Mariana y yo, Parte 2

ATENCIÓN

El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

Esta publicación forma parte de la serie: Mariana y yo
4.5
(2)

La historia de hoy tiene que ver con la continuidad de la relación con Mariana, pero aquí ya comienza a aparecer Norita, como testigo y aprendiz prematura de los juegos carnales de dos animales casi irracionales de sangre caliente. Además, como tampoco antes les dije mi edad en esos momentos, diré que ya rondaba los años críticos de los cuarenta. En la historia anterior, luego de esa primera experiencia, quedó  pendiente la invitación a visitarme, aprovechando malvadamente la relación afectiva de Thelma (mi mujer) con su ahijada y la comadre, y todos ellos, además de la invitación que Thelma misma hiciese a las "niñas" a venir a nuestra casa.

Honestamente no creí que luego de lo pasado, Mariana viniese, no sé, por algún motivo pensé que temería o le daría prurito hacerlo. Pero no.

Para hacerla corta, llegaron un día viernes por la tarde, sin ningún aviso. Thelma se queria morir, pues ella  tenia pensado visitar la casa de otra amiga, Elsira, que en próximos capítulos van a ver que también aparece por ahí. Y es entonces que le dijo a las chicas:

-¿Como no avisaron que venían hoy? – Reacciono pero no con enojo, y agrego:

– Hoy tengo que viajar a la casa de Elsira…., bueno… vamos a ver que hacemos.

Ya me imaginaba lo que seguía:

-¿Daniel, estos días vos no trabajas, verdad? Si no vas a ningún lado, ¿podrías cuidarlas   hasta el domingo?

– Si, no hay ningún problema, acá en casa podremos ver películas o jugar algunos juegos,  no se, algo vamos a hacer.– Dije.– ¿No es cierto?

– Cuida mucho a Mariana, que no salga sola a ningún lado.– Agrego.– Ella esta en la edad de celo.

– No hay problemas, descuida.– Respondí y pensé: "Yo también, y ya lo se"

Las niñas entraron con sus bagajes, nos saludaron, y se acomodaron en las habitaciones, bajo las explicaciones, recomendaciones y observaciones que Thelma les hacia. Y yo detrás, viendo todo y mirando sobre todo las calzas que ambas llevaban puestas, ajustadas a sus culitos, y me sorprendió sobre todo al ver cuanto había crecido Norita.

Al salir de la habitación, y mi mujer continuaba hablando, quedé detrás de Mariana, y deslice mi mano por debajo de su sentadera, metiendo el dedo mayor en la raya bien marcada de su cola, haciendo presión hasta casi ingresar en su agujerito oscuro. Ella con un gesto, con su mano, quiso espantarme, se dio vuelta y sonrió. Nada más.

Un rato después, Thelma comenzó los preparativos de su corto viaje, y se dirigió al baño a ducharse. Norita se acomodó en el sofá a ver la TV. Y Mariana, en tanto, me preguntó si podía tomar agua, a lo que respondí:

– Vení que yo te la doy….je, je!!!

– Ja, Ja, Ja !!!!– Rió ella también.– Ya lo sé !!– Continuó.

Luego de servirle, la atraje hacia mí, aún con el vaso de agua en la mano, y la apreté contra mi cuerpo, haciendo que sintiese mi bulto, bien armado ya. La besé en el cuello y dije:

– Como has crecido!! Cuanto tiempo pasó…?

– Casi un año….

– Nada mas??? – Extrañado – Y Norita también ha crecido mucho!!-Continué– ¿Qué edad tiene ella ahora?

– Siete para ocho. Pero parece mas no? – Y siguió: – Sós un puerquito, eh??

Dejo su vaso y atraje su cara hasta la mía, le tomé el rostro entre las manos. Y sin más metí mi lengua en su boca. Creí que nos asfixiaríamos, pues fue un beso bien caliente y duró dos o tres minutos, justo en el momento en que comencé a acariciar sus pechos, que a decir verdad también habían crecido, y sus pezones comenzaban a ponerse duros como de acero, justo en ese momento Mariana hace un gesto viendo tras mío, y casi me desmayo. Norita nos miraba como asombrada …. mas nada dijo.

