Nicole y su padre se comenzaron a conocer entonces más profundamente desde que ella ingresó en la escuela especial a que Juan los había recomendado, la chiquilla puso en practica con su padre cuanto le enseñaron y por supuesto que siguió yendo a visitar a su directora con la cual logró una “especial amistad”, así las cosas Pedro agradecido con su amigo le propuso que durante un fin de semana él los invitaría a pasar unas agradables vacaciones en una isla privada que había logrado rentar, está pequeña isla en cuestión era de uno de sus amigos y la rentaba, se encontraba en las costas del caribe y se llegaba a ella solamente por mar, Juan alegre por como se iban desarrollando las cosas en la familia de su amigo le comentó que estaba encantado y que para festejar esta ocasión le iba a dar una sorpresa a ambos (Nicole y Pedro).
Pues bien pasaron dos semanas y en secreto ambos amigos planearon la visita a la mentada isla privada, solo se lo avisaron a sus familias cuando faltaban solo tres días, los preparativos ya estaban hechos: tendrían que tomar un vuelo hasta la hermosa Mérida (en México) de ahí un corto viaje por carretera los llevaría hasta un muelle privado en donde un yate propiedad también del amigo de Pedro los esperaba ya con todas las cosas previstas para el viaje y que de antemano habían mandado por carretera. El vuelo fue de lo más tranquilo, las chicas pegadas a las ventanillas no dejaban de observar los hermosos paisajes que pasaban bajo la aeronave, llegaron a eso de las tres de la tarde a su destino y sin más preámbulos una cómoda camioneta ya los estaba esperando, el clima era de lo más favorable, calor y humedad, sin llegar a extremos bochornosos. El trayecto por carretera se prolongo un poco pues las familias decidieron parar en varias ocasiones para admirar el paisaje, la selva se extendía a las orillas de la carretera y algunas de las imágenes eran dignas de plasmar en fotografías y video.
Llegaron a un pequeño poblado a orillas del golfo de México y la camioneta e detuvo frente a un pequeño muelle en donde se encontraba anclado un hermoso y pequeño yate; los que abordaban la camioneta entonces descendieron de está y estiraron las piernas placidamente no perdiendo de vista la hermosa embarcación, casi al instante salió de a la popa un señor de barba cerrada y entrecana, no se veía muy viejo más bien interesante e innegablemente era el capitán de la nave. Bajando por la escalerilla que se tendía a un lado de la embarcación el hombre bajó para darles la bienvenida a los recién llegados.
El saludo fue primero a las niñas y después pasó por las damas, al final saludó a los dos hombres y encaminándose de nuevo hasta el muelle les pidió que lo acompañaran, las niñas fueron las primeras en seguir al robusto capitán y esté les ayudó a subir por las escalerillas y así abordar la nave, siguieron las mujeres y por último los varones, todos se quedaron en la parte trasera de la embarcación, una cubierta sencilla de unos cuatro por cuatro en la cual se encontraban un par de tumbonas para tomar el sol, por fin el corpulento hombre barbado subió a la embarcación y amistosamente les indicó que les mostraría la nave.
El primer recorrido fue por el puente, en la parte alta de la embarcación y que tenía todo lo necesario para una travesía segura, siguieron por la sala de fiestas que se encontraba justo debajo del puente, en realidad una salita como de cuatro por seis metros toda cubierta y bordeada por cómodos sillones, una mesa central que se podía retirar y en una de las esquinas un más que generoso bar. Pasaron de ahí por una delgada escotilla a la proa de la embarcación que también era una pequeña cubierta, aunque esta iniciaba en la punta de la nave permitía también espacio suficiente para unas seis personas cómodamente recostadas. Después de pasear un par de veces por las orillas el capitán los encamino de nuevo hasta el interior y en la parte frontal de la salita levantó uno de los sillones y aparecieron unas escalerillas que descendían precipitadamente a la parte baja del casco. Ahí se encontraban los camarotes; bajando inmediatamente se apreciaba una salita de estas que ser alojaba justamente en la punta de la nave, hacia la parte trasera separada se apreciaba la cocina y un pequeño pasillo con tres puertas, una del lado derecho y dos del opuesto. El capitán entonces ya sin avanzar de la salita nos indicó que la puerta solitaria era el camarote principal y al otro lado la primera puerta era el segundo camarote, la puerta de final del pasillo era el baño.
