Cuidando a Tanya, Parte 04

    ATENCIÓN

    El siguiente relato erótico es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de BlogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

    No sigas leyendo si eres menor de 18 años y/o consideras que la temática tratada pudiera resultar ofensiva.

    Esta publicación es la parte 4 de un total de 4 publicadas de la serie Cuidando a Tanya
    4.9
    (7)

    Desperté el domingo con un cuerpito junto al mío y recordé lo que había pasado el día anterior. Fui al baño y la dejé dormida. Cuando regresé la encontré fuera de las sábanas con el pulgar en su boca y sus piernas bien abiertas. Con su mano se estaba acariciando. Fui por mi cámara digital e hice inolvidable ese momento. Luego fui a hacer el desayuno.

    Escuché una vocecita y cuando me volteé tenía frente a mí una niñita desnuda con una amplia sonrisa.

    "Buenos días, tío"

    "Buenos días ¿Dormiste bien?"

    "Como un tronco." ¿Qué vamos a hacer hoy?"

    "¿Qué te parece si desayunamos, nos bañamos y tenemos más sexo?"

    "Eres tremendo, tío. Siempre pensando en sexo."

    "Mira quien lo dice. Te caché frotándote tu puchita esta mañana."

    "¡No es cierto!"

    "Sí que sí. ¿Te lo demuestro?". Le enseñé las fotos y no lo podía creer. "Eres todo un ángel sexy."

    "No soy sexy. Eso es para los mayores."

    "Mira estas fotos. Mira tú carita mientras tienes tu mano, ¿en dónde?"

    "Oh... hay veces que me despierto con muchas cosquillas ahí abajo y estoy toda mojada como si me hubiera hecho pipí."

    "Así que tú también piensas en sexo. Así que eres muy sexy."

    Le enseñé las demás fotos y fuimos a desayunar. Hicimos algunas cosas en el jardín y tuvimos un día normal excepto por el hecho de estar ambos desnudos.
    Sonó el teléfono. Era mi hermana.

    "Hola Don. ¿Cómo va todo?"

    "Hola Mónica. Todo bien por acá. Acabamos de cenar. Parece que alguien quiere hablarte."

    "Hola mami... si todo bien... si mamá... estoy toda bronceada... sí, me estoy portando bien... adiós."

    Me pasó el teléfono.

    "¿Mónica?"

    "Veo que se la están pasando bien. Me imagino que no están usando la ropa con este clima. A Tanya le encanta estar sin ella. Rió."

    "Es un ángel. Se está portando muy bien. Pero ¿recuerdas lo que platicamos el otro día? Pues ella ya empezó."

    "¿Oh sí? Yo sabía que era curiosa. ¿Cómo respondiste?"

    "Fue muy difícil resistirme..."

    "Lo sé. Síguele la corriente si quieres y enséñale las buenas partes de ello si quieres. Confío en ti. Sé que la amas."

    "Gracias."

    "No hay problema. Escucha, la razón de mi llamada es para pedirte si puedes cuidarla por unos días más. La madre de mi marido no se siente bien y vamos a quedarnos para cuidarla."

    "Está bien, no hay problema. Tengo la semana completa libre."

    "¿Seguro? Muchas gracias"

    "Por favor asegúrate de que utilice protector solar en todo su cuerpo, ya que tiene la piel delicada."

    "¿En TODO su cuerpo?"

    "Así es. Me imagino que ya hizo que le frotaras en todos lados, ¿verdad?"

    "Bueno... pues sí."

    "Está bien. Asegúrate de que mi niña sea feliz. Te quiero Don."

    "Yo también."

    "Te llamo el martes, ¿ok?"

    "De acuerdo. Espero que todo marche bien."

    "Yo también. Pásensela bien. Adiós."

    Mónica colgó y Tanya me miraba cuestionante. "¿De qué se trata?"

    "¿Quieres quedarte conmigo unos días más?"

    "¡¡Sííí!!"

    "Tus papás estarán de viaje un par de días más."

    "Súper. Pero tío, le platicaste a mamá sobre... tú sabes."

    "Sí. Ella sabe que estamos jugando."

    "¿Qué dijo?"

    "Que tú estás en control. Eres la jefa."

    "Mamá me dijo que yo era la que tenía la decisión sobre mi cuerpo."

    "Exactamente."

    Tanya brincó y me abrazó con fuerza. Sentí como mi pene empezaba a crecer y se acomodaba entre sus piernas. Ella lo sintió y lo frotó con su vulva.

    "¿Se siente bien?"

    "Sí, cariño. Riquísimo. Por cierto, ¿cómo está tu colita?"

