Apenas vi asomar las cabezas de Ruth y su amiga por la verja del jardincito, me levanté de inmediato. No quería entablar ninguna conversación con las niñas en mi jardín a la vista y al oído de los vecinos y de las clientas del Super, así que entré a la casa y ellas me siguieron. Me senté en el sofá, Ruth se sentó a mi lado y como tantas veces hacía, me cogió el puro con una mano y con la otra empezó a acariciar mi polla.
La amiga se acercó sonriente a nosotros, pero muy roja por la excitación y la vergüenza ¡aunque creo que ninguna de las dos sabía lo que significaba esa palabra! Las dos niñas se parecían bastante, Sobre 157-160 de altura, delgaditas, con tetitas ya bien definidas y con pezones prominentes. De repente, la mandona de Ruth le dice:
--Irina, este es Arturo. Anda Irina, sácale la polla y demuéstrale que sabes hacer buenas mamadas. Trágatela hasta el fondo. Y no te olvides que desde ahora, Arturo es tu Amo, y su polla es tu dios.
Irina, aún sonrojada me miró, sonrió, y se acercó a mí. Se puso de rodillas entre mis piernas y me sacó la polla abriendo mis pantalones lo que pudo. Apenas lo hizo, Ruth, mandona como siempre, le ordenó:
--Así no, imbécil ¿no ves que si no te lo tragas todo, le saltará la leche y puede mancharte el vestido? Como tu madre vea las manchas y vea que son de leche de tío… ¡te mata! Además, ahora que te vas a levantar para desnudarte, aprovecha, coge aquella botella de coñac de la mesa y me la traes.
Apenas Irina le trajo la botella de coñac, se la metió en la boca y se tragó una buena cantidad de licor. Luego siguió fumando el puro y como era su costumbre, se tragaba el humo ¡joder con los vicios de esta putita de 11 años! Y como Irina no se movía, le volvió a ordenar que se desnudara y me la mamara de una puta vez.
No solo se desnudó Irina, sino también Ruth. Ninguna de las dos llevaba nada debajo de su ropa de calle. Ruth lo tenía prohibido por mí, pero Irina era nueva… Aunque luego supe que se lo había ordenado Ruth ¡la mandona Ruth!
--Irina, ponte en el sofá a cuatro patas y le enseñas el culo y el coño a tu dios. Que sepa este camionero cabrón, lo puta que ya eres a tus 10 años y lo bien que lo vas a tratar –le ordenó Ruth-
Irina nos sonrió a Ruth y a mí, y mientras se subía al sofá, se ponía de a cuatro, me pegaba todo su culo a mi cara para que viese bien su sexo y su ano. Aunque debo confesaros una vez más, que yo miraba a Ruth, pensaba en Ruth ¡y deseaba a Ruth!
No sé qué Dios del Olympo me la envió para volverme loco, pero nunca he sido tan feliz con una mujer, como lo era con esa niña. Delgadita, un poco más alta de lo normal, con unas preciosas mandarinas bajo cada pezón, y aunque todavía tenía 11 años, era la mujer más puta que jamás había conocido. A su edad, no tenía reparos en hacerlo todo, incluso lluvia dorada. Es más, te exigía que la trataras fuerte, y solo hacía tres semanas que yo mismo había destrozado su virginidad. Y aun así, se entregaba con una pasión enorme. El sexo la volvía loca ¡y yo la iba a pervertir al máximo!
Bebía licores fuertes hasta cansarse, pero nunca la vi muy borracha. Fumaba pocos cigarrillos, pero mi puro no lo dejaba cuando estaba conmigo y se tragaba el humo. Me juró que me traería varias amigas para hacer yo un puticlub de niñas, del que yo sería el puto Amo, el semental, y el chulo de las mismas… y ya me traía una nueva ninfa para desvirgar. Y a sus 11 años, se comportaba como si formase parte de mi vida. Y sinceramente, creo que ya formaba parte de mi vida y de mis vicios.