Cuando regresamos a la cubierta principal ya el chofer de la camionera había bajado el equipaje y lo había subido al yate. “Los últimos preparativos están por concluir e iniciaremos la travesía hasta la isla.” Les informó el capitán poniéndonos al tanto también de algunos datos técnicos así como de la duración del viaje.
Les dijo que eran un total de doce horas hasta la isla, claro sí había buen clima, de lo contrario podían tardar un poco más. Los hombres ayudados por el corpulento capitán bajaron a los camarotes el equipaje y después de que regresaron se despidieron del chofer de la camioneta recordándole que regresarían el domingo por la tarde.
El ancla del yate se elevó lentamente hasta llegar a su posición y engarfiarse al seguro, los motores laterales separaron la nave del muelle lentamente y después las propelas en reversa comenzaron a alejarlos de la orilla. Las maniobras tardaron cerca de diez minutos y cuando la nave estuvo apuntada a más abierto lentamente fueron ganando velocidad iniciando así el recorrido hasta la isla privada.
El sol comenzaba a ocultarse y todos iban recostados en el suelo de la cubierta de proa, observando divertidos la puesta. El capitán se encerró en su puente y no volvió a molestarlos.
Claudia la madre Carolina bajó al camarote para cambiarse de ropa, los demás seguían platicando placidamente el la cubierta de proa de la embarcación. El capitán desde el puente tenía una espléndida visión de la cubierta donde se encontraban sus pasajeros y vio como la hermosa mujer se ponía de pie y se perdía bajo la cubierta, enseguida encendió uno de los monitores que estaba frente a él y pulso en un tablero algunos números, la imagen en el monitor cambió mostrando el interior del camarote, instantes después la silueta de la mujer abriendo la puerta y encendiendo las luces.
Claudia sin sospechar que era observada se comenzó a desnudar y a cada prenda que iba descubriendo su hermoso cuerpo los ojos del capitán no perdían detalle. La mano del hombre buceó entre su bragueta y casi al instante sacó su descomunal miembro e inició una masturbación lenta mientras observaba a Claudia en el camarote de abajo cambiándose de ropa.
La mujer terminó de vestirse con un ligero vestido bajo el cual no traía nada puesto, justo en esos momentos blancos y potentes disparos de esperma salían disparados del pene erecto del capitán, estos volaron por el aire y fueron a estrellarse contra el suelo del puente de mando, un ligero gemido escapó de los labios de capitán que no quitó los ojos del monitor sino hasta que salió de esté la hermosa mujer.
La noche fue avanzando y las dos chiquillas se despidieron de los mayores que habían comenzado a beber unas cervezas mientras seguían disfrutando del cielo plagado de estrellas, Carolina y Nicole bajaron las escaleras hasta el camarote pequeño y tan solo entrar se trenzaron en un prolongado beso en la boca, las lenguas de las dos niñas se enredaron y movieron por largos minutos mientras sus manos comenzaban a quitar la ropa de su compañera, a los pocos minutos las dos niñas se encontraban completamente desnudas y recostadas en la cama, seguían besándose mientras se acariciaban las nalgas la una a la otra. Nicole tomando la iniciativa fue descendiendo por el cuerpecito de su amiguita hasta que llegó a su vagina, inmediatamente la boca de la pequeña se apodero de la rajadita de su amiguita y mamó con gran satisfacción cada uno de los pliegues provocándole a Carolina intensas sensaciones que en cuestión de minutos la llevaron al orgasmo. Pronto Carolina ocupaba el puesto de su amiguita dándole igual ración a su amiguita.
