
Alicia, Parte 04 (Final)
6 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Nos desperezamos y encaminamos al baño, parecía natural que la ducha sería conjunta, compartida. Siguiendo atávicas costumbres cerramos la puerta con pasador y nos detuvimos fugazmente cruzando las miradas. Sería la primera vez que contemplásemos nuestros cuerpos desnudos, que la carne no estuviese escondida por esos trapos que insinúan su interior.
Abrí el agua para que el vapor comenzase a llenar el ambiente, mientras Alicia se sentaba en el inodoro, con la faldita levantada y la bombachita hasta las rodillas, dejaba escapar el líquido con un sonido que me hacía erizar, adivinaba esa partecita abriéndose para soltar molestias acumuladas y produciéndole un suave desahogo.
Al pararse quedamos algo estáticos, venía la decisión de quitarnos las ropas, la reacción natural fue aproximarnos y buscar los brazos del otro, entre caricias y besos le fui levantando el camisón y apreciando aquella ninfa solamente en paños menores, con unas sandalias que descubrían la mayor parte del pié. La parte más importante era su bombachita, blanquita prenda de algodón que cubría las partes nobles o no tan nobles de esa hermosa anatomía femenina en miniatura.
Debía ofrecer una paridad en la situación por lo que hice volar mi camisa y pantalones. Solamente en slips no podría ocultar propiamente el estado de excitación, pero eso ya no importaba ahora. Tratando de prolongar el momento la acariciaba por todo el cuerpo, deteniéndome en su calzoncito y repasando con los dedos unos animalitos que tenía. Todo eso para llegar al instante de tomar la parte superior, donde está el suave elástico, y deslizar todo con ternura hacia abajo, por partes, como dudando, pero hasta llegar a los piecitos que levantó con gracia para que termine de retirar la prenda.
Viéndola totalmente desnudita, regalándome una mirada entre traviesa y amorosa, no pude resistir el abrazarla con todas las fuerzas y cubrirla de besos.
Así abrazada la alcé y nos metimos en la bañera, yo aún tenía una prenda y debo confesar que cierta vergüenza para quitármela. Mientras la depositaba con suavidad bajo el chorro de agua podía percibir la alegría que le producía la nueva situación, algo como oficializar un noviazgo, por lo que me bajé la mojada ropa y quedamos en pura piel. Por suerte la noche anterior había tenido una descarga satisfactoria por lo que lograba mantener una semi-erección, sin ostentar el tamaño que hubiese infundido temores en mi chiquita. Parece que la parte velluda atraía su atención, ya que sus manitas se dirigían lentamente a explorar esa zona, y sus ojos devoraban las formas de la carne en vivo, que anteriormente había reconocido en forma táctil solamente.
Tomé el frasco de shampoo y derramando un poco en su cabecita inicié el lavado, más que lavado era masajearle los cabellos ahora mojados y más graciosos, que además le obligaba a cerrar los ojitos para que no le entrase espuma. Esta situación era aun más morbosa por el hecho de que la podía observar por cada rincón sin que ella lo percibiese. Un ratito así hasta que le enjuagué la cabeza para seguir con el cuerpito, creía que le pasaba una esponja enjabonada pero realmente le estaba acariciando cada pulgada de piel, me deleitaba enjuagando cada parte con la mano, sintiendo ese calorcito de su carne que superaba la temperatura del agua, esa tibieza con grados cambiantes según la zona. Fue la primera vez que me entretuve mucho tiempo con sus piecitos, repasaba cada dedo con mucha lentitud, como borrando huellas de pasados caminos tortuosos.
Al subir nuevamente me aguardaba el tesoro de su entrepierna, parecía que la situación de tener mi cara a milímetros de su vaginita le resultaba algo embarazosa, por lo que la di vuelta para lavarla desde atrás. En esa posición, agachado detrás de mi Alicia, podía alcanzar todos los puntos de su cuerpito mientras pasaba la cara por sus hombros y cabecita para aspirar esas deliciosas emanaciones. Con la mano abundantemente enjabonada fui repasando esa ranurita que había hecho temblar hace unas horas, ella ayudaba abriendo un poco las piernas para que llegue a mayor profundidad en la acariciante higienización. Su respiración agitada demostraba que mis dedos no eran tan inexpertos como creía, además su colita desnuda y chorreando agua me producía escalofríos que hacían arquear la espalda.
Ese arquearse inconscientemente hacía que me arrimase a su colita, zona que mis manos enjabonadas ya querían recorrer, por lo que con una mano me dediqué a masajear esas nalguitas, lentamente pasaba un dedo por la separación entre montículos y apreciaba esas profundidades divinas, era imposible no terminar con el dedo haciendo presión en la zona central, allí donde se hunde el universo y comienzan las estrellas. Con una consulta através de la mirada, ya que no hacíamos menciones explícitas, dejé el dedo en esa zona ya con mi chiquita girando para alcanzar mi creciente carne. Creo que era mutua la urgencia de sentir, ella me enjabonaba el miembro con suavidad mientras mi inquisidor dedo golpeaba las puertas del cielo, quería entrar el pobre y hallar la salvación en esas oscuras profundidades.
El movimiento de su manita me producía una erección cada vez mayor, y como adivinándolo, ella reducía la velocidad hasta límites que no me arrojasen en la indefectible explosión. Al final nuestros ritmos cedieron a los gritos hormonales, y lentamente fui introduciendo el dedo, un poquito y sacando, un poquito y sintiendo los bordes sensibles, un poquito más adentro y quedando quieto, no podría describir todas las sensaciones agolpadas.
Para descomprimir la situación inminente, le explicaba el funcionamiento reproductor, que de esa puntita sale una cantidad de líquido seminal que fertiliza a una mujer si el órgano está dentro de ella.
Estas palabras parece que la animaban en su tarea exploratoria, ya movía la piel y descubría el glande, ya cubría todo emitiendo una sonrisa por la magia que lograban sus dedos. Con palabras suaves le decía que ese movimiento era casi masturbatorio, que me llevaría a la eyaculación. Parece que la curiosidad pudo más, ya que mis palabras no cambiaron su actitud, solamente aceleraba su movimiento expectante de lo que podría ocurrir.
Y lógicamente ocurrió, un geíser en erupción saltó entre su mano, un poco salpicando su cuerpito, mientras mi dedo se internaba aun más en su colita.
Tuvimos que lavarnos nuevamente luego de la batalla, pero esta vez más tranquilizados, más satisfechos. El proceso de secarla fue casi un acto de adoración, le pasaba la toalla y le cubría a besos cada parte de pielcita, creo que mis labios han recorrido cada centímetro de ese cuerpito, bendiciendo secretamente cada zona.
Así salimos solamente en paños menores, ella hacia su habitación, pero no me soltaba la mano por lo que la tuve que acompañar al cuarto. Allí me senté en su cama mientras ella revolvía una cajonera para buscar ropa. Mis ojos pasaban desde esa nena agachada en bombachita y cabello mojado, hasta las paredes conocidas, almenos las creía conocidas ya que ahora cobraban nuevo significado, eran el templo de mi princesa, donde pasaba sus ratos de soledad o de sueño.
Al incorporarse traía una remera larga, no muy diferente a los camisones que llevaba a diario, aquellas prendas algo cortas que mostraban sus atributos al asumir posiciones raras en sus juegos. De un puntapié se deshizo de las chinelas y subió a su cama con la intención de una siesta reparadora.
Estaba por levantarme para seguir en mis cosas, pero su mano no soltaba, su bracito hacía que me recueste nuevamente como una clara invitación a quedarme y compartir su sueñito. Así que me acosté y ella de inmediato se dio vuelta, retrocediendo su mano para buscar mi abrazo que lógicamente estaba en pleno vuelo, realmente era volar por un diáfano cielo el llegar a su cinturita y apretarla contra mí. Parece que le agradaba la situación ya que meneaba su colita y apretaba hacia atrás en busca de un contacto mayor. Apesar de la descarga reciente, no sentía la apatía característica y la sangre comenzaba nuevamente a llenar los vasos que dan forma a la carne muerta.
Así nos fue ganando el sueño, y creo que estuvimos un par de horas. Ya era tiempo de tomar la leche, pero mi ángel seguía dormidita en esa posición encantadora, con la remera algo subida que permitía ver esa bombachita y las formas de sus nalguitas que rellenaban la prenda. No podía dejar de bajar a esa posición y mirar de más cerca, las manos no podían permitir exclusividad a los ojos y también empezaron a acariciar todo eso, hasta que la lengua quiso intervenir y entonces estaba besándola todita. Con gran cautela y suavidad, no quería interrumpir su sueño mientras mis labios recorrían una y otra vez esas redondeces. Parecían mas grandes ahora, tal vez por tenerlas tan cerquita y a merced de mi boca, antes solamente le miraba la colita desde lejos cuando se agachaba.
Tenía un irrefrenable deseo de tocarme el miembro mientras estaba en eso, parecía que me masturbaría mirando a mi chiquita dormir, pero recapacitaba pensando que podría resultarle chocante si despertase en medio de ese espectáculo.
Al final nos levantamos, tomamos una merienda, y ella a sus tareas mientras yo me encaminaba a mi oficina. Realmente estaba resintiendo mi rendimiento habitual, ya no me pasaba el día pegado al tablero, ahora tenía cosas más importantes en mente.
Aquella noche fui a la cama a la misma hora que mi mujer, tenia cosas en la cabeza que me daban vueltas pero ni con ella era posible hablarlas. Almenos tenía un cuerpo de mujer que haría envidiar a muchas y una disposición que harían envidiar a muchos.
Entre las posibilidades para reanimar antiguas pasiones se encontraba el sexo anal. Era algo que no habíamos practicado aún, y el blanco hacia el que dirigir una conversación banal. Creía que habilitando un área inexplorada podría quitarme otros pensamientos de la cabeza, poner un freno a una carrera que ya era desenfrenada.
La respuesta si bien no fue de plano negativa, se iba por las ramas en cuanto a la preparación previa, la higiene, el tiempo necesario y todos esos temas que solamente me bajaban la libido. Creo que si aceptaba de entrada también tendría alguna clase de frustración, realmente los hombres no sabemos bien lo que buscamos.
Al menos la temática hizo más natural que mis manos pasasen por esas zonas, claro que cubiertas aún, pero insinuando que querían continuar.
Luego de un par de venidas durante el día, no lograba una erección considerable como para concretar el tema ese mismo día, pero la cosa pasaba por otro lado, supongo que por la cabeza, por imaginar situaciones nuevas, por llegar a tener un mayor acceso a esa parte posterior medio abandonada por mis deseos.
Haciendo caso a sus sugerencias de preparación y juegos previos, dejé caer la idea de que podría hacer algo con los dedos sin llegar a la consumación, solamente una prueba para ver si le agradaba. Supongo que tan mal dispuesta no estaba ya que se dio vuelta dejándome su trasero a la vista y con una sonrisa pícara dijo: “Dale”
Esta nueva situación, si bien no repuso mi virilidad al 100%, al menos la dejó de un tamaño más apreciable. Creo que crecía mientras abría el cajoncito de la mesa de luz para sacar una crema de manos. Nuevamente la imaginación sumada a tener un pote de crema cerca de unos glúteos, ayudaron a recuperar bastante de las energías perdidas. Ahora no podía ir con sutilezas exploratorias, estaba con una persona que sabía bien lo que quería, cuándo y cómo.
Así que acaricié un poco ese trasero enfundado y corrí su pantie para descubrir esa separación, no estaba nada mal realmente, y sobre todo era “mi” mujer, todo legal.
