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    Ninfómana y orgullosa, relato erótico en blogSDPA.com

    Ninfómana y orgullosa

    13 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    – ¿Desde donde debo lamerlo mami? – preguntó Elena a su madre.

    – Empiezas por la parte de abajo y luego subes, así.

    Daniela pasó su larga y rojiza lengua por mi falo, subía por el tallo, hasta el glande sin despegar su lengua de este. Cuando llego a la cabeza de mi pene, con la lengua lo relamía ante la mirada atenta y divertida de su hija.

    – ¿Ya viste?

    Elena asintió.

    Con su pequeña lengüita rosada imitó lo mismo que su madre pero con cierta lentitud. Cuando llego a la punta un chorro de líquido pre-seminal la esperaba. Ella se aparto al sentir el contacto y luego rió.

    – Ahora las dos.

    De manera simultánea madre e hija pusieron sus lenas a ambos lados de mi erecta verga que estaba a punto de explotar por tanta emoción. Ambas me hacían sentir en el cielo. Como un hombre completo con sus dos mujeres dándole placer.

    Cuando ambas llegaron a la punta sentí un éxtasis completo cargado de adrenalina, era demasiado para este pobre mortal. Expulsé mi semen como un volcán en erupción con chorros y chorros de líquido blanco que salían a borbotones y se estrellaban en la cara de mis amantes y… desperté.

    El despertador rechinaba a mi lado con ese estúpido sonido de ¡Bip!, ¡Bip!, ¡Bip! Retumbando en mis oídos.

    – ¡Mierda! – exclamé airado – Maldito despertador, porque no te arruinas o te rompes o algo. Estaba en la mejor parte de mi sueño y lo arruinaste.

    Sentí la humedad de mi entrepierna y me di cuenta de que mi ropa interior y las sabanas estaban manchadas con mi semen. Sueño mojado de nuevo, me va a costar lavar las sabanas… de nuevo. Pero solo faltaban dos días para que mis novias vinieran a mi casa, a mi reino, al mi palacio de la perversión. Tenía que valer la pena, jamás había esperado tanto en toda mi vida, los días, las horas, los minutos y los segundos eran interminables.

    Me di un baño con agua fría porque hacía mucho calor, 34 grados y en aumento, y eso que era las seis de la mañana, vaya día el que me espera. Mientras me secaba el pelo, vibró mi celular; un nuevo mensaje. Era Daniela, 25 mensajes enviados. Ella estaba más emocionada que yo, y eso solo me ponía más ansioso.

    – No puedo esperar a que nos encontremos, decía el mensaje, pero tampoco puedo hacer nada para adelantar nuestro viaje, ambos vivimos lejos y eso es un problema. Le dije a mi madre que pasaría el fin de semana en casa de una amiga y que por favor me cuide al nene, que para cuidar a ambos no tendría tiempo. Pero tú sabes que sabes que ambas queremos estar contigo, Elena me pregunta impaciente por ti, diciéndome que quiere conocerte y estar contigo, yo no puedo hacer otra cosa más que mordeme los labios y decirle que se espere un par de días más. Ella se enfada un poco pero lo entiende.

    Suspiré antes de responderle: Mi amor. Tu haces que me mi corazón palpite más rápido, hace que la espera sea más larga, pero no podemos evitarla, no podemos avanzar el tiempo, debemos ser pacientes.

    Yo hablando de paciencia cuando estoy desesperado por verlas, que gracioso.

    – Ahora ustedes lo son todo para mí y anhelo tenerlas entre mis brazos para apretarlas con fuerza y no dejarlas ir. Quiero hacerles cosas sucias, indecibles, impensables, llevar sus cuerpos al límite y agasajarme con sus orgasmos. Quiero que se deleiten con mi cuerpo que hagan con el lo que se les atoje, úsenme para su beneficio, alcancen la dicha con mis genitales y háganme ustedes el amor. Deseo ser un instrumento para ustedes, un instrumento de felicidad.

    ¡Wow! Inspirado era una buena palabra para describirme en ese momento. Daniela tardo en responder:

    – ¡Oh amor! Me has sacado un lagrima, casi me quedo sin respiración. Me emociona y me excita a la vez, por eso yo lo adoro tanto y se que Elena también lo amará. Quiero hacer cosas sucias, inmundas contigo también. Bueno, me debo ir a trabajar, me cuesta hacerlo, porque todo el tiempo estoy pensando en ti. Te mando muchos besos, póntelos donde quieras. ¡Ah! Y ahora te envío las fotos que me pediste, para aguantar la espera.

    Mando por mensajería un set de fotos de Elena desnuda. Quince fotos calientes de mi nena posando para mí. Cada día me enviaba un set diferente, la vestía con diversas ropas y luego se las quitaba para el deleite de mis ojos. Su culito y vagina de mi niña se las veía tan brillantes y vírgenes, era difícil pensar que podría caber algo en ellos, ni siquiera un alfiler.

    – Intente meterle un par de dedos a su colita pero esta muy estrecha, se quejaba un poco y me daba cierta lástima, escribió.

    – ¡Pero es que esta preciosa mi vida! La niña es divina, un ángel como usted. Ya sabes que me masturbo viéndolas, me agasajo con esto que me envías, es simplemente increíble. Tú tienes la culpa de mis sueños mojados mi amor. Anoche soñé que ambas me lamían el falo, ¡Al mismo tiempo! Me moje todo y desperté caliente como huevo frito en pleno verano.

    – Tus palabras me hacen reír y me moje por tú culpa ahora. ¡Dios! Es tan bonito hablar contigo, me iluminas el día. Me debo ir, piensa en nosotras.

    – Siempre – dije al aire.

    Fue otro día largo. Calor y humedad, ruido en la ciudad y personas a las que soportar. Para mi todo era gris, extrañamente gris. A veces me saltaba al baño de la oficina solo para admirar las fotos de Elena, eso por lo menos me alegraba la jornada.

    Llegó la noche y de nuevo en casa solo. Quería masturbarme otra vez pero decidí guardar esperma para su llegada. Prendí la tele y a los pocos minutos me quede dormido.

    De nuevo un sueño, estaba conciente de que era uno porque Elena se encontraba encima de mí con las piernas abiertas y su coñito friccionando mi pene. Movía sus caderas de forma lenta y pausada, de arriba hacia abajo, apoyando sus manos sobre mi pecho.

    – ¿No te duele? – le pregunté.

    Agitó la cabeza

    – Se siente bonito – dijo toda inocente.

    – ¿Sientes cosquillas?

    Asintió.

    – Yo también, ¿Dónde esta tú mamá?

    – Nos dejo, ¿No lo recuerdas?

    – No, la verdad no. ¿Qué dijo?

    – Que nunca hay parejas de tres, esas nunca duran. Que solo entre dos puede existir unión.
    Medité unos segundos sus palabras.

    – Eso dijo.

    – Si, y después alisto sus maletas y se fue.

    – ¿No te importa quedarte conmigo?

    Negó con la cabeza. Mientras más inocente es más me excita.

    – ¿Quieres penetrarme? – su pregunta me tomo por sorpresa.

    – ¿Qué?

    – Hablas de eso todo el tiempo, ya se que se lo haces a mi mamá pero me dolía cuando lo intentabas conmigo.

    – ¿Quieres que lo haga ahora? – pregunté aunque siendo este un sueño sabía cual sería la respuesta.

    – Sip.

    Paro sus movimientos de cadera y espero que yo hiciera algo. Me quede en esa posición sin hacer nada. Tenía miedo de lastimarla, era extraño, entendía que todo esto era un sueño y aún así no quería hacerle daño.

    – ¿Qué pasa? – me preguntó azorada – ¿No es esto lo que querías?

    – Si, pero tengo miedo- era verdad una extraña sensación de parálisis me corroía el cuerpo – miedo de lastimarte.

    – Tonto – sonrió y después acomodó mi pene en la entrada de su coñito- pero si fácil, es como chuparse el dedo, mira.

    Elena se introdujo mi pene de una manera tan sutil y descarada que me costaba creer que fuese una niña, Sin embargo la emoción que me hacia sentir era tan real que me costaba respirar y se me hacia un nudo en el estomago. Ella sonreía plácidamente al sentir todo mi falo en su interior, contrajo su respiración y dio un largo suspiro, luego se movió lenta y paulatinamente sobre sus caderas incrementando las pulsaciones de mi corazón. La expulsión de mi semen era inminente, que llenaría su cavidad como fuegos artificiales en día de fiesta.

    Golpearon la puerta.

    Mi sueño acabó en la mejor parte, aquella donde nunca quieres despertar pero siempre despiertas, ese instante donde del sueño pasa a la realidad en un instante como si te cayese un saco de piedras sobre el pecho. La cabeza te da vueltas y deseas que romperle la cara al que terminó abruptamente con tu dulce fantasía.

    Desperté aletargado y furioso. Me senté al borde de la cama en pose de pensador. Luego vinieron las preguntas: ¿Quién rayos viene a estas horas? Ni siquiera es de mañana y vienen a moles…

    Las palabras quedaron suspendidas en el aire. Vino la respuesta a mi mente.

    Corrí a toda prisa hacia la puerta de mi casa, así en paños menores me dirigí al encuentro de quienes querían verme hacia semanas. Mucha fue la espera pero por fin están aquí.

    Pero… un momento… ¿Qué hoy no es viernes? Ellas debían llegar el sábado.

    Abrí la puerta como quien ve el amanecer después de la tormenta, ahí paradas frente a mi estaban mi dos amores, con el rostro cansado pero con un sonrisa en los labios.

    – ¡Sorpresa! – Dijeron al mismo tiempo – Ya estamos aquí- Amplié mi sonrisa más que el de ellas, antes de gritar a todo pulmón:

    – ¡Bienvenidas!

    Continuará

    Mis dos novias, relato erótico SDPA en blogSDPA.com

    Mis dos novias, Parte 02 (de Kruger)

    13 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 2 de un total de 2 publicadas de la serie Mis dos novias

    – ¿Desde donde debo lamerlo mami? – preguntó Elena a su madre.

    – Empiezas por la parte de abajo y luego subes, así.

    Daniela pasó su larga y rojiza lengua por mi falo, subía por el tallo, hasta el glande sin despegar su lengua de este. Cuando llego a la cabeza de mi pene, con la lengua lo relamía ante la mirada atenta y divertida de su hija.

    – ¿Ya viste?

    Elena asintió.

    Con su pequeña lengüita rosada imitó lo mismo que su madre pero con cierta lentitud. Cuando llego a la punta un chorro de líquido pre-seminal la esperaba. Ella se aparto al sentir el contacto y luego rió.

    – Ahora las dos.

    De manera simultánea madre e hija pusieron sus lenas a ambos lados de mi erecta verga que estaba a punto de explotar por tanta emoción. Ambas me hacían sentir en el cielo. Como un hombre completo con sus dos mujeres dándole placer.

    Cuando ambas llegaron a la punta sentí un éxtasis completo cargado de adrenalina, era demasiado para este pobre mortal. Expulsé mi semen como un volcán en erupción con chorros y chorros de líquido blanco que salían a borbotones y se estrellaban en la cara de mis amantes y… desperté.

    El despertador rechinaba a mi lado con ese estúpido sonido de ¡Bip!, ¡Bip!, ¡Bip! Retumbando en mis oídos.

    – ¡Mierda! – exclamé airado – Maldito despertador, porque no te arruinas o te rompes o algo. Estaba en la mejor parte de mi sueño y lo arruinaste.

    Sentí la humedad de mi entrepierna y me di cuenta de que mi ropa interior y las sabanas estaban manchadas con mi semen. Sueño mojado de nuevo, me va a costar lavar las sabanas… de nuevo. Pero solo faltaban dos días para que mis novias vinieran a mi casa, a mi reino, al mi palacio de la perversión. Tenía que valer la pena, jamás había esperado tanto en toda mi vida, los días, las horas, los minutos y los segundos eran interminables.

    Me di un baño con agua fría porque hacía mucho calor, 34 grados y en aumento, y eso que era las seis de la mañana, vaya día el que me espera. Mientras me secaba el pelo, vibró mi celular; un nuevo mensaje. Era Daniela, 25 mensajes enviados. Ella estaba más emocionada que yo, y eso solo me ponía más ansioso.

    – No puedo esperar a que nos encontremos, decía el mensaje, pero tampoco puedo hacer nada para adelantar nuestro viaje, ambos vivimos lejos y eso es un problema. Le dije a mi madre que pasaría el fin de semana en casa de una amiga y que por favor me cuide al nene, que para cuidar a ambos no tendría tiempo. Pero tú sabes que sabes que ambas queremos estar contigo, Elena me pregunta impaciente por ti, diciéndome que quiere conocerte y estar contigo, yo no puedo hacer otra cosa más que mordeme los labios y decirle que se espere un par de días más. Ella se enfada un poco pero lo entiende.

    Suspiré antes de responderle: Mi amor. Tu haces que me mi corazón palpite más rápido, hace que la espera sea más larga, pero no podemos evitarla, no podemos avanzar el tiempo, debemos ser pacientes.

    Yo hablando de paciencia cuando estoy desesperado por verlas, que gracioso.

    – Ahora ustedes lo son todo para mí y anhelo tenerlas entre mis brazos para apretarlas con fuerza y no dejarlas ir. Quiero hacerles cosas sucias, indecibles, impensables, llevar sus cuerpos al límite y agasajarme con sus orgasmos. Quiero que se deleiten con mi cuerpo que hagan con el lo que se les atoje, úsenme para su beneficio, alcancen la dicha con mis genitales y háganme ustedes el amor. Deseo ser un instrumento para ustedes, un instrumento de felicidad.

    ¡Wow! Inspirado era una buena palabra para describirme en ese momento. Daniela tardo en responder:

    – ¡Oh amor! Me has sacado un lagrima, casi me quedo sin respiración. Me emociona y me excita a la vez, por eso yo lo adoro tanto y se que Elena también lo amará. Quiero hacer cosas sucias, inmundas contigo también. Bueno, me debo ir a trabajar, me cuesta hacerlo, porque todo el tiempo estoy pensando en ti. Te mando muchos besos, póntelos donde quieras. ¡Ah! Y ahora te envío las fotos que me pediste, para aguantar la espera.

    Mando por mensajería un set de fotos de Elena desnuda. Quince fotos calientes de mi nena posando para mí. Cada día me enviaba un set diferente, la vestía con diversas ropas y luego se las quitaba para el deleite de mis ojos. Su culito y vagina de mi niña se las veía tan brillantes y vírgenes, era difícil pensar que podría caber algo en ellos, ni siquiera un alfiler.

    – Intente meterle un par de dedos a su colita pero esta muy estrecha, se quejaba un poco y me daba cierta lástima, escribió.

    – ¡Pero es que esta preciosa mi vida! La niña es divina, un ángel como usted. Ya sabes que me masturbo viéndolas, me agasajo con esto que me envías, es simplemente increíble. Tú tienes la culpa de mis sueños mojados mi amor. Anoche soñé que ambas me lamían el falo, ¡Al mismo tiempo! Me moje todo y desperté caliente como huevo frito en pleno verano.

    – Tus palabras me hacen reír y me moje por tú culpa ahora. ¡Dios! Es tan bonito hablar contigo, me iluminas el día. Me debo ir, piensa en nosotras.

    – Siempre – dije al aire.

    Fue otro día largo. Calor y humedad, ruido en la ciudad y personas a las que soportar. Para mi todo era gris, extrañamente gris. A veces me saltaba al baño de la oficina solo para admirar las fotos de Elena, eso por lo menos me alegraba la jornada.

    Llegó la noche y de nuevo en casa solo. Quería masturbarme otra vez pero decidí guardar esperma para su llegada. Prendí la tele y a los pocos minutos me quede dormido.

    De nuevo un sueño, estaba conciente de que era uno porque Elena se encontraba encima de mí con las piernas abiertas y su coñito friccionando mi pene. Movía sus caderas de forma lenta y pausada, de arriba hacia abajo, apoyando sus manos sobre mi pecho.

    – ¿No te duele? – le pregunté.

    Agitó la cabeza

    – Se siente bonito – dijo toda inocente.

    – ¿Sientes cosquillas?

    Asintió.

    – Yo también, ¿Dónde esta tú mamá?

    – Nos dejo, ¿No lo recuerdas?

    – No, la verdad no. ¿Qué dijo?

    – Que nunca hay parejas de tres, esas nunca duran. Que solo entre dos puede existir unión.
    Medité unos segundos sus palabras.

    – Eso dijo.

    – Si, y después alisto sus maletas y se fue.

    – ¿No te importa quedarte conmigo?

    Negó con la cabeza. Mientras más inocente es más me excita.

    – ¿Quieres penetrarme? – su pregunta me tomo por sorpresa.

    – ¿Qué?

    – Hablas de eso todo el tiempo, ya se que se lo haces a mi mamá pero me dolía cuando lo intentabas conmigo.

    – ¿Quieres que lo haga ahora? – pregunté aunque siendo este un sueño sabía cual sería la respuesta.

    – Sip.

    Paro sus movimientos de cadera y espero que yo hiciera algo. Me quede en esa posición sin hacer nada. Tenía miedo de lastimarla, era extraño, entendía que todo esto era un sueño y aún así no quería hacerle daño.

    – ¿Qué pasa? – me preguntó azorada – ¿No es esto lo que querías?

    – Si, pero tengo miedo- era verdad una extraña sensación de parálisis me corroía el cuerpo – miedo de lastimarte.

    – Tonto – sonrió y después acomodó mi pene en la entrada de su coñito- pero si fácil, es como chuparse el dedo, mira.

    Elena se introdujo mi pene de una manera tan sutil y descarada que me costaba creer que fuese una niña, Sin embargo la emoción que me hacia sentir era tan real que me costaba respirar y se me hacia un nudo en el estomago. Ella sonreía plácidamente al sentir todo mi falo en su interior, contrajo su respiración y dio un largo suspiro, luego se movió lenta y paulatinamente sobre sus caderas incrementando las pulsaciones de mi corazón. La expulsión de mi semen era inminente, que llenaría su cavidad como fuegos artificiales en día de fiesta.

    Golpearon la puerta.

    Mi sueño acabó en la mejor parte, aquella donde nunca quieres despertar pero siempre despiertas, ese instante donde del sueño pasa a la realidad en un instante como si te cayese un saco de piedras sobre el pecho. La cabeza te da vueltas y deseas que romperle la cara al que terminó abruptamente con tu dulce fantasía.

    Desperté aletargado y furioso. Me senté al borde de la cama en pose de pensador. Luego vinieron las preguntas: ¿Quién rayos viene a estas horas? Ni siquiera es de mañana y vienen a moles…

    Las palabras quedaron suspendidas en el aire. Vino la respuesta a mi mente.

    Corrí a toda prisa hacia la puerta de mi casa, así en paños menores me dirigí al encuentro de quienes querían verme hacia semanas. Mucha fue la espera pero por fin están aquí.

    Pero… un momento… ¿Qué hoy no es viernes? Ellas debían llegar el sábado.

    Abrí la puerta como quien ve el amanecer después de la tormenta, ahí paradas frente a mi estaban mi dos amores, con el rostro cansado pero con un sonrisa en los labios.

    – ¡Sorpresa! – Dijeron al mismo tiempo – Ya estamos aquí- Amplié mi sonrisa más que el de ellas, antes de gritar a todo pulmón:

    – ¡Bienvenidas!


    Continuará

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 23/2 (Final)

    13 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Esta publicación es la parte 24 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    Esa misma mañana.

    Carla se secaba después de bañarse, se sentía muy excitada, nunca antes en su vida había experimentado todas esas cosas que ahora hacía, Jo entró al baño, la puerta no tenía seguro, ya tenían prohibido ponerle seguro.

    —Jo, ¿qué haces?—preguntó Carla tapándose con la toalla, aunque fue mero reflejo, después se la quitó.

    —Me voy a bañar mami.

    —Está bien, déjame salgo.

    Jo se paró frente a su desnuda madre y miró a detalle el chupetón que traía en el pecho izquierdo, era grande y nuevo, traía más en el cuerpo, pero este era nuevo.

    Si te gusta mucho Joaquín ¿verdad?—dijo acariciándole el chupetón, Carla se puso roja.

    —Sí, mucho—dijo toda roja–eso ya lo sabes.

    —¿Anoche que te hizo Joaquín que te quejaste tanto?

    —Johana, ¿cómo preguntas eso?

    —Andas mami, es cosa entre mujeres, a mí me puedes contar todo.

    —Jo, pues, él y yo… hicimos una forma diferente de amarnos, cuando seas grande lo sabrás.

    —No mami, dime ahora, anoche vi algo, dime, anda

    —Ay Jo, eres incorregible—dijo Carla algo resignada, pues sabían cuan terca y obstinada era su hija, además la noche anterior la había visto como Joaquín la lubricaba con vaselina—pues lo hicimos analmente

    —¿analmente?—Jo abrió sus ojos verdes–¿eso se puede?—su actuación era de película.

    Carla miró el techo como analizándolo.

    —Si, Jo, si se puede, pero se requiere de preparación

    —Quiero ver—dijo Jo brincando.

    —¿qué?

    —Quiero ver cómo te quedó

    —No Jo, ¿cómo crees que te voy a enseñar el culo?—Carla se sintió muy rara, pues le dijo culo sin que Joaquín se lo pidiera.

    —Anda mami, déjame ver cómo te quedó el culo, solo será entre nosotras, anda, será cosa de chicas—Jo juntaba sus manitas en posición de súplica.

    Carla la miró resignada, ya no le importó que también lo llamara culo.

    —Está bien, pon seguro

    Jo puso seguro y cuando volteo su mamá ya le daba la espalda y se empezaba a agachar, separó su nalga con una mano.

    —¿Ahí ves?—dijo volteando la cara para verla

    —No mami, no se ve, deja lo abro yo.

    Carla abrió sus ojos cuando sintió las manos de Jo separar sus nalgas.

    —Guau, entonces así es como queda el culo después de que te la meten ahí—decía Jo agachada atrás de su madre.

