El relato erótico "Lili, Sofi y Lici, Parte 01" es un texto de ficción, ni el autor ni la administración de blogSDPA.com apoyan los comportamientos narrados en él.

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Esta publicación es la parte 2 de un total de 4 publicadas de la serie Federico
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Nota: para ya no volver a describirme, favor de leer mi primer relato (La inocencia de Lili).

Habían pasado cerca de dos semanas desde mi encuentro con Lili; y desde aquel día no la había vuelto a ver, llegando incluso a desesperarme un poco por la preocupación de no saber que le había pasado. Mis nervios estaban matándome y no podía relajarme mucho.

-¿estará bien?- me preguntaba a mi mismo mientras caminaba distraído por los pasillos de la escuela. No ponía atención a mi dirección por pensar en Lili; y esque mi mayor defecto era preocuparme demasiado por los demás, ya sean conocidos o desconocidos, no podía evitar preocuparme aunque sea un poco.

Pero mi preocupación me metió en un lío cuando de pronto sentí que chocaba con algo, y ese algo resulto ser la vieja histérica, Doña Josefa.

-¡¡¡fíjate pedazo de animal!!!- grito furiosamente el esperpento cuando choque pesadamente contra ella. –¡¡¡¿que no te fijas por donde caminas, idiota?!!!.

-di…discúlpeme- intente disculparme, pero me había puesto mas nervioso con el graznido de la vieja.

-¡que fácil es pedir disculpas!!!- grito con tono sarcástico.- ¿acaso eres estúpido?

-Ya deja al muchacho, Josefa- ordeno una voz autoritaria. Cuando Josefa volteo se encontró cara a cara con Doña Agustina, quien con mirada severa se quedo viendo a los ojos a aquella hiena con el rostro deformado por la ira. No sabia que era lo que iba a pasar; tenia miedo de que Josefa se atreviera a atacar a mi amiga, porque ya la consideraba mi amiga, y yo no pudiera hacer nada; pero mi sorpresa fue increíble cuando vi que la vieja apretaba los puños e intentaba tranquilizarse.

-Lo defiendes porque se parece al escuincle, pero no lo es- respondió y se retiro mirándome con desagrado.

-uffff- suspiro Agustina cuando el ogro se retiro. – pues en que venias pensando muchacho; mira que si hubiera llegado dos minutos tarde la señora te armaba el pleito.

-lo siento, no quise chocar con Doña Josefa- conteste tratando de aguantarme el llanto que me producían los nervios y el miedo. -pero esque estaba pensando en algo y sin darme cuenta…..

-ya, ya, ya- me detuvo Agustina- no es necesario que me expliques, tus problemas son tuyos y de nadie mas. Ahora relájate un poco y procura evitar a Josefa, ¿esta bien?- me contesto con amabilidad y tono maternal.

-si, gracias- le agradecí y me fui a mis labores cotidianas. Les pido una disculpa si todavía no llego a lo que quieren, pero como dije antes no quiero que mi narrativa parezca vulgar al hablar de sexo al principio de la historia. También quiero contar parte de mi vida para desahogarme un poco, aun soy muy preocupon, y liberar mi mente. Además, creo que una historia con una trama bien desenvuelta les permite disfrutar mas de lo que esperan con ansias. Como iba diciendo. Después de mi encuentro con el monstruo ese y mi rescate por parte de Agustina, le tome mas aprecio a mi amiga, claro que me asalto una duda en esos momentos, ¿a que se refería con eso del escuincle?. Trate de no pensar mas en ello, tanto que incluso había olvidado mi preocupación por Lili.

Empecé a arreglar las áreas verdes sin ningún pensamiento en mi cabeza hasta que de repente llego a mi una tierna vocecilla muy conocida.

