El relato erótico "Enseñanzas mutuas" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.
No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.
Yo conocía en ese entonces a muchas niñas, ya que era profesor de ingles de una escuela cercana a mi casa. Las niñas siempre fueron mi debilidad, pero yo no empecé a notarlo sino hasta cuando entré al salón por primera vez.
Como estaba por fechas de verano, las niñas estaban con ropas muy ligeras, algunas con minifaldas, otras con shorts. Sin darme cuenta empecé a calentarme con esas piernas, con esos ombliguitos, además que las niñas eran coquetas en todo momento. El colmo para mi desborde fue cuando una mañana al salir del colegio tras haber terminado las clases, pase por el patio para salir por la puerta auxiliar. Allí vi. En el centro una piscina armable, y a varias niñas dentro. Saben que cuando la ropa esta mojada se puede ver prácticamente todo, como si esta fuera transparente. Yo miré culitos apetecibles, rajitas deliciosas, las piernas, los senos en desarrollo de alguna de ellas, los pies pequeñitos…
Mirando toda esa delicia creo que es comprensible ser tan débil con ellas.
Algunas de las niñas que ya me conocían me saludaban, y al pasar al lado de la piscina me empezaron a tirar agua jugando, a lo que yo solo respondí con una sonrisa disimulando mi estado de hambriento por ellas, y seguí caminando hacia la puerta.
Una noche ya en mi casa y en mi cuarto, por primera vez empecé a fantasear con una niña. Tendría 8 años. Muy linda. Flaquita, sonriente, con voz algo ronquita, muy coqueta. En esas fechas calurosas siempre la veía con una minifalda delgadita, y con medias cortas. Toda su pierna era siempre devorada por mis ojos. Lamentablemente no siempre se sentaba adelante, por lo que también miraba a otras niñas. No todas eran bonitas, ni sueltas al vestirse. Llevaban buzos, pantalones, pero yo prefería naturalmente a las que eran menos tímidas.
Como yo suelo ser muy cariñoso con las niñas, a veces estaba acariciando la espalda de alguna niña que se acercaba a mi escritorio, o también pasaba mis manos por sus cabellos o barriguita. Pero nunca me atrevía a posar mis manos en algún lugar mas conveniente, para mí claro, pero una tarde en la que estaba evaluando a las niñas se me acerco aquella niña de las hermosas piernas. No había salido bien en el examen, y me estaba pidiendo una oportunidad de aprobarlo. No se si con intención o no, pero pego su cuerpo bien al mi. Yo con mi brazo acariciaba su espalda, explicándole que si le tomaba un nuevo examen a ella tendría que tomárselo a todas las que habían salido mal, y eso es algo que no me permiten desde la dirección, y que no era justo que solo le tomara uno a ella.
Tras esto ella me abraso, pidiéndomelo con más insistencia. Su rostro se acerco bastante al mi por lo que estábamos a solo centímetros.
Estaba luchando con todas mis fuerzas por evitar comerme sus labios, pero fui derrotado cuando ella puso sus labios sobre los míos. Solo fue un piquito, y siguió tratando de convencerme como si nada. Fue entonces cuando decidí bajar mi mano, y tímidamente la puse sobre una de sus nalgas.
Está bien, le decía, voy a ver como puedo hacer para darte otra oportunidad sin que se enteren de la dirección, pero tendrás que evitar contárselo a tus amigas, pues ellas también me pedirán lo mismo y me meteré en problemas. Ahora ya tras ver que ni se inmuto con mis manos en sus nalgas se las acariciaba con mas soltura, mientras que con mi otro brazo acariciaba su torso delantero, pero sin atreverme aún a subir a sus senos. Eran dos bolitas pequeñas, se las había visto también en la piscina, una tarde cuando pase por ahí al salir.
Como todavía tenia que entregar las notas el día lunes, era jueves en ese entonces, decidí no hacer aquel examen en el momento, sino hacerlo a su tiempo. Esperaba una ocasión en la que como aquel DIA, quedáramos solos ella y yo.
El viernes le pedí que viniera el sábado y se quedara a esperarme cuando terminara mis clases con los mayores. Como en vacaciones el colegio tenía otros servicios como gimnasio, piscina y demás, no sospecharían nada si ven a la niña un día en el que no recibía clases. Mientras le decía como sería el examen ella se puso a acariciar mis piernas, a veces subiendo demasiado y estar a unos pocos centímetros de mi pene, pero no le di más importancia ya que pensé que era casual.
Luego se sentó en mis piernas durante un rato hasta que la aleje. Tenía miedo que entrara algún otro profesor o encargado del colegio, y no era esta una conducta buena de un profesor con una alumna.
Diciéndole que ya me tenía que ir me levante y me retire. Pasando claro, por el patio para ver a las niñas que se remojaban al sol en la piscina portátil.
Al DIA siguiente mis planes se vieron modificados por el azar, pues tuve que tomarle el examen antes de empezar las clases con los otros chicos mayores, y no al final como lo tenía pensado.