Con el dedo embadurnado debería haber atacado el pozo del premio, pero me entretuve explorando el interior del canal, separando las carnes y dejando que se unan nuevamente, un jueguito que me parecía agradable. Al final terminé con el dedo haciendo círculos alrededor del agujerito oscuro, distendiendo y generando confianza, pidiendo permiso para entrar allí.
Luego de algunos preliminares de ésos ya no pude más y le dejé ir el dedo, entraba despacito al principio pero luego ya era un guante perfecto, se amoldaba a mi intruso dactilar. Con la otra mano le masajeaba la parte delantera, como para inducirle mayor excitación, pero recordé que podría pedir una satisfacción total y yo no estaba en condiciones físicas para ello.
Así que dimos por concluida la prueba, con un resultado bastante alentador ya que dejaba abierta la puerta para futuras incursiones.
Me dormí al lado de mi mujer pero pensando en ángeles, en mi ángel particular, en mi Alicia.
Fin

Lilia y Tomás (de Falkop3d)
5 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Zoofilia
Soy hija única y siempre me han consentido mucho mis padres, tanto que casi siempre me han permitido hacer lo que quiero.
Para ese entonces, yo tenía 11 años y un perrito salchicha por mascota, con el que siempre jugaba en mi habitación, tironeando y luchando con un par de mis muñecas que me tenía todas mordisqueadas y se las había dejado para él, ó jugábamos sobre mi cama. Mi juego preferido era tirarme boca abajo sobre mi cama y tapándome la cabeza con la almohada imitaba el maullido de un gato, lo que lo desesperaba y se volvía loco tratando de entrar bajo el cojín que yo apretaba muy fuerte, pues a mí también me daban nervios que me fuese a morder o rasguñar la cara, pero cuando veía que no podía se iba más abajo a la altura de mi cintura o caderas y me mordía, jalaba y arañaba la blusa, camiseta o chaleco que anduviera trayendo, teniéndola a punto de romperse, era la única manera que me levantase y pudiera ver que había debajo. Se trataba de hacerlo sufrir el mayor tiempo posible en su desesperación, para mí era una prueba de aguante, y para él una de ingenio.
Ese Sábado nos habían invitado a la casa de una tía (hermana de mi papá) a celebrar su cumpleaños, pero a mi no me caía bien, porque cuando era más pequeña me había reprendido injustamente y esas son cosas que no olvidamos las mujeres, así que hablé con mamá y accedió a dejarme sola durante la tarde, con el trato de no salir a la calle ni abrirle a nadie.
Me comí la merienda que me dejó mamá compartiéndola con Tomás (mi perro), y como ya era verano y hacía bastante calor, decidí darme una ducha fría para refrescarme. La cual disfruté mucho, pues me gustaba ver como en mis ya algo desarrollados senos, mis lisos y rosados pezones se tornaban más oscuros y formaban su respectivo estoperol, que solo lo podía ver al mojarme con agua fría.
Y como nunca antes, Tomás estaba en mi habitación al volver yo del baño. Dándose la situación pensé lo raro que era que cada vez que llegaba de bañarme, Tomás que siempre estaba ahí e incluso dormía con migo, no estuviera. Me imaginé yo, debe ser mamá que lo echa al patio para que no moleste y me deje vestirme tranquila.
Pero no le di mayor importancia y busqué en mi cajonera ropa limpia para ponerme, ya que solo venía envuelta en mi toalla. Con lo que no contaba, era que Tomás andaba con ganas de jugar y cuando estaba sentada en la cama agarró algunas de mis prendas y salió arrancando para ver si lo perseguía, …………… ¡Ah!! Con que, con esas andamos!!!, e imité el maullido de un gato, con lo que se puso en alerta y empezó a mirar para todos lados.
Y en un ágil movimiento tomé mi almohadón y me giré boca abajo tapando mi cabeza con el, para seguir maullando y volverlo loco. Pero por lo rápido de mi maniobra y lo ajustado de la toalla, esta se soltó dejando toda mi parte posterior al descubierto, pero ya era tarde para taparme, Tomás ya estaba por los costados de mis hombros y cuello tratando de entrar bajo la cabecera, sin ropa algo me molestaban sus uñas cuando me pisaba los hombros o la espalda al pasarse de un lado para otro.
Pero tenía que aguantarme, ya que no podía dejar que me venciera tan luego, y si me levantaba teniéndolo tan cerca me podía lastimar la cara. Así que saqué fuerzas de flaqueza, y seguí maullando para ver que hacía, hasta que vio que no podía entrar y se fue para abajo a la altura de mis caderas, pasándose de un lado para el otro, pero sorpresa que se llevó al percatarse de que no había ropas que morder o arañar para tratar de romper y hacer que me levantara.
Y entre salto y salto quedó justo entre mis muslos con sus patas delanteras en la parte más alta de mis glúteos, un poco más arriba del cóccix. Quedé algo más de lo nerviosa que ya estaba, por esa posición, y pensé que podría hacerle empeño como cuando le daba por violarse a mis muñecas que le había dejado para que jugase.
Pero no se quedó ahí tranquilo mucho rato, trató de vencerme escarbando y rasguñando mi baja espalda, con lo que arqueé la columna tratando de evitar sus uñas, lo que hizo que mi cola se levantara e hicieran contacto mis glúteos con la funda de su pequeño pene, produciéndome una extraña sensación de escalofríos que recorrió mi espalda y endureció mis pezones. Pero como pegué un alarido, se dio cuenta que me dolieron sus rasguños y no lo volvió a repetir.
Volvía a tratar de meterse bajo la almohada y bajaba nuevamente, siempre pasándose de un lado para otro de mi torso. Y ahí noté que cuando estuvo entre mis piernas no tuvo intención de nada sexual, pues era yo la que estaba ahora concentrada en sentir su miembro rozando mi cuerpo, él solo hacía lo mismo que las otras veces en que yo estaba vestida. Era mi desnudez la que me había traicionado, y ponía mi piel de gallina cada vez que su verga topaba mis hombros, espalda o glúteos.
Me excité tanto, que mis pezones no dejaban de estar duros y obviamente mi vagina humedecida, pero no pensaba soltar mi almohadón, y apreté mis muslos moviendo mis caderas como si fuese caminando para que se frotasen mis labios uno contra el otro, y desahogar en parte mi calentura Pero no era suficiente e iba alternando con otros movimientos, como cargar mi monte de Venus contra la cama para sentir presión sobre mi clítoris.
Pero al ensimismarme en mi sexo, olvidé seguir maullando y mis movimientos pélvicos llamaron la atención de Tomás, que se fue directamente a husmear en mi entrepierna dando un par de fuertes olfateadas en mi almeja misma, y procediendo con una seguidilla de lametazos que me hizo estremecer. Su tibia y áspera lengua me proporcionó una sensación única.
Su lengua, si bien no era lo que esperaba de él, me estaba dando un exquisito placer y separé más mis piernas levantando un poquito mi cola, para quedar más expuesta y él pudiera lamer a gusto. Uuuuhhhh!!!, mi abdomen tiritaba del gusto experimentado en mis labios vaginales. Mmmmmm!!!, una especie de agudo y cosquilloso calambre invadió la parte frontal de mi vagina, que me hacía sentir como si estuviese orinando después de haber aguantado largo rato.
Después que hubo engullido todos mis fluidos del exterior de mi vulva, se dio a escarbar en el interior de ella, rozando las paredes de mi ansiosa caverna, haciéndolas dilatarse a medida que su lengua entraba cada vez más profundamente, creando en mí la imperiosa necesidad de ser penetrada. Para ese momento ya había soltado la almohada y mi cara descansaba de costado sobre ella.
Pese a tener las manos libres y morirme de ganas de masturbarme, porque necesitaba algo más duro dentro, me contuve para no espantarlo y a la espera de que se detuviera por sí solo. Gozando por un momento más de su hábil lengua, y cuando se detuvo no me dio tiempo de acomodarme para introducirme mis dedos, pues montó su pecho sobre mi anca y apenas abrazando mis caderas desde ahí mismo se puso a bombear haciendo movimiento de cópula.
Me embargó una profunda emoción sin saber yo misma lo que me pasaba, primero temía que me hiciera lo mismo que a las muñecas y ahora que me lo estaba haciendo, lo único que quería era que llegara más allá y me penetrara haciéndome suya. En tanto sentía su jabonoso miembro resbalar a lo largo de la rajadura de mi trasero, dejando escurrir un viscoso líquido que bajaba humedeciendo mi vagina y goteaba en la toalla que había quedado debajo de mí.
No sé si fue la calentura o la ansiedad, pero instintivamente separé mis piernas como las de una rana y arqueé mi espalda levantando un poco más mi cola, y sucedió lo que tenía que pasar. Apenas sintió mi calor y el espacio preciso, solo en un par de estocadas me la encajó violentamente hasta el fondo, que hasta sentí entrar el nudo que se le formaba cerca de la base, el que le había visto bajo su piel cuando se violaba las muñecas.
Pero el dolor de la repentina expansión en la entrada de mi vulva, pasó luego con el exquisito masaje que esta misma bola me daba un poco más adentro. Y el vaivén de Tomás sobre mi anca hacía vibrar todo su pene en mi interior, haciéndome gozar más y más a medida que se iba hinchando dentro de mi inexperta vagina. Las sensaciones que me invadían eran indescriptibles, mis piernas estaban adormecidas y el abdomen se me contraía como cuando una se ríe a carcajadas, y ni hablar de mis senos que se inflaban a punto de explotar del placer.
Y cuando percibí su abundante y cálida eyaculación, fue el colapso total de mi cuerpo, que se sacudía arrítmicamente igual que si estuviese en un transe o poseída, mi boca no dejaba de babear y mis ojos de salirse de sus órbitas, al tiempo que mis uñas de pies y manos trataban de incrustarse en la cubierta de mi cama. A mis once añitos mi primer orgasmo y con tal intensidad, me hizo perder el conocimiento por un momento.
Cuando volví en mí, Tomás aún estaba dentro mío y vuelto para el otro lado con sus piernas flexionadas, debido a que mi cola se bajó y mi peso lo obligó a sentarse en esa posición tan incomoda con su pene vuelto para atrás. Así que levanté un poco mi trasero para dejarlo más cómodo y seguí gozando de su herramienta que aún se sentía bien rica, hasta que disminuyó considerablemente su volumen y en un solo ¡¡FLOAPT!!, salió como un corcho dando paso al exceso de fluidos que comenzó, por suerte, a caer sobre la toalla que todavía estaba bajo mi cuerpo, lo que me evitó tener que lavar el cobertor para tratar de ocultar todo tipo de evidencia y evitar ser descubierta.
Fin

Pacto con el diablo, Parte 01
5 de febrero de 2025 en Violacion, Relatos SDPA, Jovencitas, BDSM
Mi nombre es Juan tengo 45 años, soy soltero, tengo una empresa …. siempre me gustaron las niñas de 8 a 12 años pero solo las he visto de lejos y me hacia una pajas viendolas pero nada mas, una noche saliendo de la oficina me diriji al estacionamiento estaba totalmente vacio era espelusnante senti un frio recorrer mi cuerpo, me di la vuelta ya que sentia una presencia serca y vi a un hombre parado detras. El hombre era viejo de aproximadamente 65 a 70 años tenia una mirada deprabada y sus ojos se veian rojos el se acerco y me dijo
Hombre:he visto tus deseos y yo puedo cumplirlos
Juan:cuales deseos de que esta hablando?-dije ya que no entendia de lo que estaba hablando
Hombre:tus deseos mas profundos y anelados el poder estar con niñas en la cama, yo puedo ayudar a cumplir tus deseos -me decia el viejo con una voz rasposa y burlona
Juan:como sabe de todo eso?