    Carla se iba a levantar, pero Jo la detuvo.

    —Espera mami, dime algo ¿te duele tu culo?

    —Un poco—dijo Carla continuando agachada.

    Abrió nuevamente sus ojos cuando sintió la lengua de Jo posarse sobre su ano, fue tan repentino que no supo cómo reaccionar, la lengüita de su hija pasaba de arriba abajo y viceversa.

    —Jo, ¿qué haces?—preguntó volteando hacia atrás.

    —Te curo mami—dijo Jo con su vocecita inocente—alguien me dijo que cuando pones salivita se cura más rápido; así, si Joaquín quiere metértela por el culo, ya estas curadita.

    —No tienes que hacer eso—decía Carla sin moverse de posición.

    —Quiero ayudarte mami, déjame curarte, para qué estés lista para Joaquín y que no se vaya.

    Carla se enterneció con su hija, era tan limpia e inocente, que no quiso ensuciar esa mente con cosas malas, así agachada se dejó lamer pos su hija quela tomó de ambas caderas y enterró su cara entre las nalgas maternas.

    Jo intencionalmente bajaba su lengua rozando la raja de Carla, que ya estaba mojada, Carla pensaba que era accidental, no le daba importancia, pero abrió su boca por reflejo cuando Jo la pasó desde el introito hasta el culo, la lengua de ella entró un poco, la dejó hacerle una veces más, cuando sintió que se estaba empezando a mojar mucho la detuvo.

    —Ya mi amor—dijo levantándose lentamente—ya me siento mejor, gracias

    —Por nada mami—dijo dándole un beso en su boca, Carla le correspondió, pues no vio malicia en él.

    —Cuando Joaquín te la meta por el culo, dime, para curarte con salivita ¿sí?—lo dijo con la cara más fingida de inocencia que pudo, Carla lo compro, vio sinceridad en ella

    —Si mi amor, yo te aviso—dijo frotándole su cabello

    Carla salió del baño dejando bañarse a su hija, no la vio desnuda, sino habría visto el chupetón que Joaquín le hizo en su ingle, entró y Joaquín estaba buscando ropa.

    —¿Por qué tardaste tanto mi amor?—preguntó Joaquín

    —Me tarde porque… me estaba masturbando—Carla mintió parcialmente, no quiso decirle lo que Jo le había hecho.

    —Me encantas cuando dices eso.

    —Pues más te va encantar cuando te diga que lo hago pensando en ti.

    —Te amo—dijo Joaquín dándole un beso

    —Y yo a ti, ¿no te bañas?

    —Luego, bajo a preparar el desayuno para todos y después me baño

    Desayunaron los tres amenamente, Joaquín preparo hot cakes y huevos con tocino para él, cuando Jo se sentó vio en su plato el doble de ración de hot cakes, volteo a ver a Joaquín que malicioso la vio, ella no fue al baño por orden de él, sabía que debía pagar su deuda.

    —Bueno mi amor, ya me voy, no tardes, las niñas deben llegar temprano, bueno, que te digo, tu trabajas ahí y sabes lo estrictos que son

    Sonrió despidiéndose de los tres que se miraron cómplices.

    Ya solos los tres.

    Unas horas después de Carla saliera de su casa rumbo al trabajo y con la tranquilidad de que Joaquín las llevara a la escuela.

    Carla en su trabajo aún sentí su culo hinchado, pero apretaba sus piernas sintiéndose excitada por eso, no tenía ni idea lo que pasaba en su casa.

    —Si papi, dame fuerte, si así… aaahhh

    —Te voy a partir mi putita.

    —Si, aaahhh chíngame el culo fuerte… aaahhh, chíngamelo como a una puta, dame más, sé que puedes, ayúdame… sácame la pinche mierda con tu verga… aaahhh.

    Joaquín estaba como poseso atrás de Jo, ella estaba apoyada con sus manos en los azulejos del baño, Joaquín la tomaba por ambas caderas y la penetraba una y otra vez abriendo su boca y frunciendo el entrecejo, Pao filmaba con la cámara nueva de Joaquín la bizarra escena que se daba en la regadera de su casa, Jo no dejaba de decir obscenidades, Joaquín se prendía con ellas.

    Jo le había cumplido su promesa a Joaquín, solo le pidió que la llevara a la regadera y ahí se la cogiera por el culo hasta hacerla defecar, como siempre, la pequeña terminó cediendo a las perversidades de su nuevo papá, que no titubeaba en pervertirlas y emputecerlas más.

    —Si, fuerte, si quieres sacarme la pinche mierda tienes que darme más fuerte por el culo… aaahhh—decía la pequeña volteándolo a ver con cara de enojo.

    —Toma puta, toma.

    Decía Joaquín con el ceño fruncido totalmente concentrado en romperle el culo infantil a Jo, que con sus caderas e injurias lo incitaba a darle muy fuerte.

    —Si papá, ya me estas sacando la mierda, ya la siento, auch… auch… auch—se empezó a quejar la niña por los cólico intestinales que iniciaban.

    Jo volteo hacia atrás para intentar ver a Joaquín, su cabello estaba adherido a su espalda sudada por el esfuerzo de aguantar los embates sin misericordia de Joaquín.

    —Toma puta—decía Joaquín apretando los dientes todo fúrico penetrando por el culo a Jo—toma puta, te voy a regresar la mierda hasta que se te salga por la boca, te voy a sacar la mierda como la puta que eres

    —Si, tu puta… aaahhh… dame… dame como a una puta… ay… ay…ay

    Joaquín arremetió una y otra vez, sintió como la mierda empezaba a querer salir, pero así la siguió penetrando ante los quejidos de la niña que sentía su intestino reventar al sentirse llena de mierda y sodomizada por su nuevo papá.

    —Toma puta, te voy a empacar el culo de mierda con mi verga—decía loco de lujuria, gotas de sudor caían de su rostro.

    —Ay… ay… ay—gritaba Jo con los ojos muy abiertos al sentir los terribles cólicos.

    Joaquín ya sentí la mierda rodear su verga, era un depravado y pervertido, eso lo excitaba mucho, el sentía como su fuera betún tibio de pastel; no paro de darle por culo a Jo hasta que vio como la mierda empezó a salir por los costado de su verga que salía y entraba como pistón, le dio tres empujones bestiales, que hicieron a Jo poner los ojos en blanco de dolor y se retiró bruscamente.

    La mierda saltó hacia la regadera desde el culo de Jo.

    —Aaahhh—gimió Jo arqueando su cabeza hacia atrás cuando sintió que cedió el dolor cólico que traía al empezar a salirle la mierda.

    Pao se acercó para filmar como la mierda salía del culito de Jo, era más como nieve de chocolate, hasta eso era artístico en Jo, arqueó su espalda para que elevar su culito y empezó a arrojar trozos de mierda.

    —Aaahhh… aaahhh—gemía cada que salía un trozo.

    Joaquín desde atrás veía la escena, su verga seguía dura, admiraba como Jo hacía la escena muy erótica, pues daba brinquitos toda arqueada hacia atrás cada que aventaba algo de mierda.

    Dio un último pujido y ya no salió más excremento, respiro hondo recuperando el aire, la regadera apestaba, pero nadie le daba importancia a eso.

    —Ya papi, ya acabe de cagar—dijo girando su cabeza sin dejar de recargarse en los azulejos—gracias por ayudarme a cagar, eres el mejor papa del mundo ¿cómo quieres que te premie por ser el mejor?—decía ella sacando su lengua y pasándola obscenamente por sus labios, respirando agitadamente mientras meneaba su culito.

    Joaquín loco de lujuria se acercó a ella, la jaló y la hincó frente a él, ella sonriendo se dejó hacer, hasta donde estaba llegaba el olor a mierda, Jo era una niña, pero su excremento ya olía mal, aun así aguanto el asco, sabía que la escena debía salir perfecta, aunque si le preocupaba si su papá iba a querer metérsela en la boca, no sabía que tanto podía aguantar el vómito si así lo hiciera.

    —Ahora si—dijo Joaquín relamiéndose los labios mientras se masturbaba en la cara de Jo.

    Él se masturbaba pero no le metía la verga en la boca, quería hacerlo, pero si lo hacía podía provocar vómito en Jo, mejor no se arriesgó, ya habría tiempo de hacer marranadas, se masturbó hasta que sintió que la leche le iba a salir, le quitó la cámara a Pao, que cerca de ellos filmaba, y desde arriba grabó como Jo mantenía su boquita abierta con su lengua de fuera, la verga estaba cerca de su boca, pero no hacía contacto, sin embargo cuando era sacudida por Joaquín casi tocaba la punta de la lengua.

    —Aaahhh mi putita ahí va mi leche… aaahhh

    Eyaculo chorro tras chorro en la boquita de Jo, que sin cerrar la boca recibió toda la carga, retiró su verga para que Jo mostrara a la cámara toda la eyaculación; Jo no solo la mostró, jugó con ella mirando directamente a la cámara, era el estilo gonzo de filmación, Joaquín se movía hacia un lado y Jo lo seguía girándose jugando con el semen en su boca, finalmente Joaquín hizo un close up justo cuando Jo tragaba todo el semen volviendo a abrir su boca para mostrar que no quedaba nada de rastro del mismo en su boquita.

    —Eres el mejor papá del mundo—dijo relamiéndose los labios sin dejar mirarlo con lujuria.

    —¿Por qué mi putita?—pregunto Joaquín acercando la cámara a los ojos claros de Jo.

    —Porque no solo me ayudaste a cagar, también me diste lechita de desayuno para que crezca sana y fuerte y todo solamente con tu verga.

    —Ahora si mi putita—le dijo Joaquín parando la grabación y entregándole la cámara a Pao que atenta la tomó.

    —¿Qué papi?—Jo preguntó inocentemente, aún hincada, no esperaba lo que le iban a hacer.

    —Esto mi putita.

    La tomó de la nuca y le metió la verga en la boca, Jo abrió sus ojos como platos cuando sintió la verga sucia entrar en su boca, honestamente ya antes había probado un poco de mierda, porque cuando se la jodía por el culo una que otra vez salió sucia y aun así se la mamó, pero había sido poquita, no como ahora que era una cantidad importante de mierda, Jo sintió el sabor pleno aunado al olor, la verga de Joaquín aún estaba dura por lo que le llegó hasta la faringe, Jo trató de retirársela, pero él era más fuerte y se la metió riéndose perversamente.

    Pao por instinto prendió la cámara y grabó como su papá le metía la verga en la boca a su hermana, muchas veces lo había visto hacerlo, pero no como ahora, ahora era diferente, ni ella hubiera podido siquiera olerla, ahora su hermana la tenía toda en su boquita.

    —Guarc… guarc

    Hizo dos arcadas de vómito, no soportaba el asco, Joaquín la sostenía por la nuca con ambas manos impidiendo que ella la sacara, sus ojitos estaban abiertos del susto.

    —Toma puta, ahora sí, trágate toda la mierda—dijo él apretando los dientes con cara fúrica.

    —Guarc

    Joaquín había desarrollado otra erección, de hecho ni siquiera la había perdido, su mente estaba nublada de perversión y cuando eso pasaba su verga no perdía dureza y podía eyacular dos veces seguidas.

    —Guarc

    Jo seguí haciendo arqueos, sus ojitos rojos soltaban lágrimas, en ese momento Joaquín maldijo el por qué no la maquillo, sería muy excitante verle las lágrimas negras escurriendo por sus hermosas mejillas.

    —Aaahhh si mi puta, que rico siento metiendo tu mierda a la boca, aaahhh

    Joaquín se arqueaba hacia atrás mirando el techo con los ojos en blanco, no soltaba a Jo que ya no hacía tanto arqueo, había bloqueado el asco y soportaba más los embates que su papá le daba en su garganta con su verga.

    —Mmmggghhh

    Jo ya solo gemía con la verga dentro, empezó a relajar su boquita, sabía que si papá no se quitaría por nada del mundo, así que mejor se relajó para dejarlo sentir placer metiéndole la mierda a su boquita; total no sería la primera y al parecer tampoco la última vez que lo haría, conocía bien a su papá y no desistiría por nada del mundo. Joaquín había descubierto una forma más de emputecerlas.

    —Aaahhh

    Joaquín gimió cuando sintió que la misma Jo empezó a mover su cabeza de adelante a atrás y viceversa.

    —Si, así mi puta… aaahhh… como me gustas—dijo soltándola.

    —¿Te gusta papi?—dijo Jo desde abajo lamiendo la verga mientras la masturbaba— ¿te gusta hacerme comer mi propia mierda?

    —Si—dijo entre gemidos y titiriteros de placer.

    —Pues hazlo, hazme comer mi propia mierda con tu verga, pero dámela con tu leche, avienta tu leche en mi boca—dijo masturbándolo rápidamente.

    Jo lo miraba mientras hablaba y entre palabras lo mamaba, Joaquín jamás se sintió tan cerca del cielo como en ese momento.

    —Ya no aguanto, te hecho los mecos dentro—dijo tomándola de la nuca nuevamente con ambas manos y moviendo su cadera de forma bestial—aaahhh… aaahhh

    Gimió mientras eyaculó su leche dentro de la boquita de Jo, que a ojos cerrados aguanto cada empuje bestial y sin compasión que su papá le dio.

    Pao miraba la escena y filmaba, se estaba excitando viendo a su hermana, Jo era mejor que ella para el sexo, siempre hacía algo más de lo que la propia Pao era capaz de hacer, Jo tenía mucha imaginación al hacer y decir las cosas, se sintió celosa de no poder darle el mismo placer que ella a su papá, pero aun así se tocó su rajita con su dedito y suavemente jugó con su botoncito de placer. Se movía mucho mientras se masturbaba, lo bueno era que la nueva cámara de Joaquín venía con estabilizador de movimiento.

    —Aaahhh, que rico sentí—dijo Joaquín una vez eyaculado toda su leche dentro de la boquita de su futura hija legal.

    Joaquín se retiró de Jo y se recargó en la pared de la regadera recuperando el aire, desde ahí vio como Jo empezó a perder excitación y la cordura le regresó, eso junto con la sensación de semen mezclado con mierda, ya no aguado más, se levantó corriendo y fue a la taza del baño donde vomito todo, incluso el desayuno.

    Se lavó los dientes y aun con cara de asco abrió la regadera y frente a un exhausto Joaquín lavo sus huecos de los restos de excremento que quedaban, de hecho se lavó dos veces para que se fuera el olor.

    Volteo a ver a Joaquín y tomó la regadera tipo teléfono y ella misma le lavó la verga, Joaquín la miraba desde donde estaba, una vez limpio lo volteo a ver mientras sujetaba su verga.

    —¿Te gustó?—preguntó Jo lavándolo y masturbándolo al mismo tiempo.

    —Si mi putita, mucho.

    —Ya ves papi, te dije que te iba a cumplir y lo hice. Pagué mi apuesta.

    —Si mi putita, fue delicioso.

    —Pero papi, te excediste ¿no crees?

    —¿Por qué?

    —Pues anoche te jodiste a mi mama por el culo, dos veces y hoy me hiciste cagar a mí y además de eso me hiciste comer mi mierda, ¿no tiene límites?

    —No mi putita, nunca los tendré, ¿te molesta?

    —No papi, yo te amo así como eres.

    Se acercó a él poniéndose de puntitas y lo beso en la boca, el beso terminó en un magreo de Joaquín sobre ella mientras le metía lengua en la boca.

    Joaquín en ese momento pensaba si realmente se había pasado con esas tres mujeres, no sabía si podía llegar al límite de Carla y terminaría dejándolo, pero era demasiado el placer que sentía, recordó la noche anterior cuando Carla le entregó su culo por primera vez. Se volvió a excitar mágicamente, cargó a Jo y se la metió en la raja, ella feliz lo recibió sin dejar de besarlo, así se fueron a la cama seguidos por Pao, que también esperaba su ración de sexo matutino.

    Joaquín eyaculo por tercera vez en esa mañana, lo hizo en la rajita de Pao mientras sus lenguas se enroscaban, en un beso impropio para una nena inocente de esa edad con un hombre adulto y maduro.


    Varios días después.

    Alvarado en su oficina, revisaba tareas de sus alumnos, estaba tranquilo cuando su celular timbró.

    —Hola—contestó con su voz aterciopelada.

    —Hola carnal, necesito que vengas a la casa de las niñas, pero a la de ya—era Joaquín, su voz se oía alterada.

    —¿Pasa algo malo?

    —Sí, estamos en problemas.

    Alvarado maldijo para sus adentros, seguramente Carla lo había sorprendido cogiéndose a las niñas, pensó en todas las posibilidades desde colgar y bloquear el número, hasta ir corriendo a ver qué había pasado, decidió por lo último.

    —Voy para allá.

    Llegó y vio el auto de Joaquín estacionado afuera de la casa, atrás de este estaba estacionado un taxi, prudentemente se estaciono a unos metros de estos.

    Tocó la puerta y Joaquín le abrió, su semblante era serio.

    —¿Qué pasó?—preguntó Alvarado casi al instante.

    —Pasa, hay que hablar.

    Alvarado entró y en la sala sentado vio a un hombre, este al verlo se levantó, era el puma, los dos se quedaron uno frente a otro, mirándose a los ojos al mismo tiempo que se estudiaban, la posición de sus mano no era en guardia, pero tampoco en descanso, estaban en la posición de precaución en caso de pelea.

    El puma tenia nudillos curtidos, en más de una ocasión había peleado a golpes, el ser taxista lo exponía a discusiones frecuentes con otras personas que manejaban, más de una discusión o un insulto con el claxon terminaron en una pelea callejera, el puma era bueno peleando, lo hacía con frecuencia y nunca había recibido un golpe en la cara, era muy hábil.

    Alvarado por otra parte, como bien lo decía su profesión, no era de pelea frecuente, pero en su juventud varias veces lo hiso, había estudiado kung fu en la secundaria y preparatoria, incluso había ganado medallas en varios torneos, sabía defenderse y ser ofensivo en el ataque. En pocas palabras y resumiendo, tampoco había perdido una pelea.

    Los dos de frente mirándose y estudiándose se veían impresionantes, altos de 1.85 metros, manos fuertes, hábiles y letales en la pelea, ninguno hacía una expresión diferente al ceño semi fruncido, se miraban de arriba abajo, se estudiaban, Joaquín los interrumpió.

    —Alvarado, él es Arturo, lo apodan el puma, tiene algo importante que decirnos.

    —¿Sí?—contestó Alvarado sin dejar de vigilar con la mirada al puma–¿qué cosa?

    —No me conocen, pero debo advertirles que están en un gran problema, al cura que golpearon…

    —¿Cómo sabes eso?—lo interrumpió Alvarado.

    —Déjalo acabar– le dijo Joaquín mirando a los dos.

    —Ese cura es hijo del obispo, y el obispo es el que controla la mafia en el sector norte de la ciudad, controla el contrabando que entra de USA, drogas, trata de mujeres, en fin es toda una organización.

    —¿Y qué pasa con eso?—volvió a preguntar Alvarado en tono espetante.

    —Pues que a ustedes ya los tienen identificados, los han estado vigilando desde hace semanas.

    —¿Y tú por qué te interesas en ayudarnos?—preguntó Alvarado.

    —Digamos que me interesa el bienestar de las niñas.

    Al decirlo tanto Alvarado como Joaquín voltearon a ver a Jo y Pao, las dos se pusieron rojas de la cara, mas Jo cuyas fosas nasales marcaron lo nerviosa que estaba, los dos serios la miraron amenazante.

    —Bien supongamos que nos quieres ayudar, pero ¿solo venías a avisarnos? O ¿a algo más?

    —Vengo a ofrecerles mi ayuda, tengo un plan.

    —¿Cuál?—preguntó Joaquín.

    —¿Han jugado póker?

    —Si—contestó Joaquín mirando algo desconcertado a Alvarado.

    —Bueno, se quien los sigue, creen que ustedes son mafiosos, de una organización nueva que amenaza la de ellos, debemos blofear nuestra mano, que crean que somos más fuertes que ellos, solo así los dejaran en paz.

    —¿Huir de la ciudad puede ser una opción?—preguntó Alvarado.

    —Si huyen se darán cuenta que no son mafiosos y los seguirán para buscar venganza, créanme, eso no es bueno.

    —Pues bien te escuchamos— dijo Alvarado sentándose y mirando de reojo a Jo que seguía roja como un tomate.

    —Niñas vayan a su habitación—les ordenó Joaquín, las dos casi corriendo subieron a sus recámaras.


    El príncipe con dos de sus secuaces platicaban en la cantina de siempre, él estaba sentado de espaldas a la barra de la cantina, no se percató que tres hombres estaban parados atrás de él, lo notó cuando sus hombre fijaron la vista en ellos, inmediatamente se levantó, era una clara acción de amenaza.

    —Hola príncipe—saludó el puma.

    —¿Puma?—preguntó el príncipe, lo conocía, sabía que era taxista y un buen peleador, sabía que no estaba metido con ninguna organización, volteo a ver a sus acompañantes y reconoció a Joaquín.

    —Venimos a hablar contigo—dijo el puma nuevamente.

    Los hombres del príncipe se pusieron de pie al detectar amenaza.

    —Muchas veces te invité a que entraras con nosotros—dijo el príncipe con su ceño fruncido, se escuchaba desprecio en su voz—pero nunca quisiste, ahora veo porque.

    —No entremos en detalles y vamos al grano

    —¿Ah sí? Pues ve al grano—dijo el príncipe, su ceño fruncido marcaba que estaba empezando su ira.

    —Hemos venido a darte una paliza a ti y a tus amigos

    —¿Ah sí?—dijo el príncipe con sarcasmo.

    Volteo a ver a sus secuaces, su mirada les dijo que era tiempo de actuar, no llevaba armas de fuego, pues no las necesitaba, las portaba solo cuando las iba a usar para resolver algún asunto de su mentor, pero tenía sus manos, eran armas letales.

    —pues no esperemos—dijo avanzando.