Y como ya me daba igual ir a la cárcel por follarme a una niña o a cien, me preparé para hacernos todos un favor. Pero apenas empecé desde atrás a hurgar en su sonrosada e infantil vulva, me dice Ruth:
--Mírala bien Arturo, aunque ya tiene 10 años, es virgen por los dos agujeros. Pero te aseguro que es muy buena mamona, las pollas de los compas de bachiller se las traga hasta el fondo. Ya quería empezar a follar con ellos porque quiere ser una puta de verdad y ganar dinero, pero quiero que seas tú su primer macho y su chulo ¡eres mi amigo! No tiene miedo a quedarse preñada y sabe que hoy le va a doler, pero no se quejará ¡ya lo verás!
***Sabe que has sido camionero y muy bruto, pero así aprenderá mejor a follar con toda clase de hombres. Yo haré que se acostumbre a fumar tus puros y a beber de este coñac barato que tienes, además, como tienes muchos amigos camioneros y ellos serán nuestros principales folladores, pues así nos acostumbraremos a ellos y sus gustos. Ya verás como Irina siempre será tuya y te hará todo lo que le pidas ¡pero no será nunca tan tuya, tan mujer, como lo soy yo!
Yo estaba alucinado ¿qué cojones iba a fumar y beber yo con mi paga de pensionista? Al igual que el resto de la gente de mi barrio, todos necesitábamos dinero para vivir mejor. Pero no sabía si estaba más alucinado por lo que decía mi niña, o por lo cerrados que veía el coño y el culo de Irina. Por supuesto le iba a doler en los dos sitios y no solo hoy. Pero hoy le abriría solo el coñito. Esa pequeña vulva sonrosada, agresiva, y hasta hoy inexplorada, merecía una atención especial urgente ¡se veía tan estrecha su entrada!
Agarré con mis manos ese divino culito y mi boca se pegó inmediatamente entre los glúteos. Mi lengua buscó, sobre su lisa y fina vulva, la grieta que me introdujese al interior de la sacrosanta cueva. Su agujero era tan estrecho que yo mismo pensé que sería imposible meter mi bastante gruesa polla. Mi lengua sí empezó a penetrar en esos virginales coño y culo. Y sus caderas empezaron a moverse al notar ese húmedo roce. Con mi rostro pegado entre sus glúteos, y mi lengua penetrando dentro de mi nueva niña, me sentí extraordinariamente feliz.
¡Cuántos hombres darían parte de su vida, por hacer lo que yo estaba empezando a hacer con esta niña de aún 10 años! La niña empezó a gemir y a moverse. El olor que salía de esas partes sexuales me volvían loco ¡Qué carne más prieta… más suave… qué grietas tan estrechas! ¿No sería acaso un crimen romper esa virginidad y hacerla mujer, para que tantos otros hombres se vaciasen dentro de ella?
--Toma, bebe –le dijo Ruth a Irina- Bébete lo que quieras y te iré dando el puro para que lo fumes. Cuanto más borracha y mareada estés, menos dolor notarás ¿Tú ves Arturo? Tus putas nos vamos a hacer camioneras, coñac barato y puros de mierda. El único que ganas eres tú. Te follas a unas niñas vírgenes de 10 y 11 años, las haces tus amantes, las haces putas, y encima ganas dinero con nuestros coños.
--Y con vuestros culos y bocas –dijo Arturo- Porque los que os follen pagarán por todo. Queréis ganar dinero y yo os proporcionaré esas pollas y ese dinero. Sí, mi amada Ruth, acepto ser vuestro semental. Os follaré casi cada día. Disfrutaré con vuestros pequeños cuerpos y vuestros estrechos agujeros. Es posible incluso que sea yo quién os preñe primero, pero el tiempo que esté con vosotras voy a ser muy feliz y os haré muy putas. Y tú me gustas mucho Ruth, ya no eres realmente una niña, eres ya muy adulta, tú serás algo muy especial. Una puta depravada, superviciosa, sin complejos, y con constantes deseos de ser follada.
