encaje negro y medias negras con costura. Llevaba un par de tacones altos rojos que combinaban con su lápiz labial y su esmalte de uñas y estaba perfectamente maquillada como siempre. Siendo así, le dije que preparara el reproductor de DVD mientras me preparaba, lo que significaba que yo también me desnudaría.

    Me deslicé en el sofá junto a Amy y presioné el botón de reproducción. Shona apareció en la pantalla diciendo que la tienda tenía una variedad de atuendos y que los DVD mostraban angelitos usándolos, "en acción". Amy deslizó su pierna derecha sobre la mía para que mi mano derecha pudiera acariciar la parte superior de sus medias mientras mi mano izquierda acariciaba su raja de coño de seis años sin vello.

    Al mismo tiempo sentí que su mano derecha se deslizaba y tomaba mi polla. Entonces apareció la primera escena en la pantalla con el título "Colegiala - Lucy de 6 años". Empezó con una vista trasera de Lucy caminando por un pasillo. Era una chica de cabello oscuro que vestía un uniforme tipo la película St Trinians de blusa blanca con una corbata de rayas ligeramente anudada, una falda negra muy corta que no cubría sus medias negras con costuras y tacones de aguja negros de 5 cm de alto.

    Cuando llegó a una puerta y se giró, se vio que tenía un maquillaje de ojos muy oscuro, brillo de labios morado y uñas a juego. Llevaba una carpeta en una mano. Lucy llamó a la puerta y entró. Dentro de la habitación, un hombre y una mujer (que claramente era Shona) estaban sentados en sillones estudiando papeles. Obviamente, se suponía que eran profesores en una sala de profesores. Lucy se acercó al hombre y le entregó la carpeta. Se agachó para escuchar lo que le decía mientras la miraba; dándole a Shona una vista fabulosa de su trasero y su coño desnudos (no llevaba bragas).

    Shona comenzó a acariciar sus muslos y la parte superior de sus medias con ambas manos y luego comenzó a tocar su raja de coño sin vello. Luego, la toma se movió hacia el maestro que había sacado su polla. La cabeza de Lucy se movió hacia abajo y tomó la punta de su polla entre sus labios perfectamente maquillados de niña de seis años y comenzó a chupar. La cámara se movió alrededor de la escena mostrando a Shona arrodillada para lamer el perfecto coño de la niña de seis años desde atrás mientras Lucy continuaba chupando la gran polla de adulta.

    Después de un rato, Lucy se arrodilló en una de las sillas y el profesor se paró frente a ella con su polla apuntando a su rostro. Shona agarró la polla y la masturbó hasta que un chorro de semen brotó en el rostro angelical, con un montón entrando en su boca abierta. La escena final mostró a Lucy, con semen goteando por su rostro mientras tragaba los chorros que su boca había capturado.

    La siguiente escena se titulaba “Enfermeras, Mandy de 7 años y Mia de 5”. Empezaba con un hombre tumbado en una cama de hospital cubierto con una sábana verde con un agujero por el que sobresalía su pene flácido. Con un estruendo de tacones altos, Mandy y Mia entraron en escena. Ambas iban vestidas con diminutos disfraces de enfermeras con faldas muy cortas que dejaban al descubierto la parte superior de sus medias de encaje blanco.

    Mandy se asomó por el borde de la cama, pero no podía ver mucho, así que levantó una pierna y se apoyó en el borde de la cama mientras se apoyaba en la otra pierna de puntillas. Esto le permitió examinar la polla y sacó un estetoscopio de su cuello y lo colocó contra la flácida herramienta. Esto también le permitió a la pequeña Mia, de cinco años, tener una vista maravillosa de las medias de Mandy y la raja del coño sin vello que inmediatamente comenzó a acariciar.

    Después de un rato, la cámara volvió a enfocar a Mandy, que estaba masajeando la polla, que mostraba signos de endurecimiento. En ese momento, Mia se unió a Mandy en la cama y ambas chicas comenzaron a jugar con la polla con sus pequeñas manos de uñas rojas. La polla ahora había alcanzado la erección completa y se veía realmente enorme contra las dos niñas. Ambas comenzaron a masturbarla con ambas manos y después de un minuto más o menos, un chorro de semen salió disparado por los aires.

    Siguieron varios chorros más, cada uno un poco más bajo que el anterior. Finalmente, el semen simplemente goteó y se deslizó sobre las manos de la niña. Un chorro había caído sobre la cofia de enfermera de la pequeña Mia, de cinco años, y se había deslizado hacia su cabello rubio. Ambas niñas comenzaron a reír y agitaron sus manos cubiertas de semen. Entonces Mandy se inclinó hacia delante y le dio a Mia un sensual beso francés. La escena terminó con las dos niñas atrapadas en un abrazo.