Hombre:porque lo he visto; mira!!-y vi como todo a mi alrededor se transformaba en un cuarto vi como una ilucion donde estaba yo con tres niñas a mi alrededor dos de ellas me estaban mamando la verga y la otra niña me estaba besando las niñas eran hermosas tenian como 10 años senti que la verga se me ponia dura de tan solo ver aquella escena, pero se fue desbaneciendo de a poco hasta que quedamos los dos en el estacionamiento de nuevo en ese momento entendi que ese hombre no era de este mundo pero no entendia de porque a mi
Juan:que es lo que quieres a cambio de tener a todas las niñas que yo desee?
Hombre:facil solo tendras que pagarme con las desvirgaciones de las niñas pero hay una condicion las niñas tienen que tener entre 6 a 14 años y tienes que desvirgar una al dia para asi obtener lo que deseo y durante el mes tiene que estar todas las edades de lo contrario moriras -dijo el viejo haciendome ver muchas niñas hermosas algunas estaban en bikinis otras desnuditas bañandose no sabia que hacer era todo lo que habia deseado
Juan:aceptare pero necesito ayuda extra no puedo follarme a niñas de esa edad sin ir a prision -le dije ya que si alguna niña me descubria estaria en serios problemas
Hombre:esta bien te ayudare cuando escojas a alguna niña lo unico que tendras que hacer es rociarlas con este espray y ellas seran tus putitas y te obedeseran en todo cuando termines solo dile que se vallan y luego ellas no recordaran nada ni siquiera tu rostro- me dijo dandome una botellita
Juan:trato hecho entonces -dije yo y extendi mi mano para cerrar el trato el tambien extendio su mano y me dejo una marca en la muñeca
Hombre:ten en cuenta que deben ser virgenes no importa de que oyito -me dijo el viejo y desaparecio
Al día siguiente ise lo mismo de siempre pero me retire de la oficina temprano ya que habian empesado con las reparaciones fui a casa y luego sali a la plaza a buscar a alguna niña para ver si lo que me habia pasado el día anterior fue cierto o solo habia sido mi imaginacion al llegar vi que no habia muchas niñas y las que habia eran de muy corta edad espere unos momentos y vi que empesaron a aparecer unas niñas de las edades que queria estaban con uniformes de la escuela me acerque a una niña que estaba bonita debia de tener unos 8 años y le rocie el spraila niña se quedo quieta como con la mirada perdida eso me confirmo de que lo que habia pasado el dia anterior era sierto
Juan:cuanto años tienes?-pregunte ya que tenia que llevar la cuenta de la edad para no cometer algun error
niña:tengo 8 años -me contesto la niña
Juan:vienes con alguien?
niña:no, estoy sola
Juan:quiero que me sigas -dije levantandome y saliendo del parque la niña solo me seguia como si nada llegamos a mi casa y antes de hacerla pasar mire para ver si habia alguien obserbando pero no habia nadie
Cuando entramos la vi era hermosa y la lleve a mi piesa al entrar la ise sentar en la cama y la desvesti por completo estba desnudita solo para mi
Juan:eres hermosa, te voy a desvirgar de los dos oyitos -le decia mientras le tocaba su cuerpito la bese y fui bajando por su cuello y llege a sus senitos los lami unos instantes y se pusieron duritos me senti explotar mi verga me pedia a gritos salir de mis pantalones me separe y me desvesti dejando mi verga frete a la niña mi verga mide 23cm y tiene un grosor de 5cm
Juan:como te llamas putita?
niña:carla -me dijo la niña con una voz entrecortada por lo que le habia echo
Juan:muy bien carlita vas a lamer mi verga como un helado pero no lo muerdas -le dije poniendole mi verga en su cara para que ella empesara a mamarla, ella la tomo con sus manitos y la empeso a lamer despasito como toda una experta lo hacia delicioso-carlita metetelo a tu boquita -le dije agitado ella lo iso y se la metio hasta onde puso y empeso a metersela y sacarsela despasito como queriendo torturarme la tome de la cabeza y empese a follarmela por la boca le metia mi verga rapido senti que me corria -carlita tomate mi lechita no quiero que botes nada aaahhh-decia mientras le daba mas rapido y me corri en su boquita ella empeso a tragar como le habia ordenado no dejo ni una sola gota entonces la recoste en la cama con los pies colgando y le abri las piernas viendo su rajita que estaba mojadita la empese a lamer despasio y ella empeso a gemir despasito abri su vaginita con mis dedos y vi su botoncito rojito y lo lami un rato luego introduje un dedo despasito y ella gimio mas alto y arqueo su espalda entonces lo empese a meter y sacar mi dedo despacio mientras le lamia su botoncito
Carlita:aaaahhhhh aaaahhhh -gemia la niña
Juan:te gusta carlita?
Carlita:si aaaaahhhh si me gusta… aaahhhh-decia la niña mientras gemia mas fuerte pude sentir que su vaginita aprisionaba mi dedo y lami mas rapido su clitoris para hacer que se corra cuando lo iso solto un fuerte gemido y se arqueo mas
Juan:ahora se viene lo mejor -le dije mientras me ponia en medio de sus piernitas para penetrarla empese a tallar mi verga en su entrada ella solo gemia, ise presion para que mi verga entrara pero er dificil entonces la tome de sus caderitas y ise mas presion cuando logro entrar la cabeza ella grito
carlita:aaayyyy me duele aaaayyyy
Jua:ya veras que te va a gustar -le dije yo haciendo mas presion y segui metiendo mi verga hasta que me tope con su himen me sali un poco y le volvi a meter mi verga haciendo mas presion y mas fuerza para romper el himen y senti como algo se rompia dentro y ella solo grito pero no me importo le enterre casi toda mi verga y me quede quieto para que ella se acostumbrara luego de un rato empese con el mete y saca despasio sintiendo como esa estrecha vaginita se amoldaba a mi verga luego aumente la velocidad
Carlita:aaahhhhh aaahhhhh-gemia la niña de placer
Juan:te gusta lo que te hago carlita? aaahhhh-
carlita:siii aaahhh sssiiiii me gustaaa no pares…. ahhhhh mas fuerte….-me decia la niña
Juan:voy a llenarte de leche tu rajita aaahhhh -le dije yo mientras la bombeaba mas rapido y mas fuerte -me corro aaaahhhh pideme tu lechita putita aaahhh-decia yo tratando de no correrme hasta que ella me diga que queria mi leche
carlita:aahhhh si dame tu lechita ahhhh quiero tu lechita en mi rajita aaaahhh – me decia la niña y me corri llenandole toda su rajita pero no estaba satisfecho asi que le saque mi verga y le di la vuelta para meterle mi verga en su culito ella quedo muy agotada y solo se dio buelta
Juan:ponte en cuatro de perrito -le dije y ella lo iso con un poco de dificultad por lo cansada que estaba empese a lamer ese culito ella empeso a gemir luego tome u poco de sus jugos mezclados con mi semen y un poco de sangre y le empese a lubricar su anito le meti un dedo y ella empeso a gemir luego aumente otro hasta que puse tres dedos en su anito ella solo gemia del placer y luego puse mi verga en su anito y empese a hacer presion entro un poco entonces la tome de las caderitas y de un solo empujon le meti la mitad de mi verga en ese culito estrecho que apretaba mi verga ella gritaba pero no me importo y le segui metiendo mi verga hasta que toqué fondo y empese a bombear con algo dificultad luego fui aumentado el mete y saca de su culito ella habia empesado a gemir fuerte entonces le bonbie mas fuerte y mas rapido que pude y me corri dentro ella solo gimio porque tambien se habia corrido me quede dentro hasta que mi verga se ponia flasida y se la saque vi como le salia mi leche de sus dos agujeritos
Juan:carlita vistete y regresa al parque donde te encontre y al llegar no recordaras nada -le dije mientras me cambiabala niña asi lo iso luego de que la niña se fue aparecio el hombre con el que habia hablado el dia anterior
hombre:si que no pierdes el tiempo bueno a partir de ahora todos los dias tendras que follarte una niña por dia y tienen que ser virgenes lleva la cuenta de las edades para que no te pierdas -dijo el hombre y se fue
Cuando se fue busque un cuaderno y anote la fecha el nombre de la niña la edad y puse dos caritas felices para saber que la desvirgue de los dos oyitos.
Continuará

Fragmentos morbosos (de Danifem)
5 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto, Jovencitos, Exhibicionismo
Uno.
Aquel día llovía torrencialmente sobre ésta ciudad, la bruma gris aplanaba los ánimos de todos, quienes mojados y malhumorados se apresuraban a subir el bus que los llevaría a sus casas. Yo esperaba locomoción vestida con un abrigo largo, grueso y de cuello alto, mis piernas las cubrían botas hasta las rodillas. No llevaba nada más puesto, no sentía frío, mis pezones iban tiesos de pura excitación.
Dentro de la máquina la gente iba apretujada, estaba húmedo, tibio y con olor a ropa mojada. Al final del bus, como es sabido, sólo viajan estudiantes. Con los brazos en alto, llegué hasta donde estaban los escolares. En el camino me esforcé por remarcar mi figura y rozar todos los bultos a mi paso, usando mi amplio y paradito culo para sobajearlos y dejarlos duros.
Los últimos y penúltimos asientos están dominados por escolares, todos chicos adolescentes entre los 11 a 14 años, según mis cálculos, alumnos del único colegio de hombres de la ciudad, que salen de clases a ésta precisa hora. Miro para afuera, calculo que quedan dos paradas antes de que me baje. Noto las miradas sobre mi.
Quedo de espaldas al resto del bus, tomo ánimo y me atrevo. Comienzo a mirar a los chicos de forma coqueta, lanzando miradas fijas y penetrantes, me muerdo y relamo los labios. Los chicos enmudecen, atentos a lo que estoy haciendo. Una parada, alguien baja, le doy espacio. El bus vuelve a arrancar.
Me paro frente a ellos, con mucha actitud, las manos en la cintura marcando el contorno de mis caderas, la mirada firme y arrogante. Llevo un dedo a mi boca, muerdo la punta, le doy una lenta chupada y después meto la mano por debajo del cierre de velcro y comienzo a bajar. A medida que se abre el abrigo, les voy mostrando mi cuerpo.
Postura erguida, columna recta, piel bronceada, cabeza en alto, mis tetas operadas y turgentes, perfectas, los pezones oscuros y erectos, mi abdomen plano y firme, mis caderas anchas, piernas dotadas de muslos gruesos y torneados, adornados con ligas rojas, mi concha depilada, como una bebita, con un coqueto tatuaje de conejito de playboy en el Monte de Venus.
Los chicos se quedan perplejos, conteniendo el aliento. No reaccionan. Agarro una de mis tetas con una mano, la levanto y mi lengua larga y gruesa, lame sin problemas un pezón. Esa misma mano baja hasta mi concha, la abre, mi dedo índice se mete muy adentro y sale viscoso y brillante por mis jugos vaginales. Escojo al mas pequeño, un morenito lindo de no mas de 11 años, le paso mi dedo bañado en mis jugos, por sus labios, me agachó y le doy un suave beso con lengua.
Me incorporo, cierro el abrigo, toco el timbre. Los chicos reaccionan, no me tocan, activan sus celulares para fotografiarme, el bus se detiene y yo bajo raudamente, me mezclo con la turba y desaparezco de sus vidas.
Llamo un taxi, le digo que se apure, mi hijo de 9 años y mi marido ya están por llegar a la casa, y debo estar allí para recibirlos.
Dos.
Mi vista estaba nublada, mi respiración cortada, el pecho me dolía por la fuerza con que me latía el corazón, mi cuerpo estaba tensa, agarrotado, mis manos estaban inmovilizadas por sus manos, el resto de mi cuerpo se dejaba hacer.