--¿Quieres que sea tu novia Arturo? No me importa tu edad. Mi madre se emborracha casi todas las noches. Puedo emborracharla del todo todas las noches y me vengo a follar y dormir contigo. Y si me traes ya clientes, con ellos también follaré y ganaremos dinero. Podrías romper esa ventana que hay en el pasillo junto al baño y hacer una puerta que dé a la calle de atrás, junto al muro. Nosotras podemos entrar por allí y los clientes también ¡y nadie de la calle nos verá!
--En mi casa, mi padre hace tiempo que se fue con otra chica, mi madre tiene una depre de cojones y se toma pastillas para dormir. Me puedo escapar y venir también todas las noches ¡Y dos putas ganan más dinero que una! –añadió Irina-
Joder con las niñas. En este barrio humilde, casi no había una familia normal. Y posiblemente, en estos momentos, el más anormal y amoral de todos sus habitantes era yo. Pero vi que Irina se bebió una muy generosa ración de ese coñac barato ¿cómo son capaces estas niñas de trasegar tanto alcohol y drogas a su edad? Ruth le acercó el puro y la niña aspiró profundamente y tosió varias veces:
--¿Tú ves como este humo es más fuerte que el de los cigarrillos y los porros? -Le dijo Ruth- Tú fuma estos puros poco a poco hasta que te acostumbres. Y te digan lo que te digan de los puros ¡tú te tragas el humo! ¡Hemos de ser las mejores putas del polígono!
Me olvidé un poco de sus comentarios ¡y menudos comentarios sexuales hacían las niñas! Hasta había previsto Ruth, que la ventana del pasillo la echase a tierra e hiciese una puerta muy discreta ¡pues la haría! Y eso de pasar las noches con las dos… ¡gracias Baco!
Proseguí jugando con mi lengua, la cambié de agujero y penetré su culo con ella ¡necesitaba saborearlo! Los olores anteriores me decían que hacía poco que había defecado y aunque bien limpio por fuera, al penetrar mi lengua noté el maravilloso y agrio sabor de sus excrementos infantiles. Y lamiendo ese sabroso agujero tan estrecho como el anterior, mi lengua, mi mente, y mi polla, desearon a la vez ser el dueño de ese cuerpo ¡de esos cuerpos tan menudos y frágiles!
Para estar más cómodo, me levanté casi de golpe. Cogí los glúteos de Irina con mis dos manos. Mis dos pulgares separaron dichos glúteos, apoyé mi pollón sobre los pequeños y frágiles labios vaginales y empecé a apretar, pidiendo a los dioses ayuda para poder penetrar ese agujerito hasta el fondo.
--No tengas miedo Arturo. A mi me hiciste mucho daño pero ahora ya ves que me la metes bastante bien y me duele solo un poco. Ella quiere ser puta, como yo, así que trátala como puta, no como niña y fóllala a tope ¡necesitamos dilatarnos!
--Irina ¿de veras quieres que te la meta? Te va a doler.
--Ya me lo han dicho Ruth, Marga y otras amigas, pero si quiero ser puta tienen que follarme y necesito tener los agujeros grandes, así que fóllame duro Arturo ¡como a Ruth! Ya verás como siempre te haré caso, no gritaré, y me portaré bien.
Mientras hablábamos, más que nada para distraer a Irina y que se relajase, mi cuerpo no dejaba de hacer fuerza para meter mi polla en tan estrecho agujero. Algo parecido a eso de meter un camello por el ojo de una aguja. Pero por fin, metí de un golpe seco todo mi glande, y la chiquilla no gritó, pero lloró bastante fuerte. Yo la acariciaba, la besaba dulcemente… Y Ruth le daba más coñac, el puro que ya se terminaba ¡y también le daba besitos en las mejillas y en los labios ¡11 años, putas, y bisexuales…! Seguí metiendo la polla y vino un milagro en nuestra ayuda. ¡Irina se corrió abundantemente!
La dejé descansar un poco. Lo que aproveché para hurgar con mi polla dentro de ella, y así mojar un poco más mi polla. Instantes después volví a empujar y noté, a pesar de su estrechez, que iba entrando mejor. La sacaba un poco, la volvía a meter. La volvía a sacar y meter… y cada vez más rápido, con más fuerza. Y la niña se tragaba el coñac y los mocos. Y de repente llegué al fondo de su matriz y no solo lo noté yo.