    La tercera escena se titulaba "La criada francesa: Joanne, de 8 años". Amy soltó un pequeño grito de alegría cuando Joanne apareció en pantalla, ya que llevaba el mismo atuendo. Consistía en un vestidito negro demasiado corto para cubrir las medias de encaje negro, un delantal blanco con volantes, tacones altos y una cofia blanca. Joanne revoloteaba por una habitación con un plumero mientras dos hombres de mediana edad estaban sentados en sillones conversando.

    Cuando Joanne se colocó entre ellos, sucedió lo inevitable y comenzaron a tocarle la parte superior de las medias y a tocarle el suave coño. La escena cambió y Joanne se arrodilló entre ellos y se turnó para chupar una polla mientras masturbaba la otra. Uno de los hombres levantó a Joanne y, mientras ella le rodeaba la cintura con las piernas envueltas en medias, bajó su coño de ocho años sobre su enorme polla de adulta. Justo cuando la polla estaba entrando en su coño, el otro hombre se acercó por detrás y guió su polla hacia su trasero.

    La niña retiró los brazos y las piernas del primer hombre y quedó suspendida en el aire entre ellos, suspendida sobre las dos pollas que habían penetrado sus dos aberturas. Cuando los dos hombres comenzaron a follarla dos veces, Joanne casi desapareció entre ellos, con solo un brazo enguantado con encaje negro y una pierna con medias de encaje negro visibles. Finalmente, los hombres se apartaron y bajaron a Joanne. La cámara se acercó por debajo de ella para revelar una gran cantidad de semen que salía de su coño y su trasero, bajaba por sus muslos y dejaba rastros plateados en sus medias negras.

    La escena final se titulaba "Here Cums the Bride - Alice de 4 años". Amy se rió del juego de palabras. La escena tuvo lugar en una capilla simulada con una congregación totalmente masculina. Shona vestía vestimentas de ministro y estaba de pie al frente. Un hombre elegantemente vestido estaba de pie frente a ella con su polla afuera. Shona la acariciaba suavemente para mantener su erección. Al son de "Here Comes the Bride", Alice caminó hacia adelante. Estaba desnuda, salvo por un liguero blanco, medias blancas con una liga azul en una pierna, tacones altos blancos y un velo de novia. El ángulo bajo de la cámara reveló claramente la hendidura de su coño mientras caminaba hacia adelante. Cuando llegó a Shona, su cabeza estaba exactamente al nivel de la polla dura.

    Shona comenzó a entonar solemnemente: "¿Aceptas esta polla?"

    "Sí, la quiero", trinó la niña, provocando que todos se desplomaran en carcajadas. Shona le susurró que se suponía que debía decir "Sí, acepto".

    Lo intentaron de nuevo y Alice lo hizo bien. "Ahora os declaro niña y polla; podéis besar la polla", dijo Shona. Alice se dio la vuelta y se levantó el velo. Al tener cuatro años, su altura significaba que la polla apuntaba directamente a su rostro perfectamente maquillado. Se había formado una gota de líquido preseminal en la punta y la pequeña lengua rosada de Alice se asomó y la lamió. Luego se movió ligeramente hacia delante y chupó el extremo de la polla en forma de perilla dentro de su boca, el resto de la polla era demasiado grande para caber.

    Después de haber chupado un rato, Alice dio un pequeño paso hacia atrás y abrió la boca. La mano de Shona apareció y comenzó a masturbar la polla dura que todavía apuntaba directamente a Alice. Con su pequeña boca bien abierta, Alice levantó los ojos para mirar a la dueña de la polla y agitó sus pestañas postizas. Obviamente, eso funcionó, ya que un enorme chorro de semen voló directamente a su boca de cuatro años. Movió la cabeza un poco más cerca y atrapó otro chorro de semen.

    Había cuatro en total y Alice recogió con destreza cada uno de ellos en su boca, antes de tomar el extremo de la perilla entre sus labios color rubí y chupar las últimas gotas. Luego se volvió hacia la cámara y, de manera muy evidente, tragó. Shona luego invitó a la congregación a "santificar la unión".