    La pelea inició, el puma se movió unos pasos hacia atrás, el príncipe lo siguió, los dos se movían con sutileza, un gorila se acercó a Joaquín, venía con su puño levantado amenazando impactar en el rostro de este, pero un golpe certero de Alvarado en el rostro lo salvó, el otro gorila aprovechando el descuido de Alvarado lo intentó golpear, ahora fue Joaquín el que lo golpeó directo al rostro.

    —¡Ay! hijo de puta—exclamó el hombre sintiendo un terrible dolor en el rostro.

    Joaquín miró la manopla de fierro forjado en su mano derecha que el puma le había dado y sonrió con malicia.

    “tu usa esto, creo que la ocuparas”—le dijo el puma poniéndosela en la mano antes de bajar a la cantina, lo vio chaparrito y regordete y se la dio para darle una ventaja en la pelea.

    Joaquín sabía que no debía dar oportunidad se abalanzó sobre el hombre y lo golpeo hasta que vio que perdió la conciencia y la piel de este se abrió.

    Alvarado iba sobre el hombre que había golpeado, se notaba que el hombre tenía miedo, al parecer no era el más valiente del grupo, cuando Alvarado se acercó levantó las manos pidiendo clemencia, tres golpes en el rostro, dos patadas en el pecho y una en la nuca fue lo que recibió de Alvarado, que no se detuvo hasta verlo noqueado.

    Una vez noqueados sus contrincantes voltearon a ver al puma y al príncipe, era un verdadero espectáculo, el príncipe se defendía con artes marciales del ejército, el puma no sabía artes marciales, pero si sabía el arte de la pelea callejera.

    Ambos traían golpes, el puma traía sangre en la nariz, nunca antes lo habían tocado, pero nunca antes había peleado con alguien como el príncipe.

    El príncipe sangraba de la boca y de la nariz, su rostro lucía como el de un demonio, atacó en recto al puma, pero este le dio un fuerte golpe recto en el rostro con la mano derecha, fue tan fuerte que salió impactado hacia atrás y chocó con su espalda en la barra de la cantina, el príncipe con ojos de furia llevó su mano a la bolsa del saco y tomó la manopla que traía.

    El puma sonrió, eso era una ventaja para él, pues ya sabía con qué mano atacaría, y así fue el príncipe con los ojos inyectados de furia intentó golpear al puma, que simplemente se agacho y con la mano izquierda golpeo las costillas del príncipe, los ojos de este se abrieron, cuando regreso la mirada, el puma ya llevaba su mano derecha al rostro de este, los ojos del príncipe se desorbitaron, cayó hacia atrás y el puma cayó sobre él para seguirlo golpeando.

    Alvarado y Joaquín se miraron alarmados, pues el puma no dejaba de golpear, se detuvo cuando sintió que el pómulo del príncipe se fracturó y no se diga la nariz que ya estaba de lado pegada al otro pómulo.

    El puma se levantó, Alvarado y Joaquín lo miraron.

    —Salgamos—dijo Alvarado.

    Subieron al taxi y salieron del lugar.

    —Casi lo matas—dijo Joaquín.

    —No lo maté, no lo quería matar, solo quería asegurarme que acabara en el hospital, tenía que ser así.

    —Bien continuemos con el plan y recemos que funcione—dijo Alvarado.


    El obispo leía unos documentos en su lujosa oficina, de repente la puerta se abrió y entraron tres hombres, los tres traían señal de haber peleado, reconoció a uno, a Joaquín, su corazón se aceleró, sabía que significaba eso.

    —Señor, no pude detenerlos, les advertí—dijo la secretaria que asustada entraba atrás de ellos– ¿llamo a la policía?

    El obispo se les quedó mirando, su cara volvió al gesto tranquilo que lo caracterizaba, hizo una seña con la mano a su secretaria para que saliera y los dejara solos, de antemano que tampoco hablara a la policía.

    —¿En qué les puedo ayudar?

    —Queremos entregarte esto—dijo Joaquín aventando al escritorio la manopla del príncipe.

    El que habló fue Joaquín, era el que conocían ellos, el que pensaban era el jefe, además era el que mejor hablaba y se iba a tratar de blofear debía ser él.

    El obispo vio la manopla, estaba manchada de sangre, en letras cursivas se leía la palabra “príncipe”, el obispo se la había mandado hacer, era una manopla especial, estaba hecha a la medida de su dueño, las letras también estaban manchadas de sangre.

    —Príncipe…– dijo en tono bajo el obispo acariciando las letras, se sintió mal por su viejo amigo y lugarteniente.

    —Si, el príncipe, bonito apodo, muy acorde a él—dijo Joaquín con la voz más serena del mundo—no te preocupes, no está muerto, pero si van a pasar dos cosas con él, no lo vas a ver un tiempo y usará un tubo para respirar mínimo por una semana.

    —¿Qué quieren?—dijo el obispo sintiéndose acorralado, le habían pegado en su punto más fuerte.

    —Que nos dejes en paz o tendrás una guerra—Joaquín sonaba tranquilo, demasiado.

    —¿Guerra?—dijo el obispo sonriendo sarcástico—tengo los recursos para ganar esta guerra.

    El juego de póker había empezado. Joaquín sonrió con la sonrisa más estremecedora del mundo.

    —Tal vez los tengas, tal vez la ganes, pero te dejaremos tan golpeado, te haremos tanto daño, que tendrás dudas si realmente fue una victoria.

    —Los conozco—dijo intentando tener una ventaja.

    —Y nosotros a ti, ya ves que fácil entramos, no nos será difícil llegar a ti o a quienes te importen.

    El obispo los miraba, sentía la verdad en las palabras de Joaquín, una gota de sudor se inició en su frente, sabía que era momento de cambiar la estrategia.

    —Muy bien—dijo el obispo—digamos que no habrá guerra, ¿qué tal un acuerdo?

    —¿Acuerdo?—preguntó Joaquín algo desconcertado.

    —Si, de esto—dijo abriendo el cajón de su escritorio, los tres brincaron

    —Hey cuidado—dijo Joaquín llevando su mano a parte de atrás como si quisiera sacar un arma.

    —No hay peligro aquí, solo sacaré esto—dijo el obispo metiendo lentamente la mano al cajón.

    Sacó un sobre amarillo y se lo entregó a Joaquín, él la abrió y su sangre se heló, el puma tenía razón, los habían estado siguiendo, eran fotos de las niñas, de Carla y de él, sus rostros se veían perfectamente.

    —No sé qué tengas en mente, pero más vale que te vayas con cuidado con esto—dijo Joaquín en el tono más amenazador que encontró.

    —Mi hijo es un estúpido, recibió su merecido, yo tenía que contra atacar o me vería débil con mis enemigos, así funciona esto—dijo como excusándose—pero sé lo que hacen con ellas, he visto los videos.

    —Cuidado—volvió advertir Joaquín.

    —Tengo negocios y conexiones con Europa, ya había visto esos videos por contactos míos, intenté comprar “los derechos” de estas películas, pero la competencia no me las quiso vender, esto deja mucho dinero, hagamos un trato en el que todos seamos beneficiados.

    —Explícate—volvió a preguntar Joaquín.

    —Véndanme a mí “los derechos” y las películas, pagaré mucho más de lo que les están pagando, en pocas palabras nos brincamos al intermediario y vendemos directo, hablo de mucho dinero para todos.

    Los tres se quedaron mirando. Joaquín volvió a hablar

    —¿Cómo sabemos que no es una trampa?

    —Les doy mi palabra, los que me conocen saben que eso vale más que un contrato firmado—dijo el obispo poniendo énfasis en sus palabras—el príncipe los seguía, pero ahora mi objetivo era conseguir a las niñas, no me interesa la guerra

    —Bien hablaremos después, ya negociaremos las cosas—dijo Joaquín reconociendo una oportunidad.

    Ellos ganaban mucho dinero con la venta, pero si este hombre prometía más, era más que obvio que una alianza era conveniente para todos, hablaba de mucho dinero y sobre todo de acuerdo de paz.

    —Habrá paz y negociaremos nuestro acuerdo ¿Trato?—dijo el obispo por primera vez extendiendo la mano hacia Joaquín.

    —Trato—le dio la mano—siento los de tu príncipe, pero así son los negocios.

    —Efectos colaterales, eso pasa—dijo el obispo no dándole importancia al príncipe, los tres se dieron la vuelta y salieron del lugar.

    Fue tan simple como eso, era mejor negociar y asociarse que competir y pelear, el blof había sido un éxito, se la creyeron y ahora era mantenerse sobre el toro sin dejar que te tumbara y cornara, ya irían resolviendo los problemas.

    Llegaron a casa de las niñas, todo el camino fue silencio entre los tres, cada uno meditaba sobre lo sucedido, Alvarado agradecía al cielo haber salido de esta, era el que más perdía, Joaquín pensaba cuanto cobrar y como mejorar el mercado de sus videos, el puma pensaba como pedirles ver a las niñas, las extrañaba mucho. El puma preguntó

    —Tal vez no me dirán, pero ¿de qué trato hablaron?

    —Mejor no saber de más, pero te debemos una, una grande—dijo Joaquín– ¿Qué quieres de pago?

    El puma sin voltear a verlo le contestó, era su oportunidad.

    —Ver a las niñas de vez en cuando, les ayudaré a cuidarlas de la gente mala, solo pido verlas.

    Alvarado y Joaquín se miraron y asintieron al mismo tiempo, este hombre de ojos azules les había salvado la vida, quien sabe que les hubieran hecho.

    —Está bien, ya nos pondremos de acuerdo—dijo Alvarado—eres bueno soltando golpes.

    —Tú también, deberíamos entrenar juntos algún día.

    —Claro—contestó Alvarado de forma sincera.

    Bajaron del auto y el puma partió.

    —¿Vas a regañar a Jo?—preguntó Alvarado a Joaquín.

    —Esa putita nos volvió a ver la cara, fue ella quien nos metió en estos apuros, aunque de forma indirecta fue ella quien nos terminó salvando a través de su “amiguito”, Además, no sé qué opines tu de cambiar de cliente con el obispo este.

    —Honestamente, pinta bien, si nos brincamos al intermediario y tenemos la protección, habrá más dinero, solo hay que tener cuidado. Pero entones ¿qué harás con Jo? ¿La vas a castigar?

    —No sé, ya la castigué mucho, yo creo que la perdonaré esta ocasión, ¿tú que opinas?

    —Creo que concuerdo contigo, ya se derramó demasiada sangre, ahí que quede.

    —Si, tienes razón, pero bueno ¿quieres pasar a cogértelas?

    —Si, ¿por qué no? Hace mucho que no vengo, las castigaremos con la verga, jajaja

    —Jejeje, eso me agrada

    Entraron los dos, media hora después cada uno era cabalgado por una niña que feliz gemía siendo penetrada salvajemente por su amante adulto.


    Cinco años después.

    Joaquín estaba dentro de su flamante camioneta Lincoln color negro, estacionado a fuera de un lujoso colegio privado, de repente vio a una hermosa adolescente de tetas medianas, estrecha cintura y caderas perfectas, traía el cabello largo, era color castaño claro y al traerlo suelto lucía hermoso, volteo a verlo y lo saludó agitando su mano en el aire, se despidió de sus compañeras con un beso en la mejilla y caminó hacia él.

    —Hola papi, ¿me esperaste mucho?—preguntó la ahora adolescente Jo mientras se sentaba.

    —No mucho mi putita.

    Jo se acercó a saludarlo y sacó su lengua para meterla dentro de él, el beso fue muy apasionado, la mano de Joaquín se posicionó sobre una teta arrancando un gemido de ella.

    —Sabe rara tu boca—dijo Joaquín paladeando su legua.

    —Es que se la mamé al profe de mate antes de salir—contestó con una naturalidad inigualable.

    —Ay ¿y por qué no avisas?—dijo Joaquín poniendo cara de asco.

    —Ay, perdón, pensé que ya se había ido el sabor, es que necesito sacar 80 en el examen final para pasar.

    —Eres una puta

    —Tu alumna papi, tu alumna—dijo Jo burlonamente.

    —¿y cómo te fue?

    —Bien, pero el profe no me cogió y me dejo cachonda, ¿crees que podamos…?—preguntó Jo mirando el asiento trasero

    —No mi putita hay mucha luz

    —Mmm—dijo Jo decepcionada–¿y si te la chupo? ¿quieres? Así me metes dedos en la panocha y me haces venir.

    —Bueno un ratito en lo que vamos por tu mama y tus hermanas—dijo Joaquín con falsa resignación.

    —¿Dónde están?—preguntó Jo agachándose a abrir la bragueta de Joaquín.

    —Probándose vestidos para la primera comunión de Pao.

    Joaquín se había casado con Carla, al año la embarazó, una hermosa niña nació, la llamaron Georgina.

    La sexualidad entre los dos nunca bajo de intensidad, ella aprendió a cumplir todos los caprichos de su amado esposo, un día fue a visitarla a su trabajo y ahí encerrados en el cuarto de medicamentos psicotrópicos se la cogió por todos lados, la pobre salió toda despeinada y caminando con dificultad.

    La puerta jamás se cerró y en varias ocasiones que alguna de las niñas durmió en ellos, cogieron desnudos con una lámpara prendida, Pao abría sus ojos mirando a su madre de lado con Joaquín atrás de ella meneándose haciéndola gemir, Carla veía los ojos abiertos de Pao y se los cerraba con la mano “duerme pequeña, duerme, aaahhh”, pero con el paso del tiempo las fue dejando ver, Joaquín la volvió a convencer de que tenía que ser mas abierta y no dejarles tabúes a las niñas.

    Incluso Jo siguió “curándole” el culo a su mamá con la lengua, cuando ella dormía con ellos y Joaquín se la metía por el culo, Carla se ponía de lado frente a Joaquín y platicaban de cualquier asunto, mientras Jo atrás de ella enterraba su cara entre las nalgas, metiéndole lengua, probando el semen de Joaquín, mas de una vez Joaquín la besó mientras era “curada” por Jo.

    “¿te gusta verdad?”—le susurraba en el oído a Carla que sonriendo le contestaba.

    “si, pero no le digas, que va a pensar que me aprovecho de ella”

    Cuando cogían Joaquín no se detenía ni inhibía por la presencia de las niñas, la cambiaba de posición, boca arriba, boca abajo, de lado, en cuatro, por el culo, por su boca, Carla por más que se tapaba la boca no podía evitar gemir, ya era inevitable que sus hijas la vieran tener orgasmos, más de una ocasión al terminar la sesión sexual, Carla caía toda sudada y cansada, veía como sus hijas abrían sus ojitos, le sonreían y los volvían a cerrar; a veces por las mañanas ellas le hacía bromas por la noche anterior, Carla solo se ponía roja y agachaba la cara sonriendo. Solo les pidió que esas bromas no las hicieran frente a extraños, eran cosas que solo pasaban dentro de la casa.

    En una ocasión que se bañaban las tres juntas después de que Joaquín se cogiera a Carla, las niñas le acariciaban los chupetones que él le hacía.

    —“¿te duele mami?”—preguntó Pao acariciándolo.

    —“un poquito cuando me los hace”

    —“¿solo un poco?”—contestó ahora Jo que la enjabonaba acariciándole todo el cuerpo, también había aprendido a que sus hijas la bañaran de esa manera, era cosas de chicas como ellas le decían.

    —“si, ¿por qué mi amor?”—pregunto Carla enjabonando a Pao.

    —“es que siempre me da curiosidad como se siente, ¿me dejarías que me hiciera uno?”

    Carla dejó de enjabonarla y lo meditó, meditó toda su vida y lo que había pasado.

    —“si mi amor—le dijo a Pao, pero solo será una vez y en un lugar escondido y jamás de los jamases se lo diremos a alguien, ¿de acuerdo?”

    —“yo también quiero ver que se siente”—dijo Jo emocionada brincando.

    Esa noche en la cocina, Pao sentada a horcajadas se fue despojando de su blusa, primero la desabotonó lentamente, mostrando poco a poco su corpiño y después se despojó de este, quedó desnuda de la cintura hacia arriba, tomó la cabeza de Joaquín con ambas manos, quien antes de hacerlo volteo a ver a Carla que asintió aprobándolo.

    Pao hizo que Joaquín pusiera su boca en el pezón, él por reflejo lo chupó, Carla no intervino, pero sintió que eso estaba demás, sin embargo lo permitió, pero se asombró cuando Pao lo llevó al otro y después lo posicionó a dos centímetros de su areola izquierda, ahí lo sostuvo y Joaquín chupó, Pao abrió su boca y sonrió mirando la nada, su vagina se contrajo y se mojó, lo estaba haciendo frente a su madre.

    Joaquín retiró su boca cuando sintió que ya había marcado la piel de la niña, Pao emocionada la vio y se volteo a su mamá.

    “mira mami, ya soy como tú, y no me dolió nada”

    Carla sonrió, se sentía segura con Joaquín, permitía que sus hijas hicieran cosas con él, ella confiaba en que Joaquín les permitiera experimentar sin hacerles daño, ni traumarlas y mucho menos sin abusar de ellas.

    Cuando volteo a ver a Jo para decirle que era su turno, abrió sus ojos, Jo estaba solo en pantaleta y así se sentó sobre Joaquín, quien repitió la acción, chupando sus pezones ya más desarrollados y marcándola donde ella le pidió.

    Las dos anduvieron semidesnudas hasta que las marcas desaparecieron, para presumir sus chupetones, Carla solo reía, esa noche el sexo fue de locos con Joaquín. Joaquín siguió cogiendo con las niñas a espaldas de Carla.

    El obispo mantuvo su palabra, pagó mucho más por los videos que la competencia, incluso Joaquín se volvió asesor directo de él en cuanto a filmes, ya utilizaban más modelos, eso no era problema para el obispo, fue idea de Joaquín cambiar el idioma para despistar a la interpol, les enseñaron a hablar en francés, inglés y alemán, el obispo estaba feliz pues Joaquín tenía mucha creatividad para las películas y estas dejaban mucho dinero.

    Mes a mes recibió su pago, el príncipe era el encargado de llevar el maletín con el dinero, las primeras veces aún presentaba las marcas de los golpes recibidos por el puma, pero nunca hizo por atacar, era un perro guardián bien entrenado, no los atacaría mientras el obispo no diera la orden, cosa que él no haría, pues daban muy buen ingreso a sus finanzas. El príncipe llegaba, tocaba la puerta, Joaquín salía y recibía el portafolio con el pago, se retiraba sin decir palabra alguna.

    Joaquín ganó mucho dinero y lo invirtió en negocios de sistemas de vigilancia, que empezaron a darle más ingresos, ya no vivían en la antigua colonia, ahora era un fraccionamiento cerrado, con caseta de vigilancia, solo para clase alta.

    —Papi—preguntó Jo sacando la verga de Joaquín lamiéndole el glande mientras viajaban en la camioneta– ¿te vas a coger a Gina como a nosotras?—preguntó refiriéndose a su hermanita menor de casi 4 años.

    —¿A mi propia hija? ¿Crees que soy un pervertido pedófilo?—dijo él con falsa indignación.

    Los dos se quedaron silencio y estallaron risa, Jo hasta lágrimas soltó, por supuesto que se la iba a coger.

    —Papi—preguntó Jo masturbando suavemente su verga—el puma me invitó a salir hoy, ¿puedo?

    —Ay mi putita, ¿qué niña quiere un novio casi cincuentón?

    —Ay papi él me gusta

    —Está bien, puedes salir, ya sabes que tienes mi permiso.

    El puma había demostrado ser muy útil, el andar en la calle todo el día les hacía más fácil el trabajo, un día oficialmente pidió ser el novio de Jo, Joaquín tuvo dudas, pero Jo le prometió que nada cambiaría, así que aceptó y fue “oficialmente” el novio de Jo, pues solo Joaquín y Alvarado lo sabían, cuando salían ella decía que iba con una amiga a estudiar, Joaquín la llevaba a la supuesta casa, pero solo la llevaba al departamento del puma y ahí la recogía cuando acaban sus asuntos.

    —¿Por qué estás tan aguada del culo?—pregunto Joaquín cuando metió mano bajo la falda y dentro de la pantaleta palpado el culo todo laxo.

    —Es que necesitaba 100 en historia—dijo Jo para después seguir chupando la verga de su papá.

    —Te digo, eres una puta.

    —Y ya te dije yo, solo tu hija papi—dijo mientras lo miraba con una sonrisa y lo masturbaba.

    —Pues ni modo, alguien ya te dilató para mí—la levantó y la sentó de espalda frente a él, los dos miraban al frente, levantó la falda y movió la pantaleta a un lado.

    —Pero despacito papi, despacito.

    —Sabes mi putita, que eso nunca lo hare—dijo Joaquín acomodando su verga.

    —Jijiji, ya lo sé, pero me gusta suplicar para que después me revientes, aaahhh si así.

    Joaquín estacionado en un lote baldío se cogió por el culo a Jo, levantándola y sentándola salvajemente, tuvo que mover al asiento hacia atrás y hacer más esfuerzo para subirla pues Jo ya no era tan pequeña como antes, pero eso no evitó que feliz colaboró con él hasta sentir como su papá se vino en su culo. Joaquín apretó su brazo izquierdo donde sintió el implante subdermico anticonceptivo que le había puesto en cuanto le bajo la primera vez, tanto a ella como a su hermana, no quería embarazos comprometedores, aunque Pao le rogaba que la embarazara.

    —Aaahhh mi puta

    —Si papi, vente en mi culo, vente en tu puta… por siempre tu puta… aaahhh


    Era un domingo por la mañana, la iglesia llena de gente esperaba a Pao que entraba con su traje blanco y velo en el rostro, una vela blanca y encendida llevaba en la mano derecha, lo que nadie sabía era que bajo ese vestido llevaba una sexy pantaleta que modelo unas horas antes para su papá, a quién excito y permitió se la cogiera por todos sus agujeros, también llevaba orgullosa dos chupetones, uno en cada ahora desarrollada teta, eso si se lo había permitido su madre, era un juego perverso que se jugaba solo dentro de la casa y nunca salía de ahí.