--¡Ruth, Ruth! –gritaba la niña- Ya ha llegado la polla al fondo. Me la ha metido toda.
¡Qué más quisiera yo que meterla toda! Algo más de la mitad estaba dentro de ella ¡eso seguro! Y otra vez oímos la mandona voz de Ruth:
--Ahora reviéntala Arturo. Ya la tienes dentro. Eres su semental, demuéstrale quien manda y para qué sirven una polla y un coño.
¿Para qué sirve un coño? Y sobre todo, el coñito de una niña virgen de solo 10 años ¡Menuda pregunta! Para volver loco de placer a cualquier hombre que aprecie un coñito tan estrecho e inexperto. Su vagina, sus músculos vaginales, aprietan la polla como el mejor guante carísimo hecho a medida del placer. Envuelven la polla. La llenan de calor, de humedad. Está la polla tan apretada que parece que ha crecido de tamaño.
Es como si en lugar de una polla grande, le hubieses metido un bate de beisbol de tan ajustada, y notas el placer de esa ninfa al ser tan brutalmente dilatada ¿Cómo no van a pagar los hombres lo que sea, por follarse a unas niñas como estas? Estarían locos rechazándolas.
Pero ahora, esas niñas eran mías. Esos coños eran míos. Y el coñito de Irina era posiblemente más estrecho que el de Ruth. Aún tardarían muchas semanas las dos en estar dilatadas para ser folladas sin mucho dolor, “a su gusto”, por lo que hasta entonces, SOLO mi polla entraría en esos agujeros y me vaciaría en ellos ¡a mi gusto! ¡Qué par de putas tan maravillosas iba a crear! ¡Y sus madres durmiendo o borrachas mientras las follo!
La respiración de Irina se iba relajando. Los brazos de la niña descansaban sobre el apoyabrazos del sofá. Ruth la besaba, la acariciaba. Y fui notando como todo su cuerpo, a pesar de que mi follada no era nada suave, se relajaba, se me entregaba. Y quise disfrutar de ese cuerpo y empezar a enseñarle el poder conjunto del uso de la fuerza y el de las caricias, como parte importante del placer y de la entrega total.
Su cuerpo estaba sudado, pero no me importó. Hice un ligero hueco en mis manos para poder acariciarla sin que la palma de mi mano se pegase a su piel sudada. Mis manos empezaron a recorrer su cuerpo mientras mi polla seguía jugando, forzando, y dilatando su coñito. Cuando mis manos llegaron a la parte alta de su espalda y mis dedos acariciaron su nuca ¡un nuevo estremecimiento la sacudió! Otro orgasmo el primer día de su follada. Y mi polla empezó a moverse mejor. Muy apretada, pero con mejor deslizamiento. Sujeté su cuerpo por sus sobacos, y las yemas de mis dedos empezaron a acariciar sus tetitas ¡qué duras y prietas eran!
Estaba yo muy excitado, por mi follada, y por ver como, al mismo tiempo, las dos niñas se besaban en la boca intensamente y hacían jugar sus dos lenguas como serpientes locas que se enroscaban y jugaban mientas las dos se acariciaban. Comprendí que mi polla y mis huevos ya no podrían aguantar tanta dicha y placer, y desde atrás la agarré de sus tetitas. Las apreté, las agarré con fuerza, arqueé su cuerpo hacia atrás mientras se la seguía clavando profundamente, y esta vez me aseguré de hacerlo con fuerza, para demostrarle quien mandaba de los tres.
--¡Me duele! –le oí decir a la niña-
--¡Rómpela Arturo! Métesela en la barriga si hace falta… ¡pero fóllala con fuerza! Demuéstrale que eres su Amo y su semental–me gritaba Ruth-
Con su cuerpo arqueado la follé con fuerza. Sin pensar en sus 10 años. Como si fuese una puta más de las muchas que conocí en mi vida de camionero. Fuertemente agarrada por mis brazos y penetrándola una y otra vez hasta el fondo de su estrechísimo coñito, sin hacer caso de sus quejidos.