El capitán que no había seguido los movimientos de las niñas seguía con la mirada el cuerpo de Claudia que estaba ahora entre los dos hombres, nada extraordinario sucedía afuera así que echando un vistazo a lo que pasaba en los camarotes el hombre se quedó frío al apreciar a las dos niñas haciendo el amor, de inmediato su miembro se puso duro y sin esperar más pulso el piloto automático de la nava y bajó con cautela las escaleras tratando de que los mayores no lo vieran.
Ya frente a la puerta del camarote de las niñas respiró profundamente y abrió rápidamente entrando igual de rápido, las chiquillas se separaron asustadas al ver entrar al capitán y esté enseguida les hizo una señal poniendo su dedo en la boca para que guardaran silencio, luego cerró con seguro la puerta y se fue a sentar a un lado de las niñas.
– ¿Ya veo que les gusta jugar chiquitas?… Bien les voy a enseñar algo rico…
Las niñas entonces reaccionando y viendo al corpulento capitán que comenzaba a quitarse la camisa se miraron y cómplicemente ser rieron.
Ellas poniéndose de pie comenzaron a quitarle al capitán los pantalones y descubrieron que esté no usaba truza, al instante saltó un grueso y largo trozo de carne que se balanceo a un lado y a otro, las chiquillas rieron emocionadas ante la incrédula mirada del hombre que ya estaba ahora completamente desnudo. Carolina fue la primera en tomar con su manita la daga y comenzó a mover su piel de arriba para abajo lentamente, el capitán no tardó en responder a las caricias de la niña poniendo sobre sus nalgas una de sus grandes manos, frotó los cachetes de la niña con fuerza pero sin hacerle daño, a la niña le agradó la caricia y paró un poco sus nalgas para permitir que los dedos buscaran el ano. Así pronto Carolina sintió como el regordete dedo del capitán hurgaba dentro de su culo.
Nicole no se quiso quedar de observadora y dándoles la espalda se empinó, el hombre vio como la rajadita de la niña se iba dibujando en la parte baja de su entrepierna y como su ano quedaba completamente a su disposición, alargando su otra mano comenzó a juguetear con los regordetes labios de su vagina y de vez en cuando subía hasta el ano picándolo con la punta del dedo.
Pasados unos minutos así el capitán las hizo detenerse y tomó la iniciativa, recostó a Carolina sobre la cama y le pidió que abriera sus piernas para así poder tocarle la rajada a gusto, hizo que la pequeña Nicole se sentara en la cama y el se puso de pie, acercó su verga a la carita de Nicole y la niña sin más supo lo que tenía que hacer, llevó la gruesa cabeza del palo hasta su boquita y se la comenzó a tragar lentamente; el hombre entretanto se reclinó un poco y comenzó a juguetear con la panochita de Carolina, sus dedos se abrían paso entre los regordetes labios de la chiquilla y se introducían levemente.
Las mamadas que Nicole le estaba dando eran deliciosas y estaba casi listo para venirse, entonces las hizo cambiar de posición, Carolina igual que su amiguita tenía una boquita deliciosa que estaba llevando al caliente hombre al éxtasis, pero él quería sacar más de esas dos ardientes niñas y la hizo detenerse, para estas alturas el ya había caído en la cuenta de que ese par de chiquillas sabía mucho más de lo que aparentaban saber. Le dijo a ambas:
– Veo que no es la primera vez que lo hacen…
– ¡Nooo! – respondieron al unísono las chiquillas.
– ¿Ya se las han metido? –Ambas movieron la cabeza en señal de afirmación.
– ¿Quién se las ha cogido?
– Mmm… – Hizo una mueca Carolina.
– Vamos chiquita, dime ¿quien te enseño a coger?
– No sé… ¿qué me das si te digo?
– ¿Dime que quieres?
– ¿Me enseñas a pilotar el yate?
– ¡Echo!
– Esta bien, pero júralo… – el capitán entonces lo juró cruzando los dedos y besándolos.
– ¡Está bien! Te voy a decir, acércate – el hombre acerco su cabeza a la de la niña y está en voz baja y al oído le dijo – ¡mi papá! – El capitán se sorprendió un poco.