-Hola, Quico- saludo la pequeña Liliana con alegría; vestida con su uniforme escolar: blusa blanca, de tela delgada y casi transparente; falda tableada de color azul oscuro y que le llegaba a mitad del muslo; suéter de botones, del mismo color que la falda; calceta blancas hasta las rodillas y zapatillas negras de tacón mediano que la hacían lucir muy inocente; y para rematar, una boina azul que cubría dos lindos chongos en su cabeza.

-¡¡¡Hola, Lili!!!- grite sin aguantarme la emoción de verla.- ¿cómo has estado?, ya no te he visto….

-pues he estado en clases, jijiji- contesto con ingenuidad- y he estado estudiando mucho porque ya se acercan los exámenes.

-tienes razón- respondí un poco mas tranquilo.- ¿y que haces por aquí?, ¿no tienes clases?.

-nop, además quería verte- me dijo mientras se ponía las manos a la espalda y se balanceaba sobre sus talones dándole un toque muy tierno. – quería ver si podrías ir a mi habitación después de clases.

-¿a tu habitación?, ¿para que?- le pregunte con extrañeza, pero no por el pedido. Me extrañaba el coqueto tono de voz que estaba usando, como si la inocencia con la que la había conocido se hubiera ido y ahora fuera toda una mujercita. Había oído hablar de niñas que son muy inocentes debido a la virginidad de sus cuerpos y que al dejar de ser vírgenes empezaban a actuar de una forma mas madura. ¿Acaso era esto lo que pasaba?, ¿qué había hecho?, le quite la inocencia a una niña.

-porfis- contesto con suplica y sin contestar a mis preguntas.

-bueno, estaré ahí después de que terminen tus clases- le conteste mirando la alegría de su rostro y viendo en sus ojos ese toque de inocencia que creí perdido. Cuando dieron las tres de la tarde ya había terminado la mayor parte de mis deberes y me dispuse a visitar a Lili en su habitación. Al llegar frente al cuarto de la pequeña escuche unas risas que me indicaban que la niña no estaba sola. Di unos golpes a la puerta y los cuchicheos que había escuchado se detuvieron repentinamente.

-adelante- contesto Lili desde el otro lado de la puerta. Cuando entre en la habitación encontré a Liliana sentada en la orilla de su cama, vestida únicamente con una pequeña camiseta de tirantes color azul; sus bragas rosas y unas pequeñas calcetas que, unidas a los pequeños chongos de su cabello, le daban un toque muy inocente. No se notaba que había dejado de ser virgen a tan temprana edad.

-¿con quien hablabas, Lii?- le pregunte mientras revisaba la habitación sin encontrar a nadie mas.

-pues con mis amiguitas- dijo la niña con voz inocente y llena de ternura.- ¡¡¡Salgan; es Quico. Sofi, Lici!!!- grito con su alegría característica. De pronto, saliendo del cuarto de baño, salieron dos preciosas niñas. La que llego primero; una linda rubiecita de pelo largo y piel blanca; cuerpo delgado, con unos pequeños bultitos en el pecho y piernas curveadas deliciosamente; venia vestida de igual manera que Lili; camiseta de tirantes blanca, bragas de igual color, con los pies  desnudos. Sus lindos ojitos azules me mostraban que la pequeña era muy atrevida, y sus labios pintados de rosa me confirmaron lo sexy que era la niña.

La otra pequeña, ocultándose detrás de la rubia, me miraba con temor y curiosidad. La niña tenia el pelo negro como el de Lili, pero era corto hasta los hombros; sus tiernos ojitos negros eran cubiertos con unas gafas delgadas que le daban ese toque inocente; tenia una cuerpo parecido al de Lili, delgado y bien curveado, pero se veía mas como una niña que su amiga; además la pequeña venia vestida con un lindo camisón rosa que se sostenía con dos delgados tirantes y que apenas le cubría sus braguitas amarillas.

-¡¡¡Hola, yo soy Sofía, pero me puedes decir Sofi!!!- contesto la rubia con mucha confianza y entusiasmo.-¡¡¡y ella es Alicia!!!.

-Hola- dijo tímidamente la pequeña de pelo corto.