Resultó que llegué temprano como siempre para preparar las clases, soy un profesor responsable, jajaja. Y encontré a Danielita en el salón, jugando con un game de esos pequeños que funcionan a pilas. Tras sorprenderme de verla tan temprano pues eran las 10.30 más o menos, me contó que no tenía nada que hacer en su casa y había quedado en jugar en la piscina con sus amigas, y las estaba esperando.
Bueno, pero estudiaste esta vez me imagino. Le pregunte y ella me respondió diciéndome que acababa de leerse todas las lecciones antes de salir al colegio. Pensé entonces que lo mejor seria tomarle el examen rápido, antes que se olvidara todo lo leído. Además la mente esta mas fresca antes del medio día, así que tras estar ella de acuerdo le entregue las hojas y le di 50 minutos para que me las devolviera.
Yo mientras preparaba mi clase, deseando que no llegara ninguno de los alumnos al salón, pues ya los escuchaba afuera conversando, pero por suerte para Daniela nadie entro. Además ella termino el examen antes de lo previsto, por lo que mejor para mí y para ella. Esta vez logro aprobar, con buena clasificación encima. En fin, me dije, asunto terminado, y sin complicaciones.
Di la clase con tranquilidad, con la conciencia tranquila de haber ayudado a una niña que no era mala alumna, pues así lo había demostrado en el segundo examen, sino quizás una niña distraída. ¿Que niña a esa edad no lo es?
Pero la sorpresa me llego al terminar las clases. Era ya la 1pm, y mientras los alumnos se retiraban a sus casas vi. A Daniela entrar al salón con ropas mojadas. Tras acabar también el horario de juegos ella salió de la piscina y así, sin cambiarse se vino al salón. Me agarro ya casi a punto de salir, y me sorprendió verla en ropa tan ligera, y enzima mojadita. Mi compañero entre mis piernas se animo en seguida. Lo sentí levantarse rápidamente, preparándose para algo que no debía de ocurrir.
La niña se me apegó bien, mojándome con su ropa húmeda, y me pidió que le hiciera otro favor.
El favor era tomarle un examen de recuperación a dos de sus amigas, que también habían salido mal. Le dije que no, y que no les dijera nada, que no quería complicaciones. Pero ya era tarde. La muy pendéja les había contado, y sus amigas no tardaron en entrar al salón, y al poco rato tenia a las tres encima mi suplicándome por sus exámenes. Mis manos se pasearon por el cuerpito de Danielita, que mojadita estaba mas rica que cualquiera de las modelos famosas de TV, y por el cuerpo de las otras niñas que andaban por ahí en edad con Daniela. Las otras dos ya estaban cambiadas, pero eso no les quitaba lo buenas que también estaban.
¡Hacemos lo que usted nos pida! dijo la mas pequeñita de las tres al ver que yo no daba mi brazo a torcer. Con una de mis manos acariciando las piernas frescas de Danielita empecé a pensar en alguna solución que las beneficie. Les explicaba que ya el lunes tenía que entregar los exámenes, y que no quedaba tiempo. Ellas no habían estudiado y por eso tampoco podía hacerles el examen ahora, y domingos yo no pasaba por el colegio. Daniela se acomodo mejor sobre mis piernas, y una de las niñas tras pensarlo por un rato me dijo que las aprobara nomás. Nosotros estaremos en deuda con usted, haremos lo que nos pida. Pero, y acercándose de nuevo me abraso y pidió que por favor las aprobara.
Suspiré, y subí mis manos por las piernas hasta quedar casi al lado de su sexo, del de Daniela, y quede en silencio. La otra niña se sentó en el suelo y empezó a pedirme por favor, mientras movía mi pierna izquierda, animando a las otras dos a moverse también, tratando de convencerme. Y no pude más. Les dije que las aprobaría, pero que estaban en deuda conmigo.
Mande a Daniela a que se cambiara, y me quede con las dos niñas. Les pregunte sus nombres, pues entre tantos alumnos que tenia no era raro que me olvidara del nombre de ellas. Valeria y Carol, tenian 7 y 8 años.
Mientras conversaba sentado en mi silla con ellas, las niñas estaban sentadas en el suelo a mis lados. Note un comportamiento confuso para mi, pues en varias ocasiones Valeria, la que me había dicho que harían lo que yo les pidiera a cambio de aprobarlas, puso distraídamente según yo, sus manos en mi pene, y tras uno o dos segundos de moverlas las retiraba. Pero cada vez que yo la observaba me parecía ver que me guiñaba el ojo, o que mostrara la lengua entre sus labios, o me miraba también y me sonreía.
Notaba cierta sensualidad en ella, y eso me dejo confuso durante un tiempo. Luego la otra niña se fue, y me quede con Valeria. Me disponía a levantarme para también retirarme, pero la niña se levanto y quiso sentarse en mis piernas, para lo que se apoyo en mi pene para levantarse y situarse sobre mí.
Juro que sentí sus manos apretar mi tronco mientras ella trato de sentarse en mis piernas, sentí como sus dedo se serraban alrededor de mi pene, y tontamente la rechace diciéndole que tenia ya que irme.
Fin