
El zoco
22 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Sexo en público, Sexo en grupo
Me llamo Isabel y tenia los quince años recién cumplidos cuando hice aquel corto viaje de una semana, en compañía de mis padres, a una pequeña ciudad del norte de África. Mi padre, algunos años mayor que mi madre, es un refutado profesor de historia en una prestigiosa universidad de nuestra ciudad, y era el mas interesado en comprar ciertas vasijas y antigüedades en el famoso mercado de cerámicas de esa vieja ciudad árabe.
Los dos primeros días mi padre se dedico a revolver entre libros y notas, y a conseguir información de primera mano sobre las reliquias que estaba buscando, mientras mi madre y yo tomábamos tranquilamente el sol en la lujosa piscina del hotel. Me sentía realmente orgullosa del espléndido tipo que ella lucia, pues nadie diría que ya hacia unos meses que había cumplido los treinta y cinco viendo él magnifico cuerpo que doraba bajo el sol.
Reconozco que no soy tan guapa como ella, pero he heredado la considerable altura de mi padre, pasando largamente del metro setenta. La naturaleza me ha dotado de un buen par de melones, bastante más abultados y opulentos que los de la mayoría de mis amigas, para compensar que no soy especialmente bonita; y que siempre me hacen desear que, cuando sea mayor, sean tan grandes, y sobre todo tan firmes, como los que tiene mi madre.
El día que mi padre escogió para ir al zoco era uno de los mas concurridos del año, pues venían gentes de muchas aldeas vecinas para vender sus productos. Mi progenitor sabia mucho acerca de su arte y de su historia, pero tendría que haberse documentado un poco mejor respecto a sus rudas costumbres, pues no nos aviso de lo que allí nos esperaba.
Como el día era muy caluroso mi madre se había puesto un precioso vestido blanco de espalda descubierta, ligero y vaporoso, que dejaba ver, con notable claridad, la ausencia del necesario sujetador; ya que, aunque a los firmisimos pechos de mi madre no le hacían falta ningún tipo de ayuda, quizás hubieran evitado que se le marcasen tanto los gruesos pezones, cuyas oscuras aureolas se podían vislumbrar fácilmente a través de la fina tela.
Yo llevaba puesto un top de tirantas, muy ligero, que me dejaba el ombliguito al aire, y que hacia combinación con la minifalda que había escogido. Por supuesto que tampoco llevaba sujetador, pues hacia demasiado calor como para llevarlo y, además, no me hacia falta usarlo, pues mis senos se alzaban orgullosos con la pujanza de la juventud, elevando él ajustado top hacia el cielo. Y es que he de reconocer que ya me venia algo pequeño, y mis duros pitones tensaban audaces la tela, clavándose en la tela e intentando atravesarla.
Ya en el taxi que nos llevo del hotel al mercado me di cuenta de que el conductor no nos quitaba los ojos de encima, sobre todo a mi querida madre, pero supuse que debía ser normal que dos guapas extranjeras causáramos tanto interés a un pobre palurdo como él. Mi padre, sentado a su lado, no podía ver que la ardiente mirada de este sujeto, fija en el amplio retrovisor, solo apartaba los ojos de los cimbreantes pechos de mi madre cuando alguno de los múltiples baches de la carretera me obligaba a lucir involuntariamente mis candorosas braguitas rosas, dada la brevedad de la minifalda.
Como me hacia gracia su fijación por ver mi ropa interior, deje que se alegrara la vista solo con dejar de colocarme bien la ropa cada vez que saltaba en el duro asiento, para alegría del sujeto, que pudo disfrutar así de unas preciosas vistas de mi lencería juvenil durante el resto del recorrido. Pero nada mas entrar en el zoco de la vieja ciudad la cosa se puso del todo imposible, no era solo por la increíble multitud que abarrotaba el entramado de estrechas callejuelas, era por la decena de chiquillos, jóvenes, y hasta adultos, que nos rodeo de inmediato para tratar de vendernos mil cosas diferentes que, la mitad de las veces, no alcanzábamos siquiera a identificar. Al ver que nosotras no les gritábamos para que se apartasen, como hacían los demás turistas, estrecharon mas el cerco humano a nuestro alrededor.
Pronto empece a notar algunos roces mas que sospechosos por las partes blanditas de mi anatomía, pues parecía que las redondeces de mi cuerpo tenia imán para sus manos. Me gire para decirle a mi madre lo que me pasaba pero ni siquiera acerté a llamarla por su nombre, pues me quede con la boca abierta, como una boba, mientras veía como un jovenzuelo trataba de venderle un collar. No era por la insistencia del árabe por lo que me había quedado tan cortada, era por la audacia con que este situaba el collar entre sus pechos, para mostrarle lo bien que le sentaba. Lo mas raro del caso es que a mi madre no parecía ofenderle que el jovenzuelo lo apoyara en sus mullidos senos, usando sus hábiles dedos para evitar que se cayera, mientras insistía en la venta.
Mi padre solo tenia ojos para su lioso plano, mientras buscaba las calles adecuadas y no veía como yo que los atrevidos magreos del chico habían terminado por endurecer los sensibles pezones de mi madre. Tanto es asi que ahora se le marcaban descaradamente en la fina tela, clareándose sus oscuros botones de tal forma que se le veían con nitidez hasta desde donde estaba yo. Mi madre apenas había logrado convencer al chico de que no le interesaba el feo collar cuando ya otro joven ocupaba su lugar, intentando venderle, de forma aun más insidiosa, otro collar similar.
Pues el muy pícaro muchacho no se conformo con usar las dos manos para mantener el collar sobre las ondulantes colinas de mi madre, apretándoselas de paso con escaso disimulo, sino que se las ingenio para que los finos abalorios que colgaban del mismo se enredasen en sus puntiagudos pezones, una y otra vez. El árabe, muy solicito, cada vez que esto sucedía liberaba los gruesos diamantes carnosos de mi sufrida madre del incomodo pellizco, jugando descaradamente con ellos al mismo tiempo que lo hacia.
No fue ella la que aparto al avispado muchacho de encima, fueron la media docena de jóvenes que esperaban su turno, ansiosamente, para ocupar su lugar. Como las calles del zoco se estrechaban bastante, el barullo de gente que nos rodeaba me impidió ver nada más. Solo tengo un recuerdo fugaz, que uno de los chicos le pellizcaba pacientemente un grueso pezón, para tratar de pasarlo a través del pequeño agujero de una especie de raro sujetador metálico, mientras con la otra mano le estrujaba el pecho, con toda confianza, para que no se moviera. Y ella caminaba como si aquello fuera lo mas normal del mundo.
Mi padre se desentendió pronto de todos ellos, entrando en una de las tiendas que traía anotada en su lista para tratar de comprar no sé que chisme. No sabia si debía quedarme con mi madre, que parecía dispuesta a quedarse viendo los puestos de la calle, a pesar del montón de vendedores que la rodeaban, literalmente, o entrar con él en la fea tienda. Me decidí a entrar cuando me di cuenta de que varios de los jóvenes arabes que me rodeaban se escudaban en los vendedores para agacharse y mirar debajo de mí top. Ya que, dado el generoso volumen de mis pechos, desde hay abajo podían vérmelos casi por completo.
No eran estos picarones los únicos que se habían estado aprovechando de mí, pues había varios jovenzuelos que ya llevaban cierto tiempo tocándome el pandero, por encima de la minifalda. Y, aunque al principio los chicos lo hacían de forma mas o menos disimulada, pronto tomaron la confianza suficiente como para apretarme, y palmearme, el trasero con todo el descaro del mundo, mientras me rodeaban todavía más. Incluso algunas manos empezaron a explorar mis muslos, ascendiendo por debajo de la minifalda. Tanto habían subido estos que en algún momento llegaron a rozar mis braguitas con sus largos dedos.
No aguante mucho en la tienda, en parte por que el ambiente era sofocante, y en parte porque no quería dejar a mi madre sola en medio de todo el tumulto que la acompañaba. Así que le metí un poco de prisa a mi padre y, en cuanto acabo de comprar un par de cosas, lo saque de allí. Dada la cantidad de gente que rodeaba a mi madre no supe si la habían respetado mas que a mí o no, pero por el intenso rubor de su rostro y la pétrea dureza de sus llamativos pezones supuse que tampoco había sabido librarse de los moros.
Mientras íbamos camino de otra tienda mi padre me regaño, diciéndome que ciertas compras requerían su tiempo y que si no quería esperar dentro que lo hiciera fuera, pero que no le molestara, pues las ventas eran muy delicadas y requerían tiempo, y un cierto regateo, para que le salieran rentables. Estuve a punto de decirle lo que nos pasaba, pero me dije a mi misma que si mi madre no había dicho nada no iba a ser yo la que quedara mal, aunque seguía notando varias manos aferradas a mi trasero mientras andábamos.
Cuando mi padre volvió a entrar en otra tienda decidí quedarme fuera esta vez y, para que no me manosearan demasiado, me acerque todo lo que pude a mi madre. Como ya suponía la pobre estaba rodeada otra vez por un montón de hombres, pero hasta que no me acerque lo suficiente no repare en que solo unos pocos eran vendedores, el resto de los jóvenes se dedicaban a meterle mano por todo su cuerpo de una forma realmente descarada.
Me quede estupefacta viendo como después de separarle adecuadamente las piernas le habían subido la falda entre dos de ellos, con discreción, hasta el mismísimo borde de las bragas, para que un tercero pudiera meter las dos manazas dentro de estas. Al mismo tiempo había tres o cuatro jovencitos que se peleaban entre sí para meter las manos por el escote posterior y poder apoderarse así de sus pechos desnudos sin problemas. La cara de mi sufrida madre, a pesar de estar tan roja como un tomate maduro, no expresaba la menor emoción; pero yo, desde el lateral donde me encontraba, veía claramente como se movían las manos de los árabes dentro de su holgado vestido; jugando, ansiosas, con lo más sagrado de su cuerpo, ahora que por fin la habían despojado de sus bragas blancas.
Estaba tan asombrada por lo que veía que casi no notaba las manos que me manoseaban a mí, hasta que un audaz se atrevió a acariciarme los senos por debajo del top; y los demás, al ver que yo no decía nada, se apresuraron a imitarlo, adueñándose asi de ellos. Me embargaban mil emociones distintas, pero la que mas me dominaba era la curiosa sensación de estar haciendo algo deliciosamente prohibido, compartiendo con mi madre, sin que esta lo supiera, al parecer, el audaz acoso de los árabes; cuyas manos me hicieron estremecer de placer al alcanzar el primero, de los muchos orgasmos que tuve ese día, en cuanto se introdujeron bajo mis braguitas y encontraron mi inmaculado tesoro virginal.
Los ardientes moros solo se apartaban de nosotras dos cuando mi padre salía de alguna tienda, después, en cuanto se metía en otra, volvían a asediarnos con sus rudos manoseos y sus caricias enervantes. Solo cruce mi turbia mirada con la de mi madre en una ocasión; y ambas, ruborizadas, la apartamos enseguida, para seguir haciéndonos la idea de que estabamos solas en ese mar de gente, que nos rodeaba, usaba y absorbía por completo.
Al cabo de cierto tiempo tuve que empezar a apoyarme en los fogosos jóvenes musulmanes que me rodeaban. Pues uno de ellos me había quitado audazmente las braguitas rosas de un seco tirón, para que todos pudieran acceder a mis virginales y estrechas grutas con una mayor comodidad. Y así, desprovista de defensas, sus hábiles dedos me hacían alcanzar los orgasmos una y otra vez, introduciéndose por mis dos estrechas aberturas con una facilidad pasmosa.
Pronto descubrieron que mientras me apoyaba en ellos, debido a la súbita flojera de mis piernas, podían dejar mis apetecibles senos al descubierto con una cierta discreción, y así poder chuparme los duros pezones con mayor comodidad; y en solo unos instantes comenzaron a desfilar un montón de caras diferentes debajo de mis acogedores pechos. Llego un momento en que creí que le estaba dando de mamar a todo el Islam, pues ellos se molían a codazos para hacerse un huequecito, y así poder desplazar al afortunado del momento para ocupar su dulce lugar. Incluso los había que se conformaban con chupar cualquier trozo de mis sufridos senos que les quedara cerca, en vista de lo difícil que era llegar hasta mis rosados fresones. Era tanto el placer que sentía a pesar de los mordiscos que de vez en cuando me daban que perdí totalmente la noción del tiempo transcurrido.
No volví a prestar atención a mi madre hasta el final, cuando mi padre entro en la tienda mas alejada del zoco, perdida en un ramal de callejuelas, por donde no andaba casi nadie. Allí pude ver como se mecía un pequeño árabe aferrado a sus amplias caderas, agitando frenéticamente su delgado cuerpo de un modo tal que no dejaba lugar a dudas acerca de lo que le estaba haciendo por detrás a mi querida madre.
No bien acabo este individuo su fogosa labor cuando ya estaba otro moro sacando al aire su enorme y rígido aparato para ocupar cuanto antes su lugar. Mientras los otros que esperaban su turno, y le servían de apoyo, jugaban felices con sus adorables y firmes senos, haciéndole autenticas diabluras por dentro y por fuera del vestido. Sobre todo a sus pezones, que les atraían con locura. No sé cuanto rato llevaba mi madre recibiendo estas insidiosas y violentas visitas, pero su semblante perlado de sudor era todo un poema, y la enigmática sonrisa que tenia su dulce rostro no desmerecía para nada a la de la famosa gioconda, a pesar de la situación.
Cuando mi padre salió definitivamente de esta tienda estaba tan radiante de gozo por los dos últimos jarrones que había comprado que apenas se fijo en el lamentable estado en que estabamos. Estaba tan contento que pidió a uno de los árabes que seguía junto a mi madre que nos hiciera una foto, con los objetos en la mano, y rodeados de todos ellos. Estos, como ya podrán suponer, no quisieron desaprovechar la ultima oportunidad de disfrutar de nosotras dos y, mientras mi padre explicaba al árabe en cuestión como debía colocar la cámara fotográfica, se distribuyeron estratégicamente a nuestro alrededor.
Un instante antes de salir la foto ya tenia un grueso dedo completamente introducido en el ano, mientras otros dos pugnaban por hacerse un hueco en mi estrecha intimidad. Y no quiero olvidarme del montón de manos que estaban pellizcando, y palmeando, mi trasero sin consideración ninguna. Pese a todo lo mas curioso era ver como todos ellos gritaban a la vez, para ahogar mis gemidos de dolor y, supongo, que también los de mi madre.
Me dio el tiempo justo de poner el viejo jarrón delante mío antes de que saliera la foto, así que espero que no se vean las osadas manos que aprovecharon esos últimos segundos para introducirse por debajo del top y pellizcarme los pezones sin piedad, dejándome amoratado todo el seno. Las que seguro que no se verán son las que se introdujeron por debajo de mi minifalda desde atrás, deslizándose bajo mi trasero con facilidad hasta llegar a mi húmeda cueva, donde hurgaron por ultima vez con una turbadora prisa y violencia.
Me imagino que si lo mío fue malo, lo de mi madre debió ser aun peor pues, mientras mi padre iba a recoger la cámara, pude ver como varios árabes sacaban sus sucias manos, apresuradamente, de su escote posterior y de entre sus piernas abiertas, donde habían estado metidas todo el rato, mientras exploraban sus sagradas cuevas sin ningun cuidado ni piedad, como pude imaginar al ver los temblorosos pasos que daba la pobre al empezar a andar.
El mismo espabilado taxista que nos había traído nos estaba esperando, algo ansioso, a la salida del zoco para llevarnos de vuelta al hotel. Como mi madre se quedo dormida, de puro agotamiento, nada mas sentarse, y mi padre solo tenia ojos para ver algunas de las cosas que había comprado, decidí alegrarle el día. En cuanto arranco me separe bien de piernas y me subí la minifalda todo lo necesario para que no tuviera que hacer ni él más mínimo esfuerzo para poder observar mi desnuda intimidad a su antojo. Al llegar al hotel pude ver, por el enorme bulto de sus pantalones, que le había gustado mucho mi regalo.
Todavía no he hablado con mi madre acerca de lo que nos paso aquel memorable día, pero he notado que cuando habla conmigo me trata ya como una mujer y no como si fuera una niña, como hacia antes de ir al zoco.
Fin

Marcelita, Parte 01
22 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
A continuación relataré mis anécdotas que desde hace algunos años tuve, ya que a la edad de 7 añitos empecé a tener mis contactos sexuales con hombres adultos los cuales se aprovecharon de mi inocencia. Les describo desde que era pequeñita siempre he tenido un traserito muy grande, causa por la cual hasta el día de hoy soy muy asediada por los hombres. Mi tez es morenita, canela, típica latina de piel bronceada y cuando tenia apenas 7 añitos cursaba el segundo grado de primaria, mis piernitas eran bien formadas y tenia un cuerpecito en general muy bien según mis fotos infantiles, pero tenia una característica única y que pocas mujeres tienen a esa edad, un traserito muy grande para mi edad, mis nalguitas parecen dos globos y siempre han estado súper bien formados, lo que era causa de erecciones y malos pensamientos de viejos degenerados que aprovechaban de mi en cuanto podían. Mi primer suceso se dio cuando yo acudía a la escuela en la cual trabajaba un señor de unos 50 años aprox. según recuerdo era el conserje de limpieza, el señor era un señor delgado, algo canoso y usaba bigote, este señor empezó a acercarse a mi a partir de que una vez que estábamos en educación física yo llevaba un short que por mis grandes nalgas me quedaba muy pegadito a mi cuerpo, y recuerdo vagamente que este señor barría los patios y a partir de que me vio me empezó a sonreír. Yo como era una niña muy alegre también le sonreía, pero sin intención, ya que para esa edad uno no piensa mal.