– Nori, vos no viste ni oíste nada, verdad???? – Y agregué: – Si no dices nada, te vamos a enseñar muchas cosas, y te van a gustar. Vas a ver.

Me acerque a la pequeñita, tome su cara en mi mano, y le zampe un piquito en los labios. Ella sonrió y nosotros reímos juntos, y salimos bromeando hacia el living-comedor.

Unos instantes después, Thelma estaba lista para su visita, y no perdió la oportunidad para recordarme todo lo que había dicho antes. Le dije que no se preocupara, que fuera tranquila, y ella se despidió de las  niñas, tomó su bolsa y sus bolsos, partiendo rumbo a la parada del autobús.

Decidimos acompañarla, y de regreso me moría de ganas por apretar a Mariana contra mí, pero no podía sucumbir y arruinar todo, por los chismosos de siempre que nos vieran. Norita entretanto nos seguía la corriente, con un gesto de extrañeza y de expectativa por lo prometido.

Llegamos a la casa, y fue un terremoto. Fui, cerré todas las cortinas y persianas de los ventanales. La puerta la cerré con llave y deje trabada, para que nadie pudiese abrir desde fuera.

Las nenas de paso entraron al baño, y Mariana salió con solo una remera sobre el cuerpo, aduciendo tener calor, sin llegar a ver que traía debajo. Norita apareció con su calza y con una remerita casi transparente encima, dejando ver unas pequeñas peritas con un punto oscuro y grande al medio, en cada una.

La pequeñita se acurrucó en el sillón, para ver la TV, y yo salí a mi alcoba a ponerme algo cómodo. Cuando regrese, Mariana estaba echada en el sofá cual larga era. Me acerque y alzando su cabeza con la mano, me senté de forma que la apoyase sobre mi regazo. Segundos después de mirar el televisor, noto que su mano comienza a acariciar mi "paquetón". Callo para no llamar la atención de Norita, y la mayor, malvada al fin, quita mi verga debajo del elástico del pantalón, me masturba lentamente, yo le dije en un susurro:

– Nunca chupaste algo asi?

– N…Nooo!!– Respondió.

No le creí, y agregué:

– Lame la punta con tu lengua para limpiarla, y luego métela en la boca toda, y succionala como un chupetín.

Comenzó hacerlo, y yo comencé a sufrir de goce, valga la expresión.

Tan calientes y enfrascados estábamos en lo nuestro, que no nos dimos cuenta que Norita nos miraba, con un esbozo de sonrisa y asombrada. Mariana siguió, yo estaba por explotar, pero me retenía.

Con la cabeza echada hacia atrás, y los ojos cerrados, dije:

– Ves Norita? esto es algo que vas aprender. De este pirulín va a salir líquido como una leche, que es parecido al que te saldrá a ti de tu chuchita mas adelante.

– Ya una vez me salió – Dijo y continuó – Mi papi un día me sentó sobre su pirulin y me frotó, con la bombachita puesta. Mi mamá dormia la siesta y él me obligó, a pesar que yo no quería y lloraba, me amenazó con pegarme.

– Hijo de mil…!!! -Saltó Mariana – Es para matarlo.

Norita siguió:

– Yo creí que me hacia pis, pero el seguía, hasta que salió leche de su palito, y yo comencé hacerme pis, pero no era pis, no se… y aunque no quería, me gustó pero no se lo dije…

Ese fue el acabose. Le dije a Norita, con urgencia:

– Veni Nori, mira de cerca !!!

Tome su cabecita suavemente hacia el objeto pronto a estallar, pegándose a la cabeza de Mariana, y exploté. Parte del jugo brotó dentro de su boca y al retirase, comenzó a brotar y salpicar la cara de ambas.

Reímos un rato largo y luego le dije a Norita:

– Ahora vas a ver otras cosas – Y agregué – Pero nunca jamás nadie debe saber esto, porque sino tampoco jamás te seguiré enseñando, y tu madrina se va a ir de acá, ya no te podrá hacer tantos regalos y también se enojara con todos nosotros. Además nunca más podrás verme.

– Bueno -Dijo. – Lo juro.