    "Muy bien. Ya no me duele nada. Me gusta cuando tu pene frota mi colita y mi puchita... eh, vagina."

    "Puchita está bien. Tiene muchos nombres y puchita suena bien en ti."

    "Porque soy una niña, ¿verdad?"

    "así es."

    "Pero los niños no hacen esto." Exclamó frotándose con fuerza con mi pene y esbozando una gran sonrisa."

    "Eres la mejor niñita del mundo." Le dije, besándole la frente y acariciando sus nalguitas.

    "Y tú eres el mejor tío. Pero ahora suéltame debo ir arriba."

    Me senté y prendí la TV. Tanya bajó toda limpiecita. Se sentó en mi regazo y miró la TV.

    "Qué curioso, todos en la TV tienen ropa."

    "Así es como vive la mayoría."

    "Que cosa. Es mejor estar sin nada."

    Se acurrucó y tomó mi mano depositándola entre sus piernas.

    Estuve de acuerdo. Y empecé a acariciar su vulvita. Noté que estaba húmeda.
    "Tío, ¿me puedo sentar en tus piernas?"

    "Ya lo estás."

    "Me refiero a realmente sentarme, como ayer."

    En su mano apareció el frasco de lubricante. Mi pene tembló de emoción. Ella rió cuando lo sintió.

    "Supongo que eso quiere decir un sí."

    "Déjame checarte primero." Le di la vuelta y acerqué su traserito a mi cara. Separé sus nalguitas son mis manos y observé su anito. Estaba limpio y rosado. Supongo que se lo habrá lavado. Increíblemente no estaba irritado. Tenía razón cuando había dicho que estaba bien.

    Tomé el lubricante y apliqué fuera y dentro de su ano.

    "Tanya, mientras le pongo a mi pene ponle más dentro de tu colita."

    Mi hermosa sobrina tomó un poco de lubricante con su dedo y se lo empezó a poner sobre su anito y dentro de él.

    Cuando estuvo satisfecha se acomodó hasta que su anito y mi pene hicieron contacto y sin más preámbulos fue bajando permitiendo que mi pene desapareciera poco a poco dentro de ella. ¡Qué angosto se sentía! Sentí como su recto me masajeaba.

    Poco a poco el pene fue entrando hasta que sentí sus nalguitas reposar en mis piernas.

    "Ahora... podemos... ver la TV."

    Increíble. ¿Cómo lograba esta chiquilla de cinco años tener todo mi pene dentro de ella?

    "¡Se siente tan bien, tío! ¡Me hace cosquillas!"

    Empecé a acariciar su pequeño clítoris con los juguitos que brotaban de su vagina. Ella empezó a gemir y a mover todo su cuerpo.

    Hasta que una gran sacudida manifestó que Tanya había alcanzado su orgasmo. Su agujerito se contrajo con fuerza alrededor de mi pene haciéndolo eyacular con fuerza dentro de ella.

    Cuando ambos nos recuperamos ella se recostó sobre mi pecho.

    "Déjalo dentro de mí..." Así nos quedamos viendo caricaturas y programas infantiles. De vez en cuando se movía y masajeaba mi pene lo que hizo que eyaculara dos veces más. Eventualmente mi pene perdía tamaño. "Oh tío, se está poniendo pequeño." Al final salió de su cuerpo seguido por unas gotas de semen. Contrajo su ano evitando que saliera más.

    "¿Necesitas ir al baño?"

    "Creo que sí. Me siento toda llena."

    La puse en el piso y fue caminando despacio hacia el baño manteniendo sus nalguitas juntas con sus manos. Vi un hilo de semen como se filtraba y bajaba por su pierna. Me costaba comprender a esta niña como había podido pasar la última hora con mi pene muy dentro de ella....

    Continuará

    Califica esta publicación

    Ayudarás al autor y a la administración a mejorar el contenido...

    Promedio de puntuación 4.9 / 5. Recuento de votos: 7

    Hasta ahora no hay votos. Sé el primero en puntuar este contenido.

    Ayúdame a mejorar la calidad del blog dejando tus comentarios en la parte de abajo y una calificación a la publicación aquí arriba. También puedes dejar tus dudas, sugerencias y/o comentarios en la página de contacto.

    Si el relato lleva varios días sin continuación es muy probable que no la tenga 🙁, ¡pero quizás tú si la tienes 😀! Para compartir tu relato puedes usar la sección de Enviar relato

    blogSDPA.com
    blogSDPA.comhttp://blogsdpa.com
    Publico relatos SDPA anónimos o con autor desconocido. Si un relato publicado es tuyo házmelo saber por correo electrónico.

    Publicaciones similares

    Publicación anterior
    Publicación siguiente