Celina la miedosa, es la última de “Las Nenitas de mi Harem”.
Celina es una pequeña de 11 tiernos añitos. Aun cuando parecía de menos edad, pues cuando la vi por primera vez me pareció de menos edad, quizás unos 10 añitos.
Celina es alta para su edad, pero de cuerpo delgadito, muy parecido a la contextura de mi preciosa Mindy.
Sus ojos son achinaditos muy negro y vivaces, piel canela y melena negra ondulada hasta la cintura.
Recuerdo el día que la vi aparecer junto a Mindy en el altillo de la bodega, muy tímida casi al estado de llorar.
Acepte que se quedara a vivir con las demás nenitas junto al grupo en la bodega, sólo por el hecho que sería la séptima, de manera tal que completaría la nenita para cada día de la semana.
Al día siguiente de haber disfrutado de Lali, correspondía según el orden dado por las propias nenitas de que la recién llegada Celina fuese quien pasase a ser mi delicia de aperitivo de esta noche, antes de la cena con mis nenitas.
Esta vez yo había llegado muy temprano a cumplir mi turno en la bodega y había traído dos grande róbalos los que limpie y deje listos en ocho trozos, para que fuesen freídos y acompañados con vegetales, aliñados con sal, pimiento y un poco de nueces molidas.
Es así que cuando mis nenitas comenzaron a entrar por la puerta trasera que siempre dejaba abierta al comenzar mi turno de nochero, vi como siempre mi preciosa Mindy se acercaba a saludarme al altillo.
Con ello ya sabía que era la hora de bajar al baño a esperar a una de las nenitas, y mi mente divagaba, pues sabía que seria Celina, con ese cuerpito diminuto, casi tan chiquito como el de mi preciosa Mindy.
Terminé de ordenar las listas de mercaderías del día y me dispuse a bajar.
Mientras lo hacía en dirección a la sala de baño, pensaba que delicia tener una chiquita cada día y que con la llegada de Celina, se completaba los siete días de la semana.
Una vez ya dispuesto en espera a que llegara como siempre la nenita que correspondía; de improviso de abre la puerta del baño y entra Celina, “casi a la fuerza llevada por las demás nenas”.
Con una timidez que me hizo estremecer de ternura, camina hacia mí con una expresión de mucho temor en sus ojitos negros almendrados, casi al punto de llorar.
Se veía tan exquisita con su carita de miedo y sus pequeños ojos negros abiertos como nunca y sus pies descalzos.
Las chicas le habían sacado su ropa y la cubrieron con una bata de baño.
Celina se quedo inmóvil en la entrada al cerrarse la puerta del baño por las demás nenas; quedando a solas conmigo en la habitación.
Ella me mira con miedo, sabía lo que se venía en camino y como era una nenita que jamás había sido penetrada, su miedo era grande.
Se cubría con sus manos y sus delgadas piernas entrelazada una con la otra.
Creo estaba aterrada por la situación del momento.
Me levante le tome sus manos y ella sin resistencia camino conmigo hacia la banca donde me senté y la ubique en sentada en mis piernas.
Se abrazo a mi como un pequeña con su protector y comenzó a lagrimear.
En aquel momento no entendía si era de miedo o tristeza.
Le acaricie su larga cabellera y se acurruco en mi hombro.
Le consulte que es lo que le pasaba.
Ella respondió que estaba muy asustada, porque no sabía que sería de su vida, estaba acostumbrada a vivir con sus padres y tíos en el campamento y que de un momento a otro sus padres desaparecieron (habían muerto en un accidente de bus) y por un tiempo vivió con sus tíos.
Pero ellos le habían echado a la calle.
Sabía que este era su única alternativa para poder vivir lejos de los maltratos de sus parientes y protegida por las demás nenitas.
Le consolé y le dije que no se preocupara que las chicas cuidarían de ella y por de pronto tendría cobijo y comida todos los días acá en la bodega.
Eso le tranquilizo y en mis brazos apretada a mi, quedo como dormida.
La deje tranquila en la banca recostada y me predispuse a bañar en la regadera.
En el momento que la miraba ella se incorpora y se acurruca en un rincón de la banca, al parecer temía lo que haría con ella.