Una vez que me tuvo un poco más de confianza se despidió de mi y a la salida se me acerco y me dijo: Hola preciosa, te quiero regalar una paleta porque eres la princesita mas hermosa que jamas haya visto en esta escuela. En ese momento me sentí alagada y acepte el regalo. Días después nuevamente empezó a regalarme cosas y a decirme cosa halagadoras, yo inocente empecé a confiar en ese señor. Con la confianza ganada, también se acerco a mi madre, una madre soltera que solo veía por mi y mis 2 hermanitas mas pequeñas. También se gano la confianza de mi madre y mi madre acepto el acercamiento de el hacia mi. Este señor vivía en la escuela, era un hombre divorciado y sus hijos ya eran mayores y hasta nietos tenia, pues resulta que después de algunas semanas le pidió permiso a mi madre para que después de la salida del colegio le permitiría quedarme un rato mas porque yo le recordaba a una nieta y ella casi no lo visitaba y que a mi me quería como si yo lo fuese. Mi madre acepto, no lo sé, tal vez porque ella quería buscarme un lado paternal y ella no me lo podía dar, no lo se. Yo gustosa me sentía querida y acepte, a partir de ese momento había días que me quedaba a acompañarle hasta 2 horas después de clases y mi iba a dejar a mi casa, la confianza que obtuvo fue tan grande que después mi mama ya me decía que debería visitar a mi tío también los fines de semana. Resulta que un fin de semana le dijo a mi mama que me llevaría a un parque y que si quería acompañarnos, ella le dijo que no podía, tenia que dar el cuidado a mis hermanitas y que prefería que yo me divirtiera. Ese día salimos como a las 7:00 de la mañana, el cambio los planes y me llevo a un balneario a una hora de ahí, yo no llevaba ningún traje de baño, me dijo que me compraría uno. Al llegar al lugar rento una cabaña para cambiarnos y guardar nuestra pertenencias, el lo tenia todo planeado, me dijo: Vamos por tu traje mi amor, Al estarme probando vario me decía que quería verlo puesto, se decidió por un trajecito de una sola pieza de tela muy delgadita de color amarillo fluorescente, me dijo que ese me quedaba precioso. No lo lleve puesto y en la cabaña me lo pondría dijo el, después de algún tiempo supe que me estuvo grabando en su cámara de video ya que me dijo quítate la ropita y mientras te espero afuera y me vas pasando tu ropita, al final te paso el traje cuando ya estés lista.
La situación es que me dejo después de haberme quitado la ropa muy pausadamente a solicitud de el como otros 25 minutos esperando ya que según dijo se le había olvidado algo en la tienda de trajes y que no debía cubrirme porque me haría mal volverme a tapar por lo que debía esperarlo y hacer ejercicios como el que hice cunado e conoció que era levantar los brazos al cielo y después tocar con los dedos las puntas de mis pies, cosa que hice y lo espere desnuda, se sumarian así durante casi 40 minutos. Al salir me dice: Sabes nadar Marcelita, no le dije, yo te voy a enseñar mi amor, vente vamos a un lugar donde tengamos espacio. Nos fuimos a una alberca lejana donde casi no había gente, yo parecía su pequeña hija sin ninguna sospecha. Allí empezó todo, el no me tocaba groseramente, fue muy sutil, supo hacer su trabajo, primero me tocaba mis piernitas, después de que me fue enseñando a nadar tocaba mi cuerpecito con delicadeza. Una vez tuvo mas confianza cuando yo me tenia que agarrar de él me abrazaba y tomaba con sus palmas todo mi culito grande, yo no lo notaba morboso. Después me dijo que empezaríamos a jugar por lo que dentro del agua jugábamos a aventarnos, a corretearnos y el me abrazaba cuando yo estaba de espaldas y me pegaba todo su cuerpo de adulto al mió de niñita y ahí empecé a sentir su vergota de hombre mayor toda dura en mi colita, pero yo no lo veía mal, yo sentía que era algo normal y que los hombres así siempre la tenían.
No se porque pero mi sexualidad empezó a despertar me gustaba sentir su vergota de señor sin saber porque, yo ya lo quería y lo sentía como alguien cercano a mi. Pasaron las horas y su tocamientos eran mas repetitivos y descarados, me decía Eres mi consentida, te quiero mucho, te voy a dar muchas caricias porque deseo demostrarte lo mucho que te quiero. Yo solo dije yo también te quiero tío Alberto. Sus manos tocaban con lujo de detalle por debajo del agua mis perfectas nalgas, me metía la manos y me agarraba de ahí, me volteaba y sentía como me ponía su vergota en medio de mi culito y lo restregaba suavemente dentro de mis cachetes que hacían un gran surco. Su verga sentía que palpitaba estaba dura como un hueso, yo solo sentía como lo movía lentamente y me lo palpitaba en mi ano y a través de todo mi enorme culito. Me dijo que era muy bonita que me tenia un cuerpo muy bonito como de Selena o Jennifer Lopez (seguramente lo decía porque esas artistas tienen un culo descomunal, parecido al mío pero en niña) que si en el futuro no me gustaría ser famosa, le dije que si, entonces me dijo, yo estudie fotografía y te voy a tomar una película para que después la enviemos a una agencia para que seas modelo, yo ignorante de todo y alegre porque le parecía que tenia un cuerpo de modelo acepte. Me llevo a la cabaña y ahí saco su videocámara que momentos antes me había grabado desnudita arqueando el cuerpo, parando el culo y dándole a el una vista genial de mi cuerpo ya que también me agachaba y quedaba toda empinada mostrando mi hermoso culito gordo.
Me dijo déjame tomarte así con tu traje que aun esta mojado eso te hace ver mas sexy, el traje estaba todo pegado a mi cuerpo se trasparentaba la rajita de panochita la cual estaba abultadita y bien delineada, por el toqueteo estaba bien clavada en mis labios y en mi culo, se veía mi panochita sin pelitos y mis senitos aun sin desarrollar se trasparentaba el pezoncito, me hizo colocarme en varias posiciones el se acostaba con la cámara y me tomaba desde diferentes ángulos para poder tomar mis nalgotas y me decía que tenia que tomar ciertas posiciones para salir mejor, me ponía a gatas en la cama, me decía para tu colita, el me tomaba de la cintura o de las nalgas me restregaba la verga y dejaba la cámara grabando y pasaban minutos en los que aparentemente me decía como colocarme pero era para pegar su verga a mi culo y me ponía como quería. Después cambio el cassette porque ya se había terminado 2 y me dijo vamos a ensayar porque las artistas también deben saber actuar, vamos a actuar como en las películas. Me dijo vamos a imaginar que yo soy un actor famosos que te gusta y tu su novia y vamos a actuar. Yo seguí el juego y el me abrazaba, me cargaba en sus brazos, me sentaba en sus piernas y así me tocaba, me ponía en posiciones diferentes, el estaba en el traje de baño, se le notaba su pitote grueso, bien parado y como su traje también era blanco casi transparente se le veía perfectamente, todo venoso y con una cabezota grande, quería como escapar.
La situación se puso cada vez mas caliente el me sentaba sobre su verga y me la restregaba, me dio un beso y no le correspondí me dijo es solo actuación es de mentiras, yo seguí el juego y al rato ya nos estábamos besando yo no sabia y me dejaba hacer, metía su lengua en mi boca y buscaba la mía, me succionaba mis labios y decía que yo seria muy buena actriz, así estuvimos jugando y grabándome como 3 horas mas. Debo decir con sinceridad que a partir de ese momento me empezaron a llamar la atención las vergas de los hombres, tal vez naturaleza, morbosidad, los hechos como se dieron pero sabia que con el señor Alberto iba a aprender mucho de eso. Nos fuimos a bañar, el coloco la cámara en el baño y le pregunte para que el me dijo que para que se siguiera cargando, yo solo veía un foco rojo encendió pensé que así era, ahora se que todo lo grababa. Me enjabono toda, ya con toda la confianza me dijo te voy a bañar como baño a mis nietas y no debes sentir vergüenza, quítate la ropita. Me la quite con vergüenza pero con la confianza y el deseo de que me siguiera tocando y sentir cosquillitas en mi estomago. Me lavaba mi cuerpo después sin preguntarme se quito su traje de baño y su verga salio como resorte, no lo podía creer era enorme, venosa, cabezona toda su verga.
Yo no sabia que hacer no podía creer lo que estaba pasando el con todo la confianza se había desnudado ante mi, con una erección a mas no poder se le veían las venas como si fueran a reventar. Me dijo t e voy a tallar y luego tu me tallas esta bien, le dije si, me enjabono le cuerpo me ponía de frente me restregaba su verga en mis pechitos y en mi barbilla, la diferencia en estatura hacia ver una escena supercaliente, imagínense una niña de 7 añitos de 1.30 mts bañándose con un señor de 50 y tantos años de 1.80 todo velludo, con una verga de 20 centímetros, desconocido aunque había una cierta confianza, que cachondez. Después me volteaba se hincaba y me abría las nalguitas de mi culito y me decía que tenia que revisar si ya estaban limpias, me abría mis nalgas con sus dos manos y metía su cara y me empezaba a oler y me decía todavía falta, tu anito esta muy profundo y de be lavarse bien, entonces me decía que una forma de lavarlo bien era que el metería su lengua y que iba a sentir cosquillas, le dije a mi me gustan las cosquillas tío, entonces el me enjuagaba con agua me recargaba en la pared y se hincaba y repetía lo mismo me abría las nalguitas con sus dos manos y me metió la lengua y me la movía el mi ano, después la recorría desde el nacimiento de mi vaginita hasta mi anito, yo sentía muy bonito, no tenia morbosidad de que fuera algo malo. Al finalizar después de estarme metiendo la lengua por 20 minutos se harto y yo aun sentía la sensación como si siguiera ahí su lengua. Se levanto y me dijo que para terminar de lavar mi culito tenia que meter algo que llegara mejor hasta el fondo por lo que utilizaría su cosa para que me terminara de lavar.
Pero primero me tienes que lavar tu a mi, me dijo y yo empecé a enjabonarle el pecho lleno de pelos, sus piernas, se volteo y me mostos sus nalgas también llenas de pelos y después me dijo debes lavarme mi cosito muy bien como yo lo hice contigo. Entonces con algo de miedo empecé a enjabonar su pitote grande y cabezón, sentía en mis manitos como palpitaba, lo empecé a enjabonar y le decía deber ponerle jabón con tus manitas y tallarlo así, me enseño a hacerle como si fuese una puñeta. Al terminar me dijo, ahora vamos a terminar de limpiar tu culito, ponme jabón en mi pajarito y te voy a tallar para que quede limpiecito, le coloque jabón en toda su grande y palpitante verga y después me hizo darle la espalda y me empezó a poner su verga en mi culo, mis nalgas tan grandes y profundas casi se comía todo el pedazo de carne que tenia por verga, desaparecía mas de la mitad en mis nalgas que no tenían nada de niña y que ahora comprendo porque han sido tan buscadas.
Me restregaba toda su verga con toda la libertas del mundo de tomaba de la cintura y me empezaba a subir y a bajar alrededor de su tolete, me inclinaba, me ponía nuevamente a gatas, el se ponía atrás de mi y me restregaba nuevamente, después me dijo que para que quedara ya bien, ahora lo íbamos a limpiar por le frente, me cargo como a una muñeca y me dijo abrázame como si fuera tu osito, estábamos de frente pero el cargándome, su verga estaba a la altura de mi culo y me lo seguía restregando, lo sentía como subía y bajaba, el me movía de igual manera agarrándome del culo y abriéndome mis nalgas cos sus dos manos mientras su verga sentía como tallaba mi infantil ano. El se colocaba muy cerca de la cámara y me tuvo así como otros 20 minutos parecía que yo no le pesaba y decía Mi preciosa te estoy lavando tu culito con mi herramienta, para que quede bien bonito, te gusta que te lave así Marcelita Si tío, además de que me cargas y siento cosquillitas. Que hermoso mi amor, a mi me encanta que te guste siento muy bonito en mi verga y eso a tu tío también le gusta. Es muy rico bañarte, de ahora en adelante cuando me visites nos vamos a bañar mas seguido. Si tío, me gusta sentir esas cosas bonitas contigo. Si mi amor y dime te gusta mi verga, así s ele llama al instrumento sexual de los hombres, solo que no debes decirlo porque es malo y si te escuchan decirlo te puede castigar tu mama y ya no vernos. No lo voy a decir a nadie, y solo lo diré cuando este contigo. Pero dime Marcelita te gusta, te gusto tocarlo y te gusta como se siente ahora en tu culito Si si me gusta, esta bonito y se siente bien.
Que bueno que te guste mi amor porque de aquí en adelante haremos muchas cosas con el. Si tío, me gusta estar contigo y me diviertes. Entonces empezó a hacer sonidos como haaaa, iissssssss que rico, que sabrosa mi nena, tu culo es hermoso, aayyy que rico me quiero venir, te tengo que disfrutar mas, no se si será la ultima vez que este contigo, Marcelita !!!, que rica mi niña, me subía y me bajaba lentamente, tomándome de mi cintura yo seguía abrazada a su cuello y con mis piecitos a su cintura, el me movía con mucha facilidad, yo sentía su enorme macana deslizarse desde el nacimiento de mi panochita hasta el terminar de mi raya del culo, lo disfrutaba al máximo, decía mira como se come mi verga, y esto quedara grabado para la posteridad. ¿Te gusta Marcelita?, si tío y todas las cosas que dices son sucias, pero me hacen sentir bonito en mi conejito y mi colita. No se dice conejo, debes decirle panocha pero como eres una niñita, debes llamarle panochita, dilo varias veces para que lo aprendas. Mi panochita, Mi panochita, Mi panochita, así repetí hasta aprender. Eso es lo que más me enloquece, tu una niñita tan pequeñita montándose y dejándose que le restregen en todo tu hermoso culo infantil la verga de un adulto pervertido como yo, con toda mi verga bien parada. Sabia que eras una niña coqueta y cuando te ví lo primero que adore es tu hermoso par de nalgas nenita, se me paro la verga de solo verte tu hermoso culote, tan desarrolladito y grande para tu cuerpecito, pero tan sensual y tan excitante que a cualquier hombre razonable sabrá que eres una perla de mujer.
Te voy a seguir tomando videos cuando me vayas a visitar a la escuela, voy a comprarte muchos accesorios y ropita sensual porque las artistas deben vestir y modelar, lo haremos muy divertido, si señor Alberto, yo quiero ser artista. Después de un rato mas de estar envergada del señor Alberto al que a veces llamaba tío me dijo ahora mi amor vamos a cambiar de posición porque ya me canse y ya se acabo el jabón en mi verga, dime Marcelita, le quieres poner mas jabón a mi vergota para que te siga lavando, yo estaba fuera de mi, sabia que lo que estábamos haciendo estaba muy mal, pero no me importo en ese momento yo sentía muy bonito y me sentía querida, quería seguir disfrutando de los abusos de ese señor pervertido que yo seguiría permitiendo. Marcelita, quiero que tomes mi verga con tus dos manitos y empieces a enjabonarlo suavemente, después gires un poco hacia la cámara y digas: Hola, soy Marcelita, tengo 7 añitos y soy una niñita muy caliente y me gustan las vergas de los señores. Entonces ponía mi carita de inocente y repetía mal, me hacia repetir lo mismo hasta que lo decía bien.
Después el solo decía; esto es supercaliente me vas a matar chiquitina, tu vocecita me enloquece, tengo los huevos a reventar. Ahora di : “Le sonreí al señor Alberto en la escuela porque el miraba mi colita y a mi me gusta que me acaricien los señores” Lo mismo, repetía el texto hasta que quedaba a satisfacción de el. Otras cosas que dije de tantas que me hizo decir era: “Me gusta lavar la enorme verga de mi tío, y me gusta tocársela y que me la ponga en mi culo y mi panochita sin pelitos” “Soy una nenita que le gusta sentir vergas grandes y adultas en mi panochita y mi culito” “Yo quiero sentir mas vergas, me encantan y quiero aprender a mamarlas y sentirlas” Textos similares no recuerdo me hizo decir.
Ahora sigue enjabonando mi verga, pero como mi verga también tiene un hoyito, y que debe quedar bien lavado ahora tu me deben meter tu lengüita, le dije pero como, entonces el me dijo saca tu lengua y con la punta de tu leguita la vas a meter en el orificio de la punta de mi vergota, yo no sabia si estaba bien, sabia que era algo sucio pero mi calentura e inconciencia me hizo empezar a meter la lengua, después me dijo: Creo que debemos intentar algo diferente Marcelita, debemos sacar lo que tiene dentro y debemos chupar para que se limpie adentro, lo que debes hacer es meterte mi verga en tu boquita y tu debes chupar como si tomaras tu mamila, yo sabia que lo que iba a hacer era también algo malo pero mi colita y mi panochita palpitaban también de gusto, así que empecé a meterme la cabezota y no me pude meter mas. Así seguí yo sentía como si de repelente empezara a convulsionar, me dijo hazlo mas rápido Marcelita,!!! si así mi amor, sigue, sigue culoncita, así mi niña culoncita!!!, que rico, si tu mama supiera lo que estamos haciendo me clavaría, que rico, soy muy afortunado, tus profesores o todos tus vecinos, que pensarían de ti, tu una niñita inocente con un infantil con enormes nalgas siendo enseñada a mamar vergas por un señor vergudo, que rico me vengo, haaaaaaaaaaa, haaaaaaaaa, haaaaaaa.
