Los FASA: Familia, Amigos, Sexo y Amor (de CRWatsonX)

ATENCIÓN

El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

Esta publicación es la parte 3 de un total de 3 publicadas de la serie Mis dos primas
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Un año había pasado desde que Veronica y Daniel tuvieron su primer encuentro sexual. Muchas líneas habían sido rayadas en su puerta y su secreto estaba a salvo. Lo que él no esperaba era disfrutar nuevas sensaciones en su aniversario.

365 vueltas al sol habían pasado desde que Veronica y yo tuvimos nuestra primera relación sexual. Ser un pre adolescente de 13 años y conocer de sexo es algo común en la sociedad, pero que alguién de tu familia cercana, tu prima de tan sólo 8 años hubiera conocido el maravilloso mundo de la lujuria, era algo raro. El darme cuenta de las andansas de mi prima en el Internet me hizo exitarme mucho y no lo niego, se ganó unas cuantas pajas pensando en ella pero el poder disfrutar de su vagina sin estrenar, de su cuerpo escultural, de sus nalgas grandes para su edad y unos senitos en proceso de crecer, fue lo mejor que me pudo pasar en mi vida. Tal cual como lo prometimos, cada vez que tuvieramos encuentros sexuales ibamos a poner una raya en la puerta de mi habitación, así lo hicimos y en un año logramos tener 30 rayas.

En un año pasaron muchas cosas, mi prima empezó a venir más seguido a mi casa e incluso, a veces se quedaba a dormir fines de semana o momentos de vacaciones y mis tios nunca sospecharon nada de lo que estaba pasando. Mis padres disfrutaban verme con ella porque creían que así, yo estaba supliendo la necesidad de un hermano que no me podían dar por un accidente que sufrió mi papá. Mis demás primos a veces se ponían celosos de que yo estuviera tan pendiente de ella pero no decían nada cuando volvíamos a jugar todos. Nunca nos dimos muestras de cariño frente a otra persona pero cuando no había nadie cerca no faltaba un beso, un abrazo o una tocada pues poco a poco empezamos a enamorarnos.

Sólo dos fueron las ocasiones donde casi nos descubren: en la primera mi madre se fue y nos dejó sólos por lo cual empezamos a besarnos y a desnudarnos cuando mi madre volvió antes de tiempo y al escuchar la puerta, lo que hicimos fue correr a ponernos al menos una camisa y pantalon pero afortunadamente, ella sólo ingresó a la sala y se volvió a ir. La segunda ocasión fue en la casa de ella, nos estabamos besando en el tercer piso mientras en el primero estaba nuestra familia. Una cosa llevó a la otra y terminamos teniendo sexo oral, ella a mi y su madre subió, grito que bajaramos a comer pero las ganas nos ganaron y al volver a subir a repetir, vió como Vero estaba de rodillas, con semen en su boca y yo ya me había subido la cremallera, ella dijo que qué estabamos haciendo y simplemente dijimos que se calló jugando a la pelota y mi tia se lo creyó, al bajar juntos ella dijo que qué tenía en la boca y mi prima, tan precavida como siempre sólo dijo que leche condensada, se lamió y siguió. Desde ahí, hemos tomado medidas.

En un año pasaron muchas cosas pero nuestro aniversario teníamos que celebrarlo por lo alto. Vero seguía igual, había crecido y su cuerpo también pero el cambió no era tan drastrico. Emocionamente seguía siendo una niña pero cada vez más era más picante, más ardiente y más amante al sexo. Yo seguía creciendo, mi voz cambiaba un poco y los pelos crecían aunque no me gustaran. Ambos estabamos enamorads.