Me salgo de la regadera y la tomo de sus manitos.
Ella se resistía y con fuerzas le arranco la bata que la cubría.
Celina ya bajo la regadera sentada en el suelo y bajo el agua trata de cubrirse de manera tal de no mostrar su cuerpo diminuto.
Al ver ese cuerpito diminuto desnudo y completamente empapado, hace que mi deseo de disfrutar una nenita virgen y pequeñita me pone muy excitado y mi pene se erecta a más no poder.
Ella mira mi enorme pene y sabe que pronto la penetraría y se resiste a levantarse del suelo, doblándose cual pequeñito bichito de tierra de los jardines.
Me desespera y la alzo de su cintura de una manera tan fácil que me pareció que fuese una pluma.
Ella entrelaza sus piernas evitando dejarme ver su chochito pequeño.
Sin embargo ya en el suelo de la ducha le abro sus brazos y con mis piernas separo las de ella y me dispongo a penetrarla.
Me grita que no lo haga, que le va a doler.
Mi deseo era inmenso y desoyendo sus gritos, pongo mi glande a la entrada de su pequeña vagina y comienzo a tratar de penetrar esos labiecitos apretados.
Me parecía que seria imposible hacerlo pues la pequeña de movía tratando de impedirlo.
Suelto una de mis manos que sujetaba sus brazos y meto me dedo índice en su interior vaginal. Celina grita de dolor, era que primera ves que se abría su virgen vagina.
Retuerzo fuertemente mi dedo de lado a lado en forma de rotor, a manera de poder abrir esa agujerito pequeño y poder prepararlo para meter de una vez mi pene, que ya no aguantaba más.
Al sacar mi dedo veo que viene manchado totalmente de sangre; había roto su himen y entonces ya era que podía penetrarla.
La pequeña gritaba y se retorcía; es así que nuevamente tome sus brazos y poco a poco fui metiendo mi erecto pene, aun cuando mi pequeña Celina no cedía a mis deseos.
Cuando logre al fin introducirla mi glande, sentí su estrecha vulvita que presionaba mi pene y no lo dejaba entrar, así que poco a poco bombeando metí cada vez más dentro hasta lograr introducirlo totalmente.
Celina, gritaba de dolor y me pedía que la dejara
Comencé a bombearla muy insistentemente hasta que por fin su vulvita comenzó a dilatarse y abrirse sus labiecitos, aun cuando sentía su estreches interior.
Después de algunos minutos de disfrutar esta delicia de desfloración vaginal y de bombearla hasta mas no poder, siento como comienzo a llenarla de mi semen, que sale a borbotones con la presión y estreches de su pequeña panochita.
Ya satisfecho mi pene y al sacarlo siento como su vulvita se abre con los bordes de mi glande.
Veo como la pequeña casi desmayada le sale de su pequeña vaginita el resto de semen que no cabe en su interior.
Cuando la pequeña se sienta con su espalda apoyada en la muralla de la regadera yo me pongo de pie, la tomo de sus manos y la incorporo para limpiarla con el agua que caía sobre nosotros.
Cuando le limpio siento con mi mano y veo que su vulvita esta completamente abierta y aun posee la abertura que le produje con mis embestidas y como están sus labiecitos hinchados y completamente separados.
Seco sus lágrimas y le prometo que para la próxima semana cuando le toque nuevamente que la penetre, ya le será más fácil.
Además le advierto que se prepare pues en aquella próxima oportunidad será más fácil pues ya esta más abiertita y que también la disfrutare por su culito.
Es así que se vaya preparando.
Las chicas entran al baño, mientras yo me dirijo al altillo a secarme y vestirme para la cena.
Cuando llego a la mesa, ya el róbalo esta servido con las verduras, y Celina esta sentada junto a las demás nenitas cenando y acompañada por Mindy, quien al parecer le cuenta su experiencia.
Situación que va haciendo que la pequeña Celina se calme.
De esta manera que ya poseo siete nenitas para disfrutar de ellas.
Una cada día de la semana.
Así pasaran muchos días y el día que estuve con cada una de ellas fue el día fijado para que sepan que día le toca en la semana a cada una pagar su estadía en la bodega.
De esta manera termina estas siete historias, y espero les hayan gustado.
Fin