Sus sonidos guturales de hombre me espantaron pensé que se estaba muriendo, pero en realidad el señor Alberto esta disfrutando de una venida como nunca en su vida la había disfrutado. Me dijo mi amor, debemos dejar lo de la otra posición para al rato, ahora tengo mucha hambre y no es precisamente de ti, quieres comer, si le dije, me enjuago y nos fuimos a comer, yo sentía al caminar una sensación de ardor en mi comisura el culo, también lo mas suave sentía extraño en mi panochita y mi culito, tal vez por todo el tiempo que mi tío me pegaba y restregaba su verga. Después de comer regresamos a la cabaña, descansamos 15 minutos y me dijo es hora de volver a la alberca para ya irnos debemos volver, no tío Alberto!!! le dije, quiero ir a la cabaña y me laves por ultima vez, por el día de hoy, porque me prometiste que me vas a balar cuando te visite en la escuela, Esta bien sobrinita, solo porque tu me lo pides, me cargo entre sus brazos, me abrace a el y en el camino me agarraba nuevamente del culo con sus dos manos metiendo sus dedos en mi raja del culo. Tocando con sus yemas mi ano y mi panochita, yo solo le decía a sus oídos, señor Alberto me gusta mucho como me lavas y me tocas con tu cosota, siento bonito cuando dices esa cosas groseras que no entiendo, pero que me hacen sentir cosas bonitas en mi colita y mi panochita. OK mi amor, entremos al baño directamente allí me desnudo, puso nuevamente la cámara, instala un nuevo cassette y empezó a grabar.
Me dijo ahora mi Marcelita preciosa, nenita monta vergas te lavare con mi gran verga ese culito. Nuevamente abrió la llave de la regadera, el agua estaba fresca y muy rica, me dijo quítame mi traje de baño mi amor quiero que desnudes a tu tío y que veas su pitote que se pone así por ti, eso es muy cachondo. Empecé a quitarle su traje de baño que era solo ese calzón blanco y que nuevamente estaba a reventar, nuevamente me dijo enjabóna tu adorable verga, así lo hice ahora lo hacia con mas práctica, me gustaba sentir en mis manitos su grandeza, su calor, su poder, la belleza del hongo rojo, que vergota tiene mi tío, pensaba; de repente me dijo ahora te toca lavar tu culo y sentir con tus nalguitas todo el pito parado de tu tio. Me tomo por la espalda, yo sentía su fierro duro en mi espaldita, me levanto a la altura de su verga, me dijo levanta tus bracitos y tomate de mi cuello, cuando te cargue pon tus piernitas hacia atrás y me abrazas mi cintura con ellas, me cargó, me acomodo y empezó a moverme tomándome de la cintura, sintiendo en medio de ellas todo su enorme palo que estaba caliente y tenso, me movía para atrás y para delante, para arriba y para abajo, después se acercaba a la cámara que la tenia estratégicamente bien acomodada, y decía: !!! “Me estoy masturbando con una niñita de 7 años, que delicia, esto es el cielo, miren que culo de niña, esta riquísimo, es suave y terso, siempre esta tibio, es durito, es una niña!! , vean como se le mueve el culo, miren como se desliza en mi verga, miren, vean de frente, ahora de perfil”!! Me cargaba y me ponía en un ángulo, luego en otro, pasaban minutos en esa posición a la cámara subiendo y bajándome, después otra vez decía: “Miren señores que locura, siento como le palpita el ano, lo tiene delicioso siento en mi verga, cuando le paso la cabeza, ella lo quiere aplastar con sus nalgas, que rico aprieta esta niña de 7 añitos, vean como mi verga le gusta a Marcelita, le encanta montarse en mi verga” ¿Verdad que te gusta Marcelita? entonces le respondía “si tío y siento su vergota que me soba muy rico mi culo, yo también siento bonito en mis nalguitas, asl parietapara sentirlo mejor señor Arturo, lo que usted me dice me hace sentir que soy bonita, me gusta sentir su cosota, su vergota como le dice tío Alberto” y seguía “es increíble como la verga de este cabron, un señor de cincuenta y cinco años, que se coge a sus nietas, le encante a esta precoz nalgona, este vergudo señor le encanta ponerle la verga a una niña tan chiquita“ Apenas hacia mes y medio y el pervertido señor Alberto estaba gozándose de una niñita tan caliente como yo, que solo necesitaba ser incitada para empezar a gustarle las vergas de los señores.
Él disfrutaba de mi colita empalada en su enorme pitote, se estaba masturbando riquísimo con mis nalgas de Jennifer López y mi panochita lampiña, también hermosa e hinchadita, el gemía, decía cosas sucias, me decía cosas, hablaba de su verga en mi panochita y mi culito de niña, era como si estuviera enloqueciendo y yo me arqueada más, dándole la espalda, parando todo mi culo para que lo siguiera disfrutando, ya que yo también con todo lo que decía sentía riquísimo y lo quería sentir muy bien, disfrutaba sin comprenderlo, para mi era algo nuevo y muy rico. Así entregándoselo mi culo y mis cachetes torneados y voluminosos que llevaba por nalgas se las entregaba gustosa a su enorme verga, sentía lo sabroso de su cabezota y como empezaba a introducirse en mis nalgas y desaparecer en ellas, sentía riquísimo, me estaba volviendo una niña adoradora de vergas adultas, que locura, la verga de don Alberto un hombre de 55 años, que también abusaba de sus nietas, causa por lo cual ya no lo visitaban me estaba enculando y así su verga de hombre después de traspasar todo el horizonte de mis nalgas rozaba mi pequeño e inexistente clítoris, sentía como rozaba y aparecía entre mis piernitas saliendo por el frente de mi panochita.
Nuevamente pasaron como 2 horas, el no se cansaba, era sorprendente, a mi me dolían mis piernitas, pero como era pequeña aguantaba mas, él tal vez por toda la lujuria que tenia no quería desperdiciar ni un minuto de ese placer infinito que una nena de 7 añitos le estaba dando. Cuando se preparaba para terminar me tomo de mis hombros y empezaba a moverme muy rápido, empezaba a mufar y de repente empezó nuevamente a gritar y empecé a sentir caliente en lo profundo de mis nalgas con ese liquido que no sabia que era pero que sabia que a mi tío le daba un enorme placer. Entonces mi dijo nunca pensé que mi sueño se hiciera realidad, tu mi nena de segundo, soñé con hacer esto contigo desde que te vi, sabia que tu eras una niña muy caliente, me alegra que te guste que mi verga, sobe tu panochita y lo mas rico tu lindo culote. Le pregunte ¿Es malo lo que me haces, tío Alberto? No Marcelita, esto es lo más hermoso del mundo, despídete de la cámara. Dile, “Adiós camarita, yo y mi tío Alberto jugaremos después” y así lo hice con mi infantil voz.
Continuará

Las compañeras de Magdalena, Parte 02 (de Cazzique)
22 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Como me lo había prometido Ivonne llegó al siguiente día después del colegio acompañada por mi hija Magdalena, que misteriosamente volvió a desaparecer después de unos minutos de estar con nosotros. Llevé a la jovencita de nuevo hasta mi oficina y esta vez ella fue la que se quitó el suéter y lo colocó en una silla. Yo estaba sentado frente a ella y nuevamente comenzó la rutina de comenzar a hablar de sus problemas.
Ésta vez durante su plática me fui sentando a su lado y una mano se posó sobre su rodilla, la fui acariciando y levantando su falda hasta que pude verle las bragas. Ivonne poco a poco se fue quedando callada y por fin la besé; le acaricié los pechos y luego le desabotoné la blusa para disfrutarlos libremente, piel a piel. Ella no se resistió y se dejó magrear a mi complejo antojo, se los mamé y esta vez la hice ponerse de pie frente a mí. Le zafé el broche a su falda y está cayó hasta sus pies, le acaricié la espalda y luego pasé a sus nalgas sin quitarle las bragas. Chupé sus pezones uno a uno hasta dejarlos duros como la roca, ella me sujetaba de la cabeza gimiendo calladamente.
La hice poner uno de sus pies entre mis piernas y le quité el zapato y la calceta, luego el otro lado. Nuevamente con sus dos pies en el suelo acaricié sus muslos hasta sus nalgas, pero aun sin quitarle las bragas de color rosa. Mis dedos recorrieron palmo a palmo la prenda poniendo especial atención en su ano y su vagina, logré que la tela de las bragas se humedeciera con los jugos que ya estaban escapando de entre esos deliciosos labios y por fin se las bajé. Su hermosa conchita quedó ante mi vista, nuevamente le pasé la mano por todos lados haciéndola gemir, Ivonne realmente lo estaba disfrutando. Centré los movimientos de mis dedos entre sus labios vaginales, una y otra vez frotando de arriba para abajo; la joven alcanzó su orgasmo con mis dedos entre sus labios vaginales, sus jugos le escurrían por los muslos, sus piernas ligeramente separadas.
Levantando mis caderas me bajé los pantalones y ella por primera vez pudo ver bajo mis calzoncillos la potente erección, halándola de su muñeca la acerqué a mi y sin decir palabra le di a entender qué era lo que deseaba, Ella abriendo su mano acarició el largo bulto que se formaba en mis calzoncillos; sus movimientos eran torpes y nerviosos. Le dije que lo hiciera suavemente, que lo acariciara como si fuera algo delicado. Ella entendió y su mano se movió suavemente recorriendo mi tronco, le pedí que apretara un poco sus dedos envolviendo con sus dedos el grosor de la barra y ella así lo hizo. Luego de varios minutos así le pregunté si deseaba mirarlo. La jovencita dudó y yo insistí hasta que ella movió su cabeza afirmativamente, le dije que me bajara los calzoncillos y levantando levemente mis caderas dejé que ella lo hiciera. Muy torpemente ella comenzó a jalar mis calzoncillos y poco a poco el glande de mi pene fue quedando al desnudo. Ivonne lo miraba solo de reojo y completamente llena de vergüenza, por fin el largo de mi verga fue quedando ante sus ojos. Mi mata de vello oscuro sobre la larga y gruesa barra que palpitaba por la excitación se mostró completamente y cuando los calzoncillos casi llegaban a la base del tronco, la verga saltó haciendo que la chica saltara para atrás espantada. Yo me reí gozando del momento y pidiéndole que continuara con su labor. Ella ya más rápidamente me sacó por fin los calzoncillos. Le pedí de nueva cuenta que me tomara con su mano la vara, ella ahora un poco más temerosa la acarició como le había pedido que lo hiciera. Sus delicados deditos se cerraron alrededor del tronco y comenzó a masturbarme lentamente, no dejaba de mirar la gruesa y púrpura cabeza que sobresalía en la punta.
Dejé que me meneara la verga varios y deliciosos minutos y luego le dije que la iba a enseñar a hacer gozar a un hombre. Le indiqué que se hincara frente a mí y sin dejar de mover mi herramienta la comenzara a chupar, ella un poco temerosa se hincó y con su carita muy pegada a mi entrepierna fue acercando su boca, al principio percibí un poco de asco en su expresión pero le ordené que continuara. Ella abriendo su boquita primero pegó sus labios a mi glande y lentamente se lo tragó completo, hasta aquí su lengua no había actuado. Le dije que debería de hacerlo como yo le fuera diciendo y ella obediente dijo que sí. Guiándola ella fue dejando que mi verga se introdujera en su boca y tragó en el primer intento una cuarta parte de mi tronco, luego su lengua entró en acción acariciando todo lo largo de mi garrote y al segundo intento después de tragarse mi verga nuevamente una cuarta parte su lengua me acarició por dentro la base del pene. Ahora la instrucción fue que debería de subir y bajar su cabeza a modo que me masturbara con su boca, ella lo intentó y rápidamente comencé a experimentar un delicioso placer. La siguiente instrucción fue que en cada una de las mamádas que me daba fuera metiéndose más y más verga en la boca, así logré que ella se tragara hasta tres cuartas partes de mi instrumento.
Ya que lo estaba haciendo bien la dejé continuar solamente indicándole el ritmo que deseaba, su boquita hermosa comenzó a disfrutar ahora lo que hacía, sin decirle nada ella tomó la base de mi herramienta con su mano para darle mayor dirección dentro de su boca, yo me dedique a acariciarle los senos y los pezones. Mi placer iba aumentando segundo a segundo y después de unos diez minutos de que ella me estuvo mamando ya estaba casi listo para venirme. Le dije a Ivonne que pronto iba a llegar a mi orgasmo y le medio explique lo que tenía que hacer, sin dejar de tragarse mi tronco ella meneó la cabeza dándome a entender que había comprendido lo que deseaba. Ella aumentó su velocidad cuando se lo indiqué y yo sujeté su cabecita acariciándole su cabellera, mis caderas se movieron de arriba para abajo aumentando así la velocidad y entonces comencé a sentir como se comenzaban a hinchar mis pelotas; sujeté con más fuerza su cabeza y echando para atrás mi cabeza dejé escapar el primer chorro de esperma, ella sorprendida por ser la primera vez trató de zafarse pero se lo impedí, no tuvo más opción que tratar de tragar la leche que le estaba depositando a borbotones en lo más profundo de su garganta, desesperadamente jaló aire y logró tragar un poco del semen que seguía saliendo de mi verga, algo escurrió entre sus labios y mi tronco pero la mayor parte se lo logró tragar. Continué moviendo mis caderas hasta que la erección comenzó a perderse y ella para estos momentos ya se había logrado tragar todo mi semen y seguía engullendo lo poco que ahora seguía saliendo.
Por fin su boca se logró separar de mi verga, su cara estaba roja y el rededor de su boca estaba manchado de semen, con el dorso de su mano se quitó los restos de leche que le quedaban y sonriendo me preguntó si me había gustado como lo había hecho. Le dije que para ser su primera vez había logrado hacerme gozar, pero que esperaba que en un futuro lo hiciera mejor.
Me puse de pie y la bese saboreando mi propio sabor, luego la gire restregándole mi verga entre las nalgas, la cargué dejándola de rodillas sobre el sofá, luego tomándola por los hombros la fui empujando hasta que quedó completamente empinada y mostrándome su ano y su vagina plenamente. Me hinqué detrás de la chica e inmediatamente comencé a besarle las nalgas, luego mi lengua se recreó con esos hermosos cachetes y fue buscando el negro agujero de Ivonne, ella al sentir mi primer ataque en su ano apretó el culo cerrando fuertemente su entrada trasera. Sin prestar atención a esta reacción inicial continué lamiendo su agujero una y otra vez mientras que mis manos se apoderaban de sus pequeños senos. Luego de unos minutos de estar chupándole el culo esté su fue relajando y me permitió insertar mi lengua, ella soltó un gemido al sentirme dentro de sus carnes y así seguí sin descanso hasta lograr que su agujero estuviera perfectamente lubricado. Llevé una de mis manos hasta su trasero y preparé mi dedo medio, lo apunté en su arrugado agujerito y lo fui introduciendo, ella apretaba deliciosamente y me transmitía su grato calor interno. Mi otra mano se ocupó en su conchita, acaricié esa suave vagina de adelante para atrás, uno de mis dedos se paseaba en medio de la separación de sus labios vaginales, ella se encontraba completamente húmeda.
Me la cogí por el culo con mi dedo por espacio de varios minutos hasta que conseguí dejar completamente dilatado su ano y cuando comprobé que ya podía entrar un segundo dedo con facilidad me levanté, apunte mi nuevamente dura verga a su ano y comencé a meter mi glande lentamente. Su ano se fue ensanchando lentamente a cada milímetro que entraba en la deliciosa cavidad. Vi como las manitas de Ivonne se aferraban con fuerza al respaldo del sofá y alguno que otro pujido se escapaba de su boca; lentamente mi verga fue ganando terreno dentro de su apretado agujero trasero, por fin después de varios minutos logré meter la mitad de mi herramienta, mis manos sujetaban las caderas de la jovencita que seguía respirando agitadamente y gimoteando a cada empujón que le daba.
Lentamente comencé a sacar lo ya logrado para volver a meterla antes de salir completamente, así logré que su agujero se fuera acostumbrando a mi grosor y largo, poco a poco más y más verga iba entrando en ese riquísimo ano. Veinte minutos pasaron antes de que mi garrote llegara completo hasta lo más profundo de la jovencita pero por fin lo habíamos logrado, yo meterla completa y ella aguantarla. Me quedé quieto por un par de minutos cuando por fin mis bolas chocaban con su vagina. Sentí como su culo palpitaba´, el calor y la fuerza con que me apretaba y entonces lentamente comencé a bombear sin pausas.
Ivonne logró conseguir un orgasmo más, gemía con intensidad y completamente liberada de todo tabú, sus caderas se movieron buscando una penetración más profunda y mostrando así su propio calor, su propia excitación. Me apretaba con fuerza y yo ya no podía soportar mucho más tiempo, cerré los ojos y con un último empujón solté con mucha fuerza una potente descarga de semen dentro de ese apretado agujerito, el orgasmo fue largo, intenso y muy satisfactorio, no paré de moverme sino hasta que mi vitalidad se perdió y su mismo ano botó mi garrote.
