El relato erótico "La isla del Edén, Parte 02 (de Janus)" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

Esta publicación es la parte 3 de un total de 6 publicadas de la serie La isla del Edén

En la escuela.

Claire atravesó la puerta de salida saltando, vistiendo sólo una mochila y un par de sandalias. Dejó de saltar, sin embargo, al sentir el dilatador dentro de su ano. La niña caminaba con cierta rigidez al sentir ese juguete en su recto. Su amiga y vecina, Amy, ya estaba esperando por ella cuando llegó a la parada de autobús.

«Hola Claire», dijo Amy.  

«Hola Amy», contestó ella. 

Claire y Amy estaban en el mismo grado en la escuela y eran mejores amigas.  

«¿Estás usando tu dilatador hoy?» preguntó Amy.  

«Sí».

«¿De qué tamaño?» volvió a preguntar.

«Del numero seis», dijo Claire.

«Yo estoy usando del numero ocho», dijo Amy con orgullo.

«¡No te creo!», exclamó asombrada Claire.

«¡Que si! lo puedes ver por ti misma…» Amy se inclinó y abrió los cachetes de su culo con sus manos. Claire se inclinó para mirar la parte inferior del dilatador en el ano de su amiga. Efectivamente, se leía:

«Talla 8″…

«Bueno, no me importa de todos modos», dijo Claire, desilusionada.

«Mamá me dijo que podría tener sexo anal con papá antes de cumplir los ocho años.» Amy se jactó. Antes de que Claire pudiera pensar una respuesta, el autobús escolar se detuvo.

Notó a Amy caminar cautelosamente cuando se subió al autobús. «Se cree muy grande», Claire pensó para si misma. «Pero está teniendo problemas para caminar.»

«Hola chicas», dijo el conductor del autobús mientras subían. Era un hombre mayor, y tenía el estómago como el chef de la televisión que Claire había visto momentos antes. Su pecho era demasiado velludo. Esta mañana lucía una gran erección, que él acariciaba mientras miraba a las chicas desfilando frente a él.

«Hola», dijeron Amy y Claire cortesmente. Claire sintió pena por el conductor del autobus. Debe ser bastante aburrido conducir el autobus cada mañana porque siempre se estaba masturbando al verlas subir.

El trayecto a la escuela era corto, sin embargo, los estudiantes llegaron a la escuela sólo unos minutos antes de iniciar clases. Las dos chicas se fueron a sus aulas y colocaron sus mochilas a un lado. El Sr. Harrison llegó y llamó a la clase a calmarse.

«Buenos días, niños. Esta mañana trabajaremos con las matemáticas…»

A Claire le gustaba el señor Harrison. Era alto y estaba bien afeitado. A diferencia del conductor del autobus, su pecho era musculoso y sin vello. Incluso su vello pubico estaba recortado y limpio.

Su pene por lo general estaba flácido durante clases, pero en ocaciones se paraba delante de todos. Claire recuerda una vez, cuando ella estaba de pie detrás del profesor y se dió vuelta de repente. Su pene erecto le golpeó el rostro, provocando la risa de la clase entera.

«Vamos a trabajar en éstos problemas juntos en el pizarrón, ¿de acuerdo?». El Sr. Harrison asignaba grupos de dos personas para trabajar. Claire fue asignada con Louie, un niño rubio con grandes orejas. Ella hizo una mueca. Por lo general, Louie nunca presta atención a la clase y a menudo se mete en problemas por jugar con su pene bajo su mesa, cuando debería estar escuchando la clase.

La clase de matemáticas pasó rápido, luego siguió la clase de ortografía. Claire no estaba segura sobre los temas que trataban, por lo que a menudo levantaba la mano para preguntar, pidiendo ayuda al Sr. Harrison. Él era siempre paciente con ella, así que sabía que no le molestaba.

«Sr. Harrison», dijo ella, levantando la mano. «¿Me puede ayudar con esta frase?»

«Por supuesto, Claire», dijo él, levantándose de su escritorio. Se puso de pie detrás de ella, mientras se inclinaba sobre su mesa. Cuando el Sr. Harrison se inclinó detrás de Claire, sintió su pene sobre su hombro. Si volteaba su cabeza, podría besarlo, pero la niña de siete años de edad se resistió a la tentación. A ella siempre le gustó lo limpio que olía el pene del Sr. Harrison, como a jabón fresco.

Una vez que la clase de ortografía había terminado, era el momento para la clase de exploración. Ésta era una clase mensual, donde los estudiantes tomaban clases acerca de sus cuerpos. Normalmente eran cosas que Claire ya sabía, pero aún asi le gustaba esa clase. En lecciones anteriores, habían incluido cosas como hacer la posición de «la vaquera invertida» o usar vibradores. ¡Vibradores! Claire tenía experiencia con vibradores desde que tenía cuatro años y no podía imaginar que alguien no supiera usarlos.

«Clase», dijo el Sr. Harrison, dirigiéndose a los niños. «El tema de éste mes para la clase de exploración, es la glándula de la próstata. ¿Saben lo que es la glándula de la próstata?». Claire suspiró. Ella llevaba un año masajeando la próstata de su padre. Levantó la mano.

«Es una pequeña bolita que está dentro del culo de un hombre», dijo Claire.