Ese día, aquel 14 de marzo fue a quedarse a mi casa pues sus padres y los mios, irían a una fiesta por lo cual lo más conveniente era dejarnos juntos. Mi prima insistió y la dejaron desde el viernes pero ese día sólo fueron besos. No quisimos insistir pues queríamos esperar al sabado, a nuestro aniversario. Mi primo, Andres, fue ese día a jugar y estuvimos en el play, en futbol, en juegos de mesa e infinidad de cosas que se nos ocurrían a los tres. En un momento fuimos a orinar y él era un año menor que yo pero siempre había sido como mi hermano. Cómo sólo había un baño y ambos habíamos tomado mucho refresco, dijimos “porque no entrar juntos” igual, era algo que hicimos muchas veces de niños. Esto fue un error, ambos nos bajamos la pantaloneta y sacamos nuestros penes, yo no dudé en verle el de él y me gustó, era más delgado que el mio, tenía la circuncisión y se veía más largo que el mio. Por un momento me dieron ganas de tocarlo pero debía aguantarme pues ahí afuera estaba la niña de mis ojos y a parte, sería muy raro, ¡Eramos dos hombres! y para la sociedad eso estaba mal. Terminamos y él noto que lo veía y yo noté que él también me estaba mirando mi pene pero nos reimos por el comentario de mi prima “O salen o toman gaseosa amarilla” y la dejamos entrar.

Lo que pasó fue extraño, ¿yo con ganas de tener relaciones con mi primo? ¿con un hombre?, el sólo hecho de ver a mi primo verme el pene era suficiente para exitarme pero por suerte, no se había parado a ninguno de los dos, o al menos durante el momento del baño pues despues me tocó tratar de ocultar mi erección y noté, que él hizo lo mismo.

Andrés me dijo algo que me dejó atonito:

-Primo, ¿No le ha notado las piernas y cola tan grande que tiene Veronica? se ve muy bonita y grande para su edad.

-Sí, esta muy linda, ¿Te gusta? respondí.

No se porque dije eso, ¡era mi prima especial! era la chica con la que perdí mi virginidad y en 30 ocasiones había tenido encuentros sexuales. Era la niña de la que estaba enamorado.

-No sé, es raro, no creo porque es mi prima pero ultimamente siento cosas raras.

-Vamos a seguir jugando play. Dijo ella y el tema terminó.

Andres se fue y nuestro final de viernes fue normal, besos y nada más. Dormimos y ni nos tocamos y al levantarnos no hicimos nada. Todo esperando el gran momento que se fueran nuestros padres.

Así fue, a las 10:00 p.m. cuando se suponía que nosotros llevabamos una hora durmiendo, nuestros padres se fueron y de paso, sabíamos que no regresarían sino hasta la tarde del otro día pues habían dicho que teníamos que ir a almorzar a donde otra tía, la mamá de Andres. Ellos iban a una fiesta de matrimonio y nosotros a disfrutar de un aniversario especial ¿no era espectacular?

Despues de que cerraron la puerta esperamos media hora, ella fue a cambiarse y se puso un vestido que le habían regalado y que no se había estrenado hasta esta ocasión, lo llevaba a escondidas y se le veía precioso. Se puso unos converse que le hacían juego y se peinó un poco, era raro pero delicioso. Yo me puse la mejor ropa interior que tenía, era un boxer de cuadritos que era nuevo pero que esperaba usar con constancia pues al ser estilo pantaloneta, me permitia andar con él como si tuviera pantaloneta y cuando ella estuviera, sólo era bajarme eso y empezar nuestra faena. Era tener la felicidad de andar en ropa interior pero con la tranquilidad que la gente no lo viera así. Mi camisa era de las más bonitas, mi jean era un clasico con rotos y unos zapatos comodos, al final, todo se iría a volar.

Estuvimos comiendo pastel que habiamos insistido que nos compraran para comer, nos besamos apasionadamente y tomamos refresco de coca cola. Estuvimos viendo algunas películas y cuando dieron las 12:00 m nos fuimos a la cama en donde los besos fueron largos, donde las ganas de tener relaciones eran muchas pero el placer que generaba sólo besarnos era suficiente. Poco a poco me fui quitando la ropa hasta quedar en boxer, ella de una notó que eran nuevos pero proseguí a besarla. Fue largo, fue mucho tiempo, pero era amor puro. Su vestido estaba intacto y decidí empezar a quitarselo poco a poco hasta empezar a ver sus calzones, unas blanquitas pero con encaje. Al final terminó en ropa interior, ella en calzones y yo en boxer.