Continuará

Las niñas de mi tesis, Parte 02 (de DagonX)
22 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Al acabar el día me encontraba ya en mi habitación, la cual alquilaba a una señora gorda y sin hijos, me dirigí a la ducha cansado mientras comenzaba a rememorar lo sucedido en esa mágica tarde.
Belén en mis piernas toda chorreada y excitada, respiración acelerada y gemidos de placer que no dejaban de salir de su tierna boquita la cual iba besando de tanto en tanto para no perder el ritmo, mis manos en cada rincón de su cuerpo virginal de 10 años, cuantos minutos habían pasado desde que iniciamos el inocente juego, ocultos detrás de aquella delgada pared que nos separaba de su somnolienta madre y permitía que mis más bajos deseos e instintos se liberaran en su pequeña niña inocente y ajena a todas esas perversiones.
Con cada minuto que pasaba más me perdía en la lujuria, quería desnudarla ahí mismo, sacarle esa blusita blanca y bajar su faldita a cuadros como ya había hecho con sus braguitas infantiles, mientras pensaba en ello mis dedos volvían a acariciar los labios de su vaginita y a buscar desesperados nuevamente su clítoris redondo, para masajearlo y hacerla mojarse una vez más, cuantas veces ya habían sido, tres, cuatro, había perdido la cuenta, era un milagro que su madre no haya despertado con cada gritito que soltaba al llegar al orgasmo. Su espalda se arqueaba con cada sensación de placer que recorría su cuerpecito, y sus piernitas se abrían y cerraban justo al llegar a su clímax.
– Ahhhhhh – gimió nuevamente de placer al sentir que un nuevo orgasmo llegaba a ella.
Yo en cambio trataba de mantenerme tranquilo, la sola idea de perder la cabeza con una niña como la que tenía en mis manos me provocaba temores, tanto internos como externos, debía mantener la calma ante todo. Su respiración se aceleraba más y más pensé que de un momento a otro esta niña podría sufrir un ataque cardiaco, decidí parar el juego ahí no sin antes venirme nuevamente entre sus nalguitas cubiertas por su faldita, como había hecho hace rato, rápidamente la tome de su cuerpito y la baje de mis piernas, Belén simplemente cayó al suelo como un trapo; asustado la volví a alzar y me dijo en un total estado de éxtasis, que sus piernitas no le respondían, que no sabía él porque.
Yo si sabía, era por los múltiples orgasmos que había sufrido durante casi una hora, la tranquilice como pude y le dije que eso era normal, que este jueguito generalmente provocaba ese tipo de reacciones y que no era para asustarse. Mientras se recuperaba la fui limpiando con una toallita que traía siempre en mi mochila y fui arreglando su cabellito y su uniforme que había quedado todo desabotonado y arrugado, mientras le hacía prometer que guardara esto del juego en secreto, ella solo asintió con la cabecita y me daba besitos cariñosos cada tanto, después de todo se había convertido en mi noviecita ese mismo día.
Ya desnudo en la ducha saque rápidamente algunas conclusiones.
Las niñas son capaces de sentir excitación y también son capaces de llegar al orgasmo estimulándolas como a una mujer mayor, de hecho lo sentí incluso más fácil, puntos extra para las niñas. A parte la inocencia que irradian parece ser mucho más atractiva que la de cualquier cuerpo exagerado en proporciones. Y por último, al final sus miradas parecían ser más sinceras y honestas que la de cualquier mujer de mi edad con la que haya estado, supongo que eso era lo normal, aun no sabían nada sobre el perverso mundo que las rodeaba.
Ahora venía quizá la parte más peligrosa de mi experimentación con niñas, la introducción al coito y a la vida sexual, debía pensar en una excusa para convencerla de que lo que iba a hacer en cierta forma estaba bien, no es como si fuera a sacarme la verga frente a ella y se dedique a chupármela obedientemente, debía ser más astuto; sobornarla quizá funcione pero solo a corto plazo, obligarla terminaría en una mala situación, así que lo único que me quedaba era quizá lo más simple, enseñarle y explicarle lo que en verdad quería hacer con ella, eso tomaría un poco de tiempo, pero bueno tenia lo que resta aun del año.
Ya nos encontrábamos en Abril y mi plan con Belén aún no había ni siquiera iniciado, me la pase haciendo lo que tendría que haber estado haciendo desde Enero, la tesis, creí que iba a ser más sencillo pero encontré varios problemas en el camino así que tuve que posponer la tesis secreta y enfocarme en la verdadera, claro todavía había días en que mi pequeña diosa y yo jugábamos pero no llegábamos más allá de eso, caricias, besos y claro sus orgasmos, me había controlado de no mostrarle mi verga dura hasta este punto, primero quería educarla bien, pero eso requería de tiempo que no tenía.
El café internet estaba lleno, no podría jugar con Belén ese día, se lo dije y se alejó triste de mi lado, yo también me entristecí, de verdad quería tocar su cuerpito y sentir sus labios, que por cierto se habían vuelto más experimentados, ya metía su lengüita a mi boca vivazmente, bueno al menos ese era un pequeño avance hasta ahora, pensé que todo lo que necesitaba era a la pequeña Belén a mi lado y nada más.
Estaba listo a seguir con el trabajo cuando la vi entrar, otra niña, otra diosa, dando brincos como lo hacía Belén y mostrando ligeramente sus braguitas blancas con cada salto, cuerpo en desarrollo no era recta como otras niñas, veía que su cinturita ya mostraba curvitas lo que hacía que sus piernitas se vieran más grandes y deseables, sus labios rosaditos hipnotizaban mi mirada y me hacían desearla aún más. Se sentó en la cabina que se encontraba a mi lado, su hermano idiota se encontraba al otro lado de la pared, baje mi mirada y vi como sus piernitas blancas se movían inquietamente a la par del videojuego que jugaba en la computadora, podía oír sus quejidos su risa infantil y sentir de vez en cuando el perfume de su cabello dorado y su aroma de niña. De vez en cuando se paraba de su asiento e iba a reclamarle a su hermano asuntos del juego, cada vez que lo hacia abría sus piernas en mi dirección y me mostraba ligeramente sus blancas braguitas que pedían a gritos ser sacados de ahí, estaba en un trance de excitación, claramente mi punto de vista hacia las niñas había cambiado radicalmente.
Luego de alrededor de una hora en la que me dio bastantes fantasías se levantó de la cabina que ocupaba y se fue con su hermano, yo salí rápidamente del trance en el que me encontraba luego de observar a esa niña angelical e inmediatamente salí detrás de ella, como un acosador que no quería perder a su víctima, Belén se interpuso en mi camino un momento e hizo que los perdiera de vista, mientras ella insistía que no me fuera yo la hacía a un lado de manera brusca y al salir del café internet ya los había perdido por completo.
Me encontraba en un estado de alerta constante toda aquella semana, esperando que esa niña misteriosa vuelva a aparecer en mi vida para ponerla de cabeza nuevamente, ni siquiera prestaba atención a mi pequeña noviecita que se encontraba en mis piernas dirigiendo mis manos a su vaginita para que empezara a masturbarla como hacíamos casi siempre, no podía ver su carita de excitación ni podía oír sus gemidos de placer como lo hacía antes, mi mente estaba en otro lado, con esa otra niña que había venido un día y nunca más. Belén al parecer se dio cuenta de mi estado de ánimo y se molestó mucho al ver que estaba pensando en otras cosas que no fueran ella ni nuestro juego secreto, ese día ni siquiera llego al orgasmo ni yo tampoco. Los siguientes días al ver que aún seguía en ese estado de trance idiota me trato con indiferencia, como lo hacían sus hermanas mayores y temí incluso que les contaría lo que le hacía en aquel rincón invisible a la vista de todos, supongo que el famoso estado sentimental bipolar de todas las mujeres venía con ellas desde que eran niñas. Solo iba al café internet con la esperanza de volverla a ver otra vez, lo demás no me importaba. Esa niña llego a mi vida y la sacudió por completo, tenía que besarla, tenía que acariciar sus cabellos dorados, tenía que sentir su piel con mis ásperas manos, tenía que hacerla mía.
Belén y yo nos distanciamos más y más con el pasar de los días, ya ni siquiera me hablaba o saludaba, tarde o temprano esa pequeña niña a la que había iniciado en la vida sexual terminaría por abandonarme por completo y esta vez por culpa mía, sentí que la tesis secreta veía su punto final aquel mes, resignado trate de buscar otro café internet al cual acudir ya que en el otro corría el riesgo de ser delatado y encarcelado jeje. Pero al final solo halle nidos de niños rata en todos los lugares a los que fui, tal vez ya era hora de comprar una computadora propia y contratar un servicio de internet, eso llevaría tiempo y papeleo molesto que odiaría hacer, pero bueno aun había un último lugar al que visitar, entré por la puerta pequeña e inmediatamente dos niños salieron corriendo empujándome, eso me molesto y quería darles una putiza pero entonces sentí un aroma hipnotizante, como la de aquella vez, dirigí mi vista hacia los niños que me habían empujado y observe con alegría que en verdad era ella, la que había estado deseando todo ese mes, la niña de cabellos dorados y cintura deseable, aun con su uniforme escolar dejando a la vista sus muslos suaves, con cada paso que daba la veía contonear sus caderitas de manera sensual para luego dar brinquitos que levantaban su faldita a cuadros dejando ver por segundos sus braguitas y nalguitas redondas, los cuales me habían puesto duro ese momento, esta vez no los perdería de vista y los seguiría hasta su casa si era posible, lo cual fue demasiado rápido para mi sorpresa, era la casa vecina al café internet de Belén, eso explicaba por qué habían desaparecido tan rápido aquel día, pero no explicaba por qué teniendo un local para jugar a lado de su casa tenían que ir a otro más alejado.
Luego de seguirlos hasta su casa deje de lado la tesis verdadera y me puse en modo acosador, iba a ese nido de niños rata todas las tardes solo para poder observar sus movimientos, a qué hora entraba a qué hora salía, escuchaba las pequeñas conversaciones con su hermano, ahí me entere que por las tardes no había nadie en su casa, es por eso que siempre venían a jugar a esas horas y por qué no iban al internet de Belén, ya que su padre que era el único que los cuidaba le había dicho a la señora que no los deje entrar para jugar, que era pérdida de tiempo y demás cosas. Todo iba de maravilla, a veces se sentaba en la computadora frente a la mía y desde ahí podía ver como movía sus piernitas a cada rato, las abría y las cerraba provocativamente una y otra vez, sus braguitas desaparecían y aparecían en mis ojos con cada movimiento, me quedaba mirando como idiota todo el tiempo que se encontraban allí, que era alrededor de una hora. No podía aguantarme más estaba a punto de cometer una locura, debió ser por estar aguantándome todo ese mes desde que deje de tocar a Belén, mi entrepierna estaba al borde de la explosión, era necesario para mí el liberar mi esencia de una manera u otra.
La oportunidad llego un martes, como siempre los hermanos entraron al café internet y tomaron cada cual una máquina, yo la observaba detenidamente y creo que ella también lo hacía, quizá se había dado cuenta que casi siempre me encontraba en la computadora frente a ella, pero debió ser solo una equivocación mía, abrió sus piernitas y mi mirada se encajó en su lugar más sagrado, no había nada más en mi atención, solo ese lugar cálido y suave que se encontraba en su entrepierna llamándome y pidiendo ser ultrajado, su mano bajo rápidamente y disimuladamente cubrió con ella lo que estaba observando, carajo se habrá dado cuenta??
Entre en pánico por un momento pero después la oí decir a su hermano que ya no se aguantaba más, quería hacer pipí; ufff respire aliviado, pidió las llaves de su casa para poder entrar e ir al baño, “ya vuelvo” le dijo a su hermano y salió corriendo, era ahora o nunca, sola en casa, nadie sospecharía de mí, me daba un poco de pena lo que iba a hacerle, pero en ese momento yo estaba descontrolado, en mi mente solo estaba la idea de hacerla mía a toda costa.
Fui detrás de ella sin que me viera, pasamos por el internet de Belén pero ella no se encontraba allí, un problema menos, la calle estaba vacía por ambos extremos y algunos autos pasaban pero eso no era problema, llego a su puerta saco las llaves y yo me puse detrás de ella, ni bien abrió la puerta la empuje, cubrí su boquita y tome uno de sus brazos, rápidamente cerré la puerta y ella comenzó el forcejeo desesperado, quizá por su mente paso la idea de que era un ladrón que iba a matarla o quizá solo a golpearla, pero nunca la idea de que iba satisfacerme con su cuerpito, las niñas son tan inocentes.
– Tranquila pequeñita, si no haces nada de resistencia esto va acabar en un rato y vas a ver que incluso te va a gustar, solo va a ser un ratito nada más si – intente calmarla, mientras sentía el perfume de su cabello en mi nariz y sentía la calidez de su cuerpito en mi mano.
– Dame la llave- le dije y ella obedientemente me la dio sin darse la vuelta.
El anonimato lo era todo en este arriesgado asalto, si me daba una pequeña mirada me reconocería de seguro y ahí acabaría todo, supongo que después adentro de su habitación iba a vendarle los ojos con alguna ropa que hubiera ahí, entramos a su casa y le dije que me llevara a su habitación, había unas gradas y las subimos lentamente, yo aún la sujetaba por detrás y cubría su boquita, mi pene ya se encontraba erecto por la excitación del asalto y golpeaba con cada paso su espalda suave, ya imaginaba todo lo que iba a hacer con el precioso ángel que sostenía en mis manos una vez llegáramos a su cuarto; era extraño nunca me había sentido así por una chica, nunca había llegado a tales extremos por poseer a una, generalmente el viejo “yo” calculador y precavido lo habría dejado pasar, pero el actual “yo” no.
Ahí estábamos, frente a la puerta de su habitación, solo unos pasos más, la abrí desesperadamente y sentí el aroma virginal que contenía, todo era rosado y había varios peluches tirados por todas partes, sonreí ligeramente, pensé que este tipo de habitaciones solo eran reales en novelas y películas. Mire los alrededores y fue allí que me di cuenta, su ropero se encontraba a un lado y el espejo que llevaba me había reflejado desde el instante que pase por su puerta, ella me miraba y claramente se dio cuenta de quién era. CARAJOOOOOO ¡!!!
Que iba a hacer, lo primero que pensé fue en tirarla y correr lo más rápido que pudiera pero mis piernas no me respondían, estaba paralizado por el shock, adiós a mi vida estudiantil, adiós a mi vida pacifica, iba a ser un delincuente un prófugo, mi mente se puso en blanco, estaba acabado.
Entonces sentí que ella había dejado de forcejear, me miraba atentamente y con el brazo que tenía libre me hizo gestos delicados de que la deje en libertad, ya no había caso seguir con mi fechoría, hice lo que me pidió y me disponía a salir corriendo, cuando me agarro por detrás. Me di la vuelta y ella estaba con una sonrisita picara.
– No te vayas, pensé que eras un ladrón o algún borracho de los que hay cerca de acá – dijo, había adivinado sus conjeturas, sí que eran simples de leer estas niñas.
– Se quién eres, te veo siempre que vamos al internet con mi hermano.
– Humm, ya sabía que me habías reconocido ahora sí que estoy frito, vas a acusarme verdad?
– Ehh???? Porque iba a hacerlo, acusarte de que.
Su respuesta aligero un poco mi desesperación y quizá alguna clase de negociación era posible para que me deje en paz.
– Sabes quién soy y te hice daño, pero si quieres puedo darte lo que me pidas con tal de que no digas nada sobre mí, dime que es lo que quieres, yo te lo puedo comprar, anda dime pequeña – le dije mientras me arrodillaba y me ponía a su altura para hablarle.
– No quiero nada, al menos nada material, sabes? Te he visto en el internet, y he visto que siempre que estas frente a mí me andas viendo mi cosita bajo mi faldita, era incomodo un rato, pero luego jugaba con el asunto.
– Ohh así que me habías pillado, ya sospechaba un poco de que a veces lo hacías a propósito cuando te miraba, pero porque hacías eso dime, sabes porque te miraba ese lugarcito siempre.
– Mmmm quizá porque ese lugar es donde mi papito me toca y mete su cosa cada vez que llega borracho o enojado, ya desde hace medio año, creo que lo hace porque extraña a mi mamita, al menos eso es lo que me dice cada vez que me coge. Pero yo sé que eso no es del todo cierto no soy tan tonta sabes- me dijo haciendo a un lado su apariencia infantil y reflejando su verdadera personalidad, sabía que esta chiquita era un tanto madura pero no esperaba tanto.
– Espera me dices que tu papa te viola desde hace medio año y tú no dices nada al respecto, acaso te gusta ser ultrajada cada noche por alguien que debería estar protegiéndote? – mi pregunta era un tanto hipócrita, ya que yo también pensaba en violarla hasta hace unos minutos, pero las verdades que me dijo ese rato sacaron el poco lado decente que aun llevaba muy dentro mío, de tan solo pensar que un padre era capaz de ultrajar a su propia semilla generaba dentro de mí un cierto morbo de curiosidad, quizá este era un campo que debía estudiar para mi tesis secreta.
– No, no me toma cada noche solo cuando esta borracho o enojado, como te dije. – respondió con un tono enojado.
– Es lo mismo, y bien porque me cuentas esto a mi ahora.
– No te hagas al sonso, yo sé que vos también quieres hacer conmigo lo que mi papito me hace, con solo verte en el internet la anterior semana me di cuenta, quieres verdad.