Me levante del sofá, me quité la camisola, toda sucia de lefa y sudada, y alce en lo alto las piernas desnudas de Mariana. Con mis dedos como garfios enganche la bombachita de ésta y la saqué. Me arrodillé frente a sus ingles, separé sus piernas, poniendo una de ellas sobre el respaldo y dije:

– Mira Norita…mira bien.

Con los dedos, Mariana había comenzado a separar los labios de su vagina, y ya frotaba su clítoris como sonajero.

– Este botoncito se agrandará un poco, y eso te llevara al orgasmo, que es lo que creas que te haces pipi.– Y agregué – Si yo lo mojo con mi lengua y lo chupo, creerás estar en los cielos (Dios me perdone)

Comencé la faena, mi lengua lamía su botón, haciéndola vibrar ( a la lengua) sobre el botoncillo y mordisqueándolo de vez en vez con los labios suavemente.

Hube se sujetarla con fuerza a Mariana, ya que ésta comenzó a retorcerse como la niña de El Exorcista, y gemía, llorisqueaba y bramaba:

– Si, Si, Mas, Mas….ay ay ay ay !!!! Hummmmm !!!! Si, si, si, si…. Enmarañaba su pelo castaño ensortijado con sus dedos, y  sus ojos lagrimeaban ya.

– Quítate las calzas y la bombachita – Le dije a Norita – Y súbete como montando sobre la cabeza de Marianita, ella te ha de chupar a vos, como lo hago con ella. Y mira bien todo y aprenderás.

Mariana mientras tanto ya había alzado su remera y retorcía sus pezones, que creí que le dolerían, sin dejar de arquear su cuerpo. En tanto con mi mano izquierda comencé a endurecer mi pene. Quería tenerlo a punto para llenarla bien, por completo.

Me arrodillé frente a su sexo, y sin tener a mi amiguito enhiesto y rígido como roble, solo algo flexible como de Sauce, la penetré. Al sentir el fuego de su interior mi fiel compañero despertó.

– Mi amooor!!! – Gritaba Mariana – Mas, mas, mas, por    favor!!!..   Húndela  hasta el fondo, por favoooor!!!!

Su almeja era un río ya.

– Seguí chupando a Norita – Le dije.

Nora en tanto se respaldó en el apoya brazos del sofá, cerraba los ojos y dejaba correr algunas lagrimas de ellos.

– Ay, ay, ay!! – Decía, mientras también chorreaba – Me hago, me hago pis….!!!

Ante este espectáculo, y los gritos, ayes y llorisqueos, bombee enloquecido, me incline succionando los pezones que estaban a punto de reventar como geiser lácteo, me estire para besarlas a ambas y bombee a más no poder, dentro, fuera, dentro, fuera, dentro, fuera…..

Sentí mi río de esperma pujar por la salida y brame:

-Dios perdóname, no puedo mássss!!!! Grrrrrrr….

Creo nunca haber follado de tal manera. El espectáculo de ver a estas criaturas a mi merced me supero. Treinta segundos o más duró mi eyaculación. Nunca lo voy a olvidar.

Caí extenuado sobre el cuerpo de Mariana, quien me atenazó por la cintura con sus piernas diciendo:

– No la saque amor, por favor…..

Norita en tanto se había "orinado" sobre el pelo de su hermanastra mayor, y jadeaba y llorisqueaba como una cachorrita de perro. Inclinada hacia delante, tomé su rostro y le di un chupón  tremendo sobre los labios, creí que se los arrancaba con la succión. Nuestros cuerpos eran ríos de sudor.

Nos calmamos, bañamos, y decidimos ir al centro del pueblo para comer algo y recuperar energías. Aún nos quedaba un día mas por delante. Pero en la noche, al regreso, continuó.

