La inquilina, Parte 03 (de Cazzique)

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    El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

    No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

    Esta publicación es la parte 3 de un total de 5 publicadas de la serie La inquilina
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    Era miércoles y llegué puntual miré alrededor para verificar que nadie se encontrara por los pasillos de la vecindad, las ventas del departamento trece se encontraban cerradas y me acerqué hasta la puerta, vi que la cortina se movió y casi enseguida la puerta se abrió. Palma me miró sonriente y entré rápidamente al departamentito.

    Ella cerró la puerta tras de mí y se quedó parada allí esperando a que yo iniciara la conversación, la miré acercándome lentamente, traía puesta una playera blanca y una minifalda de color rojo, huaraches y su cabello rizado suelto. Llegué hasta donde estaba la pequeñita y me agaché para besarla, ella me ofreció sus labios y nos enfrascamos en la candente lucha de lenguas por varios minutos.

    Palpé las nalgas de la jovencita por encima de la tela de la minifalda y fui en busca de sus hermosas y delgadas piernas, las acaricié y fui subiendo poco a poco dándome cuenta de que la chiquilla no traía bragas, mis dedos se recrearon en los cachetes redondos y suaves de sus nalgas y seguí pocos segundos después el canal de su culo hasta llegar a su ano, acaricié suavemente el arrugado agujerito y luego seguí con mis caricias sobre los cachetes.

    – ¡Vamos al cuarto! – me dijo la niña.

    Palma se encontraba ansiosa y esta vez no se quedó parada al lado de la cama sino que se recostó abriendo sus piernas y mostrándome la rajada ya húmeda y su culo oscuro debajo. Me quedé de pié al lado de la cama y me comencé a desnudar rápidamente, mi verga pronto quedó completamente erecta ante la vista de la chiquilla que no me quitaba la mirada. Cuando quedé completamente desnudo me paré al lado de la cama e hice que la nena se sentara al borde de la misma, le acerqué mi tronco a la cara y ella enseguida se lo llevó a la boca. Su lengua comenzó primero a recorrerme el tronco dentro de su boca y yo sujeté su cabeza iniciando un leve movimiento de caderas.

    Mi verga entraba y salía de su boquita y ella acariciaba con su lengua y sus labios, lo hacía ya muy bien a pesar del poco tiempo que teníamos practicándolo. Tras algunos minutos de estarme felando detuve a Palma o de lo contrario terminaría viniéndome, la levanté y nos besamos mientras la iba desnudando. Tampoco como era su costumbre traía brasier y cuando le quité la playera sus hermosos y pequeños senos quedaron al descubierto.

    Me aparté un poco de ella para amasarlos, acariciarlos, besarlos y chuparlos a mi libre antojo. Mientras estaba en la deliciosa tarea sobre sus senos desabroché la minifalda que lentamente cayó al suelo dejando a la chiquilla solamente con los huaraches puestos. Me hinqué entonces quedando a la altura de su concha y desabroché las correas del calzado.

    Palma estaba ya completamente desnuda cuando mis manos comenzaron a acariciar sus pantorrillas y lentamente fui subiendo por sus piernas, al llegar a sus muslos apliqué mis labios a la aromática conchita de la niña y metí ligeramente lengua entre sus pliegues, ella gimió al contacto de mi boca con su cuevita y abrió un poco las piernas deseosa de que yo hiciera más cosas allí. Pero solamente fue ese pequeño contacto y luego continué acariciándola, subiendo lentamente por sus caderitas, su cintura y finalmente sus senos.

    – ¡Hoy te voy a enseñar algo nuevo! – dije después de que terminé.

    – ¿Qué? – preguntó curiosa.

    – No comas ansías, pronto lo vas a descubrir.

    La tomé por los hombros y la hice darse la vuelta, quedó de espaldas a mí, le pedí que se montara en la cama y ella quedó de rodillas sobre ella aún dándome la espalda, sujetando sus hombros la fui empinando lentamente hasta que sus nalgas quedaron perfectamente perfiladas.