Esto no estaba pasando pensé en mi mente, que probabilidades había de que un intento de violación totalmente fallido se convierta en una propuesta de sexo, quizá en verdad me encontraba dentro de una novela. La niña de ojos celestes me miraba con una seriedad adulta y esperaba que yo le confirmara mis más bajas intenciones para con ella, quería responderle apropiadamente, quería decirle que sí, que quería penetrarla por todos sus pequeños orificios, que quería meter mi verga en su boca y ahogarla con semen hasta lo más profundo de su laringe, quería decirle que iba a montarla como a una perra en celo chocando mi verga en su útero con cada embestida, quería decirle todo eso y más pero solo respondí.
– Esto es un jueguito tuyo verdad, dime que es lo que quieres en realidad y te lo comprare.
– Vaya. – dijo llevando su manita a su frente. – tu sí que no captas, la cosa es que mi papito es… es… como te lo digo… un pipi corto.
– ehh pijacorta, y tu como sabes si es largo o corto, es que has visto otras vergas a parte del de tu padre?
– Anteayer estaba jugando en su cuarto y cuando quería ver su tele, estaba pasando una película con dos personas desnudas y haciendo lo que mi papi me hace, yo lo quería apagar pero ahí me fije que el hombre de la peli la tenía así.- decía mientras estiraba sus manitas a los costados.- cuando recordé la de mi papi me di cuenta que no llegaba ni a la mitad, y pues solo me pico la curiosidad de sí pipis tan grandes de verdad existen o todo era una mentira como todas la películas.
Entonces esta niña me decía que había visto un video porno y pensó que la verga que vio ahí era un truco o efecto y solo quería comprobarlo con otros hombres verdad… Esta niña esta en verdad un poquito loquita, o al menos inocente ya no era de eso ya no había duda, mi imagen de ella como una niña angelical tímida y radiante se iba haciendo pedazos con cada palabra que salía de su linda boquita.
– Cosas así en verdad existen y es una pena que tu papi no la tenga así, pero si te aseguro que de esos hay varios.- Esto se había vuelto de un crimen en potencia a una lección de sexualidad en un instante, la excitación que sentía al principio se iba diluyendo poco a poco, bueno al menos ya tenía algo con que defenderme si se diera el caso que me delatara con la poli o quien sea, si yo caía su viejo también.
– Entonces tu como la tienes, me puedes mostrar? – me dijo volviendo a poner su carita infantil golosa, la mirada de seriedad que llevaba se tornó en una mirada juguetona.
Yo me quedé estupefacto, no parecía haber alguna clase de trampa en sus intenciones, después de todo esto es lo que quería hacer con ella desde un principio, de verdad estaría mal seguirle el jueguito? Quizá me sentía un tanto renuente por el hecho de que quien llevaba las riendas no era yo, sino ella. Hice una pequeña pausa y decidí seguirle el juego, si algo salía mal iba echarle la culpa al padre después de todo el había sido quien la convirtió de niña inocente a niña semiputa.
– Pues la verdad- le decía mientras bajaba el cierre de mi pantalón y dejaba a la vista mis bóxers con mi miembro bien marcado en el – porque no miras tu misma pequeña.
– Guaaooo, parece que si la tienes como el de la película, puedo sacarlo? – pregunto con un tono suplicante y tímido, lo cual me puso caliente cuando lo oí.
-Claro, trae tu manito- le dije mientras tomaba su mano y la metía dentro mis boxers, la sensación de su piel con mi asta hizo que se erectara en cuanto hizo contacto.
– Guaaaoo, esto… esto sí que es diferente al de mi papi- decía de rodillas mientras abría los ojos como platos y sostenía mi falo con una manito lo cual no bastaba, se quedó un tanto hipnotizada por el tamaño, como si hubiera esperado tener uno así toda su vida, claramente esto iba más allá de una simple curiosidad, esto era algo que debía aprovechar, tome la iniciativa y baje por completo mis boxers para luego acercarme a su carita hasta chocar mi asta en sus labios rosaditos.
– Uoohh, que haces – dijo un tanto asustada pero aun de rodillas.
– Tenias curiosidad verdad mi niña, pues ahí lo tienes, no quieres saber qué es lo que se siente tener uno así en tu boquita, de seguro tu papi te habrá enseñado como se chupa uno de estos, vamos has lo que quieras con el – su mirada estaba fija en mi falo, dudando un poco y tratando de comprender la situación en la que se encontraba, yo iba acercándome más y más a su boquita hasta que al final de un brinco decidió engullirla como había aprendido de su papito. EXITO.
Sus labios rosados se deslizaban por la longitud de mi miembro, casi por completo, se veía que esta niña se esforzaba como una profesional, quizá porque ya estaba ligeramente acostumbrada a meterse una verga por su boca aunque no de este tamaño. Su salivita se deslizaba por mi miembro y la lubricaba con cada pasada de su lengüita esponjosa lo que hacía de cada bombeada con su boquita un verdadero placer, su respiración se hizo más profunda y podía sentir su calidez en mi cuerpo cada vez que llegaba hasta mi base con su naricita, poco a poco empezó también a utilizar sus manitos que se llenaban de la salivita que había dejado atrás su boquita y hacían de cada roce salvaje un suave masaje, empezó a darle suaves besitos a mi glande y a succionar como ninguna otra mujer había hecho antes con mi asta, esto estaba pasando, en verdad estaba pasando, y todo lo que había tenido que hacer para que sucediera fue intentar violar a una niña, y claro un poco de educación sexual, casi justo como estaba planeado.
Ya llevaba 5 minutos con el ir y venir de su boquita rosada y sus manos traviesas, la sensación de mi pene dentro de su estrecha boquita era como estar en el paraíso, su lengua rodeaba mi punta con cada engullida y masajeaba mi miembro delicadamente, sus dientecitos de vez en cuando chocaban con mi carne pero eso me producía aún más excitación, lentamente sentía que chocaba con el fondo de su garganta con cada minuto que pasaba, de verdad estaba ante una profesional, tan solo en pensar en su rufián padre me sentía con ganas de felicitarlo por como había educado a su preciosa niña en las artes sexuales, sentía que ya era hora de que yo también colabore un poco, ya que hasta ese momento era ella la que hacía todo el trabajo mientras yo la observaba con lujuria. Tome su cabecita con una mano y rápidamente la dirigí contra aquel espejo que me había delatado al principio, ella se asustó un poco pero siguió con la chupada salvaje ese mismo instante, al verla nuevamente desde arriba arrodillada con su ropita colegial y esforzándose por tragar todo mi miembro me descontrole por completo y deje que la locura tome mi cuerpo, volví a agarrar su cabecita y la tome de sus cabellitos dorados rápidamente empecé yo a bombearla dentro de su boquita mojada, lento al principio pero agarrando velocidad con cada embiste, al aumentar la velocidad su espalda y cabeza iba chocando con el frio espejo cada vez más rápido y violento, podía oírse fuerte cada golpe que se producía con cada empuje salvaje que daba al interior de su boquita, su respiración comenzó a agitarse y entrecortarse, claramente se estaba ahogando de placer dentro su cuerpo, ya no aguantaba más, el ritmo que llevaba en su boquita y los golpes que se oían contra el espejo me excitaban cada vez más, sus manos que antes se encontraban masajeando mis bolas ahora se encontraban luchando con el vaivén de mi cuerpo, desesperados trataban de alejarme lo más que pudieran de su cabecita pero era inútil, mi miembro se clavaba más y más en su garganta sentía que con cada golpe que daba más me succionaba, empezó a dar gemidos de placer y de dolor se veía que ya no aguantaba la salvaje violación que le hacía a su boquita de niña, mi precioso ángel estaba a punto de desmayarse por la fuerza de los embistes de mi verga contra su cabecita.
– Hah, hah, hah, si, esto… esto es lo que querías… esto es lo que quieras… verdad, eres mi puta ahora, si… eres… eres mi putita, siiii !!!!!!!
Me vine como nunca lo había hecho en una mujer, toda la lujuria acumulada de casi un mes, derramada dentro la dulce boca de una niña de 10 años, sentí claramente como acababa dentro lo más profundo de su laringe, totalmente ahogada mi preciosa niña escupió lo que no pudo tragar y tomo una gran bocanada de aire mientras se ponía en cuatro para recuperarse de la brutal explosión de semen que había ocurrido dentro su boquita, su respiración era acelerada y soltó unas cuantas lágrimas al acabar con esa salvaje violación oral, yo en cambio me tendí sobre su cama infantil, al fin libre de ese peso que me había molestado todo aquel mes, jadeaba del cansancio que me había provocado dar cada embiste violento en los labios de mi niña dorada, ahora si podía morir feliz. Cerré mis ojos y empecé a pensar que iba a hacer a partir de ahora, obviamente esto fue solo un golpe de suerte y dejarlo así sería lo ideal, tal vez ahora debía enfocarme en recuperar a Belén y a hacerle lo mismo que a esta niña pero de una manera más gentil, el solo imaginar en la boquita de Belén engullendo mi falo hizo que quisiera ir inmediatamente a lado y suplicar su perdón, supongo que podría sobornarla con algún dulce o juguete, después de todo aún seguía siendo mi linda noviecita. Estaba ahí yo pensando en mi siguiente jugada cuando de repente sentí que algo pesado subía en mí.
Abrí los ojos y me encontré con la niña a la que había violado oralmente hace unos instantes, aun con rastros de saliva y semen en la cara, me miraba con los ojos de un depredador, quizá ahora se iba encargar de matarme, lo merezco, hacerle eso a una niña no es lo correcto después de todo.
– Jeje, supongo que tu padre lo hace mejor cierto, después de todo no hay nada mejor que la familia.
-……………
– Anda acaba de una vez conmigo.
– No….
– No que preciosa, no estas enojada? No quieres matarme después de lo que te hice?
– No… es solo… que… lo que me hiciste ahora.
– Si preciosa, continúa.
– Lo que me hiciste ahora… lo hiciste muuuucho mejor que mi papi – soltó una sonrisita infantil y sincera, la que siempre quise ver en esta niña, claramente estaba feliz aun después de lo salvaje que la había tratado.
– Así que no estas enojadita, que bien lindura, pensé que ibas a matarme, esa mirada tuya da miedo sabes? eres como la noviecita que nunca tuve.
– No, noviecita no… soy tu putita, jijiji.
– De donde sacas eso.
– Lo que dijiste al vaciar tu lechita, soy tu putita quieres o no.
– Claro preciosa lo que tú digas, ahora eres mi niña… mi putita.
Continuará

Fresitas con leche, Parte 04 (de VoldeLord)
22 de enero de 2025 en Jovencitas, Incesto, Relatos SDPA
Después de una tremenda sesión de sexo con mi hija Tiara, quedamos rendidos en el sofá. Desperté, vi el reloj que ya marcaba el mediodía, vi a mi costado a mi niña que dormía como un angelito, claro, después de follarla por primera vez, la había dejado sin fuerzas. La desperté con besos cariñosos en sus labios, sus mejillas, acariciándole su cabello hermoso –DESPIERTA AMOR, YA CASI ES HORA DE ALMORZAR- ella se despierta, estirándose sutilmente –ay papi, me duele mi potito- -NO TE PREOCUPES AMOR, AHORA SALIMOS TE COMPRO ALGO EN LA FARMACIA- -está bien papi- -¿TIENES HAMBRE? –si mucha-
Recordé que durante esas 2 semanas, habíamos dado libre a la señora que nos atendía por horas, y que se encargaba de la comida, de la limpieza, etc. Total, eran épocas navideñas, y yo me quedaría a atender a mi hija, pero este día no podría hacer nada después de la faena que tuvimos. Nos dimos un duchazo, nos vestimos con ropa ligera, y fuimos rumbo al centro comercial. Al bajar por el ascensor, le explicaba o trataba de explicar a mi niña que esas cosas que habíamos hecho era nuestro jueguito secreto y que su mamá no debía enterarse –¿ENTENDISTE PRINCESA? TU MAMA NO TIENE QUE SABER DE NUESTROS JUEGUITOS SINO YA NO NOS VA A QUERER!- si papi- Siendo mi hija muy inteligente, luego comprendí que esas indicaciones no fueron del todo claras. Ya se enterarán porqué. Abrió el ascensor y nos cruzamos con el conserje que al vernos en el hall, fue como que se alegró mucho de vernos, se iluminaron sus hijos al ver a mi niña – hola, van a salir?- -CLARO, YA ES HORA DEL ALMUERZO- -sí, mi papi me va a llevar al shoping center- -jaja ah muy bien, te regalo este caramelito- Entonces el conserje sacando de su bolsillo le dio un pequeño dulce a mi niña, cogió la mano de esta, acariciándola de mas, diría yo, mirándola de arriba abajo como si fuera una princesa real –BUENO, DALE PERO TE LO COMES DESPUES DEL ALMUERZO AH- -si papi-, -gracias señor paco- -de nada mi reyna- Mi niña me sorprendió cuando se aproximó y le dio un beso en las mejillas al conserje, pero este me sorprendió mas cuando con todo desparpajo giró su cara un poco para rosar sus labios carnosos con los labios finitos y rosados de mi niña, fue un momento particularmente excitante. Mi chiquita finalmente se dio vuelta y se fue hacia la puerta, mientras el conserje se quedó arrodillado, con una mirada de lujuria que ni se imaginan, y mordiéndose el labio inferior, fijándose en las piernas de mi niña y por supuesto en su culito. Por cierto, él era un hombre maduro de 50 años, moreno de 1.78m, de contextura gruesa, con una barriga un poco prominente, y unas piernas gruesas, acostumbrado a hacer labores de gran esfuerzo físico.
La tarde fue amena en el centro comercial con mi niña; almorzamos, la llevé a los juegos, a pesar de la cogidota que le di en la mañana, como toda niña a esa edad era hiperactiva con los juegos y ya casi ni le dolía, Obviamente le compré una cremita que me recomendaron en la farmacia (yo mentí al decirles que mi niña estaba un poquito escaldada de su trasero porque no podía hacer sus necesidades normalmente). La tarde terminó con unos helados, y le compré unas barbies, es decir, ella se lo merecía por haber sido una niñita muy obediente. Al llegar al edificio, estacioné el auto, y noté unos señores uniformados que estaban haciendo mantenimiento al pequeño sótano de los elevadores, ni modo tuvimos que ir por las escaleras, al siguiente nivel nuevamente nos cruzamos con el conserje que terminaba su turno de trabajo pero extrañamente subía –hola de nuevo, ya están aquí- -si!!! Mira lo que mi papi me compró!- -ah que linda muñequita, y que más te compró?- Mi niña, cual curiosa miró el resto de cosas en la bolsa y muy vivaz dijo –ah también esta crema pero ya no me duele mi culito papi- Yo me puse de mil colores en un instante, mientras que el conserje soltó una risa medio malévola para luego mirarme fijamente y luego a mi niña quien se adelantaba a subir las escaleras. Eso aprovechó el conserje para deleitarse con las piernas gruesas de mi hija, y nuevamente morderse los labios devorando con la mirada el culo de mi niña. Yo estaba apenado, avergonzado, no sabía cómo justificar las palabras de mi hija, y cuando pensé que se me había ocurrido algo, se me adelantó el pendejo del conserje que creyéndose dueño de la situación metió su mano gruesa y callosa bajo la faldita de mi beba amasándole sus nalguitas y preguntándole firmemente –y por qué te estaba doliendo el culito mi reyna?- yo me quedé de piedra, sin reacción, solo sentía que me estaba excitando al ver a ese otro degenerado tocándole las nalgas a mi niña de una forma descarada, mi niña giró muy coqueta, y de la forma más natural contestó –es que mi papa me metió su pija y su leche en mi culito- -mmmmmm no me digas- contesto él, mirándome con una cara maliciosa. Se me vino la noche, pensé, la policía, la prensa, mi familia, estaba destruido, pero la reacción del conserje fue la de un depravado de talla mayor. Aun nos faltaba un piso más para llegar al nuestro, y ya que ella estaba continuamente unas gradas más arriba que nosotros, su culito quedaba a la altura perfecta. Él seguía mirándola, pero ahora él se tocaba obscenamente su bulto que ya se veía enorme. Entonces faltando unas gradas para llegar al pasadizo, él se adelantó y obstruyó el camino a mi niña, desabrochando su correa, desabotonando y bajando el cierre de su pantalón, metiendo las manos para sacar su tremenda verga desde la base, con todo y huevos se la puso a escasos centímetros de mi niña. –y si ya no te duele, entonces me vas a dejar que te meta mi pija en tu culito, mi reyna?.
Qué locura, el conserje estaba a punto de darle de mamar su tremenda verga a mi hijita, y a mí, lejos de molestarme e indignarme, me había provocado una tremenda erección, un exquisito placer que solo era bloqueado por el riesgo de ser visto por algún vecino del edificio. Así que me acerque a ellos, y sin más arrepentimiento cogí de la cabeza a mi hijita y se la guié hacia su nuevo macho. Ella, naturalmente y por instinto abrió su boquita para recibir lo más que pudo de la tremenda verga gorda y morena del conserje. Fueron varios segundos chupando esa pija –PERO POR SUPUESTO QUE MI NIÑA TE VA A DEJAR QUE LE METAS TU PIJA EN SU CULITO, VERDAD MI AMOR?- soltándose ella para poder contestar – si papi así como a ti- -VAMOS, VAMOS- los apresuré, llegamos al departamento, el conserje ni siquiera se había subido los pantalones. Entramos cerramos la puerta, mi niña entró saltando y dando brincos, pero el conserje la cogió del brazo y la atrajo nuevamente para que le siga dando de mamar –a dónde vas putita, siga mamando asiiii, esoooooooo mmm- mi niña hacia tremendo esfuerzo para mamar esa verga que en todo su esplendor ya debía medir unos 20 cms muy gruesa y algo curva. Me acerque para ver con más detalle, que deliciosa mamada le estaba dando mi niña, le entraba fácil en la boquita hasta la mitad, pues era de esas vergas típicas de negro, con poco glande pero que en la parte central del tronco se ensancha como un tremendo navo, y era muy venoso. Todo un lujo poder ver a mi hija que era blanquita satisfaciendo a ese negro maduro y dotado.
