Fiesta familiar, Parte 41 (de Cazzique)

Esta publicación es la parte 41 de un total de 42 publicadas de la serie Fiesta familiar
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Mónica y su hija se acomodaron en mitad de la sala recostadas sobre la alfombra, la bella chiquilla de 15 años buscó los labios de su madre y las dos se trenzaron en un largo y apasionado beso en donde sus lenguas se enredaban y sus labios se restregaban con dulzura y pasión, se abrazaron fuerte mientras se besaban, Mónica se encontraba debajo de su hija; poco después las manos de Mónica comenzaron a acariciar el delicado cuerpo de su bella hija, la tersa piel de la niña fue recorrida por las manos de su madre muy tierna y delicadamente, apenas rozándola y haciendo que se erizara toda su dermis. Primero fue bajando lentamente por la espalda de la niña hasta que llegó a sus nalgas a las cuales acarició tomándola por ambos cachetes y luego pasó uno de sus dedos por todo el canal del culo y rozaron con delicadeza el ano de la pequeña. Luego las manos subieron por los costados del cuerpo de Carolina acariciando las caderas, las costillas y los costados de los pequeños y firmes senos de la niña, ambas se separaron por algunos instantes y Carolina se incorporó un poco sobre sus brazos, su madre entonces bajo su cabeza y buscó los senos de la niña por los cuales comenzó a pasear su lengua, luego sus labios besaron toda la zona y por último los pezones fueron atendidos como se merecían, la boca y lengua de Mónica mamó los rosados y erectos pezones de su hija con suma delicadeza; Carolina echaba para atrás la cabeza y se lengüeteaba los labios en señal del gocé que estaba experimentando.

Pasados algunos minutos Mónica recostó a su hija sobre la alfombra y se dedicó con más entereza a los senos de la niña, los masajeó con las dos manos y pellizco con ternura los pezones sin dejar de chuparlos, para luego ir bajando por el estomago de la niña y continuar hasta encontrarse con el monte de Venus de su hija; Mónica aspiró con satisfacción el cálido aroma que desprendía la panocha de su niña y después de un par de minutos su boca buscó acoplarse con los labios de su vagina en un riquísimo beso, los labios de ella se movieron abriéndose y cerrándose sobre los labios vaginales de su hijita y al pronto su lengua salió para incrustarse en medio de estos, comenzó a lamer los pliegues internos de la joven vagina y se tragó los jugos que de ella manaban., sus manos se apoderaron de las nalgas de Carolina y las acarició con gran calentura, uno de sus dedos busco el apretado orificio trasero de su hija y se fue introduciendo lentamente en él hasta que se perdió más de la mitad en su interior y al instante la comenzó a bombear rítmicamente. Mientras en la vagina la lengua de su madre se estaba dedicando al erecto clítoris que con su lengua lamía, chupaba, mamaba y jugueteaba con el formando círculos a su alrededor, las manos de la pequeñita se posaron sobre la cabeza de su madre y acaricio con placer su terso cabello, a la vez sus caderas se comenzaron a menear de arriba para abajo tratando de experimentar el máximo placer posible que su madre le pudiera proporcionar.

Pasaron varios minutos y la bella jovencita comenzó a sentir como en su interior se empezaban a agolpar las sensaciones e iban aumentando segundo a segundo haciendo casi insoportable el propio placer y de pronto, todo se nublo y una intensa sensación de calor, pasión, placer, éxtasis, humedad y quién sabe cuantas más se juntaron y al mismo tiempo explotaron en una intensa y formidable venida que se tradujo en un intenso río de jugos que comenzaron a escapar de su panocha y los recibía sin parar la boca de su madre, la lengua de ella seguía hurgando en el profundo interior de la vagina y acariciaba como podía todas las paredes interiores de la panochita, su nariz estaba profundamente enterrada entre los tiernos labios vaginales de la pequeña, su respiración agitada y sus gemidos se escuchaban por toda la habitación y sus manos soltaron el cabello de su madre y ahora se sujetaba con fuerza de la alfombra, jalando las fibras del mullido piso, sus caderas continuaban moviéndose con intensidad pero ahora formando con su espalda un ligero arco para así ofrecer a plenitud su vagina a la boca de su madre quién no se detuvo hasta que por fin la niña se dejó caer ya al fin de su prodigiosa venida.

Mónica se montó entonces a la par de su niña y llevó sus labios cargados con los jugos de Carolina hasta la boca de esta y se prendió a ella en un intenso beso que dejó en sus labios su propio sabor vaginal.

