El relato erótico "La depravación de una madre, Parte 09" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

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Esta publicación es la parte 10 de un total de 10 publicadas de la serie La depravación de una madre
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Ya María estaba de vacaciones y pasaba todo el día en casa con su perro. Una tarde los niños llegaron preocupados. La maestra de Patty había mandado una nota:

Señora María:

Buenas tardes señora María, lamento mucho tener que escribir esta nota, pero las circunstancia me llevaron a esto. Sucede que he notado últimamente un comportamiento indecente en la pequeña Patty. Como por ejemplo diciendo malas palabras a sus compañeros, incluso acostumbra a subirse la falda, que prácticamente expone sus pantaletas. Algunas veces sus compañeras, me dicen que ella las invita al baño hacer cosas, que bueno usted entenderá, me da pena escribir. Yo he tratado de razonar con ella, pero siempre esta reincidiendo lo que me obligo reportar esta conducta al director. Usted tiene una cita, con el director mañana para aclarar el asunto. Atentamente. La maestra.

María leyó la nota, entonces sentó a sus niños en la sala. Ella se sentó en el piso al lado de su amante, entonces dijo: «Cariño que les he dicho como debe ser su comportamiento fuera de la casa. No podemos jugar con fuego. Si ustedes no tienen cuidado, todo esto que estamos haciendo podría llegar a la policía. Entonces me meterían a la cárcel, y me quitarían a ustedes. ¿No queremos eso verdad? Entiendo que a veces es frustrante, cuando una no puede hacer lo que le guste, sin ofender a otras personas. Por eso ustedes tienen que ser muy inteligentes. Sin embargo no hay de qué preocuparse, yo mañana hablo con el director y estoy segura, que él y yo vamos a ser muy buenos amigos. Pero recuerden no siempre vamos a tener la misma suerte. Dejen que yo sea quien lleve las pautas, Okey.

Al día siguiente María se puso un vestido sexy, apretado de licra sin pantaletas y sin sostenes para ir al colegio hablar con el director. Ella sabía que esa no era la forma de vestir cuando se va a un colegio, y menos donde estudian sus hijos, donde se imparten reglas de conducta y decencia. Pero ella quería dejar una impresión. De todas maneras no era ningún delito vestir de esa manera en la calle, aunque pareciera una callejera. Cuando ella llego al colegio todos los niños estaban en su salón de clase, a excepción de algunos adolescentes que estudiaban bachillerato y tenían la hora libre. Ella cruzo el campus de la escuela bajo la mirada de jovencitos, que se la tragaban con la mirada. María amo el sentimiento y la excito. Llego a una oficina de información y el personal la miraba con extrañeza, pero sin embargo le indicaron donde quedaba la oficina del director. María toco la puerta, después de unos segundos la puerta se abrió y un hombre de unos cincuenta años, que parecía un oso estaba frente a ella. El hombre la miro de arriba abajo, entonces ella se presento y le extendió la nota de la maestra. El director la mando a pasar, sin poder apartar la mirada de la escultural figura de María. El mando a tomar asiento en un sofá que estaba al lado de su escritorio, mientras él se sentó en otro que estaba frente a ella. El sofá era acolchado y cuando María se sentó era difícil mantener una postura decente delante del hombre. El hombre tomo la nota. La leyó: «Lo que tenemos es un asunto muy grave señora María, su hija está violando las normas de conducta del colegio.»

«Entiendo señor director. Déjame explicarle» interrumpió María al director al tiempo que le paso un sobre. «Le ruego que mire el contenido, Yo estoy segura que usted entenderá, mis razones»

El director tomo el sobre, y entonces lo abrió. Inmediatamente su rostro se puso rojo como un tomate. Él recordó el día que su esposa estaba siendo cogida por un grupo de adolescentes, mientras él se masturbaba. Después que miro las fotografías no encontraba palabras. María agrego:

«Ve usted, no hay porque ser tan duro. Mi filosofía es `haga lo que te dé la gana, siempre que no dañes a tu prójimo. Nosotros también tenemos nuestros secretos»

María vio el cambio de actitud del hombre, entonces ella se relajo en el mueble extendiendo sus piernas y desplegando a la vista del director su coño, húmedo. «Te excita lo que ve. Porque no hacemos esto más interesante. Mande a llamar a tu esposa y a mis niños.»

El director abrió el intercomunicador y mando a llamar a su esposa a la oficina. También dio instrucciones que los niños: Juanita, Patty, Pedro y Pablo Hernández, se presentaran en su oficina. Minutos después una secretaría tocaba en la puerta del director, el abrió y mando a pasar los niños. Los niños estaban asustados cuando entraron, y vieron a su mamá.

«Tranquilo cariño, no pasa nada. Yo ya hable con el director y aclaramos todo.»

Mientras hablaba, sonó la puerta de nuevo y el director fue abrir la puerta. Los niños y María escucharon cuando la mujer decía: «Que diablos está pasando Marcos, estoy en plena clase, y tuve que dejar los jóvenes solos.»