    Una docena de hombres, todos con sus pollas afuera, rodearon a Alice y comenzaron a masturbarse furiosamente. Al tener cuatro años, la cabeza de Alice estaba a la altura perfecta de la polla, así que cuando el semen comenzó a brotar, estalló en su cara, sobre su velo y en su cabello. Poco a poco, el hermoso rostro de Alice comenzó a desaparecer bajo el aluvión de semen. Cuando las últimas bolas se vaciaron, la cámara se movió hacia atrás para mostrar ríos de semen cayendo por su cuerpo hasta sus medias blancas, donde dejó rastros oscuros mientras goteaba sobre sus zapatos de tacón alto. Un poco incluso encontró su camino hacia la raja de su coño.

    Shona estaba de nuevo en pantalla, pero Amy y yo no pudimos aguantar más. Amy se corrió primero, frotando su pequeño clítoris contra mis dedos. Luego, rápidamente se inclinó y tomó mi polla tensa en su pequeña y cálida boca. Mi respuesta fue instantánea y envié chorro tras chorro de semen por su garganta. Después, mientras Amy se recostaba con una barriga llena de mi semen, levantó una pierna y me acusó de subirme a una media. Vi que había una escalera, aunque no tenía idea de cómo sucedió. Amy se acurrucó y afirmó que eran su mejor par (¿por qué las mujeres siempre dicen eso? ¿Es genético?).

    Luego, justo antes de irse a dormir, dijo que debíamos visitar la tienda de lencería para niñas nuevamente pronto. ¡Creo que es una muy buena idea!


    Fin

    De vacaciones, relato SDPA en blogSDPA.com

    De vacaciones, Parte 08 (Final) (de UncleFrank)

    29 de diciembre de 2024 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Esta publicación es la parte 8 de un total de 8 publicadas de la serie De vacaciones

    Epílogo.

    Tres meses después, tanto Mary como Karen no tenían la regla. Karen estaba tan emocionada que apenas podía caminar. La única que no estaba del todo emocionada era Suzy. La pequeña esperaba que al menos ya hubiera empezado a tener la regla, pero sabía que todavía era muy joven para quedarse embarazada. Decidió que tendría que alegrarse por su hermana y su madre, y esperar hasta que fuera mayor para tener un bebé propio. Por otro lado, a la pequeña todavía le emocionaba irse a dormir cada noche, con una nueva carga de la semilla de su propio padre llenando su útero, sabiendo que había al menos una pequeña posibilidad de que esta vez pudiera quedarse embarazada.

    Ahora que sabía que su hijo había "hecho su trabajo" (por así decirlo), Mary estaba contenta de poder follar con su marido, sin preocuparse de quién la había dejado embarazada. Ahora que Dan podía follar con las tres mujeres, Suzy empezaba a sentirse un poco excluida, hasta que Karen decidió que sería mejor compensarlo pasando la mayor parte de las noches durmiendo con Jason.

    Mary y Karen iniciaron un pequeño juego. Cada una de las dos mujeres apostaba a cuál de sus barrigas se le empezaría a notar primero. Karen pensó que se le notaría la suya, porque era mucho más joven. Mary dijo: "No se trata de lo joven que seas, sino de lo pequeña que sea tu cintura". Señaló con orgullo su cintura de 66 centímetros. Las caderas de Karen no eran tan grandes como las de su madre, pero su cintura era casi igual de grande, de 63 centímetros. Las dos mujeres decidieron que la primera que ganara 7 centímetros ganaría los servicios de ambos hombres durante una semana. Dan y Jason se divirtieron con su pequeño juego, pero aceptaron participar.

    Después de unos seis meses, la cintura de Karen había crecido cinco centímetros y medio, mientras que la circunferencia de Mary había aumentado cinco centímetros y medio. "Te lo dije", se rió Mary. "Esto será como quitarle un dulce a un bebé".

    Suzy, que había estado observando la pequeña pelea, comenzaba a enfadarse. Tomó la cinta de medir y dijo: "¿Por qué no mides mi barriga? Ya sabes, puede que yo también esté embarazada".

    "Oh, ¿por qué no?", dijo Mary, mientras pasaba la cinta métrica por el abdomen de la pequeña. Mary sabía de memoria las medidas de la niña, pues era ella la que le compraba la ropa. "Mira", dijo, "50 centímetros. Como siempre".

    —¿Eh, mamá? —dijo Karen con los ojos desorbitados.

    "¿Y ahora qué?"

    "Míralo con más atención. Es un 8, no un 5". Karen contuvo la respiración y luego la soltó al ver que su madre se quedaba con la mandíbula abierta.

    Suzy había estado creciendo de manera constante en los últimos 6 meses, sus caderas se habían estado llenando y sus pequeños pechos habían comenzado a crecer, lo suficiente como para ocultar esos 30 centímetros de cintura. Mary y Karen se miraron fijamente. Finalmente, Karen rompió el silencio diciendo: "Bueno, supongo que ambas perdemos. Suzy gana".

