Pasados unos días con Montserrat en casa las cosas comenzaron a ir mejor ya que la pequeña y yo cogíamos cuando se nos daba la gana o nos la pasábamos masturbándonos mutuamente.
Un miércoles por la noche Montserrat nos comento que en la escuela se iba a organizar una excursión de fin de semana a un conocido balneario el cual tiene grandes extensiones de terreno y varias áreas de campamento así como hotel, alberca, toboganes, canchas y demás espacios recreativos para los jóvenes y grandes. Por supuesto que íbamos a dejar asistir a la pequeña ya que era nuestra sobrina preferida y no deseábamos que se perdiera de la visita con sus amigas, mi esposa autorizo los papeles del colegio de Montserrat y al día siguiente la niña los llevo al colegio para que la apuntaran en la lista de las alumnas que acudirían a la excursión.
Por supuesto que yo no me iba a quedar con los brazos cruzados durante ese fin de semana y entonces se me ocurrió una genial idea para acudir junto con mi pequeña amante al mencionado balneario. El jueves por la noche le comunique a mi mujer Patricia que se requería de mi presencia el fin de semana en una ciudad de provincia a la cual yo acudo continuamente ya que tenemos unos socios del negocio en aquel poblado. Gustosamente mi mujer acepto la invitación ya que ella quería visitar a mi padre y a mi hermanita Marina para pasarse un agradable fin de semana con ellos, ya se imaginaran de que manera.
Cuando llego el viernes después de llegar de la oficina prepare mis cosas y las metí en la cajuela de mi automóvil, mi mujer hizo lo mismo con las suyas y los dos partimos hacia la casa de mi padre en la cual deje a mi mujer. Cuando llegamos ya la estaban esperando mi hermana y mi padre en la puerta, me detuve y ambos bajamos del carro, luego saludamos y les recomendé a los dos que no me dejaran muy mallugada a mi mujer ya que pronto estaría de regreso; me comentaron que les hubiera gustado que todos nos quedáramos ese fin de semana en casa para practicar lo que semanas antes había ocurrido.
Casi como a las cuatro de la tarde me encaminaba por la carretera rumbo al balneario, en el camino pude observar el autobús en el cual viajaban las niñas de la escuela de Montserrat, a decir verdad eran dos camiones repletos de bellas alumnas dispuesta a pasarse un extraordinario fin de semana en un balneario lejos de sus padres. Por supuesto que rebase a los autobuses y llegue mucho antes a dicho lugar, ya tenía las reservaciones preparadas y enseguida uno de los mozos bajo mi equipaje y lo llevo a la habitación que me correspondía, lo primero que hice fue pedir un mapa del sitio para saber en donde quedaban todas las instalaciones, por supuesto la que más me interesaba era el área de campamento.
Subí a mi habitación y me cambie de ropa sin tratar de disfrazarme, de lo que se trataba era de que mi sobrinita me reconociera enseguida para poder así hacer planes los autobuses en los cuales viajaban las niñas tardo un poco más en llegar pero después de un rato de espera vi como arribaban a el área de recepción, todas la niñas comenzaron a bajar de las unidades gustosamente para estirar las piernas, yo desde mi posición podía apreciar como todos ese cuerpecitos jóvenes descendían una a una de cada autobús, las mas grandes tendrían apenas unos dieciséis años mientras que las mas chicas eran como de ocho o nueve. Poco tiempo espere para poder ver a mi bella sobrina bajar del segundo autobús, enseguida que las niñas terminaron de bajar las formaron por grupos y les fueron distribuyendo un folleto con las instalaciones del balneario, luego fueron entrando por grupos, primero las mas chicas y después las grandecitas, iban acompañadas de cuatro maestras y dos maestros que a su vez eran supervisados por el director del plantel escolar.
