Fiesta familiar, Parte 34 (de Cazzique)

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    El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

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    Esta publicación es la parte 34 de un total de 42 publicadas de la serie Fiesta familiar
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    Maria la amiga de Vanesa ya se tenía que ir y mi hija la despidió después de algunos minutos que se tomo la chica para despedirse de los que estaban en la sala. Carolina había subido a buscar a su padre y al no encontrarlo en ninguna de las habitaciones fue a la única que quedaba, ósea la mía, Vanesa la alcanzó entonces en la parte alta y como ella ya se imaginaba lo que se podría encontrar y a sabiendas que la puerta de la habitación podría estar cerrada Vanesa había llevado consigo un juego de llaves para poder abrir cualquier habitación de la casa, cuando llegaron a la entrada de mi habitación ella supo que el padre de Carolina estaba encerrado con los chicos, Vanesa metió la lleve con sumo cuidado y sin hacer ruido, despacio giro la cerradura y lentamente fue abriendo la puerta... se detuvo por unos instantes antes de continuar y se volteó a ver a su compañera, acerco su cara a la de la bella Carolina y deposito en sus labios un tierno beso, luego abrió la puerta de repente.

    Carolina abrió los ojos enteramente sorprendida de ver a su papá completamente desnudo, recostado en la cama con los tres niños, su verga completamente flácida recostada sobre una de sus piernas y acariciando a Daniel quien también estaba desnudo y acostado al lado de su padre, los cuatro levantaron las caras asombrados de ser sorprendidos en esa situación, cuando Armando vio a su hija parada en la puerta de la habitación no supo que hacer y solo atino a ponerse de pie y tratar de taparse un poco su pene con las manos. Carolina estaba sorprendida pero al ver a su padre desnudo se excitó un poco y sintió como su raja se humedecía, Vanesa entonces la hizo adentrarse en la habitación y les pidió a los chiquillos que salieran. Carolina, Armando y Vanesa se quedaron en el cuarto pero hasta ahora nadie decía nada, entonces mi hija empujó a su amiga para que actuara antes de que la sorpresa pasara.

    Carolina se acerco a su padre y tomo sus manos para retirarlas de su verga que permanecía completamente flácida, la chiquilla se hinco frente a su progenitor y sin más se llevó la verga a sus labios comenzándole a dar una leve mamada, poco a poco la verga de su padre se fue despertando de su corto letargo y el papá de carolina aun sorprendido no atinaba a decir nada, Vanesa se dio media vuelta y salió de la habitación.

    Carolina continuó chupando el palo de su padre hasta que consiguió que este se pusiera completamente firmes, luego se puso de pie y beso en la boca a su padre ofreciéndole su lengua, por fin Armando pudo reaccionar y enredo su lengua junto con la de su hija, las manos de él comenzaron a recorrer el menudo cuerpecito de Carolina, nunca habían tenido ellos un contacto tan intimo y el libido de los dos se subió hasta el cielo cuando comenzaron a experimentar las cálidas sensaciones del morbo que produce el incesto; las manos de Armando fueron a parar a las nalgas de su hija, pronto y con habilidad Armando fue desabrochando el pantalón de su hija y asomaron unas bragas de color negro con encaje muy sexys, las manos se introdujeron entre las bragas y el pantalón y acariciaron los cachetes de las nalgas de su hija, el pantalón fue cayendo lentamente hasta que por fin quedo en los pies de la joven quinceañera. Su blanca piel desnuda enervó más los sentidos de su padre quien se hinco frente a su hija y sin dejar de acariciar sus nalgas hundió su cara entre sus piernas, olfateó su vagina por largos minutos y luego procedió a ponerse de pie y quitarle la blusa, su brasier era juego de las bragas, cubría solo la mitad de sus tetas dejando la parte superior libre, inmediatamente los labios de su padre cubrieron de besos las cálidas carnes de su niña, sus manos fueron a buscar el broche que dejara libre ese par de hermosos senos, cuando lo localizó no tardo en desabrocharlo y lentamente fue retirando la prenda, los erectos pezones de su hija quedaron al desnudo e inmediatamente su lengua salió para mimarlos; lamiéndolos y chupándolos su boca se recreó por primera vez en esos ardientes pezones mientras que su hija gemía y suspiraba ya sin control de sí.

