Familia feliz

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El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

4.9
(8)

Dormí en la cama de mi papá muchas veces desde que tenía aproximadamente dos años.

Mi papá me amaba y fue mi primer amante en todos los sentidos. Envolvía mi pequeño cuerpo con su enorme cuerpo y me calentaba en el frío invierno cuando mamá no estaba. Me acariciaba el cuerpo de la cabeza a los pies para quitarme el frío de las extremidades y me besaba la nuca con su aliento caliente y humeante.

Su posición favorita era la de «cuchara» y me apretaba contra su pecho, a veces agarraba mi barbilla para girar mi cabeza y darme besos calientes, fuertes y profundos en mi boquita. Otras veces escribía letras en mi espalda (formas misteriosas) y me decía que formaban palabras como «TE AMO»… Siempre colocaba una cosa enorme, dura y larga como un rodillo que sobresalía de su cintura entre mis muslos. Luego me acariciaba el pelo y me contaba historias de princesas y hadas hasta que me quedaba profundamente dormida en su calor amoroso.

A veces me despertaba sintiéndolo embestirme o suspirando y gimiendo… a veces sentía su enorme cosa deslizándose entre mis muslos. A menudo me despertaba con él arrodillado sobre mí y acariciando su enorme cosita sobre mi cuerpo y gimiendo en voz alta. Esas veces siempre terminaba rociándome con líquido tibio de su cosa y diciéndome cuánto me amaba antes de quedarse dormido conmigo acurrucada en sus enormes brazos.

Por la mañana, su cosa siempre estaba enorme y dura de nuevo, iba a hacer pis, luego volvía y me levantaba. Me sentaba en el borde de la cama, levantaba mi camisón, me acariciaba por todas partes, se inclinaba y me besaba, y me daba su cosa grande para que la tomara en mis pequeñas manos. Cubriendo mis manos con las suyas, las movía hacia arriba y hacia abajo lentamente al principio, luego tal vez más rápido, siempre gemía y suspiraba y me contaba lindas historias sobre mí … ahora sé que esto era él usando mis manos de bebé para masturbarse su polla frente a mi cara. Me pedía que sacara la lengua y frotara la punta de su polla sobre mi lengua y labios. Mi papi siempre me llamaba ‘Ángel’ y mientras la sustancia pegajosa, cálida y viscosa salía de su polla, decía ‘Ángel, abre bien la boca’ … luego se volvía un poco loco y frotaba mis manos sobre él con mucha fuerza mientras empujaba la punta de su polla en mi boca. Tenía un sabor horrible, pero valía la pena saber cuánto me amaba mi papá y lo feliz que esto lo hacía porque siempre me lo decía. Sabía que yo era la niña más querida del mundo porque mi papá me lo decía todos los días.

Cuando mamá estaba en la cama conmigo y papá, a veces se quejaba y decía: «Oh, ¿tiene que estar aquí…?», pero mi papá siempre decía: «Sí, tiene que estar aquí». Yo dormía a su lado mientras hacían cosas que ahora sé que son tener sexo y, a veces, me acostaba en medio de ellos. A veces, mi papá frotaba abiertamente su pene sobre mí y se corría sobre mí frente a mi mamá, pero a ella realmente no le gustaba eso. A él le gustaba especialmente que ella me abrazara y me dejara chupar las grandes tetas de mamá y succionar sus pezones como si fuera un bebé… esas veces, él se paraba sobre nosotros frotando su gran pene y gimiendo y mirándonos fijamente antes de rociarnos con su pegajoso lío.

A veces, mi mamá se enojaba y decía: «Prefieres a esa niña antes que a mí», y mi papá decía: «Bueno, tal vez sí la prefiero», y ella lloraba. Luego, él pasaba un largo rato abrazándola, haciéndola sentir bien y frotando su lugar especial. Me pedía que le dijera a mi mamá cuánto la amaba… y la amaba… pero amaba más a papá. Me pedía que le chupara las tetas a mamá mientras él ponía su cosita grande dentro del lugar especial de mamá para poder rociar su sustancia pegajosa dentro de ella para que se sintiera bien nuevamente. Entonces, mamá se ponía feliz por un rato y todos nos acurrucábamos conmigo en el medio y era encantador.

Mi papá me llevaba a la cama casi todas las noches una vez que mamá se acostumbró y me enseñó a sostener su pene sin tener que envolverlo con sus manos. Me mostró cómo saber cuándo su pene estaba listo para rociar la sustancia llamada semen y cómo prepararme para beberlo. Después de un tiempo, mamá dejó de dormir en mi cama y en la de papá y se hizo su propio dormitorio, todo muy lindo, al otro lado de la casa. Papá dijo que era mejor para ella de esa manera. A veces, papá quería que visitáramos a mamá en su propio cuarto para que yo le chupara las tetas mientras él le metía su pene, pero nunca nos quedábamos a dormir con ella después de que tuviera su propio cuarto. Papá le dijo que estaba bien que buscara nuevos hombres con los que acostarse por las noches y, a veces, lo hacía… a veces el mismo hombre por un tiempo y, a veces, muchos hombres diferentes. Papá dijo que esto era algo bueno para todos nosotros.


Fin

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