Todas las niñas por fin empezaron a ingresar al área de campamento en donde ya les tenían a cada grupo de seis niñas listas las mochilas que contenían las casas de campaña, se las dieron y después todas empezaron a escoger su lugar de campamento, el área es bastante grande y esta alfombrada por una hermosa capa de pasto hermosamente cuidado así que las chicas buscaban el mejor sitio para quedarse, por supuesto que las mas grandes ganaban los mejores sitios y empezaban de inmediato a ensamblar su tienda.
Con la mirada y desde un lugar estratégico pude seguir a mi pequeña sobrina, le toco un sitio muy bonito que se encontraba en una pequeña lomita, ella y otras cinco chicas eran el grupo E, las comandaba una bella chica como de dieciséis años de cara pálida como la leche, cabello corto hasta arriba del hombro y un cuerpo digno de cualquier diosa.
Me acerque por el área para que Montserrat me pudiera ver y por fin lo conseguí, paseándome por el lugar ella logro verme y enseguida se me acerco para preguntar el motivo de mi presencia, le indique que estaba ahí para que ese fin de semana nos la pasáramos muy bien, ella se alegro de verme y entonces le dije que la iba a dejar para que se quedara con sus amigas y les ayudara a levantar la tienda, por supuesto que le deje un papel con unas instrucciones escritas y le dije que lo leyera cuando estuviera mas calmada.
Toda la tarde me la pase en las albercas apreciando los lindos cuerpos de las chicas que se bañaban en ellas, había de todas las edades, cuerpos y colores como para escoger a una de cada grupo. Mi sobrina jugaba con sus amigas en uno de los toboganes, yo me pedí varias bebidas y al fin como a eso de las siete de la noche me retire a mi habitación para tener todo listo para cuando llegara mi linda sobrinita.
Eran las ocho treinta y dos de la noche cuando escuche unos leves toquidos en la puerta de la habitación, inmediatamente me puse de pie y me dirigí a abrir la puerta, allí parada en el marco se encontraba Montserrat junto con una amiga de ella aproximadamente de la misma edad de ella, de cuerpo delgadito, cabello largo hasta la cintura y piel color canela, bajo de su blusa se apreciaban unos senos apetitosos y no dude mucho para hacerlas pasar.
Montserrat a manera de disculpa me dijo que ella era Ana una de sus amigas y que había insistido en acompañarla después de encontrarla leyendo la nota que yo le diera en la tarde y que si no la iba a acusar con su maestro. Le dije a mi sobrina que no se preocupara que de todas formas yo iba a encontrar una forma de que todos la pasáramos muy bien.
Me dirigí al pequeño refrigerador de la habitación y saque unas latas de cerveza que había comprado por la tarde, le di una a cada chica y ellas sin decir nada las recibieron, luego nos sentamos los tres en las camas y comenzamos a platicar de cualquier cosa, así nos la pasamos durante un media hora aproximadamente hasta que les serví la otra cerveza, en ese momento también les sugerí que deberíamos de jugar algo y enseguida Ana dijo que jugáramos a la botella; Saque un refresco del refrigerador y se los di, los tres nos sentamos en la alfombra de la habitación y quedamos que si la punta de la botella apuntaba a alguno ese sería castigado por cualquiera de los otros dos que se ganarían el derecho con un democrático volado. La primera ronda me toco a mi ser el castigado y a Ana le toco poner el castigo, fue algo tonto (Me obligo a moverme como un mandril por toda la habitación), para la segunda ronda me toco a mi castigar a mi sobrina y el castigo fue mucho más placentero, la obligue a levantarse la falda y enseñarnos las bragas durante tres segundos. Pasaron varias rondas y Ana era la única que no caía en los castigos pero por fin le toco su turno, el castigo me toco imponerlo y por supuesto que estaba pensando en algo caliente, le dije que tenía que quitarse el sostén delante de nosotros y entregármelo en la mano.