Recordé inmediatamente que mi mujer llegaría en menos de una hora así que le dije al conserje que –MI MUJER LLEGA PRONTO- -entonces no perdamos más tiempo, ven para aquí chiquita- Él la levanto y la cargó a un costado de su cuerpo con un solo brazo – ¿dónde queda tu cuarto mi reyna?- -allí esta Don Paco- llegaron a la habitación, y yo atrás de ellos, solo para ver. Él le quitó el calzoncito a mi niña que cooperaba en todo. No había duda que yo la había convertido en toda una putita de la noche a la mañana. El guardó el calzoncito en su bolsillo –este es para mí, para recordar este día que te hice mía chiquita- mientras la besaba apasionadamente, le lamía la boca, le metía la lengua en las orejas, le lamia el cuello, rápidamente le quito toda su ropita, el terminó de quitarse el pantalón y calzoncillo. -Una chupada más bebita- chump chump chump chump, mi hijita la chupaba como una profesional, y yo orgulloso, masturbándome en el umbral de la puerta. Él la soltó por un instante y se acostó en la cama que parecía sacado del cuento de los 7 enanitos al lado de semejante hombre echado ahí, ni siquiera cabía todo su cuerpo en la camita de mi hijita. Con la verga apuntando al cielorraso me dijo –tu siéntamela aquí- embadurnando su verga con harta y espesa saliva, yo me acerque, cargué a mi niña de su cintura y la acomodé en la punta de la verga de su nuevo macho. Él la recibió tomándola de sus nalguitas, y así la fue acomodando hasta tallarle su verga –ayyyyyyyy, ahhhh papi- yo no dije palabra alguna, sentía que yo era el invitado y no el hombre de la casa, era el conserje quien estaba a cargo ahora. –asiii, ufff que potitoooo, empújala más abajo pendejo, si ya está abiertota la puta de tu hija- -auuuuuuuuu mi colita – mi niña pegó un grito seco, la solté, me fijé abajo, y pude notar que el negro ese ya la tenía bien ensartada, ya tenía un tercio de pija en el anito de Tiara. Por un momento pensé coger a mi niña y levantarla un poco, pues se notaba q le ardía mucho su culito, pero el conserje con un empujón me hizo para atrás –anda para allá puto, para que veas cómo le reviento el anito a tu hijita- Yo no dije nada, solo me tumbé al piso, a la alfombra, abriendo las piernas y dándome un furibundo pajazo.. –ayyyy auuuuuu papiiiiiii, ayyyy- -ahhhh cabron… ufffffffff como le gusta la pija a esta putita- él la tenía ahora sujetada de las pantorrillas de tiara, ya con la mitad de la verga metida en su anito, y así se puso de pie, colocando esta vez sus manos grandes en los muslos posteriores de mi niña que ya parecía un juguetito al lado de semejante hombre poseído de lujuria y perversión. –ahhhh me vengo hijo de puta! Tu niña me va a sacar la leche… ahhhhhh uuuffffff que ricooooooooooo toma tu leche zorrita – él se dio vuelta y ahora sujetaba a mi niña de su cintura, sus piernitas y en realidad todo su cuerpecito flotando en el aire, sino fuera porque su culito estaba atravesado por la verga del conserje –ohhhhhh- -ayyyyy- -ooouuggffffff- el hombre le llenó el culito de leche a mi hijita que ya no tenía fuerzas pero ni para gemir, terminó la faena, y se desprendió de ella, dejándola caer encima de la cama como si se tratara de un paquete cualquiera. Yo contemple con asombro la cojida de aquel hombre a mi niña y me puse atenderla, limpiarla, consolarla. Mientras el hombre se ponía su ropa –uff bueno yo me retiro, yo te aviso cuando tenga ganas de culito, entendiste?- -SI PACO, ENTIENDO- jajaja, bueno ahí me la cuidas- se aproximó hacia mi hija y dándole un beso en los labios le dijo –estuviste genial mi bebe, chao-
Ese día fue el inicio de una relación incestuosa y depravada con mi hija, que ahora tiene 9 años y es toda una experta en la cama, claro después le enseñé que hay cosas que nadie debe saber, no solo su madre, jaja. No quisiera adelantarme a los hechos pero posiblemente en el siguiente capitulo les cuente como fue que me convertí en un padre divorciado y con la tenencia absoluta de mi niña, por lo cual aproveché en compartirla no solo con el conserje sino con otros hombres que la gozan y se la follan como una guarra, como un delicioso postre, así como sus fresitas con leche.
Continuará

Zona rural (de DarknessCloud)
21 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Sexo en público
Vivir en la ciudad es extraño luego de haber vivido casi toda tu vida en una zona rural, ¿no? No hablaré de mi puesto que no soy importante, pero solo comentaré que soy hombre.
Esto ocurrió hace unos 4 años en un verano. Los movimientos feministas estaban tomando más impulso y parece que los gobiernos estaban buscando formas menos directas de decir que no importa nada. Yo estaba en casa, aburrido, sin nada que hacer, viviendo solo, asique decidí asistir a una de las marchas feministas que tanto se hablaba. Tuve un viaje de 30 minutos, llegué, tomé prestado algunos objetos y, cuando ví mejor mi alrededor… algo despertó en mi que logró sacarme de mi estado de inactividad mental.
Niñas menores de 15 años haciendo twerk, otras andaban desnudas, algunas abrían sus labios inferiores y orinaban en completa libertad. Esto me hizo desear hablar con ellas y saber si eran como las mayores, deseaba hacerles lo que sus madres gozaban pero tuve que seguir "la lucha de las mujeres".
10 minutos de marcha después, una niña de entre 8 a 10 años tironeó mi pantalón y me hizo seguirla a un callejón cerrado, tras un contenedor de basura. Tenía la piel morena, una playera infantil con colores cálidos en rayas horizontales, pantaloncitos cortos rosados, cabello negro largo hasta la espalda, cara pícara, ojos café y estaba gordita como una niña promedio. Ella me dijo que quería ver "mi salchicha permanente", y claramente no supe que era. La miré raro pero me dijo más cosas como "colita de serpiente", "cíclope lechero", "rociador de crema", o el nombre que me hizo entenderlo, "Delicioso Señor Rosado". Sí, una niña de 8-10 años estaba ofreciéndome sexo oral y mi sueño instantaneo se hizo real de inmediato.
Nervioso, saqué mi erecto pene y ella empezó de inmediato a lamer mi miembro. El suave tacto de su lengua, junto a la adrenalina de la situación me cortó la respiración por momentos. Ella aprovechó en lamer, besar, acariciar y chupar toda mi virilidad con un entusiasmo que delataba que no era una primeriza. Sé que esto es loco, pero que una preadolecente desconocida quien se negaba a dar su nombre me estaba haciendo el mejor oral que alguna vez hubiera imaginado en un lugar público es de los relatos más salvages que alguna vez podría alguien haber imaginado.
No sé cuanto duró con mi miembro viril dentro de su boca y su mano derecha masajeando mis gónadas pero cuando solté mi blanca semilla, lo tragó como si fuera un jugo más y ahí acabó… o quizás no.
Tras esto, la niña se desnudó por completo y me dijo que me siente en el suelo. Santo cielo, eso no era una niña, era una pequeña súcubo y quería terminar lo que empezó. Cuando mi espalda se recargó en la pared de ladrillo y mi trasero tocó el suelo, ella se puso encima de mi cadera y comenzó a meter profundamente mi pene en su adiestrada vagina precoz. Su labia era más promiscua ahora y los eufenismos quedaron de lado cuando dijo cosas como "me gusta cuando mi conchita se traga la verga de papi". No tenía idea de cuan lasciva era pero cuando la ví, ella me sonreía en la cara y me montaba con fuerza. Sus nalgas infantiles golpeaban mi cadera y mis testículos aplaudían al son de su cabalgata.
Otro tiempo pasó antes de descargar otro orgasmo masculino en su interior pero ahora era el momento de la apuesta final. Ella se puso de perrita y pidió hacerlo otra vez mientras se abría los glúteos para exponer toda se retaguardia. Me dijo que le diera con todo lo que tenga así que cual animal en celo empecé con la ronda final con tanta fuerza como pueda soportar.
"Eso es, papi, tu bebé es una niña muy mala", "castiga a la pequeña puta con tu venosa poronga", "apuñala mi babosa concha con esa carnosa verga"… todo lo que ella comentaba no lo gritaba pero se notaba la lujuria en sus palabra. Esto no duró mucho pero la intensidad en como… "me la garchaba" era bastante brusca. La rellené por última vez y luego descansamos satisfechos tras el climax.
Regresé a la marcha y tras 2 horas de caminar me fuí a mi casa. Asistí a más marchas, pocas feministas estuvieron dispuestas a sexo casual, pero la mejor parte fue ser niñero de madres solteras, encargándome de esas deseosas, rebeldes, hambrientas y pequeñas putas. Todas anhelando un encuentro o más con "El Delicioso Señor Rosado".
Fin

Las compañeras de Magdalena, Parte 01 (de Cazzique)
21 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
La primera vez que Ivonne llegó a esta casa se veía completamente diferente, la describiré para que se den una idea de lo mucho que ha ido cambiando. Esa primera vez ella traía puesto su uniforme, de suéter verde con la falda gris y blusa blanca, sus calcetas blancas y zapatos negros; su cuerpo delgado dejaba apreciar las leves curvas de sus pechos y las caderas que ya se comenzaban a acentuar.
En esa ocasión solo pudimos platicar escasos minutos. Minutos que por supuesto aproveché al máximo para sacar toda la información necesaria para futuras ocasiones. Allí me enteré de las necesidades que la chiquilla tenía y de algunos de los problemas que ella y su madre mantenían, de igual manera me enteré de que su madre trabajaba y que por lo tanto se pasaba buena parte del día sola en su casa. Así busqué la forma de aprovechar esas situaciones y desde el primer momento le ofrecí a la chiquilla todo mi apoyo incondicional.
La segunda ocasión que Magdalena me avisó que traería a su amiga yo ya estaba más preparado y de antemano le di instrucciones a mi nena para que me dejara un poco de más tiempo a solas con su amiguita. Así efectivamente sucedió y tuve la oportunidad de avanzar un poco más en mis planes. Mi hija excusándose por la falta de un material que tenían que ocupar para su trabajo escolar hizo como que salía para la papelería y como yo me encontraba justo con ellas me quedé con la linda Ivonne. En esa ocasión ella traía el cabello sujeto en una cola que le caía hasta la mitad de la espalda, se había quitado el suéter escolar y debajo de su blanca blusa se podía apreciar su brasier de color blanco también. Para comenzar a preparar mi estrategia saqué a la plática que mientras llegaba Magdalena deberíamos de buscar en Internet algunos de los textos del trabajo, cosa con la que la chica estuvo de acuerdo. La hice sentarse frente a la computadora y mientras que buscaba lo relacionado con su trabajo yo aprovechaba para acariciar ya sea su cabellera o su espalda levemente. La chica se dejaba tocar auque un poco ruborizada por la falta de confianza. Así mientras que ella buscaba logre además de tener un poco más de contacto físico con ella sacar un poco más de información con respecto de sus problemas familiares.
Ivonne me contó detalladamente cosas que muy probablemente no le confiaba ni a mi hija y así en cada una de las visitas que la niña hacía a la casa su confianza en mí iba creciendo, visitas por supuesto que cada vez se hacían más frecuentes gracias a la complicidad de Magdalena. Después de varios meses de labor por fin una de tantas tardes se presentó una excelente oportunidad que de inmediato aproveché. Magdalena como de costumbre nos dejó a solas e Ivonne se encontraba sentada en el sofá platicándome los últimos acontecimientos de sus problemas, la chiquilla comenzó entonces a llorar. Inmediatamente me senté en un sillón frente a ella y consoladoramente mis manos se apoyaron en su espalda acariciando delicadamente sus hombros. Poco a poco la chiquilla se fue abriendo más hasta permitir que la abrazara completamente mientras lloraba en mi hombro. Con besos suaves en las mejillas me iba acercando muy cuidadosamente a sus labios hasta que por fin pude darle un delicado beso en ellos. Ella un poco perpleja se dejó besar sin decir nada, mis manos le acariciaban el cabello y la espalda. En esa ocasión la cosa no pasó a más pero dejé el precedente para futuros encuentros con la amiguita de mi hija, le regalé una buena suma de dinero diciéndole que era para lo que pudiera necesitar.
Así en cada nueva visita ella me tenía más confianza a demás de interés y ya a veces la bella Ivonne solo venía a casa para platicar con migo. Y aquí se preguntaran que es lo que hago tanto tiempo solo en casa, pues bien, yo trabajo desde casa pues aquí tengo puesta mi oficina, y solo en muy pocas ocasiones tengo que ausentarme. Mi mujer trabaja fuera y además a ella la tengo muy bien controlada pero esa historia será un poco más adelante.
Una de tantas tardes llegó la pequeña Ivonne y nos encerramos en mi oficina pues ella deseaba platicarme sus problemas. Nos sentamos frente a frente y cuando ella me comentaba sobre los problemas con su madre yo la abracé y la hice ponerse de pie, como en otras ocasiones con delicados besos me acerqué hasta su boca pero en esta ocasión el beso fue más atrevido. Mis labios atraparon a los suyos y jugué muy lentamente apretándolos y soltándolos, tragándome su deliciosa saliva y regalándole a ella la mía, dócilmente Ivonne se dejó conducir por esos senderos posiblemente nunca antes experimentados o si bien ya conocidos, no tan sutil y sensualmente como ahora. La jovencita se abandonó poco a poco dejándome maniobrar a mi antojo y con mucho cuidado y lentamente mi lengua se fue introduciendo en su boca. Al principio ella un poco remilgosa me negó su lengua pero sin dejar de evitar la mía. Pasados unos minutos la jovencita me entregó su lengua y jugó junto con la mía haciendo el beso extremadamente húmedo y erótico. La chica respondió tímida pero decididamente al final y se entregó a un apasionado beso francés. Me puse en pie y tomando de la mano a la pequeña Ivonne la invité a hacer lo mismo, quedamos frente a frente y nuevamente la besé, sus pequeños senos se pegaron a mi pecho mientras que mis manos acariciaban desde su cabello hasta su cintura, delicadamente, ella se entregó nuevamente a mis besos y en sus mejillas morenas se dibujó un rubor cómplice. Traía puesto el uniforme, cosa que me excitaba mucho más. La despojé con mucho cuidado de su suéter verde y acaricié con mucha delicadeza los costados de su cuerpo rozando muy levemente los lados de sus pechos. Ella no dijo nada permitiendo que mis manos siguieran recorriendo su cuerpo delgadito.
Sin dejar de besarla comencé a desabotonar su blusa y en pocos minutos se la saqué, su cuerpo moreno claro quedó ante mi vista y sus senos solamente ocultos por el sostén blanco. Puse mis manos en su cintura y la abracé volviéndola a besar nuevamente, lentamente mis manos subieron por la delicada espalda hasta encontrar el broche del brasier, sin dejar de besarla lo zafé y ella trató de impedirlo pegando sus brazos a su cuerpo evitando así que la prenda se deslizara pos su cuerpo, me separé admirando la belleza de la jovencita y sujetando sus muñecas la hice separar los brazos, luego jalé los tirantes del sostén y corrí muy despacio la prenda, sus pequeños senos se me fueron revelando poco a poco hasta que por fin me quedé con el sostén en la mano. Sus pechos estaban hermosos, firmes, con sus pezones en flor apuntando hacia arriba. Mis palmas se apoderaron de los pechos y acaricié con ternura lentamente. Ella respiraba con agitación y tenía sus ojos bajos, le levanté la carita diciéndole que no tuviera vergüenza de eso, que ella era demasiado hermosa y que debería de sentirse orgullosa de su cuerpo. Seguí acariciándola y sus pezones se pusieron completamente duros, se los pellizqué delicadamente con las yemas de los dedos y ella no dejó de mirarme.
Me incliné para probar esas frutas prohibidas y lamí cada uno completamente, desde arriba hasta abajo y de un lado para el otro para luego apoderarme del pezón y lamerlo, chuparlo y mamarlo como se debe de hacer. Mi hermosa compañerita solamente gemía muy levemente. Luego de eso la recosté en el sofá y le quité los zapatos, sus calcetas y acaricié desde sus pies hasta sus muslos, a estas alturas su pecho subía y bajaba rápidamente acelerando más su respiración. Ivonne no volvió a evitar ninguno de mis movimientos y se dejó llevar por sus sensaciones. Metí debajo de su falda gris mis manos tanteando los costados de sus caderas y llegué hasta el elástico de sus bragas, las jalé para abajo hasta sacárselas por los pies, luego frente a ella puse las bragas en mi nariz aspirando de ese delicioso y excitante aroma. Volví a sus piernas acariciándolas con sumo placer y luego subiendo por sus muslos fui dejando al descubierto ese recóndito y escondido lugar que estaba buscando. Entre sus piernas crecía apenas una insipiente mata de vello, la acaricié con los dedos y la palma completa, ella tenía las piernas cerradas, uno de mis dedos se introdujo levemente entre sus labios vaginales y palpé la humedad de su conchita. Lentamente la fui haciendo abrir las piernas para que me mostrara esa deliciosa cavidad, sus labios morenitos se mostraban apenas entre la delicada rayita que los separaba. Delicadamente abrí con los dedos sus pétalos y pude apreciar el rosado interior de su gruta, recorrí con la mirada hasta llegar a encontrar aún oculto su pequeño clítoris. Ante mis manipulaciones la chica pegaba ligeros saltillos y soltaba alguno que otro gemidito apagado.