Sentía que la cara me ardía, al igual que mi vagina. Miraba su rostro rojo, sus ojos color miel idos hacia arriba, su boca abierta, sus labios hinchados, su cuerpo desnudo y fibroso, su piel bien bronceada, sus músculos tensos y duros,concentrado en ésto.
Mi vagina me dolía, me quemaba.
_”Aaaayyyy, ay,ay,ay… NNNNHHHH… AAAAÍÍÍÍÍHHHNNN,… AY,AYA,Y…AH,AH,AH”, me quejaba, pero él no parecía escucharme. Y, aunque me dolía mucho, también sentía otra cosa.
Cada vez que su pene duro, largo y delgado entraba en mí, miles de cosquillas me hormigueaban el cuerpo entero, me cortaban el aliento, hacían que se me recogieran los dedos de los pies, me producían una picazón desesperante en toda la zona de mis caderas, en mi vagina y en mi culo. Yo no quería hacerlo pero, mi cuerpo sí. Sorprendida noté que mis nalgas se contraían levantando mis caderas hacia arriba y buscaban acoplarse al ritmo de su penetración. Esas cosquillas… esa sensación de querer más, ese dolor intenso que ya no importaba, esa cosa que sentía cada vez que él llegaba bien adentro y me hacía sentir como que me moría…
_”Así,…así… mas adentro… mas rápido… mas fuerte… no tengas miedo… ya no le duele… dale, eso… así… como si fuera una puta… como cuando me lo das a mí… UUUHHHHFFFFF… que se vé rico ésto…”, le animaba mi madre, arrodillada a nuestro lado, con una mano hundida en su vagina, la otra sobajeándose las tetas, su cara roja, su pelo sudado, sus ojos brillantes, con una mirada extraña, sonriéndome de forma que me daba miedo, y que me gustaba… y yo, con mis 7 añitos, debajo de uno de los amigos de mami, conteniendo el aliento, sintiendo cosas más y más ricas, cerrando los ojos, imaginando como ese pene entraba y salía de mi vaginita…
Tres.
_ Esperé a que mi esposo se durmiera profundamente, me levanté con todo sigilo y me dirigí al pasillo que dá a la habitación de nuestro hijo. Allí desabroché mi bata y la dejé caer al piso. Iba desnuda.
_La puerta estaba semi-abierta, entré en silencio y avancé hasta su cama. Llegué en el momento preciso pues, bajo la colcha se notaba una erección, mi hijo debía tener algún sueño húmedo, tan propios de ellos entre los 10 a 14 años… mi bebé ya tenía 10, los niños de hoy crecen rápido.
_Con mis manos temblorosas por la excitación, corrí las colchas y apareció el cuerpo de mi hijo. Dormía sólo con su ropa interior. Era un niño hermoso en todos los sentidos, en su curso, varias compañeritas ya lo querían de novio jejeje,… esas perritas tendrían que esperar su turno para ponerle las manos encima a mi hijo, primero vendría yo, su madre,… después las putas. Es un poco alto para su edad, con un rostro cuadrado, ojos verde-calipso, nariz fina, labios gruesos, cabello liso y fino de color trigueño oscuro, cuerpo bronceado, delgado, fibroso, nada de grasa, su vientre con unos sexys abdominales marcados, piernas gruesas y fuertes, un culo grande y redondo… todo un pequeño galán, un regalo del cielo para una madre y una mujer como yo… con éste pequeño secreto.
_Con la yema de mis dedos corrí su ropa interior y su penecito emergió de un salto… estaba bien dotado para su edad, debía medir unos 12 cms de largo y tenía un tronco bien grueso. Una obscena cantidad de saliva inundó mi boca, mi corazón se aceleró, mi concha se humedeció a tal punto que el simple roce de los labios vaginales se tornó insoportablemente rico… ya lo había hecho muchas veces pero,… cada vez que lo hacía… me excitaba mas y mas.
Miré a mi hijo. Ojos cerrados moviéndose debajo de los párpados, cuerpo casi sin sensibilidad, estaba en el sueño mas profundo y pesado. Tomé el pene de mi hijito, lo pajeé despacio por unos segundos y dejé al descubierto su glande. Se veía exquisito: duro, terso, gordito, largo para su edad, palpitando, las venas surcando sus carnes, el tronco rojo, el glande amoratado y la punta brillante por la secreción de sus líquidos preseminales… irresistible.
_Abrí mi boca y me lo tragué enterito, huevos incluidos. Con la punta de mi lengua comencé a masajear sus testículos, la parte central se ocupaba de apretar el tronco y mi paladar exprimía la puntita, todo con lentitud y suavidad para no estorbar el sueño de mi retoño. Me encantaba sentirlo en mi boca, tan duro, tan caliente, su líquido saladito y rico. Mis labios se hinchaban y mi concha me pedía una buena paja, con una mano empecé a frotar mi clítoris y mis dedos iban y venía dentro de mi concha caliente y viscosa.
_Mi niño se removió en la cama, lo solté y me oculté bajo la cama, esperé unos segundos y alcé la vista. Nada, seguía dormido. Su pene se movía por sí solo, mi cerebro me decía que por hoy, lo dejara hasta aquí, que era peligroso seguir… pero… mi vagina estaba tan deseosa… jamás lo había metido adentro… debía ser rico sentirlo dentro de mí… sentir su penecito, sentir la adrenalina de hacer algo prohibido y salirme con la mía, sentirme la mas sucia y perversa de las putas… no pude evitarlo.
_Con sumo cuidado me monté sobre él, cuidando de que la cama no se moviera ni crujiera demasiado. Tomé su penecito, apunté mis caderas y bajé. El primer contacto de su miembro con mi sexo, casi me hace acabar. Abrí mi concha con mis dedos y me lo engullí enterito. Se sentía mucho mejor de lo que pensaba… su dureza dentro de mí, rozando las paredes interiores, mi niñito, mi hijo… fué tanto el placer que eché la cabeza hacia atrás, cerré los jos, fruncí el ceño y me mordí los labios, conteniendo apenas un gemido largo y ronco. Estaba demasiado caliente como para pensar o preocuparme de mi marido.
_Comencé a ondular las caderas en círculos, bombeando lentamente de arriba abajo, el roce dentro de mí se tornaba desesperante y delicioso, mi cuerpo sufría con el placer de lo prohibido y lo lujurioso… sexo sin límites ni consecuencias… Dios, era TAN exquisito.
_Las caderas de mi hijo comenzaron a responder por sí solas, moviéndose hacia arriba, buscando penetrarme por si solo. Dejé de moverme, lo observé atentamente… no estaba despertando, dormía pesadamente. Sus caderas comenzaron a bombearme, aquello me produjo un remolino de placer dentro de mí y me acercó aceleradamente a mi orgasmo, miré su carita tan relajada y hermosa, sus labios abiertos e hinchados me estaban invitando. Me agaché un poco, abrí i boca y adelanté mi lengua… lo besé, no como una madre besa a su hijo de 10 años, lo besé como una puta besa a su mejor amante, con ganas, con ardor, con mi lengua jugando con sus labios y su lenguita… y ese roce, sumado al roce dentro de mí, lograron que mi orgasmo llegara de golpe.
_Lo sentí como un mazazo de electricidad que nació dentro de mi vagina, escaló por mi columna y me golpeó la nuca. No pude evitar lanzar un fuerte y rico :”OOOOUUUUUHHHHHMMMMMMM”, y hundir mis caderas hacia abajo.
_Mi hijo se removió y apenas abrió los párpados, aun medio dormido. Guardé la calma, le acaricié el rostro y empecé a tararear una canción de cuna. Segundos después volvía quedarse dormido. Me salí de él, le volví a dar otra chupadita para limpiar mis jugos y salí de su pieza. En el pasillo recogí mi bata y volví a la cama con mi esposo.
Fin

La pijamada, Parte 01 (de El Teacher)
5 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Incesto
Me llamo Eduardo y tengo 20 años, tengo una hermanita de 9 años que se llama Emely, una niña muy preciosa la cual estudia 3 grado en la escuela. Mi hermanita tiene muchas amiguitas muy preciosas las cuales han sido motivo de muchas de mis pajas porque cabe mencionar que me encantan las niñas menores de 12 años.
Cierto día mi hermanita me pidió permiso de hacer una pijamada en la casa, me pidió permiso a mi porque solo nosotros dos vivimos en la casa. Yo le dije que si a la petición, con la condición que me dejara estar con ellas en el cuarto, osea participar de la pijamada con ellas. Ella me dijo que aceptaba. La pijamada comenzaría a las 9 de la noche.
Tal y como me lo dijo a las 9 de la noche comenzaron a llegar sus amiguitas hermosas. La primera en llegar fue Leticia y su hermanita Sofía de 6 años muy lindas las dos, luego llego Dianita, Liz, Valeria, Giovanna, Dayana y Etel. Todas hermosísimas, cada vez que una llegaba la desnudaba con la vista.
Al poco tiempo llegue a el cuarto y ya toditas estaban con sus pijamitas, algunas con sus batitas o con sus shorts cortitos, a algunas se les podía ver el paquetito entre medio de las piernas. Pero a la primera que le puse el ojo encima fue a Sofía, la hermanita de Leticia de 6 añitos. Me encantaba ver a todas esas niñas en pijama y descalzas con esos pies tan lindos.
Todas las nenas estaban cada una en su cosa. Unas haciéndose peinados, otras viendo las muñecas de mi hermanita, otras en la computadora y algunas viendo televisión. Pero Sofía estaba solita en un sillón sentadita viendo un osito de peluche.
– Porque tan sola preciosa. Le dije.
La nena solo me miro con ojitos de pena, unos ojitos tan inocentes. Por cierto, la nena vestía una bata rosadita bien cortita y de tirantes, y a veces podía ver su calzoncito de fresitas.
– Hay, le comieron la lengua los ratones? Le dije bromeando.
Por lo cual me regalo una sonrisita muy linda, la sonrisa más hermosa que había visto, con un camanance en sus mejillas rosaditas.
– Así se ve más linda sonriendo. Le dije.
No pude controlarme al ver esa sonrisa en esos labios tan lindos, tanto que tome a la nena de la carita con mis manos y le di un peño beso en sus inocentes y suaves labios. Creo que nadie nos vio. La nena se quedo paralizada de lo cual tome ventaja. Comencé a tocar sus lindos y suaves pies, luego sus pantorrillas hasta llegar a sus piernas. Cuando estaba a punto de llegar a su potito por fin hablo.
– Déjeme!!! Me dijo algo enojada y asustada se levanto del sillón y se fue para otro lado.
Luego de esa corta pero rica experiencia fui a mi cuarto y me eche una paja como nunca, pensando en esa niña tan hermosa. Cuando regrese al cuarto una de las nenas dijo:
– Juguemos a la botella.
La botella es un juego en el cual todos los jugadores se ponen en una rueda, luego se gira una botella en el centro y a la persona que le caiga tiene que elegir entre “verdad o reto” si elige “verdad” tiene que confesar algo, y si dice “reto” los demás jugadores le ponen una penitencia. Un juego muy apropiado si se está ligando con una niña.
Todas las niñas aceptaron a jugar a la botella. Nos pusimos en un círculo y comenzó a girar la botella y la suerte cayó sobre Liz, una niña hermosísima la más hermosa de todas, pero también muy inocente y callada.
– Elijo…… verdad. Dijo la nena. A lo cual las otras le preguntaron.
– Haber…… ya has besado? A lo que luego Liz contesto.
– Si, muchas veces.
La botella siguió girando por un largo rato con preguntas y retos aburridos. Pero yo no estaba nada aburrido pues la nena Sofía ya me había dado su confianza, estaba arrimada a mí y yo le estaba tocando su potito el cual era un manjar delicioso. Pero luego un reto me bajo de la nube.