Con gran vergüenza ella se deshizo de su prenda interior pero sin quitarse la blusa, después de algunos movimientos bajo de su blusa me entrego su blanco sostén en las manos yo lo tome y enseguida me lo puse en las narices y le dije que me encantaba su olor. Ella se puso completamente colorada pero no dijo nada más, luego seguimos jugando y a partir de este momento los castigos comenzaron a ser más atrevidos.
El turno de castigar a mi sobrina llego y por supuesto que no tuve piedad en imponerle un castigo severo, le dije que debería de quitarse las bermudas y no volvérselas a poner, para su fortuna ella traía debajo de las bermudas su traje de baño y no le costo trabajo cumplir con el castigo, pero ahora podía apreciar mas sus lindas piernecitas, el juego continuo por largo rato más, poco a poco iban desapareciendo las prendas de todos, Ana ya solo se encontraba en bragas y sin sostén, cubriendo sus preciosos senos solo con sus manos, mi sobrina Montserrat aún conservaba su bikini completo y yo estaba ya solo en camiseta con la cual me cubría la extraordinaria erección. Unos giros más de la botella y esta vez el castigo fue para Anita, le toco a mi sobrinita imponerlo y vaya…
-El castigo es que beses a mi tío en la boca y de a lengüita por un minuto.-
Ana se puso de pie y sin quitar sus manitas de sus senos se agacho hasta donde yo estaba, sus labios se me ofrecieron sin gran dificultad y mi boca se acerco a la suya, nos comenzamos a besar cachondamente, dejando de lado todo, mi sobrina espero a que se cumpliera el minuto y entonces nos dijo que el juego debería continuar. Castigo para mí e impuesto por Ana.
-La playera.- fueron las palabras de la niña.
Yo no lo dude por mucho tiempo e inmediatamente me puse de pie, despacio me fui quitando la playera, ambas se rieron nerviosamente al ver mi gran erección, Montserrat se adelanto entonces y tomo con una de sus manos mi verga, luego y ante los ojos de asombro de Ana me la empezó a mamar despacio, disfrutándolo por completo. Yo puse una de mis manos en su cabecita para guiarla, a la vez que le desabrochaba el sostén del bikini con la mano libre, la prenda tardo pocos segundos en caer al suelo dejando libres los pequeños pechos de mi sobrinita, Ana no perdía detalle de lo que Montserrat me hacía pero no se atrevía a unirse aun a nosotros; las manos de mi sobrina se posaron en mis nalgas a la vez que gran parte de mi verga se perdía dentro de su pequeña boca, sus mamadas me estaban proporcionando cada vez más satisfacción y sabía que de seguir así no iba a aguantar mucho tiempo antes de venirme. Separe a mi sobrinita de mi verga y entonces la acosté sobre la cama de la habitación, empecé a besar y lamer sus pies y poco a poco fui subiendo por sus piernitas hasta que llegue a su entrepierna, ahí comencé a besar por encima dela tela de su bikini su montecito de Venus, ella movía sus caderas en forma circular pegándomelas lo más posible a la boca para poder sentirse la fricción que mi boca le estaba proporcionando.
Ana por su cuenta comenzaba a apretar las piernas, estaba sentada en el suelo, sus manos ahora estaban bajo sus piernas y hacían presión para apretar sus piernas lo más posible, sus senos estaban a la vista ahora, sus morenos pezones estaba ahora completamente erectos casi a punto de reventarle, la chiquilla respiraba agitadamente en una creciente excitación que la estaba invadiendo por todo el cuerpo. Sin quitarle las bragas a mi sobrina, solo haciéndoselas a un lado comencé a chuparle sus labios vaginales, metiendo mi lengua lo más profundo posible dentro de su panocha para proporcionarle fantásticas sensaciones que en pocos minutos orillaron a mi sobrina hasta alcanzar un orgasmo. Sus gemidos comenzaron a invadir toda la habitación ante la admiración de la pequeña Ana de tan solo doce añitos, sin poder aguantar la curiosidad Ana se acerco par ver las expresiones que se dibujaban en el rostro de Montserrat, levante mi cara y con excitada voz le ordene:
-Mámale las tetas a tu amiga… les va a encantar a las dos.- dije.