– ¿Y a ti? – Dijo mirando a Nicole.
– Mi papi. – respondió la pequeña sin más ni más.
– ¡Vaya! – dijo el capitán incrédulo.
Luego de esto y sin más ni más Nicole se puso en cuatro patas sobre la cama y moviendo las nalgas de un lado al otro le pidió al capitán que se la metiera por el culito. El hombre sorprendido e incrédulo se acomodo detrás de la niña con su duro palo apuntando a sus nalguitas, Carolina se situó frente al capitán y viendo como el miembro del hombre se bamboleaba de un lado al otro lo sujetó con su manita, luego escupió sobre la punta del pene y el anito de su amiga, la chiquilla dirigió la gruesa cabeza hasta el apretado agujero. Lentamente el capitán comenzó a empujar y el agujerito fue recibiéndolo, el calor y la fuerza con que la niña apretaba su palo eran increíbles y más que satisfactorios, con calma y paciencia el hombre logró que la pequeña se tragara casi la mitad de su palo y comenzó a moverse de atrás para adelante bombeándola.
Mientras que el rudo capitán se cogía a su amiga Carolina se fue a recostar en la cama y se masturbaba lentamente observando la escena que tenía al frente.
Nicole comenzó a gemir a los pocos minutos y su orgasmo la hizo apretar con más fuerza el palo que se le enterraba en el culo, el capitán apretó con todas sus fuerzas su ano evitando así la casi inminente eyaculación que ya estaba en la punta de su verga, solo unas cuantas gotas de leche caliente se le escaparon de la punta entre gemidos de satisfacción del hombre, esperó entonces a que la pequeña terminara de venirse y luego le sacó la verga; el agujero de la niña quedo ampliamente abierto mostrando un oscuro túnel.
El capitán se dejó caer pesadamente en el cama respirando profundamente, las niñas lo dejaron descansar por espacio de cinco minutos mientras que ambas se besaban, ya recuperado el hombre se acomodó bien en la cama y le pidió a Carolina que se montara sobre él; la niña se separó de su amiguita y se monto sobre la verga del capitán, movió su cuerpecito para delante y para atrás restregando así su conchita caliente y húmeda a lo largo de la gruesa daga del hombre.
El capitán entonces paso sus manos para el culito de la niña y haciéndola recostarse sobre su pecho le dejó al aire sus hermosas y tersas nalgas, con una mano tomó la verga y la acomodó en la entrada de su ano, le pidió a Nicole que se encargara de los tramites y la pequeña sin más se levantó acomodándose a escasa distancia del culo de su amiga, entonces lamió con delicadeza el ano de su amiguita, lo hizo dejando gran cantidad de saliva en esté y después hizo lo mismo con el pene del hombre, al instante supo distinguir el propio sabor de su ano.
Terminada su labor con su manita agarró el duro palo y apuntó directamente a la arrugada entrada anal de Carolina, entonces el capitán comenzó a empujar su verga al interior del estrecho agujero, al igual que lo hizo con ella lo fue haciendo con su amiguita y lentamente la daga avanzó en el estrecho agujero, esta vez entró mucha más verga en este culito y cuando el hombre sintió que ya no entraba más quedando tan solo una pequeña porción fuera comenzó a moverse rítmicamente. La gruesa barra de carne entraba y salía con estimable velocidad del rico agujerito de la niña, comenzó a sentir entonces nuevamente las apretadas paredes que lo exprimían y esta vez no pensaba detenerse, pero eso si, esperó hasta que la niña también experimentara su orgasmo, justo cuando la niña anunciaba que se venía el grueso pito comenzó a soltar toda la carga contenida hasta ese momento, disparo tras disparo fueron inundando la apretada cavidad de la niña quién enseguida distinguió como la caliente lefa la iba inundando. Nicole vio como la leche comenzaba a escapar del culo de su amiga mientras la verga seguía entrando y saliendo. Reposaron por unos minutos y el capitán se puso de pie, se vistió ysilenciosamente regreso hasta el puente, las niñas se recostaron y abrazadas se durmieron.
Continuará