– Dale un beso en la boca al hermano de la Emely.
No sabia que había ocurrido, solamente escuche el reto. Cuando reaccione vi que la retada era Liz de nuevo, tome su carita, la acerque a mí y nos dimos un beso que duro alrededor de un minuto. Vaya sorpresa, la nena besaba con mucho estilo, movía bien sus labios.
Luego el juego termino y cada quien volvió a sus cosas. Pero dos niñas se me habían perdido, Valeria y mi hermana, Valeria era una niña morenita con un lindo cuerpecito. Decidí ir a buscarlas. Entre en el baño y escuche la regadera, me asome un poquito a modo que nadie me escuchara y ahí estaba Valeria y mi hermanita completamente desnudas besándose muy apasionadamente no me resistí y dije:
– Me invita…
Las dos se asustaron y se taparon sus partecitas tan gorditas.
– No, no se preocupen no le voy a decir a nadie, siempre y cuando me dejen jugar con ustedes.
Me desnude, le quite las manos a mi hermana de su cosita, me arrodille y le comencé a lamer la conejita tan linda que tenia. Luego mientras le hacía eso a mi hermana, tocaba la conejita de Valeria la cual estaba muy mojadita. E levante y las puse a chupar a las dos. Que placer me dieron. Luego decidí poner de estilo perrito a Valeria, sacudí mi pene y se lo metí, increíblemente me di cuenta de que no era el primero que entraba en esa vaginita, la nena no era virgen, lo cual me dio confianza y le di tan duro como pude hasta hacerla venirse, luego desvirgue a mi hermanita la cual lloro como nunca porque no quería que se la metiera y al final se lo hice a la fuerza, la hice que llorara. Y le dije.
– Eso le pasa por zorrita.
Las deje a las dos y Salí del baño complacido de lo que había pasado en ese baño. Había varias nenas en mi casa Leticia y su hermanita Sofía de 6 años, Dianita, Liz, Valeria, Giovanna, Dayana, Etel y mi hermanita. Ya me había cogido a dos, me faltaban 7…
Continuará

Harem de nenitas, Parte 02
5 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Josefa la mayor de mi Harem.
Con apenas 15 años, María José, me parecía una nenita muy atractiva, trigueña, melena lisa color trigo, contextura media, con una cintura preciosa, una cola voluminosa y unos senos pequeños, firmes y carnosos, que posteriormente comprobaría que poseían unos pezones rosados grandes al igual que su aréola.
Pero lo más hermoso de ella es su dulce carita ovalada, y esos ojos marrones muy dulces, centelleantes, con un toque de picardía muy peculiar.
Ella es casi una niña, pero con sus 15 años esta que explota por ser una mujer deseada, lo que percibo cada noche que la observo con ganas de hacerla mía.
Le gusta vestirse de manera muy provocativa, para mostrar sus encantos.
Casi siempre usa unos “top” muy cortitos que dejan ver su delicioso ombligo, que junto con los buzos que siempre le regalo a mis nenitas y ella usa muy ajustados a su figura de diosa, lo que permite se dibujen unas piernas espectaculares que la hacen resaltar sus muslos duros, de tan ajustados que los usa a su cuerpo su vagina se visualizándola en todo su esplendor y por que de seguro, usa unas tanguitas de encaje que no permiten que se le marque nada de su dulce y acaramelado cuerpecito, que a cualquiera que la vea se le detiene y para, hasta el corazón.
Vestida así, con el pantalón de buzo deportivo ajustado y top negro, que se deja ver entre la chaqueta del buzo abierto con su cremallera hasta más abajo de su busto, el cual pareciera escapar en cualquier momento de su escondite escotado, con solo un estornudo de ella
María José ha divulgado desde la noche anterior que hoy es su cumpleaños.
En verdad ninguna de mis nenitas sabe bien el día de su nacimiento, pero pareciera que “La Josefa”, lo tiene muy claro, o quizás es un día que ella se fijo para tener un día de celebración en memoria de su nacimiento.
Todas las nenitas respetan mucho a “La Josefa”, (como le llaman todas ellas).
Es la mayor de este grupo que he ido formando con el tiempo y siempre le acatan en todo lo que ella dice; aun cuando dentro de la bodega Mindy sigue siendo la “dueña de casa”, pues siempre sabe que es mi preferida y además quien organizo todo este encantador grupo de mi “Harem de Nenita”, desde el primer día.
Sin embargo “la Josefa”, es quien manda en la calle y lo que en el día han de hacer; cosas que jamás me he inmiscuido, solo preocupándome que nadie llegue a la bodega con objetos ilegales y menos algún tipo de alcohol o droga.
Eso seria fatal para mis planes de mantenerlas siempre conmigo.
Todas llaman a María José, “Josefa la Jefa”
Yo había comprado ese día un pastel para la celebración del cúmplenos de “Josefa la Jefa”, a manera que entendieran lo importante que cualquier acontecimiento de alguna de ellas era para mi.
Comimos el pastel con algunas gaseosas que habíamos adquirido y le cantamos el cumpleaños feliz.
Ese día es que ella cumplía sus 15 años, así que debía ser especial y todos bailamos reguetón con la música de la radio, que encendimos con un volumen estrepitoso y reímos mucho con las nenitas.
“Josefa”, baila de manera desenfrenada la música de reguetón sobre la mesa, y expresando que este día era muy especial para ella y que nos haría un baile que jamás olvidaríamos nunca.
Comenzó el reguetón muy sensual, mientras se sacaba la chaqueta del buzo, de pronto en su algarabía con la segunda melodía de su desenfrenado baile, comenzó a sacarse también el pantalón, a lo que todos imitamos y reamamos.
Con voz potente “Josefa” grita ¡y ahora todos sin ropa!, y sin pensarlo las chicas iban quedando todas desnudas.
Yo como un poco abismado veía como “Josefa” iba dejando ver su cuerpo escultural, que tanto deseaba, completamente desnudo.
Las chicas suben todas sobre la mesa y bailan junto a las órdenes de su “Jefa”.
Yo sentado en un rincón del sector de nuestro improvisado comedor, no podía dejar de ver a la diosa de 15 años recién cumplidos; como se meneaba de manera tan sensual.
Su cola redondita y grande, sus pechos meneándose al ritmo del reguetón y esos muslos duros que palpitaban con su carne dura y fuerte, con cada salto.
De pronto se agacha y abre sus piernas dejando ver su vagina de escasos vellos rubios.
Que delicia de mujer, me hizo estremecer hasta lo mas profundo de mi alma.
Casi quedando paralizado.
Esa visión era el edén mismo.
Las demás nenitas bailando al lado de ella desnudas todas, era como que si no existieran.
Tan pronto acabo la música, bajo de la mesa pisando una silla y de un salto al suelo procedió a caminar hacia mí.
Era como la imagen divina y en cámara lenta, como se acercaba sus pechos meneándose arriaba abajo, con sus pezones rosaditos y esas areolas grandes que comenzaban a dibujar unos pechos medianos y duritos.
Ya frente a mi, se siente sobre mis piernas, que ya se encontraban sin mis pantalones, pues había seguido el instinto de desnudarme cuando ella lo ordenaba en su frenético baile; abre las suyas, de manera tal que su panochita roce mi pene que comienza a rectarse; me abraza y siento como mi bulto crece rápidamente y lo presiona contra su conchita.
Esto pareciera que enciende el deseo de ambos
Su boca se acerca a mi cuello y desliza un susurro en mi oído que me pide, muy despacio, que esta esperando su regalo de cumple que le daré.
Mi camiseta ya sudada siente sus pezones duros rozar mi pecho.
Sin pensarlo más me pongo de pie sin dejar que, mi nenita de 15 años deje de estar abrazada a mí y la alzo y ella se aprisiona a mi cuerpo.
Me dirijo besándola el cuello a la sala de baño y con un pie cierro la puerta, dejando a las demás nenitas desnudas fuera de aquel cuarto del amor.
Al oído le digo que es muy linda y que baila divino.
Ella pasa sus brazos por mí y se pega totalmente para sentir nuestras pieles sedientas de deseo; quiere que sienta su conchita, sus pezones rosaditos que ahora están poniéndose duritos.
Estando ya dentro del cuarto, se suelta lentamente de mi cuerpo y desliza todo su encantos por el Mio, mientras llega al suelo; arrodillada en el suelo acaricia su piel y abre sus piernas mientras con sus dedos separa sus labios vecinales y mete un dedo dentro de ella, sonríe y pronuncia una palabra que me hizo pone mi pene muy duro.
Con una vocecita pequeñita dijo, “acá adentro deseo sentir tu pene duro”
Saca su dedito húmedo y lo lame para mojarse mas sus panochita que ya esta hinchada de ganas.
Cuanto prendo levantarla me detiene y sube a la banquita del baño en posición de perrito, dejando ver su panochita rosada, hinchadaza y muy húmeda.
Me dice que ella ha tenido algunos hombres que le han hecho sentir su pene dentro, pero que jamás deseo tanto a alguien como a mí.
El deseo era que la penetrara por su vagina y que me saciara en su culito.
Pues ella levantaba su culito dejando me ver su vagina abiertita y su ano ya desflorado pero delicioso.
Mi deseo era incontrolable, pero no deseaba penetrarla tan rápido, es así que le acaricie su clítoris y luego lo lamí, mientras con mis manos buscaba sus pechos de pezones duritos.
Mis lamidos le hicieron tener una explosión de gemidos, que le provoco un chorro de humedad.
Esa humedad que era la instancia precisa para penetrarla.
Ella suplicaba que se lo metiera yaaaaaaaaaaa.
Tome sus caderas la alce unos centímetros, justo para quedar mi pene frente a su entrada vaginal y le puse mi glande en su entrada, tratando de separa sus labiecitos con mis dedos ayudado por los suyos, para que mi pene entrara todito en su interior.
Cuando vi que ya su heredad no impedía me entrada le introduje mi pene de un solo sopetón hasta donde mas pude.
Mi Josefa, dio un alarido como aspirando el aire que le hacia falta para soportar mi primera envestida.
Josefa era una experta, sabia muy bien como hacer que uno se sintiera excitadísimo, movía su cintura como ninguna de mis nenitas pequeñas.
Esta nenita si sabia lo que era hacer disfrutar a un hombre.
Cuando comencé a bombearla, sentía como mi pelvis golpea fuertemente sus nalgas, y ella no dejaba de abrir sus labios vaginales como incitando a que cada vez fuera mas dentro de ella.
Su clítoris parado lo golpea con sus dedos.
Al cabo de algunos minutos siento que mi pene va a dar el máximo de placer con un gran chorro de mi semen dentro de ella y lo saco explotando toda mi leche sobre su espalda.
Ella cae como rendida en la banca.
Cuando se incorpora veo su cara sonriente llena de placer y agachándose toma mi pene entre sus manita pequeñas y comienza a mamarlo tan deliciosamente que en un segundo se comienza nueve Mante a erector.
Disfruta mamando la verga, que cada vez más gruesa y dura, y ahora desea intensamente tenerla dentro de su ano.
Maliciosamente deja de mamarlo cuando ve que esta grande y duro, y me da una sonrisa picara y sin decir palabras me muestra su colita durita y grande.
Me toma de las manos me sienta en la banca y ella se monta sobre mi abriendo sus piernas a manera de dejar su ano sobre la punta de mi pene, Sin decir nada se deja caer sobre el y le reviento el ano con mi pene duro dentro.
Sentí un ano estrechito pero fácil de entrar, quizás antes no le abrieron bien y mi pene le comienza a redondear su orificio anal.