«Cálmate Laura, pasa que esto es importante.» Cuando Laura paso se quedo sorprendida cuando vio tanta gente en la oficina. Inmediatamente reconoció a los niños y supo por intuición que la mujer que estaba sentada con ellos en el sofá era su madre. María se fijo en la mujer que días atrás estaba arrodillada mamando los guevos de unos adolescentes, era una mujer de unos cuarenta años, con abundante cabellera negra largo que ella llevaba suelto, era una mujer alta y un cuerpo bien formado, a pesar de llevar un uniforme de chaqueta y camisa abotonada hasta el cuello y una falda larga que pasaba sus rodillas con un cinturón de cuero ceñido a la cintura, que ocultaba sus encantos, María supo que ella se preocupaba por mantener su cuerpo. Su tez era blanca y usaba lentes, que le dan un aire de autoridad. El director tomo el sobre que había dejado en el escritorio y se lo dio a Laura. Laura abrió el sobre e inmediatamente su tez y aire de arrogancia cambió. María supo que los tenía donde ella quería. Dijo: «Como yo le dije a mi amigo Marcos, mi política es `haz lo que te dé la gana, pero nunca dañes a tu prójimo. Nosotros también tenemos nuestros secretos como familia, y es una regla en la casa que los secretos no se dicen porque si no dejan de serlos. Pero ya basta de decir mierda, todo esto me tiene al borde.» Con eso María abrió sus piernas completamente haciendo que el vestido se recogiera a la altura de su horca. Exponiendo a Laura y a Marcos su coño hinchado y boquiabierto. «Yo sé que a usted le gusta mamar palos de jovencitos, pero porque no prueba el coño jugoso de una mujer madura.» Laura estaba vacilando. María agrego: «Que esperas mujerzuela, agáchate y empieza a comerme.» La profesora solo ocultaba su sumisión bajo una fachada de dureza. Cuando María le ordeno. Ella sumisamente se agacho entre las rodillas de María y clavo su cara en el coño de María, en minutos ya había perdido toda la timidez y lengüeteaba el coño como si se tratara de un helado. María gemía, pero sin embargo dijo: «Niños porque no se ponen cómodos, y usted Marcos también, disfrute de la tierna carne de mis hijas. Mirón.»

Los niños empezaron a desnudarse y en minutos todos estaban desnudos. El director no pudo resistir, saco su palo de la cremallera y empezó a manosearlo lentamente mientras no apartaba la mirada de la multitud. María agrego entre gemidos: «niños pongan cómoda a la profesora y ustedes niñas vayan a darle una mano al director.» Los niños se abalanzaron sobre la profesora. Laura apartó la cara del coño de María y se arrodillo mientras Pablo y Pedrito iban soltando los botones de la chaqueta y la camisa. Cuando estaba desnuda de la cintura para arriba, ella se incorporo, María y los niños vieron que en las tetas grandes de la mujer colgaban anillos, en el seno derecho se leía `mámame’ y el izquierdo `chúpame’. Entonces los niños se dedicaron a soltar la falda, hasta que esta cayó al piso. La mujer presumía de un coño tan grande como el de María, con un clítoris que sobresalía, atravesado con un arete y un crucifijo fálico colgando. Después que la mujer estaba desnuda se agacho y empezó a servir a Pablo y Pedro hasta que estos vaciaron su semilla en la boca de la mujer. Mientras María no dejaba de masturbarse, y miraba el acto, cual mirona. Las niñas estaban entretenidas con el director. Mamando su órgano, por turnos. Hasta que el vació la carga en la cara de Patty.

María se levantó del sofá y acomodo su vestido indicando a los niños que se vistieran y regresaran a las aulas: «Yo tengo que charlar un poco con el director y la profesora, vayan niños» cuando ellos habían salido para sus salones. María dijo: «Ven no fue nada difícil, todo es posible cuando se hacen las cosas inteligentemente. Marcos usted podría ver esta escena repetida muchas veces, con otras madres y sus hijos.»

«Eso es imposible, me metería en problemas.»

«Correcto, pero si usted es observador puede deducir a quien trae. Mira yo conozco cantidad de familias que estoy segura que ellos comparten nuestras perversiones, lo que se necesita es mucha perspicacia. Usted es un hombre inteligente.» Entonces alargo otro sobre sobré la mesa. Marcos lo recogió y extendió las fotografías, eran fotografías del espectáculo que había tenido lugar en casa de Don Tomas. Marcos y Laura empezaron a ver detalladamente las fotos, todos los presentes eran conocidos por ellos, sus hijos estudiaban en la escuela. María agrego «Quédate con ellas te puede ser de ayuda.»

A Laura le dijo: «Y usted Laura conozco ese símbolo que cargas en tu coño colgando, se lo he visto a cantidades de monjas, en un rito que estuve presente, aunque ellas no me vieron. No sabía que ellas aceptaban a otros en su culto.»

«No es así, en la hermandad hay muchas familias, aunque solo aceptan mujeres. Los hombres y los niños solo nos atienden cuando hacemos nuestro ritual en casa. Cuando llegue el momento estoy segura que usted recibirá el llamado.»

«Pobre de tu esposo, ya tu coño y culo no lo satisface a él verdad.»

«si es cierto, pero él encuentra la forma de complacerse. Lo mismo sucede con mis hijos. Yo los complazco con mamadas. Es todo lo que ellos pueden recibir.»

«Bueno mi casa está a la orden, para Marcos y sus dos hijos. En mi casa hay suficientes mujeres que estarán gustosas de complacerlos en lo que quieran, empezando por mis hijos.»

«Dirá hijas.»

«No hijos, Pablo y Pedro le gustan los hombres, en mi casa ellos visten como niñas.»

María se despidió de sus nuevos amigos, satisfecha que poco a poco más gente se iba uniendo a su círculo de perversidad.

Continuará

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