    Ya no era sorpresa para Carla entrar y ver a cualquiera de sus hijas sentadas sobre Joaquín a horcajadas recibiendo chupadas de él en su torso desnudo.

    “no crees que ya estás muy grande para jugar así con tu papá? Ya no eres una niña como antes”

    “hay mami, yo siempre seré la nena de papá”

    Pao llegó al altar donde un nervioso Sacerdote Damián la esperaba para darle la primera comunión.

    Joaquín en primera fila, con Carla a un lado, lo veía sin parpadear; Damián sabía que él era el nuevo socio de su papá y al parecer era igual de peligroso que él, habían mandado al “intocable e invencible” príncipe al hospital.

    Joaquín volteo a su derecha y vio parado a Alvarado, su flamante esposa parada a un lado de él y al otro su hija adolescente que demostraba ser un hermoso espécimen, su hijo agarraba la mano de su madre, los dos se miraron y se sonrieron, regresaron la mirada al altar cuando escucharon al sacerdote decir

    —Corpus Cristi

    —Amen

    La ahora adolescente Pao recibía su primera comunión, se hincó a hacer oración mientras el padre regresaba atrás del altar.

    Pao en silencio hincada con la cabeza agachada, ojitos cerrados, la hostia en su boca y sus manitas juntas en posición de rezo, agradeció al cielo el haberla bendecido con un nuevo papá para ella, uno tan bueno y ejemplar como Joaquín, al que amaba con locura, se sintió muy especial por amarlo, ya que lo amaba como a un padre, pero también como a un hombre.

    Pao hincada agradecía una y otra vez al cielo que lo hubiera puesto en su camino y de igual forma agradeció que ese papá tan bueno que tenía para ella, también fuera un esposo para su mamá, que ahora era más feliz que nunca.

    Pao también rogó que nunca lo apartara de su lado, que le diera la fortaleza para complacerlo en todo y aguatar todas las cosas que le hiciera cada vez que él se quisiera saciar con ella, rogó al cielo que Joaquín nunca se aburriera de ella y que algún día le permitiera darle un hijo o hija para él.

    Por último, Pao rogó que los llenara de bendiciones como hasta ahora y sobre todo de mucha salud, para estar muchos, pero muchos años juntos.

    La vida así era de prometedora para Joaquín, lo que había empezado como una pervertida aventura, había acabado en una familia, una familia que lo amaba y lo complacía, apretó la mano de Carla y de Jo al mismo tiempo, siendo correspondido por las dos; sintió como Jo lo acarició con su pulgar al mismo tiempo que lo apretó, su pene se erectó por reflejo de solo pensar en saciarse con ese bello cuerpo juvenil.

    Si, así era su nueva vida, una vida muy feliz, una que inició pervirtiendo a unas nenas inocentes…


    Fin

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, relato SDPA en blogSDPA.com

    Pervirtiendo a unas nenas inocentes, Parte 23/1

    13 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto

    Esta publicación es la parte 23 de un total de 24 publicadas de la serie Pervirtiendo a unas nenas inocentes

    Le príncipe iba caminando con su ceño fruncido por los pasillos del obispado, su porte siempre serio y rígido, iba con su característico traje gris brillante, camisa blanca y corbata negra, las personas se quitaban cuando lo veían, él ni los volteaba a ver, solo miraba al frente con su gesto de enojo; había estado vigilando la casa, y tal y como se le había ordenado tomó fotos de las niñas, de Carla y de Joaquín, las llevaba en un sobre amarillo que estaba perfectamente sellado y dirigido al obispo, se presentó con la secretaria de la oficina de recepción, al ver quien era inmediatamente lo hizo pasar, pues el obispo ya lo esperaba, ella lo siguió con la mirada, se ponía muy intranquila cuando lo veía, percibía mucha maldad en él.

    —Buenos días su ilustrísima—dijo el príncipe parándose en posición de descanso militar frente al escritorio del obispo, este ni siquiera lo volteo a ver.

    —Buenos días príncipe, ¿qué noticias traes?—dijo mirando su pecera donde los peces nadaban tranquilos.

    —Los he vigilado por 2 semanas, no he visto actividad sospechosa, honestamente esperaba ver movimiento, algo sospechoso, pero solo veo a la familia que sale a sus rutinas y regresan después de ello.

    El gordo obispo meditaba mirando la pecera mientras escuchaba al príncipe hablar, había muchas posibilidades, desde que esa no fuera una casa de seguridad, sino simplemente donde moraban personas normales, que no fueran mafiosos y solo la casualidad los hubiera puesto en el camino, se rio dentro de sí mismo cuando pensó esta opción, era obvio que eran gente del hampa, esas niñas no actuaban normal, parecía más una avanzada hacia su organización comprometiéndola por su punto más débil, su hijo; maldijo mil veces el momento cuando lo concibió con esa hermosa novicia adolescente. Sí, eso debía ser, debía ser una trampa hacia su hijo para ir debilitando su organización, todos sabían que su hijo era un calenturiento muy depravado, era tentador debilitarlo a través de él.

    —¿Y ese sobre?—le dijo mirando el sobre amarillo que el príncipe traía en sus manos.

    —Son las personas que viven ahí, les tome fotos, como lo ordenó y se las traigo para que las vea.

    Le pasó el sobre y el obispo lo abrió, cuando miró las fotos le llegó una sorpresa, abrió su boca y sus ojos, el príncipe sabio conocedor de los gestos faciales de las personas y sobre todo los de su mentor, vio la expresión de asombro que este presentó cuando vio las imágenes, las conocía, conocía las niñas, vio como acercó las fotos a su rostro, cambió de imagen, con sus dedos acarciólos rostros de ellas, su gesto marcaba lo interesado que estaba en estas.

    —¿Los conoce?—preguntó el príncipe, pero no obtuvo respuesta, ya no insistió en la pregunta.

    —Quiero que sigas vigilando esa casa, no actúes, solo vigílala y repórtame diario lo que pasa ahí, ¿entendido?

    —Si su ilustrísima.

    Se alejó del lugar dando dos pasos hacia atrás y después girando lentamente, señal de respeto militar, salió a seguir las indicaciones al pie de la letra como se lo había ordenado su mentor.


    Unas horas antes y lejos de ahí, en la casa de las inocentes nenas.

    Joaquín se había despertado muy temprano ese día, serían alrededor de las 5 de la mañana, volteo a ver a su lado y ahí estaba Carla, aún desnuda, se había quedado toda la semana con ella, la escasa luz del pasillo alumbraba su escultural cuerpo, la veía embobado, parecía un ángel dormido, se sintió con su ego totalmente elevado al tener una mujer como ella totalmente enamorada de él, si en su juventud le hubieran dicho que iba a terminar con una mujer como ella nunca lo hubiera creído.

    Joaquín en ese momento quería tener una máquina del tiempo, viajar al pasado y buscar a ese adolescente regordete que le encantaba pararse bajo los puentes y mirar hacia arriba para ver la ropa interior de las mujeres, niñas y adolescentes que por ahí pasaban, quería encontrarlo y decirle, “no te preocupes campeón, las mujeres te desprecian y aborrecen ahorita, pero tendrás tres al mismo tiempo, tres verdaderos monumentos de mujeres dispuestas a complacer tus más pervertidas fantasías, matate a puñetas ahorita mientras vas ideando cosas pervertidas que les harás a las mujeres, valdrá la pena la espera”.

    Joaquín pensaba en eso mientras admiraba ese monumento acostado a su lado, vio las nalgas de ella, pensó cuantos hombres querían, deseaban y añoraban ver lo que ahora el veía, se sentía muy agraciado por eso, Carla hizo un movimiento y quedó boca abajo, Joaquín ya no pudo resistirse y se agachó a besar esas hermosas nalgas de mujer, pero de tanto besarlas y lamerlas se le antojó morderlas, la despertó con mordidas en sus nalgas, Carla despertó como despiertan los ángeles, miró con una sonrisa a Joaquín.

    —Hola travieso—dijo volteando a verlo con una sonrisa.

    —¿Me dices travieso por morderte las nalgas o por lo de anoche?—dijo haciendo además de darle una mordida a su nalga.

    —Por todo, eres un travieso—dijo sentándose en la cama mientras se estiraba marcando su esbelto y bien formado cuerpo.

    —¿Te arrepientes?—dijo él acariciando su espalda hasta llegar a sus nalgas.

    —No, y mira que me dolió mucho, pero no me arrepiento, quiero complacerte en todo—dijo acariciándole la verga que ya estaba erecta, los dos estaban desnudos, así dormían desde hace días.

    —¿Por qué?—preguntó Joaquín aunque ya sabía la respuesta.

    —para que veas cuanto te quiero.

    —¿sólo me quieres?

    —No, te amo como nunca amé a nadie.

    Se agachó a besarlo y después se agachó hacia su entrepierna y le dio un beso en el glande, lo miró con picardía y lo metió a su boca, Joaquín abrió su boca con el placer de sentir la tibia boca de Carla, le había enseñado a mamársela, Carla obediente, durante esas noches, aprendió como le gustaba que se lo hicieran, dejó de mamarlo y se levantó.

    —Me voy a bañar mi amor, tápate porque ya se oyen las niñas despiertas.

    Intentó levantarse pero para eso tenía que pasar por encima de Joaquín, que al sentirla encima a horcajadas de él, la tomó y no la dejo moverse, sin usar las manos guio su verga a la encharcada raja de Carla.

    —Mi amor espera… aaahhh—gimió sintiendo ese mástil deslizarse dentro de ella—las niñas están despiertas, nos van a oír… aaahhh

    —Mi amor, las niñas desde hace mucho que nos escuchan—le dijo Joaquín empezando a mover su cadera de arriaba

    Carla sentada, con la boca abierta, la mirada nublada y moviendo sus caderas con la verga muy dentro de ella recordó la plática que tuvo con sus niñas después de la primera y ruidosa cogida que se dio con Joaquín.


    Las tres estaban sentadas en la mesa, Carla las tenía tomadas de las manos a las dos, ellas estaban atentas a que les iba a decir su mamá, les había mandado llamar para hablar con ellas de los gemidos y gritos que dio; en la sala estaba Joaquín tomando una cerveza mientras veía la tele, pero de reojo las miraba y su agudo oído se concentraba en la plática.

    —Niñas, quiero hablar de lo que escucharon anoche—dijo Carla con algo de titubeo en su voz.

    —¿Qué mami?—preguntó Pao con carita de inocencia.

    —Niñas… Pues… lo notaron, Joaquín se quedó anoche a dormir—la dos asintieron mirando a su nerviosa madre—y de eso les quería hablar, miren niñas—soltó las manos de las dos y junto sus manos moviéndolas nerviosamente—cuando dos adultos se quieren comparten momentos íntimos y…

    —Sabemos de qué hablas mamá—dijo Jo con algo de fastidio—en la escuela nos hablan de sexualidad, sabemos lo que hicieron tú y Joaquín anoche, ya sabemos porque hiciste esos ruidos.

    —Si mami, sabemos que gemiste y gritaste mucho porque te gustó que Joaquín metiera su pene en tu vagina, no nos molesta—dijo Pao sonriéndole.

    —¿Y no les molesta?—preguntó Carla con cara de angustia

    —No, Joaquín nos agrada mucho, nos gusta que esté aquí contigo—dijo Jo hablando con la voz más tranquila que pudo dar—desde que él está te hemos visto más feliz que nunca, ya no tienes la cara de cansada, ni de fastidio que antes tenías, ahora siempre andas contenta y sonriendo, y anoche se oyó que estuviste muy feliz—sonrió pícaramente mirando a Pao que le correspondió.

    —¡Johana!—dijo Carla casi con un grito con cara roja como tomate.

    —Si mami—dijo Pao tomándola de la mano—no dejes a Joaquín porque te escuchamos como rechinaba la cama y cómo gemías de placer cuando mantenías relaciones sexuales con él de muchas formas.

    —¿de muchas formas?—pregunto Carla con cara de angustia.

    —Si mami, escuchamos como se movía la cama cada que cambiaban y sobre todo porque tu lo decías—dijo Jo riéndose.

    Carla roja como un tomate le temblaron los labios, no esperaba que sus hijas supieran que había pasado la noche anterior, ella pensaba que iba a tener que darles clases de sexualidad, biología, ciclos ovulatorios, penes, vaginas, etc. Ahora sus niñas le decían con naturalidad que había gemido por mantener relaciones sexuales con Joaquín y sabían que sus gemidos fueron de placer, sabían que el pene iba dentro de la vagina y eso daba placer, no supo que más decir.

    —Mami, de verdad, estamos felices por ti—dijo Jo uniendo sus manos a las de Pao y rodear las manos de su madre.

    —Niñas, no sé qué decirles—decía Carla con el giro de la plática que sus hijas le dieron.

    —No digas nada, solo no dejes a Joaquín, es más convéncelo que se venga a vivir con nosotras—Jo arrastró la palabra “convéncelo” en doble sentido, Carla lo notó y se puso más roja.

    —¿De verdad? ¿No les molesta que estemos juntos?

    —No mami, ya te dijimos, lo queremos en nuestras vidas—ahora la que habló fue Pao—yo solo pido una condición.

    Tanto Jo como Carla se le quedaron mirando a Pao que decía que tenía una condición para que Joaquín se quedara, Carla pensaba que le iba a decir que no quería ruidos sexuales o algo así, Jo estaba más que intrigada porque no esperaba condiciones de su hermana menor.

    —¿Cuál hija?—preguntó Carla.

    —Quiero que Joaquín me lea un cuento todas las noches que se quede aquí.

    Las dos respiraron aliviadas, Jo pensó que su hermana iba a decir algo inapropiado que comprometiera a Joaquín, pero su hermana solo quería un papá que le leyera un cuento, Jo se mojó de su raja pensando las opciones de un cuento nocturno.

    —Mami, yo también quiero que me lea un cuento—Jo lo dijo imaginando una mamada de Joaquín a su raja antes de dormir, eso sería muy placentero.

    —Gracias pequeñas, gracias por entenderme y por lo del cuento, hablaré con Joaquín y haré lo posible por “convencerlo”—ahora la que arrastró las palabras fue Carla, su raja se mojó imaginando como lo convencería, invertiblemente apretó sus piernas.

    Las tres se abrazaron fraternalmente, Carla soltó una lágrimas de felicidad, Pao también, solo Jo no lo hizo, ella apretaba sus piernas imaginando todas las posibilidades de convivir con su nuevo papá.


    Carla totalmente excitada montaba a Joaquín gimiendo sin inhibirse y miraba hacia la puerta, estaba abierta, ninguna noche en la que se había quedado Joaquín se había cerrado y no fueron silenciosos en sus encuentros, cada vez fueron más atrevidos, Carla se sentía por primera vez plena sexualmente y sobre todo con una libertad de gozar como nunca imaginó que se pudiera.

    —Aaahhh, Joaquín ¿te gusta mi zorrita verdad?—dijo Carla sentándose plenamente sobre la verga de Joaquín, entregándose al placer.

    —¿Tú qué?—dijo Joaquín con malicia mientras le pellizcaba un pezón, quería que dijera guarradas.

    —Mi panocha, ¿te gusta mi panocha?—moviéndose con más intensidad al dejar de decirle zorra y cambiarlo por panocha, le había agarrado el gustillo de hablar sucio cuando cogían.

    —¿Sientes mi verga dura?—le dijo mientras la afianzaba de las caderas.

    —Si, muy dura… aaahhh… dentro de mi… panocha… aaahhh.

    —Es porque me gusta tu panocha.

    —Me gusta cómo se siente cuando te meto la verga en tu panocha.

    —Aaahhh

    —Me gusta cómo se moja cada vez más mientras te voy penetrando.

    —Aaahhh—gimió Carla apoyando sus manos en los pectorales de Joaquín, para poder mover su cadera como loca.

    —Como te mueves cada vez más fuerte para sacarme la leche.

    —Aaahhh… Joaquín… aaahhh… aaahhh—Carla se movió más intensamente.

    Le gustaba que le dijera que le sacara la leche con su cuerpo. Por alguna razón desconocida para ella, la frase “sácame la leche” le súper excitaba, tenía muchos orgasmos cuando él le ordenaba que le sacara la leche con su cuerpo.

    Carla estaba ya toda perdida en excitación, ya no le importaba nada, este hombre de mediana estatura, con barba descuidada y vientre abultado le había arrancado los orgasmos más intensos de su vida y cuando creía haber llegado a su límite, Joaquín la sorprendía elevándola más en sus orgasmos.

    Carla se dejó caer hacia atrás, apoyando sus brazos en la cama con la verga ensartada en su raja y se movió obscenamente sobre él, Joaquín veía como la ahora depilada raja de Carla metía y sacaba su verga, podía ver casi toda la anatomía mientras ella se movía gimiendo abiertamente, estaba demasiado excitada para meditar sobre cordura, Carla de reojo vio cómo pasó alguien por el pasillo, Pao o tal vez Jo, pero no dejó de gemir abiertamente y moverse hasta sentir que explotaba su raja en un orgasmo más.

    —Aaahhh… mi amor, cógeme fuerte por mi panocha, más fuerte… aaahhh… aaahhh… mi amor… mi amor… aaahhh—dijo Carla moviendo su cadera como desesperada.

    Con la cabeza colgando hacia atrás convulsionó su orgasmo, Joaquín sintió las contracciones vaginales en su verga, no había eyaculado, no lo quería hacer tenía planes, Carla terminó su orgasmo con una última convulsión, se movió hacia adelante y se dejó caer en Joaquín, que la abrazó y acarició cariñosamente.

    —Joaquín, ¿cómo haces para hacerme sentir así?—preguntaba Carla recuperando el aire toda desconcertada por las cosas que ahora hacía y decía sin importar que las niñas oyeran.

    —Solo te amo con toda la pasión que mi corazón siente por ti.

    Carla emocionada se agachó para besarlo, no le importó el aliento matutino que él tenía, lo besó como si fuera el manjar más suculento.

    —Bueno ¿ahora si me dejas ir a bañar?—preguntó Carla sentándose de nuevo sobre la verga de Joaquín

    —Si mi amor, solo con una condición—dijo moviendo su cadera para que se elevara y entrara su verga dura, no había eyaculado, como habíamos dicho, tenía otros sucios planes.

    —¿Cuál?—preguntó Carla, mordiendo su meñique sensualmente, entre curiosa y emocionada, sabía que Joaquín siempre hacía cosas que terminaba disfrutando.

    —Que vayas desnuda—dijo malicioso—quiero verte caminar desnuda.

    —Eres un travieso—dijo Carla sonriendo de emoción, por alguna razón le encantaba complacerlo.

    —Si lo soy—dijo apretándole una nalga.

    —Está bien, lo hare, ¿sabes por qué?

    —No—mintió Joaquín, pues sabía la respuesta.

    —Porque te amo y quiero complacerte en todo.

    —Hazlo entonces

    Carla se levantó y se oyó el chasquido de la encharcada raja de ella y la verga de Joaquín cayendo sobre su abdomen toda dura.

    —¿No acabaste mi amor?—dijo Carla mirando la verga dura de Joaquín, casi se regresa a sentarse en él otra vez para que eyaculara dentro de ella, pero Joaquín la detuvo.

    —Si acabe mi amor, pero tu cuerpo me hace estar duro más tiempo—mintió parcialmente, pues si le excitaba mucho el escultural cuerpo de ella.

    —A bueno—caminó a la puerta contoneándose, al llegar al marco volteo girando su torso y le lanzó un beso a Joaquín que con la boca abierta la veía.

    —Hola mami—la saludo Pao que caminaba por el pasillo del baño a su habitación.

    —Hola paulina—contestó Carla roja como tomate,

    Ni ella sabía porque le hacía caso a Joaquín en las cosas que le pedía, estaba desnuda, sudada, su raja escurría jugos de su último orgasmo, su piel tenía muchas marcas de chupetones que Joaquín le hacía y así la vio su hija sin inmutarse o alarmarse.

    Entró en la ducha después de regular el agua, respiró hondo al sentir la tibia agua que mojaba su cuerpo, recordó la noche anterior, su mano derecha se dirigió a su ano y se sintió muy excitada al palparlo todo hinchado, la noche anterior había dejado que Joaquín se la metiera por el ano, o culo como él le decía, se sonrojaba en ese momento al recordar cuando ella decía la palabra culo para él, le dolió la penetración anal, mucho, pero el escucharlo bufar de placer le hizo tener un orgasmo, no importó el dolor, solo saber que Joaquín estaba sintiendo rico con ella, ahí en la ducha solo de recordarlo su vagina se mojó de nuevo, como si Joaquín la estuviera penetrando.

    —Aaahhh

    Gimió al tocar su vagina, metió un dedo y lo saco frotando su clítoris, no recordaba haberse masturbado alguna vez en la vida, ahora en la ducha lo hacía todos los días, Joaquín le había enseñado como, ella no imaginaba que el tocarse le diera tanto placer, ahora le había agarrado el gusto, ya casi era necesario para ella, pero solo se masturbaba pensando en Joaquín, en nadie más.

    Joaquín le había enseñado a disfrutar su sexualidad en todos los sentidos, aún recordaba sus palabras.

    “Carla, nacimos con nuestra sexualidad, está en nuestros instintos, en nuestros genes, pero hemos creado tabúes que nos limitan, nos avergüenzan y hacen que escodamos lo que somos. No escondas tu sexualidad bajo una sábana, no escodas tu sexualidad detrás de una puerta, no escondas tu sexualidad dentro de tu garganta, libérala, deja que fluya por tu cuerpo y salga por donde deba salir, no te pongas en la mente que es algo malo, será malo solo si tú lo crees, de lo contrario será lo más natural, lo más hermoso, pero sobre todo lo más placentero, porque es para lo que fuimos hechos.”

    —Aaahhh—gimió moviendo más rápido su mano sobre su vagina—aaahhh… aaahhh—gimió fuerte sin importar si alguien la escuchaba, así en su orgasmo auto provocado recordó la noche anterior.