Ella se arrodilla en la banca de manera de tener el control y me deja que tome sus pechos de pezones rosados y duros, le cubre el rostro cada ves que salta sobre mi pene, con mis amono en sus nalgas le ayudo a moverse mas rápido.
Ella grita y comienza a entonar la canción de feliz cumpleaños, mientras sonríe y sigue saltando fuertemente sobre mi pene cada vez mas duro.
Ella se siente totalmente poseída por tan salvaje embestida vaginal y anal y yo me se siento en el cielo, después de hacerla mía a esta criatura tan tierna, tan deliciosa, pero al mismo tiempo, tan ardiente y sensual.
Al momento de sentir que nuevamente me vengo, no lo saco y le lleno su interior de mi semen que sale a chorros dentro de su culo.
Josefa se recuesta en la banca y levanta sus piernas para que al apretar sus nalgas yo pueda ver como sale mi semen desde su ano.
Me incoloro me recuesto sobre ella y lamo sus pechos y pezones deliciosos.
Beso sus labios y ella me contesta con un beso muy apretado.
Su cara de felicidad me confiesa que jamás había tenido sexo tan placentero y que esperaba ansiosa que pasara luego los siete días para hacerlo nuevamente.
Me agradece el regalo de cumpleaños que le di con tan exquisito sexo.
Me toma de la mano nos duchamos y nos dirigimos al comedor donde las nenitas tenían servido la cena de cumpleaños.
Todas aun desnudas, es así que nos quitamos las toallas que veníamos envueltos con Josefa y cenamos y reímos todos a la mesa a comer desnudos todos.
Continuará

Pequeña ninfómana, Parte 03
5 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas, Zoofilia, Sexo en grupo
A la misma edad de 4 años, comence a ir a jardin de niños, la verdad me gusto mucho ir, tuve muchas amiguitas. Bueno yo seguia igual de pervertida, puesto aun me encantaba tomar lechita y que me tocasen mis nalguitas y panochita, pero desde que se temrino la remodelacion en los edificios, yo no habia probado ninguna verga y ninguna mano me habia manoseado.
Despues de ir al jardin de niños, me cuidaba la misma niñera, la cual seguia dejandome sola toda la tarde, puesto volvia un poco antes de que viniera mi mami. Una de tantas tardes, yo estaba muy aburrida, extrañaba tomar lechita y sentir sensaciones ricas que me provocaban los hombres al tallar sus vergas contra mi panochita y nalguitas; sali de mi casa a dar un paseo por el edificio, di una corta caminata pero cuando me dicidi por volver a mi casa, oh sopresa!!, mi casa estaba cerrada, al parecer yo puse el cerrojo sin darme cueta, asi que me quede fuera. Entonces me puse a llorar desconsoladamente, puesto me sentia indefensa, entonces mi vecino, un hombre mayor, de unos 50 años escucho mis llantos y salio de su casa, se dirigio hacia mi. Entonces me dijo que si queria, yo podia ir a su casa, para que yo no me sintiera solita, lo cual yo acepte.
Una ves dentro de su casa, el señor se portó muy amable, me ofrecio leche y galletas lo cual yo acepte sin dudarlo, una vez que comi las golosinas, el señor me dijo que si yo queria ver la television, lo cual yo dije que si. El señor se sento en el sofa, yo por mi parte me limite a dirigirme hacia el y me sente en sus piernas.
Una ves que estaba sentada en sus piernas, me acomodo de tal manera que mis nalguitas quedaron sobre su verga, y de manera disimulada comienzo a mover mis caderas de atras hacia adelante, el señor al principio no tenia idea de lo que yo estaba haciendo. En cuando senti que verga comenzaba a pararsele, yo comence a realizar mi movimiento de caderas mucho mas rapido. El señor trataba a toda costa de evitar su ereccion pero fue inutil, cuando su verga estaba lo mas erecta que podia, yo me baje de sus piernas, y con mis manitas trate de sacar su verga, el al entender lo que pasaba, se la saco inmediatamente. yo como siempre me limite a tomar su verga con mis manitas y me meti la punta en la boca y comence a mamar como siempre, como si fuera un biberon. EL señor parecia sorprendido que una nena tan pequeña le gustara chupar verga sin ser obligada. Entonces lo segui chupando, despues con mis manitas tome sus testiculos y comence a a masajearlos mientras yo mamaba. A los 20 minutos el señor se estaba corriendo en mi boca, yo trague tanto lechita como pude, pero fue mucha, al parecer el señor llevaba mucho tiempo sin eyacular. Parte de la lechita salia por las comisuras de mi boca y una parte callo en el piso,entonces despues trague el semes que quedo embarrado en mis mejillas y despues empece a lamer el que estaba en el puso; por ultimo con mi lenguita comence a lamer los restos de lechita que quedaron en la verga del señor. Despues el señor levanto mi faldita y me quito las braguitas, despues me recosto sobre el sofa y me comenzo a besar mis vulva, yo estaba mas que agusto puesto sentia mucho placer, despues comenzo a lamer mis labiios vaginales y mi clitoris, yo sentia lengua rasposa como de gato, pero eso me daba mucho placer, despues de estar asi durante 20 minutos yo tuve un orgasmo. Despues el señor me quito toda mi ropa y me tomo, me sento sus piernas y puso su verga entre mis piernitas y comenzo a moverse como si me estuviera cojiendo, pero solo tallaba su verga contra mi vaginita, al cabo de 30 minutos comenzo a correrse en mi barriguita dejandome toda embarrada en semen. Despues me llevo al baño donde me limpio y me baño completamente, mientras lo hacia con sus manos no perdio oportunidad para manosear mis nalguitas y panochita.
Despues de todo aquello el señor me pregunto de que si queria volver a repetirlo, lo cual yo acepte. El me dovolvio a mi casa justo antes que llegara la niñera. Al dia siguiente, despues de que se fuera la niñera, yo fui a la casa del señor, el cual me recibio con una sonrisa y una ereccion, hicimos practicamente lo mismo que habiamos hecho el dia anterior, despues de que me limpio y me baño, antes de irme a dejar a mi casa, me subio mi faldita, despues bajo mis braguitas y comenzo a sobarme mis nalguitas, eso me gustaba mucho. mientras tenia una mano en mis nalguitas, el con la otra me mostro un juguete, era de plastica, tenia forma de punta (era un dilatador anal) media 1 cm de diametro y 1 de largo, entonces despues de mostrarmelo me lo introdijo en mi anito y me dijo que era un regalo y que no debia quitarmelo a menos que fuera a hacer popo. Subio mis braguitas, bajo falda y me llevo a mi casa.
Durante 1 años estuve llendo casi a diario a la casa del señor, durante todo ese tiempo cada semana el me cambiana de dilatador y me ponia otro un poco mas grueso y largo, al cabo de ese año, mi anito llego a dilatarse aproximadamente 5 cm.
Ya teniendo 5 años de edad. Un dia mi mami antes de dejarme en el jardin de niños, me dijo que pronto nos mudariamos de casa, puesto la habia ascendido en el trabajo y podia pagar una casa mejor. Ese mismo dia le conte al señor que me iba a mudar y que estaba muy triste puesto no podriamos seguir con nuestros juegos. El señor me consolo dandome lechita y me dijo que me tendria preparada una sorpresa antes de que yo me fuera.
Pasaron los dias y llego el dia, ya casi se habian llevado todos lo muebles de la casa, solo quedaban unos cuantos, ese dia seria el ultimo que pasaria en aquel edficio, saliendo de la escuela como de constumbre mi mami me dejo en mi casa con la niñera, la cual se fue al poco tiempo, entonces yo me fui a la casa del señor.
El me abrio y me hizo pasar, en la sala habia 2 señores mas, lo cuales me saludaron afectuosamente, dandome un besito en los labios y una palmadita en mis nalguitas. Despues me vi rodeada de los 3, todos tenian sus vergas de fuera y yo comence a mamar una verga, a los 20 minutos se corrio, depues pase a otra y a lo ultimo a la restante. me dieron mucha lechita. Despues me desnuadaron completamente, me recostaron en el sillo y entonces uno de los señores comenzo a tallar su verga con mi panochita, otro comenzo a chuparme mis inexistentes pechos, solamente tenia paraditos mis diminutos pezones y el otro señor puso su verga en mi boca y yo la chupe como siempre.Yo sentia tanto placer, que inconcientemente comence a gemir, durante la sigueinte hora ellos cambiaron de posicion, dandome mucho placer. Todos eyacularon su lechita en mi cuerpecito. Despues me limpiaron y bañaron e iban a darme mi sorpresa.
Me colocaron en posicion de perrito en el sillon, y comenzaron a ponerme lubricante en mis nalguitas y ano. Despues uno se puso lubricante en su verga y comenzo a penetrarme por le ano, yo sentia como centimetro a centimetro se iba introduciendo aquella verga en mi virginal ano el cual estaba siendo sodomizado, metio 5 cm de su verga, pero parecia que esos poco sentimetros me estaba partiendo a la mitad, yo gemia como gatita siendo violada. Despues de 10 minutos eyaculo dentro, despues saco su verga pero antes de que su lechita empezara a salir d emi culito otro señor me metio su verga y despues el siguiente. Estuvieron cojiedome por turnos durante 1 hora, en las cuales senti tantos orgamso y eyaculacion dentro de mi ano. Fue tanto esfuerzo el que hice ese dia que me desmaye, cuando desperte me encontraba la limpia y bañada y vestida en el sillon, ellos me pusieron una cremita analgesica en mi culito y me dejaron en mi casa. Esa fue la ultima ves que los volvi a ver.
Pasaron los dias, la casa a la que nos mudamos mi mami y yo, era mucho mas grande que el apartamento en el que viviamos, la colonia era de las mejores de la ciudad. Yo un dia le pedi a mi mami que si me regalaba un perrito, ella acepto y al dia siguiente me regalo perro gran danes de 2 años de edad. Yo queria mucho a mi perrito, aunque me senti un poco triste puesto no tenia la manera de conseguir a un hombre para que me diera lechita. Durante 3 meses no hice nada de nada, me comporte como una niña normal, jugaba con mi perro, un dia estaba jugando con el cuando vi que su pancita salia una gran cosa rosa, entonces eso me recordo a las vergas que tanto me gustaba chupar, entonces sin dudarlo comence a chupar el pene de mi perro, el cual comenzo a crecer rapidamente hasta alcanzar un tamaño enorme, al igual que las vergas de hombre que me gustaba mamar, la vergota de mi perrito no me cabia en la boca asi que coo siempre comence a chupar la punta de su verga, al principio mi perro se movia mucho, pero al cabo de lso minutos, el se acosto boca arriba y dejo de moverse y asi yo pude seguir chupando esa vergota, al cabo de unos 30 minutos mi perro se corrio soltando mucha leche, la cual yo trague toda sin derramar una gota, el sabor era diferente a la de los señores pero era igual de buena y calientita.
Entonces desde ese dia mi rutina se limito a lo siguiente: llegaba del jardin de niño, mi mami me dejaba con la niñera, la niñera se iba dejandome sola, y entonces yo tenia aproximadamente 6 horas para disfrutar de mi perro. Todos los dias le chupaba la verga hasta 3 veces por dia. llego el punto en el que mi perro no mas oia que se iba la niñera y se ponia bocarriba esperando a que yo llegara y le chupara su verga.
Continuará

Alicia, Parte 03
5 de febrero de 2025 en Incesto, Relatos SDPA, Jovencitas
Llegando al final de aquel día glorioso aún debía finalizar unas cosas de trabajo luego de la cena. El problema era que la tarea de enfermero superó el umbral de sub-pensamientos soportables, esos pensamientos que nos rondan la cabeza mientras hacemos otras cosas, pero están allí como vigilando subconcientemente nuestras faenas rutinarias.