    Vanesa bajó entonces y me contó lo que estaba sucediendo en mi habitación, yo entonces le pedí a Mónica que me hiciera el favor de acompañarme y la encamine hasta mi habitación, luego nos paramos frente a la puerta y antes de entrar le dije:

    –Esta es una sorpresa con la cual usted va a gozar mucho... no diga nada, solo observé... –

    –Me esta usted espantando... dígame que es... –

    –No se preocupe, ya lo vera en unos momentos, solo le pido que no diga nada hasta después de unos minutos... –

    La puse frente a la puerta y yo me coloque detrás de ella, abrí lentamente procurando no hacer ruido, la escena no podría haber sido más caliente, ahí estaba su marido y su hija, los dos ardiendo en deseos, Armando metido entre los senos de su hija quien ahora solo estaba con las bragas puestas, de espaldas a nosotros, sus nalguitas blancas se veían increíbles bajo esas bragas negras, su padre le mamaba las tetas completamente perdido en su labor, tanto que no se dieron cuenta ninguno de los dos que Mónica y yo estábamos ahí parados en la puerta; Mónica se impresiono demasiado y se quedo sin habla al parecer ya que iba a decir algo pero su boca solo se movió sin que de ella saliera sonido alguno.

    Armando seguía embebido con los rosados pezones de su hijita, sus manos también masajeaban las dos tetas, ahora Carolina le sobaba el pene a su padre con una de sus manos mientras que con la otra le acariciaba el cabello su cabeza echada para atrás en señal de que su gocé era realmente grande. Avancé lentamente junto con Mónica en la habitación y cerré la puerta detrás de mí también sin hacer ruido, nos colocamos en uno de los rincones y continuamos observando la escena. Padre e hija se recostaron en la cama y ahora se comenzaron a besar apasionadamente en la boca, las manos de Armando se apoderaron de nueva cuenta de la nalgas de su hija pero esta vez metía las manos entre las bragas y la caliente piel de Carolina, buscaba su ano y la rajada de su vagina y desde abajo la acariciaba, la respiración de ambos era sumamente agitada y sus besos eran muy húmedos, se podía ver como entre ambos chupaban sus lenguas mutuamente. Carolina le dijo algo al oído de su padre y este inmediatamente después procedió a retirarle las bragas dejando completamente desnuda a su hija, ella se recostó entonces de espaldas en la cama y le pidió a su padre con voz melosa que le diera placer con la boca. Inmediatamente su padre se incorporó y se acomodó entre las piernas de su hija dejando su panocha a la altura de su cara, luego se hundió en la entrepierna, su lengua salió en busca de los carnosos labios vaginales de su hija e inmediatamente se los comenzó a lamer, chupar y mamar. La conchita de Carolina estaba siendo devorada por la boca de su propio padre y su madre estaba parada en un rincón de la misma habitación junto conmigo, yo por supuesto me coloque detrás de Mónica y la tome por los hombros viendo como poco a poco se iba excitando con las calientes escenas.

    Armando se dedico pronto a chupar directamente sobre el clítoris de Carolina quién en pocos segundos logro llegar al primer orgasmo producido por su padre, la niña comenzó a gemir y suspirar con los ojos totalmente cerrados, sus manos se apoderaron de la cabeza de su padre y le impidió que se retirara de su panocha, las lamidas de Armando sobre la panochita de su hija se escuchaban por toda la habitación, para estos momentos Mónica ya estaba como agua para chocolate, yo comencé a deslizar mis manos por sus brazos y pegué mi cuerpo al de ella haciéndole sentir la potente erección que ya se había formado bajo mis pantalones, delicadamente fui haciendo que su blusa descendiera por su hombros y la comencé a besar delicadamente, ella gimió quedamente pero ni Carolina ni Armando  se  dieron  cuenta  de  nuestra  presencia.  Ellos  continuaban enfrascados en su deleite y yo comencé con el deleite de la madre de Carolina.

    Armando se incorporó después de que su hija logró su orgasmo, se agacho y le dijo a Carolina:

    –¿Quieres que te la meta mi amor? –

    –¡Claro papá... es lo que más deseo! –

    Diciendo esto Armando acomodo su garrote en la entrada vaginal de su niña y lentamente se fue dejando caer sobre ella, la barra ardiente se fue clavando despacio entre los apretados labios vaginales de su hija, abriendo los pétalos de par en par para recibir el ancho tronco, cuando la verga se le clavo por completo hasta la raíz Armando comenzó a bombear a su hijita lentamente, tratando de disfrutar cada milímetro de esa rica conchita húmeda.