    Suzy no lo podía creer. "Quieres decir que soy..." dijo.

    Mary terminó de hablar por ella. "Sí, estás embarazada. Probablemente te quedaste embarazada al mismo tiempo que nosotras. Solo tienes nueve años, cariño (Suzy cumplió años un mes antes), así que eres muy joven, pero ha ocurrido antes. Sabes, esto podría ser peligroso", le advirtió.

    Suzy estaba demasiado emocionada como para preocuparse por las advertencias. "¡Wahooo!", gritó. "¡Lo logré!"

    El grito de la niña hizo que Jason y Dan llegaran corriendo. Después de que Mary se lo explicara, todos felicitaron a la niña y luego todos comenzaron a preocuparse por lo que sucedería cuando Suzy tuviera un bebé. Después de todo, una niña tan pequeña no estaba tan bien formada como una mujer mayor para tener bebés. Toda la familia había pensado que Suzy tendría que esperar al menos dos años más antes de que su cuerpo estuviera listo para tener un bebé. Ahora, con la evidencia frente a sus ojos, decidieron que era mejor hacer arreglos antes de que fuera demasiado tarde.

    Al día siguiente, Mary llevó a Suzy al médico. Cuando el médico empezó a hacerle todo tipo de preguntas a la niña sobre quién la había dejado embarazada, ella le explicó rápidamente quién era el culpable.

    —Mire, doctor —dijo—, ya ​​he pasado por todo esto con mis padres. Me he estado acostando con un tipo mayor. Lo seduje, él no me violó. Ha sido bueno conmigo y no voy a dejar que alguien lo acuse de violación, así que no se enterará por mí de quién se trata. Si no deja de molestarme, me levantaré y buscaré un médico que haga su trabajo, no que me moleste a mí. —Suzy empezó a levantarse del banco.

    El doctor Jones sonrió ante la firmeza de la respuesta de la niña. "Espera, Suzy", detuvo la salida de la niña. "Primero, déjame explicarte. Este es mi trabajo. Se supone que debo hacer preguntas. Cualquier médico al que vayas estará obligado a hacerlas. Incluso si te vas, estoy obligado por ley a informar de esto. La gente realmente se preocupa cuando niñas como tú se quedan embarazadas". Levantó la mano para evitar que Suzy lo interrumpiera. —Ahora, me doy cuenta de que no quieres decirme quién lo hizo. Lo anotaré en mi informe. Si mantienes esa misma historia con todos los que vienen a molestarte, es posible que puedas salirte con la tuya. En cualquier caso, será mejor que te mantengas alejada de tu "novio" si no quieres que alguien lo rastree a partir de tus acciones. Solo recuerda, estoy de tu lado. Si quieres llevar al tipo a los tribunales, te ayudaré. Por el contrario, si realmente quieres proteger al tipo, intentaré no averiguarlo. Sin embargo, te advierto que normalmente lo hago.

    Suzy le devolvió la sonrisa. Al menos, el médico estaba siendo sincero. "Doctor", dijo, "aunque lo averigüe, lo seguiré negando. Ahora sigamos con el examen, ¿si?".

    Después del examen, el médico habló con Mary y Suzy. "Estoy asombrado", dijo. "Para su edad, Suzy parece tener un cuerpo increíblemente bien desarrollado. Está creciendo casi tan rápido como ese bebé. Si continúa, tal vez podamos dejar que tenga el niño".

    Tanto Mary como Suzy comenzaron a explicar a la vez que no había manera, que Suzy iba a abortar.

    El doctor Jones los tranquilizó a ambos. "Quise decir", explicó, "que normalmente, una mujer tan joven como Suzy tendría que tener a su bebé por cesárea. Pero, si las caderas de Suzy siguen creciendo y pasa mi inspección, es posible que pueda tener a este bebé por parto natural. Será mejor que la inscriban en algunas clases, si eso les parece bien".

    Después, Mary se hizo a un lado y habló en privado con el médico. "Eh, doctor", empezó. "Me preguntaba si también podrías ver a Karen. Creo que también podría estar embarazada".

    El Dr. Jones no era ningún tonto. Sumó los cabos sueltos. "¿Su hermana, eh?", dijo.

    Mary se quedó con la mandíbula abierta y miró boquiabierta al doctor.

    —No se preocupen —dijo—. Es sólo una suposición. Aunque, por su reacción, más vale que se pongan de acuerdo antes de que la policía y otros empiecen a hacer preguntas. Después de la lección que me dio su pequeña hija sobre mantener la boca cerrada, no preguntaré más. Traigan a Karen para que podamos examinarla. ¿Y Mary?