Ana se me quedo mirando con una extraña expresión mezcla de curiosidad y extrañeza y aunque dudando un poco comenzó a acercar su cara a los senos de mi sobrina, lentamente sus labios se fueron abriendo y dieron cobijo a los erectos pezones de Montserrat, torpemente los comenzó a chupar y mamar, yo me levantaba para irle dando indicaciones de cómo hacerle y ella las iba siguiendo, a los pocos minutos ya Ana mamaba como una experta sobre los pequeños senos de su amiga. Entre tanto yo ya le había quitado el calzón del bikini a mi pequeña sobrina y disfrutaba plenamente de su lisa vaginita, metiendo la lengua entre sus labios vaginales para buscar su clítoris que ya me estaba esperando erguido y listo para la batalla, se lo comencé a mamar primero dándole ligeros lengüetazos y luego chupándolo delicadamente hasta que logre arrancar de las entrañas de mi pequeña sobrina otro orgasmo más.
Ana estaba tan entretenida mamándole las tetas a mi sobrina que no se dio cuenta de que yo ya había dejado de mamarle la rajada a Montserrat y se encontraba empinadita sobre ella, me pare detrás de ella y observe por algunos segundos el rico espectáculo que me ofrecía su delicada silueta, sus grandes y firmes tetas colgando con los pezones completamente erectos, sus culo bamboleándose de u lado para el otro sol cubierto por sus lindas bragas de color azul claro que ya dejaban ver un poco la humedad que se estaba dibujando en su entrepierna, un poco sus labios vaginales mordían las bragas de la niña resaltando así este esplendido marco, sin darle oportunidad a reaccionar inmediatamente le baje las bragas y pose mi lengua en su hambriento culito que estaba en lo más alto y gracias a la posición de ella un poco abierto. Mi lengua penetro la apretada cavidad y ella se separo solo por unos instantes de los senos de mi pequeña sobrina para ver que era lo que estaba ocurriendo, pero al ver que ya nada podía hacer continuo con su labor en las tetas de mi sobrinita.
Pase mi lengua por todo su ano y luego bese delicadamente cada uno de esos aterciopelados cachetes morenos, la niña solo meneaba las nalgas como pidiendo más, fui bajando mis besos y lamidas por los cachetes de sus nalgas hasta que por fin me tope con el inicio de su vagina, la apretada puchita de la pequeña recibió con un poco de dificultad la punta de mi lengua pero después de insistir un poco está penetro un poco en la tierna hendidura. Cuando me levante por unos instantes para poder respirar pude apreciar un largo beso en los labios que se estaban dando las dos niñas. Mi verga se tambaleaba en espera de poder penetrar a cualquiera de las dos. Varios minutos de mamar la rica vagina de Ana rindieron sus frutos y pude arrancar el primer orgasmo de la chiquilla; tuvo que dejar de atender a mi sobrina para que sus gemidos invadieran toda la habitación.
