Con doble sabor, Parte 2 (de Cazzique)

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Esta publicación forma parte de la serie: Con doble sabor
4.6
(5)

Las relaciones entre madre e hija se continuaron y transcurrió casi un año, hoy saliendo de la escuela Elizabeth iría directo a casa pues su hermana se tendría que ir a clase de Gimnasia como siempre y su padre estaba fuera de la ciudad, desde que iba en el autobús escolar su impaciencia crecía. Por fin llegó a casa e inmediatamente se dirigió al cuarto de su madre, escuchó el sonido de la regadera y se sentó en la cama.

– Ya llegué, mamá. – gritó la chiquilla.

– Voy, mí amor, no entres.

Elizabeth escuchó que cerraba la regadera y poco después que salía de la misma, luego esperó un largo rato hasta que por fin salió su madre, su húmeda cabellera larga y rubia caía por su espalda, sus ojos verdes como los que ella había heredado se veían hermosos, un ligero y agradable perfume invadió la habitación mientras que la sonrisa en sus labios era muy intranquilizante; la niña sintió una fuerte punzada en su entrepierna cuando vio a su madre así, su piel blanca y suave cubierta por una fina lencería de color negro se hacía mucho más excitante, medias y liguero del mismo color.

Caminó sensual hasta quedar frente a la niña y pudo ver con satisfacción que ya había una potente erección bajo la falda azul del colegio.

– ¿Veo que te gusta, amor?

– Te vez fantástica así mami... mira como me he puesto.

– Ya lo veo... tendremos que arreglar esto.

Sin decir más palabras la madre recostó a su niña sobre la cama y levantó la falda, la panty de color blanco de la niña mostraba la potente erección queriendo saltar incontenible, la cabeza sobresalía por la parte del elástico, con una mano Daniela se apoderó de esta y la acarició despacio. Elizabeth entre tanto comenzó a desabotonarse la blusa blanca y dejó al descubierto sus pechos que ahora a sus catorce años ya estaban hermosamente formados, eran redonditos, no muy grandes y con un puntiagudo pezón de color clarito.

Daniela se agachó y comenzó a mamar el pecho de la niña mientras su mano buscaba ahora por debajo de la panty, acarició el tronco y siguió bajando hasta llegar a los pequeños testículos, los acarició y siguió su recorrido hasta llegar a la vagina, acaricio despacio recorriendo los labios, y lentamente comenzó a introducir la punta de uno de sus dedos, se topó  por fin con el clítoris y lo sobó con delicadeza, de la garganta de Elizabeth se escapó un prolongado y excitante gemido que anunciaba su orgasmo. 

La puerta de la entrada de la casa se abrió, unos pies se adentraron en la sala y subieron la escalera levemente, se encaminaron hasta una de la habitaciones abrió la puerta y Dani se quedó quieta, miró el interior algo no estaba bien, volvió a mirar la oscuridad en su cuarto y entró, dejó su mochila sobre la cama y se quitó la ropa escolar que traía puesta, solo quedó en bragas y brasier, a sus dieciséis años su cuerpo es en realidad hermoso. En la casa no se escuchaban ruidos así que Dani pensó que su madre y su hermana habían salido y entonces caminó por el pasillo dirigiéndose al baño. Al pasar junto a la puerta de la recamara de su madre vio que estaba solo emparejada y se asomó, la presión le subió hasta el tope cuando vio a su madre y a su ¿hermana? Sobre la cama, cerró y volvió a abrir, ¿vio bien?... ¿eso era un pene?... no entendía que es lo que pasaba, sigilosamente volvió a entrecerrar pero se quedó mirando lo que sucedía, sin duda eso era un pene y su hermana era la dueña, ¿pero cómo? Ella era mujer ¿O no?... que estaba pasando.

En el interior Daniela estaba mamando el pene de Elizabeth con gran satisfacción, su cabeza subía y bajaba rítmicamente mientras las manos de la niña se posaban en su cabeza acariciando la rubia cabellera, después de un rato su madre se separó de la chiquilla y se acomodó en la cama a “cuatro patas”, su lencería negra era hermosa; Elizabeth se incorporó detrás de su madre y metió la cabeza entre las grandes nalgas, hizo a un lado la panty oscura y buscó el ano arrugado de su madre, su lengua se escurrió por la oquedad y lamió lo más que pudo, luego uno de sus dedos se encarriló por el estrecho ducto y se perdió en él, con movimientos suaves y lentos el dedo entró y salió repetidas veces y por fin después de varios minutos la bella Elizabeth se acomodó a modo que su pene se presentara ante el arrugado agujero.