    "Sí", respondió Mary.

    "Esto sucede todo el tiempo. Así que no te sorprendas si alguien lo adivina. Simplemente actúa como si estuvieras sorprendida y conmocionada. Nadie podrá hacer nada realmente, a menos que los niños lo cuenten".

    —¡Pero, doctor! —exclamó Mary—. ¡Estoy sorprendida! ¡Y también conmocionada!

    Ambos adultos se sonrieron el uno al otro.

    Durante los tres meses siguientes, Mary observó atentamente a sus dos niñas. A Mary le gustaba ver cómo se hinchaban las barrigas de sus niñas y sentir cómo se hinchaba también la suya. A la mujer le emocionaba saber que su propio hijo la había dejado embarazada. Le gustaba saber que su pequeña niña de nueve años llevaba en su linda barriguita hinchada al bebé de su propio padre y que Karen no sabía quién la había dejado embarazada y no le importaba. De algún modo, la familia logró capear la tormenta del escándalo, las miradas curiosas, los vecinos indignados y los asistentes sociales entrometidos. Cuanto más trataba de molestarlos la gente de fuera, más se mantenía unida la familia, hasta que llegó el momento en que Karen tuvo que ir al hospital.

    Una vez que Karen se fue a tener a su bebé, todo fue como si cayeran fichas de dominó. Dos días después, Suzy empezó a tener contracciones, y mientras Dan la llevaba al hospital, Mary empezó a tener contracciones al mismo tiempo que su hija. Una vez que llegaron, Mary estaba demasiado absorta en su propio dolor como para prestarle mucha atención a su pequeña. Aun así, cada vez que los dolores paraban, le preguntaba a Dan cómo estaba Suzy. Dos horas después, se despertó y se encontró sosteniendo en sus brazos a la bebé más linda que una madre podría desear. Cuando se acordó de preguntarle a Dan por Suzy, se escuchó un último grito de dolor en el pasillo, seguido por el jadeo de una niña pequeña.

    "Creo que es ella ahora", dijo Dan, mientras salía para consultar con el médico. Mary estuvo nerviosa, preocupada por su pequeña, durante los siguientes 10 minutos. Aun así, mientras abrazaba a su nuevo bebé contra su pecho, le resultaba difícil preocuparse tanto como sentía que debía, especialmente cuando la pequeña niña comenzó a succionar sus mamas repentinamente llenas.

    Esta escena de satisfacción fue interrumpida por el regreso de su marido. Dan entró por la puerta de espaldas, tirando de algo. Parecía una cama. Era una cama. Dan apenas había logrado colocar la cama junto a la de ella, cuando dos enfermeros entraron empujando una camilla. En la camilla, luciendo una sonrisa beatífica, estaba Suzy, agarrando un bulto de tela, que Mary supuso que era el bebé. El Dr. Jones la siguió.

    "Ambas están bien", dijo para responder a la ceja levantada de Mary. "Un bebé sano de 4 kilos y medio. Y la madre también está bien. Aunque", recordó por un momento, "por un tiempo no estábamos muy seguros".

    Durante la siguiente media hora, Suzy y su madre hablaron de sus embarazos, admiraron a sus bebés y disfrutaron de su mutua compañía, hasta que el médico sugirió que sería una buena idea que ambas descansaran un poco. Esta idea se vio frustrada temporalmente por la llegada de Karen, que venía de otra parte del hospital. Había logrado convencer a una de las enfermeras para que la trajera en silla de ruedas a ver a su hermana y a su madre. Poco después, las tres mujeres estaban admirando a las dos niñas y al niño.

    "Bueno", dijo Karen, "me alegro de que al menos una de nosotras haya tenido el suficiente sentido común como para tener un hijo varón". Esto hizo que las tres mujeres se rieran mientras entendían el significado de las palabras de la niña.

    ¡La risa me dolió! Poco después, entró el doctor Jones y echó a Karen. "Puedes volver mañana", dijo. "De hecho, ellas subirán para reunirse contigo. Ahora, las dos, a dormir", terminó con aparente severidad.

    Dos minutos después, Mary estaba sola con su hija y sus dos recién nacidos. “¿Mamá?”, dijo Suzy para llamar la atención de su madre.

    "Sí, querida."

    "La próxima será una niña", informó Suzy.

    "¿Mmm?", preguntó Mary. Sabía que había más por venir.

    "Después de todo", dijo Suzy, "cada niño debería tener una hermana pequeña con quien follar".


    Fin