Le dije a la amiguita de Magdalena que era hora de descubrir algo completamente diferente y entonces me incliné entre sus piernas, inmediatamente su hedor de hembra me invadió las fosas nasales y sin poder contenerme más le di el primer lengüetazo sobre su vagina. Mi lengua recorrió la hendidura de su panochita desde abajo hasta la parte alta haciendo que Ivonne soltara un gemido de desahogo más que de placer. A este le siguieron uno y otro más, mi lengua no paraba de degustar los deliciosos jugos que ella al poco tiempo me comenzaba a regalar. Su juventud e inexperiencia eran el factor que convierte ese momento en mágico. Después de unos pocos minutos mis lengüetazos se centraron sobre su clítoris que ahora completamente erguido era presa fácil de mis ataques y entre espasmos y gemidos logré regalarle a Ivonne su primer orgasmo. Las caderas de ella se tensaron y levantaron permitiéndome completo acceso a su entrepierna, en estos instantes aproveche para introducir mi lengua lo más profundamente y disfrutar de los calientes fluidos que ella me estaba regalando. Al concluir su orgasmo ella quedó completamente flácida, extasiada y decidí que por el momento esto era suficiente.
La ayudé a vestirse y en esta ocasión le di como regalo una blusa que había comprado para ella, era muy juvenil y de buena marca, a ella le encantó y ahí mismo se la probó luciéndomela, cosa que aproveché para acariciar nuevamente su hermosos y firmes senos. Mucho más relajada llevé a Ivonne a su casa y le pedí que fuera a visitarme al día siguiente.
Continuará

Las niñas de mi tesis, Parte 01 (de DagonX)
21 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Estaba ahí yo sin saber que poner en el buscador de Google, la tesis que debía estar por la mitad en este preciso instante no pasaba de la quinta hoja más allá de la introducción. La pequeña niña que jugueteaba a mi alrededor no ayudaba, pedía y pedía que juegue con ella el “jueguito secreto” que hace unos meses le había enseñado, está por demás decir que era imposible viendo la situación del café internet en donde nos encontrábamos, había mucha gente y yo me encontraba en un verdadero problema con mi inexistente tesis.
– Hoy no pequeña, estoy ocupado ahora, otro día jugamos hasta que te canses sí.
– Uhhh, está bien- dijo con una mirada triste y se fue al lado de su madre.
La verdad es que yo también quería jugar con ella, hace días que no podía tocar su cuerpo suave, ni sentir sus labios rosados en mi rostro, pero debía mantener mis prioridades o sino estaba frito.
Entonces fue ahí cuando entro, fue en ese preciso instante que la observe, una angelita de cabellos rubios saltando inquietamente, aun con su uniforme escolar, uno que conocía bien, faldita a cuadros, blusita blanca y una pequeña corbatita que se deslizaba entre sus pechitos en desarrollo, su cabello dorado le llegaba hasta los hombros y llevaban unos pequeños moñitos que la hacían ver más coqueta y deseable. Su edad parecía ser la misma que la de mi pequeña juguetona de hace rato pero algo en ella la hacía ver más madura y deseable; iba acompañado de un niño rata idiota un poco mayor que ella, supongo era su hermano, al que no preste demasiada atención.
Se sentó en la cabina que se encontraba a mi lado y sus ojos celestes e inocentes chocaron con los míos, fue amor a primera vista…
A todo esto mi nombre es Javier, 23 años, y ese era el último año que me encontraba cursando en mi universidad, mis días universitarios los pase matándome estudiando para poder resaltar y conseguir mejores oportunidades de trabajo una vez me gradué, mis padres lamentablemente fallecieron en un accidente de tránsito justo cuando había acabado el colegio, el poco dinero que me habían dejado lo invertí en mis estudios y en un pequeño y oscuro cuarto, consiguiendo trabajos de medio tiempo solo en fin de año y épocas festivas, luego de cuatro años duros y lleno de privaciones ya solo faltaba hacer la maldita tesis para así poder olvidarme de esta aburrida ciudad en la que me encontraba desde que tenía uso de razón, pero eso requería tiempo, tiempo y dinero que debía invertir en investigaciones inútiles solo para llenar 10 páginas de 500 que debía contener mí hasta entonces incompleta tesis.
Por si fuera poco ese año había comenzado de la peor manera, me había enterado de forma anónima que la chica con la que había estado saliendo el último año y medio me había estado utilizando solo para aprobar materias y llegar hasta estas instancias, yo tan ingenuo que era no quise creer esas acusaciones al principio, pero todo se desplomo cuando la encontré teniendo sexo con 2 hombres en la fiesta de año nuevo que un amigo mío había organizado, subí al tercer piso a uno de los varios cuartos donde creí que estaría descansando luego de haberse pasado un poco de copas y escuche ya desde el pasillo los sonidos desenfrenados de placer que salían de una de las habitaciones al fondo, la estaban penetrando anal y vaginalmente como bestias desenfrenadas yo solo me limite a ver detrás de la puerta mal cerrada y a oír los gemidos estridentes que soltaban en aquella cama pequeña, sonidos de cuerpos chocando, de fluidos saliendo, de objetos cayendo de sus lugares; ahí estaba, mi pequeña novia de 22 años con la que había pasado tantos momentos alegres convertida en puta, su cuerpo pequeño de apenas 1, 55m sodomizado por otros 2 cuerpos de más de 1,80m chupando sus vergas monstruosas como una verdadera profesional , cambiando de poses cada 5 minutos gimiendo y pidiendo más, al contemplar la lujuriosa escena me puse a recordar, ella no era así conmigo cuando hacíamos el amor, era tímida, y apenas la penetraba me pedía que parara, su cuerpo pequeño no estaba acostumbrado a mi tamaño pensaba yo, así que casi siempre hacía del sexo un momento incomodo entre los dos; pero aquí estaba ahora rodeada por 2 hombres con penes aún más grandes que el mío gozando y gimiendo como perra en celo, todo había sido una mentira, un show para ganarse mi cariño, para ganarse mi obediencia, para ser su juguete, mientras yo hacia sus proyectos y tareas ella se la pasaba de fiesta en fiesta chupando vergas y divirtiéndose, que idiota fui. Me tendí en el suelo decepcionado y triste, mientras los 2 tipos en la habitación se venían dentro de la boca y el pequeño útero de la que ahora era mi puta ex novia, di una última mirada ella se encontraba con las piernas abiertas mostrando su pequeña vagina roja chorreando el blanco líquido seminal, su cara era la de una golfa que había alcanzado el orgasmo máximo, llena del blanco semen que se expandía desde su boca hasta sus castaños cabellos, su pequeño cuerpo temblaba y se encontraba en total éxtasis.
– Creo que estoy lista para otra ronda más chicos – dijo jadeando y mostrando una pequeña sonrisa, mientras otros 2 hombres que no había visto antes aparecían de los costados de la habitación, habían estado observando el show en la oscuridad esperando su turno y así la función volvió a continuar.
Pude oír cuando sus pantalones y poleras caían al suelo para luego decidir quien entraría por su ano y quien por su vagina, mientras al mismo tiempo mi insaciable novia les lubricaba el pene con la boca. Sentado en el pasillo a unos metros de la orgia podía oír como nuevamente volvía a gemir de placer al momento de recibir ambos penes al mismo tiempo, nuevamente oí como su pequeño cuerpo chocaba violentamente con los cuerpos de los otros dos sujetos que perdidos por la razón la sujetaban de los pechos y de los cabellos cabalgándola enloquecidamente. Al poco rato pude oír a los otros dos tipos que habían acabado hace unos minutos charlando entre ellos y diciendo que esta vez la pequeña furcia de mi novia estaba de buen humor, que otras veces no dejaba que fueran tan salvajes con ella. Así que esto no era un error o una mala coincidencia, la orgia que se llevaba a cabo a unos metros de mi era totalmente consentido, que idiota había sido, de seguro aquellas veces que quería hacer el amor con ella y le dolía en cuanto la penetraba no era porque era frágil y delicada sino porque estaba adolorida por las semejantes cogidas que ella mismo organizaba. De seguro esto me pasaba por ser tan sumiso e inocente, siempre que alguien me pedía un favor yo con gusto le ayudaba, solo para que al final no me den ni un gracias, había tanta gente hijaeputa en este mundo que yo me resistía a ser como uno de ellos, hasta aquel día.
En fin luego de aquella orgia en la que no participe, me las arregle para mandarla al carajo de forma épica, los trabajos y proyectos que había hecho para ella desaparecieron en la basura y me había encargado de que toda la universidad se enterara que era una maldita golfa en celo, había grabado parte de la orgia aquella noche y la había mandado a todos sus familiares, contactos y amigos fresas que tenía en su página, pegue volantes por toda la universidad con su cara, número de teléfono y una url donde había almacenado el video. Al poco tiempo todo el campus sabía que esta chica era una ramera y su vida social se fue al diablo, en cuanto a mí, solo tuve que hacerme la víctima, después de todo yo era un inocente estudiante que había sido manipulado por una mujer horrible (si claro).
No la vi más, intento convencerme que estaba drogada, que la habían obligado blah blah, no me importo y la mande al carajo. Desde entonces veía a las mujeres y las personas en general desde otra perspectiva, ya no les tenía confianza, luego de eso muchas chicas intentaron consolarme y hacerse mis amigas, pero al verlas al rostro solo veía a alguien intentado aprovecharse de mi nuevamente, el sexo con esas mujeres me parecía vacío y fingido como había sido gran parte de mi relación, al poco rato terminaba con ellas y las oía decir que era un insensible, mentiroso y egoísta, como no serlo después de haber amado a alguien que solo te utilizaba.
Ahí me encontraba yo en un círculo vicioso de auto odio y desconfianza, el amor para mi había muerto, al menos el amor con las mujeres, quizá era hora de buscarla en el género opuesto???
-Naahh – me dije a mi mismo, ese tipo de personas me agradan pero definitivamente no soy como ellos. No puedo ser capaz de imaginarme besando a otro hombre mientras este me acaricia las nalgas e intenta masturbarme.
Aun con mis pensamientos confundidos y en total desorden decidí poner mi atención en otros asuntos quizá más importantes, en ese caso sería mejor empezar de una vez la dichosa tesis obstáculo final para acabar la carrera y empezar una nueva y mejor vida; cuál iba a ser el centro de mi investigación que es lo que necesito saber, pros, contras, encuestas, etc. Desafortunadamente para mí, no contaba con una computadora en mi habitación ya que el lugar era pequeño y la odiosa de mi casera no permitiría que le hicieran hoyos a la habitación para la instalación de internet y banda ancha, el Wi Fii era quizá otra solución pero la señal era asquerosa en esa zona y solo sería malversar dinero. Lo único que podía hacer era frecuentar los múltiples café internets que había por el lugar, al tratarse de una zona universitaria estos sobraban y la tarifa de uso era económica para mis bolsillos así que solo era cuestión de encontrar uno que fuera tranquilo y moderadamente veloz.
Fui al café internet que frecuentaba antes en mis primeros años en la universidad, pero al entrar me di cuenta que se había convertido en un nido de niños rata, jugando aquello y lo otro. Me fui de ahí inmediatamente y me puse a buscar por los alrededores otro establecimiento; al final luego de dar varias vueltas por la zona lo encontré, un poco alejado del campus pero era perfecto, tenía unas cabinas que cubrían los lados de la pantalla para que así ningún fisgón pueda ver lo que buscabas en la red, curiosamente ese lugar lo administraba una familia, compuesta por una señora ya de unos cincuenta y tantos, una hija mayor casi de mi edad, otra de unos 18 y una pequeña de 10 años que se paseaba de cabina en cabina en su uniforme de escuela cada tanto para curiosear lo que la gente hacia, me pareció molesta al principio, era ruidosa hurgaba todo y disimuladamente se ponía a espiar lo que hacías en la computadora, pero luego de un tiempo me acostumbre a su andar constante y a sus risas infantiles.
Al principio no me atraía para nada el ver a esa chiquilla flaca con el cabello negro largo todo desarreglado y con su uniforme escolar saltar de un lado a otro mientras su madre la reprendía para que deje de molestar a los clientes, pero algo cambio con el pasar de los días, no sé qué haya sido, simplemente de un día para otro verla correr alegre, sin preocupaciones jugueteando con todo y mostrando sus braguitas fugazmente de vez en cuando, hacía que mi cuerpo se excite de un rato a otro. Trate de calmarme y enfocarme en lo que importaba diciéndome a mí mismo que era solo una niña traviesa y no una mujer, pero cada día que pasaba era más excitante el verla, parecía que los momentos más emocionantes del día eran cuando ella pasaba por mi lado y fisgoneaba disimuladamente mi trabajo, podía sentirla respirar en mi nuca mientras el aroma de su cuerpo infantil llegaba a mis pulmones. A veces venia hacia mi cabina que se encontraba al fondo cubierta por una pared alejada del resto de máquinas y se ponía a jugar en el suelo a un costado mío, yo la oía mientras jugaba e imaginaba junto con ella los múltiples mundos y situaciones que se inventaba en su cabecita, un día era profesora otro día policía y otro día doctora, supongo que esta niña hacia eso porque estaba aburrida y no tenía a nadie con quien pasar el rato, yo aun tratando de parecer calmado solo me limitaba a escucharla y a echar de vez en cuando una fugaz mirada a sus braguitas blancas cada vez que inocentemente abría sus piernas.
Así entonces luego de unos días empecé a sentir un poco de morbo por esta inocente niña y comencé a buscar por la red paralelamente algo que calme mi sed de deseo, sabía que el sentirse atraído por una niña era socialmente mal visto y penado por ley pero eso no me detuvo; al poco rato encontré varios videos e imágenes de niñas y adolescentes entre los 10 y 16 años modelando en bikinis atrevidos y minifaldas extremadamente cortas (benditos japoneses XD), dejando a la imaginación un sinfín de situaciones eróticas con cualquiera de esas niñas.
– Carajo – me dije a mi mismo, contemplando el material de un nuevo mundo que acababa de descubrir, cada nueva imagen que abría me llevaba a situaciones que antes hubiera considerado inmorales e imposibles, ver a todas esas niñas angelicales posando con sonrisas en el rostro abriendo las piernas mostrando el culo, todo dentro el límite de lo legal, provocaba muy dentro de mi subconsciente un deseo oculto que antes no había sentido.
Día a día iba descargando más y más imágenes de estas niñitas, sin darme cuenta ya había llenado casi 20 gigas en mi disco duro externo que llevaba al café internet para guardar información. Por las noches solo podía imaginar que haría yo con cada una de esas niñitas tiernas, en esas poses sugerentes mostrando sus braguitas, con una mirada inocente y un cuerpo pequeño semi desarrollado hipnotizándome. Como se sentiría estar dentro de una de ellas, como se sentiría el acabar dentro de una niña así, acaso ellas también gemirían como lo hacía la puta de mi ex, podrían acaso ser capaces de recibir un pene entero dentro de esas vaginitas apenas desarrolladas, serían capaces de controlar un pene inquieto moviéndose de adelante para atrás en sus boquitas rosaditas para al final recibirlo todo hasta ahogarse con el blanco semen, es siquiera posible el hacerlo con una niña de forma tan salvaje como lo imaginaba?? Esas noches solitarias con las múltiples imágenes en mi cabeza me habían vuelto otra persona, las mujeres de mi edad poco a poco fueron dejándome de llamar la atención, y solo cuando veía a una niña mi cuerpo reaccionaba, había cambiado mis gustos sexuales más rápido de lo que pensé, acaso esto era normal, o solo otro capricho que se perdería con el tiempo.
– Debo investigarlo más a fondo.
Empecé a formular una tesis a parte de la que hacía para mi carrera, una tesis de comparación entre niñas y mujeres mayores, acaso era posible sostener una relación así? Lo primero era encontrar especímenes para experimentar, pero el estar al lado de una universidad no ayudaba a que niñas de primaria se aparecieran por montones, el rondar escuelas seria sospechoso y quien sabe quizá terminaría preso antes de que me diera cuenta. Así que lo primero que se me vino a la mente fue la pequeña niña que saltaba despreocupada cada día en el café internet, se llamaba Belén, y día a día fui estudiando sus gustos detrás de aquella cabina, cada vez que pasaba a mi lado podía oler su aroma infantil y sentir un ligero roce de sus cabellos desarreglados, luego de verla más de cerca me di cuenta que sus nalguitas eran bastante curveadas y cada vez que se estiraba podía ver su pancita expuesta y su ombligo infantil, rápidamente gane su confianza entablando pequeñas conversaciones cada vez que se ponía a jugar a lado mío y también gane la confianza de su madre la cual me veía como un cliente fiel y estudioso (oops lo siento doña). El problema eran sus hermanas las mayores que me trataban con cierta indiferencia y desconfianza quizá sospechando un poco mis intenciones con su pequeña hermana, a mí me importaba un carajo lo que pensaran de mi, solo tenía ojos para mi pequeña diosa, pero cada vez que ellas atendían no la dejaban acercarse a mí.