-también le puedes decir Lici, para mas corto, jijiji- comento Liliana desde su cama. Las dos pequeñas recién llegadas se me quedaron mirando un buen tiempo mientras su amiguita, Lili, cerraba con seguro la puerta de la habitación y se acercaba a mi. -oye, Quico- dijo Liliana mientras tiraba de mi camisa para que le hiciera caso.

-¿qué pasa, nena?- le dije muy confianzudo, pero tratando de que no me escucharan sus amiguitas y al mismo tiempo metiendome las manos en los bolsillos delanteros del pantalón para acomodarme la verga sin ser visto.

-¿podrías enseñarles tu cosota a Sofi y a Lici?, porfis- me dijo con voz baja al oído, levantándose sobre las puntas de sus piecesitos para alcanzar mi cabeza.

-¿qué, que?- dije sorprendido por el pedido de la niña. Y aunque sentía una tremenda excitación por la forma de vestir de las tres pequeñas, la sola idea de mostrarles mi pene a las otras dos niñas me desconcertaba bastante.

-no, no puedo, tengo mucho trabajo que hacer, debo hacer otras cosas, tengo mucho trabajo- balbuceaba sin saber que decir.

-porfis, di que si, se los prometí- me comento con la inocencia que me gustaba tanto.

-esque no puedo, enserio, tengo que irme- trate de librarme de aquel pedido, pero Lili se agarraba de mi brazo con toda la fuerza que podía mientras las otras pequeñas me veían con una carita de “por favor”.

-solo muéstraselos un ratito- me suplicaba. En este tipo de momentos muchos de ustedes hubieran accedido inmediatamente; pero aunque no lo crean, desistí casi durante media hora, intentando liberarme de la débil fuerza de la niña y de las miradas curiosas de las otras dos pequeñas. Hasta que, con decisión, Lili me sentó en la cama mas cercana y se aferró a mi cuello. -no te dejare ir hasta que digas que si- me dijo mientras apretaba mi cuello con bastante fuerza.

-si- dije en broma y sin pensarlo para que me soltara, pero las pequeñas se lo habían creído porque me miraban con alegría y aun así, Liliana seguía aprisionándome con sus suaves bracitos. No tenia otra opción, solo la de escapar haciendo uso de la fuerza, pero no quería lastimarlas y tuve que acceder a la petición de Lili.

-¡¡¡que bien!!- grito Lili algo entusiasmada.- vengan, acomodémonos aquí- les ordeno feliz a sus dos amiguitas. Las tres pequeñas se arrodillaron frente a mi; mientras, yo, seguía sentado en la cama agradeciendo de cierta forma esta suerte que me había tocado.

Mire a las niñas con sus ropitas tan sexys; voltee a mirar las ventanas y la puerta para ver que nadie mas estuviera viendo. Y cuando por fin me sentí seguro, lentamente empecé a bajarme la cremallera y con una mano saque lentamente mi muy hinchado pene. Hasta que por fin libere mi verga de aquella apretada prisión.

-¡¡¡WAAAAAAAOOOOOOOOO!!!- gritaron asombradas las amiguitas de Lili. Tenían la misma impresión que tuvo Liliana cuando me vio el pene por primera vez.

-Si que esta muy grande- comento Sofía tratando de parecer poco impresionada, como si supiera muy bien lo que tenia frente a sus ojos azules, sin embargo veía en su carita que realmente era muy inexperta en
estas cosas.

-s….si- acepto Lici con timidez.

-bueno, ya hice lo que me dijeron, ahora me….- no logre terminar cuando de pronto sentí las cálidas manitas de Liliana acariciando mi pene y sosteniéndolo con un poco de fuerza.