«Así es, Claire», asintió el Sr. Harrison. «A propósito, recuarda usar las palabras adecuadas para referirte a las partes del cuerpo»

«Oh», dijo Claire, recordando. «Es un…mmmm… una bolita dentro del ano de los hombres», dijo Claire.

«OK», el Sr. Harrison aprobó la respuesta. «¿Cómo lo encontraste?»

«Humm», dijo Claire, en busca de la manera correcta para describirlo. «Se mete el dedo en el ano de un hombre, algo asó», señaló, «y entonces se mueve el dedo así…»

«Bien, Claire», el Sr. Harrison le dijo. «Ya que sabes tanto de la próstata y ya que es tan difícil de explicar como encontrarlo, ¿tal vez estes dispuesta a pasar al frente de la clase y demostrarlo conmigo?»

«Está bien», dijo Claire, levantándose de su asiento. El Sr. Harrison despejó la gran mesa colocada al frente del salón y se subió. Se acostó y abrió las piernas para dar acceso a Claire.

«Niños, dijo, «¿porqué no vienen a la parte delantera de la sala tambien? es dificil de ver cuando estan tan alejados.»

Los niños se levantaron y rodearon la mesa. Claire tomó la botella de lubricante que aplicó en el Sr. Harrison y en su dedo medio. «A veces se tiene que usar mucho», le explicó a la clase. «Hay que levantar las bolas… emm… testículos quise decir…»

Y diciendo ésto, Claire levantó suavemente los testículos del Sr. Harrison, sintiendo su peso. Luego extendió su dedo medio y lo introdujo en la abertura anal de su profesor, empujando en la medida que podía. «Entonces, sólo tienen que sentirlo», le dijo a la clase. «Si ustedes doblan su dedo hacia arriba un poco… ¿eso es, Sr. Harrison?»

«Si, Claire», contestó. «¡Buen trabajo!»

«Y una vez que lo encuentras», Claire continuó, «sólo se tiene que frotar un poco y se siente muy bien para el hombre.» Como para corroborar sus palabras, el pene del Sr. Harrison, antes flácido, comenzó a endurecerse. Continuó masajeando la próstata de su profesor, hasta que su pene se encontraba totalmente erecto y apuntando hacia arriba.

«Gracias, Claire», dijo el Sr. Harrison. «Me has provocado una muy buen erección.» Claire se sonrojó ante sus palabras. «Deberías mencinar ésto a tus padres durate la cena de esta noche, van a estar muy orgullosos de ti.» Ella retiró su dedo cuando el profesor se sentó, no sin antes dar un suave masaje a sus testículos.

«Clase», dijo él. «Quiero que hagan pareja chico y chica como esta mañana. Lleven a su pareja a la mesa y luego las niñas practicarán buscando la próstata de sus compañeros. ¿Entendido?»

«¿Sr. Harrison?». Era Shannon, agitando alocadamente la mano. «Yo no tengo compañero».

«Muy bien, Shannon», dijo el profesor, «yo seré tu pareja».

A medida que los estudiantes se organizaban, Claire caminó hacia Amy y señaló en dirección a Shannon. «Consentida del profesor», susurró ella con desdén. Amy asintió y miró a Shannon.

Claire encontró a Louie esperando sobre la mesa, con las piernas abiertas y listo. Claire hizo una mueca cuando vió que tenía una erección. «¿No puedes prestar atención a la clase en vez de jugar con tu pene?», le preguntó ella. Tomó la botella de lubricante y puso un poco sobre su dedo.

«No puedo evitarlo», dijo Louie tímidamente. Sacudiendo la cabeza, Claire se inclinó, apuntando su dedo al ano del niño.

«Estás apretado, demasiado apretado», Claire se quejó.

«Lo siento», dijo Louie.

Claire masajeó su esfinter, tratando de conseguir que se relaje. Finalmente, su dedo se deslizó dentro de su apretado agujero, haciendo jadear al chico. «Estoy dentro», Claire dijo, como si él no lo supiera. «Wow, estás apretado todavía…» El lubricante resbaladizo hizo su trabajo, Claire deslizó su dedo profundamente, encontrando la próstata y frotandola.

«Ésto se siente bien», dijo Louie. «¿Puedes tocar mi pene también?»

«De ninguna manera», replicó Claire. «El Sr. Harrison no dijo que hicieramos eso».

«Pero Teresa y Jesse están haciéndolo», señalándolos.

«¡Sr. Harrison!», llama Claire a su profesor, «¿debemos masturbar también a nuestro compañero?»

El Sr. Harrison y Shannon estaban en la mesa, en la parte delantera de la sala. Shanon tenía una sonrisa tonta en la cara mientras jugaba con su prostata, con la cara apoyada cerca de la gran erección de su profesor. «No es necesario, Claire, por ahora enfoquémonos en la próstata…», dijo él.

Un par de minutos después, todos los niños tenía enormes erecciones, pero la hora del almuerzo llegó.

«Clase», dijo el Sr. Harrison. «Quiero que todos se laven las manos y se preparen para el almuerzo.»

Hubo una estampida de cuerpos, ya que los estudiantes se fueron corriendo a los lavabos para estar listos para el almuerzo.

«No hay que olvidar», gritó el Sr. Harrison por encima del estruendo. «Si quieren jugar con cualquier cosa, estén seguros de tomarlo ahora, porque no regresaremos hasta despues del almuerzo. Pelotas, cuerdas para saltar, lubricante, estén seguros de tomarlo ahora mientras puedan.»

Continuará

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