    – Quédate así... ¡Veras que cosa más rica!

    Me hinqué exactamente detrás de ella quedando sus genitales frente a mi cara, acaricié sus nalgas apreciando su bella figura y su juventud, los labios vaginales se apretaban debajo del arrugado ano. Pasé mi mano por todos los rincones posibles y después besé las nalgas, un cachete, luego el otro y finalmente el ano. Mi lengua se metió en el oloroso agujero trasero de Palma qué comenzó a experimentar deliciosas sensaciones y gemía levemente mientras yo estaba trabajando en su culito.

    Dejé mucha saliva en su ano y empecé a empujar la punta de uno de mis dedos mirando como la pequeña oquedad se abría lentamente al hacerlo. Ella se dejó hacer sin poner resistencia a nada y mi dedo lentamente fue avanzando dentro de su estrecho recto. Finalmente tras algunos minutos de estar metiendo y sacando mi dedo vi que el ano de la niña comenzaba a ganar un poco de amplitud. Era momento de intentar con otro dedo más. Fue una labor un tanto difícil pero logré con un poco de esfuerzo meter mi segundo dedo en ella sin lastimarla, todo lo contrario, la niña lo estaba disfrutando tanto, qué llegó a un orgasmo tan solo con los manipuleos en su ano.

    Cuando noté que el culillo de mí nena estaba ya perfectamente ensanchado como para meter algo más me levanté y abriendo con rapidez el portafolio que tenía sobre el buró, saqué un frasco de vaselina. Unté perfectamente el agujerito de Palma con la sustancia y puse mucho de ella también en la punta de mi pene, entonces sujetándola por las caderas le apunté mi verga al agujerito.

    Muy lentamente comencé a penetrarla, el glande se fue abriendo camino suavemente a través de su esfínter. Sí le dolió, pero fue el mínimo dolor posible y la hermosa Palma lo soportó perfectamente. Mi verga se fue metiendo y metiendo hasta qué la mitad quedó dentro. Me apretaba espectacularmente el nabo y ni qué decir del exquisito calor de su interior.

    Continué empujando muy lentamente en su apretado agujero y minutos más tarde lograba que mis vellos se apretaran contra sus nalgas, era una maravilla ver ese culito estrecho y joven perfectamente empalado por mi grueso tronco. Ella respiraba agitadamente y pujaba un poco. Le acaricié la espalda, su cabello y bajé las manos hasta sus tetas, las estuve amasando por varios minutos sin mover en lo más mínimo mis caderas. Esperé varios minutos sintiendo en mi verga los movimientos del intestino de la niña y cómo su esfínter se apretaba fuertemente contra mí.

    Puse las manos en su cintura y entonces comencé a salirme de su cuerpo despacio, saqué mi verga únicamente hasta la mitad pues todavía sentía como su culito me rechazaba poderosamente. Nuevamente volvía e entrar y así se inició un lento mete-saca que se prolongó cerca de veinte minutos. En cada paso veía mí nabo entrar y salir lentamente abriendo y empujando la piel de su ano. Él que ya alguna vez haya tenido una experiencia similar comprenderá mi calentura al estar entrando y saliendo lentamente, mirando cómo en cada paso sucede algo delicioso con el culito penetrado, el olor que se desprende, el calor que se experimenta y las sensaciones de la persona que es penetrada, los ruidos que se escuchan y todo lo qué se me logre escapar.

    En fin ya estaba bombeando el hermoso y apretado culito de Palma y al parecer ella estaba llegando a un segundo orgasmo. Sentí su esfínter apretarse más en esos momentos estrangulándome deliciosamente la base del garrote, me movía lentamente pues no quería venirme y miren que me costó mucha concentración el hacerlo pues era tan delicioso todo qué me era muy difícil contenerme. Cuando sentía qué estaba a punto de explotar me detenía por completo y respiraba profundamente tratando de bajar un poco la excitación.