– Ahhh que perras – eso era un problema, con ellas atentas a todo no podía simplemente seducir a Belén sin levantar sospechas, no podía dar un paso en falso, sería catastrófico. Así que lentamente me dedique a avanzar sobre ella únicamente cuando estuviera atendiendo su madre, que se dormía de vez en cuando por las tardes y dejaba a la pequeña expuesta a mis carnales intenciones.
Verificaba que los pocos clientes que había no molestaran y llamaba a la pequeña Belén a mi cabina oculta al fondo en un punto ciego donde nadie podría ver lo que hacíamos. Mostraba interés en sus juegos y preguntaba sobre su escuela sus tareas e incluso sobre sus hermanas que la trataban mal cada vez que podían, una razón más para mandarlas al carajo, de vez en cuando le invitaba también uno que otro chupetín y hacia que me diera una probadita cada tanto después que lo chupara ella pudiendo así saborear también un poco de su salivita, rápidamente gane su confianza y al poco tiempo logre que se sentara en mis piernas sin que sospechara de mis intenciones, yo ponía algún video de caricaturas y permitía que ella se distrajera con eso mientras lentamente ponía mis manos en sus blancos muslos y poco a poco iba acariciándolas subiendo cada vez más y más arriba, cada tanto se movía para acomodarse e inocentemente sus nalguitas se acomodaban en mi entrepierna estimulando así con cada movimiento mi inquieto miembro que con cada roce se ponía cada vez más duro hasta tenerla literalmente ensartada dentro su traserito separados solo por nuestra ropa, podía sentir el calor de su cuerpito que se apoyaba en mi torso y de su muslos suaves bajo su faldita, cada vez que me acercaba a su entrepierna me detenía ahí y la dejaba acostumbrarse a la situación, pero cada día subía más y más sin que se diera cuenta, hasta que al fin llego el día soñado, luego de cerca de un mes de esfuerzo y paciencia la tenía en mis piernas y mis manos acariciaban sus muslitos suaves como siempre, pero esta vez iría a su tesoro, esa vaginita virginal que me tentaba cada día, ese era el día, no había nadie en el establecimiento, su madre dormida y nosotros en un rincón tapados por una pared. Empecé estimulándola como hacía con las mujeres mayores, besando su cuello suave y delicadamente, al poco rato empezó a moverse ligeramente de un lado a otro para acomodarse como siempre hacia y quizá también para librarse de la sensación de mi respiración en su cuellito que claramente le estaba produciendo algo, subí lentamente una mano desde su muslo hasta su vaginita y empecé a acariciar su suave intimidad sobre sus braguitas puestas, rápidamente soltó un pequeño gemido y me miro con esa expresión de inocencia que solo una niña de su edad tenia.
– Que me estás haciendo Javi ?
– Es un nuevo jueguito que quiero enseñarte Belencita, es un jueguito que las niñas grandes juegan cada día, vos ya eres grandecita verdad?
– Si ya soy grande – me dijo con una sonrisa infantil.- pero me haces cosquillitas cada vez que respiras y si me tocas ahí abajito me da todavía más cosquillas. ¿Es normal?
– Claro que si Belencita de eso se trata este jueguito, vas a sentir cosquillas en tu cuerpito y vas a ver que feliz vas a estar de un rato a otro, tu entonces quietita y disfruta tranquila, vas a ver cómo te gusta.
– Ya Javi, pero si me rio fuerte no me riñas sí.
– Sería mejor que rías despacito Belencita, si tu mama despierta de seguro ella es la que te riñe, así que tu calladita lo más que puedas ya.
– Voy a intentar, dale empieza.
Entonces ya con su permiso metí los dedos debajo de su braguita y busque desesperadamente su pequeño clítoris, se asustó un poquito al sentir mis fríos dedos dentro su sexo pero supongo que el nivel de confianza que me tenía la había calmado, ahí empecé a masturbarla lenta y delicadamente, no quería que de repente diera un grito y despertara a su madre; poco a poco su respiración se aceleró mientras yo aún seguía con los besitos en su cuello manoseando los muslos bajo su faldita colegial con una mano y con la otra su vaginita rosada, su cuerpo se estremecía con cada dedo que exploraba su intimidad e intento por un rato zafarse de mis garras pero yo la tenía controlada, no iba a escaparse de mí, quizá el hacerle esto a una niña antes era más que impensable para mí, pero ahora era una necesidad, ese día sentí que el antiguo yo había muerto.
Luego de 5 minutos de empezado el juego Belén soltaba pequeños gemidos y se movía descontroladamente, comenzó a jadear, síntoma que en verdad estaba excitada por lo que le hacía en ese momento, sus piernitas se encontraba abiertas y su faldita de primaria ya desabotonada poco a poco iba cayendo de su cinturita, las braguitas amarillas que llevaba se encontraban ya tiradas en el suelo y su blusita semiabierta dejaba ver sus pechitos rosados sin desarrollar que no eran más que pequeños botoncitos; sus jadeos se hicieron más intensos mientras mis manos acariciaban cada centímetro de su virginal cuerpo, sus manitas descontroladas apretaban y rasguñaban mis brazos de manera sensual, se resistía al placer que poco a poco la inundaba, mi miembro estaba a mil, y exigía salir de mis pantalones, pero ese no era el momento ni el lugar para hacerlo, su suave traserito tampoco ayudaba a apaciguar lo que crecía en mi entrepierna, ya que podía sentir claramente que conforme pasaban los minutos ella empezaba a dar leves saltitos encima mío haciendo que su traserito se encaje en mi virilidad, aun con la ropa puesta la sensación que provocaba en mi casi logro que me descontrolara; los gemidos suaves que Belén soltaba me excitaban como ninguna mujer lo había hecho antes y ya estaba listo para venirme, cuando de repente fue ella la que se vino primero, con un gran gemido y un grito ahogado vi como de su vaginita chorreaba un tibio líquido que se deslizaba por sus muslos manchando parte de mis pantalones y la mano que la masturbaba, sus manitas que hace ratos se encontraban luchando con mis brazos se habían rendido al placer que ahora de seguro recorría todo su cuerpecito, al ver la expresión de satisfacción en su rostro yo también me vine dentro mis pantalones y mi pene duro, que aún se encontraba aprisionado entre sus deliciosas nalguitas, poco a poco fue desinflándose.
Jadeaba lentamente mientras su respiración volvía a la normalidad, nos miramos y volvió a darme esa mirada inocente y la sonrisa sincera que me había atraído a ella desde un principio, sus ojos negros me hipnotizaron por un instante al encontrarse con los míos y sentía que quería hacer de esta niña la más feliz de todo el mundo.
– Me gusta este jueguito Javi, jugamos otra vez?
– Huhm, las veces que quieras mi Belén que bien que te haya gustado, sabes este jueguito es solo el principio de lo que las niñas grandes juegan, otro día te enseño los demás jueguitos sí.
– Si Javi sí, pero mientras tanto ven quiero decirte algo – me dijo y señalo que me acercara más hacia ella.
– Chuuu- me dio un besito en la boca repentino.- JuJu, ahora eres mi novio está bien?
Yo solo reí ligeramente, mientras la volví a acercar hacia mí para darle un beso como se debe, lengua hasta el fondo.
– Claro Belencita, una novia linda como tú es lo que siempre quise. ¿Lista para seguir jugando?
– Si Javi, juguemos otra vez.
Continuará

Fresitas con leche, Parte 03 (de VoldeLord)
21 de enero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Allí estaba mi niña Tiara, echadita como toda una putilla casi boca abajo, de costadito, solo en calzoncito mirando la tele, lanzándome una mirada muy coqueta, muy mañosa, yo me desplazaba por la casa totalmente desnudo, ya sin vergüenza, tenía la casa solo para mí y mi niña. Fui a la cocina a prepararle más de su postre favorito, pero olvidé intencionalmente llevarle cubierto, me arrodillé al borde del sofá –AQUÍ TE TRAIGO MAS FRESITAS- -Hmmm que rico papi- -PERO YO TE VOY A DAR DE COMER, YA?- entonces acomodé a mi niña, la puse boca arriba, puse un cojín bajo su cabeza, y así echadita le quite lentamente su calzoncito, ella solo me miraba, poniendo su dedo en su boquita, y como adivinando que estábamos a punto de hacer una gran travesura. Ella acomodó sus pies como alicate, y procedí a embadurnar una fresita con leche condensada para dárselo en su boquita, haciendo el clásico juego del avioncito. Una más y otra más, a la siguiente, embadurné de más la fresita de tal modo que chorreó la leche en su pechito. Ahí aproveché para pasarle la fresita por encima de su pezoncito, haciéndole circulitos, y luego llevándose a la boca, ella estaba muy contenta, se reía, disfrutaba del nuevo juego que su papi le estaba enseñando. Y seguía yo usando las fresitas para manosear los pechitos de mi niña, y claro, toda esa leche condensada dulce que no quería desperdiciar, así que empecé a lamerle como un perro goloso, fue entonces que mi niña empezó a carcajearse, pero poco a poco aprendí a hacérselo sin causarle tanta cosquilla sino placer. Mi hijita se estaba poniendo colorada, su carita sonrojada, no podía creer que estaba excitando a mi propia hijita, obviamente no tarde mucho en dirigir la siguiente fresas hacia su vaginita, que era la cosita más estrechita y rosadita que se puedan imaginar.. Yo hacía círculos con la fresa, y luego yo le devoraba su conchita mientras me comía la fresa – ay papi las fresitas son mías jajaja- -MM ESTA BIEN MI AMOR, PERO ESTO ES PARA MIIIII- Mientras le daba mordisquillos a su vaginita hinchadita y ella nuevamente se carcajeaba. No había duda que ambos gozábamos como locos. No me importaba ya nada –AMMMM TE GUSTA VERDAD PERRITA! TE GUSTA!- -jajaja Siiii papi me gusta!!!!-
Ahora mi centro de atención era su conchita dulce, preciosa, peladita, mmmm yo lamía como un perro, lengüeteaba su rajita, mientras con mis dedos hurgaba su anito. Ufff usaba harta saliva –AHHHH QUE RICOOOO BEBE- mi dedo anular ya le entraba en su culito después de hacer tanta presión por varios minutos con harta saliva, -ay papi dame más fresitas, malo- jajaja mi niña hambrienta no se quejaba de mis dedos, sino que quería más dulce. Sentí que yo empezaba a perderle total respeto, pues se estaba comportando como toda una perra golosa. Le daba su fresita y mmmfffffff mi dedo en su culito hasta el fondooooo –ayyyyyyy papi- -UFFFF ¿QUE COSA? ¿NO TE GUSTA LO QUE TE HACE TU PAPITO, AH?? PUTICA SUCIA- ni yo podía creerme lo que decía, me estaba transformando en un monstruo total, pero al mismo tiempo gozaba de manera increíble con los 2 agujeritos apretados de mi niña. Mi pija estaba redura, no había más que pensar, cogí a mi niña de sus caderas, le quité el cojín detrás de su cabeza y se la puse bajo sus pompas, la levante lo más que pude. En ese instante me percato de mi propia imagen en el espejo de cuerpo entero que tenía casi de perfil, en la sala. Era yo, si, un padre de familia apunto de follarle la conchita a su hijita de solo 7 añitos, que locura ¿debería detenerme? No! Así que volví a mirar a mi Tiara, así indefensa y provocativa, miré hacia abajo, su rajita coloradita.. –AGUANTA HIJITA YA?- -que cosa?- -MMMMFFFFFF WUUUUAAAAAAAAAAAAA -ayyyyyyy auuuuuuuuuuu- mmmmmmmmmmmm que rico se la empujé, de un solo golpe le enterré mi glande y un poco más dentro de su cuquita, mi niña quería zafarse, moverse a un lado pero yo la tenía bien sujeta de su cinturita, por un momento pensé que escucharía todo el piso del edificio, pero estaba tranquilo pues el vecino estaba de viaje, estábamos solos ella y yo así que me importó poco que ella chillara e hiciera bulla, al contrario, me excitó mucho mas –AHHHHH USSSHHH CALLATE MMM PERRITA, QUE RICA ¡!!!!- al empezar a bombear se me salió la verga de su conchita, así que me volví a arrodillar y a lamerle otra vez su conchita, mi niña se tranquilizó –MMMM ESO SI TE GUSTA VERDAD AMORCITO?- ella solo asintió con la cabeza, y con una expresión de alivio, pero yo volví a ponerme de pie y acomodarme, y ella ya sin resistencia se dejó hacer; esta vez gimió como una puta guarra –mmmmmmm ayyyy papi- -UFFFFF SIIIII MI NIÑA, ASI, GOZA CHIQUITA, TE GUSTA LA PIJA DE TU PAPI?- mmmm una vez más mi mirada hacia el espejo, de perfil, yo ya estaba bombeando a mi propia hijita, que ya no ponía resistencia, se dejaba hacer, rendida, con las piernas bien abiertas recibiendo casi hasta la mitad de mi verga en su conchita. Vi un hilito de sangre manchar mi tronco, me sentí el hombre más afortunado del mundo. Acababa de desvirgar a mi hijita a sus cortos 7 añitos.
Sin sacarle la verga de su conchita, la cogí de su espalda baja, la levante, nos dimos vuelta, y yo me senté en el sofá, de tal manera que su cuerpito quedo encima mío, sus piernas bien abiertas y flexionadas, en esa nueva pose podía amasar sus nalguitas a mi antojo, ufff incluso podía meterle otra vez mis dedos en su hoyito anal. MMMM mi hijita me cabalgaba la verga de una manera grosera, claro con la ayuda de mis manos en sus nalguitas, Su carita de muñeca pegada a mi pecho, mirándome, y sacándome la lengua como pidiendo basta, ya no puedo más, pero yo no me detendría, yo estaba gozando de una tremenda cogida, miré hacia un costado, y vi que aún quedaban unas fresitas con leche, así que cogí unas cuentas y se las aglutiné en su boquita –COME PUTITA, COME JAJA- yo estaba endemoniado. Incluso trataba de flexionarme lo más que podía para lamerle la boquita a mi niña, era incomodo esa pose pero se sentía riquísimo. La tenía tan bien penetrada, que la solté, abrí mis brazos y los coloque en el respaldar del sofá –MMM ASI ASI, MUEVETE CHIQUITA, MUEVETE… ¿QUIERES LA LECHITA DE TU PAPI- -siiii- me dijo con las pocas fuerzas que ya tenía –MMMM PERO YA COMISTE MUCHO, MI LECHITA TE LA VOY A DAR POR EL CULITO, YA?- ella con su voz bajita me decía –ya papi- Yo, con malicia le apachurré un poco sus cachetitos -NO TE ESCUCHO PUTA ZORRA!!!!. QUIERES MI LECHE EN TU CULO????!!!!!- -Siiii- Ambos gritábamos como si no nos hubiese importado nada ya.
Me desprendí de ella, la cogí de su cinturita, la coloqué en el sofá, esta vez en pose de cuatro patas, al borde del sofá, su carita pegada al mueble, incluso se me ocurrió ponerle su carita a lamer en el plato las ultimas manchas de leche condensada, como una mascota hambrienta. Embadurné mi pija con harta saliva, deje caer más saliva directo a su anito, acomodémi verga y… -WOOOOFFFFFFMMMMM UUUUU- -ayyyyyyyyyyy- Siii, le estaba penetrando el culo a mi niñita, y era lo máximo, el placer más increíble, su potito se veía tan diminuto tragándose mi verga centímetro a centímetro, -AHHHHHH AHHHHHHH PUTAAAAA QUE RICOOO, ME VENGOOOO CHIQUITA, TOMA TU LECHEEEEEEEE- ya mi niña solo gemía, aguantando el peso de su corpulento padre. Le llené el culo con toda mi leche, a cada chorro, cada empuje, mi cuerpo sacudía el suyo como si fuera un juguete cualquiera. –UFFFFF ¡! AHHHHH PERRITA, QUE RICO!- Me desprendí nuevamente, me senté a un costado tratando de recobrar la respiración, y mi niña, cuan tierna y sabiendo que ahora yo me había convertido en su hombre, en su macho, vino a echarse encima de mi pecho, Fue una cogida monumental! Nos quedamos dormido por unos minutos, hasta que nos despertó el timbre de la casa; yo salí nervioso a ver por el ojo mágico. Era el conserje con el periódico del día, ‘que raro’ pensé inmediatamente, se suponía que todos los días lo dejaba en la puerta, y él me avisaba por fono que ya estaba entregado. En fin, abrí la puerta ocultándome un poco mi desnudez, me miró nervioso, me dijo -ahí está el periódico Sr Perez- -OK- le respondí devolviéndole una sonrisa amable, y entonces fue un instante, una fracción de segundo que el dirigió su mirada hacia el sofá de la sala, donde estaba mi bebé dormidita boca abajo y caletita. Bajó su mirada y dio media vuelta, cerré la puerta, y me quedé con la curiosidad; Miré por el ojo mágico, él se dirigía hacia el ascensor, pero pude notar que estaba sobándose efusivamente su bulto. ¿Será posible que…. Mmmmmm? Lo que sea que están pensando, tendrán que esperar el IV capitulo.
Continuará