Una de las manos de Dani se movía velozmente sobre su panty que ya estaba más mojada que una jerga, el olor de su sexo le subía hasta las fosas nasales y esto la excitaba cada vez más, pero no podía apartar su vista del interior de esa habitación.

Las delicadas caderas de Elizabeth empujaron el instrumento y esté lentamente se fue perdiendo en las apretadas y calientes profundidades del ano de su madre, las manos de la niña se sujetaron de las caderas y entonces cuando llegó hasta el fondo comenzó a bombear lentamente, ambas mujeres gemían intensamente. Las embestidas de la chiquilla eran decididas profundas, el pene entraba completamente, mediría ya unos quince centímetros; el culo de su madre lo estaba disfrutando completamente.

Cambiaron de posición, esta vez Daniela se recostó en la cama y Elizabeth le quitó las medias y la panty, la peluda vagina mostró los labios húmedos y la hermosa hermafrodita se agacho para beber su néctar, solo unos minutos, luego se montó sobre ella y la penetro, al sentir la verga dentro Daniela gimió deliciosamente, ambas comenzaron a moverse, la niña metiendo y sacando su instrumento y su madre con movimientos circulares de sus caderas.

La venida fue intensa, los jugos escurrían ahora por sus muslos y su mano no paraba de moverse, Dani ahora también se acariciaba un seno mientras su brasier estaba debajo de la teta, no pudo evitar que sus caderas se movieran también al ritmo de su madre y su hermanita menor que estaban dentro, las piernas le temblaron por lo intenso del orgasmo, sus labios los tubo que apretar con fuerza para no delatarse.

Entre tanto madre e hija en el interior también comenzaban con sus respectivas venidas, la leche de Elizabeth comenzó a llenar las profundidades vaginales de su madre quién al sentir el caliente líquido comenzó a soltar el suyo, los jugos se mezclaron y lentamente iban escapando por entre los labios vaginales y mojando las sabanas. 

Dani entonces se retiró hasta su cuarto y buscó enseguida el dildo que tenía debajo del colchón, lo sacó y con rapidez termino de desnudarse, se sentó en la cama y abrió su piernas lo más que pudo, luego se acomodó el aparato y lentamente lo fue haciendo penetrar, sintió como su agujero se iba ensanchando a cada milímetro de la portentosa verga artificial que había conseguido por medio de una amiga, lo movió rítmicamente en su interior hasta conseguir una venida rica y satisfactoria, su de por sí ya mojada panocha se inundó completamente produciendo ricos chasquidos de sus jugos a cada entrada y salida del dildo, la chiquilla quedó desmadejada y sumamente fatigada sobre su cama en la cual cayó como un fardo y así se quedó dormida.

En el otro cuarto ocupado de la casa Elizabeth y su madre se comenzaban a levantar, la sesión había sido exquisita, como siempre; ser metieron en la ducha entre besos y caricias y poco después Elizabeth se fue a su cuarto para ponerse ropa de calle, bajó las escaleras y esperó a que su madre bajara. Después se salieron a la calle, cuando regresaron vieron que ya estaba ahí Dani, se estaba preparando una cena ligera, qué dejó cuando ellas le anunciaron que traían un par de deliciosas pizzas que podrían comer mientras veían una película.

– ¿Cómo te fue en la clase de gimnasia hija?

– Muy bien mami, me gustó mucho hoy, fue algo extenuante. – contestó Dani con una sonrisa en los labios.

– Que bien, hubieras visto como nos aburrimos tu hermana y yo aquí, por eso salimos a comprar la pizza.

– Sí... me lo imaginó... – dijo Dani con un tono un poco sarcástico.

– Bueno, basta de plática, mejor veamos la película. – Las urgió la pequeña de la casa.

Esa tarde terminó para Elizabeth y su madre como cualquier otra más no así para Dani que en su interior tenía mil preguntas sobre Elizabeth, una cosa si era segura, lo sucedido en la casa la había puesto a mil y no iba a dejar pasar una oportunidad para ver desnuda a su querida hermanita.


Continuará

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