-miren, es muy suave, ¿quieren tocarlo?- les dijo Lili a sus amigas que tenían cara de “yo quiero hacerlo”. -no tengan miedo, miren, así se hace. Las dos pequeñas veían incrédulas como su amiguita me estaba sobando las 9 pulgadas de largo y 6 de ancho que tenia mi verga, acariciando como la ultima vez que me había masturbado en la tina de baño. Yo, agobiado por la excitación, empecé a acariciar el suave rostro de Liliana y a recordar cuando la tenia sobre mi pene. Las niñas miraban estupefactas aquella escena, hasta que…….

-de…déjame intentarlo, Lili- pidió la rubiecita con un poco de duda.

-esta bien, jijiji- le respondió la niña con alegría y carisma. Sofi me miro con sus brillantes ojos azules antes de empezar. Entonces la huerita tomo mi pene entre sus manos, intentando cubrirlo, sin éxito; realizaba movimientos de abajo hacia arriba, esta niña si sabia como masturbarme pues me bajaba la piel que cubría el glande y rozaba con sus tiernas manitas aquella bola rojiza e hinchada de excitación. Yo cerré los ojos por tanto goce; las caricias de la pequeña eran maravillosas, incluso mas que las caricias de Sofi. Estaba perdiendo la razón por semejante calidez sobre mi verga hasta que sentí un tibia humedad sobre mi glande; abrí los ojos y vi a la pequeña rubia tratando de meterse, sin mucha dificultad, mi verga dentro de su boquita; acariciando con su suave lengua todo lo que le cabía de mi “animal” en su boca. Sofi tenia unos dulce labios, pintados de rosa, que se amoldaban justo al tamaño de mi pene, y que con los jugueteos de su lengua me orillaron a eyacular intensamente dentro de la boca de la pequeña. Pero la niña no sacaba mi verga de su boquita; intentaba tragarse toda la leche que me salía, pero era tanta que incluso estaba escurriéndose por las orillas hasta caer sobre el suelo.

-uffff- tomo aire la niña después de haberse tomado todo el liquido lechoso.-sabe chistoso, y estaba calientito, jijiji. Liliana y Lici observaban a la huerita. Los restos de semen le escurrían por sus labios mientras seguía tomando aire. Mientras tanto, yo me tumbe en la cama por el cansancio que me dio esa “supereyaculacion”; y esque, después de lo ocurrido con Liliana hace dos semanas, mis “contenedores lácteos” se habían llenado hasta el tope por no querer sacarlos manualmente. Yo no podía moverme, no se que me paso, estaba fatigado a pesar de mi poca actividad en el jugueteo de las niñas. Tomaba bocanadas de aire y aun así me costo trabajo respirar; me había bajado un poco la presión, eso pasa por no hacer ejercicio, pero después de un rato me recupere. Las infantes, por su parte, estaban conversando muy animosamente. Platicando con Sofi y felicitándola por tremenda actuación, riéndose como las niñas que eran.

-¡¡¡Increíble, Sofi!!!- felicito entusiasta la linda Lili.

-si, nunca había visto nada así- secundó Lici mientras me lanzaba miraditas curiosas.

-les dije que ya sabia de esto- contesto confiada la hermosa rubia. –mi hermana se la pasaba haciéndole lo mismo a su novio durante las vacaciones. Ni siquiera se dio cuenta de que la observaba- comento con alegría.

-Pues yo puedo hacer algo que ustedes no pueden- comento Lili con orgullo. -¿qué cosa?- preguntaron las dos niñas bastante confundidas. Yo levante la cabeza para ver de que tanto hablaban, pero me encontré con una maravillosa visión; Lili se estaba quitando toda su ropa hasta quedar totalmente desnuda, de pies a cabeza, mostrándome aquel perfecto cuerpecito que ya había visto antes. La niña se acerco hacia mi e intento poner en erección mi humedecido pene, el cual estaba medianamente erecto.

-¿qué haces, Lili?- le pregunte, a sabiendas de lo que pretendía la niña.

-solo quiero mostrarles lo que hicimos la otra vez…..¡¡¡ya esta!!!- grito entusiasmada la niña cuando por fin pudo levantar a la bestia dormida.