    La noche anterior…

    Joaquín había llegado con las niñas, como ya era su rutina se las cogió salvajemente a las dos por todos sus agujeros, Pao soltó algunas lágrimas de lo fuerte que le dio Joaquín por su culito, Jo acostada de lado recargando su cabeza en su mano, observó cómo su nuevo papá se cogió salvajemente a su hermanita menor haciéndola llorar, ella solo le sonreía y se tocaba la vagina obscenamente cuando él la veía, para que se excitara más y le diera más fuerte por el culo a Pao.

    —Ya papi, ya…

    Le decía casi en súplica Pao, mientras Joaquín la tenía hincada frente a él y le jalaba de ambas manos a modo de bridas, la cabeza de la pequeña Pao volaba con los fuertes empujes que Joaquín le daba.

    —No mi putita, ando muy excitado, te voy a dar muy duro nada mas de imaginar que esta noche enculo a la puta de tu madre.

    —Ay… ay… ay

    La pequeña Pao gemía quejosamente recibiendo empujes, le dolía, pero sabía que eso le gustaba a su papá y quería complacerlo en todo, así que aguantó todo lo fuerte que él la enculó.

    —Aaahhh me vengo—bramó Joaquín soltando toda la leche en el recto infantil de Pao que ojitos cerrados sintió lechazo tras lechazo dentro de ella.

    Cayo Joaquín a un lado de ella y Jo se acercó a mamársela para limpiársela como ya era una nueva costumbre familiar.

    —Papi, me diste muy duro—dijo Pao tocándose el culo todo hinchado.

    —Es que ando muy excitado de pensar que hoy estreno la puerta posterior de tu madre.

    —¿Si lo vas a hacer?—preguntó Jo desde abajo sacando la verga para hablar.

    —Si, ustedes atestiguaran el acto

    —Si papi, lo que tú quieras—dijo Pao acostándose a un lado y abrazándolo.

    —¿tú crees que se deje?—pregunto Jo algo escéptica de que pudiera, conocía a su madre y sabía lo conservadora que era.

    —Claro, ¿quieres apostar?

    —Está bien, ¿qué apostamos?—dijo aceptando el reto, sabía que no iba a lograrlo, al menos esa noche no.

    —Tu culo

    —¿Mi culo?—dijo Jo riendo—pues no veo como, ya te lo doy a cada rato.

    —No, pero te voy a dar hasta hacerte cagar.

    —¿Sigues con eso?—dijo Jo riendo divertida.

    —Sabes que sí.

    —Bueno es una apuesta, si esta noche le das por el culo a mamá, te dejo que medes hasta hacerme cagar, pero si pierdo, deja que sea en la regadera ¿de acuerdo?

    —Si mi putita

    Adulto y niña estrecharon las manos en un cierre de apuesta, Joaquín cerró los ojos para tomar una merecida siesta antes de que Carla llegara, estaba exhausto de cogerse a las dos niñas y tenía que recuperar fuerzas, pues en la noche le tocaba a la madre de ellas.

    Carla llegó después de su doble jornada, Joaquín ya la esperaba dentro de la casa, ahora ya podía estar dentro sin que fuera problema, pues tenía toda la confianza de ella.

    —Mmm que bien huele eso—dijo Carla dejando su bolsa en la mesa de la sala, para después dirigirse a la cocina donde Joaquín guisaba la cena

    —Hola mami

    —Hola mami

    Saludaron las dos niñas a su mama que recién llegaba.

    —Hola pequeñas—saludo con un beso en la mejilla a las dos—hola guapo—saludo a Joaquín con un beso en la boca– ¿Qué preparas que huele tan bien?

    —Hola hermosa mujer, es una receta de mi abuela de guisado de carne con un poco de picante, te va a gustar.

    —¿Crees que a las niñas les pique?

    —Creo que las niñas toleran este chile—lo dijo mirándolas sin que Carla lo notara, señalando su entrepierna, las dos rieron, Carla volteo y sonrió desconcertada mirándolos sin entender.

    —Bueno mi amor me voy a bañar y cambiar.

    La cena transcurrió amena, al término de esta Carla les dijo a sus hijas que se preparan para dormir, las dos se levantaron y se despidieron de Joaquín quien las besó en la frente, Pao se paró en frente de Joaquín con su mirada tierna, con las manitas juntas y sus dedos entrelazados en súplica.

    —Joaquín, quería preguntarte algo—la vocecita de Pao sonaba tan tierna.

    —Si pequeña, dime—dijo él acariciando tiernamente el cabello de ella.

    —Sé que es atrevido, pero—dijo la pequeña agachando la mirada–¿Puedo llamarte papá?

    A Carla se le fue toda la sangre a los pies, la poca que le quedo en su cabeza se depositó en las mejillas que se pusieron rojas como un tomate, Pao en su inocencia siempre había querido un papá, pero eso ya era demasiado compromiso para Joaquín, Carla no sabía qué hacer, si interrumpirlos y cambiar el tema o dejar que las cosas fluyeran, esto último le angustiaba mucho, pues temía que Joaquín se asustara con ese compromiso y decidiera terminar la relación.

    Joaquín la tomó de las manos y la miró a los ojos con la mirada más tierna que un hombre puede dar.

    —Pequeña, nada me haría el hombre más feliz de este mundo que el que me quieras llamar papá. Créeme que lucharé y haré todo lo que esté a mi alcance para ganarme y merecer ese honor, el honor de ser tu papá.

    Carla casi grita de emoción, una lágrima salió de su ojo derecho, no la pudo detener, más cuando vio como Pao lo abrazó como siempre quiso abrazar a una figura paterna.

    Su vida había estado incompleta, ahora llegaba este hombre a cumplir todos los faltantes que tenía esta familia, ella tenía a una pareja sexual insaciable que le enseñaba a disfrutar el sexo como nunca imaginó, tenía estabilidad económica, y sumándole a eso, también representaba la figura paterna que las niñas necesitaban, otra lágrima salió ahora de su ojo izquierdo, tampoco la pudo detener.

    —Vayan niñas, prepárense para dormir y en un momento las alcanzo para leerles su cuento.

    Las niñas subieron corriendo, Carla se levantó y se abalanzó sobre él, tanto que hasta Joaquín se desconcertó

    —Carla ¿qué pasa?—dijo riendo mientras recibía mil besos de la hermosa Carla en su rostro.

    —Que te amo, te amo como nunca amé a alguien, tú lo dijiste, harás todo para ganarte el honor de ser el padre de mis hijas, así que yo haré todo para ganarme tu amor, todo para que seas el esposo más feliz del mundo, me estoy entregando a ti, tal vez no entiendas lo que significa, pero te estoy entregando no solo mi cuerpo, te entrego mi corazón y mi alma, es tuyo… yo seré tuya, solo tuya…

    Joaquín emocionado la besó, su pene reaccionó al sentir el tibio y suave cuerpo de Carla pegado a él.

    —Ve al cuarto, allá espérame.

    —Si mí amor, solo deja cumplo mi promesa y les leo un cuento a tu hermosas hijas.

    Joaquín subió la escaleras y pasó con las niñas les leyó un corto cuento, cuando Carla pasó solo vio un hombre paternal y cariñoso con sus hijas, no tenía la más mínima idea de todas las cosas que él les hacía cuando estaban solos.

    —Entonces a pinocho le creció la nariz—le decía Joaquín a Pao—así como mi verga en tu culo—le decía en un susurro a la pequeña que emocionada reía.

    Después fue con Jo.

    —Tramposo—le dijo Jo mientras Joaquín ya empezaba a meter mano bajo las sábanas.

    —¿por qué mi putita?—le preguntó mientras maliciosamente le iba bajando su pijamita.

    —Te pusiste de acuerdo con Pao para que te dijera eso… aaahhh… de llamarte papá… aaahhh… ¿verdad?—dijo Jo arqueando su cabeza hacia atrás al sentir dos dedos dentro de ella.

    —Si mi putita, ganaré y mañana pagarás

    —Aaahhh—Jo gemía—por eso me hiciste comer otro plato de carne ¿verdad…? aaahhh

    —Si mi putita, mañana te haré cagar con mi verga, ocupo tu tripa muy llena.

    —Si papi, pagaré, aaahhh, más rápido, mueve más rápido tus dedos, aaahhh—Jo ya estaba demasiado excitada con la plática– ¿y si me metes la verga tantito?—su voz era de excitada súplica.

    Joaquín excitado la levantó y la puso en cuatro, Carla estaba en la recámara y ya no saldría ahí lo esperaría, puso la verga en la raja de Jo y se le metió de un empuje

    —Mmmggghhh—gimió Jo con los ojos en blanco y su boca tapada con la mano de Joaquín que arremetió contra ella una y otra vez, muy brusco hasta que sintió que tuvo un orgasmo.

    —¿Satisfecha?—preguntó Joaquín malicioso aun moviendo su cadera.

    —Aaahhh—Jo titiritaba—si papi, mucho

    —Y mañana a pagar tú apuesta

    —Si papi, lo que tú quieras, aaahhh—Jo estaba tan excitada que ya accedía a todo.

    Se la sacó dejándola en la cama tirada boca abajo, Jo solita se acomodó su ropita y se acomodó de nuevo bajo las sábanas, Joaquín salió y se dirigió directo a la regadera a tomar una higiénica ducha, no debía oler a la vagina de Jo.

    Joaquín ya bañado y desnudo entró al cuarto y no vio a Carla, se cambió y se puso su pijama de dormir, se acostó y cuando miró hacia la puerta ahí estaba Carla, Joaquín abrió la boca como un hipopótamo, Carla parada en el marco de la puerta traía puesto un baby doll color negro, muy transparente, se dibujaba su silueta por la tenue luz del corredor, el pene de Joaquín brincó como un resorte.

    —Esta noche será especial—dijo Carla haciendo su voz sensual.

    —Contigo todas lo son—contestó Joaquín.

    —No, créeme, esta noche será muy especial para ti.

    —¿Por qué?

    —Porque te voy a dar algo que sé quieres de mí, algo que nadie le he dado ni con el pensamiento.

    Carla caminó hacia él, iba a cerrar la puerta cuando él la detuvo.

    —No cierres.

    —¿No?—le preguntó ella con una sonrisa divertida.

    —Creo que esta noche sería prudente cerrarla, creo que gritaré mucho—puso cara preocupada cuando lo dijo.

    —No la cierres—fue la voz de Joaquín, no lo dijo imperativo ni posesivo, más parecía una súplica.

    Carla sabía que a Joaquín le gustaba dejar la puerta abierta, todas las noches tuvieron sexo y lo hacían a puerta abierta, él era diferente a ella, era de mente muy abierta, tipo europea, ella imaginaba que así lo habían educado, no pensaba que él lo hiciera con malicia, pues ella veía como trataba a sus hijas con el mayor respeto y cariño que ella nunca imaginó en un hombre para dos niñas que no eran sus hijas.

    —Está bien, procuraré ser silenciosa—dijo ella sonriéndole, dándole entender que lo complacería en todo.

    Carla caminó sensualmente y se dirigió al peinador que estaba frente a la cama, abrió el cajón y sacó un tarro de vaselina, se lo entregó a Joaquín, él lo vio y notó que era nuevo, aun traía la etiqueta en la tapa.

    —Lo compré esta semana, úsalo conmigo, esta noche te entregaré lo único que nunca le entregué a mi ex esposo, y honestamente pensé que jamás lo haría, ahora te lo entrego a ti, eres el único que merece tenerlo.

    Se fue acomodando sobre Joaquín hasta quedar acostada boca abajo sobre sus piernas, parecía como coloca un padre a la hija que va a nalguear, Carla desde esa posición lo volteo a ver.

    —Hazlo cuando quieras, ya estoy lista.

    Joaquín levantó la tela y vio las nalgas desnudas, blancas como la nieve.

    Plaf

    Sonó el chasquido de la mano de Joaquín golpeando la blanca y suave nalga de Carla, ella volteo a verlo abriendo su boca, su raja se mojó cuando vio que él levantó la mano para dejarla caer de nuevo en su nalga.

    —Aaahhh—gimió ella regresando la mirada al frente, abriendo su boca y apretando las sábanas para afianzarse.

    Aun recordaba la primera noche que él la nalgueó, no le preguntó si quería, solo la acostó en sus piernas y sin preguntar la empezó a nalguear, se sintió muy mujer cuando él lo hizo, al sentir como su hombre la dominaba, su raja se mojó mucho al sentirse golpeada y maltratada por su hombre, para después sentir como la penetraba con su verga por su boca y su raja. Lo único incómodo fue explicarles a sus hijas lo que había pasado.

    “mami, ¿por qué anoche se escucharon nalgadas?”—preguntó Pao durante la cena, lo hizo con malicia, pues bien sabía en carne propia lo que le gustaba a su papá, Carla toda roja miró a Joaquín que sonriendo se encogió de hombros.

    “bueno hija, ya te había dicho, cuando dos personas se aman mucho, manifiestan su sexualidad de muchas formas”.

    “¿cómo con nalgadas?”

    “si, es algo así como un juego de adultos”.

    “ah”—dijo Pao sonriendo mirando a Joaquín que muchas veces las nalgueó a las dos. Jo se levantó para llevar su plato al lavaplatos y cuando pasó al lado de Pao, esta le dio un nalgada.

    “auch”—grito Jo dando un brinquito y sonriendo pícara a su hermana.

    “¿Por qué hiciste eso?”—le preguntó Carla abriendo sus ojos.

    “porque quiero a mi hermanita y es como tu dijiste, es una forma de decirle que la quiero”

    Joaquín soltó una carcajada y después Carla, todos terminaron riendo la ocurrencia de Pao.

    Plaf

    Plaf

    Plaf

    Plaf

    Muchas nalgadas recibió Carla en ese momento, ella de reojo vio que alguien pasó por el pasillo, era Jo que iba al baño a limpiarse su encharcada raja por la recién cogida de Joaquín, los vio y vio como la tenía sobre sus muslos mientras la nalgueaba, se sintió apenada, pero muy excitada; sus nalgas ya estaban muy rojas y su vagina era un charco de agua, eso facilitó a Joaquín manipularla, metió el dedo medio y el anular al mismo tiempo en la raja de ella, para permitir con esta maniobra manipular su culo con el pulgar.

    —Aaahhh—gimió Carla a sentir penetrada por los dedos de él.

    Joaquín sacó los dedos y los llevó a su boca, los absorbió y al hacerlo se escuchó el ruido de la absorción demasiado obsceno, pero hizo que Carla se mojara más, abrió el tarro de vaselina, regresó los dedos de la mano derecha a la raja y con la izquierda untó vaselina en el culo virgen de Carla, una vez hecho metió su pulgar.

    —Aaahhh

    Carla gimió fuerte y volvió a ver a Jo que ahora regresaba a su habitación, Jo caminó lento y sus miradas se cruzaron, Carla con la cara de lado, sus cabellos adheridos a su frente por el sudor, daba quejidos muy audibles, se veía perfectamente que ahora Joaquín manipulaba su culo mientras ella gemía. Jo solo le sonrió y siguió su camino, Carla pensó que tendría que tener una nueva plática con sus hijas, mientras tanto seguiría ahí, entregándole el culo a Joaquín.

    Carla gimió frunciendo el entrecejo, nunca antes había sentido algo entrar en su ano, o culo, como debía llamarlo en ese momento, tal vez de niña pequeña su mamá le puso supositorios, pero ella no recordaba eso, ahora tenía todo el dedo pulgar de Joaquín dentro de ella.

    —Despacio mi amor, recuerda que es mi primera vez, ay…– Joaquín sin inmutarse seguía.

    Dio un gritito cuando sintió que Joaquín le forzaba el esfínter con el pulgar, se lo sacó y metió el índice.

    —Ay—volvió a gritar, pero Joaquín no se detenía, era como si no la escuchara.

    Volvió a dar otro gritito cuando sintió que empezaba a meter el medio, Joaquín con el ceño fruncido por la concentración ya empezaba a sudar en la frente.

    —Ay, mi amor

    Gritó Carla cuando Joaquín separó los dedos como tijeras, dentro del culo de ella para dilatarla más. Se excitó al sentir que Joaquín no se detenía ante sus quejidos, iba a tomarla por el culo aunque se quejara, eso es lo que hacen lo hombres, no piden permiso

    —Ay… aaahhh—Carla gemía y se quejaba al mismo tiempo, su frente también presentaba gotas de sudor.

    5 minutos ya habían pasado, Joaquín ya metía tres dedos, el culo de ella estaba listo, el resto de la dilatación se lo haría con la verga.

    —Muévete para acá—le dijo Joaquín levantando e hincándola frente a él, la tomó de la nuca y la llevo a su verga; Carla, mientras era llevada a la verga de Joaquín, abrió su boca cual sumisa ante su macho.

    Fue la felación de una mujer que ya sabe lo que hace, Joaquín ponía los ojos en blanco del placer que sentía y más porque fue él quien le enseño.

    Carla tomaba la verga con una mano al mismo tiempo que metía el resto a su boca, la sacaba y metía moviendo su cabeza mientras la masturbaba, lo sacaba pero solo para pasarle la lengua por todo lo largo y rematar mamándole un huevo, jugando con él dentro de su boca, sin dejar de masturbarlo.

    Mientras lo hacía lo miraba a la cara para ver los efectos que producía en él.

    Había aprendido rápido como darle placer a Joaquín, no fue tanto su destreza, más que todo fueron sus ganas de complacerlo.

    Joaquín se puso de pie y quedó frente a ella que seguía masturbándolo, mirándolo desde abajo hincada, se levantó cuando sintió que él la jaló hacia arriba, después sumisamente se dejó llevar por él a la cama quedando en cuatro mirando al respaldo de la misma.

    —¿Qué haces?—preguntó sonriendo cuando sintió que él le vendaba los ojos.

    —Te quiero así

    —¿Por qué?—dijo riendo divertida.

    —Es mi fantasía, anda déjate.

    —Está bien mi amor.

    Carla se dejó vendar los ojos y quedó su mirada totalmente en tinieblas, quería complacerlo, aunque se sentía extraña no verlo.

    Joaquín malicioso miró a la puerta donde ya las niñas se asomaban sabían que su madre no veía, iba a desflorar el culo de Carla y las niñas serían testigos de ese acto.

    —Aaahhh, Joaquín—gimió cuando sintió el glande posarse en su último lugar virgen.

    —Te amo—dijo Joaquín mirando a las niñas, mientras afianzaba a Carla con ambas manos de sus bien formadas caderas—te amo como nunca amé a nadie, eres mía y ahora tu culo será mío.

    —Aaahhh

    Gimió una vez más cuando sintió como la verga de Joaquín llena de vaselina se fue adentrando en su culo.

    Joaquín volteo con una sonrisa de lujuria hacia las niñas que ya se empezaban a tocar sus rajitas mirando el vientre abultado de Joaquín posarse sobre las nalgas de su madre, ella apretaba las sábanas haciendo gestos de dolor, las dos niñas sabían que esa era el momento más difícil, el poder acostumbrarse a algo que entra por el culo, ya después era fácil tolerar la fricción de una verga entrando y saliendo.

    —Joaquín despacio mi amor, despacito por favor.

    Joaquín sacó la mitad de la verga y la regresó.

    —Aaahhh, Joaquín

    Joaquín, como era su costumbre al estar excitado, no hizo caso, volvió a repetir la maniobra y aumento la velocidad y después la intensidad, para los tres minutos era una máquina de penetración dentro del culo de Carla, que ya más relajada se dejaba hacer.

    —Me gusta mucho tu culo

    —¿Sí? Aaahhh

    —Si, siento como me aprietas

    —Aaahhh… aaahhh

    —Te estoy jodiendo el culo, aaahhh

    —Si, dame mi amor… dame por mi culo… aaahhh—Carla ya no se inhibía, gemía y gritaba, aunque sus niñas no estuvieran ahí, hubieran escuchado todo perfectamente.

    —Eres mía—decía Joaquín mientras miraba a las niñas, ellas entendieron que el mensaje era para las tres, las tres eran suyas, Pao abrió su boquita de placer sabiendo que tenía dueño.

    Las niñas movían sus manitas en sus rajitas viendo como su nuevo padre sodomizaba a su madre, las nalgas de Carla rebotaban a cada embestida que él le daba, la jaló del cabello haciendo que su cabeza mirara casi al techo, ahí arremetió sobre el culo de Carla que ya era un gemido tras otro.

    —Aaahhh… aaahhh… aaahhh.

    Joaquín ya empezaba a gotear sudor, sus huevos ya quería explotar, las niñas abrían sus bocas masturbándose, aceleró como loco y Carla ya no pudo más que gritar una y otra vez.

    —Aaahhh… aaahhh… aaahhh… aaahhh…

    —Me vengo aaahhh, te dejo mi leche en el culo… aaahhh

    —Si mi amor déjamela en el culo, es tuyo, será tuyo cada que se te antoje… aaahhh

    Ya no pudo evitar su eyaculación sintió como chorro tras chorro el semen se fue por el culo de Carla como un enema sexual. Fue una enculada de media hora que a Carla le supieron dos horas, aunque el orgasmo que tuvo escuchando los bufidos de Joaquín eyaculando en su culo, valió la pena.

    Joaquín todo sudado, aun respirando agitado, volteo a ver a las niñas, les sonrió satisfecho, ellas también sonrieron, Joaquín se la sacó a Carla.

    —Auch—se quejó, se iba a quitar la venda para verlo.

    —No lo hagas—ordenó Joaquín.

    Carla sonriendo la dejo y se volvió a poner en cuatro sobre la cama, Joaquín se agachó y empezó a lamerle el culo, jaló a Pao que seguida por Jo se hincaron a cada lado de él y en silencio total le mamaron la verga para limpiársela.

    —Aaahhh mi amor, que rico siento—decía Carla sintiendo la lengua de Joaquín en su culo mientras este se cerraba.

    Ella se sentía la mujer más especial del mundo al sentir como Joaquín quería curarle el culo con su lengua. Joaquín tomó de la nuca a Jo y le metió la verga una y otra vez, mientras tenía la cara metida entre las nalgas de Carla sosteniéndola por una cadera con su mano izquierda, Jo se dejó hacer por su papá y no emitió ningún ruido.