Un psicoanalista lo hubiese llamado simplemente excitación, para mí era un hito importante en una vida que se tornaba casi aburrida, era estar a las puertas de una nueva aventura, era sentir nuevamente la sangre golpear en las sienes.
Ardía en deseos de ir hacia la habitación de mi pequeña para verla una vez más, para tal vez escalar los acontecimientos, pero una fugaz ráfaga de entendimiento me encaminó hacia el dormitorio conyugal. Después de todo allí había una mujer, mi mujer, una persona que tendría las mismas necesidades que ahora me carcomían, una persona que jamas me decía “hoy no”.
Claro que casi siempre estaba entregada a su sueño, volvía cansada de un trabajo largo y agotador, pero aún así entre voluptuosa somnolencia solíamos tener un rato de intimidad.
Esos encuentros nocturnos tal vez ya no tuviesen la fogosa espontaneidad de tiempos anteriores, cuando nuestras manos buscaban refugiarse en el cuerpo del otro, pero satisfacían todas las urgencias biológicas. La mayor parte de las veces utilizábamos sistemas clásicos, llámese posición del misionero y resultaba más que suficiente para lograr los efectos deseados. Pero esta vez mi imaginación corría a gran velocidad, ya no buscaba la simple emisión de fluidos para relajar el sistema nervioso, no, necesitaba algo más. Creo que ese “algo más” era una construcción mental, una fantasía, algo que solamente tenía entidad en mi mundo artificial por lo que esta vez decidí no despertarla.
Tomé la cobija y suavemente la fui destapando, solamente una parte para que pareciese accidental, para que el objeto de deseo simule ser una víctima a punto de caer en manos de un depravado. Esto puede sonar tonto, pero la visión de una mujer acostada de lado con su parte posterior algo destapada, dejando a la vista su pantie llamativa (llamativa si la comparamos con la blanca prenda de algodón que cubría la colita de mi Alicia), puede despertar pensamientos morbosos, o tal vez fetichistas, la cuestión es que me agradaba la visión y ayudaba a complementar las líneas de pensamiento que traía.
En esta ocasión no necesitaba de las sutilezas utilizadas hace unas horas, no podía lastimar a una persona adulta en lo mental o en lo físico solamente por tener sexo normal con ella. Entre estas cavilaciones, y creo que imaginando una diferente persona bajo aquellas sábanas, es como corrí lentamente su bombacha hacia el costado dejando a la vista un espectáculo bastante digno para el momento. La verdad es que ella tiene unas hermosas y crecidas nalgas, tal vez sea de allí la herencia que dotó a mi chiquilla con ese precioso trasero, tal vez fuese la razón de que en esa ranura posterior se me antojaba ver otra similar, más chica pero no menos apetecible.
En esa posición fui acercando mi virilidad que estaba a punto de explotar, pensaba que ella no tendría la lubricación adecuada pero mi babeante garrote pareció suplir todas las deficiencias ya que se fue insertando cual hierro candente en manteca. Tal vez ella sentía entre dormida la penetración, pero mi extrema suavidad y lentitud lo convertía posiblemente en un sueño húmedo; tal vez ella también tuviese sus fantasías inconfesables y se dejaba llevar por el momento. Momento que duró poco ya que mi persona traía una gran carga previa, estaba a punto de explotar cuando luego de algunos suaves bombeos hizo erupción el volcán, erupción mas violenta y copiosa de lo que recordaba, tal vez incentivado por duendes jugando en mi cerebro que proyectaban el cuerpito de mi pequeña en esas carnes recién ultrajadas.
Esta catarsis me sumió en un profundo letargo, como si hubiesen apagado el televisor en medio de una hermosa película, como si ahora solamente contemplase un gabinete de plástico y vidrio; la cuestión es que el sueño venció todas las barreras y me arrojó en un profundo y negro pozo. Solamente las luces de un nuevo día hacían recobrar la conciencia y evaluar los hechos pasados, cuando otra jornada de rutina iniciaba.
En el camino hacia el colegio llevando a Alicia de la mano, mejor dicho tomados ambos de la mano, apretaba aquella manita tratando de sentir su tibieza, su suavidad, su entrega y aceptación que eran perceptibles através de la presión que sus propios deditos ejercían. Era como un lenguaje dactilar, una forma de conversación que los transeúntes no podían percibir, una comunicación secreta donde nos intercambiábamos mensajes que no podríamos articular en palabras. Exteriorizar verbalmente aquellas cosas hubiese roto el encanto, la sensación de aventura prohibida, la ilusión de explorar cosas desconocidas.
La dejé en el cole con un beso en la mejilla, un beso que tal vez duró más de lo convencional pero de cualquier manera demasiado corto para nuestras expectativas.
El trabajo durante aquella mañana se deslizaba de modo natural, como si las ansias de una espera infructuosa estuviesen algo aplacadas, sabía que el desarrollo de los acontecimientos llevarían una senda que ambos recorreríamos. El trazar líneas sobre un plano arquitectónico me impulsaba a tomar un papelito y dibujar tonterías, quería plasmar las emociones que me invadían pero mi habilidad es para el trazado lineal, no podía hacer que el lápiz exteriorice su figura, o tal vez ya no era su contorno físico, era el torbellino de sensaciones que hacía crecer nuevas cosas dentro mío. Al final el papel terminaba exhibiendo su nombre, decía Alicia con diferentes caracteres, hasta ser casi surrealista e ilegible.
Al mediodía su retorno fue glorioso, como siempre llegó corriendo a mis brazos, aunque ese “como siempre” tenia un agregado inexplicable, nos dirigíamos a un abrazo mutuo como entrando en un sitio inexplorado, sintiéndonos actores de un film de aventuras. Esta vez nuestras manos ya no eran tan discretas como en tiempos pasados, era una necesidad arrolladora el recorrernos sintiendo la piel del otro bajo nuestros dedos. Ahora que rememoro aquellos instantes, no percibo que buscase un acercamiento sexual, era mayor la urgencia de tomar su carita y enredar el cabello entre mis dedos, también era mayor la necesidad de que nuestras bocas se acercasen, de besar suavemente aquella frente, aquella carita entre divertida y cómplice, para acercarnos despacito a la fusión de nuestros labios.
Esos primeros besos sabían a gloria, no tenían la voluptuosidad convencional que precede una relación sexual, eran más tiernos, más exploratorios. Estábamos aprendiendo a reconocernos, a sentir las vibraciones de la otra persona y buscando las formas de incrementar ese temblor que deseaba una consumación yá mismo, pero simultáneamente estirando cada segundo hacia la eternidad.
Creo que en esa oportunidad nuestras lenguas no llegaron a tocarse, pero pude aprender de memoria el formato de esos labios, apretando sin llegar a morder cada pliegue de piel, saboreando ese labiecito inferior que se me antojaba mas grande que lo que la vista indicaba. Cuando mis manos inquietas la tomaban por el talle y mi boca se acercaba a su cuellito, decidí tomar las cosas con mayor calma y le sugerí que preparásemos algo de comer. Claro que ya lo tenía todo preparado, pero eran excusas para tenerla cerca y comerla con los ojos.
El almuerzo transcurrió conversando de temas triviales, creo que ninguno se animaba a mencionar la situación, algo extraña si consideramos que una nena viviendo una aventura con un adulto no es muy convencional. Pero sabíamos que la sobremesa no tendría televisión esta vez, que el noticiario sería una pavada inexistente comparada con las vivencias que ansiábamos proporcionarnos.
Ya en el sillón, mudo testigo de tantas aventuras inconfesables, fue automática la postura, parecía que hubiésemos ensayado hasta la perfección la forma en que al sentarme ya estaba encima mío, el modo en que nuestros brazos desaparecían en la geografía del otro. Claro que esta vez nuestros labios parecían magnéticos, se buscaban aunque la luz no era la adecuada para medir los movimientos, nuestras bocas se encontraban en un ansia de devorar al otro pero se medían en un roce, en un acercamiento lento, en un preanunciar cosas que no podríamos explicar.
Al convertirse los besos en manifestaciones apasionadas, mis manos se deslizaban por sus pechos, por sus inexistentes pechos claro, por esa zona donde saldrían lentamente montañitas de carne para enloquecer a los muchachos. Pero ahora solamente era mía esa anatomía, solamente mis manos tenían permiso para apretar suavemente aquellas minúsculas aureolas, para tomar entre los dedos cada pezoncito y retorcerlo arrancando nuevas sensaciones en mi chiquita.
La tácita aceptación de aquellos masajes me llevó a pasar la mano por debajo de su camisón, ya podía palpar la piel desnuda, ya podía sentir la tibieza de aquella piel en directo, ya podía subir hacia aquellos montes en cierne. El contacto directo creo que exacerbó su libido ya que la respiración indicaba otro nivel, una escalada en la profundidad de sensaciones, algo que hizo natural que alzase lentamente su ropa e iniciase a besar su pancita, su plano vientre que algún día sería receptáculo de futuras generaciones. Su ombliguito que recibía alimento materno mientras flotaba antes de venir al mundo, ombliguito olvidado por años, que ahora era centro de atención para mi boca, para mi lengua, parecía un agujerito que había que adorar antes de merecer el resto del cuerpo.
Al poco rato no fue suficiente recorrer esa zona y creo que las urgencias de mi pequeña se demostraban en sus entrecortados suspiros, algo que me impulsaba a continuar por todo su vientre y subiendo, subiendo lentamente hasta vislumbrar aquellas invisibles tetitas, aquellas zonas con muchas terminaciones nerviosas que llevarían placer a su cerebrito. Mis labios recorrían suavemente la periferia rozando solamente los pezoncitos, hasta que la desesperación fue incontenible y tuve que chupar esas protuberancias, parecía que deseaba comer esa carnecita, desde apretar con los labios hasta casi morder y meterme en la boca la mayor cantidad posible.
Ocupado en estos menesteres mis manos no podían mantenerse quietas, y entre recorrer su piernas y subir lentamente aterrizaron en su centro delantero, despacito, como sin querer, pero mis dedos ya masajeaban lentamente la zona. Esta acción no hizo más que disparar la biología de mi pequeña, ya emitía quejidos o suspiros que indicaban algo más que placer pasajero, y mi dedo índice trataba de hallar aquellas zonas que más respondían, no sabía exactamente si sentiría placer en el clítoris, o era una zona amplia sensible a las caricias. Mojando mi dedo con saliva, retornaba a dibujar aquellas maravillas, dibujar casi literalmente ya que parecía que lograba crear una gigante zona de placer con mis yemas, lo que serían sus labios mayores apenas se insinuaba y cada centímetro acariciado parecía crecer desde la última pasada. Todo esto transcurría con su bombachita puesta, solamente la corría un poco de costado ayudado por la suavidad de la tela y su holgura, parecía entre más decente y a su vez más morboso de este modo, no la desvestía pero llegaba a sus partes íntimas que me llamaban en silencioso grito.
Lástima que aquello duró menos de lo pensado ya que unos temblores y quejidos me indicaron que había alcanzado su clímax, tal vez su segundo en la corta vida sexual que iniciaba. Quería dejar mis dedos en aquella zona que ya denotaba humedad, pero también deseaba que el camino le resultase lo más fácil y agradable posible, por lo que luego de un ratito para recuperar la respiración normal le acomodé las prendas pero quedamos fundidos en un abrazo que se me antojó eterno.
Luego del fogoso encuentro y repuestos de la aventura, nos pareció correcto darnos un baño para restablecer los olores naturales, ya se respiraba un ambiente casi sospechoso y era natural borrar las huellas.
Continuará

Harem de nenitas, Parte 01
4 de febrero de 2025 en Relatos SDPA, Jovencitas
Mindy y Las nenitas de mi Bodega.