Y los huevos se cansaron de mantener mi leche en sus depósitos y la sacaron a presión. Varias descargas de leche llenaron su vaginita ¡debería ser tan pequeña! Mi polla estaba pegada tanto a sus paredes, que el semen salía lentamente entre mi polla y sus músculos. Su cuerpo, estrechamente unido a mí, me transmitía todas sus emociones. Oía el aire de sus pulmones. Los rugidos que querían salir de su garganta. El estremecimiento de sus músculos… pero nos había jurado no gritar y contuvo sus gritos de dolor. Noté el estremecimiento de un último orgasmo. Su cuerpo empezó a pesarme ¡mi princesa se había mareado y se abandonaba en mis brazos! Pero la misión estaba ya cumplida ¡Irina ya no era virgen!
Dejé el cuerpo de la niña de aún 10 años sobre el plástico del sofá, boca arriba, y apenas lo hice, me dice Ruth:
--Qué cabrón eres Arturo… ¡menuda follada! Mira como está de agotada, sacando leche, sangre, sus propias corridas ¿Vas también a romperle el culo hoy? Y como has visto, no ha gritado. Cada amiga mía que te traiga para follar, ya te las traeré enseñadas para que te hagan caso. Podrás hacer con ellas todo lo que quieras… ¡y nunca te denunciaran!
Y la muy puta me sonríe, me acaricia la mejilla, y me dice:
--Hoy no me has follado. Pero esta noche dejaré que mi madre se emborrache del todo y vendré a pasar la noche contigo. Podremos estar toda la noche follando y por todos mis agujeros ¡Será nuestra primera noche! Déjame la ventana del pasillo abierta y entraré por allí.
Me la quedé mirando y vi tanta ironía en su sonrisa y tanto vicio en sus ojos, que la polla se me puso más dura que el titanio. Y no me pude aguantar. La tiré contra el respaldo del sofá, le abrí los glúteos, y de un solo empujón la penetré vaginalmente. Seguía siendo estrecha, muy estrecha, pero la muy cabrona le dice a su amiga que estaba bajo ella:
--Ves Irina. Solo hace tres semanas que me está follando y ya me la mete de cine. Tienes que tener aguante y paciencia, y ya verás como pronto te la podrá meter entera.
Pero al follarme a Ruth, vi el cuerpo de Irina y que la pobre estaba destrozada, sudada, y sin arreglar. Me follé muy rápido a Ruth aunque ella me pedía tranquilidad, follarla sin prisas, y una vez me corrí dentro de ella, fui al baño y traje cosas para limpiar y rebajar la inflamación de Irina. Ya me estaba haciendo un botiquín bastante extenso, y tendría que ampliarlo con esas putitas de agujeros tan estrechos, para poder arreglarlas después de cada follada.
Una vez limpia y seca, compartimos coñac y puro los tres, y un rato después de ir al baño, Irina estaba ya “casi” segura de poder ir bien a su casa a pesar del dolor de su entrepierna. Pero andaba como un pato, con las piernas abiertas y la mano derecha como agarrotada. Según me dijo días más tarde, había puesto su mano así porque tenía unas ganas enormes de rascarse en el coñito, pero claro, no podía hacerlo. Estaba muy inflamado y dolorido.
Pero Ruth ¡siempre Ruth! Aún no había terminado con las sorpresas, y me pregunta:
--Arturo ¿has follado alguna vez con niñas que sus padres son de África? Pero aunque son muy morenas, no son negras. Porque tengo dos hermanas de 9 y 11 años, Janna y Amira, muy guapas, muy mamonas, y que quieren pollas de verdad. Pollas a cambio de dinero. En su casa falta dinero y su madre las ofrece. Y no te olvides que esta noche la pasaremos tú y yo follando. No cierres la ventana.
Y cerrando ella la puerta de la casa, desaparecieron las dos niñas… que ya se estaban haciendo mayores.
Continuará
Como quisiera tener esas nenas