    Joaquín pensó que ya era suficiente y les hizo una seña para que se fueran y en silencio salieron, unas vez solo con Carla, le quitó la venda de los ojos, la pobre Carla cayó boca abajo en la cama, estaba toda sudada, muy adolorida del culo, pero también muy contenta.

    —Te amo—dijo Joaquín acomodándose a un lado y dándole un beso en el cuello.

    —Y yo a ti—le dijo volteándolo a ver– ¿ahora me crees que si te amo?

    —Si mi amor, pero siempre te he creído, lo veo en tu mirada.

    Se acomodaron y se fueron durmiendo de cansancio, ni siquiera se bañaron, así en esa posición cayeron en un profundo sueño.

    El problema fue que dos horas después Joaquín despertó con una terrible erección, Carla estaba de espaldas a él, sin despertarla apuntó su verga de nuevo a su culo y la penetró, Carla despertó con el tercer empuje.

    —¿Quieres de nuevo mi amor?—preguntó sumisa a Joaquín que ya se empezaba a mover como loco

    —Si, siempre voy a querer tu culo.

    —Pues tómalo cada que quieras, aaahhh

    El culo de ella estaba laxo y aún con vaselina, así que no fue nada de problema que él la penetrara. La puso boca arriba y le hizo sostener sus muslos pegados a su pecho, para que él pudiera metérsela mientras la veía, se dejó caer sobre ella y le hizo un chupetón arriba de su teta izquierda, Carla sintió la succión y tuvo un orgasmo sintiendo como complacía a su hombre.

    Eyaculó bufando de placer en la oreja de Carla que se movió mucho para darle placer. Así sin sacársela los dos se quedaron dormidos, no se dieron cuenta en que momento la verga aguada de Joaquín salió del culo de Carla.


    Continuará

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    El mundo de Javier se destruyó, el que se creía un gran cazador y resulto que todo había sido planeado por las tres hermanas: La ninfómana Luciana, su novia Jazmín y la inocente Jesse.

    Es que todo lo que sintió con Jesse era falso o había algo más…..

    Quede de ahí sentado, atado y con la verga dura de viagra.

    ¿Así que todo era un plan?

    ¿Nada fue real?

    Sentí una enorme sensación de estafa.

    Después de lo que dijo Luciana estuve en silencio sin saber bien que decir. -De que te sorprendes, pensé que ya te habías dado cuenta…

    Me dijo Jazmín sonriendo mientras abrazaba a Jesse desde atrás, manoseándola.

    -Yo te di varias pistas y nada, cabeza dura, dura- Dijo Luciana riendo divertida. Jesse solo miraba todo con una mirada extraña.

    No sabía bien que pasaba por su cabeza.

    Yo solo pensaba en algo: ¿no era real lo que tenía con Jesse?

    -¿Estas pensando que somos una perversas enfermas no?- Dijo Jazmín también riendo mientras empujaba a Jesse.

    La hizo arrodillarse frente a mí.

    Mire a Jesse, ella me miro fijo con sus enormes ojos celestes.

    Luego bajo la mirada y se mordió el labio inferior.

    -Yo…- Balbuceé -… Si, va no… no se… – Luciana reía muy divertida de la situación y de mi desconcierto. -A ver como chupa la nena de Papi…- Dijo Jazmín empujando la cabeza de Jesse hacia mi verga.

    Jesse sabía qué hacer.

    Abrió su boca y engullo mi verga.

    Podría estar confundido, hasta podría estar enojado de la situación.

    Pero los labios de Jesse sobre mi verga, sentir su lengua me proporcionaban un placer que nadie más podía darme.

    -Hu dios, ustedes hacen todo tan lento!- Dijo Luciana corriendo a Jesse. Paso su pierna sobre mi y sin preámbulos se sentó sobre mi verga.

    No tenía bombacha bajo la faldita tableada. Se la enterró en su vagina sin más.

    Y así como se sentó comenzó a cabalgarme rápidamente.

    Sus tremendas tetas se bamboleaban hacia arriba y abajo en su montada.

    Al ritmo que lo hacía no iba a poder aguantar mucho sin acabar.

    -Ahhhh siiiii….

    – Jadeaba Luciana mientras se abría la camisa y dejaba sus enormes tetas libres. Mientras me montaba se pellizcaba los pezones con furia.

    -Como me gusta andar en caballito- Comentaba Luciana mientras mi verga entraba y salía cada vez a más velocidad.

    Jazmín sostenía a Jesse, pareciera que tenía miedo de que se escape o algo.

    La abrazaba desde atrás y la agarraba de las tetas.

    Las masajeaba por encima de la camisa, las estrujaba.

    Miraba todo siempre con una sonrisa.

    Esta era la situación que esperaba.

    -Ahhhh…. Ahhhhhhhh!!…- Luciana cerró los ojos y se arqueo hacia atrás. Pude sentir contracciones de su vagina apretando mi verga.

    Estaba acabando.

    Grito como una loba en celo y quedo jadeando.

    Me miro fijamente y se desmonto de mí.

    Mi verga aun seguía dura.

    -¿Su plan es violarme o algo?- Dije al fin.

    Jazmín y Luciana me miraron, luego se miraron entre ellas y estallaron a carcajadas.

    Jesse miraba todo sin expresión alguna. -Algo así, veremos qué pasa.

    La noche es larga y tenemos bastantes ideas…- Dijo Jazmín. Luciana tomo la cámara de video. -Grabemos a la nena haciendo cosas indecentes- Dijo Luciana.

    Jazmín divertida trajo a una temerosa Jesse hasta mí.

    Ella se dejaba hacer, parecía una muñequita a control remoto. Cruzo una pierna sobre mí como había hecho Luciana momentos antes. Jesse me miro fijamente mordiéndose el labio.

    Quería decirme algo con la mirada pero no sabía qué.

    Tenía puesta una bombachita de algodón bajo su faldita tableada.

    Sin dejar de mirarme con carita de cachorrita asustada se la corrió hacia un costado. Lentamente coloco la punta de mi verga entre los labios su conchita y comenzó a bajar. Lentamente se iba sentando sobre mi pene clavándoselo.

    -No tenemos tanto tiempo…- Dijo Luciana y tomándola de los hombros, empujo a Jesse hacia abajo ensartándole mi verga de una.

    -Ahhhhhhhhhhhhhhhh!!!!…- Jadeo Jesse cerrando los ojos y apretando los dientes. Mi verga comenzó a palpitar al sentir la cálida cueva de Jesse.

    Los que conocen esta historia pueden pensar cosas como “Jesse esta re abierta” “debe tener los agujeros del tamaño de una cacerola”.

    Lamento decirles que no.

    La manera de ajustarse a mi verga, el calor que emitía… su lubricación… todo era tan perfecto. Sentía pequeñas palpitaciones de su vagina.

    Jesse No se movía, pero tan solo tenerla ahí me provocaba sensaciones increíbles.

    -Mmmm… mmmm…- Ella solita comenzó a subir lentamente.

    Luego bajaba emitiendo un “ahhhhhh” largo y volvía a repetir la operación.

    En cada penetración las coletas de sus cabellos rebotaban.

    Luciana daba vueltas a nuestro alrededor grabando todo con sumo detalle.

    Andaba con sus tetotas al aire y su modo de caminar gatuno hacía ondear su minúscula faldita. Jazmín se coloco detrás de Jesse y la abrazo.

    -Siempre envidie las tremendas tetas de la nena de papi-

    Dijo mientras masajeaba los pechos de Jesse por encima de la camisa.

    Jesse jadeo.

    Luego Jazmín tomo los bordes de la camisa con sus dos manos.

    Tiro hacia los costados y rompió la camisa de Jesse abriéndola de golpe.

    Los botones salieron volando en todas direcciones.

    Las tetas de Jesse salieron disparadas hacia fuera.

    La corbata cayó en medio de ellas.

    Jazmín son sus dedos comenzó a pellizcar sus pezones.

    Jesse se quejo, pero siguió subiendo y bajando por mi verga.

    -Te voy a contar una historia…- Comenzó Jazmín si dejar de manosear a Jesse. Aplastaba las generosas tetas de su hermana menor a placer.

    Prestarle atención a Jazmín mientras Jesse me cabalgaba y ver sus tetas manoseadas era una tarea bastante jodida.

    -Hace un tiempito todo era tan normal, tan…- Continuo Jazmín. -Aburrido- Completo Luciana sin dejar de grabar todo.
    -Claro… aburrido…- Siguió Jazmín y lamió la oreja de Jesse.

    Ella se estremeció y gimió con los ojos cerrados sin dejar de moverse sobre mí. -… Teníamos nuestras cositas.

    Yo sabía bien que Luciana era una fanática sexual, yo trataba de mantenerlo un poco oculto. Y Jesse, bueno, ella es un angelito…- Jazmín apretó Las tetas de Jesse con furia.

    Apenas si entraban en sus manos. -¿Te acordas como comenzamos Lucy?-

    -¡En el campamento!- Grito Luciana riendo. -mmmmm… aaaaahh… aaahhmmm… –

    Los gemidos de Jesse seguían.

    Me cabalgaba lentamente sin prestarle atención a lo que decía Jazmín. -Aun estábamos en el colegio.

    Y tuvimos que ir a un campamento… dio la casualidad de que iban mi división y la de Luciana… -¿Te acordas lo que tomamos esa noche?

    Le chupe la verga a un profesor y nos dejo pasar alcohol- Agrego Luciana súper divertida de recordar esas cosas.

    -Tomamos bastante, y estábamos muy alegres esa noche.

    Jugamos a un juego de dar besos entre todos. Y….- Jazmín apretó las tetas de Jesse y le lamió el cuello. -… y tuvimos que besarnos.

    Lucy y yo.

    Primero fue un simple pico… pero nuestros compañeros pedían más.

    Están bastante tomadas ayudaba mucho…. Trenzamos nuestras lenguas.

    -Fue tan excitante… yo aun tenia gusto a semen del viejo profesor en la boca…- -mmm.. mmmmmmm…. – Jesse no dejaba de subir y bajar sobre mí.

    Lo hacía tan bien, tan despacio que parecía que jamás íbamos a acabar.

    -Eso desencadeno todo… esa misma noche en el campamento dormimos juntas en mi carpa. Mis dos compañeras estaban en otras carpas.

    Y Lucy y yo…

    -Me gusto tanto ese beso que me tire sobre ella y me comí su boca…- Dijo Luciana.

    -A mi me encanto, jamás había besado a una chica. ¿Y sabes? Jamás me pareció extraño que fuera mi hermana. -Nos revolcamos toda la noche… solo nosotras.

    Hicimos todo lo posible y lo imposible también jajaja… -Dijo Luciana riendo mientras se colocaba un cinturón con consolador.

    Era una cosa larga y negra, bastante gruesa.

    Tomo un tarro de lubricante y lo dejo caer en el consolador.

    Daba cierto miedo ver a Luciana con semejante cosa entre las piernas, llenándola de lubricante como su tuviera una verga y se estuviera masturbando.

    -La nena está muy tranquila- Dijo Jazmín al ver a Luciana. Yo no decía nada.

    Tener a Jesse sobre mi verga y escuchar esas confesiones era mucho para mí.

    Creo que nadie en mi situación podría pensar con claridad.

    -…Comenzamos a compartir cosas…- Continuo Jazmín.

    Luciana se coloco detrás de Jesse y apunto la punta del consolador su culito.

    Jesse miro hacia atrás pero no dijo nada.

    Luciana dejo caer un chorro de lubricante en la cola de Jesse. -aaahhg….- Se quejo Jesse apretando los dientes.

    Se tiro sobre mí sepultando mi cara con sus grandes tetas.

    -Lucy me prestó su novia una vez… Yo le preste el mío… y varias noches aburridas nos dormíamos juntas…- Seguía Jazmín.

    -Lo que menos hacíamos era dormir jajaja- Rió Luciana.

    -Ahhhhhh…. Mmmmmmmmm…. Luciana seguía introduciendo el enorme consolador en el culito de Jesse hasta que choco con sus cachetes.

    Jesse respiro aliviada.

    Pero Luciana comenzó a ir hacia atrás.

    Y luego se la volvió a meter de golpe.

    -Hablábamos mucho de Jesse. De lo linda que era. Tan dulce y con tremendo cuerpo.

    Y nada, ni una página porno, ni un novio, nada.

    La nena de papi era un angelito….

    -Y eso nos excitaba más…- Dijo Luciana comenzando a penetrar a Jesse cada vez más rápido. Mi verga en su vagina sentía la presión del consolador.

    -Pero no sabíamos como sumarla a nuestros juegos… hasta que una noche que fui al baño escuche gemidos… el dulce canto angelical de mi hermanita masturbándose en la oscuridad de su cuarto…

    -Jazmín me fue a buscar y juntamos nos metimos en el cuarto de Jesse sin que se diera cuenta.

    Nos quedamos mirando un buen rato como se metía unos deditos ahí abajo… era tan excitante….- -Nos metimos en su cama… Jesse no entendía nada.

    Quiso decirlo algo…-

    -Pero mis labios no la dejaron…- Agrego Luciana.

    -Me prendí a sus tetas y no podía creer que las tuviera tan grandes, redondas, firmes… -Continúo Jazmín.

    -Entre las dos masturbamos a nuestra hermanita y ella no pudo resistirse. Comenzó a gozar… y a acabar una y otra vez.

    Nos pedía que paremos…- Dijo Luciana culeando a su hermanita sin piedad.

    La tenía agarrada de las caderas y se movía como si fuera un hombre.

    Jesse tenía los ojos cerrados y aguantaba la culeada.

    Jazmín se acerco a Jesse y lamiéndole la oreja le dijo: -Contadle a Javi como era…-

    -Ahh… no… quería… mmmm… aahhhgg… pero…. Pero… me gustaba tanto… tanto lo… lo que haciaaann… aaahh mmmm…- Apenas pudo decir Jesse entre jadeos.

    -Tan dulce… tan abusable…- Dijo Jazmín riendo y beso a Jesse.

    -Ahhgg… aaammm… aahhhhhh…ahhhhhhhhhh!!!!!… –Jesse Gritaba temblando y clavando sus uñas en mis hombros.

    Comenzó a acabar pero Luciana no la dejaba en paz y la seguía culeando.

    -Jazmín una vez me dijo: no sabes el pedazo de verga que tiene el pibe con el que estoy saliendo…- -Y ese pibe era vos… el resto creo que ya lo conoces…- Completo Jazmín.

    Dios era mucha información.

    Era todo tan extraño. ¿Podría ser real esa historia? Tenía que confiar en eso? La verdad no entendía nada.

    Pero algo dentro de mí me decía: nada importa una mierda, estas con las tres hermanas juntas, que importa cómo se armo todo.

    -Hasta Jesse se sumo a nuestro juego… aunque creo que ella siguió de largo…- Decía Jazmín.

    Yo sudaba. Comencé a apretar mis puños sintiendo que estaba por acabar.

    Luciana se dio cuenta de esto y saco a Jesse de encima de Javier en un instante.

    Mi verga quedo ahí en el aire palpitando a punto de acabar.

    Luciana la tomo y le pego un lamenton.

    Jazmín se sumo a su lado y ambas pasaron sus lenguas.

    Los chorros comenzaron a salir son control aunque no fue tanta cantidad. Jazmín y Luciana no desperdiciaron nada.

    Pasaron su lengua por toda mi verga hasta dejarla limpia.

    Jesse observaba todo jadeando sentada en el piso.

    Tenía una carita de “eso era mío”.

    -Nunca viene mal un vasito de leche antes de dormir…- Bromeo Luciana. -Veni y seguí tomando tu mamadora…- Le ordeno Jazmín a Jesse.

    Ella vino hacia mí sin mirarme, se arrodillo y sin más comenzó a mamarme la verga. Mi verga ya está algo sensible pero los dulces labios de Jesse eran una buena medicina.

    -Pero vos… por eso estabas tan distante…- Le dije a Jazmín tratando de entender las cosas. Jazmín me miro con una sonrisa.

    Luciana le empujaba la cabeza a Jesse y hacia que mi verga le llegue a la garganta. -En realidad estaba así porque me estoy viendo con otro chico.

    Técnicamente hoy estamos dando fin a nuestra relación formal.- Mas y mas información. Ahora ya no éramos novios, si es que alguna vez lo fuimos en realidad.

    -Cuando nos vas a presentar al nuevo chiche-Dijo Luciana mirando a su hermana. -No, este es solo mío.

    La cosa va en serio con él. –Jazmín tenía una mirada seria.

    Luciana solo la miro, levanto una ceja y siguió empujando la cabeza de Jesse.

    La agarraba de las coletas de su cabello y hacia subir y bajar la cabeza.

    Jazmín se arrodillo al lado de Jesse y comenzó a chupar mi verga junto a su hermana. Paso su lengua mirándome fijo con sus ojos gatunos.

    -Eso no significa…- Paso de nuevo su lengua por todo mi tronco. -… Que vos no sigas siendo mi juguetito…- Qué manera extraña tenían de pensar.

    Aunque la verdad parecía extraño analizándolo fríamente, porque la verdad… yo me lo estaba tomando bastante bien.

    Luciana llamo a Jesse y quedo Jazmín, en 4 patas mamando mi verga.

    Parecía que aun no terminaba su discurso.

    -Es increíble que después de todo esto… nunca pudiste hacerme la cola… jaja esta virgencita para mi novio…- Dijo divertida Jazmín dándose una nalgada a su misma.

    Luciana se coloco detrás de Jazmín y comenzó a besar su cuello.

    Con sus manos recorrió su cuerpo, desde sus pechos por encima de la camisa hasta las piernas. Metió su mano bajo la faldita de Jazmín y apretó en su vagina.

    Jazmín cerró los ojos y jadeo apretando mi verga.

    Jesse se coloco a los pies de Jazmín mientras trataba de taparse sus pechos, pero sin los botones de su camisa le era imposible.

    Me miro sin decir nada.

    -Que linda orejita…- Decía Luciana pasando su lengua por la oreja de Jazmín. Ella jadeaba extasiada.

    Pasaba su lengua por mi verga y de deshacía antes las caricias de su hermana mayor. De repente escuche un “click-click”.

    Jazmín abrió los ojos y miro hacia atrás.

    Luciana se paro con una sonrisa enorme en la cara.

    Jesse se alejo un poco de Jazmín.

    Sin que ella se diera cuenta –ni yo tampoco- Luciana había esposado a Jazmín.

    Tenía las manos en la espalda con una esposas policiales que quien sabe de dónde saco.

    Jesse había atado sus tobillos juntos imposibilitándole todo movimiento.

    Jazmín tenía cara asustada.

    -Ay ay hermanita adorada, creías que no íbamos a presenciar el estreno de tu culito?- Comento Luciana muy divertida mientras se colocaba nuevamente el cinturón con el consolador negro.

    -¿Que vas a hacer? Mi culo es para mi novio, ya les dije…- Jazmín no estaba para nada divertida. -.. Soltadme ahora…- ordeno.

    -Jaja… no no… tu culito es nuestro…- Luciana dejaba caer lubricante sobre el consolador negro que colgaba entre sus piernas.

    Era bastante grande y grueso.

    -No te atrevas hija de puta…- Maldijo Jazmín. Eso sí que era algo que no se veía todos los días.

    Jesse miraba todo a un costado sin decir nada.

    -¡Que boquita! Vamos a tener que enseñarte modales…- Luciana se arrodillo detrás de Jazmín. Ella quiso escapar pero no podía.

    Se tambaleo, perdió el equilibrio y cayó de costado en posición fetal.

    Luciana se sentó sobre las piernas de Jazmín.

    Levanto su pollera dejando su culo al descubierto.

    Jazmín tenía puesta lencería fina de color blanco.

    Luciana tiro hacia abajo la tanga y tiro lubricante sobre el virgen culo de su hermana.

    -¡Basta! ¡No es gracioso!- Gritaba Jazmín pero Luciana que no era muy delicada, le metía dos dedos bastante brusca en el ano.

    -Ahggg…- Se quejo Jazmín. Luciana reía divertidísima de sodomizar a su hermana.

    -Nunca me dejaste meterte nada en la cola… hoy es el gran dia!- Exclamo Luciana agarrando el consolador y poniéndolo en la entrada del culito de Jazmín.

    Debo decir que la situación me estaba gustando.

    No podía evitar sonreír de ver lo que estaba pasando.

    Jesse miraba todo mordiéndose el labio inferior.

    -¡Basta! ¡Para Luc…! Aaaahhgg!!!…..- Jazmín no pudo termina su oración.

    Así como estaba tirada de costado comenzó a recibir el gran consolador negro dentro de su ex virgen culo.

    -Aahhh!! Aahhh!!! Bastaaa!!! Arde!!!!…- Gritaba Jazmín pero Luciana no tenía ninguna piedad. Metía el consolador sin parar.

    Y no paró hasta que se lo enterró bien adentro, entero.

    -Aahhgg.. dios… duele… me quema… aaahgg…- Se quejaba Jazmín.
    Luciana tenía el consolador metido totalmente en el culo de su hermana si moverlo. -¡Tadaaannn! ¡Y el consolador a desaparecido!- Exclamo Luciana imitando a un mago. Solté una carcajada, era inevitable. Jesse esbozo una pequeña sonrisa también.

    -Bueno, a trabajar se ha dicho….- Dijo Luciana frotándose las manos.

    Luego se agarro de la cintura de Jazmín. Y comenzó a sacar el consolador. Jazmín gritaba y jadeaba. -¡Para hija de puta! ¡vas a ver! Aahh!!!! Te voy a matar!- Maldecía y gritaba.

    Y Luciana le metía el consolador de golpe haciéndola callar.

    Lo volvía a sacar despacio, y lo volvía a meter con todas sus fuerzas. -Aaahh… aaahgg… huufff… Hugh…-Jazmín se resigno aparentemente. Luego de un rato solo bufaba con toda la cara transpirada.

    Luciana seguía con el mete saca frenético. Se recostó sobre su hermana, la agarro de los pelos tirando su cabeza hacia atrás.