Había perdido mi trabajo de empleado de una gasolinera y en mi desesperación por tener algo de ingreso estaba llegando a limites difíciles, cuando un amigo me ofreció ser nochero y cuidar una bodega en el centro de la ciudad, aun cuando la paga seria menos que mi oficio anterior accedí sin pensarlo mucho, pues también tendría una cómoda habitación con buena cama y un baño con agua tibia.
De esta manera me evitaba además, el pago del arriendo de una casa.
En la primera noche en mi nuevo trabajo fue todo normal, aprendí todos los rincones que cuidar y las luces que se debían apagar y donde estaban todas las entradas a fin de evitar robos de la mercadería que se almacenaban de un supermercado y de una tienda de ropa infantil.
En la segunda noche como cuidador de la bodega, como a eso de las dos de la mañana, estando casi dormido en la habitación, que estaba en una especie de altillo; sentí unos ruidos extraños al fondo de la bodega.
Sigilosamente fui despacio en dirección del ruido, tome en mis manos la pistola que me habían pasado para defenderme y encendí la luz.
De improviso salieron corriendo como veinte sombras pequeñas, como si fueran una jauría de diminutos perros. Realice un disparo al aire y de improviso se detuvo la huida.
Me acerque al orificio que habían hecho en una puerta posterior a la bodega y pude observar como unos diez pequeños bandidos de no más de 10 a 12 años escapan raudos muy lejos.
Al momento procedí a taponar la puerta destroza y le acerque un gran mueble que había para tapar mejor la puerta destrozada, a la espera que llegara la mañana, en que los maestros la repararan.
En ese preciso momento que corría el gran mueble, observe que asustada casi desmayándose de miedo y muy acurrucada en un rincón, había una pequeña sabandija de unos 11 o 12 años,
¿Quién eres tú?
No respondía.
Me acerque, la tome de un brazo y alzándola casi como papel, la senté sobre una mesa que había cerca.
No me dispare por favor me decía, sólo estaba acá para pasar la noche.
¿Qué fue de tus amigos sabandijas que escaparon?
Vamos a ver qué es lo que robaron tus amigotes.
Ya había visto que nada se robaron, pero mi intención era asustarla.
Por favor no llame a la poli me suplicaba.
Haré lo que me diga, pero no los llame.
Y entonces ¿quién pagara lo robado?
Hare lo que me diga, pero no llame a la poli, ellos me golpean y de seguro me violaran como siempre lo hacen.
Allí comprendí que en verdad estaba dispuesta a hacer lo que le pidiera, pues los polis al parecer la trataban muy mal.
Veremos qué es lo que tendrás que pagar.
Veamos qué es lo que tus amigotes robaron.
Ponte de pie allí sobre la mesa.
Ella lo hace despacio y temblando de miedo.
Logro ver que se trata de una chica delgada de cabellera larga, color castaño y muy enmarañado, ojos verdes y unas muy lindas facciones.
No te muevas de allí le ordene y fingí hacer un catastro de lo robado.
Bueno, bueno, no es mucho lo que robaron tus amigotes, pero deberás pagarlo de alguna forma, le dije.
La pequeña muy nerviosa consintió en el pago.
Estaba muy sucia, ropa, rostro, manos y pies, La tome en mis hombros como quien lleva un saco de papas y la traslade de aquella forma al baño.
Le ordene que se desvistiera y se metiera a la ducha.
Ella se resistía en la orden dada por mí, pero al saber que podría llamar a la policía, comenzó a sacarse su andrajosa blusa, dejándose ver unas tetitas que aunque en desarrollo, eran deliciosas y de pezoncitos rozados y muy paraditos.
Aquella visión comenzó a poner mi pene duro.
Ahora tu pantalón y calzón, le señale con mi dedo, seriamente.
Dejó deslizar su pantalón hasta el suelo y lo levanto con sus pies para sacárselos; lo cogió y puso en la banca junto a su blusa.
El calzón también, replique con voz fuerte.
Se saco el calzón rápidamente, visualice un culito pequeño pero muy redondito y su pequeña vagina, con pelitos que parecían unas diminutas pelusitas.
Se metió a la ducha de agua tibia y comenzó a refregar su cuerpo.
Yo me saque mi ropa, entrando a la ducha tibia con ella.
Le puse mucho shampoo en su cabello, unas cuatro veces. En verdad su cabello estaba muy sucio, y comencé a enjabonar su cuerpecito. En un comienzo se resistía, pero con mis gritos fuertes y amenazas con llamar a la policía, fue cediendo en su actitud.
Me detuve un momento dejando que siguiera bajo el chorro de agua. Unte mis manos con jabón y me dispuse a refregar su culito pequeño y durito, para luego meter mi mano jabonosa en su pequeña vulvita.
Mi pene erecto que ya estaba muy duro, comenzaba a palpitar de deseos de introducirse en esa excitante pequeña vaginita.
La nenita con sus ojos muy abiertos me observaba con miedo, pero sin pronunciar palabra.
Ya bañada y muy limpia, tome a la pequeña de su cintura, la alce hasta ponerla en mis brazos con sus piernas alrededor de mi cintura, le ordene con voz enérgica, que se tomara fuertemente de mi cuello.
Con una de mis manos tome mi pene duro y grande y lo ubique en la entrada de su diminuta vagina.
Le introduje primero mi glande suavemente tratando de separar sus labiecitos vaginales, ella dio un pequeño gemido. Calmadamente fui metiendo más dentro mi pene hasta introducirlo casi a la mita.
Ella se aferro desesperadamente a mi cuello y comencé a mover su cintura con vaivenes suaves pero continuos, su cuerpo que pesaba menos que una pluma, se estremecía en cada envestida mía.
Sentía un gran excitación que doblo mis piernas y me hizo caer sentado en la banca del baño, pero sin sacarle mi verga de su vulvita apretadita. La pequeña gemía y se agarraba a mi cuello casi con desesperación, pero sin un solo reclamo.
Sus tetitas rozaban mi pecho, eso hizo que soltara los brazos de la pequeña de mi cuello, la tumbe un poco hacia atrás y sin dejar de mover si cintura; comencé a lamer sus pequeños botoncitos rozados y duritos, que produjeron en mi boca el sabor de la miel recién recolectada.
Después de unos minutos de meterle toda mi verga dura y grande en su vaginita, sentí que parecía abrirse y a punto de romperse con cada envestida su apretadita vulvita. Esto produjo tal excitación que acabé fuertemente dentro de ella, impulsando todo el semen que tenia acumulado por muchos días en su estrecho interior vaginal.
Lentamente le saque mi verga ya satisfecha y al momento la puse de pie frente a mí; la voltea y le ordene que se inclinara.
Me percate que su culito ya estaba abierto desde mucho antes, quizás los polis ya la habían desculado; eso me dio a entender que mi deseo de sexo anal con su culito no la dañaría. Tome ví verga y se la metí de una en su culito, le abrí sus piernas y la senté sobre mí.
Con movimientos lentos disfrute de su orificio anal por más de diez minutos creo. Mi verga, que comenzaba a ponerse muy dura nuevamente con los movimientos que hacia, levantando y bajando aquel cuerpecito menudo.
Mi angelito pequeñito, daba gemidos de dolor y unos suspiros que daban la impresión que se quedaría sin aire en cualquier momento y cayo desvanecida con su cabeza en mi pecho. Así estuve por algunos minutos más, dándole fuertemente por su culito, hasta que nuevamente acabe dentro de ella, con unos chorros de mi semen que debe haber llenado entero todo su intestino.
Al terminar, entré con ella en mis brazos al agua tibia que aun corría en la ducha; eso le hizo reaccionar a mi nenita deliciosa y se incorporo en el agua.
Lave con jabón mis manos, las que pase por toda su vulvita y hasta su culito, dejándola muy limpia de mi semen que había quedado en todo su pequeño y frágil cuerpecito.
Ya con ella de pie en la banca, la seque muy bien con toallas nuevas y un buen talco perfumado; cuando seque su rostro, ví que estaba llorando. Le pregunte si le dolía algo.
Ella me dijo que no era eso, que se había acordado cuando vivía con su madre que la bañaba y secaba de la misma forma, y que desde entonces nadie había hecho eso con ella.
Me relato el fallecimiento de su madre hacia un año y que ello fue la razón de su escape de la casa de su padrastro borracho, quien la maltrataba y obligaba a llevar dinero todos los días a casa.
Busque ropa de la mercadería de la bodega y la vestí con calzón, blusita y pantalón nuevo, y junto a la ropa halle unas sandalias brillantes, que le calzaron a la perfección.
La deje descansar, pues al rato se desvaneció por completo, la acosté en mi cama y ella durmió por más de una hora,
Prepare una sopa con carne y al momento de estar lista la comida, la desperté y ella comió desesperadamente como si no hubiese comido en años.
Ha quedado saldada la deuda de los bribones de tus amigos, le comunique.
Ya has pagado muy bien lo que ellos robaron, y si lo deseas puedes marcharte.
Ella me agradeció por no haber llamado a los polis, y continúo comiendo la sopa con carne.
Al rato le pregunte como se llamaba y dijo que sus amigos le decían Mindy, pues nunca ha sabido cual es su verdadero nombre o no lo recordaba.
Le propuse que si deseaba podía venir a dormir y a comer todas las noches acá conmigo.
Asintió con su cabeza mi propuesta. Le propuse además que si quería traía a todas sus amigas, pero solo mujeres, nada de bribonzuelos hombres.
Se marcho muy temprano creo, pues a las ocho cuando llego mi jefe, ella ya no estaba.
A la noche siguiente, siento pequeños golpes en la puerta trasera que ya estaba reparada.
Al abrir la puerta observo con alegría que es Mindy, y que viene con cinco amigas más a dormir a la bodega.
Todas una nenitas de entre más o menos 10 a 13 años. Les di alimento en un gran banquete de fideos con atún. Cuando puedo les regalo ropa nueva a todas.
Esto se ha repetido ya por más de dos meses. Llegan las cinco nenitas y se bañan todos los días con agua tibia.
Es así que veo desfilar todas las noches lindas pequeñita desnudas por mi bodega, y una de ellas cada noche paga el gasto diario del alojamiento y la alimentación de todas, con unas folladas que le doy a la que le toque pagar mi buena disposición con ellas.
Esto hace que mis noches en la bodega se tornen en el trabajo más delicioso que existe.
Me han dicho que si les sigo dando alojamiento y comida a diario, solo serán mías por el resto de sus vidas.
Algunas veces cuando toca algún postre rico, hasta me follo dos nenitas por noche, si pudieran ver esas vulvitas, culitos y deliciosas tetitas, de seguro querrían matarme para quedarse con mi trabajo, jajajaja.
Mindy siempre será mi preferida, se convirtió en la preferida de mi delicioso harem de nenitas, a ella le toca dormir todas las noches conmigo, más calentita y cómoda en mi habitación.
Cuando le toca pagar a ella, es la única con la que follo en mi habitación a puertas cerradas
Hay una, que es la más morenita y que tiene unos 13 años.
Me encanta meterle mi verga grande y dura por su culito; ella grita como desesperada y eso me excita aun más.
Ella lo sabe y lo finge muy bien, pero eso ami no me importa siempre que siga gimiendo tan deliciosamente.
Además, me la chupa como toda una profesional,
Quizás un día de estos les cuente mis aventuras deliciosas con ella.
Por ahora, solo les diré que se llama Mónica.
Como verán, perdí el trabajo de la gasolinera, pero acá en la bodega aunque gano menos, tengo diversión diaria y nunca duermo solo.
Tengo a mi nenita Mindy todas las noches, bañadita y con el aroma del talco de bebe, que hace que todo el día piense en ella.
Continuará