Liliana se subió a la cama y se puso de pie, con su hermosa vagina apuntando
directamente hacia mi verga en erección; lentamente se fue arrodillando hasta
que toco la punta de mi pene con su cálida y tersa conchita. Puso una de sus
manitas sobre la cama para no caerse, mientras que con la otra iba metiendo
lentamente mi verga dentro de aquella cuevita conocida. Mi verga apenas había entrado hasta la mitad cuando sentí la pared uterina; ya no le cabía mas a Lili.

Su conejito se amoldaba perfecto a mi garrote. La mire a la cara; la pequeña
había cerrado los ojos con un poco de molestias mientras intentaba que mi pene se acomodara bien dentro de su vagina.

-bu…bueno, ahí voy- dijo Liliana con sus manitas sobre mi pecho, mirándome a la cara con un poco de alegría y cansancio; mientras sus amiguitas no salían del asombro de ver como su amiga se había metido mi cañón en su pequeño botón de flor.

-¿estas lista?- dije incoherentemente. Y digo incoherentemente, porque en ese tipo de sucesos una persona hubiera intentado negarse. ¿o no?.

-s…si- me contesto con suavidad. Y entonces ocurrió una vez mas. Lili se movía de arriba abajo, sacando y metiendo la media verga que tenia dentro de su vagina, humedeciendo con sus jugos infantiles mi ya humectada verga.

Empezó a sujetar con fuerza mi camisa mientras veía como la excitación se apoderaba de ella, lanzando suaves gemidos de placer que la pequeña intentaba callar cerrando la boca. Alicia y Sofía se quedaron hipnotizadas con semejante escena.

-¿no…no te duele?- pregunto Lici con mucha timidez, pero no recibió mas que ligeros gemiditos de su amiga.

-claro que no le duele- le respondí Sofi- solo duele la primera vez, y ella ya nos había dicho que ya lo había hecho. Las niñas discutían sin dejar de ver como mi verga se iba introduciendo cada vez mas rápido dentro de la conchita de Lili.

-¿que se sentirá?- se pregunto Sofi mientras se acercaba a nosotros y se inclinaba frente al culito de Liliana -¿qué pasa si toco un poquito?.

Sofía acerco su dedo y empezó a acariciar con suavidad la parte de mi verga que iba entrando y saliendo de su amiguita, y al mismo tiempo tocaba la vagina de Liliana.

-no…no me toques…ahí- dijo Liliana sin poder contener el placer que le ocasionaba mi verga y el suave dedito de su amiga que estaba tocando su conchita.

-sabe saladito, pero muy rico- dijo la rubia mientras se llevaba su dedo humedecido con nuestros jugos a su boca- mira, Lici, ven a probar- le recomendó la niña a su tímida amiguita. Alicia se acerco lentamente a su amiga y tímidamente imito lo que su amiga había hecho. –

no…porfis…no me toquen- volvió a rogar Lili que intentaba cubrir con una de sus manitas la parte expuesta que le producía tanto placer.

-tienes razón, sabe rarito, pero esta rico- contesto Alicia, quien había probado ya la excitante combinación de líquidos.

-porque no lamen con sus lenguas, niñas- les aconseje. Ni siquiera hasta estos días se el porque de semejante petición. Tal vez fue por la excitación, pero creo que nuca lo sabré. Sofi y Lici se miraron con duda.

-no…no lo se- respondió Alicia con temor.

-yo…yo lo intentare- contesto decidida Sofi, pero con un tono dudoso. La rubiecita se volvió a acercar a nosotros; acerco lentamente sus labiecitos al
punto medio del placer de su amiguita y con su lengua empezó a saborear aquel liquido sexual.