Dejamos descansar por unos instantes a Ana entre tanto yo me acosté boca arriba en la cama y Montserrat se monto sobre de mi, abriendo sus piernas mi sobrina tomo con una de sus manos mi verga y la apunto a la entrada de su vagina, los labios alojaron la cabeza de mi pene y ella se fue dejando caer poco a poco permitiendo que mi garrote se fuera enterrando lentamente en la apretada gruta, su calidez me fue invadiendo y la apretada rajada fue tragando mi garrote lentamente hasta que solo un pequeño pedazo quedo de fuera, los movimientos de cadera de mi pequeñita comenzaron a hacerse más y más profundos conforme su vagina se iba acostumbrando a tenerme dentro. Ana se levanto en esos momentos y acerco su boca a la mía, ambos comenzamos a besarnos de manera cachonda, nuestras lenguas se buscaron la una a la otra y sus manitas recorrían mi cuerpo, al oído le pedí que se montara sobre mi cara para poder mamarle su rayita, ella no lo pensó dos veces y se monto sobre mi cara; al hacerlo y abrir sus piernas también su rico coñito se abrió permitiéndome una esplendida vista de su rosado interior, mi lengua presurosa salió lista para disfrutar de las mieles que en pocos segundos esa delicada florecilla le iba a regalar. Con movimientos circulares mi lengua se fue abriendo camino por entre los pliegues cálidos de la jovencita quién de manera instintiva comenzó a rotar sus caderas sobre de mi cara.
En pocos minutos las mieles del interior de Ana comenzaron a regar la punta de mi lengua que se encontraba perdida en lo más profundo de su intimidad. La niña se retorcía por la satisfacción que estaba recibiendo de mi lengua, mi sobrina tomo la carita de su amiga que se encontraba justo frente a ella y poso sus labios en los de Ana quien no tardo mucho tiempo en responder a la ardiente caricia, sus lenguas se empezaron a retorcer una contra la otras mientras que sus labios besaban con ansia los de la otra, mi verga empezó a sentir que ya pronto se vendría entonces le pedí a Montserrat que se detuviera para cambiar de posición; las niñas se separaron y mi sobrinita le pidió a Ana que se recostara boca arriba, ella así lo hizo, Montserrat se coloco de lado de ella a la mitad de sus cuerpo y entonces le abrió las piernas con sus manitas, luego me indicó que era hora de penetrar a su amiga, yo me coloque en medio de esas dos morenas piernas y con una de sus manitas mi sobrina tomo mi pene al cual fue guiando hasta la entrada vaginal de su amiga, coloco la punta de mi verga entre los gruesos labios vaginales de Ana y me dijo que ya estaba listo, con un delicado movimiento de mi cadera deje que toda la cabeza de mi verga se incrustara entre las cálidas carnes que la recibieron sin mucha resistencia. Poco a poco fui empujando y mi barra penetraba más y más dentro de la pequeñita, de pronto su virginidad me impidió seguir avanzando, sin dudarlo mucho tiempo empuje con fuerza hasta que la mitad de mi pene entro en la apretada gruta.
Ana dio un fuerte grito de dolor pero no intento escapar de la penetración, por el contrario empujo sus caderas hacia el frente y esto provoco que toda la macana se incrustara dentro de la pequeñita, en pocos segundos comencé a bombear dentro de esa cálida gruta, la niña se quejaba al principio por el dolor y me pedía que se la sacara pero poco a poco sus quejas fueron cambiando por gemidos de satisfacción y placer, mis caderas subían y bajaban a un ritmo lento, haciendo que la pequeña fuera olvidando el dolor y ahora ya comenzaba a pedir más verga, a los pocos minutos de estarla bombeando un fuerte orgasmo la cimbro de pies a cabeza, su vagina se contrajo apretando fuertemente mi pito y esa sensación fue espectacular, le dije que lo siguiera apretando de esa manera y ella lo siguió haciendo.
Montserrat estaba besando sus senos y de vez en cuando se levantaba para darle un beso en los labios; minutos más tarde y cuando ella se empezaba a venir por segunda ocasión fue que empecé a llenar de semen su interior, esto provoco que la venida que ella estaba teniendo se hiciera mucho más intensa y fuertes gemidos y gritos escapaban involuntariamente de su garganta, los tres caímos rendidos en la cama, nos comenzamos a besar y luego de platicar algún tiempo nos quedamos profundamente dormidos, nos despertamos en la madrugada y entonces fue que acompañe a las chicas de vuelta a su campamento, afortunadamente las otras chicas las cubrían y no paso nada más hasta ahí.
Continuará