    Cuando sentí que me tranquilizaba un poco reinicié lentamente los movimientos de entrada y salida en la caliente y apretada cavidad, a ella la guiaba con mis manos sobre la cintura llevándola a un lado y al otro dependiendo de lo que iba sintiendo.

    No pude más estallé llenado de leche caliente el intestino de la chiquilla y ella lo sintió, sintió cómo mi lefa le quemaba por dentro y terminó viniéndose junto con migo. Era delicioso el sentir como mi verga entraba y salía más rápida y suavemente con la profunda lubricación de mi semen.Me estuve moviendo así hasta terminar de eyacular completamente dentro de ella y tan caliente me encontraba que mi erección no se perdió.

    Saqué mi verga de su agujero y le pedí que me la mamara, la nena se levantó y pudre apreciar como su anito comenzaba a cerrarse nuevamente y a expulsar el semen que le había dejado dentro. Palma se hincó en el suelo y sujetó mi verga completamente repleta de semen embarrado con una de sus manitas y la guió hasta su boca. Primero se metió la cabeza y la chupó delicadamente dejándola limpia del semen que tenía en la superficie. Luego meneó la barra a un lado y con su lengua fue recorriendo ese lado, saboreaba la leche que la barra tenía y así continuó hasta dejar completamente limpio con su saliva ese lado, continuó con el otro de la misma manera y finalmente se la metió en la boca, mamó una y otra vez mi tronco casi completo aunque todavía le faltaba meterse un buen trozo.

    Palma no se detuvo ningún instante y pasados unos diez minutos nuevamente comencé a venirme, la chiquilla se tragó toda la leche que me estaba saliendo y no dejó que una sola gota se escapara, finalmente perdí la erección y me recosté en la cama a un lado de ella.

    – ¿Te gustó que te la metiera por el culo?

    – ¡Me dolió un poco!... Pero sentí muy rico también.

    – Lo vamos a seguir haciendo para que te acostumbres a tenerla allí.

    – ¿A ti te gusta lo que sientes?

    – Sí... Me fascina cogerme a chiquitas como tú...

    – ¿Has cogido con muchas?

    – No muchas, pero si algunas... ¿Te gustaría verme cogiendo con una?

    – No lo sé.

    – Bueno si se da algún día lo practicamos.

    – ¡Quiero más! – dijo casi suplicando.

    – ¡No te preocupes!

    Me levanté y miré el cuerpo desnudo de la chiquilla, le abrí las piernas y me recosté entre ellas, comencé a mamarle su conchita poniendo especial atención sobre su clítoris. Casi inmediatamente Palme llegó a un orgasmo qué me bebí por entero y no me detuve, por el contrarió comencé a meterle un dedo en su conchita mientras se la mamaba.

    La caliente jovencita tardó unos cinco minutos en llegar a otro orgasmo más y seguía ardiendo, me sujetaba la cabeza para evitar que la dejara y yo contento continué chupándole su exquisita cosita. Los caldos no paraban y yo los bebía sin detenerme, ya tenía la lengua cansada pero era increíblemente satisfactorio estar con esa niña, así que soporté lo más posible y finalmente mi nena alcanzó un demoledor orgasmo que la hizo por fin pedir paz.

    Nos quedamos recostados un buen rato en la cama, sin movernos y solamente contemplándonos, su cuerpo joven, delicado y deseoso de sexo era delicioso. Palma se estaba acostumbrando a la verga y le estaba encantando, lo único que me faltaba era desvirgar su cuquita.

    Rompí el silencio diciéndole que le había traído un regalo, la chiquilla se incorporó mirándome y yo estiré mi mano hasta el portafolio que estaba en el buró, le di un paquete y le dije que no lo abriera ahora. Que lo abriera a solas y que lo usara la próxima ocasión en que nos viésemos.

    Me levanté, me vestí y me retiré dejando a mi joven amante recostada completamente desnuda y con su culito ya reventado en la cama. Ella me miró cuando salí diciéndome adiós con su manita.


    Continuará

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