    Jazmín apretaba los dientes ante el brusco trato. Luciana reía mientras la culeaba con furia, lamia el cuello de su hermana y le mordía el hombro.

    Luego bajo sus manos hasta las pequeñas tetas de Jazmín y las estrujo.

    Comenzó a besarle el cuello salvajemente moviendo su cintura sin cesar.

    -Te está gustando putita… ¿viste? Te gusta…- Le decía Luciana sin parar de culearla. Con la otra mano frotaba el clítoris de Jazmín.

    -Aaahhhg.. mmmm…. Aaaammm…- Jadeaba Jazmín sin decir anda y con los ojos cerrados. Su cara estaba totalmente colorada y tenía los pelos pegados a la cara por la transpiración. Luego comenzó a temblar, a jadear más fuerte pegando puñetazos al piso.

    -Ahh!!! Dios!!!!!! La puta madre!!!!!…- Gritaba Jazmín mientras Luciana la culeaba mas rápido.
    -¡Alguien está acabando señoras y señores!…- Gritaba Luciana mientras Jazmín se retorcía de placer en un potente orgasmo.

    Ni bien termino el escándalo Luciana le saco el consolador del culo y Jazmín quedo ahí, rendida y agitada en el piso.

    -Es cansador trabajar tanto… jaja… bromeo Luciana y se fue hacia la cocina. -Ey Jess! ¡Desata al niño!- grito Luciana desde la cocina.

    Jesse me miro y sonrío.

    Parecía que esperaba esa orden. Se acerco a mí sin decir nada y comenzó a desatarme.

    -Bueno, esta quedo muerta- Dijo Luciana mirando a Jazmín, al volver de la cocina tomando una lata de cerveza. -Ahora torito, veo que aun el viagra hace efecto… estrénale la cola a Jazmín asi queda todo en orden!-

    -eh… no…- Balbuceo Jazmín sin fuerzas. Jesse termino de desatarme.

    Acerco su boca a mi oreja y me susurro. -… Que le duela…-

    Y me beso en la mejilla.

    Las órdenes de Jesse eran canto angelical en mi oído.

    Me incorpore estirando mis brazos, me sentía un esclavo recién liberado.

    Luciana se preparo para la escena, tomo la cámara y se sentó muy cómoda en el sillón. Jesse también se sentó en otro sillón sosteniéndose la camisa para taparse sus pechos. Era evidente que se sentía muy interesada por lo que estaba por pasar.

    -Bueno… le deseo lo mejor a vos y a tu novio…- Dije. -… Lástima que no va a tener nada que estrenar…- -No… basta…-Se quejo Jazmín sin fuerzas mientras la acomodaba en 4 patas.
    Puse un poco de lubricante en mi verga y la embardune bien.

    Apoye la cabeza de mi pene en la entrada de su culo.

    La agarre de las caderas. -¡Acción!- Grito Luciana.

    -Forro… aaahhhhhhhh!!!…- Se la metí de un empujón sin piedad.

    Y así como entro, me moví hacia atrás y se la volví a meter haciéndole temblar los cachetes de la cola. Jazmín gritaba en cada estocada.

    Una y otra ves la fui penetrando sin piedad, abriéndome paso en su culito. -Aaaahhh!! Aahhh!!! Aaaaagh!!!! …- Gritaba Jazmín en cada embestida. Era una culeada bien de película porno.

    Fuerte, sacándola casi por completo y enterrándola con toda la furia.

    Luciana aplaudía festejando a nuestro lado.

    Jesse miraba todo muy atentamente desde el sillón.

    -¡Bravo! ¡Esta va a ser la culeada del año!- Se acerco a nosotros con la cámara y grabo bien en detalle como entraba y salía mi verga del estrecho culito de Jazmín.

    Mire a Jesse, podía ver deseo en sus ojos.

    Me miraba con sus enormes ojazos celestes y se mordía el labio sin parpadear. -Quiere que le acabes en la espalda…-

    Me dijo Luciana detrás grabando desde mi hombro.

    Yo no iba a aguantar mucho más.

    Esta sudando a raudales haciendo toda la fuera posible en las embestidas. -Aaagg… Hummm… Hufffff….- Jazmín se quejaba pero ya sin ninguna fuerza.

    Estaba completamente perdida en la culeada olímpica que le estaba dando. Un temblor me recorría la espalda.

    Estaba por acabar. Saque mi verga y apunte hacia Jazmín.

    Salieron apenas dos chorros de leche y no mucho más.

    Había acabado mucho y me estaba secando.

    -Creo que tenemos un problema de provisiones jajaja- Rió Luciana grabando todo.

    Jazmín quedo ahi tirada en el piso, con los ojos cerrados y respirando como si le faltara el aire.

    Tenía todos los pelos pegados a la cara.

    -Estoy muerto…- Dije sentándome en el sola al lado de Jesse. Ella me miro y me dedico una sonrisa.

    Mi verga me ardía un poco y estaba súper sensible… y aun seguía dura. -Me muero de sed…- Dije.

    -Ahi te traigo algo! – Dijo Jesse y salió corriendo hacia la cocina. Volvió en un santiamén con un vaso de jugo.

    Me lo bebí entero de un solo trago.

    -Creo que aun te queda un cartucho mas…- Dijo Luciana tirando lubricante en mi verga.

    Luego comenzó a masturbarme. Me dolía un poco pero me gustaba. -Hacedle unos mimitos así no se queja tanto- Dijo Luciana a Jesse.

    Y la princesita de la casa se acerco a mí y comenzó a darme besitos en el cuello. No me podía resistir a ella. La atraje hacia mí y comenzamos a besarnos. Luciana sin dejar de masturbarme se sumo y comenzó a besarme también… Luciana se monto sobre mí enterrándose mi verga en la concha.
    Comenzó a cabalgarme moviendo sus caderas en círculo.

    Me puso sus tetotas en la cara para chupárselas.

    No me negué, pase mi lengua por tremendos globos de carne.

    Luciana agarro la cabeza de Jesse y la atrajo hacia sus tetas.

    También tuvo que chupárselas para saciarla.

    Parecíamos dos cachorros amamantándose de su madre.

    Luego de un buen rato de cabalgarme comenzó a acabar a los gritos y se bajo de mí. Jesse tenía una carita de deseo increíble acurrucada a mi lado.

    Luciana la agarro y la acostó sobre ella, comenzó a besarla.

    Jesse parecía tener experiencia en eso porque beso a su hermana tan bien como lo hacía conmigo. Verlas besándose de esa manera tan apasionada me ponía a mil.

    Aproveche y me recosté sobre Jesse.

    Mi verga sola se ubico en la conchita y se fue metiendo despacio hasta entrar completamente. Jesse jadeaba como las diosas.

    Luciana bajo ella le mamaba las tetas y mordía los pezones de su hermanita. Yo movía mis caderas besaba su cuello.

    Jesse no daba más de placer.

    Jazmín seguía ahí esposada en el piso.

    Nos miraba con odio y bronca.

    Eso nos causaba mucha gracia aunque tampoco le prestábamos demasiada atención. Jesse comenzó a temblar, se abrazo a Luciana jadeando y gimiendo fuerte.

    Moví más rápido mis caderas penetrándola con pasión.

    Acabo con un largo jadeo que la dejo sin aire.

    Luego cayo jadeando sobre Luciana recostando su cabeza en las enormes tetas. -Chúpamela como te enseñe Jess…- Saque mi verga de Jesse.

    Ella bajo hasta las piernas de su hermana.

    Y como perrita entrenada y comenzó a lamer el clítoris. -Dame de comer esa verga vos… entre mis tetas…-

    Y sus deseos fueron órdenes.

    Me arrodille sobre Luciana.

    Apenas su podía agarrar tremendas tetas entre mis manos.

    Coloque mi verga entre esos globos y la aprisione.

    Se perdía entre semejantes Piñatas de carne.

    Jesse sabía bien lo que hacía.

    Metía dos deditos en la raja de Luciana y lama su clítoris sin parar. La más tetona de las hermanas no tardo mucho en acabar otra vez.

    -Si!! La puta madre!!! Siiiiiiiiiiii!!!!- Gritaba Luciana acabando una vez mas. Y así como acabo Luciana me saco de encima.

    Agarro a Jesse y atrajo hacia ella.

    No parecía cansada ni nada la hermana mayor.

    Comenzó a besar a Jesse con la misma pasión de antes.

    La tenia agarrada de la nunca y le metía la lengua hasta la garganta.
    Apenas tenía fuerzas para seguir, pero no quería parar.

    No podía parar. Me recosté sobre Jesse y esta vez dirigí mi verga hacia su culito.

    Mi verga ardía.

    Pero aun no podía descansar.

    Con suavidad fue penetrándola hasta que mis huevos chocaron con los cachetes de su cola.

    Con amor comencé a culear a Jesse.

    Ella besaba a su hermana, luego bajaba besando su cuello hasta llegar a sus enormes tetas y se quedaba ahí mamándolas.

    Luego metió su manita entre las piernas de Luciana y comenzó a masturbarla.

    Nos sincronizamos los tres dándonos placer.

    Nos aviamos al unísono en un solo gemido. Y Jazmín ahí en el piso, mirando todo ofendida. Luciana comenzó a gritar y a maldecir a raudales.

    Jesse curvaba su cintura y temblaba abrazando a su hermana.

    Sentí el escalofrió en mi columna.

    Mientras ellas acababan no aguante más.

    Enterré mi verga en el culito de Jesse bien hasta el fondo y comencé a acabar.

    Sentí lanzar dos chorros, mis ojos se cerraron y caí rendido.

    Sentí un poco de frío.

    Me moví entre sueños y abrí lentamente los ojos.

    Estaba oscuro pero podía distinguir bien donde estaba.

    Era el living de la casa de las chicas.

    Los recuerdos vinieron a mi mente.
    Toda la situación de la noche anterior.

    Por un momento pensé que todo había sido un sueño.

    Pero no, por lo que veía a mí alrededor todo había sido bastante real.

    Aunque estaba solo.

    Acurrucado en el sillón tapado con una manta.

    Jazmín ya no estaba esposada en el suelo, tampoco estaba Luciana, y Jesse… -Ay… te despertaste?- Dijo Una voz a mi lado.

    Era Jesse en piyamas.

    Traía un vaso de juego en la mano. -… no te quería despertar y te deje dormir, te veías muy tranquilo…- Me dijo casi susurrando.

    Me la quede mirando un rato sin decir nada.

    Ella se sentó a mi lado nerviosa.

    -Debes pensar que soy una cosa asquerosa…- Me dijo balbuceando mirando el piso. Si mal no recordaba todo era una mentira…

    -¿Nada fue verdad?- Pregunte y Jesse me miro fijamente con los ojos brillosos. Estaba a punto de llorar. -No… si… no…- Balbuceaba. -… se que mentí, pero… pero vos me gustabas, me gustabas antes de todo esto.

    Y… cuando me dijeron de su plan… pensé que, que de otra manera no iba a poder estar con vos… y… yo quería estar con vos y acepte todo… por estar con vos y.. y yo…-

    Unas lágrimas rodaron por sus mejillas y se me partió el corazón.

    Yo podré ser un hijo de puta y un chanta, pero era la primera vez en mi vida que escuchaba palabras tan sinceras.

    No dije nada. Solo la abrase.

    -Yo te elijo a vos…- le dije al oído.

    Estuvimos un largo rato abrazados en silencio.

    -hoy… te podes quedar a dormir… conmigo, si queres…- Me dijo Jesse dudosa. -Me encantaría- Dije tomándola de la mano.

    Ella me regalo de esas tiernas sonrisas que derretían.

    Juntos subimos las escaleras hacia su cuarto.

    Nos metimos en la cama sin decirnos nada.

    Jesse se acurruco entre mis brazos y suspiro.

    Acerque mis labios a su oído y susurre:

    -Te amo Jesse…- Ella giro un poco su cabeza mirándome a los ojos. Podía ver el brillo celeste en la oscuridad.

    -Te Amo Javier… – Y sentí sus cálidos labios junto a los míos.

    Epilogo

    Esa noche fue la última noche que pude dormir en la casa.

    A los pocos días la noticia de que ya no era novio de Jazmín era un suceso.

    Pero seguía viendo a las chicas en otros lados. Sobre todo a Luciana, y más que nada a Jesse. -La verdad que es un pelotudo a cuerda, y es bien feo el pobre…-

    Me comento Luciana sobre el nuevo novio de Jazmín.

    -Mamá dijo la otra vez que el nuevo novio de Jazmín no se comparaba con vos…-
    Me comento Jesse un día que paseábamos por el Shopping.

    Me olvide de decir que, aunque es obvio, estaba de novio con Jesse desde aquella noche. Solo lo sabía Luciana y nadie más.

    Luciana estaba contenta con eso.

    Mientras siga haciendo lo que diga…

    -Sabes que me gusta jugar con vos… y se bien que a mi hermanita no le molesta.

    No le molesta que garchemos solos, sin ella, o con ella o tantas otras cosas que probamos. Le gusta, mi hermanita es más sedienta de sexo que yo.

    Ella te ama, y solo te quiere a vos.

    Daria su vida por vos.

    Así que jamás se te ocurra estar con otra chica ni la hagas sufrir de verdad. Una cosa son nuestros juegos, otra es forrearla.

    Ni se te ocurra, porque vas a saber lo que soy cuando me enojo…-

    Me dijo Luciana muy seria.

    Jamás la vi hablar con tanta seriedad.

    A veces veo a Jazmín, pero parece estar decidida a ser una persona “normal”. Porque solo charlamos como buenos amigos.

    Esta bastante embobada con su novio.

    Incluso me lo presento.

    Y si, era bastante idiota.

    Tanto que ella nunca le dijo que yo era su ex.
    Mi relación con Jesse era cada vez mejor.

    Se la presente a mis padres y ellos quedaron maravillados.

    Jesse me tenía atontado.

    Contaba el tiempo que pasaba para volverla a ver.

    Pasaron muchas cosas ese año.

    Tantas… con ella, con Luciana y con… tal vez mas adelante cuente bien esa parte.

    Pasaron unos cuantos meses y ya estábamos casi a fin de año.

    En un abrir y cerrar de ojos Jesse ya estaba anotándose en la facultad y se recibió del colegio. Sentí mucha nostalgia de que dejara de usar ese uniforme que tanto me gustaba.

    Pero ella jamás iba a dejar de ser mi colegiala.

    Pocos días después de esto, Luciana, cuando no, no tuvo la mejor idea que decir una noche que cenaba con su familia:

    -¿Sabían que Jesse está de novia con Javier, el ex de Jazmín? La noticia cayó como una bomba.

    Al día siguiente tuve que ir a hablar con sus padres.

    La situación fue muy tensa.

    Pocas veces me sentí tan nervioso en mi vida.

    No quiero explayarme demasiado, pero la madre sonrío al verme.

    El padre no.

    Y fue mucho mejor de lo que podía imaginar.

    Jesse estaba a mi lado tomándome de la mano.
    Me comí un enorme sermón.

    Y de entre todo lo que dijo me quedo dando vueltas una frase en la cabeza. -Te soy sincero. Siempre pensé que eras muy buen chico.

    Se ve que ella te quiere.

    Sé que vas a cuidar de mi nena.

    Pero si le haces llorar, si mínimamente ella tiene alguna molestia por tu culpa, tengo una 38 en el cajón con dos balas directo a tu cabeza.

    ¿Fui claro?-

    Era la segunda persona de esa familia que me amenazaba si llegaba a lastimar a Jesse. -Que bueno tenerte en casa otra vez, estoy tan contenta-

    Me dijo la madre dándome un beso en la mejilla. -¡Mujer!

    ¡Hablamos de que tenemos que ser severos con esta situación!- Se enojo el padre.

    Jesse sonreía radiante como jamás la había visto.

    -Somos novios oficiales…- Me dijo mientras el papá seguía discutiendo con su mujer sobre tratarme afectuosamente.

    Qué familia más extraña.

    Detrás, en la puerta que daba al living estaba Luciana.

    Estuvo ahí todo el tiempo, escuchando cada palabra.

    Pero por su cara, parecía que sabía desde antes lo que al final paso.

    Tenía una sonrisa muy divertida en la cara.

    Todo volvía a comenzar.

    Me sentía como en casa.


    Fin

    La inquilina, relato erótico de cazzique en blogSDPA.com

    La inquilina, Parte 05 (Final) (de Cazzique)

    12 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 5 de un total de 5 publicadas de la serie La inquilina

    Era lunes el día que toqué de nuevo la puerta del departamento trece, la cortina se movió y supe que era Palma la que tenía la costumbre de mirar antes de abrir. Se escuchó el seguro de la puerta abrirse y su hermosa figura se dibujó invitándome a pasar con la mirada. Enseguida de que entré ella me ofreció disculpas por no haberse encontrado la semana pasada y me explicó que su madre la había mandado a casa de su abuelita.

    Le dije que no se preocupara que lo entendía perfectamente y vaya que lo entendía. Y no solo lo entendía sino que lo había disfrutado mucho, pero ahora era su turno y no se me escaparía.

    – ¿Sabes?... ¡Me puse lo que me regalaste!

    – ¡Qué bien!... ¿Y que es lo qué esperamos?

    Palma y yo nos dirigimos inmediatamente a la habitación y la comencé a besar en cuanto nos acostamos en la cama, traía puesto un pantalón de mezclilla que se pegaba deliciosamente a su cuerpo y una playerita blanca delgada.

    La acaricié por encima de la ropa comprobando qué efectivamente debajo traía el brasier y seguramente las bragas como ella me había dicho, continuamos besándonos y poco después le dije que se levantara.

    – ¡Muéstramelo! – le dije.

    Palma caliente comenzó a levantarse la playera y pude ver el brasier de encaje que le había regalado, sus pequeñas tetas se apretaban deliciosamente en él. Más pausadamente comenzó ella a sacarse los zapatos y luego el pantalón de mezclilla. Miré que efectivamente tenía las bragas tipo tanga que le compre a juego con el brasier y se veía sumamente deliciosa. Esa pequeña niña era muy sensual y mi verga no tardó en ponerse completamente dura tan solo con verla así. Recostado como estaba me comencé a quitar los pantalones y la camisa mostrándole a la nena la potente erección que se dibujada debajo de mis calzoncillos.

    Palma se acercó por un lado de la cama y con su mano palpó la verga que se escondía debajo, le pedí que me la chupara y ella sin quitarme la truza sacó mi verga por la parte de arriba. Su boquita se abrió y comenzó a meterse la verga en ella, con su mano sujetaba la base y su boca avanzaba lentamente tratando de tragar más y más verga. Se veía deliciosa su carita de beba con ese grueso tronco profundamente sepultado en la boca. Su cabeza comenzó a subir y bajar regalándome deliciosas sensaciones. Una de mis manos fue hasta su trasero acariciándole el culito sin quitarle la ropa interior que le había comprado. Metí uno de mis dedos en su ano mientras ella seguía chupándome el nabo.

    Me levanté e hice que la chiquilla se recostara en la cama pero con las piernas colgando, me acomodé hincado entre ellas y haciendo a un lado la braga descubrí su conchita ligeramente velluda. Pegué mi boca separando sus labios con los mío y metiéndole mi legua ligeramente en la gruta. Ella gimió y abrió más las piernas dejándome actuar en su conchita con libertad. Los dedos de sus manos se enredaron en mi cabellera y empujó más mi cabeza contra su conchita.

    Le estuve mamando la gruta por varios minutos y noté como en cada minuto que pasaba ella se humedecía más y más. Finalmente la hice llegar a un poderoso orgasmo que hizo escapar de su garganta deliciosos gemidos.

    Palma estaba sumamente excitada y me pidió que me la cogiera como la otra vez. Me levanté y cargando a la pequeña la hice colocarse frente al tocador justamente como lo había echo con su madre. La chiquilla mirto su cuerpo enfundando en esa sensuales prendas y una sonrisa se dibujó en su rostro.

    – ¿Te gusta como me veo? – pregunto coqueta.

    – Mira como me pones. – dije balanceando mi verga para que ella la viera completamente erecta

    – ¡Que rico! – contesto.

    Me coloqué hincado detrás de ella y bajé las bragas hasta dejarlas en sus muslos, le lamí el agujero del culo y estuve dedeándola por largos minutos hasta dejarla completamente lista para la penetración. Me levanté y acomodándome detrás de ella le apunté mi garrote contra su ano, ella ya lo había probado antes y sabía lo que se sentía. Ensalivé bien la punta de mi verga y empujé, ella apretó los labios y cerró los ojos justamente como su madre lo había echo. El glande se abrió camino a través de su esfínter y continuó entrando lentamente en la deliciosa cavidad anal de la niña. 

    Su cuerpo delgadito y de piel suave era en verdad un manjar difícilmente fácil de dejar, algo que se vuelve como un vicio. Le acaricié las tetas por sobre la tela del brasier y noté que sus pezones estaban bien duritos. Bajé las copas del brasier para dejar libres las bolitas y las amasé delicadamente empujando eso sí cada vez más verga dentro del delicioso culito de Palma. La chiquilla gemía y su cuerpo se erizaba por el placer que experimentaba, finalmente logré penetrarla completamente. Comencé a bombear el delicioso agujero lentamente pues su fricción era mucho más intensa que la del culo de su madre y me podría venir en cualquier momento.

    La delgada y bella Palma comenzó a venirse unos pocos minutos después de que la estuve bombeando y cuando terminó su orgasmo me detuve pues de lo contrario terminara yo, sabía que si me venía no iba a tardar en recuperar la erección pero la verdad es que quería gozar cada segundo que pasara con la deliciosa criaturita.

    – ¡Quero ver como me la metes!... ¿Puedo? – dijo ella.

    – ¡Claro que puedes!

    Esta vez nos fuimos moviendo sin zafarnos hasta quedar de lado al espejo, de esta manera la nena podía verse completamente penetrada por mi grueso tronco. Sujeté su cintura y la hice empinarse todavía más a modo que formara su cuerpo un ángulo de noventa grados y de esta manera ella podía girar su carita y ver como mi verga entraba y salía de entre sus nalgas. Yo también de esta manera podía ver la diferencia de tamaños entre su cuerpo delgado y pequeño con el mío grande y voluminoso.