Tomadas las precauciones del caso, (cierre de puerta y ventanas) mientras las niñas fueron al baño, corrí la mesita del centro de la sala, dejando la alfombra como tálamo para tres, y comencé a quitarme la ropa. Inmediatamente llegaron ellas y las atraje hacia mí a ambas. Norita se abrazó a mi pierna y tocaba con timidez mi palo, mientras yo arrancaba las ropas de Mariana. Nos tiramos sobre el piso, besándonos los tres, mientras mis manos desvestían a Norita, la mayor ya succionaba con ahínco mi tronco. La detuve y viendo a Nori tan espabilada observando le dije:

– Chupa vos también Nori…

Apenas podía por el grosor. Pero su boquita se agrandó y lo logró. Mientras, extendidos a lo largo de la alfombra, giré a Mariana, dejándola boca abajo, separé sus piernas, y en un intervalo de Nori, me coloqué debajo de Mariana, provocando un 69 perfecto. Siguió Mariana con la succión, y comencé con mi lengua la faena en su botoncillo. Ambas se dedicaron entonces a deleitarse con su "postre", mientras yo, que hube de traerme un guante de látex, de esos de cirugía, lo calcé en mis manos, y así introduje mis dedos en la vagina dilatada y chorreante.

Claro que ese no era ese el objetivo de los guantes, nó, el agujero negro de su culito (algo apenas abierto ya) era mi objeto de deseo. Y hacia allí fui, con la lengua primero, haciendo presión por entrar y lográndolo apenas. Todo el cuerpo se tensó, sin tiempo de decir "Pío", hundí mi dedo índice en él. Y gritó:

– NOOoooooo!!!!! – Por ahí me duele!!!!!! – Siguió.

– Vas a ver que no – Respondí – Te va a terminar gustando, verás…

Seguí lamiendo y moviendo el dedo, como un trépano, mientras ella rogaba  y suplicaba que no lo hiciera. Omití sus quejas e introduje otro dedo haciendo el mismo movimiento anterior. Todo bien lubricado con mi saliva, por supuesto, poco a poco el orificio se fue agrandando.

Norita dejó su tarea inconclusa para observar lo que sucedía en la retaguardia, y la invité a aportar con su lengüita más lubricante, y así  hizo, divirtiéndose con el sufrimiento de la hermana. Más le dije:

– Ojo con tu diversión, pues la próxima serás tú.– Rió igual -Ji, ji, ji, ji!!!

El tercer dedo lo recibío sin tanto dramatismo, aceptando el movimiento trepanante de éste.

Como mi pistón ya estaba que explotaba por sus lenguas, me preparé.

Pero al incorporarme para continuar la tarea, Mariana intentó escapar, cosa que no logró pues saltando como felino sobre ella, y aprovechando su tropiezo con Norita, la arriconé de rodillas junto al sofá, con su cabeza sobre este, tomé sus brazos por detrás para no dejarla escapar y la monté como a una yegua.

– Por favor, noooo, nooooo!!!! -Gritaba.

Tomé con una mano sus dos muñecas tras las espaldas, y con la otra mano guié mi mástil al pequeño agujero, comencé a presionar  ella suplicaba:

– Por favor, me haces daño, nooo, nooo!!!!!

Presioné aún más, y entré en ella con rudeza. Norita miraba la escena, con una sonrisa y un gesto de intriga.

Mientras sujetaba a Mariana solo de las caderas y bombeaba, miré a Norita y le dije:

– Nori, mira así aprendes, que aunque parezca doloroso luego pedirás siempre por esto. – Y susurrando en la nuca mientras la mordisqueba suavemente: -

Ahora vas a ser mía para siempre Mariana, no de otro, no.

Seguí bombeando, dentro, fuera, dentro, fuera, dentro, fuera…

Entre lágrimas y suspiros Mariana gemía aún:

– No, por favor para, no, no, no, no…..!!! no pares ahora guacho, no pares, lléname, lléname!!!

Fue la orden como de partida.

– Si, si, si,,,, Toma, toma, toma!!!!– Grité, y me descargué como nunca lo había hecho.

La alfombra recibió la leche sobrante, y la derramada al quitársela.

Quedamos los tres tendidos sobre el piso besándonos, bebiendo nuestros jugos y sudores. Norita y yo sonriendo complacidos, Mariana gimoteando, abrazada a mí, para luego reírnos los tres.

– Hey Nori, pronto te tocara a vos. – Dije. Y ella me besó y sonrió, como diciendo : -"ojalá que pronto!!!!"


Continuará

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