-no…aaaaaahhh…por favor…no lo hagas- suplico Lili, que ya no podía cubrirse porque le había agarrado sus bracitos. El placer en la cara de Liliana iba incrementando al igual que mi propia excitación al sentir tan dulce lengua saborear, una vez mas, mi verga. La excitación llego hasta el punto fulminante. Mi niña preciosa, Lili, estaba escurriéndose en néctar infantil junto con mi semen, mientras que Sofi seguía lamiendo aquella unión de leche y miel, saboreando sin dejar una sola gota. Lentamente saque mi verga de la conchita de la niña; “destapando” el pequeño orificio y escurriéndome con leche y miel sobre mi pantalón. Deje a Lili a un lado de la cama; tome grandes bocanadas de aire y me senté sobre la orilla de la cama, viendo como Sofi le daba a probar a Lici un poco de aquella revoltura de jugos que tenia en su manita. Sin que las niñas se dieran cuenta, me dirigí inmediatamente al baño y me limpie todo el liquido de mi verga y mi pantalón, para que no se notara cuando saliera.

Luego regrese a donde estaban las niñas, y me asombre cuando vi a las amiguitas de Liliana limpiándola con sus manitas y saboreando todo lo que pudieran. Incluso Lici, que se veía muy tímida y un poco cobarde, no dejaba de lamer con verdadero gozo aquella néctar.

-bueno, ya me tengo que ir- les dije a las pequeñas, las cuales se me quedaron viendo; a excepción de Lili, que se encontraba agotada sobre la cama.

-no, espera, yo también quiero que me metas tu cosota- me suplico Sofi, esta vez con mucha mas confianza.

-yo…yo también quisiera- dijo la tímida Lici.

-no….no puedo, enserio, ahora si debo irmeles dije, pero ambas, incluso Alicia, se aferraban a mis brazos e intentaban detenerme.

-no, no te dejaremos ir- dijo Sofi con un poco de enfado.

-bueno, bueno, esta bien, lo haré, pero no hoy- les dije para intentar liberarme –mañana, que es sábado, me quedare en el colegio, y en la noche vengo a su cuarto, pero esperen un poco.

Las niñas se quedaron resignadas, pero aceptaron la oferta que les había dado. Cuando me soltaron, rápidamente abrí la puerta y me cercioré de que no hubiera nadie que me viera salir de la habitación. Y entonces puse pies en polvorosa para no ser descubierto, dejando a las pequeñas en su cuartito.

-¿en que líos me estoy metiendo?, puedo ir a la cárcel por estar con esas niñas- empecé a reflexionar, ya sin la excitación en la cabeza que no me dejaba pensar. Estaba corriendo sin prestar atención, hasta que volví a chocar con alguien, cayendo al suelo con la victima de mis torpezas. -demonios, demonios- pensé, pues creí que había chocado una vez mas con Josefa.

-auch, me dolió- me contesto una hermosa voz. Cuando mire de quien se trataba, me di cuenta de que era una de las alumnas de los cursos avanzados. Me repuse, me levante y me dispuse a ayudar a aquella jovencita.

-lo siento, ¿estas bien?- le pregunte mientras la ayudaba a levantarse.

-si, no te preocupes- me dijo amablemente –yo también venia algo distraída.

Cuando la mire bien, me di cuenta de que había chocado con la mujer mas hermosa que jamás había visto. Cabellera larga, pelirroja; de piel blanca y cara de modelo; sus ojos verdes me miraban con preocupación; sus labios pequeños me invitaban a besarlos; y aun con el uniforme del colegio se podía observar su hermosa figura juvenil. Yo estaba atontado por tanta belleza.

¿te encuentras bien?- me pregunto con delicadeza.

-¿qué?…..a, si, si estoy bien- le conteste, saliendo del letargo en el que me mantuve con semejante visión.

-bueno, creo que ya me voy, nos vemos- me dijo con una sonrisa y se alejo rápidamente. Y es así, amigos, como conocí a la que seria mi prometida en estas fechas. Rápidamente volví a mis labores, intentando no pensar en la muchacha que había visto antes. Pero entonces me acorde de la promesa que les hice a la niñas. ¿qué iba a hacer?

Continuará

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