    –¡Oh... que apretadita estas hijita... te amo... que calientita esta tu conchita! –

    –Así papi... es para ti... cógeme así... ¡que rico siento! –

    La verga entraba y salía rítmicamente acarreando junto con sus salidas los jugos que manaban de lo más profundo de la rajadita de su hijita, Armando no podía creer que en esos momentos su hija le estuviera ofreciendo tanto amor y calidez que jamás pensó llegar a sentir, también Carolina sentía lo mismo, era lo más increíble que ambos hubieran sentido hasta ese momento. Las caderas de su padre se comenzaron a mover más y más rápido dentro de su vagina, la chica todavía llegó a un orgasmo más y su padre pudo sentir como los jugos de su hija comenzaban a empapar su caliente tronco, se detuvo solo por unos cuantos segundos para que su hijita lograra recuperarse de su orgasmo y luego continuó con el mete-saca de su verga dentro de esa sabrosa panochita joven. En el otro lado de la habitación yo ya había logrado desnudar por completo a Mónica y ahora masajeaba sus tetas con mis manos desde atrás, ella recargaba su cabeza en mi hombro, mis pantalones también cayeron al suelo y mi verga se acomodo entre las nalgas de la señora de Armando, mujer por cierto de 35 años, joven aun y muy bella, su vagina ya estaba segregando jugos solo de haber visto como su marido se estaba cogiendo a su hijita, yo flexione un poco mis rodillas y dejé que la punta de mi verga se incrustara entre su labios vaginales, así parados, ella abrió un poco las piernas permitiendo que mi verga se fuera introduciendo en su rajada conforme yo me iba enderezando, para hacer la penetración más placentera ella inclinó un poco su cuerpo hacia el frente, entonces yo la sujete por la cintura y comencé a bombearla; la penetración fue muy suave debido a la gran cantidad de jugos que ella estaba soltando de su nidito, nos comenzamos a mover frenéticamente y fue entonces en un gemido fuerte de ella que padre e hija se dieron cuenta de que estábamos ahí parados cogiendo mientras que ellos continuaban en la cama también en la misma situación, la cosa se puso entonces intensamente caliente. Carolina no hizo señales para que nos acercáramos a ellos y así lo hicimos, Armando levanto a Carolina por las piernas y la acomodo más a la orilla de la cama, yo me subí junto con su madre a la cama y la puse en cuatro, dejándome su culo a mi completo antojo, me coloque tras de ella y la empecé a penetrar de nueva cuenta por la vagina; también Armando continuó penetrando a su hijita y pronto los dos alcanzamos el mismo ritmo, Mónica puso su cara sobre la cara de su hija y ambas mujeres se prendieron en caliente y apasionado beso, sus lenguas se encontraron y se enroscaron, las manos de Carolina buscaron los senos de su madre y se dedicó a darle un espléndido masaje en ellos, brindándole especial atención a sus pezones que con los dedos sobaba y pellizcaba hasta que consiguió ponerlos completamente erectos.

    Las escenas eran demasiado excitantes para todos, nuestra excitación era también demasiada y entonces en un arranque que no pude contener voltee para ver el rostro de Armando y él también volteó a verme, me acerque y lo bese, con sorpresa sentí como sus labios respondieron a mi beso y su lengua salió en busca de la mía, en un principio creí que él no me iba a responder el beso y que hasta se podría llegar a enojar pero no fue así.

    Mientras que nos besábamos seguíamos cogiéndonos a nuestras compañeras con un ritmo bastante acelerado que nos estaba llevando al gocé máximo, ellas también ya estaban casi a punto y de sus vaginas escapaba gran cantidad de jugos que producían fuertes chasquidos cada vez que la verga salía y volvía a entrar. Fueron solo un par de minutos hasta que en primer lugar Carolina se comenzó a convulsionar de lo fuerte que fue su venida casi inmediatamente después su madre empezó a mojar mi verga en señal de su orgasmo y sus gritos fueron sumamente fuertes, esta fue la señal que desencadeno al mismo tiempo la corrida de Armado y la mía, nuestros palos comenzaron a soltar su caliente carga de esperma dentro de las panochas de madre e hija, fue demencial sentir tan fuerte orgasmo, hasta un ligero dolor me pegó en las bolas de tan fuerte que me había corrido, nuestros mocos comenzaron a salir de las cálidas rajadas cada vez que la verga salía y volvía a meterse hasta lo más profundo, por las piernas de Mónica se escurrieron mis mocos hasta llegar a caer en la colcha y por las nalguitas de Carolina también se veían ríos de semen que bajaban y se perdían al contacto con la colcha.

    Pesadamente caímos los cuatro uno al lado del otro y después de unos instantes nos dormimos profundamente.


    Continuará

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