    Reinicié nuevamente las embestidas contra su cuerpo y ambos nos quedamos mirando al espejo, con la imagen las sensaciones se hicieron mucho más intensas y solamente tardamos algunos minutos más, la primera en comenzar a venirse fue mi joven amiguita y casi enseguida yo. Su culo se apretó deliciosamente contra mi tronco cuando comenzó a experimentar su orgasmo y tras de ella yo aventé en su interior mi caliente semen, gemidos mezclados de nuestros labios se escaparon y el disfrute fue tan intenso que casi caernos al suelo de no ser porque ella logró apoyarse contra el mueble. Mi leche corría poderosa y caliente por sus intestinos y los jugos de ella bajaban por entre sus muslos, tanto que llegó a mojar las bragas que se encontraban en la mitad de éstos.

    Lentamente saqué mi verga de su agujero apreciando como este se quedaba abierto con la deliciosa cogida que le acababa de dar. La dejé empinada para mirar como poco a poco el agujero comenzaba a retornar a su tamaño normal y aunque no se apretó del todo si logró recuperarse bastante solo dejando un leve agujerito oscuro y rezumando algo de mi leche.

    Nos recostamos para descansar algunos segundos y ella seguía con las bragas a mitad de los muslos, bajé mi mano y comencé a pasar un dedo por toda su rajada que ya estaba más que húmeda, dejé que mi dedo se metiera ligeramente en la panochita de la nena y ella comenzó a mover sus caderas circularmente.

    – ¡Eres una chiquilla caliente! – le dije.

    – ¡Sí, me gusta eso!... ¡Sigue!

    Continué meneando mi dedo en su conchita, arriba, abajo, aun lado y al otro aumentando con cada movimientos los gemidos que escapaban de la boca de mi hermosa compañerita. Llevé mi dedo hasta la parte alta de la vagina buscando el clítoris de la niña y lo encontré ya perfectamente erguido, tras solo algunos pases alrededor del botoncillo la nena comenzó a tener un orgasmo más, sus jugos se precipitaron al exterior de la concha mojándome uno de los dedos, con esa lubricación aproveché par meter más profundamente mi dedo dejando por el momento el clítoris.

    – ¡Auch!... ¡Sí, que rico!... ¡Mételo más, sí! – gemía ella.

    Entonces saqué el dedo y me levanté, le jalé las bragas para sacárselas completamente y me recosté boca abajo entre sus piernas, le abrí los muslos al máximo dejando la concha completamente visible y abierta, pegué mi boca a los pliegues de la vagina y comencé a chupársela desesperado. Quería beberme toda la miel que de esa conchita escapara y así lo comencé a hacer. Palma me regalaba jugos al por mayor y yo continué chupando y sorbiendo en cada rincón de su deliciosa panocha. Metí la lengua por delante, por detrás de sus labios vaginales, entre los pliegues de su agujero y bajé hasta el ano sorbiendo algo de mi propia leche.

    Me estaba poniendo esa situación sumamente caliente y ya no soportaba la erección que se me había formado nuevamente.

    – ¿Me dejas que te la meta por aquí? – pregunté a la niña.

    – Sí damelo... ¡Lo quiero sentir!

    – Sí... Quiero metértelo todo, estás muy rica nena.

    – Me va a doler... ¿Verdad?

    – Sí, pero después lo vas a disfrutar como loca y vas a poder coger con quien se te antoje. – le dije jadeando.

    – Métemelo... Dame tu verga.

    Le quité el brasier y comencé a mamarle las tetas allí me estuve unos minutos tratando de bajarme un poco la calentura o de lo contrario con solo apuntárselo me estaría viniendo. Cuando sentí que me encontraba un poco más calmado cogí las piernas de la nena y las levanté hasta dejarlas sobre su pecho. Su panocha se abría de esta manera deliciosamente y quedaba a mi completa disposición. Ella miraba su entrepierna y vio mientras le acercaba mi erguido y ancho pene. La cabeza se posó entre los labios vaginales y restregué arriba y debajo de la rajada la gruesa cabeza que brillaba por la saliva que le había puesto segundos antes.

    Nerviosa y ansiosa Palma esperaba que la apuntara al interior, así lo hice tras algunos minutos de estar estimulando sus labios, con una mano sujeté el pene y empujé la punta ligeramente en el pequeño agujero. Hasta esos momentos nada sucedía Palma miró atenta como mi glande se metía solo un poco en su conchita. Empujé un poco más de nuevo y ella trató de echarse hacia atrás pero sin conseguirlo.

    – ¡Me dolió! – dijo.

    – Sí, vas a tener que aguantar.

    Ella regresó la mirada a su entrepierna y yo nuevamente empujé mi verga inútilmente. Ella se volvió a quejar pero esta vez soportó sin moverse. En realidad tenía el agujerito muy estrecho y vi que costaría mucho trabajo el metérselo, pero era inevitable que sucediera. Acomodando mi cuerpo un poco más arriba volví a sujetar el pene y lo apunté sin empujar en esta ocasión. Con las caderas moví la verga hasta dejarla en una posición agradable y empujé levemente volviendo a clavar el pequeño pedacito que le entraba. Miré sus ojos que no se desprendía de su entrepierna y todavía esperé un poco más. Ella se sujetaba las piernas para mantenerlas sobre su pecho y su cabecita estaba levantada sin dejar de mirarse y mirar mi pene entre sus labios vaginales. Muy lentamente fui moviendo mi cuerpo buscando el ángulo adecuado para el ataque. Por fin lo conseguí y esperé solamente un par de segundos más. Empujé entonces con fuerza y el glande se sepultó entero en la conchita.

    – ¡Ayyyy! – fue algo así entre gemido y grito.

    Inmediatamente un hilillo de sangre se precipitó por su conchita y bajó por las nalgas. Yo empujé todavía con más fuerza y ella volvió a pegar esa especie de grito, pujido y gemido. Mi verga estaba una cuarta parte dentro de su cuerpo. Era difícil avanzar pues la pequeña estaba sumamente estrecha y a pesar de la lubricación me costaba trabajo empujar, también mi pene se lastimó un poquitín. Pero no era momento como parta detenerse y seguí avanzando en su interior mientras que ella se quejaba y lloraba.

    Soltó sus piernas pero yo ya me encontraba preparado para eso y las sujeté con mis manos aplastándolas contra su pecho y empujando con más fuerza mis caderas contra su vagina. La mitad de mi tronco había logrado ya ingresar y lentamente me comencé a retirar pero solo algunos milímetros para luego volver a avanzar y empujar cada vez más y más profundo.

    Palma trató de zafarse por todos los medios posibles pero ya no iba a ser posible que lo lograra pues la tenía sujeta con fuerza y empujaba mi verga más, lloraba y no podía articular palabra mientras me miraba con algo de odio en su carita.

    – ¡Aguanta nena!... Ya casi te la meto toda... ¡Aguanta! – le dije.

    Ella no contestó pero desistió de seguir escapando y aflojó un poco su cuerpo, finalmente tras unos diez minutos mis bolas chocaban contra su ano, las lágrimas habían dejado de correr por las mejillas de la niña y solamente continuaba mirando como mi verga se perdía profundamente en su rajada.

    – ¡Ya!... Lo tienes todo dentro... ¿Qué sientes?

    – ¡Todavía me duele!

    – Aguanta un poco más chiquita... ya va a comenzar a doler menos.

    Inicié un lento y pausado bombeó tratando de no lastimar más a mi hermosa Palma, la verga se comenzó a retirar de su más profundo interior y la saqué casi hasta el glande, luego reingresé, todo lentamente. Lo estuve haciendo de esa manera durante unos diez minutos y afortunadamente el placer se comenzó a imponer, la expresión en el rostro de mi pequeña damita fue cambiando lentamente y sus gemidos se comenzaron a imponer a sus quejas.

    Con esa satisfactoria señal comencé a aumentar el ritmo en mis movimientos, la lubricación en su interior también se incrementó y ahora era más satisfactorio el entrar y salir de mi garrote para ambos. Los ojos de la niña se fijaron en los míos y me regaló una hermosa sonrisa que me demostraba ahora que ya comenzaba a gozarlo. Seguía aumentando la velocidad de mis embestidas y se comenzaron entonces a producir los clásicos chasquidos húmedos al entrar y salir del garrote.

    Sin sacarle la verga a la nena dejé que estirara las piernas pues seguramente ya se le habían acalambrado, ella las estiró lentamente mientras que yo seguía profundamente clavado entre sus labios vaginales.

    Con sus piernas estiradas y abiertas la penetración se volvió más fácil y así ella comenzó a dar sus primeros gemidos verdaderamente satisfactorios. Mi grueso tronco completamente embarrado con los jugos de su interior siguió bombeando una y otra vez y ya comenzaba a sentir los primeros espasmos del orgasmo. La velocidad aumentó entonces más y Palma me abrazó por el cuello ofreciéndome sus labios, me agaché para responderle y empujé con más fuerza contra su vientre.

    La niña se comenzó a venir justamente junto conmigo, nuestros cuerpos se movía al unísono y su vagina se apretó intensamente contra mi tronco, sus jugos se mezclaron con el semen que comencé a dejar profundamente en cueva, el placer se prolongaba con cada embestida contra el delicado cuerpo de Palma y ella gemía, casi gritaba por lo que comenzaba a experimentar.

    La niña me exprimió por entero, toda mi leche quedó dentro de su vagina y sus jugos se mezclaron con ella, cuando saqué mi verga la leche corrió por sus labios vaginales abiertos y mojó la colcha. EL semen blanco y sus jugos se mezclaban con un poco de sangre de su desvirgamiento. Nos recostamos y descansamos un par de horas, al final le entregue una buena cantidad para que la disfrutara junto con su madre.

    Llevó tres años cogiendo con esa tierna criatura y ya vive en una mejor propiedad que por supuesto yo le he pagado. Ella coge con quien lo desea y así ninguno de los dos tenemos problemas para hacerlo con quien tengamos oportunidad.


    Fin

    Una propuesta indecente, relato erótico en blogSDPA.com

    Una propuesta indecente, Parte 10 (Final) (de iLLg)

    12 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas

    Esta publicación es la parte 10 de un total de 10 publicadas de la serie Una propuesta indecente

    La cena había sido surrealista. Theresa había hablado, como parecía hacerlo siempre. Bill había sido educado, divertido, encantador, adorable y (estaba casi segura de que no debía pensar así a su edad, pero no había otra palabra para describirlo) sexy. La había mirado de esa manera, con los ojos brillando como brasas en el corazón de una hoguera, y era como si controlara su cuerpo de esa manera. Cada vez, ella se había estremecido, se había sonrojado, los recuerdos del día acudían a su mente, haciéndole soltar el tenedor, o volcar la sal o alguna tontería. Había mantenido las rodillas juntas bajo su vestido de verano favorito, y sus bragas estaban húmedas de nuevo para el postre.

    ¿Qué había pasado? ¿Qué le estaba pasando? Una proposición perversa y sórdida, un abuso inmoral de la autoridad adulta, pero a ella le encantaba. Tres o cuatro veces ya había tenido sexo sucio con un hombre adulto, un hombre de la edad de su padre (¡el jefe de su padre, por el amor de Dios!) y... Y ella no se había sentido sucia, ni avergonzada ni nada de lo que pensaba que podría sentirse. Se había sentido caliente. Se había sentido deseada, codiciada, y eso se sentía tan sexy, tan sexy... ¡Dios, le había dejado lamer su gatito en el baño! Y se había sentido tan caliente, tan bien. Y ella... le había chupado... su cosa, ¡su polla! y... y le había encantado el sabor, le había encantado el poder que le daba... mirarlo a los ojos (¡oh, Dios, esos ojos!) y ver el fuego allí y saber que ella lo había iniciado...

    No fue como ella se lo había imaginado. Nada parecido. Lo había hecho por papá, pero ahora lo quería para ella.

    Después de cenar, ella y Theresa habían empezado a ver una película, una de las de High School Musical, pero después de una media hora más o menos, Theresa había empezado a bostezar y a asentir. Bill no dejaba de aparecer y desaparecer, y en cuanto vio que Theresa agachaba la cabeza, le ordenó que se fuera a la cama. Su ama de llaves y otros empleados se habían retirado a dormir, así que él mismo la sacó de allí. Camila se había quedado viendo la película y, cuando él regresó, se había parado detrás del sofá y le había acariciado el pelo con suavidad, pasando los dedos con delicadeza por los mechones.

    —¿Quieres terminar de verlo, cariño?

    Su tacto la hizo estremecer, pero no de mala manera. Definitivamente no de mala manera.

    —Umm, no, no lo creo.

    Él se inclinó y puso sus labios junto a su oreja.

    —Ve a tu cuarto, angelita. Sólo espera allí.

    Y así... Su habitación era una de las suites para invitados en la esquina sureste de la extensa hacienda, una hermosa habitación con grandes ventanales que daban a los jardines traseros y a las colinas ligeramente boscosas que se extendían más allá. Había cortinas, pero estaban abiertas, y un brillo místico de luz de luna iluminaba todo. Se quedó mirando por la ventana, esperando. Ella lo sabía. Ella sabía lo que traería esta noche.

    Se giró cuando oyó que la puerta se abría y cerraba suavemente. Era él. Se enfrentó a él, todavía esperando, mientras él la miraba desde las sombras. Sus ojos brillaban. Su corazón empezó a acelerarse mientras él caminaba lentamente hacia ella. ¡Oh, Dios mío, estaba desnudo! La luz de la luna temblaba sobre su cuerpo, un cuerpo delgado y duro, de pecho profundo y cintura estrecha. Había visto a su padre desnudo, pero esto, esto era algo más, algo... diferente. Alguna fuerza lo golpeaba en oleadas, algo tan masculino que le hacía dar vueltas la cabeza, le hacía temblar el estómago.

    Y, oh Dios, ¡estaba erecto! Su polla estaba derecha, apuntando directamente hacia ella mientras se acercaba. ¡Era enorme! ¿Había sido así de grande antes, en los establos? Oh Dios, ¿podría ella...? Él susurró su nombre, bajo y suave, y ella se estremeció. Sus ojos la sostuvieron, una mariposa atrapada una vez más. Sus piernas temblaron. Él se detuvo frente a ella, su hermoso rostro era una mezcla de suavidad y dureza a la luz de la luna, amabilidad y lujuria. ¿Quizás incluso amor? Tal vez. Extendió la mano y le acarició el cabello, pasando los dedos por él con suavidad, amorosamente. ¿La amaba? ¡Oh, sí que la amaba, seguro que sí! ¿Ella lo amaba? Esa era fácil. Sí. Sí, oh sí.

    Su mano derecha le acarició la mejilla, fría y firme. Ella sintió que su cabeza se inclinaba hacia la de él, por voluntad propia, sin pensarlo. El pulgar de él le rozó los labios, trazando su forma de arriba abajo, de abajo a arriba. Ella lo miró a los ojos, de un negro brillante a la luz de la luna, y lentamente abrió la boca para él. No había nada que pudiera hacer para resistirse a lo que veía en sus ojos. Nada.

    Lentamente, él introdujo el pulgar en su boca y apoyó los dedos ligeramente sobre su mejilla. Poco a poco, el pulgar entró en su boca y ella supo que estaba perdida. Perdida para él por completo. Su lengua lo envolvió y le dio la bienvenida, tal como antes había dado la bienvenida a su pene. Ella daría la bienvenida a cualquier cosa que él decidiera poner dentro de ella. Ella era suya.

    Llévame, Bill, oh Bill, llévame. Conviérteme en mujer.

    Los dedos de la otra mano de él estaban sobre su pecho. Uno a uno, los botones de su sencillo vestido amarillo de verano se fueron abriendo a medida que sus dedos los bajaban. Sus ojos no se apartaron de los de ella en ningún momento y su pulgar le llenó la boca. Ella sintió que la saliva fluía, que el lubricante estimulaba su tacto. Sintió lo mismo entre sus piernas.

    Le quitó el vestido de un hombro y luego del otro. Apenas hizo ruido al deslizarse hasta el suelo a su alrededor. Sus dedos recorrieron su vientre. Sus ojos la sostuvieron. Su mente se vació.

    Con la mano derecha, la que estaba en su rostro, la empujó suavemente, guiándola hacia atrás. Su pulgar le acarició la lengua mientras la dirigía hacia la cama. Tres, cuatro pasos y la parte posterior de sus rodillas se encontró con el borde y se hundió lentamente. Él la siguió, su pulgar nunca abandonó su boca. Su otra mano ahora estaba entre sus piernas, y ¡oh! ¡Debía sentir la humedad en sus bragas! Oh, debía saber cuánto lo deseaba. Su toque era eléctrico. Sus dedos acariciaron su gatito fuera de sus bragas, luego dentro. Ella gimió alrededor de su pulgar mientras exploraba su boca, al igual que su otro pulgar exploraba su gatito. Lo sintió dentro de ella, deslizándose entre sus labios húmedos, presionando la delgada barrera entre ella y la feminidad.

    Él se inclinó, sus ojos brillantes la miraron todo el tiempo y le besó el costado de la boca. Ella sintió que babeaba alrededor de su pulgar, la saliva le caía por la barbilla. No importaba. Nada importaba. Ella escuchó su respiración, intensa, trabajosa, y percibió la profundidad de su deseo, su lujuria. Oh, oh, sí...

    Sintió que sus dedos tiraban de sus bragas hacia un lado, sintió algo parecido a un pulgar gordo que tocaba su hinchado gatito. La acarició con su nariz por un momento. ¡Oh! Él susurró su nombre, feroz, tembloroso, casi anhelante... y luego... ¡presión, deliciosa presión! Ella abrió las piernas, deseándolo. Gimió otra vez, placer, miedo, deseo. Le chupó el pulgar con fuerza mientras la presión aumentaba... luego un escozor, un dolor fugaz, desapareció... y él la estaba llenando, estirándola, tomándola, follándola.

    ¡Oh, dulce Señor! Le había dolido, pero el dolor se estaba yendo, arrastrado por el calor de su coño mientras él la follaba. Ella le chupó el pulgar con fiereza y le sostuvo la mirada mientras su polla llenaba su coño, su vagina; ya no era un coño mientras este hombre, este hombre manipulador, impulsivo y hermoso la follaba. Toda su entrepierna burbujeaba, sus muslos temblaban, su vientre se agitaba, su coño estaba húmedo y, oh, tan gloriosamente lleno. Él estaba tan duro, tan suave, tan gentil, tan magistral. Ella se entregó a él, por completo.

    Su orgasmo llegó rápidamente, brotando en ella como una tormenta repentina, una inundación repentina, una ola repentina surgida de la nada. Ella se aferró a su ancha espalda, sus dedos clavándose en él mientras golpeaba. Gritó su nombre en voz alta, un sonido confuso alrededor de su pulgar. Todo su cuerpo se tensó cuando su coño explotó, y en su éxtasis lo sintió estremecerse, contraerse y tener espasmos dentro de ella. Se aferró a él mientras se corría, mientras él se corría, dulce consumación a la luz temblorosa de la luna.


    Carlos llevó con cuidado el todoterreno hacia la carretera principal, lejos de la casa de campo de Bill, y luego miró de reojo a su hija. Ella había estado callada desde que la había recogido, mirando por la ventana de una manera, ¿qué?, ¿soñadora? Todo parecía estar bien cuando la recogió; se había despedido amablemente de la sobrina de Bill, así que claramente no había habido ninguna pelea allí. Había sido educada con Bill, quien había estado en su mejor momento de cortesía y encanto, pero él tenía la sensación de que se estaba perdiendo algo. Le había preguntado mientras se ponían en camino, y ella respondió que lo había pasado muy bien, que no había pasado nada malo en absoluto, ni mucho menos, pero que aun así parecía haber algo diferente en ella que no sonaba real.

    ¿Se estaba preocupando demasiado? ¿Estaba bien? ¿O se sentía culpable por trabajar todo el fin de semana? Ahora que estaban afuera, en medio del tráfico ligero del domingo, lo intentó de nuevo. —Cariño, me alegro mucho de que lo hayas pasado bien, pero ¿estás segura de que no pasa nada? Te portaste bien, ¿no? ¿No te peleaste con Bill ni nada? Puede ser aterrador cuando...

    —¡Papá, no! —No había forma de negar la sonrisa en su rostro, su hermosa Camila—. Nada de eso, nada en absoluto. Bi... el señor Kirchener fue realmente... agradable. No, es... —Se acomodó más en el asiento—. Es que tal vez... ¡oh, supongo que me encantó todo! ¡La casa, los caballos, todo! Y Bill dijo que puedo visitarlo tan a menudo como quiera. ¿Te parecería bien? ¿Y crees que tal vez, algún día, podamos permitirnos un lugar como...?

    Se rió, y fue una risa genuina. —Oh, cariño, ¿te está picando el gusanillo de la buena vida?— Se rió entre dientes por un rato y luego dijo: —Bueno, hoy terminé de resolver el nuevo préstamo de la compañía, con un costo realmente bajo, ¡y todas nuestras otras deudas están pagadas! Nos ahorramos un montón, cariño, y con lo que estoy ganando ahora, bueno, creo que podemos atrevernos a soñar un poco, realmente creo que podemos.

    Camila le sonrió y luego volvió a mirar felizmente por la ventana, jugando con un mechón de cabello.

    —Oh, papi, es tan lindo oírte reír de nuevo. ¡Atrevámonos a soñar, entonces!

    Sonrió, una sonrisa verdaderamente feliz, y volvió la mirada hacia la carretera. —Sí, creo que podemos. Pero hasta que tengamos nuestro propio rancho—, continuó, —supongo que puedes pasar el rato con los caballos de Bill tan a menudo como quieras, siempre y cuando no se canse de ti, claro está.

    Volvió a mirarla. Ella sonreía ampliamente al ver el paisaje que pasaba y sus dedos se entrelazaban lentamente en su largo cabello negro.


    Fin