Cuando le quite su calzon lo olí, fue algo nuevo pero exitante. Empecé con el sexo oral y para mi sorpresa, ella me pidió que no me quitara por un buen rato y accedí, estuve ahí varios minutos y sólo escuchaba sus orgasmos que parecia melodía. A mi el oral me gustaba que me lo hicieran pero no cuando ibamos a tener sexo pues me era dificil controlar mi eyaculación y aunque ya lo había hecho en algunas ocasiones, era un poco cansador a esa edad tener dos polvos seguidos. Le dije que no quería el oral pero insistió y como era el aniversario, accedí, igual tendríamos toda la noche libre. Hicimos el 69 y ella debía estar encima porque mi peso a veces le molestaba, estuvimos un rato y cuando sentia que me venía intente contenerme y parar. Despues nos besamos un rato y aunque sabía raro la boca pues acababa de estar en mi pene, no me importó. Lo hice por un largo rato y decidí pasar a lo que más me gustaba, su vagina.

Puede que ya llevaramos bastantes relaciones sexuales pero a ella le seguia doliendo un poco la primera penetración y al rato el dolor se lo aguantaba y lo empezaba a disfrutar. Así lo hicimos y su gemido de dolor me exito más. Empezamos con el tipico misionero y empezamos a mirar otras posiciones como poner sus piernas en mi cabeza o ponerme yo abajo y ella arriba. Fue largo pues a medida que teníamos momentos de fuerza, decidiamos bajar la intensidad, empezar a besarnos o pasar a tocar nuestros cuerpos.

Cuando por fin decidimos terminar seguimos con la tipica posición pero ella empezó a bajar sus manos hasta mis nalgas lo cual me empezó a gustar. A medida que las tocaba, yo aceleraba y así empecé a gemir. Ambos lo hicimos y ya sentia que me iba a venir, esta vez no me quise contener y decidí terminar. Mi semen que venía en una cantidad impresionante, siendo la mayor de mi vida, penetró su joven vagina. Sus gritos se juntaban con los mios y aunque creíamos haber terminado, algo más le faltaba a este aniversario.

Ambos veíamos a veces pornografía, tanto juntos como separados nos gustaba pasar ratos viendo lo que otras personas hacían. Nos empezamos a besar y yo la volteé, la empecé a besar por todo el cuerpo y me detuve en sus nalgitas donde estuve viendo su ano aún virgen, aún sin estrenar, lo que hice fue besarla por un rato sin importarme el asco o nada pues afortunadamente, ambos eramos muy aseados. Volví a su boca y le dije que hiciera lo mismo, ella dijo que hace rato quería hacerlo y que quería probar algo “rico” que había visto en un video pornográfico.

Al llegar a mis nalgas las beso y las abrió un rato, empezó a tocar y sentí una vibración un poco extraña en mi cuerpo. Su boca se puso en mi amo y no dudo en lamerlo, tal cual como hacía yo con su vagina pero esta vez, el que estaba loco de calor era yo. Ella empezó a jugar con sus dedos y a meterlos, me imaginé aquel momento donde por primera vez metí los dedos en su vagina y posteriormente le quité su preciada virginidad. En ese momento el poseido era yo, su dedo se metían poco a poco pero dilataban mi ano y yo, era feliz. Cuando ya eran dos los dedos hice un gemido que ella notó como mi llegada al orgasmo, como el momento en donde por primera vez estaba disfrutando de una penetración en mi cuerpo.

Al terminar volvimos a besarnos, nos abrazamos y nos dimos las felicitaciones por nuestro primer año juntos y nos acostamos a dormir, así, desnudos y con la ropa en el piso. Al saber que nuestros padres llegarían en la tarde del siguiente día decidimos tener nuestra primera noche donde pudieramos dormir, amanecer y levantarnos desnudos. Ella quedó dormida en mi pecho y yo aún seguia sintiendo como mi ano estaba con ganas de más, con ganas de seguir disfrutando pero también, tenía ganas de penetrar uno. Yo sabía que Vero aún era un poco chica y la podía lastimar pero esa sensación debía disfrutarla en los dos bandos. Ya a punto de quedarme dormido sólo me pude poner a recordar cuando Veronica tenía sus dedos dentro de mis nalgas y yo sólo podía pensar en Andrés.


Fin

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