Carolina tomo de la cintura a su madre y la hizo ahora tomar la posición del suelo a ella, quedo entonces su madre boca arriba sobre la alfombra de la sala y Carolina se incorporo hasta quedar en los pies de su madre, tomo una de sus piernas y la levantó hasta que el pie de ella quedo a la altura de su cara, sus labios besaron con ternura el dedo gordo del pie derecho de su madre y luego su lengua salió para pasearse por cada uno de los dedos y la planta, despacito fue subiendo besando centímetro a centímetro la piel de su madre, paso del pie al tobillo, la pierna, la rodilla, los muslos y poco a poco se iba acercando a la enmarañada pelambrera que se encontraba entre las piernas de su madre, sin miramientos buscó enseguida la rajada y su lengua se paso de abajo hasta arriba llegando al clítoris de Mónica, luego regresó por donde había llegado pero ahora se fue hasta llegar al ano de su madre y lo comenzó a lamer, el agujerito se apretó al sentir la caliente lengua que lo empapaba con su saliva, paso varias veces la lengua por toda la zona y luego la apuntó en la entrada del agujerito y penetró a su madre por el culo con su lengua, estuvo por varios minutos metiendo y sacando su lengua del apretado ano hasta que la suplió con uno de sus dedos y se la comenzó a coger con él.

La boca de Carolina entonces regresó hasta la parte alta de la vagina de su madre y comenzó a chuparle el clítoris, lo hizo por varios minutos y luego bajó para jugar con los labios vaginales e introducir su lengua en el agujerito de su panocha, lamió y lamió hasta conseguir que la madre de ella también comenzó a venirse en un intenso orgasmo y al igual que su hija sus caderas se menearon ofreciendo a su hija de par en par su panocha.

Carolina hizo la misma operación que su madre había realizado antes y tomando gran cantidad de los jugos vaginales de ella subió hasta sus labios y se los ofreció para así disfrutara de su propio sabor vaginal. El beso se prolongo aún por varios minutos y las manos de ambas reptaron por sus cuerpos calientes Mónica le dijo a su hija que se fuera a sus pies y le pidió que se recostara de lado, luego ella se acomodo de forma en que las dos mujeres abriendo sus piernas se fueron acercando y metiéndose entre las piernas de la otra, así sus dos vaginas quedaron una contra la otra como en un beso, sus caderas se comenzaron a mover y los labios vaginales de ambas se comenzaron a restregar unos contra otros, también el clítoris de cada una se rozaba contra la otra vagina. Las dos bellezas comenzaron a experimentar deliciosas y placenteras sensaciones que hicieron sus movimientos más lentos y profundos, tratando de meterse cada una en la panocha de la otra, sus manos entonces buscaron los senos de la otra y los acariciaron, pellizcaron, masajearon y así el cuadro fue sumamente intenso y caliente. Las caderas de las dos mujeres continuaban moviéndose en forma circular la una sobre la otra y de entre ellos comenzaron a escurrir los jugos que ambas segregaban, fuertes chasquidos se comenzaron a escuchar y el rocé se volvió más suave gracias a la lubricación, poco a poco las caderas de ellas aumentaban la velocidad y a los pocos minutos parecían una maquinita perfecta en sus movimientos, los gemidos y expresiones de sus rostros comenzaron a reflejar que ambas estaban llegando a un simultaneó orgasmo tan intenso y satisfactorio que las hizo casi gritar. Las dos se desplomaron victimas de la intensa sensación que acababan de experimentar, aun sus piernas estaban entrelazadas y sus panochas pegadas en un excitante beso, los jugos de su corrida ya mojaban la alfombra al terminar de descender por sus hermosas piernas.

Después de descansar por algunos minutos madre e hija se incorporaron y formaron un sesenta y nueve, la boca de cada una de ellas buscó la vagina de la otra, se hundieron cada una por su lado entre los labios vaginales y sorbió los jugos que un par de minutos antes habían salido gracias a la formidable cogida que ambas se habían dado, su sabor agridulce lo recibían con sumo placer y buscaban sacar más y más de ese néctar de dioses. Las manos de Carolina buscaron el culo de su madre y lo acarició con suma calentura por algunos minutos, luego con una mano continuó acariciando los cachetes y con la otra buscó el ano e introdujo su dedo medio en él. Su mano se comenzó a mover de arriba para abajo haciendo que su dedo entrara y saliera del culo apretado de su madre, al sentir el placer que su hija le brindaba la madre hizo lo mismo y penetro a su niña con uno de sus dedos, así ambas estaban gozando por sus dos zonas más calientes.

Varios minutos después y como antes las dos bellezas estallaron en un intenso orgasmo que inundo de sabrosos jugos las bocas de ambas, ellas lo bebieron sin parar mientras seguía meneando sus lengua al interior de cada una de sus vaginas, chasquidos y sonidos de succión se escuchaban fuertemente mientras que los gemidos fueron ahogados por la labor que ambas realizaban la una en la otra. Las caras de ambas mujeres estaban totalmente empapadas con los jugos vaginales pero esto no importaba, ellas se estaban deseando intensamente y no pararían hasta que este orgasmo les diera hasta la última de sus gotas y así fue, las dos continuaron chupando hasta que las fuerzas se perdieron de sus labios y sus lenguas, hasta que sintieron que ya no había más jugos que entregarse y así se acomodaron al final una al lado de la otra, se abrazaron y nuevamente madre e hija buscaron sus labios para otorgarse el último y prolongado beso de esa intensa sesión sexual que por hoy había terminado con intensas sensaciones de placer y que en todo el conjunto había sido una intensa Fiesta familiar.


Continuará

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